-
La libertad no se encuentra en ningn lugar, tampoco depende de jueces y/o legisladores ni
emana de la moral que es sustento de la paz publica.
La verdadera libertad se ejerce fuera de toda ley, pues las leyes son la restriccin del ser a
travs de un juego desequilibrado de constante cambio, sugerido por los intereses
econmicos de la burguesa internacional, cuyas piezas fundamentales son los derechos y
prohibiciones de lo naturalmente dado a manera de principios opuestos y que en realidad
pertenecen a una construccin estrictamente humana para dominar a las masas y su entorno.
Entonces ser imposible suprimir la libertad cuando se ha comprendido que esta se basar en
la determinacin sobre si mismo, por lo tanto no debe entenderse a la prisin como el limite
del ser, sino (adems de la amplia visin econmica) como un ejercicio de poder para
determinar al individuo que por conviccin o por instinto vive su propia ley.
En el mas comn de los casos, la violencia institucional descargada sobre el/la "disidente
moral" termina por embarazarlx de sus reglas, convirtindolx en el/la "ciudadanx modelo",
obediente de las leyes, carente de criterio, imposibilitadx para cuestionar su realidad y por
tanto incapaz de decidir por si mismx, quiz, ni en el desamparo absoluto, pues en sus
adentros gobierna el terror a un enemigo invencible que le ha perdonado la vida pero
condiciona todos sus actos.
Sin embargo, an frente a la sumisin mas abyecta habr quien se rehse a adoptar las reglas
o permitir que estas determinen su existencia; no obstante, cada cual buscara sus medios
para este proyecto de libertad (pues no sern los mismos para todos), ya que lxs unxs lo
construyen por instinto y lxs otrxs por deseo, y de ah que estxs ltimxs eviten cualquier
confrontacin con lxs guardianxs y hacedorxs de la ley, buscando por el contrario una relacin
de armona basada en el servilismo y/o el soborno, cuya nica finalidad es el privilegio.
A esa falsa libertad o extensin de cadenas le es propio el nombre de corrupcin, pero quien
es movido por el instinto no podr perder de vista que toda negociacin o tregua con la
institucin y sus leyes, ser una vana ilusin de ilegalidad o un fracaso satisfactorio y por lo
tanto, en consecuencia a su instinto, estar condenadx a la persecucin eterna, a la
inquisicin moral e ideolgica, es un ser clandestino que ha abandonado la esperanza del
confort a cambio de verdadera libertad.
LA LEY O DE LA CORRUPCIN Y LA CLANDESTINIDAD.
De "El Canero N# 3"