Download - Courbet. Los PIcapedreros. Descripción
165 cm
238 cm
Paisaje árido y duro
Aparecen dos figuras de espaldas, en un primer plano, uno, viejo de rodillas con un pico en la mano y el otro, un muchacho de pie.
sólo las dos figuras, retratadas desde un
punto de vista ligeramente más alto
se recortan en una colina en
penumbra
mientras únicamente en el ángulo superior derecho se ve un
pequeño trozo de cielo azul.
se completa la escena con los objetos cotidianos de los picapedreros.
Iluminando las figuras que proyectan
leves sombras
Y contribuye al efecto plástico de
los personajes.
Aunque la línea tiene también un
gran protagonismo
Con algunos toques de blanco
sucio
Y el pequeño toque de color azul del
fondo que nos sitúa la escena de día
pero en la ladera de la umbría, que contribuye al efecto de tristeza y miseria al tiempo que “empuja” a las figuras hacia el espectador.
La profundidad no se consigue sólo con el juego de luces y sombras sino también por los escorzos que adoptan las figuras.
El dibujo tiene un marcado protagonismo con las figuras
perfectamente delimitadas, sin embargo el color domina el
paisaje.
Me dirigía al castillo de Saint-Denis para pintar un paisaje, me paré cerca
de Maisières para observar a dos hombres que partían piedras en la carretera. Es difícil imaginar una indigencia más completa y más
manifiesta…
…, así es como me vino la idea al
espíritu de hacer de ello un cuadro…
Por una parte hay un viejo de setenta años, encorvado por el trabajo, con el pico levantado, la piel quemada por el sol, la cabeza protegida
por un sombrero de paja; sus pantalones de tela burda, estaban todos remendados y en los
zuecos rotos se veían los calcetines, que debieron ser azules, rotor por los talones.
A su lado un joven con los cabellos llenos de polvo, la piel grisácea, la camisa sucia y desgarrada, deja al descubierto los costados y los brazos; un tirante cuero le sujeta lo que le queda de unos pantalones y los zapatos llenos de barro se entreabren por todas partes…”
Los Picapedreros representa, pues, un hecho real pero
intrascendente: el trabajo de los picapedreros, la dura existencia física de dos peones camineros.
Seres totalmente anodinos a los que no se le ve el rostro, de modo que no expresan nada, ninguna idea ni emoción alguna, sólo equivalencias formales de ciertas cualidades inherentes a este tipo de
trabajadores: fuerza, taciturnidad, cierta torpeza y pesadez.
Visten ropas raídas, apreciándose claramente los parches de los pantalones o los agujeros de las camisas.
Las piedras, la cacerola del fondo, los útiles de trabajo toman un papel tan protagonista como los de los propios personajes en la composición, recogiendo el pintor con el mayor realismo posible lo que observaron sus ojos.
Con esta obra Courbet quiere democratizar el arte, analizar la sociedad para corregirla ya que el pintor tiene una misión que cumplir: la transformación de la realidad