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CAUDILLISMO MILITAR
El caudillismo es un fenómeno social surgido en el siglo XIX en Hispanoamérica el cual
tenía como objetivo la toma del poder político mediante el uso de la fuerza y por un
interés más personal que por el bien del país; por lo tanto estos caudillos llegaban a
tomar el poder mediante engaños hacia el pueblo.
En el año 1823 se forma el primer congreso constituyente en el Perú, a partir de ello
comienza una etapa política de desorden, ambición confusión y de guerras internas; a
esta etapa se le conoce con el nombre de caudillismo. Estas guerras de independencia
crearon las condiciones para que los militares (generalmente alto rango) tomaran el
poder usando la fuerza y la impotencia. Todo esto se genera debido a la falta de un
grupo o personaje dirigente (presidente), ya que al no existir alguien que dirija la patria
los militares se creyeron indispensables para sacar al Perú adelante tomando las riendas
del poder, creyéndose así una clase de mesías que salvaría al Perú tomando el poder a
como dé lugar.
Debido a la aparición de estos caudillos surgieron guerras internas en nuestro país ya
que los caudillos se peleaban entre si traicionándose los unos a los otros. Durante esta
etapa el Perú tuvo mas de quince presidentes en aproximadamente veinte años, ¿le
parece esto un numero razonable en un tiempo tan corto?
A continuación presentaremos toda la información que usted necesite sobre el
caudillismo, desde sus inicios, causas y consecuencias además presentaremos y sus
presidentes.
El primer caudillismo militar en el Perú sucedió en el siglo XIX, exactamente comienza
en 1823. Estas guerras de independencia crearon las condiciones para que los militares
importantes tomaran el poder usando la fuerza y la impotencia. El primer caudillismo
militar duro hasta 1872. En estos años las principales recaudaciones de dinero fueron de
las aduanas y de los tributos. Las personas que participan en este caudillismo militar
son: Gamarra, La Mar, Santa Cruz, Vivanco y Salaverry, Gamarra entro al Estado por
un golpe de estado a La Mar. Los miembros de las clases enriquecidas aseguraban un
flujo de dinero para el Estado del caudillo de turno y este se comprometía a darles
beneficios.
Debido al desorden y a la desestabilizad política que causaban las guerras en el país los
militares de alto rango lograron tomar el poder político mediante el uso de la fuerza y
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más por un interés personal que por el bien del Perú. Durante esta etapa el Perú tuvo
más de quince presidentes en aproximadamente veinte años se le llamo caudillos a esta
etapa por el desorden, la ambición y las guerras internas para acceder al poder, los
caudillos se rebelaban con sus aliados militares, deponían al gobernante actual,
disolvían el Congreso y se autoproclamaban presidentes provisionales. Después de un
corto plazo, se elegía a un nuevo congreso y se convocaba a elecciones presidenciales.
En las elecciones, salía elegido el caudillo que había presidido anteriormente la
revolución y deposición del antiguo gobernante. Los militares para llegar al poder daban
un golpe de estado al gobernante actual y destruían el congreso y luego ellos se
nombraban presidentes provisionales.
Causas:
La ausencia de consenso político (anarquismo).
El mundo colonial sufrió un proceso de ruralización y militarización.
La población creía que el militar podía solucionar los problemas del Perú.
Como un caudillo llegaba al poder:
Los caudillos se rebelaron contra sus aliados militares, derrocando el gobierno actual,
disolvían el congreso y se autoproclamaban presidentes provisionales, después de un
corto plazo se elegía un nuevo congreso y se convocaba a elecciones presidenciales,
ganándolas el caudillo.
Consecuencias del caudillismo:
La inestabilidad política actual es consecuencia de cómo se inició el estado, sin una base
nacional y a los constantes años de enfrentamientos por el poder político presidido por
los caudillos.
Principales Caudillos que gobernaron el Perú:
1. José De La Mar (1827-1829) Liberal
Fue un político y militar peruano, siendo presidente del Perú en 2 ocasiones:
1822-1823
1827-1829
Siendo considerado el primer presidente constitucional del Perú. Nació en
Cuenca el 12 de mayo de 1776, siendo enviado a España a los 2 años de edad.
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En España con influencia de su tío como oficial del regimiento de Saboya, lucho
contra las fuerzas francesas, luchando en la batalla en el Rosellion.
Fue capturado y enviado a Francia, donde escapo y regreso a España cuando
Fernando VII había recuperado el trono español, enviándolo como sub inspector
del virreinato del Perú con grado de brigadier.
4 años después de su llegada al Perú es ascendido a Mariscal de Campo y
nombrado gobernador del Real Felipe, hasta en 1821.
A los 4 meses se vio forzado a capitular bajo órdenes del realista José Canterac,
siendo imposible reforzar sus filas. El 19 de septiembre con la capitulación de
Baquijano abandona las fuerzas realistas y se una a Don José de San Martin.
Tras el retiro de San Martin el primer congreso constituyente de 1822 nombro
una junta gubernativa, siendo nombrado presidente de la junta.
Posteriormente volvería al poder en 1827, no teniendo buenas relaciones con la
gran Colombia, invadiendo territorios.
Después de haber sido derrotado por Antonio de Sucre en 1829 es derrocado por
el general Agustín Gamarra, siendo desterrado a Costa rica, falleció el 11 de
octubre de 1830.
Agustin Gamarra (1829-1833) autoditario
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Luis Jose de Orbegoso (1834-1835) liberal
Felipe S. Salaverry (1835-1836) autoditario
Consecuencias:
Ocasiono una etapa política en donde el desorden, la ambición y las guerras
internas eran las que gobernaban (la era de los caudillos).
Hubieron muchos golpes de estado lo que favoreció a las persona para no
soportar más al presidente escogido; prácticamente, los militares se habían
vuelto la mano derecha de los caudillos para todo lo que querían hacer.
El pueblo generalmente no podía dar sus ideas para los gobernantes militares,
durante los golpes de estado, ellos se autonombraban presidentes.
Tenían asegurado el desorden político y altibajos en el país (por los golpes de
estado) y seguido con guerras dejaban el país en economía baja.
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Ahora los mestizos y criollos podían acceder a cargos políticos que antes no
podían tener.
CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES DE LOS CAUDILLOS MILITARES
PERUANOS
La más saltante característica de los caudillos fue la intensidad de vida. Soberbios
ejemplares de vidas intensas, el azar de las revueltas hízoles ambular de Tarapacá a
Piura en un perpetuo riesgo de la vida y del poder, internarse en la cruda aspereza de la
sierra, gozar de la fascinante capital, saber muchas veces y sin transición de los triunfos
y de los fracasos, del encumbramiento y de la fuga, de los homenajes y del destierro.
Tuvieron también la característica de la inescrupulosidad. La usurpación de la
autoridad, la insubordinación ante el jefe, la inconsecuencia en el compromiso fueron,
en ellos, habituales. Llegaron a veces a flagrantes casos de duplicidad. La
generalización de tales hechos impedía que las enemistades duraran mucho tiempo y no
era raro ver a contendores antiguos hermanados luego en la misma causa. La rivalidad
de Gamarra y Santa Cruz, Salaverry y Santa Cruz, Vivanco y Castilla fueron, sin
embargo, constantes, sangrientas, hondas.
La audacia era, para los caudillos, un factor esencial. Quizá por no tenerla Nieto, La
Fuente, Vivanco huyó de ellos la fortuna, hembra lasciva. Sólo la astucia podía
compensar a la audacia; audacia y astucia juntas dieron el caudillo culminante: Castilla.
Forjar la propia fortuna, no desfallecer ante el fracaso, aprovechar la ocasión, con
bamboleante tenacidad de ola y con ímpetu de flecha que va al blanco: así se revelaba la
predestinación.
Tales los caudillos. Y el vulgo se equivoca al forjar sobre ellos esa leyenda que los pinta
enfadosamente iguales, con una audacia de bandido y una ignorancia de patán. Aquí
también la fantasía se ha alimentado con los desperdicios de la realidad.
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EL SIGNIFICADO PROFUNDO DEL CAUDILLAJE
Pero ¿cuál es el significado del caudillaje? ¿Por qué perdura cuando desaparece el
predominio de la casta militar?
De un lado tenemos que en la vida real imperan los caudillos, aunque individualmente
su poderío será fugaz. Pero ésta es la vida extralegal. Un historiador que teóricamente
ignorara las características sociológicas de aquella época, y que como únicos materiales
para su juicio tuviera el texto de nuestras Constituciones y sus leyes adyacentes, podría
sorprenderse de nuestro adelanto político. Y el caudillaje hace precisamente lo contrario
de lo que la Constitución estatuye: renovación ordenada de los poderes públicos,
interdependencia armoniosa entre el Legislativo y el Ejecutivo cuando no preeminencia
de aquél sobre éste, garantías máximas a las actividades políticas individuales en todas
sus formas. De manera que tenemos esta síntesis: caudillaje versus Constituciones.
Si socialmente han sido implantadas las fórmulas democráticas en lo que son
conciliables con la supervivencia colonial en la infraestructura nacional; políticamente
ellas han sido implantadas en lo que son conciliables con el caudillaje. El caudillaje es,
pues, la adaptación tropical de la democracia. Es también la venganza de la realidad
contra los cánones rígidos que se quiere trasplantar de tierras ultramarinas, o de libros
enfáticos. En vano se suceden las Constituciones con modificaciones intrínsecas, más o
menos trascendentales: el caudillaje persiste con sus revoluciones, su fatal secuela. Y las
revoluciones son, o pretenden ser, dictaduras plebiscitarias. “Acción directa” es una
fórmula inventada a fines del siglo xix por el sindicalismo señalando las vías violentas
que debe seguir la clase obrera para tomar el poder, desdeñando los comicios
eleccionarios y las mayorías parlamentarias. “Acción directa” es la fórmula empleada
no sólo en favor del proletariado en Rusia, sino en favor de la burguesía en Italia, en los
países balcánicos, en Polonia. Y al abandonar el ritmo lento que la Constitución
prescribe para obtener el poder, los caudillos proceden con una manera incipiente,
confusa, elemental de “acción directa”. La crisis de las formas democráticas, que los
mejores espíritus de nuestro tiempo constatan, fue pues originaria entre nosotros. En
plena edad individualista, cuando la filosofía política elevaba tan grandes como el poder
del Estado a los derechos del individuo, los caudillos fueron precursores de nuestra
época en que el individuo está siendo arrollado por el poder del Estado.
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Ésta no es una constatación antidemocrática. Es desfavorable, únicamente, a algunos de
los medios que históricamente se juzgó necesarios para implantar la democracia. ¿Con
qué deberá ser reemplazado lo que así en nuestra realidad histórica y en la realidad
mundial no ha tenido éxito? Sólo vaga e imprecisamente lo intuimos. Acaso la gran
tragedia de nuestro tiempo sea ver los males políticos y sociales, pero no conocer la
forma precisa para remediarlos de inmediato.
Pero, el caudillaje va contra ciertas formas democráticas no contra la idea democrática.
El caudillaje resulta favoreciendo a la democracia a su manera. Derriba el mito legalista,
pero permite el encumbramiento de genuinos productos del pueblo, a cuya clase social
no estaba abierta aún la posibilidad de la cultura y del auge. Es, en suma, una válvula de
ascensión que no ofrecía en lo demás la vida de entonces que dejó intactas las bases
feudales de la economía de la Colonia. Y el tradicional desdén al cholo y al indio se
quebrantaba cuando había que pedirle favores, demostrarle adhesión a “S. E. el
Presidente”, el “Restaurador”, el “Protector” o el “Libertador”, cuando los locuaces
criollos de las ciudades tenían que rotar alrededor de los generales serranos...
El caudillaje fue funesto, en aquella época, a pesar de esto. Y fue funesto porque
acentuó la desorganización, porque implicó el predominio de intereses bastardos o
mezquinos, porque no se sedimentó en una gran figura estable, porque no mató del todo
a la Colonia. Le faltó, en suma, contenido social, ampliar y depurar ese fondo
democrático que consigo traía hasta gravitar sobre la masa nacional.
José Vasconcelos sostiene que el caudillaje militar significa el entronizamiento de los
malhechores en política, con desmedro de los buenos y, económicamente, el
afianzamiento del latifundismo. Dice: “Un examen siquiera superficial de los títulos de
propiedad de nuestros grandes terratenientes bastaría para demostrar que casi todos
deben su haber en un principio a merced de la corona española, después a concesiones y
favores ilegítimos acordados a los generales influyentes de nuestras falsas repúblicas”.
Apreciación falsa, en lo que al Perú se refiere. Castilla, Gamarra nada tuvieron que
hacer con el latifundio y murieron pobres. Si alguna vez latifundistas salieron a la
política, Echenique, Diez Canseco, fue con perjuicio, acaso, de sus labores rurales. Más
sagaces parecen, en cambio, otras observaciones de Vasconcelos sobre el caudillaje
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militar: “En lo que se refiere a nuestra política internacional el caudillaje es el enemigo
nato del acercamiento hispano-americano y el sostén de ese nacionalismo celoso que es
tan contrario a nuestra buena tradición y al espíritu de nuestra cultura”. Ese
nacionalismo lo vemos en el Perú en la época del caudillaje militar, en las guerras
contra Bolívar, La Mar y Santa Cruz.
LOS CAUDILLOS EN PERÚ
Principales caudillos entre 1824 (independencia de Perú) y 1841 (muerte de Gamarra):
Agustín Gamarra: presidente de dicho país, en 1828 invadió La Paz con 5.000-
6.000 hombres logrando la renuncia y salida de Antonio José de Sucre.[14] [15]
Se enfrentó a Obregón y a Santa Cruz formando una alianza con el ejército
chileno, creando el Ejército Unido Restaurador que obtuvo la victoria en Yungay
volviendo así al poder. Deseoso de anexarse Bolivia la invadió, siendo vencido y
muerto en la batalla de Inga vi.
Luis José de Orbegoso: presidente peruano, enfrento una guerra civil en contra
de Gamarra en 1834 hasta que fue derrotado por el golpista de Salaverry, pidió
ayuda a Santa Cruz quien invadió Perú y creo la Confederación Perú-Boliviana
(1836).
Felipe Santiago Salaverry: militar peruano, en 1835 derrocó a Orbegoso y tomo
el poder, ante la posterior invasión boliviana Salaverry marchó al frente de 5.000
hombres siendo vencido por los bolivianos aliados a los partidarios de Orbegoso
e indígenas del Cusco y Arequipa fue capturado y ejecutado.