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7/23/2019 ABC Sevilla 28.01.1989 Pagina 043
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28 enero-1989 C Hiera río ABC/VII
Ensayo sobre lo cursiRamón Gómez de la Serna
Moreno-Avila Editores. Madrid, 1988
T Í M I D A M E N T E ,como si hubieramiedo a aco
meter una aventura'editorial peligrosa, seestán publicando, deun tiempo a esta parte, algunos de los librosde Ramón Gómez de la Serna, coincidiendo
con el año de su centenario. No se ha celebrado tampoco el homenaje nacional que semerece. Sería momento todavía de hacerlo.El silencio, inexplicable, que hay en torno delescritor habría que romperlo definitivamente,por más que su memoria ya esté acostumbrada a estos vacíos. Su actividad literaria fecunda, ejemplar a uno y otro lado del mar nofue nunca tenida en cuenta en la medida desus merecimientos. Ser ramoniano era algoque no se ha llevado nunca; es algo que noimporta proclamarlo, aunque alguien pongatodavía el grito en el cielo para decir: «Yo sílo soy, y lo he sido siempre». Incluso en algunos jóvenes, que se confiesan sus discípulos,sigue sin ser popular su magisterio.
Si ahora comienzan a reeditarse algunosde sus libros —cuyas primeras ediciones, por
otra parte, alcanzan cifras muy altas en losmercados de ocasión— estas aparicionesresponden siempre a empresas minoritarias,a esfuerzos que parece que sirven a un autorcasi clandestino e inencontrabte. Acaso sudestino sea este de perderse en un momentoen que le ha envuelto una afición —comodiría Camilo José Cela— de valedores de segundo orden. Pese a sus esfuerzos en vidapor intentar ser un escritor popular, tanteó,ensayó, probó todos los medios de hacersepresente en la literatura, eso sí, sin acomodarsus armas en ningún momento a exigenciasbastardas. Su pureza estaba en su prodigalidad; su soledad se alimentaba con su dispersión; su aristocracia se basaba en su realgana para elegir los amigos, que no siempreeran los lectores. Y de su triunfo estaba seguro; al menos estimaba que el triunfo eraése de ser elogiado o denostado sin demasiados aspavientos de crítica o de fidelidad apesar de que —como dice Francisco Ayalaen el luminoso prólogo de estos retratos—«procuró abrirse camino denodadamente, po-niendo en juego toda clase de recursos paraestablecer su personalidad de innovador origi-nalísimo y crear esa imagen pintoresca en laque se detuvieron las miradas sin penetrarhasta el fondo de lo que parecían actuaciones histriónicas, pero que, lejos de toda frivo-lidad, albergaban un significado, más allá desu intención obvia de impresionar y desafiarlas pautas convencionales de la burguesía».
Y añadirá en seguida el gran novelista y en-sayista que es Ayala; «Ramón es una de lasfiguras mayores en la historia de nuestra literatura, un hito sin el cual apenas puede captarse bien lo que después de él se ha hechoy se hace».
Lo que ocurre es que este genio atrabiliarioy disperso ofrecía, con voluntad, una máscarapropicia al comentario superficial y a la admiración barata, que nada tenían que ver consu esencial talento literario. Recogió —acasosin darse cuenta exacta de lo que hacía— laenorme convulsión de las vanguardias,cuando él mismo era el vanguardista quehabía que estudiar. Y puede ser que el destino le haya reservado esta «nueva disper
sión» de su obra, y que a Ramón Gómez dela Serna no convenga leerlo en la totalidad deunas obras completas.
Comentamos hoy dos de estas raras apariciones. En una de ellas se recogen tres de
sus más interesantes ensayos: Ensayo sobrelo cursi, Suprarrealismo y Ensayo sobre lasmariposas. El primero de los estudios es untratado de lo cursi, palabra y concepto que
después de Ramón hay que considerarlos de
otra manera. Porque si el propio Ramónhemos dicho que él todo es una greguería,también podemos decir que el escritor es locursi en sí. ¡Cuidado, no la cursilería!...Ramón es lo cursi, una vez tratado por él.Leyendo este libro se aprende mucho sobrelo cursi y sobre sus extensiones positivas ynegativas. Porque Ramón sabe bien que loque a veces tenemos por cursi no está precisamente en un vestido, en un objeto o en unadecoración. Lo cursi puede ser un esguince,un ademán un exceso o una contención. Locursi es igual una instantánea que un proceso.
Suprarrealismo —Ramón se niega a em-plear un término como surrealismo— es unensayo verdaderamente extraordinario, que
tantos no habrán leído y, sin embargo, ha-brán ido a beber én fuentes .más precisas ymenos creativas. Ramón es también un surrealista; pero sabe distinguir entre surrealismo — o suprarrealismo— y ramonismo,que es lo que el hace a la perfección, de manera original y auténtica. Con esa originalidad, que le caracteriza, aquí es capaz dehacer un cuento surrealista al tiempo que ex-plica lo que él entiende por suprarrealismo.Ramonismo y suprarrealismo están muycerca, pero no se confunden. No se tocan. Osí. Ya dicen que las líneas paralelas se unenen el infinito.
El Ensayo sobre las mariposas lo constituyen unas pocas páginas, de las más deliciosas escritas por Ramón Gómez de la Serna.
Alguien podría objetar que el tema se agotaen las manos del escritor. Y que un autor—que no podría ser otro que el propio Ra-
món— sería capaz deseguir sobre él hastael fin de los siglos.Verdad que esta prosaestá hecha de gregue- •rías que se suceden,
que nacen unas de otras, pero que siemprese producen con un susto feliz, con una ines
perada ingravidez. Su invención lleva a vecesa extremos inconcebibles. Si esto es frecuente, triunfos de su talento y de su facundia, aquí nos encontramos con ejemplos in-comparables, y podemos leer: «Pacientemente observé que cuando el Vesubio iba a en-trar en erupción revoloteaba junto al volcánuna mariposa color fuego, que auguraba lasefusiones de la lava». Y también: «He estudiado la mariposa del clown, que tremola alfinal de un alambre delgado, mariposa optimista que se alimenta de la luz de los circosy que es como una mariposa del espíritusobre la gracia, del clown».
Y quien pueda pensar que para RamónGómnez de la Serna el acto de escribir tiene
mucho de gratuidad y despilfarro irreflexivo,debe asomarse a ese otro libro que tengosobre mi mesa, en el que la intuición y elgarbo del escritor se acercan psicológicamente a un puñado de autores, estudiados aveces por otros biógrafos con mucha menosagudeza y «arte de ingenio». En estos Retratos de España nos cuenta Ayala aquella sabrosísima anécdota cuando Unamuno fue adar las gracias al rey por haberle concedidola Cruz de Alfonso XIJ. «Vengo a presentarmeante Su Majestad porque me ha dado la cruzde Alfonso XII, que me merezco...». «Es ex-traño —repuso el Rey—, los demás a quienes he dado la cruz me han asegurado queno se la merecían». «Y tenían razón», cortótajantemente don Miguel.
Ramón en su ensayo ofrece unas páginasinteligentes sobre Unamuno, reproduce, íntegro, el poema «Aldebarán» y elogia su provinciano apartamiento «fiel a su Salamanca ya sus santuarios». «¡Prodigioso poeta!», seatreve a decir. Y añade: «Su última época fuede lucha con todos, de disconformidad conlos unos y los otros, como si quisiera evitarpor algún medio lo que en lo profundo de suinstinto de gran español ya presentía». De laPardo Bazán escribe: «Vive con una sonrisaperpetua que es rendija de su luz interior, y,como es muy corta de vista, sus impertinentes de oro son la llave de lo que ve». De Gabriel Miró; «Había un desespero sediento ensu alma, un deseo de desgarrarse con tal deencontrar el verbo entrañable para esa hora
del paisaje...». De Blasco Ibáñez a MarujaMallo, un grupo de escritores de primera líneason tratados por Ramón con su prosa inigualable. Picasso, como Goya, «también entre dossiglos, recapacita sobre las nuevas rutas». Ba-roja «se carga de hombros porque en su desdén un poco anárquico por la vida ese airecabizbajo y descuidado va bien al trotacalles»... «Si Vicente Aleixandre se callase, sederrumbaría en el abismo que corre al lado desu poema»... Y así pasa la mirada ultraterrena,de Ramón, por Benavente, D'Ors, Felipe Trigo,Cansinos, Juan Ramón Jiménez, Manuel y Antonio Machado, Gerardo Diego, Falla, Dalí,Juan Gris... Alguien va a preguntarse «¿Cómono hemos conocido antes este libro singular yhasta pedagógico?»
José GARCÍA NIETO
De la Real Academia Española
SEVILLA (Sevilla) - 28/01/1989, Página 43ght (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de losnidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposiciónresúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de lostos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.