Download - 12PF Clase 08b: Salvación Eterna
Curso Básico Bíblico
LAS 12 PIEDRAS FUNDAMENTALES
CLASE 08B: LA SALVACION ETERNA
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Junio de 2011
Clase 08B-1 BÁSICA
El mayor amor de todos, 2ª parte
SALVACIÓN ETERNA
PRIMER TRAMO: LA SALVACIÓN ETERNA POR GRACIA
La Salvación: La Eternidad en el Cielo Junto al Dios del amor
¡El mayor don de amor que Dios nos ha legado es Jesús! Y Jesús tuvo una
medida suficiente de amor por nosotros como para abandonar Su hogar en el Cielo y
venir a la tierra con una misión de Su Padre Celestial: vivir, amar y morir por la
humanidad. Dejó atrás los esplendores del Cielo para sufrir una muerte cruel a manos
de hombres perversos. ¿Para qué? Para que nosotros pudiéramos ser salvos.
Dios sabe que ninguno de nosotros puede ganarse el Cielo merced a nuestra propia
bondad. Es únicamente gracias al sacrificio que Jesús hizo por nosotros que
obtenemos la salvación, la bendición de pasar el resto de la eternidad en el Cielo con
el Creador del Amor.
Aceptar a Jesús nos garantiza por completo la vida eterna en el Cielo
Romanos 6:23b. La paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Juan 11:26a. Todo aquel que vive y cree en Mí, no morirá eternamente.
Juan 14:3. Si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a Mí
mismo, para que donde Yo estoy, vosotros también estéis.
1 Juan 5:11b. Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en Su Hijo.
Jesús lo hizo por nosotros
Una vez me contaron que un joven muy inquieto por su estado espiritual fue a
ver a un pastor y le preguntó: «¿Qué puedo hacer para encontrar paz, pastor?»
Este le respondió: «Ya es tarde, joven».
«Uy —dijo el joven—, no querrá decir que es tarde para que me salve, ¿no?»
«No, qué va —respondió el pastor—, sino que es tarde para que haga algo.
Todo lo que había que hacer ya lo hizo Jesús hace veinte siglos».
El Unico Mérito que Podemos Hacer para Salvarnos es Aceptar a Jesús
No nos merecemos ir al Cielo
Todos somos pecadores y el pecado nos ocasiona la muerte espiritual; pero Jesús
murió en nuestro lugar y recibió el castigo por nosotros:
Isaías 59:2a. Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios.
Romanos 6:23a. La paga del pecado es muerte.
Romanos 5:8. Dios muestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
2 Corintios 5:21. Al que no conoció pecado [Jesús], por nosotros [en nuestro
lugar] lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.
1 Juan 2:1-2. Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si
alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el
justo. Y Él es la propiciación [expiación] por nuestros pecados; y no solamente
por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
Jesús pagó el precio por nuestros pecados
Dos hombres que habían sido amigos desde su juventud se encontraron en un
tribunal de faltas de una gran ciudad. Uno de ellos se hallaba sentado en el
sitial del juez, el otro en el banquillo del acusado. Se presentó la evidencia y el
prisionero fue hallado culpable. En consideración por su amistad de otros
tiempos, se le pidió al juez que no pronunciara sentencia. «De ninguna manera
—dijo él—, eso no puede hacerse; se debe hacer justicia y defender la ley». Así
que pronunció sentencia: «Cincuenta dólares de multa ó 14 días de trabajos
forzados».
El condenado no tenía con qué pagar, de modo que lo esperaba la prisión.
Entonces el juez, habiendo cumplido con su deber, descendió de su sitial se
dirigió donde el prisionero. Pagó la multa, le rodeó el hombro con el brazo y le
dijo: «Bien, Juan, esta noche vendrás a cenar a casa».
Ni siquiera Dios puede pasar por alto el pecado. Debe ser fiel y justo. ¡Pero
el Juez fue crucificado por nosotros! ¡Jesús pagó el precio de nuestros pecados!
«He aquí, el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo»... «habiendo Él
llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores» (Juan 1:29, Isaías
53:12).
No podemos salvarnos sino gracias a Jesús
Hechos 4:12. En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el
cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
Juan 14:6. Jesús le dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí».
Juan 3:16. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
1 Timoteo 2:5. Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.
Juan 3:36b. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.
Juan 8:24b. Si no creéis que Yo soy, en vuestros pecados moriréis.
Juan 10:9. Yo soy la puerta; el que por Mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
1 Corintios 3:11. Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
I Juan 5:12. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
La salvación es sencilla
¡Jesús vino para facilitar al máximo la salvación! Le enseñó a la gente que no tenían
que observar leyes y reglamentos religiosos y los Diez Mandamientos y todo lo
demás. Lo único que tenían que hacer era simplemente confesar que eran pecadores y
que necesitaban la salvación, y luego pedirle que se la concediera.
Todo el concepto es tan sencillo y pueril que Jesús dijo que había que ser como un
niño para entrar en Su reino espiritual de amor, alegría y felicidad aquí y ahora en
esta vida, así como también la apasionante y hermosa eternidad en Su Reino Celestial
en la vida venidera, precisó:
Mateo 18:3. De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no
entraréis en el reino de los cielos..
Juan 3:3. Respondió Jesús y le dijo: «De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el Reino de Dios».
Nadie es capaz de entender cabalmente la salvación
Por eso dijo Jesús que debemos ser como niños y simplemente aceptarla por fe. La
Biblia dice que el amor y la paz de Dios «sobrepasan todo entendimiento».
Efesios 3:19. Y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
Filipenses 4:7. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Se trata de un amor que sobrepasa nuestra comprensión y viene a morar
directamente en nuestro corazón. No hace falta entenderlo. Es más, no podemos
entenderlo, pues es imposible comprender el amor de Dios. Lo único que podemos
hacer es recibirlo.
¿Acaso entiende un bebito el amor de su madre? ¿Entiende un niño pequeñito el
amor de su padre? No. ¡Simplemente lo siente, lo conoce, lo acepta y lo recibe! Aun
antes de entender el lenguaje hablado, antes siquiera de aprender a hablar, entiende el
amor, lo siente y confía en sus padres porque lo aman. No lo ha leído en la Biblia, no
ha leído cartas de amor escritas por su madre. Simplemente lo siente en ella y lo
percibe en sus acciones.
No es necesario desentrañar todo lo que atañe a Dios para conocer Su maravilloso
amor y salvación en Jesús. Lo único que hay que hacer es aceptarlo.
Soltarse
Un viajero que transitaba por un camino solitario fue asaltado por ladrones
que le quitaron todo lo que tenía. Luego lo internaron en el bosque. Allí, en la
oscuridad ataron una cuerda a la rama de un gran árbol y lo forzaron a asirse
de ella. Comenzaron a mecerlo en medio de la oscuridad del espacio
circundante y le dijeron que se hallaba colgado por sobre el borde de un alto
precipicio. El momento en que soltara la cuerda caería sobre las rocas que
estaban debajo. Y allí lo dejaron.
El hombre quedó aterrorizado ante el fatal destino que lo aguardaba. Se
aferró desesperadamente a la punta de la cuerda mientras se mecía de un lado a
otro. Pero cada momento que pasaba solo hacía más inexorable su final. Poco a
poco fueron menguando sus fuerzas. Finalmente, ya no pudo sostenerse más.
Había llegado a su fin. Aflojó los puños cerrados y cayó quince centímetros
sobre la tierra firme que había debajo.
Solo había sido un ardid de los ladrones con el objeto de ganar tiempo para
escaparse. Cuando por fin se soltó no cayó a la muerte, sino a la seguridad que
lo había aguardado durante aquella espera de terror.
Aferrarnos no nos salva. No es más que un truco del Diablo para impedir que
nos salvemos. ¡Suéltate! Ése es el plan divino para salvarnos. « ¿Y no caeré
muerto?» —preguntan algunos. ¡No! ¡Pues debajo está Jesús!
La Salvación No Puede Obtenerse Merced a Obras; Es un Don.
No podemos esforzarnos por conseguir la salvación. Es un don de Dios y no
podemos ganárnosla.
Efesios 2:8-9. (8) Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; (9) no por obras, para que nadie se gloríe.
Tito 3:5a. Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho,
sino por Su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo.
Gálatas 2:16. Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley,
sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para
ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.
2 Timoteo 1:9. Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a
nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos.
Romanos 3:28. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.
Romanos 11:6. Si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya
no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.
Jesús murió porque todos somos pecadores y es imposible que seamos perfectos,
no somos capaces de observar leyes escrupulosamente como la Ley Mosaica.
Solamente Jesús fue perfecto. Por eso estaba en condiciones de pagar el precio de
nuestros pecados posibilitando así que Dios nos perdonase, porque Él recibió el
castigo en nuestro lugar. Nos concede la salvación a modo de obsequio porque jamás
podríamos ganárnosla, jamás podríamos ser perfectos. Siempre cometemos errores y
pecados.
Dios ha ofrecido un indulto a los culpables. No importa lo malo que seamos, lo
perversos que seamos nosotros o lo que hayamos hecho. Si simplemente le
confesamos nuestros pecados, le pedimos que nos perdone y aceptamos a Jesús en
nuestro corazón, Él nos salva.
Por qué no basta con seguir el ejemplo de Jesús
Al finalizar cierta función religiosa, un hombre de aspecto inteligente se
acercó al ministro y le dijo:
—No veo ninguna necesidad de la sangre de Cristo para salvarme. Me puedo
salvar sin creer en la sangre que derramó.
—Entonces —dijo el pastor —¿cómo piensa salvarse?
—Siguiendo el ejemplo de Él —respondió—. A cualquiera le basta con eso.
—Supongo que sí —dijo el pastor—. Y, ¿piensa hacer eso en su vida?
—Así es, y estoy seguro de que me basta.
—Muy bien. Seguro que desea empezar con buen pie. La Palabra de Dios nos
explica como debemos hacerlo. Aquí dice de Cristo: «El cual no cometió
pecado, ni se halló engaño en su boca». Supongo que podría decir lo mismo de
usted, ¿no? (1Pedro 2:22)
El hombre dejó ver su desconcierto.
—Bueno, no puedo decir exactamente eso. A veces he pecado.
—Pues en ese caso no necesita un ejemplo, sino un Salvador. Y la única manera
de salvarse es por la sangre que Cristo derramó.
No podemos hacer méritos para salvarnos
Romanos 3:23. Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de
Dios.
Marcos 10:26-27. Ellos se asombraban aun más, diciendo entre sí: «¿Quién,
pues, podrá ser salvo?» Entonces Jesús, mirándolos, dijo: «Para los hombres es imposible, mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios».
Si fuéramos lo bastante buenos como para salvarnos a nosotros mismos, no
necesitaríamos a Jesús. Pero todos hemos pecado y nos quedamos cortos a la hora de
portarnos como Dios manda. Todos necesitamos Su amor y misericordia para ser
salvos, y hallamos ese amor y misericordia en Jesucristo.
No podemos salvarnos merced a nuestras propias obras, nuestra propia bondad,
nuestros intentos de observar la ley y amarlo, ni siquiera nuestros esfuerzos por hallar
Su verdad y seguirla. La salvación es un don de Dios que se materializa por medio de
una milagrosa transformación de nuestra vida cuando aceptamos Su verdad en el
amor de Su Hijo Jesús, por obra del Espíritu Santo.
Misericordia, no justicia
Una madre solicitó a Napoleón el perdón de su hijo. El emperador dijo que era
el segundo delito que cometía el hombre, y que la justicia exigía su ejecución.
—No pido justicia —dijo la madre—, pido misericordia.
—Pero señora —respondió el emperador—, no merece misericordia alguna.
—Su excelencia —prosiguió la madre—, si se la mereciera, no sería
misericordia, y misericordia es todo lo que le pido.
—Muy bien —dijo el emperador—, tendré misericordia.
Y así se salvó la vida de su hijo.
Este pequeño incidente nos da una idea bastante clara de lo que significa
misericordia. A veces pensamos que es sinónimo de clemencia, sin embargo, la
misericordia es la actitud indulgente, del que tiene autoridad, hacia el que ha
cometido un delito al quebrantar la ley o violar de alguna manera los cánones
de conducta, incurriendo en lo que se considera una falta. Este es, al menos en
parte, su significado.
La gracia es un favor gratuito de Dios hacia quienes no se lo merecen. La
gracia nos otorga lo que no merecemos, y por la misericordia no se nos da
nuestro merecido.
Éxodo 34:6,7. Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: Jehová, Jehová,
fuerte, misericordioso, y piadoso; tardo para la ira, y grande en benignidad y
verdad;
Que guarda la misericordia en millares, que perdona la iniquidad, la rebelión, y
el pecado, y que de ningún modo dará por inocente al culpable; que visita la
iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la
tercera, y cuarta generación.
Miqueas 6:8. Oh hombre, Él te ha declarado lo que es bueno, y ¿qué pide
Jehová de ti? Solamente hacer justicia, y amar misericordia, y caminar
humildemente con tu Dios.
Hebreos 4:16. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para
alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Aunque Pudiéramos Cumplir Con la Ley Mosaica,
Eso No Nos Salvaría.
La Ley Mosaica fue un código de leyes que Dios entregó a Moisés
Se trata de un código estricto de justicia y retribución:
Éxodo 24:12. El SEÑOR dijo a Moisés: «Sube a Mí al monte, y espera allá, y te
daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles».
Éxodo 21:23-25 – (23) Si hubiere muerte, entonces pagarás vida por vida, (24)
ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, (25) quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.
Hebreos 10:28. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente.
Los diez mandamientos no eran solamente buenas pautas morales, sino leyes
estrictas cuya violación se pagaba con la vida.
Gálatas 4:21. Decidme, los que queréis estar bajo la ley: ¿no habéis oído la
ley?
Deuteronomio 27:26. Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para hacerlas.
Gálatas 3:19. Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las
transgresiones, hasta que viniese la simiente [Jesús] a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un mediador.
Gálatas 3:23. Antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley,
encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.
Es más, los diez mandamientos eran apenas el principio; la Ley Mosaica contenía
cientos de otras ordenanzas.
Los castigos en aquellos días eran sumamente severos. Había 23 delitos que podía
acarrearle a uno la pena de muerte. Dios procuraba hacerle ver a Su pueblo que iba en
serio, que no quería que se portaran mal. A una persona la podían lapidar solamente
por maldecir a su padre o a su madre. La podían lapidar por toda clase de ofensas. Era
una forma espantosa de morir, pero el objeto que cumplía era de disuasión del delito,
la desobediencia y el pecado.
10 mandamientos cuya transgresión acarreaba la pena de muerte.
Éxodo 20:2,3. (1) No tendréis dioses ajenos delante de Mí. [Pena de muerte:
Éxodo 22:20; Deuteronomio 13:1-18.]
Éxodo 20:4,5. (2) No te harás imagen. [Pena de muerte, igual que (1). Véase también Levítico 26:1,30; Deuteronomio 4:23-26.]
Éxodo 20:7. (3) No tomarás el nombre del SEÑOR tu Dios en vano; [Pena de muerte: Levítico 24:10-16]
Éxodo 20:8-10. (4) Acuérdate del día de reposo para santificarlo. [Pena de muerte: Éxodo 31:14,15; 35:2.]
Éxodo 20:12. (5) Honra a tu padre y a tu madre, [Pena de muerte: Éxodo 21:15,17; Levítico 20:9; Deuteronomio 21:18-21.]
Éxodo 20:13. (6) No matarás. [Pena de muerte: Éxodo 21:12; Levítico 24:17,21; Números 35:16-31.]
Éxodo 20:14. (7) No cometerás adulterio. [Pena de muerte: Levítico 20:10; Deuteronomio 22:22.]
Éxodo 20:15. (8) No hurtarás. [Castigo: Éxodo 22:7; Proverbios 6:30; Pena
de muerte: Éxodo 21:16.]
Éxodo 20:16. (9) No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. [Castigo o pena de muerte: Deuteronomio 19:16-21]
Éxodo 20:17. (10) No codiciarás... cosa alguna de tu prójimo.
El guardar escrupulosamente la Ley Mosaica nunca salvó a nadie
Romanos 3:20. Por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
Romanos 9:31. Israel, que iba tras una ley de justicia, no la alcanzó.
Hebreos 7:19. (Nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.
En el principio Dios creó al hombre con la facultad de escoger libremente y de
buen grado amarlo y obedecerle en calidad de hijo y por gratitud. Desde el inicio
mismo prefirió que fuera todo por gracia y por fe, y había muy pocas reglas, muy
pocas leyes. Todo debía hacerse voluntariamente y por amor. Ése era Su plan
original.
Pero a medida que el hombre se volvió más y más desobediente y malvado, Dios
tuvo que imponerle más leyes, reglas y restricciones. Esas leyes no se instituyeron
para los justos, pues éstos no hacen daño ni perjudican a su prójimo. Más bien fueron
establecidas para los malhechores, los perversos, los impíos.
Las leyes fueron dadas para las personas que no manifiestan amor, que obran con
maldad, de forma perniciosa y desconsiderada. La Biblia dice:
1 Timoteo 1:9. Conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para
los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas.
¿Qué se ve obligado uno a hacer con un animal salvaje, una bestia rapaz que podría
atacarlo o destruirlo? Hay que ponerlo en una jaula o bien matarlo. Los hombres
perversos son como animales salvajes. Basta con ver las atrocidades y crueldades que
se están cometiendo en algunos sitios. ¡Ni siquiera los animales salvajes son capaces
de hacer semejantes cosas!
A causa de que el hombre no siguió por el sendero de la gracia, la fe y el amor,
Dios tuvo que imponer reglas, instituir la jaula de la ley para los transgresores. Pero
las reglas en sí no salvaban al hombre. Solo le indicaban en que estaba errado.
(Véase Romanos 3:20 más arriba.)
De hecho es imposible alcanzar la bondad cumpliendo la Ley Mosaica. Ésta nos
hace a cada uno de nosotros pecador, porque ninguno de nosotros es capaz de
guardarla en su totalidad.
El Cordero quita el pecado
Juan el bautista identificó públicamente a Jesús como «el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo» (Juan 1:29, 36). Eso evoca el sistema de
sacrificios del Antiguo Testamento. En los sacrificios, Dios aceptaba la sangre
de animales a modo de expiación de los pecados. Es muy posible que Juan
tomara en cuenta muchos elementos del Antiguo Testamento cuando llamó a
Jesús el Cordero de Dios. Entre ellos, probablemente estuvieran
la ofrenda por el pecado (Levítico 4),
la ofrenda por la transgresión (Levítico 5),
el sacrificio del Día de la Propiciación (Levítico 16),
y el sacrificio de la Pascua (Éxodo 12).
Jesús es el Cordero de sacrificio que murió por nosotros. Como dice en
Isaías 53:12b, «Por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado
con los pecadores, habiendo Él llevado el pecado de muchos, y orado por los
transgresores».
La Antigua Ley era solamente un remedo, una sombra de la verdad
Colosenses 2:16-17. Nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días
de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo.
Hebreos 8:5. Los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas
celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo,
diciéndole: «Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha
mostrado en el monte.
Hebreos 9:8-9. Dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se
había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que el primer
tabernáculo estuviese en pie. Es símbolo para el tiempo presente, según el cual
se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto.
Hebreos 10:1. La ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen
misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.
I Juan 2:8. Os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en Él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra.
La Muerte de Jesús Puso Término a la Ley Mosaica y Dió Inicio a la
Era de la Gracia
La Ley Mosaica era imposible de observar
Eso le demostraba al hombre que era un pecador necesitado de la gracia divina. La
antigua ley era infructuosa y a la larga habría de sustituirse.
Juan 7:19. ¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por
qué procuráis matarme?
Hechos 15:10. ¿Por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?
Romanos 3:19. Sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo
la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo se confiese reo ante Dios.
Romanos 8:3. Lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la
carne, Dios, enviando a Su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne.
La crucifixión de Jesús cumplió la ley y le puso fin
La antigua Ley Mosaica ha quedado al presente desechada (para quienes creen
en Jesús):
Juan 19:30. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: «Consumado es». Y
habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
Romanos 10:4. El fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
Colosenses 2:14. Anulando el acta de los decretos [borrándola por completo]
que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.
Hebreos 8:13. Al decir: «Nuevo pacto», ha dado por viejo [obsoleto] al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer.
Hebreos 10:9. Y diciendo luego: «He aquí que vengo, oh Dios, para hacer Tu voluntad»; quita lo primero, para establecer esto último.
Hebreos 8:6. Ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.
La ley era solamente nuestro maestro, nuestro instructor o rector, cuyo propósito
era hacernos ver que éramos pecadores, llevarnos a acudir a Dios en busca de
misericordia, y mostrarnos su perfección y justicia absolutas, que eran imposibles de
alcanzar para nosotros:
Gálatas 3:24-25. La ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo.
Los Salvos ya No Están Sujetos a la Rígida Ley Mosaica
Jesús nos liberó de la Ley Mosaica y en su lugar nos dio Sus leyes: amar a Dios y
a nuestro prójimo.
Romanos 7:4. Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley
mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.
Romanos 6:14b. No estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.
Romanos 8:1-2. Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en
Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
El Señor prefiere con mucho que hagamos lo que nos pide de buen grado y con
alegría, motivados por el amor, porque queremos obrar bien y porque lo amamos a Él
y a los demás, en lugar de obligarnos a hacerlo por pura obediencia a la ley o por
temor al castigo o al juicio, etc.
Es más, de haber sido el pueblo de Dios más humilde y sincero y de haberse
conducido con más amor, consideración, generosidad y verdadero interés por los
demás; de haberse esmerado por evitar perjudicar a nadie y en cambio ayudar a todos,
Dios habría preferido confiarle mayores libertades. Pero por lo general no ha podido
porque la mayoría de la gente no es así de desinteresada, amorosa ni considerada.
Desde el principio, el plan ideal y perfecto de Dios fue la libertad. Es casi como si
a lo largo de las eras hubiera tratado de liberar a Su pueblo paso a paso de la
esclavitud para ir en pos de ese objetivo.
Sacó a los judíos de la esclavitud a la que estaban sujetos en Egipto, pero luego se
vieron sujetos a la esclavitud de las estrictas y rígidas reglas de Moisés: la Ley.
Luego apareció Jesús con la gracia, la misericordia, el perdón, el amor y la verdad:
nuestra salvación:
Juan 1:17. La ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad
vinieron por medio de Jesucristo.
El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día
de reposo.
Jesús vino y nos mostró que la salvación y la verdadera justicia no son por obras, sino
por gracia. Que «el día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por
causa del día de reposo». Allí está el ejemplo de cuando los discípulos arrancaron
espigas en el día de reposo, y en otra ocasión Él sanó a alguien el día de reposo.
¿Qué es el día de reposo?
El día de reposo (o Sabat) es un día de cada siete que se aparta para
descansar y rendir culto a Dios. Los judíos lo observaban el séptimo día de la
semana, es decir, el sábado (de ahí que le decían el sabat). Los cristianos que
observan el día de reposo generalmente lo hacen el domingo.
Originalmente, en el relato de la Creación Dios había apartado el séptimo
día para reposo:
Génesis 2:2-3 –Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el
día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo
santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.
El cuarto mandamiento es «acuérdate del día de reposo para santificarlo». El
día de reposo estaba prohibida toda forma de trabajo, a excepción de los actos
de misericordia, necesidad y culto. Sin embargo, durante el período entre el
Antiguo y el Nuevo Testamento, los dirigentes religiosos judíos añadieron gran
cantidad de detalles a la legislación sobre el día de reposo, lo cual hizo de ella
una carga en vez de un auténtico día de reposo y solaz, como Dios había
querido que fuera.
Jesús quebranta la ley del día de reposo
Marcos 2:23-28. Aconteció que al pasar Él por los sembrados un día de reposo,
Sus discípulos, andando, comenzaron a arrancar espigas. Entonces los fariseos
le dijeron: «Mira, ¿por qué hacen en el día de reposo lo que no es lícito?» Pero
Él les dijo: «¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sintió
hambre, él y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, siendo
Abiatar sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los cuales no
es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?»
También les dijo: «El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el
hombre por causa del día de reposo. Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo».
Marcos 3:1-5. Otra vez entró Jesús en la sinagoga; y había allí un hombre que
tenía seca una mano. Y le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría,
a fin de poder acusarle. Entonces dijo al hombre que tenía la mano seca:
«Levántate y ponte en medio». Y les dijo: «¿Es lícito en los días de reposo hacer
bien, o hacer mal; salvar la vida, o quitarla»? Pero ellos callaban. Entonces,
mirándolos alrededor con enojo, entristecido por la dureza de sus corazones,
dijo al hombre: «Extiende tu mano». Y él la extendió, y la mano le fue restaurada sana.
El fin de la antigua Ley
Mateo 5:17. No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he
venido para abrogar, sino para cumplir.
Al cumplir la Ley, Jesús le puso fin; por lo tanto, nosotros (los cristianos salvos) ya
no estamos sujetos a guardar las Leyes de Moisés del Antiguo Testamento.
Romanos 10:4. El fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
La muerte de Jesús señaló el fin de la Ley, el fin del Antiguo Testamento.
Un testamento o contrato, en muchas ocasiones se sellaba con la sangre del
testador. A veces se pinchaban el dedo y estampaban su rúbrica en sangre para
demostrar que iban en serio. Al derramar su sangre, en cierto sentido Jesús estaba
firmando el testamento con su propia sangre. Ese era el nuevo contrato.
La gracia divina manifestada por medio de la Ley del Amor instituida por Jesús
entraña el fin de la antigua ley. Pablo predicó un sermón tras otro y escribió
numerosas cartas en las que se empeñó en demostrar que la antigua Ley ya no era
vigente. La Ley Mosaica ya no rige para un cristiano que vive bajo la gracia y bajo la
Ley del Amor.
Romanos 7:6. Ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en
que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del
Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.
Gálatas 3:13. Cristo nos redimió de la maldición de la ley.
Aquella constituía la polémica más encarnizada entre Jesús y los judíos. Asimismo
fue la controversia más enconada que hubo entre Pablo y los legalistas, los de la
«concisión», como los llamaban, los judíos convertidos que afirmaban que aunque
creían en Jesús, todavía tenían que guardar la antigua Ley, todavía tenían que
observar los diez mandamientos, la Ley Mosaica, el día de reposo, etc.
Hoy en día todavía hay muchos cristianos que piensan igual que aquellos legalistas
de la concisión, de la iglesia primitiva. Todavía permanecen parcialmente en la
penumbra. No se dan cuenta de que con Jesús basta, que Su luz es suficiente, que lo
único que necesitamos es Su amor. Todavía predican la Ley Mosaica con una mano y
a Cristo con la otra.
Pero según Jesús mismo y todos los libros del Nuevo Testamento, los cristianos de
hoy en día ya no estamos bajo las leyes de Moisés. Estamos bajo la gracia y el amor.
Para nosotros, la antigua Ley es cosa del pasado. Actualmente solo tenemos la Ley de
Jesús, la única ley de Dios: el amor.
Gálatas 5:14. Toda la ley en esta sola palabra se cumple: «Amarás a tu prójimo
como a ti mismo».
Mateo 7:12. Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con
vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.
Romanos 13:8. No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.
Si amas, cumples las leyes de Dios.
Únicamente Jesús Puede Salvarte
El mensaje de Cristo fue claro, Su muerte fue simple, el mensaje de Dios fue muy
nítido a lo largo de ambos testamentos. Sobre todo del Nuevo Testamento, aunque
también del Antiguo. Abraham fue el padre de los fieles porque fue un hombre de
fe, con lo cual demostraba que no era capaz de hacerlo por sí solo, que tenía que
tener fe en Dios.
El mensaje de Dios es: «Solo Yo puedo salvarlos, ustedes no pueden salvarse por
su cuenta».
En contraste, el mensaje de las religiones de obras siempre ha sido: «Sálvate a ti
mismo. Tú eres tu propio dios, tu propio salvador. ¿Para qué depender de otro?
¡Sálvense ustedes mismos!» Eso se inició en el Huerto del Edén:
Génesis 3:5 mas sabe Dios que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros
ojos, y seréis como dioses sabiendo el bien y el mal.
Y el hombre viene tratando de hacerlo desde entonces. Lamentablemente, a pesar
del mensaje de Cristo, a pesar de Su sacrificio en el Calvario, a pesar de lo que
Jesús hizo para salvarnos, al dar Su vida y Su sangre por nosotros, hoy en día a
millones de cristianos de todo el mundo sus dirigentes les enseñan que deben tratar
de salvarse por sí mismos. ¿No es triste?
Las dos religiones
Cuando predicábamos el Evangelio en las calles de cierta ciudad
californiana, con frecuencia nos interrumpían para decirnos:
—¡Mire usted! En este país hay cientos de religiones, y los seguidores de cada
secta piensan que la suya es la única religión verdadera. ¿Cómo podemos
hombres sencillos e ignorantes como nosotros saber cuál es la verdadera y
auténtica?
Generalmente les respondíamos algo así:
—¿Dice que hay cientos de religiones? Qué raro. Yo sólo he oído hablar de dos.
—Pero usted sabe con toda seguridad que hay más —nos replicaban.
—En absoluto. Tengo que admitir que encuentro muchos matices de opinión
entre los partidarios de las dos grandes escuelas. Pero en el fondo no hay más
que dos. Una comprende a todos los que esperan alcanzar la salvación
haciendo algo. La otra a los que se han salvado por algo que ya está hecho.
Como ven, la pregunta es en realidad muy sencilla. ¿Se puede salvar uno
mismo, o lo tiene que salvar otro? Si usted mismo puede ser su salvador, no
necesita mi mensaje. Si no puede, le vendría bien escucharlo.
La salvación No Puede Perderse; Una Vez Salvo, Se es Salvo Para
Siempre
Juan 6:37. Todo lo que el Padre me da, vendrá a Mí; y al que a Mí viene, no le
echo fuera.
Si tienes a Jesús, tienes vida eterna, y si es eterna, no puede uno perderla.
Podremos perder la vida físicamente, pero nunca la vida eterna.
La salvación es para siempre. Una vez salvo, se es salvo para siempre, porque Dios
no puede faltar a Su Palabra ni fallarnos. Él no cambia de parecer. Una vez que
aceptamos a Jesucristo, lo invitamos a entrar en nuestro corazón, lo amamos, lo
conocemos y creemos en Él como salvador, nos convertimos en hijos de Dios salvos
y con vida eterna. Una vez que somos «nacidos de nuevo» como hijos Suyos, no
dejamos de serlo. No podemos volvernos nonatos.
Juan 3:36a. El que cree en el Hijo tiene vida eterna.
La salvación es instantánea. No depende de nuestro comportamiento, de que
asistamos a la iglesia ni nada de eso. No dice que vamos a alcanzarla más adelante,
dice que la obtenemos ya. «Tiene vida eterna». Si estuviéramos en peligro de perderla
muchas veces, ¿cómo podría tratarse de vida eterna? No puede ser eterna si apenas
duras unos minutos, hasta el próximo pensamiento pecaminoso que tengamos o hasta
el próximo acto de desconsideración que tengamos.
¿Cómo podemos ser salvos, no salvos, salvos otra vez, y vueltos a perder la
salvación 100 veces al día? Algunos dicen: «Bueno, no sabré si voy a ir al Cielo hasta
que muera y Dios evalúe y coteje todos mis actos buenos y mis actos malos. Si los
buenos superan a los malos, tal vez lo logre». Nunca saben a ciencia cierta dónde
están parados o si lo están siquiera o qué. Es capaz de convertirlo a uno en un manojo
de nervios. Pero gracias a Dios...
Hebreos 4:3. Los que hemos creído entramos en el reposo.
...Podemos tener reposo y paz interior sabiendo que no tenemos que preocuparnos
si no hemos sido lo suficientemente buenos o no hemos sido demasiado malos o si
vamos a lograrlo o no. Si pudiéramos salvarnos a nosotros mismos, el Señor no
habría tenido que dar la vida por nosotros.
Es cierto que es más probable que recibas Sus bendiciones a diario si te conduces
como Él espera que lo hagas, si haces lo que le agrada. Pero no puedes mantenerte
salvo merced a eso. Jesús ya lo hizo de una vez por todas, y Su don es la vida eterna.
La gracia más la fe más nada. Eso es la salvación. No hay que ser bueno para
salvarse ni para mantenerse salvo. Pero eso no significa que una vez salvo puedes
vivir como te dé la gana.
¿Y Qué Hay del Pecado?
El solo hecho de ser salvo no significa que todo lo que hagas estará bien y será
acertado. Aunque tus pecados no te harán perder la salvación, puede que te pierdas
algunas de las bendiciones de Dios si vas por caminos erróneos.
1 Corintios 6:19-20. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu
Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
Romanos 6:15. ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera.
Eres responsable poner todo tu empeño en vivir conforme a la Ley de Amor
establecida por Dios. Si la desobedeces, pecas. Si cometes pecados contra el Señor y
los demás que no confiesas y de los que no te arrepientes y te enmiendas, sufrirás las
consecuencias de una forma u otra.
Como Padre amoroso que es, el Señor procurará que aprendas de tus errores y te
apartes de tu mal camino.
Hebreos 12:6. El Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por
hijo.
Recuerda que aunque seas desobediente y el Señor te castigue por tus pecados, una
vez salvo, lo serás para siempre.
Eternamente Suyos
Juan 3:36 debería acabar con todas nuestras preocupaciones: El que cree en el Hijo
tiene vida eterna.
Él no entra y sale de nuestro corazón una y otra vez. Está allí todo el tiempo. Jesús
nos asegura:
Mateo 28:20. «Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén».
Hebreos 13:5. «Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque Él dijo: No te desampararé, ni te dejaré.
Juan 10:28. Y Yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de Mi mano.
No por sentimientos
Habían estado hablando noche tras noche con el joven Dr. Thomas tratando
de convertirlo a Cristo. Por mucho que le dijeran, no conseguían traspasar la
barrera mental que bloqueaba el camino a una comprensión clara de la
salvación. Cuando por fin cayeron en la cuenta de que lo que le pasaba al joven
era que no podía «sentirse» salvado, el Sr. Poole tomó una moneda y,
entregándosela al Dr. Thomas, le pidió que se la metiera en el bolsillo del
chaleco.
—¿Siente usted que la tiene? —le preguntó el Sr. Poole.
—No —contestó el joven doctor—, pero sé que la tengo.
—Del mismo modo —dijo el Sr. Poole—, sabemos que tenemos a Cristo cuando
le aceptamos y creemos su Palabra, sin sentirlo.
Más tarde, el Dr. Thomas atestiguó: «Cuando desperté a la mañana
siguiente, mi alma rebosaba de gozo, y desde entonces jamás he dudado que
aquel sábado por la noche ―nací de nuevo‖ convirtiéndome a Dios».
Redención de TODOS los pecados
Isaías 53:6 – Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se
apartó por su camino; mas el SEÑOR cargó en Él el pecado de todos nosotros.
No importa de qué naturaleza sean nuestros pecados, si nos arrepentimos de ellos,
Jesús nos perdona.
I Juan 1:7. Si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con
otros, y la sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado.
Todo pecado, T-O-D-O, ¡todo pecado! No tenemos que preocuparnos por todos los
tipos diferentes de pecados, porque se nos perdonan todos nuestros pecados: pasados,
presentes y futuros. Porque Él lo prometió en 1 Juan 1:7: «La sangre de Jesucristo Su
Hijo nos limpia de todo pecado». ¡Alabado sea Dios!
Cuestionario de repaso
*La «salvación» significa que cuando aceptamos a Jesús,¿qué cosa tenemos
garantizada?
(Respuesta: La vida eterna en el Cielo.)
Romanos 6:23b. La paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Juan 11:26a. Todo aquel que vive y cree en Mí, no morirá eternamente.
1 Juan 5:11b. Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en Su Hijo.
*¿Cuántos pecadores hay en el mundo?
(Respuesta: ¡Todos!)
Romanos 3:23. Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de
Dios.
*Nos merecemos ser castigados por nuestros pecados, pero, ¿qué se llevó sobre Sí
mismo al morir Jesús?
(Respuesta: Nuestro castigo; murió en nuestro lugar.)
Romanos 5:8. Dios muestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.
2 Corintios 5:21. Al que no conoció pecado [Jesús], por nosotros [en nuestro
lugar] lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.
1 Juan 1:9 Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
*¿Cuál es la ÚNICA forma de salvarse?
(Respuesta: Aceptando a Jesús.)
Hechos 4:12. En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo
el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.
1 Timoteo 2:5. Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.
Juan 3:16. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
*¿Podemos salvarnos merced a nuestras buenas obras?
(Respuesta: No.)
Romanos 3:20a. Por tanto, por las obras de la ley ninguna carne será justificada
delante de Él;
Gálatas 2:16. sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino
por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser
justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las
obras de la ley ninguna carne será justificada.
*Si somos personas bastante buenas, ¿no nos basta para ir al Cielo?
(Respuesta: No.)
2 Timoteo 1:9. quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a
nuestras obras, sino según su propósito y gracia, la cual nos fue dada en Cristo
Jesús desde antes del principio de los siglos;
*¿Cómo sabemos que la salvación es por gracia?
(Respuesta: Lo dice la Biblia.)
Romanos 3:28. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras
de la ley.
Efesios 2:8,9. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe, y esto no
de vosotros; pues es don
de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.
*¿Qué significa «por gracia»?
(Respuesta: Es un don, algo por lo que no hemos trabajado.)
Tito 3:5. nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hayamos hecho, sino por
su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y de la renovación del
Espíritu Santo;
*¿Qué era la Ley Mosaica?
(Respuesta: Un código de leyes que Dios dio a Moisés en el Monte Sinaí.)
Éxodo 24:12. Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y
te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarlos.
*¿Cuál era la pena por violar la mayoría de los Diez Mandamientos?
(Respuesta: En la mayoría de los casos, la pena era la muerte.)
*¿Solamente había 10 mandamientos?
(Respuesta: No; La ley de Moisés contenía cientos de otros mandamientos.)
Deuteronomio 27:26. Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para
cumplirlas.
Gálatas 3:19 ¿Para qué entonces, sirve la ley? Fue añadida por causa de las
transgresiones, hasta que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa, y fue
ordenada por ángeles en mano de un mediador.
Hebreos 9:10. ya que consistía sólo en comidas y bebidas, y en diversos
lavamientos y ordenanzas acerca de la carne, que les fueron impuestas hasta el
tiempo de la restauración.
*¿Fue designio de Dios que la Ley Mosaica siguiera vigente por toda la eternidad?
(Respuesta: No. Solamente era una sombra de la verdad que se revelaría luego.)
Colosenses 2:13-14 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la
incircuncisión de vuestra
carne, os dio vida juntamente con Él; perdonándoos todos los pecados,
cancelando el manuscrito
de las ordenanzas que había contra nosotros, que nos era contrario,
quitándolo de en medio y
clavándolo en la cruz;
Hebreos 10:1. Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la
imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se
ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.
*¿Hubo alguien que se hubiera salvado con solamente guardar la Ley Mosaica?
(Respuesta: No.)
Romanos 3:20. Por tanto, por las obras de la ley ninguna carne será justificada
delante de Él; pues por la ley es el conocimiento del pecado.
Romanos 9:31. pero Israel, que procuraba la ley de la justicia, no ha alcanzado la
ley de la justicia.
Hebreos 7:19. Porque la ley nada perfeccionó; mas lo hizo la introducción de
mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.
*¿Es posible guardar la Ley Mosaica en su totalidad?
(Respuesta: No.)
Juan 7:19a. ¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros guarda la ley?
Hechos 15:10. Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de
los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?
Romanos 7:14-19. Porque sabemos que la ley es espiritual; pero yo soy carnal,
vendido bajo pecado. Pues lo que hago, no lo entiendo, pues no hago lo que
quiero; sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, eso hago, apruebo
que la ley es buena. De manera que ya no soy yo quien lo hace, sino el pecado
que mora en mí. Y yo sé que en mí (esto es en mi carne) no mora el bien; pues el
querer está en mí, pero el hacer el bien no. Porque no hago el bien que quiero,
sino el mal que no quiero, éste hago.
*¿Qué nos demuestra eso?
(Respuesta: Que el hombre es un pecador necesitado de la gracia.)
Romanos 3:20b. Por tanto, por las obras de la ley ninguna carne será justificada
delante de Él; pues por la ley es el conocimiento del pecado.
Romanos 7:7. ¿Qué diremos entonces? ¿Es pecado la ley? ¡En ninguna manera!
Al contrario, yo no hubiera conocido el pecado a no ser por la ley: Porque no
conociera la codicia si la ley no dijera: No codiciarás.
Gálatas 3:24. De manera que la ley fue nuestro ayo para traernos a Cristo, para
que fuésemos justificados por la fe.
*¿Qué consecuencia tuvieron la crucifixión y muerte de Jesús con respecto a la
antigua ley?
(Respuesta: Cumplieron la ley y le pusieron fin.)
Mateo 5:17. No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he
venido para abrogar, sino para cumplir.
Juan 19:30. Y cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo
inclinado la cabeza, entregó el espíritu.
Romanos 10:4. Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que
cree.
Colosenses 2:14. cancelando el manuscrito de las ordenanzas que había contra
nosotros, que nos era contrario, quitándolo de en medio y clavándolo en la cruz;
*¿Los que creen en Jesús deben obedecer hasta el más mínimo detalle de la ley
mosaica?
(Respuesta: No.)
Hebreos 8:13. Y al decir: Nuevo pacto, da por viejo al primero; y lo que es dado
por viejo y se envejece, cerca está a desvanecerse.
Hebreos 10:9. Entonces dijo: He aquí que vengo para hacer, oh Dios, tu voluntad.
Quita lo primero, para establecer lo postrero.
Hebreos 8:6b. Él es el mediador de un mejor testamento, que ha sido establecido
sobre mejores promesas.
*¿Eso significa que el creyente puede hacer lo que se le antoje?
(Respuesta: No. Jesús nos ha eximido de la ley mosaica, pero espera que
cumplamos los dos Grandes Mandamientos: amar a Dios y amar a los demás.)
Mateo 22:36-40. Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo:
Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu
mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante a
éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos pende
toda la ley y los profetas.
Romanos 7:4. Así también vosotros mis hermanos, habéis muerto a la ley por el
cuerpo de Cristo; para que seáis de otro, de Aquél que resucitó de entre los
muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.
Romanos 10:4. Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que
cree.
*¿Qué es mayor, la gracia o la ley?
(Respuesta: La gracia.)
Marcos 2:23-28 y 3:1-5. Y aconteció que pasando Él por los sembrados en
sábado, sus discípulos, andando, comenzaron a arrancar espigas.
Entonces los fariseos le dijeron: Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no es
lícito? Y Él les dijo:¿No habéis leído qué hizo David cuando tuvo necesidad y
sintió hambre, él y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, en los
días de Abiatar el sumo sacerdote, y comió los panes de la proposición, de los
cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y dio aun a los que con él
estaban? También les dijo: El sábado fue hecho por causa del hombre, y no el
hombre por causa del sábado. Así que el Hijo del Hombre es Señor aun del
sábado.
Marcos 3:1-5.Y otra vez entró en la sinagoga; y había allí un hombre que tenía
seca una mano. Y le acechaban, si en sábado le sanaría, para poder
acusarle.Entonces dijo al hombre que tenía seca la mano: Levántate y ponte en
medio. Y les dijo: ¿Es lícito hacer bien en sábado, o hacer mal; salvar la vida, o
quitarla? Pero ellos callaban. Entonces mirándolos alrededor con enojo,
entristecido por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y
él la extendió, y su mano le fue restaurada sana como la otra.
Mateo 5:17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he
venido para abrogar, sino para cumplir..
*¿Cuánto tiempo dura la salvación?
(Respuesta: ¡Es eterna!)
Juan 6:37. Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, yo no le
echo fuera.
Juan 3:36. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; mas el que es incrédulo al Hijo
no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.
Hebreos 4:3a. Pero nosotros que hemos creído entramos en el reposo,
*¿Qué ocurre cuando alguien peca? ¿Esa persona pierde la salvación?
(Respuesta: No, se le administrará una medida disciplinaria, pero no puede perder
la salvación. ¡Una vez salvo, es para siempre!)
Hebreos 12:6. Porque el Señor al que ama castiga, y azota a todo el que recibe
por hijo.
*¿Es posible que Jesús nos abandone?
(Respuesta: No, permanece con nosotros para siempre.)
Mateo 28:20. enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he
aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Hebreos 13:5. Sean vuestras costumbres sin avaricia; contentos con lo que tenéis;
porque Él dijo: No te dejaré ni te desampararé.
Juan 10:28, 29. y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni nadie las
arrebatará de mi mano.
Juan10:29 Mi Padre que me las dio, mayor que todos es, y nadie las puede
arrebatar de la mano de mi Padre.
*¿Qué pecados nos perdona Jesús cuando nos arrepentimos de ellos?
(Respuesta: ¡Todos! ¡Todos los pecados!)
Isaías 53:6. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó
por su camino; mas Jehová cargó en Él el pecado de todos nosotros.
1 Juan 1:7. mas si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos
con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
SEGUNDO TRAMO: COMUNIÓN
¿Qué es la Comunión?
1 Corintios 11:23-26. Yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que
el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias,
lo partió, y dijo: «Tomad, comed; esto es Mi cuerpo que por vosotros es
partido; haced esto en memoria de Mí». Asimismo tomó también la copa,
después de haber cenado, diciendo: «Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre;
haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de Mí». Así, pues, todas
las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga.
¿Qué es la comunión? Es dar testimonio a los demás de que creemos en lo que dice la
Palabra. El pan simboliza el cuerpo de Jesús. El vino simboliza Su sangre.
La última cena
Lucas 22:7-20. Llegó el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario
sacrificar el cordero de la pascua. Y Jesús envió a Pedro y a Juan, diciendo: Id,
preparadnos la pascua para que la comamos. Ellos le dijeron: ¿Dónde quieres
que la preparemos? Él les dijo: He aquí, al entrar en la ciudad os saldrá al
encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle hasta la casa
donde entrare, y decid al padre de familia de esa casa: El Maestro te dice:
¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con Mis discípulos?
Entonces él os mostrará un gran aposento alto ya dispuesto; preparad allí.
Fueron, pues, y hallaron como les había dicho; y prepararon la pascua. Cuando
era la hora, se sentó a la mesa, y con Él los apóstoles. Y les dijo: ¡Cuánto he
deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! Porque os digo que
no la comeré más, hasta que se cumpla en el Reino de Dios. Y habiendo tomado
la copa, dio gracias, y dijo: Tomad esto, y repartidlo entre vosotros; porque os
digo que no beberé más del fruto de la vid, hasta que el Reino de Dios venga. Y
tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es Mi cuerpo, que
por vosotros es dado; haced esto en memoria de Mí. De igual manera, después
que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre, que por vosotros se derrama.
El Simbolismo del pan: (1) El cuerpo de Jesús fue quebrado por nuestra
curación. (2) Una sola barra simboliza nuestra unidad.
El cuerpo de Jesús fue quebrado por la curación de nuestros cuerpos. Cuando
tomamos el pan, podemos reclamar curación.
Isaías 53:5. Mas Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por Su llaga somos nosotros
curados.
El pan en sí no nos sana, así como tampoco el vino en sí salva nuestra alma, pero
sí es una manifestación de nuestra fe. Da testimonio. El pan representa Su cuerpo que
fue quebrado por nosotros, y si lo tomamos por fe podemos reclamar la curación.
No tiene nada de malo que lo mastiquemos, lo traguemos y lo comamos igual que
hacemos con cualquier alimento. Él dijo: «Tomad, comed, esto es Mi cuerpo».
Lo mejor es utilizar una sola barra de pan (en la comunión), pues representa
nuestra unidad. Una sola barra representa Su cuerpo que fue quebrado y cuando la
comemos se convierte en parte de cada uno de nosotros. Dicho de otro modo, nos
convertimos en parte del Todo.
Simbolismo del vino: La sangre derramada por nuestra salvación y el
perdón de nuestros pecados.
De la misma forma, tomó Jesús la copa. El vino simboliza la sangre de Jesús,
derramada por remisión de nuestros pecados y la salvación de nuestra alma.
Mateo 26:28. Esto es Mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada
para remisión de los pecados.
1 Juan 1:7. Si andamos en luz, como Él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado.
Demostrarle a Jesús que lo amas
La comunión es una bella demostración que el Señor nos da. Él dijo: «Haced esto
todas las veces que la bebiereis, en memoria de Mí». ¿Y qué más dijo? «La muerte
del Señor anunciáis».
Dicho de otro modo, es una forma de manifestarle que lo amamos, que apreciamos
lo que hizo por nosotros. Lo hacemos en memoria y gratitud por lo que hizo por
nuestro cuerpo y nuestro espíritu, y a la vez damos testimonio ante los demás de lo
que hizo por nosotros. Es tanto una manifestación de gratitud como un testimonio.
Cuando hablamos de la muerte, no debemos olvidarnos nunca de mencionar la
resurrección. Murió para resucitar. De no haber sido así, todo lo demás no habría
tenido sentido.
1 Corintios 15:14. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra
predicación, vana es también vuestra fe.
¡Pero gracias a Dios, resucitó!
¿Con qué frecuencia debemos celebrar la comunión?
Jesús no dijo nada acerca de la frecuencia con que debíamos celebrar la comunión.
Solo dijo que cada vez que lo hiciéramos lo haríamos en memoria de Él y
daríamos testimonio de Él. Así que debemos celebrarla tanto como nos sintamos
motivados a hacerlo.
No tiene que hacerse en ningún sitio especial. No hace falta que sea complicada.
Puede ser muy sencilla. Basta con utilizar lo que tengamos a la mano.
Aunque lo ideal es usar una barra de pan y vino, algunas personas han tenido que
arreglarse con pan y agua, o galletas y café, etc.
La ceremonia de comunión
Oración por el pan
Oren por el pan. A continuación, una oración a modo de muestra:
Gracias, Señor, por este pan, que representa Tu cuerpo, que fue partido por
nosotros. Tú dijiste: «Tomad, comed, esto es Mi cuerpo que por vosotros es
partido; haced esto en memoria de Mí». Recordamos en este momento que Tu
cuerpo fue partido por nosotros y te damos gracias por ello. Fortalece a todos los
presentes y sana a aquellos que tengan necesidad de curación. Amén.
Pasen el pan
Cada persona debe romper un trocito y guardarlo hasta que todos se hayan servido,
pues el hecho de comerlo todos al mismo tiempo ilustra más patentemente el
simbolismo de la unidad.
Que todos coman su trozo de pan
Oración por el vino
Oren por el vino. A continuación una oración a modo de muestra:
Te agradecemos, Jesús, esta copa que simboliza Tu muerte en la cruz. Tu
cuerpo fue partido muchas veces, aun antes de llegar a la cruz. Sufriste
agónicamente por nosotros y luego derramaste Tu sangre hasta la muerte para
que nosotros pudiéramos vivir. Te damos gracias, Señor, por derramar Tu sangre
por nuestros pecados. Te rogamos que nos limpies y nos perdones todos nuestros
errores, falencias y pecados. Al tomar este vino, te agradecemos por fe el perdón
de los pecados que Tú nos has prometido. Amén.
Pasen la copa de vino
12 Piedras Fundamentales – Suplemento de apuntes para la clase 8B
Salvación eterna
El mayor amor de todos, 2ª parte
Objetivo: El convencimiento de que la salvación es eterna.
Versículos clave
Efesios 2:8-9. Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.
Romanos 10:4. El fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
Lecturas recomendadas de la Biblia
Profecías sobre Jesús: Isaías 53, Salmo 22
Romanos 8 – 12 (salvación)
PLEGARIA Y ALABANZA: «TE AMO POR ENCIMA DE TODO»
Dios mío, te amo por encima de todo. A Ti te deseo como mi finalidad última.
Siempre y en todo te busco con todo mi corazón y fuerzas. Concédeme, Dios
bondadoso, que para siempre pueda amarte por encima de todo y buscarte en todas
las cosas de esta vida presente, para que al fin pueda hallarte y conservarte para
siempre en el mundo venidero.
(Oración de Thomas Bradwardine, 1290-1349)
d
Conmueve nuestro corazón con el flujo delicado y sereno de Tu gracia. Que el
torrente de Tu amor corra a través de nuestras almas. Que mi alma sea llevada por la
corriente de Tu amor hacia el vasto e infinito océano del Cielo.
Ensancha mi corazón con Tus fuerzas, así como extiendes el cielo sobre la tierra. Haz
desaparecer el odio o el resentimiento. Agranda mi alma para que pueda conocer más
plenamente Tu verdad.
(Oración de Gilbert de Hoyland, siglo XII)
MEDITACIÓN: ESCUCHA SUS AVISOS
«Oíd, queridos amigos, los avisos del amor y la verdad en vuestro corazón. Confiad
en ellos como instrucciones de Dios, cuya luz nos revela nuestras tinieblas y nos trae
vida nueva. Poned toda vuestra vida bajo el mando del espíritu de Cristo. ¿Estáis
abiertos al poder sanador del amor de Dios? Atesorad lo que es de Dios dentro de
vosotros, a fin de que ese amor pueda crecer en vosotros y guiaros. Que vuestro culto
y vuestra vida cotidiana os enriquezca mutuamente. Apreciad vuestra experiencia
divina, cualquiera que sea la forma en que os venga. Recordad que el cristianismo no
es una noción, sino un camino».
(Tomado de Advice and Queries, The Society of Friends)
Suplemento
MEDITACIONES SOBRE LA SALVACIÓN ETERNA
Salvación por la eternidad
En Jesús tenemos tan grande Salvador
Tomó forma humana como la nuestra y se sometió a los mismos padecimientos que
nosotros. Se hizo uno con nosotros para que, en condición de hombre, pudiera
entendernos y ayudarnos y a la postre actuar de mediador entre nosotros y Dios.
Hebreos 4:15. Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse
de nuestras flaquezas; sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza,
pero sin pecado.
Dios es el Juez y nosotros, los acusados. Todos somos pecadores, todos hemos
quebrantado las leyes de Dios. El acusador de los santos —el Diablo— es el fiscal
que presenta los cargos contra los acusados. Pero tenemos un abogado defensor —
Jesucristo— que alega en nuestro favor. Él cuenta con el argumento más contundente
que hay. Le dice al Juez: «Yo ya pagué por ese pecado. Ya cumplí la sentencia por
ese pecado. Ya morí por ese pecado, así que el reo queda libre». Una vez que nos
arrepentimos, que nos declaramos culpables y pedimos al Juez que nos perdone, y Él
nos concede un perdón firmado con la sangre de Jesucristo, el Diablo ya no tiene de
qué acusarnos. Ya no puede alegar nada en contra nuestra
Basta con que te muestres arrepentido, que agradezcas, creas y aceptes Su perdón y
se lo expreses a los demás. Así de sencillo es el plan de la salvación.
Jesús ya lo hizo por nosotros
Una vez me contaron que un joven muy preocupado por su estado espiritual fue a ver
a un pastor y le preguntó:
—¿Qué puedo hacer para encontrar la paz, pastor?
Este le respondió:
—Ya es tarde, joven.
—Uy —dijo el joven—, no querrá decir usted que es tarde para que me salve, ¿no?
—No, qué va —respondió el pastor—. Lo que quiero decir es que usted ya no puede
hacer nada. Lo que había que hacer ya lo hizo Jesús hace veinte siglos.
La salvación es un don por gracia
No basta con seguir el ejemplo de Jesús
Al finalizar cierta función religiosa, un hombre de aspecto inteligente se acercó al
ministro y le dijo:
—No me cabe en la cabeza por qué necesitaría la sangre de Cristo para salvarme. Me
puedo salvar sin creer en la sangre que derramó.
—Entonces —dijo el pastor —¿cómo piensa salvarse?
—Siguiendo el ejemplo de Él —respondió—. A cualquiera le basta con eso.
—Supongo que sí —dijo el pastor—. Y, ¿piensa hacer eso en vida?
—Así es. Estoy seguro de que me bastará.
—Muy bien. Veo que quiere seguir rigurosamente el ejemplo de Cristo. La Palabra
de Dios nos explica cómo. Aquí dice de Cristo: «El cual no hizo pecado, ni se halló
engaño en su boca». ¿Lo mismo se puede decir de usted? (1Pedro 2:22)
El hombre dejó ver su desconcierto.
—Bueno, no precisamente. A veces he pecado.
—Pues en ese caso no necesita un ejemplo, sino un Salvador. Y la única manera de
salvarse es por la sangre que Cristo derramó.
REFLEXIONES: EXPRESIONES DE DEVOCIÓN A JESÚS VERTIDAS POR
ALGUNOS DE SUS SEGUIDORES A TRAVÉS DE LOS TIEMPOS
Si solo poseyese la gracia, buen Jesús, para ser enteramente uno contigo. Entre la
multitud de cosas mundanas que me rodean, Señor, lo único que deseo es la unidad
contigo. Tú cubres todas las necesidades de mi alma. Une, querido Amigo de mi
corazón, esta singular e insignificante alma mía con Tu perfecta bondad. Eres todo
mío; ¿cuándo seré yo Tuyo? Señor Jesús, amado mío, sé el imán de mi corazón;
sujétame, aprisióname y úneme para siempre a Tu sagrado corazón. Me has creado
para Ti; hazme uno contigo. Absorbe esta diminuta gota de vida en el océano de
bondad del que provino.
Francis de Sales, 1567-1622
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Te amo, Dios mío. Mi único deseo es amarte hasta el último aliento de mi vida. Te
amo y preferiría antes morir amándote que vivir sin hacerlo. Te amo, Señor, y la
única gracia que te pido es poder amarte eternamente. Dios mío, si mi lengua no es
capaz de decir que te amo a cada momento, anhelo que mi corazón te lo repita cada
vez que respiro.
Jean-Baptiste Vianney, Curé d’Ars, 1786-1859
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Señor, danos un corazón que nunca se olvide de Tu amor, sino que permanezca en él
en todo lo que hagamos, ya sea que durmamos o estemos despiertos, que vivamos o
que muramos o que resucitemos a la vida venidera. Tu amor es vida eterna y reposo
perenne; y esta es la vida eterna: conocerte a Ti y Tu infinita bondad. Que nunca se
apague esa llama en nuestro corazón, sino que crezca y se vuelva más brillante, hasta
que toda nuestra alma resplandezca e irradie su luz y calor. Sé Tú nuestra alegría,
nuestra esperanza, nuestras fuerzas y vida, nuestro escudo y pastor, nuestra porción
para siempre. Pues felices seremos si permanecemos en el amor con que nos has
amado; santos somos cuando te amamos incondicionalmente. Por tanto, Tú, que
llevas por nombre y esencia el amor, enciende nuestro corazón, ilumina nuestro
entendimiento, santifica nuestra voluntad y ocupa todas las intenciones de nuestro
corazón, por amor de Jesucristo.
Johann Arndt, 1555-1621
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Al quitarme estas vestimentas polvorientas y sucias, quítame también todos los
pecados que cometí hoy. Confieso, amado Señor, que en muchas maneras, mis
pensamientos y acciones han sido impuros. Me presento ahora delante de Ti, desnudo
en cuerpo y alma, a fin de lavarme. Permíteme descansar en Tus brazos esta noche y
que los sueños que pasen por mi mente sean puros. Y que mañana me despierte con
renovado vigor y ansias de servirte.
Jakob Boehme, 1575-1624
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Para mí, Jesús es la Vida que deseo vivir, la Luz que quiero reflejar, el Camino al
Padre, el Amor que anhelo expresar, la Alegría que deseo compartir, la Paz que
quiero sembrar a mi alrededor. Jesús lo es todo para mí.
Madre Teresa, 1910-1998
PARA MEDITAR: LA RESURRECCIÓN DE CRISTO
La fe cristiana gira en torno a la resurrección. Muchos se han preguntado: «¿Cómo es
posible que habiendo vivido en una provincia remota del imperio romano, no
habiendo dejado prácticamente huella en la historia secular contemporánea, no
habiendo escrito ningún libro y habiendo sufrido una muerte ignominiosa, un hombre
haya tenido desde entonces semejante preponderancia en la vida y pensamiento de la
humanidad?» Naturalmente, nosotros sabemos la respuesta a dicho interrogante.
Jesús no era un mortal cualquiera, sino el Hijo de Dios. Aunque lo sabemos por fe,
podemos cobrar ánimo echando un vistazo a algunos registros históricos:
Menciones de Jesús en la historia secular
Además de la Biblia, hay varios escritores seculares que hacen mención de Jesucristo:
Tácito: En el año 114 d. de C. Tácito escribe en el Libro XV, capítulo 44, que el
fundador de la religión cristiana, Jesucristo, fue muerto por Poncio Pilato durante el
reinado del emperador romano Tiberio.
Plinio el joven, escribió una misiva al emperador Trajano sobre el tema de Cristo y
los cristianos. (Libro X-96).
En su colección Antigüedades —Libro XVIII, capítulo III, sección 3— el historiador
judío Josefo escribió una breve nota biográfica en el año 90 d. de C., sobre «Jesús, a
quien llaman ―el Cristo‖».
El «Talmud Babilónico» hace mención de Jesucristo.
Testimonio de la crucifixión
En su obra titulada Anales (siglo II), el historiador secular romano Tácito, escribió
acerca de los cristianos, describiéndolos como «una clase despreciada a causa de sus
abominaciones». Precisó que el nombre deriva de «Christus… [quien] sufrió la pena
capital durante el reinado de Tiberio a manos de uno de nuestros procuradores,
Poncio Pilato».
¿Qué ocurrió después?
Considere lo siguiente: Algo sucedió entre el Viernes Santo (el día de la crucifixión
de Jesús) y el día de Pentecostés (el derramamiento del Espíritu Santo). Por un lado
es innegable la desmoralización sufrida por los discípulos ante la detención y
ejecución de su Maestro. Pero igualmente innegable es el hecho de que en un período
muy breve, esos mismos discípulos desafiaban a las mismas autoridades que antes les
habían parecido tan intimidatorias y proclamaban a Aquel que había muerto en la
ignominia y el abandono como Cristo —escogido y ungido de Dios— y Señor.
Semejante transformación no pude ser fortuita.
¿Podemos estar seguros de la veracidad de la resurrección?
Las pruebas son contundentes. El sepulcro se hallaba vacío y nadie dio jamás con el
cuerpo. Durante todo un mes después de aquel episodio los discípulos se
reencontraron una y otra vez con Jesús vivo. Dichos encuentros fueron siempre
inesperados y se registraron cuando ellos se hallaban en grupos de entre doscientas y
quinientas personas. Las alucinaciones no se dan de esa forma.
Los discípulos, por su parte, estaban convencidos de que la resurrección de Cristo no
era ninguna fantasía y la proclamaban a pesar de verse sometidos al ridículo, a
persecuciones y hasta a la muerte.
¡No hay tumba que venerar!
En Mateo 28:11-15 leemos que los dirigentes judíos hicieron circular falsos rumores
de que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús. Este relato nos indica que en
el siglo I, aun quienes albergaban una actitud antagónica hacia el cristianismo
aceptaban que la tumba se había hallado vacía.
Consideren lo siguiente: No hay absolutamente ninguna prueba de la existencia de
algún culto relacionado con el sitio en que Jesús fue sepultado. Las antiguas
tradiciones judías eran muy dadas a la veneración respetuosa de las tumbas de los
profetas y patriarcas. La total ausencia de ello en el caso de Jesús sugiere que desde el
inicio se dio por aceptado que para Él el sepulcro no tenía sentido. (El interés surgido
en círculos cristianos por la posible sepultura de Cristo data de varios siglos después.)
Pasajes para leer sobre la resurrección
Juan 20:1-18
Y el primer día de la semana, de mañana, siendo aún oscuro, María Magdalena vino
al sepulcro, y vio quitada la piedra del sepulcro.
Entonces corrió, y vino a Simón Pedro, y al otro discípulo, a quien amaba Jesús, y
les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.
Pedro entonces salió, y el otro discípulo, y fueron al sepulcro.
Y corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó
primero al sepulcro.
Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí; mas no entró.
Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí,
y el sudario que había estado sobre su cabeza, no puesto con los lienzos, sino
envuelto en un lugar aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, que había llegado primero al sepulcro, y
vio, y creyó.
Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que Él resucitase de
los muertos.
Entonces los discípulos se volvieron a sus casas.
Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro; y llorando se inclinó y miró
dentro del sepulcro;
y vio dos ángeles en ropas blancas que estaban sentados, el uno a la cabecera, y el
otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto.
Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo: Porque se han llevado a mi Señor,
y no sé dónde le han puesto.
Y habiendo dicho esto, volteó hacia atrás, y vio a Jesús que estaba allí; mas no sabía
que era Jesús.
Jesús le dijo: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el
hortelano, le dijo: Señor, si tú le has llevado, dime dónde le has puesto, y yo lo
llevaré.
Jesús le dijo: María. Volviéndose ella, le dijo: ¡Raboni! (que quiere decir, Maestro).
Jesús le dijo: No me toques; porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis
hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
Vino María Magdalena dando las nuevas a los discípulos de que había visto al
Señor, y que Él le había dicho estas cosas.
1 Corintios 15:1-28
Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también
recibisteis, en el cual estáis firmes;
por el cual asimismo sois salvos, si retenéis la palabra que os he predicado, si no
habéis creído en vano.
Porque primeramente os he entregado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por
nuestros pecados conforme a las Escrituras;
y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;
y que fue visto por Cefas, y después por los doce.
Y después, fue visto por más de quinientos hermanos a la vez; de los cuales muchos
viven aún, y otros ya duermen.
Después fue visto por Jacobo; luego por todos los apóstoles.
Y al último de todos, como por un nacido a destiempo, Él fue visto también por mí.
Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado
apóstol, porque perseguí la iglesia de Dios.
Mas por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para
conmigo; antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de
Dios que ha sido conmigo.
Así que, ya sea yo o ellos, así predicamos, y así habéis creído.
Y si se predica que Cristo resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre
vosotros que no hay resurrección de muertos?
Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.
Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también
vuestra fe.
Y además somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios,
que Él resucitó a Cristo; al cual no resucitó, si en verdad los muertos no
resucitan.
Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.
Y si Cristo no resucitó, vana es vuestra fe; aún estáis en vuestros pecados.
Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.
Si sólo en esta vida esperamos en Cristo, somos los más miserables de todos los
hombres.
Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es
hecho.
Y por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección
de los muertos.
Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán
vivificados.
Pero cada uno en su debido orden: Cristo las primicias; luego los que son de Cristo,
en su venida.
Luego vendrá el fin; cuando haya entregado el reino al Dios y Padre, cuando haya
abatido todo dominio y toda autoridad y poder.
Porque es menester que Él reine, hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo
de sus pies.
Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte.
Porque todas las cosas sujetó debajo de sus pies. Pero cuando dice: Todas las cosas
son sujetadas a Él, claramente se exceptúa a Aquél que sujetó a Él todas las
cosas.
Y cuando todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará
a Aquél que sujetó a Él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.
PRUEBA DE LA CLASE 8B, «EL MAYOR AMOR DE TODOS: SALVACIÓN ETERNA», DE LAS
12 PIEDRAS FUNDAMENTALES
NOMBRE: FECHA:
1. La «Salvación» implica que al aceptar a Jesús, tenemos garantizada ¿qué cosa?
(Pista: Romanos 6:23b; 1 Juan 5:11.)
2. ¿Aproximadamente cuántas personas del mundo son pecadoras? (Pista:
Romanos 3:23.)
3. Nos merecemos ser castigados por nuestros pecados, pero al morir, Jesús tomó
sobre sí ¿qué cosa? (Pista: Romanos 5:8; 2 Corintios 5:21)
4. ¿Cuál es la ÚNICA vía para salvarse? (Pista: Hechos 4:12; 1 Timoteo 2:5)
5. ¿Para llegar al Cielo no basta con que nos portemos bastante bien? (Pista: 2
Timoteo 1:9.)
6. ¿Cómo sabemos que la Salvación es por gracia? (Pista: Romanos 3:28; Efesios
2:8–9.)
7. ¿Alguien se salvó alguna vez por guardar la Ley Mosaica? (Pista: Romanos
3:20, 9:31; Hebreos 7:19.)
8. ¿Qué consecuencia tuvo para la antigua ley la muerte de Jesús en la cruz?
(Pista: Mateo 5:17; Juan 19:30; Romanos 10:4)
9. ¿Los que creen en Jesús están obligados a observar cada jota y cada tilde de la
antigua Ley Mosaica? (Pista: Hebreos 8:6,13, 10:9.)
10. ¿Significa eso que un creyente puede hacer lo que le venga en gana? (Pista:
Mateo 22:37–40; Romanos 7:4)
11. ¿Qué ocurre cuando pecamos? ¿Podemos perder nuestra salvación? (Pista:
Hebreos 13:5.)
12. ¿En qué capítulo(s) de la Biblia hallamos un recuento de cómo celebrar la
comunión (la cena del Señor)?
13. ¿Qué representa el pan? (Pista: Isaías 53:5)
14. ¿Qué representa la sangre? (Pista: Mateo 26:28)
¿HUBO ALGO DE LA CLASE QUE NO ENTENDISTE BIEN O QUE TE SUSCITÓ
INTERROGANTES? DE SER ASÍ, EXPLÍCALO A TU GUÍA.