dopaje y patología osteoarticular: fisiología y riesgos

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Dopaje y patología osteoarticular: fisiología y riesgos H. Nielens, M.-P. Hermans El dopaje es un fenómeno muy antiguo, pues diversos textos que se remontan a la antigüedad ya lo mencionan. Durante estas últimas décadas, el dopaje ha evolucionado de manera considerable y paralelo al desarrollo de nuevas sustancias y procedimientos en el arsenal terapéutico médico. Al final de los años noventa, el dopaje se generalizó en determinados medios deportivos profesionales, hasta el punto de que se hizo necesaria una respuesta concertada por parte de instancias deportivas, políticas y judiciales. Esta respuesta se materializó en la creación de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), basándose en el fruto de los significativos esfuerzos realizados en este terreno por el Comité Olímpico Internacional. La AMA edita todos los años una lista actualizada de sustancias y de medios prohibidos a nivel internacional disponible en el sitio web de la institución (http://www.wada-ama.org). Este artículo propone una breve revisión de los efectos de las principales sustancias dopantes que pueden afectar al aparato locomotor. Se describen los efectos esperados por los deportistas que los utilizan, así como todos los demás efectos posibles. También se incluye una descripción más detallada de los posibles efectos secundarios sobre los distintos componentes del aparato locomotor. Las principales sustancias tratadas son los esteroides anabolizantes, la hormona del crecimiento y los glucocorticoides. Por último, se presentan los datos actuales relativos al dopaje genético, que puede tener repercusiones sobre el aparato locomotor. © 2007 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados. Palabras Clave: Dopaje; Aparato locomotor; Anabolizantes; Corticoides; Músculos; Tendones Plan Introducción 1 Esteroides anabolizantes 2 Hormona del crecimiento 2 Glucocorticoides (GC) 3 Otros factores de crecimiento y de diferenciación muscular 4 Dopaje genético 4 Introducción El dopaje no es una práctica excepcional en el deporte de alto nivel, ni tampoco en algunos deportes recreativos. Aunque existen numerosas publicaciones que se refieren a los peligros del dopaje, son pocos los autores que se han ocupado de sus repercusiones sobre el aparato locomotor. La Agencia Mundial Antidopaje (AMA), creada en 1999, publica una lista de sustancias y de métodos prohibidos [1] , actualizada cada año y adoptada por casi todas las instancias relacionadas con la organización de manifestaciones deportivas (Cuadro I). En ella figuran Cuadro I. Lista de sustancias y de métodos prohibidos. I. Sustancias y métodos prohibidos en cualquier circunstancia Agentes anabolizantes Hormonas y sustancias afines b2 agonistas Agentes con actividad antiestrogénica Diuréticos y otros agentes enmascaradores Incremento de la transferencia de oxígeno Manipulación química y física Dopaje genético II. Sustancias y métodos prohibidos en competición Todas las categorías de la sección I, más: Estimulantes Narcóticos Cannabinoides Glucocorticoides III. Sustancias prohibidas en determinados deportes Alcohol Betabloqueantes IV. Sustancias específicas E – 14-611 1 Aparato locomotor

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Page 1: Dopaje y patología osteoarticular: fisiología y riesgos

Dopaje y patología osteoarticular:fisiología y riesgos

H. Nielens, M.-P. Hermans

El dopaje es un fenómeno muy antiguo, pues diversos textos que se remontan a laantigüedad ya lo mencionan. Durante estas últimas décadas, el dopaje ha evolucionadode manera considerable y paralelo al desarrollo de nuevas sustancias y procedimientosen el arsenal terapéutico médico. Al final de los años noventa, el dopaje se generalizó endeterminados medios deportivos profesionales, hasta el punto de que se hizo necesariauna respuesta concertada por parte de instancias deportivas, políticas y judiciales. Estarespuesta se materializó en la creación de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA),basándose en el fruto de los significativos esfuerzos realizados en este terreno por elComité Olímpico Internacional. La AMA edita todos los años una lista actualizada desustancias y de medios prohibidos a nivel internacional disponible en el sitio web de lainstitución (http://www.wada-ama.org). Este artículo propone una breve revisión de losefectos de las principales sustancias dopantes que pueden afectar al aparato locomotor.Se describen los efectos esperados por los deportistas que los utilizan, así como todos losdemás efectos posibles. También se incluye una descripción más detallada de los posiblesefectos secundarios sobre los distintos componentes del aparato locomotor. Lasprincipales sustancias tratadas son los esteroides anabolizantes, la hormona delcrecimiento y los glucocorticoides. Por último, se presentan los datos actuales relativos aldopaje genético, que puede tener repercusiones sobre el aparato locomotor.© 2007 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados.

Palabras Clave: Dopaje; Aparato locomotor; Anabolizantes; Corticoides; Músculos;Tendones

Plan

¶ Introducción 1

¶ Esteroides anabolizantes 2

¶ Hormona del crecimiento 2

¶ Glucocorticoides (GC) 3

¶ Otros factores de crecimiento y de diferenciaciónmuscular 4

¶ Dopaje genético 4

■ IntroducciónEl dopaje no es una práctica excepcional en el

deporte de alto nivel, ni tampoco en algunos deportesrecreativos. Aunque existen numerosas publicacionesque se refieren a los peligros del dopaje, son pocos losautores que se han ocupado de sus repercusiones sobreel aparato locomotor.

La Agencia Mundial Antidopaje (AMA), creada en1999, publica una lista de sustancias y de métodosprohibidos [1], actualizada cada año y adoptada por casitodas las instancias relacionadas con la organización demanifestaciones deportivas (Cuadro I). En ella figuran

Cuadro I.Lista de sustancias y de métodos prohibidos.

I. Sustancias y métodos prohibidos en cualquiercircunstancia

Agentes anabolizantes

Hormonas y sustancias afines

b2 agonistas

Agentes con actividad antiestrogénica

Diuréticos y otros agentes enmascaradores

Incremento de la transferencia de oxígeno

Manipulación química y física

Dopaje genético

II. Sustancias y métodos prohibidos en competición

Todas las categorías de la sección I, más:

Estimulantes

Narcóticos

Cannabinoides

Glucocorticoides

III. Sustancias prohibidas en determinados deportes

Alcohol

Betabloqueantes

IV. Sustancias específicas

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aquellas sustancias que pueden tener efectos significati-vos sobre el aparato locomotor (esteroides anabolizan-tes, hormona del crecimiento, glucocorticoides, etc.).

■ Esteroides anabolizantesLos esteroides anabolizantes (EA), las sustancias

dopantes más utilizadas [2], son derivados sintéticos dela testosterona secretada por las células de Leydigtesticulares. La testosterona y sus derivados naturales(dihidrotestosterona [DHT] y estradiol) inducen, durantela vida embrionaria, el desarrollo del fenotipo masculinoy de los caracteres sexuales secundarios masculinos en lapubertad. En la edad adulta, sus efectos predominansobre el aparato locomotor: estimulación de la síntesisproteica en general y, en el músculo en concreto,estimulación de la síntesis del colágeno en los tejidosconjuntivos, aumento de la densidad ósea, etc. Éstosson los efectos buscados con el uso ilícito de dichassustancias [3, 4]. Tanto la testosterona como casi todossus derivados sintéticos estimulan también laeritropoyesis [5]y poseen efectos lipolíticos y psicoesti-mulantes [6, 7].

La lista de los efectos indeseables de los EA es larga.Destacan los cardiovasculares, hepáticos, dermatológi-cos, endocrinos, comportamentales, en ocasiones onco-lógicos y los que actúan sobre el sistema reproductor [3,

8, 9].La tasa de controles positivos a los EA referida por los

laboratorios acreditados por el Comité Olímpico Inter-nacional (COI) es relativamente baja [2]. Sin embargo,este dato no debe inducir al error de infravalorar lamagnitud del fenómeno, que sobrepasa con mucho elámbito del deporte de alto nivel. Numerosos autoreshablan de la elevada frecuencia de su uso en muchasdisciplinas y niveles de deportes [8, 10-13] desde laadolescencia [13-20]. El consumo es mayor en los depor-tes de fuerza (halterofilia, culturismo, power-lifting, etc.)y de potencia (saltos, sprint, lanzamientos, etc.), ya queel volumen muscular es fundamental en dichasprácticas.

En musculación, el dopaje con EA es una prácticageneralizada: controles realizados en algunas federacio-nes [21] han dado hasta un 58% de casos positivos.Muchos deportistas que acuden a los gimnasios songrandes consumidores de EA [8, 13, 22-25]. En EstadosUnidos, la tasa estimada por sondeo entre estudiantesuniversitarios [26] y adolescentes mayores [14, 20, 27]seacerca al 10%. Estas cifras alarmantes dejan entrever unabúsqueda de buenos resultados, pero también motiva-ciones estéticas (lipólisis, miohipertrofia) o comporta-mentales (agresividad y combatividad), a veces fuera deun contexto deportivo.

El principal efecto buscado por los consumidores deEA es el desarrollo muscular y la ganancia de fuerza. Enla actualidad no existe ninguna duda de que la combi-nación de un entrenamiento intenso, un régimenhiperproteico y dosis suprafisiológicas de EA aumentamás la masa muscular que la combinaciónentrenamiento-régimen [3, 8]. A menudo se describetambién una ganancia de fuerza (5-20%) [8]. Otros datosmás recientes sugieren que es posible lograr una hiper-trofia muscular con independencia del entrenamien-to [28, 29]. A nivel del miocito, parece que la hipertrofiase asocia a determinado grado de hiperplasia [30]. Losefectos anabólicos sobre el músculo de las dosis supra-fisiológicas de EA parecen indirectos e independientesde la interacción con el receptor de la testosterona(efecto anticatabólico antiglucocorticoides estimuladopor el ejercicio) [3, 31]. Se han descrito efectos tantosobre las fibras rápidas (tipo II) [32] como sobre las fibraslentas (tipo I) [33-37]. También intervienen la naturalezadel entrenamiento asociado y la dosis [29]. Un equipo ha

descrito efectos nocivos (involución celular, apoptosis)en un modelo de músculo esquelético animal [38].

Los EA podrían acelerar la cicatrización de lesiones dediversos componentes del aparato locomotor (hueso,cartílago, tendón, músculo) [39-42]. Estas observacioneshan hecho que algunos propongan la administración deEA para prevenir lesiones de sobrecarga o acelerar lacuración de lesiones traumáticas.

La toma de EA no carece de riesgos en el planolocomotor. Después del uso de EA en niños o adoles-centes, se puede producir la fusión prematura de lasepífisis, efecto androgénico de la aromatización de latestosterona en estradiol, con la consiguiente reduccióndel crecimiento lineal óseo y, por tanto, de la estaturaadulta [3]. Asimismo, numerosos autores han descritorupturas tendinosas [43-48], y uno de los mecanismos quepodría explicar dichas rupturas es la aparición de unahipertrofia muscular demasiado precoz en relación conlos tendones, con desequilibrio biomecánico [3]. Además,estos deportistas recurren a veces a inyecciones peri ointratendinosas de glucocorticoides [45]. Por último, elefecto psicoestimulante de los EA aumenta la agresivi-dad general y la carga de entrenamiento tolerada endisciplinas en las que los tendones se someten a presio-nes a menudo excesivas [49].

Los EA también podrían ejercer un efecto perjudicialdirecto sobre la ultraestructura tendinosa, provocandouna desorganización de las fibrillas de colágeno [50-53].Sin embargo, los datos que sugieren esta hipótesis sonantiguos, escasos y a menudo procedentes de estudiosrealizados con animales. Otros argumentos más recien-tes parecen invalidar esta posibilidad [51].

Casi todos los EA se administran por vía intramuscu-lar. Se han descrito diversas complicaciones por inyec-ciones intramusculares repetidas o mal puestas [3, 54]:infecciones locales (abscesos musculares, artritis sépticas)o a distancia (septicemias, transmisiones virales [hepati-tis, VIH]). Asimismo, se han observado otras complica-ciones locales (focos inflamatorios y/o fibróticoscrónicos, involución grasa, granuloma sobre residuosoleosos [55], lesiones nerviosas [3, 54]). En algunos casos,los focos intramusculares desorganizados pueden provo-car, con el ejercicio, un dolor localizado que parece unalesión de sobrecarga común como una tendinopatía decofia. La Figura 1 muestra un foco de involución grasaen la RM en el deltoides izquierdo, en el punto deinyecciones repetidas. Obsérvese la marcada hiposeñalen secuencia T1 de la médula ósea, reflejo de la estimu-lación eritropoyética inducida por los EA. Este tipo defenómeno suele observarse en el hueso trabecular, sobretodo en los cuerpos vertebrales (Fig. 2).

Por último, no se puede cerrar el capítulo de losefectos secundarios de los EA sin recordar sus efectossobre la silueta femenina: progresiva aparición de unamorfología androide, hipertrofia muscular (sobre todotroncoescapular), adelgazamiento relativo de caderas ymuslos, hirsutismo, modificación de los órganos genita-les y alteración de la función reproductora [56-58].

■ Hormona del crecimientoLa hormona del crecimiento (HC) es un péptido

hipofisario. Durante la infancia, y especialmente en elmomento de la pubertad, la HC ejerce un papel funda-mental en el crecimiento del aparato locomotor.Durante la edad adulta, tanto el sueño como el ejercicioson dos de los principales factores que modulan lasecreción de HC, así como la síntesis y liberaciónconsecutivas de las somatomedinas denominadas IGF(factor de crecimiento tipo insulina, IGF-1, IGF-2) por elhígado y otros tejidos diana de la HC como los múscu-los. La producción de HC es directamente proporcionala la intensidad del ejercicio [59, 60]. Las somatomedinasestimulan el desarrollo muscular, la renovación ósea y la

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síntesis de colágeno. La HC tiene también un efectolipolítico que favorece la oxidación por el hígado y eluso por los músculos en ejercicio de los ácidos grasos.Finalmente, al igual que los EA, la HC estimula laeritropoyesis [61-63]. Así, el ejercicio tiene sus principalesefectos sobre el aparato locomotor medianteHC-somatomedinas. Por este motivo, la HC se consideraa veces un posible tratamiento contra el envejecimientofisiológico del aparato locomotor [64-66].

El hecho de que la HC tenga un papel de mediadoren la hipertrofia muscular inducida por el ejercicioexplica por qué algunos deportistas que practicandisciplinas de fuerza y de potencia la utilizan comoagente dopante. El desarrollo relativamente reciente dela síntesis de HC recombinante ha incrementado su usoilícito, mientras que sus indicaciones terapéuticas sonbien limitadas. El dopaje con HC recombinante humana(hGH) sigue siendo indetectable a pesar de los esfuerzosrealizados por numerosos investigadores, por el COI ypor la Unión Europea (proyecto «GH-2000») [67-70].Existen muchas pruebas indirectas de que atletas de altonivel recurren al dopaje con HC [71]. Los beneficiosesperados son la ganancia de masa muscular, la reduc-ción de la masa grasa y una hipotética ventaja en losdeportes de resistencia por una mejor movilización de

los sustratos energéticos y por un aumento del hemató-crito. En resumen, efectos similares a los de los EA, perosin riesgo de control positivo. La HC también podríautilizarse en la pubertad para aumentar la estatura final(baloncesto, balonvolea) [71], asociada a la hormona queestimula su producción (GH-RH), pero con el riesgo deprovocar gigantismo o acromegalia.

La realidad de los efectos esperados con el uso de laHC exógena sigue siendo debatida [72], porque, además,los estudios humanos controlados son escasos. Unestudio reciente no ha podido objetivar ningún efectosobre la resistencia cardiorrespiratoria en el ser huma-no [73]. En su revisión, Dean [71] concluye que no existeprueba alguna que avale la capacidad de la HC paraaumentar el desarrollo muscular del atleta sano. Podríaocurrir, como pasó con los EA, que surjan pruebas másadelante; un estudio reciente así lo sugiere [74].

Es conveniente recordar los principales efectos nefas-tos de la exposición a niveles anormalmente elevados deHC. Las manifestaciones de la acromegalia son bienconocidas [66, 71, 75]: artralgias y neuropatías de loscanales con retención hidrosódica, insulinorresistencia eintolerancia glucídica, dislipidemia, incremento delriesgo cardiovascular, neoplasias del tracto digestivo ehipertrofia de los tejidos blandos (manos, pies) y de loshuesos (cráneo, mandíbula). La hipertrofia muscularpresente en estos pacientes no va acompañada de unamayor fuerza, sino todo lo contrario. Tanto la facies demuchos culturistas y de otros atletas de potencia, conmandíbulas prominentes, como los tratamientos deortodoncia a los que recurren a menudo, sugieren elconsumo de HC. Por último, hay que señalar que sehan descrito algunos casos de transmisión de la enfer-medad de Creutzfeldt-Jakob tras el uso de HC proce-dente de hipófisis humanas [76].

■ Glucocorticoides (GC)Estas hormonas se prescriben por vía local (cremas

dermatológicas, infiltraciones, etc.) o general, comoantiasmáticos, o para el tratamiento de enfermedades

Figura 1. A,B. Foco de degeneración grasa en el músculodeltoides de un culturista (colección del Prof. J. Malghem, servi-cio de radiología de las clínicas universitarias Saint-Luc, UCL,Bruselas). La reiterada administración de esteroides anabolizan-tes por vía intramuscular produce, de manera regular, complica-ciones locales en los puntos de inyección. En este caso, lasimágenes de resonancia magnética muestran zonas más o menosextensas en hiperseñal en T1 (aquí en el músculo deltoides delhombro izquierdo de un culturista; corte sagital a la izquierda,corte transversal a la derecha). Estas zonas corresponden a focosde degeneración muscular grasa o fibrosa. De forma ocasional,pueden observarse gotitas lipídicas, que son residuos de lassustancias inyectadas. En algunos casos, estos focos fibronecró-ticos pueden alcanzar tamaños mayores y presentarse en formade tumefacciones palpables. No es excepcional la sobreinfecciónde dichos focos.

Figura 2. Hiperplasia de los tejidos hematopoyéticos en unculturista (colección del Prof. J. Malghem, servicio de radiologíade las clínicas universitarias Saint-Luc, UCL, Bruselas). Los atletasde fuerza y de potencia consumen con regularidad sustanciascon propiedades anabolizantes (esteroides anabolizantes, hor-mona del crecimiento, etc.). Además del efecto anabolizantesobre el músculo, estas sustancias tienen también un potenteefecto estimulante sobre los tejidos eritropoyéticos presentes enel hueso trabecular. Por tanto, no es excepcional observar en lasimágenes de resonancia magnética una médula ósea que suelepresentar una señal débil en secuencia T1. Este aspecto es bienvisible en los cuerpos vertebrales, en la metáfisis humeral proxi-mal y en la periferia de la cabeza humeral en este corte frontal dela parte superior del tronco y de la nuca obtenido en un cultu-rista.

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inflamatorias. Los GC no pueden ser administrados a losdeportistas por vía oral, intramuscular o rectal [77]. Lasotras vías de administración se permiten siempre queexista una autorización previa de uso con fines terapéu-ticos. Hay que destacar que las preparaciones tópicas(piel, nariz, boca, oreja, ojos) no necesitan ningunaautorización previa [77].

Los GC también se utilizan de forma ilícita, sobretodo por sus efectos euforizantes, que hacen que eldeportista se supere. Por otra parte, el potente efectoantiinflamatorio de los GC también podría contribuir aatenuar los dolores debidos a los micro y macrotrauma-tismos, frecuentes en los competidores. Por último,puesto que estas sustancias se investigan desde hacepoco tiempo en los controles antidopaje, su empleo seencuentra bastante extendido en algunas disciplinascomo el ciclismo [78].

Los GC no tienen un efecto ergogénico demostrado.Por el contrario, pueden inducir una miopatía esteroideabastante específica de las fibras IIb. Otros muchosefectos secundarios se observan con los GC (uso local osistémico): dislipidemia, intolerancia glucídica, osteopo-rosis, inmunodepresión, aumento de la masa grasa,atrofia cutánea, retraso del crecimiento, hipertensiónarterial, fibrosis miocárdica, riesgo de deprivación,etcétera.

Los riesgos del uso de GC sobre el aparato locomotorse conocen desde hace mucho tiempo [79, 80]. Los GCdebilitan de manera global el tejido conjuntivo. Se handescrito numerosos casos de rupturas tendinosas des-pués de tratar múltiples afecciones reumatológicas conGC por vía general o local (infiltraciones). Las frecuentesrupturas espontáneas bilaterales de los tendones deAquiles en personas no deportistas que reciben untratamiento a largo plazo con GC por vía general [81-85],posiblemente responden a un debilitamiento de dichostendones por los GC. Esta hipótesis, que ha sido discu-tida e incluso negada [86-96] durante largo tiempo, seacepta en la actualidad, ya que estudios recientes handemostrado que los GC son nefastos para la viabilidadde los tenocitos y disminuyen la síntesis de colágeno [97,

98].La problemática de las infiltraciones peritendinosas

excede el marco de este trabajo, pues están permitidassiempre que exista una justificación terapéutica. Entrelos deportistas, los casos de ruptura tendinosa despuésde infiltraciones de derivados corticoides no son excep-cionales [86, 99, 100]. Todavía no se conoce bien el papelexacto de los GC en dichas rupturas. La ruptura puedeser consecuencia de la lesión que ha justificado laadministración de GC, de las tensiones excesivas indu-cidas por el propio deporte o incluso de una inyecciónmal puesta (intratendinosa) [101, 102]. Es evidente que sedebe recurrir a ellas con prudencia [102-104], porque esmuy probable que provoquen cierto grado de debilita-miento [99]. Cuando hay que realizar una infiltraciónperitendinosa, es recomendable imponer al deportistaun período de reposo total o relativo; cuando se trata dedeportes muy exigentes (salto, sprints, salidas, etc.), eluso de estas sustancias debe plantearse con especialprudencia.

También se conocen desde hace tiempo [105] losefectos nocivos de los GC sobre el cartílago y el hueso.Sin embargo, son infrecuentes los casos descritos en losdeportistas de asociación entre corticoterapia y lesionescondrales u óseas (fracturas por fatiga). Al igual que enlas rupturas tendinosas, cuando se observa un caso [106],nunca es posible demostrar la causalidad directa entre lacorticoterapia y la lesión descrita.

Por último, es conveniente recordar que el uso de GCpuede provocar una depresión, a veces considerable, deleje hipotálamo-hipofiso-suprarrenal, que sin duda nofavorece la práctica de actividades deportivas intensas.

Este fenómeno, que aparece con dosis bajas correspon-dientes a una sola inyección intraarticular, puedemanifestarse algunas horas o días después de la infiltra-ción y persistir durante varias semanas [107, 108]. Estopermite explicar porqué algunos deportistas han dadopositivo en un control después de una sola infiltracióno incluso después de aplicarse una crema dermatológica.Es lícito preguntarse si algunos no aprovechan el usolocal autorizado de los GC para enmascarar un uso porvía general.

En resumen, el amplio uso de los GC en el mundodel deporte de competición contrasta de manera singu-lar con los datos de la literatura, que arrojan más riesgosque beneficios con el uso de los mismos. Los GC estánpermitidos, pero sólo de forma local (infiltraciones),para el tratamiento de algunas lesiones de sobrecarga delaparato locomotor. Aun así, es necesario recurrir a estamodalidad terapéutica con gran prudencia y control. Laadministración de GC también está permitida paratratar determinadas afecciones no deportivas (cutáneas,respiratorias, etc.). Aparte de estas indicaciones, querequieren una justificación previa, debería estar prohi-bido el uso de GC en los deportistas.

■ Otros factoresde crecimientoy de diferenciación muscular

El IGF-1, principal mediador de los efectos de lahormona del crecimiento (HC), posee efectos cicatrizan-tes musculotendinosos. Algunos lo utilizan de formailícita asociado a la HC. La combinación de las doshormonas potencia algunos efectos anabólicos, a la vezque permite usar dosis más pequeñas de cada una deellas, con lo que se trata de atenuar sus efectos nefastossobre la glucorregulación.

La miostatina es un factor anticrecimiento que inter-viene en el control del número y de la masa de lasfibras musculares, interrumpiendo el ciclo celular de lascélulas satélites de los mioblastos en fase G1 [109, 110]. Encasos de hipotrofia y/o de involución muscular (geria-tría), se han propuesto como agentes antimiodistrofiaanticuerpos antimiostatina, anticuerpos antirreceptor dela miostatina y otras moléculas farmacológicas anti-miostatina. Éstas también podrían ser utilizadas comoagentes dopantes para lograr una hipertrofiamuscular [109].

Por otro lado, el b-FGF (factor de crecimiento básicode fibroblastos), el PDGF (factor de crecimiento derivadode las plaquetas) y el VEGF (factor de crecimientoendotelial vascular) han sido propuestos como agentesaceleradores de la cicatrización musculotendinosa, ycomo agentes favorecedores de la angiogénesis (PDGF yVEGF). Por último, han sido estudiados agonistasfarmacológicos del receptor nuclear PPAR-d, comoagentes que permiten inducir una lipólisis por aumentodel metabolismo basal secundario y, al mismo tiempo,modificar el fenotipo muscular hacia fibras de tipo 1,favoreciendo la biogénesis mitocondrial, la capacidad deoxidación lipídica, así como la resistencia al esfuerzo.Sus efectos son similares a los observados en modelosmurinos genéticamente modificados para sobreexpresarPPAR-d (ratones «maratonianos»; cf infra) [111].

■ Dopaje genéticoLa AMA define el dopaje genético como «el uso no

terapéutico de células, genes, elementos genéticos omodulación de la expresión génica, que tienen lacapacidad de aumentar el rendimiento deportivo» [1, 77].Desde el año 2003, el dopaje genético figura en las listasde sustancias y métodos prohibidos. El objetivo de las

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investigaciones que se realizan en el ámbito de laterapia génica es mejorar el tratamiento de enfermeda-des graves (distrofias musculares, esclerosis lateralamiotrófica, déficit inmunitarios congénitos graves,etc.). El reciente conocimiento del genoma humano y laposibilidad de transferir genes mediante retrovirusdesactivados han proporcionado avances fundamentalesen este terreno. Sin embargo, casi todos los estudios selimitan a modelos animales, pues los riesgos derivadosde la modificación del genoma son muy graves. Así, lastécnicas actuales de transferencia de genes siguen siendomuy imprecisas e insuficientemente dominadas comopara aplicarlas al ser humano de manera rutinaria [112].

Hay que mencionar varios avances científicos recien-tes que podrían emplearse de forma incorrecta en elmarco del dopaje. Así, es probable que estos resultadosno hayan pasado desapercibidos en los medios deporti-vos de alto nivel y que algunos imprudentes ya sehayan sometido a estos experimentos [109, 110].

Mediante manipulación genética, se ha obtenido unaumento de IGF-1. La transferencia de un gen adicionalque codifica para el IGF-1 ha permitido frenar enanimales la degeneración debida a la edad [113-116]. Deesta forma, se han logrado hipertrofias muscularesespectaculares en el ratón (ratón «Schwarzenegger») [109].

Las mutaciones naturales invalidantes del gen de lamiostatina en bovinos, roedores y en el hombre origi-nan hipertrofia muscular (bovinos «Blue-Blanc-Belge»,ratón «Rambo») y bebés «Schwarzenegger» [109, 117],respectivamente. Hoy en día se puede plantear lainvalidación del gen de la miostatina o de su recep-tor [109, 110].

Dos prometedores modelos animales de terapia génicatendinosa han utilizado la transfección de tenocitos congenes que codifican para factores de crecimiento y/o decicatrización [118-120]. La posibilidad de intervenir en elgenoma de forma local para prevenir o facilitar lacuración de lesiones traumáticas del aparato locomotorpodría no corresponder a la definición del dopajegenético, ya que en este caso se haría con fines terapéu-ticos. Sin embargo, aquí también son posibles los«patinazos». Así, al modificar el genoma de algunascélulas locomotoras (tenocitos, condrocitos, miocitos,fibroblastos, etc.), la terapia génica podría reforzar oacelerar la curación de algunos componentes del aparatolocomotor, permitiendo de este modo aumentar el nivelde entrenamiento o volver antes a la competición. Elmismo debate se produjo cuando se generalizaron losesteroides anabolizantes en el mundo deportivo; algunosrecomendaron su uso con fines terapéuticos. Por tanto,sigue sin estar bien definida la frontera«tratamiento-dopaje».

Otra vía estudiada es la expresión génica de HIF1-alfa(factor inducido por hipoxia), cuya activación en casode trastorno de la oxigenación tisular favorece estaúltima por un efecto estimulante de la angiogénesis,efecto buscado para el tratamiento del infarto demiocardio.

También se ha conseguido en el animal, por manipu-lación genética experimental, una sobreexpresión localo una expresión continua de PPAR-d, receptor nuclearcuya activación por ligando natural o farmacológicoregula por vía transcripcional la b-oxidación mitocon-drial en el tejido adiposo y en el músculo. De estaforma, modelos murinos que sobreexpresan PPAR-dadquieren un fenotipo muscular caracterizado por unabiogénesis mitocondrial y por un aumento de las capa-cidades oxidativas, que les convierte en animales natu-ralmente «maratonianos» y que les protege contra laobesidad [111]. El coactivador 1 alfa del receptor PPAR-a(PGC1-a) es un coactivador multifuncional de losreceptores nucleares de la familia PPAR, que tambiéninduce la biogénesis mitocondrial muscular y controlauna serie de genes implicados en la b-oxidación de los

ácidos grasos y las fosforilaciones oxidativas. La sobre-expresión de PGC1-a muscular por transferencia génicaespecífica de órgano reproduce en gran parte los efectosdel entrenamiento físico en los roedores. Debido a quecontrola la expresión de numerosos genes mitocondria-les, el eje PGC1-a es una vía de investigación en fisio-logía deportiva en plena efervescencia, pero quetambién tiene un gran potencial de desarrollo dedopaje, genético o farmacológico [121, 122].

En general, existen múltiples posibilidades de dopajegenético, con expresión o represión de factores detranscripción inducidos de manera específica por lasmodificaciones metabólicas y mecánicas del ejercicio deresistencia. Las autoridades de la AMA son conscientesde estos desarrollos potenciales y han constituido unacomisión cuyo objetivo es evitar cualquier dopajegenético a partir de los juegos olímpicos de Pekín [123].Sin embargo, reconocen que los controles actuales sonincapaces de detectar estas prácticas y que se debendesarrollar nuevas pruebas específicas. Hay que distin-guir las manipulaciones genéticas que modifican elgenoma de todas las células del organismo, de aquéllasen las que sólo se modifican las células de un tejido ode un órgano. En el primer caso, se debería poderdesarrollar sin demasiadas dificultades un método dedetección con nuevas pruebas genéticas. En el caso demanipulación genética de un tejido diana (músculo,tendón, miocardio, etc.), la detección sigue siendoproblemática, ya que el dopaje [109], o incluso el vectorde transfección, sólo se podría descubrir en una biopsiaque proceda del material modificado genéticamente si elvector no es un virus que se encuentra en el ambientede manera natural.

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Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo original: Nielens H., Hermans M.-P. Dopage en pathologieostéoarticulaire : physiologie et risques. EMC (Elsevier Masson SAS, Paris), Appareil locomoteur, 15-920, 2006.

Disponible en www.emc-consulte.com/es

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