domesticación animal y vegetal en la araucania (traslado de camélidos a una isla)
DESCRIPTION
---TRANSCRIPT
![Page 1: Domesticación Animal y Vegetal en La Araucania (Traslado de Camélidos a Una Isla)](https://reader036.vdocumento.com/reader036/viewer/2022080100/55cf9194550346f57b8eaca6/html5/thumbnails/1.jpg)
Universidad de Tarapaca
DOMESTICACIÓN DE PLANTAS Y ANIMALES EN LA ARAUCANÍA: DATOS, METODOLOGÍAS YPROBLEMASAuthor(s): Marco Sánchez, Daniel Quiroz and Mauricio MassoneSource: Chungara: Revista de Antropología Chilena, , Volumen Especial. EDICIÓN DEDICADA ALAS ACTAS DEL XV CONGRESO NACIONAL DE ARQUEOLOGÍA CHILENA, ARICA, OCTUBRE2000 TOMO I - SIMPOSIOS (Septiembre 2004), pp. 365-372Published by: Universidad de TarapacaStable URL: http://www.jstor.org/stable/27802331 .
Accessed: 10/05/2014 14:21
Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at .http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp
.JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range ofcontent in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new formsof scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected].
.
Universidad de Tarapaca is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Chungara:Revista de Antropología Chilena.
http://www.jstor.org
This content downloaded from 168.176.5.118 on Sat, 10 May 2014 14:21:20 PMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
![Page 2: Domesticación Animal y Vegetal en La Araucania (Traslado de Camélidos a Una Isla)](https://reader036.vdocumento.com/reader036/viewer/2022080100/55cf9194550346f57b8eaca6/html5/thumbnails/2.jpg)
Volumen Especial, 2004. P?ginas 365-372
Chungara, Revista de Antropolog?a Chilena
DOMESTICACI?N DE PLANTAS Y ANIMALES EN LA ARAUCAN?A: DATOS, METODOLOG?AS
Y PROBLEMAS Marco S?nchez*, Daniel Quiroz** y Mauricio Massone*
El problema de la domesticaci?n de plantas y animales en la Araucan?a no ha recibido, por diversos motivos, una adecuada
atenci?n de parte de los especialistas, arque?logos, zooarque?logos y arqueobot?nicos, a excepci?n de Latcham (1922,1936). ?Es
posible inferir a trav?s de los datos arqueol?gicos existentes, de las metodolog?as usadas y de las teor?as ocupadas la segura existencia de domesticaci?n de plantas y animales en la zona? O tal vez podamos, al menos, formular hip?tesis y/o interpretaciones bien fundamentadas, que permitan desarrollar l?neas de investigaci?n que mejoren sustancialmente los datos, las metodolog?as y las teor?as usadas, hasta el momento, en el estudio de la domesticaci?n de plantas y animales en la Araucan?a.
Palabras claves: Domesticaci?n de plantas y animales, Araucan?a, zooarqueolog?a, arqueobot?nica.
For different reasons, the issue of plants and animals domestication in Araucan?a has not received proper attention by the special ists, namely archaeologists, zoo-archaeologists, and archaeo-botanists. The only exception in this regards has been Latcham
(1922, 1936). Is it possible to derive the actual presence of domestication of the area's plants and animals based on available
archaeological data, as well as on the current methodologies and theories? Perhaps we could start by suggesting hypothesis and
interpretations leading to the development of areas of investigation that, in turn, may substantially improve the data, methodolo
gies, and theories gather and/or used so far in the research about domestication of plants and animals in Araucan?a.
Key words: Plants and animals domestication, Araucan?a, zooarchaeology, archaeobotany.
Los estudios de los materiales recogidos en el marco de nuestras investigaciones en Isla Mocha y el litoral araucano, realizados por Becker (1997a, 1997b) sobre la presencia de Lama guanicoe semidomesticado, por Rojas y Cardemil (1995) sobre la existencia de semillas de Solanum
tuberosum, Chenopodium quinoa, Zea mays y pro bablemente Bromus mango, corresponden a una
primera aproximaci?n al problema de la domesti caci?n de plantas y animales en la Araucan?a. Es tos trabajos nos han impulsado a reflexionar de una
manera m?s sistem?tica sobre la presencia de plan tas y animales domesticados en el centro sur de Chile.
Para la Araucan?a (nombre de fantas?a que usa mos para nombrar lo que se ha dado en llamar "el Centro Sur de Chile") se han descrito y analizado dos complejos de funebria (y/o estilos cer?micos,
seg?n quien sea el due?o del discurso) bastante par ticulares: uno m?s temprano, denominado Pitr?n
(400-1.100 d.C), y otro m?s tard?o llamado El Ver
gel (1.000-1.500 d.C), y se ha sistematizado res
pecto de algunas de las caracter?sticas m?s rele vantes de los complejos para la prehistoria del centro sur de Chile (Aldunate 1989; Dillehay 1990).
Complejo Pitr?n (400-1.100 d.C.)
La definici?n del Complejo Pitr?n indica que se tratar?a de la primera manifestaci?n agroalfarera de la zona centro sur. Dillehay, sin embargo, pien sa que a?n no es posible asegurar que Pitr?n sea el
complejo cer?mico m?s temprano o solamente uno
de los diferentes complejo contempor?neos presen tes en distintas partes de la regi?n. Tal vez los ha
llazgos en Quino, con fechas entre el 100 y 300 d.C, nos se?alen la presencia de un complejo cer?mico m?s temprano que Pitr?n (Quiroz et al. 1997), pero estas investigaciones se encuentran reci?n en sus
etapas iniciales.
Seg?n Ad?n y Mera (1997) los grupos Pitr?n
ocuparon cuatro tipos de ambientes: (a) cordilleranos, sea ?sta la de Nahuelbuta o la de los
Andes, (b) precordilleranos andino y lacustres, (c) valles, asociados generalmente a los cursos medios de los r?os, y (d) costa, o mejor dicho un ?mbito vinculado a la costa, ya que muchos sitios se en
cuentran bastante alejados de la costa (20 km), que
permite el acceso a recursos de mar, al sistema de
lagos y lagunas y desembocaduras de los r?os, diversificando as? los recursos y posibilidades
* Museo de Historia Natural de Concepci?n, Casilla 105, Concepci?n. [email protected], [email protected] ** Centro Documentaci?n Bienes Patrimoniales, Direcci?n de Bibliotecas, Archivos y Museos. [email protected]
This content downloaded from 168.176.5.118 on Sat, 10 May 2014 14:21:20 PMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
![Page 3: Domesticación Animal y Vegetal en La Araucania (Traslado de Camélidos a Una Isla)](https://reader036.vdocumento.com/reader036/viewer/2022080100/55cf9194550346f57b8eaca6/html5/thumbnails/3.jpg)
366 Marco S?nchez, Daniel Quiroz y Mauricio Massone
adaptativas. La alfarer?a temprana de espacios costeros presenta una abundancia de tipos monocromos y respecto de la decoraci?n se ha iden tificado la presencia de las tres modalidades deco rativas conocidas: el modelado, la t?cnica negativa y la combinaci?n del raspado con la t?cnica nega tiva.
No existen datos concretos que permitan defi nir a Pitr?n como un complejo agr?cola, ni siquiera hort?cola. En este sentido parece prudente, como lo han hecho algunos autores, plantear que se trata
m?s bien de peque?os grupos familiares cuya orien taci?n econ?mica estar?a dirigida hacia la caza y recolecci?n que permitir?an los ambientes boscosos de esta regi?n (Aldunate 1989:341-346). Las acti vidades hort?colas ser?an, en este contexto, com
plementarias. La mayor?a de los autores coinciden en vincu
lar los grupos Pitr?n con culturas formativas de
Sudam?rica, poniendo atenci?n en los desarrollos de Molle, Bato y Llolleo y con la cultura Candela ria en Argentina (Aldunate 1989; Dillehay 1990). Hasta el momento no existe ning?n trabajo dirigi do fundamentalmente al establecimiento de com
paraciones sistem?ticas. En este contexto se sit?an aseveraciones tales como
que recibieran innovaciones venidas del nor
te, tales como /.../ probablemente algunos co
nocimientos de cultivos. Es posible que el ma?z
y la papa /.../ hayan sido sembrados en peque ?os huertos de temporada, para lo cual era ne cesario despejar el bosque mediante roces a
fuego (Aldunate 1997:62).
Relativo al manejo de animales, nada se dice
respecto de los grupos Pitr?n, trasladando su dis
cusi?n, m?s bien, a los per?odos m?s tard?os.
Complejo El Vergel (1.000-1.500 d.C.)
Aldunate (1989:339-342), bas?ndose princi palmente en los trabajos de Latcham (1928) y Bullock (1956, 1970), caracteriza el Complejo El
Vergel como otro complejo funerario. El Vergel se define por la presencia de diversas modalidades de
inhumaci?n, siendo la m?s caracter?stica la de enterratorios en urnas, pero existiendo tambi?n la inhumaci?n de cuerpos rodeados de piedra, entie
rros simples en posici?n extendida y en ata?des de madera ("canoas funerarias"). Dillehay (1990) de fine el Complejo El Vergel como un complejo cer?mico, "caracterizado principalmente por sus
grandes urnas funerarias", a veces asociadas con
"unas pocas vasijas bicolores", desconoci?ndose otros rasgos culturales asociados. Dillehay (1990) adem?s retoma y actualiza el denominado "tiruanense" de Menghin (1962), definido ya por Latcham (1928), y nos habla de la existencia de un
Complejo Tir?a, de naturaleza costera, contempo r?neo del Complejo El Vergel, interior, y de un Com
plejo Valdivia, posterior y de distribuci?n m?s meri dional. Dillehay piensa que estos complejos tienen en com?n "una herencia compartida desde los pe r?odos formativos tempranos en los Andes Centra les y en la selva amaz?nica" (Dillehay 1990:74).
Los sitios del Complejo El Vergel se ubicar?an cercanos a los r?os aprovechando los cursos flu viales para el regad?o de sus cultivos "de papas, ma?z, quiz? porotos y qu?noa", la domesticaci?n de los cam?lidos "se hallaba consolidada" y "la recolec ci?n terrestre y mar?tima y la caza debieron siempre jugar un papel dominante en la econom?a" (Aldunate 1989:341). Es decir, estar?amos, sin lugar a dudas, frente a un complejo con un amplio dominio de t?cnicas agr?colas que les permit?an cultivar una serie de especies y tambi?n manejar un conjunto limitado de especies animales.
?Qu? relaci?n tiene este complejo, ambigua mente definido, con los grupos ?tnicos que pobla ron la misma regi?n y cuyas caracter?sticas fueron
registradas tempranamente por los cronistas euro
peos a mediados del siglo XVI? ?Es posible asegu rar que los grupos humanos que se enfrentaron a los
espa?oles en esa ?poca eran portadores de la cer? mica decorada Rojo sobre Blanco, caracter?stica de este complejo? Estos grupos tard?os sin duda po se?an, a la llegada de los espa?oles, una serie de cultivos (Bibar 1558) y tambi?n manejaban un cam?lido en estado de semidomesticaci?n: el
guanaco (Benavente 1985). Este es un tema que requiere de un desarrollo espec?fico y no ser? abor dado en este trabajo.
Ahora quisi?ramos presentar algunos de los antecedentes que tenemos respecto de la domesti caci?n de vegetales y animales en la Araucan?a, mirados desde nuestras investigaciones en Isla Mocha.
This content downloaded from 168.176.5.118 on Sat, 10 May 2014 14:21:20 PMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
![Page 4: Domesticación Animal y Vegetal en La Araucania (Traslado de Camélidos a Una Isla)](https://reader036.vdocumento.com/reader036/viewer/2022080100/55cf9194550346f57b8eaca6/html5/thumbnails/4.jpg)
Domesticaci?n de Plantas y Animales en la Araucan?a... 367
Materiales y M?todos
Los trabajos que hemos estado realizando des de hace algunos a?os al oeste de la cordillera de
Nahuelbuta, entre el Bio-Bio por el norte y el Im
perial por el sur, nos sugieren la presencia de am bos complejos, Pitr?n y El Vergel, en la zona cos
tera, identificados ya sea por colecciones obtenidas en excavaciones arqueol?gicas, en rescates y tam
bi?n, desafortunadamente, en saqueos de innume
rables sitios arqueol?gicos. Hemos agrupado los resultados de nuestras
investigaciones sobre los complejos alfareros "araucanos" en la definici?n de dos fases: una m?s
temprana y otra m?s tard?a, pero reconociendo, sobre todo en la cer?mica, una gran continuidad desde los sitios m?s tempranos hasta los m?s tar d?os. Las fechas m?s tard?as que tenemos en los
espacios costeros para el Pitr?n modelado y pinta do se confunden con las fechas m?s tempranas exis tentes para piezas de estilo El Vergel, apareciendo en la costa piezas formalmente Pitr?n decoradas en el estilo de El Vergel. Un ejemplo de esta situa ci?n lo constituyen hallazgos hechos recientemen te en un sitio de la localidad de Morhuilla, al sur de Lebu, fechado por termoluminiscencia en 1.020?90 d.C. (UCTL-1026).
Hemos logrado identificar y fechar por termo luminiscencia una serie de sitios Pitr?n en la franja costera que se extiende al oeste de la cordillera de
Nahuelbuta, entre Ca?ete y Tir?a, tales como Huechicura (52Q?140 d.C, UCTL-1023), Quinahue (670?130 d.C, UCTL-825), Tranaquepe (720?100 d.C, UCTL-822) y Loncotripay (1.065?90 d.C, UCTL-1024), todos ellos con tipos monocromos. En relaci?n a la presencia de tipos modelados y
con pintura negativa, tenemos dos sitios habita cionales en Isla Mocha con fechados radiocarb? nicos entre 1.100 y 1.250 d.C. Estas fechas, relati vamente tard?as, se oponen a la obtenida en el sitio P10-1 (430?150 d.C, UCTL-537), donde aparece un jarro con modalidad decorativa poco frecuente en la cer?mica Pitr?n (V?squez y S?nchez 1993). No hemos encontrado sitios claramente Pitr?n al norte de Ca?ete.
Los sitios El Vergel, m?s numerosos y m?s
extensos, se encuentran representados pr?cticamente en toda la zona estudiada: Quinquina, Chiguayante, Coronel (Co-2), Tubul I, Tubul II, Yane (Qp-1), Morhuilla (Le-22, Le-32), Llenquehue, Tucapel, Isla Mocha (P31-1, P21-1, P25-1) y Tir?a.
Entre los diversos lugares trabajados hemos
escogido, para desarrollar el presente trabajo, tres sitios ubicados en Isla Mocha: P5-1, P25-1 y P31 -1. La informaci?n que debemos correlacionar es la
siguiente: (a) estratigraf?a del sitio, (b) cronolog?a, usando fechados radiocarb?nicos calibrados a dos
sigmas (Tabla 1) (c) an?lisis de fauna y (d) an?lisis de semillas.
Resultados
El sitio P5-1
El sitio P5-1 se emplaza sobre la terraza III
(Prieto 1997), cerca de un escarpe de erosi?n y a una cota cercana a los 25 msnm. En 1994 se reali z? un pozo de sondeo de lxl m, excavado en nive les artificiales de 10 cm, alcanzando una profundi dad m?xima de 130 cm.
Estratigr?ficamente hemos podido detectar tres
componentes en el sitio: desde los niveles inferi?
Tabla 1. Fechados radiocarb?nicos calibrados sitios alfareros Isla Mocha.
Sitio Fase N? Laboratorio Fechas calibradas C13/C12 Material Calibraci?n
P5-1
P5-1
P25-1
P25-1
P25-1
P25-1
P25-1
P31-1
P31-1
P31-1
III I III III II II II IV IV III
Beta-73674
Beta-73675
Beta-132089
Beta-132088
Beta-114462
Beta-137970
Beta-62819
Beta-95085
Beta-57811
Beta-95086
1.170
660
1.175
1.275
995
1.010
1.030
1.385
1.410
1.250
1.430 d.C.
1.040 d.C.
1.405 d.C.
1.425 d.C.
1.280 d.C.
1.275 d.C.
1.290 d.C.
1.475 d.C.
1.510 d.C.
1.395 d.C.
-28,7
-27,6
-26,6
-26,9
-26,2
-24,6
-25,1
-25,8
-25,0
-25,3
carb?n
carb?n
carb?n
carb?n
carb?n
carb?n
carb?n
carb?n
carb?n
carb?n
2 sigma, 2 sigma, 2 sigma, 2 sigma, 2 sigma, 2 sigma, 2 sigma, 2 sigma, 2 sigma, 2 sigma,
p=0,95
p=0,95
p=0,95
p=0,95
p=0,95
p=0,95
p=0,95
p=0,95
p=0,95
p=0,95
This content downloaded from 168.176.5.118 on Sat, 10 May 2014 14:21:20 PMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
![Page 5: Domesticación Animal y Vegetal en La Araucania (Traslado de Camélidos a Una Isla)](https://reader036.vdocumento.com/reader036/viewer/2022080100/55cf9194550346f57b8eaca6/html5/thumbnails/5.jpg)
368 Marco S?nchez, Daniel Quiroz y Mauricio Massone
res a los superiores, I, II y III. Se tomaron dos mues tras de carb?n, una para el componente II, en el ni vel 6 (50-60 cm), que fech? 1.170-1.430 d.C. (Beta 73674) y la otra para el componente I en el nivel 11
(100-110 cm) que dio una fecha de 660-1.040 d.C.
(Beta-73675). Esta fecha es una de las m?s tempra nas conocidas para los per?odos alfareros insulares.
El sitio P25-1
El sitio P25-1 se encuentra ubicado en la parte oeste de la isla, en la Parcela 25, de propiedad de la Sucesi?n Rojas Herrera, muy cerca del cord?n
monta?oso y a unos 1.800 m de la playa. La
geomorfologia de este sitio es bastante compleja. Parece emplazarse sobre una unidad de paleodunas, entre las que se reconocen algunos niveles aterrazados y escarpes de terrazas. Estas dunas fue
ron depositadas en las partes bajas de las laderas de los cerros y sobre la terraza III suroccidental, con posterioridad al alzamiento parcial de dicha
terraza, ocurrido aproximadamente entre los 2.630 ?110 y los 1.455 ? 110 a.p. (Prieto 1997).
Tiene aproximadamente una superficie de 1.200 m2 y se encuentra dividido en dos sectores
por un peque?o estero que lo atraviesa longitudinal mente, dejando al descubierto, como producto de su acci?n erosiva, perfiles con una potencia cerca
na a los 120 cm, testigos de las ocupaciones huma nas pasadas. El sector norte, m?s bajo, est? a?n
ocupado como tierra agr?cola, principalmente en
el cultivo de papas; en cambio, el sector sur, un
poco m?s alto, se encuentra abandonado por m?s de 10 a?os para la agricultura, al ser un terreno
muy arenoso y considerarse poco productivo. Excavamos dos cuadr?culas, una de 2x2 m en
el sector superior, cerca de la monta?a, y la otra de 2x1 m en el sector medio, junto a un estero que atraviesa longitudinalmente el sitio.
La excavaci?n de estas dos cuadr?culas, com
binando niveles artificiales y naturales, nos permi ti? definir para el sitio P25-1 la presencia de tres niveles culturales con clara expresi?n estratigr?fica (Capas I a III) y un sustrato de arena amarilla do rada (Capa IV) donde se fueron formando las dis tintas ocupaciones.
La Capa I la podemos dividir en: la, que co
rresponde a una matriz de tierra de textura fina y porosa, con un alto contenido org?nico (con mu
chas ra?ces) y con caracter?sticas arcillosas, de co
lor caf? muy oscuro y bastante compacta por efec
to de la humedad del suelo (en Cl corresponde a una peque?a franja de no m?s de 4 cm de espesor, denominada capa superficial, y en C2 representa una ocupaci?n de unos 18 cm) y Ib, en una matriz de tierra de textura muy fina, de color gris y menos
compacta que la anterior (en CI la capa mide unos 20 cm y en C2 unos 38 cm). la y Ib parecen repre sentar una misma ocupaci?n diferenciada solamen
te porque su frontera representa el punto hasta don de lleg? el arado en las labores agr?colas.
La Capa II corresponde a una matriz
heterog?nea, compuesta de humus arcilloso y are nas amarillas, que le dan una tonalidad caf? clara. En CI la capa mide unos 20 cm (capa 2) y en C2.
Para este nivel tenemos los siguientes fecha dos: 1.175-1.405 d.C. (Beta 132089) y 1.275-1.425 d.C. (Beta 132088).
La Capa III se compone de una matriz tam bi?n heterog?nea en la que se mezcla tierra con
bajo contenido org?nico y arena amarilla, con un color plomizo. En esta capa se hab?a encontrado, en 1993, un fragmento con pintura negativa cuya
superficie interior es alisada de color gris?ceo. La
superficie exterior presenta una decoraci?n en grue sas l?neas de color negro y rojo alternado, lograda con la t?cnica negativa. La superficie exterior de la
pieza fue objeto inicialmente de la aplicaci?n de un engobe color caf? rojizo. Posteriormente se apli c? un material resistente en formas lineales, trans versales al sentido de la pieza y se ingres? a un ambiente ahumado. El material resistente pudo ser
pasta de cenizas, arcillas o alg?n vegetal. Este frag mento nos habla de las afinidades que tienen los
componentes m?s antiguos de P25-1 con el Com
plejo Pitr?n. En las excavaciones posteriores he mos encontrado m?s fragmentos alfareros decora
dos con la t?cnica negativa. Para este nivel tenemos los siguientes fechados:
995-1.280 d.C. (Beta 114462), 1.010-1.275 d.C.
(Beta 137970) y 1.030-1.290 d.C. (Beta 62819). La Capa IV corresponde a la duna f?sil, de
color amarillo dorado, de textura bastante gruesa y poco compacta. El material cultural que aparece ocasionalmente corresponde, evidentemente, a la
capa anterior.
Las nuevas excavaciones realizadas reciente
mente en el sitio han confirmado la existencia de estas tres ocupaciones: una temprana, adscribible al complejo Pitr?n, otra intermedia, sin connota ciones culturales muy claras, y una m?s tard?a, co
rrespondiente al complejo El Vergel.
This content downloaded from 168.176.5.118 on Sat, 10 May 2014 14:21:20 PMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
![Page 6: Domesticación Animal y Vegetal en La Araucania (Traslado de Camélidos a Una Isla)](https://reader036.vdocumento.com/reader036/viewer/2022080100/55cf9194550346f57b8eaca6/html5/thumbnails/6.jpg)
Domesticaci?n de Plantas y Animales en la Araucan?a... 369
El sitio 37-7
El sitio P31-1 posee algunas particularidades que hacen su estudio especialmente significativo. En primer lugar se trata de un sitio habitacional, con una estratigraf?a de m?s de un metro de pro fundidad, tipo de sitio muy escaso en la arqueolo g?a regional. En segundo lugar, gracias a una serie de 10 fechados radiocarb?nicos, podemos ubicar lo cronol?gicamente entre los a?os 1.240 y 1.460
d.C, lo que nos indica que estamos frente a un si tio habitacional adscribible cronol?gicamente a lo
que conocemos como Complejo El Vergel (o Tirua como su manifestaci?n costera). Los datos que entrega el sitio, unido a la informaci?n etnohist?
rica, nos sugiere que a la llegada de los espa?oles todav?a se manejaban, por parte de la poblaci?n nativa, elementos del denominado complejo El
Vergel/Tir?a, los que posteriormente (siglo XVIII) desaparecer?n.
El sitio se encuentra sobre una terraza ubicada entre la llanura litoral y el cord?n de altura, miran do hacia el continente y con una fuerte pendiente hacia el este. Se caracteriza como un sitio habita cional con una extensi?n aproximada de unos 10.000 m2. En el sitio se han encontrado restos de
alfarer?a, l?ricos, metales, instrumentos ?seos y en
conchas, restos humanos, adem?s de una rica y variada arqueofauna compuesta por equinodermos,
moluscos, crust?ceos, anfibios, peces, aves y ma
m?feros, tanto terrestres como marinos) S?nchez et al. 1994).
Las excavaciones del sitio P31-1 han permiti do identificar claramente tres estratos culturales. El primero, que se extiende desde el nivel superfi cial hasta unos 35 cm de profundidad, est? muy alterado por la acci?n humana. Debido a la pre sencia de huesos humanos y de fragmentos de gran des contenedores de cer?mica a modo de urnas, creemos que tiene una funcionalidad de funebria. La alteraci?n de este componente en el sitio es de masiado grande, pero su presencia inalterada en otro sitio de la isla, P21-1, nos permite afirmar su car?cter funerario. Se rescataron aros de plata y algunos fragmentos de hierro que reafirmar?an su naturaleza posthisp?nica. Es interesante notar que en este nivel y en el siguiente se encontraron los m?s bien escasos fragmentos de cer?mica con pin tura roja sobre blanco.
El segundo estrato se extiende desde los 35 cm hasta los 85 cm de profundidad. Este nivel no
se vio afectado por la acci?n del arado, lo que per mite asumir que la disposici?n de los restos cultu rales se encuentra escasamente alterada. Un rasgo
interesante de este nivel fue la presencia de huellas
circulares, las cuales corresponder?an a huecos de
postes que tendr?an su base en la parte inferior del estrato. En este estrato se agrupa la mayor frecuen
cia de cer?mica pintada de rojo y de fragmentos rojo sobre blanco.
Tenemos los siguientes fechados radiocarb? nicos: 1.385-1.475 d.C. (Beta 95085) y 1.410-1.510 d.C. (Beta 57811), Podemos, entonces, situar
cronol?gicamente este componente entre los siglos XIV y XV.
El tercer estrato se extiende entre los 85 cm hasta los 115 cm de profundidad. Un elemento muy importante de este dep?sito es la presencia de es tructuras de combusti?n de planta circular, con di?
metros entre 50 y 110 cm, las cuales est?n rodea das por un denso dep?sito de carb?n. Tambi?n se identificaron un conjunto de siete oquedades, en
disposici?n semicircular, con di?metros entre 12 y 33 cm, que corresponder?an a postes de las habita ciones. Desgraciadamente la extensi?n de las excavaciones es muy peque?a (12 m2, s?lo un 0,1 % del sitio) como para observar claramente patrones en la construcci?n de los recintos habitacionales. En este estrato disminuye la cer?mica m?s clara mente diagn?stica del Complejo El Vergel/Tir?a; sin embargo, es el estrato m?s rico en restos de semillas de quinua y ma?z y donde encontramos
m?s fragmentos e instrumentos confeccionados en huesos de guanacos.
Tenemos el siguiente fechado radiocarb?nico: 1.250-1.395 d.C. (Beta 95086). Entonces podemos cronol?gicamente situar este componente entre los
siglos XII y XIII.
Discusi?n
Si correlacionamos los tres sitios presentados podemos distinguir, arbitrariamente, cuatro fases
cronol?gicas: (a) primer componente P5-1 (600 1.000 d.C), (b) capa III P25-1 (1.000-1.200 d.C), (c) segundo componente P5-1, capa II P25-1, es trato III P31-1 (1.200-1.400 d.C), (d) capa IP25
1, estrato II P31-1 (1.400-1.600 dC). Nuestro in ter?s es correlacionar estas fases con los datos que tenemos en los sitios que nos permitan diferenciar
etapas y estimar indicadores en el proceso de do mesticaci?n de animales y vegetales en la zona.
This content downloaded from 168.176.5.118 on Sat, 10 May 2014 14:21:20 PMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
![Page 7: Domesticación Animal y Vegetal en La Araucania (Traslado de Camélidos a Una Isla)](https://reader036.vdocumento.com/reader036/viewer/2022080100/55cf9194550346f57b8eaca6/html5/thumbnails/7.jpg)
370 Marco S?nchez, Daniel Quiroz y Mauricio Massone
Para los momentos iniciales de las ocupaciones alfareras en Isla Mocha tenemos un antecedente pro porcionado por estudios palinol?gicos realizados en Isla Mocha. La presencia de abundante carb?n, fe chado en 1.760+80 a.p., "sugiere fuertemente que la acci?n antropica pudo haber sido tambi?n deter
minante en la sucesi?n" (Le-Quesne et al. 1998:44). Esto significa, tal vez, una se?al que marca el inicio hacia el 300 d.C. de la ocupaci?n de la isla por gru pos de horticultores que deben quemar el bosque para poder realizar sus cultivos. Este dato podr?a confirmar la hip?tesis que indica la presencia de cier tos cultivos entre los grupos Pitr?n.
Otro dato que debemos manejar con sumo in ter?s es que, en la actualidad, los estudios
ecol?gicos realizados (P?faur y Y??ez 1980:111) nos indican la ausencia de macromam?feros silves tres en la isla. S?lo aves, reptiles y peque?os roe dores. Si hoy no existen grandes mam?feros, es pro bable que antes de la llegada de los primeros colonizadores tampoco existieran. Por lo tanto, los restos de carn?voros (Pseudolapex griseus, P.
culpaeus) y herb?voros (Lama guanicoe, Pud?
puda) que encontramos en los diversos sitios de Isla Mocha deben estar asociadas a la presencia humana. Aparentemente la isla no posee la capaci dad de sustentar poblaciones biol?gicamente via bles de mam?feros mayores.
Fase 1(600-1.000 d.C.)
Los datos que tenemos para este per?odo son bastante escasos. Provienen s?lo del primer com
ponente del sitio P5-1, obtenido de un peque?o pozo de sondeo de lxl m. Los restos de fauna que apare cen entre los niveles 8 y 13 corresponden principal
mente a moluscos, peces, aves y roedores, con al
gunos restos correspondientes al esqueleto axil y apendicular de Camelidae, identificados espec?fica
mente como Lama guanicoe. Los restos de semi
llas carbonizadas presentes en los niveles inferio res del sitio P5-1 son del denominado "tipo quinua" [Chenopodium quinoa].
Fase II (1.000-1.200 d.C.)
Los datos que tenemos para esta fase tampoco son muy abundantes. Provienen s?lo de la capa III del sitio P25-1, presente s?lo en los sectores pr?xi mos al estero que atraviesa el sitio. Respecto de la fauna existente predomina la taxa otaridae sobre
camelidae. La ?nica semilla carbonizada detecta da es la "tipo quinua" [Chenopodium quinoa]. Aparecen los instrumentos en huesos de cet?ceos.
Fase III (1.200-1.400 d.C.)
La informaci?n disponible sobre esta fase es bastante abundante. Entre los restos de fauna pre domina notoriamente camelidae sobre otaridae. Existe profusi?n de instrumentos elaborados en huesos de cet?ceo tanto para labores agr?colas como textiles.
Tenemos semillas de quinua [Chenopodium quinoa], granos y corontas de ma?z [Zea mays] y semillas carbonizadas de una gram?nea que pudie ra corresponder a Bromus sp.
Fase IV (1.400-1.685 d.C.)
Los niveles correspondientes a este per?odo se encuentran muy perturbados por la acci?n del ara do. Los restos de fauna (y por ende los instrumen tos en huesos) est?n muy fragmentados y aparecen
muchas semillas actuales, no carbonizadas. Des
aparece la quinua, apareciendo algunas semillas de Solanum sp. (tal vez correspondan a papas). Pro bablemente la taxa tipo quinua puede correspon der a un cultivo anterior al del ma?z y de la papa.
Consideraciones Finales
Respecto de la fauna depositada en los diver sos sitios, su estudio resalta la relevancia de una
especie de camelidae que result? ser guanaco (Lama guanicoe), destac?ndose la presencia de indicadores clave tanto en el esqueleto axil como el apendicular. Respecto del tipo de partes esqueletarias que ingresaron al sitio, se puede men cionar que los restos son de gran parte del esquele to. El proceso de amansamiento posibilitar?a la uti lizaci?n integral de los guanacos (Benavente 1985; Becker 1997a).
Los hallazgos de guanaco en la isla permiten reafirmar la idea del transporte de los animales por parte de los grupos que la poblaban. Esto requiere que los animales estuvieran previamente amansa
dos, de manera de facilitar su transporte. Tambi?n es posible postular el traslado de los animales sien do chulengos, para luego criarlos en la isla. Esta alternativa podr?a explicar la alta tasa de mortali dad de individuos juveniles, ya que algunos de ellos
This content downloaded from 168.176.5.118 on Sat, 10 May 2014 14:21:20 PMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
![Page 8: Domesticación Animal y Vegetal en La Araucania (Traslado de Camélidos a Una Isla)](https://reader036.vdocumento.com/reader036/viewer/2022080100/55cf9194550346f57b8eaca6/html5/thumbnails/8.jpg)
Domesticaci?n de Plantas y Animales en la Araucan?a... 371
no se adaptar?an a las condiciones de la isla o su frir?an enfermedades durante su proceso de aman samiento.
Este tema, la posible domesticaci?n o semido mesticaci?n de los guanacos, resulta un tanto dif? cil de abordar desde la perspectiva arqueol?gica, aunque permite elaborar hip?tesis que deben ser
comprobadas utilizando textos etnohist?ricos e in
tegrando toda la data arqueol?gica para as? lograr una real interpretaci?n de este problema, discutido tan ampliamente (Becker 1997a ).
Un caso curioso de posible traslado lo puede representar la presencia de carn?voros en la isla. Se registr? la acci?n de carn?voros en la muestra, identificada a trav?s de perforaciones y piqueteados producidos por las impresiones de sus dientes, sur cos producto del arrastre de los dientes en un hue so compacto y la destrucci?n de ep?fisis consumi das por estos carn?voros. Posteriormente hemos
encontrado, adem?s, restos de carn?voros que pue
den corresponder tanto a Pseudolapex griseus como
culpaeus. Si hoy en la isla no existen zorros, ?su "presencia" arqueol?gica se encuentra ligada de
alguna manera a la presencia humana?
Tambi?n es necesario anotar la presencia de abundantes restos de lobo marino (Otaria byronia), que representan el segundo mam?fero en impor tancia para estas poblaciones. Probablemente era cazado por su piel, carne, aceite e incluso sus hue sos fueron utilizados como materia prima para la fabricaci?n de herramientas.
Llama la atenci?n tambi?n la existencia de res tos de cet?ceos, que son utilizados preferentemen te para la confecci?n de instrumentos (que hemos denominado palas, probablemente utilizadas en faenas agr?colas). No tenemos antecedentes de la caza de ballenas, por lo que probablemente eran
ejemplares que varaban ocasionalmente en algu nas playas de la isla (hemos observado algunos de estos varamientos en los ?ltimos a?os).
Las semillas rescatadas tanto del sitio P31-1, P25-1 y P5-1 corresponden, en general, a las fami lias de las chenopodiaceae, solanaceae, gram?nea y otras plantas reconocidas como importantes en la alimentaci?n tanto del hombre actual o pasado. Se pudieron distinguir semillas de quinua (Chenopodium quinoa), ma?z (Zea mays) y una
gram?nea que tal vez corresponda a Bromus man
go (Rojas y Cardemil 1995). Hemos rescatado, adem?s, peque?as corontas carbonizadas de ma?z en el estrato III del sitio P31-1 y en la Capa I del sitio P25-1. Las preguntas que se evidencian por
medio de estos an?lisis son: ?las semillas encon
tradas pertenecen efectivamente a cultivos? Si no
lo son, ?por qu? ?stas se encuentran en alta con
centraci?n?, ?por qu? algunas semillas se encuen tran siempre carbonizadas (gram?nea, "tipo quinua") y las otras no?, ?existe una transici?n de
posibles cultivos en Isla Mocha como lo muestran los diagramas de zonaci?n de semillas?
Otro elemento que debemos considerar son los instrumentos formatizados, especialmente los ?seos. Los instrumentos ?seos constituyen una ver
dadera industria en Isla Mocha. En su confecci?n son usados preferentemente los huesos de
guanacos, lobos marinos, aves y cet?ceos. Entre
los instrumentos m?s comunes tenemos (a) proba bles palas o curtidores, manufacturados en huesos de cet?ceos, asociados a posibles faenas agr?colas o al faenamiento del cuero, (b) agujas, confeccio nadas en fragmentos de huesos largos de cam?lidos,
y torteras, artefactos vinculados con actividades relacionadas con hilos y fibras, permitiendo pos tular alg?n tipo de tejidos, (c) pulidores para cer?
mica, realizados principalmente en fragmentos de huesos largos de guanacos y en costillas de lobo
marino, (d) esp?tulas, corresponden a instrumen tos que presentan una secci?n acanalada confec
cionada en hueso largo de guanaco, (e) adornos, conformados por pendientes y cuentas de collar
tubular, los primeros realizados sobre fragmentos de hueso de guanaco aserrados con forma triangu lar, (f) punzones, leznas y taladros, elaborados en
fragmentos de huesos de aves marinas y (g) anzue
los en hueso de cam?lido. Tambi?n tenemos ins trumentos elaborados en conchas de choro zapato (Choromytilus chorus) y cuentas de collar en con
chas de gastr?podos (Becker 1997b). Es interesante plantear que debemos exami
nar los an?lisis de fauna desde una perspectiva cronoestratigr?fica, con el fin de establecer posi bles variaciones entre cada una de las fases que hemos predeterminado. No manejamos, por aho
ra, este tipo de informaci?n.
This content downloaded from 168.176.5.118 on Sat, 10 May 2014 14:21:20 PMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions
![Page 9: Domesticación Animal y Vegetal en La Araucania (Traslado de Camélidos a Una Isla)](https://reader036.vdocumento.com/reader036/viewer/2022080100/55cf9194550346f57b8eaca6/html5/thumbnails/9.jpg)
372 Marco S?nchez, Daniel Quiroz y Mauricio Massone
Referencias Citadas
Ad?n, L. y R. Mera
1997 La tradici?n cer?mica bicroma rojo sobre blanco en la
regi?n centro-sur: los estilos Vergel y Valdivia. Una pro
puesta tipol?gica morfol?gica-decorativa de la alfarer?a. In
forme Final Proyecto Fondecyt 1950823.Manuscrito en po sesi?n de los autores
Aldunate, C.
1989 Estadio Alfarero en el sur de Chile. En Culturas de Chile. Prehistoria, editado por J. Hidalgo, V Schiappacasse, H. Niemeyer, C. Aldunate e I. Solimano, pp. 329-348. Edi torial Andr?s Bello, Santiago.
1997 En el pa?s de los lagos, bosques y volcanes. En Chile antes de Chile, pp. 58-67. Museo Chileno de Arte Preco
lombino, Santiago. Becker, C.
1997a Zooarqueolog?a y etnohistoria: un contraste en Isla Mo cha. En La Isla de las Palabras Rotas, editado por D. Quiroz y M. S?nchez, pp. 71-85. Biblioteca Nacional, Santiago.
1997b Los antiguos m?chanos, c?mo interactuaron con la
fauna que hallaron y llegaron a la isla. En La Isla de las
Palabras Rotas, editado por D. Quiroz, y M. S?nchez,
pp. 159-167. Biblioteca Nacional, Santiago. Benavente, A.
1985 Reflexiones en torno al proceso de domesticaci?n de
cam?lidos en los valles del centro y sur de Chile. Bolet?n Museo Regional de la Araucan?a 2:37-52.
Bibar, J.
1979 [1558] Cr?nica y Relaci?n Copiosa y Verdadera de los Reinos de Chile. Colloquium Verlag, Berl?n.
Bullock, D.
1956 Urnas funerarias prehist?ricas de la regi?n de Angol. Bolet?n del Museo Nacional de Historia Natural, XXVI
(5):73-157. 1970 La Cultura Kofkeche., Bolet?n de la Sociedad de Biolog?a
de Concepci?n XLIII: 1-204.
Dillehay, T.
1990 Araucan?a: Presente y Pasado. Editorial Andr?s Be
llo, Santiago.
Latcham, R.
1922 Los animales dom?sticos de Am?rica precolombina. Publicaciones del Museo de Etnolog?a y Antropolog?a de
Chile Ill(?):?-?99. 1928 Prehistoria de Chile. Sociedad Impresora y Litogr?fica Universo, Santiago.
1936 La Agricultura Precolombina en Chile y los Pa?ses Ve
cinos. Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago. Le-Quesne, C, C. Villagr?n y R.Villa
1999 Historia de los bosques relictos de "olivillo"
(Aextoxicon punctatum) y mirt?ceas de la Isla Mocha, Chile, durante el Holoceno tard?o. Revista Chilena de Historia Natural 72:31-47.
Menghin, O.
1962 Estudios de prehistoria araucana. Studia Praehistorica, II.
Pef?ur. J. y J. Y??ez
1978 Ecolog?a descriptiva de Isla Mocha (Chile), en rela ci?n al poblamiento de vertebrados. Bolet?n del Museo Na cional de Historia Natural 37:103-112.
Prieto, X.
1997 Evoluci?n geomorfol?gica de la Isla Mocha durante el Holoceno Medio. En La Isla de las Palabras Rotas, edi tado por D. Quiroz, y M. S?nchez, pp. 87-102. Biblioteca
Nacional, Santiago. Quiroz, D., M. V?squez y M. S?nchez.
1997 Quino-1, un sitio alfarero temprano en la regi?n cen
tro-sur: noticias y comentarios para un fechado. Bolet?n de la Sociedad Chilena de Arqueolog?a 24:49-52.
Rojas, G. y A. Cardemil
1995 Estudio arqueobot?nico en Isla Mocha. Museos 20:16-17.
S?nchez, M., D. Quiroz y C. Becker
1994 Un sitio alfarero tard?o en la Isla Mocha: P.31-1. Bole t?n del Museo Regional de la Araucania 5:103-110.
V?zquez. M. y M. S?nchez
1994 La cer?mica del Sitio PIO en Isla Mocha. Museos 17:19-21.
This content downloaded from 168.176.5.118 on Sat, 10 May 2014 14:21:20 PMAll use subject to JSTOR Terms and Conditions