dispositivos de intervención institucional (foladori)

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658/106 M593s Métodos socioanalíticos para la gestión y el cambio en organizaciones/Eduardo Acuña, Matías Sanfuentes (editores) - I a e d - Santiago de Chile: Universitaria, 2013. 493 p.: il., cuadros; 15,5 x 23 cin (Colección Universitaria) Incluye notas a pie de página. Incluye bibliografías. ISBN: 978-956-11-2424-0 l. Cambio organizacional. 2. Cambio organizacional - Aspectos psicológicos. I. Acuña, Eduardo, ed. II. Sanfuentes, Matías, ed. © 2013, EDUARDO ACUÑA, MATÍAS SANFUENTES Inscripción Nu 236.130, Santiago de Chile. Derechos de edición reservados para lodos los países por © Editorial Universitaria, S.A. Avda. Bernardo OTIiggins 1050. Santiago de Chile. [email protected] Ninguna parte de este libro, incluido el diseño de la portada, puede ser reproducida, transmitida o almacenada, sea por procedimientos mecánicos, ópticos, químicos o electrónicos, incluidas las fotocopias, sin permiso escrito del editor. Texto compuesto en tipografía ITCNeto Baskerville 11/14 Se terminó de imprimir esta PRIMERA. EDICIÓN en los talleres de Grafhika Copy Center Ltda., Santo Domingo 1848 y 1862, Santiago de Chile, en diciembre de 2013. DISEÑO DIÍ PORTADA Norma Díaz San Martín IMAGEN DE PORTADA Edipoy la esfinge (Detalle) de Gustave Moreau, Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, 1864. DJAGRAMACJÓN Norma Díaz San Martín Yenny Isla Rodríguez www.universitaria.cl IMPRESO EN CHILE / PR1NTED IN CHILE

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Analisis Institucional

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  • 658/106M593s Mtodos socioanalticos para la gestin y el cambio

    en organizaciones/Eduardo Acua, Matas Sanfuentes (editores) - I a e d - Santiago de Chile: Universitaria, 2013.493 p.: il., cuadros; 15,5 x 23 cin (Coleccin Universitaria)Incluye notas a pie de pgina.Incluye bibliografas.

    ISBN: 978-956-11-2424-0

    l. Cambio organizacional. 2. Cambio organizacional - Aspectos psicolgicos. I. Acua, Eduardo, ed. II. Sanfuentes, Matas, ed.

    2013, EDUARDO ACUA, MATAS SANFUENTES

    Inscripcin Nu 236.130, Santiago de Chile.

    Derechos de edicin reservados para lodos los pases por Editorial Universitaria, S.A.

    Avda. Bernardo OTIiggins 1050. Santiago de Chile.

    [email protected]

    Ninguna parte de este libro, incluido el diseo de la portada, puede ser reproducida, transmitida o almacenada, sea por

    procedimientos mecnicos, pticos, qumicos o electrnicos, incluidas las fotocopias,

    sin permiso escrito del editor.

    Texto compuesto en tipografa ITCNeto Baskerville 11/14

    Se termin de imprimir esta PRIMERA. EDICIN

    en los talleres de Grafhika Copy Center Ltda.,Santo Domingo 1848 y 1862, Santiago de Chile,

    en diciembre de 2013.

    DISEO DI PORTADA

    Norma Daz San Martn

    IMAGEN DE PORTADA

    Edipoy la esfinge (Detalle) de Gustave Moreau,Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, 1864.

    DJAGRAMACJN

    Norma Daz San Martn Yenny Isla Rodrguez

    w w w . u n i v e r s i t a r i a . c lIMPRESO EN CHILE / PR1NTED IN CHILE

    mailto:[email protected]://www.universitaria.cl

  • METODOS SOGIOANALITICOS para la gestin y el cambio en

    organizaciones

    E d u a rd o A c u a M atas Sa n fu en tes (Ed ito res)

    i l

    A C O l i A+ 1ECONOMA Y NEGOCIOS

    U N I V E R S I D A D DC C I f ILII!hPARTCMMll>e'AM

  • Mtodos socioanalticospara la gestin y el cambio en organizaciones

    Artculos tericosEduardo Acua/ Matas Sanfuentes

    Chester, Manchester University Press with The Open University.

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    W a lk erd in e , V., L ucey , H . a n d M e l o

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    WILLIAMS, R. (1977) Marxism and Literature. Cambridge: CambridgeUniversity Press.

    Dispositivos de intervencin institucional

    Ho racio C. F o l a d o r i

    Tal vez haya que explicitar el sentido de los trminos que figuran en el ttulo de este captulo, como una prim era aproximacin que perm ita al lector una comprensin ms global, para luego poder profundizar algunas de estas nociones de m anera

    !' ms puntual.Se habla de dispositivo haciendo referencia a lo que el

    profesional (consultor, coordinador, especialista, etc.) crea como propuesta de intervencin en una institucin. Si bien este concepto ser desarrollado en extenso en su momento, vale la pena precisar que se trata de un acto de poder, ya que es la form a como el profesional contratado por la institucin pone en juego su saber acerca de cmo intervenir en el espa- cionstitucional; dispone de las piezas para que algo all pueda tener lugar: el anlisis. Crear un dispositivo adecuado es entonces responsabilidad del profesional y refleja su saber1.

    A su vez el concepto de intervencin supone que la sola presencia del especialista o consultor introduce modificaciones en la dinmica institucional. Intervencin es un trm ino distinto que el de interpretacin -preferentem ente elegido por el psicoanlisis- ya que muestra que hay todo un registro de actos, expresiones, comportamientos, actitudes y formas de vincularse que no solamente producen sentido sino que modi-

    j fican el campo en cuestin. Dicho de otro modo, la presencia

    Ha de tenerse en cuenta que los tipos de intervencin institucional que se desarrollan en este captulo se rigen por el compromiso de constituirse en modelos no directivos de intervencin. En tal sentido, el nico acto en el cual el especialista ejerce su poder es en el diseo tcnico del dispositivo, que, como se ver, ha de ser cuestionado y analizado en el proceso mismo de la intervencin.Obsrvese la distancia con las formas directivas de intervencin institucional u or- ganizacional conocidas bajo el ttulo de Desarrollo Organizacional, en clara alianza con la productividad y en desmedro ele los sujetos sufrientes.

    RobertoResaltado

    RobertoResaltado

  • Mtodos socioanaiiticospara la gestin y el cambio en organizaciones

    de un especialista no es nunca neutra. Desde el m om ento mismo en que alguien ha sido contratado por la institucin con un proyecto de cambio, el campo a ser estudiado ya se ha modificado. Se interviene un cuerpo (como en ciruga), en este caso el cuerpo institucional. Una de las formas de intervenir puede ser a travs de la palabra, pero no es la nica si bien la ms significativa. En todo caso, la forma verbal es hacia la que deben converger otras formas de intervencin.

    Por ltimo, al lector habituado a pensar lo organizacional podr sorprenderle que se hable de lo institucional. Se hace referencia al marco ms amplio donde se inscribe lo organizacional, regido sobre todo por un sistema de reglas explcitas y tcitas que van a regular las posibilidades del cambio. Es decir, lo institucional aparece como el campo donde el poder se ejerce, el terreno de lo poltico, en el que la intervencin va a tener lugar. Esta visin interroga cierto voluntarismo que puede ser ledo en los enfoques organizacionales, m ostrando a su vez sus determinaciones intra y extrainstitucionales.

    Desde el punto de vista del desarrollo de la temtica, se abordar en prim er lugar el espinoso asunto de la implicacin del consultor, vale decir, los atravesamientos institucionales que incidirn en lo que ser posible ver en el m om ento de la intervencin. Luego se tratar de conceptualizar la intervencin institucional desde el punto de vista de la metodologa empleada, llamada com nm ente de investigacin-accin. Se precisar cules son algunas de las caractersticas de esta metodologa, as como los m omentos que se destacan desde el punto de vista de la tcnica de intervencin.

    En tercer lugar se definir -desde diversos enfoques- lo que constituye el dispositivo de intervencin, discutiendo los principios que rigen su construccin. Se abre aqu un problem a importante a considerar y es que el dispositivo suna institucin creada ex profeso para intervenir y analizar la institucin demandante.

    La pregunta que queda planteada es cul es el m odelo de institucin que debe tener el dispositivo de intervencin.

    A continuacin se abunda en el problem a de la o las demandas de intervencin y acerca de la conformacin de un

    Eduardo Acua/ Matas Sanfuentes

    . contrato de trabajo, formulacin que ha de ser siempre leda en trm inos de lo que el discurso manifiesto presenta, adems

    de los implcitos que en dicho discurso pueden descubrirse. I Esto es la deteccin de los encargos (no dichos) que subyacen ? a toda formalizacin contractual. Dems est decir que, en la j prctica, aqu se juega no solo la posibilidad de la intervencin

    I misma sino tam bin sus posibilidades de xito.

    Por ltimo, se llega a una tipificacin didctica de los tipos de dispositivos de intervencin, segn los objetivos buscados. Y all se hace necesario distinguir dispositivos que persiguen analizar la problem tica del poder institucional (dispositivos de in-

    f tervencin institucional segn la escuela francesa) u otros que intentan abordar el asunto de los imaginarios inconscientes de los grupos que participan del espacio institucional, lo que se manifiesta en los roles, formas de relacin, clima laboral, satis-

    | faccin en el trabajo, limitaciones para el ejercicio de la autori- ; dad personal, etc., (dispositivos psicoanalticos de intervencin

    grupal). Se hace m encin tambin a los dispositivos psicoanalticos psicodramticos de intervencin.

    Sobre la implicacin

    !Las intervenciones institucionales constituyen un complejo y desafiante campo de la prctica profesional de cientficos sociales. Intervenir en el espacio institucional hace a un terreno conflictivo, en el que se encuentran, por un lado, el marco referencial del especialista o consultor y, por otro, las condiciones de posibilidad segn las demandas que em ergen de la institucin solicitante. Dicho en otros trminos, aquello que se debe hacer segn conocimientos del consultor se encuentra con lo que es posible hacer segn la claridad que las autoridades institucionales tienen de lo que le ocurre a la institucin y a su fantasa de lo que sera el cambio institucional necesario.

    Pero la negociacin de la intervencin realizada por el consultor pone de manifiesto las caractersticas del profesional, quien ms all de su experticia est atravesado por su propia

    RobertoResaltado

    RobertoResaltado

    RobertoResaltado

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  • 84Mtodos socioanalfticospara la gestin y el cambio en organizaciones

    Artculos tericos iEduardo Acuna/ Matas Sanfuentes o 5

    implicacin (Lourau 1970, 2001; M ontecchi 2012). La implicac i n dice acerca de la historia de las pertenencias institucionales del propio especialista, de su pasado y de su presente como jmiembro de instituciones; ha de incidir de algn m odo, tanto en su lectura sobre lo que ocurre como en su forma de hacer efectiva, verbalmente, su intervencin en cada momento.

    Ntese que la implicacin m uestra un registro de determinaciones que al tener que ver con pertenencias y afiliaciones institucionales, es decir, con las instituciones que lo constituyen como sujeto en su individualidad, no son pesquisables por la contratransferencia (Devereaux 1977), herram ienta privilegiada descrita por la tcnica del psicoanlisis. La implicacin no aparece como afecto, como sensacin de incom odidad o de placer, sino que sencillamente es consustancial con cmo se lee una cierta realidad. Ms all de lo que se pueda pretender hacer con la implicacin para dilucidarla, el trabajo que realiza el consultor adquiere un grado de singularidad tal, que se convierte en nico, irrepetible y no generalizable, al punto de constituir toda una pregunta para ciertas pretensiones de cientificidad.

    Por ello es que el captulo que se escribe tan solo puede adquirir un tenor esquemtico, ya que apunta a lo general, ofreciendo un mapeo propositivo que desde la universalidad de las formas establecidas abre un campo de investigacin y de accin sin ms pretensiones que las que este campo posibilita segn lo reducido de sus lmites. O tra cosa sern las acciones especficas en cada caso que, en el devenir del proceso de intervencin, podrn rescatar particularidades, atravesamientos y lneas de fuga, colocando en prim er lugar al tiempo que todo lo constituye.

    Aspectos metodolgicos

    Las intervenciones institucionales se incluyen metodolgicam ente entres los abordajes que se definen como investigacin- accin. Siguiendo a Canales (2006), se establecen tres grandes

    conjuntos metodolgicos: los enfoques cuantitativos, los cualitativos y los reflexivo-dialcticos2. Es dentro de este tercer gran conjunto que se pueden ubicar con derecho las intervenciones institucionales no directivas.

    En prim er lugar se puede sostener que estas m etodologas reflexivo-dialcticas, adems de producir saberes, es decir, constituirse como investigacin de la realidad, tienen el objetivo de generar procesos de cambio en el objeto de estudio. A diferencia de las intervenciones directivas, el cambio no figura en el proyecto de intervencin como una m eta a cumplir. Ms bien se espera que la institucin sobre la que se interviene pueda total o parcialm ente desarrollar su propio proyecto de cambio, lo que significa tomar distancia de la dependencia que la figura del consultor desencadena, articulndose un movimiento propio.

    Estos enfoques operan sobre lo concreto, vale decir, sobre la produccin discursiva de la institucin y sobre cierto ac-( tuar de esta, que remite a fenm enos preverbales y que han d ser abordados en lo especfico para simbolizar (Lvi-Strauss, 1949) su contenido en tanto puesto en palabras. La consul- tora se define como facilitadora de procesos, coordinadora de verbalizaciones y m onitora de las escenas que devienen lenguaje significativo para los participantes.

    Se produce entonces una triple conjuncin ya que se funden en la misma figura los actores o participantes dem andantes de la intervencin, el objeto de investigacin (la situacin particular de la institucin que los participantes encarnan) y el sujeto de investigacin (configurado por los propios participantes) . Se disuelven entonces las antinomias clsicas de la investigacin: observador-observado y observador-actor. Se construye un nuevo lugar, el de un observador en su propia accin, que al analizar sus prcticas puede generar una nueva prctica.

    Lo dialctico tiene que ver con la m anera de pensar la causalidad de un fenmeno. En este caso, la incidencia que A puede tener sobre B para modificarlo implica de inmediato una reaccin de B, que a su vez modifica a A. Se cierra as el crculo donde ambos se modifican recprocamente.

    RobertoResaltado

  • Mtodos socioana/iticospara la gestin y el cambio en organizaciones

    / \l UV-UIU.> LC IEduardo Acua/ Matas Sanfuentes

    La figura del consultor resulta exterior a dicho proceso en el sentido de que l no sabe sobre el acontecer institucional al no pertenecer a la institucin. Solo sabe sobre la mecnica de produccin del dispositivo de intervencin, responsabilidad tcnica que le confiere un poder transitorio con el que instala el dispositivo. En rigor, el dispositivo creado m atar a su inventor, es decir, el consultor ser tambin analizado en algn m om ento por el dispositivo en dos vertientes: como figura de transferencia (lo que supone la disolucin de esta) y como anlisis de la implicacin del consultor (lo que remite a decons- tru ir el lugar de poder que inicialmente fue necesario para la instalacin del dispositivo). Es conveniente enfatizar que el consultor no puede ser parte de la institucin, segn lo esclarecido por Bleger (1966)3. La tarea del consultor se define entonces como aquel que es capaz de devolver de m anera sistemtica sus impresiones al grupo que es investigado para que este pueda pensar sobre s mismo. Esta frmula, de co-pensar con el grupo institucional acerca de su quehacer, perm ite al grupo investigado (el objeto de investigacin) hacerse sujeto de su propio proceso. La reintegracin de lo observado en la prctica produce transformacin o nueva produccin. En suma, la investigacin es principalm ente para el grupo participante.

    Entonces, si en rigor la investigacin es realizada por los propios dem andantes (el grupo institucional), el criterio de verdad tiene que ver con la lgica que em ana del propio proceso de m anera inm anente. Por lo tanto, van a ser los propios participantes los que puedan dar cuenta -sin recursos trascendentales- de lo que ocurre en el aqu y ahora del proceso de intervencin. Al consultor le cabe tan solo el rol de testigo de un movimiento, por cuanto puede, una vez term inada la intervencin, dar cuenta de los tipos y grados de sufrimiento presentes en la misma. Como testigo, es un testigo com prom etido, implicado por los procesos institucionales que ha vivido como con-

    Esta tesis 110 significa que el saber especializado sobre la institucin desde adentro (en el rescate del sufrimiento humano) no sea imprescindible para desencadenar una intervencin, tanto como para que la misma pueda llegar a buen puerto.

    sultor. Dejours (1998: 58) reconoce las complicaciones de lo que llama escucha arriesgada, entre las que se cuenta como la accin desencadenada po r la investigacin prosigue m ucho ms all de la misma investigacin... (A los investigadores)... les resulta rigurosam ente imposible liberarse de una obligacin moral, inclusive legal, de atestiguar pblicam ente de su trabajo cientfico.

    As el m todo dialctico-reflexivo didcticamente se puede esquematizar en varios m omentos, los que solo son discerni- bles tericam ente ya que se funden m om ento y lugar en todo instante.

    1. El m om ento de la produccin de un discurso por el grupo dem andante, la institucin, el que transcurre sobre los sufrimientos vividos o actuales. No hay discurso dem andante que no aluda de una u otra m anera al sufrimiento institucional y personal.

    2. El m om ento de la devolucin de aspectos del discurso me- tabolizados por el consultor. Es lo que hace a una escucha activa que se diferencia de una escucha pasiva (metodologas cualitativas) o de sim plem ente or. Se oyen ruidos, se escuchan sentidos. Pichon-Rivire (1971) ha definido felizm ente este lugar del coordinador-consultor como el de un co-pensorA del grupo, m ostrando la tarea que el profesional ha de hacer durante la intervencin. As, el testigo es tambin protagonista del proceso. Paulo Freire (1969:21) deca No puedo investigar el pensar del pueblo si no pienso. Pero no puedo pensar autnticam ente si el otro tampoco piensa. Simplemente no puedo pensar por el otro ni para el otro. La investigacin del pensar del pueblo no puede ser hecha sin el pueblo, sino con l como sujeto de su pensar.

    3. El m om ento de la recepcin-impacto (insight) que supone una cierta toma de decisin (inconsciente) que catapul-

    Neologismo creado por Enrique Pichon-Rivire para dar cuenta de la funcin tcnica del especialista a cargo del grupo : ...la interpretacin realizada por el coordinador o co-pensor. Ver (1969) Estructura de una escuela destinada a la formacin de psiclogos sociales, en Del psicoanlisis a lapsicologa social, T. II, Ed. Galerna, Bs. As., 1971.

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  • Mtodos socioanalticospara la gestin y el cambio en organizaciones

    Artculos tericosEduardo Acua/ Mallas Sanfuentes

    ta un nuevo movimiento, un segundo hacer que resulta nuevo y creativo con respecto al prim er momento. Este desplazamiento im porta por cuanto es la base de lo productivo y operativo del grupo. Enuncia el m om ento de la transformacin de la realidad por los propios participantes, de su realidad.

    Este desarrollo da cuenta de la introduccin de la praxis en las ciencias sociales, ya que es el m om ento en que cierta concepcin sobre la prctica se ve transform ada por la accin de un hacer que es un pensar y un sentir sobre la misma; accin reflexiva en tanto discurso del sujeto que vuelve sobre aquello modificado (que es un modificarse), para modificar y para ser a su vez nuevamente transformado.

    Acerca del dispositivo de intervencin

    Definiendo el dispositivo

    El trm ino dispositivo tiene dos acepciones. La prim era de ellas recoge su origen jurdico que quiere decir disponer. En sentido estricto alude a la Parte final de una sentencia que, a continuacin de los motivos que se enuncian para justificarla, contiene la decisin del juez (Asoc. H enr Capitant, 1995).

    O sea que corresponde a la parte ejecutoria de una decisin y su naturaleza y sentido se desprenden de lo que antecede. Se opone a la parte deliberativa y recorta un mecanismo, un instrum ento que dispone de una forma, aquella que plasma el procedim iento de la accin para cumplir el cometido decidido. Es la m anera de operacionalizar el dictamen judicial, de regularlo, por lo que se encarga de establecer aquello que ha de cumplirse.

    No puede, as, independizarse de los antecedentes y de la deliberacin, ya que es a partir de esta parte previa que cobra sentido, podra decirse que en cierto m odo concluye en lo particular y norm a un procedim iento. Es un acto de poder que materializa lugares sociales. El dispositivo instituye -e n tan

    to norm a- y posibilita as una accin. Salvadas las distancias y para el caso que nos ocupa, podra pensarse que el dispositivo es una metodologa que delinea la aplicacin de un determ inado corpus terico.

    Su funcin es la de normalizar aquello sobre lo cual se aplica, conteniendo y etiquetando, sosteniendo y posibilitando un cierto trnsito a otra fase en un proceso ya determ inado.

    Ntese que es el trm ino que utiliza el aparato represivo; se habla de dispositivo policial como un procedim iento de control que im pedira que individuos o grupos escapen a ciertos lmites. El dispositivo policial pretende una captura o reducir las acciones de una masa. Definitivamente, no es en este sentido en que podemos hablar de dispositivos grupales.

    La otra acepcin del trm ino es la que utiliza Foucault y que explica y analiza ampliam ente Deleuze (1990). El dispositivo sera: mquinas para hacer ver y para hacer hablar. Es una especie de madeja u ovillo que se compone por diversas lneas las que siguen direcciones diferentes y que form an procesos simpre en desequilibrio. Las lneas presentan quebraduras y derivaciones. Est muy presente la idea de crisis cada vez que se descubre una nueva lnea. La propuesta es la de desenm araar un dispositivo, esto es, levantar un mapa, habitar y moverse por un territorio desconocido. Las lneas no solam ente componen el dispositivo, sino que tam bin lo atraviesan y lo arrastran.

    Para Foucault, dice Deleuze, un dispositivo implica lneas, de fuerza que se producen en toda relacin de un punto con otro. Es la dimensin del poder que es la dimensin del espacio interno. Esa dimensin se compone, como el poder con el saber.

    Tambin estn las lneas de objetivacin. Los dispositivos no pueden ser circunscritos y delimitados por lneas que cierren un territorio, sino que las lneas tienen mltiples posibilidades, hasta la de volverse contra s misma o hundirse y volverse subterrnea o constituirse en una lnea de fuga.

    Otras son las lneas de subjetivacin, es la produgein de subjetividad en un dispositivo.

    Deleuze dice que hay dos consecuencias para una filosofa de los dispositivos:

    RobertoResaltado

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    RobertoResaltado

    RobertoResaltado

  • I V it lU U ^ i U U U d f ldllllL U !>

    para la gestin y el cambio en organizaciones

    La prim era tiene que ver con el rechazo a los universales, en el sentido en que solamente existen situaciones singulares. Las lneas han de ser explicadas segn la lgica interna del campo en cuestin, esto es, de m anera inm anente. Todos son procesos singulares, son simulacros.' Cada dispositivo es una multiplicidad en la que se visualizan procesos en desarrollo.

    La segunda consecuencia es un cambio de orientacin, que tom a distancia con lo eterno para centrarse y captar lo nuevo. Lo nuevo es la creatividad, es aquello que aparece como diferente, como novedad, que da cuenta de su propia capacidad para transformarse o de figurarse para dar origen a otra cosa. Lo nuevo es lo actual, lo que vamos siendo, lo otro, nuestra diferente evolucin. La historia es el archivo, es lo que ya no somos, lo que nos separa de nosotros mismos. De- leuze puntualiza: no se trata de predecir, sino de estar atento a lo desconocido.

    En este sentido el dispositivo grupal se constituye como una apuesta para que se pueda hablar, para que se pueda decir la palabra y para que lo nuevo pueda ser visualizado y analizado. El dispositivo, como una mquina, puede producir una situacin de crisis til, por cuanto lo actual (que es lo nuevo) adopta la forma de lo desconocido. Crisis porque algo se libera y porque se facilitan nuevas y creativas relaciones entre los elementos que lo conform an, al punto de que el dispositivo acciona sobre la diferencia. Dispositivo que autoriza que la palabra pueda ser dicha y estudiada en su significacin.

    El profesional construye entonces el dispositivo, ya que solo de eso sabe. No sabe sobre lo que ocurrir en ese territorio, incluso si el dispositivo en su devenir destruye el lugar tcnico, el lugar de la coordinacin o del consultor. El dispositivo como madeja, por cuanto ha de ser desovillada, cuando las diversas lneas que la com ponen pueden ser identificadas.

    Si bien el profesional construye el dispositivo, el grupo trabajar en sus bordes para ver sus alcances y para estudiar sus derrames.

    Eduardo Acua/ Matas Sanfuentes;

    | Construyendo el dispositivo

    | La construccin del dispositivo de intervencin en una insti- tucin ha de seguir ciertos principios, lo que determ inar las

    j | posibilidades de su eficacia. Que sea eficaz es posible, no es j I seguro. Pero hay que partir de que la construccin del dispo- i sitivo supone una cierta dem anda institucional que ha sido rea-

    i i lizada oportunam ente a travs de alguna va responsable y con i [i el poder suficiente como para que cierta coherencia se sosten- p ga entre dem anda e intervencin.

    La intervencin tiene sentido cuando estamos, grosso modo,\ en presencia de una institucin que sigue el modelo de organi- j zacin estatal -e l de la estructura piram idal5 que a su vez mues-I tra cmo se ejerce el poder. En otro tipo de institucin -las que : [ pretenden funcionar horizontalm ente- la intervencin puedeII ser necesaria para hacer visibles las manifestaciones del Estado inconsciente (Lourau, 1980)

    Si la institucin en la cual se desea intervenir est estructu- rada verticalmente, el dispositivo de intervencin ha de poder

    producir un cierto estado de crisis y para eso debe ser construi-! do privilegiando los vnculos horizontales.

    Dicho de otro modo, en una intervencin no directiva, como es este caso, el anlisis se produce por comparacin, esto

    , es, en el trnsito por la diferencia. Va a ser la diferencia la que produzca un llamado de atencin, una sorpresa, incluso ira, al

    [ ponerse en tela de juicio la naturaleza de las cosas. Por tan- ; to, aquello que aparece como una nica opcin no genera in- l terrogantes, se supone que es as y que siempre ha sido as. Va I a ser la diferencia la que rom per con esa naturaleza y abri- | r preguntas donde no las hubo, es decir, dar lugar a un mo-

    s: H J Esquematizando y simplificando se puede decir que los modelos de institucio- ji nes posibles son dos: aquellos que siguen una estructura piramidal y que hacen

    que el poder est concentrado en la cspide, en una o en pocas personas y que inexorablemente reproducen la forma institucional del Estado. Otras instituciones persiguen funcionar de manera horizontal, esto es, con un ejercicio del poder pretendidamente 110 delegado, garantizando la rotacin de roles y la distribucin de la informacin, evitando monopolios como concentracin de poder. Este modelo rescata cierto funcionamiento erupal.

    i; |,' bm .

    RobertoResaltado

  • Mtodos socioanalticospara la gestin y el cambio en organizaciones

    m ent de anlisis. La diferencia ser la gran cuestionadora de | costumbres, pensamientos, m odos de reaccin, formas de o r i ganizar el m undo, maneras de hacer las cosas, etc.

    Esto se resume en lo siguiente: en concreto, la constrac- I I cin del dispositivo ha de adoptar normativas opuestas a aque- \ lias que existen en la institucin que dem anda la intervencin. I

    El dispositivo de intervencin regular inicialmente un cier-1 to funcionamiento del grupo, vale decir, se constituye como una institucin. Dicha institucin de intervencin (el dispositivo) i tendr un sistema regulatorio que se opondr, en principio, a las J normativas de la institucin demandante. A modo de ejemplo, I se puede ver que si la institucin dem andante controla la pata i bra, el dispositivo partir del principio de liberarla; si controla I el horario de sus miembros, el dispositivo dejar que el grupo se haga cargo del mismo; si la institucin presiona para una cierta I eficiencia en la productividad de la tarea primaria, el dispositivo | centrar la eficiencia en la productividad reflexiva, en cmo el J grupo piensa su trabajo ms que en lo que debe producir, etc. |

    As, el dispositivo no directivo se constituye como un es-1 paci experimental que trabaja explcita y tcitamente en top j no a la diferencia, alrededor de una comparacin de la cual el ; grupo participante tendr que realizar el anlisis. Este anlisis ! no es ajeno a los participantes ya que ellos encarnan la difieren* i cia; sin embargo, la reflexin se ve tensionada por los esque-; mas normativos opuestos que presionan por una decisin. En | suma, el anlisis hay que hacerlo en el conflicto mismo.

    Acerca de las demandas y ios contratos.

    Las intervenciones institucionales son posibles siempre y cuando exista una dem anda, un pedido de ayuda, que ha de expre- j sar la autoridad institucional.

    Varios autores han dado cuenta de que las instituciones su- j fren (Kas, 1998; Dejours, 2001)

    En todo caso, lo que interesa es cmo ese sufrimiento se l constituye en una demanda, un pedido de ayuda que se cana

    RobertoResaltado

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  • Artculos tericosEduardo Acua/ Matas Sanfuentes

    liza prim ero hacia adentro de la institucin para ver si es posible controlarlo, y luego hacia afuera ante el convencimiento de que desde adentro es poco lo que se puede hacer. Lo prim ero que ha de ser sealado es que una dem anda supone un cierto grado de conciencia de enferm edad basada en observables (los sntomas) que lleva a la conformacin de una teora explicativa acerca de por qu ocurre lo que ocurre.

    Los sntomas institucionales pueden ser de una amplsima variedad, muchos de ellos aparecen identificados en miembros de la institucin, pero cuando el sntom a adquiere cierta frecuencia queda claro que hay algo del orden de lo colectivo ms que de lo individual que ha de ser considerado.

    Ausentismo, rotacin, clima laboral, ineficiencia, accidentes de trabajo, desgano y apata, bum-out, falta de compromiso, baja productividad, relaciones interpersonales tensas, desidia, falta de colaboracin, maltrato, suicidios, etc., son todos sntomas que m uestran una institucin sufriente, por tanto, enferma. Pero tambin hay sintomatologas individuales que reilejan, que denuncian problemas colectivos: hipertensin, colon irritable, estrs, dolores de cabeza, irritabilidad, hiper- sensibilidad, aislamiento, dificultades para concentrarse, etc., malestares de diverso grado de gravedad que aparecen en personas concretas en una doble confluencia de factores enfermantes personales activados por condiciones laborales nocivas. En suma, estos sntomas que presentan las personas tambin han de ser incorporados al malestar que la institucin produce. No es necesario sealar que todos estos sntomas afectan la productividad de diversas formas y con distinto impacto, y sobre todo la vida de las personas, por lo que algo ha de hacerse para tratarlos.

    Y aqu es donde se presenta la necesidad de una intervencin institucional que pueda revertir en todo o en parte las razones que producen la sintomatologa detectada.

    Bleger (1966) sostiene que el especialista ha de tener las manos libres para poder disponer el dispositivo de intervencin. Toda relacin existente con la institucin lo implica directamente y condiciona sus posibilidades de intervencin

  • IVieiUUU> !>UUUdf Idl/LILUb

    para la gestin y el cambio en organizaciones

    tcnica. Es im portante esta apreciacin ya que descarta como consultor de la institucin a personal de la misma a cargo de diversas reparticiones, Recursos Humanos, Personal, Seleccin, etc., los que pudieran contar con los conocimientos necesarios para realizarla; sin embargo, ha de tomarse en cuenta que una intervencin es de por s un proceso complejo lleno de obstculos, por lo que relaciones existentes de dependencia con la institucin, del tipo que sean, en vez de facilitar el trabajo lo van a obstaculizar.

    En segundo lugar, hay que considerar que aceptar una intervencin institucional de afuera es toda una afrenta narci- sstica6 a la direccin en particular y para la institucin en lo general, lo que tiene efectos sobre la demanda. Esta responde a la ptica que cada uno de los miembros de la institucin tiene sobre la institucin y acerca de los problemas que all se presentan por lo que la dem anda de los directivos que contratan no dice necesariamente nada acerca de la dem anda que presenta, cada uno de los diversos sectores o departam entos o funciones que confluyen sobre el espacio institucional. Dicho de otro modo, si bien el contrato se realiza sobre la dem anda que explcitamente se formula, durante el proceso de la intervencin irn surgiendo segn las circunstancias del proceso, otras demandas paralelas, complementarias e incluso antagnicas.

    En tercer trm ino, en la dem anda explicitada se cuela un I encargo o encomienda. Este trmino, rescatado por Lourau, f dice acerca de un cierto contrato tcito que la autoridad establece con el consultor. D urante buena parte de la intervencin las clusulas de dicho contrato se m antienen ignoradas para el consultor hasta que ciertas preguntas o participaciones dan cuenta de un m alentendido. En suma, la autoridad espera que si contrata un abogado o un contador, el especialista le preste servicios directam ente a l, aunque estos sean en beneficio de la institucin. En el caso de la intervencin institucional esto no siempre es as: lo que es m ejor para los directivos puede no

    (> Vase la Teora de la Fisura (Foladori 2008).

    Eduardo Acua/ Matas Sanfuentess I |\ I

    \ ser lo m ejor para las personas que se sitan en otros estratos de la pirm ide institucional. Pero el consultor institucional ha de

    i f; trabajar en pro de la salud mental de las personas de la institu- j | cin, por lo que la encom ienda (o paquete que ha de transpor- % tar sin abrir, o incluso sin saber que lo lleva consigo) resulta un

    f obstculo para su accionar tcnico, ya que implcitam ente lo i amarra a un compromiso que limita significativamente su liber- tad de accin. La encom ienda ha de ser denunciada durante la ; intervencin a pesar de que se niegue defensivamente su exis- e tencia, como una m anera de hacer visible el no aceptar com- | promisos ni alianzas con los diversos sectores que conform an ' I la institucin. No es raro que el consultor7 sea evaluado por la | autoridad no en trminos de lo que fue el contrato manifies- 1 to, sino de lo que se constituy como el contrato latente (en- 1 comienda), crendose no pocos problemas y malentendidos. I El rol del consultor o interventor institucional supone tan- to un cierto lugar de poder como un lugar transferencia!. Lu-

    gar de poder porque avalado por su conocimiento sabe acerca | de cmo se instala un dispositivo analizador. Es el que propone

    ' | y tambin dispone de las condiciones para que algo, del orden del esclarecimiento, pueda ocurrir. Por tanto hay un poder tc- I nico que para el caso de las intervenciones socioanalticas ha

    de ser cuestionado y, en su m om ento, disuelto.Desde la perspectiva psicoanaltica ocurre otro tanto ya

    que el consultor es el referente transferencial. El adecuado trabajo psicoanaltico con el grupo va a producir que en un cierto

    ; momento la transferencia caiga, lo que implica que el consul- tor abandona en el imaginario de las m entes de los miembros j del grupo el lugar del que todo lo sabe y cuenta con las solucio- p nes a sus problemas, para constituirse en una persona comn % como cualquiera otra.

    7 En realidad todo contrato de trabajo se construye sobre un explcito y un implcito. F.s usual que la persona contratada sea evaluada por aspectos y condiciones que nunca figuraron en el contrato firmado. Por ejemplo, los asuntos de fidelidad laboral con la autoridad no figuran en ningn contratofjsin embargo tienen peso cuando se considera el desempeo.

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    Artculos tericosEduardo Acua/ Mallas Sanuentes

    En suma, lo anterior es puntualizar que el consultor ha de trabajar perm anentem ente hacia la autonom a del grupo, m ostrando las limitaciones de su rol, combatiendo toda idealizacin del mismo, y favoreciendo la destruccin de su lugar.

    Dispositivos de intervencin

    Las intervenciones institucionales no directivas pueden ser clasificadas esquemticamente de dos clases, en funcin del marco referencial y el objetivo que se tenga presente. Unas abordan la institucin en tanto los problemas de concentracin, delegacin, reapropiacin o incluso no delegacin dei poder que los participantes de la misma tienen como sujetos soportes del orden imperante. Los problemas de poder tienen que ver con el sistema normativo que la institucin se ha dado o ha tenido que aceptar, en aras de ser reconocida como una institucin ms de la gran institucin que es el Estado y que las rige. Estos enfoques se abordarn como intervenciones socioa- nalticas en el entendido que se apoyan en las teoras del anlisis institucional fundam entalm ente francs.

    O tro tipo de intervencin se centra en la subjetividad de los participantes, no busca cuestionar el orden institucional como; tal, sino tan solo hacer conscientes ciertos mecanismos que los participantes adoptan cuando tratan de convivir en el espacio institucional. La institucin no es abordada de m anera frontal sino como efecto del esclarecimiento que el proceso grupal ha de producir. Estos enfoques privilegian el inconsciente grupal y se apoyan en las teoras psicoanalticas de grupo.

    En rigor, ambas son intervenciones institucionales ya que con diversos objetivos producen movimientos que repercuten, de distinto m odo, en el devenir institucional. Ambas tambin utilizan como tcnica privilegiada al trabajo grupal. Bleger (1966) sostena que el contrato es institucional pero que la intervencin es grupal.

    Los autores cuyos dispositivos se expondrn a continuacin son todos ellos fundadores de escuelas de pensamiento

    y anlisis acerca de la intervencin con grupos y en instituciones. Por tanto, las bases tericas y metodolgicas de cada uno tienen un grado de complejidad que hace imposible sean expuestas en un artculo de esta naturaleza. As, la aproximacin ser esquemtica y pretendidam ente pedaggica, centrndose en los aspectos ms tcnicos que el dispositivo de intervencin supone, por lo que difcilmente se har justicia a la am plitud de la produccin de cada autor.

    Intervenciones socioanalticas0

    Hay varias formas de abordar la institucin y el poder que la misma encierra. Dado lo reducido de este espacio, el captulo se centrar en los dos modelos ms clsicos de abordaje de la situacin institucional. Ambas posiciones -com o se ver- resultarn antagnicas en principio.

    El m o d e l o d e Lo u r a u -Lapassade*

    Para estos autores la institucin fundam ental que hay que analizar es indirectam ente el Estado ya que se presenta como una forma piramidal de concentracin de poder (por la supuesta delegacin de poder) que dicta normas para que todas las otras instituciones sociales sigan su modelo. De hecho, cualquier institucin nueva que se cree en la sociedad ha de estructurarse como lo establece el Estado, de lo contrario no ser reconocida como tal; en el m ejor de los casos podra perm anecer en una cierta marginalidad social si no es combatida decididamente por el mismo Estado. La concepcin de Estado no responde al darwinismo social en tanto sociedades sin Estado (las llamadas sociedades primitivas) o sociedades con Estado

    El trmino socioanlisis es utilizado con dos acepciones. Lourau (1970,1977) lo utiliza como el anlisis institucional en el momento de la intervencin. Se trata, por tanto, de la metodologa y la tcnica sociolgica que hacen a la intervencin institucional propiamente dicha. Los ingleses, partiendo de Jacques (1951b), tambin hablan de socioanlisis para dar cuenta de aplicaciones sociales (sobre todo organi- zacionales) del psicoanlisis, ya que los ingleses hablan poco de institucin.

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  • I V i e i U U U i i U C I U d i Ic IIK IL U S

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    como las ms avanzadas y civilizadas. Los trabajos de Clastres (1974, 1987) son definitivos en m ostrar que el Estado es algo buscado o no, por lo que se pueden observar sociedades contra el Estado, vale decir, algunas que desean expresamente cuidar que la form a social de Estado no sea im plantada en esa sociedad. Por tanto, no hay nada de natural en la forma Estado, sino que es expresin directa de la cultura.

    Las personas que viven en sociedad tienen la impresin de que el Estado est solamente en el centro de la vida social y las instituciones en la periferia: familia, club deportivo, jard n de infantes, ONGs, etc., no tienen nada que ver con el Estado. Para los autores, la intervencin institucional tiene sentido si logra m ostrar cmo el Estado est oculto y operando all mismo donde se supone que no se halla presente. Por tanto, el objetivo de la intervencin socioanaltica se justifica si logra hacer visible aquello que no se ve, hacer palpable lo que no se identifica, m ostrar la presencia donde no se espera que figure. Este darse cuenta de la presencia del Estado en las instituciones de la periferia es un acto irritante, de gran impacto emocional y de produccin de sentido en el espacio institucional.

    Para Lourau, el Estado es una formacin que term ina'por im ponerse a pesar de los intentos de los miembros de la institucin para tratar de m antener una estructura horizontal y no vertical. La forma Estado se autopresenta como la nica posible de organizar la sociedad, busca el m onopolio y se autolegi- tiina pretendiendo aparecer como natural. Tarde o temprano una nueva forma instituyente se va a ver atravesada por concentraciones de poder, por una tendencia m arcada a la buro- cratizacin y por liderazgos autocrticos, dando cuenta de este reto rno de la form a Estado. Por ello, Lourau (1980) prefiere hablar del Estado inconsciente ya que tiende a imponerse.

    Las instituciones para Lourau (1970) y Lapassade (1977) tienen un m om ento instituido (aquel m arcado por la fuerza de lo jurdico, de lo norm ado) y un m om ento instituyente (que responde a la fuerza del proyecto de hacer, de la profeca que se instala; en suma, del deseo como produccin social), que se encuentran en conflicto perm anente en la institucin. La ma-

    Eduardo Acua/ Matas Sanfuentes

    i i

    era como este conflicto se resuelve en cada instante marca los momentos del proceso de institucionalizacin donde la genera-

    I lidad aterriza en lo concreto de cada institucin en particular.Lapassade (1979) sistematiza entonces el dispositivo ana-

    lizador.El dispositivo se construye bajo el modelo de la asamblea

    | general (como una contra-institucin) donde participan todos | los miembros de la institucin, del jefe mximo a los que com- | ponen el ltimo peldao de la pirm ide institucional. Es un es- | paci de libertad de palabra donde todo puede ser planteado

    y analizado. La tarea del analista institucional es instalar el es- ; paci de la asamblea, lo cual supone coordinarla inicialmente

    hasta que la asamblea pueda autogobernarse. El anlisis es el f anlisis de las demandas -ya que cada sector de la pirm ide tie- ( ne la suya-, deslindando los encargos o encomiendas.

    El analista o el ^'analtico estn para devolver a la asam- ; blea las quejas de los participantes sobre el funcionam iento de ; i la institucin problem atizando la demanda. En la m edida en l que la asamblea toma su ritmo es ella la que realiza el anlisis, ! lo cual supone prescindir cada vez ms de la funcin tcnica ; que realiza el staff. La asamblea se desarrolla en un movimien- f to cada vez ms autogestionado. En rigor, es el dispositivo el

    i que realiza el anlisis, no el analista. Recurdese que el mode- ; lo de la asamblea -com o el poder del pueblo, de los iguales-, ; proviene desde la Com una de Pars, de la Revolucin francesa,

    de la Revolucin norteam ericana, y ms recientem ente es el lu- : | gar de toma de decisiones en Summerhill, en las colonias insta- h ladas por Makarenko, por Bion en el pabelln del Hospital de | Northfield, en la Repblica espaola de 1936, etc.

    j Para Lourau, el anlisis est en m archa cuando se ha I generalizado a toda la poblacin de la institucin. Esta for- | ma originaria - la asam blea- se ver p ron tam en te atravesada | por el Estado inconsciente. Tm ese nota que no es el obje-

    ; ! tivo del dispositivo cam biar la institucin, dem ocratizarla o I desburocratizarla. Ese podra eventualm ente ser un objeti- I vo de los m iem bros de la institucin en la m edida en queI la asamblea vaya arro jando resultados en trm inos de hacer

    ? i

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  • Mtodos socioanallticospara la gestin y el cambio en organizaciones

    conciencia de las concentraciones de poder sobre las que la institucin ha estado funcionando, pero no lo es para el so- cioanlisis.

    Lourau y Lapassade cuentan con varias intervenciones realizadas que pueden contribuir a form ar una idea ms acabada acerca de cmo funciona el dispositivo as como los efectos que se generan, por ejemplo "Monografa de una intervencin socioanaltica (Lourau, 1977) o El balance institucional (Lapassade, 1979).

    El m o d e l o d e so cio psic o a n lisis d e G erard M e n d e l

    Para Mendel (1993) la institucin tiene una finalidad produo tiva. Observa que en el trabajo se produce la perm anencia de un tipo de discurso psicofamiliar, que proviene de la familia de origen, en vez de un discurso psicosocial propio del mundo adulto y del trabajo. Este fenm eno tiene consecuencias ya que la relacin laboral est regida por el problem a del rendimiento, distinta de la relacin familiar que gira en torno al afecto, al sentido de ser o no querido, etc. Esto hace que para Mendel, en la figura del jefe, gerente o patrn, se reproduzca un lugar parental, lo que conlleva una regresin al discurso psicofamiliar que supone el sometimiento del trabajador a la autoridad sentida como autoridad familiar.

    El prim er problem a, entonces, tiene que ver con poder ubicar al trabajador en un lugar en el que pueda tener una relacin ms adulta con su trabajo, con sus pares y con los otros miembros de la institucin (Mendel, 1974).

    El segundo problem a dice de la anatom a del acto de ta- bajo: si bien el trabajador en el sistema capitalista es productor de la plusvala de la que se apropia el dueo de la empresa, tambin el acto de produccin genera poder social. Se comprende que el producto del trabajo crea poder de disposicin del mismo, de intercambio, etc. As como se produce valor agregado efecto del trabajo hum ano, de igual m odo hay poder social producido por el trabajo hum ano. Este poder social es producido colectivamente, no individualmente.

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    He aqu una crtica que M endel realiza al empowerment vigente en la ideologa del Management norteam ericano. El em- poderamiento es un acto individual ya que se funda en la autoestima, en la capacidad personal para solucionar problemas y en la autoridad personal desarrollada. Es un acto que proviene de la ideologa del self-made-man en una lucha de todos contra todos, ley del mercado que rige el sistema. En todo caso, el em poderam iento aparece las ms de las veces como la habilidad para crecer en form a individual, necesariamente a costa de los dems. Para Mendel, la recuperacin de poder solo puede ser realizada de m anera colectiva ya que el origen de dicho poder social ha sido un acto colectivo. El trabajador tiene clara conciencia de que l solo no puede fabricar el objeto sino que va a ser el concierto de todos el que lo va a lograr. Por tanto, la recuperacin de poder social solo va a ser posible a travs de un acto colectivo. Este aspecto es fundam ental para pensar el dispositivo de intervencin institucional.

    El tercer problem a es un corolario del anterior. Si el poder social solo puede ser recuperado colectivamente, lo va a ser para la gente que trabaja. Quien no trabaja no puede recuperar poder social, gran problem a para los desocupados y los jubilados, quienes por no estar insertos en un espacio laboral no tienen posibilidad de recuperar poder social. Pero si se trata de recuperar poder social de aquellos que trabajan es nicamente sobre el trabajo que ellos mismos realizan que es posible recuperarlo. Y esta es la apuesta de Mendel, que los trabajadores de una institucin puedan recuperar poder sobre su propio trabajo, puedan decidir sobre cmo hacen lo que hacen y puedan tom ar conciencia colectivamente de qu hacen como actividad productiva para que en este esclarecimiento se d el movimiento de recuperacin del acto-poder (Mendel 1993), como un m om ento de recuperacin de poder sobre su propio trabajo. Esto tiene consecuencias inmediatas en la subjetividad de los trabajadores.

    En base a los principios esbozados sucintamente es posible pensar el diseo del dispositivo de intervencin:

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    1. 'L a intervencin institucional ha de ser acordada para todala institucin ya que al estar la institucin organizada en base a una pirmide que se rige por la divisin social y tcnica del trabajo, el movimiento de esclarecimiento de un grupo afectar a la totalidad del conglomerado.

    2. Se han de conform ar grupos de pares, de iguales. Este criterio ha de ser establecido entre los que realizan el mismo tipo de tareas como entre personas que se encuentran en el mismo nivel del escalafn institucional.

    3. Los grupos de pares van a funcionar centrados en discutir acerca de lo que hacen como trabajo y cmo hacen lo que hacen. Estos grupos no van a contar con monitor, coordinador, es decir, ninguna figura de autoridad sobre la que se reproduzca por regresin el discurso psicofamiliar. El grupo de pares centrado en debatir sobre el trabajo facilita la instalacin de un discurso psicosocial.

    4. El staff analtico velar y contribuir a que los grupos vayan aprendiendo a centrar su discusin en el trabajo que hacen, ya que all es donde pueden recuperar poder, no en quejarse o hablar de lo que hacen o no hacen otros.

    5. El diseo del eje transversal: se trata de que luego de cada reunin todos los grupos redacten un pequeo informe acerca de lo que han discutido, lo que han tratado y las conclusiones que han em anado del trabajo grupal. Todos los informes -sin nom bres personales- se colocan en un avisador para que todos puedan enterarse de lo conversado en cada grupo, incluso el grupo de los gerentes. Este eje es fundam ental para horizontalizar la informacin. En la institucin el eje principal est dado por la lnea de m ando que sigue de arriba hacia abajo la pirm ide institucional. Tambin est el eje sindical que se organiza en funcin de los afiliados, donde se mezclan las diversas funciones y tareas institucionales. El eje transversal que introduce Mendel se diferencia radicalmente de los anteriores e introduce un matiz clemocratizador en cuanto a la informacin de lo que ocurre en la institucin.

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    Se observa que en la m edida en que los grupos se van centrando en su tarea y van pudiendo desarrollar un pensam iento sobre el trabajo que realizan, se van viendo enfrentados a to-

    ; mar ciertas decisiones sobre el trabajo, lo que supone pasar al movimiento de apropiacin del acto. M endel se da cuenta de

    ! que este paso es difcil, porque hacer algo en el espacio del tra- I bajo supone hacer algo contra la autoridad, lo que desencade- I- na regresivamente el sentir de que se est haciendo algo contra 4 el padre. En este m om ento crucial es cuando M endel recurre

    al psicoanlisis para leer all el efecto de la culpa edpica que I paraliza, nico m om ento en el cual el analista ha de poder in- | tervenir para sealar el obstculo favoreciendo su superacin.

    M endel tam bin cuenta con abundante casustica que ; puede ser consultada para ilustrar m ejor el funcionam iento I del dispositivo as como los avances que el mismo autoriza. A ' modo de ejemplo se puede citar la intervencin realizada en la

    Sociedad de transpoites de la ciudad de Poitiers, que dur cua- l tro aos y medio (Mendel 1993).[

    J Los dispositivos de intervencin psicoanaltica en institucio- b nes

    | Los modelos psicoanalticos de intervencin institucional son ; en realidad formas y estrategias de trabajo con grupos. Ya que i el psicoanlisis se centra en el fantasma grupal no hay en rigor I una intervencin sobre la institucin puesto que el psicoanlisis

    no tiene una teora de la institucin. Cuenta con herram ientas I sofisticadas para abordar los grupos que laboran en una institu- I cin. Por tanto, el objetivo del procedim iento va dirigido a es- y clarecer, a iluminar, a hacer visibles los procesos inconscientes f; que ocurren en los grupos y entre los grupos, bajo el supuesto i de que un mayor conocimiento de lo que ocurre en ellos, ms | all de lo que se ve a simple vista, contribuye a que las perso- j as entren en conocimiento de mecanismos ignorados de s I mismos y as estn ms capacitadas para adoptar las mejores decisiones que en un espacio colectivo, comt> es el de una orga- fe; nizacin, requieren ser consideradas cualesquiera sean estas.

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    Los enfoques psicoanalticos que se abordarn -vale la

    portam ientos propios ms all de los deseos e intenciones de cada uno de sus miembros es lo que se considera del registro de la grupalidad. En este sentido se puede decir que para los grupalistas9 el grupo est antes que el individuo (Bleger 1970). Se deslinda el prim er m om ento de una totalidad (el grupo como masa, entidad indiferenciada), del proceso que realiza cada individuo como entidad biolgica para lograr su j individuacin. As, colectivo rem ite a un conjunto de indivi- i dualidades diferenciadas m ientras que grupalidad da cuenta

    Artculos tericosEduardo Acua/ Matas Sanfuentes

    i< en el aqu y ahora conmigo. Esto es pensar el acontecer gru-

    pena decirlo- se inscriben en novedosas concepciones de loj pal desde el lugar transferencial y privilegiando sobre todo a laque se entiende por grupalidad, diferente de lo colectivo. La j ; contratransferencia para inferir lo que acontece en el grupo, perspectiva de pensar al grupo como una totalidad, como una | Imbuido de los desarrollos kleinianos en psicoanlisis, Bion lee nueva unidad de trabajo, como una entidad que adopta com- el movimiento grupal como aquejado por fenm enos regresi-

    vos, en que sobre todo las ansiedades m arcan la dinmica alrededor de las posiciones esquizoparanoide y depresiva descritas por Melanie Klein. Bion deslinda el grupo de trabajo (que es

    | aquel que puede realizar su trabajo en el m undo compartido) del grupo de supuestos bsicos, que dice de un grupo en el cual domina la fantasa que determ ina el com portam iento del grupo en el aqu y ahora.

    Los supuestos bsicos hacen a estructuras grupales inconscientes que trascienden totalm ente las intenciones y volunta-

    de este estado prim ario en el cual las individualidades apare- | des conscientes de las personas que son miembros del grupo, cen disueltas en la masa (Foladori 2005). J Bion ve aqu comportamientos globales de una masa que se

    La perspectiva de pensar al grupo como un todo cuenta j | rige por supuestos, esto es, imaginarios que no encuentran f- entre sus fundadores a W. Bion (1963), S.H. Foulkes (1981, ym dimente la palabra para ser simbolizados. La tarca del coordi- con Anthony, 1964) y a E. Pichon-Rivire (1971) quienes se di-; fiador o consultor o terapeuta grupal es mostrar, a travs de la ferencian claramente de otros enfoques tambin psicoanalfrjE interpretacin, la estructura dom inante en el grupo, la ansie- eos pero colectivistas, por ejemplo Slavson (1976) o tambin:1 dad que los une as como los riesgos que el grupo siente que Wolf y Schwartz (1967). m corre (teora de la catstrofe) si no se realizan ciertos designios

    Se abordarn a continuacin los enfoques de Bion y de Pi- | identificados por el grupo. II. Ezriel (1952) ha realizado una chon-Rivire, por ser los que han demostrado ms cualidades propuesta de interpretacin tipo para dar cuenta de las angus-para las intervenciones en instituciones.

    M o d e l o d el g r u p o psico a n a ltico d e W ilfred Bio n

    Bion (1963) es el fundador de una m anera de observar y esciH char al grupo como una totalidad. Sus experiencias grupales van recortando poco a poco estructuras inconscientes del grupo que posibilitan cierta com prensin acerca de lo que sucede;

    Se entiende por grupalistas a aquellos profesionales para quienes el grupo es una entidad (masa) que precede la formacin de las individualidades, y que, por lo tanto, se actualiza cada vez que se renen personas. Por tanto, se diferencia concpf tualmente el grupo de un colectivo (sumatoria de individualidades constituidas). ,

    tas presentes en cada m om ento asociadas a la forma de rela- | cin con el objeto inconsciente.

    El grupo bioniano se constituye en el dispositivo bsico de intervencin grupal. De hecho, hacer un grupo en una institu-

    | cin (cualquier tipo de grupo donde la palabra sea liberada) es intervenir en ella y analizarla, en el sentido de que el discurso que el grupo va a producir no es ajeno al acontecer institucional. El caso es que el grupo bioniano no tiene como finalidad analizar la institucin, pero no puede dejar de tener efectos

    | analizadores, es decir, necesariamente va a aparecer cuestionado el poder de la institucin en la cual el grupo funciona. El grupo coordinado psicoanalticamente por un especialista puede reducirse a trabajar con una parte de la institucin, para

  • iviecoaos socioanaimcospara la gestin y el cambio en organizaciones

    esclarecer cierto imaginario que le impide al grupo avanzar en su trabajo, esto es, colaborar para que pueda discriminar su propia fantasa de la realidad histrico-social exterior en la cual habitualm ente labora.

    El grupo bsico bioniano es utilizado tam bin como espacio de aprendizaje y entrenam iento, sobre todo para cientficos sociales que han de poder desarrollar su sensibilidad en las relaciones interpersonales intra e intergrupales.

    La conferencia de Leicester (Laboratorio de relaciones hum anas) (Rice 1999, Miller, 2005) es un taller de varios das de duracin p referen tem ente en situacin de in ternado, que com bina de m anera planificada el grupo pequeo bioniano con otros dispositivos grupales que tienen a su vez objetivos especficos. En el grupo amplio -conducido tambin b ion ianam en te- puede observarse situaciones que permiten ap render acerca de lo que ocurre en grupos ms numerosos, reacciones ms regresivas (splitting), (Springm ann, 1989), as como los fenm enos de despersonalizacin (Turquet, 1975) que all tienen lugar. O tros grupos contribuyen a generar una situacin de movilizacin general de la personalidad en la que los diversos participantes pueden irse reconociendo, no sin ciertas dificultades, en la verdad de sus intensiones y deseos.

    A partir de la tesis dejacques (1951a) se comenz a desarrollar en Inglaterra el socioanlisis que se centr en la aplicacin de los principios psicoanalticos kleinianos a las organizaciones y a la sociedad. Jacques (1951b) trabaj largo tiempo en una industria estudiando, entre otros, el asunto de la autoridad. Se podra decir que el trm ino cultura aplicado al ambiente laboral es por vez prim era utilizado con esta acepcin.

    E l m o d e l o psico a n a ltico d e E n r iq u e P ic h o n -R ivire: el grupo |

    OPERATIVO-PRODUCTIVO

    Las semejanzas entre Pichon-Rivire (1971) y Bion son muchas, comenzando porque ambos son kleinianos, ambos pien- I san al grupo como una totalidad y corno psicoanalistas, ambos

    Eduardo Acua/ Matas Sanfuentes

    trabyan sobre las fantasas que el grupo despliega en su accionar e intervienen a travs de la interpretacin.

    Pichn se da cuenta de que todo grupo se rene para hacer algo, esto es, realizar un proyecto, una tarea. El concepto de tarea es fundam ental porque, por un lado, am arra al grupo a la realidad compartida ya que desarrollar la tarea es un trabajo, y, por otro, evita regresiones intiles. La idea de la tarea hace que el psicoanlisis grupal pueda ser aplicado en una infinidad de espacios de la vida cotidiana que van m ucho ms all de la clnica. As, la tarea puede ser deportiva, comunitaria (Foladori, 2006), ele propaganda, de aprendizaje (Bleger, 1961), laboral (Foladori, 2010), de servicios de atencin primaria (Bauleo 1989), etc. Esto le dio a la propuesta pichonia- na una proyeccin impensable; por eso el grupo es operativo, porque opera sobre la realidad transformndola. Este proceso de transformacin supone que el grupo ha de estar en perm anente elaboracin de lo nuevo (que es aquello a lo que se enfrenta) , lo que repercute sobre el propio grupo, el que a su vez se transforma en la m edida en que avanza en la resolucin de la tarea.

    El grupo, por tanto, aprende a resolver la tarea. Para Pichn no hay diferencia entre aprender y terapia, ya que el esfuerzo de transformacin y autotransform acin10 para resolver la tarea implica cambios en los vnculos interpersonales, en el proceso grupal, en los estereotipos que cada quien hace jugar ante lo nuevo y en la form a de resolver las angustias bsicas que se despliegan en cada acto de la tarea: angustia ante el ataque (de lo sentido como nuevo a ser aprendido), angustia ante la prdida (de lo propio y conocido que se pierde en tanto hay algo nuevo que lo sustituye).

    El grupo se mueve en una horizontalidad donde se encuentra con las verticalidades (las historias) de cada uno de los

    Se desea enfatizar el hecho de que todo proceso de transformacin del objeto de aprendizaje lleva implcito dialcticamente un proceso paralelo de transformacin del propio sujeto de la accin (debido a los mecanismowde proyeccin e introyec- cin), por eso se habla de autotransformacin.

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    participantes. Cuando alguien se expresa en un grupo Pichn 1 sostiene que lo hace porque la verticalidad se hace presente, pero adems porque hay una horizontalidad que lo posibilita, en tanto dicha singularidad aparece requerida por el grupo. El concepto de em ergente da cuenta de este encuentro entre lo individual y lo grupal, y aquel que habla en dicho momento es identificado como el portavoz. Dicho de otro modo, el portavoz; conscientem ente habla por s mismo pero inconscientemente lo hace en representacin del grupo en dicho m om ento. Esta f doble confluencia es lo que el coordinador puede mostrar.

    La Experiencia Rosario realizada en 1958 (Pichon-Rivirc 1960) es considerada fundadora de los grupos operativos. La misma supuso trabajar con un grupo grande al que se le dict una conferencia. Posteriorm ente, el grupo grande se subdivide en pequeos grupos coordinados operativamente para elaborar y repensar la conferencia. Este dispositivo (del tipo de un laboratorio social) se reprodujo una segunda vez observndose que, luego del pasaje por el espacio grupal operativo, la concurrencia esta vez funcion como grupo y no como pblico, j

    El dispositivo pichoniano supone un trabajo grupal sobre la tarea acordada con el grupo, lo que implica tam bin un trabajo sobre la tarea latente, esto es, lograr el cambio en el grupo a partir del esclarecimiento de las ansiedades bsicas. Una pareja de coordinador y observador colaboran para instalar el pensam iento sobre lo que acontece en el grupo. Pichn sostiene que el coordinador es un co-pensor del grupo, que intervic- \ ne para sealar la ansiedad presente en cada m om ento y que obstaculiza el avance del grupo, impidindole hacer la tarea. Transcurridas las tres cuartas partes de la sesin el coordinador le pide al observador que devuelva al grupo algunos de los emergentes registrados en el trayecto. Esta devolucin tiene el objetivo de que el grupo pueda reflexionar sobre el camino recorrido reanalizndolo y produciendo las ltimas simbolizaciones antes del final de la sesin, lo que tiende a evitar ulteriores acting-out.

    Los grupos operativos trabajan durante un nm ero estipulado de sesiones, realizando evaluacin grupal final con posibi

  • Artculos tericosEduardo Acua/ Matas Sanfucntes

    lidad ele recontrato si as lo desea el grupo. Se puede observar que en la m edida en que este avanza en la resolucin de la tarea tambin aprende a trabajar en grupo (conforma equipos de trabajo), lo que supone un aprender a aprender o deute- roaprendizye. Esto hace que al grupo le va a costar menos adecuarse a una nueva tarca a ser abordada.

    Dispositivos psicoanalticos que utilizan el psicodrama

    La utilizacin del psicodrama como tcnica, interpretada desde el marco rcferencial psicoanaltico, ha mostrado ser un instrumento de gran valor en intervenciones institucionales desde hace muchos aos.

    Anzieu (1982) en sus investigaciones sobre el grupo amplio da cuenta de la utilizacin de un dispositivo grupal que sigue la forma del circo romano, esto es, dos o tres crculos concntricos, en cuyo espacio central se puede realizar la dra- matizacin. Los distintos crculos cumplen a su juicio diversas fUnciones yoicas que confluyen en el esclarecimiento de la situacin que se dramatiza. Su conclusin es que la tcnica psi- codramtica no solo es til para hacer visibles los problemas institucionales, sino que adems son un buen recurso para contribuir a la elaboracin de estos.

    A su vez, Kononovich y Saidn (1991) dan cuenta, a partir de la realizacin de un taller en torno al sufrimiento y goce en las instituciones, de una serie de propuestas en torno a las con- ceptualizaciones acerca del dispositivo de intervencin, entre las que se destaca el asunto de la actividad imaginaria del grupo de pacientes en las instituciones psiquitricas, su relacin con el narcisismo y problemas transdisciplinarios que surgen ante una intervencin institucional.

    Los dispositivos psicodramticos, sus condiciones de operacin y sus lmites constituyen problemas cuyo anlisis y sistematizacin requieren de un espacio con el que no se cuenta en sta oportunidad.

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    Reflexiones finales: sobre el objetivo de una intervencin

    Qu puede esperarse de una intervencin institucional no directiva, sea esta para analizar la institucin o para considerar aspectos de los vnculos enfermantes que se generan en su seno? Para qu sirve una intervencin institucional en una empresa, en un servicio del Estado, en un club o en una ONG?

    Los enfoques que se han propuesto parten todos de ser no directivos, lo cual supone que no hay soluciones preestablecidas o recom endaciones sino que van a ser los participantes de la institucin los que tendrn que dilucidar las causas de su sufrimiento y buscarles solucin. En todos los modelos propuestos el consultor o el staff de especialistas construir un dispositivo de intervencin que posibilite esclarecer algunas de las causas de aquello que los aqueja.

    Se trata de poner a pensar - a travs de diversas tcnicas- a los miembros de la institucin. Se trata de com partir ideas y de debatirlas, de centrarse ya no en el trabajo que identifica a la institucin sino en la form a de llevarlo a cabo, en la manera de relacionarse, detectando las situaciones problemticas para analizarlas. Hay que ponerles nom bre a las cosas y conectarse con lo que las palabras producen emocionalmente.

    Se trata de hablar, de poner en palabras sensaciones y fantasas. Obsrvese que las psicoterapias no pueden prescindir del lenguaje como una m anera de simbolizar situaciones y emociones. El objetivo del dispositivo a travs del anlisis de situaciones es el de producir en ltima instancia salud mental en todas las personas que participan del trabajo institucional.

    La tarea de esclarecimiento es un trabajo de investigacin; determ inar cuales son los hechos que producen la demanda. El consultor o el staff no pueden comprom eterse ms que en una actividad investigativa, ya que las soluciones concretas sern, en todo caso, posteriores a la intervencin y pertenecen solam ente a los propios actores (Dejours 2001). Esto supone una postura tica. Solo se puede investigar cuando alguien form ula una demanda; sin dem anda no hay investigacin posible ya que no hay compromiso.

  • /"\l ULUIU-i ICULUEduardo Acua/ Matas Sanfuentes

    Se puede afirmar, de m anera general, que la afectacin de i los miembros de una institucin tiene que ver en ltima ins- I tancia con una cierta incapacidad para pensar lo que ocurre i en el espacio institucional; lo que significa que hay un proble- Ima de distancia entre el participante y la dinmica institucio- Inal. Esta distancia ha de ser ptima, lo que puede ser m ucha

    pretensin. El movimiento de inclusin-exclusin posibilita vivir la situacin particular hacindola propia (m om ento de la inclusin) para luego poder apartarse de la misma (mom ento de la exclusin) y reflexionar acerca de lo vivido-sentido, ahora

    ^con ayuda de la puesta en palabras de lo ocurrido. Este movimiento personal abre a la posibilidad del diseo de nuevas es-

    f trategias de cambio para cada individuo que participa en una ; institucin. 'p

    Pero si el m om ento de la inclusin se fija, vale decir, si las personas no estn en condiciones de moverse -n o im portan ac las causas de la inmovilidad- es que tienen dificultades para

    ' acceder al pensam iento, se han robotizado en el medio institucional y sufren en consecuencia el impacto del sufrimiento que dicha fijacin genera. En este m om ento es que se requiere de la intervencin externa de un consultor, el que a travs de un dispositivo pueda restituir en los miembros de la institucin su condicin hum ana, su posibilidad nuevamente de pensar.

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