diseccionando a la izquierda ( ii )

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DISECCIONANDO A LA IZQUIERDA ( II ) La izquierda nació de una contingencia histórica, la ubicación espacial de un grup la asamblea nacional francesa, y contingente continúa , en la medida que la dicoto izquierda es cuestionada como ideológica y de escasa relevancia práctica hoy en dí Con estados nacionales en declive , con una cada vez mayor tendencia a la globalización y a la absoluta del neoliberalismo, la mayoría de las opciones políticas que concurren en los pr electorales se define por practicar políticas de !centroliberal". #u vigencia en la moderna sociología electoral está en cuestión, siendo sustituida conceptos como son individuoestado, que está presente en la célebre matriz de Nolan , que permite ubicar ideológicamente a los votantes según sus mayores o menores preferencias est $ste abandono de la diferenciación política entre izquierda y derecha, por parte de la ciencia política empírica, lo que se encubre es el vaciamiento semántico y las posibilidad de la democracia, como sistema de gobierno verdaderamente popular. La democracia q reducida a una mera selección de %lites políticas , a trav%s de procedimientos com refle&arían las preferencias de unos votantes, movidos por preferencias racionales racionales. #e trataría de una visión economicista de la política, donde el poder emancipador de la misma quedaría circunscrito a proclamas nostálgicas. 'or lo tanto, si queremos construir una verdadera democracia, e(plorando todas sus transformadoras y afrontando todas sus aporías, debemos recuperar la distinción entre izquierd derecha. La propia definición de Lefort de la democracia, como lugar donde el siti vacío, apunta a ese doble carácter de la democracia) como problema y como radical de la manera de entender la política. $n la propia lucha por la democracia, por su sentido y sus límites, encontramos la tangible de la necesidad de recuperar la distinción entre la izquierda y la derech es que la definición de la izquierda sea un problema en si mismo y que la determin características esenciales sea una tarea mucho más comple&a de lo que que podríamo priori. +n primer sentido de la diferenciación entre la izquierda y la derecha apunta a la espacial de la distinción. emos dicho anteriormente como el origen de la divisió ubicación de los parlamentarios franceses, durante el periodo revolucionario. $sa la izquierda sigue presente, cuando la convertimos en metáfora, es decir en despla significado espacial para referirnos a la distancia que separa a la izquierda de l de valorar el alcance que %sta otorga a valores como la igualdad, la libertad, el distribución de los recursos públicos. #egún esta metáfora , izquierda y derecha f una especie de contendientes que se disputan la hegemonía, en sentido - interpretación de dichos valores. mientras que la derecha intentaría apropiarse del valor libertad, la izquierda lo haría de la igualdad o de la idea de progreso. $sta visi podríamos definir como agonística, en e(presión de Chantal Mouffe nos remite a la c%lebre guerra de posiciones de -ramsci y a una visión estrat%gica de la política. $sta definició topa, a mi &uicio, con un grave inconveniente, como es la desmovilizaci ciudadanía, acostumbrada a entender la política más como una cuestión de recetas c resolver problemas concretos, que con una cuestión de principios. /ás como una cue respuestas que como una cuestión de preguntas. *tra visión clásica de la diferencia entre izquierda y derecha nos retrotrae a la

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DISECCIONANDO A LA IZQUIERDA ( II )

La izquierda naci de una contingencia histrica, la ubicacin espacial de un grupo de diputados en la asamblea nacional francesa, y contingente contina , en la medida que la dicotoma derecha e izquierda es cuestionada como ideolgica y de escasa relevancia prctica hoy en da. Con estados nacionales en declive , con una cada vez mayor tendencia a la globalizacin y a la hegemona casi absoluta del neo-liberalismo, la mayora de las opciones polticas que concurren en los procesos electorales se define por practicar polticas de centro-liberal.

Su vigencia en la moderna sociologa electoral est en cuestin, siendo sustituida por otro par de conceptos como son individuo-estado, que est presente en la clebre matriz de Nolan, que permite ubicar ideolgicamente a los votantes segn sus mayores o menores preferencias estatistas.

Este abandono de la diferenciacin poltica entre izquierda y derecha, por parte de la ciencia poltica emprica, lo que se encubre es el vaciamiento semntico y las posibilidades transformadoras de la democracia, como sistema de gobierno verdaderamente popular. La democracia quedara reducida a una mera seleccin de lites polticas , a travs de procedimientos competitivos que reflejaran las preferencias de unos votantes, movidos por preferencias racionales o supuestamente racionales. Se tratara de una visin economicista de la poltica, donde el poder transformador y emancipador de la misma quedara circunscrito a proclamas nostlgicas.

Por lo tanto, si queremos construir una verdadera democracia, explorando todas sus posibilidades transformadoras y afrontando todas sus aporas, debemos recuperar la distincin entre izquierda y derecha. La propia definicin de Lefort de la democracia, como lugar donde el sitio del poder est vaco, apunta a ese doble carcter de la democracia; como problema y como radical transformacin de la manera de entender la poltica.

En la propia lucha por la democracia, por su sentido y sus lmites, encontramos la prueba ms tangible de la necesidad de recuperar la distincin entre la izquierda y la derecha. Otra cosa distinta es que la definicin de la izquierda sea un problema en si mismo y que la determinacin de sus caractersticas esenciales sea una tarea mucho ms compleja de lo que que podramos pensar a priori.

Un primer sentido de la diferenciacin entre la izquierda y la derecha apunta a la propia naturaleza espacial de la distincin. Hemos dicho anteriormente como el origen de la divisin apuntaba a la ubicacin de los parlamentarios franceses, durante el periodo revolucionario. Esa visin espacial de la izquierda sigue presente, cuando la convertimos en metfora, es decir en desplazamiento del significado espacial para referirnos a la distancia que separa a la izquierda de la derecha, a la hora de valorar el alcance que sta otorga a valores como la igualdad, la libertad, el progreso o la distribucin de los recursos pblicos. Segn esta metfora , izquierda y derecha funcionaran como una especie de contendientes que se disputan la hegemona, en sentido Gramsciano, sobre la interpretacin de dichos valores. As mientras que la derecha intentara apropiarse del valor libertad, la izquierda lo hara de la igualdad o de la idea de progreso. Esta visin de la izquierda, que podramos definir como agonstica, en expresin de Chantal Mouffe nos remite a la clebre guerra de posiciones de Gramsci y a una visin estratgica de la poltica. Esta definicin de la izquierda topa, a mi juicio, con un grave inconveniente, como es la desmovilizacin ideolgica de la ciudadana, acostumbrada a entender la poltica ms como una cuestin de recetas con la que resolver problemas concretos, que con una cuestin de principios. Ms como una cuestin de respuestas que como una cuestin de preguntas.

Otra visin clsica de la diferencia entre izquierda y derecha nos retrotrae a la idea del mito o relato fundante de una visin legendaria de la realidad actual. Esta visin de la izquierda tiene su origen en Francia, como muy bien apunta Raymond Aron y hace referencia al hecho capital de la revolucin francesa, como acontecimiento que marca un antes y un despus en la historia. Esta visin que recuerda a la del tiempo-eje de Jaspers, colocara a la izquierda como custodia del patrimonio revolucionario y la derecha como una fuerza contra revolucionaria que se opone a los logros de la revolucin. En el caso espaol, el mito fundante lo constituira la II repblica con todo su proyecto transformador social, poltico y econmico, que se vio frustrado por el golpe de estado fascista del 18 de Julio de 1936. Esta visin es la que ha marcado el devenir histrico de la izquierda espaola, hasta que se vio remplazada por otro mito, el del consenso de 1978, con una izquierda que renuncia a su identidad republicana en favor de una supuesta reconciliacin nacional con los vencedores. Es el famoso mito de la Espaa sin vencedores ni vencidos. Otra visin ms reciente del mito fundante la encontramos en el intento de Podemos de configurar una idea de nacin-popular, en sentido Gramsciano, a partir de una interpretacin progresista de la insurreccin popular del 2 de mayo de 1808. Esta visin choca con la interpretacin historiogrfica dominante en la izquierda que siempre vio en los levantamientos del 2 de mayo, un movimiento contrario a las luces y reaccionario. Lo cual se corresponde bastante bien con la realidad de un movimiento del que slo incidentalmente surgi el proceso constituyente de Cdiz. De hecho la mayora de los insurrectos eran pro-fernandinos y partidarios del antiguo rgimen. En cualquier caso, se cual sea nuestra visin de los hechos histricos que fundan el mito, la realidad es que una visin esencialmente nostlgica de la historia puede llevar a la izquierda a una alienacin permanente respecto del pasado y a una cultura de la glorificacin de la derrota que la aleje del ideal emancipatorio respecto del presente. Las luchas del pasado pueden ser fuente de la que aprender importantes lecciones pero no deben impedir que la izquierda d una respuesta respecto de los desafos presentes.

El marxismo clsico tambin ha ofrecido su criterio bsico de diferenciacin, segn el cual la distincin tendra un sustrato econmico. Mientras que la izquierda busca la emancipacin del proletariado , a travs de la colectivizacin de los medios de produccin, la derecha busca proteger la propiedad privada del gran capital. Esta visin jurdica del conflicto esencial entre capital y trabajo, apoya el ideal emancipatorio de la izquierda en la idea de que la sola transferencia de la propiedad sobre los medios de produccin conseguira acabar con la alienacin del proletariado. Como bien apunta el intelectual boliviano Garca Linera, el error bsico del marxismo clsico fue confundir el efecto de la desigualdad con la causa. Situar el problema econmico en un plano meramente jurdico es ms un eufemismo que una solucin. De hecho en la URSS se pas del fetichismo de la mercanca propio del capitalismo , que denunciaba Marx en El Capital, al fetichismo de la produccin, del capitalismo del libre mercado al capitalismo de la burocracia del partido. De hecho una de las grandes insuficiencias del marxismo clsico ha sido su incapacidad para repensar la economa poltica clsica liberal, lo que llev a Marx a profundizar ms en aspectos apuntados por el socialismo de corte ricardiano que en proponer una alternativa radical al modelo explotador capitalista. Algo que si se hizo en las filas del anarquismo clsico con las idead del mutualismo Proudhoniano o el modelo monetario oxidativo propuesto por el pensador anarquista alemn Silvio Gesell en su obra El orden econmico natural.

Uno de los grandes aportes a la diferenciacin clsica entre izquierda y derecha ha venido de la mano del pensamiento impoltico posmoderno que ha situado la barrera entre la izquierda y la derecha en el cuestionamiento, por parte de la primera, de las categoras clsicas del demo-liberalismo. Conceptos como soberana, ley, estado, poder etc........son cuestionados como mediaciones polticas fundamentalmente inviables para realizar el ideal emancipatorio. Un caso paradigmtico lo encontramos en la lectura que hace el profesor italiano Roberto Esposito de la idea liberal del estado, que hunde sus races en el pensamiento del ingls Thomas Hobbes. Esposito, en su obra Inmunitas plantea el carcter aportico que tiene el estado liberal, el cual surge como conservatio vitae y sin embargo su dinmica soberana, que exige un poder inmuno-represivo, lleva a la lgica contraria de negar la vida que dice preservar y defender. El individualismo extremo lleva aparejado un absolutismo , en sus primeras etapas poltico y en las ms recientes econmico, que acaba por menoscabar ese individualismo en el que se funda. El propio planteamiento del filsofo francs Jacques Rancire que cuestiona que la polica de los regmenes demo-liberales pueda configurar una verdadera experiencia democrtica protagonizada por los sin parte o la descripcin de las modernas democracias como capital-parlamentarismo ,por parte de Alain Badiou, apunta en esa misma direccin.