diego pulido esteva. los negocios de la policía en la ciudad de méxico durante la posrevolución

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    Los negocios de la polica en la ciudad de Mxico durante la posrevolucin

    TRASHUMANTE | Revista Americana de Historial Social 6 (2015): 8-31. ISSN 2322-9381

    Los negocios de la polica en la ciudad de Mxico durante la posrevolucin

    Resumen: El objetivo de este trabajo es explicar la interaccin entre la polica y la sociedad urbana en la capital mexica-

    na durante la dcada de 1920. Para ello fueron analizados escenarios y prcticas cotidianas que documentan el rechazo,

    abuso o negociacin de la autoridad policial durante la reconstruccin del mando posrevolucionario. De esto resulta que

    adems de las reglas formales, la relacin estaba influida por normas ilegales que sistematizaron cuotas, extorsiones eintercambio de favores o ddivas dentro de la institucin policial.

    Palabras clave: autoridad, polica, negociacin, desorden, prcticas cotidianas, corrupcin.

    Police Business in Mexico City during Post-revolutionary period

    Abstract:The aim of this paper is to explain the interaction between police and urban society in Mexico City during the

    1920s. Scenarios and everyday practices are analized in order to evidence rejection, abuse or negotiation of police au-

    thority during the reconstruction of Postrevolutionary rule. It turns out that in addition to the formal rules, the interaction

    was influenced by illegal rules systematized in shares, extortions and exchange of favors or gifts within the police force.

    Keywords:authority, police, trading, disorder, everyday practices, corruption.

    Os negcios da polcia na Cidade do Mxico no perodo ps-revoluo

    Resumo: O objetivo deste artigo explicar a interao entre a polcia e a sociedade urbana na Cidade do Mxico durante

    a dcada de 1920. Para isto foram analisados cenrios e prticas cotidianas que documentam rejeio, abuso ou ne-

    gociao por parte da autoridade policial durante a reconstruo do governo ps-revolucionrio. Disto resulta que, para

    alm das regras formais, aquela relao foi influenciada por regras ilegais que sistematizaram quotas, extorses e troca

    de favores ou ddivas dentro da fora policial.

    Palavras-chave:autoridade, polcia, negociao, desordem, prticas cotidianas, corrupo.

    Cmo citar este artculo: Diego Pulido Esteva, Los negocios de la polica en la ciudad de Mxico durante la posrevolu-

    cin, Trashumante. Revista Americana de Historia Social 6(2015): 8-31.

    DOI: dx.doi.org/10.17533/udea.trahs.n6a02

    Fecha de recepcin: 2 de julio de 2014

    Fecha de aprobacin:24 de noviembre de 2014

    Diego Pulido Esteva:Doctor en Historia por El Colegio de Mxico. Actualmente es investigador del Insti-

    tuto Nacional de Antropologa e Historia (Mxico). Autor del libro A su salud! Sociabilidades, libaciones y prcticas

    populares en la ciudad de Mxico a principios del siglo XX (Mxico: El Colegio de Mxico, 2015).

    Correo electrnico: [email protected]

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    Los negocios de la polica en la ciudad de Mxicodurante la posrevolucin1

    Diego Pulido Esteva

    [H]ay tanta podredumbre en todo el personal de polica que decirlo no es creble.Todo est muy bien preparado. De jefe a jefe se dicen lo que tienen que hacer yas sucesivamente hasta llegar al gendarme, seal un agente confidencial cuyoinforme fue remitido a la Secretara de Gobernacin el 7 de febrero de 1925.2El testimonio citado invita a historiar prcticas ilegales, extorsiones y corruptelasperpetradas por la polica de la ciudad de Mxico durante la posrevolucin, temasque han permanecido poco explorados a pesar del renovado inters en conocer lasinstituciones de control y las desviaciones sociales. Todava ms, se echan de menostrabajos que con seriedad y sin sentimentalismos acometan el estudio de lo normalilegal ms all de rumores, lugares comunes y simplificaciones condenatorias. Sinembargo, el examen histrico de tales procesos precisa categoras analticas.

    1. Historiar y conceptualizar el desorden

    La historiografa sobre la polica en Mxico mantiene deudas temporales y temticas.Entre las primeras no slo debe subrayarse el carcter fragmentario del estado dela cuestin sino el privilegio que se ha dado al periodo porfiriano.3Dicho de otromodo, hay trabajos sobre esta institucin en el porfiriato (en particular en los prime-ros aos), pero faltan investigaciones que den cuenta de lo que ocurri tras la cada

    1. Una versin preliminar de este trabajo fue discutida en el Seminario Permanente de HistoriaSocial con el cual estoy profundamente agradecido por los comentarios y sugerencias que recib.

    2. Departamento Confidencial, Informes de agentes sobre la moralizacin de la polica, Mxico,7 de febrero de 1925. Archivo General de la Nacin (AGNM), Mxico, Fondo Gobernacin,Direccin de Investigaciones Polticas y Sociales, Caja 7, Expediente 1, f. 60.

    3. Entre los trabajos monogrficos sobre la polica urbana, vase Jacinto Barrera Bassols, El caso Vi-llavicencio: violencia y poder en el porfiriato(Mxico: Alfaguara, 1997); Alejandro igo, Bitcora de unpolica, 1500-1982(Mxico: Editorial Siete, 1994); Jorge Nacif Mina, La polica en la ciudad de M-xico, 1524-1928(Mxico: Departamento del Distrito Federal, 1986); Laurence J. Rohlfes, Police

    and Penal Correction in Mexico City, 1876-1911: A Study of Order and Progress in PorfirianMexico (Tesis de PhD, Tulane University, 1983); Pedro Santoni, La polica en la ciudad de M-xico durante el Porfiriato: los primeros aos, 1876-1884, Historia Mexicana33.1 (1983): 97-129.

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    del rgimen de Daz, pues cabe indagar cmo se vio afectada la autoridad policialpor la subversin revolucionaria del orden en la capital y, sobre todo, cmo este fuereconstituido durante la dcada de 1920.4Aunque deben tomarse con laxitud, loscortes temporales de esta investigacin se ocupan de esos aos por dos motivos. Des-

    de arriba, los gobiernos obregonista y callista ensayaron reformas a la gendarmera y,desde abajo, se sistematizaron formas profanas y aejas de ejercer la autoridad.5

    Entre las segundas, esto es, las deudas temticas, se extraan anlisis sobre com-ponendas y arreglos, as como los modos en que dicha autoridad operaba coti-dianamente y a nivel de la calle.6Esto supone dejar a un lado lo jurdico, formale institucional para conocer la composicin social de los gendarmes, sus hbitos einteraccin con los capitalinos. El presente escrito no busca llenar esa laguna, peros pretende introducir al lector en los problemas mencionados con la intencinde ofrecerle una explicacin. Para ello, ha resultado pertinente entender en qu

    consisten y cmo se gestionan las reglas del desorden.7

    Este concepto, entendidocomo la prctica de un acuerdo tcito entre las autoridades y diferentes actoressociales, incluidos los transgresores, es til para comprender cmo los policas to-leraban (y participaban de) infracciones y delitos. Siguiendo a Salvatore Palidda,cuando la polica se enfrenta al mundo social concreto, est obligada a abandonartcitamente el respeto por las normas formales.8Considero que este enfoque esun punto de partida necesario para entender los desvos de las normas por partede los encargados de hacerlas cumplir, sobre todo si se toma en cuenta que unespectro amplio de esas desviaciones era socialmente aceptado.9Esto es, al margen

    4. Para entender los problemas que experiment la ciudad de Mxico durante la lucha armada, va-se Ariel Rodrguez Kuri, Historia del desasosiego. La Revolucin en la ciudad de Mxico, 1911-1922(Mxico: El Colegio de Mxico, 2010) 99-140. Para estudio que refiere cmo fue continua-mente vulnerada la autoridad policial de 1910 a 1918, vase Diego Pulido Esteva, Profesional ydiscrecional: polica y sociedad en la ciudad de Mxico del porfiriato tardo a la posrevolucin,Antropologa. Boletn Oficial del INAH94 (2012): 72-85.

    5. Debe, entonces, contextualizarse la reforma policial de la dcada de 1920 en el proceso de re-construccin del Estado. Dicho proceso inicia despus de la ltima rebelin que asalt con xitoel mando del pas (la de Agua Prieta), acaudillada por lvaro Obregn. A partir de entonces, lacamarilla de los sonorenses predomin en la escena poltica del pas. Vase John W. F. Dulles,Ayer

    en Mxico. Una crnica de la Revolucin, 1919-1936(Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1977).6. Sin ser ese el objetivo principal, hay investigaciones que describen cmo los policas estaban lejos

    de ejecutar sus obligaciones prescritas en reglamentos. Sin embargo, y dado que no figura dentrode sus objetivos, sus explicaciones no abundan sobre esa distancia. Vase Pablo Piccato, Ciudad desospechosos: crimen en la ciudad de Mxico, 1900-1931(Mxico: Centro de Investigaciones y Estu-dios Superiores en Antropologa Social, 2010); Barrera Bassols 25-32 y 273-282.

    7. Para el concepto de reglas del desorden, vase Salvatore Palidda, La contribucin de la etno-grafa social para los estudios sobre la polica, Mirada (de) uniforme. Historia y crtica de la raznpolicial, eds. Gregorio Kaminsky y Diego Galeano (Buenos Aires: Teseo, 2011) 327; as comoEmilio Duhau y ngela Giglia, Las reglas del desorden: habitar la metrpoli(Mxico: UniversidadAutnoma Metropolitana-Azcapotzalco / Siglo XXI Editores, 2008) 15-17.

    8. Palidda 328.

    9. Aunque se enfocan en problemas contemporneos, para una propuesta en este sentido vase

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    de sus deberes formales, los agentes se conformaban con gestionar lo mejor po-sible el orden. De ese modo, el Estado moderno y sus instituciones no puedenentenderse nica y exclusivamente bajo el lente del control.

    Sera injusto calificar la historiografa sobre temas afines como afecta a la pers-

    pectiva del control social.10

    Lo cierto es que se ha privilegiado la mirada institucio-nal y jurdica.11En casi todos los casos, suele dejarse poco espacio a la negociacinentre los detentores de la autoridad y los habitantes. Este trabajo no pretende deningn modo minimizar la posicin de poder de los gendarmes. Tampoco buscasealar que los desacatos obedecen a la resistencia.12En todo caso, haba, cuandono un acuerdo entre las partes, una complacencia o disposicin por arreglar losconflictos en instancias inmediatas y lejos de comisaras, inspectores y, todava ms,tribunales, crceles o penitenciaras.

    Tras una revisin en documentos administrativos, judiciales y confidenciales

    parece necesario preguntarse si en ese periodo se hicieron complejas las formasen que los gendarmes negociaban su autoridad. En suma, este trabajo busca es-clarecer los arreglos que cotidianamente se fraguaban entre autoridades y capita-linos, sosteniendo que stos se articulaban en un entramado alterno a las pautasreglamentarias. Para ello, describe tres aspectos. En primer lugar se bosquejagrossomodoquines eran los agentes, pues la composicin social de stos esclarece ladistancia que haba entre los reglamentos y las prcticas, ya que los gendarmes noeran un engrane asptico de la maquinaria institucional, sino que formaban partedel tejido social. En segundo lugar, se describen los escenarios y situaciones de susintervenciones, toda vez que el espacio urbano era un cmulo de instancias dondela autoridad de los gendarmes intervena. sta se dirima en una interaccin socialque oscilaba de manera fluida entre el control, el abuso y la extorsin, o bien eldesacato, los ultrajes y el escarnio. Por ltimo, se ofrece un recuento de los arreglos,corruptelas y sistemas de cuota que dieron soporte a las relaciones internas de lapolica, as como a las que existan entre sta y la sociedad urbana.

    2. Los gendarmes posrevolucionarios

    Hasta 1928, la polica de la ciudad de Mxico estaba organizada en la Gendarmera

    Municipal, juarista de creacin pero reformada en numerosas ocasiones durante

    Duhau y Giglia 11-17.

    10. Para un balance historiogrfico sobre la criminalidad y el castigo en Amrica Latina, CarlosAguirre y Ricardo D. Salvatore, Writing the History of Law, Crime and Punishment in LatinAmerica, Crime and Punishment in Latin America: Law and Society since Colonial Times, eds. CarlosAguirre y otros (Durham y London: Duke University Press, 2001) 1-32.

    11. El principal problema de la historia institucional que se ha realizado, es que inscribe a la policaen un entramado demasiado lineal. Vase igo 4-22 y 51-170.

    12. Aunque podra ser til para entender las maneras de eludir, mitigar y resistir la autoridad policial,tomo distancia de la propuesta de James Scott. James C. Scott, Los dominados y el arte de la resis-tencia: discursos ocultos(Mxico: Era, 2000).

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    el pofiriato.13Dependa de la Inspeccin General de Polica y se compona degendarmes peatonales, montados, secretos y bomberos. Fueron pocas las modifi-caciones formales realizadas durante el periodo de la lucha armada. En cambio, enla posrevolucin se busc inculcar una disciplina militar en los distintos cuerpos

    policacos. Esto slo se consigui en los altos mandos, delegados en su mayor partea individuos cercanos al presidente, pues los rangos bajos siguieron reclutndose demanera voluntaria y, en general, provenan de sectores populares.

    Si se quiere de manera esquemtica, en la segunda dcada del siglo XX coexis-tan dos perfiles policiales. Por un lado, los policas artesanos y, por el otro, lospolicas tcnicos. Los primeros merecen ese calificativo porque de 1900 a 1930predominaban gendarmes que declaraban ejercer algn oficio artesanal. En con-traste, los policas tcnicos figuraban en la nmina de la inspeccin al mismotiempo que estaban inscritos en la Escuela Tcnica de Polica, instancia que bus-

    caba profesionalizarlos mediante cursos criminolgicos, de identificacin y otroscontenidos. Antes de bosquejar ambos perfiles, conviene conocer a grandes rasgoscuntos eran, cmo se enrolaban y cunto ganaban.

    2.1. El oficio de gendarme

    El de gendarme era un oficio vilipendiado en la percepcin pblica y en la opi-nin de las lites prcticamente desde que fue creado.14Por ejemplo, Salvador Novoapunt que, salvo el caso de la secreta, se ingresaba a ese cuerpo cuando [se] tienenecesidad de un trabajo cualquiera y no sirve para otro.15En el mismo sentido, unexinspector de polica apunt que por regla general solicita[ban] los puestos degendarme los desechos de nuestro pueblo, los que no tienen cabida en ninguna partepor su pereza, por su ineptitud o por sus vicios.16Con todo, los voceros de la refor-ma policial posrevolucionaria, a travs del rgano oficial de la Inspeccin General dePolica, afirmaban que era la primera manifestacin de la autoridad pblica palpadapor los gobernados, pues consideraban imposible que todos los habitantes del Dis-trito Federal tratasen diariamente con el presidente de la repblica, pero sostenanque todo el pblico trataba diario con la polica. Por tal motivo, sealaban que erael agente estatal ms multiplicado; el que en ms ocasiones rozaba con los ciudada-

    nos y, en sntesis, el que continuamente recordaba la existencia del gobierno.17Por

    13. Legislacin mexicana, o, coleccin completa de las disposiciones legislativas, t. XII, comps. Manuel Dublny Jos Mara Lozano (Mxico: Imprenta del Gobierno de Mxico, 1876-1912) 175.

    14. Para la percepcin de la polica en la prensa durante el porfiriato, vase Roco Castillo, Laimagen de la polica en la ciudad de Mxico en el Porfiriato (Tesis indita de licenciatura enHistoria, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 2010) 81-92.

    15. Argos. Revista quincenal de polica (Mxico) 1 de diciembre de 1929.

    16. Vito Alessio Robles, Memorias y diario(Mxico: Porra, 2013) 340.

    17. Revista de Polica. rgano oficial de la Inspeccin(Mxico) 25 de febrero de 1925: 26. En su editorial,esta publicacin sealaba que los gendarmes eran el termmetro de la cultura de un pueblo.

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    ello, reclamaban dignificar el oficio de gendarme, incrementar el nmero de plazasas como los medios para profesionalizarlos.

    Adems, los funcionarios capitalinos lamentaban que una de las secuelas dela lucha armada hubiera sido la vulnerabilidad de la autoridad policial, exhibida

    durante las ocupaciones de la ciudad por ejrcitos revolucionarios. Tras revisar elnmero de agentes, es posible constatar que la fuerza pblica merm. Si en 1907haba cerca de 5,000 policas, esto es, uno por cada 190 habitantes, una dcada mstarde haba uno por cada 432. La distancia se acort en 1921, cuando se estimabaque haba un polica para 308 capitalinos, esto es, alrededor de 2,000 agentes.18Unlustro despus se registraron 500 agentes ms.19Aseguraban que tal rezago obe-deca a que el presupuesto slo permita esa cantidad de gendarmes. Por si fuerapoco, el inspector seal que de 2,200 gendarmes, 400 se encontraban comisiona-dos de manera permanente en edificios pblicos, legaciones, hospitales, etc.; otros

    400 se asignaban para vigilar espectculos o estaban fijos en puestos de vigilancia(imaginarias), demarcaciones y servicios de cuartel, y 200 ms deban descontarsepor movimiento de altas y bajas. Por lo tanto, nicamente quedaban aptos para elservicio de rondas cerca de 1,200. Divididos en tres turnos, haba 400 gendarmespara vigilar 2,500 cruceros y cerca de 3,000 expendios de bebidas embriagantesentre otros comercios.20

    Si bien eran frecuentes las deserciones, los aspirantes a desempearse comopolicas se enrolaban voluntariamente para lo cual firmaban un contrato (tambinllamado enganche) de tres aos.21En el transcurso de estos se les descontaban25 centavos al da o lo necesario para formar un depsito de 100 pesos, destinadoa la Caja de Ahorros y Prstamos de la Polica, cuyos fondos se empleaban fun-damentalmente para sufragar gastos funerarios y pensiones.22Los sueldos de los

    18. La estimacin del inspector general en 1921 era de 2000 agentes en la ciudad de Mxico. Talvez era una cifra bastante cercana a la realidad no slo porque conoca la nmina y llevaba comoreclamo ante el ejecutivo la necesidad de reclutar, pues el censo de poblacin de 1921 consignpara toda la repblica, en polica urbana (jefes, oficiales y gendarmes) la cifra de 3524; igual, paratodo el pas, 156 agentes de las policas reservada, judicial y otras especiales, y 178 bomberos. Porsu parte, el presupuesto de egresos de 1918 consign 1423. Vase Presupuesto general de egresos delDistrito Federal(Mxico: Oficina Impresora de la Secretara de Hacienda, 1918) 24-27. Es decir,

    hubo un incremento con relacin a esta ltima, tal vez la ms confiable, de ms de 25%.19. Revista de Polica. rgano oficial de la Inspeccin (Mxico) 20 de noviembre de 1925: 6-7. Se preten-

    da reclutar otros mil en 1927. Aunque para todo el Distrito Federal, en 1930 la relacin era de1 polica para 282 habitantes. Vase Quinto Censo de poblacin 15 de mayo de 1930. Distrito Federal(Mxico: Direccin General de Estadstica, 1933) 55-57.

    20. Memorndum que el inspector general de polica, general de brigada Pedro J. Almada, presenta ala superior consideracin del presidente de la repblica, Mxico, 13 de octubre de 1921. AGNM,Mxico, Fondo Presidentes, lvaro Obregn-Plutarco Elas Calles, 61-122-D2-P-6.

    21. Filiacin y contrato de J. Dolores Gallardo, Mxico, 21 de mayo de 1921. Archivo Histricodel Distrito Federal (AHDF), Mxico, Fondo Gobierno del Distrito Federal, Secretara general,

    Gendarmera a pie, Caja 87, Expediente 8577.22. La Caja de Ahorros y Prstamos de la Polica del Distrito Federal era una institucin mutualistafundada por la Secretara de Gobernacin en 1886 con fondos privados de la polica. Su obje-

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    funcionarios de polica se estratificaron ms en la dcada de 1920. La distanciaentre el salario del inspector y los gendarmes se ensanch: mientras que el primeroganaba 26 pesos diarios, los gendarmes de menor jerarqua perciban 2. En mediode ambos estaban los oficiales de las comisaras junto con un cada vez ms nutri-

    do nmero de burcratas (mecangrafos, taqugrafos, telefonistas y telegrafistas) yprofesionistas (mdicos y abogados), cuyos ingresos iban de 5 a 9 pesos.23

    2.2. De artesanos a gendarmes

    Los datos recabados en una muestra de gendarmes activos entre 1900 y 1930revelan que ste era un trabajo masculino por definicin, quienes lo ejercan pro-mediaban 30 aos el ms joven tena 20 y el ms aoso 54 y se declarabansolteros tres cuartas partes de ellos. El registro de su oficio permite advertir una

    fuerte raigambre popular.24

    En tal sentido, 38 por ciento de los gendarmes decla-raron ejercer oficios artesanales (alfareros, carpinteros, sastres, etc.) o empleados enexpendios donde se fabricaban productos alimenticios (bizcocheros, panaderos,carniceros, etc.).

    El hecho de que los trabajos artesanales hayan predominado permite pensar queejercer un oficio en una fuerza policial poco exigente en trminos profesionales noslo era honorable sino til. Es decir, era un criterio de probidad al tiempo que un va-lor aadido. Apenas debajo de los artesanos, los que conformaban el siguiente grupo enimportancia se identificaron como empleados, tal vez aludiendo al cargo de gendarmeque desempeaban en el momento del interrogatorio, pero tampoco puede descartar-se que se refirieran a algn empleo distinto dentro del municipio, como barrenderos,inspectores de parques, alimentos, rastros u otros; esto es, empleos que remiten a ser-vicios urbanos. Dicho rubro se complementa con un porcentaje pequeo de indivi-duos que se identificaron como choferes, electricistas y mecnicos, entre otros trabajosmedianamente calificados. En medio de ambos, 14 por ciento afirm desempearsecomo comerciantes. Es imposible precisarlo, pero resulta plausible que haban ejercidoel comercio en pequea escala, esto es, no se trataba ni de almaceneros prsperos ni devendedores ambulantes o de subsistencia.25

    tivo era otorgar premios, prstamos, proporcionar distracciones honestas, conceder pensionesy retiros, cubrir gastos mdicos, pagar inhumaciones y asilar a los hijos hurfanos de agentes encumplimiento de su deber. Reglamento para el funcionamiento de la Caja de Ahorros y Prs-tamos de la Polica, Diario Oficial de la Federacin(Mxico) 1 de enero de 1922: 386-394.

    23. Presupuesto general 87.

    24. Algunas partes de esta seccin se apoyan en otra investigacin sobre el perfil social de los gen-darmes de 1900 a 1930. Los datos se refieren a una muestra de 1% de casos (93 expedientes) porultrajes a la polica diligenciados por el Tribunal Superior de Justifica del Distrito Federal, fondolocalizado en el Archivo General de la Nacin.

    25. Hay algunos casos de encargados de pulqueras que al perder su empleo solicitaron ser contra-

    tados para inspeccionar expendios de bebidas. Manuel Limn pide que se le nombre inspectorde pulqueras, febrero de 1914. AHDF, Mxico, Fondo Ayuntamiento de Mxico, Pulqueras,Volumen 1782, Expediente 1186, ff. 1-3.

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    Debe destacarse que en los casos propiamente inscritos en el periodo posrevolu-cionario, disminuyeron los artesanos. La nica continuidad se observa en el lugar deorigen, pues solo 12 por ciento declararon haber nacido en la capital del pas. El restoeran inmigrantes, sobre todo de los estados del centro (Mxico, Morelos y el Distrito

    Federal) as como del Bajo (Guanajuato, Quertaro, Jalisco y norte de Michoacn).Esto es, reproducan los patrones de movilidad de localidades cercanas a la metrpoli.

    2.3. De gendarmes artesanos a policas tcnicos

    Si bien el anhelo de formar una polica cientfica en la ciudad de Mxico erabastante aejo, en 1923 se fund la Escuela Tcnica de Polica para tal efecto.26De manera entusiasta, su director colm de elogios esta institucin, pues desde supunto de vista fundaba una nueva tradicin policial en la capital mexicana. Des-

    pus de tres aos, haban egresado alrededor de 1,000 gendarmes.27

    Un anlisis delas fichas de filiacin de los estudiantes entre 1924 y 1927 revela algunas rupturasrespecto al perfil de los policas artesanos, pero insuficientes para aceptar el triun-falismo pregonado por los funcionarios.28

    Los alumnos matriculados promediaban en edad 23 aos, es decir, eran msjvenes. Una tercera parte afirm ser empleados, entre los cuales la mitad se iden-tific como policas. El segundo segmento en importancia lo constituyeron pro-fesionistas, dentro del cual destacan taqugrafos, telefonistas y mecangrafos. Demanera excepcional, figuraban estudiantes y periodistas. En tercer lugar estabanlos comerciantes. El ltimo grupo, con 5 por ciento, declar ser militar, cifra pordebajo del proyecto sonorense de militarizar las fuerzas policiales. Si algo destacade los policas tcnicos es la reduccin de los artesanos.

    En suma, los dos segmentos predominantes eran el empleo pblico y los profe-sionistas. Pudiera pensarse en este hecho como un indicio de la profesionalizacinque desplaz al perfil de gendarme artesano. Sin embargo, parece ms probable que losalumnos de la Escuela Tcnica egresaban primordialmente para ocupar cargos en laslabores administrativas y de identificacin, cuya demanda aumentaba en la inspeccin

    y las comisaras. Esto resulta todava ms plausible si se consideran las tendencias en elempleo pblico de la ciudad de Mxico, as como los precedentes de escuelas tcnicas

    en diversos rubros del aparato burocrtico.29Efectivamente, adems de los gendarmes

    26. Entre los profesores haba criminlogos porfirianos, como Carlos Roumagnac, lo mismo que unanueva camada de especialistas en identificacin e investigacin policial, como Benjamn A. Martnez.Vase: Revista de Polica. rgano oficial de la Inspeccin(Mxico) 30 de diciembre de 1925: 6-7.

    27. Revista de Polica. rgano oficial de la Inspeccin(Mxico) 10 de enero de 1926: 7.

    28. Para el perfil de los policas tcnicos elabor una muestra de 10% de las hojas de filiacin de1924 a 1927. Los documentos de la Escuela Tcnica de Polica se conservan parcialmente en elArchivo Histrico del Distrito Federal. Se compone de cinco cajas en el Fondo Gobierno del

    Distrito Federal, Seccin Inspeccin General de Polica, Serie Escuela Tcnica de Polica.29. Mario Barbosa, Los empleados pblicos, 1903-1931, Los trabajadores de la ciudad de Mxico,1860-1950. Textos en homenaje a Clara E. Lida, eds. Mario Barbosa y Carlos Illades (Mxico: El

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    de extracto popular, haba una creciente porcin de adscritos a la Inspeccin de Poli-ca con un perfil intermedio. En la medida en que se diversificaron, aumentaron y seespecializaron las funciones administrativas, se ve una creciente demanda de empleadospblicos. Por ejemplo, haba labores que requeran saber contabilidad, el uso de mqui-

    nas de escribir, telgrafos, fotografas y tcnicas de identificacin.Por ltimo, los lugares de procedencia de los policas tcnicos tambin sugierenreacomodos. Si bien no eran mayora, 26 por ciento eran nacidos en la ciudad deMxico, duplicando as la proporcin de capitalinos observada entre los gendar-mes artesanos. En cuanto al resto, seguan predominando entidades del altiplano ydel Bajo, aunque por vez primera figuran procedentes del norte del pas. Si bientodos afirmaron saber leer y escribir, es difcil conocer a cabalidad el bagaje cultu-ral. Sin embargo, es posible que les fueran bastante ajenas las leyes de la ciudad.30En tal sentido, desconocemos si la Escuela Tcnica transform la composicin so-

    cial de los gendarmes fuera de las oficinas e instancias administrativas. El descensodel nmero de artesanos pudo obedecer menos a ese proyecto de profesionalizarque a los efectos de los cambios en la demografa del Distrito Federal.

    3. Escenarios e intervenciones

    Igual que en periodos anteriores, la polica capitalina estaba obligada a garantizar elorden pblico y la seguridad. Si bien algunas comisiones dependan del Ayuntamien-to (inspeccin de alimentos y bebidas, comercios, rastros entre otras), se observabadesde reformas de fines del siglo xix una creciente centralizacin, ya que la Secreta-ra de Gobernacin, por medio del gobernador del Distrito Federal, se encargaba delos nombramientos.31En este apartado interesa conocer algunas prcticas policiales aras de suelo para comprender cmo se construy socialmente su autoridad.

    3.1. Deberes de los policas

    El reglamento de 1922, vigente durante casi todo el periodo que nos ocupa, re-frend que la misin de los gendarmes era prevenir delitos y faltas.32En caso de

    Colegio de Mxico / Universidad Autnoma Metropolitana-Unidad Cuajimalpa, 2013) 117-154. Como seala este autor, los empleados pblicos [n]o formaban parte de las elites en elpoder, pero tampoco se sumaban a los obreros, trabajadores de manufacturas, fbricas y talleresde la ciudad. Asimismo, observa un incremento de 34 escuelas tcnicas y profesionales que habaen 1878 a 57 en 1907. Barbosa, Los empleados pblicos 117-123.

    30. Diane E. Davis, Historia de detectives: rastreando a la polica de la capital en la historiografapoltica de Mxico, Los primeros cien aos: los prximos cien, eds. Ariel Rodrguez Kuri y SergioTamayo (Mxico: Universidad Autnoma Metropolitana-Aztapotzalco, 2001) 77.

    31. Ley de organizacin del Distrito y territorios federales (13 de abril de 1917), Revista de Admi-nistracin Pblica61-62 (1984): 251-264. En este trabajo no estudiaremos la negociacin poltica

    centrada en la polica, pues eso amerita un estudio en s.32. Reglamento a que deben sujetarse los gendarmes para el servicio de la ciudad, Diario Oficialde la Federacin(Mxico) 23 de febrero de 1922: 63-68.

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    delitos, deban aprehender al presunto culpable, recabar evidencias y testimoniosas como los datos tiles para la averiguacin judicial. En caso de infracciones,el procedimiento era el mismo pero con ms consideraciones, es decir, se lespermita un margen de discrecin. En ambos casos deban llevar un cuaderno,

    registrar todos los incidentes y entregar los partes diarios a la comisara. Durante elda y la noche estaban obligados a recorrer las calles encomendadas a su vigilanciaas como impedir que se interrumpiera la tranquilidad pblica de los vecindarios.

    La calle, los mercados y las plazas eran los espacios pblicos que cotidianamentedeban vigilar. En estos tenan que impedir la formacin de aglomeraciones, laobstruccin de banquetas y aceras, el comercio ambulante y cualquier actividadque entorpeciera el trnsito. Sin embargo, los espacios pblicos estaban lejos de serlos nicos en donde los gendarmes podan intervenir. Entre los espacios privadosdonde deban celar especial vigilancia figuraban casas de asignacin, hoteles, meso-

    nes, fondas, figones, pulqueras, cantinas y billares.33

    All deban revisar las licencias,cuidar que se observaran los reglamentos y levantar infracciones. Por ltimo, slopodan intervenir en casas privadas si era requerido por algn particular. Esto eracomplejo en una ciudad donde las divisiones entre lo pblico y lo privado erandifusas,34como en las vecindades o incluso en comercios que, por la inestabilidadde esa frontera, se entienden mejor bajo la lgica de lo semipblico.

    La presencia en todos esos espacios haca de los policas una de las autoridadesms presentes en la sociedad capitalina, pero tambin una de las que acumulabamayores prerrogativas. Los gendarmes estaban facultados para remitir a la comisa-ra a todo aquel que expusiera, vendiera o distribuyera canciones, folletos u otrospapeles obscenos que ultrajaran la moral; a los que faltaran al respeto al pblicoen cines o teatros u otros sitios de esparcimiento; a los contendientes de una ria,aun cuando no hubiese derramamiento de sangre; a los vagos de profesin, fu-madores de marihuana, consumidores de cocana, herona o morfina y a los ebriosimposibilitados para sostenerse en pie; a los dementes furiosos que vagaban por lascalles; a los escandalosos, a quien disparara armas de fuego, a los nios extraviados

    y a todo aquel de quien pudiera sospecharse que cometa algn delito.35

    Tal heterogeneidad de espacios, conductas y actividades permite afirmar quelos policas eran una burocracia callejera que mediaba entre el orden prescrito

    por los reglamentos y las prcticas cotidianas.36De esa mediacin resulta que es-taban lejos de cumplir a cabalidad los reglamentos. En este reducido espacio esdifcil dar cuenta de manera exhaustiva de todos los niveles de accin e incidentes

    33. Legislacin mexicana175-193.

    34. Mario Barbosa, Lmites de la modernizacin en la capital mexicana durante la dcada revo-lucionaria, Problemas de urbanizacin en el valle de Mxico, 1810-1910. Un homenaje visual en lacelebracin de los centenarios, coords. Mario Barbosa y Salomn Gonzlez (Mxico: UniversidadAutnoma Metropolitana-Cuajimalpa, 2009) 278.

    35. Legislacin mexicana175-193.36. Para el enfoque de ejercicio cotidiano de la autoridad, vase Marcos L. Bretas,Ordem na cidade. Oexerccio cotidiano da autoridade policial no Rio de Janeiro: 1907-1930(Rio de Janeiro: Rocco, 1997).

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    protagonizados por la polica, lo cual en nada impide caracterizar, en trminosgenerales, la naturaleza de su autoridad. Para ello, se repasarn casos de ultrajes a lapolica y abuso por parte de esta. En primer lugar, diferentes roces con la sociedadexhiben que sta era frgil y continuamente subvertida. En segundo lugar, los

    gendarmes buscaban negociar el cumplimiento de las normas, intervenciones queexigan un manejo cuidadoso de relaciones interpersonales y lucrativas. Cuandoesto no ocurra, solan ejercer su autoridad de manera abusiva.

    3.2. Ultrajes contra policas

    El espectro de atentados contra los gendarmes en el rubro ultrajes a la autoridades amplio. Iba de simples insultos, de los cuales tecoloteo cuicohijo de la chingadase reiteran ad nauseam, a lesiones de diferente gravedad, generalmente ocasionadas

    con puos, mordidas, armas blancas y utensilios de trabajo. Buena parte de losepisodios de violencia en contra de gendarmes resultaba de intervenciones endespachos de bebidas y en rias callejeras. En ambas situaciones se percibe el deseode autonoma frente a la norma y las autoridades, pues se trataba de resistencias aarresto por parte de los presuntos infractores.37Cuando el gendarme disuada unaria, por ejemplo, era comn que los contendientes y testigos lo repelieran o seburlaran de l.

    De ese modo, su autoridad era cuestionada y vulnerada. Entre mayor la jerar-qua (social o poltica) del ultrajador, ms fuerte era la lesin. Es por ello que abun-dan militares en este gnero de casos. El sargento Onofre Donjuan, asistente delgeneral Cesreo Castro, iba a ser arrestado en la esquina de Dolores con avenida

    Jurez porque escandalizaba en estado de ebriedad. Pistola en mano, desde su ca-ballo, dispar un tiro al gendarme 1778 Joaqun Ramrez en la mano derecha.38Tambin es posible encontrar algunos polticos, como el siguiente: el diputadoNicasio Jurado, estando ebrio, form gran escndalo en la esquina Dolores y Nue-vo Mxico, disparando su pistola e hiriendo al gendarme nm. 1693 EduardoAlmazn, quien lesionado de la pierna izquierda fue enviado al Hospital Jurez.39

    No siempre la presencia de policas era percibida como una intromisin. Dehecho, participaban de los hbitos sociales, se emborrachaban en las pulqueras

    y tambin se liaban a golpes. En la pulquera El Chincharrazo, una pareja degendarmes provoc una ria despus de tomar varios litros de pulque en compa-a de tres mujeres porque stas no accedieron a invitarles otra ronda. Uno de los

    37. Averiguacin por ultrajes a la polica, Mxico, 30 de diciembre de 1922. AGNM, Mxico,Fondo Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, Caja 1815, Expediente 327989.

    38. Partes diarios rendidos por la Inspeccin General de Polica, Mxico, 16 de enero de 1918.AHDF, Mxico, Seccin Polica, Seccin Inspeccin General de Polica, Partes Diarios, Caja 1,

    Expediente 1, f. 27.39. Partes diarios rendidos por la Inspeccin General de Polica, Mxico, 10 de enero de 1918. AHDF,Mxico, Seccin Inspeccin General de Polica, Partes Diarios, Caja 1, Expediente 1, f. 23.

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    testigos atribuy el desorden a los uniformados, aadiendo que venan borrachosy pasados.40

    El temor a que desacatos menudos escalaran multitudinariamente era visible enepisodios como protestas callejeras, huelgas y motines. Casi tres semanas despus

    de una manifestacin de choferes huelguistas (27 de febrero de 1922), se aprehen-di a un presunto agitador. En las averiguaciones se consign lo siguiente:

    Este individuo no es la primera vez que agrede a la polica, pues en la Cmara de Diputados y en

    cuanta manifestacin hay, se le ha visto en esa actitud, pues es bien conocido por la polica en virtud

    de haber pertenecido a la corporacin en calidad de oficial, habiendo desertado por lo que caus

    baja y ms tarde acusado ante la inspeccin general de polica por robo a la nacin.

    En las puertas del Palacio Municipal, los manifestantes apedrearon el edificio, mien-

    tras que el indiciado aprovechando que el gendarme montado estaba abrumado degente, arrebatle su espada y entre la multitud desapareci.41Es cierto que las mani-festaciones admitan violencias poco comunes, pero sirven de mirilla a desafos fron-tales a la autoridad de los policas quienes, a su vez, respondan de manera abusiva.42

    En suma, entender la relacin con la sociedad en la ciudad obliga a diversificarlos escenarios de estos encuentros. stos remiten a espacios pblicos como calles,plazas y mercados, y semipblicos, como expendios y comercios; de insultos yburlas en rias callejeras a lesiones y vapuleos en protestas.43

    3.3. Abuso de autoridad

    Dotados de prerrogativas amplias y vagas respecto al empleo de la violencia, lospolicas eran sealados por excederse.44Aunque no se trata de una regla, las perso-

    40. Averiguacin por ultrajes a la polica, Mxico, 5 de febrero de 1920. AGN, Mxico, TribunalSuperior de Justicia del Distrito Federal, Caja 1622, Expediente 290776, ff. 2-3.

    41. Juzgado 4 de lo Penal, Averiguacin contra Carlos Figueroa por ultrajes a la polica, Mxico,10 de marzo de 1922. AGNM, Mxico, Fondo Tribunal Super ior de Justicia del Distrito Federal,Caja 1708, Expediente 306023, ff. 1-4. Aunque las diligencias se centraron en el episodio citado,

    uno de sus acusadores seal: a este mismo individuo o sea a Carlos Figueroa ha vstolo meterdesorden entre varios individuos cuando el escrutinio de votos de las elecciones para muncipes,llevadas a cabo ltimamente. Juzgado 4 de lo Penal, f. 4.

    42. Entre otros conflictos, merecen mencin las huelgas de maestros de 1919, la de tranviarios de 1923,el motn por la escasez de agua de 1922 as como las protestas de comerciantes en 1924. Al respecto,vase Mario Barbosa, La poltica en la ciudad de Mxico en tiempos de cambio (1903-1929),His-toria poltica de la ciudad de Mxico (desde su fundacin hasta el ao 2000) , coord. Ariel RodrguezKuri (Mxico: El Colegio de Mxico, 2012) 395-403; Rodrguez Kuri 179-205.

    43. En otro trabajo se analizar la dinmica espacial de la accin de los policas desde una perspectivaurbana.

    44. Para entender las mltiples formas en que los policas deciden segn su arbitrio, GuillerminaSeri, Discrecionalidad y ley no escrita: gobernando en el estado de excepcin, Mirada (de)uniforme. Historia y crtica de la razn policial, eds. Gregorio Kaminsky y Diego Galeano (Buenos

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    nas que denunciaban judicialmente a los policas por abuso tenan un nivel social ycultural por encima del promedio general. En realidad, varias de las averiguacionespor ultrajes muestran que los gendarmes haban sido insultados o agredidos por-que se excedan al arrestar a los presuntos infractores.

    El presidente municipal de Tlhuac reclam al presidente Calles sobre la apre-hensin arbitraria de varios moradores de San Juan Oxtayopan. En su informesealaba que frecuentemente incursionaban en su municipio agentes de las comi-siones de seguridad de la Inspeccin General de Polica, quienes substraan delseno de sus hogares a personas honradas, calumnindolas de algn supuesto delito

    y sin que para esto present[aran] orden escrita de alguna autoridad competente.45Si bien ocurri fuera de la municipalidad de Mxico, el caso citado muestra cmolos gendarmes capitalinos pasaban por alto varias formalidades, legitimando la exi-gencia de garantas por parte de los ciudadanos y autoridades locales. En esta lgica

    tambin se inscriben reclamos pergeados por disidentes polticos.En esos aos y en el orden comn, es posible mencionar las campaas contralos rateros, tambin denominadas razzias. Los policas participaban de ellas apre-hendiendo a rateros conocidos, que eran relegados de manera sistemtica a lacolonia penal de las Islas Maras. Ese tipo de mecanismos, a los que se suma el usode la tortura en las comisaras, era conocido pero tolerado.46

    Recapitulando, los gendarmes tenan una autoridad frgil e incluso cuandocaan en abusos, muchas veces eran producto de su misma debilidad. Partiendo deesa base frgil y de perfiles sociales que no la calificaban para su cometido, es com-prensible que la polica difcilmente pudiera satisfacer las funciones reglamentariasque estaba llamada a cumplir. La posibilidad de instaurarse requera obligadamentenegociar y generar acuerdos o arreglos al margen de la legalidad. El propsito delsiguiente apartado es mostrar que dichas negociaciones estaban lejos de obedecera la espontaneidad o al capricho y que la escala y nivel de complejidad de los mis-mos se incrementaron en la dcada de 1920.

    4. Arreglos y negociaciones

    La corrupcin rara vez era un asunto motivado por la simple necesidad de com-

    plementar el ingreso a travs de exacciones menudas. En todo caso, la que era enesta escala y de esa naturaleza se acerca ms a prcticas que se entienden bajo lgicade economa del hurto y pequeos atentados a la propiedad. Estas modalidades

    Aires: Teseo, 2011) 349-379.

    45. Carta del presidente municipal de Tlhuac al presidente Plutarco Elas Calles, Tlhuac, 25 de juliode 1927. AGNM, Mxico, Fondo Presidentes, lvaro Obregn-Plutarco Elas Calles, f. 1.

    46. Para conocer la relegacin a la colonia penal durante este periodo, vase Piccato 255-292; Diego

    Pulido Esteva, Las Islas Maras en la primera mitad del siglo XX, Crimen y justicia en la historiade Mxico: nuevas miradas, coords. Elisa Speckman Guerra y Salvador Crdenas (Mxico: SupremaCorte de Justicia de la Nacin, 2011) 535-570.

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    estaban arraigadas en la poblacin urbana de las primeras dcadas del siglo xx.47En este ltimo apartado se describirn los acuerdos, extorsiones y complicidadesentre agentes de la autoridad y comerciantes o vecinos de la ciudad de Mxico.

    4.1. Arreglos menudos

    En general, este tipo de arreglos ocurran en espacios semipblicos y movidospor alguna forma de comercio. Entre estos rubros, las multas que resultaban desupuestas infracciones a los reglamentos eran objeto de negociacin directa con losgendarmes o bien ante instancias del gobierno municipal. Por ejemplo, el dueode la fonda El Cielo manifestaba: no sabemos qu hacer con tantas infracciones;pues por cerrar cinco minutos despus de la hora se nos pone multa; que el gen-darme quiere dinero y no se lo damos, multa por parte del comandante; y en fin,

    seor, tanto es lo que se nos castiga que ya no sabemos materialmente qu hacerpara halagar a los inspectores del ayuntamiento.48

    En el mismo sentido, el encargado de la fonda con expendio de pulque ElAuto Gris suplic que se condonaran las multas a su establecimiento por equi-dad y en atencin a la situacin econmica tan difcil que enfrentaba.49Argu-mentaba que los gendarmes privaban a su familia de lo ms indispensable para elsustento, al obligarlo a pagar multas que consideraba producto de la imaginacinde los policas. En otro expediente, el encargado y empleado en dicho expendio(jornalero de oficio), sealaba que era l quien deba pagar 133 pesos por multascuando su sueldo semanal apenas sumaba 15 pesos. Por ello, se acoga a la benevo-lencia del presidente del Ayuntamiento.50

    La mayor parte de los registros sugiere que para los pequeos comerciantes,dar estipendios a los gendarmes era inicuo. El dueo de varias fondas con ventade pulque refera: [S]uplicamos que nos ayude, porque ya ve usted que nosotrossomos los que sostenemos con nuestro giro del pulque a ms de 20 mil almas deaguamieleros, carreros, conductores de pulque, encargados e introductores, y toda-va quieren los oficiales y gendarmes de punto que tambin se les sostenga a ellos,pues nada ms por el simple hecho de no drseles pulque o dinero nos levantaninfracciones.51Debe notarse que el castigo se perciba como el hecho de hacer

    47. Piccato 209-249.

    48. Carta de Flix Trejo, dueo de la fonda con venta de pulque El Cielo al presidente municipalde la ciudad de Mxico, Mxico, 1 de septiembre de 1919. AHDF, Mxico, Fondo Ayuntamiento deMxico, Seccin Infracciones de Pulqueras, Volumen 2394, Expediente 3, f. 13.

    49. Carta de Aurelio Vzquez, encargado de la fonda con expendio de pulque El Auto Gris al pre-sidente del ayuntamiento, Mxico, 20 de agosto de 1919. AHDF, Mxico, Fondo Ayuntamientode Mxico, Seccin Infracciones de Pulqueras, Volumen 2394, Expediente 1, f. 67.

    50. Carta de Aurelio Vzquez, f. 33.

    51. Carta de Paulino Riancho al presidente municipal, Mxico, 26 de septiembre de 1919. AHDF,Mxico, Fondo Ayuntamiento de Mxico, Seccin Infracciones de Pulqueras, Volumen 2394,Expediente 5, f. 51.

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    formal la cuota: es decir, levantar un acta o boleta cuya cantidad estipulada no sele pagaba al gendarme sino en las oficinas de la comisara. Adems, las cartas opeticiones de los comerciantes multados filtraban nociones de justicia con funda-mentos morales.52

    Un exempleado de la Compaa Expendedora de Pulques pidi que fuerancondonadas las multas porque, desde su perspectiva, eran en su mayor parte injus-tificadas. Alegaba, por un lado, que la prueba es que todas son levantadas por poli-cas que no conocen el reglamento; por el otro, desacreditaba las multas por la supues-ta inmoralidad de la misma polica, pues los agentes estaban acostumbrados a quese les d dinero, y como les tengo ordenado lo contrario, es otra de las causas porlo que tambin levantan infracciones.53Lo cierto es que varios establecimientosinfringan reglamentos. A veces era materialmente imposible satisfacer los ordena-mientos, como tener mingitorios de porcelana y garantizar agua potable. En otras,

    se revela el desacuerdo con restricciones y condiciones de venta. Tal es el caso delas fondas y figones, que slo podan expender pulque con comida. De modo talque al ser sorprendidos vendiendo sin cumplir dicho requisito, los encargados y losparroquianos alegaban que, cuando entraban los gendarmes, los alimentos ya ha-ban sido consumidos. Esgriman excusas similares cuando se les pretenda multarpor vender fuera del horario permitido: aseguraban que se trataba de un convivioprivado, que all vivan, que se refugiaban de la lluvia y otras evasivas por el estilo.De todo ello se deduce que los mandatos eran objeto de negociacin.

    Ahora bien, de la documentacin emerge que la discrecionalidad policial ge-neraba exacciones para unos y, en cambio, para otros se trataba de favores. Puedecitarse en este sentido un manifiesto donde varios comerciantes constataron queel comisario de la quinta demarcacin no era abusivo sino que da[ba] garantasal comercio.54Las pruebas de estas complicidades fueron explicitadas en diferen-tes testimonios. Por el lado de los agraviados, el propietario de la pulquera LaMina de Oro denunci la amistad de su competidor con un oficial de la segundademarcacin, a causa de la cual l era multado de manera arbitraria, hostilizado yamenazado hasta que tuvo que cerrar su establecimiento. Aunque en este caso nose cuenta con las versiones del otro comerciante ni del gendarme implicado, esposible suponer que las lagunas de las instituciones de control eran llenadas con

    redes de amistad y contubernios que rayaban en corruptelas. As, la interaccin

    52. Diego Pulido Esteva, A su salud! Sociabilidades, libaciones y prcticas populares en la ciudad de Mxicoa principios del siglo XX(Mxico: El Colegio de Mxico, 2015).

    53. Carta de Gabriel Miranda, apoderado de la Testamentar a Ignacio Torres Adalid, al presidentemunicipal, Mxico, 30 de junio de 1920. AHDF, Mxico, Fondo Ayuntamiento de Mxico,Seccin Infracciones de Pulqueras, Volumen 4715, Expediente 265, f. 2.

    54. Carta de Jos Vega, Mariano Garca, Francisco Morantes y otros al presidente de la Rep-blica, Mxico, 27 de agosto de 1923. AGNM, Mxico, Fondo Presidentes, lvaro Obregn-

    Plutarco Elas Calles, Expediente 122-D2-P21. Entre otros establecimientos, decan representara El Borrego, Saln Cantina La Golondrina, El Puerto de Santa Mara, Cantina LosNorteos, Gran Saln Casino y La Imperial.

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    de la polica con la sociedad capitalina se rega por arreglos que beneficiaban almejor postor, al amigo, vecino o pariente del gendarme; mientras perjudicabanal individuo marginado de los acuerdos o, en palabras del quejoso, a quien no seprestaba a los enjuagues de la polica.55Lo cierto es que en esos incidentes con-

    curran presuntos infractores, policas y otras autoridades municipales. Por lo tanto,es posible convenir que ms all de ciertas actitudes de corrupcin hay tambinmuestras de solidaridad de los funcionarios con los habitantes.56El comercio debebidas embriagantes estaba lejos de ser el nico en exhibir el modo de operarde la polica capitalina.57Sobre todo a partir del triunfo carrancista y, con todavamayor claridad, durante los gobiernos de Obregn y Calles, la reconstitucin delmando supuso reacomodos en la polica capitalina. stos tocaron lo mismo a suregulacin que al personal e, incluso, a la organizacin de lo informal.

    4.2. Lgicas de la corrupcin

    Explicar de manera satisfactoria ese cambio en escala y complejidad obliga a re-ferir que no slo los gobiernos durante la lucha armada fueron percibidos comocorruptos,58sino que emergieron formas de criminalidad urbana sin precedentes.Tal vez el aspecto que hizo ms compleja la relacin entre polica, orden y so-ciedad fue la aparicin de bandas criminales, pues se desconocan hasta entoncesfenmenos delictivos como el protagonizado por la Banda del Automvil Gris.59Respecto de sta, Alan Knight apunta que

    55. Carta de Jos Mara Ibarra, dueo de La Mina de Oro al presidente municipal, Mxico, 3 dejulio de 1919. AHDF, Mxico, Fondo Ayuntamiento de Mxico, Seccin Infracciones de Pul-queras, Volumen 2395, Expediente 12, f. 11.

    56. Mario Barbosa, El trabajo en las calles: subsistencia y negociacin poltica en la ciudad de Mxico acomienzos del siglo XX(Mxico: El Colegio de Mxico / Universidad Autnoma Metropolitana-Cuajimalpa, 2008) 242.

    57. Por ejemplo, unos motociclistas se accidentaron porque huan de la polica, pues ofrecan cincopesos para evitar la infraccin, soborno que los uniformados consideraron insuficiente: Averi-guacin por abuso de autoridad, ciudad de Mxico, 12 de septiembre de 1928. AGNM, Mxico,Fondo Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, Caja 2219, Expediente 406137, f. 2; ElUniversal Grfico (Mxico) 12 de septiembre de 1928.

    58. Segn Friedrich Katz, de fines de 1915 en adelante los carrancistas en el poder formaron unanueva clase dirigente que comenz a abusar de las clases medias y bajas. Los lderes militarescarrancistas sostiene dicho autor tuvieron pocos motivos para tomar en cuenta las suscep-tibilidades de los lugareos. Vase Friedrich Katz, La corrupcin y la Revolucin mexicana,Vicios pblicos, virtudes privadas: la corrupcin en Mxico, coord. Claudio Lomnitz (Mxico: Centrode Investigaciones en Antropologa Social, 2000) 108. Al igual que Alan Knight, este autoridentifica que el cambio en las percepciones en torno a la corrupcin y la Revolucin ocurria partir del triunfo carrancista.

    59. Para un recuento detallado de los asaltos cometidos por la Banda del Automvil Gris y la co-bertura que hizo la prensa, Aurelio de los Reyes, Cine y sociedad en Mxico, 1896-1930, vol. 1(Mxico: Universidad Nacional Autnoma de Mxico, 1996) 236-262.

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    [S]i tiene algo de importancia para la historia, es como indicador de la desenfrenada delincuencia

    urbana durante ese periodo y la complicidad de las autoridades (policas, generales, polticos) en

    su delito y encubrimiento. La nueva lite revolucionaria fij en eso, y en el campo ms amplio

    de la iniciativa empresarial, los estndares que siguieron otras.60

    Al crimen organizado deben aadirse nichos lucrativos derivados de prohibirsustancias que antes se adquiran sin restricciones en mercados y boticas.61Faltapor estudiar si cualquier actividad ilcita supuso, cuando no la presencia o el con-tubernio, s la anuencia de autoridades polticas, militares, policiales y sanitarias.El problema se aseguraba es el encubrimiento, el encubridor [] el que dehecho viene a constituir en Mxico el verdadero peligro para la sociedad.62

    Si a la experiencia mencionada se suma la que acumularon varios miembrosde la camarilla sonorense y que prolongaron despus de la fase armada, es posible

    entender la reconfiguracin de algunas prcticas policiales bajo el mando de unconspicuo aliado de Calles, pues esto se inscribe en un marco general donde losnegocios ilcitos y las corruptelas acompaan regmenes formales.63

    De hecho, dentro de ese grupo figura el general Roberto Cruz, a quien seconfi la Inspeccin General de Polica de 1924 hasta el asesinato de Obregn.64Aprovech su gestin para reemplazar los mandos de la polica capitalina con per-sonajes que haban sobresalido en la represin de la rebelin delahuertista. Dur enel cargo aproximadamente tres aos. En sus memorias escribi que apenas llevabaunos das como inspector cuando un amigo cercano le dijo:

    T ests haciendo aqu el papel de pendejo, deja en mis manos el manejo de todo se refera

    seguramente a garitos, cantinas, cabarets, prostbulos y toda clase de centros de vicio y todos

    los das en la maana te traigo treinta mil pesos en oro que era la moneda que circulaba en

    ese tiempo.65

    60. Alan Knight, La Revolucin mexicana. Del Porfiriato al nuevo rgimen(Mxico: Fondo de CulturaEconmica, 2010) 1175.

    61. Ricardo Prez Montfort, El veneno faradisiaco o el olor a tortilla tostada: Fragmentos de his-toria de las drogas en Mxico 1870-1920, Hbitos, normas y escndalo. Prensa criminalidad y drogasdurante el Porfiriato tardo(Mxico: Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropo-loga Social / Plaza y Valds Editores, 1997) 145-210.

    62. Todo: Semanario Enciclopdico (Mxico) 12 de septiembre de 1933.

    63. Para entender el funcionamiento del grupo de sonorenses encabezado por Obregn y Calles,vase Jos A. Gmez Estrada, Lealtades divididas: camarillas y poder poltico en Mxico, 1913-1932(Mxico: Instituto Mora / Universidad Autnoma de Baja California, 2012). Hubo polticos quesin escrpulos llevaban formas de vida dispendiosas, inversiones y una trayectoria poltica basadaen el trfico de influencias. Bajo esta perspectiva podra referirse a un Abelardo Rodrguez lomismo que a un lder obrero como Luis N. Morones.

    64. Gmez Estrada 16.

    65. Roberto Cruz, Roberto Cruz en la Revolucin mexicana(Mxico: Editorial Diana, 1976) 103.

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    Entre los atributos del general Cruz no figuraba la memoria. Recordaba haber-se negado de manera rotunda al ofrecimiento de su cercano amigo y, siguiendosus palabras, prefiri ser pendejo que ladrn. Difcil esperar otra versin de unpersonaje que apost por propagar una polica imaginaria o de papel a travs de

    diferentes medios. Entre estos, la Revista de polica,en su calidad de rgano oficialde la inspeccin durante su administracin, insisti en la refundacin por la va dela disciplina militar y la moralizacin. Al margen de los panegricos, nada difcil esconstatar que en esos aos se observ una sistematizacin de las cuotas que cobra-ban en efectivo los gendarmes en las calles, comercios y lugares de esparcimiento,mientras que los comisarios y burcratas hacan lo propio en las comisaras.

    4.3. Mordidas, encubrimientos y sistemas de cuotas

    El sistema de cuotas era un entramado de extorsiones escalonadas. La naturalezamisma de esa actividad deja pocas huellas: se encontraba en los mrgenes de lo le-gal; no slo comprometa a los gendarmes peatonales sino, sobre todo, funcionabangracias al beneplcito de rangos o mandos altos. Aunque escasa, la documentacinde primera mano y la prensa insinan, e incluso describen abiertamente, cuotasfijadas de antemano a casas de comercio sexual, expendios de embriagantes, casasdonde se vendan o consuman drogas y casas de juego. En informes confidencialesempleados para defenestrar quien fuera jefe de las comisiones de seguridad hasta1925, Valente Quintana, se detalla cmo funcionaba dicho sistema:

    [Mensualmente] el primer comandante paga 1000 pesos, el segundo comandante, 800; los oficia-

    les, 150; los suboficiales, 70; los escribientes de 1 y 2, 40; los gendarmes de crucero, por recabar

    el acuerdo, 2 pesos con 50 centavos; por ser filiado, 10 pesos; por pasar a la compaa que tiene

    ms posibilidades de prebostear, de 15 a 20 pesos; si los interesados no tienen en el acto las

    cantidades mencionadas, hay coyotes que se encargan de facilitarles previo el premio de 25%

    pagadero por los primeros quincenalmente y los segundos en cada quinta.66

    Las cuotas eran recaudadas por el tesorero de la inspeccin (el Sr. Orteguita).Si bien el documento no detalla la manera en que se colectaba el dinero en cada

    eslabn, se sobreentiende que la cadena de corrupcin funcionaba en diferentesniveles. El testimonio citado sugiere que permitir o dejar pasar las infraccionesa cambio de dinero constitua un fenmeno circunstancial debido a la falta deinstruccin o al exiguo salario de los gendarmes. De la calle a la comisara, habauna sucesin de exacciones que duplicaba los sueldos de varios funcionarios dela Inspeccin de Polica. As, la extorsin estaba cuidadosamente organizada en

    66. Informes de agentes y recortes de prensa sobre la moralizacin de la polica. Inmoralidades delexsecretario general de la Inspeccin de Polica, Pablo Meneses, del jefe de Comisiones de Se-

    guridad, Valente Quintana, y de algunos agentes de las mismas comisiones, Mxico, 27 de enerode 1925. AGNM, Mxico, Fondo Gobernacin, Direccin de Investigaciones Polticas y Sociales,Caja 7, Expediente 1, ff. 14-17.

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    mtodos informales pero normales. De manera paralela, se consagr una jerigon-za que mediante palabras como mordida, coyote y prebostear codific unaparte fundamental de las reglas del desorden. A saber, las que seguan los pro-pios miembros de los cuerpos policiales, generando un conjunto de saberes que

    circulaba adentro y afuera de los circuitos institucionales.67

    Este fenmeno eratodava ms palpable en negocios clandestinos.El comercio de sustancias prohibidas convocaba a autoridades policiales y sani-

    tarias. Los conflictos entre ambas dejan ver complicidades, corruptelas y compe-tencias.68Por ejemplo, el jefe del Departamento de Salubridad remiti un informedel inspector de narcticos en el que se describan hechos acaecidos en la callede los Pintores, situada en la colonia La Bolsa. En dicho informe, conmin al ins-pector general de polica a identificar los gendarmes que vigilaban ese lugar, puesayudaron a escapar a los sospechosos:

    Encontrndose de vigilancia [] en la calle mencionada, trataron de sorprender el comercio ilcito

    de enervantes que en dicha calle verifican individuos de mal vivir y que han convertido, amparados

    por la apata de las autoridades policiacas, en uno de los centros de vicio ms peligrosos que existen

    en la ciudad. Al efecto, en el preciso momento que se proceda a la detencin de una mujer y de otros

    individuos desconocidos, stos dieron gritos con el fin de alarmar al vecindario y evitar que se llevaran

    a efecto las detenciones [], cosa que lograron porque inmediatamente todo el vecindario sali a la

    calle y algunos ms audaces trataron de quitar de manos de los inspectores a dos de los ya detenidos

    y a la mujer []. Aprovechndose de esta confusin, el mayor del ejrcito Anbal Gabucio, quien es

    vicioso conocido [] escap por la intervencin de la gente y de dos gendarmes que se encontraban

    de vigilancia en ese lugar y que pretendieron intervenir en favor de los detenidos, no atendiendo la

    identificacin que al efecto hicieron los inspectores.69

    Aunque se pretendi atribuir tales prcticas a una gestin en particular, resultadifcil pensar que desaparecieron tras la renuncia de Quintana (quien sera recon-

    67. Lila Caimari, La ley de los profanos: delito, justicia y cultura en Buenos Aires, 1870-1940(Buenos Aires:Fondo de Cultura Econmica, 2007) 9-10. Es posible convenir con la autora en que las formas pro-fanas de pensar y administrar la ley no se oponen sino que intersectan en la cultura jurdica oficial.

    68. Antes de las prohibiciones (marihuana en 1920 y adormidera en 1926), las drogas eran frmacos yremedios legales y usuales. Adems del trabajo de Ricardo Prez Montfort ya citado, sobre el trficode drogas, vase Luis Astorga, Traficantes de drogas, polticos y policas en el siglo mexicano,Vicios pblicos, virtudes privadas: la corrupcin en Mxico, coord. Claudio Lomnitz (Mxico: Centrode Investigaciones en Antropologa Social, 2000) 167-193. De manera un tanto simplista, esteautor sostiene que el trfico y los traficantes de drogas en Mxico son una creacin de las leyesprohibicionistas de los aos veinte. Astorga 175. Para un periodo posterior, las campaas contrasustancias prohibidas pas de manos del Departamento de Salubridad a la Procuradura Generalde la Repblica (1947).

    69. Informe que remite R. Gamero al Gabriel C. Vargas, mayor jefe del detalle del Departamento

    de Polica, del que es jefe el coronel Enrique Surez, Mxico, 13 de mayo de 1925. AHDF,Mxico, Fondo Gobierno del Distrito Federal, Secretara general, Gendarmera a pie, Caja 87,Expediente 8580.

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    tratado aos despus y llegara a ser inspector).70En una carta dirigida a Obregn,se adverta que la mayor parte de los agentes de la inspeccin general de policatrabajaban en combinacin con algunos rateros, timadores y varios que comer-cian con drogas nocivas, protegindolos con dinero que reciban.71

    En suma, la reforma policial posrevolucionaria integr un aspecto formal ytuvo que consentir otro que no lo era. Es difcil datar o precisar cundo se sistema-tizaron las cuotas. Sin embargo, a reserva de que se encuentren documentos queindiquen lo contrario, ese fenmeno aparece con claridad durante el periodo dereconstruccin del Estado. Los informes confidenciales pueden complementarse,incluso, con expresiones populares. En las Coplas de Don Simn del siglo xx,se lee:

    Hoy los tiempos todos son contrarios,

    pues en vez de ofrecer garantashay gendarmes y altos empleados

    que no salen de las pulqueras.

    De gendarmes y de cobradores

    dos empleos desempean al da,

    exigiendo dinero a los pobres

    con amagos, astucia y porfa.

    Y si alguno les niega dinero

    es llevado a la Comisara,

    y lo acusa el gendarme altanero

    de insultos a la polica.72

    Conclusiones

    Las pginas anter iores buscaron explicar la relacin entre polica y sociedad toman-do distancia del enfoque del control social. Para ello se enfatiz cmo los actoressociales incluidos los gendarmes negociaban y se las arreglaban para gestar, almargen de la cultura jurdica escrita, reglas que, a travs de la prctica, pretendan

    normar el desorden. La corrupcin, siguiendo a Pablo Escalante, es la mediacin

    70. La trayectoria policial de Valente Quintana amerita un estudio en s mismo. Se le vincul condiferentes casos de corrupcin, emple presos bajo libertad condicional para distintas comisio-nes, tuvo en la nmina de la polica a empleados en una fbrica de refrescos de su propiedad,llev a cabo las investigaciones del asesinato de Julio A. Mella, etc. Adems de sus memorias, haycartas, denuncias y opiniones de la prensa as como un nutrido informe que cubre buena partede su gestin al frente de las comisiones de seguridad. AGNM, Mxico, Fondo Gobernacin,Direccin de Investigaciones Polticas y Sociales, Caja 7, Expediente 1, 223 fs.

    71. Carta de Serafn Mijangos al presidente de la Repblica, Mxico, 10 de abril de 1921. AGNM,Mxico, Fondo Presidentes, lvaro Obregn-Plutarco Elas Calles, Expediente 242-Il-M, f. 1.

    72. Coplas de D. Simn del siglo , Mxico: Imprenta de Eduardo Guerrero, s.f.

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    para salvar la brecha entre orden jurdico y orden prctico, vigente socialmente.73En este sentido, la ley se presenta menos como instrumento de control que comombito de negociacin. En consecuencia, la polica operaba menos como merobrazo ejecutor que como burocracia callejera con lgicas, arreglos y abusos ile-

    gales pero con cierta legitimidad o aceptacin desde abajo; las distancias e ilegalis-mos eran capitalizados lucrativamente por las propias autoridades.As, los arreglos con bienes, favores o silencios no eran producto de la contin-

    gencia. La sofisticacin de estos arreglos hace pensar que la subversin del ordendurante la revolucin signific tolerar el desorden. La dcada de lucha armadatuvo efectos en la relacin entre polica y sociedad. Varios desacatos, las violenciascontra gendarmes perpetradas por tropas de los grupos armados que ocuparonla capital y la fractura del mando a nivel local repercutieron decididamente en lainstitucin policial. Como apunta Knight: Los que se haban levantado contra la au-

    toridad no se convertiran fcilmente en sus defensores.74

    En otras palabras, es posible preguntarse si los aos de reconstruccin del man-do, al menos el policial, supusieron que las prcticas corruptas vertebraran el nuevoorden. En Mxico, la demanda de servicios policiales se increment de maneraparalela al crecimiento de la ciudad tanto fsica como demogrficamente. Las atri-buciones reglamentarias se hicieron complejas y lo hicieron tambin las formasalternas de ejercer la autoridad. Los episodios de criminalidad estructurada enbandas, por ejemplo, supusieron la complacencia de la polica capitalina. Sera irdemasiado lejos afirmar que flua un consenso unnime desde abajo, dado que, apesar de ser acotada, la autoridad de los policas les daba una posicin de poderpara extorsionar. Sin embargo, haba contubernio de ciertos grupos favorecidossegn la circunstancia, como diversos comerciantes.

    Para entender las prcticas y sus diferentes lgicas, es posible convenir que el apa-rente desorden urbano no se debe a la ausencia de reglas, sino a la coexistencia, precaria

    y dinmica, de reglas aparentemente incompatibles, las cuales sin embargo subyacen aun universo relativamente estructurado e inteligible.75Estudiar las reglas del desorden

    73. Fernando Escalante Gonzalbo, La corrupcin poltica: apuntes para un modelo terico, ForoInternacional30.2 (1989): 333; Para este autor, la corrupcin media en cuanto menos cinco aspec-tos: 1. Entre atributos formales del poder estatal y necesidades reales de control social. 2. Entre elpoder real social y el poder poltico formal. 3. Entre las dinmicas del mercado y los reglamentos

    jurdicos. 4. Entre los recursos administrativos de una institucin burocrtica y la demanda socialpara sus servicios. 5. Entre la tensin provocada por la relacin entre impunidad de facto deciertos personajes y las responsabilidades de los servidores pblicos.

    74. La transformacin de bandidos en rurales y de rebeldes en auxiliares oficiales del ejrcito federaltena un dejo de alquimia poltica, porque el bajo metal de las horas populares y plebeyas nopoda transmutarse en el oro puro de una disciplinada fuerza policial. Knight 675. Siguiendo aeste autor: No existe pas alguno en donde las prcticas constitucionales [] se implantaran conrapidez: stas crecen gradualmente, con frecuencia se desarrollan a partir de prcticas corruptas

    anteriores, vinculadas con democracias artificiales o limitadas y que se caracterizan por regme-nes de jefes, redes de patrocinios y maquinarias polticas. Knight 563.

    75. Duhau y Giglia 501.

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    en la prctica consiste en acopiar, reconocer y comprender factores, hbitos, interaccio-nes y circunstancias que sin estar sancionadas en el mbito oficial, lo compenetraron.Una parte sustancial fueron las cuotas exigidas a los miembros de la polica, en nuestrocaso todava pertenecientes a la Gendarmera Municipal. En lugar de argumentar que

    las instituciones policiales son falibles por su incapacidad para cumplir cabalmente lasleyes, propongo explicar cmo y por qu stas funcionan de manera alterna y, a veces,contraria a las formas jurdicas. Volviendo al testimonio citado al comienzo de esteescrito: Todo est muy bien preparado. De jefe a jefe se dicen lo que tienen que hacer

    y as sucesivamente hasta llegar al gendarme.

    Fuentes primarias

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