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[B-47] Cátedra de Dasipología 1

Diciembre 2005

Cátedra de Dasipología

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BOFCI

BULITÓN OFICIAL DE LA FACULTAD DE CIENCIAS INÚTILES Dirección en la web: www.albaiges.com www.mensa.es/carrollia La revista BOFCI, abreviada en [B], es el órgano de comunicación de la FCI (Facultad de

Ciencias Inútiles) de Mensa España. Su frecuencia de aparición es ya trimestral, ya irracional. Se entrega con CARROLLIA, el boletín del CARROLLSIG.

Es coordinada, dirigida, editada y remitida por:

Josep M. Albaigès i Olivart

e-mail: [email protected]

Las cartas y colaboraciones se remitirán al editor, siempre que sea posible, en formato A4 y mecanografiadas con cintas de máquina en buen uso. Mejor todavía en disquete, formato WORD 6.0, html o ASCII. Las fechas tope para su inclusión son los últimos días de los meses de febrero, mayo, agosto y noviembre. El boletín aparece (si aparece) dentro del mes siguiente.

Permitida la reproducción de los escritos de este boletín, citando la procedencia. Las opiniones

expresadas son las de sus autores. Mensa, como tal, no opina.

…oooOOOooo…

ÍNDICE

Portada: El gazapo (lat. dasipos), siempre atento a autocapturarse.

Gazapos e incongruencias 3 Catálogo de estupideces 7 Erratas, errores y duendes de la linotipia 8 Los gazapos 9 Examen de música 10 “La escobilla de baño es de uso personal” 11 Los gazapos en el Quijote 12

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GAZAPOS E INCONGRUENCIAS

Mi afición por la caza de gazapos y “meteduras de pata”, que se dan en demasía en todo lo que se escribe, me ha convertido en aspirante a la cátedra de Dasipología de la Facultad de Ciencias Inútiles. El propio nombre de la cátedra hace referencia a la blanda pata del gazapo. Recojo aquí, como contribución a la cátedra, una breve antología de gazapillos capturados en los diversos libros que se reseñan; no obstante, quiero dejar constancia de respeto y aprecio hacia los respectivos autores.

Autor: Enrique Linés. Libro: Reflexiones sobre la certeza matemática Texto: Pregunta semejante a la que el rey de Siracusa formulara a Arquímedes, hace más de 20 siglos. Fascinado el rey por la claridad y belleza con que Arquímedes presentara las teorías matemáticas, y deseando participar en este juego intelectual, pidió que se le diera una instrucción rápida en el método matemático. “Lo siento majestad, en la Matemática no hay atajos para reyes”, le contestó Arquímedes. Comentario: Es conocida la anécdota del "Camino” que narra Proclo, allá por el siglo V, en sus Comentarios a Euclides. Cuenta que el rey Ptolomeo I le preguntó a Euclides si no habría un camino más corto para la Geometría distinto de los Elementos, respondiéndole que en la Geometría no había caminos hechos para los reyes. Linés, en la citada publicación, atribuye erróneamente esta anécdota al rey Herón de Siracusa y a Arquímedes. Autores: José Luis Gárfer y Concha Fernández. Libro: Adivinanciero Popular Español. Texto: Un gavilán iba cazando,

muchas palomas volando. - ¿Cuántas son? - Las que vamos otras tantas de las que vamos, y usted, señor gavilán, hacen un ciento cabal.

Como solución dan 36 palomas, cifra que no se obtiene de la ecuación: 2x + 1 = 100. Comentario: A la adivinanza le faltan dos versos para quedar así: - Las que vamos, otras tantas de las que vamos, la mitad de las que vamos, un cuarto de las que vamos, y usted, señor gavilán, hacen un ciento cabal. la ecuación sería entonces: 2x + x/2 + x/4 + 1 = 100, de donde efectivamente, x = 36. Autor: Carlos Ruiz Zafón. Libro: La sombra del viento. Texto: En la página 43 se lee: “Barceló, que tenía buen corazón, pero a quien de tanto leer se le habían podrido los sesos, como a Sancho Panza”. Comentario: Sancho Panza no sabía leer. Tal vez Zafón confunde a Sancho con Don Quijote. Autora: Carmina Virgili

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Libro: El fin de los mitos geológicos. Lyell Texto: En la página 121 se lee que los Lyell se casan en Bonn y en seguida, desde esta ciudad, emprenden viaje de bodas que dura más de dos meses, y "descienden por el valle del Rin hasta Suiza". Comentario: Es mi opinión que si se mueven desde Bonn hasta Suiza más que descender por el bellísimo valle del Rin lo que hacen es ascender, aguas arriba. Autor: José Mª Albaigès. Libro: Ayudando a la memoria. Texto: Cita a Lope en su famoso “Un soneto a Violante”; en el cuarto verso aparece el gazapo: "burla burlando van los dos delante". Comentario: Dice dos donde debería decir tres. Autor: J.M. Carrascal. Libro: Cartas españolas a mi mujer. Texto: En la página 97, dice: “el naranjo, cuya flor, el jazmín...”. En la página 102 dice: “el árabe..., junto al berberisco, latín y romance, dio origen a un batiburrillo de todo ello llamado aljamía ”. En la página 154 dice: “Muley Hacén daría nombre al pico nevado más alto de España”. En la página 206 dice: “La unión de España y Portugal duró sólo aquel reinado” (refiriéndose al de Felipe II). Comentarios: La flor del naranjo es el azahar. El DRAE dice que aljamía se aplica a los escritos de los moriscos en nuestra lengua con caracteres arábigos. Lo de que el Mulhacén es el pico más alto de España puede molestar a los canarios que saben que es el Teide. Además de Felipe II reinaron en el país vecino otros dos Felipes (Felipe = amante de los caballos) españoles por un período de 60 años. Autor: J.M. Albaigès. Libro: A-lucinante. Texto: En la página 191 se dice: “Las sesquipedalia verba, literalmente “palabras de seis pies y medio...” Comentario: Sesqui significa vez y media, o sea palabras de un pié y medio ¡ ya bastante largas! Autor: Isaac Asimov Libro: Más allá de cualquier lugar. Texto: En el capítulo 4º, página 63 se lee: “No hace mucho (mientras escribía esto) recibí una llamada...” Comentario: La afirmación es incongruente, cuando escribe el autor es en el momento presente. Autor: Isaac Asimov . Libro: Más allá de cualquier lugar. Texto: En la página 89, capítulo 5º se lee: “...los elefantes, cuyas trompas les permiten alcanzar la vegetación que está fuera de su alcance”. Comentario: Si la vegetación puede ser alcanzada por sus trompas, no está fuera de su alcance. Autor: San Pablo. Libro: Nuevo Testamento. Texto: En la Epístola a Tito, versículo 1,12. se lee: “Dijo uno de ellos, su propio profeta: Los cretenses siempre embusteros, malas bestias, panzas holgazanas. Verdadero es tal testimonio.”

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Comentario: Si es cierto que los cretenses son siempre embusteros, cuando uno de ellos pronunció la frase que recoge S. Pablo, mentía; luego si mentía, no es cierto que los cretenses fueran siempre embusteros... S. Pablo, en buena lógica, no puede afirmar que es verdadero tal testimonio. Autora: María Casares. Libro: Diccionario de uso de la lengua española. Texto: La palabra “Día” es definida así: “Espacio de tiempo que tarda el sol en dar una vuelta completa alrededor de la tierra.” Comentario: Relativamente hablando... Autor: Lewis Carroll. Libro: Alicia en el país de las maravillas. Texto: En el capítulo VIII, “El campo de croquet de la reina.” se lee: “Los jugadores intervenían todos a la vez sin guardar turno,...” Más adelante dice Carroll que Alicia había oído a la reina “sentenciar a tres de los jugadores por haberse equivocado de turno...” Comentario: Ya se sabe que Alicia es la obra maestra del disparate. Autor: Federico Di Trocchio Libro: Las Mentiras de la Ciencia. Alianza Editorial. Texto: En el capítulo II. “Crímenes y castigos” se lee: “Shearer debió comparecer ante la corte marcial y fue condenado a ser fusilado. La pena, indudablemente excesiva, se conmutó luego por trabajos forzados de por vida, pero Shearer no la cumplió porque murió tan solo un año después.” Comentario: Si Shearer hubiese muerto no un año después sino 4, 15, o los años que hubiesen transcurrido hasta su muerte, ¿tampoco hubiese cumplido la pena? Se ve que para cumplir la pena debería haber vivido más de un año... Autor: José Ignacio de Arana. Libro: Historias curiosas de la guerra. Espasa. Minor. Texto: En las páginas 19 y 20 relativas a la Guerra de Troya se lee: “La península de los Balcanes es una de esas zonas de permanente roce; y otra es la línea marítima que une el Mediterráneo con el mar Negro. Entre ambos mares se prolongan y afilan los pasos de los Dardanelos –conocidos en la antigüedad con el nombre de Helesponto- y el Bósforo, dejando entre medias el mínimo ensanche del mar de Azov, que los griegos llamaban Propóntide. En algunos puntos la distancia que separa a los dos continentes es de apenas quinientos metros de agua, y en la ciudad de Estambul, un puente sobre ese hilo de agua, que allí llaman El Cuerno de Oro, es el insignificante límite entre Europa y Asia. Comentario: Aquí hay un doble gazapo. Primero Arana llama mar de Azov al que es mar de Mármara y segundo, el Cuerno de Oro no separa dos continentes sino que separa dos zonas de la ciudad de Estambul. Autor: José Antonio López Sáez. Libro: Botánica mágica y misteriosa. Ediciones Mundi-Prensa. Texto: En la página 125 escribe: “se dice que el nombre de Sterculia deriva del dios romano de los retretes Sterculius”. Comentario: No existe ese pretendido dios de los retretes. Sterculus era un sobrenombre de Picumno que no era el dios de los retretes sino de cosas tan bellas como la llegada a la vida del ser humano y la felicidad conyugal. A este Picumno se le apodó Sterculus por creerle inventor del arte de fertilizar las tierras. Autor: Manuel Fernández Álvarez.

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Libro: Isabel la Católica Texto: En la página 481 se lee a propósito del “excelente”: Esta moneda sustituye en 1480 a la dobla medieval castellana, llevando en el anverso el busto de los Reyes Católicos y en el reverso su escudo. En la misma página se escribe: Los tres tipos de moneda en uso son de vellón (amalgama de cobre y plata), plata y oro. Comentario: Debería decir los bustos ya que se trata de dos personas. También debería decir aleación de cobre y plata, pues la amalgama es siempre de mercurio. Autor: José Manuel Sánchez Ron. Libro: Diccionario de la Ciencia. Texto: En la página 254 a propósito de la cuadratura del círculo, dice: “...la cuestión de si es posible construir un cuadrado de área equivalente a la de una circunferencia...” Un poco más adelante afirma que: “...al fin y al cabo π es el cociente entre el diámetro y el perímetro de una circunferencia”. Finalmente en la en la página 249, bajo el epígrafe “Partículas elementales”, el autor se refiere al túnel “cuya circunferencia iba a tener un perímetro de 85 kilómetros”. Comentario: Evidentemente el Sr. Sánchez Ron, historiador de la ciencia, confunde círculo con circunferencia; una circunferencia no tiene área, el círculo sí; perímetro, según el DRAE, es el “contorno de una superficie”, es así que la circunferencia no es una superficie, luego no puede tener perímetro. En 1882 Lindeman demostró que es imposible la cuadratura del círculo, pese a ello las Academias de Ciencias siguen recibiendo demostraciones elaboradas por “matemáticos chalados”; uno de ellos un tal Novoa natural de El Bierzo, mereció estos divertidos versos.

En Cacabelos un chulo Acaba de descubrir

La cuadratura del cir- culo.

Bien se merece una placa En premio de sus desvelos

El habitante de Caca- belos.

En vano la envidia ladra Que el buen Novoa ¡Oh ventura!

Ha topado con la cuadra- tura.

Autor: J.A. Argüelles Rodríguez. Libro: Matemática Recreativa. Texto: En el problema 78 se lee: “La abejas saben que el hexágono es mayor que el cuadrado y que el triángulo”. En el 139 se afirma que el triángulo resultante de unir los puntos medios de los lados de un triángulo equilátero es una tercera parte de aquél. Comentarios: En realidad las abejas saben más todavía; saben que esto ocurre cuando esas figuras planas son isoperímetras y nos referimos a su superficie o área. En cuanto a la segunda afirmación evidentemente es errónea, no es una tercera parte sino una cuarta parte, con independencia de la forma del triángulo. Autora: Julia Navarro. Libro: La hermandad de la sábana santa. Texto: En la página 125 se lee: “...Abgaro descansaría el resto de la eternidad.” En la página 127 dice: “...las túnicas desgarradas por los latigazos que les había proferido la guardia real”.

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En la página 143: “De la casa encalada de blanco...” En la 144: “...rostros carcomidos por las llamas”. En la 151: “Las canas cubrían su cabello...” En la 261: “...un alazán negro como la noche...” Comentarios: ¿La eternidad tiene resto? ¿Se pueden proferir latigazos? ¿Se puede encalar de otro color que no sea blanco? ¿Las llamas carcomen? Las canas forman parte del cabello, no lo cubren. Alazán es el color canela, un caballo alazán es el equino con el pelaje de ese color, es imposible un alazán de color negro y, para más negrura, como la noche.

Aristogeronte. Mayo 2005

CATÁLOGO DE ESTUPIDECES

UIEN esté libre de estupidez, que se dé con un tormo en la cabeza. Los belgas son tontos para los franceses y ser de Lepe garantiza algún que otro chistecito, pero es la sociedad estadounidense la que proporciona los momentos más hilarantes a su

público fiel. El antiamericanismo de todo a cien lo resumiría en que se trata de un país de idiotas, nada que ver con la inteligentísima Europa, a la que se le sale el cociente intelectual por las orejas (de burro, a veces). Lo cierto es que tienen su punto, una extraña sofisticación de la estulticia, un toque deliciosamente absurdo. Los hermanos Kathryn, y

Ross Petras son expertos en sacar los colores de sus compatriotas. Después de «Las 776 cosas más estúpidas jamás dichas», «Sexo estúpido» o «Poesía muy mala», han publicado Unusually Stupid Americans; que acaba de ser publicado en España con el horrible título de «Estupidez made in USA». Un prescindible pero desternillante compendio de idioteces de toda clase. Por ejemplo, en la página web de Hacienda se explica que «los ingresos ilegales, como el dinero robado o defraudado, deben incluirse en los ingresos brutos». El siguiente trabajo de los Petras tendría que ser investigar si algún bruto escrupuloso fiscalmente ha hecho caso computando el botín del asalto al «chino» de la esquina como ingreso ídem.

Pero si hay un clásico en la memez es el referido a las demandas judiciales. Veamos. 24.000 dólares recibió un atracador de San Francisco. Demandó a un taxista que, al ver el atraco, lo atrapó inmovilizándolo contra una pared con su coche. O este otro, y abróchense los cinturones, que diría Margo Channing, los 14.000.000 dólares soltados a una neoyorquina por las lesiones que le causó el metro (hay que aclarar que el tren le dio mientras estaba tumbada en la vía con vistas a suicidarse). No es de extrañar que, con jurados tan comprensivos, las empresas anden con pies de plomo a la hora de etiquetar sus productos. Así, en un taladro eléctrico: no utilizar este aparato.como torno dental; en un cochecito plegable de bebé: quitar el niño antes de plegar; en un mando a distancia del televisor: no meter en el lavavajillas; en un quitanieves: no usar el quitanieves en el techo, o en una escobilla de wáter: no usar oralmente. El mismo miedo a la Justicia (esa señora de ojos vendados que deja en manos de marmolillos la administración de la misma) hace que un tipo marque el 1911 y plantee: «El árbol de un vecino ha caído sobre mi casa. Los vecinos no están en casa. ¿Me demandarán si lo corto en pedazos?». Lo que no entiendo es, visto lo anterior, por qué califican los autores esta llamada de estúpida. Como dirían en otra de esas llamadas, quiero presentar una queja unánime, así que, por favor, no ponga mi nombre. Rosa Belmonte Los sábado de ABC, 03.07.04 (Remitido por Antonio Casao)

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Heraldo de Aragón | Lunes 27 de enero de 2003 Tierras y gentes | Antonio Beltrán

Erratas, errores y duendes de la linotipia

magine el lector que lee en un periódico de Pamplona que Osasuna ha vencido al rival en el fútbol por uno a cero, es decir por la mínima, y que en el titular de la reseña del partido dice, exultante: "Nuestro equipo ganó por la minina". Eso es una errata, sin duda divertida.

Pero lea, constantemente, que alguien o algo "hace aguas", por naufragar, y en buen castellano la cosa equivale a expeler residuos, sean sólidos, mayores o líquidos menores y no a hundirse un barco. Eso es un error.

Piense quien aún siga leyendo que quien esto escribe mandó a imprenta un texto donde se decía que los pintores prehistóricos utilizaban para sus pinturas el hematites rojo y que luego quedó

sorprendido porque la corrección del ordenador lo convierte en que pintaban, ¡los pobres!, con "hepatitis".

De nuevo el error, pero ahora nacido de confiar en los limitados programas de corrección de los ordenadores modernos, que no han podido suplir a los competentes correctores de pruebas que tenían todas las

imprentas. Aún añado otro ejemplo; hace muchos años mi pueblo, Sariñena, me nombró representante de la Villa en el Instituto de Estudios Oscenses. Con los propios amigos del nuevo instituto bromeaba yo llamando al instituto, con evidente falta de respeto, de "estudios oscenos". Pues en la conferencia inaugural, cuando manifesté mi gratitud por estar abriendo curso me dirigí al Instituto de Estadios Oscenos.

Y lo peor fue que me entró risa ante el desaguisado. Y no mejor que el gobernador civil Gil Sastre, que presidía la solemne sesión, me reprendiera al final diciéndome: "El que tiene boca se equivoca, pero encima reírse..:", o lo que no tuve más remedio que replicar que conocía a uno (él) que tras una perorata rompió a aplaudirse a sí mismo.

Total que en un delicioso libro de la Asociación de la Prensa recopilado con su habitual gracia por Mariano Gistaín y otro que aún no ha caído en mis manos de José Esteban "Vituperio (y algún elogio) de la errata" se detallan errores y erratas que casi nunca son deliberados pero que pueden tener más gracia que la versión original.

Esteban cuenta de uno que debía irse de puntillas para no perturbar a su amada, a la que dejaba y lo que decía el texto, con errata incluida, es que se fue de putillas.

Pero aún es el peor la que cacé en Pamplona, en el periódico más adicto al clero y a su obispo, porque se hacía venir a Su Ilustrísima de visita pastoral desde Petilla y lo que apareció fue, y 1o leí en persona, "De pu tillas volvió el señor obispo". Luis Gómez Laguna recogía es tas anécdotas y me enseñó el gordísimo álbum donde fueron a parar las dos pamplonicas que le proporcioné.

ero éste es el tema que tengo en reserva para uno de esos libros que no sé si escribiré algún día, tal vez cuando sea mayor. La errata más gorda que conozco por referencias apareció en el Boletín Oficial del Estado, relativa al Consejo del Poder Judicial aunque lo leyeron los serios y asombrados lectores, fue "el Conejo del Joder Judidial". ¡La culpa el duende de las linotipias".

Sin duda trataré de separar lo que los escolásticos separaban, todos como un "lapsus" que podía ser "linguae", como les ocurre a los locutores de radio que han de improvisar y ganar tiempo al tiempo, "calami", pasto de los plumíferos o "mentis" que es error y no errata.

Pero no tengo tiempo ni espacio para contar mucho más aunque no me resisto a dejar en el tintero (es decir, en el ordenador), mi integración en Zaragoza a través de un gazapo gráfico de la "Hoja del Lunes" en primera página mi vera efigie ilustraba un discurso del ministro Girón. "El Noticiero" había publicado el mismo retrato en su sección "Aragoneses que triunfan" y el encargado del archivo encontró que el ministro y yo nos parecíamos.

Ni corto ni perezoso, fui a la redacción de la "Hoja", pregunté por el director, que luego fue amigo, Emilio Alfaro, quien se quedó estupefacto cuando le reclamé mi sueldo de ministro, puesto que su periódico me había nombrado nada menos que de la cartera de Trabajo.

Naturalmente se deshizo en excusas, y entablamos una firme y duradera amistad. Y, para terminar, ahora que tenemos Paseo de la Independencia nuevo, en unas obras que

pretendían hacerlo llegar hasta el Ebro, saltaron unos ladrillos del rótulo de cerca de la Maravilla y quedó bautizado como "Paseo de la... pendencia".

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(Remitido por Antonio Casao)

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Los gazapos

Con motivo del 75 aniversario de la radio, la Ser está rescatando de los archivos y de la

memoria de los supervivientes algunas de las perlas más brillantes. Ángeles Afuera, alma de la documentación en la casa, ofrece cada mañana en Hoy por

hoy las mejores joyas de la colección. Cada viernes, desde el 10 de septiembre, Ramón Gabilondo, Gorka Zumeta y Luis del Val amenizan las tardes de Gemma Nierga con gazapos grabados y sin grabar.

Ramón es la biblioteca viva, Gorza el currante y Luis el artista. De las tres primeras semanas en antena seleccionamos algunos de los patinazos sonoros que han hecho llorar a unos pocos y reír a muchos.

- «Cuando te depiles a la cera, coges una polla, digo una ampolla, que te dura para las dos piernas...» (Encarna)

- «¿Por qué cojones no me habéis llamado a las tres y cinco?» (José Ramón de la Morena a Jesús Bonilla en el Tour).

-«...el salido (por saludo) de José Joaquín Brotons» (locutor deportivo anunciando al jefe).

- «La Constitución y todas las leches (por leyes) que existen en la nación». (Primitivo Rojas en transmisión de una ceremonia castrense).

- «El Rey, hospitalizado por su lesión de pubis, por la que ayer se interesó la Reina de Inglaterra...» (Luis Herrero) Le corta, rotunda, la voz anónima de Pepe Cavero: «de pelvis». Sigue Luis: «digo de pelvis...»

- «Desde el Palacio de Exposiciones y Cangrejos, digo Congresos, de Zaragoza...» (locutor local anunciando un sorteo de la Once)

Los mejores son los más difíciles de transcribir. La entrevista de Ignacio Puche en Radio 1 con el portavoz de la Once sobre el aumento del precio del número, aunque fue una grabación para montar, no en directo, es una pieza única.

El ataque de risa de José María García aquella noche de Antena 3 Radio a cuenta de Porta y Núñez -dos minutos y veinte segundos nada menos- sólo se puede oír. No hubo palabras para contarlo, entre otras cosas porque la risa les dejó sin voz. EL OYENTE, Luis Oz, 03.10.99

(A veces el dibujante se pasaba un poco…)

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Examen de Música Entretanto, y para solaz regocijo en de la audiencia, paso a adjuntaros la transcripción literal de un examen de música de que no tiene desperdicio. He respetado lo ortografía en su forma original, espero que seáis capaces de entenderlo. Aunque penséis que es un invento, os aseguro que nadie tiene tanta imaginación para idear esto, y tengo la copia del original del examen, que da fe de todo lo que aquí se relata. Pregunta 1: La orquesta: Definición, esquema de distribución de los instrumentos y criterio de colocación de estos instrumentos. Respuesta: La orquesta es cuando se guntan mucha gente que toca, y toca la musica. Los instrumentos se colocan unos delante yotros detras y eso depende del tamano por ejemplo la gaita se colocasiempre delante. Pregunta 2: Características generales de la música barroca. Respuesta: Creo que ay un despiste la pregunta me parece que es la musica marroca. Voy a contestar esto. La musica marroca es la de los moros de Marruecos que es muy importante porque la tocaban los moros cuando ivan a las batallas de conquista. Pregunta 3: Beethoven. Respuesta: Este era un señor sordo que compuso la letra de Miguel Rios o sea el hino de la alegria. Pero cuando lo izo no era de rocks. Daba muchos conciertos de la época de Franco hizo también “Para Luisa” que no tiene paranjon en la historia de la musica. Pregunta 4: vocabulario musical. Define:

• Barítono: es el que lleba la varita osea el que dirige a los otros. • Tenor: es un cantante como Placido Domingo. • Soprano: esto no lo se. • Villancico: es lo que se canta en Navidad cerca del arbol. • Sinfonía: es lo que tocan las orquetas. • Movimiento adagio: eso no lo trae mi libro. • Movimiento allegro: que lo cantan los músicos cuando o sea estan contentos.

Pregunta 5: Brevemente comenta las características musicales de tu grupo/cantante/ compositor favorito. Respuesta: a mi me gusta mucho toda la musica tanto asi la vieja y la de haora. Ejemplo de la vieja Carminha Furada Maller y Faya que era espanol, de los nuevos me gusta Mecano, Siniestro Total, Los Burros, Allatola nome toques la pirola (con perdon) y otros muchos en jeneral. Fin. Nota: Fue protestar porque le suspendieron. Tomado de Internet por Antonio Casao

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“La escobilla de baño no es de uso personal”

Una escobilla de baño puede hacer milagros. En el inodoro, se entiende. Pero no es algo que sepa todo el mundo, según creen los fabricantes estadounidenses de este producto de baño. Por eso, en el envase pegan la siguiente advertencia: "No utilizar para higiene per-sonal". De esta manera, el producto logró el primer premio en el concurso anual de adverten-cias disparatadas que aparecen en productos fabricados en Estados Unidos.

Como segunda advertencia más disparatada según la organización Michigan Lawsuit Abuse Watch (M-LAW) se eligió una aparecida en un patinete para niño: "Este producto se mueve cuando es utilizado". Y quien se alegraba por las múltiples posibilidades que se enumeran en el envase de su nuevo termómetro también debe tener en cuenta: "Si este termómetro se utiliza para mediciones por vía rectal, no debería realizarse a continuación una medición en la boca". Las advertencias tienen un trasfondo serio. Estados Unidos es conside-rado la meca de las demandas. Los fabricantes intentan por eso cubrirse las espaldas ante cualquier eventualidad. El sistema legal, en el que los jurados pueden determinar libremente las sumas de las indemnizaciones, cuesta a la economía, según el presidente George W. Bush, 230.000 millones de dólares al año.

El mandatario acaba de iniciar una campaña para mitigar la avalancha de demandas y poner estrictos límites máximos a las indemnizaciones. De momento, sin embargo, no los hay. Por eso, los fabricantes siguen advirtiendo incansablemente. "No permita nunca que sus hijos jueguen en el lavaplatos", aconseja un fabricante de electrodomésticos. Sobre una silla de masajes eléctrica, puede leerse: "No introduzca nunca una parte del cuerpo en el respaldo cuando estén funcionando los rotores". La M-LAW también otorgó un premio por la siguiente advertencia sobre una fresa de carpintero: "No está pensado como instrumento para perforar dientes". "Las advertencias que aparecen en los productos son un símbolo de esta época aficionada a las demandas", dice el presidente de M-LAW, Robert Jones, que se reunió con otros empresarios y concede desde hace ocho años estos premios a las sugerencias más ridículas. Jones pretende reaccionar así con humor a la creciente avalancha de demandas. "Quizá logremos con estos premios que los jueces sean algo más estrictos en el caso de las denuncias poco serias".

Mientras, los fabricantes siguen rompiéndose la cabeza acerca de qué ideas extrañas pueden tener los compradores. Si falta la advertencia apropiada, quedan abiertas las puertas a las demandas. Un paquete de anzuelos se vende con el consejo: "Tragarlo es dañino". Algo que, lógicamente, debe ocultarse a los peces. A un constructor de inodoros se le ocurrió que al usuario podría sobrevenirle sed al tirar la cadena. Por eso, señala: "El agua del tanque no es apropiada para beber". Y para los padres de niños pequeños se colocó el siguiente consejo en un cochecito plegable: "Retirar al niño antes de plegar". CHRISTIANE OELRICH (Heraldo de Aragón. Remitido por Antonio Casao)

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Los gazapos en el Quijote No se trata de poner en la picota al sublime Cervantes. Pero una cátedra como la nuestra no puede pasar por alto sus gazapos, aunque sólo sea para aliviarnos un poco viendo que también el ilustre manco era humano como nosotros. El ama, la sobrina y el mozo Dice Cervantes en el cap. I que “[el hidalgo] tenía «en su casa una ama que pasaba de los cuarenta y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera”. El caso es que el mozo no aparece nunca más; no así el ama y sobre todo la sobrina, a quien Avellaneda había “matado” en su Quijote espurio, por lo que Cervantes se dio prisa en presentarla como viva. Se trata de uno de los muchos olvido de Cervantes, aunque, no han faltado interpretaciones tan retorcidas como ingeniosas. José Ramón Fernández de Cano y Martín opina que el gazapo no es tal, sino que la frase encierra una velada alusión erótica: el mozo «así ensillaba» y cabalgaba a la vieja (rocín, caballo de labor) «como podaba» (en metáfora agraria obscena) a la joven, con lo que se subraya una supuesta impotencia del valeroso hidalgo. La mujer de Sancho Panza. La mujer de Sancho Panza, en apenas cinco líneas de diferencia del capítulo VII de la primera parte se llama, sucesivamente, Juana Gutiérrez y Mari Gutiérrez. El autor de la segunda parte apócrifa, firmada con el seudónimo de Alonso Fernández de Avellaneda, escogió la segunda. En el capítulo LIX de la segunda parte, Don Quijote, después de hojear las aventuras que de él ha escrito Avellaneda, lo tilda de «ignorante», porque «yerra y se desvía de la verdad en lo más principal de la historia, porque aquí dice que la mujer de Sancho Panza mi escudero se llama Mari Gutiérrez, y no se llama tal, sino Teresa Panza». Esto suena a mera venganza contra el autor apócrifo, pues Cervantes prescinde en dicha segunda parte de los nombres anteriores y escoge el de Teresa, con sus variantes cómicas Teresona y Teresaina, pero se echa de ver, con la insólita apreciación de que este nombre fuera «lo más principal de la historia», que Cervantes elude su nuevo despiste cargándole el muerto al impostor Ave-llaneda, que quiso aprovecharse de su éxito. El vizcaíno y los yangüeses El capítulo X de la primera parte del Quijote se titula «De lo que más le avino a don Quijote con el vizcaíno y del peligro en que se vio con una caterva de yangüeses». Sin embargo, nada más se nos contará aquí del escudero vizcaíno a quien Don Quijote acababa de derrotar en el capítulo anterior, sino que el presente está dedicado a exponer un diálogo entre el hidalgo y su escudero; los yangüeses, desalmados arrieros de Yanguas que apalearán a don Quijote y Sancho, no aparecen hasta el capítulo XV. Parece que el error se debe a la intercalación, entre la aventura del vizcaíno y la de los yangüeses, del episodio bucólicopastoril de Grisóstomo y Marcela (capítulos XI-XIV), que en una fase previa de la redacción se ubicaría más adelante, cuando la acción de la novela transcurre en Sierra Morena. Estas recomposiciones y cambios de ubicación de ciertos episodios acarrearon más errores por falta de corrección y actualización. El bachiller de ida y vuelta El bachiller Alonso López, tras haber sido descalabrado por don Quijote, explica a éste que el misterioso cortejo nocturno al que acaba de atacar (capítulo XIX) no es en realidad sino un grupo de sacerdotes que trasladaban el cadáver de un caballero fallecido para su entierro en Segovia. Dicho esto, «se fue el bachiller». Poco después, sin embargo, otra intervención suya rompe abruptamente el diálogo entre Sancho y Don Quijote, como si no se hubiera ido. En

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ediciones posteriores, se arregló el gazapo intercalando, no muy convincentemente, “En esto volvió el bachiller”. El enredo del rucio En las ediciones del Quijote del año 1605, la aventura de los galeotes termina con que a Sancho le roban su rucio (cap. XXI). Pero sólo unas página más adelante dice Cervantes que “[Sancho]

iba tras su amo sentado a la mujeriega sobre su jumento”, olvidando que se lo acababan de robar. El mismo error se repitió en otros lugares. Cervantes lo advirtió, y quiso corregirlo en la tercera edición (1608), pero sólo lo verificó en dos de los pasajes de los siete en que se había errado. Más tarde, Sancho se refiere a «la libranza pollinesca», una letra de cambio para resarcirle de la pérdida del animal, de la que, según dichas versiones posteriores, tampoco se

había dicho nada. Para colmo, el «jumento» reaparecía en los capítulos XLII y XLVI, sin que sepamos cómo lo recuperó Sancho. Esta incongruencia, objeto de burla en una comedia de Lope de Vega, respondería a la decisión de Cervantes de omitir el episodio del robo al dar el libro a la estampa, sin atinar a suprimir las referencias posteriores. En una edición revisada de 1605 añadió dos pasajes que relataban el robo y la recuperación del asno. Pero el primero, donde sale la «cédula de cambio», se ubicó mal, pues cae antes de la mención a «la falta del rucio». Un galimatías, vaya. En un guiño de la segunda parte, Sancho culpó del error a Cide Hamete o a los impresores1.

1 Sobre el enredo del rucio dicen Martín de Riquer y José María Valverde en su Historia de la literatura universal (tomo 5, pág. 106): En el capítulo 23 don Quijote, arrepentido, y Sancho, temeroso de la Santa Hermandad, se refugian en sierra Morena. En este capítulo aparece un significativo embrollo editorial: en la primera edición, dos capítulos más adelante, Sancho se lamentaba inexplicablemente de la falta de su querido asno. Este enigma se aclaró cuando, en edición de pocos meses después, Cervantes revisó su obra, sin lograr arreglar el asunto del todo: aquí, en el capítulo 23, intercaló un pasaje en que se cuenta cómo Ginés de Pasamonte, por la noche, le robó el asno a Sancho mientras dormía; ello requería otros retoques consecuentes, de los cuales unos se hicieron en la edición de 1608 y otros no se hicieron nunca (por ejemplo, más adelante —capítulo 30— se dice que Ginés también le robó la espada a don Quijote). Asimismo, en esa revisión de 1605 se añadió en el capítulo 30 otro pasaje contando cómo recuperó Sancho su asno. Pero aquí Cervantes se ha equivocado también y ha situado el robo antes de lo oportuno, dejando que todavía aparezca el asno más de una vez antes de que Sancho lo eche de menos. Geoffrey Stagg, investigando este asunto con agudeza digna de su compatriota Sherlock Holmes, sugiere que el robo, en el plan original, iba a ocurrir al final del capítulo 12, pero luego Cervantes habría trasladado —como ya se indicó— a los capítulos 11 al 14 los episodios de los cabreros, los pastores y el muerto de amor, antes en el área sucesiva al actual capítulo 25; y en cuanto al robo, el autor, simplemente, decidió suprimirlo o se olvidó de él, sin buscarle sitio adecuado, o traspapeló el episodio en la imprenta, dejando sólo el lamento de Sancho en el capítulo 25. A1 darse cuenta, tuvo que añadir los pasajes necesarios, pero —quizá por culpa del impresor—, se pusieron antes de su sitio, aparte de olvidar otras correcciones derivadas. Y entonces Cervantes ya no quiso corregir más: en el segundo volumen del Quijote, capítulo 3, se habla del error, y en el capítulo 4 se achaca a descuido del historiador o del impresor —del impresor, se insiste en el capítulo 26—. (Hartzenbusch, en su edición, en el siglo XIX, sitúa el robo en el capítulo 25, con toda lógica; pero con ello se pierde el sentido del humor con que Cervantes se hizo cargo de la equivocación.) Lope de Vega, que ya veremos que tenía motivos para molestarse con el Quijote, se burla de la excusa cervantina en su comedia Amar sin saber a quién, donde, poco después de aludir al Quijote, un personaje que ha perdido una mula dice:

Decidme della, que hay hombre que hasta de una mula parda saber el suceso aguarda, la color, el talle y nombre. O si no, dirán que fue olvido del escritor.

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El baciyelmo Aparte de quitar el rucio a Sancho, Ginés de Pasamonte el condenado a quien acaba de liberar, «le quitó la bacía de la cabeza y diole con ella tres o cuatro golpes en las espaldas y otros tantos en la tierra, con que la hizo pedazos». No obstante, tres capítulos más tarde, en el XXV de la primera parte, al adentrarse en Sierra Morena, Don Quijote se la reclama a Sancho: «¿Traes bien guardado el yelmo de Mambrino, que ya vi que le alzaste del suelo cuando aquel desagradecido le quiso hacer pedazos pero no pudo?». Y así, entero seguirá el «baciyelmo», «almete de Malandrino» o «yelmo de Malino», que de tales maneras lo llama Sancho sin acertar nunca. La espada ausente Pero todavía, por lo visto, Ginés de Pasamonte había cometido más tropelías contra el pobre don Quijote. Habiendo accedido a auxiliar a la princesa Micomicona —en realidad la despechada Dorotea—, frente al usurpador gigante Pandafilando de la Fosca Vista, que preten-día asolar su reino, Don Quijote proclama su intención de «tajar la cabeza soberbia» de tan tremendo enemigo «con los filos desta no quiero decir buena espada, merced a Ginés de Pa-samonte, que llevó la mía» (capítulo XXX de la primera parte). Es ésta la primera y única noticia que se tiene sobre el robo de la espada por parte del belicoso galeote. Pasamonte, sí, «le quitó la espada» al comisario real que guiaba la cadena de presos (capítulo XXII), pero en ningún momento se dice que hiciera lo mismo con la de Don Quijote. Cervantes, una vez más, pretendió inútilmente subsanar la incongruencia, como en otros casos, con explicaciones de Sancho en la segunda parte o con textos añadidos en ediciones posteriores. El Caballero del Bosque y el Caballero de los Espejos Estas denominaciones son aplicadas a distintos personajes a lo largo de la obra. En la primera parte, el enamorado Cardenio es llamado irónicamente «el Caballero de la Sierra», primero, y tres párrafos más tarde «el Caballero del Bosque» (capítulo XXIV). Ya en la segunda parte, el bachiller Sansón Carrasco aparece alternativamente como «el Caballero del Bosque» (como Cardenio) y «el Caballero de la Selva» (caps. XII y XIII). De todos modos, recordemos que “bosque” y “selva” se usaban como sinónimos en la época. Pero el despiste mayor consiste en que otra denominación que Cervantes reserva para Sansón en el capítulo XIV, «el Caballero de los Espejos», quizá como reflejo o contrafigura de Don Quijote, se cuela en el título del capítulo XII. El hecho se debe, con toda seguridad, a que el título se puso después de la redacción del capítulo, cuando Cervantes ya veía a Carrasco más como Caballero de los Espejos que del Bosque. Sancho Panza y Dulcinea Sancho Panza es enviado en el capítulo XXV de la primera parte por su señor don Quijote para que entregue a Dulcinea una «carta de amores», mientras su señor se queda haciendo penitencia en Sierra Morena convertido en un doliente Beltenebros imitando a Amadís. El escudero acepta la misión tras deducir de las explicaciones del hidalgo que la dama no es otra que la labradora analfabeta Aldonza Lorenzo. «Bien la conozco», afirma Sancho, para luego describirla con cierta brutalidad: «Y sé decir que tira tan bien una barra como el más forzudo zagal de todo el pueblo. ¡Vive el Dador, que es moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho, y que puede sacar la barba del lodo a cualquier caballero andante, o por andar, que la tuviere por señora! ¡Oh hideputa, qué rejo que tiene, y qué voz! Sé decir que se puso un día encima del campanario del aldea a llamar unos zagales suyos que andaban en un barbecho de su padre, Todo este enredo puede parecer poco importante, sobre todo si se lee el Quijote siguiendo la casi corregida edición de 1608, pero ilustra muy bien la actitud de Cervantes hacia su propia obra, su ligereza bienhumorada y su ausencia de pretensiones de gran arte.

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y, aunque estaban de allí más de media legua, así la oyeron como si estuvieran al pie de la torre…» Sancho no culmina el viaje al Toboso y, pese a tan detallada descripción, sufre de lo lindo cuando a su regreso debe inventar los detalles del encuentro con Dulcinea. Sobre todo, subraya Cervantes, porque, aunque «él sabía que Dulcinea era una labradora del Toboso, no la había visto en toda su vida» (capítulo XXXI), lo que no encaja con la descripción previa. Más títulos de capítulo desajustados Para dejar descansar a lector, Cervantes interrumpe el relato de la impertinente novela (al decir de Unamuno) El curioso impertinente, que el cura lee en voz alta en la venta de Palomeque. Sancho irrumpe dando voces en la sala de la lectura para avisar de que Don Quijote ha despertado de su sueño para emprenderla con el «gigante enemigo de la señora princesa Micomicona» (primera parte, capítulo XXXV). Al decir Sancho que ha visto «correr la sangre por el suelo», así como la cabeza cortada del gigante, «que es tamaña como un gran cuero de vi-no», el ventero comprende que el pobre hidalgo está destrozando sus odres llenos de vino. Una vez resuelto el enredo, el cura terminará con la lectura interrumpida. Sin embargo, por un error en la intercalación final de los títulos, el capítulo siguiente, el XXXVI, lleva como epígrafe Que trata de la brava y descomunal batalla que don Quijote tuvo con unos cueros de vino tinto; con otros raros sucesos que en la venta sucedieron, aunque la batalla esté más que terminada. Los cien escudos perdidos Sansón Carrasco se refiere a uno de los gazapos que se reprocharon a la primera parte del Quijote: «También dicen que se le olvidó poner lo que Sancho hizo de aquellos cien escudos que halló en la maleta en Sierra Morena, que nunca más los nombra, y hay muchos que desean saber qué hizo dellos, o en qué los gastó, que es uno de los puntos sustanciales que faltan en la obra» (capítulo III, segunda parte). Carrasco se refiere a la maleta de Cardenio encontrada en el capítulo XXIII de la primera parte, en la que, amén del dinero, había ropa del enamorado y sus lamentaciones en prosa y en verso. Cervantes, pasando de puntillas sobre su olvido, trata de ironizar calificando también la maleta de “punto sustancial”, y despacha el despiste con esta explicación de Sancho sobre los cien escudos: «Yo los gasté en pro de mi persona y de la de mi mujer y de mis hijos» (capítulo IV). ¿Hijos o hijo único? En el capítulo XVI de la segunda parte, Don Quijote y Sancho encuentran por el camino al caballero a quien Cervantes denominará “del Verde Gabán”, quien se presenta con estas palabras a don Quijote: «Soy más que medianamente rico y es mi nombre don Diego de Miranda; paso la vida con mi mujer y con mis hijos y con mis amigos». Poco después, Don Quijote, retomando las últimas palabras de su interlocutor, glosa el valor de «tener muchos amigos» y «muchos y buenos hijos», y al preguntarle «cuántos hijos tenía», Diego de Miranda responde: «Tengo un hijo, que, a no tenerle, quizá me juzgara por más dichoso de lo que soy». Los hijos del Caballero del Verde Gabán se han reducido, pues, a este muchacho de 18 años que no piensa ni habla de otra cosa que no sea la poesía latina y griega y que, según su padre, no estudia nada de provecho. Muchos verán aquí un anticipo a los tiempos de hoy. Desajustes cronológicos Inminente su gobierno en la ínsula Barataria, Sancho escribe una carta a su mujer desde el castillo de los Duques con fecha «a veinte de julio 1614» (capítulo XXXVI, segunda parte). Más adelante, cerca ya del término de sus aventuras, Don Quijote y su escudero entran en Barcelona «la víspera de San Juan» (capítulo LXI). En un guiño temporal muy de su gusto, sitúa al lector en el mes en que se cree que se publicó la segunda parte apócrifa del Quijote, firmada por Alonso de Avellaneda, a la que se referirán algunos personajes en capítulos posteriores. Luego, al ubicar la acción en Barcelona, Cervantes, según Martín de Riquer, no resistió la tentación de contar con gran detalle los festejos de San Juan que había

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presenciado en su supuesta estancia en la ciudad en verano de 1610, aun rompiendo así la cronología. Las constituciones del gran gobernador Sancho Panza Desde su gobierno en la ínsula Barataria, Sancho se muestra activo y perspicaz: «Aquella tarde la pasó Sancho en hacer algunas ordenanzas tocantes al buen gobierno de la que él imaginaba ser ínsula» (segunda parte, capítulo LI). Tras enumerar la acción de gobierno de Sancho, el narrador concluye el capítulo así: «En resolución, él ordenó cosas tan buenas, que hasta hoy se guardan en aquel lugar, y se nombran ‘Las constituciones del gran gobernador Sancho Panza’». Sin embargo, tras renunciar al cargo, Sancho relata a los Duques cómo fue la experiencia y afirma: «Aunque pensaba hacer algunas ordenanzas provechosas, no hice ninguna, temeroso que no se habían de guardar, que es lo mesmo hacerlas que no hacerlas» (capítulo LI). El cervantista Daniel Eisenberg atribuye éste y otros despistes en el episodio de la ínsula a que tal vez existieron previamente estas constituciones”, y Cervantes terminó suprimiéndolas o las olvidó en esta parte de la novela, sin revisar el texto final. ¿Cuántas partes y salidas tiene el Quijote? La primera parte del Quijote se divide a su vez en cuatro artificiosas partes, que responden menos a la lógica del relato que a la voluntad de Cervantes de satirizar las novelas de caballerías, en las que se seguía esta práctica. Así, aunque conste de cuatro partes, el Quijote de 1605 tiene una unidad de acción, en la que figuran dos salidas del caballero. De ahí que Cervantes se refiera, en la primera frase de su entrega de 1614, a «la segunda parte desta his-toria y tercera salida de don Quijote» (capítulo I), olvidándose de las cuatro partes de 1605. Sin embargo, en el último párrafo de la novela, leemos que la muerte ha impedido a Don Quijote «hacer tercera jornada y salida nueva: que para hacer burla de tantas como hicieron tantos andantes caballeros, bastan las dos que él hizo» (capítulo LXXIV). La confusión aumenta: ¿Cuatro o cinco partes, dos o tres salidas? Es de suponer que Cervantes quiso una vez más desautorizar a Avellaneda considerando unificar partes y salidas con las respectivas ediciones de 1605 y 1614.

Josep M. Albaigès, abr 05 (A partir de la relación efectuada por Miquel Salinas y las notas de la Historia de la literatura universal de Martín de Riquer y José María Valverde) (Ilustración Panorama Quijotesco, de Joaquín Valero Turcios)