diócesis de saltillo - material completo para carpetas...
TRANSCRIPT
1
5ª. ASAMBLEA ECLESIAL DIOCESANA 17 y 18 de septiembre de 2016, Colegio La Paz, Saltillo, Coah.
“Construimos la comunidad…. valorando nuestra dignidad” OBJETIVO: Los participantes en la 5ª. Asamblea Diocesana del Plan Pastoral, Obispo, Presbíteros, Comisiones Diocesanas de Pastoral, los agentes laicos delegados de todas las Parroquias y rectorías, los delegados de la Vida Consagrada, de los Movimientos Diocesanos, de las Asociaciones Apostólicas y del Seminario Diocesano de Saltillo, mediante la oración, la reflexión y el diálogo,
− Tienen la oportunidad de releer el camino diocesano a la luz de la experiencia de los peregrinos de Emaús,
− Profundizan en la Pastoral de Multitudes como como el eje evangelizador para encontrar a Jesús en los demás,
− Y conocen los elementos de la Consulta al Pueblo de Dios para evaluar los avances de la Primera fase,
Con el fin de imprimirle nueva fuerza y alegría a los procesos pastorales en nuestra Diócesis.
PROGRAMA Sábado 17 de Septiembre 8:00 am Registro y animación 10:00 am Oración inicial 10:30 am Nexo, introducción y objetivo 11:00 am Iluminación: El camino de Emaús y el Plan Pastoral (Progresividad) 12:00 pm Receso 12:30 pm Trabajo en núcleos: El Desconcierto 1:15 pm Iluminación: Relectura del paso y del querer de Dios en la historia de la Diócesis de Saltillo 2:00 pm Comida
1) 3:00 pm 2) Animación 3:30 pm Trabajo en núcleos: Relectura de la historia Diocesana 4:45 pm Receso 5:15 pm Iluminación: El encuentro eucarístico y la centralidad de la pastoral de multitudes 6:30 pm Trabajo en núcleos: El Encuentro con los demás 7:00 pm Hora Santa...... “Quédate con nosotros” 8:00 pm Hospedajes y salida Domingo 18 de septiembre 8:00 am Animación 9:00 am Oración inicial y Nexo con el día anterior 9:40 am Plenario general 10:00 am Volver a nuestras comunidades: Reemprender El Camino Para La Misión
Trabajo por Vicarías: ¿Qué vamos a hacer para reemprender el trabajo pastoral’ 10:50 am La Consulta al Pueblo de Dios-‐ Paso a la 2ª. Fase 11:30 am Receso 12:00 pm Eucaristía 2:00 pm Comida y despedida.
2
Sábado 17 de Septiembre de 2016
ORACIÓN INICIAL
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén Lector 1: Son muchas las ocasiones en las que nos cuesta reemprender el camino. El cansancio, el fracaso, el temor, la desconfianza, el no haber alcanzado lo que nos habíamos propuesto… y tantas cosas que se interponen, nos invitan a desistir de afrontar la vida. Lector 2: Para ser hombres y mujeres de esperanza es importante sentirse acompañado, por Dios y por los familiares, amigos, compañeros de grupo…, pero más importante aún es el modo de reconocer y acoger esas presencias. La presencia de Dios como la de los otros es como una semilla que necesita del calor de la acogida para que fructifique…
SALMO 67 Coro 1: Que Dios nos de su gracia y nos bendiga, haga brillar su faz sobre nosotros: conocerán tus
sendas en la tierra, tu salvación en todas las naciones Todos: ¡Oh Señor, que los pueblos te celebren, que los pueblos te aclamen todos juntos! Coro 2: Las naciones con júbilo te canten, pues tú juzgas el mundo con justicia, con equidad tú juzgas
a los pueblos, tú riges en la tierra a las naciones. Todos: ¡Oh Señor, que los pueblos te celebren, que los pueblos te aclamen todos juntos! Coro 1: Ha entregado la tierra su producto, Dios, el Señor, nos dio su bendición.
Que nos bendiga Dios y se le tema en todos los confines de la tierra. Todos: ¡Oh Señor, que los pueblos te celebren, que los pueblos te aclamen todos juntos! LUCAS 24, 13 -‐ 35 Aquel mismo día, dos de ellos iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. El les dijo: « ¿Qué conversación es esa que traen mientras van de camino?». Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?”. Él les dijo: « ¿Qué?». Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron». Entonces él les dijo: «¡Qué necios y torpes son para creer lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?». Y,
3
comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras. Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: «Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón». Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. Palabra del Señor. (Reflexionar un momento en silencio) De los relatos de encuentros del Señor Resucitado con sus discípulos, el de Emaús es el más detallado y hermoso. Volver a escuchar y reflexionar en este relato, nos ayuda a rejuvenecernos, nos ayuda a recuperar actitudes que teníamos olvidadas o perdidas. Porque también nosotros conocemos ese camino por donde iban los dos caminantes. Esos dos discípulos van por ese sitio desconsolados y afligidos. Pero aunque nos sintamos así, Dios nos busca. Se las arregla para encontrarnos discretamente en el camino de la vida. Nos alcanza cuando huimos. Y nos hace la misma pregunta: “¿Qué cosas tan tristes conversan por el camino?” (Lc 24,17.) Tal vez responderíamos: hablábamos de la violencia e inseguridad, de la droga y asesinatos, de la crisis económica, de los problemas familiares, del precio de los combustibles, de la corrupción en los gobiernos, de las campañas políticas anticipadas, etc. Los discípulos responden con la frase que asoma a los labios del que se siente derrotado: “…nosotros esperábamos…” (Lc 14,21). ¿Son realistas o se sienten incapaces de pagar el precio de la paciencia? Se sienten estafados. Piensan que el Señor les ha tomado el pelo cuando les anunciaba su victoria y por eso vuelven a lo mismo de antes; lo habían dejado todo para seguir a Jesús y ahora vuelven derrotados como cucarachas. ¡Cuántas ilusiones perdidas! ¡Cuántos proyectos fracasados! ¡Cuántos ideales olvidados! Cuando no esperemos nada, cuando el pesimismo nos vence, estamos muertos en vida. Pero hay que examinar lo que uno espera y cómo lo espera: si esperamos cosas triviales (pasarla bien, más dinero para derrochar, fama, poder, prestigio) y resultados fáciles (con el mínimo esfuerzo), puede que esperemos por mucho tiempo hasta cansarnos. La prueba fiel de que hemos comprendido el mensaje, de que hemos encontrado al Señor (o más bien, Él nos ha encontrado a nosotros), es que estamos dispuestos a recorrer el camino de regreso, como los discípulos de Emaús. No tanto los 11 kilómetros, sino cualquier esfuerzo que implique compartir con otros el gozo de la fe. Todo es posible para el que cree. Jesucristo es capaz de devolver a esas frustraciones, desilusiones y decepciones, lo que algún día fueron: ESPERANZAS. PLEGARIA: Lector: Señor Jesús, El camino está delante de nosotros, a veces difícil e incierto.
4
Sin embargo, hemos de acudir a tu llamada, sean cuales sean nuestros estados de ánimo. ¿Qué hemos dejado detrás de nosotros? ¿Fervores, sueños, impotencia, sufrimientos?... Todos: Sabemos que es más fácil el camino cuando no estamos solos, nos regalas tu presencia y la de nuestros hermanos. Ven, Señor Jesús, a mezclarte en nuestro encuentro, a obligarnos a discernir el acontecimiento. A profundizar en el significado de lo que nos pasa, a dar impulso a nuestras vidas. Lector: Nos falta, Señor, la clave de tu venida y de tu acompañamiento para poner orden en nuestra memoria, interpretar la historia pasada y presente, y dejar que la Palabra haga arder nuestras vidas. Todos: En la profundidad de nuestra noche, la noticia de tu Resurrección nos ha deslumbrado, Tú estás vivo y toda vida encuentra en ti su fuente y su realización, su sentido y su fecundidad. Lector: Acepta Señor compartir nuestra casa, nuestra familia, nuestra mesa; tenemos hambre de palabra, de pan, de Vida, de alegría… Vuelve a hacer los gestos del don y de la comunión. Enséñanos a ser alimento para los demás, como tú mismo lo eres para todos. Todos: Quédate con nosotros, camina con nosotros. Danos Vida para llevar la Buena Noticia a nuestros hermanos.
CANTO: CAMINO A EMAÚS
Íbamos dos, camino de Emaús entristecidos discutiendo, y sucedió que vimos a Jesús y no supimos conocerlo.
El preguntó ¿qué cosas discutís? y dijimos: lo del nazareno muerto en la cruz, en plena juventud. Aún no podemos comprenderlo.
Era él, el Mesías de Israel, muchos llegamos a creerlo.
Y ahora qué, ya hace tres días que fue sacrificado por el pueblo.
Él respondió que así debía ser, estaba escrito su tormento. Y reavivo nuestra apagada fe, el corazón ardía por dentro.
Quédate, con nosotros quédate ven y comparte nuestro techo. quédate, con nosotros quédate la oscuridad está cayendo.
Él sonrío y entró para cenar partiendo el pan y bendiciendo;
nos lo entregó diciendo nada más: “tomad, comed, esto es mi cuerpo”
Y después, ya no le pudimos ver pero sabíamos que dentro, Él está con nosotros y esta vez resucitado de los muertos.
Quédate, con nosotros quédate y cúranos si estamos ciegos,
para ver con los ojos de la fe, así te reconoceremos.
Quédate, con nosotros a comer, reanima nuestros desalientos. Quédate, con nosotros quédate y deja que se pase el tiempo.
5
Sábado 17 de septiembre 2016 EL CAMINO DE EMAÚS Y PLAN PASTORAL
El Camino de Emaús describe el camino que la primitiva comunidad cristiana recorre en el seguimiento de Jesús, y que ha quedado como modelo del seguimiento para la Iglesia de todos los tiempos. Se descubren en el relato cuatro momentos: El punto de partida: este momento describe la confusión, la tristeza, la rabia, el desconcierto de los discípulos por no saber nada del destino de Jesús, el Maestro que los ha llamado. Viven una especia de esperanza frustrada: habían depositado en él toda su confianza y ahora resulta que todo acabó en nada. Cierto que hay algunas luces, algunos indicios de esperanza, pero no están confirmados. Se retiran entonces a los espacios conocidos, a lo que antes de conocer a Jesús les brindaba seguridad. Se han disgregado, caminan entre el silencio y el desahogo rumiando la pena, no saben qué vendrá más adelante. Jesús se les acerca, se pone en camino con ellos, pregunta con delicadeza lo que van comentando, les escucha con verdadero interés, no interrumpe, no para en seco el desahogo, respeta y no condena sus sentimientos, los acompaña con verdadera misericordia. El momento de la Palabra: en un segundo momento, el Señor Jesús toma la palabra y comienza a explicar a sus discípulos paso a paso el designio de Dios. Jesús retoma las promesas de Dios consignadas por la Ley (la Thorá), por los profetas y por los escritos de los Sabios de Israel. Les explica el proyecto de Dios y su propósito de salvación para toda la humanidad. Les aclara que todo lo que últimamente ha acontecido en su pasión y en su muerte, formaba parte del plan de Dios. Les reprende su dureza de corazón porque él había dedicado ya tres años a mostrar, con palabras y obras, el divino propósito del Padre de establecer su Reinado en el mundo. Y que este reinado debía atravesar la experiencia de la contradicción, del dolor y de la muerte en la Cruz, de donde habría de brotar una nueva humanidad. Les habla, les aclara, les explica, hasta hacerles “arder” el entendimiento y el corazón, de donde brota una adhesión en forma de súplica y de plegaria: “Quédate con nosotros, Señor”. El momento eucarístico: en un tercer momento, Jesús se sienta, como Maestro, al frente de la mesa, asume su posición de Señor de la casa y no como un invitado más, él mismo toma el pan en sus manos, lo parte con la solemnidad que rememora el momento de la última cena y lo comparte a sus discípulos “enardecidos” por la Palabra que ha reavivado su fe. Es precisamente en este momento donde lo reconocen plenamente como su Señor y donde ellos mismos redescubren el sentido de su vocación. El momento de retornar a la comunidad: una vez confirmados en su fe, vuelven para confirmar a sus hermanos. Se reincorporan a la comunidad apostólica. Eran dos, pero debían ser Doce. Hay que desandar el camino de la dispersión para recomenzar el camino de la integración y de la comunión, como lo quería Jesús. Ahora ha llegado el momento de construir la Comunidad del Resucitado, la cual ha de dar cumplimiento al mandato del Resucitado: Ir por todo el mundo y anunciar el evangelio. Comunión y misión, sustentadas en la Palabra y la Eucaristía, “para que el mundo tenga vida”.
6
Sábado 17 de septiembre 2016 EL CAMINO DE LA IGLESIA DIOCESANA
EL PUNTO DE PARTIDA: 1. Despertar de una conciencia
a) Los signos de los tiempos. El reclamo de Dios que nos urge a través de los acontecimientos de la historia a construir un nuevo orden para la humanidad: un mundo cimentado en la paz, en la justicia, en la verdad, en la solidaridad. A través de nuevos caminos: el diálogo, la participación, el respeto a la dignidad, la búsqueda en común de lo mejor para todos.
b) El Concilio Vaticano II. El reclamo de Jesucristo que nos urge a entender la vida de la Iglesia como Misterio de Comunión y a modelarla como Pueblo de Dios (la totalidad de los fieles), Cuerpo de Cristo (en la diversidad de carismas y ministerios) y Templo del Espíritu (mediante el espíritu del amor y de la unidad), para que el Reinado de Dios acontezca en el mundo.
c) La “Novo Millennio Ineunte”: el reclamo del Papa Juan Pablo II para recoger el cúmulo de gracias del Jubileo y emprender un camino de una “eficaz programación pastoral post-‐jubilar” que brote de la contemplación de Cristo, se nutra de una espiritualidad de comunión, y nos lleve a todos a remar mar adentro en la tarea de anunciar el evangelio.
d) Las insatisfacciones y las aspiraciones de nuestra Iglesia diocesana: El reclamo de nuestro pueblo que aspira a una vida cristiana plena y a una Iglesia comunitaria, participativa, solidaria y misionera, pero que se encuentra con los grandes problemas internos del individualismo, de la dispersión de fuerzas, de la desintegración, del conformismo y la mediocridad, del divorcio entre fe y vida, del recelo a la organicidad, del escaso dinamismo misionero, del sacramentalismo, autoritarismo y superficialidad de la fe.
2. La implementación de los medios: La Etapa previa a) Se presenta un Proyecto de Renovación pastoral para la Diócesis. b) La adhesión de las fuerzas vivas de la Diócesis. c) La difusión del Proyecto, y el llamado a la oración y a la participación de todos y todas. d) La creación de estructuras de comunicación y participación. e) La elaboración de los Modelos pastorales: M. Ideal, M. de Situación, M. Diagnóstico y M.
Operativo. Momento de las Asambleas Eclesiales. f) La proclamación solemne del Plan Orgánico de Pastoral (19 de marzo del 2011).
La Primera Etapa. El encuentro con Jesús y la sensibilización a la fraternidad.
• 1ª. Fase: Sensibilizarnos a nuestra dignidad de personas en hijos de Dios. Se trata de convocar a todos al encuentro, creando estructuras de comunicación y participación que permitan a todos caminar juntos. Se trata de recomponer los puentes entre todas las partes, de reordenar todo en función de un camino común, de restablecer las relaciones y crear un tejido social que envuelva a todos los bautizados y a las personas de buena voluntad. Es la fase de la reconciliación, del encuentro de aquéllos que estaban separados, de la sensibilización a la dignidad propia y ajena, como personas e hijos de Dios.
7
• 2ª. Fase: Sensibilización a la vivencia de la fraternidad. A este primer paso sigue un segundo, en él se trata de recuperar el sentido del “otro”, reencontrar un mínimo de confianza entre todos como personas y entre el pueblo y sus agentes religiosos. Salir de la indiferencia ante el problema del “otro” y darse cuenta de que encontrar al hermano/a es la vía para reencontrar a Dios (objetivo de esta fase). Es comenzar a percibir que el sentido de la vida y la esperanza del futuro pasa por la fraternidad, en la que se encuentra Dios como Padre.
• 3ª. Fase: Sensibilizarnos a la necesidad de caminar juntos en la fe. Entonces, es posible encontrarse con Jesús. Es el tercer momento de esta Primera Etapa. En la narración de Lucas no son los discípulos quienes encuentran a Jesús, sino que Él se hace encontrar, se acerca y se pone a caminar junto a ellos (Lc 24, 15): “Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos”. Esto enseña que, si los agentes de pastoral quieren sinceramente ayudar a la gente a reencontrarse con Cristo, es necesario, ante todo, “acercarse” a ella, ponerse a caminar juntos. Acercarse es salir, ir a la calle, a las casas, ahí donde la gente está y donde lo religioso se hace problema. Ser hermana de la humanidad, abandonar toda forma de superioridad, -‐ de maestra, de juez, de dueña del Espíritu – para caminar con la gente: este es el desafío para la Iglesia de hoy. Caminar con la gente es partir de la situación en que se encuentra, de sus interrogantes, de su capacidad de dar un paso, con la humildad de quien hace el mismo camino de comprensión del sentido de la vida.
Objetivo: compromiso de caminar juntos a la luz de la Palabra de Dios. Así, la experiencia de fraternidad lleva a descubrir a la comunidad en camino, a percibir la comunión en una misma dirección, a reaprender que, cuando todos se reúnen, donde sea, en nombre de Jesús, allí está la Iglesia. Entonces es posible una experiencia significativa del encuentro, con Cristo y por Cristo, con el Padre y con los hermanos. Es la experiencia inicial que conocemos como Kerigma. Es un primer anuncio del mensaje evangélico, pero a través de experiencias de encuentro con Cristo, más que por los raciocinios o ilustraciones intelectuales sobre Cristo. El encuentro significativo de fraternidad, cuando es vivido en Cristo como acontecimiento, promueve el interés de conocerlo en profundidad. Si se da en grupos de dimensiones humana, surgen las pequeñas comunidades, CEB. Esta es la tercera Fase, la de una nueva percepción de la Iglesia como comunión de las personas con Dios. Termina y se concentra en un encuentro-‐experiencia-‐acontecimiento redentor. La Segunda Etapa: la Iluminación (la Catequesis). Corresponde al segundo momento de la narración de Lucas, caracterizado por la profundización a la luz de la Palabra, que culmina con la invitación al peregrino para permanecer en casa. También en esta Etapa podemos distinguir tres Fases de crecimiento, que ponen en evidencia la pedagogía de Cristo.
• 1ª. Fase.-‐ Compartir la fe y la vida. (Lc 24, 26 -‐34) Es aquélla en la que Jesús no enseña nada a sus discípulos, sino que les pregunta acerca de su experiencia, sobre el porqué de su tristeza, sobre sus reflexiones y discusiones, como si Él no supiera nada. Les escucha, deja que se desahoguen, les incita a que expresen su perplejidad y sus interrogantes. Si la Iglesia quiere caminar junto con la humanidad, debe, ante todo, crear las condiciones para que ésta pueda poner sobre la mesa su experiencia de vida, su perplejidad, su tristeza y angustia, con las interrogantes que la afligen. No sirve dar la imagen de quien lo sabe todo y tiene respuesta para todo. Es necesario, en primer lugar, ganar la confianza, el derecho de hablar, y no querer inmediatamente instruir o adoctrinar.
8
Compartir los problemas con los otros, sin pretensiones, con la humildad de quien se reconoce discípulo – junto con ellos – de la misma Palabra. Esta es la fase en que las Pequeñas Comunidades pasan de un encuentro inicial, aunque significativo, a la amistad; se liberan de la carga negativa o de desconfianza para entrar en una nueva relación.
• 2ª. Fase.-‐ Encuentro con la Palabra (Lc 24, 25-‐ 27) Los discípulos necesitan de una nueva visión y, sobre todo, de una nueva actitud de corazón. Por ello, Jesús les llama a la conversión, abriéndoles las Escrituras, desde Moisés hasta el último de los Profetas, centrando su enseñanza en el Misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección.
Esto es, en síntesis, la profundidad de la Evangelización que sigue al anuncio kerigmático o primer anuncio. Si queremos ayudar a la gente, debemos ponerla frente a la Palabra, ayudar a que la descubran, a que la vivan como experiencia de discípulos de Cristo, camino, verdad y vida. Y debe hacerlo a partir del descubrimiento progresivo del mensaje bíblico, confrontando la vida de todos – la propia y la de la gente – con la Palabra de Dios, con la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Es descubrir la fe, el sentido pleno de la vida como paso hacia la plenitud en el espíritu.
• 3ª. Fase.-‐ Así, poco a poco, se redescubre a Cristo en su misterio. En esta Tercera Fase surge un nuevo ardor y el alma se dilata frente al sentido de la vida que ofrece la Escritura: Cristo. Esto acontece en la medida en que la gente acoge la Palabra. Renace el ardor de la fe que empuja y mueve a proclamarla, no en sentido intelectual, sino en el de “quédate con nosotros, que la tarde está cayendo”. Profesar la fe es experiencia de amistad, de proximidad, de confianza para permanecer juntos porque el desgaste y el cansancio del camino lo exigen. Y Jesús “hizo como que tuviera que seguir”, esto es, no impuso nada ni se hizo indispensable. Dejó a los discípulos en la libertad de optar y permaneció con ellos.
En el camino de la Evangelización, llega el momento en que se acoge a Cristo en las casas, en la convivencia, en la vida personal y social. Es el momento del SÍNODO en el que la gente se confronta y hace una opción consciente por el Evangelio como regla de vida, y profesa su fe en Cristo. El conjunto del Pueblo de Dios se da así una orientación de vida y acción. Entonces los agentes de pastoral – sin distancias – forman parte de la vida de la gente y, todos juntos, le dan un nuevo sentido a su vida cristiana, aunque todavía quede un largo camino para descubrir a Cristo en la profundidad del misterio pascual y a partir de su experiencia.
La Tercera Etapa: la Fracción del Pan. Es el momento de compartir los bienes y culmina con la “fracción del pan” (Lc 24, 30 – 32). Entonces “se abrieron sus ojos y lo reconocieron, pero él desapareció de su vista”. En estas breves palabras tenemos concentrada la etapa catecumenal:
ü Redescubrir a la comunidad, compartiendo los bienes espirituales y también los materiales. ü Redescubrir la presencia santificante de Cristo en medio de ellos y su revelación en la Eucaristía
o fracción del pan. ü Redescubrir a Cristo resucitado y la misión.
Estas son las tres fases de esta etapa en el camino a la madurez.
9
• 1ª. Fase.-‐ Compartir los bienes espirituales y materiales. Descubrir el sentido comunitario de la vida, desde la familia hasta la sociedad internacional, constituye una necesidad determinante para el futuro de la humanidad. Para la Iglesia, como conjunto de bautizados, es su razón de ser. Ser comunión y comunidad en Cristo constituye su naturaleza y misión, y vive este valor comunitario cuando comparte los bienes espirituales, culturales y materiales, aunque en formas y medidas parciales y muy limitadas. De este modo, la gente adquiere la fuerza del Espíritu para sentarse a la mesa de la Eucaristía: Eucaristía que es la liturgia de la vida fraterna.
• 2ª. Fase.-‐ Celebrar consciente y responsablemente los sacramentos. “Entonces se abrieron sus ojos y lo reconocieron”. Es 2ª-‐ Fase de esta Etapa reconocer la presencia salvadora de Cristo en los sacramentos y en la propia vida. La fe que, a través de un largo camino, se hace certeza interior y seguridad de ser amados por Dios, gratuitamente. Es la experiencia del resucitado, energía del Espíritu para ver toda la realidad en Cristo o ver a Cristo presente en la comunidad.
• 3ª. Fase.-‐ Vivencia y celebración de la Eucaristía. Es la “fracción del pan”, sacramento de la comunidad que comparte un mismo espíritu en las múltiples formas que la vida ofrece como oportunidad. Es el momento culmen y fase última de esta Etapa. En ella la comunidad cristiana se da un estilo y un proyecto de vida coherente con la Eucaristía y con el dinamismo de la misma. Redefine los diversos ministerios necesarios para su vida y se reorganiza. De este modo, se pone en condiciones renovadas para seguir su camino. “Y Jesús desapareció de su vista” para que los discípulos no cayeran en la tentación de “querer hacer tres tiendas” y permanecer juntos como en un encuentro romántico. Cristo no deja que se apeguen a Él como excusa para no ir a los hermanos. La Misión. La Iglesia debe dejar espacio, debe “desaparecer”, para que la gente pueda expresarse como comunidad creyente según la originalidad de su cultura. Debe convertirse en su manera de situarse en la historia, en sintonía con la cultura del pueblo, y con lo que esa cultura exige para que, todos juntos como comunidad, re-‐descubran a Cristo. Así nace una realidad nueva que, expresada en el proyecto comunitario de vida y misión, está en condiciones de iniciar una nueva etapa: la MISIÓN PERMANENTE.
10
Sábado 17 de septiembre 2016 RELECTURA DEL PASO Y DEL QUERER DE DIOS EN LA HISTORIA DE LA
DIÓCESIS DE SALTILLO “Comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de las escrituras que se referían a Él” (Lc 24,27) 1. TEXTO GENERADOR: Del Evangelio según san Lucas 24, 25-‐27 Entonces Jesús les dijo: "¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo esto y así entrara en su gloria?" Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. 2. NECESIDAD DE RECURRIR AL PASADO PARA CONTEMPLAR EL PASO DE DIOS. La pedagogía de la Revelación divina nos muestra que el proyecto salvífico de Dios se realiza y se manifiesta en la historia. En el Antiguo Testamento, el Dios de Israel irrumpe en la historia y asume una relación de amor con su pueblo, constituye con él una alianza, en la que emprenden “un caminar juntos” (Berit). Ese acompañamiento salvífico se realiza en el devenir espacio-‐temporal. El Nuevo Testamento, nos manifiesta que, llegada la plenitud de los tiempos, quiso Dios enviar a su Hijo para nuestra salvación. Así, con el misterio de la “Encarnación”, Dios pone su morada entre nosotros, se hace Emmanuel, asumiendo los condicionamientos históricos para hacer presente entre nosotros el Reino de los Cielos. Por lo tanto, en la historia de salvación se integran el pasado, el presente y el futuro en un mismo itinerario. La memoria anamnética nos hace contemplar el pasado, en el que nuestros antecesores vivieron la fe y fueron partícipes de las promesas de Dios, para “reforzar” el presente y “alentar” el futuro. Cuando nosotros contemplamos el pasado con fe y esperanza, participamos en la realización del proyecto amoroso de Dios y nos vemos impulsados a alcanzar la “tierra prometida” por Dios. 3. CONMEMORANDO LOS 125 AÑOS DE LA DIÓCESIS. ¿Quién cumple ciento veinticinco años? Cuando se trata de una persona, esta pregunta causa mucha sorpresa, pero cuando se trata de una institución, la cosa cambia. Nuestra Diócesis de Saltillo cumplió, el día 23 de junio, el 125 Aniversario de vida y de misión, el cual celebramos de manera festiva el sábado 25 de junio, en Monclova, Coah. Recordar y conmemorar el peregrinar del Pueblo de Dios, a lo largo del tiempo y en esta porción de la Iglesia, nos llenará de esperanza, ya que podremos constatar el paso y el querer de Dios plasmado en la vida de la gente que nos ha precedido y en nuestra propia experiencia eclesial. Así, inspirados en las palabras del Salmo 1, podremos decir: Nuestra Iglesia diocesana de Saltillo “es como un árbol frondoso plantado al borde de las corrientes de agua; que produce sus frutos a tiempo y jamás se marchita su follaje”. 4. ALGUNOS DATOS IMPORTANTES DE LA “PREHISTORIA” DE NUESTRA DIÓCESIS.
11
ü Las tribus indígenas que habitaron las tierras del norte de México, en tiempos del la Conquista y la Colonia, fueron grupos nómadas caracterizados por un espíritu recio, tenaz y aguerrido. Tuvieron la reciedumbre para asumir las difíciles condiciones de las áridas y secas tierras.
ü Así a finales del siglo XVI y principios del XVII, se dieron los primeros intentos de población en esta región. Esta difícil misión tuvo que contar con personas muy tenaces. Los expedicionarios y conquistadores se hicieron acompañar por pobladores tlaxcaltecas y misioneros heroicos que lograron fundar las primeras villas en nuestra región.
ü Los indios, que en los primeros momentos recibieron pródigamente a los extraños (colonos y religiosos). Esa actitud de hospitalidad, que era casi universal, se topó con lo peor que España propició: la esclavización de los indios norteños. De ahí, que los indígenas manifestaran su rechazo a civilización que les imponía.
ü Las difíciles condiciones de las áridas tierras y el intermitente acoso de las tribus nativas dificultó mucho el establecimiento. A mediados del Siglo XVII, los misioneros franciscanos, entre ellos Fray Juan Larios, con profunda fe y sincero amor apostólico, lograron lo que no pudieron personajes que usaron la fuerza y las armas: establecer al norte de Monclova las primeras poblaciones de carácter permanente.
ü Los habitantes de Coahuila ocuparon un lugar importante en el movimiento de independencia. En septiembre de 1810, la capital de la provincia coahuilense era Monclova, en donde se formó un ejército de 700 hombres que se sumaron a las filas insurgentes. En 1811, llegan a Saltillo Allende e Hidalgo, nombrando nuevos jefes del movimiento de independencia. Días después fueron apresados en Acatita de Baján.
ü La inexperiencia política y los choques de ideologías (entre federalistas y centralistas, entre liberales y conservadores, entre Iglesia y Estado), dieron como resultado años de caos y revueltas políticas que sumieron a la incipiente república en grande crisis. Situación que desembocó en la separación de Texas (1836) y su anexión al vecino país de Norteamérica (1845), la invasión francesa (1862) y el Imperio de Maximiliano (1863-‐1867).
ü En 1876 inicia el Porfiriato, promoviendo el desarrollo capitalista dominado por la inversión extranjera, mediante la apropiación de los recursos naturales y su mano de obra, por ejemplo la tierra, los minerales, los metales preciosos y la fuerza de trabajo entre otras cosas más. Hay que reconocer que en los primeros años se sucedieron levantamientos contra Porfirio Díaz en el norte Coahuila.
5. LA ERECCIÓN DE NUESTRA DIÓCESIS DE SALTILLO. Elementos importantes del Entorno: ü La Arquidiócesis de Monterrey se erigió desde 1777, como Obispado de Linares, comprendía los
territorios que en la actualidad conforman Nuevo León, Tamaulipas, Coahuila y Texas. ü Ciento catorce años después, el 23 de junio de 1891, Su Santidad León XIII emitió la Bula "Illud In
Primis", a través de la cual desmembró la Diócesis de Saltillo del Obispado de Linares. ü La ejecución de esa Bula fue encomendada por el Santo Padre al entonces Arzobispo de
Guadalajara, quien a su vez subdelegó la ejecución de la parte que correspondía a Saltillo, al Sr. Canónigo D. Santiago Garza Zambrano, del Obispado de Linares, quien ejecutó la erección y dos años después asumió como Primer Obispo de la Diócesis de Saltillo. Al ser erigida tenía 18 Parroquias en un territorio de 151,571 kms2.
Elementos importantes del Contorno: ü Las nuevas cuestiones sociales en el mundo: Revolución Industrial, Secularización, Materialismo,
Capitalismo, Cientificismo…
12
ü La Iglesia del Concilio de Trento (1545) y la “oportunidad perdida” en el Concilio Vaticano I (1870). ü La Encíclica Rerum Novarum, el 15 de mayo de 1891, sobre la nueva realidad social, política y
económica que vive el mundo, como efecto de la Revolución Industrial. ü En México se estaba consolidando la “paz porfiriana”, después de casi 70 años de crisis y
conflictos por la incipiente nación independiente. 6. LOS PRIMEROS AÑOS DEL CAMINAR DE LA DIÓCESIS DE SALTILLO. Período de los Obispos Don Santiago De la Garza Zambrano (1893-‐1898) y Don José María de Jesús Portugal (1899-‐1902). Elementos importantes: ü A estos dos Obispos les tocó la inicial estructuración de la Diócesis. ü Para estos años, el Porfiriato llevaba ya 25 años de dictadura en México: por un lado, se
fortaleció la infraestructura de la nación, por el desarrollo y la inversión extranjera; pero, por otro lado, ese progreso fue privilegio de algunos cuantos, que llegaron a concentrar la riqueza del país, instaurando la injusticia social que sumió a la población general en una extrema pobreza.
7. LA DIÓCESIS DE SALTILLO EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX. El período del Obispo Don Jesús María Echavarría (1905-‐1954) Elementos importantes del Entorno: ü En 1905, primera fundación del Seminario de Saltillo. ü En 1921, nace en nuestra Diócesis el Instituto de Hermanas Catequistas Guadalupanas. ü Se consolida la atención pastoral en las regiones y nacen colegios e instituciones católicas. ü En 1949, nace en nuestra Diócesis el Instituto de Hermanas Oblatas de Santa Martha. ü En todo este tiempo, la Iglesia cumplió su misión de arraigar, de extenderse, de organizarse y de
evangelizar con los medios que tenía a su alcance, “entre las persecuciones del mundo y las consolaciones de Dios”.
ü Destacó la figura abnegada del Señor Obispo Don Jesús María Echavarría, de sacerdotes ejemplares y laicos heroicos que cimentaron la fe de nuestro pueblo, a lo largo y ancho de un territorio inmenso y de difícil comunicación, mediante su fidelidad a Cristo, la dedicación a la catequesis, el espíritu misionero y el servicio a los pobres.
Elementos importantes del Contorno: ü Comenzaba a despertar la conciencia democrática, los anhelos de justicia y libertad. Inicia la
Revolución Mexicana, con el derrocamiento de Porfirio Díaz, bajo el grito maderista de “Sufragio efectivo, no reelección”. Los coahuilenses Madero y Carranza.
ü Se establece la Constitución en 1917. En 1924 subió al poder Plutarco Elías Calles (cuyo poder se prolongó en el Maximato hasta 1934), y con él vino la Guerra Cristera (creando un ambiente de persecución de la Iglesia y de odio a la religión).
ü En las décadas de los 20´s y los 30´s aparecieron los abusos de la Revolución. ü Cárdenas (1934-‐1940) impulsó la educación, la Reforma Agraria y decretó la nacionalización del
petróleo. Pero su sucesor, Ávila Camacho, frenó el reparto agrario, concilió con la naciente burguesía industrial y enfrentó el inicio de la II Guerra Mundial.
8. LA DIÓCESIS DE SALTILLO, EN TIEMPOS DEL CONCILIO VATICANO II. Con el encargo pastoral del Obispo Don Luis Guízar Barragán (1955-‐1975) Elementos importantes del Entorno:
13
ü Mons. Guízar fundó el Seminario Menor y le construyó edificio propio, restauró la Catedral y la Capilla adjunta del Santo Cristo; construyó una Casa de Ejercicios y el edificio del Centro Diocesano
ü El 19 de junio de 1957, fue erigida la Diócesis de Torreón. ü Mons. Guízar participa en el Concilio Vaticano II (1962-‐1965) ü Fueron tiempos de cambios profundos en la Iglesia y en la sociedad. ü En 1968 se vive la II Conferencia del Episcopado Latinoamericano, en Medellín. ü La prioridad es aplicar las directrices del Concilio, con nuevos métodos y con un nuevo lenguaje,
en todos los campos de la vida cristiana: la catequesis, la liturgia, la promoción social. Elementos importantes del Contorno: ü Durante la década de los 50´s, México vivió una época de gran desarrollo económico, como efecto
de la postguerra. En 1960, se nacionaliza la industria eléctrica. El desarrollo económico se reflejó en el incremento de la infraestructura y los servicios públicos y de protección social. En Coahuila se consolidó la industrialización.
ü En la década de los 60´s, el Estado mexicano asume un paternalismo y centralismo que desencadenó muchos conflictos con organizaciones independientes (ferrocarrileros, estudiantes, obreros, campesinos, guerrillas, etc.).
ü En 1974 se estalla la huelga de Cinsa-‐Cifunsa, cuyo conflicto laborar es resuelto a favor de los obreros. La Iglesia diocesana acompañó a los obreros en dicho movimiento.
9. EL GRAN RETO: CONSTRUIR LAS BASES DE LA IGLESIA DIOCESANA CON EL ESPÍRITU DEL CONCILIO VATICANO II. La cercanía pastoral de Don Francisco Raúl Villalobos Padilla (1975-‐2000) Elementos importantes del Entorno: ü Importante repunte de vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa. ü Cuatro visitas del Papa Juan Pablo II a México (1979, 1990, 1993 y 1999) ü Se realizan la III y IV CELAM en Puebla (1979) y Santo Domingo (1992) ü Se construye el Seminario Mayor. ü Es preciso atender las tareas prioritarias, como la familia, los jóvenes, la formación de los agentes.
Los nuevos sujetos sociales (los obreros, los campesinos, los estudiantes, los mineros) reclamaban una presencia y una voz de la Iglesia.
ü La cercanía pastoral del Sr. Obispo Don Francisco Villalobos, y el celo apostólico de muchos sacerdotes, religiosas y laicos, dieron un orden y un plan de acción pastoral para la renovación espiritual de nuestra diócesis, como lo pedía el Concilio.
ü Se organizaron las regiones pastorales (vicarías) con suficiente número de sacerdotes y parroquias, aumentaron las ordenaciones sacerdotales, se fortaleció la catequesis con textos apropiados, se sentaron las normas para la vida sacramental, etc.
Elementos importantes en el Contorno: ü En los 80 y 90 muchas empresas paraestatales fueron privatizadas y entró en vigor el Tratado de
Libre Comercio de América del Norte. ü Se consolidaron las políticas neoliberales y la instauración de la economía de mercado.
10. A LOS ALBORES DEL TERCER MILENIO. Con el acompañamiento pastoral de Fr. José Raúl Vera López (Del 2000 a la fecha) Elementos importantes en el Entorno:
14
ü Don Raúl Vera llega a la Diócesis con el nacimiento del nuevo milenio y con la preocupación de renovación pastoral del Papa Juan Pablo II, manifestada en Novo Millennio Ineunte.
ü Ingresamos a un nuevo milenio del cristianismo impulsados por el Papa Juan Pablo II que nos ha pedido: “¡Rema mar adentro! Echa las redes para hacer de la Iglesia “la casa y la escuela de la comunión”.
ü La llegada de Fray Raúl Vera, nos ha puesto en camino de comunión, al servicio de todos, mediante un Plan de Pastoral orgánico que contempla la participación de todos los bautizados en la construcción del pueblo de Dios.
ü Y el 25 de marzo de 2003, nace la Diócesis de Piedras Negras con los municipios fronterizos, la región carbonífera y la parte norte del Desierto.
ü En el 2007, Aparecida, nos impulsa a construir una Iglesia discípula y misionera. ü Nuestra Iglesia Diocesana ha estado estructurándose para responder a las problemáticas sociales
más apremiantes y defender los derechos humanos de migrantes, víctimas, campesinos, presos, etc.
ü Una bendición ha sido para nosotros y para la Iglesia universal la llegada de un nuevo Papa, el Papa Francisco, que nos ha movilizado para darle a nuestra Iglesia un rostro misericordioso, abrir las puertas a todos, salir a los alejados, ir a las periferias, no perder el gusto por la misión y no dejar que nadie nos robe la alegría.
Elementos importantes en el Contorno: ü En 2000 se dio la alternancia en el poder: el PRI perdió la presidencia después de 71 años en el
poder, cuando Vicente Fox venció en las elecciones presidenciales. Le sucedió en el gobierno Felipe Calderón Hinojosa, que llegó a la presidencia en medio de las discutidas elecciones presidenciales.
ü En 2007 se inició la guerra contra el narcotráfico, que ha dejado más de 100,000 personas muertas, en su gran mayoría jóvenes. Coahuila ha sido uno de los estados más afectados. Todo esto bajo la complicidad del crimen organizado y funcionarios públicos.
ü La Mega-‐deuda del Estado de Coahuila, el saqueo de las arcas públicas y la impunidad, han dejado en severa precariedad la atención social que debe brindar el gobierno.
11. ESTAMOS CAMINANDO BAJO EL IMPULSO DEL ESPÍRITU… Hoy el Señor sigue llamando a nuestra Iglesia Diocesana. El Obispo, los sacerdotes, los miembros de la vida consagrada y los laicos estamos llamados, cada uno según su propia vocación y ministerio, a darle al Señor una respuesta de amor y de fidelidad en la construcción de nuestra Iglesia Diocesana de cara al futuro. v Contemplar el camino recorrido nos llena de esperanza (Lucas 24, 32) “Y ellos se decían el uno al otro: "¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!"” v Tendencia fundamental de futuro Este pueblo seguirá afianzando su identidad y buscando afanosamente su libertad; seguirá apuntando decididamente hacia el progreso económico y el desarrollo social, con oportunidades de educación y trabajo para todos y todas; continuará su lucha contra las adversidades naturales y culturales por la dignificación de las personas, el bienestar de las familias y la participación ciudadana en la construcción del bien común; acompañado y alentado por una Iglesia cada vez más cercana a la vida del pueblo, con una mayor conciencia comunitaria de su responsabilidad social en la promoción de la fe vinculada a la solidaridad y la justicia.
15
v Contra-‐tendencia Se perfila en la vida del pueblo: una progresiva descomposición social, un deterioro de la calidad de vida para las familias y el endurecimiento de una cultura individualista, violenta y sorda ante el clamor de los pobres. Junto a eso, una parte de la Iglesia que, permaneciendo satisfecha con su imagen, centrada en los oficios religiosos y en competencia interna de fuerzas, irá perdiendo terreno en la vida pública, se debilitará su incidencia en la cultura-‐fe y se irá limitando a observar compasivamente la vida y la muerte del pueblo.
Sábado 17 de septiembre 2016 EL ENCUENTRO EUCARÍSTICO (LA FRACCIÓN DEL PAN) Y LA CENTRALIDAD
DE LA PASTORAL DE MULTITUDES “Se les abrieron los ojos y lo reconocieron…” (Lc 24,31)
INTRODUCCIÓN
Ø Texto Bíblico (Lucas 24,30-‐32) Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo fue dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Entonces se dijeron uno a otro: « ¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»
Ø Presencia sacramental Estos discípulos identificaron a Jesús en la fracción del pan, lo que significa que lo reconocieron en toda su realidad humana y divina como verdadero Mesías y Señor. Además comprendieron dos aspectos, tan importantes como significativos:
1. Jesús estaba perpetuando su sacrificio para el perdón de los pecados. Esto lo comprendieron al percatarse que aquél caminante realizó los mismos signos de la última cena: Tomó el Pan, dio gracias, lo partió y se los dio… (Mt 26,26)
2. Jesús estaba despejando la mente de los discípulos para que creyeran verdaderamente que estaba realizando su promesa: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20) y que desde nosotros, desea llegar a todos y todas, como miembros vivos que somos de su cuerpo y de su sangre (1 Cor 10, 16). Sobre esto, los Obispos, reunidos en Aparecida nos dicen que con este Sacramento Jesús nos atrae hacia Él y nos hace entrar en su dinamismo hacia Dios y hacia el prójimo (Aparecida 251).
(En otra etapa del Plan Diocesano, se abordará ampliamente el misterio de la Eucaristía. Lo relevante y propio para este momento es lo que sigue a continuación)
Ø Presencia Ordinaria Pero más allá de la presencia sacramental, la vida de Jesús se prolonga en los momentos más comunes de la vida. Y cómo no estarlo, si con su sacrificio redentor, había exclamado desde el suplicio de la cruz: “Todo está cumplido” (Jn 20,30). Lo que significa que ya no hay impedimento para ver a Dios en lo ordinario de la vida. Su victoria, en pago por nuestros pecados, se extiende a toda la humanidad, estableciendo en el mundo los “cielos nuevos y la tierra nueva” (cf Ap 21,1), y actuando a través de los suyos en favor de todo el género humano: “Donde dos o tres se reúnan en mi nombre ahí estaré yo en medio de ellos” (Mt 18,20).
1. PRESENCIA OCULTA DE JESÚS
16
Es curioso, pero para abrir nuestros ojos, lo primero que hace Jesús es mantenerse oculto a nuestra vista. Así lo hizo al caminar con los discípulos y así lo hace ahora al desaparecer de nuestra mirada justo cuando lo hemos identificado en la fracción del pan. Oculto, pero nunca ausente, Cristo glorioso, vencedor del pecado y de la muerte, manifiesta estar entre los suyos de la forma más sencilla. No nos deslumbra portentosamente, sino que se nos muestra humilde y manso, y en este caso, se les presenta a los dos discípulos como otro viajero más. Y es ahí donde resalta la importancia de comprender que en este peregrinaje no estamos solos, Cristo mismo camina a nuestro lado. Pues el Señor cumple sus promesas y nos lo hace ver de manera real y palpable, cumpliendo su promesa de estar con nosotros hasta el fin de mundo (Mt 28,20). Algo más significativo, quizá, lo encontramos en sus gestos. Se trata de acciones simples por medio de las cuales manifiesta estar misteriosamente entre los suyos: partió el pan, levantó los ojos y dio gracias. Esto nos enseña que a través de acciones sencillas podemos manifestar la presencia de un Dios que se hace presente en lo cotidiano de la vida, sin necesidad de desarrollar materiales profundos y densos de contenido. En este sentido, progresivamente en nuestra diócesis hemos tomado acciones que si bien, en diversos momentos han requerido de revisión y consolidación, se están desarrollando. Muestra de ello son la carta a los cristianos y la pastoral de multitudes. 2. PASTORAL DE MULTITUDES Con toda intención Jesús desaparece a la mirada de los peregrinos. ¿Con que propósito? Para que ellos asuman su parte, su responsabilidad, su compromiso en la encomienda por reconstruir la comunidad más amplia. En este sentido la Pastoral de Multitudes es el servicio que ofrece la diócesis para llegar a todos los bautizados y personas de buena voluntad, como conjunto. Su objetivo consiste en evangelizar la cultura y la religiosidad de nuestro pueblo en sus diversas expresiones, en su modo de ser, de ver, de creer y de actuar. Como comisión diocesana, la Pastoral de Multitudes, está siempre sensible en detectar aquellos aspectos que son comunes en la vida de todos, promoviendo y programando acciones que nos permitan ser un pueblo unido y fraterno, siempre dispuesto a combatir la indiferencia y el individualismo, que tanto deshumanizan y hieren el querer de Dios, tanto en la Iglesia como en el mundo. Se trata de un valioso instrumento pastoral, emergido del plan diocesano que testimonia la fe, promueve el sentido de pertenencia y hace presente a Jesús, quien “reunía a multitudes” y que ahora nos sensibiliza con la encomienda de prolongar su presencia en la vida de la comunidad. La Pastoral de Multitudes busca que muchas personas, al mismo tiempo, realicen actividades concretas un día, a una hora específica, con una intención particular, reconocida y valorada por todos; promueve acciones colectivas de “muchos” en lo individual que al efectuarse en simultaneidad produzcan efectos en “multitudes”. La necesidad de emprender esta labor pastoral salta a la vista. Sin una pastoral de multitudes el 99% de las acciones de la Iglesia siguen siendo para “los que vienen”, “los que ya están”. La Pastoral de Multitudes es la que nos ayuda a romper este esquema, pues busca convocar y atraer a todos. Basados en esta encomienda de Jesús y teniendo claridad de nuestro llamado, queremos ofrecer una serie de directrices desde esta Comisión para el desarrollo de metas mensuales. Nuestro propósito es que, como fruto de esta asamblea diocesana, hagamos el firme compromiso para que se realicen desde las parroquias.
17
CONCLUSIÓN Una cosa es cierta, Jesús puede estar caminando todo el tiempo a nuestro lado pero quizá no estamos en condiciones de reconocerlo. ¿Qué hizo Jesús para que lo reconocieran? Realizando los mismos gestos de la cena anterior a su pasión y su muerte. Tomó el pan, dio gracias, lo partió y se los dio. Cristo, que hace arder el corazón, abre los ojos para que reconozcan que el crucificado es el resucitado; que está verdaderamente vivo y camina con ellos; que su muerte no fue estéril; que también nosotros hemos de dar la vida por los demás y que hemos de llegar a todos. En este sentido, la Eucaristía que convoca y que congrega, se prolonga en la vida de la comunidad. Dice el texto de los peregrinos de Emaús que cuando los ojos de ellos se abrieron y lo reconocieron, Él desapareció de su vista. Desaparecer a nuestros sentidos para descubrirlo en el misterio de la Eucaristía y en la vida de los demás. ¿Queremos encontrar y servir a Jesús? Entonces prolonguemos su presencia que quiere llegar a todos y todas; nunca excluyendo a nadie y siempre encontrando y promoviendo las cosas que son comunes en la vida de todos, por medio de la pastoral de multitudes. Decidirnos a trabajar apostólicamente de tal forma, irá generando una comunidad fraterna, cada vez más vigorosa, pues cuando juntos hacemos frente a los desafíos, entonces somos fuertes y descubrimos recursos que pensábamos que no teníamos. Finalmente, tomemos en cuenta que, Jesús no ha llamado a los apóstoles a vivir aislados, sino a formar un grupo y una gran comunidad de hermanos que viven y trabajan fraternalmente, venciendo la esfera de la indiferencia y el individualismo.
18
Domingo 18 de Septiembre de 2016 ORACIÓN INICIAL
Introducción: Hoy nosotros, a partir de este camino de renovación pastoral, desde sus avances y dificultades, reafirmamos nuestro gozo en la total y definitiva creación que Jesucristo ha hecho germinar en cada miembro de su Iglesia y nos unimos con toda la creación para alabar y bendecir al Señor: Tercer Cántico de Daniel (Daniel 3,57-‐88.56) Coro 1: Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor; cielos, bendecid al Señor. Coro 2: Aguas del espacio, bendecid al Señor; ejércitos del Señor bendecid al Señor. Sol y
luna, bendecid al Señor; astros del cielo, bendecid al Señor. Coro 1: Lluvia y rocío, bendecid al Señor; vientos todos, bendecid al Señor. Fuego y calor,
bendecid al Señor; fríos y heladas, bendecid al Señor. Coro 2: Rocíos y nevadas bendecid al Señor; témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieve, bendecid al Señor; noche y día, bendecid al Señor. Coro 1: Luz y tinieblas, bendecid al Señor; rayos y nubes, bendecid al Señor. Bendiga la
tierra al Señor, ensálcelos con himnos por los siglos. Coro 2: Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la tierra, bendiga al
Señor. Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor. Coro 1: Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor. Fieras y
ganados, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos. Coro 2: Hijos de los hombres, bendecid al Señor; bendiga Israel al Señor. Sacerdotes del
Señor, bendecid al Señor; siervos del Señor, bendecid al Señor. Coro 1: Almas y espíritus justos, bendecid al Señor; santos y humildes de corazón,
bendecid al Señor. Coro 2: Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo, alabado y glorioso y ensalzado, por los siglos.
19
SALMO 125 Cántico de los peregrinos
Coro 1: Los que confían en el son como el monte Sion, que jamás será conmovido, que
permanecerá para siempre. Coro 2: Como rodean las colinas a Jerusalén, así rodea el Señor a su pueblo, desde ahora y
para siempre. Coro 1: No prevalecerá el cetro de los impíos sobre la heredad asignada a los justos, para
que nunca los justos extiendan sus manos hacia la maldad. Coro 2: Haz bien, Señor, a los que son buenos, a los de recto corazón. Pero a los que van por
caminos torcidos deséchalos, Señor, junto con los malhechores. ¡Que haya paz en Israel!
Canto: "La Vida es Un Vals" de Diego Torres A veces el miedo te hace dudar a pocos segundos antes de saltar no lo dudes, sólo abre tus alas siente el vuelo. A veces las metas tardan en llegar te invade la inercia te dejas llevar ¡No te olvides, comprarle un traje nuevo a tus sueños! Y verás, que la vida viene y va como un vals, un paso adelante y otro paso atrás. Si cada lágrima te hace más fuerte muerde la vida con uñas y dientes hoy, puede ser, que todo empiece a cambiar Si cada guerra marca tus rodillas y la ilusión se convierte en cenizas hoy, puede ser, que todo empiece a cambiar y lo mejor, lo mejor, está por llegar. A veces te aferras de un viejo disfraz y aquel que no sufre con la soledad corre el riesgo, amar aunque te duela siempre es bueno. Y verás que la vida viene y va como un vals, un paso adelante y otro paso atrás. Si cada lágrima te hace más fuerte muerde la vida con uñas y dientes hoy, puede ser, que todo empiece a cambiar Si cada guerra marca tus rodillas y la ilusión se convierte en cenizas hoy, puede ser, que todo empiece a cambiar y lo mejor, lo mejor, está por llegar. Y lo mejor, lo mejor, está por llegar, y lo mejor, lo mejor, está por llegar.
20
Domingo 18 de Septiembre de 2016 CUARTO MOMENTO: VOLVER A NUESTRAS COMUNIDADES
(Reemprender El Camino para La Misión) “Partieron al instante y volvieron a Jerusalén…” (Lc 24,33)
Texto bíblico: Lucas 24,33-‐35 Al instante se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron a los once y a los que estaban reunidos con ellos. «¡Es cierto! —decían— el Señor ha resucitado y se le ha aparecido a Simón» Los dos, por su parte, contaron lo que les había sucedido en el camino, y cómo habían reconocido a Jesús cuando partió el pan. INTRODUCCIÓN Siempre decimos que un encuentro es fecundo cuando produce cambios. Y esto es precisamente lo que aparece en el texto. Los discípulos de Emaús, tras el encuentro con Jesús, tienen claridad de su misión. Volvieron a Jerusalén y encontrándose con los once contaron las experiencias vividas. Seguramente con admiración y lujo de detalles fueron conversando cómo progresivamente fueron descubriendo la identidad de Jesús, tras la manera sencilla de vestir y de hablar de aquél viajero que se les unió en el camino, explicando lo que decían de Él las Escrituras. EMAÚS, PUNTO DE RETORNO Tras el encuentro con Jesús vivo y glorioso, Emaús pasa a ser el lugar donde el cristiano se reconoce a sí mismo como agente de cambio y de transformación. En este sentido, Emaús, más que representar el final de un recorrido, aparece como el punto de partida para prolongar la vida y el querer de Dios en la Iglesia y en el mundo. Semejante a los cautivos de Sión (Israel), prontos a volver a su patria tras el exilio en Babilonia (Es 1,1-‐4), Emaús es el “paraje” donde el encuentro personal con Cristo produce el retorno a la verdadera Patria, donde el cristiano está destinado a “abanderar” el reinado de Jesús y donde Jesús quiere vivir y habitar en medio de los hombres. Siguiendo con esta alegoría, podemos decir que, así como el regreso del destierro de Babilonia prefiguró la venida del Mesías, el retorno de Emaús prefigura el tiempo de la Iglesia, destinada a reconstruir ya no el templo de Jerusalén, sino el templo de nuestra dignidad como personas e hijos de Dios. Emaús, por lo tanto, es el sitio que repatria al creyente, inspira de sus labios himnos de alabanza, y los hace vivir seguros de la fecundidad de sus acciones apostólicas. Por eso, al volver jubilosos a nuestras comunidades parroquiales y movimientos diocesanos, hacemos del salmo 125, un camino de retorno, cargado de alegría y de esperanza.
21
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión, nos parecía soñar: la boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares. Hasta los gentiles decían: «El Señor ha estado grande con ellos». El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte, como los torrentes del Negueb. Los que sembraban con lágrimas, cosechan entre cantares. Al ir, iba llorando, llevando la semilla; al volver, vuelve cantando, trayendo sus gavillas.
UNA MISIÓN TAN FRESCA COMO VIGENTE Toda la Iglesia peregrina se prefigura en estos dos discípulos. Hoy Jesús actualiza para nosotros su llamado “Vayan y hagan discípulos míos a todos los pueblos” (Mt 28,19). No ha dicho: «Ve», sino «Vayan», somos enviados juntos. ¿Por qué no aislados y desarticulados? Por la sencilla razón de que cuando juntos hacemos frente a los desafíos, entonces somos fuertes, descubrimos recursos que pensábamos que no teníamos. Jesús no ha llamado a los apóstoles a vivir aislados, los ha llamado a formar un grupo, una comunidad. Como comunidad eclesial diocesana y antes de emprender nuestro camino de regreso, incentivemos nuestra misión por caminar juntos, en espíritu de comunión y de participación; incentivemos nuestro compromiso por retomar con vigor y entusiasmo la primera fase de nuestro plan pastoral en el trabajo común por sensibilizar nuestra dignidad de personas e hijos de Dios, dispuestos a combatir, cada quien desde su propia trinchera, la deshumanización, la indiferencia y el individualismo que padecemos bajo diversas formas desde dentro y fuera de la Iglesia, a fin de que todos nos sintamos incluidos y convocados a la reconstrucción de la sociedad. CONCLUSIÓN La experiencia del encuentro no puede quedar encerrada en la individualidad de cada persona o en el pequeño grupo de la parroquia o del movimiento. Sería como quitarle el oxígeno a una llama que arde. Jesús no ha dicho: si quieren, si tienen tiempo, sino: “Vayan y hagan discípulos míos a todos los pueblos” (Mt 28,19). Se trata de un mandato que no nace de la voluntad del dominio o del poder, sino de la fuerza del amor, del hecho que Jesús ha venido antes a nosotros y nos ha dado, no algo de sí, sino todo él; ha dado su vida para salvarnos y mostrarnos el amor y la misericordia de Dios a fin de que su presencia se prolongue, produciendo gestos de pertenencia y de comunión, donde todos estén incluidos y convocados.
23
PRIMER TRABAJO EN NÚCLEOS: EL DESCONCIERTO Sábado 17 de septiembre 2016, 12:30 p.m.
Escuchemos en silencio: Lectura de Lucas 24, 15-‐24. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona los alcanzó y se puso a caminar con ellos. Pero ellos tenían los ojos incapacitados para reconocerlo. Él les preguntó: —¿De qué van conversando por el camino? Ellos se detuvieron con rostro afligido, y uno de ellos, llamado Cleofás, le dijo: —¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que desconoce lo que ha sucedido allí estos días? Jesús preguntó: —¿Qué cosa? Le contestaron: —Lo de Jesús de Nazaret, que era un profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y ante todo el pueblo. Los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron ara que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. ¡Nosotros esperábamos que él fuera el liberador de Israel!, pero ya hace tres días que sucedió todo esto. Es verdad que unas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado; ellas fueron de madrugada al sepulcro, y al no encontrar el cadáver, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles asegurándoles que él está vivo. También algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como habían contado las mujeres; pero a él no lo vieron. TRABAJO EN GRUPOS Compartamos con objetividad el camino recorrido en nuestras Parroquias, Rectorías, Comisiones diocesanas o Movimientos. (Compartir el camino de preparación que hicimos, si alguien no lo hizo, comparta desde su experiencia). Con respecto al Plan pastoral: 1) ¿En qué aspectos hemos perdido el camino? (decepciones, estancamientos, resistencias, etc.). 2) ¿De qué manera la Palabra de Dios nos ha ayudado a mantener la fidelidad y perseverancia al
compromiso? 3) ¿Qué espacios sanadores hemos encontrado que han nutrido nuestro entusiasmo y fortalecido
nuestra adhesión al Plan pastoral? MOMENTO DE ORACIÓN Y SIGNOS Signo al frente: Cirio apagado.
Respondemos: “Perdón Señor, perdón” − Perdón Señor, por las ocasiones en que hemos permitido que el desaliento nos invada. − Perdón Señor, por la falta de impulso en los procesos pastorales de nuestras comunidades. − Perdón Señor, por nuestras perezas, contradicciones y resistencias. − Perdón Señor, por no ser suficientemente sensibles a la dignidad de nuestros hermanos. − Perdón Señor, por permanecer ciegos ante las cosas nuevas que van brotando a nuestro
alrededor.
24
Signo al frente. La Biblia abierta.
Respondemos: “Gracias Señor por tu Palabra” − Porque en nuestros desalientos ha sido la fuerza que nos ayuda a levantarnos. − Porque en las dudas ha sido brújula que orienta nuestro camino. − Porque en ella encontramos la confianza de tu amor misericordioso. − Porque su escucha nos devuelve siempre la esperanza. − Porque nos comunica tu voluntad para nuestra Iglesia diocesana.
Signo al frente: Se enciende el cirio. Respondemos: Dueño del Tiempo y de la eternidad, escúchanos
− Porque en las tristezas tu luz nos devuelve el gozo y la alegría. − Porque tu luz nos permite vencer la oscuridad del pecado. − Porque tu luz nos ayuda a descubrir cómo vas haciendo nuevas todas las cosas. − Porque tu luz nos permite reconocer nuestra propia dignidad y la de aquellos que están a
nuestro lado. − Porque tu luz permanece en este pueblo peregrino y nos llena de fuerza para seguir
caminando.
Cantamos juntos: DANOS UN CORAZÓN
Danos un corazón grande para amar Danos un corazón fuerte para luchar
Hombres nuevos, creadores de la historia, constructores de nueva humanidad.
Hombres nuevos que viven la existencia como riesgo de un largo caminar.
Hombres nuevos luchando en esperanza, caminantes sedientos de verdad. Hombres nuevos sin frenos ni cadenas, hombres libres que exigen libertad.
Hombres nuevos amando sin fronteras, por encima de razas y lugar.
Hombres nuevos al lado de los pobres, compartiendo con ellos techo y pan.
25
SEGUNDO TRABAJO EN NÚCLEOS: RELECTURA DEL PASO Y DEL QUERER DE DIOS EN LA HISTORIA DE LA DIÓCESIS DE SALTILLO
Sábado 17 de septiembre 2016, 3:40 pm Escuchemos en silencio: Lectura de Lucas 24, 27 “Comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de las escrituras que se referían a Él” Lector 1: Síntesis histórica de nuestra Diócesis de Saltillo ü Las tribus indígenas que habitaron lo que hoy es Coahuila tuvieron un espíritu recio, tenaz y
aguerrido. Tuvieron la reciedumbre para asumir las difíciles condiciones de las áridas y secas tierras.
ü Los expedicionarios y conquistadores se hicieron acompañar por pobladores tlaxcaltecas y misioneros heroicos que lograron fundar las primeras villas en nuestra región.
ü A partir del Siglo XVII, algunos colonizadores practicaron el esclavismo de los indios, acción que contrastó con las misiones franciscanas. Así la profunda fe y el sincero amor apostólico de algunos misioneros, como Fray Juan Larios, lograron establecer las primeras poblaciones de carácter permanente.
ü Los habitantes de Coahuila ocuparon un lugar importante tanto en el movimiento de Independencia como en los conflictos entre federalistas y centralistas.
ü Nuestra Diócesis nace durante el Porfiriato que, por un lado, promovió un desarrollo capitalista con inversión extranjera, y por otro, una severa injusticia social.
ü El 23 de junio de 1891, Su Santidad León XIII emitió la Bula "Illud In Primis", a través de la cual desmembró la Diócesis de Saltillo del Obispado de Linares. El 1er. Obispo de nuestra Diócesis fue Don Santiago Garza Zambrano, y en aquel entonces tenía 18 Parroquias en un territorio de 151,571 kms2.
ü Es muy significativo que el mismo año el Papa León XIII publicó la Encíclica Rerum Novarum, primera encíclica social en la que abordaba las nuevas cuestiones sociales en el mundo contemporáneo.
ü El 2º Obispo fue José María de Jesús Portugal, que pastoreó la Diócesis por 3 años, de 1899 a 1902.
ü En 1910 comenzaba a despertar la conciencia democrática, los anhelos de justicia y libertad. Inicia la Revolución Mexicana, con el derrocamiento de Porfirio Díaz, bajo el grito maderista de “Sufragio efectivo, no reelección”. Sobresalen muchos coahuilenses, ente ellos: Madero y Carranza.
ü En 1917 llega la nueva Constitución. Luego la persecución cristera y los abusos de la revolución. ü En todo este tiempo, la Iglesia diocesana cumplió su misión de arraigarse, de extenderse, de
organizarse y de evangelizar con los medios que tenía a su alcance, “entre las persecuciones del
26
mundo y las consolaciones de Dios”. Esta consolidación pastoral se dio en el período del 3er. Obispo, Venerable Jesús María Echavarría (1905-‐1954), Siervo de Dios, en proceso de beatificación.
ü En 1905, se dio la primera fundación del Seminario de Saltillo. En 1921, nace el Instituto de Hermanas Catequistas Guadalupanas. Surgen colegios e instituciones católicas. En 1949, nace en el Seminario Menor el Instituto de Hermanas Oblatas de Santa Martha.
ü Durante este período, muchos sacerdotes ejemplares y laicos heroicos cimentaron la fe de nuestro pueblo, a lo largo y ancho de un territorio inmenso y de difícil comunicación, mediante su fidelidad a Cristo, la dedicación a la catequesis, el espíritu misionero y el servicio a los pobres.
ü Con el encargo pastoral del 4º Obispo, Don Luis Guízar Barragán (1955-‐1975), la Iglesia Diocesana llega a los tiempos del Concilio Vaticano II (1962-‐1965). Mons. Guízar, además de participar en el Concilio, fundó el Seminario Menor y le construyó edificio propio, restauró la Catedral y la Capilla adjunta del Santo Cristo; construyó una Casa de Ejercicios y el edificio del Centro Diocesano.
ü En 1957, nuestra Diócesis de convierte en madre, ya que se erigió la Diócesis de Torreón. ü En esos tiempos de cambios profundos en la Iglesia y en la sociedad, nuestra Diócesis asumió la
prioridad es aplicar las directrices del Concilio, con nuevos métodos y con un nuevo lenguaje, en todos los campos de la vida cristiana: la catequesis, la liturgia, la promoción social.
ü En esas décadas, se vivieron contrastes: desarrollo industrial y económico, paternalismo y centralismo del gobierno, conflictos laborales (Huelga de Cinsa-‐Cifunsa, en 1974).
ü Le tocó al 5º Obispo, Don Francisco Raúl Villalobos Padilla (1975-‐2000), emprender el gran reto de construir las bases de la iglesia diocesana con el espíritu del Concilio Vaticano II. Gracias a su cercanía pastoral y al celo apostólico de muchos sacerdotes, religiosas y laicos, se vivió un importante repunte de vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa, se construyó el Seminario Mayor, se asumieron en la Diócesis las tareas prioritarias, como la familia, los jóvenes, la formación de los agentes. Los nuevos sujetos sociales (los obreros, los campesinos, los estudiantes, los mineros) reclamaban una presencia y una voz de la Iglesia. Se tuvieron las cuatro visitas del Papa San Juan Pablo II (de 1979 a 1999).
ü Se organizaron las regiones pastorales (vicarías) con suficiente número de sacerdotes y parroquias, aumentaron las ordenaciones sacerdotales, se fortaleció la catequesis con textos apropiados, se sentaron las normas para la vida sacramental, etc.
ü Con el nuevo milenio, a nuestra Diócesis llegó un nuevo Obispo, Fr. José Raúl Vera López (Del 2000 a la fecha). El 6º Obispo llegó con la preocupación de renovación pastoral que el Papa Juan Pablo II pedía en la Novo Millennio Ineunte: “¡Rema mar adentro! Echa las redes para hacer de la Iglesia “la casa y la escuela de la comunión”.
ü En marzo de 2003, nace la Diócesis de Piedras Negras con las regiones fronteriza y carbonífera. ü La llegada de Fray Raúl Vera, nos ha puesto en camino de comunión, al servicio de todos,
mediante un Plan de Pastoral orgánico que contempla la participación de todos los bautizados en la construcción del pueblo de Dios. En el 2007, Aparecida, nos impulsa a ser discípulos y misioneros.
ü Nuestra Iglesia Diocesana ha estado estructurándose para responder a las problemáticas sociales más apremiantes y defender los derechos humanos de migrantes, víctimas, campesinos, presos, etc.
ü Una bendición ha sido para nosotros y para la Iglesia universal la llegada de un nuevo Papa, el Papa Francisco, que nos ha movilizado para darle a nuestra Iglesia un rostro misericordioso, abrir las puertas a todos, salir a los alejados, ir a las periferias, no perder el gusto por la misión y no dejar que nadie nos robe la alegría.
ü Un signo muy esperanzador es la instauración del Diaconado permanente en nuestra Diócesis.
27
Lector 2: Hoy el Señor sigue llamando a nuestra Iglesia Diocesana. El Obispo, los sacerdotes, los miembros de la vida consagrada y los laicos estamos llamados, cada uno según su propia vocación y ministerio, a darle al Señor una respuesta de amor y de fidelidad en la construcción de nuestra Iglesia Diocesana de cara al futuro. Contemplar el camino recorrido nos llena de esperanza, por eso unidos a los discípulos de Emaús, decimos juntos la siguiente frase: "¡Con razón nuestro corazón ardía, // mientras nos hablaba por el camino // y nos explicaba las Escrituras!" (Lucas 24, 32). Lector 1: Tendencia Este pueblo seguirá afianzando su identidad y buscando afanosamente su libertad; seguirá apuntando decididamente hacia el progreso económico y el desarrollo social, con oportunidades de educación y trabajo para todos y todas; continuará su lucha contra las adversidades naturales y culturales por la dignificación de las personas, el bienestar de las familias y la participación ciudadana en la construcción del bien común; acompañado y alentado por una Iglesia cada vez más cercana a la vida del pueblo, con una mayor conciencia comunitaria de su responsabilidad social en la promoción de la fe vinculada a la solidaridad y la justicia. Lector 2: Contra-‐tendencia Se perfila en la vida del pueblo: una progresiva descomposición social, un deterioro de la calidad de vida para las familias y el endurecimiento de una cultura individualista, violenta y sorda ante el clamor de los pobres. Junto a eso, una parte de la Iglesia que, permaneciendo satisfecha con su imagen, centrada en los oficios religiosos y en competencia interna de fuerzas, irá perdiendo terreno en la vida pública, se debilitará su incidencia en la cultura-‐fe y se irá limitando a observar compasivamente la vida y la muerte del pueblo. TRABAJO EN GRUPOS:
1. ¿Qué signos constatan la presencia de Dios en el caminar de nuestra Iglesia Diocesana? 2. ¿A qué nos compromete el testimonio de muchos hombres y mujeres que nos han precedido en
la construcción de nuestra Iglesia Diocesana? Oración cantada:
Somos un pueblo peregrino
SOMOS UN PUEBLO QUE CAMINA Y JUNTOS CAMINANDO PODREMOS ALCANZAR OTRA CIUDAD QUE NO SE ACABA,
SIN PENAS NI TRISTEZAS, CIUDAD DE ETERNIDAD.
Somos un pueblo que camina, que marcha por el mundo buscando otra ciudad; somos errantes peregrinos en busca de un destino, destino de unidad, siempre seremos caminantes, pues sólo caminando podremos alcanzar otra ciudad que no se acaba, sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.
Sufren los hombres mis hermanos, buscando entre las piedras la parte de su pan.
Sufren los hombres oprimidos, los hombres que no tienen ni paz ni libertad. Sufren los hombres mis hermanos, más Tú vienes con ellos y en ti alcanzarán otra ciudad que no se acaba, sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.
28
Danos valor siempre constante, valor en las tristezas, valor en nuestro afán.
Danos la luz de tu Palabra que guíe nuestros pasos en este caminar. Marcha, Señor, junto a nosotros, pues sólo en tu presencia podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba, sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.
TERCER TRABAJO EN NÚCLEOS: EL ENCUENTRO EUCARÍSTICO Sábado 17 de septiembre 6:15 p.m.
Escuchemos en silencio: Recordamos los acontecimientos vividos hasta este momento: Siguiendo el camino de los peregrinos de Emaús y tras haber detectado decepciones, estancamientos o resistencias que nos impiden caminar y proseguir nuestro camino pastoral, un desconocido se acerca a nosotros. No nos deslumbra portentosamente, sino que se nos muestra humilde y manso. Primero, caminando a nuestro lado como otro viajero más; luego, hablándonos, al grado de hacer “arder” nuestro corazón con su Palabra. ¿Y cómo no iba a provocar este cambio de ánimo si nos explicó, en medio de nuestras resistencias y contradicciones, la manera de estar presente entre nosotros? Y ocurrió que tras la caída del sol, estando en nosotros la libertad de dejarlo ir, tuvimos la audacia de invitarlo a compartir nuestra mesa. Y ahí fue donde vivimos la experiencia jamás narrada. Al momento de partir el pan lo reconocimos. Él desapareció, pero como nos abrió la mente explicándonos las Escrituras y nos abrió los ojos para que comprendiéramos, no nos desvanecimos, sino que fuimos poco a poco cayendo en la cuenta de que actúa desde dentro. Jesús nos ha llenado de vida y nos impulsa a comunicarlo. Respondamos a las siguientes preguntas: TRABAJO EN GRUPOS
1. ¿Qué significa en este momento de la vida diocesana quedarnos con Jesús? 2. ¿De qué manera “quedarme con Jesús” implica abrirme a los demás? 3. ¿Qué acciones podemos emprender en nuestras comunidades para que la pastoral de
multitudes sea un instrumento de encuentro con los demás?
ORACIÓN Escuchemos y observemos en silencio: Eres tú Jesús quien nos congrega, nos llenas de vida y ahora nos envías para prolongarte en la comunidad. Este Cirio ha sido encendido para recordarnos que estás vivo y peregrino en medio de nosotros. En este momento marcamos en el cirio el año 2016. Con este gesto queremos significar que el encuentro personal con Cristo aquí y ahora no nos deja indiferentes al caminar del otro, sino que nos involucra para gestar acciones comunes de acercamiento y reconocimiento mutuo. Lo hacemos emprendiendo el compromiso de llegar a todos, caminando en comunión y corresponsabilidad con la Comisión Diocesana de Pastoral de Multitudes.
29
Nos invaden temores, pero también certezas, por eso te decimos: TODOS: Quédate con nosotros, Señor, para que nuestro corazón arda al calor del tuyo Quédate con nosotros, Señor, para que no se oculte tu rostro ni se apague nuestra fe, Quédate con nosotros, Señor, en los momentos de dificultad, para que no nos falte ilusión, fortaleza en el dolor y luz en los momentos de confusión. Quédate con nosotros, Señor, para que nuestro amor se manifieste, nuestra entrega se afiance y podamos acogerte a Ti en cada hermano. Quédate con nosotros, Señor, para que vivamos con esperanza. Coordinador del núcleo: Entrelazamos nuestros brazos como signo del compromiso común que vamos a emprender como Iglesia Diocesana.
ORACIÓN FINAL (TODOS): Señor, tú me llamas a vivir en comunidad. Y quieres que edifique la comunidad.
Me quieres en comunión con los otros, no para estar mejor, ni ser más fuerte, sino para que sea yo mismo.
La comunidad es fuerte si espera. La comunidad es verdadera si ama.
La comunidad es santa si cada uno es santo. Ser comunidad es existir para los demás.
Es encontrarse con los otros. Es rezar con ellos. Ser comunidad es acercarnos
a los que no recibieron la fe y ponerlos en tus manos. Sólo así podremos sostenerla en los que a duras penas la conservan.
Haznos expertos en deshacer nudos y en romper cadenas,
en abrir surcos y en arrojar semillas, en curar heridas y en mantener viva la esperanza.
Y concédenos ser, humildemente, en un mundo abatido por la tristeza,
testigos y profetas de la verdadera alegría. Amén.
30
CUARTO TRABAJO: POR VICARÍAS-‐PARROQUIAS Y COMISIONES DIOCESANAS “VOLVER A NUESTRAS COMUNIDADES” Domingo 18 de septiembre 2016, 10:10 am
“Partieron al instante y volvieron a Jerusalén…” (Lc 24,33) Escuchemos en silencio: La tarde de ayer comentamos que la presencia de Jesús, más allá del sacramento, se hace presente en los momentos más comunes de la vida. También decíamos que Jesús no ha llamado a los apóstoles a vivir aislados, sino a formar un grupo y una gran comunidad de hermanos que viven y trabajan fraternalmente, venciendo la esfera de la indiferencia y el individualismo. Hoy abordamos el tema del “volver a nuestras comunidades”, pues la manera como Jesús irradia su presencia en la comunidad es a través de aquellos con quienes ha propiciado un encuentro de luz y de impulso misionero. Lector: Lucas 24,33-‐35 Al instante se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron a los once y a los que estaban reunidos con ellos. «¡Es cierto! —decían— el Señor ha resucitado y se le ha aparecido a Simón.» Los dos, por su parte, contaron lo que les había sucedido en el camino, y cómo habían reconocido a Jesús cuando partió el pan. TRABAJO POR VICARÍAS Y COMISIONES:
1. ¿Qué vamos hacer para reemprender el trabajo pastoral en nuestras comunidades parroquiales o comisiones diocesanas de acuerdo al Plan Diocesano?
2. ¿En qué se nos va a notar el renovado entusiasmo misionero? ORACIÓN POR NÚCLEO Y SIGNO Escuchemos y observemos en silencio: Verdadera es la sentencia que dice que sólo el amor con amor se paga. A mayor experiencia de un amor genuino y sobrenatural como el de Jesús, mayor será el compromiso por expandirlo. Hoy colocamos la imagen de un corazón en el Cirio, para significar con esto que, ante la grandeza del amor de Dios, no podemos quedar fríos e indiferentes. Colocando el corazón en el cirio asumimos el compromiso diocesano de propagar los valores del Reino en los ambientes
31
diversos donde Cristo pide nuestra presencia y disponibilidad misionera, a fin de que muchos se sientan involucrados en la necesaria labor de edificar una sociedad fraterna y justa, solidaria y reconciliada, siempre dispuesta a servir a Dios en los demás.
ORACIÓN FINAL (TODOS)
Señor, tu voz sigue resonando en nuestros oídos: "La mies es mucha... pero escasos los obreros..."
"Vayan y hagan discípulos... bautícenlos..., enséñenles..." "Yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo..."
Confiamos en tu palabra, abrimos nuestro corazón a tu mensaje misionero y te suplicamos, con la fuerza de la fe, que nuestra diócesis, con sus diversas vicarías y comisiones, sienta la urgencia misionera de llegar a todos. Ayúdanos a vencer la tentación de encerrarnos en
nuestros propios esquemas. Que todos los bautizados participemos en la actividad pastoral de la Iglesia como responsables de tu encargo misionero.
Que nos socorra la intercesión maternal de Santa María, Reina y Señora Nuestra. Lo
necesitamos en abundancia cuantos cooperamos en la regeneración de toda la humanidad por medio del anuncio del Evangelio. Que gozando de su mediación, sintamos cada día, la fuerza interpelante del envío de Cristo a sus apóstoles a ser testigos en Jerusalén, Judea, Samaria y
hasta los confines de la tierra. Amén.
32
Domingo 18 de Septiembre de 2016 ELEMENTOS PARA LA CONSULTA AL PUEBLO DE DIOS
PASO A LA 2ª FASE
1. CARTA DEL SR. OBISPO PARA LA CONSULTA. El proceso de consulta se inicia con una carta del Sr. Obispo para convocarnos a participar en un proceso de evaluación del avance de la Diócesis en la 1ª Fase del Plan Diocesano de Pastoral. 2. ¿POR QUÉ UNA CONSULTA? Para hacer un alto y evaluar con la información que se obtenga de la consulta el grado de avance en el logro del objetivo de la 1ª Fase:
2.1. En el Manual V del Modelo Operativo se establece el objetivo de la 1a Fase: “El conjunto de bautizados y personas de buena voluntad que habitan en la Diócesis de Saltillo
promoviendo su sentido de pertenencia al pueblo de Dios se sensibilizan respecto a su dignidad de personas e hijos de Dios, con el fin de llegar a constituirse como un pueblo fraterno”.
2.2. Al definirse los términos de este objetivo, se define que promoviendo su sentido de pertenencia al pueblo de Dios, “significa que en los diversos ámbitos de la vida se considera a todas y cada una de las personas como parte fundamental de la iglesia, nadie se siente “extraño ni advenedizo, y cada quien va recuperando la familiaridad eclesial realizando acciones en común que dan a conocer el rostro de una iglesia incluyente y fraterna”.
Al definirse se sensibilizan respecto a su dignidad de personas e hijos de Dios, significa que “descubren que, por su condición humana y por su bautismo, dejan paulatinamente la oscuridad del anonimato, al sentirse y saberse merecedores de ser tomados en cuenta -‐como sujetos-‐ en la iglesia y en la sociedad”.
2.3 Para operar el objetivo de la 1ª fase se definen los 5 Niveles de la Acción Pastoral: Nivel 1: Pastoral Comunitaria, Nivel 2: Pastoral Sectorial, Nivel 3: Los Servicios Pastorales, Nivel 4: Pastoral Ministerial, Nivel 5: Las Estructuras de Apoyo.
2.4. Para que cada Nivel de la Acción Pastoral aterrice el objetivo de la 1ª Fase, se establecen los Objetivos Fundamentales y se precisan los objetivos específicos de cada Comisión Diocesana.
2.5. Cada Comisión Diocesana genera las estructuras diocesanas, vicariales y parroquiales requeridas para dirigir su Programación de Metas hacia la consecución del Objetivo de la 1ª Fase e implementa estrategias de formación y capacitación.
2.6. Cada parroquia integra las estructuras y los Equipos Parroquiales de Pastoral requeridos para el establecimiento de Metas que posibiliten el logro del Objetivo de la 1a Fase en los Sectores Parroquiales.
2.7. Se han diseñado en las Parroquias y en las Comisiones Diocesanas, 5 Programaciones de Metas, desde el año 2011.
33
2.8. El Plan Global establece 3 Etapas con tres Fases cada Etapa. Es momento de hacer un alto para discernir el grado de avance en el logro del Objetivo de la 1a Fase y determinar si estamos en condiciones para pasar a la 2ª Fase.
2.9. Para este discernimiento se hace necesaria la participación de todos los agentes de pastoral en un proceso de consulta cuya información nos permita evaluar la realidad y determinar el grado de avance que se lleva especialmente en las parroquias donde habitan los bautizados y las personas de buena voluntad.
3. SE NECESITA DE ESTRUCTURAS QUE OPERAN LA CONSULTA. En esta consulta participan especialmente el EDAP a nivel diocesano, Los EVAPs a nivel de Vicarías y los EPAPs en el ámbito parroquial. 4. CAPACITACIÓN A LOS APLICADORES DE LOS CUESTIONARIOS. Capacitación a Enlaces de EDAP, EVAPs Y EPAPs. 5. LA CONSULTA SE APLICA A 3 ÁREAS:
a. Sectores parroquiales. Los habitantes en los Sectores y los Equipos Coordinadores de Sector. (El párroco podrá consultar a los fieles que apoyan la parroquia que no pertenecen a ningún equipo o grupo pastoral).
b. Agentes de pastoral parroquial. (coordinadores e integrantes de los Equipos Parroquiales de Pastoral, coordinadores de grupo, religiosas que apoyan la parroquia, Consejo Parroquial de Pastoral, EPAP).
c. Equipo Coordinador Parroquial. (párroco, vicario parroquiales responsables de los sectores, Coordinadores de sector, Coordinador del EPAP y Coordinador del Consejo Parroquial. (Servir al Pueblo desde la Diócesis. M.M.M. pág. 107.)
6. INSTRUMENTOS PARA RECOPILAR INFORMACIÓN.
Cuestionario No. 1: El sector -‐ Evaluación del pueblo por sectores. Cuestionario No. 2: Evaluación General de la primera fase, de los niveles y Equipos Parroquiales de Pastoral. Cuestionario No. 3: Evaluación global de la 1ª fase por el Equipo Coordinador Parroquial (Coordinadores de sector, Coordinador del EPAP, Coordinador del Consejo Parroquial de Pastoral, párroco y vicarios parroquiales responsables de los sectores: Servir al Pueblo desde la Diócesis. M.M.M. pág. 107.) 7. CRONOGRAMA.
a. Octubre 2016: Trabajo previo de los EVAPs
b. Noviembre 2016: 6° encuentro de EVAPs
c. Diciembre 2016: Capacitación EPAPs
d. Enero 2017: Operación de la consulta
e. Febrero 2017: Recopilar información
f. Marzo 2017: Análisis de la información
g. Abril 2017: Se redacta el documento de la consulta
34
h. Mayo 2017: Información de los resultados de la consulta
Se presentan los resultados al Consejo Presbiteral y luego en la 6ª Asamblea.
PASTORAL DE MULTITUDES PLAN DIOCESANO DE PASTORAL / PRIMERA FASE
TEMA: LOS VALORES
INTRODUCCIÓN El Objetivo del Plan Diocesano de Pastoral puede sintetizarse así: configurar nuestra Iglesia diocesana como “Pueblo de Dios en comunión, participación y misión”. Nuestro modelo ideal pretende una Iglesia evangelizada y evangelizadora, comunitaria y participativa, solidaria y misionera. Ir configurando nuestra Diócesis en base a este ideal requiere de la participación de todos y para ello es indispensable contar en todas las parroquias con una Pastoral de Multitudes fuerte y bien organizada. La centralidad de la Pastoral de Multitudes se explica porque es a través de ella que podemos movilizar al conjunto de los bautizados, a fin de sentirse Pueblo. Este es su objetivo, que la gente tenga una identidad de Pueblo de Dios junto con muchas otras personas de buena voluntad. Realizar reflexiones o acciones multitudinarias aisladas, no crea identidad de conjunto. Es necesaria una programación, que vaya en función de los objetivos diocesanos y genere en las personas de los sectores y parroquias el sentido de pertenencia a un solo Pueblo que busca el bien y anhela crecer en santidad. La Comisión Diocesana de pastoral de Multitudes, ha elaborado la calendarización de acciones 2016-‐2017 para las comunidades parroquiales. Estas acciones se basan en VALORES centrados en la DIGNIDAD. Mensualmente la Comisión Diocesana de Pastoral de Multitudes estará ofreciendo una serie de subsidios con el deseo de que se lleven a cabo en cada comunidad parroquial, dejando a criterio del párroco o rector las adaptaciones o modificaciones más pertinentes. Los contenidos se plantean como “guiones” o “líneas de reflexión” orientados al ejercicio del valor mensual que se sugiere. Se recomienda que el lema mensual se redacte por escrito en un cartel grande, tipo poster, y se coloque en un lugar donde resulte visible para todos los asistentes. La idea también entra por los sentidos y ayuda mucho repetirla a lo largo de la sesión. Los subsidios no incluyen en su redacción los textos bíblicos, lo ideal es que se proclamen directamente de la Biblia, en una versión de lenguaje asequible. La TAREA que se describe al final de cada sesión pretende un ejercicio misionero. Espero que este subsidio pastoral ayude a todos, especialmente a los sacerdotes y agentes de pastoral, a cumplir la tarea de aprovechar el Año como ocasión privilegiada para una profundización sistemática al Plan Diocesano de Pastoral. NOTA: Es necesario aclarar que estos subsidios a manera de guiones catequéticos son para agentes de pastoral, primeros destinatarios de esta sensibilización a través de valores. Pero para el conjunto de todas las personas que viven en los sectores se proponen acciones propiamente de Pastoral de
35
Multitudes, que son pequeños gestos o participaciones que en poco tiempo se multiplican por todos y nos hermanan en un mismo sentir.
Que el Espíritu de Dios nos ilumine en este empeño.
PASTORAL DE MULTITUDES MES DE OCTUBRE 2016
1er. VALOR: LA PERCEPCION OBJETIVO: Poner de relieve que cada vez que ponemos la vida al servicio de la dignidad se despierta en todas y todos la actitud de la PERCEPCION. Esto quiere decir que comenzamos a “notar” al otro como un don de Dios para mí, como alguien que me pertenece y me enriquece. LEMA: “El que percibe, vive”. SIGNO: Lentes 1º. PASO: RECORDAR Estamos ya en el camino de la Pastoral. Recordemos que se trata de un camino de muerte y de vida. De muerte, para que nunca más el “otro” siga siendo ajeno a la vida de la comunidad. De vida, para percibir las bondades del “otro” en la edificación de los demás. Se trata de un camino hacia la dignidad, tanto personal como comunitaria. Cada momento Dios tiene propuestas nuevas para su Pueblo y para cada uno de nosotros. Dios no se repite, camina siempre adelante y nos invita a seguirlo. La propuesta de Dios se nos presenta en la invitación del Papa Francisco a todo el Pueblo de Dios para inaugurar una nueva etapa de la evangelización, marcada por la alegría. Y para ello debemos crecer en el valor de la PERCEPCION. La propuesta de Dios se nos presenta también en la invitación del Plan diocesano de Pastoral a construir nuestra Iglesia diocesana como “casa y escuela de la comunión” con la participación de todos. La propuesta de Dios, finalmente, se nos presenta en el reclamo de un mundo enfermo de “una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, y de una conciencia aislada”, que rompe los lazos con sus semejantes y con el mismo Dios” (EG #2) 2º. PASO: ESCUCHAR Marcos 8, 22-‐25 (Leerlo directamente de la Sagrada Escritura) 3º. PASO: MEDITAR El texto nos presenta un proceso gradual de curación. Al principio la persona dice: Veo a los hombres como “árboles que caminan”. Tras la curación, al principio veía limitadamente, pero luego su visión fue mejorando, al grado de haber recuperado plenamente la salud y ver todo con claridad. Aquí nos enseña la Palabra de Dios que aquél hombre, quizá como muchos de nosotros, estaba en camino de ser otro y, por lo tanto, de hacer de su vida y de su trato con los demás, una nueva manera de relacionarse con ellos. Diferente al modo “miope” como muchas veces nos tratamos a nosotros
36
mismos, Jesús nos enseña con su vida y su enseñanza que hemos de vencer la tentación del aislamiento y la indiferencia, para salir de nosotros y percibir “al otro” como ser humano, primer paso para ser sensibles a su dignidad. Jesús fue probado por el mundo. Se le presentaron opciones diferentes: disfrutar, pasarla bien, rodearse de privilegios, vivir a costa de los demás, desentenderse de la realidad. En una palabra, vivir para sí mismo y dejar que el mundo siga rodando. El Santo Padre nos dice que “cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese riesgo, cierto y permanente. Muchos caen en él y se convierten en seres resentidos, quejosos, sin vida. Ésa no es la opción de una vida digna y plena, ése no es el deseo de Dios para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado”(EG #2) La respuesta de Jesús es dar la vida por los demás, salir de sí mismo para tomar el camino de la Cruz: despojado de honores, de fama y de dinero, darse en totalidad “para que el mundo tenga vida y la tenga en abundancia” (Cf Jn 10,10). La propuesta, entonces, es salir de sí mismos, de la propia comodidad, de una vida satisfecha y aislada. Es preciso salir al encuentro de Cristo y de tantos hermanos que necesitan de su alegría y de su salvación. “Invito a cada cristiano, —dice el Papa— en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor». Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos. Éste es el momento para decirle a Jesucristo: «Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores». (EG #3) Este Año es el tiempo de recuperar el sentido de la vida que Dios nos ofrece, la alegría del corazón, el entusiasmo por seguir a Cristo para dar vida abundante y salir del aislamiento en el que muchas veces nos encontramos. “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”. 4º. PASO: REFLEXIONAR — ¿De qué maneras se manifiesta en nuestra vida personal y comunitaria la falta de sentido y se
muestra como una falta de percepción? — ¿Qué exige de nosotros tratar a los demás con DIGNIDAD, no con cara de funeral, sino a través de
un corazón alegre y entusiasta? Es decir, ¡Que hacer para percibir? HABLAMOS DE LOS SENTIDOS PARA AHONDAR EN LA IMPORTANCIA DE LA PERCEPCIÓN — 1. TACTO. Saludar y al tocar la mano VER a los ojos. ¿Qué siente la persona? ¿Qué refleja su
corazón? — 2. HABLAR. Decir una palabra de aliento y esperanza ante los percibido en el número uno y así
darnos cuenta de la realidad del otro y compartir mi realidad. — 3. Al disponernos a rezar el ROSARIO, ¿Cuántos sentidos se usan para percibir?
5º. PASO: ORAR A cada una de las invocaciones, responden diciendo: No permitas que nada ni nadie me quite PERCIBIR la realidad para rescatar la DIGNIDAD.
37
— «Señor, me he dejado engañar. R.-‐ — Aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. R.-‐ — Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor. R.-‐ — Acéptame una vez más entre tus brazos redentores». R.-‐
Terminemos nuestro encuentro rezando la oración que Cristo nos enseñó: Padre Nuestro… TAREA: Compartiré este mensaje con alguien de mi propia familia.
ACCIÓN DE PASTORAL DE MULTITUDES PARA TODOS DOMINGO 23 DE OCTUBRE: DÍA DE “PERCIBIR AL OTRO COMO MI HERMANO” TRES MODALIDADES:
1) En el templo al final de las misas dominicales 2) En un lugar elegido en cada sector, convocados a través de volantes, carta a los cristianos,
posters, etc. 3) En cada casa, a través de un volante o la Carta a los cristianos, donde se les invita a reunirse
como familia. Signo: Lentes reales o de cartón. (Pueden ser lentes muy grandes, porque la exageración hace prestar atención al signo. Unos lentes enormes a la entrada del templo, o de las casas…) GUIÓN: Guía: La percepción es la maravillosa capacidad que nos permite interpretar las cosas que vemos. Cuando yo tomo una naranja en mis manos, no tomo solo algo redondo y de color anaranjado. Porque puedo “percibir”, me doy cuenta de que es una fruta que se llama “naranja”, puedo recordar su sabor y su olor. Del mismo modo, nosotros estamos llamados a “percibirnos”, pero no a percibirnos de cualquier manera, sino como miembros de una misma familia, como amigos, como hermanos, como miembros del Cuerpo de Cristo. SIGNO: Se invita a las personas a colocarse los lentes por unos momentos y decirse unos a otros: “Jesús me invita a percibirte como mi hermano (a); te reconozco y abro mi corazón para verte como parte de mi vida”. A cada una de las invocaciones, responden diciendo: Señor, que pueda percibir tu rostro en todos los que me rodean. — «Señor, me he dejado engañar por los prejuicios que no me dejan ver la dignidad de los demás. R.-‐ — Pon colirio a mis ojos para percibir tu presencia en mis semejantes. R.-‐ — Cura la miopía de mis ojos para no ver al otro como extraño o enemigo. R.-‐ — Dame la mirada del corazón para ver al otro como un regalo de tu parte. R.-‐
Terminemos nuestro encuentro rezando la oración que Cristo nos enseñó: Padre Nuestro…
38
Al final, nos damos un abrazo lleno de amistad.
17 de Septiembre 2016 HORA SANTA / DISCIPULOS DE EMAÚS
MONICIÓN.-‐ «Quédate con nosotros, Señor, porque atardece y el día va de caída» (Cfr. Lc 24,29). Ésta fue la invitación apremiante que, la tarde misma del día de la resurrección, los dos discípulos que se dirigían hacia Emaús dijeron al Caminante que a lo largo del trayecto se había unido a ellos. Abrumados por tristes pensamientos, no se imaginaban que aquel desconocido fuera precisamente su Maestro, ya resucitado. Los de Emaús tenían motivos para estar tristes. Nosotros, ante el clima de constante ataque a la dignidad de la persona en el que vivimos, también tenemos motivos para estar desanimados o ser pesimistas, pero no tenemos razones para estar desconfiados. La Iglesia que Jesús quiere es una Iglesia confiada que viva unida a EL y a nuestros hermanos en una espiritualidad de comunión. Los católicos de hoy puede que tengamos motivos para no ser optimistas ante tanta violencia que se ha generado, pero tenemos todos los motivos para poder confiar, porque la confianza no se fundamenta en el poder de nuestras fuerzas, sino en la promesa de Jesús. Nuestros análisis políticos, culturales, sociales y religiosos, están hechos a veces con poca fe. Hay que verlo todo. No sólo lo que hay, sino lo que Dios ve y yo no veo. Es entonces cuando empezamos a llamar a Jesús “el Señor” Dispongámonos a estar un momento en la presencia de Jesús y pidámosle que se quede en medio de nuestras comunidades y que participe de nuestros trabajos e ilusiones... e inyecte en nuestras vidas, lo necesario para confiar más en su presencia, en el proyecto del plan pastoral de nuestra diócesis que responde a las necesidades de nuestros hermanos descartados en medio de las estructuras injustas que se hacen presente en nuestra sociedad. 2.-‐ EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO 3.-‐ CANTO “Por la calzada de Emaús…” Lector 1: Los discípulos estaban muy tristes, y su tristeza los llevó a abandonar Jerusalén. Atrás habían quedado los otros discípulos, las mujeres que habían visto el sepulcro vacío, y los demás hermanos. Era tal su impotencia, que no quisieron permanecer allí. Así ocurre con algunos de nuestros hermanos, que cuando las cosas no están bien, cuando viene el día de la prueba: se alejan; cuando las cosas no son como anhelamos, entonces la fe desciende tanto, el ánimo decae tanto, que vamos perdiendo la confianza en Dios. Con aquel alejamiento, aquellos discípulos se distancian de Jesucristo, muerto y resucitado, y de los hermanos, que allí se reúnen a bendecir a Dios y a esperar «la fuerza que viene de lo alto» (Lc 24,49;
39
Cfr. Hch 1,4). Alejarse de Jerusalén, por tanto, es abandonar al Señor, dejar de creer en Él... dejar de confiar en Él... Lector 2: Jerusalén representa todo lo que permita y favorezca el encuentro con Jesucristo vivo, razón de la esperanza, fuente de inteligencia espiritual, fuerza para el testimonio y representa la comunión con los hermanos, el hacerse uno con todos aquellos que necesitan de mí y de los que yo necesito, es Jerusalén la Multitud de Dios en la que debo estar en total Comunión. Lector 3: Emaús, en cambio, representa en el relato de Lucas lo cotidiano, lo de antes y lo de siempre; es decir, la muerte de la ilusión que Jesús había sembrado en ellos, el sin sentido y el refugio a la desesperanza, la salida de la vida en Comunidad a una vida en el individualismo. Allí, en Emaús, sólo es posible la tristeza y el vacío por la falta de fe en la obra de Dios por su Hijo Jesucristo. MOMENTO DE SILENCIO: Reflexionemos. En éste momento de mi vida personal, comunitaria y familiar, ¿dónde me puedo ubicar simbólicamente: en Jerusalén o en Emaús?). Canto: Todos: Señor, tu que brillas en las tinieblas, danos tu luz. Lector 1: Mi corazón está sangrando, me siento lejos, lejos de ti. Todos: Señor, tu que brillas en las tinieblas, danos tu luz. Lector 1: La vida es triste si nos dejas, si Tú nos dejas solos sin luz Todos: Señor, tu que brillas en las tinieblas, danos tu luz. Lector 1: Pronto vendrá el nuevo día, amanecer de eterna luz. Todos: Señor, tu que brillas en las tinieblas, danos tu luz. Lector 1: Nace en nosotros paz y esperanza, juntos veremos la luz sin fin. Todos: Señor, tu que brillas en las tinieblas, danos tu luz. Lector 2: La realidad no coincidía con lo que los discípulos esperaban. La realidad de nuestra ciudad: drogadicción, abuso de derechos humanos de presos y migrantes, violencia, desaparecidos, robos, desempleo..., no coincide siempre con lo que esperamos. Cuántas veces hemos exclamado como Job, "Cuando esperaba el bien, me vino el mal; cuando aguardaba la luz, vino la oscuridad” (Job 30,26). Esperábamos más paz y hemos obtenido muy poca o casi nada; esperábamos más armonía al inicio de este tercer milenio y hemos sufrido más... esperábamos incluso, más comprensión de los demás y por lo contrario, hemos obtenido quizá, más críticas... Si seguimos mirando este pasaje, vemos que los de Emaús no solo estaban tristes, sino que se estaban alejando de Jerusalén. No muchos días atrás, Jesús les había dicho: "No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el reino” (Lc 1,32). MOMENTO DE SILENCIO: A veces habremos tenido la experiencia de Job: sufrimiento al no comprender a Dios... quizá estemos tristes por tantos problemas que vamos acumulando y que no vislumbramos ninguna esperanza de salir adelante. Este es el momento, para que hablemos con Jesús y le pidamos que vuelva a ilusionarnos. Lector 3: Mientras ellos caminaban, Jesús mismo caminaba con ellos. El encuentro se inicia por iniciativa de Jesús quien se mete en sus vidas. «¿Qué es lo que vienen conversando por el camino?», les pregunta (Lc 24,17). Ellos relatan lo que han vivido los últimos tres días en Jerusalén. Insisten en sus anhelos rotos: habían confiado en Jesús como profeta de Dios y liberador de Israel, pero terminó muerto en cruz. Ya nada se puede hacer (Cfr. Lc 24,21). La amargura no puede ser mayor. «Sus ojos
40
estaban cegados» nos informa Lucas (Cfr. Lc 24,16), es decir, no logran comprender por qué aquel nazareno a quien tenían como un gran profeta, acabó muerto. Aquel profeta «poderoso en obras y palabras» en quien creyeron, ¡No era el liberador de Israel! (24,19.21). Para ellos, ya todo había terminado en la tumba: aquel Jesús, sus esperanzas, sus sueños, sus ideales... todo quedó ya sepultado... pero Jesús era, es y será por toda la eternidad. Y es mucho más que un hombre profeta: él es el Dios eterno, el creador de todo; como dice Pablo a los Colosenses (1,15-‐17), "Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación; porque en él fueron creadas todas las cosas que están en los cielos y en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, dominios, principados o autoridades. Todo fue creado por medio de él y para él. Él antecede a todas las cosas, y en él todas las cosas subsisten”. MOMENTO DE SILENCIO: ¿Cuáles podrían ser en este momento, nuestros anhelos rotos? ¿Cuáles son ahorita nuestros miedos? Pongámoslos frente a Jesús). Lector 1: La esperanza es un don y es búsqueda, por eso unamos nuestros deseos, expectativas al Dios que está entre nosotros. Toda la Iglesia te grita: Todos: Señor, Tu eres nuestra esperanza. Lector 2: Unimos nuestras voces para decirte. Todos: Señor, Tu eres nuestra esperanza. Lector 3: Para encender nuestros corazones con el fuego de tu amor. Todos: En Ti confiamos Señor. Lector 1: Para que perdamos el miedo y la desconfianza ante las situaciones nuevas. Todos: En Ti, confiamos Señor. Lector 2: Para dirigir nuestros pasos por el camino de la paz. Todos: En Ti confiamos Señor. Lector 3: Para que seamos una comunidad más viva y evangélica. Todos: En Ti confiamos Señor. Lector 1: Para que nos solidaremos con los más necesitados de esperanza. Todos: En Ti confiamos, Señor. Lector 1: Los de Emaús, habían caído en la incredulidad: "Algunas mujeres nos han sobresaltado (...) vinieron diciendo que hasta habían visto la aparición de ángeles que decían que Él vivía...”. Y aquí, Jesús hizo algo maravilloso: les haría ver quién era Él, pero para esto no llamó a una legión de ángeles para que anunciaran que Él era Dios, tampoco en ese momento, convirtió piedras en pan ni agua en vino; tampoco ahí caminó sobre el mar ni en ese instante hizo que resucitara un muerto; sino que comenzando desde Moisés y siguiendo por todas las escrituras, les aclaró lo que de Él decían. Jesús Maestro, Profeta, Sacerdote y Señor, salió al encuentro de los dos discípulos para caminar con ellos y hacerse cargo de su realidad, sanar su condición y enviarlos a extender su misión. Jesús le reprocha a los de Emaús su falsa comprensión de los planes de Dios. Mientras ellos piensan en un liberador nacionalista que conduzca a Israel a la cabeza de las naciones, Dios ofrece a su Ungido o Cristo que, como Siervo sufriente de Dios (Cfr. Is 52,13-‐53,10), guía a la humanidad al encuentro con el Padre (Cfr. Lc 24,26). En ese Encuentro, el dolor irá desapareciendo poco a poco, cuando vean los discípulos con más claridad, que el sufrimiento y la cruz no son signos de un fracasado, sino los instrumentos divinos de la redención. MOMENTO DE SILENCIO: ¿Sentimos como creyentes la experiencia de un Cristo que siempre sale a encontrarnos para hacerse cargo de nuestra realidad, sanar nuestra condición y enviarnos a extender su misión? ¿Hasta dónde hemos entendido los Planes de Dios?). Lector 2: A la enseñanza que explica el sentido de la vida de Jesús sigue el gesto sacramental que
41
alimenta la adhesión vital a él. Aún los ojos de los de Emaús están cegados y no reconocen en el peregrino al Mesías, al «profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y todo el pueblo», al «libertador de Israel» (Lc 24,19.21). La mesa preparada por el anuncio de la Palabra y el pan bendecido, partido y compartido (Cfr. Lc 24,30) configuran el momento sacramental que lleva a plenitud el encuentro con Jesucristo vivo. Sólo «entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron» (24,31). Aquella cena de los de Emaús con Jesús, Lucas la llama «fracción del pan» (Hch 2,42.46). Mientras que por las palabras de Jesús, que les llegan “al corazón”, reconocen que lo sucedido al Nazareno es la voluntad de Dios consignada en la Escritura (Cfr. Lc 24,32), por la participación en la fracción del pan abren “los ojos” y reconocen que el Nazareno, que murió en la cruz «hace tres días» (Cfr. Lc 24,21), ha resucitado. Aquellos corazones obstinados y ojos incapacitados (Cfr. Lc 24,16) para reconocer al Resucitado que camina con ellos son iluminados con el Pan de la Palabra y del Cuerpo de Cristo, haciendo posible el conocimiento del misterio divino revelado (Cfr. Heb 10,32). Los dones de Cristo (Cfr. Jn 6,31.49), Palabra y Cuerpo, son los dones escatológicos del nuevo pueblo de Dios (Cfr. Sal 78,23-‐25; Cfr. Ap 2,17) «que mantiene a los que creen» en él (Cfr. Sab 16,26), y cuya inmediata consecuencia es el testimonio (Cfr. Lc 24,33-‐34). Lector:
• El camino a Emaús, es retorno a la cotidianidad sin el Salvador, a la vida que los discípulos tenían antes de conocer al Señor.
• Establecerse en Emaús es el fin de la ilusión humana (Cfr. Lc 24,21). • Refugiarse en Emaús es aceptar el fracaso del plan salvador de Dios, el fin de la utopía divina. • El camino de Jerusalén a Emaús es la ruta interior del desencanto, del miedo, de la
incomprensión y del abandono del seguimiento. • En el camino a Emaús ocurrió el encuentro con el Resucitado y el re encanto con su persona y
con la misión que les confió. Por eso no se quedan los discípulos ahí en Emaús, sino que regresan a Jerusalén.
Todos: • En Jerusalén los espera el poder de lo alto y la comunidad apostólica que confiesa a su Señor. • En Jerusalén, aquilatarán con los apóstoles su experiencia del Resucitado. • Desde Jerusalén, saldrán esta vez a anunciar a todas las naciones «la conversión y el perdón de
los pecados» (Lc 24,47; Cfr. Hch 2,38). • En Jerusalén, no en Emaús, se forjan los testigos de aquel «que vino a dar su vida en rescate por
todos» (Mc 10,45), escuchando al Señor no abandonándolo se generan los heraldos de la Buena Nueva.
• El camino de Galilea a Jerusalén (Cfr. Lc 9,51) es la senda del discipulado, de quien sigue a Jesús (Cfr. Hch 1,21; 4,13) para estar con él y aprender de él (Cfr. Mc 3,14).
• El regreso de Emaús a Jerusalén es la senda de la escucha de la Palabra y de la fracción del pan para reconocer al Resucitado y vivir en comunión con él.
• El camino de Jerusalén hasta los extremos de la tierra (Cfr. Hch 1,8) es la senda del misionero, es decir, del Espíritu que suscita testigos del Señor resucitado Cfr. (4,31; Cfr. Mc 3,13-‐14).
MOMENTO DE SILENCIO: Quizá muchos, hayamos tomado el camino a Emaús, que es retorno a lo cotidiano, a la vida ensangrentada por la violencia... quizá ya ni nos den ganas de rezar... quizá pensemos que Dios se ha encerrado en su cielo y ya no quiere cuidarnos... Pero, también quizá, sintamos que REGRESAMOS DE EMAÚS A JERUSALÉN para reconocer a Jesús y vivir en comunión con él. Para ello, necesitamos estar con Jesús y aprender de él: ¿Qué tan intensa es mi actitud de oración?)
42
Plegaria Todos: Señor, danos un corazón de peregrinos… que salte de alegría y que sepa compartir, que no acumule cosas, que sufra con los que sufran, que su absoluto sea Dios Padre, que entienda de audacia para dar con nuevos caminos, que construya vida a su alrededor, que viva en actitud de discernimiento, que tenga una profunda experiencia de Dios, que sea experto en humanidad, que anuncie a Jesús de Nazaret, que sea radical en la entrega, que perdone siempre, que denuncie la comodidad e hipocresía, que esté a favor de la no violencia, que se deje inflamar por el Espíritu, que saboree la soledad, que sea paciente, que tenga entrañas de misericordia, que mire al interior del ser humano, que no se deje arrastrar por las apariencias, que se sienta querido en la comunidad, que reconozca el esfuerzo de los demás, que sepa trabajar en equipo, que tenga detalles pequeños para hacerse grande, Señor, concédenos esto que te pedimos para que con un corazón renovado podamos construir junto contigo una humanidad nueva. Lector 3: Los “caminos” por donde transita el discípulo se convierten así en itinerarios que conducen de la falta de fe y de la desesperanza al reconocimiento de Jesucristo vivo y a su anuncio gozoso. El encuentro con los de Emaús revela la pedagogía de Jesús, «maestro bueno» (Mc 10,17), que va, con paciencia, conduciendo a sus desanimados y miedosos discípulos... La pedagogía de Jesús Maestro parte por hacerse cargo de la realidad del otro acogiendo sus esperanzas y tragedias (Cfr. Lc 24,19); luego lo anima a contarla para poder sanarla. MOMENTO DE SILENCIO: ¿Sentimos en verdad que Jesús se hace cargo de mi vida, de mis sufrimientos y miedos? ¿Siento la necesidad de contarle a Jesús lo que hasta ahorita me aflige en mi manera de estar viviendo?) Lector 1: Y aquellos dos discípulos, hicieron algo notable: a Aquel Forastero que "no sabía nada” de las cosas que habían acontecido en Jerusalén, a aquel forastero que los había reprendido y les leyó las escrituras en el camino, le dijeron ¡Quédate!: Todos: Quédate, porque porque el día ya declinó. Quédate porque tus palabras nos han hecho mucho bien!. Quédate porque estábamos a oscuras... pero ahora brilla la luz!. Quédate porque estábamos tristes... pero ahora tenemos gozo!. Quédate porque estábamos fríos como piedras... pero ahora el amor de Dios nos quema adentro!. ¡Quédate!... porque necesitamos tu luz y tu calor, porque necesitamos tu alegría Señor.
43
Lector: Juan Pablo II oraba así: “Quédate para iluminar nuestras dudas y temores. Quédate para que fortifiquemos nuestra luz con la tuya. Quédate para ayudarnos a ser solidarios y generosos. Quédate para que en un mundo con poca fe y esperanza, nos alentemos los unos a los otros y sembremos fe y esperanza. Quédate, para que también nosotros aprendamos de Ti a ser luz para los demás”. Y Jesús se quedó, y se sentó a la mesa con ellos y por primera vez en aquel grandioso día, pudieron los dos discípulos, ver los ojos de aquel forastero y contemplaron su rostro y miraron como les partía el pan, y entonces: ¡Le conocieron! El signo que les abrió los ojos a aquellos discípulos, no fue simplemente el gesto sencillo del partir el pan, sino sobre todo la plegaria de bendición que acompañaba el gesto y le daba sentido. Nos parece muy importante constatar cómo la falta de fe en la resurrección rompe con la comunidad; pero, también cómo el reconocer a Jesús en la fracción del pan suscita la imperiosa necesidad de retornar a ella y contar a los hermanos todo lo ocurrido en el camino. ¿Reconocemos a Jesús Resucitado, caminando con nosotros como un compañero que nos habla al corazón? ¿Qué riqueza nos proporciona esta experiencia? Nuestros desalientos, ¿qué tanto nos apartan y distancian de la comunidad? ¿Nuestros católicos, reconocen al Señor en la fracción del pan, o sus ojos están ciegos? ¿En qué situaciones le reconocen fácilmente y en cuáles con dificultad? CANTO EUCARÍSTICO JUNTO A TI, AL CAER DE LA TARDE Lector: Como los dos discípulos del Evangelio, te imploramos, Todos: Señor Jesús: ¡Quédate con nosotros! Lector: Tú, Divino Caminante, experto de nuestras calzadas y conocedor de nuestro corazón, no nos dejes prisioneros de las sombras de la noche. Todos: Señor Jesús: ¡Quédate con nosotros! Lector: Ampáranos en el cansancio, perdona nuestros pecados, orienta nuestros pasos por la vía del bien. Todos: Señor Jesús: ¡Quédate con nosotros! Lector: Bendice a los trabajos que hacemos en bien de los niños, los jóvenes, de los ancianos y particularmente a favor de los enfermos. Todos: Señor Jesús: ¡Quédate con nosotros! Lector: Bendice a los Sacerdotes de nuestras vicarias, a los Consagrados, Religiosos y a todos los laicos que se desgastan por hacer vivir una verdadera espiritualidad de comunión. En la Eucaristía, te has hecho “remedio de inmortalidad”: danos el gusto de una vida plena, que nos ayude a caminar sobre esta tierra como peregrinos seguros y alegres, mirando siempre hacia la meta sin fin. Todos: ¡Quédate con nosotros Señor! ¡Quédate con nosotros! ¡Amén! CONCLUSIÓN. Alentados por Cristo resucitado, venzamos todo miedo y sospecha, y abramos confiados
44
los ojos a la esperanza. Como los discípulos de Emaús, aprendamos a dialogar para descubrir juntos la verdad, y entusiasmémonos con la esperanza de una REALIDAD NUEVA que está por venir... Tengamos la capacidad de fundamentar nuestra vida cristiana en la Caridad y la Comunión con los demás, especialmente con aquellos que se sienten y han sido los descartados, de la misma manera como lo hizo Jesús con los caminantes de Emaús. Pero advirtamos que no todo intercambio de palabras es diálogo; puede llegar a ser exasperante discusión. Y después de la discusión, los arrebatos de enojos y pleitos. La discusión es exaltación de las diferencias que hacen imposible el encuentro fraterno. Discutir es una forma de encerrarse; dialogar es una fraterna apertura a los demás que supera todo prejuicio. Para discutir, basta el orgullo, los prejuicios, la soberbia, la vanidad, la capacidad para imponerse con gritos. Quien dialoga a la manera de Jesús, escucha, y guarda silencio, que es una forma de respeto por la dignidad de los demás. Debemos transitar dialogando, reconociendo que nuestra sociedad está herida por tantas diferencias... reconozcamos que lastimamos a los demás con nuestros gritos exagerados sobre todo en el hogar, al que convertimos de santuario de amor, en infierno insufrible. Con la presencia de Cristo Sacramentado fortalece nuestra esperanza, volvamos a escuchar de parte de Dios, la invitación a emprender caminos de retorno a la tierra de la promesa, de desandar los pasos equivocados y abandonar toda actitud de desánimo y abatimiento. Hoy podemos continuar la construcción de nuestra diócesis, en lugar de obstinarnos en permanecer atrapados en nuestros desalientos. Quizá después de llevar mucho tiempo de luchas sin victorias, estemos tentados de creer que no hay remedio... igual que los caminantes de Emaús. Este es el momento para mirar hacia lo alto, de dar cabida a la palabra consoladora de Jesús, porque Él siempre cumple su palabra... Él es fiel. Recordemos el origen de la gran Alianza: todo comenzó por la fascinación que la zarza ardiente produjo a Moisés cuando vio arder aquel arbusto sin consumirse y escuchó la voz: «No te acerques aquí; quita las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra sagrada.» Juan Pablo II en su Carta Apostólica “Mane noviscum, Domine”, con la que ha proclamado el Año de la Eucaristía, ha invitado a toda la Iglesia a descalzarse ante el misterio de la presencia real de Cristo en el sacramento del altar. El Papa llamaba a su pueblo a la adoración, al embeleso ante la “Zarza Ardiente”, para que en la cercanía del fuego que arde y no se consume, se encienda en el corazón de los fieles el don de la confianza, por la certeza de que no estamos solos. Dios sigue siendo el Emmanuel. Señor esta Quinta asamblea eclesial, es el tiempo de la escucha, del silencio y de la espera. Como en los tiempos del Éxodo cuando tu nube cubría la Tienda del Encuentro, éste es nuestro tiempo de esperanza activa; tiempo de adorar y de escuchar el mandato del Señor, para que nuestro caminar sea en verdad, fruto de la obediencia confiada a la voz del que envía, acompaña y acoge. BENDICIÓN CON EL SANTÍSIMO ALABANZAS DE DESAGRAVIO
− Bendito sea Dios. − Bendito sea su santo Nombre. − Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero. − Bendito sea el Nombre de Jesús − Bendito sea su Sacratísimo Corazón − Bendita sea su Preciosísima Sangre. − Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
45
− Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito. − Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima. − Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción. − Bendita sea su gloriosa Asunción. − Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre. − Bendito sea San José, su castísimo esposo. − Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
“HORA DE GRACIA” Llegó la hora de construir, llegó la hora de trabajar,
mira al cielo y nunca olvides, hay un sueño por lograr. Limpia tu barca, echa las redes, no hay tiempo para el temor. Dame tu mano, deja la orilla, vayamos juntos tras el Señor.
Hora de gracia, hora de Dios, de abrir los brazos y el corazón.
De ir mar adentr o y renovar, formando un pueblo que sepa amar.
Sacude el polvo y la indiferencia, por su Palabra vuelve a pescar, Ya llegó el día tan esperado de llevar a cabo la misión.
Deja que Cristo suba a tu barca, no temas a la tempestad. Junto con Pedro, rema con fuerza, mantén la vista en el Ideal.
Hora de gracia, hora de Dios, de abrir los brazos y el corazón.
De ir mar adentro y renovar, formando un pueblo que sepa amar
Un nuevo rostro para la Iglesia: Escuela y casa de comunión Un nuevo reto por alcanzar: para los pobres, justicia y paz, Por el anuncio del evangelio mostrar la vida en Cristo Jesús Abrir caminos a la esperanza un nuevo tiempo de salvación
Hora de gracia, hora de Dios, de abrir los brazos y el corazón.
De ir mar adentro y renovar, formando un pueblo que sepa amar.
ORACIÓN POR EL PLAN DE PASTORAL
Padre de bondad, en esta hora de gracia para nuestra Iglesia Diocesana, danos el Espíritu de tu Hijo Jesucristo para que, con un corazón renovado,
nos incorporemos al dinamismo del Plan Orgánico de Pastoral, que es nuestra respuesta a los desafíos de la Iglesia
y de la sociedad en la que vivimos.
Que todos los pastores y fieles cristianos, en espíritu de comunión y de participación, sepamos asumir el compromiso misionero de remar mar adentro en la tarea evangelizadora,
a fin de que nuestro pueblo tenga vida, y vida en abundancia.