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la configuracin de unos apndices en los que se recogen dos cartas escritas
por el Conde Duque de Olivares, reveladoras de lo que el aristcrata pensaba
acerca del estilo y de las costumbres m orales, cuestiones stas relacionadas con
la intencin de los textos escritos por Quevedo. No olvida Rivers situar esas
epistolas en su contexto socio-histrico, asi como tampoco deja de reseriar el
lugar en el que se encuentran los manuscritos Universidad de Berkeley), datan-
do la ortografia em pleada en su mom ento. Si algo puede reprocharse a esta edi-
cin seria la modernizacin de la ortografia empleada, asi como la correccin
de las citas clsicas empleadas por Quevedo, sin ofrecer la versin original. No
obstante, se trata de un error minimo, que no empaa, en ning
n momento la
utilidad de este pequerio estudio, que, sin duda, logra el objetivo que se pro-
ponia en un principio: editar, anotar con cuidado y comentar adecuadamente,
en su con texto politico, moral, cultural y literario los prlogos y dedicatorias de
don Francisco a las obras de Fray L uis y de Francisco de la Torre intencin reco-
gida en el Prefacio, p. 13 , labor que hasta ahora nadie habia realizado. Por lo
tanto, se trata aqui de solventar un vacio bibliogrfico, tarea primordial de la
filologia, con lo que no puede recibir otra cosa que parabienes el trabajo que
ha Ilevado a cabo E lias R ivers.
HCTOR IBEZ BARTOLOM
ANA SOFA PREZ-BUSTAMANTE
ed.,
Don Juan Tenorio en la Espaa del siglo X X
Literatura y cine
M adrid, Ctedra, 1998, 571 pgs.
Escribia Juan Benet en el prlogo de la segunda edicin de
La inspiracin
y el estilo
que habia llegado a la lectura de R acine por la lectura de Proust sobre
el trgico francs. S eria bueno conocer, fuera de la experiencia personal de cada
uno y sobre el recorrido de las grandes obras y los grandes
temas literarios,
cmo se acerca un lector a estos hitos principales de una tradicin; si por un
conocimiento directo, o por la incitacin que se le propone en una recreacin
posterior. En esta alteracin de la lgica lectora de la tradicin literaria, por la
que alguien puede llegar a la lectura del Lope lirico despus de haber leido a
Jos Hierro, el tema del burlador don Juan constituye un buen fondo de expe-
riencias por la magnitud de las lecturas posteriores que ha tenido. El caso del
excepcional
Don Juan
de G onzalo Torrente Ballester me parece paradigmtico
y desde su capacidad de apasionar al lector puede explicarse igualmente la
empresa de acometer una puesta al dia de la presencia del mito en la literatu-
ra y en el cine del siglo XX, que es el libro coordinado por Ana Sofia Prez-
Bustamante
Don Juan T enorio en la Espaa del siglo X X
La estructura ge neral del libro es en cuatro partes. La prim era recorre dife-
rentes recreaciones y aspectos del mito en el gnero teatral y naturalmente es
la seccin ms nutrida de trabajos, que parten de un repaso por la trayectoria
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escnica del
T e nor io
que realiza Csar Oliva, como punto de arranque de otros
estudios organizados cronolgicamente y que van desde 1900 fecha del estre-
no de L as no blezas de donJuan,
de Enrique Menndez Pelayo, hermano de don
Marcelino que es objeto de un ensayo de Salvador Garca Castarieda hasta
1994 con el espacio que dedica Jos Monlen a
L a so m b ra d e l T en o r io ,
de Jos
Luis Alonso de Santos. La segunda parte es la dedicada a Don Juan en el ensa-
yo, con tres artculos que se centran en Mararin, Ramiro de M aeztu y Jos Ber-
gamn. La siguiente seccin se dedica al tratamiento del mito en la narrativa y
la
ltima se ocupa de la recreacin cinematogrfica del personaje. Una amplia
bibliografa citada y un indice de versiones literarias y cinematogrficas de don
Juan cierran el volumen.
Puede decirse que estamos ante la mejor gua de la presencia del Tenorio
como objeto en la literatura y el arte cinematogrfico contemporneos; o sea
que el volumen cumple con su intencin informativa para todo el que busque
la historia externa en proyecc in de un m ito literario. Para este fin, acuda el lec-
tor a la introduccin de Ana-Sofa Prez Bustamante Mourier Saga y fugas de
Don Juan y a la bibliografa y, sobre todo, al indice de las obras literarias y cine-
matogrficas con el personaje como base. Pero, evidentemente, esto es un con-
junto brillante de aproximaciones crticas a obras y a autores que en muchos
casos se presentan aqu como novedad , como trabajos pioneros que Ilenan hue-
cos en la historia de la crtica contempornea. Se suma a la valiosa aportacin
de Irene Vallejo y Pedro Ojeda
Jos Z orril la . B ibliog rafi
c o n m o t iv o d e u n c e n -
t enar io 1893-1993) ,
Valladolid, Fundacin M unicipal de Cultura del Ayunta-
miento de V alladolid, 1994, quienes en el presente volumen o frecen un anlisis
de la dedicacin del escritor cataln Jacinto Grau al tema de don Juan, en obras
como
Do n Juan de Car il lana
1913),
El burlado r que n o se b urla 1927, publi-
cado en 193 0), de la que destaca la reaccin de G rau contra las polmicas con-
temporneas que rebajaban e l valor del mito, y su ensayo histrico-psicolgico
de 1944.
No puede discutirse y a pesar de todo Ana Sofa Prez-Bustamante lo
anota en su justificacin que en un libro con este objeto queden convocadas
todas las voces sobre el mito las de lo genuino y fiel y las de lo mistificado e
impuro pues otra forma de presentacin de la fortuna literaria de don Juan en
nuestro siglo sera parcial e incompleta. Slo le queda al lector la duda de si se
ha hecho el rastreo de la pervivencia del mito donjuanesco en el gnero que
falta el potico y si esta ausencia es demostracin de que nada hay o por el
contrario indicio de un vaco a
n necesitado de exploracin. Ms bien lo
segundo pues la fuerza del mito se manifiesta igualmente en este gnero en
recreaciones que podran constituir objeto de anlisis como el libro de Jos
Antonio Ramrez Lozano titulado M e m e n t o
1991), tambin publicado bajo el de
In ic tu ocul i
1992), sobre la figura de M iguel de Mariara y con la invocacin a
Valds Leal.
El carcter generalista y diacrnico del trabajo de Csar O liva Trayectoria
escnica del e n o r i o
justifica que sea el punto de arranque del libro, como p ri-
mer paso para adentrarse en el recorrido que trazar el resto de trabajos de la
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primera parte, desde 1900 a 1 994. Csar O liva, destacado y ferviente conocedor
del teatro espariol contemporneo, traza una sinttica intrahistoria del trata-
miento del
on Juan
en el presente siglo y da paso a las diferentes aportacio-
nes que recorren este tiempo; la primera, el trabajo citado de Salvador Garca
Castarieda, del cual cabe destacar la publicacin de noticias sobre un testimo-
nio no conocido como es el epistolario de Pereda con Enrique Menndez Pela-
yo y Em ilio Thuillier a propsito de la obra estudiada. Importan te tambin es la
aportacin, en la misma lnea de trabajo sobre epistolarios, de Laura Dolfi en
Falla y el
on Juan de Espaa
1921) de Martnez Sierra, publicado hace algu-
nos arios en italiano en Npoles, y que ariade a este volumen un inters docu-
mental verdaderamente destacable, lgico y esperable, por otro lado, en una
obra como la que se comenta, que acerca la lupa a una porcin de historia lite-
raria rica y sugerente, que depara, junto a investigaciones como las citadas de
Garca Castarieda y Dolfi, otras que toman como base el anlisis de una obra
desde diferentes planteamientos o de una actitud, como la parodia, para apli-
carse a un testimo nio, tal ocurre en las contribuciones de Carlos Serrano D on
Juan y la inversin pardica: el caso de las Doria Juana), Luciano Garca
Lorenzo V alle-Incln y Las galas del difunto 1926): parodia y tradicin clsi-
ca) y Miguel M edina Gallego Un ensayo apasionante y una parodia erudita:
on Juan y la donjuanfa
o
Seis donjuanes y una dama
1950), de Salvador de
Madariaga).
Desde puntos de vista diversos pueden contemplarse los textos crticos
aqu reunidos. Aparte lo dicho, el lector encuentra en este
Don Juan T enorio en
la spaa del s iglo X X
la atencin a autores poco conocidos y estudiados o a
parcelas de nuestra historia que en estas colaboraciones quedan repasadas de
manera que el trabajo especfico se convierte en til gua de situacin sobre
momentos, como cabe decir de El mito de Don Juan Tenorio y el teatro del
exilio espariol de 1939, de Manuel Aznar Soler. En cuanto a las aportaciones
sobre autores hay que destacar aqu Ridruejo: Don Juan
en Ronda
1945), de
Gregorio Torres Nebrera, a esta hora tambin publicado en el A nuario de Estu-
dios Filolgicos X I, 1998 , y que en la disposicin del ttulo en el libro cuida-
do por Prez-Bustamante pierde su intencin de juego con el ttulo del
Can-
cionero
de Ridruejo y de la circunstancia ronderia, y que no slo se detiene en
el anlisis de la pieza donjuanesca sino que ofrece juicios relacionados con el
resto de la obra del autor estudiado. Como ocurre igualmente en el trabajo de
Jos Jurado Morales sobre Juan Ignacio Luca de Tena y s
s Las canas de on
Juan y De lo pintado a lo v ivo, o con e l elaborado por los ya citados Irene Valle-
jo y Pedro O jeda sobre Jacinto Grau, y, especialmente, como juicio desde la cer-
cana y la militancia, en el de Jos M onlen sobre L a sombra del T enorio
de Jos
Luis Alonso de Santos, a quien se echa en falta en un volumen como ste en
tanto que lector de los donjuanes, com o a Gonzalo S urez, por citar otro caso.
Menor extensin ocupa el tratamiento de don Juan en el ensayo, repre-
sentado aqu con tres aportaciones, de Isabel Paraiso sobre la mirada de Gre-
gorio M ararin al personaje, de Genara Pu lido Tirado a propsito de R amiro de
Maezt , en un trabajo algo engorroso d e lectura por la taracea de opiniones aje-
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nas de las que se nutre, y de Manuel n gel Vzquez M edel sobre Don Juan visto
por Jos Bergam in, capitulo que sobrepasa el objeto com partido del volumen y
que se con vierte en una reivindicacin justa de una figura tan interesante com o
la del autor de
El clavo ardiendo.
Y a qui, en esta seccin, se pone de manifiesto
otra carencia de este
Don Juan Tenorio en la Espaa del siglo XX
y no slo por
lo descompensado de las atenciones criticas al gnero ensayistico, sino porque
hubiese sido pertinente la inclusin de un trabajo que repasase la historia criti-
ca que a lo largo del presente siglo ha tenido la figura del mito. A pesar de l aire
tautolgico, me parece necesaria una revisin de la evolucin que, desde el
punto de vista de los e studios de critica filosfica, filolgica y literaria, psicol-
gica, etc., ha tenido la figura de don Juan y las obras que ha venido generan-
do hasta hoy.
Por
ltimo, cinco trabajos se ocupan de la narrativa y don Juan en ese
gnero, y se atienden autores diversos, como la sevillana Blanca de los Rios
por Nieves Vzquez Recio), Jacinto Octavio Picn por Emilio Mir), Azorin
por Ana Sofia Prez-Bustama nte y Francisco Javier Diez de Revenga) y, la cum-
bre de este siglo en cuanto al tratamiento, el- conocimiento, la gracia y el arte
aplicados al personaje, Gonzalo Torrente Ballester y su novela de 1963, estu-
diada por Carmen Becerra, buena conocedora del mundo torrentiano y don-
juanesco. Al final, un trabajo panormico cierra la revisin, ahora sobre la for-
tuna filmica de don Juan en las dos versiones de Ricardo de Barios, en la
de
Senz de Heredia y la recreacin de Gonzalo Surez; pero un trabajo que pone
de m anifiesto en lo suyo lanse los tres obstculos importantes desde los que
afronta Luis Miguel Fe rnndez su asunto las carencias que harian justificable
decir que este volumen no es ms que un punto de partida, una Ilamada de
atencin correctamente documentada sobre la necesidad de poner en orden
toda la produccin que ha generado en nuestro siglo la imagen polidrica de
don Juan Tenorio.
Hay que adentrarse mucho en el mundo del donjuanismo literario para
poner reparos a una compilacin como la que es objeto de estas pginas. Slo
desde la voluntad de Ana Sofia Prez-Bustamente, y de otros que se obcecan
en la pervivencia de una figura como el Tenorio, puede insistirse en la mejora
de lo hecho. Se nota esa voluntad en el trabajo de la coordinadora del volumen
para poner en orden cronolgico las contribuciones y para cubrir las reas
oportunas. Faltaria, como a rriba serialaba, la lectura potica del personaje en la
Esparia del siglo )0C, un exhaustivo estado de los estudios sobre don Juan y su
historia, y convendria revisar la presentacin de algunas referencias bibliogrfi-
cas, como la que da cuenta de las obras de Alonso de Santos pg. 539), que
altera la ficha convencional, la incorporacin de otras, por encima de la reser-
va de considerar la bibliografia que cierra este volumen como Bibliografia cita-
da, como la obra de Javier Cercas sobre Gonzalo Surez 1993), o como la tra-
duccin en Tecnos del libro de Giovanni Macchia en 1998. Y, por
ltimo, la
revisin de trabajos ya publicados, como la citada bibliografia elaborada por
Irene Vallejo y Pedro Ojeda, para la incorporacin de fichas como los apuntes
de Antonio Machado de Los complementarios la obra de Royo-Villanova
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cubrimiento de Don Juan,
publicada en 1932 la de Juan Lpez N
riez Don
Juan T enorio en el teatro, la nov ela y la poesa. Orgenes, anteceden tes, bistoria
y ancdotas de esta obra famosa,
Madrid Prensa Castellana 1946 u otras refe-
rencias de la atencin al tema por editores modernos del
Tenorio, como A nia-
no Peria en Ediciones Ctedra y alguna recreacin muy destacable como la de
Luis de R iaza y su
Representacin de don Juan Tenorio por el carro de la mere-
trices ambulantes,
publicada en 1973 por Cuadernos para el Dilogo junto a
obras de Nieva y Hormign.
Feliz iniciativa editorial pues y buena resolucin como trabajo colectivo
sobre una de las vetas ms ricas de la literatura espariola en su capacidad de
sugerir reescrituras y relecturas.
MIGUEL NGEL LAMA
Univ ersidad de Ex trem adura
Jos
LUIS AIONSO DE SAN TOS
La escritura dramtica.
Madrid Castalia 1998 485 p gs.
Es ste un libro necesario y deseado. Esta obra de uno de nuestros auto-
res teatrales ms activos y con una trayectoria ms brillante era necesaria por
la casi nula tradicin espariola en textos tericos de esta indole hecho desde
dentro por alguien que ha ejercido y ejerce la escritura dramtica. Toda nece-
sidad propicia un deseo es obvio. Pero aqui el deseo primero no es del que a
la postre recibe sino del que da pues se puede considerar este libro como uno
de los m s deseados por Jos Luis A lonso de S antos una de sus obras ms cos-
tosas y por consiguiente una de las que ms pueden justificar que el autor se
sienta orgulloso e identificado con lo escrito. Me consta.
La escritura dramtica
contribuye a llenar el espacio que en Esparia han
ocupado las traducciones de obras de autores como John Howard Lawson
Teora y prctica de la escritura de obras teatrales),
Peter Broox
E1 espacio
vaco),
Phillip W eisman
La creatividad en el teatro) y de las ideas de Bertolt
Brecht o en menor medida por mirar hacia otro nivel de la creacin y la
recreacin teatrales de Constantino Stanislavski. Llena ese es
pacio Alonso de
Santos desde la militancia como autor teatral y el libro adquiere una nove-
dad ariadida y como profesor de escritura dramtica en la Real Escuela Supe-
rior de Arte Dramtico de Madrid por lo que esta obra se sustenta sobre la
insistencia a lo largo de arios en la enserianza de unas pautas que faciliten la
extraccin usando la misma imagen que Alonso de Santos del petrleo que
se halla en las capas ms profundas de la tierra del genio creador. Una ima-
gen matriz que nace de la cita de Horacio que encabeza el libro y su prime-
ra parte: Me han preguntado si un poema diwno de loa se consigue con talen-
to o con arte. Yo no veo de qu puede servir la formacin sin una rica vena
potica ni el talento sin formacin. Sabiam ente Jos Luis A lonso parte desde