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RESEÑA HISTÓRICA Y LUGARES ATRACTIVOS DE
JUANJUÍ Y SUS DISTRITOS
1. RESEÑA HISTÓRICA DE JUANJUÍ.
En la época de la conquista del Perú, en esta zona existieron
tribus descendientes de los primeros pobladores de la amazonía,
que vivían del bosque y en el bosque. Una oleada de inmigrantes
se dispersaron en busca de abrigos en los Andes Amazónicos para
sobrevivir. Constituyen los hibitos y cholones, “dueños de la
tradición cultural amazónica”.
Se ha encontrado vestigios de los cashibos por la antigua
trocha Parcoy – El Valle lo que demuestra la facilidad con que se
movilizaron a través de la selva. Se caracterizaron por su gran
bravura desde los tiempos del Imperio Incaico, que no obstante su
enorme poder jamás logró someterlos a su rígida organización
política.
De igual manera “ribereños” y “mitayeros” se desplazaron
lentamente en rumbo opuesto huyendo de su contacto con
dirección al río Huallaga. Agrupándose en la desembocadura de la
quebrada de Chacho, donde estableció su dominio el curaca
Llullunco, que pronto se vio saturado con la presencia de
inmigrantes lamistas de larga adaptación a la región y de los
mestizos.
Existe la posibilidad que en siglos anteriores a la llegada de
los indios lamistas, sin duda las tierras que hoy corresponden a la
provincia de Mariscal Cáceres, hayan sido habitadas por salvajes
de las tribus de hibitos, cholones y palatinos antes de la creación
de Pachiza que se remonta a 1789.
Teniendo como base la población de estos grupos nativos los
misioneros fundaron los pueblos de Pajatén, Sión, El Valle, Las
Achiras, Balsayacu, Pampa Hermosa, Ochanache, Fray Gaspar,
entre otros, para realizar la gran obra espiritual, despertando a los
salvajes a la inquietud religiosa, durante los siglos XVII y XVIII. Los
mismos que fueron, según algunos, abandonados por los
españoles al conquistar el Perú su independencia.
Los petroglifos de Cunchihuillo y Panguana, utensilios, cercos
de piedra, piezas de cántaros, lanzas, hachas de piedra y las
peculiares costumbres ancestrales que aún perviven son
testimonio de la existencia de los antiguos pobladores de esta
zona.
Según refiere el padre Pestanas Aguirre, junto con los
inmigrantes vino un indio llamado Juan natural de la ciudad de
Lamas en 1800 huyendo de la cárcel. Para asegurar su libertad
buscó un lugar lejano pero también seguro donde vivir, así se dio
con los pobladores de Chacho.
Después de algún tiempo, cuando sus captores lo olvidaron,
regresó a Lamas para traer a su familia y con él vinieron otros
indios más, atraídos por las referencias que dio de la abundancia
de caza, en el lugar más conocido entonces como la tierra de Juan
huido.
La reputación del asentamiento de Chacho en Lamas duplicó
el número de familias aldeanas con la llegada de más inmigrantes
en el siglo XIX.
A la inmigración indígena le siguió la mestiza, casi paralela a
aquella por el hecho de que los mestizos, formados y asentados en
los pueblos coloniales de Chachapoyas, Cajamarca, Lamas,
Moyabamba, Rioja, adquirieron la tendencia de aprovechar la
fuerza de trabajo de los nativos como pálida reproducción de la
economía colonial. Y juntos con los indios lamistas, los mestizos
procedentes de esos lugares iniciaron pues el doblamiento de
Juanjuí, proceso que se mantuvo intenso hasta las últimas décadas
del siglo pasado.
La afluencia de la gente por la intensa inmigración redobló el
número de familias aldeanas y mestizas. A la que se sumaron los
españoles José Gaspar López Salcedo y Pedro Vásquez, abatidos
militares de España.
José Gaspar López Salcedo, arribó al Perú en 1817 con Pedro
Vásquez, para reforzar el ejército realista antes de la llegada de
San Martín. Como Capitán del Ejército Español fue desplazado por
el virrey La Serna al norte, sin poder contrarrestar el despliegue
victorioso de la independencia. Derrotado en Higos Hurco, cerca de
Moyabamba, se traslada a Lamas, posteriormente a Saposoa como
golondrino, trocando la espada por la pluma, donde realizó enlace
matrimonial con la señorita Josefa Vargas Burga.
Como parte de la población de Chacho, después de la
muerte del curaca Llullunco, José Gaspar López Salcedo, terciando
con los indios, ubicó un lugar para el pueblo en Hatun pampa
(llanura grande). Después de limpiar el monte, trazaron el terreno
en forma rectangular, de igual manera delinearon los jirones y las
calles.
Dejaron una manzana en el centro para la Plaza de Armas.
En cuyo perímetro edificaron el local de la iglesia, el cabildo y la
cárcel (actualmente constituye el inmueble de la iglesia, la
Municipalidad y la Policía Nacional). Luego iniciaron la ceremonia
de fundación al estilo occidental el 24 de septiembre de 1827,
bautizándolo con el nombre de Juanjuí.
Juanjuí es un nombre sujetivo por tradición. Contraseña
rumorosa que condensa a la vez las energías del medio geográfico,
la memoria del primer inmigrante y el apelativo de la aldea.
La primera teoría sustenta su origen en el vocablo
compuesto Juan fue, o Juan huido, de allí se deriva el actual
nombre de Juanjuí; otros sostienen que proviene del nombre de la
quebrada de Juanjuicillo, pero que a través del tiempo se impuso el
habla popular con el nombre de Juanjuí. De acuerdo a otra versión,
“el apelativo de Juanjuí proviene del nombre del polluelo
comúnmente denominado juanjuaicillo, cría de juanjuajuai. Esta
ave abundó en le valle de Hatun pampa, donde actualmente
florece la moderna ciudad de Juanjuí.
Cuando pasó el sabio Antonio Raymondi en 1859 por Juanjuí,
haciendo importantes observaciones de la Hoya del Huallaga y de
sus montañas, le calculó de 300 a 400 habitantes. “Eran muy
laboriosos y activos –dijo-. Fabricaban tocuyos y lanas que
vendían a los indios en artículos que servían de moneda. Tenían
como hasta ahora chacras de caña de azúcar, fabricaban chancaca
con el nombre de tiesto y alcohol. Criaban ganado vacuno, caballar
y porcino”.
Fue creado como distrito el 11 de septiembre de 1868 y
elevado el pueblo de su nombre a la categoría de Villa el 22 de
noviembre de 1906. Posteriormente, el 22 de junio de 1913 el
señor Arzobispo Monseñor Lissón, decretó su elevación de
parroquia y el 23 de noviembre de 1927 se dio la ley que declara
ciudad a la Villa de Juanjuí.
Los mismos habitantes de la época en 1870 construyeron la
iglesia –templo cristiano- con techo de palma, después con
calamina en 1917 a iniciativa del reverendo Párroco Tomás de
Jesús Pestanas Aguirre, a cuatro años que llegó de España al Perú,
para ejercitar la virtud que nos mueve dar a Dios el culto divino,
así como la obligación de conciencia, el cumplimiento del deber y
crear buenas costumbres.
Durante el gobierno del Dr. Manuel Prado Ugarteche, se creó
la provincia con el nombre de Mariscal Cáceres, en honor al
General Andrés Avelino Cáceres (el Brujo de los Andes), mediante
Ley Nº 9097 del 07 de mayo de 1940, desmembrándose de la
provincia de Huallaga, con una extensión geográfica de 14,498
km², siendo Senador por el Departamento de San Martín el Dr.
Víctor Manuel Arévalo Delgado y primer Diputado de la Provincia el
Dr. Leonardo Hidalgo Reyes. Fue inaugurado el 02 de julio del
mismo año con la toma de posesión de cargo de las primeras
autoridades:
Subprefecto : Sr. Malasio López Vásquez
Alcalde : Sr. Roberto Arévalo Panduro
Teniente alcalde : Rvdo. P. Tomás de Jesús Pestanas
Aguirre.
Juez Instructor: Dr. Antonio Villacorta Cobos.
Gobernador : Sr. César Vásquez López
Juez de Paz : Sr. José E. Hernández Moncada
Comdte de puesto : Guardia Laizamón Ríos C.
Párroco : Rvdo. Tomás Pestana Aguirre.
J.C.D. y Consigna : Sr. Juan Cancio Peña Maldonado
Nuevas autoridades se integraron posteriormente:
Com. Escolar : Prof. Ciriaco Velásquez Hidalgo.
Agente Fiscal : Dr. Abrahan Molina Prado
Insp. De educación : Prof. Maximiliano Velásquez H
En 1876 registró una población de 837 habitantes: 419
hombres y 386 mujeres; 900 habitantes en 1918; ascendió en
1972 a 3012 moradores: 1878 hombres, 1132 mujeres y dos
extranjeros; en 1930 alcanzó 3468; asimismo, en el año 1940 tuvo
4062 habitantes: 2024 hombres y 2028 mujeres: de igual manera
en 1961registró un notable crecimiento de 8436 habitantes,
distribuidos en 4180 hombres y 4256 mujeres.
Las expectativas del medio originaron un crecimiento
migratorio con el consecuente incremento demográfico de la
provincia en los últimos años. Según el censo de 1972 la población
de Juanjuí era de 10,850, y de la provincia 24,300 habitantes. En
tan solo 21 años, de entonces en 1993, en que se realizó el último
censo, la población aumentó en 100 %. Actualmente, Juanjuí tiene
30,300 habitantes, con una población provincial de 72,300
habitantes.
La provincia de Mariscal Cáceres limita, por el Norte con
la provincia de Huallaga y Amazonas; por el Sur con la provincia de
Tocache, por el Este con la provincia de Bellavista y por el Oeste
con el departamento de la Libertad. Políticamente está dividido en
cinco distritos: Juanjuí, Pachiza, Huicungo, Campanilla y Pajarillo.
Es de clima cálido, húmedo y templado de tipo
semitropical, con estaciones no bien definidas de verano, época de
calor. Se caracteriza por la ausencia de lluvias y el aumento
considerable de temperatura que en algunas oportunidades
alcanza a 36º y 37º C, generalmente de junio a enero; y en
invierno es la época de lluvias, muy variado cada año. En los
meses de febrero y mayo llega a veces hasta 290 mm mensuales,
registrándose temperaturas mínimas hasta 17º C. En los meses de
junio y julio se presenta un fuerte enfriamiento, producido por los
fuertes vientos del sur con invasión de masa polares, al que los
naturales denominan “Juan chiri” o frío de San Juan.
1.1. Lugares atractivos.
Cueva de Cunchihuillo
Se encuentra al Oeste de la ciudad de Juanjuí, a 5
kilómetros de distancia, una hora de camino, cerca a la
quebrada y la falda de cerro que lleva su nombre. Se llega
por un sendero que parte del barrio Chambira, un poco
accidentado, pero viable y panorámico.
La entrada está en un pequeño hundimiento de la
ladera, sellada por una roca y raíces, protegida por una
densa vegetación. Es inadvertida a simple vista.
Tiene varios departamentos que van reduciéndose en
dimensión como también escaseando el oxígeno. Han
llegado hasta la sexta sala; pero el túnel continúa por el
interior de la montaña.
El primer departamento es más amplio, de 8 m. de alto
y 10 m. de ancho. Todos son húmedos, habitados sólo por
murciélagos o los huacharos; pero atractivos por las
impresionantes figuras que forman las estalactitas y
estalacmitas, con elegantes paredes, como si fueran
diseñados por el ingenio creador de un escultor moderno.
Petroglifos de Cunchihuillo
Tal como en los dólmenes de menhire británicos, el
artista de la aurora europea hace meros signos cuya
correspondencia con el mundo exterior es ahora remota y
difícil de interpretar; de igual manera se encuentran
grabaciones líticas en Cunchihuillo como en las tres regiones
del país, ocurridas en el tránsito de fines del precerámico a
los comienzos del Formativo Inferior, que no está bien
estudiado todavía.
En esta roca de tres metros de alto por dos cincuenta
metros de ancho aproximadamente, ubicada a la misma
altura de la cueva de Cunchihuillo, en dirección nor oeste, se
encuentran grabaciones en incisión de figuras cosmomorfas,
fitomorfas y zoomorfas, verdaderas creaciones en piedra.
Evidencia de una cultura milenaria, netamente selvática,
procedente de los llanos amazónicos. Constituye el mejor
documento a la vista, muy visitado, que muestra un alto y
peculiar poder creador de los antiguos pobladores.
Centro Recreativo “El Mirador”
Está asentado en la planicie de la cumbre de un
pequeño cerro ubicado en Juanjuicillo en la margen izquierda
del río Huallaga, a un costado de la quebrada de Chacho,
antigua morada del curaca Llullunco, salida de la carretera
Fernando Belaúnde Terry, Juanjuí-Tocache.
Es el lugar tranquilo apropiado para quedarse con la
familia, recobrar las energías al aire libre después de un
trabajo agotador. Resalta al fondo, rodeado de un pintoresco
paisaje el apacible discurrir del vistoso río Huallaga como
una hermosa obra de arte.
Recreo turístico “La Pradera”
Tiene losa deportiva, además una cespedera rodeado
de un ambiente natural, tierno lugar de alivio para práctica
de bulbito, voley y basket. Un salón espacioso y sonido
estéreo digital, próximamente inaugurará piscina y
discoteca.
Más de cinco mil metros cuadrados, amurallado todo el
perímetro, con seguridad y zona de parqueo para vehículos.
La puerta posterior da al aeropuerto. Se encuentra en la
prolongación de la calle Libertad s/n. a tres cuadras de
distancia de la Sub Región de la Red de Servicios de Salud,
en el barrio La Merced de la ciudad de Juanjuí.
Recreo turístico y discoteca “Las Cuevas”
Está bañada por la refrescante brisa de las quebradas
de Chambira y Río Blanco, en medio de la aliciente fragancia
del bosque.
Cuenta con dos discotecas, seis bungaló, restaurante,
y amplio local acondicionado a todo tipo de actividades
sociales y culturales. Al alcance de una variedad de plantas,
que al encuentro con las personas, imbuido de júbilo, trae
sus ramas por la acariciante brisa como estrechando un
tierno abrazo de cordial bienvenida.
Ingenio Chambira
Comprende el fundo “Santa Ofelia” propiedad de la
familia Cerrón Salinas, ubicado a dos kilómetros de distancia
aproximadamente del barrio San Juan, en el caserío de
Chambira declarado zona turística por sus atractivos
naturales y enorme potencial agrícola.
Con un moderno trapiche de fierro fundido de 13
caballos de fuerza extrae jugo de caña de azúcar bien dulce
aproximadamente 4 m por hora. Este jugo fresco con
gentileza brinda a los visitantes como cortesía en el mismo
lugar el día de faena.
Produce aguardiente apetitoso, cristalino, de 40
grados. Este trago no sólo enternece, anima el alma con su
agradable aroma, sino también alivia el dolor como un suave
bálsamo. Además elabora miel de caña y bebidas típicas
como el chambirino, uvachado, etc.
2. RESEÑA HISTÓRICA DE HUICUNGO
La ciudad de Huicungo, capital del distrito del mismo nombre
en la provincia de Mariscal Cáceres, se elevó a la categoría de
distrito por Ley Nº 9098 del 7 de mayo de 1940; es decir, con la
misma Ley que se eleva al a categoría de Provincia a la ciudad de
Juanjuí. Pero recién el 20 de julio de ese año se celebró la
ceremonia de inauguración del distrito. Por ello, esta fecha es
considerada como día de Aniversario.
Constituye 67 % de la extensión territorial total de la
provincia de Mariscal Cáceres, es el más extenso. Cuenta con una
población de 6003 habitantes, y una densidad poblacional hasta
1995 de 0,6 habitantes por Km.
Su fundación data de finales del siglo XIX cuando pobladores
de Pachiza avanzaron hacia el sur oeste en busca de mejores
espacios, encontrándose a poca distancia con la llanura a orilla de
la hoy quebrada de Huicungo.
Se dice que sus primeros habitantes fueron don Espíritu del
Castillo y doña María Gutiérrez, así, poco a poco fue poblándose
hasta convertirse en un importante conglomerado humano.
Según la tradición, el primer nombre de este lugar fue
CESARIA. Luego se le cambio por el GRAN PARA a raíz de la
influencia brasilera en la época dorada el caucho. Pero este
nombre no duró mucho por la deformación lingüística propia del
uso intensivo del quechua. Los primeros pobladores solían decir
Lampará. Debido a esto se optó por cambiarle de nombre dándole
el de la Palmera de Huicungo, que por aquel entonces abundaba
en el lugar, y quedando con esa denominación en forma definitiva.
En su jurisdicción se encuentra el Parque Nacional Río
Abiseo, naturaleza pura, de extraordinaria belleza paisajística,
declarado Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad por la
UNESCO en 1990, considerando su notable riqueza biológica y la
existencia del Complejo Arqueológico del Gran Pajatén, los
Pinchudos, Cerro Central, La Playa, etc., que evidencia la presencia
del hombre en este entorno desde la época pre-inca.
Cuenta con un Museo de Sitio, destinado a la exhibición,
conservación y restauración de los restos arqueológicos que se
encuentran en la zona del Gran Pajatén.
Políticamente comprende el distrito delegado de Dos de
Mayo y los caseríos de La Victoria, Shepte, San Juan de Abiseo,
Santa Inés, Pizarro, Santa Rosa, Primavera, Cachiyacu, Mojarras,
Pucalpillo, Nueva Esperanza, Gran Pajatén y San Juan de Pajatén.
2.1. Lugares Atractivos.
Parque Nacional Río Abiseo.
Se encuentra ubicado en el distrito de Huicungo,
provincia de Mariscal Cáceres, departamento de San Martín.
Fue creado el 11 de agosto de 1983 mediante Decreto
Supremo Nº 064-83., sobre un área de 274,520 hectáreas, con
la finalidad de conservar los ecosistemas con una gran
diversidad de especies de flora y fauna silvestre, proteger la
cuenca hidrográfica del Río Abiseo, conservar sus recursos
culturales, particularmente el complejo arqueológico del Gran
Pajatén y promover la investigación científica.
Dentro de la diversidad de flora del Parque hasta el
momento están registradas 1134 especies de plantas para el
PNRA, esto incluye los sectores oriental y occidental, pero se
estima que en todo el área del Parque podrían encontrarse
5000 especies vegetales, algunas en peligro de extinción,
endémicas y otras nuevas para la ciencia.
Entre las familias de plantas con flores destacan las
orquídeas (72 especies), genero Stelis (18 especies),
Epidendrum (14 especies) y Masdevallia (6 especies). Otras
familias con cantidades significativas de especies son las
melastomaceas (46 especies), género miconia (32 especies) y
las solanaceas (30 especies) género solanum (18 especies).
Lo mismo en fauna, en todo el Parque se han
identificado 903 especies de animales distribuidas en 181
especies de mamíferos, 409 especies de aves, 17 especies de
reptiles, 30 especies de anfibios, 14 especies de peces y 252
especies de invertebrados. 552; sector occidental. 351 sector
oriental. Hasta el momento se han encontrado no menos de
12 especies nuevas para la ciencia. De ellas seis son sapos
(género Phrynopus); Gatrotheca, una lagartija (proctoporus
s.p. nov) cinco roedores (una especie de género Thomasomys,
tres Rhipidomys y una ardilla de género Microiurus) Entre los
mamíferos destacan las especies de mayor tamaño: el mono
choro cola amarilla (Lagothrix flavicauda). El Oso de anteojos
(Tremarctos ornatos). La taruca (Hippocamelus antisensis).
Contiene restos de ocupación precolombina de
incalculable valor científico. Se ha registrado 36 sitios
arqueológicos, siendo el más extraordinario el Gran Pajatén,
considerado el conjunto monumental más grande, de más
audaz diseño arquitectónico del que se tiene noticia en el país,
y sólo comparable en Latinoamérica con el Parque Nacional de
Tikal de Guatemala.
De las 104 zonas de vida que hay en el mundo, 85 se
encuentran en el Perú, de las cuales existen 8 zonas de vida
en el Parque Nacional Río Abiseo, cubierto por un bosque de
neblina, factor de la humedad. Aquí su secreto de su
maravillosa riqueza de flora y fauna.
Se encuentra en el bosque Pluvio Montano Tropical,
entre 1700 a 2700 msnm. Cubre un área limitada, que se
caracteriza por una topografía accidentada, formada por las
laderas con declives, en su mayor parte y, escaso suelo ácido
de tonos rojos amarillos, con plantas adaptadas al ciclo
hidrológico, cubiertas de abundantes epifitas y trepadoras, así
como helechos, líquenes, musgos, cargado de bromeliáceas,
orquídeas, lianas y bejucos. Tiene grandes raíces, que cubre
las grietas desde la falda de la cumbre de las montañas,
acondicionadas para tomar agua del ambiente, así como el
suelo a profundidades muy superiores a los 20-30 cm.
Esta intercepción es máxima con las lluvias débiles, se
produce cuando el agua cruza los frondes penetra
directamente, gotea o se desliza a lo largo de los tallos o los
troncos, y se infiltra en el suelo o bien corre por él. En ese
estado se produce la evado-transpiración, que es un
fenómeno iterativo, por el que el agua evaporada físicamente,
más el agua transpirada biológicamente es liberada a la
atmósfera por el ecosistema, formando el bosque de neblina.
La cantidad de agua transpirada por las plantas es
generalmente grande, tanto más cuanto mayor sea la
disponibilidad de agua.
Pero el tiempo altera constantemente la densa nube y
suave llovizna del área del bosque de neblina, con una nube
negra, espesa que cubre desde el suelo todo el firmamento,
tornando el día en noche lúgubre, con fuertes vientos que
desgarran la copa de los árboles, seguido de electrizantes
fenómenos, emocionante como una noche buena, que los
mismos animales se espantan, y una tempestuosa
precipitación que chorrea por las plantas hasta el
despeñadero a través de la escarpada montaña.
El bosque de neblina, es una fábrica de agua, regula el
clima de la región, determina la diversidad biológica de flora y
fauna, conserva el hábitat para proteger a las especies
endémicas como el mono choro de cola amarilla, contribuye a
la formación de suelos, etc.
Bosque de raíces
En la zona del río Montecristi, ruta al Gran Pajatén,
florece una gran diversidad de especies y la naturaleza
misteriosa es de una extraordinaria belleza.
Sobre la misma roca (dando vida a la montaña),
reverdece una planta desconocida en el monte chico, pero
que tiene una función grande en la conservación del medio
ambiente.
Crece en forma estrecha, bien tupida; se apodera, desde
la falda por arriba de toda la cresta de la montaña; cubre las
grietas que desgarra la cadena de los montes con sus largas
raíces.
Es un arbusto de 12 metros de altura aproximadamente,
de escaso diámetro. Muy parecido al renaco, resinoso, de
hojas largas y dobles, con fruto grande, redondo, de un cuarto
de kilogramo de peso, y semillas de color blanco. Con
abundante raíz redonda y larga, de cuya extensión crecen
otros tallos que a su vez tienen otro tanto de raíces una sobre
otras, formando un bosque de raíces bajo el follaje que unen
las aberturas como puente en la cumbre de la montaña.
Debajo de las raíces sobresalen en pequeñas cantidades
formaciones que como pelos bien trenzados forman una gran
esponja vegetal como un inmenso colchón verde, que absorbe
la humedad y conserva el agua del ambiente; pero este
proceso importante a su vez cumple otro ciclo vital: mantiene
el equilibrio ecológico. Proporcionalmente un porcentaje de
esta humedad permite dar vida a la misma planta; otra
cantidad se evapora durante el día para mantener la humedad
con el bosque de neblina; y el resto de agua se precipita al
abismo por las hendiduras de las rocas para mantener los
arroyos.
Cascada timón.
Se encuentra en la zona del Parque Nacional Río Abiseo
a tan sólo siete minutos de subida en bote desde el Puesto de
Control El Churo, en la margen derecha del río, a 415 msnm.
Comprende tres pozas: la playa, las cascadas y el bosque del
sendero hacia la naciente, a doscientos metros de subida.
Dentro de la asociación vegetal destaca la bushillica,
bosques de uña de gato, plantas ornamentales, con
inflorescencia de colores. Resaltan en los troncos
agrupaciones de epifitas y pico de loro.
A la vista se distinguen pendientes de más de 100
metros. Desde lo alto de la roca madre, erosionada por la
intensa humedad con el tiempo, se precipita a la playa en
grueso choro de agua en forma escalonada, flota en el
ambiente una brisa fresca que moja como llovizna, con una
energía reconfortante.
Quebrada Cocha Farallón.
Es una quebrada afluente del río Abiseo por la margen
izquierda, con un cauce profundo de 200 metros
aproximadamente y un ancho promedio de 10 metros,
completamente accidentado por una cadena de rocas gruesas.
La quebrada termina en una pared (farallón) de 30 metros de
alto, donde una pequeña cascada forma una poza a modo de
“cocha” en épocas de lluvia.
El microclima húmedo de la quebrada produce
formaciones biológicas características que resalta en la pared
rocosa como musgos, líquenes, y alfombras de algas,
mantienen pequeñas pozas de agua permanente. Abundan
mariposas azules y peces en las aguas claras y temperadas.
En el sistema de pared y cocha de la quebrada se puede
practicar deportes como el “barranquismo”.
Catarata Shihui
Las aguas de la quebrada discurren por un lecho
accidentado, sobre una cadena de grandes rocas cubiertas por
asociaciones de musgos y hongos.
Bordean la poza un conjunto de bóvedas de piedra a
modo de cavernas de 10 a 15 metros de profundidad, con
canto rodado que constituye un sistema de plataforma
natural. En medio del recóndito bosque sobresale la pared
principal de la primera catarata de aproximadamente 60
metros de altura. Es una roca de formación calcárea cubierta
por bromeliáceas y musgos.
La segunda catarata de aproximadamente 15 metros de
altura que se pulveriza sobre la pared como una regadera
justo en el borde superior de la bóveda central, forma una
poza rectangular de 40 m., por 25 m., y tres metros de
profundidad. Es una corriente fuerte que impide llegar a la
caída.
El bosque contiguo tiene colinas bajas con
desprendimieto de árboles entre 20 a 25 metros de altura, en
las que destaca una cobertura compuesta por epifitas, lianas,
bromeliáceas; así como también penden de las rocas
atractivos helechos.
Está a una hora treinta minutos de subida en bote desde
el Puesto de Control El Churo, en la margen izquierda del río
Abiseo, a 400 msnm y 150 metros caminando adentro del
bosque desde la orilla del río.
Quebrada de Oros
En el fondo del lecho arenoso de un conjunto de pozas,
siguiendo el cauce entre las paredes rocosas encañonadas,
predominan partículas doradas de cuarzo y otros minerales de
color variable que explican el nombre de la quebrada. Las
luces fulgurantes de las seductoras especies resaltan dentro
del agua cristalina.
Esta quebrada de encanto es afluente por la margen
derecha del río Abiseo. Se encuentra a una hora y media de
subida en bote desde el Puesto de Control El Churo a 440
msnm, con una profundidad de 300 metros hacia el bosque,
dentro del Parque.
En la desembocadura de la quebrada predomina el
canto rodado, hay abundancia de peces en las aguas y una
gran variedad de vistosas mariposas en la playa, rocas
erosionadas repletas de musgos y líquenes.
Las rocas de regular tamaño permiten transitar con
cuidado por la ruta de la quebrada, vadear el arroyo,
franquear las horadadas paredes, desplazarse a nado por el
chorro de agua a través del tramo tortuoso hasta el sistema
de pozas; como también practicar deporte del barranquito en
el tramo superior.
Quebrada el Churo Alto.
La quebrada de El Churo Alto, a 460 msnm., tiene
características peculiares. Con asociaciones de caña brava y
pájaro bobo en sus orillas. Por un tramo de 15 metros en
forma de medio túnel con abundante vegetación en las rocas
superiores y un lechos de piedras con arena color rojizo,
discurren las frescas aguas cristalinas hasta una poza
amurallada, resbaladiza. Continúa a través de un túnel alto al
comienzo, que se estrecha dejando pasar sólo el agua que cae
a la poza de El Churo Bajo. En este lugar moran los guacharos
y otras aves nocturnas.
En el suelo, cubierto por un grueso colchón de hojas
secas en proceso de descomposición, se encuentran hongos
de diferentes tamaños y colores así como la denominada
Cueva de los Franceses, en cuyo abrigo rocoso anidan
murciélagos y otros animales nocturnos.
Queda a dos horas cincuenta minutos de subida por
trocha desde el Puesto de Control El Churo del Parque, a
través de un nutrido bosque con árboles de gran tamaño,
donde resaltan plantas y hojas ornamentales como helecho
gigante y oreja de elefante. Invaden la ruta una gran variedad
de aves, en especial loros y guacamayos.
El bosque de tornillo.
Florece a cinco kilómetros de distancia desde el Puesto
de Control de El Churo, en la margen izquierda del río Abiseo,
dentro del Parque. Empieza en la llamada quebrada Timón,
ubicada entre los 500 a 600 msnm., expuesta en pendientes
de 20 a 60 %, con colinas bajas y colinas altas. A los 600
msnm., empieza el bosque homogéneo de tornillo, a una
distancia entre árboles de 10-12 m. Los diámetros promedios
son de 1.50 m. y la altura alcanza los 40 metros.
Hay árboles de renaco con aletas de tres metros de
altura, bosques homogéneos de uña de gato y árboles
maderables, en la vía que conduce al bosque. Se observa
asociaciones de hongos y epifitas, un grueso colchón de hojas
secas en el suelo, rocas dispersas cubiertas de musgos y
líquenes, helechos, bromeleáceas, abundante liana e
inflorescencia de vistosos colores.
Jesús de Pajatén.
Queda en la ruta de Ochanache, a la margen izquierda
del río Pajatén, en la planicie de un ángulo que forma este río
con la quebrada izmayacu, a tres kilómetros de distancia de
la comunidad de Gran Pajatén, zona de influencia inmediata
Sector Oriental del Parque Nacional Río Abiseo, y por ello se
constituye en un punto de especial interés en el contexto de
su futuro plan de uso público.
En la quebrada izmayacu hay gran cantidad de fósiles
del Secundario y del Terciario, mayormente en piedras de
pequeño tamaño. Son conchas de moluscos con diseño espiral
petrificados, representan las vueltas que da la vida y el eterno
retorno.
Fundado por los Franciscanos, se conservan restos de
tumbas selladas con lajas de piedra, han sido saqueadas, pero
aún se conservan en regular estado restos de los tapiales,
adobones que constituyen el antiguo templo y restos de
viviendas.
Durante el siglo XVIII los misioneros, buscando una fácil
salida al Huallaga descubrieron esta vía del Huayabamba, y
fundaron el pueblo de Jesús de Pajatén en el punto en que se
juntan barios brazos de agua, bajando de la cordillera,
formando un río navegable, origen del Huayabamba.
En la época en que los incas sometieron a la tribu de los
cholones, que moraban en las márgenes del río Huallaga y
cuyo centro era Pampa Hermosa, fue sometido la tribu de los
hibitos que habitaban en Jesús de Pajatén, Solapache,
Ochanache, y otros puntos próximos de menor importancia.
Antes de esta época, estas dos naciones vivían en rivalidad y
como la de hibitos eran menos numerosa, para su defensa
construyeron en Jesús de Pajatén el fuerte cuyas ruinas aún
existen y se compone de una pared intrincada, de murallones
de piedra que forman un verdadero laberinto.
Informado de estos hechos, la orden Franciscana ingresa
a la zona con el Padre Fray Francisco de Campos, siendo
ayudado después por Fray Joseph Araujo y Fray Francisco de
Gutiérrez. En ese mismo año, este padre Gutierrez, redujo un
gran pueblo que tituló San Buenaventura de Apisoncho. En
ese año, también el padre Araujo logró juntar a los hibitos y
fundó Jesús de Ochanache.
Aún se aprecian los restos de este pueblo; desaparición:
1) Según los datos históricos transmitidos por Antonio
Raymondi y Javier Pulgar Vidal, a causa de un cura que lo
incendió en castigo de haberse negado los habitantes pagarle
ciertos tributos, que ellos consideraron injustos, pues hizo
trasladar a sus habitantes la Huallaga, para hacer desaparecer
hasta los vestigios del referido pueblo; 2) según la tradición,
hay tres versiones: a) A causa de un feroz otorongo que asoló
el pueblo terminando con los aborígenes; c) huyeron después
de asesinar a los frailes pecaminoso al sobrevivir la
independencia, para evitar la venganza.
Pero la luz, los sonidos y aroma de la naturaleza, el color
diamantino de las aguas y dorado del sol, la siempre
sorprendente belleza de los paisajes, y la huella imborrable de
los segmentos del muro que circundaba el perímetro de la
ciudad aún se percibe en el ambiente. Son poderosos imanes
para arrastrar multitudes.
Los sobrevivientes hibitos deambularon durante mucho
tiempo por las montañas, en los ríos Huayabamba y Jelache.
Habitaron la parte baja del río Huayabamba: Pachiza,
Huicungo, Lopuna (Cayena), etc. Mientras que los cholones
poblaron el Huallaga Central: El Valle, Sión, Balsayacu, Pizana,
Vista Alegre, Tocache Viejo, Tambo de Paja, Las Piñitas,
Hongón, etc. En la actualidad queda la huella de alguno de
estos pueblos, pero se ha extinguido su linaje y tradición.
Fraile Pozo
Lo que hace siglos era un lugar concurrido para
mantener la salud, refrescar el cuerpo y la mente, ahora es un
destino apropiado para almas solitarias. Las sombras de los
árboles en las aguas se mueven como dando un saludo
ambivalente de bienvenida y adiós.
Era el puerto preferido de los naturales hibitos de Jesús
de Pajatén. Se encuentra al este de las ruinas. Es como una
piscina natural formado por el lecho en un tramo remanso del
río Pajatén. De 50 por 20 metros aproximadamente.
Amurallado por la montaña en la margen derecha; de regular
profundidad.
Posee un sistema de plataformas de rocas igneas,
conglomeradas, sedimentarias y calcáreas rodeadas de
bosques de árboles y arbustos del género inga cuyas hojas
caen sobre la superficie de las aguas claras de la poza, con
abundancia de peces.
Dicen que en este lugar se ahogó un misionero
franciscano al lanzarse al fondo de la poza para salvarse de
las garras de un feroz tigre otorongo. Algunos refieren que en
ese mismo punto un evangelizador descansó y por olvido dejó
su Biblia. Según otros, los hibitos arrojaron a esta poza los
cadáveres de los frailes después que les dieron violenta
muerte por los continuos abusos que cometían, y emigraron a
otro lugar.
Ochanache
Esta es una hermosa planicie con un área de diez
hectáreas aproximadamente, tierra rojiza, arenosa, arcillosa.
Abunda la papa morada o sachapapa, base alimenticia de los
antiguos pobladores y que hasta hoy florece, envuelve a los
árboles, forma tupidos bosques con grandes cepas junto con
los arbustos de coca, barbasco, toé, platas medicinales,
chambira, etc.
Bajo el bosque, existen en la zona a ambos lados del río
Pajatén, recintos habitacionales deteriorados, siete tumbas
señaladas con un conjunto de piedras de forma rectangular,
un muro de protección de la ribera del río. En algunas piezas
de cántaros se observa gravado en incisión imagen de la cruz,
de diferente diseño.
Ubicado a una altura de 950 metros, en la margen
derecha del río Pajatén, afluente del río Huayabamba por el
Jelache, a 15 kilómetros de distancia aproximadamente de la
comunidad de Gran Pajatén, zona periférica del Parque
Nacional Río Abiseo; hasta donde se arriba durante ocho horas
de subida en bote desde Juanjuí.
Fundado en 1676 por el padre Fray Joseph Araujo, que
logró juntar a los hibitos. Eduardo Peña Meza, en el informe de
hizo a la Sociedad Geográfica de Lima en 15 de abril de 1933,
relata: “con la dominación incaica cesó la rivalidad entre
ambas tribus y la de hibitos quedó como dependencia de
Pampa Hermosa. Establecieron una vía de comunicación y
estaban en contacto directo. Aún existe un puente de piedra
sobre el río Sión construido en aquella época”.
Cuando en 1676 fueron reducidos por las misiones
enviadas por el Virreinato, los hallaron en estado de barbarie
haciendo sus invasiones a los pueblos más próximos de la
provincia de Pataz, y hablando cada tribu su idioma
respectivo. Esto hace suponer que la dominación incaica tuvo
lugar muy poco antes de la conquista por los españoles y en el
corto espacio, los incas no pudieron imponerles su
civilización”.
Muerto el padre Araujo entraron en disputas los indios
hibitos y cholones, dándoles por residencia, a los primeros,
Jesús de Monte Sión, situado entre Pampa Hermosa y Jesús de
Pajatén, sobre el río Aspur, afluencia del Huallaga; y a los
cholones, San Buenaventura del Valle, también en las riberas
occidentales del Huallaga.
Cataratas del abismo.
Descubierto ocasionalmente por Julton Hildebrandt
Araujo, que lo denominó “Catarata del Abismo” en noviembre
de 1996, cuando exploraba una vía de acceso al río
Montecristo.
De aproximadamente 800 metros de altura, cima del
cañón, se precipita el agua libremente por un infierno, donde
sólo los ríos se atreven entrar, abriéndose como un
gigantesco abanico. Se estrella súbitamente en el caudaloso
río Montecristo, produciendo un ruido estruendoso.
De una pasarela aérea en la copa de los árboles, se
observa todo el espectáculo de la Catarata del Abismo. Surge
a la vista, en toda su plenitud, el imponente cañón del río
Montecristo. El agua revienta y retumba en el lecho
accidentado, discurre sin sosiego. Es total el dominio del
colorido paisaje.
Está en la margen izquierda del río Montecristo, a tres
horas de camino por trocha desde Ochanache, dentro del
Parque Nacional Río Abiseo.
Cañón de Joshelito.
Es un corte profundo, impresionante, de una cadena de
montañas por el río Jelache, de aproximadamente 150 de
extensión por 20 metros de ancho, y de una apreciable altura.
Sobresale una roca en el centro del río a la entrada, seguido
de un apacible remanso, una extensa piscina natural de dos
metros de profundidad. En las cristalinas aguas abundan
vigorosos peces que a la vista se deslizan lentamente como
fugaces sombras, dentro del agua.
Desde un túnel que sale de la entraña misma de la
soberbia montaña a cierta altura del cañón fluye con fuerte
presión un grueso chorro de agua. Al precipitarse la energía
hidráulica origina una presión de saturación con una intensa
brisa liberada hacia arriba, tan fuerte que trata de levantar a
la persona como por encanto. En las paredes cavernosas de la
garganta anidan numerosos huacharos, cuando vuelan en el
celestial vacío, con su voz grave, junto al estampido de las
aguas, y el silbido del viento, forman una hermosa egofonía,
que genera una sublime emoción.
Se encuentra atravesando la desembocadura del río
Catén, aproximadamente a quince kilómetros de distancia
desde la comunidad de Gran Pajatén, caminando ocho horas
por la playa cruzando el río Jelache de trecho en trecho o a
través de una trocha, por un bosque ubérrimo, rico en flora y
fauna.
Mal paso de Ojococha.
El pintoresco río Huayabamba con violenta fuerza
natural corta un ramal de Cordillera Oriental o Cordillera Azul
de los Andes a escasos minutos de subida en bote motor
desde el distrito de Huicungo. La profunda grieta forma un
rápido llamado mal paso de OJOCOCHA. Las aguas discurren
reventadas por el lecho accidentado por una ligera pendiente.
El mal paso es corto pero emocionante, mucho más en
época de riada que de estiaje. Con el maravilloso paisaje que
salta a la vista es un lugar singular para una fortificante
aventura.
Cañón de Huansanache.
Cada vez al remontar el río Huayabamba son más
notorias las estribaciones de la Selva Alta. El espectáculo se
presenta maravilloso, de una hermosura salvaje, en el cañón
de Huansanache, que es una verdadera montaña rusa, con
paredes empinadas sobre precipicios impresionantes; donde
los helechos se prenden de las hendiduras de las rocas
temblorosas al borde de los abismos, mientras de las altas
montañas de formas caprichosas cubiertas de bosques se
precipitan los arroyos a raudales, que con el acto del silencio y
el murmullo de las aguas forman una agradable melodía,
como un exótico concierto de un coro de seres misteriosos
que deleitan y atisban en secreto la riqueza natural.
En este hermoso espectáculo resalta en la superficie de
una roca la enorme figura de un ave misteriosa y, muy cerca,
sobresale en la peña una enorme cabeza de piedra de ojos
hundidos denominado “cajañahui”; todo en el cañón de
Huasanache. Dentro de un enjambre pétreo de rocas
multiformes diseminadas como en una enorme exposición
escultórica de gigantes, de formas fantasmagóricas, modelado
por un escultor colosal, donde la imaginación del visitante ya
puede encontrar en sus formas caprichosas, rostros humanos,
figuras de fieras, esfinges, pórticos, enormes columnas,
hongos, torres increíbles, encanto de la naturaleza.
Cataratas del Breo.
Es impresionante por la vistosa precipitación, la
estructura de las rocas y los tonos de paisaje.
La primera cascada no es visible a simple vista desde la
boca del río Huayabamba. Se encuentra al interior cubierta
por una densa vegetación, donde toda la masa de agua por
una roca de la terraza del relieve andino se precipita en una
caída de más de 30 metros de altura, que al contacto con la
estrecha superficie del primer piso de la montaña origina un
ruido estruendoso, desperdigándose en el despeñadero como
el vuelo de una novia seduciendo al visitante.
Mientras que la segunda catarata surge a la vista,
ofreciendo un hermoso espectáculo al precipitarse por el
flanco de un farallón sobre la superficie de una roca lisa,
incrustada en la montaña, de forma rectangular, con un
orificio circular de más de dos metros de diámetro, formado
con el tiempo por la acción erosiva de las aguas, por donde
discurre sin ningún problema en la época de estiaje, pero en
invierno la masa de agua rebasa la pequeña abertura
inundando la losa, que increíblemente res¡ste la fuerte
presión, generando una vital energía que se percibe en el
ambiente.
La tercera catarata es una precipitación impresionante
de más de 20 metros de altura a través de un agujero de la
roca por la pendiente de un estrecho canal de la escarpada
montaña, sobre una reducida superficie con un hueco formado
por el torrente, desde donde el agua se desliza filtrándose en
las hendiduras.
Al contemplar emocionado la deslumbrante belleza del
paisaje “allí donde es máxima la soledad de los corazones y
más fuerte la tentación de Dios”, como una bendición divina
se recibe las aguas que se disipan en el ambiente al conjuro
de las rocas.
Las piedras son porosas debido a la acción erosiva de
las aguas y a los efectos de los agentes atmosféricos como si
se tratara de tufo volcánico, de formas irregulares y tamaños
considerables.
La cuarta catarata se encuentra aproximadamente a 45
metros de altura. No se aprecia a simple vista desde el río
Huayabamba por la sombra que proyecta el follaje pero al
acercarse deslumbra con su belleza. La masa de agua se
despeña estrellándose violentamente contra la superficie de la
roca, que origina una constante humedad en el ambiente.
La quinta caída comparable el de un edificio de diez
pisos es siempre impresionante. La superficie accidentada con
mayor facilidad permite desviar las aguas en diferentes
direcciones originando tres cataratas; la del centro cae
sutilmente en forma vertical; el de la derecha discurre por la
pendiente de una roca bordeando el precipicio; en tanto que
la catarata de la izquierda, pegada a la montaña, tiene varios
niveles, la pendiente escarpada origina vistosas cascadas; al
final todos convergen en un solo lugar originando un hermoso
paso, salpicado por gotas y chorros de agua.
Finalmente la sexta caída se da casi en la falda de la
montaña. Zona escarpada con piedras porosas de gran
tamaño arrastradas por la fuerza de la torrentera con el
tiempo, pro cuyas rendijas corre el agua revuelta, librándose
al final para desembocar tranquilo en el río Huayabamba.
Este grandioso lugar se encuentra en el río
Huayabamba, aproximadamente a cinco o seis horas surcando
en bote desde Juanjuí, tan sólo una hora de surcada desde la
localidad de Dos de Mayo.
Martín Sagrado, Soledad.
Viajando en bote motor dos horas más arriba de las
cataratas de El Breo el valle se expande en una extensión de
dos kilómetros aproximadamente por 300 metros de ancho a
ambos lados del río Huayabamba, en medio de una cadena de
montañas, con una fuente sulfurosa en el tributario (200
metros al interior del bosque) a la margen izquierda. Es una
zona de caza y pesca, rica en flora y fauna.
En este sector de Martín Sagrado se encuentra el Cañón
Soledad donde el curso del río otra vez se estrecha formando
una gruta que rompe la soledad del medio ambiente con un
ruido estruendoso, presenta un espectáculo maravilloso.
En este tramo Martín Sagrado, desemboca en el río
Huayabamba, en cuyas márgenes de la parte alta entre 2000
y 3000 metros de altura se encuentra el Complejo
Arqueológico Gran Saposoa descubierto por el explorador
norteamericano Gene Savoy, que según los investigadores
sería parte de la antigua y legendaria ciudad de Cajamarquilla,
que Túpac Inca Yupanqui conquistó por los años 1470 después
de Cristo, tras cruenta y sostenida guerra.
El Gran Pajatén.
Es uno de los numerosos complejos arqueológicos
ubicados al N.E. del pueblo de Pataz, zona limítrofe con el
departamento de la Libertad, en el área del Parque Nacional
Río Abiseo, Sector Occidental. Situado en lo alto del río
Montecristo afluente del Abiseo, a 2850 msnm. comprensión
del distrito de Huicungo, provincia de Mariscal Cáceres,
departamento de San Martín.
Fue descubierto por un grupo de pobladores de Pataz
encabezados por su alcalde Tomás Torrealba en 1963. En afán
de buscar tierras de cultivo atravesaron la Cordillera Oriental
de los Andes internándose en la montaña. Del mismo modo
observar al ambiente para dar con El Dorado, llamado así al
Pajatén que decían atesoraba increíbles riquezas de oro.
Ciudad legendaria perdida en los Andes Amazónicos, próximos
a Pataz.
De tanto andar por la montaña, confundido, pasando
penurias por caminos ásperos hasta las estrellas, pero firmes
es sus propósitos sin renunciar por nada a su juramento,
tropezaron con la historia, viendo recompensando sus
sacrificios. Entonces creyeron haber encontrado a la ciudad
perdida. Y en atención a la denominación que daba la leyenda,
la bautizaron con el nombre de Pajatén.
Pocos años después de las primeras incursiones de los
patacinos, en 1966, quedó claro que ésta no estaba situada
junto al río Pajatén, que discurre más al norte sino en las
inmediaciones del Abiseo. Es por eso que con justa razón,
Ducio Bonavia, trató de cambiar la equivocada denominación
de “Pajatén”, sustituyéndola por la de “Abiseo”. Pero el
nombre tradicional dado a las ruinas se ha perpetuado, aun en
la literatura científica.
En 1966, Ducio Bonavia, a quien se le debe el primer y
único estudio detenido sobre el Gran Pajatén, ubicó un total
de 17 recintos, con rara excepción, todos de planta circular.
Posteriormente en 1980 el equipo de la Universidad de
Boulder, registró una suma de 26 edificios, dentro de un
espacio de menos de dos hectáreas.
El edificio número dos del Gran Pajatén es el
monumento más conocido, por la figura que representan los
relieves pétreos, representando figuras de personajes que
aparecen con las manos y las piernas flexionadas lateralmente
y extendidas en una actitud de danza, con penachos en la
cabeza hechos de piedra pizarra. Las estructuras de este
edificio tiene escalinatas y un alero que los circulaba,
observándose en la parte interior un pequeño templo, especie
de adoratorio. Otro edificios presentan figuras de grecas y
volutas de ondas del mar o relieves geométricos. Podría
decirse que los monumentos mas acabados, de mayor trabajo
artístico, están en Pajatén y el Cerro Central.
Los Pinchudos.
Es un sitio impresionante. Después de miles de años aún
podemos admirar las bien preservados estructuras funerarias.
Se trata de un conjunto de mausoleos construidos de piedra
en la roca viva; deberían ser eternas para proteger al difunto
durante toda la eternidad. En su superficie sobresalen figuras
antropomorfas de madera. De tal forma dejaron a sus
herederos un testimonio imperecedero de su grandeza.
Esta metrópolis fue abierta en la roca viva, al pie de un
enorme farallón, a dos horas de camino de las ruinas del Gran
Pajatén, con las cámaras funerarias construidas en dirección
oeste-este. El occidente que es el lado por donde se pone el
sol (imagen de la muerte), con la puerta de ingreso abierta
hacia el oriente (imagen de resurrección).
La más significativa es la estructura Nº 5 que significa el
sitio arqueológico con los ídolos de madera, tallado con mucho
primor, penden de las vigas que sobresalen en la parte
superior externa de los edificios circulares. Representan al
hombre en su estado natural; desnudo, vigoroso. Simboliza el
culto necesario a la felicidad de sus muertos que moran en el
sepulcro.
Este complejo descubierto por el patacino Santos
Escobedo en 1976 fue estudiado por el arqueólogo peruano
Federico Kauffman Doig en 1980 y 1984, y lo denominó “Los
Pinchudos”, tomando como referencia el término utilizado por
los patacinos al hacer la trocha para limpiar el lugar.
“Los Pinchudos” son estuatillas de madera de una sola
pieza con un promedio de 60 cm. de alto. Representan a
varones desnudos mostrando sus abultados genitales; los
brazos y las manos reposan sobre el pecho; las piernas
aparecen ligeramente flexionadas. Las únicas prendas que
visten son grandes orejones y un gran tocado que circunda la
cabeza.
Para estas tallas utilizaron una madera desconocida de
gran dureza, que no obstante los siglos hasta hoy se
conservan en perfectas condiciones. Las esculturas muestran
rajaduras y ennegrecimiento por haber estado expuestas
durante mucho tiempo a la intemperie. Sin embargo, no
muestran rasgos de haber sido infectadas por insectos
xilófagos.
Las estructuras funerarias “Los Pinchudos”, así como
todos los complejos arqueológicos ubicados en el área del
Parque Nacional Río Abiseo, constituyen una obra de arte
característica sin parangón, genial. Se le puede llamar
“oraciones de piedra”, construidas por maestros y artesanos
populares, a través de una masa humana laboriosa, unida en
una grandiosa obra colectiva que no tiene pareja en la
historia, movida tan sólo por la voluntad y el hábito de la
moral del trabajo.