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Juan Carlos Dávila con el poeta Mario Benedetti, Montevideo, Uruguay.

CREDO

A estas alturasno creo en predicadoresni en generalizaciones

ni en las nalgas de Miss Universoni en el arrepentimiento de los verdugos

ni en el catecismo del confortni el flaco perdón de Dios.

A esta alturacreo en los ojos y en las manos del pueblo en general

y en tus ojos y tus manos en particular.

MArio BeneDetti

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desmemoriasde un pirata porteño

JUAn CArLoS DÁViLA

VALPArAÍSo, Diciembre �006

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Si vas muy rápido por la vida, no te seguiré.Si no puedes seguirme, no importa.no guío a nadie.

Aunque rengueando, por los avatares propios de la puta vida que eligió vivir, el más radical de los piratas porteños aún tiene balas que disparar.

igor Goicovic

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Dedicatorias a la Hinchada

Guri y su madre,mis hermanos, mis tíos,Pepe, Paula, Cote y Jano,al doctor Carlos y a todos los compañeros y compañerasde todas las banderas y de todos los lugares,que han creído en mí, dando su apoyo y confianzapara desarrollar mis sueños, ideas y locuras.

A todas las mujeres que hicieronun poquito más feliz mi vida.

A todos los incorregibles.

A mi Madre, una Mujer.

Gracias a todos.

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Guernica, Picasso.

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Juan Carlos Dávila León arribó a este mundo en la soleada primavera de 1963. Sus primeros berrinches de prometedor rebelde los dio en Valparaíso. Dónde sino en el Puerto; en la más rebelde de las topografías y en la más pecaminosa de las sociabilidades. Así, entre cerros y quebradas, entre escaleras y plazas, nuestro aprendiz de carnavalero, dio sus primeros pasos: carromato lanzado al vacío, pi-changa de pierna fuerte, escuelita con número y patota de pinganillas. Fue en es-tos ámbitos donde integró, con particular intensidad, los ritos de la masculinidad; aquellos que aún hoy día exterioriza abiertamente, y que, en el pasado reciente, lo modelaron en éticas y estéticas agresivas.

Yo lo conocí a comienzos de la década de ���0, cuando «Sotito» —como lo lle-gamos a conocer los más cercanos—, intentaba infructuosamente escaparse, por última vez, del Liceo. Para ventura de sus profesores y desgracia de la Dictadura, alcanzó esa meta con honores en 1982. Nuevos escenarios, nuevos derroteros. Al fin a tiro de cañón para la Guerra; la de verdad; la Popular y Prolongada. Esa que a punta de barricadas, piedras y molotov —y uno que otro cuetazo y tunazo—, comenzamos a recorrer a partir del año ����. Y, en esos avatares, el «Soto» des-tacaba entre los más osados. Siempre primera línea; nunca mucha discusión; «pri-mero el combo y luego vemos». Y como todo no va ser puro sufrir, también está «el triunfo», «La Asturiana» y «el Brasil». Siempre radical. Hasta que se acaben las monedas solidarias o hasta que los revolucionarios no se sostengan en pie.

Así, interminablemente: de cerros a callejones, de campus a barricadas, de cons-piraciones a acciones, de revueltas a reventones. Hasta la mañana del �0 de

presentaciónpor igor goicovic

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agosto del ’��. Como diría «Sotito»: «todos a los vestuarios». Nos cayó la pálida y nos cayó con todo. el par de pendejos botados a revolu-cionarios, primero a la «máquina» y después al «chucho». La escuela de la «Cana» nos dio de todo: grandes amistades, grandes enemistades; momentos de iracunda rebeldía, momentos de doloroso recuerdo; anécdotas imborrables y pasajes de cotidianeidad para el olvido. Y el «Soto», nuevamente ahí. Dirimiendo conflictos (estratégicos y cotidianos) a puñete limpio y acerando la conciencia para la Guerra de ver-

dad; si, la misma de antes; la Popular y Prolongada.

Concluido el ciclo «formativo», cada uno a su «puesto de combate». el «Soto» a pelear las guerras del mundo. todas. el único requisito: que sean Populares y Pro-longadas; mientras más prolongadas, mejor. Y se le fue la vida en ello —no literal, pero muy cerca de ello—. Se le fue la juventud, se le fue la familia, se le fue la sobriedad y en ocasiones se le fue la cordura. no obstante las heridas —duras y profundas—, aún retiene algo que lo distingue y que le respeto: ese puto coraje de huevón erguido, capaz de agarrarse a combos hasta con la muerte. Quien sino un porteño como el «Soto» —cuyo único defecto es ser wanderino—, podría, después de tanto golpe y costalazo, levantar nuevamente la cabeza, mirar a la bahía y decir con el aplomo de los irreductibles: «¡vamos a darle de nuevo!».

osorno, Diciembre de �006

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en medio del internado en el Hospital Psiquiátrico el Salvador, con mi memoria reciente todavía en reposo, creo imprescindible y vital que Guri, igual que en las telenovelas, se entere de toda la verdad de una parte de la vida de su padre, que desconoce, con sus caras y sellos.

Hasta la fecha Guri desconocía totalmente, en acuerdo con su madre, todas mis ideas y actividades revolucionarias vividas con sus consecuencias y que nos afec-taron a todos, incluso a él.

esto no por arrepentimiento o vergüenza de lo hecho, sino para que tuviera un desarrollo lo más normal posible, y después él tomara sus propias opciones y con-vicciones de vida libremente, sin las presiones por lo acontecido.

Cuando empecé a escribir, las frases y oraciones se desordenaban, se reunían dife-rentes situaciones, se mezclaban los tiempos y hechos, etc.; no pudiendo realizar coherentemente la tarea impuesta. En ese momento concluí que lo lógico era escribir ordenando por capítulos la carta para su comprensión global.

Los iniciales pequeños párrafos, por si solos se fueron extendiendo en espacio, tiempos, anécdotas y demases; alargándose y complejizando la idea inicial.

Durante muchos años, casi siempre alentado por unas copas o una interesante mu-jer, amenizaba con mis historias y anécdotas mas de alguna conversa o carrete; en la cuales casi siempre mis eventuales hinchas me alentaban para que escribiera con más detalles lo dicho; a lo cual generalmente apelaba que faltaban amnistías, prescripciones, perdones y olvidos de los hechos protagonizados.

en este repaso obligado acerca de mi persona, con todas las condiciones ideales y entre tantas drogas, me vinieron viejos y disparatados recuerdos.

presentación del autor, o de prevención?origenes, defensa y apelación de estas crónicas

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una de piratas

tiempo atrás con un amigo, en una de las tantas peladas de cables, en un libro acerca del origen americano de los apellido buscamos quienes fueron nuestros primeros antepasados.

Cuando encontramos el mío, Dávila, por si optaron por olvidarlo; sin sorprender-me y menos sentirme menoscabado, el mentado libro describía las aventuras y supuestas fechorías de un pirata que asoló las costas de Venezuela. Dicho pirata llevaba el apellido Dávila y engendró los primeros descendientes en dichas tie-rras, que con el correr del tiempo se propagaría por las zonas aledañas. Por lo cual es muy común este apellido en Colombia, Venezuela y el Caribe.

en Chile han existido y existen algunos personajes que se han hecho famosos con este apellido, por actos no siempre muy elogiables, y para cagarla aún más, llevando por nombre Juan.

empezando por Carlos Dávila, presidente de la república por poco tiempo, siendo derrocado por un golpe de estado.

Luego le sigue el actual pintor gay Juan Dávila, que alcanzó notoriedad por pintar un cuadro, financiado por el estado, donde retrata a Simón Bolívar con tetas!

Para continuar, tenemos al pastelito más conocido por todos, Juan Pablo Dávila; célebre por su actuación en Codelco, hoy dedicado a predicar la fe… cuál? y teso-rero de una Universidad evangélica.

Pero si hasta calle, recorrido de buses y población llevan el nombre de Juan Dávi-

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la. ¿De cuál? Por si acaso, a mi hijo lo nombré Hernán. Y por último estoy yo.

Para uno que es ateo, que no cree en ovnis, E.T., tarot, horóscopos, reiki, chakras, Pepito paga doble; ni en cualquier huevada que inventan los gurús y que van de chantas por la vida, financiados por los giles de siempre, que creen o necesitan creer en algún cuento que justifique su existencia terrenal.

¿En qué estábamos? Después de este manifiesto a título de nada, sigamos con lo nuestro. Con la presentación en sociedad del primer Dávila; y mediante cro-mosomas, ADn, carbono ��, huellas dactilares y digitales, rH negativo, esper-matozoides y otras palabras científicas que no sé ni escribir; no nos queda más alternativa, ciencia de por medio, que reconocer con orgullo y valentía que el fin último de los Dávila es continuar siendo PirAtAS.

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suicidas

A mediados del �00�, viviendo solo en el Cerro Alegre, Valparaíso; jubilado del inP, reincorporado a la Univer-sidad Católica, haciendo algunos trabajos, reuniéndo-me con los pocos y viejos amigos, manteniendo una relación sentimental con una estudiante de arte; es decir; realizando aparentemente una vida normal y a la que muchos aspiran legítimamente.

Pero lo más trascendental de este período, es el pro-fundo y prolongado tratamiento psiquiátrico que estoy desarrollando con mi noble y leal amigo Dr. Carlos. en largas conversaciones intentará que aplique otros puntos de vista, que permitan explicarme actos y con-ductas que realizo, contrarias y contradictorias con mi historia de vida.

A pesar de todo lo narrado, sigo convencido que mi vida ya no tiene sentido y sufro una profunda crisis, atentando contra mi vida.

Dentro del estado semi-inconsciente en que me en-cuentro, atino no sé como, encontrando mi teléfono celular llamando a Carlos; quien a pesar de la hora y la distancia acude a intentar ayudarme. Al llegar me

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sube a su jeep y me interna de urgencia en el hospital psiquiátrico, del cual es médico.

En éste, soy sometido a tratamiento y desintoxicación, diagnosticándome “de-presión bipolar afectiva profunda”, permaneciendo en el “Gallinero Bic” durante un mes.

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el guri

Mi hijo Guri, niño en por-tugués, siempre me dice que hablo y escribo puras huevadas todo el día gratis, por lo que debería trabajar escribiendo en ese semanario gran formador de opinión y reserva moral del país apodado “The Clinic“; y a la vez hablar en ese maravilloso espacio de intercambio de ideas y debate mal llamado “El Portal del Web...”. Concluye preguntándose si en esos laburos me pagarían con cheques de verdad. Buena pregunta.

Bueno, la cárcel y el psiquiátrico dicen que dan para todo, ya pasé la primera con postgrado y ahora estoy en el segundo por cuarta vez. esta materia la repetí tres veces y como no estoy seguro de haberla aprobado; decidí que era hora de enfer-marme en serio y aprobé al primer intento, sin examen para marzo.

Así que sin más excusas vamos a lo que nos convoca, las Memorias y Desmemorias del que escribe, o sea, yo.

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primer tiempo

Y sonó el pito y la pelota empieza a rodar. ojalá no se detenga durante las jugadas y lleguemos al final del partido sin muchos lesionados.

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principios de los ochenta

Jaque a la Dictadura. Los estudiantes forman alianzas con otros sectores sociales, aumentando los clubes y jugadores del campeonato y con pelota dominada se toman las Universidades y salen a las calles, inaugurando nuevos estadios donde jugar los partidos, tratando de derrotar a los innombrables.

Los Malos de siempre, los sospechosos somos nosotros; se enojan y se llevan la pelota para la casa, comisaría o cuartel. nosotros todos apaleados, presos, rele-gados, muertos; perdimos por goleada.

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entretiempo

¿Dónde jugarán los gurkhitas? En agosto de 1984, cuando la hinchada popular pedía la salida o caída del Dt de los Malos, su Barra Brava; molestos por nuestra activa participación en las jornadas de protesta, ganándonos el apodo de gurkhas; decide agarrarnos a pelotazos y darnos con todo, enviándonos a entrenar a un estadio enrejado. Así el Gurkha Team, compuesto por Horacio y Cristóbal Blanco, igor Goicovic y el que narra; es eliminado violentamente del campeonato y sus jugadores suspendidos indefinidamente por el Tribunal de Penalidades.

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el autor en la Cárcel Pública de Valparaíso.

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segundo tiempo.concentración obligada

Ahí en la Cárcel Pública de Valparaíso estaremos dos años, donde viviremos mo-mentos bastante duros, que sobrellevaremos como es de esperar, jugando fútbol. Ahí aprenderé por fin a jugar en serio a la pelota, a pesar de que los envidiosos de siempre; dicen que sólo daba pelotazos y quebraba a los “patos malos”

El resultado de éste largo período de concentración y entrenamiento sólo servirá para que volvamos al campeonato más rabiosos y con mejor técnica. A los tres meses después de reincorporarme al Campeonato me obligan ha salir del país, ya que la Barra Brava quiere eliminarme de la nómina definitivamente sin indemni-zación ni seguro de vida.

Atentado al Padrino. Así las cosas, tu pelota y diez más, que responde quedándose con todos los balones, el marcador, las camisetas y lo que venga. también con algún que otro espectador o jugador.

Pero ordenemos la pichanga y formalicemos antes que la vieja y pateada del “5” se convierta, igual que en Cenicienta, de trapo y salgamos muy rascas en la tele y los Diarios.

Total la “tota” tiene 32 cascos, y hay hartas de reemplazo por las dudas. Además, tenemos por si las moscas las “rojas”, que si hay problemas se lavan no más.

Y los eternos exaltados de las bancas y que no se bajan del tablón nunca, vayan a huevear a otro lado. Así nos vimos sentados en un cómodo Boeing con destino a Montevideo, donde soy recibido como héroe, sin haberle ganado a nadie, ni al marcador de la electricidad, porque los muy maracos de la Cni estaban colgados

Y suena el pitazo final, dando por terminada esta jornada.

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Y ahora vamos a los comentarios del evento, habla Pablo Andueza:

Las historias de vida narradas por Juan Carlos forman parte de un registro hasta ahora casi inédito de experiencias de una generación, la de quie-nes hoy somos cuarentones, aquéllos y aquéllas que nos hicimos jóvenes en el rigor de la dictadura militar. Nuestra condición básica compartida, aquello que nos hará sentirnos unidos para siempre, consiste en habernos hecho hombres y mujeres -un poco solos- en un ambiente de violencia política extrema. El entorno nos hizo sentirnos abandonados a nuestra suerte por nuestros mayores. Pues bien, en esta escuela de la vida nos formamos junto con Juan Carlos; de esa escuela, él, yo y tantos otros, nos licenciamos.

De hecho, conocí a Juan Carlos en medio de una protesta estudiantil de proporciones en la Universidad Católica de Valparaíso (por el año 1983). Fui a persuadir a algunos estudiantes que combatían en pequeñas esca-ramuzas con Carabineros en las terrazas del Edificio Gimpert. (En ese entonces el edificio estaba unido a la Casa Central a través de un puente). Mi intención seguramente era ayudar a despejar la calle para que avanza-ra una columna de estudiantes en marcha. Entre bombas lacrimógenas y bombas molotov sostuve con Juan Carlos un diálogo de antología, absurdo y perturbador. Yo lo invitaba con toda arrogancia a dejar el combate y de momento unirse a la marcha; Juan Carlos me exigía que lo convenciera y me lanzaba una frase a la velocidad de una molotov: “A pito de qué debía obedecer al hijo cuyo padre es la máxima expresión de la plusvalía”.

Esta frase me ha acompañado hasta hoy. El significado más simple lo cap-té rápidamente. Como corredor de propiedades mi papá era en alguna medida cómplice de la especulación inmobiliaria, relación en la cual -sea dicho de paso- yo no había reparado hasta ese momento. Sin embargo, lo que me perturbó más de Juan Carlos fueron otras cosas más sutiles. Juan Carlos no dejaba ni aún en circunstancias excepcionales de hacer política en su sentido más genuino, cual es volver la vida social como algo posible a pesar de las contradicciones que le son propias. La disposición abierta al diálogo con un abanico amplio de personas y pensamientos, ésta es una virtud suya que lo ha hecho respetado y querido por tanta gente.

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Mientras duran estas cortas vacaciones en el exilio dorado, el animador princi-pal, o sea, yo; desarrollo diversas actividades propias de mi juventud. otra vez matriculados en trabajo Social en la Universidad de la república del Uruguay con todos los beneficios y regalías que merece el “chileno”. Y la historia de siempre, a observar las compañeritas de la escuela y todas las de su alrededor.

A la otra cancha. En mi debut en los Candombailes, veo una flaca divina y me acuerdo del psicólogo “eso es lo que te hace falta para borrar todos los pelota-zos”. Creyéndome la reencarnación de Miguel Enríquez y el Ché juntos, la abordo intentando todos los versos posibles de mi condición, pero igual me manda a la mierda.

Frente a tamaño desaire, me nace toda la ira, esquimal o esquirol (sé que no es lo mismo pelotudos), y de cuanto loco sobrevive. Pido una caña doble hasta perder toda dignidad al cargo.

del mechón eternoal huevón eterno

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Cual sería mi sorpresa al encontrarme con ella en la Universidad el lunes siguiente y en la misma clase ¡MAMÁ¡

El desenlace es igual que en Walt Disney, halloween o Hollywood, nos enamora-mos y nos casamos. Desafiando todos los pronósticos de torturadores, médicos y condones; creamos un gurisito, quien sin saber leer ni escribir recorrerá medio mundo, como siempre a lo ¡BArSA¡, colaborando con sus padres en sus heroicas tareas y estudios.

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a los campeonatos mundiales:del estudiante internacional al guerrillero internacionalista

Después de organizar cuanto acto y actividad de solidaridad con mi pueblo, otros pueblos, mi Partido (Mir, por sí algún gil todavía no se ha dado cuenta); soy con-vocado por Los Buenos Muchachos, compuesto por hombres y mujeres que todavía aprecio y admiro; a cambiar los libros y el verso por las acciones directas, coope-rando en serio en la obtención de recursos para mi Partido en Chile, y a la vez colaborando con organizaciones hermanas en sus luchas de liberación. Es decir, creamos una Selección Resto del Mundo.

Así que ahora la cosa va en serio. Soy enviado a otro país a integrarme a un equipo que está jugando fuerte, animando el campeonato local. en el desarrollo de uno de los partidos, tengo mi primer enfrentamiento armado verdadero; que marcará muchos años de mi vida. A pesar del gran susto, logramos salir del tiroteo por nuestra mayor cualidad, a lo Barsa. Demás está decir el resultado, punto para visita, aunque con algunos lesionados.

estos hechos los narrararía muchos años después uno de los protagonistas:

“Huíamos, nos replegábamos, escapábamos ya estaba todo acabado, nos seguían, zumm, zumm, zummm, pasaban las balas alrededor nues-tro, Juanca y yo en la parte de atrás de la camioneta disparando, él en posición de rodillas disparaba tiro a tiro su arma, yo lo conocía hace poco, no sabía cómo reaccionaría en esta situación, solo sabía de su decisión, de su rabia. Llegamos al primer punto de quiebre, algunos se quedan, por la persecución no podemos cambiar de auto, se va un

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auto, nosotros seguimos en la camioneta, esta vez yo al volante, Juan-ca atrás, para seguir repeliendo a los seguidores, acelero a fondo para seguir la huida, Juanca vuela por los aires, al menos cinco metros, lo veo como en cámara lenta por el espejo retrovisor, no se si cayó o le dieron un tiro, lo sigo con la vista, se pone de pie, corre hacia la camioneta, siempre con su arma en la mano, Veo por el retrovisor sus ojos de miedo, pensaba que lo dejaríamos y huiríamos sin él, el pelota no sabía que en esa época no abandonábamos a los heridos, ni siquiera a nuestros muertos; existe aún la tribu, el clan, amamos y morimos por el compañero, al menos en esa época, al menos nosotros, al menos yo.

El salta ágil, como gato, seguimos la huída hacia el segundo punto de quiebre, Juanca ya no dispara, los perdimos… llegamos borramos las huellas nos llevamos todo, nos dispersamos y encontramos en un par de horas después.

Han pasado, muchos años de eso, a veces me pregunto si no hubiera sido mejor dejarlo plantado en esa solitaria calle para que lo acribi-llaran… y no, aún le queda cuerda para rato al niño, yo aún creo en el clan, los intereses han cambiado y variado; para mí el clan también ha crecido, ya no tan intolerante, ya no tan cruel, para mi la tribu es el eje de mi vida, a veces falla, a veces no está, pero creo en ella.

Juanca, ya no hay nada que temer, ningún lugar a donde ir, solo en-tregarse a la alegría de vivir, a las relaciones sanas que generemos, al amor, adelante compañero, adelante con todas las fuerzas de la historia, Zaa...

rufo

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del bautizo, directo a la luna de miel

Por esta gracia, soy premiado con una beca en Punto Cero, la Habana Cuba; don-de recibo durante tres meses el más serio y mejor entrenamiento militar que se puedan imaginar, pero a pesar de las rígidas normas militares, nosotros todavía no perdíamos el “espíritu navideño”. Por supuesto que el pequeño grupo de elegidos éramos más desordenados que los marines de “Buenos días Vietnam”, andábamos de short, camiseta y chalas cuando no estábamos en el campo de tiro. esto nos trajo más de algún problema con la encargada Política cubana, mas no así las sonrisas de algún instructor.

La “luna de miel” acabó con todo el grupo ya egresados de Punto Cero, en un desorden en el Habana Libre, donde somos detenidos por la Policía cubana; y con flores a María somos llevados cagando a una comisaría. Los cargos... hacer perro muerto. entre tantos bares que tiene el Hotel, donde los visitamos rabiosos cada uno de ellos; no pagamos en uno, o sea, medio perrito no más.

En la comisaría nos preguntan nacionalidad y dirección, a lo cual respondemos japoneses y no me acuerdo. Yo con mi mejor cara de agente de la Guerra Fría, le digo al oficial llame a éste número y pregunte por un nombre en clave. Responde el Comandante de Tropas Especiales y sólo dice que nos dejen libres... a las 05.00 a.m. Al día siguiente con vergüenza tratamos de explicarle, nos dijo: sin expli-caciones y nos devolvió nuestros pasaportes y pasajes para que abordáramos el primer vuelo de Aeroflot de regreso al infierno, con escala en el purgatorio.

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de vuelta a la cancha

Con el “10 “ en la espalda se moja, grita, llora y ríe: tu camiseta de esta Pre-Tem-porada nueva, lista para mojarla, pisando con pierna fuerte, vuelvo a mis tareas pendientes; donde estaría varios periodos, o ¿perdidos?

el sueño del pibe. A europa los boletos, a jugar en las ligas mayores, no en la euro-copa precisamente, donde en españa me integro al equipo vasco. entre tantas figuras había más de un cupo extranjero.

Durante ese período aprovecho de estudiar un Diplomado en trabajo Social en la Universidad Complutense de Madrid. Esto con el fin de que los mal pensados de siempre vieran que no todo era pichanga. La pasada por esta liga, me marcaría y definiría años después mi quehacer en Chile; ya que los árbitros locales se acor-darían para siempre de mi actuación en esos estadios, exigiendo mi presencia ante el Tribunal de Penalidades de Madrid por acumulación de tarjetas moradas. Transferencia que afortunadamente no se realizó.

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moscú no cree en lágrimas

Creímos lo que queríamos creer, hasta que la caja no cuadró. Y ya cansados, sin gente, sin ideas, camas frías sin amor; bajamos la cortina y finiquitamos el boliche del mítico Mir chileno. tomemos la del estribo y veamos si soportamos la resaca. No va más. Jubilación programada para la mayoría, corren las indem-nizaciones y reconocimientos por los porfiados y heroicos años peleando por una mujer: La Revolución, y nosotros que la quisimos tanto.

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dueños del pase

A medida que van despegando los boeings, llevando consigo al mejor grupo or-ganizado que he conocido, me voy quedando solo. Algunos, los menos, optamos por fichar en equipos de segunda división, haciendo un breve receso ¡Para qué¡ ¿solidaridad o soledad?

Chile, permiso ¿se puede entrar?; del bife de chorizo al asado de tira. Los des-camisados seguimos comiendo asado de tira, pensando que todo es producto del vino bigoteado que estamos tomando.

Yo cansado de ir a ezeiza, y aprovechando que guri y su madre están en el paísito charrúa, me la juego y decido volver a Chile. Que a todo esto ni Dios sabía si podía volver, ni a qué?

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ganarse la vida,es perderla

Siendo consecuente con esta afirmación, he tenido la suerte de que nunca en mi vida he tenido que hacer un curriculum ni cotizar en isapres, AFP, Seguros u otras pomadas. Si fuera necesario, a lo más mostraría mi Papel de Antecedentes y Hoja de Vida del Conductor; ambos debidamente anillados y empastados.

tuve la suerte de que a los tres días de haber vuelto, me encuentro con un amigo de la época estudiantil funcionario del primer gobierno democrático, al que seña-lo mi necesidad de trabajar; quien me dice que concurra con corbata y chaqueta formal a la Gobernación de Valparaíso para ver como me puede ayudar.

Así comienzo mi vida laboral en Chile, trabajando a cargo de una Comisión contra la sequía ¡salud! durante un año. Debido a mis problemas con españa debo renun-ciar, trasladándome a una Consultora especializada en apoyo a microempresas. A la vez esta Consultora, a través del área mediambiental, me encarga el estudio del impacto socio económico del Plan Ambiental de Ventanas. Para sorpresa de todos, por este informe me invitan a exponerlo al Encuentro Nacional Científico!

Junto con lo anterior creo una pequeña empresa elaboradora de juguetes y mue-bles de madera, que comercializo en una tienda en Viña. Como ven, así como mis actividades revolucionarias, este asunto del trabajo también lo realizo en serio, para dudas de muchos.

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vuelvo nuevo, y me pierdo otra vez

estando establecidos en Chile con familia y buenos trabajos; nuevamente tomo decisiones que cambian mi vida radicalmente. Y aquí comienza otra historia, o más de lo mismo? Pero cabreate gil sigue corriendo fijo en la primera, y de la no-che a la mañana retornamos al Perú, a sus cholas, chichas y cebiches; recogiendo el llamado de un gran amigo que está a cargo de la organización revolucionaria local, para que lo ayudemos con nuestra experiencia y locura en tareas especiali-zadas; empezando nuevamente ¿por qué?

Esta nueva opción, tomada con el páncreas o los pulmones; pero en ningún caso por las pocas neuronas en funcionamiento, será determinante para enterrar de-finitivamente viejos ideales sobre las organizaciones revolucionarias, mas no las convicciones de muchos de sus integrantes. Los nuevos compromisos asumidos me llevarán junto a mi familia a vivir en diferentes países, como Panamá y Brasil; lo que ayudará a la separación definitiva de ellos. A la vez que desde la distancia de los países donde estoy desarrollando las tareas asignadas, empiezo a observar el casi desmantelamiento de la organización con la cual colaboro.

A pesar de estos hechos, negándome a aceptar que la realidad había y nos había cambiado, me integro a una nueva organización. Esta al poco tiempo debe ade-cuarse a los cambios más democráticos que se producen en su país.

Me dan las gracias y el reconocimiento por mi aporte, ayudándome a retornar.

¿A dónde?

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regreso definitivo

“Me duele Chile, dice el maraco al mediodía con el rostro pegado a la almohada, con la caña de ron, y la coca que no convidó anoche el perro cagado”.

Estando en Uruguay, con la madre de Guri, decidimos ponerle punto final a nues-tra relación matrimonial, por el bien de todos y para así continuar queriéndonos y respetarnos por todo el camino recorrido juntos. Presentadas así las cosas, las opciones de instalarme a vivir en algún país no son muchas; decidiendo que donde estaría más seguro era Chile.

Así que nuevamente, esperando que esta sea la última, con mis pocas pertenen-cias a estas alturas, arribo a Pudahuel. nuevamente en el viejo y querido puerto de Valparaíso, empiezo a visitar a los amigos de siempre, aparte de compartir algunas copas, buscar alguna actividad lucrativa parecida a lo que algunos llaman trabajo.

Pensando que igual a la vez anterior nuevamente se me darían las cartas favora-bles. Pero esto no ocurrió así, por lo que seguimos por varios meses solo compar-tiendo copas.

Con el nuevo gobierno encabezado por Frei, un amigo es designado intendente; el cual me da su apoyo para desarrollar diversas actividades de publicidad y difusión con mi nuevo y peculiar socio, el Moro.

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Con este personaje infaltable en cualquier actividad y anécdota bohemia, cul-tural, policial o de cualquier índole acontecida en este puerto; formamos una sociedad para inventar y desarrollar diversos proyectos ligados al quehacer cultu-ral y de difusión de iniciativas productivas de la Región de Valparaíso, labor que cumplimos con éxito por algunos años.

estas actividades producidas en forma independiente tanto en sus formatos y con-tenidos, con el financiamiento de empresas privadas; se tradujeron en diversas publicaciones, campañas culturales, programas televisivos acerca del necesario desarrollo productivo regional, etc.

¿quién dijo que los poetas no trabajan?

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cote, el socio

Gran amigo y socio de cualquier huevada que se nos ocurra o presente. Siempre con tiempo, ánimo y tema para compartir un café.

Aunque parezca extraño y pintoresco, los desmadres de la naturaleza han jugado un rol decisivo en su vida. recibiendo lecciones determinante para sus exámenes de Derecho, se produjo un terremoto que casi derribó la casa familiar. Ante tama-ño desastre, muy a su pesar, debió interrumpir sus estudios.

Continuando con su vida, comenzó a trabajar para sorpresa de todos. Inmediata-mente la naturaleza intervino, desbordando el estero de Viña anegando la casa paterna. A pedido de sus padres, constatando los daños sufridos al patrimonio familiar, le solicitaron que suspendiera inmediata e indefinidamente sus activi-dades laborales.

Años después y alejado de la casa familiar por haberse casado, entre copas y cafés, lo convencí que podía trabajar sin causar ningún desastre; eso sí haciendo lo menos y en la medida de lo posible.

Para incredibilidad de algunos, hasta le ha gustado. Habrá que consultar con un meteorólogo o astrólogo, si esto es producto de la capa de ozono, la corriente del niño o vaya uno a saber.

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bar inglés

No me refiero a los cabrones gringos, a quienes tuve el desagrado de conocer en el aeropuerto de B. Aires; sino al famoso Bar inglés de Valparaíso, regentado por su eterno tabernero Jorge Harbin con el cual después de tantos años alimentando mi hígado en el local, desarrollamos una franca amistad que incluso traspasó a mi hijo, al cual invitó al estadio regalándole una camiseta con su nombre estampado. Cuando viaja a Chile, como el vive cerca de Punta del este, y el vuelo sale temprano, se viene durmiendo con ella puesta. Eso sí, debajo del polerón

en dicho antro, he conocido variadas especies de la fauna humana; que por espacio no puedo señalar a todos, rescatando a tres fieles parroquianos representativos. Aunque debo aclarar que soy muy amigo de ellos y puedo perder la objetividad al describirlos.

Willie, quien dice que en su infancia usaba zapatos plásticos. Ahora un gran empresario, Mercedes por medio y tomando solo whisky negro; predica que con esfuerzo y trabajo le ha ganado a la vida. el único defecto es que nunca ha dicho

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en cual carrera y cuanto pagan “esfuerzo” y “trabajo”, llevándose solo el botín. Aunque siendo justo, en variadas ocasiones he disfrutado de los dividendos.

“El Vaina”. Este empresario por casualidad, caracterizado por su cultura, ideas progresistas y sencillez; conversando acerca de la relación de la vida y el trabajo, que muchas veces van por vías diferentes, me señaló: Negro, si a los 50 años puedes vestir jeans, porque no trabajas en un banco; llegar a las �0 am. a tu trabajo, porque no repartes desayunos. entonces puedes pedir tranquilamente en el bar sírvame un trago, otro más y diez más; y la cuenta por favor que andamos apurados.

Gran empresario naviero entre otros negocios, Cónsul del Brasil en Valparaíso. Con Jimmy nos separan las ideas, no así los valores y el sentido común. esto da fe de su tolerancia y respeto hacia todas las personas, entre las cuales me incluyo. Hombre hábil para los negocios, lo que le ha otorgado un buen patrimonio, siempre cultiva un estilo de vida sencillo. Lo que admiro de su persona, es su constante avidez por el conocimiento, si alguien habla sobre una noticia y él desconoce el tema; al día siguiente da una charla fundada sobre él.

Y lo segundo, es la pasión con que defiende el puerto de Valparaíso; como el primer terminal portuario de Chile.

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opiniones de guri

- Ché, si mi Pá no es tan malo.

- Pá, te la van dar si seguís jodiendo.

- y cómo está el Liceo?

... y donde mismo.

- Si tú eres ateo, como puedes cuidarle la vida a un cura (r. Maroto)

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amores y desamores... y sin embargo las quise a todas.

- Petición. Les ruego a mis amigos que no me presenten más mujeres alcohó-licas, infieles y drogadictas; porque suelo enamorarme de ellas. A las que siempre vuelven.

- Me negaste tres veces... y fue la más cara de mi vida.

A una.

- Me deseaste la muerte y a pesar de todo, siempre regreso a la vida.

Una perdida en la vida.

- Si te dí todo, qué sobró?

A otra.

- Equivocación. No soy estudiante de historia, soy historia.

Una equivocada de sala, o de cama.

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amores con razones

- Amor, cuantos años llevamos casados?,... Cómo seis, ¿y falta mucho? no, no falta nada....... La madre de guri

- Yo quería una princesa convertida en un dragón, pero Virgilio nos llevo directo al infierno...

Claudia r.

- Me quisiste y acompañaste en un período duro, pero tu formación de Educa-ción Especial, no cubría casos como el mío.

Patricia r.

- Con el pasaje de regreso en la mano, te dije volveré. Pero me quisieron y me requirieron. Uno no siempre puede.

Michelle G.

- Ganaste la rifa, el premio era yo; lo gozaste con energía y alegría. Pero tu capital, lo invertiste en una empresa más viable.

e.V.

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epílogo o tercer tiempo

en nombre de la paz y el progreso tenemos miles de muertos y ciudades bombar-deadas. no habrá llegado el momento de darle una oportunidad a la Guerra; y capaz que triunfe por fin la vida?

Si a pesar de todo, le hemos ganado a la muerte, que nos impide superar la vida?