desde una perspectiva libertaria n. 3

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  • 8/8/2019 Desde una perspectiva libertaria n. 3

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    El estado nos llama a las urnasNuevamente, se espera de la ciudadana que legitime con su voto el poder poltico

    que la oprime. Se nos dir que ejercemos la soberana popular con nuestro voto, se nosdir que elegimos a quienes, en nombre nuestro, rigen los destinos de la nacin.Pero nosotros sabemos que la soberana popular est secuestrada por los polticos

    que hacen y deshacen durante cuatro aos sin contar con nosotros y ni siquiera con suspromesas electorales. Sabemos que, con nuestro voto, les daramos cobertura y nosconvertiramos en sus cmplices.

    Pero nosotros sabemos que los polticos que elegimos no mandan. Que quienes man-dan son el FMI y el BM, que a los dirigentes econmicos no nos permiten elegirlos. Sa- bemos que, con nuestro voto, participaramos en la farsa y nos convertiramos en suscmplices.

    Pero nosotros sabemos que el estado no ejerce el poder de unos polticos corruptos y unos capitalistas avarientos a travs del parlamento, sino a travs de la violencia poli-cial, del terrorismo econmico y de la mentira institucionalizada de los medios de co-municacin de masas. Sabemos que, con nuestro voto, participaramos en nuestro pro-pio engao y nos convertiramos en sus cmplices.

    Y no les vamos a votar. No les votaremos, porqueQueremos decidir nosotros mismos nuestro futuro y no que lo hagan polticos profe-

    sionales que, escapando a todo control popular, se convierten en nuestros verdugoseconmicos y sociales.

    Queremos decidir nosotros mismos la salida econmica que demos al desastre quehan organizado los capitalistas con la complicidad de los polticos que ahora nos pidenel voto.

    Queremos repartir el trabajo y la riqueza. Que trabaje todo el mundo: desde el rey hasta el ltimo mendigo y que toda la riqueza y todos los recursos econmicos estn adisposicin de la comunidad.

    En pocas palabras, queremos la abolicin del estado y la instauracin de la democra-cia directa, queremos la abolicin de la propiedad privada y la instauracin del comu-nismo libertario. Por ello,

    No participes en lafarsa electoral

    . No legitimes a tus verdugos Sal a la calle por lademocracia directa : el poder poltico a las asambleas Sal a la calle por laautogestin econmica : la produccin al servicio del pueblo

    y no al de los ricos.

    Desde una Desde una

    perspectiva perspectiva libertaria libertaria

    3Noviembre 2010

    Peridico de frecuencia imprevisibleEdita: Sociedad Cultural Apoyo MutuoCorreo: [email protected] Legal: B-32993-2010

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    Sindicalismo de estadoEl sindicato es la forma natural de organizacin de la clase obrera. A lo largo de la

    historia de nuestra clase, el sindicalismo ha ido cambiando de objetivos y de forma deorganizarse. De los sindicatos de oficio se pas al sindicato nico de rama industrial y alas federaciones de sector productivo, de la defensa de los antiguos privilegios gremia-les a la lucha por conquistar nuevas mejoras sociales y de condiciones de vida. Hoy elsindicalismo est en crisis. Al hablar de sindicatos, parece obligatorio acabar usandolas palabras corrupcin y traicin.

    La actual situacin de crisis endmica del sistema capitalista nos ha llevado a una si-tuacin nueva: el sindicalismo ya no puede obtener ninguna mejora real, generalizada y permanente de las condiciones de vida de la clase obrera sin sobrepasar el marco delcapitalismo. Por ello, el nico sindicalismo real posible hoy es un sindicalismo que lu-che por una sociedad nueva que, superando la produccin orientada a la obtencin deplusvala, se base en la propiedad colectiva y la democracia directa.

    Los viejos sindicatos, como CCOO y UGT, al renunciar a la alternativa revoluciona-ria, slo pueden subsistir como gerentes de la mano de obra al servicio del sistema, esdecir, como una parte ms del estado. Por ello, se ven obligados, para seguir existiendocomo organizacin y comomodus vivendi , a pactar toda clase de recortes de los dere-chos obreros, a bloquear toda respuesta combativa de los trabajadores, a convertirseen casi-funcionarios del estado. En pocas palabras, a convertirse en sindicatos amari-llos.

    Este tipo de sindicalismo, inevitablemente, se ve dominado por la corrupcin, por latraicin y el pactismo desenfrenado, porque es la nica posibilidad de existencia quetiene en el seno del sistema. Lo vemos a veces, como en la pantomima de huelga gene-ral que convoc el 29-S, intentando lavarse la cara ante la opinin pblica. Afortunada-mente, en esta convocatoria-pantalla le ha salido el tiro por la culata: quera utilizar laindignacin obrera para lavarse la cara y garantizar su puesto en las mesas de negocia-cin, pero el resultado ha sido que los trabajadores han utilizado su convocatoria paraexpresar su indignacin en la calle y en las empresas e incluso contra estos sindica-tos.

    El sindicalismo que necesita hoy nuestra clase y que debe eliminar el sindicalismoamarillo de CCOO y UGT debe tener las siguientes caractersticas:

    debe tener un carcter internacional e internacionalista, porque es la nica ma-nera de enfrentarse al neoliberalismo globalizado y combatir el fraccionamientode la clase que se nos ha impuesto y que convierte a los trabajadores de cada pasen competidores de los de todos los otros

    debe regirse por los principios de la democracia directa para impedir la profesio-nalizacin de los sindicalistas y asegurar el control de la organizacin y sus deci-siones por la afiliacin de base

    debe combatir intransigentemente por la mejora real de las condiciones de vida

    de los trabajadores, lo que implica la superacin del sistema capitalista, es decir,la abolicin del estado y de la propiedad privada y la instauracin de la democra-cia directa

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    Bienvenida a la teocracia?Lo que ms define al ser humano como tal es el libre albedro, o sea, la capacidad detomar su destino en sus propias manos y decidir sobre su vida, la sociedad e incluso el

    planeta. Desde la ms primitiva bestialidad hasta nuestros das, la humanidad haavanzado ampliando sus mbitos de libertad, basndose en la experiencia prctica y eliminando los prejuicios y temores ancestrales con el pensamiento racional.

    Sin embargo, las rmoras de nuestro oscuro pasado perviven en la religin. La reli-gin, con sus prdicas sobre la sumisin a un destino ya dispuesto por la voluntad deldios de turno, con su promesa de otra vida que compense los males de la presente acondicin, claro, de cumplir con unos mandamientos contrarios a la razn, al pensa-miento cientfico y al desarrollo de la libertad, con su defensa incondicional del po-der del estado sobre la sociedad, es el mayor enemigo intelectual de la humanidad. Porello, debemos rechazar enrgicamente toda religin y librarnos de todo resto de pensa-miento teolgico en nuestros cerebros.

    El 7 de noviembre, visita Barcelona el jefe de estado de la nica teocracia europea. El jefe de estado del Vaticano. Casi nadie quiere recordar que este minsculo estado teo-crtico existe por la decisin de Benito Mussolini (el Duce italiano), siendo pues tam- bin el nico pas existente en Europa que fue instituido por el fascismo. El Brujo Blan-co del Vaticano es, desde el punto de vista poltico e ideolgico, el icono mundial de lareaccin y el neoconservadurismo. Sin embargo, el estado espaol (y su imitacin cata-

    lana) van a gastar 2,5 millones de nuestros euros en una recepcin-homenaje a este t-trico personaje. Entre tanto, no alcanza el dinero para las pensiones, ni para el subsi-dio de desempleo, ni para la sanidad pblica...

    Por qu el estado favorece tanto a la religin catlica? Va a hacer lo mismo con loscaudillos de todas las religiones que visiten el pas? Por qu se persigue con saa elms mnimo atisbo de disidencia y, en cambio, se respeta escrupulosamente hasta lasms escandalosas ignominias, si se hacen en nombre de alguna religin o por miem- bros de alguna religin organizada?

    Quiz porque, como cantaba el viejo y casi olvidado payador ,

    Que Dios ayuda a los pobres?tal vez s o tal vez no,pero es seguro que almuerzaen la mesa del patrn.