demanda, objeto y separación_fliman

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Demanda, objeto y separación Valeria Fliman Sexualidad, pulsión y significante. El cuerpo tiene un valor fundamental en el circuito erógeno entre madre e hijo, es el lugar donde la satisfacción es experimentada, circunscribiendo zonas de goce, de ingreso y salida, que dibujan un cuerpo pulsional “en el esquema mas basal del intercambio vital entre un organismo y su medio, ese organismo tiene un límite, sobre el cual se distribuye cierto número de puntos escogidos de intercambio.” 1 Para Lacan la sexualidad sólo participa en la vida psíquica como pulsión parcial, haciendo de esta manera una severa crítica a la genitalidad como punto de mira en una cura. Asimismo enfatiza la necesidad de concebir al objeto en sus diferentes registros: respecto a la pulsión - objeto parcial- , respecto al deseo - objeto del fantasma - , respecto al amor – objeto señuelo. Lacan resitúa lo genital para dar énfasis a la articulación de la sexualidad y el significante, indicando al Falo como significante alrededor del cual la pregunta por la diferencia sexual se despliega. Los objetos a, son objetos parciales, que indican la instauración del goce corporal en la relación al Otro. Su posibilidad de corte (separación) depende del lenguaje y como este se organiza en la demanda, “esa parte del cuerpo propio que el parletre hace participar en su relación con el Otro y que va a volverse la prueba de un posible funcionamiento pulsional, es decir, de un establecimiento de goce en el cuerpo” 2 . Lo sexual se integra a la vida psíquica por el montaje de la pulsión, que depende del significante, y como este se articule en la demanda. La sexualidad sólo puede ser parcialmente representada “la sexualidad sólo se realiza 1 Lacan. Seminario X. La Angustia. 2 Melman. Seminario La Neurosis Obsesiva. 1

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Demanda, objeto y separación

Valeria Fliman Sexualidad, pulsión y significante.

El cuerpo tiene un valor fundamental en el circuito erógeno entre madre e hijo, es el lugar donde la satisfacción es experimentada, circunscribiendo zonas de goce, de ingreso y salida, que dibujan un cuerpo pulsional “en el esquema mas basal del intercambio vital entre un organismo y su medio, ese organismo tiene un límite, sobre el cual se distribuye cierto número de puntos escogidos de intercambio.”1

Para Lacan la sexualidad sólo participa en la vida psíquica como pulsión parcial, haciendo de esta manera una severa crítica a la genitalidad como punto de mira en una cura. Asimismo enfatiza la necesidad de concebir al objeto en sus diferentes registros: respecto a la pulsión - objeto parcial- , respecto al deseo - objeto del fantasma - , respecto al amor – objeto señuelo. Lacan resitúa lo genital para dar énfasis a la articulación de la sexualidad y el significante, indicando al Falo como significante alrededor del cual la pregunta por la diferencia sexual se despliega.

Los objetos a, son objetos parciales, que indican la instauración del goce corporal en la relación al Otro. Su posibilidad de corte (separación) depende del lenguaje y como este se organiza en la demanda, “esa parte del cuerpo propio que el parletre hace participar en su relación con el Otro y que va a volverse la prueba de un posible funcionamiento pulsional, es decir, de un establecimiento de goce en el cuerpo”2.

Lo sexual se integra a la vida psíquica por el montaje de la pulsión, que depende del significante, y como este se articule en la demanda. La sexualidad sólo puede ser parcialmente representada “la sexualidad sólo se realiza mediante la operación de las pulsiones parciales….la pulsión, aunque representa la curva de la realización de la sexualidad en el ser vivo, sólo la representa y además parcialmente”3

La pulsión es una estructura que surge en la vida psíquica por la intervención del Otro, intervención que funda la dialéctica de la demanda. Es la madre que con sus significantes interpreta la necesidad de su hijo como un pedido dirigido a ella. Asimismo las palabras con que una madre se dirige a su hijo, lo interpelan respecto a su cuerpo y la manera en que este podrá representar lo que surge de él.

1 Lacan. Seminario X. La Angustia.2 Melman. Seminario La Neurosis Obsesiva. 3 Lacan. Seminario XI. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis.

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Los orificios corporales y las funciones fisiológicas asociadas a ellos, apuntalan el surgimiento de la pulsión como parcial, parcial como localidad (lugar de goce) y corte, se convoca una parte del cuerpo que adquiere un ritmo en la relación al Otro. “De no haberse manifestado la sexualidad en la forma de pulsiones parciales, como lo que domina la economía de todo el intervalo......en cada instante de nuestra historia, las pulsiones parciales han intervenido eficazmente en el momento y lugar apropiados…”4. La Historia del individuo, su acontecer y la sexualidad promovida por el significante, se anudan en el intercambio con el Otro, incorporándose lo pulsional al operar de la vida psíquica y el cuerpo.

Niños y adultos tienen que soportar que en lo referente a la sexualidad, esta se constituye subjetivamente en las redes del significante. En otras palabras lo sexual se integra a lo psíquico por la intervención del significante en el intercambio orificial del cuerpo.

Es la madre quien como primer Otro, lee el cuerpo de su hijo, lo interpela. De esta manera lo que sucede en el cuerpo incluirá al Otro y su interpretación del pedido del niño, así como el pedido del Otro.

El objeto a y la separación

El objeto a, indica el origen del investimiento erógeno, el objeto parcial del intercambio orificial entre madre e hijo. Estos objetos orificiales son situables, parten del circuito esperable entre madre e hijo. Sin embargo posteriormente devienen privados e incomunicables, cambian de estatuto. Este cambio de lugar, no obedece a la prohibición paterna, sino que es efecto de la estructura del lenguaje, que instala un objeto perdido.

La cadena significante tiene una estructura discontinua, cada significante es un elemento discreto, entre los significantes hay un intervalo donde el significante falta. Esto produce una falla estructural respecto al sentido y a la forma en que el lenguaje se organiza.

Este intervalo niega el acceso a un sentido total, es decir designa el imposible del todo. Cuando un adulto le dirige palabras a un niño este intervalo que la estructura del lenguaje porta se hace pregunta en el sujeto. ¿Qué quiere, que objeto, que quiere de mí? Es lo que Lacan trabaja en el grafo del deseo, donde muestra de que manera la demanda y su operar permite(o no) el surgimiento del deseo.

4 Ibíd.

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El deseo requiere de un proceso de estructuración que está profundamente ligado a la función del corte. Las distintas etapas del desarrollo libidinal pueden ser entendidas en relación a la manera en que el corte puede pensarse. Toda zona erógena dibuja un borde, que puede abrirse o cerrarse, la apertura permite tanto el ingreso como la salida, el cierre indica una detención de la circulación. Sin embargo tanto la apertura como el cierre obedecen a coordenadas significantes.

La relación al objeto a, es la relación esencial a la separación. Separación respecto a una parte del cuerpo, una parte de la cual nos desprendemos. La “madre” y su representante- el pecho - como objeto de la succión primordial, es para el niño una parte de si mismo. Es desde un espacio en el reino de la continuidad (lo mismo), desde donde se ejercerá la primera separación de lo que no es yo, primera separación fundante. El significante hace a la continuidad, discontinua.

El objeto a, se constituye en una circunscripción realizada por el corte. Esta circunscripción es un espacio que surge de lo que Winnicott designa como transicional, una transición necesaria que funda lo que ha de devenir separado, “este objeto que el llama transicional, se ve bien qué lo constituye en esta función de objeto que yo llamo objeto cesible. Es un trocito arrancado de algo, lo más a menudo un pañal, y se ve bien el sostén que en él encuentra el sujeto”.5

La separación se ejerce a través del corte que el significante realiza, el objeto y la objetalidad surgen como efecto del corte. Es a este mecanismo que Lacan dio toda su relevancia. ¿Qué corta y qué se corta?

En psicoanálisis hay grupos de conceptos y operaciones que se indican entre sí. El objeto a, el corte y la función de la causa integran los antecedentes del sujeto. Son operaciones anteriores ejes del retorno.

La causa alude a una cierta materialidad, materialidad que puede ser designada por el trazo para el significante, el objeto a para el deseo, el cuerpo para el psiquismo. Existe una cierta necesidad de retomar algo de la materia, de lo Real, origen de la representación “el pedazo carnal arrancado de nosotros mismos. Es este pedazo lo que circula en el formalismo lógico tal como se constituyó mediante nuestro trabajo referido al uso del significante. La parte de nosotros mismos que está atrapada en la máquina y que es irrecuperable por siempre jamás. Objeto perdido en los distintos niveles de la experiencia corporal donde

5 Lacan. Seminario X. La Angustia.

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se produce su corte, él es el soporte, el sustrato auténtico, de toda la función de la causa.”6

Hay en nosotros un pedazo de cuerpo – carne – que ha sido arrancado en relación al funcionamiento de la experiencia corporal, siempre atravesada por la palabra. Este pedazo de cuerpo adquiere la nominación de objeto perdido.

El vientre materno es un espacio transicional que contiene un cuerpo – que está en ella, pero no es de ella- que como totalidad ha de desprenderse en el nacimiento. Winnicott define el espacio transicional como una zona intermedia entre lo subjetivo y lo objetivamente percibido.

El deseo de la madre concierne al niño en tanto cuerpo, él es un cuerpo que arrancado del cuerpo de la madre, ha de devenir otro. El deseo materno indica al cuerpo como deseado, “Somos objeto de deseo en cuanto cuerpos”.7

Desde el lado del niño, se asiste a la construcción de la objetalidad; que como se ha desarrollado depende de coordenadas simbólicas. El reino de lo otro y ajeno, se edifica en relación a coordenadas simbólicas que comprometen la experiencia corporal.

Tal como fue expuesto en el capítulo dedicado al narcisismo, es necesario que se constituya una primera posesión no yo para poder ubicar el objeto afuera y con esto la realidad. El niño debe poder reconocer lo que no es yo, debe poder ubicar el objeto, darle un lugar: adentro, afuera o en el límite.

La zona es un espacio de transición que ubica al objeto en el límite, ya que surge el primer eslabón de la representación: algo que no es, representa lo que es. No es (el pecho) pero lo representa. El objeto de transición es y no es, permite evocar con una cierta presencia y materialidad la representación que no está.

Por lo tanto lo transicional, lo que puede ser separado, es la matriz del acceso al simbólico “creo que se puede hablar de la raíz del simbolismo en el tiempo, un término que describa el recorrido del pequeño desde lo puramente subjetivo hasta la objetividad”8. Con esto, Winnicott describe el acceso del niño al mundo de los objetos, la salida desde lo subjetivo y la igualdad (lo mismo), a la diferencia y la realidad.

6 Ibíd. 7 Ibíd. 8 Winnicott D. Objetos y Fenómenos transicionales.

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El objeto transicional viene a mostrar la dificultad en la consideración de lo interno y lo externo, lo subjetivo en relación a lo objetivo y real. El objeto transicional no es un objeto interno, ni un objeto externo, es una primera posesión, posesión de lo que no es yo. El objeto transicional es un representante exterior de la representación. Es un sustituto de la madre, representa a la representación de la madre, “el objeto transicional puede representar el pecho “exterior”, pero lo hace indirectamente, al representar un pecho “interior””9.

La madre en la satisfacción, brinda al bebé la capacidad de ilusionarse con la creación del objeto, el niño cree poder crear lo que desea. La frustración brinda la contraparte, indica el camino a la realidad, pero mas que eso le indicará la senda de lo que puede negarse. La realidad o el objeto, algo otro distinto a lo subjetivo se instala gracias al fallo maternal, la negación de la respuesta materna.

Al comienzo el niño crea el objeto, cree que se alimenta de algo que es parte de él “para el observador, el pequeño percibe lo que en realidad le presenta la madre, pero esto no es todo. El pequeño percibe el pecho solamente en la medida en que este podría ser creado allí mismo y en aquel preciso instante. No se produce un intercambio entre madre y pequeño. Psicológicamente, el pequeño se alimenta de un pecho que forma parte de si mismo, mientras que la madre da leche a un pequeño que forma parte de ella misma. En psicología, la idea de intercambio se basa en una ilusión”.10 El niño ha de separarse de lo que considera parte de si, para ubicarlo afuera.

9 Ibíd. 10 Ibíd.

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