del viaje y de lo Órfico en la literatura
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7/26/2019 Del Viaje y de Lo rfico en La Literatura
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Nmadas (Col)
ISSN: 0121-7550
Universidad Central
Colombia
Guevara A., Carlos
Del viaje o de lo rfico en la literatura
Nmadas (Col), nm. 6, marzo, 1997
Universidad Central
Bogot, Colombia
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105118999016
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* Profesor de literatura. Actualmente vinculado a la Facultad de Comunicacin Social - Periodism
de la Universidad Central.
Una de las caractersticas del mito es el reconocimiento de
rencia en el tiempo presente. El mito de Orfeo con su descenso al
puede simbolizar, y de hecho simboliza, la inclinacin humana que
sendero de la iniciacin logra el descubrimiento del ser interior, del s
junguiano, en donde reside la verdad de cada hombre. En la literatu
versal (antigua y contempornea) el viaje del protagonista represedescenso al Hades por parte de los individuos que, queriendo trasce
material, se hallan frente a la luz interior que suplir las carencias de
prosaica en la que discurre lo mundano.
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A la creacin artstica, y especialmente a la litera-
ria, le han dedicado desde el sicoanlisis estudios en los
que es fcil advertir contradicciones a veces radicales. Para
Freud, por ejemplo, lo instintivo personal, la sublimacin
de un deseo inconsciente son los elementos primordiales
en una obra. Para Carl Jung, por el contrario, una gran
obra es la expresin ms acabada de los arquetipos colec-
tivos y en su proceso de realizacin el autor es vctima de
un embrujo particular, de una posesin superior a sus fuer-
zas que lo convierte en medium en el que se apoya el s
mismo en conjuncin con el yo para remitir un mensaje
arquetpico-espiritual a toda la humanidad o a los miem-bros de una cultura como compensacin de una carencia
colectiva. As, quien se compenetra con una gran obra, se
sumerge en un mundo mgico-mtico en el que se toca
con los misterios de su ser interior y establece puentes de
contacto con el espritu universal.
En Jung, el concepto del s mismo expresa la tota-
lidad del hombre, la extensibilidad de su conciencia y del
inconsciente; representa todo el potencial espiritual del
sujeto, toda su conciencialidad. Es el principio y la meta de
la individuacin. En el s mismo se sintetiza la verdad
de lo que el hombre es; en l se ubica el centro absoluto enque el individuo se siente libre, fiel a s mismo, partcipe y
responsable de lo csmico, de lo trascendental que rebasa
el tiempo y el espacio racionalizados de la conciencia y se
interna en otro tempus, en otra dimensin regida por cate-
goras distintas a las del pensamiento lgico-racional.
El proceso de individuacin expresa en Jung la
autntica realizacin del sujeto, su plena madurez espiri-
tual, la integracin de su sombra y su alma, la desalienacin
de su yo, el encuentro con su s mismo y el paradjico
alejamiento de lo colectivo, de lo general, para unirse ms
ntimamente a lo profundo humano de cada criatura, decada grupo.
Si bien ese proceso de individuacin en la bs-
queda de la luz es algo permanente, slo a partir de una
crisis particular de la existencia es que el individuo, me-
diante profundas reflexiones y mediante una repentina
comprensin del mundo en el que se mueve y de sus cir-
cunstancias, opta por separarse del camino de la colectivi-
dad y seguir su propia senda inicitica hacia su interior. Es
decir, la individualizacin corresponde a un viaje solitario
por nuestros propios paisajes en los que encontramos
tasmas, monstruos, peligros y precipicios pero tambin f
cos prados, oasis y valles apacibles. Se inicia el viaje h
el s mismo cuando el individuo decide, frente a una
funda crisis espiritual que le ilumina y le afecta, deja
ser uno de muchos y realizar las potencias de su crp
y misterioso mundo interior embarcndose en sus baj
y surcando sus propias aguas.
El viaje se inicia cuando el individuo se recon
con sus aspectos positivos y negativos, acepta sus resp
sabilidades y visualiza el sendero ascendente de lo es
tual que se personifica en el arquetipo del anciano s
investido del carcter sapiencial que le otorga una individual por encima de esa moral social comn
achata a los hombres, les niega su autonoma y los m
pula; una tica individual que a pesar de llevar impl
un apartamiento, es solidaria con los dems y contribu
crear una comunidad universal de hombres libres y el
dos, conocedores de s mismos.
El fin del viaje ocurre cuando el individuo
antes se senta dividido, inautntico, oscilante entre pa
nes diversas de las ofrecidas por un mundo tentado
encuentra ahora dueo de una unidad que enriquec
existencia con un inimaginado sentido espiritual qutorna sereno y totalmente consciente, que lo sumerge e
nirvana integrador y que lo transforma para continu
su regreso, una relacin llena de comprensin y amor
el mundo pero alejada de lo intrascendente, de lo alien
te, de lo que engaa y mancha con halagos a los seres
desviarlos del sendero individual de la luz. En fin, el
cuentro del s mismo no es otra cosa que la plenifica
de la conciencia, es decir la conciencializacin de
materiales del inconsciente y el hallazgo en ellos de
puestas a nuestras limitaciones, de la luz del conocimi
que hace digna la vida del individuo que se sabe posee
en ese instante de unos valores, de una verdad orientad
de un sentido claro de la existencia.
El mito de Orfeo es una de las expresiones sim
licas de esta experiencia de transformacin en que se
barcan los hombres en un momento decisivo y trasc
dental de su existencia individual o colectiva. Orfeo,
de Eagro, recibi en revelacin una serie de misterios y
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difundi a travs de la msica. Esos misterios correspon-
dan a una especie de religin esotrica que revelaba sus
principios y secretos slo a quienes estaban preparados y
dispuestos a seguir el sendero de la luz interior.
Los rficos crean en la inmortalidad del alma y
en la transmigracin a travs de muchos cuerpos para al-
canzar la purificacin. Por su misma esencialidad, el alma
buscaba -segn ellos- retornar a su verdadero estado de
belleza y perfeccin perdidos por el contacto con lo mun-
dano. Para los rficos, el hombre es una dualidad en la que
se enfrentan fuerzas antagnicas: luz y sombra, bien y mal,
bondad e indiferencia, etc. El camino de la luz, el orfismo,
propone desatar el alma de las tinieblas titnicas y llevarlaa la divinidad dionisaca para acceder a la individuacin, a
los valores reales.
Este camino de iniciacin esotrica o mstica no
fue nunca popular en la sociedad griega, sino que perma-
neci reservado a pequeos grupos alejados de la religin
oficial de los seores del Olimpo, mundana y escanda-
losa. Se propona reformar la vida ntima del hombre me-
diante su elevacin, a travs de la msica, ms all de la
inmediatez; la msica como elemento meditico predispo-
na el alma o la psiquis al arrobamiento, a la exaltacin, a
la liberacin dionisaca y permita al individuo una tras-cendental ruptura con el mundo inmediato, con la natura-
leza reducida al mero ejercicio de lo sensorial o de lo mate-
rial.
Pitgoras fund en Crotona una confraternidad
rfico-religiosa llamada el pitagorismo, el cual sustituy a
Dioniso por las matemticas que permitan al individuo,
segn ellos, ordenar su vida interior para ponerla en con-
sonancia con el cosmos. As, para Pitgoras, la liberacin
del alma sera consecuencia del trabajo del intelecto que
descubre que toda cosa tiene una estructura numrica que
la subordina a una medida particular. Los pitagricos crean
que en la juntura entre matemticas, msica y astronoma
se iniciaba la senda que podra conducir a la armona del
individuo en toda la plenitud de su esencialidad. Con el
estudio y la reflexin sobre dichas disciplinas se alcanzaba
una reinterpretacin de la realidad, un enfoque armnico
y claro sin las manchas que se producen como resultado
de los instintos y ambiciones vulgares. Era, en sntesis, el
restablecimiento del sentido frente al mundo y frente a s
mismo por parte del hombre como sujeto dueo y posee-
dor de una conciencia evolucionada.
El viaje de Orfeo al mundo subterrneo, al
en busca de su amada Eurdice simboliza en efecto
sin humana de adentrarse en el camino de la sa
interior, del conocimiento de s mismo que siglos d
fuera base fundamental del pensamiento socrtico
je de Orfeo al reino de Hades (o Plutn) y de Pros
tiene un simbolismo muy claro fcil de asociar al co
de la bsqueda del s mismo de la teora Junguian
mos:
Eurdice, la amada belleza, simboliza el sen
la existencia, el principio y el fin de la bsqueda in
fuera de la cual la msica, que aqu simboliza la vi
ma, carecera de sentido, pues habiendo Orfeo jusu niez que dedicara toda la vida a este arte, las d
goras se funden entonces no solo en la externalida
juramento sino en el simbolismo profundo que la
como armona, gracilidad y belleza. Eurdice es, vi
de esta perspectiva, como la esperanza, como el
mstico de quien busca su propia perfeccin; el reen
entre el nimus y el nima en un himeneo concilia
alienta al hombre; ella es el complemento que enriq
vida interior, es la dimensin dulcificadora que ap
la colectividad amorfa y densa y promueve la trans
cin; ella es la instancia con la que se comp
conciencializacin.
Pero para poder alcanzar y rescatar de la m
esa Eurdice, perdida por culpa de una serpiente1
debe hacer todo un camino que lo llevar del mu
los hombres, en otras palabras del mundo de los n
tos, a los misterios del reino del conocimiento, de
dad.
Durante das y noches Orfeo camina por e
dos senderos, por hostiles y oscuros bosques y lle
entrada de los infiernos.
Observa por ltima vez el mundo exteri
adentra en ese descenso guiado solo por la ima
Eurdice: luz, buen destino. Caronte es el primer o
lo; un vivo no puede ser transportado por la laguna
al reino de las sombras. La msica de Orfeo lo con
y conmueve tambin a Plutn y Proserpina quie
dejan partir con una mueca cmplice que indica
que pertenece al Hades no podr salir de all y aun
en el ltimo escaln, ser de nuevo arrebatado com
saje al mundo de arriba, al de los hombres no inicia
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que la sabidura es un premio al sacrificio, al esfuerzo de
quienes se atreven a viajar para encontrarse con ella y no
un regalo para quienes estn fuertemente apegados al
mundo de la superficialidad.
Orfeo, como consecuencia de su viaje, sufre una
transformacin absoluta en su vida. Se aparta de los hom-
bres, frecuenta los bosques y las montaas solitarias, irra-
dia un aura de infinita tristeza, su canto se hace quedo y
melanclico y espera la transmigracin para unirse as a
su alma gemela y entonar el canto del amor como elemen-
to ms fuerte que la muerte.
El fenmeno de lo rfico o del viaje se repite a lo
largo de toda la literatura clsica, medieval y moderna. As,
en el canto undcimo de La Odisea, Ulises descendi igual-
mente al Hades con el nico propsito de saber la verdad
sobre las circunstancias de su vida en ese viaje penoso y
lleno de escollos que lo llevaba a Itaca. All, en el hades,
habla con Tiresias, smbolo de la sabidura y del conoci-
miento, para aprender de su boca la verdad de su destino.
Heracles baja al Hades en tres ocasiones: una deellas para arrancarle el cancerbero y presentrselo al rey
Euristeo, quien aterrado se escondi en un tonel. La se-
gunda para rescatar a la esposa de Admeto, Alcestes, quien
haba muerto y que fue arrebatada a la muerte y devuelta a
su esposo rompiendo as de manera macabra el orden del
reino de las sombras como ya antes lo haba hecho
Esculapio, fulminado por el rayo de Zeus ante las quejas
de Plutn por las constantes y numerosas resurrecciones
que ejecutaba el mdico, hijo de Apolo. El tercer viaje lo
hizo Heracles para rescatar a su amigo Teseo y a Piritoo,
quienes haban quedado pegados a sus sillas como castigo
por querer raptar a Proserpina. No olvidemos que Heraclesfue iniciado en los misterios menores de Eleusis antes de
descender a la morada de Hades por primera vez y que al
parecer le qued gustando el desafo que le planteaba en
cada viaje a lo desconocido. Tambin viaj al Cucaso a
liberar a Prometeo del castigo que, segn refiere Esquilo,
le haba impuesto Zeus por darles a los hombres el don y el
dominio del fuego. Prometeo ha sido relacionado con la
tendencia humana por escapar al dogma y alcanzar la con-
ciencia plena, la madurez interior, la individuacin que hace
al hombre autnomo, libre de las ataduras de la ignorancia
y el dogmatismo.
La Eneida igualmente es la representacin de
roe que escapa al incendio del mundo troyano dond
muchedumbre adolorida se queja de sus limitacion
miserias. Eneas descendi igualmente al Hades acom
ado por la sibila de Cumas, smbolo de su iniciaci
los misterios de la sabidura esotrica, y qued horror
do con las escenas que observ, aunque tambin fue
ese viaje que obtuvo la sabidura necesaria para salir vi
rioso de los retos del destino que lo tena reservado c
gnesis de la raza que habra de fundar al imperio rom
Los hroes siempre, en todas las mitologas su literatura, constituyeron la unin directa entre el m
do humano y el divino, es decir la expresin del hom
que estando en el mundo no est con l sino que ausc
la existencia humana en lo que tiene de ms alto y pro
do. Son ellos quiz la simbolizacin del individuo que
testa contra un destino comn, abrumador y que conv
a una manera inusual de pensar y afrontar la vida. Lo r
representa una reaccin contra el sufrimiento impuesto
el destino, mediante un viaje que es la prueba ms terr
a la que puede someterse el hombre en el sendero d
transformacin. A ese tormento del destino se le desi
con la palabra pathos y a la decisin de reaccionar sdenomin ethos, accin de partida, inicio del viaje p
alcanzar el mathos, descubrimiento del bien y del mal
terminando as la katharsis, la purificacin del esp
mediante la agn, que es la palabra con que se repres
la lucha contra las ataduras del inconsciente, poblad
mostruos y peligros pero donde reside igualmente la s
dura suprema. En otras palabras, se trata de un crc
que arrancando del hombre llega otra vez a ste, pero
otro lado, al lado que permaneca a oscuras y que ha
iluminado por el proceso del viaje que implica purif
cin a travs del sufrimiento. Es como el retorno del s
su verdadero hogar, limpiado ya de las impurezas d
mundano.
El fenmeno rfico o del viaje pareciera no re
tar diques culturales, como obedeciendo a un elem
arquetpico que cruza los espacios y los tiempos de la
toria y que corroborara las afirmaciones Junguiana
torno a la obra literaria como creacin visionaria en la
el autor extrae los elementos para sus obras de
transfondo desconocido de la naturaleza humana, de e
nacederos profundos del inconsciente en los que se si
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MisioneroenAraracuara(1973)
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DumarAljureyP
ielroja(1952)
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tiza lo colectivo y se comprime el espritu del creador y
ste, inconscientemente, como embargado por una fuerza
superior, habla con la voz de multitudes, liga y expresa los
sueos de crecimiento espiritual existentes en todos los
hombres. Heidegger nos dice al respecto que el creador es
un individuo dueo de un poder visionario que lo aparta
del inters mundano y lo despoja del velo de Maya -
como l lo llama- para adentrarlo en la autenticidad de su
ser.
Una de las consecuencias del viaje rfico es la
transformacin total que sufre el hroe luego de su expe-
riencia. Ya nunca ms ser el mismo que fue antes de su
partida. Lo rfico corresponde a un proceso de transfor-maciones cada vez ms sutiles y el retorno al hogar nos
descubre a un ser que es el mismo pero a la vez es otro
porque ya una luz particularmente intensa irradia su ser;
ya ha ocurrido el milagro como llama Hegel a la trans-
formacin trgica. Lo rfico correspondera, ya en la filo-
sofa platnica, heredera de algunos de sus matices
iniciticos, al individuo que en la alegora de la caverna,
habiendo salido de las sombras de su mundo y visto la luz,
regresa a donde sus congneres con los deslumbrantes
conocimientos de un universo que para ellos sigue siendo
una ficcin o inclusive una agresin.
La transformacin aparta al hroe del mundo; su
elevacin lo ha incapacitado para compartir unos espacios
con los dems hombres; ocurre entonces un distanciamien-
to fraternal que lo torna lejano aunque atento al rumor del
mundo. Orfeo, luego de su viaje, fue otro ser: un hombre
abatido por las verdades que hall. Ulises sali del Hades
sobrecogido de espanto como Eneas. Moiss, en el mito
bblico, irradiaba una intensa luz despus del viaje hecho a
la montaa para recibir las tablas de manos del propio Dios
envuelto en fuego. Cristo descendi a los infiernos para
despus resucitar y una luz - aade el Testamento- rodeaba
su ser. Su actitud era igualmente lejana, casi indiferente a
las cosas del mundo. En la Divina Comedia hay otro des-
censo a los infiernos, condicin previa de la iniciacin que
debe pasar por el tormento, por el pathos, antes de ascen-
der a la gloria simbolizada por Beatriz. Mucho despus el
Quijote, en la segunda parte, desciende a la cueva de
Montesinos y para el lector el personaje sufre desde ah
una transformacin decisiva.
Como la obra de arte es, despus de todo, una re-
presentacin simblica de la cultura, es decir de las viven-
cias humanas, de las crisis sociales, de los sinsabor
existencia pero tambin de los sueos de libertad y
tar, de las ilusiones y expectativas humanas, el fen
rfico, representado en un viaje al infierno o a cu
otro sitio que implique transformacin espiritual,
como una constante inconsciente que expresa para
mente el anhelo por alcanzar una capacidad de c
cia, una conciencializacin de la existencia que e
fondo lo que hace humano al hombre; es decir que
legitima al individuo como diferente a los dems s
la naturaleza es el desarrollo de la conciencia, de la
en palabras de Freud.
El Hades, el infierno, o como pudiera llamdestino final del viaje es, segn Mircea Eliade, una
una abertura que permite el paso de un modo de se
de una situacin existencial a otra. Es un trnsito
tiempo, al tempus del espritu, lo que sugiere la i
pasaje peligroso, de la mutacin ontolgica que tra
ra la existencia del hombre en un movimiento que
te en el abandono del nido es decir de toda si
social para consagrarse nicamente a la marcha h
verdad suprema que en las religiones o filosofas m
lucionadas correspondera a lo que alguien llam
escondido, el Deus absconditus. Para llegar a ser v
ro hombre - apunta Eliade-se debe morir a esta vidral y renacer a una vida superior que es a la vez
religiosa y cultural. Podramos afirmar entonces
condicin esencial del verdadero individuo es la d
viajero a travs de su ser. Vivir es en este sentido vi
circular en torno a s mismo.
Al penetrar por esa abertura que lleva a l
fundidades del s mismo, l entra en su propio te
que correspondera a su otro espacio; y penetra tam
otro tempus, que sera su otro tiempo. Templus y
que en trminos de Eliade, citando a Herman Use
ran el espacio y el tiempo csmicos que no exist
desde el momento en que empieza a existir la co
transcurre con ellos; en otras palabras, entrar al tem
ingresar al tempus propio que transcurre paralelo
po cronolgico de un mundo enloquecido que busc
poner el umbral de s mismo para encontrar respu
sus dudas eternas.
Finalmente, podramos afirmar que las g
obras de la literatura de todos los tiempos reflejan,
haya sido este el propsito consciente de sus auto
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universo mtico-mgico que recupera, desde la ficcin, la
esencialidad del hombre y sus senderos msticos; y podra-
mos afirmar tambin que hacer una buena lectura es crear
la posibilidad de encontrarse con las claves de la accin
humana en sus ambiciones de elevamiento espiritual a tra-
vs de los tiempos. Vista as, la literatura deja de ser el
simple relato de historias o aventuras a que a veces se le
quiere reducir y pasa a ser lo que es: una huella indeleble
de la cultura humana.
CALLOIS, Roger. El Mito y el Hombre. Fondo de Cultura Econmica. Mxi-co, 1993.
ELIADE, Mircea: El Mito del Eterno Retorno. Editorial Altaya. Barcelona,
1995
ELIADE, Mircea: Mito y Realidad. Editorial Labor S.A. Bogot, 1992
ELIADE, Mircea. Lo Sagrado y Lo Profano. Editorial Labor S.A. Bogot,
1994.
ESQUILO. Tragedias. Editorial Bruguera. Barcelona, 1974.
FREUD, Sigmund. Esquema del Sicoanlisis. Alianza Editorial. Madrid, 1991.
FREUD, Sigmund. Sicoanlisis del Arte. Alianza Editorial. Madrid, 1995.
HEIDEGGER, Martn. Arte y Poesa. Fondo de Cultura Econmica. co, 1995.
HOMERO. La Iliada. Editorial Iberia. Barcelona, 1970.
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HUMBERT, Juan. Mitologa Griega y Romana. Editorial Gustavo Gili
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JUNG, Carl. Energtica Squica y Esencia del Sueo. Editorial Paids
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KIRK, Geoffrey. El Mito. Editorial Paids. Barcelona, 1985.
KIRK, Geoffrey. La Naturaleza de los Mitos Griegos. Editorial Labor. B
lona, 1992.
VICTOR CIVITA. Editor. Mitologa. Tres tomos. Sao Paulo, Brasil 199
1Ntese la relacin sobre la serpiente entre el mito bblico de la prdid
del paraso y este mito rfico.