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ISSN: 1136 - 5277 9 Serie Geográfica, 15 (2009), 9 - 26 DEL INTERÉS COMERCIAL A UN PLANTEAMIENTO CIENTÍFICO DE LAS RELACIONES ENTRE TURISMO Y CARTOGRAFÍA Daniel Reinoso Moreno y José Sancho Comíns Departamento de Geografía, Universidad de Alcalá, Calle Colegios, 2 - Alcalá de Henares - 28801 [email protected] y [email protected] RESUMEN El turismo en espacios rurales y naturales se ha convertido en una función económica importante con un claro im- pacto en el tejido social, especialmente en las comarcas más deprimidas. La cartografía siempre desempeñó un de- cisivo apoyo para la promoción de recursos turísticos y la publicidad de productos, equipamientos y servicios ofertados en un determinado territorio. Al uso puramente comercial de la herramienta cartográfica se le unió des- pués un eficiente papel en los trabajos de ordenación territorial y planificación turística. La aparición de atlas te- máticos dedicados especialmente al turismo, y más en concreto al que se desarrolla en ámbitos rurales y naturales, ha demostrado la idoneidad de la cartografía turística en un plano académico, además de que sea muy positivo, a la vez, su impacto a nivel social, institucional y técnico. Palabras Clave: Turismo rural, cartografía turística, atlas temáticos. ABSTRACT Tourism in rural and natural spaces has became an important economic source with a profund impact on society, specially in most depressed areas. Cartography always played a decisive part in the promotion of touristic resources and the advertising of products, equipments and services offered in one particular area. To a merely commercial use of the cartographic tool, an eficient role in the works of territorial ordination and tourist planning, was added. The appearance of thematic atlas specially devoted to tourism, and more specially those developped in rural and natural spaces, has shown the ability of the touristic cartography in an academic plane, as well as its positive impact at social, institutional and technical levels. Key Words: Rural tourism, touristic cartography, thematic atlas Fecha de Recepción: 12 de Diciembre de 2008 Fecha de Aceptación: 13 de Marzo de 2009 INTRODUCCIÓN El uso de los mapas en la promoción de los desti- nos turísticos tiene una larga tradición. La carto- grafía queda asociada, así, al turismo de manera efectiva, habiéndose afianzado con el tiempo ese lazo hasta tender en la actualidad otros muchos puentes de comunicación que aprovechan las po- sibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías de la información. Los valores que la cartografía pone al servicio de todos aquellos que tienen que ver con la actividad turística -gestores, promotores, planificadores, los propios turistas, etc.- son de notable calado. En primer lugar, destaca la principal virtud de los mapas: ofrecer información localizada. Esta es una cuestión esencial. Dónde es la pregunta clave que todo mapa contesta y eso en turismo resulta decisivo. La ubicación de recursos y productos tu- rísticos en su contexto territorial, la accesibilidad y distancia entre aquellos y el turista potencial son informaciones, en suma, que el mapa ofrece sin ambigüedad. En segundo lugar, cabe destacar el valor universal del lenguaje cartográfico; la expre- sión de los contenidos mediante las variables vi- suales, que ostentan la fuerza del simbolismo abstracto de lectura intuitiva y fácil, añade una re- levancia muy notable al mapa hasta convertirlo en el documento más popular en manos de turistas y más utilizado en el campo científico y operativo. En tercer lugar, se debe señalar el poder suge- rente que posee el mapa ante el usuario; en último extremo es una imagen a la que se le puede, y debe, dotar de una cierta belleza; esto implica que la información se reciba de un modo más amable, incluso con satisfacción estética. Por último, la cartografía hace menos esforzada la adquisición de una determinada información que tenga, natu- ralmente, implantación territorial; este es un as- pecto a tener en cuenta si el destinatario, sobre todo, es el propio turista, aunque tampoco es des- deñable este valor de cara a sectores más espe- cializados, en el campo científico y técnico.

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ISSN: 1136 - 5277

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Serie Geográfica, 15 (2009), 9 - 26

DEL INTERÉS COMERCIAL A UN PLANTEAMIENTO CIENTÍFICO DE LAS

RELACIONES ENTRE TURISMO Y CARTOGRAFÍA

Daniel Reinoso Moreno y José Sancho Comíns Departamento de Geografía, Universidad de Alcalá, Calle Colegios, 2 - Alcalá de Henares - [email protected] y [email protected]

RESUMEN

El turismo en espacios rurales y naturales se ha convertido en una función económica importante con un claro im-pacto en el tejido social, especialmente en las comarcas más deprimidas. La cartografía siempre desempeñó un de-cisivo apoyo para la promoción de recursos turísticos y la publicidad de productos, equipamientos y serviciosofertados en un determinado territorio. Al uso puramente comercial de la herramienta cartográfica se le unió des-pués un eficiente papel en los trabajos de ordenación territorial y planificación turística. La aparición de atlas te-máticos dedicados especialmente al turismo, y más en concreto al que se desarrolla en ámbitos rurales y naturales,ha demostrado la idoneidad de la cartografía turística en un plano académico, además de que sea muy positivo, ala vez, su impacto a nivel social, institucional y técnico.Palabras Clave: Turismo rural, cartografía turística, atlas temáticos.

ABSTRACT

Tourism in rural and natural spaces has became an important economic source with a profund impact on society,specially in most depressed areas. Cartography always played a decisive part in the promotion of touristic resourcesand the advertising of products, equipments and services offered in one particular area. To a merely commercial useof the cartographic tool, an eficient role in the works of territorial ordination and tourist planning, was added. Theappearance of thematic atlas specially devoted to tourism, and more specially those developped in rural and naturalspaces, has shown the ability of the touristic cartography in an academic plane, as well as its positive impact atsocial, institutional and technical levels.Key Words: Rural tourism, touristic cartography, thematic atlas

Fecha de Recepción: 12 de Diciembre de 2008Fecha de Aceptación: 13 de Marzo de 2009

INTRODUCCIÓN

El uso de los mapas en la promoción de los desti-nos turísticos tiene una larga tradición. La carto-grafía queda asociada, así, al turismo de maneraefectiva, habiéndose afianzado con el tiempo eselazo hasta tender en la actualidad otros muchospuentes de comunicación que aprovechan las po-sibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías dela información.

Los valores que la cartografía pone al servicio detodos aquellos que tienen que ver con la actividadturística -gestores, promotores, planificadores,los propios turistas, etc.- son de notable calado.En primer lugar, destaca la principal virtud de losmapas: ofrecer información localizada. Esta esuna cuestión esencial. Dónde es la pregunta claveque todo mapa contesta y eso en turismo resultadecisivo. La ubicación de recursos y productos tu-rísticos en su contexto territorial, la accesibilidady distancia entre aquellos y el turista potencial soninformaciones, en suma, que el mapa ofrece sin

ambigüedad. En segundo lugar, cabe destacar elvalor universal del lenguaje cartográfico; la expre-sión de los contenidos mediante las variables vi-suales, que ostentan la fuerza del simbolismoabstracto de lectura intuitiva y fácil, añade una re-levancia muy notable al mapa hasta convertirlo enel documento más popular en manos de turistas ymás utilizado en el campo científico y operativo.En tercer lugar, se debe señalar el poder suge-rente que posee el mapa ante el usuario; en últimoextremo es una imagen a la que se le puede, ydebe, dotar de una cierta belleza; esto implica quela información se reciba de un modo más amable,incluso con satisfacción estética. Por último, lacartografía hace menos esforzada la adquisiciónde una determinada información que tenga, natu-ralmente, implantación territorial; este es un as-pecto a tener en cuenta si el destinatario, sobretodo, es el propio turista, aunque tampoco es des-deñable este valor de cara a sectores más espe-cializados, en el campo científico y técnico.

El turismo despliega su actividad, obviamente,sobre un territorio. Lo hace a tenor de los produc-tos ofertados o bien de los recursos aún inactiva-dos que ostentan, sin embargo, un cierto atractivo.Las transformaciones espaciales son, como con-secuencia del despliegue de la función turística,no pocas veces, de notable impacto. El paisajeacoge, en ocasiones, esos cambios sin mayor difi-cultad; en otras, las rupturas son más traumáticasafectando sensiblemente a la condición del re-curso o a su contexto. Infraestructuras, equipa-mientos y servicios para el turista apoyan esafunción que puede llegar a ser muy importantepara un determinado territorio por su repercusiónen el empleo, la vitalidad del tejido empresarial y,en suma, la creación de riqueza. El turismo, en de-finitiva, tiene una clara dimensión espacial y esole hace objeto idóneo de la cartografía: distribu-ción de recursos y productos, ubicación de servi-cios y actividades lúdico-recreativas, movilidadespacial del flujo turístico, repercusiones de lafunción turística en otros sectores de fuerte im-pronta territorial, etc.

Son numerosos los ejemplos que avalan esa felizrelación entre turismo y cartografía. La cartogra-fía turística acumula una larga experiencia biencomo servicio puntual (mapas murales, cartelería,folletos divulgativos, etc.), bien como herramientade análisis sistemático del fenómeno turístico enun territorio. En este artículo nos vamos a referiral segundo de los aspectos que acabamos de citar,y más en concreto ceñiremos, en la última parte,su aplicación al turismo rural a partir de tres ex-periencias que hemos vivido en los últimos años:Atlas del Turismo rural de Castilla–La Mancha(2004), Atlas del Turismo Rural de la Sierra Nortede Guadalajara (2007) y Atlas del Turismo en Es-pacios Rurales y Naturales de España (2008).

EL TURISMO EN LOS MAPAS: DE LAS GUÍAS A LOSATLAS

La planificación turística parte de dos supuestos:la existencia de recursos turísticos básicos en elterritorio y la constatación de una demanda poten-cial una vez que aquellos se transforman, dehecho, en productos turísticos. Esas dos condicio-nes previas sustentan la verosimilitud de una hi-pótesis que planteara como posible el nacimientoy consolidación de un auténtico sistema turísticoen un determinado territorio.

Un sistema turístico moviliza componentes muydiversos: los recursos; la demanda; los factores

que inciden en la oferta; y las empresas turísticas(López Olivares, 1993). De todos ellos, el que os-tenta una clara implicación territorial son los re-cursos que, aun siendo de muy variada condición(naturales/antrópicos, materiales/intangibles, bá-sicos/complementarios, permanentes/tempora-les, etc.), tienen ubicuidad y, por tanto, posibilidadde ser tratados sin mayor dificultad por la carto-grafía.

El proceso de transformar un recurso turístico enproducto turístico tiene cierta complejidad. Inter-vienen en su construcción “los diferentes aspectosterritoriales y socioeconómicos, desembocando enun producto heterogéneo de manera que se pre-senta como una pequeña dinámica socioeconó-mica en el ámbito de un sistema socioeconómicogeneral” (López Olivares, 1993). En otras palabras,el producto turístico requiere de una base física(la existencia del recurso en un territorio), un pro-ceso económico (una inversión monetaria necesa-ria para su puesta en el mercado y la capacidadfinanciera de una potencial demanda que lo con-suma), un significativo ingrediente social, quealude a la formación en el manejo sensato del pro-ducto turístico (equivalente a decir gestión soste-nible del recurso), y la necesaria reflexióncientífica acerca de lo acaecido con el fin de eva-luar aciertos y errores y obtener un aprendizajepara posteriores acciones (la conveniente I+D+i).En el Gráfico 1 queda sintetizado este proceso.

En efecto, aunque con otras palabras y sin alusio-nes explícitas a la sostenibilidad o a la formacióndel capital humano en la gestión del producto tu-rístico, queda bien expresado en el ideograma elcamino que recorre todo proceso que trate de ge-nerar un sistema turístico en un territorio. La car-tografía, en la actualidad, instalada en el seno delas Tecnologías de la Información Geográfica, des-empeña un papel importante en este itinerario, di-ferenciándose cuatro fases bien distintas quepasamos a comentar.

Como primer paso, la imagen cartográfica es lamejor expresión analítica del territorio. La reali-dad queda seccionada temáticamente haciéndosemás fácil su aprehensión. El análisis espacial des-menuza un hecho extraordinariamente complejocomo el territorio y vuelca en mapas los resulta-dos, contribuyendo así al conocimiento científico,progresivo por necesidad, del ámbito geográficoestudiado. Los recursos turísticos territorialesson representados cartográficamente, lo que su-pone un valor añadido de enorme significación almero inventario. Los mapas fijan la posición de los

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recursos, establecen diferenciaciones tipológicasy pueden mostrar rangos y valoraciones analíticasde los mismos.

En segundo lugar, la cartografía posibilita hacersimulaciones de impactos ambientales y socioe-conómicos, propios a la fase de exploración y ma-nejo del recurso turístico. Una apreciación visualde la magnitud espacial de las afecciones y la in-tensidad diversa de las mismas se convierten enelementos cardinales para la toma de decisionesen orden a la corrección de impactos previsiblescomo consecuencia de la potencial puesta en es-cena del producto turístico.

En tercer lugar, la planificación turística requiereexpresar en mapas la atribución espacial de fun-ciones, la localización de productos turísticos bá-sicos y complementarios, los flujos de demandaprevisibles y la esperada consolidación del tejidosocial y económico. Es el momento de la cartogra-fía propositiva.

Por último, los mapas vuelven a ser un recursomuy importante en la última fase de evaluación,seguimiento y aprendizaje. El sistema turísticoconstruido puede distar más o menos del previsto;los impactos han podido variar en relación a laprognosis realizada; determinadas actuacioneshan podido resultar exitosas frente a otras fraca-

sadas. Todo ello abre el camino a la cartografíavalorativa, auténtico punto y seguido en la gestióndel desarrollo turístico.

Todos estos aspectos tienen un componente po-tencial, que la planificación trata de activar, y otroreal, que es el camino diseñado por los agentes dedesarrollo para que el afianzamiento del sistematurístico goce de seguridad, previsión y buenhacer. En este sentido, las nuevas tecnologíashacen factible concebir la cartografía como “he-rramienta abierta” que actualiza con facilidad con-tenidos y pone al alcance del técnico nuevasimágenes con el fin de apoyar su gestión.

El significativo papel de la cartografía en los pro-cesos de análisis científico de un territorio y, sobretodo, de planificación y propuesta de acciones dedesarrollo turístico parece fuera de toda duda. Lasnuevas Tecnologías de la Información Geográficahan hecho incrementar, si cabe, la presencia de lacartografía en estos ámbitos, académico y opera-tivo. Sin embargo, mucho más frecuente, y sobretodo de más larga tradición, ha sido la presenciade los mapas en las guías turísticas y folletos in-formativos. Bien es cierto que el rigor y la calidadno siempre acompañaron estas representaciones,bien sujetas a modos, intereses comerciales ypromoción de tipismos que terminaban por anularparte del valor cartográfico del producto. Como

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Gráfico 1.- Plan general para el análisis del desarrollo turístico. Fuente: López Olivares (1993, modificado).

señala Domínguez Mújica, “el mapa fue perdiendosu carácter científico y quedó subordinado a lasnecesidades del reclamo turístico, como pone demanifiesto que se dotara, paulatinamente, de nue-vos símbolos. Conservaba la utilidad que le otor-gaba la representación sintética del territorio,pero perdía rigor, se vulgarizaba al servicio de laimagen turística que deseaba transmitir” (Domín-guez Mújica, 2007).

Esta misma autora hace un excelente repaso a lautilización de la cartografía en la promoción turís-tica de Canarias que va desde finales del siglo XIXy principios del XX, tiempos en los que se puedehablar de una cartografía científica al servicio deun turismo de élite, al pintoresquismo, raciona-lismo y tipismo de los años cuarenta y cincuentade la anterior centuria y a la promoción del tu-rismo de masas una década después.

Como señalábamos en un anterior trabajo (San-cho Comíns et al. 2001), las guías y folletos turís-ticos tuvieron siempre predilección por lainformación visual que necesariamente acompañóa la literaria y fotográfica. Unas veces, mapas, enotras ocasiones, planos y, en no pocas, meros bo-cetos o croquis espaciales acogían información te-mática referente a servicios y productos turísticos(alojamientos, museos, puntos de información tu-rística, aparcamientos, miradores paisajísticos,iglesias, castillos, etc.) o reflejaban, con apoyo defotografías o dibujos, hitos y tipismos del imagina-rio popular.

Más recientemente, se han incorporado a estasguías recursos complementarios como las foto-grafías aéreas oblicuas o incluso las imágenes ob-tenidas desde los satélites artificiales. Algunas deellas toman el nombre de aeroguías. Sobre la ima-gen aérea se imprimen las informaciones que sejuzgan de interés (recorridos y paseos, cimas convistas panorámicas de interés, ermitas y monu-mentos, parques naturales, campings y otros ser-vicios, etc.). Un texto breve, situado junto a laaeroimagen y siempre acompañado por fotogra-fías oblicuas, sirve para descubrir el territorio in-serto en aquella y ofrecer informaciones útilescomo las características de las playas y puertosdeportivos, teléfonos de interés general, e inclusoalgunos datos históricos de los asentamientos. Unclaro ejemplo de esta modalidad es la Aeroguíadel Litoral de Valencia y Castellón (García Alagorta1997).

Mucho más cerca de la preocupación académica y,por lo tanto, despojada del cariz pragmático de lo

dicho anteriormente, están los atlas. Estos docu-mentos tienen en los mapas el soporte esencialde comunicación de contenidos. El turismo tam-bién ha tenido en ellos un espacio como actividadeconómica de notable repercusión territorial y haido ganando en presencia e importancia con elpaso del tiempo. Hagamos un somero repaso dela presencia del turismo en algunos atlas; puederesultar muy ilustrativo de cómo se ha resuelto elbinomio cartografía-turismo en este tipo de obras.

En los atlas de carácter más general y de escalasmás globales (mundiales, nacionales, y grandesregiones), se ofrece la localización de los recursosturísticos más destacados (lugares/monumentosde interés turístico, parques naturales, castillos,ruinas, balnearios, albergues de montaña, para-dor, etc.), representados mediante signos/iconossimilares a los utilizados en las guías turísticas yque, en cierto sentido, podríamos considerarcomo convencionales. Los ejemplos son múlti-ples, así que sólo citaremos algunos de los másconocidos: Atlas Mundial Gráfico Aguilar (Aguilar,1976), Atlas Gráfico de España Aguilar (Echeandía,1982) y Atlas Gráfico de Andalucía Aguilar (Eche-andía, 1978). En este apartado se incluiría tambiénel Gran Atlas Turístico de España y Portugal, edi-tado por Nobel para el diario ABC en 1994. Aunquees el único documento que conocemos con el tí-tulo de atlas turístico, su estructura es idéntica ala de las guías turísticas, y no responde a lo quecabría esperar por su denominación.

A escala continental, la información sobre turismoque aparece en los atlas se engloba, normal-mente, en un mapa de actividades económicas,junto a la agricultura, industria y otros servicios. Alincorporar información tan variada, sólo se repre-sentan los elementos de interés turístico másdestacados, sin hacer grandes distinciones entreellos. Por ejemplo, en el caso del Grand Atlas duContinent Africain (Van Chi-Bonnardel, 1973) sediferencian estos cinco elementos: hoteles de lujoy de primera clase, hoteles de segunda clase, lu-gares arqueológicos, monumentos y centros tu-rísticos.

Los atlas a escala nacional suelen incluir una solalámina bajo el título de Turismo. Este es el casode los atlas de Alto Volta (1975), Mauritania (1977),Costa de Marfil (1978) y Zaire (1978), realizados enFrancia durante la década de los 70. En la láminadedicada al Turismo aparece un mapa de todo elEstado con información general sobre infraestruc-tura hotelera, recursos turísticos y principalesrutas. Un ejemplo italiano, el “Atlante Generale

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Metodico de Agostini” (Istituto Geografico deAgostini, 1984), dedica una lámina para el turismoy las comunicaciones; en esta, aparece un mapade Italia a escala 1:4.500.000 con informaciónsobre los recursos turísticos (balnearios, estacio-nes alpinas, zonas de interés artístico, etc.), juntoa información sobre el número de turistas. Al ladode este mapa aparece uno de escala 1:12.000.000con la red de transporte.

El Atlas d’Andorra (Gómez Ortiz, 1991), el AtlasNacional de México (Instituto de Geografía UNAM,1990) y el Nuevo Atlas Nacional de Cuba (Oliva,1989) ofrecen una información más variada. El pri-mero incluye información sobre establecimientoshoteleros y sobre la distribución espacial de refu-gios y camping (dos mapas); el segundo sobre losprincipales lugares de interés turístico, principa-les balnearios, capacidad hotelera y principalescentros turísticos (cuatro mapas); y el tercerosobre recursos recreativos y regiones recreativas(en una lámina doble) y sobre alojamientos parael turismo (dos mapas y dos planos en una sola lá-mina).

A este mismo nivel, el Atlas de Israel (Survey of Is-rael, 1970) presenta una visión algo más completaque los anteriormente comentados. Dedica dos lá-minas al tema del turismo, e incluye cinco mapasde Israel (áreas de interés natural o recreativo, lu-gares de interés histórico o religioso, entrada y sa-lida de turistas, ocupación hotelera einfraestructura hotelera) y un mapa del mundocon el número de turistas por país de origen quevisita Israel. Quizá, la mayor novedad de este do-cumento es la integración de mapas de los recur-sos turísticos del país, junto a información de tipomás funcional (número de turistas, ocupación ho-telera).

En el caso del Gran Atlas de España editado porPlaneta (1989) aparecen uno o dos mapas por Co-munidad Autónoma. Estos mapas forman parte deuna composición más amplia que completa unalámina dedicada a actividades terciarias. No siem-pre son los mismos mapas; por ejemplo, en la Co-munidad de Madrid aparece un mapa deresidencias secundarias y otro de espacios natu-rales de interés; mientras que en Baleares, losmapas hacen referencia a la capacidad hotelera yal equipamiento para el deporte y el turismo; o enCataluña sólo aparece un mapa con lo que deno-minan “recursos turísticos” (puertos deportivos,esquí, balnearios, parques, monumentos, etc.). Enesta misma línea se encuentran el Gran Atlas deEspaña editado por Plaza & Janés en 1997 y el

Atlas de España, incluido en la Enciclopedia Uni-versal Ilustrada, editada por Espasa Calpe en1998. Ambos siguen un enfoque similar, si bien elprimero, incluye, como novedad, un mapa con lared de paradores nacionales y dos mapas sobre elCamino de Santiago.

En el Atlas Nacional de España (Instituto Geográ-fico Nacional, 1997) el turismo llega al estatus decapítulo, recibiendo el tratamiento específico quemerece una actividad tan destacada para nuestropaís. No es de extrañar que en una potencia mun-dial en materia de turismo como es España sepreste una mayor atención a este fenómeno. Ade-más, el Atlas dedica mucho espacio a los temaseconómicos, de hecho son los que alcanzan com-parativamente un mayor desarrollo (cinco seccio-nes). Se le asignó el Cuaderno 33 y aparecióincluido en la sección IX que se tituló “Otras acti-vidades y servicios”, al mismo nivel que otrostemas tan importantes como la Organización delEstado, la Sanidad, la Educación y la Ciencia, elArte y la Cultura, etc.

Merece la pena referir su estructura temática yponderar la importancia de cada uno de los aspec-tos tratados. A primera vista, se observa que elcuaderno se compone de una serie de mapas or-denados según una secuencia temática lógica, en-riquecidos por unos recursos que le sirven deapoyo entre los que destaca un texto introductorioal comienzo, de trece páginas, en el que se acla-ran algunas cuestiones conceptuales. Además, alo largo del documento, se van insertando diver-sas fotografías, gráficos, y tablas estadísticas, re-cursos que, en suma, se complementanperfectamente con los mapas para la transmisiónde la información temática. La serie cartográficapropiamente dicha, que lógicamente posee unmayor peso (33 páginas) que esa primera intro-ducción textual, trata cuatro grandes temas a lolargo del documento. En primer lugar están situa-dos los mapas dedicados a mostrar los recursosturísticos de España que ocupan 10 páginas, se-guidos a lo largo de 12 páginas por los de la oferta.Dedica después 9 páginas a tratar la demanda tu-rística mientras que sólo una al empleo generadopor el sector.

En cuanto a los atlas de escala regional, donde se ins-cribe la mayor parte de los Atlas que se publican ennuestro país en la actualidad, en general, dedican un es-pacio más extenso al tema del turismo que los de escalanacional, si exceptuamos el Atlas Nacional de Españaanteriormente comentado, aunque no existe homoge-neidad entre los distintos documentos consultados.

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Los atlas franceses de las regiones de Aquitania(Institut de Géographie et d’Études Regionales del’Université de Bordeaux III, 1973) y Normandía(Association pour Atlas de Normandie, 1970), porejemplo, publicados al inicio de la década de los70, dedican dos láminas a temas relacionados conel ocio, aunque no aparecen en una sección espe-cífica sobre turismo. En ambos casos existe unmapa de residencias secundarias. Sin embargo,en tanto que el atlas de Aquitania presenta unmapa de equipamientos culturales (teatros, cines,etc), el de Normandía incluye uno de frecuentaciónturística (número de viajes, número de viajeros enhoteles, etc).

En España, todas las comunidades autónomas po-seen o están realizando atlas temáticos sobre suterritorio. En general, aunque varía de unos aotros, no dedican un espacio demasiado extensoa este fenómeno. En el caso menos favorable altema que nos ocupa, algunos atlas regionales noincluyen ninguna lámina gráfica dedicada al tu-rismo, si bien existen mapas sobre la historia de laregión, que nos informan sobre las zonas de inte-rés cultural; esto sucede en el Atlas de Castilla-La Mancha (Díaz Moreno, 1986) y Atlas Básico deCanarias (Alfonso Pérez, 1980). En el primer caso,existen 4 láminas con planos sobre la evoluciónhistórica de las cinco capitales y Talavera de laReina y Puerto Llano, una lámina con un plano deToledo en los siglos XI y XII, y diez láminas sobrela historia de la región; todas ellas con elementosde gran interés turístico (arte visigodo, mozárabey musulmán, arte románico y protogótico, arte ycultura del siglo XVIII, cañadas de la Mesta, etc.).En el segundo caso, se dedican dos láminas a laprehistoria (con la representación de cuevas-en-terramiento, arte rupestre, etc.) y otras dos alsiglo de la conquista (rutas seguidas por los con-quistadores).

En este mismo caso se encuentra el Atlas de laComunidad de Madrid (Mas Hernández, 1992), queno posee una sección dedicada al turismo, peroque incluye cuatro láminas con información rela-cionada con el mismo. La sección “Patrimonio cul-tural” ofrece dos mapas (cada uno en una lámina),uno con la cronología de los asentamientos y otrocon los elementos y conjuntos de mayor relevan-cia. En la sección “La ciudad” se incluye un planomonumental de Madrid. Por último, en la sección“La agricultura y el paisaje agrario” aparece unmapa sobre espacios de ocio, que incluye zonas decaza, pesca, esquí, deportes náuticos, y refugios yalojamientos turísticos.

El término medio lo constituyen los atlas que in-cluyen una o dos láminas dedicadas expresa-mente al turismo. En este caso se encuentran elAtlas de les Illes Balears (Matas i Tort, 1979), conuna lámina dedicada a la capacidad hotelera, elAtlas Básico de Andalucía (Pezzi Cerello, 1992),con una lámina sobre ofertas y recursos turísticos,el Atlas Interinsular de Canarias (García Rodrí-guez, 1990), con dos láminas sobre infraestructuraturística e ingresos del sector turístico y principa-les urbanizaciones, y el CD-Atles de Catalunya(Miranda, 1993), con dos láminas referentes a es-tablecimientos hoteleros y a camping. Al igual quelos atlas anteriores, todos estos documentos in-cluyen otra información de interés turístico (his-toria y cultura), pero fuera de esta sección.

Por último, los atlas regionales que dedicanmayor espacio al tema que abordamos incluyentres o cuatro páginas en la sección de turismo. Enel Atlas del Territorio de Castilla y León (Ramírez,y Reguera, 1995), bajo el título “Turismo y BienesCulturales”, aparecen tres láminas con los si-guientes mapas: bienes inmuebles de interés cul-tural; localización de hoteles, pensiones,paradores, balnearios y hospederías; localizaciónde camping e instalaciones de juventud; centrosde interpretación de la naturaleza; y estaciones deesquí.

En el Gran Atlas de Navarra (Floristán Samanes,et al. 1986) el título de la sección es “Turismo yDeportes”, con un total de cuatro láminas, dos ymedia dedicadas a mapas. En la primera láminagráfica aparecen cuatro mapas: conjuntos y mo-numentos artísticos; zonas de interés paisajístico;principales itinerarios turísticos; y zonas de resi-dencia secundaria. En la segunda lámina apare-cen los siguientes mapas: campos de fútbol;piscinas y complejos deportivos; pistas deportivas,gimnasios, golf, tiro y equitación; cotos de caza;cotos de pesca; y un plano con el patrimonio mo-numental, equipamiento deportivo y zonas verdesde Pamplona.

El siguiente nivel lo constituyen los atlas provin-ciales, entre los que podríamos considerar algu-nos de los citados anteriormente por tratarse decomunidades autónomas uniprovinciales (Madrid,Navarra). Pese a que podría pensarse que al ocu-parse de un territorio más pequeño (mayor detalleespacial), el tema del turismo adquiriría mayorpeso, esto no es así. La información que ofrecenestos atlas es muy similar a los regionales y, aligual que estos, muy heterogénea entre los distin-tos documentos consultados. En el Atlas de la pro-

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vincia de Castellón (Sancho Comíns, 1982) se de-dica una lámina al turismo, en la que aparecencuatro mapas con los siguientes temas: aloja-miento hotelero; situación y capacidad de los cam-ping; monumentos de interés turístico; eitinerarios costa-interior de interés geográfico.

En el Atlas de la Provincia de Cádiz (BarragánMuñoz, 1995) aparece una sección dedicada a “Laoferta turística”, con un mapa sobre recursos yequipamientos turísticos y otro sobre la tipologíade alojamientos turísticos (cada uno en una lá-mina). Además, incluye otra lámina dedicada a“Equipamientos y servicios” con mapas sobre laoferta histórico-cultural y los equipamientos de-portivos (ambos en una misma lámina).

Para finalizar esta sección, el “Atlas GeográficoProvincial Comentado de Almería” (Díaz Álvarez,1984) también incluye una sección dedicada al tu-rismo (“El sector servicios: la importancia del tu-rismo”), con mapas sobre las rutas y centrosturísticos y sobre las plazas en alojamientos tu-rísticos. No obstante, incluye información de graninterés en otras dos secciones: en “Los recursos:otras posibilidades naturales” se incluye un mapade fuentes termales y manantiales dietéticos, y en“El entramado de la organización espacial: lasrutas provinciales de especial interés” aparece elmapa de rutas de interés turístico, monumental yarqueológico.

Por último, han aparecido también atlas dedica-dos a espacios de extensiones más reducidas,como los comarcales o municipales. En estos do-cumentos tampoco se dedica una sección muy ex-tensa al turismo. El Atlas de la Marina Alta (MasLlorens, 1993) incluye una sección titulada “El tu-rismo y la urbanización” en la que incluye planosde la evolución histórica de Denia y Ondara y unadoble lámina con el mapa de infraestructuras bá-sicas (carreteras, pozos, depósitos de agua, depu-radoras, etc.); como es evidente, pese al título dela sección, no se hace referencia a las actividadesturísticas propiamente dichas.

En el Atlas de la Ciudad de Madrid (Buero Rodrí-guez, 1992) no existe una sección dedicada al tu-rismo, pero aparecen varios mapas sobreaspectos relacionados con este en la sección de“Actividades” (restaurantes, cines, teatros, audi-torios de música, cenas y copas, museos y galeríasde arte, instalaciones hoteleras, instalaciones de-portivas y espacios libres y zonas verdes).

En resumen, debemos señalar la falta de unifor-midad en cuanto al tratamiento de la informaciónturística en los atlas. La heterogeneidad encon-trada hace referencia, principalmente, a dos cues-tiones. En primer lugar, no queda clara lanecesidad de incluir una sección exclusiva para elturismo; de modo que, en algunos atlas no apa-rece tal sección, en otros aparece esta variabledentro de una sección más general (los servicios),en tanto que otros dedican una sección exclusivamás o menos extensa. Este hecho está altamenterelacionado con la escala del documento, siendomás evidente la necesidad de incluir una seccióndedicada al turismo cuando se trabaja a resolu-ción espacial de mayor detalle, aunque no siemprese demuestra esta relación. En segundo lugar, noquedan claramente definidas las variables que en-tran a formar parte de esta sección. Como ya ade-lantamos, las actividades turísticas dependen demultitud de factores físicos y humanos, que pue-den incluirse perfectamente en algunas de lassecciones clásicas de un atlas temático (relieve,clima, hidrología, vegetación y fauna, red de co-municaciones, historia, etc.); por ello, es suma-mente difícil decidir qué mapas deben formarparte de una sección dedicada a este fenómeno.

En los documentos consultados, en suma, apare-cen mapas que aluden al turismo que podríamosenglobar en cinco categorías:

i) Recursos naturales y/o histórico-cultu-rales. Son los más representados y los demayor tradición, ya que son los más profu-samente utilizados en las guías turísticas.

ii) Relacionados con el punto anterior,aparecen planos monumentales de ciuda-des y rutas de interés turístico; las segun-das son más frecuentes, aunque el númerode mapas incluidos en los atlas consultadoses muy inferior al de mapas dedicados a losrecursos. Estos planos y rutas también sontípicos de las guías turísticas.

iii) Equipamiento hotelero y de camping ygrado de ocupación de los mismos. Esta esuna variable muy representada en los atlasconsultados, la segunda tras los mapas derecursos turísticos.

iv) Número de visitantes y procedencia delos mismos. En algunos casos, también secartografía el número de salidas desde laregión de estudio y el lugar de destino. Estetipo de información, especialmente la se-

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gunda, no es demasiado frecuente en losatlas consultados.

v) El último factor que se incluye en lasección dedicada al turismo son las resi-dencias secundarias, que se incluyen enaproximadamente el 30% de los atlas con-sultados.

La disparidad de soluciones a la hora de afrontarla cartografía del turismo es evidente. Nuestra ex-periencia en la realización de tres atlas específi-cos sobre turismo en espacios rurales y naturalespuede resultar interesante para ver cómo se haconstruido un discurso cartográfico sobre un temamuy concreto y a lo largo de un espacio extenso.En nuestro caso, por lo tanto, es el turismo el ejecentral y de el penden todas las informaciones yno al revés, como acabamos de ver en los ejem-plos precedentes. En primer lugar, abordaremosen este trabajo la fundamentación conceptual queeste tipo de obras requiere y, después, presenta-remos el proceso concreto que hemos vivido en laejecución de tres atlas del turismo en espacios ru-rales y naturales de los que hemos sido respon-sables.

ELEMENTOS ESTRUCTURALES Y CONSTRUCTIVOSDE UN DISCURSO CARTOGRÁFICO CON PERSPEC-TIVA CIENTÍFICA: APLICACIÓN AL TURISMO EN ES-PACIOS RURALES Y NATURALES

El Tema del turismo en espacios rurales y natu-rales, como tantos otros fenómenos de fuerteimplantación territorial, concita un interés mul-tidisciplinar. A la hora de su análisis, estudio y,por lo que a nosotros corresponde, su represen-tación cartográfica deben abordarse facetas muyheterogéneas que van desde el propio medio na-tural al bagaje patrimonial y a los productos tu-rísticos, los servicios complementarios, elcomponente sociológico del flujo turístico, el per-fil del tejido empresarial creado y, en suma, larepercusión económica que supone para un de-terminado territorio y sus gentes.

En nuestro caso, el mensaje o acopio temático seplasma en lo que denominamos “discurso cartográ-fico”, que en los atlas queda enmarcado, a su vez,por otros recursos de comunicación como las foto-grafías, croquis, gráficos, dibujos, ideogramas, imá-genes satélite y textos literarios. Ciñámonos ahoraen desvelar los elementos estructurales y construc-tivos que un discurso cartográfico, debe tener encuenta cuando se ejecuta en un marco científico.

En primer lugar, entendemos por estructura lasecuencia lógico-temática que sigue la presenta-ción de contenidos. Esta puede seguir una opciónclásica, rupturista o de tipo mixto. La primeratiene un perfil eminentemente analítico y ordenalos contenidos según pertenezcan al complejo na-tural, sean bagaje histórico o remitan a las activi-dades que hombres y mujeres despliegan sobre elterritorio. En el caso del turismo rural, se presen-tarían, en primer lugar, los recursos turísticos bá-sicos (naturales y de origen antrópico, en definitivael patrimonio natural y cultural); después podríaseguir la representación cartográfica de las in-fraestructuras, servicios, equipamientos, recur-sos complementarios y productos turísticos, y, porúltimo, cerrar con las actividades de ocio y recre-ación a realizar por los turistas (Gráfico 2).

Una segunda opción, más rupturista, podría enca-denarse haciendo de la transversalidad de lostemas el soporte estructural del discurso carto-gráfico. En este supuesto deberían elegirse conte-nidos clave a partir de los cuales podríandesgranarse aspectos más particulares, tejiendouna malla fuertemente correlacionada, integra-dora y, de alguna manera, mucho más cercana alas características de la propia realidad. Esta op-ción implica, a su vez, un planteamiento temporalen la ejecución del discurso cartográfico en tresfases que aparecen desglosados en el Gráfico 3.

Por último, una tercera opción (Gráfico 4), decariz más sincrético o mixto, pretende aunarlas ventajas de las dos anteriores. Por un lado,convierte el análisis cartográfico en pieza fun-damental del discurso cartográfico, dado queentiende que la adquisición progresiva del co-nocimiento se acomoda mucho mejor a unapresentación sectorializada de una realidadcompleja como es la del turismo en espaciosrurales y naturales. Por otro lado, no renunciaa crear en el mismo discurso cartográfico es-pacios de “recogimiento” o lectura más inte-gradora de esa misma realidad diseccionadapreviamente. De esta manera, la secuencia deexposición temática adquiere un doble ritmo,alternando los tiempos de análisis con los desíntesis.

En concreto, nuestra experiencia nos ha mostradola idoneidad de esta última opción en la que laparte analítica queda sustentada por la presenta-ción desagregada de los recursos turísticos y losproductos y servicios turísticos, y la parte sintéticapor la percepción integrada en el territorio detodos los recursos turísticos al mismo tiempo me-

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Gráfico 2.- Opción analítica descriptiva.

Gráfico 3.- Opción sintética transversal.

diante leyendas con un grado de generalizaciónmayor, y la cartografía de los efectos globales dela actividad turística en el medio ambiente, la or-ganización socioeconómica y el propio desarrolloterritorial y humano.

Una vez elegida la opción lógico-temática que sus-tenta el discurso cartográfico se abre el procesode construcción del mismo. Para ello, se necesitaatender a cuatro factores: las bases cartográficas,la simbología temática, la coherencia de los ele-mentos singulares en el marco común y la inser-ción del mapa en un contexto informativo plural.Veamos cada uno de estos aspectos.

Las bases cartográficas son el soporte en el queva a ser instalada la información temática especí-fica, en nuestro caso, referida al turismo en espa-cios rurales y naturales. Ello requiere que seaelegida la escala y, sobre todo, se precise el con-tenido informativo que debe llevar el mapa básico.No es sencillo dar con acierto este paso, puesdebe tenerse en cuenta, al mismo tiempo, la con-veniencia de la base a cada tema, el respeto a unahomogeneidad del conjunto del discurso cartográ-fico y la economía de medios. Eso quiere decir queno podemos elaborar una base específica paracada tema, cosa que sería ideal, sino respetarunos criterios comunes de estilo para el conjuntodel discurso cartográfico y evitar gastos innece-sarios. En el Gráfico 5 se observa una ficha decomposición del mapa base que hemos utilizadohabitualmente en nuestros trabajos y puede servirpara conocer la especificidad requerida en cada

caso, aunque luego deban acomodarse los reque-rimientos a los criterios comunes aludidos.

La atribución de la simbología temática se erigecomo un aspecto esencial de la redacción carto-gráfica. Se trata de atribuir variables visuales a loscontenidos temáticos a ser representados. El co-nocimiento de la sintaxis cartográfica se vuelveimprescindible y el respeto al libro de estilo con-dición ineludible. Bien sabemos que el lenguaje vi-sual atesora unas posibilidades muy grandes quela creatividad del cartógrafo debe saber aprove-char; por otra parte, la racionalidad intrínseca delpropio lenguaje lleva a utilizarlo con rigor en arasa producir un documento claro, leíble y preciso.Nuestra experiencia nos ha llevado a diseñar una“ficha de asignación temática” (Gráfico 6), en laque, habitualmente, cada especialista de los dife-rentes aspectos tratados en el discurso cartográ-fico, señala su preferencia simbólica, aunque esel cartógrafo y el equipo de redacción cartográficaquienes toman la decisión final sobre la variablevisual elegida. Esta está en función de dos cons-tantes: el tipo de inserción en la base cartográficay el respeto al libro de estilo del conjunto del dis-curso cartográfico.

La tercera cuestión a tener en cuenta en esta fasede construcción del discurso cartográfico es queeste consta de piezas singulares pero solidarias aun marco común. Es decir, se trata de construir“individualidades” (son los mapas concretos) queeslabonan una cadena. Lo peculiar del discursocartográfico es que puede leerse indistintamente

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Gráfico 4.- Opción sincrética mixta.

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Gráfico 5.- Ficha de composición básica.

Gráfico 6.- Ficha de asignación temática.

de principio a fin o viceversa, o incluso comenzarpor cualquier eslabón, a partir del cual cada usua-rio puede seguir una línea argumental propia.Para ello, conviene que las “unidades cartográfi-cas” sean discretas y, a la vez, muy permeables.Una manera concreta de solucionar este desafíoes atribuir autonomía a cada doble página delatlas, de tal manera que se presenten temas es-pecíficos que conciten interés por sí solos y, almismo tiempo, abran la curiosidad a otros conte-nidos que están en los demás eslabones del dis-curso cartográfico.

Por último, el discurso cartográfico queda hilva-nado a un contexto donde otros recursos de co-municación son concomitantes. Fotografíasoblicuas y verticales, imágenes obtenidas por lossensores a bordo de los satélites artificiales, cro-quis, esquemas, gráficos y textos acompañan so-lidariamente a los mapas. Esta composiciónmultiforme y heterogénea debe guardar coheren-cia en sí, es decir, en cada una de esas “individua-lidades” a las que nos referíamos en el párrafoanterior, y en relación al marco superior en el quese insertan. Para ello, se precisa fijar bien el sen-tido complementario de los recursos desplegadosen una doble página, de tal manera que su lecturasinóptica contribuya a la percepción plural de esarealidad encerrada en mapas, textos y demás imá-genes; por otro lado, el libro de estilo fijará, unavez más, los criterios de coherencia para el con-junto del mensaje desarrollado a lo largo del atlas.

EL TURISMO EN ESPACIOS RURALES Y NATURA-LES: EXPERIENCIAS Y APRENDIZAJE EN LA EJECU-CIÓN DE TRES ATLAS TEMÁTICOS

El turismo en espacios rurales y naturales, comoes bien sabido, y en este número de Serie Geográ-fica queda patente, está adquiriendo un significa-tivo papel en el entramado socioeconómico de eseamplio territorio interurbano de nuestro país. Laatención que se le presta a este fenómeno es cre-ciente desde los centros de investigación y las uni-versidades. No debe resultar extraño, por lo tanto,que, por nuestra parte, en los últimos ocho añoshayamos desarrollado tres proyectos que, al fin,se convirtieron en la publicación de tres atlas te-máticos sobre el turismo rural. El primero de ellosreferido a un espacio regional -Atlas del turismorural de Castilla- La Mancha- (2004), el segundoa un ámbito comarcal -Atlas del turismo rural dela Sierra Norte de Guadalajara- (2007), y el terceroal conjunto de España -Atlas del turismo en espa-cios rurales y naturales de España-(2008).

En los tres casos, los condicionantes generalesque hicieron factible tal empeño son los mismos.En primer lugar, cabe señalar el interés social. Enefecto, el turismo masivo de sol y playa, sin darmuestras por el momento de fatiga alguna, en-cuentra un excelente complemento en las tierrasde interior. Una parte de la población, todavía mi-noritaria, elige para su descanso y recreo los es-pacios rurales y naturales donde el sosiego esmayor y se puede alcanzar un trato más íntimocon la naturaleza, las raíces culturales y los paisa-jes tradicionales. Otra buena parte de los turistasque siguen confiando en el reclamo del litoral fre-cuenta también el interior en fines de semana,días sueltos o periodos cortos. Unos y otros, demanera creciente, engrosan la demanda de un tu-rismo que tiene en la calidad y excelencia su selloinconfundible.

Este movimiento hacia los espacios rurales y na-turales coincide, además, con el declive de su tra-dicional función agraria. Esta ya no es, en muchascomarcas, la actividad primada; en otras, sientelos embates de la Política Agrícola Común quepropicia su desmantelamiento; y en casi todas sedebilita por la falta de vitalidad demográfica y via-bilidad económica. Sin que sea deseable su ocaso,sí debe reconocerse que, en adelante, la mencio-nada actividad agraria estará acompañada de eseincipiente abanico multifuncional (turismo, recre-ación, artesanía, gastronomía, producciones ali-mentarias de calidad, oferta cultural,conservación ambiental, valoración paisajís-tica,…).

Junto al interés social se sitúa la preocupacióninstitucional. Los organismos responsables de lapolítica rural europea, los propios Estados, las re-giones y comunidades autónomas y los entes loca-les o comarcales han emprendido acciones bienconcretas con el fin de diversificar la estructurasocioeconómica de los territorios rurales y, demanera específica, fomentar la función turística-recreativa en los mismos.

La Universidad siempre ha estado despierta ante losnuevos desafíos que la sociedad y los territorios leplantean. Parece lógico que los universitarios, desdesu propio bagaje de conocimientos científicos y técni-cos, inherente a su quehacer, participen con su tra-bajo en el esclarecimiento de un fenómeno tanllamativo como es el afianzamiento del turismo en losespacios rurales y naturales. Son numerosos los de-bates, congresos, reuniones científicas y publicacio-nes que los diferentes grupos de investigación sobreel mundo rural han impulsado en los últimos años.

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Por último, cabe señalar la exigencia que los equi-pos de gestión territorial manifiestan en cuanto ala utilidad de las herramientas cartográficas. Son,en efecto, instrumentos de apoyo a la decisión quecontribuyen a dotar de mayor sensatez a la plani-ficación territorial. Un Atlas permite tener unaidea más veraz de la compleja madeja de elemen-tos naturales, sociales y económicos que integranla realidad; además, sus informaciones siempreestán localizadas, lo que permite tener en cuentael componente espacial de la decisión (Gráfico 7). La ejecución de un Atlas Temático se puede ase-mejar mucho a la construcción de un edificio:tiene unos fundamentos o cimientos, esconde unaestructura y diseña distribuciones y elementos de-corativos. En nuestro caso, los cimientos son lasbases cartográficas y la información temática; laestructura se identifica con la opción lógico-temá-tica o secuenciación sintáctica y, por último, lacreación de espacios habitables y con cierto valorestético con la redacción cartográfica, la composi-ción analógica y el apoyo literario.

En efecto, el edificio del Atlas debe tener unas só-lidas bases cartográficas. Decisiones acerca delas escalas a manejar, procesos de generaliza-ción, opciones de composición cromática y efectosvisuales importan mucho para que, después, se

pueda insertar la capa temática sin menoscabo dela misma. Los datos temáticos deben reunir doscondiciones necesarias: veracidad y especificidad.Es decir, el rigor en la obtención de los datos debepresidir el proceso de su adquisición; ponderar,contrastar y verificar son acciones ineludibles quela investigación asocia al trabajo de creación de labase de datos temática. La especificidad debe co-rresponderse a los objetivos de contenido delAtlas; es decir, fijados los fines precisos en cuantoa qué se busca con el Atlas y a quiénes va dirigidose eligen aquellas facetas concretas en orden te-mático que interesa tratar.

Sobre esos cimientos ya se puede levantar la es-tructura. Se precisa definir lo siguiente: la secuen-cia lógico-temática que debe engarzar loscontenidos específicos; los soportes por dónde cir-culará la información temática con sentido cohe-rente; la construcción, en suma, de un hiloconductor que dé cohesión a toda la obra. Las pre-sentaciones analíticas y sintéticas podrán ser alter-nantes; los recursos y productos turísticos se veránacompañados por las instalaciones, servicios y ac-tividades de recreación y turismo; y una presenta-ción del marco general del desarrollo ruralpermitirá tener una visión más ajustada y ponde-rada del papel del Turismo en los actuales modelos

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Gráfico 7.- Razones que avalan el interés del turismo en espacios rurales y naturales.

de incentivación y promoción de comarcas ruralesdeprimidas. Quizás no se perciba desde el exterior,como en una casa, pero la estructura resulta deci-siva por apoyarse en ella todo ese amplio espectrode información turística (Gráfico 8).

Por último, tres son los aspectos que rematan laobra del Atlas: la redacción cartográfica, la com-posición analógica y los textos. Son la parte visi-ble, directamente inteligible, que se ofrece allector. Los mapas temáticos son redactados conla debida atención a la composición de las capasbásicas y la correcta utilización de las variables vi-suales. La simbología se convierte en pieza clave.Color, dimensión, valor, orientación y forma cons-tituyen los elementos visuales simples que con ladestreza del cartógrafo se convierten en un len-guaje capaz de transmitir cualquier contenido.

Un atlas temático contiene hoy una enorme ri-queza de recursos visuales, además del mapacomo elemento primordial. Fotografías oblicuas yverticales, imágenes procedentes de los sensoresa bordo de satélites artificiales, croquis y gráficos,vistas tridimensionales, dibujos artísticos e ideo-gramas acompañan a los mapas temáticos. Su in-tegración en un cuerpo coherente, equilibrado yatractivo no resulta fácil. Todos ellos deben per-

mitir una lectura que no distorsione el hechoesencial que se quiere representar; unos debendecir de otros y, en manera alguna, pueden provo-car la sensación de pérdida del sentido unitario.Al modo como salimos y entramos de unas habi-taciones a otras sin perder la noción de que esta-mos en una misma casa, así también percibimostoda la riqueza de imágenes de un atlas con elánimo que este cumple un objetivo común entodas sus partes.

Los textos literarios que acompañan la informa-ción analógica se conciben hoy como imprescin-dibles. Un atlas temático no puede estarconstituido por mapas exclusivamente, ni siquierapor estos y el correspondiente aparato de imáge-nes complementarias; los textos literarios, rigu-rosos científicamente y accesibles a un públicogeneral, son necesarios. Ayudan a entender mejormapas e imágenes y aportan un marco de refle-xión muy propicio al diálogo entre el usuario y elAtlas propiamente dicho.

Dados los condicionantes generales citados, cadauno de los tres proyectos a los que nos hemos re-ferido, lógicamente, tiene sus propios impulsores.Por interés institucional, suelen ser organismospúblicos quienes promueven la ejecución de estos

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Gráfico 8.- Claves de la ejecución de un atlas temático.

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atlas temáticos. En nuestro caso, el Fondo Euro-peo de Desarrollo Regional (FEDER) y el entoncesdenominado Ministerio de Ciencia y Tecnologíaapoyaron nuestro proyecto de Atlas de TurismoRural de Castilla- La Mancha. La Asociación parael Desarrollo Rural de la Sierra Norte de Guadala-jara, un GAL titular de una Iniciativa ComunitariaLEADER, lo hizo para el segundo de los atlas cita-dos más arriba. El Instituto Geográfico Nacionalha acogido en el marco del Atlas Nacional de Es-paña la monografía sobre Turismo en EspaciosRurales y Naturales de España.

La ejecución de un Atlas requiere de la participa-ción de numerosos especialistas, tantos comotemas específicos se traten en el proyecto. Ellohace necesaria una fase preparatoria intensa enla que el Equipo de Dirección Científica y Técnicadebe explicar con detalle a todos los colaborado-res los objetivos y el denominado “libro de estilo”.

Los objetivos hacen explícitos los propósitos encuanto a contenidos y usuarios potenciales; estodelimita el grado de detalle con que deben abor-darse los temas y el tipo de lenguaje a utilizar. Almismo tiempo, se presenta ante los especialistasla estructura temática del atlas, hecho que re-dunda en un beneficio particular para cada cola-borador, dado que este conoce el marco generalen el que se inserta su trabajo.

El libro de estilo está integrado por un conjuntode prescripciones técnicas que aluden al diseñode la maqueta, utilización de elementos gráficos

y fotográficos, primacía cartográfica, apoyos lite-rarios, citas bibliográficas, conformación de lasminutas cartográficas, etc. Sólo así el trabajoserá coherente y el Atlas adquirirá una persona-lidad propia.

En la fase ejecutiva los especialistas hacen sutrabajo individual siguiendo las pautas marcadasanteriormente. Los productos finales de su inter-vención son los siguientes: esbozo de una pre-maqueta donde se plasme la ideal distribución deelementos gráficos y literarios en la doble pá-gina; minuta cartográfica con los requerimientosespecíficos en cuanto a escala, fuentes y compo-sición del mapa base y con sugerencias en ordena la simbología temática; soportes fotográficosdigitales o analógicos con la debida referencia deautor y texto a su pie; croquis, gráficos o bocetosy un texto ajustado a los huecos de la caja de im-presión una vez distribuidas las imágenes ante-riormente citadas.

El Equipo de Dirección Científica y Técnica revisacon atención el material suministrado por cadacolaborador, homogeneizando el estilo de los tex-tos, ajustando el diseño de la maqueta y dandoinstrucciones precisas para la redacción cartográ-fica. Una vez completado este trabajo, se generanlos documentos electrónicos adecuados para pro-ceder a la filmación e impresión (Gráfico 9).

En los tres atlas de los que hemos sido correspon-sables de su dirección científica y técnica subyaceel mismo proceder. Esta es, quizá, una de las

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Gráfico 9.- Proceso de elaboración de un atlas temático.

aportaciones que merece ser reseñada y, sinduda, para nosotros ha sido un aprendizaje muyvalioso. Comentar con detalle la estructura decontenidos de cada uno de los atlas cae fuera delpropósito de este artículo. Sí podemos ofrecer losrespectivos índices temáticos que sintetizan eldiscurso cartográfico que sustenta a cada uno deellos.

INDICES DE LOS ATLAS

ATLAS DEL TURISMO RURAL DECASTILLA-LA MANCHA

I. Naturaleza, Espacio Rural y TurismoII. Marco GeográficoIII. Recursos para el Turismo RuralIV. Ámbitos de Interés TurísticoV. Equipamientos y Usos TurísticosVI. El Turismo en el Desarrollo RuralVII. Castilla-La Mancha, Mapa Básico y

Ortoimágenes

ATLAS DEL TURISMO RURAL DE LASIERRA NORTE DE GUADALAJARA

• El atlas paso a paso• El marco geográfico• Los recursos del turismo rural• Los territorios del turismo rural• Equipamientos y usos turísticos• El turismo en el desarrollo rural• Cartografía básica y ortoimágenes

TURISMO EN ESPACIOS RURALES YNATURALES. MONOGRAFÍAS DELATLAS NACIONAL DE ESPAÑA

I. Recursos territoriales y patrimonialesII. Oferta turística y recreativa en áreas

rurales y naturalesIII. Turismo y desarrollo en el mundo ruralIV. Las comunidades autónomas

CONCLUSIÓN

El turismo en espacios rurales y naturales ha re-querido la atención de los organismos de investi-gación, las universidades, las institucionesresponsables de la gestión territorial y despiertaun creciente interés en la sociedad.

El nuevo perfil socioeconómico del mundo ruralacoge con esperanza la consolidación de la activi-dad turística que puede incidir en una revaloriza-

ción de su patrimonio natural y cultural y contri-buir decisivamente a la revitalización de un tejidoempresarial que había languidecido en los últi-mos decenios.

Los Atlas temáticos son documentos con preemi-nencia cartográfica que se han mostrado muy úti-les para la expresión visual de la función turísticaen territorios rurales y naturales. Tanto en suparte analítica como en las presentaciones másintegradas muestran una gran capacidad de co-municar de modo sencillo, accesible para un am-plio público, y a la vez riguroso, la complejarealidad territorial, social y económica del turismorural.

El éxito de estos proyectos cartográficos se basaen una feliz conjunción de ciencia y técnica. Seprecisa, la existencia de un equipo multidisciplinarque aporte, por un lado, el conocimiento científicoy, por otro, el dominio de los resortes técnicos quevan desde el diseño de un libro de estilo, la elec-ción de una estructura del discurso cartográficocoherente, sólida y sugerente, hasta la construc-ción final del entramado de comunicación con losmapas temáticos y demás recursos analógicos yliterarios.

El aprendizaje acumulado a lo largo de estos últi-mos años como consecuencia de la ejecución delos atlas citados puede resultar válido para em-prender nuevos proyectos. Un atlas es, por defini-ción, una obra abierta, inacabada, que exigecontinuidad y, al mismo tiempo, el mejor de losguías para conocer la compleja realidad de la queformamos parte. Un atlas es, parangonando a M.Proust, como una “llave mágica que nos abre ennuestro interior la puerta de estancias a las queno hubiéramos sabido llegar solos”.

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Daniel Reinoso Moreno y José Sancho ComínsDel interés comercial a un planteamiento científico de las relaciones entre turismo y cartografía

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