Este tercer Domingo de Adviento es llamado "Gaudete", que quiere decir "regocijaos" "alegraos", es la primera palabra de la antífona de entrada de la Eucaristía de este domingo. El motivo de esta alegría es muy profundo: Dios está cerca, Dios viene a nuestra vida a cumplir sus promesas de salvación

“Desbordo de gozo con el Señor, y me alegro con mi Dios”. (Isaías 61, 1-2. 10-11)

“Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador” (Salmo responsorial Lc 1, 46-54).

“Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión” (San Pablo a los Tesalonicenses 5, 16-24)

DEL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 1, 6-8. 19-28

Surgió un hombre enviado por Dios, llamado Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz. (…) “Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor” (…) "Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros hay uno, al que no conocéis, alguien que viene detrás de

mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias".

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Señor, como Juan Bautista, quiero ser testigo de tu luz, de tu amor, de tu verdad.

Que tu gracia me ayude a crecer en el amor, a cambiar mi corazón

para poder amarte en los demás, cada día más y mejor,

compartir con los hermanos la buena noticia, la alegría, de saber que Tú nos amas

Año II. Nº 49 - 17 Diciembre 2017

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

CICLO - B

¡La Navidad está cerca! El mensaje cris-tiano se llama "evangelio", es decir "buena noticia", un anuncio de alegría para todo el pueblo ¡la Iglesia no es un refugio para per-sonas tristes, la Iglesia es la casa de la alegría! Y aquellos que están tristes, en-cuentran en ella la verdadera alegría.

Pero la del Evangelio no es una alegría cualquiera. Su razón está en el saberse acogidos y amados por Dios.

Dios es el que viene a salvarnos y presta socorro especialmente a los descorazonados. Su venida entre nosotros nos fortalece, nos da firmeza y coraje, hace exultar y florecer el desierto y la estepa, es decir, nuestra vida cuando se vuelve árida. Gracias a su ayuda, siem-pre podemos empezar de nuevo, volver a abrir los ojos, superar la tristeza y el llanto, y cantar un canto nuevo. Quien ha encontrado a Jesús a la largo del camino, experimenta en el corazón una serenidad y una alegría, que nada ni nadie puede privarle.

Nuestra alegría es Cristo, su amor fiel e inagotable! Por lo tanto, cuando un cristiano se vuelve triste, quiere decir que se ha alejado de Jesús. ¡Pero entonces no hay que dejarlo solo! Tenemos que rezar por él y hacerle sentir el cariño de la comunidad.

Que la Virgen María nos ayude a acelerar nuestros pasos hacia Belén para encontrar al Niño que ha nacido para la salvación y la alegría de todos los hombres. A Ella el Ángel le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo" (Lc 1, 28 ).

Que María nos obtenga vivir la alegría del Evangelio en las familias, en el trabajo, en las parroquias y en todos los ambientes. ¡Una alegría íntima, hecha de estupor y ternura. La misma que siente una mamá cuando mira a su niño recién nacido y sabe que es un don de Dios, un milagro que sólo puede agradecer!

Ruega por nosotros, Madre de la Iglesia. Virgen del Adviento, Esperanza nuestra, de Jesús la aurora, del Cielo la puerta.

Madre de los hombres, de la mar Estrella,

llévanos a Cristo, danos sus promesas. Eres, Virgen Madre,

la de gracia llena, del Señor la esclava, del mundo la Reina. Alza nuestros ojos,

hacia tu belleza, ¡Amen!

Estamos ya en la tercera semana de Adviento, se acerca la Navidad y con ella la compra de regalos, la preparación de la cena y los invitados. Pero, ¿qué es lo verdaderamente importante que debemos preparar para el nacimiento del Niño Jesús? Vivamos las Fiestas Navideñas sin perder la tradición, pero sobre todo celebrando en familia su auténtico sentido, es una buena oportu-nidad para transmitir a los niños el mensaje de Amor y Paz que nos trae Jesús, el verdadero protagonista de esta entrañable fiesta. Y para ello nada mejor que:

Vivirla en familia.

Recordar a Quien festejamos. No olvidemos que el tesoro, el regalo más importante de la Navidad es Jesús.

Montar el Belén familiar, animando a cada miembro de la familia a poner a San José, la Virgen, los angelitos, los pastores..., dejando el lugar para que el 24 en la noche pongamos al Niño Jesús que nace. Es una buena catequesis para los niños.

Asistir juntos a la Misa del Gallo. ¿Qué mejor forma de cele-brar el nacimiento del Señor que asistiendo en familia a la Misa de Media Noche? Además de celebrar el nacimiento de Jesús,

podremos recibirle en la Eucaristía y cantarle villancicos unidos a la comunidad parroquial.

Adviento: una llamada a estar despiertos y vigilantes,

porque Jesús, el Señor, trae la luz más clara, la paz más profunda y la alegría más verdadera.

¡Ven, Señor Jesús! ¡Estamos tan necesitados de luz, de paz, de alegría!

¡venid y lo veréis!

CÁRITAS PARROQUIAL:

19 h. Fiesta de acogida y compartir el espíritu de la Navidad con las familias que acompaña el

grupo de Cáritas en nombre de la comunidad parroquial. Se les ofrecerá una cesta con productos navideños.

SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN.

A partir de las 19’00 h. estarán los sacerdotes para quien desee confesar, como preparación a la Navidad.

RETIRO DE ADVIENTO — NAVIDAD :

18’30 h. Meditación. (Dirigida por nuestro Párroco) 19’00 h. Hora Santa de adoración ante Jesús Eucaristía. 20’00 h. Eucaristía.

DOMINGO 24, NOCHE BUENA: 6 Y 8 de la tarde. 12 de la noche MISA DEL GALLO NACIMIENTO DE JESÚS

LUNES 25, NAVIDAD: Mañana: 10’00 - 12’00 - 13’00 Tarde: 18’00 - 20’00

A los que celebráis el santo o cumpleaños en esta semana ¡FELICIDADES!

Recordamos a los enfermos en nuestra oración ante el Señor y la Santísima virgen

sanpedrodemurcia.com

Somos Comunidad, colaboro con mi Parroquia

Banco Popular: ES26 0075 0016 8606 0300 6200

No perdamos la hermosa costumbre de celebrar el Nacimiento del Niño Jesús asistiendo a la Eucaristía de Medianoche. Que en nuestros planes navideños sea una prioridad comenzar las fiestas celebrando en familia y con la comunidad parroquial el nacimiento de Cristo.