declaracion de eutanasia

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Universidad de Guayaquil. Facultad Piloto de Odontología. Cátedra: Bioética. Docente: Dr. Eduardo Pazmiño R. Grupo: 10. Integrantes: Jhoana Loachamin. Anderson Núñez. Kevin Zúñiga.

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leyes y ejemplos de aplicacion

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Page 1: Declaracion de Eutanasia

Universidad de Guayaquil.

Facultad Piloto de Odontología.

Cátedra: Bioética.

Docente: Dr. Eduardo Pazmiño R.

Grupo: 10.

Integrantes:

Jhoana Loachamin.

Anderson Núñez.

Kevin Zúñiga.

Curso: 4/3.

Año Lectivo.

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2015

Contenido.

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INTRODUCCIÓN.

La mayor parte del debate actual sobre el final de la vida, oscila entre la Eutanasia y el Encarnizamiento terapéutico. El asunto se complica cuando no se trata del paciente sometido a tratamiento en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), sino de pacientes con un riesgo más o menos mediato de muerte o dolor, o más aún, a personas con proyectos de vida severamente deteriorados. Tanto si se atrasa como si se adelanta ese momento único, personal e irrepetible, se pierden o se manipulan vidas y la comunicación con el enfermo.Como señala Jean François Malherbe, pensador católico de la Universidad de Lovaina: “La Eutanasia y el Encarnizamiento terapéutico, son excesos simétricos de una misma tendencia”...

Desde los tiempos primitivos, el hombre ha luchado contra la naturaleza por la supervivencia, por eso no se concebía la idea de proteger a los seres inútiles, enfermos o heridos; por tanto, es posible ver como desde el inicio de la Historia se practicaba la Eutanasia: En la Biblia, en el Libro Segundo de Samuel, se recoge la muerte dada por un amalecita a Saúl, a solicitud de éste. Platón, Epicuro y Plinio fueron los primeros filósofos defensores de la “muerte buena”. En La República, de Platón, puede leerse: "Se dejará morir a quienes no sean sanos de cuerpo". Por su parte, Séneca razona que “es preferible quitarse la vida, a una vida sin sentido y con sufrimiento". Y es conocido el hecho de que Cleopatra fundó conMarco Antonio, en Egipto, una Academia cuyo objetivo era lograr experiencias sobre los medios menos dolorosos de morir.Desde mucho tiempo antes, durante el I milenio a.C., los celtas ya tenían esta práctica, con niños deformes y ancianos impedidos; también los masajetas, sardos, eslavos y escandinavos aplicaban la muerte a enfermos y personas de avanzada edad. En la Edad Media se llamó misericordia al puñal que servía para rematar a los heridos en los combates multitudinarios o en los llamados Juicios de Dios.“A nadie daré una droga mortal aun cuando me sea solicitada, ni daré consejo con este fin”.Juramento hipocrático, siglo V a. C.Lic. Hilda Santiesteban BadíaEn nuestra época, el abominable legado de Hitler, quien defendió “el exterminio de la vida sin valor” y ejecutó un macabro plan de ejecución de miles de pacientes mentales, niños y adultos con defectos de nacimiento,ha marcado de connotación negativa cualquier disquisición sobre la eutanasia. Recientemente, entró en vigor en Holanda una ley que legaliza la acción de los médicos para poner fin a la vida de pacientes

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terminales (incluyendo niños) por motivos humanitarios, una práctica que ya era común en esa nación

¿Qué significa eutanasia?

Como sugiere su etimología (del griego “eu-thanatos”), eutanasia significa “buena muerte”, El famoso político y pensador inglés Francis Bacon (en la foto), conocido defensor de esta forma de resolver el sufrimiento, es quien crea este vocablo en el siglo XVII (1623) en su obra “Tratamiento de las enfermedades incurables”

La eutanasia es la acción u omisión que acelera la muerte de un paciente desahuciado con la intención de evitar sufrimientos. El concepto está asociado a la muerte sin sufrimiento físico

Hoy no nos referimos tanto al significado original del término, cuanto más bien a la intervención de la medicina encaminada a atenuar los dolores de la enfermedad y da la agonía, a veces incluso con el riesgo de suprimir prematuramente la vida. Además el término es usado, en sentido más estricto, con el significado de "causar la muerte por piedad", con el fin de eliminar radicalmente los últimos sufrimientos o de evitar a los niños subnormales, a los enfermos mentales o a los incurables la prolongación de una vida desdichada, quizás por muchos años que podría imponer cargas demasiado pesadas a las familias o a la sociedad.

Por eutanasia se entiende una acción o una omisión que por su naturaleza, o en la intención, causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor. La eutanasia se sitúa pues en el nivel de las intenciones o de los métodos usados.

Ahora bien, es necesario reafirmar con toda firmeza que nada ni nadie puede autorizar la muerte de un ser humano inocente, sea feto o embrión, niño o adulto, anciano, enfermo incurable o agonizante. Nadie además puede pedir este gesto homicida para sí mismo o para otros confiados a su responsabilidad ni puede consentirlo explícita o implícitamente. Ninguna autoridad puede legítimamente imponerlo ni permitirlo. Se trata en efecto de una violación de la ley divina, de una ofensa a la dignidad de la persona humana, de un crimen contra la vida, de un atentado contra la humanidad.

Verificar el dolor

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Podría también verificarse que el dolor prolongado e insoportable, razones de tipo afectivo u otros motivos diversos, induzcan a alguien a pensar que puede legítimamente pedir la muerte o procurarla a otros. Aunque en casos de ese género la responsabilidad personal pueda estar disminuida o incluso no existir, sin embargo el error de juicio de la conciencia aunque fuera incluso de buena fe no modifica la naturaleza del acto homicida, que en sí sigue siendo siempre inadmisible. Las súplicas de los enfermos muy graves que alguna vez invocan la muerte no deben ser entendidas como expresión de una verdadera voluntad de eutanasia; éstas en efecto son casi siempre peticiones angustiadas de asistencia y de afecto. Además de los cuidados médicos, lo que necesita el enfermo es el amor, el calor humano y sobrenatural, con el que pueden y deben rodearlo todos aquellos que están cercanos, padres e hijos, médicos y enfermeros.

El primer país donde se trató de legalizar fue Inglaterra, en 1936, con un proyecto de “Muerte Terapéutica”, aprobado en la Cámara de los Comunes; pero al llegar a la de los Lores, fue rechazadaComo un intento de delimitar el significado de la palabra eutanasia existe hoy en día una tendencia creciente a considerar solo como tal las actuaciones que:

a) producen la muerte de los pacientes, es decir, que la causan de forma directa e Intencionada mediante una relación causa-efecto única e inmediata.b) se realizan a petición expresa, reiterada en el tiempo, e informada de los pacientes en situación de capacidad.c) se realizan en un contexto de sufrimiento debido a una enfermedad incurable que los pacientes experimentan como inaceptable y que no ha podido ser mitigado por otros medios, por ejemplo, mediante cuidados paliativos.d) son realizadas por profesionales sanitarios que conocen a los pacientes y mantienen con ellos una relación clínica significativa.

De acuerdo con estos criterios, las actuaciones que no encajen en los supuestos anteriores no deberían ser etiquetadas como «eutanasia». El Código Penal vigente no utiliza este término, pero su artículo 143.4 incluye la situación expuesta mediante un subtipo privilegiado para una forma de auxilio o inducción al suicidio.

Valor de la vida humana

La vida humana es el fundamento de todos los bienes, la fuente y condición necesaria de toda actividad humana y de toda convivencia social. Si la mayor parte de los

hombres creen que la vida tiene un carácter sacro y que nadie puede disponer de ella a capricho, los creyentes ven a la vez en ella un don del amor de Dios, que son llamados a conservar y hacer fructificar. De esta última consideración brotan las siguientes consecuencias:

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1. Nadie puede atentar contra la vida de un hombre inocente sin oponerse al amor de Dios hacia él, sin violar un derecho fundamental, irrenunciable e inalienable, sin cometer, por ello, un crimen de extrema gravedad.2. Todo hombre tiene el deber de conformar su vida con el designio de Dios. Esta le ha sido encomendada como un bien que debe dar sus frutos ya aquí en la tierra, pero que encuentra su plena perfección solamente en la vida eterna. 3. La muerte voluntaria o sea el suicidio es, por consiguiente, tan inaceptable como el homicidio; semejante acción constituye en efecto, por parte del hombre, el rechazo de la soberanía de Dios y de su designio de amor. Además, el suicidio es a menudo un rechazo del amor hacia sí mismo, una negación de la natural aspiración a la vida, una renuncia frente a los deberes de justicia y caridad hacia el prójimo, hacia las diversas comunidades y hacia la sociedad entera, aunque a veces intervengan, como se sabe, factores psicológicos que pueden atenuar o incluso quitar la responsabilidad.

Se deberá, sin embargo, distinguir bien del suicidio aquel sacrificio con el que, por una causa superior —como la gloria de Dios, la salvación de las almas o el servicio a los hermanos— se ofrece o se pone en peligro la propia vida.

Declaración de la eutanasia.

Sin embargo, actualmente se entiende por eutanasia aquella acción –eutanasia activa-, u omisión –eutanasia pasiva-, encaminada a dar muerte, de una manera indolora, a los enfermos incurables. Son características esenciales de la eutanasia el ser provocada por personal sanitario y la existencia de una intencionalidad supuestamente compasiva o liberadora. Por los fines perseguidos la eutanasia se llama homicidio piadoso si la muerte se busca como medio para privar al enfermo de los dolores, o de una deformación física, o de una ancianidad penosa o, en una palabra, de algo que mueve a “compasión”. Se llama eutanasia eugenésica, económica o social si la muerte se busca como medio para purificar la raza o para liberar a la familia o a la sociedad de la carga de las llamadas “vidas sin valor”.

Por los medios empleados se divide en eutanasia activa (acción deliberada encaminada a dar la muerte) y eutanasia pasiva; en ésta se causa la muerte omitiendo los medios proporcionados necesarios para sostener la vida -p.ej. la hidratación-, con el fin de provocar la muerte. Desde otro punto de vista, se puede clasificar también la eutanasia en voluntaria e involuntaria, en el caso de que lo pida o no el enfermo.

La Eutanasia activa: (que se produce mediante una acción positiva como administrar una inyección letal). El médico ayuda a alcanzar la muerte mediante una acción concreta en el paciente. Algunos autores subdividen esta forma de eutanasia en directa e indirecta. En el primer caso, la muerte es provocada por un medicamento que

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tiene una reconocida acción mortal; y en el segundo, se utilizan narcóticos potentes y otras drogas con el objetivo de aliviar el dolor o deprimir el estado de conciencia, a sabiendas de que tales sustancias adelantarán el proceso de muerte.

La Eutanasia pasiva: (provocar la muerte mediante la omisión deliberada de un cuidado debido y necesario para la curación o la supervivencia). Consiste en no aplicar ninguna medida terapéutica que pueda prolongar la existencia de un paciente.

Forma:Ambas formas pueden ser voluntarias o involuntarias, en dependencia de que se realicen o no a petición expresa del paciente.Lo que se conoce como suicidio asistido, tiene lugar cuando el médico ofrece facilidades al enfermo para que ponga fin a su propia vida (recetar sobredosis de alguna droga), o cuando la acción de quitarse la vida es realizada por el propio paciente, ayudado por otra persona, ajena al sector de salud.

De tales diferenciaciones asoman interrogantes como cuál es si la hay la diferencia moral entre acción y facilitación; si puede hablarse correctamente de homicidio o suicidio, en casos donde el componente compasivo es determinante y hasta qué límites el paciente o el doctor están obligados a impedir la muerte.

Ayudará mucho a ambos, tener un conocimiento integral con una visión holística del proceso de la muerte.

En muchos casos hay que proteger al enfermo de una autonomía exagerada, que tiende a obviar unos valores para priorizar otros; pero también debe cuidarse del médico que quiere negar su condición de persona.

Si se define al fin y al cabo la eutanasia como: “el matar sin dolor y deliberadamente, de ordinario mediante procedimientos de apariencia médica, a personas que se tienen como destinadas a una vida atormentada por el dolor o limitada por la incapacidad, con el propósito de ahorrarles sufrimientos o de librar a la sociedad de una carga inútil”, se puede clarificar la falsedad de expresiones como: selección neonatal, para designar el infanticidio que se aplica a ciertos niños malformados o deficientes, negándoles la alimentación y el tratamiento; suspensión de nutrición y líquidos,

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para disfrazar el dejar morir de hambre y de sed, como sucedió en el caso de Terry Schiavo; sólo cuidados de enfermería, para ocultar que alguien vigila los efectos de la administración de dosis masivas de hipnóticos hasta que llega la muerte; o morir con dignidad, que en caso de los pro-eutanasia, está dejando de ser el matar por compasión en casos extremos de dolor o inutilidad, para convertirse en la eliminación de parapléjicos, deprimidos o ancianos que viven solos y no pueden cuidarse, o de aquellos que demandan la libertad de ser matados sin dolor en el lugar, tiempo y modo que cada uno decida.

Los cuidados paliativos sirven para aliviar y a veces suprimir el dolor, mitigando los efectos de la enfermedad y tratando de mantener la autonomía del paciente. Se ha demostrado que muchos enfermos que han solicitado la Eutanasia y han sido orientados a servicios que desarrollan cuidados paliativos, han retirado su solicitud después de estar varios meses recibiendo estos cuidados, y que hay técnicas y fármacos capaces de aliviar y atenuar los dolores muy intensos.

Al analizar la petición de muerte en un enfermo, es obligado brindarle apoyo afectivo, acompañarlo, oír sus quejas, ayudarlo los momentos finales, orientar a la familia en estas difíciles circunstancias. En una palabra, aunque cueste, entregarse con amor y compartir el sufrimiento. Muchas formas de acercamiento a la solicitud de Eutanasia son en realidad rechazo a la distanasia o encarnizamiento terapéutico, llamado también “cuidados no proporcionados”, sin darse cuenta que pueden rechazar aquellos tratamientos no justificados o inútiles.Las formas actuales de eutanasia, a juicio de la autora, nacen del temor a la muerte y la incapacidad para afrontarla

ASPECTOS ETICOS Y JURIDICOS Y COMPORTAMIENTO DEL PERSONAL SANITARIO

El universalmente conocido y respetado Juramento Hipocrático (460 a. C.) constituye la gran piedra miliar de la historia de la Deontología Médica. Este reconocimiento universal depende no sólo de su encanto, fuerza y perfección literaria, sino de su lenguaje actual, a pesar del paso del tiempo. La Organización Mundial de la Salud señala que la supervivencia del Código Hipocrático como piedra angular de la Deontología Médica radica fundamentalmente en la solidez de las bases establecidas para la relación médico-enfermo, así como para las interprofesionales, en cuanto que la ética médica tiene que abarcar siempre y en todo lugar esas dos verdades de los deberes del médico con sus pacientes y colegas: “Al maestro que sabiamente me enseñó este arte le veneraré como a mis propios padres”. Su influencia y difusión han sido enormes. La Declaración de Ginebra de la Asociación Médica Mundial, adoptada por la O.M.S., formula los ideales hipocráticos en términos actuales: “Guardaré el máximo respeto a la vida humana desde su comienzo”. Es en el párrafo quinto donde se habla de la eutanasia, y también del aborto, pues existe un paralelismo entre los dos; lo hace del modo siguiente: “Y no daré ninguna droga mortal a nadie, aunque me lo pidan, ni sugeriré un tal uso, y del mismo modo, tampoco a ninguna mujer daré un abortivo, sino que, a lo largo de mi vida, ejerceré mi arte pura y santamente”. Estas

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palabras expresan con solemnidad y precisión el compromiso de respetar la vida humana que comienza y la que termina.

En la Guía Ética Europea, al inicio del capítulo primero se lee “El respeto a la vida y a la persona humana resume lo esencial de la ética médica”. Y la A.M.M., máximo organismo internacional en ética profesional, dice en su Declaración sobre la Eutanasia: “La eutanasia, es decir, el acto deliberado de dar fin a la vida de un paciente, aunque sea por su propio requerimiento o a petición de sus familiares, es contraria a la ética”. De los diferentes códigos deontológicos de la Historia se desprende que la función del médico y de la enfermera es siempre la de curar o aliviar a los pacientes, pero nunca provocarles la muerte. Este principio fundamental de la Deontología médica se recoge en el artículo 4.1. Del Código español de ética y Deontología médica actualmente vigente: “La profesión médica está al servicio del hombre y de la sociedad. En consecuencia, respetar la vida humana y la dignidad de la persona y el cuidado de la salud del individuo y de la comunidad, son los deberes primordiales del médico”. Este artículo contiene una doctrina densa hasta el punto de que se puede afirmar que en él se recapitulan los grandes principios de toda la Deontología. En el artículo 47 del Código Deontológico de la Enfermería Española se dice que “Las Enfermeras/os deberán rechazar enérgicamente cualquier tipo de presiones que puedan ejercérseles, con la finalidad de utilizar o manipular sus conocimientos o habilidades en perjuicios de los seres humanos”. En el artículo 48 se afirma que “Cuando se diera la circunstancia a que alude el artículo anterior, la Enfermera/o deberá, en defensa de los principios éticos de la profesión, denunciar el caso ante su Colegio. En caso necesario, éste, a través del Consejo General, pondrá en conocimiento de la Autoridad o de la opinión pública, las irregularidades indicadas, y adoptará las acciones necesarias y urgentes que el caso requiera, a fin de establecer el orden ético alterado y defender la dignidad y libertad de los Colegiados”. Otros artículos del Código referentes al tema que nos ocupa son los siguientes: Artículo 52: “La Enfermera/o ejercerá su profesión con respeto a la dignidad humana y la singularidad de cada paciente sin hacer distinción alguna por razones de situación social, económica, características personales o naturaleza del problema de salud que le aquejen. Administrará sus cuidados en función exclusivamente de las necesidades de sus pacientes”. Artículo 53: “La Enfermera/o tendrá como responsabilidad primordial profesional la salvaguarda de los Derechos Humanos, orientando su atención hacia las personas que requieran sus cuidados”. Artículo 54: “La Enfermera/o debe adoptar las medidas necesarias para proteger al paciente cuando los cuidados que se le presten sean o puedan ser amenazados por cualquier persona”. Artículo 55: “La Enfermera/o tiene la obligación de defender los derechos del paciente ante malos tratos físicos o mentales, y se opondrá por igual a que se le someta a tratamientos fútiles o a que se le niegue la asistencia sanitaria.

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3. El médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa por parte de éste”. La eutanasia es sobre todo una cuestión que afecta a médicos y enfermeras solamente, pues los rasgos propios de la eutanasia, lo que la diferencia de las otras formas de muerte provocada son: el modo médico de inducirla y la intencionalidad “compasiva” o “liberadora”. Por ser la técnica y la compasión atributos muy propios del médico y de la enfermera competente, se explica que la reprobación deontológica de la eutanasia sea tan fuerte. Cuando el médico rechaza la eutanasia y la colaboración al suicidio, no está simplemente siguiendo sus convicciones éticas o los preceptos de una tradición profesional milenaria: está siendo fiel a lo más genuino de la profesión. La muerte deliberada no puede considerarse como un remedio genuinamente médico de ninguna situación clínica; la eutanasia es una actitud que no congenia con el ser propio de la Medicina, que está al servicio de la vida. Respecto a su posible regulación, señalar tan sólo que poner unos límites firmes contra la violación de la vida humana hace posible que las relaciones con nuestros semejantes sean dignas, sobre todo cuando su estado de necesidad o incapacidad ponen a prueba nuestra paciencia. No podríamos tener una relación auténtica con una persona si tuviéramos la potestad de acabar con su vida.

Dilema ético de la eutanasia

La eutanasia ha sido manejada por dos corrientes filosóficas, integradas por hombres de ciencia y religión basándose en las creencias y conocimientos que hasta ese momento sus semejantes, como seres sociales, han desarrollado invocando la dignidad humana, tanto para defenderla como para rechazarla. Para sus defensores, la dignidad humana del enfermo consiste en el derecho a elegir libremente el momento de la muerte. Para sus detractores, la dignidad humana es oponerse a este derecho por considerarlo una arbitrariedad humana frente a un asunto exclusivamente divino para algunos y exclusivamente científico-legal para otros.

A pesar de que se considera como una decisión final, la eutanasia solo está permitida legalmente en tres países, en el estado de Oregón, Estados Unidos, donde sus ciudadanos aprobaron por referéndum en 1997 la ley de muerte con dignidad; en Holanda, vigente desde abril de 2001, con una serie de garantías y limitantes legales que de no cumplirse pueden desembocar en procesos legales en contra de los médicos, y finalmente en Bélgica, que en septiembre del 2003, se convierte en el

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segundo país en aprobar leyes a favor de la eutanasia, más flexibles que en el caso de Holanda pero también rígidas en cuanto a procedimientos legales.2 El debate sobre licitud moral de la eutanasia ha llegado a exacerbarse tanto que incluso se han creado asociaciones que claman por el reconocimiento de un legítimo derecho a morir con dignidad. El movimiento para la legalización de estas prácticas comenzó en Inglaterra en 1935, con la creación de la Asociación por la Legislación de la Eutanasia, años después se funda otra asociación con el mismo objetivo en Estados Unidos.

En España ha cobrado pujanza la asociación pro derecho a morir dignamente, presidida por el filósofo Salvador Panikér.1 En la declaración de Lisboa "Derechos del paciente", enunciada durante la 34 Asamblea Médica Mundial, Portugal 1981, se recoge el derecho del paciente a, después de ser adecuadamente informado sobre el tratamiento, aceptarlo o rechazarlo y morir con dignidad. En la 35ª Asamblea Médica Mundial, en Venecia, Italia, Octubre 1983, se adopta un "Postulado sobre la Muerte" donde se reafirma que la determinación del momento de la muerte debe ser responsabilidad del médico. Por el contrario en octubre de 1987, en Madrid, en la 38ª Asamblea Médica Mundial se firma una declaración sobre este particular donde dispone que "La eutanasia, aunque sea por voluntad propia o a petición de sus familiares, es contraria a la ética".

En Ginebra, en 1990, la OMS considera que con el desarrollo de métodos modernos de tratamiento paliativo, no es necesaria la legalización de la eutanasia. En mayo del 2005,3 en la 170ª Sesión del Consejo Divonne-les-Bains, Francia, se ratifica la Declaración Adoptada en España en octubre 1987. Cuba, en el Simposio Internacional de "Coma y Muerte" realizado en Varadero, Matanzas en el año 2008, sobre la tesis de la muerte, confirma su posición en contra de la eutanasia y defiende los principios médicos de curar, aliviar o acompañar al paciente (Mtra. Elma del Carmen Trejo García. Investigadora Parlamentaria. Legislación Internacional y Estudio de Derecho

Comparado de la Eutanasia. Enero, 2007).

Este conflicto está determinado por la ética que implique el asunto en cuestión y que para determinar la ética de un proceder hay que hablar de moral, justicia, verdad, conocimiento científico y sociedad, ya que es precisamente en la sociedad donde se forman estos valores que, unidos al conocimiento científico, contribuyen a la

formación de la ética médica.

La ética médica es y será siempre la evaluación política de un sistema de salud, porque las políticas de salud afectan directa o indirectamente todos los aspectos de la vida cotidiana: las acciones, los comportamientos y las decisiones. Pueden además, prohibir conductas que se perciben como riesgosas, alentar las que se consideran beneficiosas, proteger los derechos y el bienestar de algunas poblaciones, impulsar ciertas actividades o proporcionar beneficios directos a los ciudadanos necesitados. Las políticas reguladoras pueden definir acreditaciones profesionales, establecer controles de precios para los bienes y servicios, determinar criterios de calidad, seguridad y eficacia para los servicios de la salud y tratar cuestiones de regulación social, tales como las relacionadas con la seguridad social y ocupacional.

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Los profesionales cubanos de la salud han podido constatar que en la mayoría de los países de este mundo unipolar, médicos, paramédicos, trabajadores de la salud en general y familiares de estos pacientes, ante un diagnóstico de muerte cerebral deciden desconectarlos de las máquinas que mantienen sus órganos vitales funcionando, para evitar una estadía hospitalaria prolongada que redunde en gastos excesivos para los familiares al tener que pagar por el derecho a una cama, a la atención especializada, por la utilización de recursos humanos y materiales, la compra de medicamentos que esta enfermedad requiere para mantener una evolución satisfactoria o estable y los recursos científico-técnicos que permitan a los especialistas llegar a un diagnóstico mejor y certero, ven con desconcierto como esta decisión la toman de la forma más rápida posible y está dado porque mientras más se demoren en decidir, más tendrán que pagar y es que en estos países con la muerte del paciente no termina el sufrimiento de los familiares pues estos instantáneamente se vuelven deudores de los servicios médicos que ha recibido el paciente, aun en algunas instituciones estatales, lo que genera grandes sacrificios para pagar la deuda adquirida, por tanto, ellos pueden hacer o hacen algunas de las maniobras siguientes:

Retirar a sus hijos de las escuelas que tienen que pagar. Trabajar en más de 2 o 3 centros laborales. Hacer turnos de trabajo dobles. Vender sus propiedades (casas, autos, negocios y otros).

En muchos de estos países se ha constatado cómo las clínicas privadas se dedican a mercantilizar la salud y le brindan al hombre todos los servicios que necesite, allí se encuentran todos los recursos humanos, materiales y técnicos que se requiera para mantener la vida de estos pacientes el tiempo que sea necesario y todo ello redundará en beneficios monetarios para los dueños.

El sistema de salud cubano basado en los principios del carácter estatal socialista, gratuito, accesible, preventivo y altamente calificado, unido a la ciencia, la docencia y la práctica médica con participación de las masas en las tareas de salud, hacen que cobren una dimensión excepcional los aspectos mencionados e introduce otros como el del internacionalismo, la solidaridad humana y el patriotismo, pero sobre todas las cosas, cuando los cubanos se enfrentan a situaciones difíciles con los pcientes, tienen el privilegio de pensar solamente en el hombre enfermo, en las oportunidades que la revolución cientificotécnica de nuestro tiempo pueda redundar en beneficio para su salud y la calidad de vida, sin tener que pensar en dinero ni pérdidas monetarias o materiales futuras.7,8

El amor al trabajo y al hombre, el respeto por la vida y al ser humano en su integridad, el sentido del deber, la responsabilidad, la honestidad, el altruismo, el desinterés y la

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dignidad profesional entre otros, son valores que deben llegar a convertirse en virtudes que caractericen la actuación del médico al asimilarse como valores personalizados, expresión legitima y auténtica del sujeto que los asume.

Contando entonces con una sociedad culta, responsable y honesta, con profesionales dispuestos y preparados para afrontar las más duras decisiones acerca de la vida humana, con un sistema de salud que garantice la verdadera medicina, la que precave, cabe cuestionarse nuevamente la ilegalidad de elegir entre una muerte necesaria desde el punto de vista humano, que evite el dolor y el sufrimiento personal y familiar y que por demás asegure, quizás, la vida larga y efectiva de otros semejantes o el corto espacio de vida llena de dolor y sufrimiento que media entre la enfermedad incurable y la muerte irremediable, sin contar los gastos que se ocasionan por considerarlos derecho soberano del paciente.

Determinar si un hombre debe morir o no, por los siglos de los siglos encontrará oponentes y proponentes y de esta investigación se deriva que el hombre debe mirar a su alrededor, escuchar y preguntar el porqué de una decisión como esta, buscar la mejor manera de aliviar al ser humano de sufrimientos y preocupaciones, ubicarse en su sistema, cultura y religión, entender que el lenguaje de la ética ha sido adoptado no solo por pacientes, familias, médicos, economistas, ministros, jueces y administrativos de la salud, independientemente de su corriente filosófica y su sistema social y entender que lo único verdaderamente importante es que el hombre, como ser racional, capaz de revolucionar constantemente la ciencia y la técnica y de transformar

la naturaleza en beneficio de la especie, debe también, morir con dignidad.

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CONCLUSION.

Más que sentar pautas, se puede concluir este trabajo con estas palabras del Santo Padre Juan Pablo II: “La tarea que se impone a la comunidad cristiana en semejante contexto socio-cultural es más que una condena simple de la eutanasia, o el puro intento de impedir su eventual difusión y posterior legislación. El problema de fondo es ante todo este:¿cómo ayudar a los hombres de nuestro tiempo, a tomar conciencia del carácter inhumano de algunos aspectos de la cultura dominante, y a re-descubrir los valores más preciosos avalados por ella.

Por último, no resulta ocioso recordar que, en la Declaración sobre la eutanasia (Iura et bona, 1980), publicada hace más de un cuarto de siglo por la Congregación para la doctrina de la Fe, se señala que la Eutanasia es:• Ofensa a la dignidad de la persona humana.• Crimen contra la vida.• Atentado contra la humanidad

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BIBLIOGRAFIA.

http://bvs.sld.cu/revistas/spu/vol38_1_12/spu14112.htm http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/

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