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UNIVERSIDAD DE CHILE FACULTAD DE FILOSOFIA Y HUMANIDADES PROGRAMA DE MAGÍSTER EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS PROGRAMA DE MAGÍSTER EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS “Debates feministas latinoamericanos: Institucionalización, autonomía y posibilidades de acción política” Tesis para optar al grado de Magíster en Estudios Latinoamericanos Estudiante: María Stella Toro Céspedes Profesor/a Guía: Alicia Salomone Santiago, diciembre 2007

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UNIVERSIDAD DE CHILEFACULTAD DE FILOSOFIA Y HUMANIDADESPROGRAMA DE MAGÍSTER EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOSPROGRAMA DE MAGÍSTER EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS

“Debates feministas latinoamericanos:Institucionalización, autonomía y posibilidades de

acción política”

Tesis para optar al grado de Magíster en Estudios Latinoamericanos

Estudiante: María Stella Toro CéspedesProfesor/a Guía: Alicia Salomone

Santiago, diciembre 2007

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DEDICATORIA

A las mujeres que formaron parte del Colectivo Feminista Popular de la Zona Sur. De todas ellas en especial a: Edith, Gladys, Natacha, Sonia, Viviana y Miriam.

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RESUMEN..........................................................................................................................................4

INTRODUCCIÓN..............................................................................................................................5

CAPÍTULO I

1.1. Marco teórico................................................................................................................................81.1.2. Marco metodológico.................................................................................................................14

CAPÍTULO IILos feminismos latinoamericanos de la ‘segunda ola’: Contextualización histórica.................16

2.1. El Decenio para la Mujer y los Organismos no Gubernamentales..............................................222.2. Los Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe........................................................28

CAPÍTULO IIILos feminismos latinoamericanos y el debate sobre el rol de los Organismos noGubernamentales y los Centros de Estudios Feministas..............................................................38

3.1. Principales aspectos del debate....................................................................................................41

CAPÍTULO IVEntre la incidencia en políticas públicas y la acción movimientista............................................49

4.1. Principales aspectos del debate....................................................................................................524.2. ¿Es posible construir una estrategia política feminista en la región?..........................................59

CAPÍTULO V

CONCLUSIONES............................................................................................................................62

BIBLIOGRAFÍA..............................................................................................................................64

ANEXOS............................................................................................................................................69

Anexo 1: El Movimiento Feminista Latinoamericano y del Caribe hacia la Reunión de Beijing en1995Anexo 2: Carta Abierta de Gina Vargas a las Redes y ONGs de América LatinaAnexo 3: Conclusiones Taller Feminismo AutónomoAnexo 4: Taller Agenda Feminista Radical

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RESUMEN

La tesis que se presenta a continuación,“Debates feministas latinoamericanos:

Institucionalización, autonomía y posibilidades de acción política”, da cuenta de parte de los

debates que se han producido dentro de los feminismos latinoamericanos durante las últimas

décadas, de manera especial, en lo referente a la aparición de dos lógicas de acción política: (i) la

estrategia de incidencia en políticas públicas y (ii) la estrategia movimientista, las que se han

confrontado y tensionado en los distintos espacios de interacción de las feministas de la región,

como son los Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe.

Se analizan, también, las discusiones que se han dado en torno al contexto en que se han

producido estos debates y sobre rol que han tenido los Organismos no Gubernamentales y los

Centros de Estudio Feministas en la aparición de estas dos lógicas, a partir de la revisión de las

trayectorias seguidas por estos organismos y de las transformaciones que se han producido en la

cooperación internacional y en la ayuda para el desarrollo en los años noventa. Reflexionando, a su

vez, sobre las posibilidades de generar formas de acción política feministas que sean capaces de

contener las diversas corrientes que existen.

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INTRODUCCIÓN

La presente tesis tiene como motivación central dar cuenta de algunos de los debates que se

han producido entre las feministas latinoamericanas, durante las últimas décadas, en torno a la

configuración de lógicas diferenciadas de acción política y sobre el rol que han cumplido los

Organismos no Gubernamentales (ONGs) y los Centros de Estudios Feministas en la generación de

estas lógicas. Los objetivos de planteados son:

Objetivo general:

1) Analizar el debate que se ha producido durante las últimas décadas entre feministas

latinoamericanas, en torno a la configuración de lógicas diferenciadas de acción política feminista y

sobre el rol que han cumplido los Organismos no Gubernamentales y los Centros de Estudios

Feministas en la generación de estas lógicas.

Objetivos específicos:

1.1) Establecer cuales son los puntos de conflicto y de acuerdo que se encuentran presentes en

los debates feministas latinoamericanos de las últimas décadas, señalando cuales son los énfasis

distintivos entre las lógicas movimientistas y las lógicas de incidencia política institucional.

1.2) Reflexionar sobre los posibles puntos de conexión que pudieran haber entre estas dos

lógicas, enfatizando en la generación de propuestas para la configuración de acciones políticas

feministas no hegemónicas.

1.3) Identificar cual es el rol que han tenido las estrategias de acción implementadas por los

Organismos no Gubernamentales y los Centros de Estudios Feministas en los quiebres que se han

producido dentro del movimiento feminista latinoamericano, analizando las transformaciones que

se han producido en las estrategias de acción y de financiamiento de estos organismos desde

mediados de los años 80.

A partir de los años noventa se comenzó a hablar con fuerza de la aparición de procesos de

institucionalización (entrada o vinculación con el Estado) y de ‘oenegización’, entendida como la

profesionalización de estos organismos a nivel local, regional e internacional. En un contexto

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marcado por la fragmentación y desmovilización del movimiento feminista latinoamericano, al

igual que de otros movimientos sociales, resulta importante identificar cuál es el rol que pueden

haber tenido los Organismos no Gubernamentales y los Centros de Estudios Feministas en los

quiebres dentro de los feminismos, analizando las transformaciones que se han producido en las

estrategias de acción priorizadas por ellos, donde ha predominado la búsqueda de incidencia en

políticas públicas y en cambios legislativos dirigidos a las mujeres.

Las lógicas de acción que han resaltado y que se han confrontado en los feminismos

latinoamericanos se basan en posicionamientos políticos y estratégicos que se han desarrollado y

visibilizado en el movimiento feminista continental entre los años ochenta y noventa, teniendo

como principal escenario de debate los Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe que

se celebran de manera periódica desde 1981. En estos espacios, y a través de diversas publicaciones,

se puede constatar que se han desarrollado vertientes que han tendido a privilegiar la incidencia en

políticas públicas a través de la generación de estrategias de lobby, seguimiento y monitoreo de las

políticas y de los tratados internacionales en torno a los derechos de las mujeres. Por su parte, otras

corrientes han criticado fuertemente tales estrategias, por considerar que responden y refuerzan el

mismo sistema que ha discriminado y negado históricamente a las mujeres, el patriarcado,

priorizando el accionar movimientista.

Las hipótesis con que se ha trabajado se refieren, la primera de ellas, a que la pérdida del

carácter movimientista, que caracterizó a los feminismos latinoamericanos de los años setenta y

ochenta, se relaciona con el impacto producido por los procesos de transición política y con la

aparición de rápidos procesos de institucionalización, donde algunas ONGs y Centros de Estudio

han actuado en representación del movimiento ante los organismos que promueven y financian

políticas dirigidas hacia las mujeres. La segunda, a que la manera en que las lógicas de acción

política feminista, de incidencia en políticas públicas y movimientista, se han manifestado y

confrontado no han permitido la generación de proyectos políticos de mayor alcance y articulación,

porque se han constituido como lógicas de acción política antagónicas.

En la primera parte, se presenta el marco teórico y metodológico que se utilizó para realizar

este estudio, dando cuenta el primero de ellos, de la trayectoria del término feminismo y de las

características centrales que han presentado los feminismos en América Latina. También se aborda

la importancia de generar marcos conceptuales que comprendan a las mujeres y la acción feminista

desde la diversidad de experiencias y condiciones en que se construyen los sujetos femeninos. Por

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su parte, en el marco metodológico se señalan los tipos de fuentes que se revisaron y analizaron, a

partir del análisis crítico de los discursos desarrollados por algunas feministas de la región en torno

al rol de las ONGs y de los Centros de Estudio Feministas y de la aparición y confrontación entre

las lógicas de incidencia en políticas y las lógicas movimientistas.

La segunda parte, se centra en la realización de una contextalización histórica de los

feminismos de la región, haciendo hincapié en las características presentadas por la que ha sido

llamada la ‘segunda ola’ feminista, que apela al resurgimiento – a partir de los años setenta – de

estas experiencias en el continente, a través de la conformación de grupos de autoconciencia y de la

generación de movilizaciones que apuntaron a la lucha contra las dictaduras y a la visibilización de

las problemáticas especificas de las mujeres. A su vez, se muestran las conexiones que se han

establecido entre la cooperación internacional, de manera especial, luego de la instauración por

Naciones Unidas del Decenio de la Mujer (1975 – 1985) y la acción feminista desarrollada a través

de las ONGs y los Centros de Estudios, recorriendo las fluctuaciones que se han producido en la

cooperación. Luego presenta una breve relación de algunos de los Encuentros Feministas

Latinoamericanos y del Caribe, relevando parte de los debates que se dieron en estos espacios.

En la tercera parte se presenta el debate que se ha realizado entre feministas

latinoamericanas, sobre el rol que han cumplido las ONGs y los Centro de Estudios Feministas en el

movimiento feminista latinoamericano, señalando algunas de las tendencias que ha presentado esta

discusión y analizando algunos de los aspectos que aparecen en el centro de las discusiones,

intentando señalar que aspectos diferencian a una tendencia de otra.

Por su parte, en el cuarto capítulo se muestra el debate que se ha dado entre algunos

sectores feministas sobre las estrategias de incidencia en políticas y las estrategias movimientistas,

dando cuenta de los discursos que se han elaborado al respecto e intentando contestar la pregunta de

si es posible construir una estrategia política feminista en la región, tomando en cuenta las distintas

posturas que se han presentado. Finalmente en las conclusiones se realiza una síntesis de los

principales tópicos presentados.

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CAPÍTULO I

1.1. Marco teórico

“Y si el latido de mujeres llagadas por el oprobio de ser mujeres en el mundomasculino fue apenas un susurro en su inicio, posteriormente se hizo grito compartidoen la faz de otras tierras, primero, y en la propia, después”1.

El término feminismo, en sus distintas expresiones y contextos ha tendido a referirse a la

toma de conciencia y a la construcción de pensamiento por parte de algunas mujeres o de colectivos

de mujeres en torno a su situación de discriminación y subordinación. También se ha utilizado para

nombrar las distintas expresiones que han desarrollado las mujeres para develar esta condición de

sumisión y para crear estrategias que han buscado transformar o mejorar esta situación. Por tanto es

un término que contiene tanto una perspectiva teórica, como una perspectiva de acción socio-

política, a partir de las cuales se ha constituido lo que se ha conocido y nombrado en el ámbito

local, regional e internacional como movimiento feminista.

Según Mary Nash2 la expresión feminismo emergió en Francia a fines del siglo XIX. A

pesar de no estar del todo claro su origen, la fundadora de la primera sociedad francesa de sufragio

femenino, Hubertine Auclert, se atribuyó su invención, proponiendo la movilización de las mujeres

a través de la “lucha feminista colectiva, independiente de los partidos políticos”. Luego Madeleine

Pelletier, también francesa, amplió el término comparando la subordinación femenina con la

opresión de la clase obrera. De acuerdo a esta misma autora a finales del siglo XIX el término se

había expandido, generalizándose su uso en Europa, Estados Unidos, Asia y Latinoamérica, para

este último caso señala:

“En América Latina y América Central la expresión tuvo una gran expansión desdeprincipios del siglo XX. En Paraguay, el intelectual Arsenio López Decoud publicó suensayo Sobre el feminismo en 1901 donde analizaba la contribución del pensamientofeminista internacional, mientras Serafina Dávalos criticaba la discriminación legal dela mujer en su tesis doctoral presentada en 1907 (...). También fue significativo el

1 Álvarez, Elizabeth. Autogalería feminista. Entrecruces en el tiempo. En Curiel, Ochy y otras (coord.).Feminismos disidentes en América Latina y el Caribe. Revista Nouvelles questions féministes, Volumen 24.Nº 2. 2005. Edición especial en castellano. Ediciones Fem-e-libros y www.creatividadfeminista.org. p. 84.2 Nash, Mary. Mujeres en el mundo. Historia, retos y movimientos. Alianza Editorial. Madrid. 2004. pp. 63-64.

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arraigo del término en Argentina, donde en 1901 Elvira López presentó una tesis deinvestigación con el título El movimiento feminista en la Universidad de Buenos Aires,por la cual recibió el título de doctora en Filosofía y Letras”3.

Si bien las ideas feministas no fueron desarrolladas en sus orígenes en América Latina,

como señala Mary Nash, rápidamente tuvieron eco entre mujeres de ciertos sectores sociales que

empezaban a cuestionar su condición de subordinación. Por un lado se encontraban algunas mujeres

ilustradas, que consideraban que debían tener derechos similares a los que tenían los hombres de su

misma condición social. Por otro estaban las mujeres de sectores altos y medios que lograron

obtener mayores niveles educativos, en especial las primeras mujeres que entraron a las

universidades, quienes comenzaron a preguntarse por qué no tenían las mismas oportunidades que

los hombres en sus mismas condiciones, y finalmente estaban algunas mujeres obreras que tomando

los principios políticos de los movimientos obreros de inicios del siglo XX, principalmente

socialistas y anarquistas, reflexionaron, cuestionaron, escribieron y se movilizaron en torno a las

problemáticas específicas que enfrentaban las trabajadoras.

“Las primeras conceptualizaciones del feminismo se tiñeron de un fuerte compromisocon la reforma social, en cuanto se refería a las necesidades de la mujer. Que dichasnecesidades sufrían el olvido o la negligencia de los hombres que ejercían la autoridadera obvio para la mujer obrera y, además para las primeras profesionales queescudriñaban las leyes o visitaban conventillos o talleres que explotaban la mano deobra femenina” 4.

Desde sus primeras manifestaciones el feminismo se mostró como una construcción teórica

y activista diversa. Las preguntas, respuestas, estrategias y soluciones buscadas diferían en razón de

quiénes eran sus autoras y seguidoras. En el cono sur, según Asunción Lavrin, los dos matices más

importantes del movimiento feminista en sus inicios fueron el socialismo y el liberalismo, los que se

desarrollaron de manera paralela. En relación al feminismo socialista y liberal en Argentina, Chile y

Uruguay, Lavrin señala que el primero se basó en los preceptos desarrollados por Augusto Bebel y

el segundo en los desplegados por pensadores como John Stuart Mill, centrándose el feminismo de

vertiente socialista en la toma de conciencia en torno a los asuntos de clase y a la situación de

obreras y obreros y el feminismo liberal en la obtención de la igualdad legal entre hombres y

mujeres. A juicio de Lavrin durante estas primeras etapas no se produjeron mayores antagonismos

entre estas dos visiones.

3 Nash, Mary. Mujeres en el mundo... Op. Cit. p. Idem. p. 65.4 Lavrin, Asunción. Mujeres, feminismo y cambio social en Argentina, Chile y Uruguay 1890 – 1940.DIBAM- Centro de Investigaciones Diego Barros Arana. Santiago. 2005. p. 19.

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“De hecho, lo que distinguía al feminismo del cono sur era su flexibilidad. A mediadosde los años veinte, las ideas socialistas relativas a la necesidad de proteger a lasmujeres y a los niños obreros ya las conocían las feministas de clase media, quienes lasasimilaron, mientras que las feministas socialistas se unían a las campañas porreformar los códigos civiles y el sufragio, ambos objetivos feministas esencialmenteliberales”5.

Para el caso de América Latina se suele hablar de dos oleadas de desarrollo del pensamiento

feminista. La primera de ellas se ubica, como ya se ha señalado, entre fines del siglo XIX y la

primera mitad del siglo XX y da cuenta de por lo menos dos vertientes de los feminismos

latinoamericanos: una de raigambre burguesa – ilustrada y otra de carácter obrero, siendo algunas

de sus expresiones más conocidas los distintos movimientos sufragistas que surgieron en el

continente y las luchas y reflexiones de las mujeres obreras, especialmente, a través de la

movilización y la prensa independiente. La segunda ola se sitúa a partir de los años setenta y tiene

al igual que la primera una profunda conexión con la configuración de los feminismos a nivel

internacional, en cuyo marco se produce una primera fase de búsqueda y reconstrucción de las

identidades femeninas a través de la formación de grupos de autoconciencia, y luego el tránsito a la

conformación de un movimiento social regional, donde han jugado un rol fundamental los

Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe6. Judith Astelarra señala que este proceso

tuvo las siguientes características:

“Para el feminismo contemporáneo, las mujeres debían tomar conciencia de sudiscriminación no sólo a partir de categorías intelectuales abstractas sino que a partirde su propia experiencia vital. Por ello, se le dio especial relevancia a los grupos deautoconciencia como una de las formas básicas de participación. Se rechazaba tambiénla organización jerárquica y burocratizada, uno de cuyos ejemplos era el partidorevolucionario, al que definían como patriarcal”7.

De acuerdo a esta misma autora, una de las características particulares de los feminismos

latinoamericanos de la segunda oleada es su conexión con los movimientos y partidos de izquierda,

situación que se relaciona con los procesos históricos propios del continente y con quienes fueron

las mujeres que iniciaron la segunda ola, muchas de ellas militantes o ex – militantes de partidos de

izquierda, lo que marcó una serie de tensiones entre ambos espacios de acción, en cuanto a los

contenidos y a las formas de hacer política. Sin duda y como veremos más adelante, este escenario

ha marcado a los feminismos del continente situando parte importante de sus debates en torno a

5 Lavrin, Asunción. Mujeres, feminismo y cambio social... Op. Cit. p. 31.6 El primer encuentro se realizó en 1981 en la ciudad de Bogota en Colombia.7 Astelarra, Judith. ¿Libres e iguales? Sociedad y política desde el feminismo. Ediciones CEM. Santiago.2003. pp. 26-27.

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cómo se constituyen los sujetos femeninos, cómo se hace política desde el feminismo y cómo se

preserva la autonomía.

En relación, a las particularidades de los feminismos latinoamericanos, Francesca Gargallo 8,

considera que a pesar de seguir algunas de las manifestaciones y teorizaciones que se han

desarrollado en Europa y América del Norte (principalmente en Estados Unidos) las construcciones

feministas siempre han estado ligadas a las historias nacionales y al contexto particular de la región,

constituyéndose como una teoría política que aborda la identidad cultural latinoamericana y que por

tanto no puede estar ajena a la realidades políticas, económicas y sociales del continente. Al

respecto, sobre la ligazón entre el feminismo y el pensamiento de izquierda señala:

“No es sólo por cierta fidelidad a las ideas marxistas que las feministaslatinoamericanas han tendido al análisis de clases y al análisis antropológico, paradefinir la desgarrada identidad de las mujeres conflictuadas por la pertenencia a clases,etnias y sistemas valóricos diferentes. La propia realidad y el inicial conflicto entre lasfeministas que a principios de los setenta se encontraban en la búsqueda de sí mismas,han originado dicha tendencia. Estas han provocado también que el interés de la éticahaya sido central para la teoría feminista latinoamericana: la idea de justicia social harecorrido tanto la hermenéutica del derecho como la afirmación de un modo de pensary de pensarse desde la denuncia de la doble moral sexo – social”9.

Durante las primeras décadas de la segunda oleada se tendió a conformar un universal

femenino que pudiera contener a todas las mujeres bajo el término ‘mujer’, asumiendo que las

experiencias de discriminación que eran vividas por ‘todas’ podían permitir la configuración de una

categoría que también las incluyera a ‘todas’, hablándose durante décadas de ‘la’ condición o

situación de la mujer. De este modo se asumió que todas las experiencias de discriminación vividas

por las mujeres eran iguales y que, por lo tanto, su superación podía ser alcanzada de la misma

forma por ‘todas’ las mujeres.

Uno de los problemas de dicha concepción fue que la búsqueda de una subjetividad

femenina homogénea tendió a invisibilizar las diferencias entre las mujeres, relegando a segundo

plano otros ejes diferenciadores que influyen de manera central en el posicionamiento que ocupa

cada ser humano en la sociedad, como es la clase, la etnia y la edad (entre otros). Según Judith

8 Gargallo, Francesca. El pensamiento feminista en América latina. En Gaviola, Edda y Lissette González(comp.). Feminismos en América Latina. Colección Estudios de Género nº 4. FLACSO – Sede Guatemala.Guatemala. 2001. pp. 134 – 135. 9 Gargallo, Francesca. “El feminismo múltiple: Prácticas e ideas feministas en América Latina”. EnFemeninas, María Luisa (comp). Perfiles del feminismo iberoamericano. Catálogos. Buenos Aires. 2002. pp.106 – 107.

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Butler, referirse a que se es una mujer no necesariamente significa referirse a todo lo que una mujer

es:

“Si una es una mujer, desde luego eso no es todo lo que una es; el concepto no esexhaustivo, no porque una ‘persona’ con un género predeterminado trascienda losatributos específicos de su género, sino porque el género no siempre se establece demanera coherente o consistente en contextos históricos distintos, y porque se intersectacon modalidades raciales, de clase, étnicas, sexuales y regionales de identidadesdiscursivamente construidas. Así, resulta imposible desligar el género de lasintersecciones políticas y culturales en que invariablemente se produce y semantiene”10.

Desde los años noventa, parte importante de la teoría feminista se ha preocupado por

incorporar diversas categorías en los intentos de reconstrucción de las subjetividades femeninas

(clase, edad, raza, género y preferencia sexual), considerando que cada uno de estos ejes es parte de

la constitución de cualquier identidad y concibiendo, a partir de Rosi Braidotti, la subjetividad

femenina como una ‘red de formaciones de poder simultáneas’ en la que confluyen procesos

materiales (institucionales) y discursivos (simbólicos), donde debieran ser privilegiadas

concepciones del sujeto en las que es entendido como complejidad, proceso e interrelación:

“Las nuevas teóricas que surgieron en la década de 1990 trabajan, por lo tanto, deacuerdo con una multiplicidad de variables que forman parte de la definición de lasubjetividad femenina: la raza, la clase, la edad, las preferencias sexuales y los estilosde vida, constituyen ejes esenciales de la identidad. Así pues, cabe decir que haninnovado la noción clásica de materialismo, por cuanto se inclinan por redefinir lasubjetividad femenina en función de una red de formaciones de poder simultáneas.Aparentemente, está surgiendo una nueva tendencia que hace hincapié en la naturalezasituada, específica, incardinada del sujeto feminista, al tiempo que rechaza elesencialismo biológico o psíquico. Se trata, en consecuencia de un nuevo tipo dematerialismo incardinado femenino”11.

Para Rosi Braidotti, la constitución de un sujeto ‘mujer’ se relacionó con la necesidad de

establecer que todas las mujeres compartían una experiencia común de discriminación (‘de segundo

sexo’), en la búsqueda de posicionar un ‘punto de partida para alcanzar la conciencia feminista’,

constituyendo de esta manera ‘un pacto entre mujeres’. Pero a su vez, señala que esta condición de

común opresión no basta para configurar un proyecto político feminista, puesto que a pesar de que

las mujeres tengan y vivan experiencias que les son comunes, esto no significa que sean todas

10 Judith, Butler. El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. UNAM – PUEG /Editorial Paidós. México. 2001. p.35. 11 Rosi, Braidotti. Feminismo, diferencia sexual y subjetividad nómade. Editorial Gedisa. Barcelona. 2004. pp.140 – 141.

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iguales. Desde esta perspectiva, la autora postula como salida la utilización de la ‘política de

localización’, ya que esta permitiría rechazar cualquier afirmación global en torno a todas las

mujeres, situando y/o localizando la experiencia femenina en sus múltiples particularidades y

especificidades.

En América Latina, la propia diversidad de las prácticas feministas ha tendido a mostrar que

no todas las mujeres, ni todos los accionares feministas son iguales, posicionamiento en el que han

sido un aporte valioso los planteamientos realizados por las feministas negras, populares, lésbicas,

indígenas y jóvenes; lo que han tendido a fisurar las visiones que situaron al movimiento feminista

como un movimiento homogéneo, al mostrar su propia falta de identificación con las experiencias

de aquellas que han representado públicamente al movimiento latinoamericano. Sobre este punto

Jurema Werneck señala:

“Las afirmativas de homogeneidad de necesidades y aspiraciones entre las mujeres,colocadas por el feminismo emergente traían envueltas mecanismos de reducción,invisibilización, incluso el refuerzo de acciones de aniquilamiento contra millones demujeres en el mundo. Así, la nueva teoría y práctica política, fueron profundamenterechazadas por gran parte de las mujeres negras, como continuidad de su rechazo atodo lo que significase dominación y racismo”12.

Siguiendo este razonamiento y a pesar de la búsqueda de la constitución de un ‘nosotras’ o

de un movimiento feminista latinoamericano unificado, las rupturas que se han producido deberían

ser entendidas como una muestra de las dificultades que se presentan cuando se intenta o se piensa

como ideal la generación de prácticas políticas homogéneas, pues éstas tienden a negar las

diferencias que se producen y conviven dentro de los mismos movimientos. En la actualidad parece

difícil construir ‘un’ movimiento feminista en el que no se encuentren expresadas las diversas

realidades (materiales y simbólicas), teorizaciones, prácticas y estrategias de acción que se han

desarrollado en la región.

12 Werneck, Jurema. De Ialodês y Feministas. Reflexiones sobre la acción política de las mujeres negras enAmérica Latina y El Caribe. En Curiel, Ochy y otras (coord.). Feminismos disidentes en América Latina y elCaribe. Revista Nouvelles questions féministes, Volumen 24. Nº 2. 2005. Edición especial en castellano.Ediciones Fem-e-libros y www.creatividadfeminista.org. p. 35.

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1.1.2 Marco metodológico

Debido a que esta tesis se propone analizar los debates que se han desarrollado durante las

últimas décadas entre las feministas latinoamericanas en torno a las estrategias feministas de acción

política en la región, la metodología que se utilizará es el análisis crítico de los discursos que se han

desplegado en diversos textos en que se han abordado estas discusiones.

La mayor parte de estos textos se refieren a la práctica política y al pensamiento feminista,

conviviendo en ellos distintos discursos que apelan a aspectos diferenciados de la experiencia

práctica (personal y colectiva), las estrategias políticas y el pensamiento feminista latinoamericano,

configurándose como discursos que se tensionan, relacionan e interaccionan con otros discursos y

con otros textos13.

Los debates revisados aparecen de manera reiterada durante las últimas dos décadas en las

publicaciones y espacios de debate feminista que se han constituido en la región, situándose la

mayor parte de ellos en estrecha relación con el contexto político, social y económico en que se han

desarrollado los feminismos latinoamericanos contemporáneos. Son discursos en los que es posible

encontrar experiencias y posicionamientos ideológicos personales y colectivos que se ubican en

momentos históricos determinados. Por lo que se busca identificar las diferencias y coincidencias

que se pueden encontrar en las concepciones políticas e ideológicas que se expresan en ellos, para

lo cual se analizaron diversas publicaciones que han buscado alimentar, tensionar y dar cuenta de

estos debates.

Los discursos estudiados se refieren a las reflexiones y discusiones que distintas feministas

latinoamericanas han desarrollado sobre tres tópicos: (i) las lógicas de acción autónomas –

movimientistas, como es el caso de las feministas que conformaron el colectivo Feministas

13 En relación a la multiplicidad de discursos que se encuentran en un texto y a la relación de ellos con otrosdiscursos, Grinor Rojo señala, “De ahí que mi argumento en este minuto necesite insistir en la pertinencia delprincipio teórico que se opone a la imagen de un discurso encapsulado en sí mismo, autosuficiente(prolongación de la doctrina de la autosuficiencia de la obra literaria, al fin y al cabo), sosteniendo que lasrelaciones interdiscursivas existen en efecto y que, por lo tanto, los bordes que circundan al discurso no soninfranqueables. En el interior del texto, el discurso actúa siempre o casi siempre rodeado por otros discursos.Ahí se pliega o se sustrae a las demandas de complicidad con que esos otros discursos lo acosan, entregando,negociando o defendiendo su diferencia, pero sin comprometer, y ni siquiera cuando su vocación es de francaindisciplina, la efectividad del contacto que él mantiene con el conjunto o con algunas de aquellas piezas que,dispuestas a una distancia mayor o menor respecto de su propia localización, constituyen al conjunto”.Grinor, Rojo. Diez tesis sobre la crítica. Ediciones Lom. Santiago. 2001. pp. 63-64.

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Cómplices y el colectivo Mujeres Creando; (ii) las lógicas de incidencia en políticas públicas,

donde se revisarán, principalmente, los textos producidos por la feminista peruana Virginia Vargas;

y (iii) el rol de los Organismos no Gubernamentales y de los Centros de Estudios Feministas en la

configuración de los feminismos latinoamericanos, a través de los textos e investigaciones

efectuadas por Maruja Barrig, Virginia Guzmán y Sonia E. Álvarez.

Cabe señalar, también, que parte importante de estas discusiones han sido registradas en las

memorias de los encuentros feministas y en publicaciones feministas que circulan en la región,

como, es el caso de diversas revistas y medios electrónicos14, además de publicaciones de colectivos

y Centros de Estudios Feministas en los que se han compilado artículos de feministas

latinoamericanas sobre algunas de las temáticas que han estado en el centro del debate. El

movimiento feminista latinoamericano y caribeño ha producido una interesante circulación y

confrontación de ideas y posturas en las que los puntos de inflexión suelen estar marcados por

problemáticas como la autonomía, la institucionalización y la representación política.

14 Entre otras se pueden mencionar las revistas: Cotidiano Mujer (Uruguay), Debate Feminista (México), LaCorrea Feminista (México), Brujas (Argentina), Feminaria (Argentina); las publicaciones de ISISInternacional y la publicación electrónica Creatividad Feminista.

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CAPÍTULO II

LOS FEMINISMOS LATINOAMERICANOS DE LA ‘SEGUNDA OLA’:

CONTEXTUALIZACIÓN HISTÓRICA

“En verdad, el término ‘feminismo’ no designa una realidad sustancial, cuyaspropiedades puedan establecerse con exactitud; por el contrario, se podría decir que eltérmino ‘feminismo’ indica un conjunto de teorías y de prácticas históricamentevariables en torno a la constitución y la capacitación de sujetos femeninos. Desde estepunto de vista, qué es o qué fue el feminismo es mucho antes una cuestión históricaque un problema de definición”15.

Algunos de los procesos de transformación social, política y económica que se

desarrollaron en parte importante de la región entre los años setenta y ochenta, tuvieron un rol

relevante en la configuración de los feminismos latinoamericanos contemporáneos. Durante este

período, sectores significativos del movimiento feminista se habían agrupado a partir de la

conformación de grupos de autoconciencia y, en algunos países, en organizaciones que se situaron

en abierta oposición a los regímenes dictatoriales, lo que significó que se constituyera como un

movimiento al margen del Estado, y que su accionar fuese más o menos unificado, puesto que la

movilización contra las dictaduras fue un objetivo común y prioritario, originándose profundas

reflexiones sobre el autoritarismo y la democracia tanto en los espacios públicos como privados 16.

Esto se manifestó en la consigna elaborada por las feministas chilenas, tomada por las feministas

latinoamericanas, de ‘democracia en el país y en la casa’. Amalia Fisher señala:

“Las feministas intentaron reconceptualizar y resignificar lo político, a partir de unacrítica profunda a las organizaciones tradicionalmente masculinas, como los partidospolíticos, sindicatos, etc. En las décadas de los setenta y ochenta, para el movimientofeminista la autonomía con relación al Estado y a los partidos políticos era un valorético muy importante, significaba controlar sus propias acciones, capacidad de auto-determinarse conforme a sus propias acciones e independencia de cualquierinstitución”17.

15 Ergas, Yasmine. “El sujeto mujer: el feminismo de los años sesenta – ochenta”. En Duby, Georges y Michelle, Perrot. Historia de las mujeres en occidente. Vol. 5 El siglo XX. Grupo Santillana de Ediciones S.A. Madrid. 2000. p. 598. 16 Una de las feministas latinoamericanas que más desarrolló ésta reflexión fue la socióloga y teórica chilenaJulieta Kirkwood.

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En este período, el continente se encuentra en crisis, los golpes y las dictaduras militares

afectaron de manera profunda al sistema político de la región, se cerraron los canales tradicionales

de participación ciudadana, en muchos casos los partidos políticos fueron prescritos y se produjeron

graves violaciones a los derechos humanos. En el ámbito económico, en algunos países antes y en

otros después, junto a la abultada deuda externa, las nuevas directrices mundiales impulsaron la

privatización de los servicios públicos y la desregulación de los mercados, promovieron la

disciplina fiscal, el reordenamiento del gasto público, la liberalización de las tasas de interés y del

comercio internacional, lo que afectó de manera directa a los sectores bajos y medios, de modo

especial, en lo referente a la modificación y flexibilización de los mercados laborales y en la

depauperización de importantes sectores de la sociedad.

“Durante la crisis, el crecimiento del sector informal constituye la estrategia principalde ajuste del mercado latinoamericano en los primeros años de los ochenta. El aumentodel desempleo y de la informalidad va acompañado por fuertes descensos de losingresos laborales y un rápido proceso de precarización del empleo, con crecienteimportancia del trabajo temporal y de tiempo parcial. En 1989, más del 50 por cientode la ocupación no – agrícola se ubicaba en microempresas o actividades informales,en contraste con el 38 por ciento en 1980 (...). En esos sectores las mujeres tenían unafuerte participación, tanto como trabajadoras domiciliarias como en actividades porcuenta propia”18.

En este marco, se produjo el crecimiento del movimiento de mujeres y feminista de la

segunda oleada, lo que se reflejó en el surgimiento de organizaciones que buscaron enfrentar la

represión política y la crisis económica. Si bien muchas de ellas no se identificaron con el

feminismo, la organicidad y visibilidad de las mujeres en la región fue por primera vez masiva y

generó procesos de participación socio – política y de autoafirmación identitaria femenina sin

17 Fischer, Amalia E. Los complejos caminos de la autonomía. En Femeninas, María Luisa (comp). Perfilesdel feminismo iberoamericano. Catálogos. Buenos Aires. 2002. pp. 59 – 60. 18 Arriagada, Irma. Impactos de la crisis y el ajuste estructural sobre las mujeres. En Torres, Carmen (Ed.) DeNairobi a Beijing. Diagnósticos y propuestas. Ediciones de las Mujeres Nº 21. ISIS Internacional. Santiago.1995. pp. 112 – 113.

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precedentes en el continente19, conformando un movimiento de mujeres, gran parte de ellas de

sectores populares, que en diferentes etapas y momentos se relacionó con el movimiento feminista.

Por su parte, los feminismos se desarrollaron de manera paralela al movimiento de mujeres,

proceso que fue impulsado en algunos países por la creación de grupos de autoconciencia,

experiencia que fue mucho menos recurrente en los países en que hubo regímenes militares. En los

grupo de autoconciencia también llamados ‘pequeño grupo’, se generaron espacios en los que las

mujeres pudieron compartir y analizar sus experiencias de subordinación, dando un giro social a lo

que se había entendido como una experiencia individual, logrando cuestionar la ubicación histórica

de las mujeres en el ámbito privado y la desapropiación de los cuerpos femeninos como un bien

para otros. Sobre las significaciones de este proceso Amalia Fischer cuenta:

“El hecho de hablar en primera persona de lo que le sucedía a cada una de lasintegrantes del grupo, las llevaba forzosamente a reflexionar sobre su subjetividad y acuestionar la subordinación a la que estaban sometidas. Esta práctica, aparentementeindividual, conducía a lo colectivo, a lo social, a lo político, es decir, nos hacíacuestionar el poder y a quienes lo estaban ejerciendo. En el proceso de escuchar ydescubrirse en la otra, nos veíamos reflejadas como en un espejo, tomábamosconciencia de que los problemas considerados individuales, -violencia, trabajodoméstico, sexualidad, salario inferior al de los hombres, etc.- eran comunes a todaslas mujeres”20.

Los feminismos de la segunda ola se dieron en distintos momentos, lo que se relaciona con

los contextos particulares de cada país, pero como rasgos generales se puede señalar que en sus

inicios estuvieron constituidos por mujeres de sectores medios, blancas y educadas. Algunas de

ellas, como ya se ha señalado, ligadas a los partidos de izquierda o con experiencia política. En el

caso de los países en que hubo dictaduras militares, también estuvieron conformados por mujeres

que residieron en el exilio, muchas de las cuales habían resignificado sus experiencias políticas y

habían tenido contacto con las ideas y las prácticas feministas.

19 Sobre el significado político de este proceso Lola Luna indica: “Las mujeres participan políticamente desdela exclusión a través de múltiples formas. Esta participación tiene un significado político, aunque se hayainvisibilizado al mirarla desde una concepción tradicional del poder y de la política. También en análisisrealizados sobre los movimientos sociales, la participación de las mujeres se ha interpretado desde unaperspectiva de género reducida a lo cultural y sin una dimensión de poder que ha imposibilitado reconocer esesignificado político. Nuestra tesis es que las intervenciones femeninas que se realizan a través de movimientosbarriales que luchan por la vivienda, servicios, etc., como aquellas que se desarrollan en apoyo a huelgasmasculinas, y las que tienen como objetivo la defensa de los hijos, ya sea con la guerra, en apoyo o en contrade las dictaduras, así como las actuaciones que se producen desde el feminismo, tienen un contenido político”.Luna, Lola G. Lo político del género en América Latina. En Torres, Carmen (Ed.) De Nairobi a Beijing.Diagnósticos y propuestas. Ediciones de las Mujeres Nº 21. ISIS Internacional. Santiago. 1995. p. 30.

20 Fischer, Amalia E. Los complejos caminos de la autonomía.... Op. Cit. p. 58.

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De acuerdo a los datos recopilados por Urania Ungo21, algunas de las primeras expresiones

feministas en la región fueron: la creación de Mujeres en Acción Solidaria (MAS), en México en

1971, luego en 1974 surge como una escisión de MAS el Movimiento de Liberación de la Mujer; en

Puerto Rico nace en 1974 Mujer intégrate, ahora (MIA); en Venezuela se origina en 1972 el

Movimiento hacia la Nueva Mujer y la Liga de Mujeres, posteriormente nace el grupo Persona. En

el cono sur, a fines de los años setenta se origina en Chile el Círculo de Estudios de la Mujer. Por su

parte, en Argentina surge en 1972 la Unión Feminista Argentina que funcionó hasta 1975, en la

década de los ochenta se crean el Centro de Estudios de la Mujer (1981), la Asociación Trabajo y

Estudio de la Mujer (1982) y Alternativa Feminista (1984).

Según Virginia Vargas, en el desarrollo del movimiento feminista, durante las décadas de

los setenta y ochenta, se pueden reconocer al menos tres vertientes: una, que denomina feminista

propiamente tal; otra, en que sitúa a las mujeres urbano populares que a través de la organización

cuestionaron los roles tradicionales de género; y una tercera, en la que ubica a las mujeres que se

definían como feministas, pero que a la vez participaban en otros movimientos políticos:

“La vertiente feminista propiamente dicha, que inició un acelerado proceso decuestionamiento de su situación como mujeres, extendiéndola a una lucha por cambiarlas condiciones de exclusión y subordinación de las mujeres en lo público y en loprivado. La vertiente de mujeres urbano populares, que iniciaron su actuación en elespacio público, a través de sus roles tradicionales, confrontándolos y ampliando suscontenidos. Y la vertiente de mujeres adscritas a los espacios más formales ytradicionales de participación política, como los partidos, sindicatos, las que a su vez,con dificultades, comenzaron un amplio proceso de cuestionamiento y organizaciónautónoma al interior de estos espacios de legitimidad masculina por excelencia”22.

Las distintas corrientes a las que se refiere Virginia Vargas se fueron desarrollando y

diversificando durante la década de los ochenta, conformándose al interior de ellas y entre ellas

diversos puntos de confrontación y de intersección. Se produce desde temprano cierta

diferenciación entre quienes privilegiaron como estrategia de acción la implementación de los

llamados centros de trabajo feministas: en la mayoría de los casos a través de la constitución de

Organismos no Gubernamentales o de centros de estudios; y entre quienes priorizaron una

21 Ungo, Urania. Para cambiar la vida: política y pensamiento del feminismo en América Latina. Instituto de la Mujer, Universidad de Panamá. Panamá. 2000. pp. 59 – 60. 22 Vargas, Virginia. La búsqueda y los nuevos derroteros feministas en su tránsito al nuevo milenio. EnGaviola, Edda y Lissette González (comp.). Feminismos en América Latina. Colección Estudios de Género nº4. FLACSO – Sede Guatemala. Guatemala. 2001. p. 220.

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estrategia de fortalecimiento del feminismo como movimiento social, por medio de la creación de

grupos de autoconciencia y de la movilización pública.

“También tempranamente, un sector significativo de las organizaciones feministas seexpresó en ‘dos formas de existencia’, como centros de trabajo feminista, y como partedel amplio, informal, movilizado, callejero movimiento feminista haciendo confluir,desde una ‘identidad feminista’ dos dinámicas diferenciadas: la de profesionales en lostemas de las mujeres y las de militantes de un movimiento en formación”23.

Desde mediados de los años ochenta y en especial durante la década del noventa, en el

movimiento feminista latinoamericano se efectuaron importantes transformaciones, muchas de ellas

relacionadas con los cambios que se habían producido en los contextos políticos y económicos de la

región, donde los procesos de transición a la democracia tuvieron un papel central, especialmente si

se toma en cuenta que en muchos países de Latinoamérica el movimiento feminista se había

conformado en oposición a las dictaduras militares y al ‘margen’ del Estado. Al respecto Marysa

Navarro considera:

“La democratización presentó para algunos grupos un camino diferente al recorridopues por primera vez se abrieron espacios institucionales. En algunos países, laparticipación de los movimientos feministas en los movimientos de oposición a lasdictaduras facilitó su inserción en la vida política redemocratizada. Además,presionados desde el exterior por tener que responder a compromiso internacionales,los gobiernos democráticos comenzaron a buscar la forma de desarrollar políticaspúblicas para lo cual tuvieron que recurrir a las mujeres y hasta contemplar iniciativasde las feministas”24.

Los gobiernos de la región tuvieron que comenzar a implementar políticas públicas

orientadas a la promoción social e incorporación de las mujeres en el desarrollo, objetivo también

planteado por Naciones Unidas desde mediados de los años 7025. De este modo muchos gobiernos

latinoamericanos empezaron a promover políticas de ‘equidad’ de género y conformaron instancias

específicas dirigidas a la generación de políticas, programas y planes destinados a integrar a las

mujeres a la economía y a mejorar sus condiciones de vida. En este marco, un aspecto central en los

debates actuales de las feministas latinoamericanas ha pasado a girar en torno a si el movimiento

23 Vargas, Virginia. La búsqueda y los nuevos derroteros feminista.... Op. Cit. p. 222.24 Marysa, Navarro. Algunas reflexiones sobre el VII Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. EnCecilia, Olea. (Comp.). Encuentros, (des) encuentros y búsquedas: El movimiento feminista en AméricaLatina. Ediciones Flora Tristán. Lima. 1998. p. 104.25 Entre 1975 y 1985 Naciones Unidas proclamó el “Decenio de Naciones Unidas para la mujer y eldesarrollo”.

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feminista debe o no acercarse al Estado y de hacerlo, cómo se debe producir esta relación 26. Sobre

las características de los feminismos latinoamericanos durante las últimas décadas, Andrea D’Atri,

señala:

“Sin embargo, la academización, la incorporación a las instituciones de los regímenespolíticos y los distintos estamentos de gobierno y la ‘oenegización’ son las operacionesmás importantes que comienzan a reconfigurar al movimiento feminista en esteperíodo, produciendo también, junto con una multiplicidad de nuevas experiencias,acciones y saberes, su incipiente fragmentación y creciente cooptación. Las críticas ylas diferencias en relación con las concepciones teóricas, a los fundamentos y a lasprácticas al interior del mismo movimiento no tardaron en aparecer. La escisión entre‘autónomas’ e ‘institucionalizadas’ es una de las expresiones más agudas que adquirióesta crítica interna”27.

Es en este contexto que uno de los principales ‘nudos’28 que enfrenta el movimiento

feminista en la actualidad se ha desarrollado y profundizado, pues una de las discusiones centrales

dentro de las distintas corrientes del movimiento ha girado en torno a cómo se mantiene la

autonomía cuando se entra en relación con la institucionalidad, y de qué manera las mujeres pueden

ser representadas por otras mujeres ante el Estado y los organismos internacionales, ya que en

general tanto los Estados como algunos de estos organismos han tendido a generar una red de

especialistas que suelen ser consultadas en nombre de todas las mujeres, situándose estos

cuestionamientos en torno a cuál es el rol que deben cumplir los Organismos no Gubernamentales y

los Centros de Estudios Feministas en este nuevo escenario. Algunas autoras, como Sonia E.

Álvarez29, han hablado de la presencia de un proceso de ‘oenegización’ del movimiento feminista,

ya que han sido algunas de estas instancias las que se han dedicado en las últimas décadas a

desarrollar estrategias de lobby político en representación de las mujeres, o a participar en la

asesoría y/o ejecución de políticas publicas dirigidas a las mujeres.

26 Al respecto ver Álvarez, Sonia E. El estado del Movimiento y el Movimiento en el estado. Publicaciónelectrónica http://www.laneta.apc.org27 D’ Atri, Andrea. Pan y Rosas. Pertenencia de género y antagonismo de clase en el capitalismo. EdicionesLas armas de la crítica. Buenos Aires. 2004. p. 117.28 La categoría de ‘nudos’ ha sido ampliamente utilizada para representar las principales tensiones dentro delmovimiento feminista latinoamericano.29 Álvarez, Sonia E. Feminismos latinoamericanos: reflexiones teóricas y perspectivas comparativas. EnReflexiones teóricas y comparativas sobre los feminismos en Chile y América Latina. Facultad de CienciasSociales. Universidad de Chile. 1998.

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2.1. El Decenio para la Mujer y los Organismos no Gubernamentales

En 1975, Naciones Unidas realizó en México la primera reunión internacional sobre la

situación de las mujeres, que se denominó “Conferencia mundial del año internacional de la mujer”,

proclamándose en ella - como parte de su “Plan de acción mundial” - el decenio de la mujer entre

1975 y 1985. Los objetivos principales que se delinearon en esta conferencia fueron: la búsqueda de

la igualdad de género y la eliminación de la discriminación; la integración y la plena participación

de las mujeres en el desarrollo; y la valorización de la contribución de las mujeres al fortalecimiento

de la paz en el mundo. Sobre este proceso Haydée Birgin señala.

“En 1972 se convoca al año Internacional de la Mujer para 1975 y, al adoptar laSegunda Estrategia para el Desarrollo, la Asamblea General reconoce explícitamente lanecesidad de estimular la integración plena de las mujeres a favor del desarrollo. Desdeel Banco Mundial se propone una nueva estrategia de ‘inversión en los pobres’,centrada en la satisfacción de las necesidades básicas de los grupos de población nointegrados a la economía o marginados. En este enfoque las mujeres son identificadascomo ‘grupo objetivo’ de las políticas de desarrollo”30.

Según los datos recogidos por Urania Ungo31, la acogida que tuvo entre las feministas

latinoamericanas la realización de la primera Conferencia Mundial y la proclamación del Decenio

de la Mujer fue diversa en los distintos países de la región, señalando que la postura mayoritaria fue

de ‘apoyo crítico’ o de rechazo. Pues, si bien la conferencia podía ser entendida como un logro de la

presión ejercida por las feministas para visibilizar las problemáticas de las mujeres, también

subsistían muchas dudas en torno a las intenciones de los gobiernos para instalar políticas dirigidas

a las mujeres y sobre la efectividad de las medidas que se podían tomar en las instancias

internacionales. Por su parte, Martha Zapata relata cómo se vivió este proceso entre las feministas

mexicanas, país en el que se desarrolló la conferencia:

“El gobierno mexicano trató de conseguir el apoyo de las feministas para elaborar elInforme sobre la situación de las mujeres en México. Algunas optaron por colaborar en

30 Birgin, Haydée. Las mujeres en las estrategias de desarrollo sustentable. En Torres, Carmen (Ed.) DeNairobi a Beijing. Diagnósticos y propuestas. Ediciones de las Mujeres Nº 21. ISIS Internacional. Santiago.1995. p. 92. 31 Ungo, Urania. Para cambiar la vida: política y pensamiento del feminismo.... Op. Cit. pp. 59 – 60.

22

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forma de asesorías y recolectar material de información, mientras que la mayoríadecidió no participar en esta empresa, y acordó organizar un congreso alternativo, endonde se denunció el carácter instrumentalizador del evento. Las organizadoras delcongreso alternativo rechazaron las metas propagadas por Naciones Unidas por habersido planteadas desde un horizonte capitalista y patriarcal que ignoraba el problema dela diferencia sexual”32.

Luego de la realización de la primera Conferencia Mundial de la Mujer se han realizado

cuatro conferencias más de seguimiento de los avances y obstáculos observados durante el Decenio

de la Mujer, estas son: la conferencia de Copenhague en 1980, de Nairobi en 1985 y de Beijing en

1995, donde los gobiernos se comprometieron a incluir la dimensión de género en sus políticas y

programas.

Desde la proclamación del Decenio de Naciones Unidas para la Mujer distintos organismos

internacionales propusieron y entregaron recursos para la realización de diagnósticos e

investigaciones sobre las condiciones de vida de las mujeres, el desarrollo de programas educativos

tendientes a “la transformación de la situación de la mujer, programas orientados a la transmisión de

conocimientos, al cambio de valores y actitudes y a la generación de liderazgos”33, además de la

promulgación de cambios legislativos tendientes a la creación de normas no discriminatorias para

las mujeres en lo económico, educativo y laboral. Tanto los países ‘desarrollados’, como las

agencias de cooperación internacional respondieron al llamado de Naciones Unidas, canalizando

recursos a los países ‘no desarrollados’, para la implementación de programas que ampliaran las

oportunidades de las mujeres por medio de la promoción de formas de participación más igualitaria

en el desarrollo social y económico.

Los Organismos no Gubernamentales y los Centros de Estudio que trabajaban con mujeres

concitaron el interés creciente de las agencias de cooperación internacional, aumentando el número

y magnitud de los proyectos dirigidos a ellas. Estas instancias se transformaron en interlocutores

alternativos al Estado y en una fuente de recursos materiales, educativos y simbólicos para las

organizaciones de mujeres. En este contexto, un número importante de ONGs que ya existían

reorientaron su acción hacia esta área, surgiendo además organismos de mujeres que se plantearon

como problemática fundamental las desigualdades de género.

32 Zapata, Martha. El movimiento feminista en México: de los grupos locales de autoconciencia a las redestransnacionales. En Femeninas, María Luisa (comp). Perfiles del feminismo iberoamericano. Catálogos.Buenos Aires. 2002. pp. 61 – 62.33 Guzmán, Virginia. Mujer, desarrollo y educación popular. En Van Dame, Anke y otros (Ed.). Educaciónpopular en América Latina. Crítica y perspectivas. CESO. Perperback n° 12. Santiago. 1991. p.110.

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Durante este primer período el enfoque que justificó la creación de programas de trabajo

con mujeres fue el de ‘Mujeres en el Desarrollo’ (MED), es decir la promoción de la inserción de

las mujeres en el desarrollo social y económico a través de las acciones financiadas por la

cooperación internacional. Este enfoque fue cambiando de manera gradual desde mediados de los

años ochenta, tomando progresiva relevancia el concepto de ‘Género en el desarrollo’ (GED) 34. La

crítica que se hizo al enfoque anterior es que la creación de ‘componentes para la mujer’ en

programas de desarrollo general que no consideraban sus condiciones particulares de existencia y

subordinación tendieron a reforzar los roles tradicionales de las mujeres, ya que entre otros aspectos

no se cuestionaba la división sexual del trabajo.

“En la nueva política de Género, el énfasis recae sobre las desiguales relaciones depoder entre hombres y mujeres, y la necesidad de modificarlas para alcanzar undesarrollo justo e equitativo para ambos sexos. El análisis y la planificación de génerorequerían de nuevos conceptos de índole relacional, sensibles al tema del poder y queademás registraran los procesos de cambio -y su dirección - en la posiciónsubordinada de la mujer”35.

A partir del impulso que significó la cooperación internacional, se comenzaron a desarrollar

diversos proyectos dirigidos a mujeres. Virginia Guzmán los clasifica de la siguiente manera36:

(a) Proyectos de bienestar: apuntaban a la satisfacción de necesidades, al desarrollo

personal, el fomento de la organización, la entrega de conocimientos específicos e instrumentales y

la reflexión sobre la condición y problemáticas de las mujeres, sin centrarse necesariamente en la

subordinación de género.

(b) Proyectos de equidad: planteaban el incremento de oportunidades de empleo,

representación y acción política, además de la toma de conciencia sobre la condición de

subordinación de las mujeres, propiciando la generación de una nueva identidad de género.

34 Según Lola Luna, “La propuesta GED estaría formada por tres elementos: la toma de conciencia por partede las mujeres de su subordinación, la organización autónoma para decidir sobre sus vidas y sobre eldesarrollo que desean, y la movilización para la identificación de sus intereses prácticos y estratégicos. Através de esta estrategia las mujeres ganarán poder e influencia, acceso a los recursos materiales y nomateriales, y participaciparán en el cambio social”. Luna, Lola G. La relación de las mujeres y el desarrolloen América Latina: apuntes históricos de dos décadas (1975 – 1995). En SIMS / Universidad de Barcelona.Anuario de Hojas de Warmi. Seminario Interdisciplinar Mujeres y Sociedad / Universidad de Barcelona. Nº10. 1999. Barcelona. p. 71.35 Meertens, Dony. Autonomía y práctica social: Dilemas cotidianos de una estrategia de género en eldesarrollo. En Barrig, Maruja y Andy, Wehkamp (Ed.). Sin morir en el intento. Experiencias de planificaciónde género en el desarrollo. NOVID – Red entre mujeres. Lima. 1994. p.49.36 Guzmán, Virginia. Mujer, desarrollo.... Op. Cit. pp. 111, 112 y 113.

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En el primer caso se tendió a promover la articulación del movimiento popular y en el

segundo, la articulación del movimiento de mujeres, dando especial significado a las fechas

emblemáticas del movimiento feminista, siendo un ejemplo de esto la conmemoración del Día

Internacional de la Mujer (8 de marzo). Según esta autora, estos dos tipos de proyectos terminaron

confluyendo, lo que se debió en parte a que en el caso de los proyectos de bienestar el problema de

la subordinación apareció a partir de las reflexiones que se hacían sobre las condiciones de vida de

las mujeres.

A partir de la década de los noventa la cooperación internacional empezó a ser reorientada y

en muchos países de la región comenzó a retirarse progresivamente, a lo que se sumó la exigencia

por parte de las agencias de resultados que pudiesen ser medidos y objetivados. Sobre este proceso

Maruja Barrig señala:

“...años atrás la subsistencia de las organizaciones no gubernamentales dependía másdel contenido ético y del compromiso de su propuesta antes que de los resultadosderivados de sus acciones. Hoy, las agencias esperan más que nunca resultados,indicadores de impacto, logros concretos. Esta nueva racionalidad que se introduce enla dinámica institucional tiene un efecto mayor en las ONGs que trabajan directamenteen la asesoría y acompañamiento de las organizaciones de base...”37.

Para dimensionar el impacto que ha tenido la retirada de la cooperación internacional es

necesario considerar que las ONGs y los Centros de Estudio Feministas son organismos que

nacieron y se desarrollaron en una vinculación estrecha con ella. La modificación de las políticas de

asignación de recursos incidió de manera directa en el cambio de los ejes y formas de trabajo de

algunas de estas instituciones, ya que tuvieron que comenzar a considerar e incorporar criterios y

exigencias que privilegiaban los principios de eficiencia, efectividad, productividad e impacto.

Maruja Barrig considera que se produjo una reacción en cadena:

“Después de décadas de apoyar la superación de la pobreza en el tercer mundo, loscontribuyentes de los países donantes se preguntan cuánta mejoría se logró en esto ydemandan respuestas a sus gobiernos. Estos a su vez, interrogan a las agencias decooperación que reciben su financiamiento, las cuales, al mismo tiempo, plantean a lasONGs dar cuenta de cuáles fueron los resultados y cuál el impacto como producto desu intervención”38.

37 Barrig, Maruja. De cal y de arena: Ongs y movimiento de mujeres en Chile. Mimeo. Lima. 1997. p.8.38 Barrig, Maruja. El género en las instituciones: Una mirada hacia adentro. En Barrig, Maruja y Andy,Wehkamp (Ed.). Sin morir en el intento. Experiencias de planificación de género en el desarrollo. NOVID –Red entre mujeres. Lima. 1994. pp. 89 – 90.

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Esta situación afectó de manera decisiva a muchos organismos, puesto que se vieron

enfrentados a profundas dificultades para mantener los programas que se habían sustentado en la

generación de procesos de desarrollo individual y colectivo difíciles de medir cuantitativamente,

como fue la generación de liderazgos femeninos en los sectores populares. La mirada de las

agencias comenzó a apuntar ahora a la incidencia de estos programas en las políticas públicas y en

los gobiernos, y se comenzó a evaluar de manera deficiente la generación de liderazgos que sólo

tenían incidencia a nivel comunitario.

La tendencia actual ha sido el vuelco hacia el Estado, en algunos casos ‘obligado’ por la

búsqueda de recursos y en otros basado en la convicción de que es necesario incidir desde ‘dentro’

en la elaboración de políticas públicas que favorezcan a las mujeres, convirtiéndose una parte

importante de estas instituciones en asesores de los gobiernos, especialmente de las instituciones

creadas para la promoción de las mujeres en la región; o en ejecutores de programas sociales,

sujetos a la participación en licitaciones de políticas diseñadas y definidas desde la oficialidad. Así,

algunas instituciones se han enfrentado al dilema de tener que transformar los objetivos

institucionales que les dieron origen.

“Este proceso suele venir acompañado de un desplazamiento de sus objetivos socialespor una mentalidad comercial, (...) lo cual crea una tensión en las ONGs para su propiaauto – preservación: mantener la lealtad a su trayectoria histórica y al mismo tiempodisminuir sus objetivos sociales, reprimiendo el espíritu altruista”39.

Algunos de los organismos que se mantienen se encuentran desarrollando su trabajo en

condiciones precarias, con una parte importante de su personal contratado a media jornada (por no

poder cubrir las remuneraciones adecuadas) y ‘congelación de salarios’, lo que incide en la

formación de equipos de trabajo estables, ya que se tienen que realizar contrataciones puntuales en

función de los proyectos ganados. Además, la racionalización del personal ha significado la

sobrecarga de tareas y la imposibilidad de que estas instituciones puedan participar de manera

permanente en instancias de coordinación interinstitucional y en redes temáticas. Según Maruja

Barrig, los problemas y dilemas a los que se ven enfrentadas actualmente las ONGs

latinoamericanas se pueden sintetizar en los siguientes puntos:

• Disminución de las fuentes de financiamiento.

• Desdibujamiento de las misiones institucionales.

39 Idem. p.9.

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• Dificultades para la reconversión ante nuevos escenarios políticos y económicos.

• Tensiones entre mantener autonomía de acción y crítica frente a los gobiernos y necesidad de

captar fondos estatales.

• Inestabilidad de los equipos de trabajo.

De acuerdo a los datos recogidos por la Asociación para los Derechos de la Mujer y el

Desarrollo (AWID, por sus siglas en inglés)40, en una encuesta realizada hace dos años a

Organismos no Gubernamentales que trabajan por los derechos de las mujeres en América Latina y

el Caribe, el 74% de las entidades que contestaron consideraban que sus financiamientos habían

bajado, el 11% que sus financiamientos se habían mantenido en los últimos 5 años y el 14% que

habían aumentado, lo que denota de manera clara la situación regional.

También se encuentra la percepción de que la mayoría de los donantes que se mantienen en

la región se han concentrado en Centroamérica, Brasil y la región andina, canalizando la entrega de

recursos a través de los Estados y ya no de manera directa a las ONGs, lo que las hace depender

financieramente de las institucionalidades públicas, limitando la capacidad de crítica a los gobiernos

de la región.

Se señala en este estudio que en el proceso previo e inmediatamente posterior a la

realización de la IV Conferencia Mundial de la Mujer (Beijing, 1995) llegaron recursos a la región

para la potenciación de organizaciones de base, lo que favoreció la creación de nuevas

organizaciones. Pero, posteriormente, la tendencia fue que el financiamiento que se recibió se

canalizó principalmente al trabajo en algunas temáticas específicas como la salud reproductiva y la

educación, lo que significó una pérdida importante de recursos para los organismos que trabajaban

en la constitución de liderazgos y en el fortalecimiento del movimiento de mujeres y feminista. De

esta situación sólo parecen deslindarse las instituciones más grandes.

“Las activistas de la región señalan una disminución significativa en el número deorganizaciones de mujeres y en los recursos disponibles para el trabajo por la igualdadde género. Ven que incluso las oficinas de género (los ministerios o direcciones de lamujer estatales), que muchas de ellas lucharon por construir en la década pasada, nosuelen contar con los recursos necesarios y tienen una legitimidad limitada,comparados con otros actores estatales. La excepción a este panorama desolador

40 Clark, Cindy y otras. ¿Dónde está el dinero para los derechos de las mujeres? Una evaluación sobre losrecursos y el papel de las financiadoras en la promoción de los derechos de las mujeres y el apoyo a lasorganizaciones que trabajan por los derechos de las mujeres. AWID. 2006. pp. 102 -103.

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parece ser un puñado de organizaciones grandes y sólidamente establecidas que llevanvarias décadas de actividad y han continuado atrayendo el apoyo de lasfinanciadoras”41.

En términos generales, el estudio realizado por AWID concluye que, en la actualidad, los

organismos que trabajan por los derechos de las mujeres tienen mayores dificultades para conseguir

financiamientos, lo que implica que tienen que hacer más inversiones de tiempo y recursos para la

recaudación de fondos y que, por tanto, son los organismos más grandes los que tienen más

posibilidades de realizar estas inversiones. En cuanto a las características de los financiamientos, se

señala que los recursos disponibles se dirigen de manera principal al trabajo en aspectos

relacionados con el VIH/SIDA y la violencia contra las mujeres, pero cada vez parece más difícil

obtener recursos para la administración de las ONGs, el pago de salarios, el desarrollo institucional,

la investigación y la documentación, lo que marca la generación de ‘compartimentos temáticos’42.

2.2. Los Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe

La constitución de espacios de debate entre las feministas latinoamericanas es de larga data.

Uno de los principales antecedentes de ello se encuentra en la realización, desde 1981, de diez,

Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe, los que se han llevado a cabo en:

• Bogotá, Colombia (1981);

• Lima, Perú (1983);

• Bertioga, Brasil (1985);

• Taxco, México (1987);

• San Bernardo, Argentina (1990);

• Costa del Sol, El Salvador (1993);

• Cartagena, Chile (1996);

• Juan Dolio, República Dominicana (1999);

• Playa Tambor, Costa Rica (2002);

• Sao Paulo, Brasil (2005).

41 Clark, Cindy y otras. ¿Dónde está el dinero para los derechos de las mujeres?... . Op. Cit. p. 103.42 Ibid.

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Estas instancias han sido espacios de encuentro para el movimiento feminista, en los que

desde los años ochenta se han producido discusiones sobre los ‘nudos’ que tensionan y separan al

movimiento, como fue en los primeros años la discusión sobre la llamada ‘doble militancia’

feminista, referida a la militancia simultánea en partidos políticos y en el movimiento feminista; y

en los años noventa, sobre el rol de los Organismos no Gubernamentales y las estrategias de acción

política movimientista y de incidencia en políticas públicas. Sobre el primer nudo, Amalia Fischer

considera que el debate se debió a la presencia de formas y posturas políticas diferentes:

“En los partidos y movimientos políticos de izquierda, algunas feministas buscabanabrir un espacio autónomo de mujeres y una reflexión en el seno del mismo sobre laopresión de las mujeres, sin embargo habían interiorizado las formas molares ymasculinas de hacer política y cuando estaban en reuniones feministas queríanimponerla. Esta situación provocaba turbulencias y tensiones dentro del feminismo,pues coexistían dos maneras de hacer política, diametralmente opuestas. Se podríadecir a grandes rasgos que éstas son las primeras dos posiciones políticas diferentesdentro del feminismo latinoamericano. La divergencia en las formas de hacer políticatambién sucedía en el ámbito de las ideas. Para las feministas latinoamericanas queformaron parte de los grupos autónomos o eran independientes, el feminismo era losuficientemente político y lo abarcaba todo, por lo que había que tener autonomía totalde los partidos políticos y del Estado”43.

El primer encuentro se realizó en 1981 en la ciudad de Bogotá y asistieron alrededor de 200

mujeres de distintos países de la región, quienes abordaron como temáticas centrales: la sexualidad

y la vida cotidiana; el feminismo y la lucha política; la mujer y el trabajo; y la mujer, la cultura y los

medios de comunicación44. Por su parte, el segundo encuentro, que se efectuó en Lima en 1983,

logró reunir alrededor de 600 participantes y se realizaron más de 20 talleres, lo que pareció denotar

junto con el aumento de las asistentes una diversificación de los intereses. Según, Urania Ungo, esto

se tradujo en que no se resolviera un punto central, “cómo es éste hacer política”, ante el notorio

crecimiento del feminismo en el continente45. De acuerdo a las reflexiones de Amalia Fischer, ya en

el segundo encuentro comenzó el debate sobre la institucionalización y la autonomía del

movimiento feminista.

“El debate sobre la institucionalización y pérdida de autonomía comienza en los añosochenta, concretamente se podría decir que en el II Encuentro FeministaLatinoamericano y del Caribe. Un grupo de feministas descontentas con la formaorganizativa de la reunión y sintiendo la necesidad de una reflexión profunda sobre el

43 Fischer, Amalia E. Los complejos caminos de la autonomía.... Op. Cit. pp. 60 – 61. 44 Fischer. Amalia E. Los encuentros feministas, en busca del rumbo perdido o de uno nuevo.... En Bedregal,Ximena y otras. Gestos para una cultura tendenciosamente diferente. Pre- libro. Feministas Cómplices.México D. F. 1993. p. 29. 45 Ungo, Urania. Para cambiar la vida: política y pensamiento del feminismo.... Op. Cit. p. 67.

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rumbo del feminismo, decidió convocar a un conversatorio que se llamó De Bogotá aLima. En ese espacio se discutió sobre la institucionalización del feminismo, lasdistintas corrientes, el poder de los centros feministas – se les llamaba así a las ONG’sfeministas- y fue cuestionada la propia organización del encuentro por estarexcesivamente jerarquizada y también porque quienes habíamos participado del IEncuentro en Bogotá, percibíamos que los acuerdos tomados en Bogotá sobre cómodeberían ser organizados los futuros encuentros, no estaban siendo respetados”46.

El carácter masivo de los encuentros siguió repitiéndose en las reuniones posteriores. En el

tercero participaron 848 mujeres (Bertioga, Brasil, 1985). En el cuarto, realizado en la ciudad de

Taxco (México) en 1987, estuvieron presentes más de 1.500 mujeres, definiéndose como tema

central “La política feminista en América Latina, hoy”47.

Según consta en las memorias del IV Encuentro, algunos de los temas centrales que se

discutieron fueron en torno a la situación de las feministas centroamericanas, lo que se relacionó

con la llegada masiva, por primera vez, de ellas a un encuentro; y sobre la relación entre el

movimiento feminista y el movimiento de mujeres. En cuanto al primer punto, el debate ha sido

conocido como la discusión entre las Matrias y las Nicas, en el cual las primeras cuestionaron la

participación de las mujeres en los conflictos armados que se produjeron en Centroamérica,

impugnando el concepto de patria y la lucha por ella. Las Matrias dijeron:

“Entonces nuestra propuesta es crear un lugar: La matria, donde el cambio de vidavaya acompañado por una transformación de nuestro mundo al margen de una patria yde un Estado”.

“Queremos un profundo movimiento de mujeres con nombre y apellido que no tengaque dar la vida por una idea sino que sean capaces de vivir y realizar sus deseos másprofundos aquí y ahora. No más esperas. No más frustraciones, no más Patrias, no másconformismos, no más revoluciones suicidas”48.

Sobre la relación entre el movimiento feminista y las mujeres de sectores populares, dos

fueron las preguntas claves con que abordaron el debate. La primera se refería a “¿Cómo cruzar las

demandas de género con la lucha reivindicativa de clase, de tal forma que no constituya la suma de

las partes, sino la expresión de la totalidad de la vida de las mujeres de los sectores populares?” Y la

segunda, “¿Cuáles son las relaciones y las contradicciones que se establecen entre las feministas y

46 Fischer, Amalia E. Los complejos caminos de la autonomía.... Op. Cit. pp. 65 – 66.47 Fischer, Amalia y otras (Ed.). Memoria del IV Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. Taxco, México. Octubre de 1987. Coordinadora IV Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. s/f. p. 10. 48 Fischer, Amalia y otras (Ed.). Memoria del IV Encuentro Feminista.... Op. Cit. p. 48.

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el movimiento amplio de mujeres y cuáles son los desafíos hoy en América Latina para construir un

gran movimiento feminista?”49.

Este debate se situó, como se señaló en un punto anterior, en la creciente participación de

las mujeres de sectores populares en organizaciones de mujeres que se movilizaron contra la

represión política y en demanda de mejores condiciones de vida; además de la preocupación por

parte de algunas feministas sobre cómo debía ser el trabajo con las mujeres de sectores populares,

ya que en la práctica muchas de ellas se encontraban en una relación formativa con algunas de las

participantes del movimiento de mujeres. Resulta interesante notar que si bien ambos movimientos

fueron y son espacios distintos, tenían una constante interrelación y el punto de inflexión pareció

estar en cómo debía ser esa relación, en términos de hasta dónde era legítimo que el movimiento

feminista interviniera en el movimiento de mujeres y viceversa.

“En el Encuentro se discutió también la relación entre los grupos feministas, loscentros de apoyo y el movimiento de mujeres; nos preguntamos cuál es el tipo derelación que se establece: ¿es de apoyo?, ¿es de trabajo ideológico?; ¿es decompromiso y solidaridad?; ¿es un espacio donde se encuentran dos prácticasespecíficas con procesos y conocimientos diferentes? ¿es todo ello? Y si lo es ¿cómose articula en una propuesta? Esta discusión tiene que ver con el problema de lavanguardia; en torno a este punto hubo más interrogantes que respuestas”50.

Un hito que se produjo durante el IV Encuentro fue la realización del taller “La política

feminista en América Latina hoy”, donde participaron feministas de larga trayectoria en la región51

y se produjo el documento que ha sido conocido con el nombre “Del amor a la necesidad”. En este

taller se consideró que uno de los logros más importantes del feminismo había sido el

reconocimiento de la discriminación contra las mujeres, pero a la vez se advertía que aún quedaba

un largo camino por recorrer para lograr la transformación radical de la sociedad.

También se reflexionó sobre la existencia de ciertos ‘mitos’ sobre y dentro del movimiento

feminista latinoamericano, lo que a juicio de las participantes de este taller había generado prácticas

políticas que impedían valorar las diferencias y construir un proyecto político propio. Los mitos a

los que se refirieron fueron: (i). “A las feministas no nos interesa el poder”; (ii) “Las feministas

49 Fischer, Amalia y otras (Ed.). Memoria del IV Encuentro Feminista.... Op. Cit. p. 62.50 Fischer, Amalia y otras (Ed.). Memoria del IV Encuentro Feminista.... Op. Cit. p. 65.51 Participaron en este taller y/o suscribieron el documento emanado de él: Haydée Birgin (Argentina), CelesteCambría (Perú), Fresia Carrasco (Perú), Viviana Erazo (Chile), Martas Lamas (México), Margarita Pisano(Chile), Adriana Santa Cruz (Chile), Estela Suaréz (México), Virginia Vargas (Perú), Victoria Villanueva(Perú), Elena Tapia (México), Virginia Haurie (Argentina), Verónica Matus (Chile), Ximena Bedregal(Bolivia), Cecilia Torres (Ecuador) y Dolores Padilla (Ecuador).

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hacemos política de otra manera”; (iii) “Todas las feministas somos iguales”; (iv) “Existe una

unidad natural por solo hecho de ser mujeres”; (v) “El feminismo solo existe como una política de

mujeres hacia mujeres”; (vi) “El pequeño grupo es el movimiento”; (vii) “Los espacios de mujeres

garantizan por sí solos un proceso positivo”; (viii) “Porque yo mujer lo siento vale”; (ix) “Lo

personal es automáticamente político”; (x) “El consenso es democracia”52.

Si se recoge parte de esta elaboración se puede establecer que el poder sí interesaba a las

feministas, ya que debía ser entendido como un elemento fundamental para transformar la realidad,

las relaciones sociales y para generar sociedades democráticas. En cuanto a la igualdad de las

mujeres se reflexionaba que la búsqueda de un universal mujer negaba las diferencias y

disparidades entre las propias mujeres y que en su dimensión transformadora el feminismo no podía

ser entendido como una construcción política que abarcaba sólo a las mujeres, sino que a toda la

sociedad. “Del amor a la necesidad” se refería fundamentalmente a la búsqueda de nuevas formas

de construcción política feminista, donde fueran visibilizadas y aceptadas las diferencias a partir de

la generación de un ‘nuevo pacto’ entre las mujeres.

“Hemos desarrollado una lógica amorosa – todas nos queremos, todas somos iguales –que no nos permite aceptar el conflicto, las diferencias entre nosotras, la disparidadentre las mujeres. Para desmontar este entretejido es necesario acabar con esta lógicaamorosa y pasar a una relación de necesidad. Las mujeres nos necesitamos paraafirmar nuestro sexo, para tener fuerza. Asumiendo la lógica de la necesidadreconocemos nuestras diferencias y nos damos, apoyo, fuerza y autoridad”53.

El V Encuentro fue el primero de la década de los noventa, realizado en la ciudad de San

Bernardo en Argentina y llegaron a él más de 3.000 mujeres. El tema central de la convocatoria era

el balance y las perspectivas luego de casi 10 años de feminismos, pero según señalan quienes han

analizado los encuentros y el como se puede pensar a partir del gran número de mujeres que llegó a

San Bernardo, este objetivo no se logró. Se tiende a señalar que fue un encuentro desordenado en el

que no fue posible la generación de espacios comunes de debate y proyección. En 1993 se efectuó

el VI Encuentro, que fue el primero que se llevó a cabo en un país centroamericano (El Salvador) y

que contó con una comisión organizadora compuesta por mujeres de distintos países de

Centroamérica. Además y ante la situación vivida en Argentina, por primera vez se establecieron

cuotas de participación por país. Al respeto la comisión organizadora señaló:

“Queremos un encuentro que abra las posibilidades a las feministas de todos los paísesdel continente, en correspondencia con la proyección del mismo. Las experiencias de

52 Fischer, Amalia y otras (Ed.). Memoria del IV Encuentro Feminista.... Op. Cit. p. 56.53 Fischer, Amalia y otras (Ed.). Memoria del IV Encuentro Feminista.... Op. Cit. p. 59.

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anteriores encuentros nos dicen que la masividad ilimitada e imprevisible, si bien nosalegra, por ser expresión del crecimiento del feminismo, también desborda lasposibilidades reales de organización y de participación, lo cual, limita los resultados delos encuentros en términos de lograr una visión integral y globalizadora de losprincipales avances, nudos y desafíos del movimiento feminista latinoamericano y delCaribe”54.

El VI Encuentro se propuso como objetivo central55 propiciar el avance de la ‘fuerza

política feminista’, fortaleciendo su ‘carácter subversivo’, a partir del reconocimiento de la

diversidad y la pluralidad del movimiento. Los ejes que se plantearon para la discusión fueron el

reconocimiento de los avances en la construcción de identidades y del movimiento; el

cuestionamiento de los ‘nudos’ en torno a la fragmentación de las propuestas, demandas y

estrategias; la discusión sobre las relaciones de poder y la ética dentro del movimiento, y en

relación a las posibilidades y límites de la institucionalización, la interlocución y la autonomía. A

modo de balance, Elizabeth Álvarez comentó:

“En este encuentro de los nudos y reiterados desafíos, con vestidura global o sin ella,pero sin invisibilizarse – dadas sus prácticas – estuvieron diversos feminismos; nohubo entre ellos ni análisis ni debate, pero se presentaron, nos vimos y nos vieron. Ensilencio o con voz explícita están puestas diversas perspectivas y para estos añosdifíciles y neoliberales, cada cual tendremos que responsabilizarnos de nuestrasconcepciones y posiciones, de nuestros feminismos. Todavía añoro la posibilidad desíntesis y profundidad, que la diversidad no sea un bloqueo sino una riqueza que niegala dicotomización y hace impronta en una política nueva que lo toca todo para cambiarla vida”56.

Uno de los debates que comenzó en el VI Encuentro se refirió a la realización y

participación del movimiento feminista latinoamericano y caribeño en la IV Conferencia Mundial

de la Mujer (Beijing, 1995). Uno de los factores que desencadenó la discusión fue la circulación,

durante la reunión, de un documento en el que se señalaba que para el caso de Latinoamérica, la

Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), órgano del gobierno de EEUU, iba a apoyar

financieramente la participación en la VI Conferencia de algunos Organismos no Gubernamentales,

lo que provocó el rechazo de un sector de las feministas presentes 57, quienes plantearon sus

aprehensiones de la siguiente manera:

“Las feministas no podemos aceptar financiamientos acompañados de restricciones ydirectrices. Asimismo es indispensable que empecemos a debatir la participación en los

54 Comité Organizador. Memorias VI Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. El Salvador, 1993.Edición del Comité Organizador. Nicaragua. 1994. p. 10.55 Comité Organizador. Memorias VI Encuentro Feminista Latinoamericano.... Op. Cit. p.12.56 Comité Organizador. Memorias VI Encuentro Feminista Latinoamericano.... Op. Cit. p. 182.57 Ver documento completo en Anexo nº 1.

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espacios internacionales, si realmente nos benefician o si por el contrario nos restanenergías para nuestros proyectos feministas y para llevar a la práctica la subversión queéstos implican”58.

Por su parte, a otro sector de feministas les parecía una oportunidad participar en la IV

Conferencia de la Mujer, valorando la designación de una de ellas59 como representante de las

ONGs latinoamericanas en la conferencia, lo que se había producido luego de la movilización y

demanda de algunas ONGs, pues en principio se había designado a una persona lejana al

movimiento, lo que se vio como un logro de las feministas que deseaban participar en esta instancia.

Sobre la relevancia de la participación en la IV Conferencia Virginia Vargas señalaba60:

“Nosotras, como ONGs, tenemos no sólo la experiencia de muchos años sino tambiénhemos crecido en relación e interlocución con el movimiento de mujeres de AméricaLatina. Somos, además, parte de ese movimiento. Los tres temas de la Conferencia ydel Foro Alternativo – Igualdad, Desarrollo y Paz – nos ofrecen enormes posibilidadespara levantar nuestras propuestas y desafíos a las vísperas del nuevo milenio y,además, para influir en los documentos de los respectivos gobiernos. Es necesario quediseñemos diferentes estrategias para asegurar una participación efectiva de las ONGsy para asegurar que nuestras propuestas puedan ser escuchadas e influyan en laConferencia Oficial”61.

El debate continuó durante la fase preparatoria y posterior a la Conferencia de Beijing,

desembocando con fuerza en el VII Encuentro Feminista, el cual se efectuó en el año 1996 en Chile

(Cartagena). La comisión organizadora de este encuentro definió tres ejes centrales, los cuales

fueron desplegados a través de la realización de mesas de discusión: “Marcos políticos - filosóficos

de las distintas corrientes del feminismo latinoamericano y caribeño”; “El lado oculto y

discriminado del feminismo, en el ser y hacer feminista” y; “Desenredando nuestras estrategias”.

La comisión organizadora del VII Encuentro estuvo conformada por feministas que se

encontraban en abierta crítica a las estrategias de incidencia en políticas públicas y a la

participación del movimiento feminista latinoamericano en la IV Conferencia Mundial de la Mujer,

estableciendo como uno de los ejes centrales de la reunión la explicitación de las diferencias dentro

del movimiento, ya que consideraban que este proceso no se había dado, y la confrontación de las

dos estrategias que consideraban más visibles (feminismo institucionalizado y feminismo

autónomo). Para estos efectos se definió la realización de tres mesas centrales de discusión de los

58 Comité Organizador. Memorias VI Encuentro Feminista.... Op. Cit. p. 208.59 Virginia Vargas.60 Ver documento completo en Anexo nº 2.61 Comité Organizador. Memorias VI Encuentro Feminista.... Op. Cit. p. 210.

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ejes del encuentro, además de la realización de talleres de profundización en los que se esperaba se

reunieran las corrientes representadas en el encuentro62. En las memorias se señaló respecto de las

opciones tomadas, lo siguiente:

“Como dijéramos antes, queríamos un encuentro donde se discutieran las políticasfeministas, donde se explicitaran las diferencias y donde la diversidad estuvieraexpresada y fuera parte de la discusión y preocupación del conjunto del movimiento.En esa perspectiva es que definimos los ejes de discusión y la metodología a seguir.Quisimos confrontar, al menos, las dos estrategias que aparecen más visibles para elconjunto del movimiento: la institucionalizada y la autónoma, sin que ello significaraexcluir a otras si manifestaban y concretaban su deseo de hacerse presentes”63.

Las opiniones críticas que se generaron a partir de lo sucedido en el encuentro, como consta

en el libro Encuentros, (des) encuentros y búsquedas: El movimiento feminista en América Latina64,

editado en 1998 por el Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, apuntaron a distintas direcciones,

pero parte importante de ellas se concentraron en señalar que tanto el clima que se formó antes y

durante la realización del encuentro, como la metodología definida por la comisión organizadora,

impidieron que se produjera un diálogo real, considerando también algunas de ellas que el

encuentro fue tenso y que se generó un espacio de discusión polarizado y dicotómico. Al respecto

Marysa Navarro señala:

“Las organizadoras no eligieron un formato feliz y eso que fue un Encuentrorelativamente pequeño, pues solamente asistimos unas 700 mujeres. Si bien por unlado tuvimos que oír planteos que muchas se habían soslayado, la forma en que se hizono facilitó la discusión o el diálogo. Los discursos en los que supuestamente sedelineaban posiciones que serían debatidas en grupos más pequeños en los díassiguientes, fueron contraproducentes”65.

Para Urania Ungo66, el debate que se generó sólo mostró dos polos del movimiento dejando

de lado otras prácticas feministas, ya que se centró entre quienes apuntaban a la independencia “en62 En los anexos 3 y 4 se presentan los textos completos de dos de los talleres de profundización que serealizaron durante el VII Encuentro. Uno es el taller del Feminismo Autónomo y el otro es el taller que sedenominó Agenda Feminista Radical, donde participaron las feministas que adhirieron a la propuestapresentada por Virginia Vargas en una de las mesas del encuentro, sobre la conformación de una agendafeminista que contuviera las necesidades y prioridades de las mujeres y que a la vez permitiera desplegar lacapacidad de negociación y de incidencia de las feministas de la región con el poder político.63 Comisión Organizadora. Memorias VII Encuentro Latinoamericano y del Caribe, Cartagena – Chile 1996.Comisión Memorias. Santiago. 1997. p.18.64 Olea, Cecilia. (Comp.). Encuentros, (des) encuentros y búsquedas: El movimiento feminista en AméricaLatina. Ediciones Flora Tristán. Lima. 1998.65 Marysa, Navarro. Algunas reflexiones sobre el VII Encuentro Feminista.... Op. Cit. p. 99.66 Ungo, Urania. Dilemas del pensamiento feminista: Del nudo a la paradoja. En Olea, Cecilia. (Comp.).Encuentros, (des) encuentros y búsquedas: El movimiento feminista en América Latina. Ediciones FloraTristán. Lima. 1998. pp. 176 – 177.

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tanto separación crítica del Estado así como del sistema en su conjunto” y quienes propician una

“nueva relación con los estados y las políticas económico y sociales”. A su juicio, lo que se produjo

en el encuentro tuvo más el carácter de explicitación de estas dos tendencias, que de debate.

Por otro lado, para algunas de las feministas que asistieron al encuentro se generó por

primera vez un espacio que permitió que se produjeran discusiones y explicitaciones que

consideraban pendientes y necesarias, ya que no se sentían representadas por quienes habían

privilegiado las estrategias de incidencia en políticas.

“Hasta Chile, el feminismo latinoamericano y caribeño tenía una voz ‘oficial’: la quelideró el proceso hacia Beijing, la que tiene en sus manos los medios de comunicaciónfeministas más importantes y los mayores recursos, la que se arrogórepresentatividades nunca otorgadas. Un feminismo cuya estrategia fundamental es elacceso a las instituciones políticas y económicas nacionales e internacionales (incluidala Banca Multilateral: Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo), laconsecución de cuotas de poder en las mismas y las reformas legales. Toda vozdisidente era descalificada (y lo sigue siendo) por utópica, imposible, nostálgica. Esteproceso, que se viene desarrollando desde hace varios años, fue creando fuertestensiones, que se expresaron en Cartagena. El Encuentro de Chile permitió que esasvoces se escucharan”67.

Según Francesca Gargallo, el VII Encuentro fue un fiel espejo “del feminismo

latinoamericano actual donde quien tiene dinero ha perdido el rumbo y quien no lo tiene no puede

trabajar”68. La discusión pequeña ha remplazado el análisis y la construcción de propuestas políticas

feministas, generando formas de relación descalificadoras y violentas que provienen de la

marginación, a su juicio de “esa cadena de violencia que nos inserta a nosotras también en la

estructura patriarcal que reconozco en la institucionalización del saber de las mujeres”. Para esta

autora uno de los puntos importantes del encuentro fue la reivindicación de la autonomía, aspecto

ampliamente debatido por el movimiento feminista de América Latina, como se verá en los

siguientes puntos.

El VII Encuentro puede ser considerado como un hito dentro del desarrollo del movimiento

feminista latinoamericano y caribeño, ya que si bien las opiniones en torno a él son diversas y

encontradas, ninguno produjo la gran cantidad de publicaciones y discusiones que hubo antes,

67 Belloti, Magui. Los varios feminismos. En Olea, Cecilia. (Comp.). Encuentros, (des) encuentros ybúsquedas: El movimiento feminista en América Latina. Ediciones Flora Tristán. Lima. 1998. p. 60.68 Gargallo, Francesca. El feo encuentro de la necesidad. En Olea, Cecilia. (Comp.). Encuentros, (des)encuentros y búsquedas: El movimiento feminista en América Latina. Ediciones Flora Tristán. Lima. 1998. p.81.

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durante y después del VII Encuentro. Sin embargo, el conflicto final de estos debates parece

concentrarse en las dificultades para llegar a conclusiones y propuestas que trasciendan las

discusiones mismas, situación que parece repetirse en la mayor parte de los encuentros feministas.

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CAPÍTULO III

LOS FEMINISMOS LATINOAMERICANOS Y EL DEBATE SOBRE EL ROL DE LOS

ORGANISMOS NO GUBERNAMENTALES Y LOS CENTROS DE ESTUDIOS

FEMINISTAS

“Los derechos que vamos conquistando, y no creo que mayoritariamente el feminismoconsidere que en ese hacer no haya logros, para la instalación de las mujeres en lasprestaciones sociales y su figuramiento público. Como tampoco creo que lassufragistas pensaran que a lo único que aspiraban era a ejercer la ciudadanía a travésdel voto, a la igualdad. Pero si algo le tenemos que aprender a la historia es a nosubestimar a quien detenta el poder, no podemos considerar que el patriarcado sehumaniza”69.

Los Organismos no Gubernamentales y los centros de estudio se originaron a fines de la

década de los cincuenta, por medio de la cooperación internacional al desarrollo impulsada por

algunas iglesias, organismos internacionales y gobiernos del ‘primer mundo’. Estos recursos

externos se canalizaron en el desarrollo de proyectos productivos, el apoyo a instituciones en el área

salud y educación, y en la promoción de iniciativas asistenciales contra el hambre. Entre otras, se

pueden mencionar en este primer grupo a instituciones como la Cruz Roja Internacional, las

Fundaciones eclesiásticas de promoción humana y el Rotary Club.

A partir de la década del setenta, se produjo el auge de estos organismos, y algunos hablan

de una segunda generación de ONGs. En el caso de América Latina su desarrollo estuvo

fuertemente relacionado con las dictaduras militares que se suceden en el continente y la pobreza

estructural en que se encuentra parte importante de la población. Las tendencias generales de este

fenómeno fueron: el aumento significativo del número de ONGs y de la cooperación internacional,

y la preocupación explícita de estas instancia por los problemas del desarrollo y por los

movimientos u organizaciones sociales – populares. Según Irene Agurto y Carlos Piña.

“..., el sello de nacimiento de las ONGs de 2da generación está dado por ser una formade respuesta a la implantación de regímenes militares. Por lo general las anima un

69 Ponencia presentada por Elizabeth Alvarez en el VII Encuentro Feminista. Ver Comisión Organizadora. Memorias VII Encuentro Latinoamericano y del Caribe, Cartagena – Chile 1996. Comisión Memorias. Santiago. 1997. p. 34.

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principio básico: el desconocimiento de la legitimidad de dichos regímenes de facto y,consecuentemente, un reconocimiento del pueblo como origen de la soberanía yfundamento del ejercicio legítimo del poder”70.

Estos organismos se caracterizaron por contar con un menor volumen individual de recursos

materiales (en relación a las entidades que habían surgido en la década del cincuenta), por abarcar

problemas tales como la pobreza, la organización social – popular y los derechos humanos, y

además por estar conformadas por generaciones de profesionales que fueron afectados de manera

laboral y vital por los cambios que se produjeron en el continente a raíz de las dictaduras militares.

“Una parte de este personal proviene de las universidades, partidos, iglesias, y/otrabajó previamente a la implantación de regímenes militares en organismosgubernamentales dedicados al desarrollo o la investigación: Se trataría, en conjuntopara los variados países de la región, de algunas decenas de miles de personas que hanconstruido y encontrado en las ONGs un campo laboral, de acción social, decomunicación e influencia entre pares, y de subsistencia”71.

En el caso de las ONGs y de los Centros de Estudio Feministas la situación antes descrita

fue clara. Parte significativa de estos organismos estaban conformados por mujeres que eran del

movimiento feminista y que eran financiadas por entidades que compartían el enfoque de trabajo

feminista. Para muchas de ellas el trabajo en las ONGs de mujeres no sólo era un espacio laboral,

sino que también era una forma de ejercer la militancia feminista, situación que fue fuertemente

cuestionada a partir de los años ochenta y noventa, en términos de cuál era el rol que debían cumplir

las ONGs ante el movimiento feminista, el Estado y los organismos internacionales.

Entre los objetivos y motivaciones que desarrollaron estas instituciones es posible señalar

algunos propósitos que les fueron comunes a parte importante de ellas, como: (i) la democratización

entendida como la participación activa de los sujetos populares autónomos; (ii) la promoción y

defensa de los Derechos Humanos que aparece como una dimensión ético – pública de la

democratización y que junto con considerar el rechazo a la violencia política, abarca también el

reposicionamiento de derechos sociales y políticos; y (iii) el mejoramiento de la calidad de vida de

los sectores populares a través de la búsqueda de soluciones colectivas a los problemas cotidianos

por medio de la organización social y el desarrollo de capacidades de autogestión y de proyección

en la sociedad.

70 Agurto, Irene y Carlos Piña. Las Organizaciones No Gubernamentales de promoción y desarrollo urbano enChile. Una propuesta de investigación. Materiales de discusión – Programa FLACSO - Santiago. N° 110. Santiago. 1988. pp. 9 – 10.71 Agurto, Irene y Carlos Piña. Las Organizaciones No Gubernamentales de promoción y desarrollo urbano.... Op. Cit. p. 5.

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Décadas después del auge de la segunda generación de ONGs, no fue posible continuar con

los objetivos y estrategias que los motivaron en los años setenta. En el marco de los procesos de

redemocratización y de desmantelamiento del Estado de Bienestar y la consecuente generación de

políticas públicas subsidiarias, sectorizadas y focalizadas, la tendencia ha sido el desarrollo de

políticas sociales de bajo costo, en las que las ONGs tomaron el carácter de entes ejecutores, puesto

que han sido un buen ejemplo de experiencias de bajo costo y alta efectividad y son instancias que

pueden generar programas dirigidos a sectores dejados de lado por la focalización de las políticas

sociales.

“Igualmente en estos tiempos de Neo – liberalismo campante que busca que el Estadose libere de sus funciones de bienestar, estas instituciones terminan asumiendo tareasque el Estado va abandonando, haciendo en muchas ocasiones la labor de suplencia deun Estado que cada vez se desinteresa más de las necesidades de la mayoría de lapoblación, permitiendo que el modelo capitalista, en la nueva reorganizaciónproductiva y social, comience a convertir a las ONGs en cogestoras de su proyectoliberal”72.

Como ya se señaló en el punto dos, el accionar de los Organismos no Gubernamentales y de

los Centros de Estudio Feministas fue potenciado por la instauración de la Década para la Mujer de

Naciones Unidas (1975 – 1985), por la cooperación internacional y por el propio accionar del

movimiento de mujeres y feminista de la región que se fortaleció y amplió durante los años ochenta.

Según Lola Luna, una de las especificidades de América Latina es que se produjo una interrelación

particular entre el feminismo (como teoría y movimiento social), los enfoques de desarrollo, la

cooperación no gubernamental y las Conferencias Mundiales de la Mujeres de Naciones Unidas:

“Una especificidad latinoamericana es la interrelación que se ha producido entre losmovimientos de mujeres, las ONGs, las políticas de desarrollo, y la cooperacióninternacional. En 1975 se inició de manera lenta y casi marginal la introducción de lamujer en las políticas de cooperación. Se crearon organizaciones de mujeres,feministas y no feministas, para capacitar y concienciar a mujeres populares a través deprogramas de cooperación”73.

De acuerdo a esta misma autora74, en los años ochenta las críticas a las estrategias de

cooperación para el desarrollo se concentraron en el bajo impacto de los programas implementados

en el cambio de las condiciones de vida de las mujeres, pues eran proyectos puntuales que

72 Mejía, Marco Raúl. La educación popular en América Latina: En busca el rigor para definir su calidad. EnVan Dam, Anke y otros (Ed.). Educación popular en América Latina. Crítica y perspectivas. CESO.Perperback n° 12. Santiago. 1991. p. 45.73 Luna, Lola G. La relación de las mujeres y el desarrollo en América Latina.... Op. Cit. p. 68.74 Luna, Lola G. La relación de las mujeres y el desarrollo en América Latina.... Op. Cit. p. 68 – 69.

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continuaban situando a las mujeres en los roles tradicionales de género. Se consideraba que no se

había logrado avanzar en la participación de las mujeres en los espacios de toma de decisiones.

3.1. Principales aspectos del debate

Durante la década de los noventa se ha hablado de manera progresiva de la aparición de un

proceso de ‘oenegización’ de los feminismos latinoamericanos, término acuñado entre otras por

Sonia Álvarez, quien señala que esta situación se refleja en la especialización y profesionalización

de las ONGs que se han involucrado en los procesos políticos internacionales y nacionales. Este

escenario se encuentra marcado por la incorporación de algunas de las temáticas levantadas por los

feminismos de la región en las agendas institucionales y por la creación de instituciones

gubernamentales dedicadas a la generación de políticas hacia las mujeres, lo que ha incidido en la

institucionalización de parte de la ‘agenda feminista’, lo que permitió el crecimiento y visibilización

de aquellos organismos que tenían la capacidad de producir información especializada para la

generación de políticas públicas.

“La extensión o grado de ONGeización del movimiento feminista, por su puesto, varíasubstancialmente entre países de la región, reflejando los contextos políticos distintivosen que se desarrollaron los feminismos, las prioridades y preferencias de lacooperación internacional, y las particularidades en la evolución del movimiento encada determinado país. En un contexto dado y a través del tiempo, desde luego, lasactividades priorizadas por ONGs feministas también varían considerablemente, lamayoría de ONGs que aparecieron al principio de la segunda ola del feminismolatinoamericano, por ejemplo, enfocaron sus actividades en la educación popular y el‘empoderamiento’ y concientización de las mujeres de clases populares. Algunas aúnmantienen ese enfoque. Otras ONGs, hoy centran su trabajo en la promoción ymonitoreo de legislación relacionada al género. Aún otras, buscan articular trabajos debase con acciones más ‘macro’ centradas en las políticas públicas u otras formas deintervención político – cultural”75.

Según Álvarez fue durante el proceso de participación de algunos sectores de los

feminismos latinoamericanos en la IV Conferencia Mundial de la Mujer, donde se hizo evidente la

‘oenegización’ de parte del movimiento feminista latinoamericano.

“..., las ONG feministas se robaron la escena. Fueron actoras relativamente nuevas enel movimiento quienes asesorarían a la CEPAL y a muchos gobiernos nacionales en laformulación de los documentos oficiales preparatorios; fueron ellas quienes recibieron

75 Sonia E, Álvarez. Feminismos latinoamericanos: reflexiones teóricas.... Op. Cit. p. 7.

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subsidios (a menudo, cuantiosos) de organismos de ayuda bilateral y multilateral o defundaciones privadas nacionales e internacionales para organizar sus actividades enBeijing. Por su parte, de acuerdo con la mayoría de las participantes y observadoras delmovimiento de mujeres, las ONG dominaron las dinámicas políticas de organización ycontrolaron la financiación del proceso paralelo preparatorio de los movimientos demujeres de Beijing”76.

El debate sobre la profesionalización de los feminismos no es nuevo. Como ya se ha

señalado, desde principios de la década de los ochenta fue un tema de discusión en los Encuentros

Feministas Latinoamericanos y del Caribe, al igual que el rol de los centros de trabajo feminista y

su relación con el movimiento popular de mujeres. Pero como señala Sonia Álvarez es un proceso y

un debate que parecen agudizarse a mediados de la década de los noventa, de manera especial

durante el proceso de participación en la Conferencia de Beijing.

Desde una mirada crítica, Margarita Pisano considera que durante los últimos 20 años se

puede constatar el proceso de especialización y profesionalización de los feminismos

latinoamericanos, produciéndose la pérdida de la visión política del feminismo, ya que la tendencia

ha sido organizarse en base a ejes temáticos fragmentados, como son, entre otros; los derechos

reproductivos, la violencia, la sexualidad y la espiritualidad, lo que impide la acción política

transformadora, en la medida que la práctica y acción feminista se ha reducido a ‘deambular’ de un

espacio temático a otro.

“Nada hay más funcional al sistema que instalar un feminismo de expertas, aduciendoal derecho de no discriminación, al derecho a la igualdad. En este feminismo el aportede las mujeres da cuenta de una rebeldía que se asemeja más a un resentimiento, yaque lo que pretende es instalarse en el sistema vigente, sin darse cuenta que el sistemaen sí mismo nunca va a dejar de discriminarlas, a pesar de que aparentemente y por suspropias necesidades instale a ciertos grupos de mujeres en su mundo de privilegios”77.

En relación a este mismo proceso, Ana Leticia Aguilar señala que a partir de los

requerimientos, de eficiencia y eficacia por parte de la cooperación internacional se ha creado un

sector de ONGs que han asumido el papel de mediadoras o de intermediadoras entre los Estados y

las mujeres, conformándose en prestadoras de servicios que en algunos casos terminan sustituyendo

las funciones del Estado y por tanto abandonado la interpelación política a los gobiernos. Esta

autora considera que una de las consecuencias de la ‘oenegización’ ha sido el crecimiento

76 Álvarez, Sonia E. Los feminismos latinoamericanos se globalizan en los noventa: Retos para un nuevomilenio. MIMEO. s/f. p. 121.77 Pisano, Margarita. Un cierto desparpajo. Ediciones Número Crítico. Santiago. 1996. pp. 68 – 69.

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institucional y administrativo de algunos Organismos no Gubernamentales y Centros de Estudio

Feministas y el alejamiento de los objetivos con que se iniciaron.

“El abandono de la mística inicial del trabajo voluntario (de la militancia como lellamábamos antes), ha aumentado las posibilidades de creación de un fuerte sector detecnócratas de género, muy vinculadas al trabajo de la cooperación internacional; queresponde más bien a intereses sectoriales o temáticos (violencia contra las mujeres,casi siempre intrafamiliar; derechos humanos de las mujeres, salud, etc.), compuestopor ‘especialistas en género’, lo que para nada está mal, pero que ha traído unacomplejidad al movimiento: el subsidio para su existencia”78.

Por otra parte, Virginia Vargas, quien impulsó fuertemente la participación de las ONGs de

la región en la IV Conferencia Mundial de la Mujer, considera que la participación masiva de estos

organismos fue un hito importante en el análisis de las estrategias, alianzas, formas de lucha y

múltiples formas organizativas que se han ido desarrollando en algunos sectores del movimiento

feminista latinoamericano, donde ha resultado central la capacidad de negociación con los ámbitos

públicos y políticos. Sobre el proceso de profesionalización de las ONGs, su discurso se concentra

en la experticia que se ha logrado en el abordaje de ciertas temáticas:

“Otro cambio significativo fue la profesionalización de algunos de los temasfeministas, como el de la salud reproductiva y los derechos reproductivos y sexuales.La violencia contra las mujeres, doméstica y sexual, ha sido asumida también portodos los Estados de la región. Se logró ampliar la injerencia feminista a otros temas decandente actualidad, como el de los derechos humanos. Muchas feministas, a través desus ONGs, de sus redes regionales, se lograron perfilar como expertas en unaperspectiva de derechos, desde la cual orientaron muchas veces sus intervenciones enlo público político, generando movimientos específicos y nueva institucionalidadalrededor de estos y otros temas”79.

Según Maruja Barrig, quien ha investigado este fenómeno en la región, la

‘institucionalidad’ del feminismo se ha expresado históricamente a través de los Organismos no

Gubernamentales, situación que en los años setenta y ochenta se relacionó en algunos países de

Latinoamérica con la desconfianza hacia los Estados y el contexto político y económico del

continente. Una década después, y a la par con los procesos de redemocratización, comenzaron a ser

demandados los servicios especializados de las ONGs feministas tanto par parte de las agencias de

cooperación internacional, como por parte de las instituciones públicas, y de manera especial, por

78 Aguilar, Ana Leticia. El movimiento feminista y el enfoque de género en las instituciones nacionales einternacionales. Balances y desafíos. En Gaviola, Edda y Lissette González (comp.). Feminismos en AméricaLatina. Colección Estudios de Género nº 4. FLACSO – Sede Guatemala. Guatemala. 2001. p. 69. 79 Vargas, Virginia. La búsqueda y los nuevos derroteros feminista.... Op. Cit. pp. 233 – 234.

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las instituciones que se crearon para la generación de políticas dirigidas hacia las mujeres. Barrig

señala:

“... hace algunos años me fue posible identificar tendencias en el movimiento demujeres latinoamericanas: un movimiento pendular que, desde las feministasprofesionales, comenzaba a priorizar el impacto en las políticas públicas y en elcambio de procedimientos normativos en la búsqueda de la igualdad de las mujeres,con reducido interés en seguir activando entre grupos femeninos más amplios(empobrecidos) de la población. A esto se agregaba un proceso de individuación deliderazgos de las mujeres, de organizaciones de base y/o de ONGs feministas,fenómeno que emergía causando no pocos celos, competencias y resquemores”80.

Como ya se ha señalado, una de las características de los Organismos no Gubernamentales

feministas es que han estado integrados por mujeres feministas de sectores medios con formación

universitaria, quienes suelen entender su trabajo como un aporte a la alteración de las relaciones

tradicionales de género, percibiéndose muchas de ellas como profesionales – activistas y

distinguiendo a los organismos que integran como parte constitutiva del movimiento de mujeres y

feminista. Para Sonia Álvarez, lo que se ha producido es una identidad ‘doble’ o ‘híbrida’ 81, que

según Maruja Barrig, se encuentra en la base de los debates actuales sobre el rol de las ONGs, en

cuanto a que se ha generado una reflexión no acabada sobre “la identidad de las (militantes)

feministas dentro de un centro (laboral) de mujeres”82, donde muchas de estas mujeres fueron

acumulando conocimientos sobre la teoría y la práctica feminista, lo que facilitó su entrada en

interlocución política.

“En los 90’s las ONGs de mujeres y/o feministas comenzaron a ser lo que siemprefueron: un centro de trabajo. Fue necesario contar con instrumentos que permitieranrendir cuentas, a la sociedad y a las agencias donantes, de resultados tangibles, deprocesos de planificación de actividades, de normas laborales internas en lasorganizaciones y, ciertamente, del perfilamiento de estructuras jerárquicas en suinterior. Los cambios en las políticas de las Agencias de Cooperación tuvieron tambiénun efecto en la cultura institucional de estas organizaciones pues, para varias de ellas,junto con la ‘virtud’ del activismo militante de las ONGs latinoamericanas se esperabatambién un impacto en políticas públicas, y en resultados concretos a mediano plazo”83.

En este contexto, se produjo un distanciamiento entre las ONG y las bases sociales de

mujeres que habían sido las principales beneficiarias de los proyectos desarrollados en las décadas

80 Barrig, Maruja. Los malestares del feminismo latinoamericano: Una nueva lectura. 1998. p.2. Publicación electrónica http://168.96.200.17/ar/libros/lasa98/Barrig.pdf.81 Sonia E, Álvarez. Feminismos latinoamericanos: reflexiones teóricas.... Op. Cit. p. 6. 82 Barrig, Maruja. Los malestares del feminismo latinoamericano.... Op. Cit. p. 3.83 Barrig, Maruja. Los malestares del feminismo latinoamericano.... Op. Cit. p. 6.

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anteriores, generándose también profundas tensiones entre los Organismos no Gubernamentales y

Centros de Estudio Feministas y algunos sectores del movimiento, en torno a que se ha considerado

que algunas ONGs se han tomado la representatividad del movimiento de mujeres y del movimiento

feminista ante las institucionalidades gubernamentales e internacionales sin representar a las

diversas expresiones que se han desarrollado en los feminismos latinoamericanos, entre las cuales

hay sectores que mantienen una posición crítica sobre la negociación de ‘agendas’ con el Estado.

Nelly Richard señala para el caso de Chile:

“La producción de conocimientos generados por los movimientos de mujeres se fue asícircunscribiendo y regionalizando en las ONGs y/o en los programas académicos deEstudios de Género, mientras la voz feminista perdía cada vez más intensidad en elescenario de los discursos públicos. Esta redelimitación normalizadora le hizo perder altema de la mujer el impulso contestatario y la dinámica agitativa que habían identificadoal feminismo durante los tiempos de la recuperación democrática, dejando atrás lo que lohabía caracterizado: la explosión del deseo, la anarquía de formas y conceptos porinventar, las energías sueltas todavía no amarradas a la instrumentalidad de un programa,las acciones irregulares diseminadas en circuitos múltiples y cruzados”84.

Desde una postura crítica al proceso de ‘oenegización’ del movimiento feminista y de los

movimientos sociales en general, Magui Bellotti y Marta Fontenla señalan que este fenómeno

contribuyó a la despolitización y desarticulación de los movimientos sociales, ya que los

Organismos no Gubernamentales han ocupado espacios que debieran ser ocupados por ellos.

Ambas autoras señalan que al no realizar una caracterización clara de estos organismos, como

centros de trabajo, se ha producido una confusión entre ellos y los movimientos, ya que las acciones

que emprenden están relacionadas con el acceso a financiamientos que responden, a su juicio, al

modelo económico actual (neoliberal) y no a la búsqueda de transformaciones radicales, como

debiera hacerlo el feminismo.

“La dinámica oenegeista fragmentó el movimiento y lo privatizó. La mayoría de lasONGs gestionaron y gestionan intereses privados de las mujeres de los equipostécnico/profesionales y no los intereses colectivos del movimiento. Han contribuido ala instalación de un feminismo de fuerte raigambre liberal, donde los logrosindividuales de estos intereses privados, no pueden confundirse con un feminismoradical y revolucionario ni con los propósitos del mismo”85.

84 Richard, Nelly. La problemática del feminismo en los años de la transición en Chile. En Mato, Daniel(comp.). Estudios latinoamericanos sobre cultura y transformaciones sociales en tiempos de globalización nº2. UNESCO / CLACSO. Buenos Aires. 2001. p. 231.85 Fontenla, Marta y Magui Belloti. ONGs, financiamiento y feminismo. En SIMS / Universidad deBarcelona. Anuario de Hojas de Warmi. Seminario Interdisciplinar Mujeres y Sociedad / Universidad deBarcelona. Nº 10. Barcelona. 1999. p. 40.

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Por su parte, Ximena Bedregal, también tiene una postura crítica ante la asimilación entre

movimiento feminista y Organismos no Gubernamentales. Ella señala, de igual forma que las

autoras anteriores, que en muchos países de la región han remplazado al movimiento social. Desde

su perspectiva son ámbitos que se pueden apoyar, pero que deben diferenciarse uno del otro, porque

tienen dinámicas y objetivos que son distintos.

“En muchos países ya no existe un movimiento social, lo que existe es un conjunto deONGs de mujeres. Quiero decir que el que las mujeres tengan instituciones, como unamás de sus formas de experimentación organizativa y como un recurso para construirsu residencia en la tierra no es malo. Yo misma trabajo en una ONG. Pero el quehacery los objetivos institucionales no pueden confundirse con el devenir y desarrollo denuestro movimiento político porque ambas tienen lógicas, tiempos, ritmos y dinámicasdiferentes y porque sus objetivos e intereses de vivencia y sobrevivencia, mediatos einmediatos no coinciden ni tiene que hacerlo. Son dos planos que se pueden apoyar,pero que son intrínsicamente diferentes”86.

Al respecto, el colectivo feminista boliviano Mujeres Creando, señalaba en una de las

presentaciones que realizaron durante el VII Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe que

la institucionalización de los feminismos es un proceso que cuenta con dos momentos: un primer

momento en el que los fondos de la cooperación internacional se canalizaron principalmente para

realizar acciones de denuncia y un segundo momento, donde algunos Organismos no

Gubernamentales y las redes temáticas de ONGs se han burocratizado, transformándose en

organizaciones ‘para – gubernamentales’, que se han alejado de los valores de la ‘solidaridad’ y el

‘anticolonialismo’. Desde su perspectiva, el proceso de institucionalización es caracterizado de la

siguiente manera:

“(1) Primero que nada hacer del quehacer feminista un quehacer exclusivamenteasalariado, sujeto a la normatividad institucional dentro de relaciones jerárquicas yburocráticas.(2) Una relación clientelar y utilitaria con sectores diversos del movimiento demujeres, a nombre de los cuales se ha hecho factible el financiamiento, creando a partirde ello la figura de beneficiarias y benefactoras.

(3) La rendición de cuentas y evaluaciones de cara a las financieras internacionales yno así de cara a las mujeres involucradas en los procesos de trabajo.

86 Ponencia presentada por Ximena, Bedregal. Ver Comisión Organizadora. Memorias VII EncuentroLatinoamericano y del Caribe, Cartagena – Chile 1996. Comisión Memorias VII Encuentro FeministaLatinoamericano y del Caribe Cartagena – 1996. Santiago. p. 50.

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(4) Evaluar su trabajo, el llamado impacto social, en términos de proyectos y encírculos cerrados. Las famosas redes y sus consultoras y no evaluar de cara a unadinámica social y su impacto en ella.

(5) La definición de las temáticas y prioridades de trabajo desde lo que ‘es financiable’y no desde lo que es necesario, por lo tanto una no propositividad, una relación acríticay veladamente colonialista con las financieras.

(6) Por último, la conformación de círculos nacionales e internacionales delegitimación y deslegitimación (las redes), para el control de fondos. Ejemplo de estoscírculos deslegitimadores es el retiro de apoyo que ha hecho ICCO de Holanda alEncuentro feminista87 fruto de una consulta en Bolivia y Perú”88.

Un ámbito, también relevado por Mujeres Creando, es la aparición de una ‘tecnocracia de

género’, por parte de sectores del movimiento que se encuentran vinculados a las cúpulas

nacionales e internacionales y que han aportado a la cooptación del lenguaje y discurso feminista,

‘neutralizando su fuerza expresiva’ y poniendo al servicio de las institucionalidades los saberes y

las categorías de análisis desarrolladas por las feministas, a través de la incorporación de la

perspectiva de género a los discursos dominantes, situación que a su juicio:

“...ha convertido esta categoría en una especie de condimento, complemento o adjetivodel modelo de ‘desarrollo’, del desarrollismo, haciendo viable y pensable un neo-colonialismo, un neo-liberalismo con perspectiva de género y sin siquiera la más tenueimpugnación de su carácter patriarcal, que es su característica esencial”89.

A modo de síntesis, se puede señalar que hay acuerdo en los distintos discursos presentados

en torno a la existencia de un proceso de ‘oenegización’ del movimiento feminista en la región, el

que se encuentra relacionado con un proceso progresivo de profesionalización de algunas ONGs y

Centros de Estudio Feminista y de la aparición de capas de expertas que por lo general forman parte

de estos organismos o de instancias académicas y que a su vez han sido parte de la generación de

estrategias de incidencia en políticas tanto en los ámbitos nacionales como internacionales,

situación que cobró visibilidad y relevancia con la participación de algunas de estas instancias en la

IV Conferencia Mundial de la Mujer. Sin embargo, las opiniones cambian a la hora de evaluar este

proceso, pues para algunos de los discursos presentados lo que se hace es constatar una situación

87 Se refiere a una situación puntual ocurrida en el proceso de preparación del VII Encuentro FeministaLatinoamericano y del Caribe, donde la agencia internacional ICCO dio como razones del retiro del apoyofinanciero que había comprometido a la comisión organizadora del VII Encuentro una consulta que habíahecho entre feministas de Bolivia y Perú, quienes les habían señalado que la comisión organizadora de esteencuentro sólo representaba a una corriente del movimiento feminista.88 Galindo, María. Tiempo saboteado en que nos toca vivir. En Comisión Organizadora. Memorias VIIEncuentro Latinoamericano y del Caribe, Cartagena – Chile 1996. Comisión Memorias. Santiago. 1997. p. 56.89 Galindo, María. Tiempo saboteado... Op. Cit.. p. 58.

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que puede incluso abrir caminos para los feminismos latinoamericanos en la incorporación de

temáticas relevadas por las feministas en las agendas nacionales e internacionales, y para otras se ha

seguido y priorizado un camino que ha alejado cada vez más a los feminismos de su actuación

como movimiento social.

Por otro lado, parece haber consenso en el análisis del recorrido seguido por parte

importante de los Organismos no Gubernamentales y Centros de Estudio Feminista en cuanto a los

cambios producidos en sus objetivos y estrategias de acción a partir de los cambios producidos en la

cooperación internacional y de la incorporación en la mayor parte de los países de la región de

algunas de las problemáticas que afectan a las mujeres, a partir de la generación de políticas

públicas y cambios legislativos. Situación que ha influido en la opción tomada por algunos de estos

organismos de generar estrategias de incidencia en el ámbito público y político, alejándose del

trabajo de concientización con mujeres de sectores populares que primó durante los años setenta y

ochenta.

También hay concordancia en indicar que estos organismos son y han sido la cara

institucional de los feminismos de la región, pero la valoración de este proceso es disímil. Para

algunas, las características adoptadas por los Organismos no Gubernamentales y Centros de Estudio

Feministas en la actualidad es una manifestación de lo que siempre han sido: centros de trabajos,

situando el debate sobre ellos, en su carácter ‘híbrido’, aún no resuelto, de espacios laborales y de

militancia. Para otras, estos organismos han contribuido a la despolitización y desmovilización de

los feminismos en la región, produciendo una confusión entre los roles que deben cumplir los

movimientos sociales y los Organismos No Gubernamentales.

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CAPÍTULO IV

ENTRE LA INCIDENCIA EN POLÍTICAS PÚBLICAS Y LA ACCIÓN MOVIMENTISTA

“... Quizás ahora lo que tengo que entender éticamente es que las orientaciones ysentidos del hacer son diferentes y que desde las propias direcciones no se desmovilizasi se actúa en el sentido de las propias convicciones y direcciones. Pero hay queaclararlo para precisar las diferencias”90.

Se puede decir que el debate sobre el rol de las ONGs y Centros de Estudios dentro de los

feminismos latinoamericanos se sitúa en una discusión mayor, la que se relaciona con la pertinencia

de la generación de estrategias de acción que tengan como eje central la incidencia en políticas

públicas y cambios legislativos, situación que se relaciona, como ya se ha dicho, con la

implementación de políticas específicas de género en los gobiernos de la región. La congruencia de

insertarse en estas estrategias, es uno de los debates que se mantiene hasta la actualidad, ya que para

algunas es necesario intervenir en estos procesos para profundizarlos y monitorearlos, y para otras

su priorización ha alejado a los feminismos de su actuar político transformador.

A partir de los años ochenta se comienzan a crear en la región instituciones

gubernamentales encargadas de la elaboración y promoción de políticas públicas dirigidas hacia las

mujeres, entre las cuales se puede mencionar la creación del Consejo Estatal de los Derechos de la

Mujer en Brasil (1985), el Instituto de la Mujer en Uruguay (1987), la Subsecretaria de Desarrollo

Humano y Familia en Argentina (1987) y el Servicio Nacional de la Mujer en Chile (1991). Luego

de la realización de la IV Conferencia Mundial de la Mujer (1995) este proceso se amplía y

fortalece, ya que pasa a formar parte de Plataforma de Acción que emanó de Beijing91. Sobre el

proceso de institucionalización en Argentina y las motivaciones para participar en él, Haydee Birgin

relata:

90 Ponencia presentada por Elizabeth Alvarez en el VII Encuentro Feminista... Op. Cit. p. 35.91 Entre otros aspectos, en la Plataforma de Acción que emanó de la Conferencia de Beijing, los gobiernos secomprometieron a: “(i) Facilitar la formulación y aplicación de políticas gubernamentales sobre igualdadentre mujeres y hombres. (ii) Crear o fortalecer mecanismos nacionales u otros órganos gubernamentalessobre igualdad entre mujeres. (iii) Integrar perspectivas de género en legislaciones políticas, programas, yproyectos estatales. y (iv) Preparar y difundir datos e información destinados a la planificación y a laevaluación desglosada por sexo”. En Garrido, Lucy y otras (Ed.). Plataforma Beijing 95: Un instrumento deacción para las mujeres. Santiago. 1996. p. 27.

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“Hay que comprender que, después de tanto tiempo de dictadura, el gobierno toma lainiciativa, pero crea un organismo de tipo tradicional. Era difícil, después de tantosaños en que el espacio político estuvo ‘clausurado’, pensar en instancias nuevas ymodernas. Por lo tanto, el tema mujer fue considerado desde la familia: este hechoconsumado nos dejaba dos alternativas: a) entrar y profundizar el espacio, generardebate e ir ocupando el espacio público para transformarlo o, b) quedarse afuera yexpectante. Yo tomé la decisión política de incorporarme y librar la batalla desdeadentro. Iniciamos un proceso dinámico, de debate con los organismos de mujeres, conlas técnicas e investigaciones en el tema, detectando funcionarios sensibles a laproblemática en los diferentes organismos”92.

De la misma manera, como relata Haydee Birgin, varias feministas de la región optaron por

involucrarse en la creación y desarrollo de las nuevas institucionalidades de género, enfrentando –

la mayor parte de ellas – importantes desafíos, ya que al igual que en Argentina, en otros países

también se tendió a relacionar a las entidades que debían elaborar políticas públicas dirigidas a las

mujeres con aquellas encargadas de diseñar políticas para el fortalecimiento de la familia, la

infancia, la juventud y la superación de la pobreza. Además de contar la mayoría de estas

instituciones con pocos recursos y con una baja legitimidad ante el resto de los aparatos del Estado.

El objetivo central de la estrategia de incidencia es influir en las legislaciones y en las

políticas públicas, mediante la inclusión de ciertos temas, perspectivas o elementos que apuntan a la

introducción de una visión inclusiva sobre los derechos de las mujeres, siendo utilizadas tanto en los

ámbitos nacionales, con los Estados y las institucionalidades públicas; como internacionales, en las

Conferencias Mundiales sobre la Mujer de Naciones Unidas, por ejemplo. Mercedes Caña señala

que es claro que una parte del movimiento feminista ha concentrado sus esfuerzos en:

“(a) La incidencia política: ‘lobby’, ‘advocacy’ con las distintas instancias del poder.

(b) La ley: elaboración, análisis de género, revisión y propuesta de derogación ocambios en las leyes.

(c) Las políticas públicas: elaboración de propuestas, revisión de las existentes.

(d) Acceso a las instancias encargadas de la política de género donde existen: lograrformar parte de las instancias creadas para la promoción de la mujer”93.

92 Birgin. Haydee. La igualdad es una asignatura pendiente. En Isis Internacional. Transiciones. Mujeres en los procesos democráticos. Ediciones de las Mujeres nº 13. Isis Internacional. Santiago. 1990. p. 43.93 Cañas, Mercedes. El movimiento feminista y las instituciones nacionales e internacionales . En Gaviola,Edda y Lissette González (comp.). Feminismos en América Latina. Colección Estudios de Género nº 4.FLACSO – Sede Guatemala. Guatemala. 2001. p. 125.

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En el ámbito internacional, la participación en el proceso preparatorio a la IV Conferencia

Mundial de la Mujer, y en la conferencia misma, parece representar un hito en el desarrollo de las

estrategias de incidencia, lo que para Cecilia Olea y Virginia Vargas se relaciona con el proceso

ambivalente de globalización y la presencia de una nueva agenda por parte de Naciones Unidas,

donde las feministas empezaron a tener una influencia mayor en el espacio internacional.

“Un sector significativo de instituciones feministas estuvo presente ‘disputando’contenidos y perspectivas para cada uno de ellos. Las feministas comenzaron así a seractoras fundamentales en la construcción de espacios democráticos en las sociedadesciviles regionales y globales, sumando al pasado un feminismo novedoso de‘solidaridad global’, cuya dinámica enriqueció y amplió el horizonte de transformaciónfeminista, sensibilizando su postura frente a la diversidad”94.

La conformación de un feminismo transnacional con capacidad de intervenir en el espacio

global y de generar propuestas a los gobiernos de la región, algunas de cuales fueron incorporadas

por las delegaciones oficiales que participaron en Beijing, fue altamente valorado por algunos de los

sectores feministas que participaron en la IV Conferencia. De igual forma, la incorporación en la

Plataforma de Acción de aspectos que habían sido relevados en el proceso preparatorio a través de

la conformación de agendas feministas de incidencia. También quienes participaron en este proceso

destacaron los aprendizajes que obtuvieron en cuanto a las formas de operar y funcionar en estos

espacios internacionales y el establecimiento de alianzas con mujeres de los organismos y agencias

globales y regionales de Naciones Unidas. Sobre los logros políticos que fueron considerados como

más significativos de la participación en Beijing, Virginia Vargas señala:

“Ahora bien, políticamente, lo más significativo de esta presencia de las ONGs-movimiento de mujeres en la Conferencia fue cómo pudimos permear tanto y desde tandiversos ángulos los espacios oficiales, sean los nacionales como los interestatales. Lasalianza y negociaciones del movimiento no fueron sólo regionales, sino globales. Fueuna presencia, creativa y contundente de la sociedad civil global, en clave demovimiento”95.

Más de diez años han pasado desde la realización de la Conferencia de Beijing, lo que ha

permitido realizar evaluaciones y balances de los avances logrados en los países de la región a partir

de la implementación de la Plataforma de Acción, la creación de institucionalidades para la

generación de políticas hacia las mujeres y la realización de cambios legislativos. Para algunas

94 Olea, Cecilia y Virginia Vargas. Los senderos hacia las cumbres. En Acosta, Gladys y otras. Las apuestasinconclusas. El movimiento de mujeres y la IV Conferencia Mundial de la Mujer. Centro de la Mujer FloraTristán. Lima. 2000. p. 33.95 Vargas, Virginia. La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer: Algunas reflexiones. En CLADEM. La muralla y el laberinto. Huellas de las mujeres en la conferencia de Beijing. CLADEM. Lima. 1996. p. 29.

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autoras, como Maruja Barrig96, los cambios más significativos se encuentran en el ámbito jurídico, a

través de los cuales se han creado leyes anti – discriminación y en pro de la igualdad de las mujeres;

destacando también el establecimiento de legislaciones que penalizan la violencia contra las

mujeres.

Las debilidades parecen ubicarse, más bien, en la insuficiente implementación de la

Plataforma de Acción y en el incumplimiento de algunos de los compromisos adquiridos por los

gobiernos que aprobaron las resoluciones emanadas de la IV Conferencia, a la vez que en las

profundas debilidades que persisten en las institucionalidades creadas para la generación de

políticas de género y en la permanencia del bajo acceso de las mujeres a espacios de toma de

decisiones, que era uno de los compromisos centrales97. Situación que se suma, a uno de los

problemas medulares de la región: la pobreza y la persistencia de las desigualdades sociales y

económicas.

4.1. Principales aspectos del debate

Al situar los debates a los que se ha hecho referencia, es posible señalar que entre principios

y mediados de los años noventa se torna evidente la presencia de estrategias distintas de acción

política, en especial a partir de las discusiones que se desarrollaron en el VI y VII Encuentro

Feminista Latinoamericano y del Caribe y en el proceso de preparación de la IV Conferencia de la

Mujer, en el que algunos sectores de los feminismos latinoamericanos decidieron insertarse,

tomando un rol central en este proceso la discusión sobre la validez de la participación en la

conferencia. Al respecto, Virginia Vargas, señaló:

“Beijing fue y es la estrategia de un amplio sector del movimiento y las ONGfeministas: No es la utopía feminista, pero nos facilita el terreno para llegar a ella.Beijing es un ‘texto’ y un ‘pretexto’. Es una estrategia múltiple, con un fin específico:la elaboración y aprobación de la Plataforma de Acción Mundial (PAM) y al mismotiempo un medio: para visibilizar las propuestas feministas en el aquí y ahora, para

96 Barrig, Maruja. Introducción. (O de cómo llegar a un puerto con el mapa equivocado) . En Acosta, Gladysy otras. Las apuestas inconclusas. El movimiento de mujeres y la IV Conferencia Mundial de la Mujer. Centrode la Mujer Flora Tristán. Lima. 2000. p. 7.97 En la Plataforma de Acción los gobiernos se comprometieron, entre otros aspectos, a: “Adoptar medidaspositivas para lograr un número decisivo de mujeres dirigentas, ejecutivas y administradoras en puestos detoma de decisiones”. En Garrido, Lucy y otras (Ed.). Plataforma Beijing 95: Un instrumento de acción paralas mujeres. Santiago. 1996. p. 26.

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articular la voluntad política de un amplio sector del movimiento, o más bien demúltiples expresiones del mismo, para contar con una herramienta de presión políticafrente a los gobiernos y la sociedad; para generalizar entre todas las mujeres losmínimos democráticos necesarios para eliminar los aspectos más flagrantes de susubordinación”98.

Según esta misma autora, en la participación en la Conferencia de Beijing se produjo una

transformación en los feminismos latinoamericanos, propia de los procesos de democratización de

los años noventa, ya que se pasó de la reivindicación y la denuncia a la generación de propuestas,

ampliándose los horizontes de referencia a partir de la instalación de una lógica marcada por la

capacidad de negociación y por el establecimiento de una ‘autonomía dialogante y propositiva’99.

“La autonomía es un principio orientador, desde donde implementar estrategias deconfrontación, negociación y alianzas, para presionar y negociar con aquellos quetienen las herramientas de poder, los recursos y la capacidad de llegar, a las millonesde mujeres, a lo largo y ancho de nuestra región y del planeta. Así, desde una posturaindependiente, pero comprometida con la transformación de la vida de las mujeres, ennuestras sociedades, la autonomía del movimiento aparece más como un proceso queva tomando contenidos específicos, de acuerdo a la fuerza de articulación, la capacidadde negociación, aspiraciones y oportunidades de transformación que se dan en algúnmomento histórico determinado. No es un concepto rígido y congelado, por elcontrario es un concepto flexible, dinámico y atento a las circunstancias de vida de lasmujeres”100.

Para Vargas y otras feministas latinoamericanas la inserción en los espacios oficiales

internacionales y nacionales es una forma de acción política que busca insertar al conjunto de las

mujeres en los procesos de democratización que se han desarrollado en la región, aún reconociendo

que estos han sido incompletos. La apuesta es la generación de espacios de participación ciudadana

en los que las mujeres puedan presionar a sus respectivos gobiernos para la generación de marcos

legislativos más favorables y de políticas públicas que tiendan a mejorar sus condiciones de vida.

Lo que no se contradice con el principio de la autonomía, pues esta se expresa en la capacidad de

las feministas de negociar y conformar alianzas desde sus propias ‘agendas’, priorizando por lo

negociable, pero sin dejar de lado aquellas problemáticas que no han podido ser consensuadas con

los distintos gobiernos de la región, como es el caso de la despenalización o liberalización del

aborto.

98 Virginia, Vargas. Carta hacia el VII Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe – Chile, 1996 . EnCecilia, Olea (comp.). Encuentros, (des)encuentros y búsquedas: El movimiento feminista América latina.Ediciones Flora Tristán. Lima. 1998.p. 30. 99 Vargas, Virginia. La Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer:.... Op. Cit. p. 25.100 Ponencia presentada por Virginia Vargas en el VII Encuentro Feminista. Ver Comisión Organizadora.Memorias VII Encuentro Latinoamericano y del Caribe, Cartagena – Chile 1996. Comisión Memorias.Santiago. 1997. p. 44.

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“Es indudable que en esta perspectiva, muchas de nuestras luchas y propuestas apuntana un reacomodo de lo existente, sin aparentemente subvertir la lógica imperante, sinembargo, ello es también válido porque nos permite de alguna forma homogeneizar elterreno básico de derechos sobre los cuales ampliar el horizonte referencial de lasmujeres en toda la sociedad. Y ello es fundamental porque afirma un cierto nivel dejusticia en el aquí y en el ahora para la gran mayoría de las mujeres, ampliando así elespacio democrático y los límites de la ciudadanía femenina”101.

Desde este marco se concibe que el feminismo latinoamericano se desarrolla en todos los

espacios en que las feministas se encuentran, compartiendo muchas de estas teóricas los postulados

de Sonia Álvarez, quien señala que el movimiento feminista contemporáneo ya no sería un

movimiento social ‘clásico’, sino un campo discursivo de actuación/acción que se despliega en

múltiples espacios, polifonías y direcciones.

“… ya no es más solo en las calles, en los colectivos de autorreflexión autónomos, enlas prácticas hacia fuera centradas en la educación popular, etc. (aunque feministas aúnestán también en esos espacios), pero también en los sindicatos, en los movimientosestudiantiles, los partidos, los parlamentos, los corredores de la ONU, en los laberintosde la academia, en las redes formales e informales de organizaciones nogubernamentales especializadas y profesionalizadas, en los medios de comunicación,en el ciberespacio, etc…”102.

Para Álvarez103, durante el proceso de participación en la Conferencia de Beijing, se

manifestó la proliferación ocurrida durante los años noventa de los espacios de actuación de las

feministas latinoamericanas, lo que a su juicio significó una ampliación de las estrategias políticas

feministas que se habían desarrollado hasta los años ochenta, ya que considera que el movimiento

feminista, al igual que el resto de los llamados ‘nuevos movimientos sociales’, se encontraba

aislado y restringido, conformándose ahora como un ‘campo de acción’ heterogéneo, expansivo y

policéntrico. Según esta autora se produjo la descentralización de las prácticas feministas, pasando a

una etapa marcada por la proactividad y por la ubicación en espacios múltiples, donde se ha

buscado transformar los discursos y las prácticas políticas y culturales dominantes ‘desde adentro’.

Por su parte, las feministas que han privilegiado las estrategias de acción movimientista,

consideran que los feminismos latinoamericanos deben constituirse como un movimiento social, en

el que puedan confluir las diversidades feministas, pero para conservar su identidad como

101 Ponencia presentada por Virginia Vargas en el VII Encuentro Feminista.... Op. Cit. p. 44.102 Sonia E. Álvarez. Estrategias democráticas desde la sociedad civil. Presentación conversatorio La relaciónentre el movimiento feminista, democracia y el Estado. Flora Tristán. Lima. 18 de agosto de 1997. p. 12.103 Álvarez, Sonia E. Los feminismos latinoamericanos se globalizan en los noventa.... Op. Cit.

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movimiento social, deben desarrollarse fuera de los espacios gubernamentales y del circuito de

conferencias internacionales, ya que las actuales políticas de actuación global y de financiamiento

han tendido a cooptar sus discursos y a cercenar su autonomía, al depender, muchas veces, de los

recursos externos para la acción política, concentrándose más en las agendas institucionales que en

las propias, lo que ha terminado definiendo las problemáticas sobre las que se trabaja y actúa. Al

respecto, el colectivo Mujeres Creando señaló:

“No somos detentoras de una definición de feminismo, ni nos reconoceríamos en elintento de circunscribirlo. Pero lo que une esas formas, lo que les da sentido yvocación de utopía, lo que las nutre y se convierte en su fuerza principal es el hecho deque, trascendiendo todas esas formas diversas y enriquecedoras, el feminismo es unmovimiento social y político, transformador y subversivo”104.

Según Mujeres Creando, el movimiento feminista es ‘un tejido de solidaridades’ en el que

se producen búsquedas personales y colectivas, donde se genera – teniendo a la diversidad y a la

descolonización como principios –, la ‘complementariedad’ entre mujeres. De este modo la

iniciativa colectiva se basa en las propias decisiones y en la construcción de un espacio de

subversión ante todas las formas de dominación y opresión. Para ellas la autonomía es una relación

de independencia y soberanía que no puede ser relativizada.

“Para nosotras la autonomía juega un papel ubicativo: ¿dónde queremos estar, dóndesembraremos la semilla de nuestro trabajo y para quién cosecharemos esos frutos? Poreso hablamos de una autonomía respecto de la hegemonía cultural, política,económica, militar, nacional e internacional. Nos parece fundamental establecer laautonomía respecto de la hegemonía, porque la hegemonía – o lo hegemónico – es unconcepto que va más allá del estado, del gobierno o de cualquier institución específica.Hegemonía se refiere más bien al control y dominio de mecanismos sociales, políticos,económicos u culturales; un control que tiene, además del componente de clase,componentes de raza, edad, sexo, religión y sexualidad. Un control que puede serestatal como también para – estatal”105.

Uno de los espacios desde los que se impulsó está reflexión fueron Las Feministas

Cómplices, instancia de reflexión y acción conformada en 1993 por feministas mexicanas y

chilenas, quienes apelaron al situamiento en el debate feminista latinoamericano de las diferentes

corrientes que conformaban el movimiento, para establecer una diferenciación entre las estrategias

que se estaban desarrollando. Ellas se plantearon en abierta crítica a las estrategias de incidencia en

políticas por considerar que estas se encontraban en contradicción con la constitución de una ética

feminista que apuntara a la transformación de la sociedad.

104 Mujeres Creando. La virgen de los deseos. Tinta limón. Buenos Aires. 2005. pp. 58. 105 Mujeres Creando. La virgen.... Op. Cit p. 59.

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“En el hacer política feminista no podemos seguir apelando sólo a nuestra condición degénero para apoyarnos mutuamente, porque con este discurso se está construyendo unproyecto político de sociedad que no todas compartimos y lo que es peor, se silencianotras propuestas. Esto significa un retroceso, pues en el proceso de recuperación denuestra corporalidad también hemos rescatado nuestra capacidad de productoras decultura. Desde las políticas de lo posible se recoge parte del discurso feminista y de lasreivindicaciones del mundo de las mujeres. Con ello se está haciendo política ‘paraellas’ (a través de reformas implementadas desde la institucionalidad) bajo dossupuestos: que estamos avanzando en los cambios que queremos, y que todas estamossiendo interpretadas en esa política”106.

Para Ximena Bedregal, quien fue integrante de los Feminismos Cómplices, la explicitación

de las diferencias dentro del movimiento feminista latinoamericano se relaciona, en definitiva, con

la visibilización de distintas ‘posturas filosóficas’ y de diferentes ‘fantasías de futuro’ 107. Según

Bedregal la diversidad ha estado siempre presente en los feminismos de la región, pero ha habido

profundas dificultades para su expresión, ya que se ha tendido a crear una idea de unidad ‘etérea’, a

partir de la cual se han levantado estrategias y representatividades que han sido impuestas.

“… El que más mujeres participen en los espacios laborales y políticos, el que algunosvarones y algunas de sus estructuras no puedan ya negar, por lo menos en el discurso,la validez de la lucha de las mujeres ha hecho que algunos aspectos parciales denuestra mirada resulten hasta útiles a sus estrategias de poder y por lo tanto que dejende ser polémicas. Esto parece gustarle a algunas mujeres, llegando incluso a plantearlocomo un objetivo que se muestra en la búsqueda de demandas respetables, que debenser planteadas en lenguajes suaves y aprensibles por el poder. Nuestra lucha quebuscaba cambiar el mundo debe ahora mostrarse aceptable y legítima dentro del ordenestablecido”108.

La idea de unidad también es criticada por Ximena Bedregal, quien considera que lo que los

feminismos deben hacer es generar, más bien, procesos de diferenciación a partir de los cuales se

puedan crear ‘sistemas claros’ y éticos de negociación y de relaciones entre feministas, en que las

mujeres se posicionen como ‘adultas – sociales’, es decir con capacidad de pensamiento ‘propio’ y

de ‘libre decisión’. Para ella, el feminismo representa la posibilidad de generar otras lógicas de

construcción social, de otro ‘orden’, lo que no se produce por la existencia de una esencia mujer

106 Pisano, Margarita y Sandra Lidid (colaboradora). Introducción a un debate urgente. En Bedregal, Ximenay otras. Gestos para una cultura tendenciosamente diferente. Pre- libro. Feministas Cómplices. México D. F.1993. p. 8. 107 Bedregal, Ximena. Feminismos del ahora, para una cultura diferente. En Bedregal, Ximena y otras.Gestos para una cultura tendenciosamente diferente. Pre- libro. Feministas Cómplices. México D. F. 1993. p.15. 108 Ximena, Bedregal. Ponencia realizada en el VII Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. VerComisión Organizadora. Memorias VII Encuentro Latinoamericano y del Caribe, Cartagena – Chile 1996.Comisión Memorias. Santiago. 1997. p. 51.

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purificadora, sino porque las mujeres han ocupado históricamente una posición social de ‘otredad’,

lo que puede permitirles ‘alterar’, ‘hacer salir a un otro, otro modo de pensar y pensarse’109.

“No creo que sea malo el salto a lo público. Es más, creo que es necesario, perotambién creo que el feminismo nos ha dado pistas vertebrales para redefinir lo que eslo público y nuestro salto podría partir – con menos desesperación – de preguntarnoscómo lo concebimos, cómo lo entendemos desde el feminismo y que ámbitos detrabajo nos plantea, qué contenidos y qué formas hay que desarrollar para reinstalarnosen eso público resignificando a la vez lo que eso quiere decir para las mujeres”110.

Otra autora que ha tomado estos tópicos y que fue parte de los Feminismos Cómplices es

Margarita Pisano, quien también ha relevado como necesidad la visibilización y explicitación de las

diferencias dentro del movimiento feminista. Para ella el acceso de las mujeres a los espacios de

poder y por tanto las estrategias de incidencia no logran afectar al sistema de dominio en que se

insertan (el sistema patriarcal). Considera que no ha existido un ‘pacto entre mujeres’ que permita

hacer una política alternativa, que se sostenga en ideas y ‘propuestas éticas’ que apunten como

proyecto político a la ‘desconstrucción del patriarcado’. La demanda de explicitación se basa para

Pisano en tres aspectos:

“Primero porque las políticas que hacemos unas y otras no son complementarias y noconvergen hacia el mismo fin.

Segundo, porque al tomar la representación del feminismo y de las mujeres, nosinvisibilizan, niegan nuestra existencia.

Tercero, porque este no es un proceso de convivencia sana, es un proceso donde hayintereses económicos, institucionales y de poder y responsables con nombres yapellidos”111.

Para Margarita Pisano, el patriarcado se ha modernizado a partir de la construcción de una

‘masculinidad neoliberal y globalizada’, que actúa a través de discursos más sutiles, que se han

profundizado por medio de la lectura más o menos generalizada de la existencia de dos espacios

asimétricos diferenciados, el de la masculinidad y el de la feminidad, pero a su juicio esos dos

espacios simbólicos son sólo uno; este es, el de la masculinidad, donde se contiene y construye lo

femenino, por esto para ella, aunque las mujeres han tenido acceso a algunos espacios de poder, es

un error tratar de formar parte de un sistema que se basa en la desvalorización de las mujeres.

109 Ximena, Bedregal. Ponencia realizada en el VII Encuentro Feminista.... Op. Cit. p. 54.110 Ximena, Bedregal. Feminismos del ahora, para una cultura diferente.... Op. Cit. p. 21.111 Pisano, Margarita. Ponencia realizada en el VII Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe. VerComisión Organizadora. Memorias VII Encuentro Latinoamericano y del Caribe, Cartagena – Chile 1996.Comisión Memorias. Santiago.1997. p. 64.

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“El problema radica en no confundir los deseos de cambio con el deseo de estar ygozar el sistema de poderes del patriarcado, argumentando que se está allí para generarcambios. Ese ‘estar’ en el patriarcado implica impregnar el discurso con unademagogia que confunde los objetivos, borra y desvía las lecturas de la realidad y,finalmente, nos hace renunciar a las políticas que podrían desmontarlo. Instalarse enlas instituciones del patriarcado implica hacer nuevamente el trabajo de mantenimientodel sistema”112.

Al revisar las discusiones que se han generado sobre las estrategias de acción política

feministas, se puede señalar que el debate se centra en los horizontes que debiera tener la actuación

feminista, en cuanto ‘mejorar’ o ‘transformar’ la vida de las mujeres. Para algunas, las que han

priorizado las estrategias de incidencia, el horizonte se encuentra en ‘mejorar’ la vida de las mujeres

para establecer un piso de derechos que luego les permita ‘transformarse’. Para quienes han

priorizado la estrategia movimientista, el horizonte es ‘transformar’ la vida, como un cambio vital,

político, social, económico y cultural que no pasa por insertarse en una institucionalidad que por sus

propias características niega e invisibiliza a las mujeres. Desde esta perspectiva, los cambios que se

han producido en la generación de legislaciones y de políticas públicas dirigidas a las mujeres, sólo

ha permitido establecer la ‘ilusión’ del cambio.

En la mayor parte de los discursos revisados hay una evaluación crítica de los resultados

obtenidos por las estrategias de incidencia, en especial si se toma en cuenta que han pasado 11 años

desde la conferencia de Beijing (1995) y 30 años desde la designación del Decenio de la Mujer

(1975 – 1985), ubicándose la crítica central en la permanencia de inequidades y desigualdades que

han sido profundizadas por el modelo económico (neoliberal) y político (democracia con bajos

niveles de participación) instaurado en gran parte la región. Lo que varía, en los debates revisados,

son las causas que se asignan a estos resultados y las formas de enfrentarlos, ya que por una parte

las causas son vistas como parte del mismo sistema que las produce, por tanto no son mejorables,

salvo de manera cosmética; y por otra, hay una apuesta explícita por trabajar ‘desde dentro’ en la

profundización de la democracia, como una estrategia que permitiría subvertir las dificultades que

se han encontrado.

4.2. ¿Es posible construir una estrategia política feminista en la región?

112 Pisano, Margarita. El triunfo de la masculinidad. Surada Ediciones. Santiago. 2001. p. 95.

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Cómo generar proyectos políticos feministas en los que puedan convivir las distintas

corrientes, sin que ‘una’ trate de homogeneizar a las ‘otras’, es una de las temáticas a reflexionar, ya

que el sólo reconocimiento de que el movimiento y las prácticas feministas son diversas no parece

bastar para construir coordinaciones o alianzas, en las que los fantasmas de la cooptación, la

verticalidad, la representatividad y la hegemonía puedan comenzar a ser explicitados, corporizados

y discutidos. Tomando la experiencia de las feministas estadounidenses, Donna Haraway señala:

“...La dolorosa fragmentación existente entre las feministas (por no mencionar la quehay entre las mujeres) en todos los aspectos posibles ha convertido el concepto demujer en algo esquivo, en una excusa para la matriz de la dominación de las mujeresentre ellas mismas. Para mí -y para muchas que comparten una localización históricasimilar dentro de cuerpos blancos, profesionales, de clase media, femeninos, radicales,norteamericanos y de mediana edad- las fuentes de crisis en la identidad política hacenlegión. La historia reciente de gran parte de la izquierda y del feminismonorteamericano ha sido una respuesta a esta crisis consistente en divisiones sin fin y enbúsquedas de una nueva y esencial unidad. Pero, también, ha habido un crecientereconocimiento de otra respuesta a través de la coalición -afinidad- y no ya de laidentidad”113.

La conformación de un proyecto político feminista latinoamericano sobre bases más sólidas

y menos fragmentadas que las actuales, parece estar sujeta a la constitución de un movimiento en el

que tengan cabida los distintos feminismos que en estos momentos se platean como problema

central la transformación de la sociedad en que vivimos. Esto a partir del reconocimiento de las

diferencias entre las distintas corrientes que conforman el movimiento y de la configuración de

nuevas formas de relación y acción entre las feministas.

En este sentido, uno de los puntos importantes de discusión debiera ser en torno a cómo se

han constituido los liderazgos y las representaciones del movimiento en ámbitos de toma de

decisiones tanto en lo nacional (es decir en cada país de la región), como en lo regional e

internacional, ya que el problema de la representatividad aparece como uno de los ‘nudos’ con que

se enfrenta constantemente el movimiento. Esto se ha podido constatar en procesos como los de la

constitución de las representaciones feministas para conferencias internacionales (como fue el caso

de Beijing) y sus procesos de seguimiento, en los que el problema no se encuentra centrado

solamente en quién va a cada conferencia, sino en cuáles son los mecanismos que se ocupan para

conformar estas representaciones; lo que sin duda se conecta con que – en algunos casos – han sido

113 Donna, Haraway (1991). “Manifiesto para cyborgs”. Publicación electrónicahttp://www.elimaginariosocial.com.ar/textos/manifiesto.htm.

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‘elegidas a dedo’ (por cada Estado o por los organismos internacionales) muchas de aquellas

feministas que se han constituido y son reconocidas como ‘expertas del género’.

Junto con esto, el problema de la representación también tiende a unirse con los debates que

se han producido en relación a cuál es rol que deben cumplir las ONGs, ya que para algunas

feministas es cuestionable que estas instituciones sean representativas de las distintas corrientes del

feminismo. Pues se asume que al ser entidades que dependen de recursos externos (de algunos

Estados y agencias de cooperación internacional) tienen una capacidad limitada de negociación

frente a aquellas problemáticas que no son parte de las políticas de financiamiento o en torno a

temáticas que son cuestionadas en algunos países de la región, como es el caso del aborto, por

ejemplo.

En relación a las identidades feministas, resulta interesante preguntarse hasta que punto se

puede llevar adelante el ejercicio de la desconstrucción de las subjetividades femeninas, ya que si

bien estos planteamientos parecen un aporte en cuanto a la construcción de una concepción no

universalista de las mujeres, que incorpora a su vez los diferentes ejes que constituyen la identidad

de cada sujeto, no resulta igual de aplicable a la hora de pensar en el movimiento feminista como un

movimiento social. Movimiento en el que es necesario establecer ciertos pisos comunes para la

acción política feminista, ya que la fragmentación extrema de las identidades puede terminar en la

negación absoluta del sujeto y, por tanto, en la imposibilidad de conformar un proyecto político.

Esto tiene especial sentido al pensar en las distintas realidades que conviven en Latinoamérica,

donde muchos de los problemas más básicos que viven las mujeres siguen sin ser resueltos.

En definitiva, consideramos que es posible la conformación de un proyecto feminista

latinoamericano, por lo menos en lo referente a algunas problemáticas que pudiesen ser de

consenso, pero para que esto sea realizable parece necesario trabajar en torno a las desconfianzas

que se han instalado en el movimiento, ya que el problema de la representación se relaciona con

cómo se pueden construir o reconstruir las confianzas, o tal vez en cómo se crean nuevas formas de

interrelación y representación en las que no sea un imperativo otorgar un voto de legitimidad per se

a algunas feministas.

Si los feminismos han sido capaces de constatar y develar que la vida propia y la del resto

de las mujeres ha estado basada en una permanente lógica de inclusión y exclusión, donde diversos

mecanismos de poder juegan una y otra vez con la inclusión de las mujeres en la sociedad,

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generando a la par dinámicas que las siguen manteniendo excluidas, difícil resulta constatar que

dentro del movimiento se han tendido a dar estas misma dinámicas. Cómo se sale de este nudo es

una pregunta central, porque cualquier apuesta que se haga por el feminismo como un proyecto

político, pasa por generar nuevas formas de relación entre las mismas feministas, sin apelar a una

falsa unidad o uniformidad, sino que asumiendo y construyendo políticas feministas desde la

explicitación y aceptación de las diferencias.

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CAPÍTULO V

CONCLUSIONES

Los feminismos latinoamericanos han generado desde sus orígenes espacios de intercambio

y debate entre las feministas de la región. En base al espíritu internacionalista que han tenido tanto

los feminismos de la primera, como de la segunda ola, se ha buscado la conformación de un

movimiento regional que permitiera mayor fuerza a cada experiencia local y nacional. Sin embargo,

y casi de manera paradójica, ha sido en estos mismos espacios donde se han producido profundas

escisiones entre los feminismos, mostrando que es un movimiento que desde siempre se ha

encontrado constituido por diferentes concepciones y estrategias feministas, las que parecen haberse

minimizado durante los años setenta y parte de los ochenta en pos de la presencia de algunos

objetivos comunes, como fueron las luchas contra las dictaduras, pero que se vuelven a hacer

presentes con los procesos de redemocratización y la aparición de estrategias contrapuestas para

enfrentar las nuevas institucionalidades democráticas.

Hoy ya no hay duda de la necesidad de hablar de los feminismos en plural, ya que junto con

el aporte hecho por los feminismos negros, jóvenes, lésbicos y populares, que han mostrado la

existencia de diferentes experiencias y formas de situamiento feminista, se produjo, durante los

años noventa, una fuerte demanda por la explícitación de las estrategias políticas que se

encontraban levantando en la región. Particularmente, la corriente movimientista abogó por la

visibilización de ellas mismas como una vertiente feminista distinta de aquellas que se encontraban

insertas en las estrategias de incidencia en políticas, la que hasta ese momento aparecía como una

estrategia única y abarcadora de todos los feminismos latinoamericanos.

Los debates que se produjeron sobre la congruencia y validez de la estrategia de incidencia

en políticas y de la estrategia movimientista, parecen haber tenido más bien el carácter de

explicitación, es decir, lo que se logró fue mostrar que existían estrategias distintas, pero no se

pudo generar una discusión real entre ambas. Esto se relaciona, por un lado, con la negativa de las

feministas que no se sentían ubicadas en ninguna de las dos corrientes por ser incluidas en un

debate que les parecía ajeno y en el que se encontraban involucradas líderes de larga trayectoria en

la región. Por otro lado, entre ambas corrientes hubo un constante ejercicio de negación de la otra,

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lo que tampoco posibilitó que la discusión fuera más allá de la explicitación. A nuestro juicio,

aunque la ‘separación de aguas’ parecía necesaria y finalmente se produjo, uno de los problemas

actuales de los feminismos latinoamericanos radica en que la discusión se mantiene latente y no

parece tener caminos resolutivos, ni parecen existir voluntades suficientes para que esto suceda, lo

que no significa que una corriente adquiera el discurso y las formas de acción de la otra, sino que se

establezca si es que hay algún punto o espacio en que entre ambas formas de acción feminista

puedan confluir sin que una invisibilice a la otra.

En cuanto a los procesos de institucionalización dentro de los feminismos latinoamericanos

y al rol de las ONGs y Centros de Estudios, es posible señalar que algunos de estos organismos se

involucraron en un proceso acelerado de institucionalización durante los años noventa. En parte

éste, se encontró favorecido por las directrices que tomó la cooperación internacional, la que apuntó

entre sus objetivos a la financiación de proyectos que buscaran la incidencia en políticas públicas,

dejando de lado la entrega de recursos a aquellos proyectos que apuntaban por el fortalecimiento del

movimiento de mujeres y feminista, a través de la entrega de capacitaciones y de asesoría para la

potenciación de las organizaciones de base. A su vez, dentro del sistema de Conferencias

Internacionales para la Mujer estos organismos comenzaron a remplazar al movimiento feminista,

profesionalizándose y alejándose del carácter movimientista que habían tenido hasta los años

ochenta.

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ANEXOS

ANEXO 1

El Movimiento Feminista Latinoamericano y del Caribe hacia la Reunión de Beijing en 1995

A raíz de la información sobre la ingerencia de la Agencia Interamericana de Desarrollo enel financiamiento de las ONGs que representarán al movimiento feminista latinoamericano enBeijing en 1995, y en el proceso que conduce a ese encuentro mundial, queremos denunciar que elconjunto del feminismo no recibió toda la información relativa.

Nuestra preocupación es difundir estas informaciones y hacer una reflexión sobre lasimposiciones que nos están haciendo en cuanto a la temática a discutir (para América Latina:"violencia y participación política"), en relación a la participación en el proceso de evaluación en ladécada de la mujer y a la canalización de informaciones, todo lo cual representa una interferencia ennuestros movimientos, que rechazamos.

Desde los países del norte se gestan los financiamientos para que las posiciones más afinesa los proyectos de los gobiernos y a los lineamientos internacionales estén presentes y se evitendivergencias. Estos países se han repartido áreas de influencia que se autoasignaron históricamentey están imponiendo los temas para sus reuniones, a las mujeres del sur del mundo que viven en esasáreas.

La responsabilidad en la preparación del temario y los criterios de participación en lasreuniones preparatorias, estará a cargo de los gobiernos de América Latina, de las representacioneslocales de las Naciones Unidas, especialmente del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo(PNUD) y UNIFEM.

Las feministas no podemos aceptar financiamientos acompañados de restricciones ydirectrices. Asimismo es indispensable que empecemos a debatir la participación en los espaciosinternacionales, si realmente nos benefician o si por el contrario nos restan energías para nuestrosproyectos feministas y para llevar a la práctica la subversión que éstos implican.

Creemos que es necesario que todas compartamos las informaciones que podamosconseguir sobre otros proyectos o programas de mujeres conducidos y financiados por la AID encada uno de nuestros países.

Podemos crear redes informales de información sobre estos hechos que nos ayuden aentender a qué nos estamos enfrentando cuando no tomamos en consideración las implicaciones delos financiamientos sobre nuestra autonomía.

Proponemos realizar documentos sobre la situación femenina de nuestro continente deacuerdo con los temas que nosotras mismas elijamos e independientes de los documentos oficiales.Nos interesa realizar evaluaciones para nuestro movimiento y no para la AID y los gobiernos. No

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vamos a mantener actualizada la información del movimiento para el Departamento de Estadonorteamericano. Para ello planteamos la necesidad de llevar adelante un proceso de evaluación encada país y entre países con intervención de todo el movimiento feminista y con independencia delos Estados, a través de reuniones paralelas a las preparatorias.

Bethsabé AndíaElizabeth Alvarez

Liliana AzarafXimena Bedregal

Maguí BellottiMiriam Botassi

Marcia DangremonAmalia FischerMarta Fontenla

Edda GabiolaFrancesco GargalloMaría Elena García

Marysa NavarroMargarita Pisano

Ceci PrestrelloAnn Punch

Moira RimassaRosa Rojas

María Jenny RománBertha Vargas

Alicia CacopardoCarla Fulgenzi

María Inés Brassesco

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ANEXO 2

Carta Abierta de Gina Vargas a las Redes y ONGs de América Latina

Queridas amigas:

Por la presente quiero informarles algo que posiblemente varias de ustedes ya saben: lainvitación que me ha hecho el Comité Facilitador del Foro de Beijing para que participe en calidadde representante de las ONGs de América Latina. Esta designación ha sido, por primera vez,producto de la presión de las ONGs en América Latina. Muchas de ustedes contribuyeron, con susfaxes y su apoyo, a esta designación, y de ahí su importancia.

Yo recién me estoy empapando de lo que significa esta nueva responsabilidad. El trabajocon las ONGs de América Latina debió comenzar hace ya varios meses, de modo que estamoscontra el tiempo. En septiembre de 1994 se realizará la Conferencia Preparatoria de Beijing enBuenos Aires y, antes que eso, los documentos de los gobiernos y de las ONGs deben estar listos.Es fundamental establecer rápidamente un circuito ágil de comunicación con las ONGs y las redesde América Latina para mantenernos informadas, aunar esfuerzos y ser más efectivas.

Sí, la tarea es enorme y políticamente fundamental. Nosotras, como ONGs, tenemos no sólola experiencia de muchos años sino también hemos crecido en relación e interlocución con elmovimiento de mujeres de América Latina. Somos, además, parte de ese movimiento. Los trestemas de la Conferencia y del Foro Alternativo -Igualdad, Desarrollo y Paz- nos ofrecen enormesposibilidades para levantar nuestras propuestas y desafíos a las vísperas del nuevo milenio y,además, para influir en los documentos de los respectivos gobiernos. Es necesario que diseñemosdiferentes estrategias para asegurar una participación efectiva de las ONGs y para asegurar quenuestras propuestas puedan ser escuchadas e influyan en la Conferencia Oficial.

Todo este proceso requiere acciones coordinadas de las ONGs en cada uno de los países y anivel latinoamericano. Nuestra experiencia de coordinación y solidaridad latinoamericana es ampliay rica; nuestros movimientos y nuestras redes han contribuido enormemente a ello. En suma, esta esuna nueva tarea conjunta, para la cual necesitamos el apoyo de todas y cada una de nosotras. Y yo,particularmente, necesito también el apoyo, las ideas, las propuestas de todas ustedes y se los pidoencarecidamente.

En cuanto a los fondos destinados para estas actividades, ellos han sido distribuidos aAmérica Latina, Asia y África a través de algunos países. A España y a Estados Unidos lescorresponde dar los fondos para América Latina y el gobierno de Clinton encargó a la AlD que seresponsabilizara de ello. Por las informaciones que tengo, estos fondos no son muchos; parte deellos parece que ya ha sido distribuida en algunos países, donde se han conformado centros deenlace. Yo ya escribí a la AID para que me informara al respecto.

Es fundamental que podamos tener un amplio margen de maniobra. Por ello, estoy pidiendoapoyo financiero a algunas agencias europeas amigas y a UNIFEM, sobre todo para poderestablecer comunicaciones más fluidas con las ONGs de los diferentes países, así como paratraducciones y apoyo secretarial. Ello no sólo facilitará mi trabajo sino también me permitirádesarrollar un juego más autónomo.

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Mi interés, además, es que todos los recursos disponibles se junten, para evitar duplicidadesy para coordinar mejor su uso y distribución. Es importante también que, además de prepararnuestra participación en la Reunión Preparatoria de Buenos Aires en 1994, podamos impulsar lasreuniones subregionales y reforzar las coordinaciones nacionales. Es importante para nosotraslograr que los documentos gubernamentales recojan la mayor cantidad posible de aportes de lasONGs.

En esta primera etapa, necesito que me ayuden con información. Necesitamos conocer quées lo que se está haciendo en cada país en relación tanto a la Conferencia Oficial como al ForoAlternativo.

Sé que hay varios países donde las ONGs nuestras están trabajando como asesoras o comomiembras de la Comisión que redacta el documento oficial. En otros países, el proceso va más lentoo simplemente no existe aún una clara conciencia sobre la Conferencia de Beijing. Para nosotras,como ONGs, es importante lograr que parte de nuestros diagnósticos, propuestas y reflexionesqueden en el documento oficial de los gobiernos. Una de las estrategias que nos parece adecuada esla de nuclear a las ONGs que tengan experiencia acumulada en los temas específicos que aborda eldocumento, para que elaboren ellas mismas las propuestas sobre esos temas y que los incorporen aldocumento oficial. Simultáneamente, elaboraremos un documento alternativo no gubernamentalque contenga nuestros planteamientos estratégicos y nuestras utopías.

También precisamos conocer cuáles son las ONGs -de otros circuitos- que están trabajandoo estén interesadas en trabajar para Beijing. Necesito que me ayuden a pensar estrategias frente aellas. Mi interés no es excluirlas sino invitarlas a sumar esfuerzos.

Es urgente que en cada país se pueda establecer un centro de enlace informal, pues ellofacilitaría (o abarataría) enormemente la comunicación entre nosotras. También las redes nuestraspueden servirnos para ello.

Les pido, por favor, que circulen esta carta entre todas las ONGs de mujeres y conprogramas de mujer que ustedes conozcan.

Pretendo sacar un boletín informativo, en lo posible mensual, coordinando esfuerzos confempress, Isis y La Tribuna. Tendré dentro de poco, teléfono y fax propios. Por el momento,tendremos que comunicamos vía Flora Tristán: fax: (51-14) 339-060; teléfonos: (51-14) 330-694,332-765 y 331-457; correo electrónico: (Geonet) Flora; dirección: Centro Flora Tristán, ParqueHernán Velarde 42, Lima 1, Perú. Si por algún motivo, el fax de Flora Tristán no funciona, tambiénme pueden enviar comunicaciones al fax de CESIP, a mi nombre: (51-14) 702-489. El teléfono demi casa es el (51-14) 620-443

Esperando estar en comunicación permanente y fluida con ustedes, me despido con cariño,

Virginia VargasLima, noviembre de 1993

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ANEXO 3

Conclusiones Taller Feminismo Autónomo

Las Feministas autónomas entendemos al movimiento feminista como el espacio queejercita en todo acto la unión entre lo íntimo, lo privado y lo público. Sin estos tres nivelesintegrados, terminamos siempre incompletas. Es su articulación lo que nos permite crear desarrollofilosófico con capacidad de propuesta de otra cultura.

El quehacer feminista parte de lo personal, del yo, único lugar donde se realiza la verdaderalibertad que construye mundo. El cuerpo es la síntesis y partida del hacer existencial y político.

Estamos por la construcción de un movimiento que genere una interlocución y un diálogocon el mundo social, que impugne todas las formas del poder patriarcal, en lo público y en loprivado. Que cuestione al estado y a sus instituciones. Nuestro feminismo no es sumarse ointegrarse a las relaciones sociales de desigualdad y de poder que otros han definido. Nuestrapolítica no es hacer una lista de demandas, sino el proceso crítico de repensar el mundo, la realidady la cultura.

Nuestro feminismo es inventar qué sociedad queremos construir, es hacer de cada tarea unaactividad que una el contenido y la forma, lo manual e intelectual, la ética y la estética.

Es crear lenguajes múltiples que hablen y permitan reintegrarnos a nosotras mismas y anosotras en relación con el mundo.

La legitimidad de nuestro movimiento no se construye respondiendo a la legalidad delsistema, sino en la práctica social. Nuestra legitimidad se da en los hechos no en el reconocimientojurídico por parte del estado.

Estamos construyendo un movimiento que no niega nuestra historia, porque el hacerlo hallevado a una confusión utilitaria de nuestras energías y propuestas.

Queremos retomarnos las calles, la imaginación pública, crear un lenguaje que termine conel lenguaje juridizado y suavizado que necesita el sistema, buscamos recuperar y recrear el lenguajesubversivo que inició el feminismo. Nos retomamos las ideas que nos han cooptado y transformadosu sentido y queremos retomarnos las fechas que ya no conmemoramos, sino que han pasado aplantearse como fechas oficiales de adornos, es vital la integración de muchas jóvenes, perocreemos que esto se logrará más ampliamente cuando el feminismo sea capaz de plantear una nuevaimagen de mundo y no tareas y temas parciales e institucionales.

Queremos terminar con la culpabilización que se hace dentro del movimiento por quererhablar, ser y decir desde lugares e imaginarios no institucionalizados.

Es preciso reconocernos, entre nosotras, los aportes de pensamiento y experiencias, y hacercircular el pensamiento que se ha hecho fuera de los espacios oficiales, fuera de lainstitucionalización y desde las prácticas y espacios feministas autónomos.

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No queremos que nuestros productos teóricos y materiales circulen como intercambiosmonetarios y de legitimidad y carrera institucional, sino reinaugurar formas de trueque, socializar loque pertenece a la historia y a la producción de las mujeres.

Queremos medios de comunicación que potencien la voz, las imaginaciones y creaciones delas mujeres, que hagan circular nuestras producciones para enriquecer el desarrollo del pensamientoy la práctica y no para que creen élites pensantes y escribientes.

Nadie nos otorga la voz, ésta es nuestra. Lo que queremos es potenciar nuestras palabras eideas a través de nuestros medios.

Opinamos que Fempress no es la voz oficial del feminismo. Nuestro movimiento no tienevoz oficial y menos puede arrogársela quien niega la voz a las que no piensan como ellas.

Que nadie escriba nuestra historia por nosotras. Queremos generar formas para que cadaexperiencia escriba su propia historia y que ésta circule ampliamente para que se enriquezca conotras experiencias, cree memorias de nosotras y nos ayude a aprender de nuestros aciertos y errores.

Es imprescindible definir los límites éticos de los recursos y de las instancias y métodospara obtenerlos. No queremos seguir avalando las políticas de financiamientos que desconstruyennuestro ejercicio de democracia, de pensamiento y nos entronizan en los caminos del sistema,instalándose en todo espacio que intenta ser rebelde.

Nos negamos a negociar con las instituciones supranacionales y nacionales que provocan elhambre y la miseria. Instituciones como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial,el Fondo Monetario Internacional, etc.

Tenemos que discutir y analizar los límites de los dineros de la Cooperación Internacional.Debemos conocer y decodificar el origen y los procedimientos de los recursos y que también seaparte de la subversión. Queremos interpelar al dinero y a su poder.

Necesitamos recursos, pero necesitamos generar nuevas prácticas para obtenerlos y poner loque tenemos a disposición de más y más mujeres, para que entre todas se multipliquen nuestrosaportes y soportes y para crear recursos propios que no dependan de la cooperación al desarrollo.Esto es un desafío a nuestra creatividad.

Necesitamos proyectos políticos, teóricos, estéticos, culturales, investigativos, generadosdesde y por la dinámica de un movimiento que desea cuestionar y profundizar.

Queremos mejorar nuestro diálogo y comunicación en las lenguas continentales propias, enespecial el portugués y el español para que podamos compartir más y mejor entre brasileñas ehispano hablantes. Que el inglés sea fundamentalmente para dialogar con nuestras hermanasangloparlantes y no para tener derecho a participar en los grandes eventos internacionales delimperialismo.

Buscamos fortalecer y desarrollar las formas de intercambio con las mujeres rebeldeseuropeas y estadounidenses, con esas mujeres que lo cuestionan todo, con las que se ponen fuera dela definición de realidad y de legitimidad que da el poder político y académico.

Queremos reconstruir la práctica militante desde nuestros compromisos conscientes.Concebimos al movimiento feminista como el espacio político de experimentación, por eso la

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responsabilidad de construirlo debe salir de los límites del horario y los deberes laborales de lasinstituciones.

La autonomía es un límite y posibilidad que define nuestra relación con el mundo pero noes autonomía de la historia. Estamos presentes en los procesos de la historia, en sus hechos y luchascotidianas, donde alimentamos y profundizamos nuestra crítica al sistema y donde instalamosnuestra subversión cotidiana, lo que hacemos con y a partir de nuestra historia.

Nuestra tolerancia es grande, pero tiene límites. Ya no queremos ser tolerantes con quienesnos negocian y nos niegan. Nuestra ética no es la de la tolerancia infinita, sino la de las relacionesde respeto y visibilización.

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ANEXO 4

Taller Agenda Feminista Radical

Parte 1

Originalmente nos reunimos alrededor de 90 mujeres y se organizaron dos grupos dediscusión. Al primero le correspondió debatir sobre los recursos financieros y la representatividad yliderazgo. Al segundo, sobre la agenda feminista.

En materia de recursos financieros y de acceso a los mismos, constatamos una tendencia ala reducción de los montos de financiamiento a las organizaciones feministas y a su concentraciónen un número menor de destinatarias. Constatamos también que existe una demanda cada vez másaguda para que las organizaciones de mujeres adoptemos nuevas formas de institucionalidad,incluyendo la definición de indicadores de impacto que permitan evaluar o valorar el resultado deltrabajo que realizan las organizaciones feministas y de mujeres.

Asimismo, en el escenario de la cooperación, han aparecido con mayor fuerza, agenciasfinancieras multilaterales y que, las implicancias que puede tener para el movimiento feminista y demujeres, debe ser analizado por nosotras, de cara a los riesgos que ello conlleva.

Reconocemos que existe una desigualdad en la distribución de los recursos financieros, queaunque bajos para proyectos económicamente sostenibles y económicamente autónomos, existe unatendencia a ubicar el financiamiento hacia cierto tipo de ONGs, y eso pone en una situaciónbastante en desventaja a otras mujeres, probablemente con menos experiencia o menos informaciónrespecto de las cuotas de financiamiento. Probablemente estas tendencias sean más fuertes enalgunos países o regiones del continente que en otras, pero efectivamente están presentes.

Consideramos que uno de los problemas identificados en este tema es que existe un seriocuestionamiento en torno a la transparencia en el uso de los recursos financieros venidos de lacooperación. Se planteó la necesidad de crear mecanismos de control que permitan que las ONGs,rindan cuenta del uso de sus recursos.

Pensamos igualmente que hace falta probar espacios desde el movimiento feminista ymovimiento de mujeres que permita crear alianzas, construir bases y acuerdos claros a fin de quelos recursos venidos de la cooperación puedan apoyar la agenda radical del movimiento feminista yresponder a las necesidades de los diversos sectores de mujeres.

Esto nos parecía algo clave porque sólo desde esa capacidad de negociar con nosotras, dedecidir pactos claros, es que vamos a lograr una decisión coherente y equitativa frente a las agenciasde cooperación.

Pensamos también que es importante incluir dentro de nuestra estrategia, la defensa delcarácter feminista de las instituciones que hemos creado, porque reconocemos como un peligro,que existan ingerencias, y eso ocurre cuando las organizaciones no tenemos claramente definidasnuestras prioridades, nuestros intereses y cuando, incluso, no logramos ubicar en qué momento deldesarrollo nos encontramos y, en consecuencia, qué tipo de institucionalidad necesitamos. Esto

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tiene que ver con las formas orgánicas jurídicas, con quienes integran las instituciones que creamosy con nuestros contenidos y agendas de trabajo.

Como un elemento claro que podría ser parte de nuestra estrategia, planteamos que lasONGs, deben contribuir a asegurar recursos para el movimiento feminista, sin detrimento de lo queson los fondos para otro tipo de proyectos.

A manera de resumen de este primer apartado, planteamos que la relación entre elmovimiento de mujeres, el movimiento feminista y las ONGs, ha sido aún insuficientementeexplorado. Aún existen múltiples confusiones en torno a qué entendemos por ONG. Nos pareceque esto tampoco admite aseveraciones categóricas.

Que hay ONGs que se asumen como parte del movimiento feminista y han contribuido aempujar la o las agendas feministas y también que hay ONGs que han asumido un rol de apoyo o deacompañamiento. Cómo deberíamos ubicar en cada caso qué tipo de relación queremos construir yque efectivamente, la existencia de las ONGs, responde a las necesidades de que las feministaspuedan tener recursos y algunas capacidades instaladas para poder sistematizar nuestro trabajo yahondar en el mismo.

En el tema de la representación y liderazgo, se plantearon temas de debate, entre ellos elpapel de las redes. Se señalaba una tendencia a priorizar las redes regionales, nacionales einternacionales para efectos de financiamiento, y aunque allí podríamos señalar elementospropositivos y de avance, también hay que discutir el nivel de equilibrio a plantearse en relacióncon otras expresiones organizadas de feministas y del movimiento de mujeres. Se planteó como unatensión existente, un tipo de jerarquización de las ONGs, por medio del cual se da un proceso deconcentración de la representación y del acceso a los recursos

Como otra limitación, se señaló la ausencia de mecanismos que reglamenten esarepresentación, lo que tiene que ver con la ausencia de las reglas y mecanismos de consulta.Reconocíamos una incapacidad muy fuerte de delegar representaciones, porque todavía prevaleceentre nosotras la desconfianza y porque no hemos logrado los mecanismos necesarios para asegurarque esta representación tenga un carácter democrático, equitativo, horizontal y dinámico en elsentido de la no perpetuación del poder.

Fuimos cuidadosas para decir que no nos corresponde ni nos parece justo satanizar a lasONGs, muchas de las cuales han cumplido un papel valioso en la construcción del movimientofeminista. De hecho, planteamos que la mayor parte de las mujeres que estamos en ese proceso,teníamos que buscar alguna forma de institucionalizarnos y que no nos parecía constructivo undebate que, de manera un poco arbitraria, confrontara a las ONGs feministas con el movimientofeminista.

Alguna de las interrogantes que quedaron planteadas fueron:

¿Cómo lograr "transar" con los gobiernos, precisamente para que las organizaciones feministas y demujeres podamos acceder a los recursos que nos corresponden legítimamente?

¿Cómo posicionarnos frente a la cooperación internacional sin arriesgar la autonomía delmovimiento feminista y de las instituciones creadas en su seno? ¿Cómo establecer consorcios o alianzas o corporaciones dentro del movimiento de mujeres yfeminista a nivel nacional, regional e internacional, para establecer estrategias comunes de cara a lacooperación?

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¿Cómo las ONGs y las organizaciones feministas y de mujeres se dan formas institucionales quecorrespondan a sus intereses y que de ninguna manera arriesguen su autonomía; que por elcontrario, contribuya a su desarrollo y consolidación?

¿Cómo definir indicadores de impacto y formas de evaluación que realmente den cuenta del aportede las feministas y sus instituciones a la transformación de nuestras sociedades?

Parte 2

En el otro grupo hemos trabajado sobre cuál es nuestra agenda, qué significa ser hoyfeminista en cada uno de nuestros países y cómo nos movemos en el espacio bastante más ampliode un movimiento de mujeres existente.

En primer lugar, quisimos trabajar la interacción de las propuestas feministas con elconjunto de la sociedad. Pensamos que como movimiento surgimos para eso. Surgimos como uncuestionamiento a las formas de hacerla, validándonos como sujetos, construyéndonoscolectivamente desde lo personal a lo privado, a lo público, y cómo lo público incide en nuestravida cotidiana y privada. Pues nuestras relaciones con el Estado son también cotidianas. No es unarelación inventada, es una relación que surge de un movimiento político que se plantea intervenir enel cambio de las relaciones sociales entre hombres y mujeres, pero también en la sociedad en suconjunto como transformación cultural, política y social.

En este sentido, nos parece importante recuperar algunas de las cosas que han sido ejes dela agenda feminista, una agenda que debería ser colocada en el escenario público en interacción conotros poderes existentes.

Nos pareció importante reconocer que hay un desafío nuevo frente a la ConferenciaMundial, convocada por las Naciones Unidas, que generó una Plataforma. Eso no significa que esaagenda sea nuestra y tampoco que sea de los gobiernos. Significa que, como movimiento feminista,vamos a intervenir y queremos intervenir cuando se discutan leyes para las mujeres, porquetenemos saberes acumulados, reuniones hechas, testimonios.

Sin embargo, la agenda feminista va más allá de la agenda posible en lo público. Parece queesa relación entre algunos temas como plantean los gobiernos y la fuerza que seamos capaces deconstruir desde nosotras, para imponer, en términos de fuerza otras voces, es el desafío que tieneplanteado el movimiento feminista.

Un tema clave es el problema planteado en torno a lo que puede ser una estrategia principala discutir. Hay una contradicción irreconciliable entre trabajar en el espacio público desde nosotras,con nuestras fuerzas presionando para que entren algunos temas a formar parte de la agenda de losgobiernos, o intervenir para desarrollar nuestra agenda que tiene que ver con el derecho al aborto, alos derechos sexuales, que tiene que ver con nuestro ser íntimo como sujetas de la sociedad.

Ahí hay una relación que nos parece la más interesante y que, por supuesto, apuesta alreforzamiento de los espacios feministas. Nos parece que no es válida la dicotomía entre ONGs ymovimiento.

En la relación con los Estados, reconocemos que es una relación compleja que exige denosotras pactos mucho más claros, procedimientos y acuerdos, y temas relacionados con el cómo

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nos representamos, negociamos y, fundamentalmente, cómo acordamos entre nosotras.Generalmente los Estados tienden a elegir a quienes representan al movimiento, entonces ahí hay unpunto de tensión que sólo se superará con la capacidad de construcción y articulación amplia ydiversa de los diferentes espacios. Hay que pensar de qué manera es posible articular esos espaciosy encontrar algunos procedimientos que nos legitimen y ofrezcan posibilidades de mayor apertura ymayor representatividad.

Es importante tener en cuenta que no habría ningún aporte, ningún Estado hablaría del temade la mujer si no existieran mujeres organizadas. Nos parece negativo el que se haya llevado a unadicotomía la agenda pública y nuestra agenda.

La existencia de una agenda pública sobre determinados temas implica la ampliación delfeminismo. No nos negamos a la ampliación, por el contrario, pensamos que la debilidad delfeminismo está, entre otras cosas, en la convocatoria de sectores mucho más amplios que seidentifican con el feminismo, aunque no hayan hecho su propio camino.

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