Con el respaldo de un ricoy amplio bagaje literarioreconocido por sus muchosaños de oficio, el escritorAntonio Rodríguez Almodó-

v a r (Alcalá de Guadaíra,S evilla, 1941), con su no-vela Si el corazón pensara,nos env u e l ve literariamen-te en el mundo de la Espa-ña de posguerra donde im-pera la crueldad y bru t a l i-d a d, con patente ex c l u s ivacomo defensora de las“ R e s e rvas espirituales deOccidente”, algo que no esni paja ni cuentos de cami-no, de los que el autor es

maestro y autoridad indis-c u t i ble, cuenta con estilopropio cómo la dictaduradel caudillo no fue nunca“ d i c t a bl a n d a ” .

Por ese camino nadaa l egre, aunque envuelto enfino humor, sitúa la histo-ria de aquella España ne-gra, de rosario, sacristía yfalsa moral, para a quienesla memoria no ha traiciona-do les obl i ga a echar unamirada atrás, hacia aque-llos tiempos vividos y su-fridos, no sin cierto tem-bl o r, aunque también cona gradecimiento y reg u s t o

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F rancisco Vélez Nieto

“La moral que te incul -can desde pequeño sólo

sirve para que los quetienen de todo puedan

conservarlo y consiganaún más. La moral es la

mantequilla que se les daa los que no tienen pan

en el que untarla”B. Traven

E m e rge de nuevo B. Tr a-

v e n con su otra gran no-vela, La nave de losm u e r t o s, escrita en 1926,donde se puede percibirp a rte de esa misteriosa yenigmática vida de tan

e nvo l vente y ex t r a ñ opersonaje de la literaturay su mundo político so-cial, por la que de form amisteriosa trascurrió to-da su existencia. De nue-vo pues, otra de sus má-gicas y envo l ventes his-torias con un tema muydiferente al de El Te s o rode la Sierra Madre, aun-que con idénticos va l o-res. Ésos que no sonotros que los comport a-mientos humanos en sumás fervoroso y calcula-do análisis de la condi-ción y comport a m i e n t o s ,

E s c r i t o r

Brillantez expositiva denunciando a burócratas y banqueros, al poder arbitrario

De marginado en tierra a habita n te del mar

Co n t ra la co b a rdía del olvido

Si el corazón pensara

Antonio Rodríguez

Almodóvar

Alianza

467 págs. 19,50 euros

La nave de los muertos

B. Traven

Acantilado

352 páginas

22 euros

expresado en una laberíntica ave n t u r ade misterio, donde su contenido resultaverdaderamente desafiante y de una ac-tualidad que desasosiega.

La nave de los muertos es una enlo-quecida desesperación, un alegato con-tra la marginación provocada, pero quet o d avía lanza un grito contra el ordene s t a blecido donde se muestra una clasesocial cada día más oprimida, alineaday manipulada sin posible defensa. Unvibrante manifiesto expuesto en ricassecuencias de situaciones con ese estilon a rr a t ivo que env u e l ve sus novelas lejosde todo carácter panfletario, siempresosteniendo una crítica fría contra lapolítica al servicio de los poderosos.

Brillantez ex p o s i t iva denunciando aburócratas y banqueros, al poder arbi-trario de los gobiernos conve rtidos enmeros servidores de ese enorme amo

que es el dinero, al que se suma la fa r s adel patriotismo tan insistentemente pa-rodiado por los sectores más conserva-dores de la sociedad. Y es que en la vi-da “las cosas no suelen ser tan sencillas.Rara vez tienen en cuenta lo que unopuede o no puede soportar”. Lo que sepuede definir como la estética del fra-c a s o .

Un joven marino norteamericano sa-le a pasear en un puerto donde su barcoha hecho escala. Una dama lo invita ypasa la noche con ella, cuando por lamañana vuelve para embarcar su barcohabía zarpado. Al joven marino no lequeda nada en los bolsillos, ni siquierala tarjeta de embarque que lo puedai d e n t i fi c a r. Aquí se inicia la laberínticaandadura de un ciudadano sin patria,carente de identidad oficial que puedaampararlo. Es de pronto un marg i n a d o

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Cuenta con estilo propio cómo la dictadura del caudillo no fue nunca “ d i c t a b l a n d a ”

al poder recorrer con tan ágil prosa los di-versos ángulos como protagonistas anóni-mos, testigos sociales de esa historia quelas generaciones vivieron y sufrieron, entremiseria, risas, miedos y sahumerios.

La geografía de la aventura tiene sucentro de referencia en Vi l l a n u eva de lasÁguilas, pueblo de ficción fácil de situar enla provincia de Sevilla. Corren “los añosgrises de la posguerra entre las novenas debeatas y la represión de los ve n c e d o r e s ” .C u rrito Domínguez acomodado niño biencon rentas de buen peculio, es el gran pro-tagonista bajo la protección y sombra desus dos devotas hermanas que lo adoran co-mo a un niño Jesús. Pero Currito, como to-dos los niños bien alimentados de aquellosaños se conv i rtió en un mocito de env i d i a-ble vivir pues la clase obl i ga .

Le sigue en sus andanzas hasta conve r-tirse en su pasión y angustia Rosa la Culo-

na, hembra de buenas carnes que provo c apasiones en los machos sureños cuando alpasar la devoran con los ojos imaginandoestados más que placenteros, que guardan-do la moral al son del rezo y ardoroso ¡vi-va España! como machos ibéricos puedend i s f rutar a buen precio. Y Currito bien losabe, porque esa Culona le dio clase muycerca de sus buenos pechos cuando era ni-ño y no se chupaba el dedo.

Son cosas de aquellas vidas de ve n c e-dores y vencidos los que con estilo y ofi c i odemuestra el autor con agudo humor param i t i gar la angustia, que pese a los añost r a n s c u rridos las memorias decentes estándispuestas a perdonar. Aunque como elprotagonista de la tragedia clásica, nuncao l v i d a r. Po rque si perdonar es muestra deinteligencia y dignidad, olvidar cualquierdictadura vivida y sufrida es una cobardía.

Buena novela lograda sin disfraces, con

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‘Si el corazón p e n s a r a ’ no es una novela más de las muchas que abarrotan el m e r c a d o

que deambula de comisaría en consu-lado, una y otra vez, escuchando encualquier puerto de Europa, donde lodio todo en la Gran Guerra, la mismacantinela.

Y este marinero, que ha viajado enmuchos barcos y vistos miles de ellos,c o n fiesa que jamás había encontrado“uno como aquél”. Ése que le ofrecióla oportunidad de dejar de ser un ciu-dadano marginado en tierra, para con-ve rtirse en un habitante del mar. Loque no sabía es que esa nave era unacámara de horrores donde sus tripu-lantes pueden abandonar cualquierp u e rto, pero los relatos jamás lo aban-donan. “Una vez que el barco ha es-cuchado el relato, pasa a formar part ede él. Penetra en los hierros, en lasmaderas, en los camastros, en la bode-ga de carga, en la bodega del carbón,en la sala de calderas”.

Y en el mundo infinito de los ma-res, desde La nave de los muertos h a-ce sus cábalas sobre el eslogan de “lostrabajadores y empleados pueden lle-

gar a director general de la empresa”.Y recuerda que desde niño se habíadedicado a vender periódicos y tam-bién trabajó como limpiabotas, “por-que desde los siete años tuve que ga-n a rme el pan; sin haber llegado a serdirector general ni multimillonario”.Po rque cuando se está de vigilia enuna noche se puede pensar que si lossoldados de N a p o l e ó n hubiesen sacadoel bastón de mando de sus mochilas yc o nve rtirse en mariscales, quién haríalos miles de remaches que necesita unbarco. Y es esto lo que retiene en elbarco a los marginados, un barco quepuede ser una metáfora de nuestra so-c i e d a d, donde se tienen que refugiarlos marginados sociales sin identidadpara sobrev ivir en condiciones de es-c l avos. No son metáforas, la sociedadestá plagada de ciudadanos y ciudada-nas cuya única opción para ir tirandoes la esclavitud como navegantes enlas muchas naves para muertos que losa c ogen y explotan hasta el límite desus fuerzas. Pero salvo los rebeldes,

andadura larga nada sumisa. Estamos an-te una historia que se filtra en la memo-ria histórica de todo el que se permita vo-luntariamente leerla. Nada del machacónt ruco mediático, ese que tanto daño vienep r ovocando a la buena literatura, al dargato por liebre para aquellos lectores, quecon más voluntad que experiencia se de-ciden poner un libro entre sus manos pa-ra abrirlo y leerlo. Po rque Si el cora z ó np e n s a ra no es una novela más de las mu-chas que abarrotan el mercado.

Es una historia conmovedora que, ala vez que van tejiendo una pátina detristeza acompañada de sabia arm o n í a ,atrapa. Y creo que su lectura debería serespecialmente para las jóvenes genera-ciones y así conocer cómo hasta bailarel aga rrado, un bolero o un pasodobl e ,era pecado. Aunque si nos paramos apensar dos segundos, también podemos

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Novela estremecedora, actualidad provocadora la de esta nave de los locos

todos se adaptan y “están acostumbra-d o s ” .

“Una excusa retorcida, la misma quej u s t i f icó en su día que se azotara a lose s c l avos”. Es el refugio, el canto de lamoral que te inculcan desde pequeñolos de arriba, esos gobiernos que fi r-man los tratados con los grandes ladro-nes y se sienta a celebrar el banquete delo conciliación y el final de la crisis, lacrisis que ellos mismos han provo c a d o .Y que la gente humilde de todos los pa-íses tiene que pagar; también el hospital

y su entierro. A cambio les perm i t e nlanzar al viento los gritos de júbilo. Sa-ludar con banderitas en los desfiles or-ga n i z a d o s .

N ovela estremecedora, actualidadp r ovocadora la de esta nave de locos,que en su día adquirió fama inmensa, yque de nuevo emerge tan joven, fresca yd e s a fiante para mostrar la “crítica so-cial con la estética del fracaso, en unasoberbia y emocionante peripecia quenos abraza con la emoción de las gr a n-des aventuras románticas”.

escuchar cómo nos gritan los protectoresde nuestra almas que usar el condón especado en el siglo XXI. Sería cosa de pre-guntárselo a R a j o y o Tr i l l o en uno de esosactos con retranca de “Reserva Espiritualde Occidente”. Por ello, no estaría malque esta novela se recomiende con el bo-ca a boca a las nuevas generaciones.

Po rque en su contenido, elaboradocon esmero, no emana odio ni rencor, si-no que describe historias de esas que po-s i blemente el abuelo intentó contar perolos nietos apenas sí le escucharon. Y si lohicieron, aquellos capítulos tan tremenda-mente realistas los envolvió la niebla deltiempo. Pero solo pensar que bailar unbolero de Machín o bañarse con la primaen una alberca era pecado gr ave, estreme-c e .

Po rque en estas casi quinientas pági-nas bien administradas literariamente, se

h a bla de la “espantosa vulgaridad delfranquismo”. Fue cruel aquel caudillo porla “Gracia de Dios” y del Vaticano desdelas ilustradas bóvedas de la Capilla Sixti-na pintadas por Miguel Ángel. Ta m p o c ofueron mancos sus acólitos y apasionadosgatillos ligeros, cuyos estampidos eranendulzados con los rezos de una tragediaque duró demasiado, que ahora rev ivep r o l o n gada la Memoria Histórica, dondelos suyos buscan a los suyos, sin ánimosde ve n ga n z a .

Igual que en esta novela, donde no setrasmite odio ni ve n ganza, sino la historiatriste y también cómica, de una dictadurab rutal e inculta apoyada por los más altospoderes de Iglesia, en la que se puedenapreciar las “mociones más ex t r e m a s ”junto con una buena guarnición de erotis-mo libertario. Y es que el sexo tiene vidapropia sin fronteras.