de la academia platónica a la unam

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Memorias del "III Coloquio Estudiantil de Filosofía", UNAM, 2010

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De la Academia platnica a la UNAM:

La filosofa fa dentro y fuera del claustroMemorias del III coloquio estudiantil de filosofa oloquio Universidad Nacional Autnoma de Mxico Facultad de Filosofa y Letras 2010

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ndicePresentacin..4 Programa del coloquio..6 Deseo de universidad, Carlos Alberto Vargas Pacheco...7 Cmo sobrevivir a la institucionalizacin de la filosofa en Mxico y no morir en el intento, Dra. Paulina Rivero Weber13 La filosofa en la UNAM: un compromiso social radical, Francisco Jos Ochoa Cabrera....20 Las humanidades ante la institucionalizacin del espacio, Rogelio Laguna...28 El Toro de Sicilia, Eduardo Alonso Ledesma Ibarra..35 La filosofa fuera de las instituciones, hoy, Lic. Mauricio Dimeo Coria....43 Fuera del muro, Adolfo Ochoa Sumano...47 La filosofa como vocacin libre, B. Patricia Cruz Aramburo ......51 Filosofa en donde sea, Marat Ocampo Gutirrez de Velasco....56 El temor a pensar, Tirso Medelln Barqun.62 Un viaje a Siracusa. La filosofa en la universidad y su sino, Lic. Marlon Orozco Baos...70 Filosofa viva vs. Filosofa institucional. Reflexiones de un filsofo contemporneo, Sasha Jair Espinosa de Alba ..78 Platn y la Academia de Atenas, Oscar Zoletto .85 La institucin al margen de la institucin, Mnica Monterrubio Paredes..90 Filosofa para el mundo desde una ptica intercultural, Lic. Jorge Alberto Reyes Lpez....97 Filosofa, crtica y creacin, Armando Fonseca Garca.107 Los mrgenes y la outstutucin filosfica, Csar Alberto Pineda Saldaa....115 El problema del problema de la institucionalizacin de la filosofa y las humanidades, Francisco Jos Ochoa Cabrera...1232

Crtica y reflexin sobre la filosofa en la actualidad mexicana, Samuel David Zepeda Lpez ..129 La academia de filosofa y la facticidad. Futuro laboral y expectativas, Oscar Ivn Zapata Garca.136 Filosofa para la academia o filosofa para la vida, Myriam Constantino Castillo.144 Reflexiones sobre la prctica de la filosofa en Mxico, Jos Roberto Cruz Nez..149 Ms all de la academia: Schopenhauer educador de Nietzsche, Abraham Gorostieta .158 Fotografas...149

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Presentacin

El 2010 fue un ao particularmente importante para la Universidad Nacional Autnoma de Mxico; el cumplimiento de su centenario fue motivo de festejos, retrospectivas y de ardua reflexin. El coloquio De la Academia platnica a la UNAM: La filosofa y las humanidades dentro y fuera del claustro se gest en dicho marco, aunque tambin estaba impulsado por la preocupacin que invade a la comunidad filosfica respecto de los proyectos de la Secretara de Educacin Pblica de nuestro pas, en los que se ha planteado una desaparicin de la filosofa en el nivel bachillerato. En este contexto, los das 11 y 12 de octubre del 2010, los estudiantes y profesores del Colegio de Filosofa nos reunimos, acompaados de una delegacin importante de estudiantes de la Universidad de Guadalajara, en el Saln de Actos Adolfo Snchez Vzquez en la Facultad de Filosofa y Letras de la UNAM. A lo largo de las mesas una preocupacin guiaba las discusiones: Qu pasa con la filosofa y las humanidades en su relacin con las instituciones? No slo se buscaba esclarecer dicha relacin, sino que se pretenda sealar las consecuencias, bondades o peligros que la cercana de la institucin produce en las disciplinas humansticas. No pretendo aqu dar alguna conclusin final al coloquio que el lector bien puede sacar por s mismo al revisar los textos que conforman las presentes memorias, pero s quiero sealar la opinin generalizada de que las humanidades y la filosofa deben evitar sucumbir ante las presiones institucionales y deben buscar caminos y senderos que las acerquen siempre a la vida cotidiana ms all de su encierro en un claustro. No sobra decir que las mesas de participacin fueron provechosas, concurridas, y debe hacerse una mencin especial a los profesores invitados, entre ellos al Dr. Enrique Dussel, quienes dialogaron con los estudiantes y les expusieron perspectivas propias. Personalmente me queda agradecer a mis colegas organizadores: Jorge Alberto Reyes Lpez, Armando Fonseca, Carlos Vargas Pacheco, Eduardo Ledesma y Abraham Gorostieta, por su trabajo entusiasta, as como a la Dra. Leticia Flores Farfn, Coordinadora del Colegio de Filosofa en turno, quien apoy y particip en esta iniciativa estudiantil; expreso adems el agradecimiento del comit organizador a la Dra. Gloria Villegas,

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Directora de la Facultad de Filosofa y Letras, que por segundo ao consecutivo facilit todos los medios a su disposicin para el buen desarrollo del coloquio. Slo resta decir, y tomando en cuenta que el Colegio de Filosofa comenzar pronto la discusin acerca de un nuevo plan de estudios, que estas memorias recogen reflexiones importantes acerca del rumbo que la filosofa necesita tomar en nuestro pas y la necesidad de que sta salga a las calles. Que estas memorias queden como un documento histrico del pensamiento en Mxico. Confiamos en que los textos que incluimos sern tiles y valiosos para pensadores actuales y futuros. A nombre del comit organizador,

Rogelio Alonso Laguna Garca Representante estudiantil Comit Acadmico del Colegio de Filosofa FFyL, UNAM 31 de enero de 2011.

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Deseo de universidadCarlos Alberto Vargas Pacheco Colegio de Filosofa Facultad de Filosofa y Letras UNAM

Me la imagino as: un grupo de estudiantes de todas las edades sumadas en una sola, la edad de la plena aptitud intelectual, formando una personalidad real a fuerza de solidaridad y de conciencia de su misin, que recurriendo a toda fuente de cultura, [] se propusiera adquirir los medios de nacionalizar la ciencia, de mexicanizar el saber.

Justo Sierra Se dice atinadamente que la Universidad Nacional Autnoma de Mxico es quiz el mximo orgullo que ha dado Mxico al mundo a lo largo del siglo XX y en stos, los albores del XXI. Y es que la UNAM, la universidad del y para el pueblo mexicano, ciertamente gesta no slo a los profesionistas sino las ideas cientficas y humansticas que han servido de apoyo para la generacin del conocimiento en toda Amrica Latina. Como podr notarse, la formacin de tamaa empresa no pudo haber sido simple, ni con poco tiempo de planeacin, pues lo que se puso en juego fue, ni ms ni menos, la formacin de los jvenes que iban de cara al siglo XX. No bastaba el supuesto orden y progreso desde el poder poltico del porfiriato apoyado en un positivismo que todo lo abarcaba, para hacer de Mxico algo ms que un pas de obreros. El avance tcnico y tecnolgico no era lo nico que satisfaca la identidad nacional; se requera, en cambio, el reconocimiento explcito de que quienes comparten el territorio mexicano, a pesar de sus particulares distinciones, conforman la unidad de Mxico. En suma, lo que haca falta era una cultura comn. Naturalmente, la cultura no puede originarse de la nada. La ausencia del cultivo del espritu implica, invariablemente, la carencia de una educacin que forme a los individuos. En tiempos previos al Porfiriato, en la Reforma, la situacin educativa era poco menos que miserable. Cada personaje que ocupaba el poder, reorganizaba la educacin segn los principios ideolgicos de su peculiar postura. As, Centralistas y Liberales se debatan en7

duelo poltico y, consiguientemente, educativo. Esto ltimo hizo que las instituciones fueran creadas y despus desintegradas al comps de los gobernantes, y que los planes educativos fueran modificados bajo criterios sumamente arbitrarios. Desde luego, los Centralistas retomaban una educacin semejante a la Escolstica, por lo cual en sus planes de estudio figuraban materias tales como Teologa, Metafsica y Filosofa. Por su parte, los Liberales pugnaban por una educacin que rompiera con todo lo que tuviera un vestigio de colonialismo. Todo esto ha hecho que pensadores como Edmundo O Gorman dijeran que:En Mxico, la gran lucha entre conservadores y liberales fu, adems de poltica a secas, intento vital por definirnos en trminos de modernidad. De aqu la asombrosa llaneza con que lo ms alejado, la metafsica por ejemplo, se prest a transfiguraciones de consigna y bandera.1

En medio de este torrente de pugnas polticas y educativas, el Positivismo instaurado por Gabino Barreda concret la derrota definitiva de los Conservadores a manos de los Liberales, brindando la idea de que, por fin, se haba logrado liberarse del yugo colonial educativo y ahora se estaba en una etapa donde las luces de la razn generaban orden y progreso. El Positivismo no represent slo un cambio educativo (pues, segn se dijo, educacin y cultura van siempre de la mano), sino la instauracin de una nueva manera de entender la formacin de los mexicanos, tanto en el plano individual como en el social. Por ello, dicha corriente filosfica modific por completo la manera en la cual Mxico se entendi a s mismo hacia finales del siglo XIX. Fue al interior de este contexto y rodeado del grupo dominante del poder porfirista los llamados cientficos , que sobresali la figura del maestro Justo Sierra, quien tuvo a su cargo el Ministerio de Educacin y Bellas Artes, donde hizo patente que no posea una visin exclusivamente pragmatista del desarrollo mexicano. Para el maestro oriundo de Campeche, el alimento del espritu no poda reducirse a frmulas matemticas de aplicacin sobre la tierra. Antes bien, lo que Sierra buscaba era fomentar el desarrollo de las letras en sus diversas manifestaciones (es decir, como literatura, poesa, filosofa e historia), adems del arte para la conformacin de una nueva Universidad cuya meta fuese formar mexicanos de alta envergadura. Naturalmente, el maestro no pretenda eliminar la enseanza cientfica delEdmundo OGorman. Justo Sierra y los orgenes de la universidad de Mxico 1910. Mxico: UNAM/ IIF, 2010, p. 1.1

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positivismo instaurado por Gabino Barreda, pero tampoco aspiraba a volver a una educacin escolstica, marcada por una inutilidad que slo fomentaba la creacin de eruditos alejados de las realidades que azotaban al territorio mexicano. Sierra buscaba lo universal a partir de lo particular. A la luz de los hechos histricos, puede verse que las condiciones polticas previas a la revolucin mexicana, fueron propicias para la creacin e inauguracin de la Universidad Nacional2; sin embargo, por otro lado, las condiciones sociales no eran ptimas para la institucin. En su mayora, el pueblo padeca hambre y temor ante un gobierno que no toleraba crtica alguna y que, adems, favoreca y fomentaba los abusos de caciques y la intervencin extranjera por sobre el desarrollo intelectual de su pueblo. El mexicano ordinario, fuese campesino u obrero, careca de las necesidades bsicas y, ante tales circunstancias, difcilmente se le poda alentar para estudiar. En realidad, la Universidad slo poda ser para quienes posean condiciones econmicas que permitiesen el desarrollo del espritu; como se dice: lo material no atina a seguir las formas si aquello, antes, no est satisfecho. A pesar de esto, no puede dejar de sealarse que aqu hay un punto interesante. Sierra fue consciente de que aqullos que tenan acceso a la educacin y la cultura no podan ser los obreros; sin embargo, la creacin del profesionista imprima la idea de que un sector de la poblacin tendra la facilidad de generar conocimiento de alta calidad para guiar al resto de la sociedad. Dicho en otros trminos, lo que se esperaba es que quien tuviera las condiciones de vida ms desahogadas para poder contemplar los altos estudios, no se dedicara a la haraganera, viviendo a costa del trabajo del grueso de la poblacin sino que sirviera al pueblo para que lo educase y, de ese modo, hiciera de Mxico un pas mejor respecto de su pasado. As, para Justo Sierra, ser gua cultural de la nacin, en tanto universitario, no es un privilegio libre de responsabilidades, sino la mxima responsabilidad ante la nacin porque en sus manos est el destino del espritu mexicano.3

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No hay que olvidar que Justo Sierra llevaba planeando el proyecto de la Universidad, desde 1881. Para saber ms del tema, cf. Josu Landa. La idea de universidad de Justo Sierra. Mxico: UNAM, 2005. 3 Quiz valga la pena sealar, con miras a un desarrollo posterior, que el ideal de Sierra respecto de la Universidad es muy semejante (y quiz hasta inspirado) en la alegora de la caverna de Platn e, incluso, en la idea que ste sostena como lo ms ptimo para dirigir al Estado, a saber, que el filsofo, en tanto contemplador del Bien, tena la obligacin de orientar al resto de la poblacin. Dirigir al pueblo, pues, se presenta en estas ideas como una responsabilidad muy grande, y no como un privilegio intelectual. Por supuesto, esta idea debe ser examinada con cuidado, pero no resultara descabellada, tomando como punto de partida el gusto que Sierra tena por los clsicos.

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Ciertamente, el proyecto de Justo Sierra no fue una mera ocurrencia ni mucho menos el deseo de imponer una cierta doctrina ideolgica. El maestro campechano, fue un humanista en el sentido ms noble del trmino, a saber, como un amante de lo humano, que consideraba bella una obra artstica y una teora cientfica; que lo mismo lea a Spencer que a Nietzsche, a Platn que a Comte. Sierra no era propiamente un filsofo; no posea una doctrina que explicase la totalidad de lo real o que diera razn del ser del hombre en general. Crea, no obstante, en que la ciencia primera era mucho ms que un mero artculo ornamental que sirve de entretenimiento al intelecto. Haba mirado a los filsofos europeos e, inspirado por ellos, consideraba que la filosofa nutra y, en algn sentido, mejoraba la condicin primitiva del hombre. Esto ltimo revela que Josu Landa en su libro La idea universidad de Justo Sierra como hace notar , si bien Sierra no posea un

sistema filosfico como tal, ciertamente tena una ideologa con ciertos elementos que la hacan coherente y viable para su concrecin. Dicha ideologa era eminentemente educativa y se hallaba fundamentada, en primer lugar, por una nocin progresismo completamente a tono con el contexto poltico-social de la poca del campechano. Dicho progresismo indica, desde luego, que la funcin de un aparato educativo debe poseer la fuerza necesaria para hacer que la sociedad sea mejor respecto de su condicin pasada. La visin sierrista admite con esto (como lo admitieron Hegel o Marx) que la condicin del mexicano iletrado, especficamente el indgena, era peor respecto del mexicano educado por el simple hecho de que con la educacin, este ltimo podra estar a la altura de los ciudadanos de cualquier orbe del mundo considerada avanzada. De manera que la ideologa sierrista pretenda llevar cultura a todo el pas con el fin de hacerlo progresar haca algo mejor, acaso lo ms elevado en el orden del espritu. En virtud de tales anhelos, es de admirar que Sierra creyera que la filosofa podra hacer mejores a los hombres. Quiz lo que crea el maestro de Amrica era que los alcances universales de la filosofa son benficos para la formacin de los hombres, precisamente, por la profundidad con que aqullos penetran en lo ms hondo, en lo ms ntimo de la esencia humana y, a la vez, se expanden por todos los hombres sin barrera alguna que los limite. Pero no slo la filosofa. Ya se advirti que Sierra fue un humanista en sentido estricto, lo cual implica que consideraba que las letras, la filosofa y la historia, no conformaban un cmulo de asignaturas estriles diseadas para el martirio de los10

educandos. Sierra crea plenamente que en dichas materias se enseaba la naturaleza ms humana del hombre. De este modo, tener altos estudios hara que los mexicanos universitarios entendieran la naturaleza humana universal y distinguieran los rasgos propios de su nacionalidad. En los albores de la Universidad Nacional de Mxico, Sierra crey que la filosofa hara mejores a los mexicanos alimentando su espritu. As, el ideal sierrista entraa, de manera implcita, una forma de entender a la filosofa misma. En efecto, la nocin de que la ciencia primera enaltece al ser humano es muy distinta a la idea de que es slo una aclaradora de conceptos o la fundamentacin rigurosa y sistemtica de la realidad, por tomar dos ejemplos de cmo han comprendido algunos filsofos a la prote episteme. Sierra crea que la filosofa toda, no slo los griegos, la Escolstica, Comte o Nietzsche haca crecer el espritu de los hombres. Por esta razn, el campechano confiaba en las manos de la filosofa (y, por supuesto, de las humanidades todas) el desarrollo intelectual y cultural de los mexicanos y, por la misma razn, l mismo no desarroll un pensamiento filosfico a partir del cual su idea de educacin se correspondiera.4 Para Sierra, podra decirse hoy a la luz de un siglo de distancia, la filosofa era Paideia; esto es, formacin cabal del hombre. Es, literalmente, el cultivo del hombre por el hombre y, por consiguiente, la manera a travs de la cual el individuo adquiere su personalidad a travs de lo que el gnero humano le ofrece. Acaso queda ahora, tambin tras un siglo de distancia, preguntar si la UNAM hoy an cree en que la filosofa enaltecer el espritu de los mexicanos. Ciertamente, la idea bsica de que es menester que los universitarios estn a la altura de cualquier profesionista mundial, se sigue conservando. Pero resulta que el mundo contemporneo no cree que en la filosofa se cimiente dicho enaltecimiento. La UNAM responde a esta realidad tratando de impulsar desde su circunstancia, aquello que el mundo demanda. No es que la filosofa haya abandonado el ideal de la fundacin universitaria, ni que la universidad haya menospreciado y aun abandonado a la filosofa. Es, quiz, simplemente el hecho de que la UNAM y la filosofa ya no pueden constituir el binomio que ponga en alto a los mexicanos4

Cabe sealar que, en contraste con esto, las universidades alemanas de la poca, que tanto inspiraron a Sierra, posean una estructura que sirvi de modelo a la Universidad Nacional. En aqullas, la enseanza de la filosofa tena una correspondencia directa con el sistema filosfico hegeliano. A diferencia de Sierra, Hegel instaur la educacin sobre las bases de su pensamiento filosfico. Cf. G. W. F. Hegel. Escritos pedaggicos. Mxico: FCE: 1991. pp. 133-161.

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en este mundo cada vez ms mercantil y capitalista, frente al cual la filosofa todava centra su labor crtica y la universidad intenta enfrentar capacitando a sus egresados con las herramientas necesarias para afrontarlo. La UNAM acepta la realidad que se impone en nuestros das; la filosofa an reniega. Aunado a esto, tambin es menester sealar que la filosofa no slo se ha entendido como lo hizo Sierra. La ciencia primera posee sus propios matices, su propio desarrollo. La filosofa no se ha comportado nunca igual a lo largo de su historia. Es variable, proteica dira Nicol, como el hombre. Con todo, no es desdeable rememorar aquellos tiempos en los cuales la Universidad corra de la mano con el deseo de que la filosofa inundara de conocimiento el alma de los mexicanos. No es intil recordar que la filosofa es ms que mero artculo de lujo y que, a pesar de este tiempo globalizado econmicamente, es posible, mientras exista. Vincular a la filosofa con la Universidad, con la UNAM.

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Cmo sobrevivir a la institucionalizacin de la filosofa en Mxico y no morir en el intentoDra. Paulina Rivero Weber Colegio de Filosofa

Facultad de Filosofa y Letras UNAMPara cada uno de mis alumnos y alumnas, con amor.

Hace no mucho, un grupo de profesores nos ocupbamos en revisar los documentos de algunos alumnos. Habamos acordado que si en un momento uno de nosotros no se consideraba apto para emitir un juicio sobre un proyecto, pediramos ayuda a los dems. El silencio en que trabajbamos fue interrumpido cuando una colega dijo: Alguien ha trabajado Unamuno? Aunque he ledo Unamuno, no es mi especialidad, pero como nadie ms habl, me atrev a decir: Yo puedo ayudarte un poco. Pero al mismo tiempo en que yo pronunciaba esas palabras, mi colega, absorta en el proyecto, exclam: Uuuuyy no! Olvdalo habla sobre el sentido de la vida! Otra colega cercana a ella sonri con una mueca burlona y dijo: Hazme el favor! El sentido de la vida! De inmediato me levant y expliqu que Unamuno en efecto hablaba del sentido de la vida porque uno de sus conceptos ms importantes es El sentimiento trgico de la vida, ttulo, por cierto de una de sus obras. Alguna otra colega tambin intervino y rindose aclar: Si, y no crean que es un libro de superacin personal que habla sobre el sentido de la vida. Una vez que qued bien comprendido y valorado el trabajo del alumno, las que conocamos algo de Unamuno, no pudimos evitar rer un poco y continuamos con nuestro trabajo. Pero yo qued muy impactada por la escena. Ella pinta de un plumazo lo que la institucionalizacin del saber ha hecho con los temas ms importantes de la filosofa, como lo es, precisamente, el del sentido de la vida. Primeramente, lo que ha hecho es intentar desconocerlos. Y sobre esa ignorancia, considerarlos temas propios de la superacin personal para s, finalmente, despreciarlos. Recuerdo alumnos que molestos me comentaban cmo un colega, a quien por cierto estimo, deca en sus clases que Nietzsche y Heidegger eran autores de superacin personal para gente joven por supuesto nunca quise comentar nada, pero en el fondo todos sabamos que este buen hombre jams haba13

ledo a ninguno de estos dos filsofos alemanes, los cuales, por cierto, son bastante difciles de comprender, no son cualquier cosa. Pero en efecto, ambos hablan de la vida. Y su sentido o sinsentido. Qu ha pasado con la filosofa en la academia, qu ha ocurrido con su institucionalizacin, que cada vez hace crecer ms y ms la distancia entre ella y la vida? Es risible, pero la verdad es que lo que ha ocurrido es que tomamos con toda seriedad una discusin acerca de lo que un filsofo quiso o no quiso decir, incluso si se trata de Nietzsche o Heidegger, pero ya tanto como pensar por cuenta propia, eso ya suena raro. Y en esa misma tonalidad, le exigimos a los alumnos que repitan, no que piensen. Y hasta en tesis profesionales, se juzga sobre todo el aparato crtico, esto es: se valora ms la repeticin y el apoyo que se tiene en otros, que los pensamientos o los argumentos propios Qu nos ha sucedido? Para tratar de responder a esta pregunta voy a comparar cmo surgi la filosofa en Grecia y como surgi la filosofa en la UNAM en Mxico: y vern ustedes que las similitudes son apabullantes. Scrates, como ustedes saben, jams escribi. A mi modo de ver Jaeger y Nicol, (entre otros) tienen toda la razn al considerar que su agrafa, su no- escritura se debi a que consideraba que la filosofa era algo que se haca en el transcurrir de la vida diaria, y no en el encierro de una biblioteca. Y por lo mismo consider que era algo que tena que ver con vivir, no con escribir. Para Scrates la filosofa brotaba ah mismo, en el camino al gimnasio o al mercado, cuando se encontraba con un amigo que le comentaba algo, y ambos se enfrascaban en la pltica. Resulta risible imaginar a un Scrates que se encerrara en una biblioteca y dijera: Que nadie me moleste ahorita, por favor, porque voy a trabajar. Y es que hacer filosofa no era un trabajo ni una profesin, sino un compromiso con la vida. Hacer filosofa era ir diciendo as, por la calle, lo que se piensa, y era un vivir acorde con ello. Por eso me parece, como lo repito siempre en clases, que el punto final de la filosofa de Scrates es su muerte. Su escritura es su vida misma, y su muerte es el punto final ms lgico que pudo haber colocado a ella. Porque Scrates no eligi morir: eligi no sobornar a los jueces, y no vivir sin llevar a cabo la labor que considera una obligacin y un14

placer: filosofar. Y eso, para l, se haca en la calle, en el gimnasio, en el gora, y siempre entre amigos o compaeros: nunca en la soledad ni en la mismidad. Para Scrates el lugar de la filosofa era la calle. Y ahora pensemos: Cmo surgi la filosofa que ahora hacemos nosotros en esta universidad?5 Poco antes de que surgiera la Universidad Nacional, el positivismo se encontraba profundamente arraigado y con base en l se haba trazado el plan general de educacin para toda la Repblica. Sera absurdo no comprender lo mucho que el positivismo aport al desarrollo de Mxico: sirvi para construir un Estado laico, le arranc de las manos el poder al clero. Este fue uno de los ms fundamentales logros del gobierno de Jurez, quien para ello se apoy en el pensador y educador mexicano Gabino Barreda. Fue tarea de Barreda aplicar las Leyes de Reforma, cuya propuesta medular consisti en la separacin de la Iglesia del Estado, abriendo con ello la posibilidad de una educacin laica y cientfica. Pero al pasar el tiempo, el positivismo, enceguecido por su aprecio a la ciencia, comenz a cerrar las puertas al valor de las humanidades y las artes. Fue entonces cuando el pensamiento de Nietzsche ofreci una refrescante perspectiva a un grupo de jvenes que pretendan rebelarse contra esa filosofa oficial del porfiriato.6 Esta rebelda comenz a gestarse antes de la Revolucin de 1910, concretamente arranc a partir de 1906, cuando apareci una revista estudiantil llamada Savia Moderna7. De hecho, al ao siguiente en 1907- los mismos jvenes creadores Savia Moderna constituyeron una sociedad a la que con toda propiedad llamaron La Sociedad de Conferencias, y organizaron una serie de plticas, sin Universidad alguna. Plticas en la calle, a la gente de la calle. Antonio Caso, Jos Vasconcelos, Alfonso Reyes, Pedro Enrquez Urea son algunos de los nombres de aquellos jvenes rebeldes que lograron lo que lograron gracias a que encontraron apoyo en un hombre excepcional que se llamaba Justo Sierra8. Justo Sierra era un positivista de hueso colorado, como diramos hoy. La grandeza de Sierra radic en su capacidad de ver que su propia ideologa filosfica ya noEsta pregunta se aborda con ms detalle en mi texto Nietzsche frente a la poltica educativa y al nacimiento de la Universidad Nacional, publicado por la Universidad Metropolitana. 6 Ptrick Romanell, La formacin de la mentalidad mexicana. 1910 1950. El Colegio de Mxico, Mxico 1954. 7 Al respecto es sumamente orientador el ensayo de lvaro Matute titulado El Ateneo de Mxico, publicado por el Fondo de Cultura Econmica en la coleccin de Internet Fondo 2000. 8 Justo Sierra naci en Campeche, Mxico, el 26 de enero de 1848. Abogado, poeta, periodista, poltico, historiador y ante todo educador, fue Ministro de Instruccin Pblica y Bellas Artes y creador de la Universidad Nacional de Mxico en 1910.5

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poda dar ms, y que era necesario apoyar a estos jovencitos rebeldes que estudiaban filosofas extraas, como la del tal Nietzsche. Justo Sierra, habiendo sido educado en el positivismo, reconoci la nueva propuesta filosfica enarbolada por estos jvenes ateneistas9 nietzscheanos que intentaban levantar un pas desmoralizado. Y pretendan levantarlo atendiendo aquellos aspectos que el positivismo haba olvidado. En el mbito filosfico los jvenes revolucionarios se prepararon para la lucha contra Comte y Spencer por medio de Schopenhauer y Nietzsche. Henrquez Urea dice:Veamos que la filosofa oficial era demasiado sistemtica, demasiado definitiva para no equivocarse. Entonces nos lanzamos a leer a todos los filsofos que el positivismo consideraba como intiles, desde Platn, que fue nuestro mayor maestro, hasta Kant y Schopenhauer. Y tomamos en serio (oh blasfemia!) a Nietzsche.10 En qu consista la blasfemia? En que Nietzsche, en aquellos entonces era

considerado no como un filsofo, sino como un literato que hablaba de la vida, y del sentido de la vida. Y sin embargo Justo Sierra tuvo la entereza y la grandeza de aceptar las necesidades de estudio de estos jvenes revolucionarios del intelecto y sobre todo, Justo Sierra comprendi la necesidad de crear una universidad en donde se pudieran estudiar todos los temas necesarios, positivistas o no. A Justo Sierra le debemos eso: no la creacin de un auditorio, ni siquiera de una facultad de Filosofa, sino la creacin de nuestra Universidad. Pero de todo esto se sigue con claridad que la filosofa en Mxico exista antes del nacimiento de la Universidad, y exista institucionalizada desde el mismsimo gobierno. Cuando Justo Sierra opt por la creacin de la Universidad, se gan para el pas una de las instancias de mayor movilidad social. Pero se cre tambin una nueva forma de institucionalizar el saber un poco ms sana: ya no a travs del gobierno, sino de los mismos universitarios y de la libertad de ctedra. Sin embargo, bien sabemos que Nietzsche, Heidegger y aqu en Mxico Eduardo Nicol mostraron cmo la capacidad individual de9

Es realmente simblico que el mismo Justo Sierra iniciara su discurso del acto inaugural de la Universidad Nacional de Mxico con una reflexin sobre Nietzsche, concretamente sobre la voluntad de poder entendida como voluntad de potencia de la fuerza del derecho. Este discurso lo pronunci el 22 de septiembre de 1910. 10 El Subrayado es mo. La cita original se encuentra en Henrquez Urea, La influencia de la revolucin en la vida intelectual de Mxico Revista de Ciencias Jurdicas y Sociales, la Habana 1925, p. 14. Alfonso Reyes cita estas misma palabras en, Pasado inmediato y otros ensayos, El Colegio de Mxico, Mxico 1941 p. 47

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transformacin, de cambio y movimiento propia del ser humano, peligra cuando el saber se institucionaliza. Por necesidad, evidentemente, en todo Estado el saber se institucionaliza. La institucionalizacin de la filosofa forma parte del complejo proceso mundial que es la institucionalizacin del saber. Pero ya que hablar del peligro de la institucionalizacin del saber, porque a eso est dedicado este escrito, aclarar antes que la institucionalizacin no solo la considero necesaria, sino incluso benfica. El problema no est en la tendencia a institucionalizar el saber, sino en el uso que se hace o no de una institucin. Las instituciones nacen para cobijar a sus gentes, para estructurar el trabajo que beneficia a sus gentes. As, nuestra Universidad garantiza al menos en cierta medida que el trabajo de los profesores beneficie a los alumnos. Por eso aunque existe libertad de ctedra, existen planes de estudios y temarios que obligan a los docentes a cubrir ciertos campos del saber que se consideran necesarios en la formacin filosfica del alumnado. De otra manera el alumnado dependera por completo del antojo del profesor. Y sin embargo, frente a esas virtudes, el peligro de la institucionalizacin de la filosofa es el mismo que el de cualquier tipo de institucionalizacin. En el proceso de institucionalizacin, el individuo es incorporado con una funcin determinada y acotada a ese todo mayor que conforma la institucin. Esto otorga al individuo una funcin bien especfica y, por lo mismo, reduce la necesidad de un cuestionamiento y una orientacin propia, esto es: no es tan necesario pensar y decidir ticamente el rumbo de la propia accin, pues sta se encuentra ya acotada por la misma Institucin, que homogeneza todo. As, el trabajador de una institucin acota sus acciones de acuerdo a las normas de la institucin a la que pertenece, esto es: se porta bien con la institucin, pues toda institucin cultiva y premia las virtudes del acomodamiento y del ajuste uniforme a su organizacin: ninguna institucin premia el anarquismo ni la libre creacin de normas y costumbres. Por eso mientras ms institucionalizado se encuentre un campo del saber, tanto menos se practicar y se requerir el uso individual del autocuestionamiento. Cmo sobrevivir pues a la institucionalizacin de la filosofa, si su mismsima matriz es el autocuestionamiento? Veo dos caminos complementarios el uno del otro. Primeramente, resulta imprescindible la recuperacin del quehacer socrtico: la filosofa debe regresar a la calle. De ah sali, a ella debe volver. De nada sirve al pas que un grupo17

de docentes y alumnos pensemos y escribamos nuestras ideas. Es necesario salir a la calle y comunicar nuestras ideas a la gente por medio de diversas actividades culturales y de ms revistas de difusin cultural. Esto lo obstaculiza la misma institucin gubernamental al valorar por encima de las revistas de difusin, aquellas revistas especializadas que pocos comprenden. Me refiero, por supuesto, a las normas dictadas por Conacyt, mismas que han sido secundadas por esta misma Universidad. Considero que es un error no valorar adecuadamente las labores de difusin de la cultura. En un pas como el nuestro, debera de valorarse por encima de todo, la divulgacin del conocimiento. Todos los individuos deberan tener acceso al saber, y si bien es verdad que en Grecia la divisin entre la mayora (oi polloi) y los filsofos (oi filosofoi) fue radical, esta no fue de cuo socrtico, sino platnico. Scrates platicaba con oi polloi: no se senta un ser especial alejado del resto. Recuperar esa actitud es un primer paso. Pero hay un mbito ms que se requiere recuperar para ello: el de la libertad, sin la cual la filosofa simplemente no puede vivir. Si al hacer filosofa, un profesor, un alumno o un investigador se atiene a estudiar y trabajar nicamente los temas que la institucin premia o promueve, pensar, hablar y escribir palabras muertas. Porque existen las palabras vivas. Son aquellas en las cuales quien escribe se juega en ello la vida y no una idea: la vida misma, porque habla de ella comprometido con ella. Slo as es factible no morir en el intento de sobrevivir a la institucionalizacin de la filosofa. Quien se deja guiar por las evaluaciones ya sea de la misma Universidad o de otras instancias, est perdido. Los puntos de calificacin que en broma los profesores llamamos tortibonos, y en esto tanto de los maestros como de los alumnos, deben ser el resultado del trabajo, y no el condicionante del mismo. En filosofa no se debe trabajar para obtener una buena calificacin ni del maestro ni de Conacyt. Por todo esto, lo que s debemos hacer es luchar porque las instancias como Conacyt o la misma Universidad, le den el valor correcto a las labores de difusin de la cultura: esa sera la manera adecuada para lograr que la Universidad salga de la institucin para permear a toda la gente, que es quien finalmente la sostiene con sus impuestos. En resumen: para que la institucin no mate al pensamiento, se requiere libertad y se requiere difusin de las ideas. Esto difcilmente se logra sin el apoyo necesario tanto para revistas como para actividades de difusin. En Mxico, los jvenes atenestas han dejado18

para nosotros un ejemplo de lo que se puede lograr con vitalidad y con una rebelda bien encauzada. Si algo tienen los jvenes es eso: rebelda. La diferencia pues lo la hace la rebelda, sino el saber canalizarla y aprovecharla adecuadamente. Con toda seriedad les invito a que encuentros como este, sean la simiente de nuevas revistas y nuevas actividades estudiantiles que los profesores podamos apoyar cuando ustedes as lo requieran. Que el saber salga a la calle, y acuda ms all de los muros de nuestra Universidad, es algo que juntos podemos lograr. Les toca a ustedes darnos la vitalidad para ello, y nos toca a los profesores comprometernos con ustedes en esa tarea. La misma institucin ofrece programas de apoyo a los que podemos acudir. Yo los felicito por la organizacin de este evento y les agradezco la oportunidad que me han dado para participar en l. La filosofa tiene que acudir a la calle, al campo, a los lugares en donde nunca ha sido escuchada. Y es nuestra responsabilidad que esto se haga. Espero que sea sta la simiente de muchas otras actividades en las que podamos unir esfuerzos y difundir la filosofa ms all de los lmites de nuestra

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La filosofa en la UNAM: un compromiso social radical

Francisco Jos Ochoa Cabrera MADEMS-Filosofa CCH-AzcapotzalcoPara: Ana Isabel, meine kindi, werm sonst als Dir

[] nada se hace sin estar sostenido por el inters de quienes en ello colaboran. A ese inters le llamamos pasin, cuando reprimiendo todos los dems intereses o fines, la entera individualidad se proyecta sobre un objetivo con todas las fibras de su voluntad y concentra en ese fin todas sus fuerzas y todas sus necesidades. Hegel, G.W.F. (1972). La razn en la historia.

Preguntarse por el papel de la filosofa en la historia de la Universidad Nacional Autnoma de Mxico demanda hacer un recorrido por algunos momentos cruciales en la historia contempornea del pas. Asunto de no poca monta, pues este itinerario exige, a quien lo hace, recobrar la memoria del compromiso que los filsofos universitarios han mantenido siempre con su sociedad. Compromiso que no se reduce a palabras y que no puede evadirse, aunque parezca hoy olvidado, en aras de una filosofa individualista que borra toda causa social o que la simula. Desde esta perspectiva, el propsito de la presente ponencia intenta enfocar la atencin sobre la siguiente tesis: la herencia cultural de los alumnos de filosofa de la UNAM implica un compromiso social ineludible. Por principio de cuentas, conviene mencionar que compromiso no significa gritar fuerte e irreflexivamente para ganar una posicin, como desde la antigedad griega hacen los polticos profesionales, los agitadores o los demagogos. Muy por el contrario, en el habla comn, comprometerse significa asumir una obligacin donde se empea una promesa o se llega a un acuerdo. En filosofa, el trmino se asocia con algunas tendencias existencialistas, pero tambin, en un sentido ms general, implica ligar estrechamente una concepcin filosfica con lo que se hace con esa concepcin, sin ocultarse detrs de ella. En otras palabras, vincular la teora con la praxis, como diran los marxistas. La exposicin se dividir en dos partes. La primera est20

dedicada a exponer algunos momentos de lo que aqu se denomina la herencia cultural de los estudiantes de filosofa; mientras que, la segunda se ocupar en examinar algunas formas que puede asumir este compromiso de cara a los problemas que enfrenta la sociedad actualmente. I. Recuperar la memoria sobre la herencia cultural Desde el origen de la Escuela Nacional Preparatoria que, en su primer plan de estudios de 1868 impulsado por Gabino Barreda con un enfoque positivista, incluy materias como: Historia de la Metafsica, Lgica, Moral e Ideologa, se percibe un intento por contribuir al desarrollo industrial del pas. Aos ms tarde, el Ateneo de la Juventud (1909-1914), encabezado por don Antonio Caso, reaccionara contra esta concepcin positivismo, en favor de una educacin humanista. (Garzn, 1998: 145). En este contexto, resulta significativa la preocupacin por incorporar recursos tecnolgicos innovadores a los programas educativos del nivel medio superior, por ejemplo, hacia 1900 en la Escuela Nacional Preparatoria se instal una sala cinematogrfica con fines didcticos. A pesar de ello no exista an una formulacin para que la aplicacin de estos recursos fuera sistemtica y extendida.11 Quizs la primera sala cinematogrfica de este tipo en el mundo. Se puede objetar que la Escuela Nacional Preparatoria no se incorpor a la Universidad Nacional hasta el 26/05/1910, y que este decreto fue derogado por Victoriano Huerta en 1914, para promover en su lugar un proceso de militarizacin de 1913 a 1914. Sin embargo, remontar a estos hechos muestra que la Facultad de Filosofa y Letras, fundada por el preparatoriano Justo Sierra en 1910, se nutri con una orientacin educativa que, por esa poca agreg la materia Conferencias sobre resoluciones de los problemas filosficos y junto con Lgica y tica, representan la primera vez que la filosofa se incorporaba de manera explcita en un plan de estudios. El nombre de esta materia indica la11

El papel del cine en la educacin es un tema amplio, pero poco estudiado. Probablemente esta sala de cine educativo sea la primera en el mundo. Por otra parte, segn el censo de 1910: cerca del 80% de la poblacin, no saba leer ni escribir. (Bosco, Barrn, 2008: 20). En contraste, la primera pelcula proyectada en Mxico (06/08/1896), se present al presidente Daz en el Castillo de Chapultepec. A partir de este momento la presencia del cine en Mxico va en ascenso. Gabriel Vayre, enviado de Lumiere, abri una sala cinematogrfica en el entre piso de la Droguera Plateros. La primera proyeccin pblica oficial (27/08/1896), fue precedida una funcin para varios grupos de cientficos La respuesta del pblico hizo que las funciones de cine de la Droguera Plateros se convirtieran en una experiencia cotidiana en la capital. (De los Reyes, 1984: 81-84)

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importancia asignada a los estudios de filosofa ante ciertas problemticas que afectan a la humanidad y a las sociedades contemporneas. Posteriormente, entre 1920 y 1921, en la Escuela Nacional Preparatoria se realiz una reforma humanista sin parangn hasta el momento en la historia nacional, por iniciativa de don Ezequiel A. Chvez (1868-1946), director de esa casa de estudios, y aprobada por Jos Vasconcelos (1882-1959), rector de la Universidad Nacional. Ah se perfila, por primera vez, la importante funcin social del bachillerato universitario, pues entre sus fines sealaba: 4. Que los estudios condujeran a los estudiantes a hacerse hombres, en el sentido ms noble de la palabra, o sea desarrollar todas sus aptitudes fsicas, intelectuales y morales. (Castrejn, 1985: 158-159). El plan de estudios, como innovacin, present la divisin por reas entre las cuales se menciona: De las ciencias filosficas y sus aplicaciones a la vida prctica, rea conformada por las materias: Psicologa, Lgica, Moral, Historia de las Doctrinas Filosficas, Nociones de organizacin cvica y de encauzamiento de las vocaciones. (Velzquez, 1992: 53). Estos hechos, sin lugar a dudad, fueron una preparacin de la lucha por la autonoma universitaria lograda en 1929. Por otra parte, en esta etapa es necesario reconocer que la labor de Vasconcelos recuper y ampli la cultura universal para los mexicanos. En efecto, no slo [] se ocuparon los espacios pblicos para los muralistas, sino que se apoyaron las empresas de difusin masiva de libros, y para el caso de la educacin a distancia, en 1922, se formaron los talleres cinematogrficos de la SEP, que dieron inicio a las primeras proyecciones comunitarias de cine educativo. Este fue uno de los primeros registros de los medios de comunicacin masiva en la educacin del pas, con el respaldo del estado. (Bosco, Barrn: 2008: 24-25).12

Desde los inicios del siglo XX, pioneros como S. Toscano y los hermanos Alva (Salvador, Guillermo, Eduardo y Carlos), utilizaron el cine y la fotografa para documentar distintos hechos de la vida nacional. Durante el gobierno obregonista, el documental ya era la modalidad ms importante de la cinematografa mexicana, empleada para registrar actos de la vida pblica y la poltica. Aunque no existe una diferencia inicial entre el documental y el cine de ficcin (como sucede, por ejemplo, en El automvil gris (Mxico, 1919), de E. Rosas, donde se mezclan escenas reales y escenas de ficcin), el documental educativo novedad en la historia del cine mudo nacional, estaba por encima del cine de argumento, incluso en resultados tcnicos. As, la produccin cinematogrfica se dividi: a) en el documental educativo, patrocinado por el Estado; y b) las pelculas de argumento (ficcin), producidas por los particulares. (De los Reyes, 1993: 1)

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A partir de los aos treinta surgen varias transformaciones. Por ejemplo, en 1932 se instituyen, por segunda vez, los bachilleratos especializados, uno de ellos era el bachillerato en Filosofa y Letras. En este bachillerato se incluan asignaturas como Lgica, tica y Doctrinas Filosficas. Aqu cabe sealar que Lgica y tica son asignaturas obligatorias para todos los bachilleratos. Asimismo, se crea en Instituto Poltico Nacional (1935), con un perfil tcnico especializado. Paralelamente a estas reformas, otro momento relevante en la historia de la filosofa, de las humanidades y de la propia Universidad es el debate entre el Dr. Vicente Lombado Toledano y don Antonio Caso. Situada en el contexto de una recomposicin profunda de la cultura y la educacin mexicanas, esta polmica: entre una visin humanista y liberal, salvaguardada por Caso; y una visin marxista de compromiso social e ideolgico de la Universidad y los universitarios con el proyecto de revolucin, defendida por Lombardo Toledano, marc la posicin ideolgica de la Universidad frente a los problemas de aquel momento. De hecho, los temas tocados, por ejemplo: los contenidos de la enseanza, la libertad de ctedra, autonoma universitaria, las contribuciones de la Universidad al proyecto de nacin, entre otros, no slo repercutieron sobre diferentes proyectos socioinstitucionales en todo el pas, sino que dejaron ver la importancia social de la mxima casa de estudios.13 En el mismo sentido de recuperacin de la memoria, no menos importante es destacar que por los pasillos de la Facultad de Filosofa han caminado personas de la talla de Joaqun Xirau, Jos Gaos, Eduardo Nicol y Adolfo Snchez Vzquez, hombres y no slo nombres, con distintos proyectos y formas de entender la filosofa, pero con la misma pasin y el mismo rigor. Hoy parece que ya nadie habla de los alumnos del grupo Hiperion.14 Muy pocos recuerdan a Emilio Uranga (que adems de su Ensayo de una ontologa del mexicano, hizo la letra de la cancin la Negra Noche), a Jorge Portilla y su Fenomenologa del relajo, a Joaqun Snchez McGregor. Hemos olvidamos el pensamiento de Antonio Caso; a Eli de Gortari y su lgica dialctica; a Ral Orayen, con su

Revista en lnea Etcter@, marzo de 2000. No. 370. El Hiperion se ocup principalmente de dos temas: el existencialismo y la filosofa de lo mexicano. La conexin entre ambos temas es la cuestin filosfica acerca de la naturaleza y el sentido de la existencia humana, pero no de una humanidad abstracta, sino de una humanidad concreta, situada, histrica. (Hurtado, 2006).14

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acercamiento entre lgica y ontologa; el neokantismo de Larroyo y la filosofa de lo mexicano de Leopoldo Zea. Tambin nos son desconocidas las investigaciones de Carlos Pereira, de Bolvar Echeverra (recientemente desaparecido), de Graciela Hierro y de Wonfilio Trejo, sobre ciencia, economa, feminismo y tica y de poltica. Hoy se discute mucho y mal a Heidegger, y muy poco a maestros como Luis Villoro; los actuales alumnos de filosofa se enredan en discursos infinitos y sesudos sobre la posmodernidad y el nihilismo, buscando un sentido a la vida, sin aparentemente percibir que su sociedad requiere de su participacin reflexiva, crtica y constructiva, no para maana sino en el ahora. II. De cara al futuro Uno de los compromisos de la filosofa es ayudar a construir un pensamiento autnomo, con todos los beneficios y riesgos que esto entraa, adems del respeto y la tolerancia que incluye un aprendizaje para alumnos y maestros. Cambio de hbitos que obliga a dialogar en lugar de adoctrinar; compartir en vez de utilizar; debatir para no imponer. Por supuesto, este aceptar ideas contrarias y la tolerancia no significa dejadez ni allanamiento, sino un sutil equilibrio para no descuidar el trabajo formativo que ofrece la filosofa en las aulas y fuera de ellas. Justamente, ofrecer a cada persona un amplio panorama cultural, para elegir con conciencia y responsabilidad sus alternativas y posibilidades vitales son lecciones indispensables que si no se aprenden en el saln de clases, se aprendern con gran dureza fuera de l. Por ello, si aprender a filosofar es una actividad que requiere pericia y competencia al interpretar la realidad, esta actividad no puede excluir a los filsofos de su participacin social. En otras palabras, asombrarse e investigar para encontrar nuevas formas de organizacin, as como argumentar y proponer alternativas de solucin no son tareas que desvinculen al filsofo de su poca ni de los problemas de su tiempo. Esta labor, comienza con la enseanza y aprendizaje de la filosofa, pero tambin con la memoria de una tradicin compartida que nunca es un saber ajeno a la vida cotidiana ni intil para los asuntos de la vida prctica. En este contexto, aparentemente el nico rumbo razonable es trabajar colectivamente para articular lo que se aprende con lo que se vive. Este cambio de rumbo24

hara posible desplegar varias funciones presentes en las prcticas filosficas, mismas que van desde los problemas asociados con la enseanza hasta la participacin social, reflexin creativa presente en los trabajos de filsofos como Gabriel Vargas Lozano, Guillermo Hurtado o Mauricio Beuchot, ubicados en tradiciones muy diferentes. De hecho, la loable tarea de redimensionar las funciones que desempea la filosofa emprendidas por algunos grupos y asociaciones involucra un esfuerzo por resignificar las actividades, con el fin de propiciar en los individuos y las comunidades la generacin de un pensamiento crtico, problematizador, reflexivo, argumentativo y des-alienador. En tales condiciones, no parece equivocado pensar que uno de los propsitos de la filosofa debe enfocarse en abrir la discusin para encontrar las coincidencias en las divergencias, respecto al planteamiento y solucin de problemas que aquejan a las sociedades actuales, por ejemplo, los asociados con la violencia, el cuidado y proteccin del medio ambiente, la biotica, la diversidad cultural, los derechos humanos o el deterioro de las relaciones humanas en las sociedades contemporneas, tal como han hecho, entre otros, las filsofas, doctoras Juliana Gonzlez, Lizbeth Sagols, Margarita Valds u Olbeth Hansberg. Desde luego, este propsito supone abrirse al el dilogo con diferentes corrientes e interpretaciones filosficas y no filosficas, con mdicos, bilogos, abogados, ingenieros y muchos otros profesionistas, en un intercambio fructfero y propositivo; como tambin implica reconocer el legado filosfico de nuestros antecesores, de los cuales slo se han mencionado aqu a algunos. Conclusiones A partir de estas reflexiones debemos reconocer que aun cuando la tendencia mundial apunta hacia la eliminacin de la filosofa, como un obstculo para imponer actitudes enfocadas a mediatizar y mercantilizar a los individuos, no es menos cierto que los propios estudiantes y profesores de filosofa hemos abandonado espacios y olvidado nuestras propias tradiciones, lo cual ha repercutido en nuestro compromiso hacia la sociedad. En efecto, muchas veces ocultos en los gabinetes y los libros o en actos pseudopolticos hemos descuidado la imprescindible tarea de construir la educacin del futuro, una enseanza de la filosofa en el albor de un nuevo siglo la cual debe comenzar en el aqu y25

ahora, cuya preparacin slida, rigurosa, comprometida, conduzca a una verdadera formacin humana, porque los problemas sociales no van a esperarnos. Tal como deca don Eduardo NicolNo hay carrera ms difcil que la de filosofa. Aqu vienen ustedes a aprender el oficio de aprender; aprendizaje que no termina nunca. Nunca dejarn de ser estudiantes, si son realmente hombres de oficio. Tiene que haber gozo constante en sentirse condenado de por vida a la filosofa. Los profesionales ya saben que no hay en la vida manera ms fcil de perder el tiempo que en la filosofa, pero qu hermosa manera de ganarlo.15.

Sin embargo, la historia ensea que en los tiempos de crisis la filosofa se convierte en un interlocutor social. Visto as, no slo tenemos un orgulloso pasado, sino un compromiso que exige una participacin a la altura de las circunstancias. En cuanto, a los docentes su compromiso es mayor, pues consiste en organizar y participar en grupos, asociaciones, coloquios, comits mdicos, etc., para atender dos grandes cuestiones programticas: primero, no limitar la labor educativa a los centros escolares, sino ampliar su influencia a la plaza pblica, con objeto de abrir espacios para las generaciones futuras; segundo, abandonar la seguridad de la esplndida soledad, para confrontar los problemas reales, los que a diario experimentan los hombre y mujeres concretos, y que exigen la particin de hombres y mujeres dedicados a la reflexin filosfica para juntos hallar respuestas. Cierro esta participacin sobre la memoria y el compromiso citando a Epicuro, ese gran filsofo helenista, quien deca: Vana es la palabra del filsofo que no remedia ningn sufrimiento del hombre. Porque as como no es til la medicina si no suprime las enfermedades del cuerpo, as tampoco la filosofa si no suprime las enfermedades del alma.

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Bibliografa1. Bosco Hernndez, M. D. & H. Barrn Soto. (2008). La educacin a distancia en Mxico: narrativa de una historia silenciosa. Mxico: UNAM/SUA Filosofa. 2. Castrejn Dez, J. (1985). Estudiantes, bachillerato y sociedad. Mxico: El Colegio de Bachilleres 3. Daz Ruanova, O. (1982). Los existencialistas mexicanos. Mxico: Rafael Jimnez Siles. 4. Epicuro. (2000). Sobre la felicidad. (Carlos Garca Gual, Trad.). Barcelona: Debate 5. Hurtado, G. (2006). El Hiperin. Mxico: UNAM. 6. Garzn Lozano, L. E. (1998). La historia y la piedra. En antiguo Colegio de San Ildefonso. Mxico: ngel Porra 7. La encrucijada universitaria. Entre el humanismo liberal y el materialismo marxista: la polmica de 1933. A. Caso y Vicente Lombardo Toledano. En Revista en lnea Etcter@, marzo 2000. No. 370. Obtenido de: http://www.etcetera.com.mx/2000/370/acvlt370.html. Fecha de consulta 18/09/2010 8. Machado, A. (1981). Juan de Mairena. Madrid: Alianza 9. Nicol, E. (1994), Del Oficio en Boletn de Filosofa y Letras, No. 1, Mxico, UNAM. septiembre-octubre, pp. 28-32. Texto de la conferencia impartida en la Facultad de Filosofa y Letras, por el Doctor Eduardo Nicol, en 1988, como bienvenida a los alumnos de nuevo ingreso de la carrera de Filosofa. 10. Velzquez Albo, M. de L. (1992). Origen y desarrollo del plan de estudios del bachillerato universitario 1867-1990. Mxico: UNAM. (Cuadernos del CESU. No. 26).

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Las humanidades ante la institucionalizacin del espacioRogelio Laguna Colegio de Filosofa Facultad de Filosofa y Letras UNAM

Triunfo o trampa, ilusin o realidad, la institucionalizacin aparece siempre como algo sospechoso para las humanidades. La cuestin no es meramente ingenua, pues frente a la denominacin casi potica de las humanidades como vocaciones libres, stas aparecen, especialmente en los ltimos siglos, insertas en instituciones acadmicas y estatales, que las sistematizan y les confieren dominios limitados, les buscan sus fronteras y las diferencian, para finalmente hacer explicitas las relaciones entre ellas y mostrarlas como un tejido mesurado con relaciones bien establecidas entre sus partes. Pero esto no es nuevo, la institucionalizacin ha surgido frecuentemente en las disciplinas humansticas a lo largo de la historia, en ocasiones aunada con la conformacin del Estado y las labores de ste, otras veces basta para que un circulo de personas se consideren guardianas de cierta disciplina para que se hable ya de cierta institucionalizacin. Como hemos sealado, la formacin de instituciones ha diferenciado a las disciplinas humansticas entre s. Gracias a este proceso stas han adquirido identidad propia y crean para s mismas una tradicin reconocible en la historia y un mtodo. En otras palabras, con la institucionalizacin las humanidades pasaron de ser una prctica inorgnica e informal a erigirse de una organizada y estable, incluso especializada, de manera que sean predecibles, y se pueda tener confianza en ellas para atribuirles una cierta labor que continan a travs del tiempo. Distintas consecuencias se podran mencionar acerca de este proceso de institucionalizacin de las humanidades, especialmente si se pone nfasis en el papel que el Estado o el capital juegan en dichos procesos en nuestros das. Sin embargo, hay un proceso incorporado a la institucionalizacin de las disciplinas que sera conveniente abordar, pues se ha pasado casi por alto, de manera que podamos comprender de forma ms

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profunda dicho fenmeno. El proceso al que nos referimos lo denominaremos institucionalizacin del espacio. Institucionalizacin del espacio Lo primero que debemos sealar es que las disciplinas humansticas no se desarrollan sencillamente en la mente de los pensadores. Siendo ellos mismos seres corpreos, desarrollan su actividad en el espacio. Evidentemente no hablamos del espacio en abstracto, o como categora epistmica, sino del espacio determinado y concreto, por ejemplo, la ciudad, las universidades, una torre o el gora. Ya desde la filosofa de Platn se vea una preocupacin, si no por entender, al menos s por aprovechar la relacin entre el quehacer humanstico, el conocimiento y el espacio. Estaba implcito que no se poda hacer filosofa en cualquier parte, por ejemplo, no puede filosofarse en medio de la selva o en medio del mar, era necesaria la conformacin de un espacio apropiado para el camino del pensamiento. Basta recordar aquella preocupacin del filsofo en su Repblica, que lo lleva a fundar una ciudad bien organizada, con lmites y murallas claras en las que se desarrollen las actividades de la polis, aquella organizacin es requerida por el filsofo para la consecucin de su quehacer. Platn al proponer el modelo de la ciudad busca al mismo tiempo la institucionalizacin, ordenamiento y constitucin normativa del espacio, de forma que este pueda servir como sostn la formacin del Estado y para las tradiciones del saber. Dentro del espacio platnico, recordemos, el filsofo es rey y expulsar a los poetas si es necesario para mantener la organizacin que ha diseado con rigor. Nos es relevante el caso de Repblica, porque nos permite pensar a las humanidades como creadoras y regidoras de espacialidades, regiones concretas, normadas por el pensamiento humanstico en las que stas tienen una incidencia poltica plena, incluso para separar a los hombres o encadenarlos a un trabajo para toda su vida. En la ciudad platnica todo hombre tiene asignado un lugar, un espacio determinado y definido.16 La fundacin de la Academia, y posteriormente la del Liceo, apoyan la intuicin de que el estudio de las humanidades requieren de un espacio especfico, delimitado, organizado, en el que se pueda llevar a cabo el quehacer del pensamiento. Si no pueden16

Eugenio Tras, El artista y la ciudad, Barcelona, Anagrama, 1976, p.57.

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construir una ciudad, las humanidades al menos buscaran conquistar un espacio y hacerlo suyo, aunque esto signifique hacer suyo un prtico o un jardn solamente. La construccin de universidades durante la Edad Media refuerza an ms esta tesis y de que las apropiacin del espacio por las humanidades es necesaria y una prctica habitual en su quehacer. Pero esto tampoco es un descubrimiento nuevo, pues a menos de que dudramos del cuerpo y de la existencia del mundo y sus objetos, tenemos que admitir que el espacio debe conquistarse en cada actividad que realizamos, desde tener una casa hasta viajar. La cuestin no estriba entonces en afirmar la necesidad de apropiarse del espacio, sino en matizar cules son las formas en que dicha apropiacin se realiza. En el Renacimiento, por ejemplo, opuesto a la nocin de una ciudad cerrada en Platn, espacio controlado y clausurado, encontramos un fenmeno que diverge en el comportamiento espacial de los estudios filosficos y naturales. Pues los pensadores no aparecen insertos en espacios bien determinados: no son reyes de ciudades, ni estn protegidos en el seno de una escuela. Pensadores como Pico della Mirandola, Leonardo da Vinci o Marsilio Ficino, se entregan a la meditacin sin murallas, ellos son hombres que habitan en ciudades, espacio institucionalizado por excelencia, pero su pensamiento no se desarrolla en algn espacio especfico, bien pueden dedicarse a la meditacin en un castillo, o en una corte e incluso en los viajes. En el Renacimiento, siguiendo a Eugenio Tras,17 estos hombres carecen de lugar y por eso pueden elegir cualquier sitio, carecen de una identidad fija y por ello se caracterizan primordialmente por su libertad. En dicha poca el pensador no es el regidor de la ciudad ni el que determina la organizacin del espacio. Al contrario, es quien rompe cualquier clase de enclaustramiento, porque l mismo no est encerrado ni amurallado en un espacio determinado. Es el creador de una nueva nocin de ciudad y de un nuevo espacio para las humanidades, porque su cosmos ya no est cerrado por lmites sino que est organizado primordialmente en un principio de movilidad y energa.18 Es el nacimiento de la hermosa ciudad renacentista, construida por los hombres alejados del claustro espacial acadmico. Son las humanidades que recorren las ciudades porque obedecen espacialmente al mundo en su totalidad, para que nada del mundo les sea ajeno.

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bid., p. 78 bid, p.80

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A diferencia de la Repblica platnica, pensada desde las murallas de la Academia, pero inexistente en el plano de la realidad, la ciudad renacentista consuma aquel sueo de los humanistas que Goethe expresaba como vocacin arquitectnica.19 Extender el pensamiento a la ciudad, al espacio, por la angustia de la compulsin a un descenso al propio cuerpo, al propio mundo social [] condicin indispensable para cumplir la vocacin arquitectnica, urbanstica20 de las humanidades. Las cosas, en el mbito espacial, fueron muy distintas en la Modernidad con el nacimiento de regmenes coloniales y el establecimiento frecuente de nuevas fronteras entre pases. Sin embargo, esta carrera por normar y conquistar espacios se sacudira como nunca antes en las llamadas guerras mundiales, sucesos en los que los lugares que tradicionalmente se vean destinados al quehacer humanstico tuvieron que mudarse de forma constante especialmente a causa de las migraciones, la bsqueda de refugio, las enfermedades y principalmente por los bombardeos que demolan casi por completo las ciudades y pueblos, terminando o modificando severamente aquellos espacios que las humanidades haban tomado para s. Hasta aqu esta primera parte de nuestra exposicin donde queremos realzar la relacin insoslayable que existe entre el pensamiento y el ordenamiento del espacio. No se trata nicamente de sealar dicha relacin, sino ms bien de comenzar a preguntarnos si existe algn espacio concreto que sea mejor para el desarrollo de las humanidades. Esta pregunta es particularmente relevante si partimos de la idea de que la eleccin de un topos no es un acto inocente, pues de dicha eleccin se deriva la relacin entre las humanidades y los diferentes espacios de la vida humana. Ciudad Universitaria, ciudad isla Quisiera abordar un ejemplo ms concreto y cercano de lo que sealamos en el prrafo anterior, justamente la relacin entre el espacio y la institucionalizacin de las humanidades. Para ello me guo de las palabras de Bolvar Echeverra acerca de 1968,21

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bid, p.116 bid, p.116 21 Bolvar Echeverra, Sobre el 68, http://www.bolivare.unam.mx/miscelanea/Sobre%20el%2068.pdf

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pues para l el movimiento de 1968 no es solamente un movimiento estudiantil, sino un movimiento que comprende a la poblacin en general de la Ciudad de Mxico.22 En el 68 la ciudad involucrada en aquello que estn haciendo los jvenes; percibe que hay alguna relacin, tal vez no muy clara ni muy precisa, pero de profunda afinidad entre sus propios sueos, deseos e incluso resentimientos y anhelos de venganza, y lo que estn haciendo los jvenes.23 Pues en la ciudad de 1968 las humanidades y las ciencias haban sido arrancadas de la ciudad, una ciudad ya herida por las medidas urbanas del Estado desde los finales de los aos 50. Exista un malestar de la poblacin, que no expresaba pblicamente, pero que senta con certeza que su ciudad se estaba convirtiendo en algo desmesurado. Y ese reclamo los hara seguir a los estudiantes en su lucha. Porque la lucha no era sino el reclamo y la defensa del espacio poltico, pues la universidad haba sido confinada a su campus universitario al sur de la ciudad y haba dejado de estar en el centro de la poblacin. El centro de la Ciudad de Mxico recibe un fuerte agravio cuando se extirpa de l la actividad intelectual.24 La ciudad sabe su decadencia cuando se rompe esa conexin ntima que exista entre los universitarios y su ciudad, cuando la poblacin universitaria es trasladada y concentrada al campus universitario mientras la segunda [la poblacin urbana] queda abandonada culturalmente a la manipulacin televisiva y gubernamental.25 En suma, con la creacin de CU al centro de la Ciudad de Mxico se le extirpa su nervio intelectual y cultural, para congregarlo en lugar aparte que es la Ciudad Universitaria, planeada, s, con belleza y con impresionantes murales, pero que lejos de ser un lugar de pureza para la investigacin se miraba ms bien como una isla, apenas comunicada con la realidad nacional. Ah los estudiantes bajo la seduccin del ambiente universitario poco a poco olvidaran, y era preciso que lo hicieran segn el modelo universitario norteamericano que se buscaba seguir, las problemticas citadinas en su quehacer.

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Cfr. Cecilia Imaz Bayona, El apoyo popular al movimiento estudiantil de 1968, en Revista Mexicana de Sociologa, ao XXXVII, Vol. XXXVII, nm2, abril-junio, 1975. 23 Bolvar Echeverra, op.cit., p.10 24 bid, p.11 25 bid, p.11

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Bolvar Echeverra insiste en que por debajo del orgullo de la construccin de un campus tan fabuloso, los habitantes de la ciudad sienten que hay algn engao ah en la obra misma. Tal vez la inquietud surga justamente porque la idea de campus universitario pertenece a un proyecto civilizatorio ajeno, como hemos sealado, al de la modernidad norteamericana. Segn esta idea, la actividad intelectual necesita aislarse y concentrarse para poder ser verdaderamente productiva, necesita sustraerse de toda conexin con el resto de la vida cotidiana concreta de la ciudad.26 La construccin de dormitorios en las universidades estadounidenses es la culminacin de dicho proyecto, pues de esa manera se logran romper los lazos de los estudiantes con la comunidad e incluso con sus familias. Si bien se les forma en un espacio libre para dedicarse a las tareas de investigacin, en realidad se estn formando individuos alejados de la vida cotidiana y de la crtica social, que han sido desde siempre los mejores motores del pensamiento, para luego entregarse de modo vertical, funcional y acrtico. El movimiento estudiantil del 68 posee el apoyo ciudadano, porque son los estudiantes universitarios los que se niegan a enclaustrar el pensamiento, y con l a las humanidades, en una zona aparte del espacio pblico, en un campo de concentracin de la actividad intelectual. Cuando la gente ve pasar a los jvenes en rebelda y los ve retornar al lugar que les pertenece, al centro poltico de la ciudad, puede reconectarse con ellos y los acepta y los apoya.27 Ah, en una metfora y en gesto concretamente espacial quedaba claro que los estudiantes no podan zafarse de este compromiso: comenzaron a representar a la sociedad mexicana en su conjunto.28 Sabemos, sin embargo, el final trgico de muchos estudiantes, pero tambin el fracaso del fugaz triunfo espacial del rgimen poltico en turno, pues la ciudad creci y pronto Ciudad Universitaria qued en medio de barrios nuevos, convirtindose rpidamente en un corazn cultural y poltico al sur del Distrito Federal.

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bid, p.12 bid, p.12 28 bid, p.15

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El humanista contra las murallas Con esto que hemos agregado a la exposicin, retomemos la pregunta que formulbamos hace unos momentos, a saber, si existe algn espacio que deban ocupar las humanidades para su mejor desarrollo. Para contestar la pregunta debemos tomar en cuenta que a pesar de las intenciones norteamericanas, extendidas a los sistemas educativos mundiales, de que se debe desarrollar una investigacin pura y libre y que sta slo puede lograrse en espacios bien delimitados, las disciplinas humansticas, empero, siempre han respondido a necesidades sociales. No escribe el filsofo para s mismo, ni el fillogo traduce los textos para s, mucho menos lo hace en su labor el historiador o el literato; es para la polis, la ciudad, para quienes todos ellos estn trabajando, y a su vez la ciudad de una o de otra manera, los ha mantenido a lo largo de la historia, la prueba ms contundente es que la mayor cantidad del presupuesto para la investigacin humanstica en nuestros das proviene del erario pblico, poltico. Cul es el lugar para el humanista, para el filsofo? Cul es el mejor espacio para el desarrollo de su quehacer? La respuesta que sugiere todo lo que hemos dicho es que tiene que ser el espacio comn, el gora, las vecindades, el transporte pblico, las universidades insertas en el espacio pblico, reducir la investigacin al espacio privado de un campus, de una torre o de grupo selecto, no slo es poco fructfero, sino egosta, pues no olvidemos que una de las labores fundamentales de la labor humanstica es el enriquecimiento de la cultura y la conservacin de la misma, dicha tarea no puede realizarse si no es a travs de la difusin social, en un espacio concreto y pblico. Las humanidades efectivamente estn y han estado insertas en un espacio institucionalizado, la comunidad, la ciudad, pero deben rehuir al confinamiento, a permanecer alejadas de las problemticas reales y reducidas a la calidad de empleadas para el capital o de otros intereses. Hay que recordar que las humanidades han mostrado una y otra vez que son ms fructferas en espacios vivos que en espacios artificiales. Slo regresando al espacio real, la ciudad, los pueblos, la naturaleza, las humanidades su legitiman frente a los ciudadanos que las mantienen. Encerradas nicamente en salones de clases o en salas de conferencias su saber se aleja su fin primordial, al menos de aqul que ha justificado su existencia en innumerables ocasiones: hacer mejor la vida de todos.34

El Toro de SiciliaEduardo Alonso Ledesma Ibarra Colegio de Filosofa Facultad de Filosofa y Letras UNAM El propsito de este breve ensayo es hacer una reflexin en torno a la siguiente pregunta: Cmo ha sido la relacin de la filosofa con la institucionalizacin acadmica a lo largo de la historia? En este caso, para llevar a cabo dicha reflexin, me remitir a un ejemplo contenido en la propuesta filosfica de Dante Aligheri, ubicada en la baja Edad Media y el principio del Renacimiento, si hacemos caso a las opacas y conflictivas divisiones que ha tendido a hacer la historia, como disciplina acadmica, en relacin con ambos momentos de la llamada Historia Universal. Si he elegido a este periodo de la filosofa, y particularmente a Dante, es porque en dicho autor se muestran las grandes inquietudes de su poca en torno a la filosofa. Quiz uno de los cuestionamientos ms constantes en esta etapa de la llamada historia de la filosofa, sea aqul en torno a la pregunta: Qu es, en qu consiste y cmo se lleva a cabo la filosofa?, adems de la pregunta que conlleva tal cuestionamiento: Qu es un filsofo? En Dante vemos un compromiso moral, potico, teolgico, poltico e intelectual, como quehacer filosfico, en torno a un tema presente en La divina comedia, quiz su obra ms relevante y en la cual centraremos nuestra reflexin, tema que quiz sea el ms importante para la filosofa al ste implicar el sentido de la misma, y a pesar de ello, tema que tambin parece ser el ms olvidado por nuestra disciplina en la actualidad: me refiero al compromiso de la filosofa con la salvacin del alma, lo cual, podramos decir, es (o debera ser) la columna vertebral de todo proyecto autnticamente humanista, como lo fue el proyecto humanista del Renacimiento Italiano en ciernes, que representa Dante como filsofo de evidente caris medieval y escolstico, sin ser un ortodoxo de dicha formacin. Tal proyecto humanista ser la raz crtica que pondr en cuestin la institucionalizacin de la filosofa (Si asumimos a Dante como un antecesor del Renacimiento Italiano) al plantear un cuestionamiento al modo en el cual se entiende y se lleva a cabo en dicha poca el quehacer filosfico.35

He de hacer una confesin profesional: desde mi comprensin de lo que realmente es hacer filosofa, sta debe implicar y tener un compromiso tico que le de un verdadero sentido. Considero que en ello, principalmente, radica la discusin en torno al tema que propongo, como principal motivo para el modesto acercamiento que he hecho al proyecto filosfico de Dante, por lo cual me parece importante hacer hincapi en dicha motivacin, como eje del dilogo y de la exposicin que pretendo hacer. Quiz uno de los grandes problemas que nos ha legado la forma en la cual hemos entendido al Renacimiento, como un periodo histrico en el cual podemos enmarcar al pensamiento filosfico, segn aquella tradicin que podramos nombrar (no sin problemas) la historia de la filosofa, ha sido el considerar al Renacimiento como una poca de total ruptura con la poca medieval. El propio Dante nos da muestra de la profunda erudicin medieval que posee, en especial al exponer en su obra el bagaje escolstico que se observa en su interpretacin de la tica Aristotlica, tamizada sta ltima por dicho pensamiento de sepa medieval: la escolstica, sin mencionar la tremenda influencia de la Teologa tomista en la creacin de las hondas imgenes del infierno, el cielo y el purgatorio en los versos de La Divina Comedia. Este detalle es muy importante para comprender la influencia de tal pensamiento tico en Dante, en la dimensin moral del pensamiento filosfico que expone en dicha obra: La Divina Comedia. En un pasaje de la misma Virgilio le dice a su protegido: () -Por qu tu ingenio, contra su costumbre, delira tanto ahora? O es que tienes elpensamiento en otra parte? No te acuerdas de aquellas palabras de la tica [de Aristteles], que has estudiado, en las que se trata de las tres inclinaciones que el Cielo reprueba: la incontinencia, la malicia y la loca bestialidad, y de qu modo la incontinencia ofende menos a Dios y merece menor censura? Si examinas bien esta sentencia, acordndose de los que sufren su castigo fuera de aqu, conocers por qu estn separados de estos felones y por qu los atormenta la justicia divina, a pesar de mostrarse con ellos menos ofendida [Es la voz de Virgilio, gua de Dante por el infierno y purgatorio, refirindose a los pecadores que han incurrido en la clera de Dios].29

Dante es practicante de una poesa filosfica en el siguiente sentido: nuestro autor en su obra, nos deja intuir el germen renacentista de la evanescente baja Edad Media que dar pie al Renacimiento Italiano, en el hecho de que en Dante hay un profundo inters por las implicaciones ontolgicas del lenguaje. La textualidad representa la forma de un29

Dante Alighieri. La Divina Comedia. Barcelona, 2006.Editorial Juventud. Estudio preliminar de Stefan Zweig. Traduccin: Enrique de Montalbn. Biblioteca Clsicos. Coleccin Z. Cuarta Edicin. P.46-47

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pensamiento. La imitacin y adopcin de una forma de escritura representa el intento por comprender, a travs de la prctica, un pensamiento. Ello conllev a la creacin de Dilogos en el Renacimiento, por tan slo poner un ejemplo con un famoso gnero filosfico, como una forma de comprender el tipo de reflexin que se lleva a cabo a travs de ellos: la reflexin dialogstica, el pensamiento que implica tal labor elnquica, en Dilogos como los de Platn. Por qu Dante llevara a cabo la creacin de un proyecto filosfico, con todas las implicaciones morales; polticas y ticas que conlleva, a travs de la versificacin potica? Al respecto, nuestro autor nos dice lo siguiente en La Divina comedia: -La Filosofa- me contest [Virgilio]- ensea en ms de un punto, al que estudia, que laNaturaleza tiene su origen en la Inteligencia divina y en su arte; y si consultas bien tu Fsica [de Aristteles] encontrars, sin necesidad de ojear muchas pginas, que el arte humano sigue cuanto puede a la Naturaleza, como el discpulo a su maestro; de modo que aqul es casi hijo de Dios. Partiendo, pues, de estos principios, sabrs, si recuerdas bien el Gnesis, que es conveniente sacar de la vida mayor utilidad y multiplicar el gnero humano. El usurero sigue otro camino; desprecia la Naturaleza y el arte y coloca su esperanza en otra parte.30 La crtica al usurero es otro resabio,

ms que escolstico, tomista (recordemos dicha crtica en la Summa Teolgica). Es la crtica al hombre prctico, alejado de la vitalidad que implica la experiencia directa con la Naturaleza: este mundo creado por Dios, el cual es la poiesis de ste ltimo. sta fue una de las razones por las cuales Dante, como muchos otros medievales precursores del renacimiento, tomaron una postura crtica, mas no confrontativa o de ruptura, hacia la valiosa herencia escolstica y aristotlico-tomista que tanto valoraban, frente a la forma en la cual se haca filosofa en su poca y lo que implicaba llegar a ser doctor, condicin a la cual muchos posteriores renacentistas se negaran: en Dante ya se empiezan a sentar las bases de la crtica posterior de los renacentistas que vendrn, a quedarse enclaustrado y alejado de la materia prima de toda verdadera filosofa: la experiencia vital de la poiesis divina que es el mundo. Dante se neg a ser parte del intelectualismo filosfico enclaustrado en una vida contemplativa, entendida de otra forma por el florentino en relacin con los escolsticos, la cual corra el peligro de reducirse a la mera reflexin intelectual y abstracta propia del escolasticismo medieval, inspirado en la lgica aristotlica. Tal atisbo crtico y renacentista en nuestro autor se da, teniendo un gran respeto

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por el bagaje escolstico, tradicin en la cual se haba formado nuestro autor como ya hemos sealado, reflejada dicha herencia en La Divina comedia. Tambin es necesario tomar en cuenta lo anterior, para comprender un proyecto intelectual como el de Dante y la crtica que se comienza gestar desde su propio bagaje intelectual, en el cual se enraza toda una concepcin de la totalidad: la del Medievo. Dicho detalle nos coloca ante el proyecto ulico de Dante, el cual se lleva a cabo a travs de la prctica intelectual que para el florentino es la poesa, la cual conlleva un cultivo de la sensibilidad intelectual del alma. Tal formacin del alma, implica la construccin de un Ethos, con base en la verdad, que pretende la creacin de una comunidad intelectual consagrada a la salvacin de su alma, como principal objetivo. De ah el inters de Dante en cultivar aqul latn vulgar que despus ser el italiano. El fin de ello es crear una comunidad, que encarne la renovacin de la moral y la preservacin de la integridad del alma. Al respecto, nos dice Annunziata Rossi, especialista en Filosofa del Renacimiento: Cuatro son las propiedades que Dante da allenguaje potico, propiedades que rebasan una funcin puramente literaria y esttica: la palabra potica tiene un poder iluminans, iluminador (ulico), en cuanto crea el aula, el espacio unitario de la comunidad; finalmente curial, en cuanto crea el foro el espacio en el que el lenguaje potico establece las reglas de la lengua de un pueblo. Al dar a la poesa una funcin teortica, Dante asume una posicin humanista.31

Dante intentar dar respuesta a los problemas ontolgicos que plantea y pretende resolver en La Divina Comedia, llevando a cabo el intento por comprender la poiesis divina que es la Naturaleza, el mundo, llevando a cabo un quehacer potico que intente emular dicha poiesis. La poesa para Dante, es una prctica cuyo fin es la verdad, como cultivo intuitivo y reconocimiento sensible de la misma. Para hacer evidente la relacin entre filosofa y poesa en La Divina comedia, me remitir al proyecto moral de Dante, a travs de uno de los ejemplos ms intensos que pone en dicha obra: el del toro de Sicilia, tambin conocido en la poca medieval como: el toro de Falaris. Dante nos dice: () Como el torode Sicilia que, lanzando por primer mugido el llanto del que lo haba trabajado con su lima (lo cual fue justo [dice Dante]), bramaba con las voces de los torturados en l de tal suerte que, a pesar de estar construido de bronce, pareca realmente traspasado de dolor, as tambin las palabras lastimeras del espritu contenido en la llama [en una llama del infierno, conteniendo un nima31

Annunziata Rossi. Ensayos sobre el renacimiento italiano. Mxico D.F. 2002. La filosofa del humanismo renacentista Insitituto de Investigaciones Filolgica, UNAM. Primera edicin: marzo p.143

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penante], no encontrando en toda la extensin de ella ninguna abertura por donde salir, se convertan en el lenguaje del fuego [Dante se refiere al crujir de las llamas cuando stas queman algo] ()32 La leyenda del Toro de Sicilia es la siguiente: Perilo, artesano ateniense,

invent un toro de bronce. ste estaba diseado con el fin de que fuera introducido un reo al interior de dicha hueca escultura. El llanto de dicho reo sonaba como los verdaderos bramidos de un toro, al ser el vientre del animal de bronce calentado por una hoguera con el reo dentro por supuesto. Cuando Perilo present a Falarais, tirano gobernador de Agrigento, su invento, tal dirigente decidi que Perilo fuera el primero en probar la efectividad de su propia creacin. Perilo es evocado por Dante, cuando nuestro autor nos habla acerca de un alma encerrada en una aguda llama (condenada dicha alma a penar por siempre), al parecer, con el fin de mostrarnos un ejemplo de lo que quiz Dante entiende como castigo divino, en relacin con el padecimiento del cuerpo, el sufrimiento y la responsabilidad: el cuerpo necesita padecer en el otro mundo todo aqul sufrimiento que llev a cabo en vida, cuando dicho cuerpo era libre al tener voluntad: al tener un alma, aquella que le da movimiento propio a todo ser vivo (anima). El dueo de dicho cuerpo, ya sin alma, se convierte en receptor involuntario de la pasividad de la muerte a travs del dolor, al estar en el infierno, en el cual dicho cuerpo, en tanto que slo cuerpo, est condenado a padecer, al haberse conformado el dueo de tal materia con la inmediatez de la carne y la satisfaccin del deseo de la misma, en lugar de intentar ascender a lo espiritual a travs de su intelecto, en tanto que el cultivo de ste propicia el reconocimiento de la Naturaleza como poiesis divina. Slo se desprenden del padecimiento del cuerpo, nos dice Dante, aquellos que ascienden a lo espiritual, y van ms all de los ms bsico de sus necesidades primitivas, inmediatas y egostas, aquellos que no son meros usureros anclados a la inmediatez de la carne, al dolor de la misma, incapaces de ver ms all de sta, por medio de una sensibilidad intelectual como la que defiende Dante, la poesa de Dios que es la Naturaleza en la experiencia vital. George Santayana, esplndido filsofo, lector e intrprete de Dante con una tremenda sensibilidad potica, nos da luz en relacin con el tema del vnculo entre la redencin del alma, la responsabilidad y el padecimiento del cuerpo en la obra de nuestro autor. Santayana nos dice: Si un poeta pagano hubiera concebido la idea de describir los vicios y lasvirtudes a travs de escenas poticas, habra elegido episodios adecuados a la vida humana y habra32

Dante Alighieri. La Divina Comedia. Barcelona, 2006.Editorial Juventud. Estudio preliminar de Stefan Zweig. Traduccin: Enrique de Montalbn. Biblioteca Clsicos. Coleccin Z. Cuarta Edicin.. 94-95

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pintado los caracteres tpicos que figuran en ellos con su medio ambiente terrenal, pues la moralidad pagana es una planta que brota de la tierra. No ocurre as en Dante. Su poema describe este mundo de una manera simplemente retrospectiva. El primer plano est ocupado por las eternas consecuencias de lo que ha producido el tiempo. Estas consecuencias son nuevos hechos y no meramente, como para el racionalista, los antiguos hechos concebidos en su verdad. Con frecuencia trastornan en su calidad emocional los acontecimientos que representan. Tal inversin es posible por la teora de que la justicia es en cierto modo retributivo, de que la virtud no es una recompensa suficiente ni el vicio un suficiente castigo. Segn dicha teora, esta vida slo contiene una parte de nuestra experiencia, pero determina el resto. La otra vida es una segunda experiencia, pero contiene nuevas aventuras. Se halla enteramente determinada por lo que hemos hecho en nuestro paso por la tierra, de tal suerte que las almas no tienen despus de la muerte ninguna iniciativa. 33Santayana

tambin nos da luz en relacin con la herencia filosfica de Dante, herencia de cepa Socrtico-Platnica y Aristotlica, al concebir Dante una dimensin moral que atraviesa y da sentido al mundo, y, por lo tanto, tambin al proyecto filosfico del florentino, sentido del mundo que intuye Dante y que da pie a un humanismo moralista, en el mejor de los sentidos de la palabra, con el fin de proponer una teora de la verdad de cariz Teolgico, a travs de la poesa, que implique la construccin de un Ethos como cultivo y salvacin del alma, principal preocupacin de Dante en La Divina Comedia, lo cual conlleva la crtica que hace Dante al panorama poltico de su tiempo (principalmente al florentino), determinado por la condicin moral de su poca. Tal sentido tico, tal propsito que ste implica, la salvacin de las almas, es el verdadero fin de un proyecto filosfico como el de Dante, el cual, como hemos visto, propone una teora de la verdad, una teora del lenguaje (reflejada en el cultivo potico de nuestro autor como mtodo filosfico) y, por supuesto, una ontologa que comprende una estrecha relacin entre el alma y el cuerpo; el pensamiento y la materia, de forma inextricable, en constante convivencia en el transcurrir vital de la experiencia del mundo, como Naturaleza, o sea, poiesis divina. Santayana nos dice: En una carta que la tradicin atribuye a Dante y que fue dirigida a su protector, CangranteDella Scala, seor de Verona y Vicenza, se encuentran estas palabras acerca de La Divina Comedia. El tema de la obra entera, tomado meramente en su sentido literal, es el estado de las almas despus de la muerte, considerado simplemente como un hecho. Pero si se entiende la obra en su intencin alegrica, su tema es el hombre en tanto que por sus mritos y culpas en el uso de su libre33

George Santayana. Tres poetas filsofos, Lucrecio, Dante Goethe, Dante. Buenos Aires, 1969. Editorial Losada. Trad. Jos Ferrater Mora. Biblioteca Clsica y Contempornea, Tercera Edicin P.92

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voluntad, est expuesto a recompensas y castigos. Sin embargo, esto no agota los significados que podemos buscar en una obra de Dante. La multiplicidad de estos significados es sealada en la misma carta, poniendo como ejemplo el comienzo del Salmo 114: Cuando Israel sali de Egipto, cuando la casa de Jacob se alej de un pueblo de lengua extraa. Jud se convirti en su santuario e Israel fue su dominio. Aqu nos dice Dante, que si consideramos solamente la letra, se nos habla de la liberacin de los hijos de Israel de la tirana de Egipto en la poca de Moises: si consideramos la alegora, se nos da a entender nuestra redencin a travs de Cristo, si consideramos el sentido moral, que quiere decir el traspaso del alma, de su presente afliccin y desdicha, a una estado de gracia, si consideramos el sentido analgico (esto es, la relacin contenida acerca de nuestro superior destino), significa el paso del alma santificada desde la servidumbre de la corrupcin terrenal a la libertad de la gloria eterna.34

Santayana nos da luz en relacin con la multivocidad

alegrica y metafrica de la poesa para Dante, como un crisol de tensin y ambigedad, propias de la poesa, que nos brinda una percepcin vital, amplia y diversa, de aquella verdad que siempre es una en la diversidad, la cual se muestra en la poesa segn Dante y segn la lectura de Santayana, a travs de la palabra. Verdad e imagen la de la poesa, muy similar a la de la vastedad de la creacin divina que es la Naturaleza: este mundo hecho por Dios reflejado en la plenitud que implica su complejidad, a travs del espejo de la palabra potica. Poesa cuya prctica implica un acercamiento a la moral, y un cultivo del alma que conlleva el buen movimiento de la misma; el movimiento de una moral tendiente al bien y, por lo tanto a lo divino, al ser reconocido en la potica de Dios que est en la Naturaleza. Esa tica como parte de un proyecto comprometido con la verdad que implica la intuicin anmica-epistmica-divina de lo verdadero, a travs de la sensibilidad privilegiada de la poesa, como movimiento del alma, que intuye y reconoce a la verdad por medio de su prctica intelectual y, por lo tanto, filosfica. El florentino hace patente su notable herencia griega, no slo al recordarnos en su humanismo el sentido tico de la filosofa, al apostar por un proyecto que promueva la salvacin de las almas, sino tambin al reconfigurara el mito (Mythos) como lo hicieron los primeros filsofos griegos. Acerca de ello, Santayana nos dice lo siguiente, al hablar del proyecto filosfico de Dante como proyecto moral: La Ciencia y la Filosofa de Dante no tenan necesidad de ser puestas en verso para convertirse en poesa; eran fundamental y esencialmente poesa. Cuando Platn y Aristteles, siguiendo el grave precepto de Scrates, decretaron que la observacin de la naturaleza deba cesar y ser sustituida por una interpretacin moral de la misma, lanzaron al mundo una nueva mitologa destinada a ocupar el lugar de la homrica, la cual estaba perdiendo ya su autoridad. El poder que haban perdido los poetas de34

George Santayana. Tres poetas filsofos, Lucrecio, Dante Goethe, Dante. Buenos Aires, 1969. Editorial Losada. Trad. Jos Ferrater Mora. Biblioteca Clsica y Contempornea, Tercera Edicin P.86

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producir ilusin, lo posean en alto grado estos filsofos, y nadie ha estado ms hechizado por ellos que Dante. Dante fue con respecto, al platonismo y al cristianismo, lo que Homero haba sido con respecto al paganismo. 35 A travs de la poesa, Dante reconfigur a la filosofa, mostrando

que sta, de alguna forma, no haba dejado de ser Mythos. La filosofa, de algn modo, quiz, jams ha dejado de ser poesa, al implicar al igual que sta ltima, una profunda intuicin que hermana a sendas disciplinas: ambas, poesa y filosofa, son