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Nº4 NEFROPATÍAS TUBULARES CURSO 2005 - 2006 Comité de Formación Continuada Asociación Española de Biopatología Médica

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Nº4

NEFROPATÍAS TUBULARES

CURSO 2005 - 2006

Comité de Formación ContinuadaAsociación Española de Biopatología Médica

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Copyright 2001

La A.E.B.M. se reserva todos los derechos . Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida,

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grabaciones o cualquier sistema de recuperación de almacenaje de información sin la autorización

por escrito de la A.E.B.M.

I.S.B.N. 84 - 689 - 0024 - 9

Depósito Legal: M-44.071 / 2002

Título: Taller de Residentes

Editor: Asociación Española de Biopatología Médica

Fecha de Distribución: Marzo 2006

Distribuye: AEBM

Imprime: GAYCE, S.A. (C/ Comandante Zorita, 49 - 28020 MADRID)

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NEFROPATÍAS TUBULARES

Sonsoles García-Valdecasas, Maria Jesús Ruiz Alvarez, Carmen Coca

Hospital Universitario Príncipe de Asturias. Alcalá de Henares

Las enfermedades del túbulo renal o tubulopatías se definen como alteraciones

clínicas en las que existe una disfunción tubular específica con afectación

escasa o nula de la función glomerular. Esta afirmación es válida únicamente

en estadios precoces, ya que en el curso evolutivo de una tubulopatía puede

también producirse una patología glomerular secundaria.

Las disfunciones tubulares pueden ser simples o complejas según se afecte el

transporte tubular de una o varias sustancias, respectivamente.

A menudo, estas alteraciones se acompañan de defectos de la función tubular

intersticial y las disfunciones más problemáticas suelen ser los defectos de la

capacidad de acidificación y concentración de la orina. A menudo aparece una

acidosis hiperclorémica en una fase relativamente precoz de la evolución. La

orina de estos pacientes suele ser de máxima acidez (pH de 5.3 o menos).

Para determinar, por lo tanto, si un sujeto padece alguna alteración tubular, son

útiles las siguientes medidas del laboratorio:

1. Es fundamental realizar un urianálisis, tanto del sedimento urinario como

de la composición química de la misma, para determinar la

concentración de los solutos en la orina. También es útil el análisis de la

orina de 24 horas, para establecer fundamentalmente el aclaramiento de

creatinina, entre otras medidas.

2. Es útil también realizar una analítica en sangre, puesto que estas

alteraciones tubulares con frecuencia modifican las concentraciones de

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los parámetros bioquímicos (cloro, potasio, sodio, glucosa, ácido úrico,

urea, creatinina…).

3. Determinar el pH de la orina y el pH sanguíneo. El pH de la orina varía

de 4,8 a 8, con valores ordinarios que oscilan entre 5,6 y 6,6.

En la acidosis tubular renal desaparece la capacidad para acidificar la

orina a un pH 5,4 o menor, bajo el estímulo de la ingestión de cloruro

amónico o de una acidosis metabólica espontánea. Aunque el paciente

con una acidosis tubular renal tiene tendencia a desarrollar una acidosis

sistémica, las concentraciones del pH y bicarbonato plasmáticos están

habitualmente dentro de los límites normales en los casos no

azoémicos.

4. Otra prueba muy útil es la capacidad de concentración de la orina. Las

técnicas más comúnmente empleadas para ello son las que determinan

la densidad y la osmolalidad de la orina.

El proceso de concentración de los solutos es muy sensible a algunos

factores como, por ejemplo, cambios hemodinámicos posturales,

variación en la carga de solutos, composición iónica, osmolaridad de los

líquidos corporales y varias hormonas (en especial la ADH). La

concentración de los solutos de la orina puede variar, en circunstancias

fisiológicas, desde menos de 100 hasta más de 1000 mOsm por Kg de

agua de la orina.

La incapacidad para concentrar la orina puede indicar una disfunción

tubular. El empleo de una restricción estricta de líquidos es el método

más empleado para provocar un estímulo de la capacidad de

concentración de los túbulos en circunstancias controladas.

5. Como la concentración, la dilución de los solutos urinarios totales es una

función de la nefrona y puede emplearse como prueba de la función

renal. Un individuo normal deberá ser capaz de diluir su orina hasta una

densidad de 1,003 durante un período de 3 horas tras la ingesta de un

litro de agua (Relman y Lewinsky).

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Las pruebas de dilución son unos exámenes de la función renal de

mucha menos exactitud que los de concentración. Su significado, en

relación con la función tubular renal, depende probablemente también de

factores distintos a los relacionados con la capacidad de concentración.

Las pruebas de dilución que emplean rápida hidratación deberán

evitarse en pacientes urémicos.

6. También es útil la determinación de ciertas hormonas, como la ADH o

vasopresina (implicada directamente en la concentración de la orina) y la

renina (ya que una actividad muy elevada de ésta sugiere una lesión

renal).

La finalidad de las pruebas de la función renal es la detección de la afectación

de la función renal en su curso, tan precozmente como sea posible, y la

medición cuantitativa del trastorno de la función, a medida que transcurre el

tiempo.

Aunque las pruebas de función renal puedan detectar una nefropatía bastante

antes que se establezcan los síntomas y demostrar los incrementos de esta

afectación antes que se eleven los productos nitrogenados del plasma, tienen

escaso valor diagnóstico para determinar la etiología de la nefropatía.

El diagnóstico etiológico se basa fundamentalmente en la historia clínica del

paciente, sintomatología, pruebas de imagen, biopsia y análisis urinarios y

plasmáticos antes mencionados.

Las nefropatías tubulares pueden representar una anormalidad primaria, casi

siempre hereditaria, del transporte tubular o ser la consecuencia de un

trastorno secundario.

Las principales causas de enfermedad tubulointersticial son:

• Toxinas: nefropatías por analgésicos, por plomo, por ácido úrico...

• Neoplasias: mieloma múltiple, leucemias, linfomas.

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• Enfermedades inmunitarias: como en el síndrome de Sjögren, amiloidosis, glomerulonefritis...

• Trastornos vasculares: nefroesclerosis arteriolar, necrosis tubular aguda,

nefropatía de células falciformes...

• Lesiones infecciosas: pielonefritis.

• Otros trastornos: radiaciones, obstrucción crónica de las vías urinarias....

• Enfermedades hereditarias: nefritis hereditaria, riñón esponjoso medular, enfermedad renal poliquística...

En la siguiente tabla se representan algunas de las principales tubulopatías

hereditarias:

TABLA 1. TUBULOPATIAS HEREDITARIAS (I)

ENFERMEDAD TIPO DE HERENCIA

LOCALIZACIÓN DEL GEN

Esclerosis tuberosa AD Cromosoma 9 y 16

Enfermedad de Von Hippel-lindau AD 3p

Riñón esponjoso medular AD

Enfermedad poliquística AD 4p

Cistinuria tipo I AR 2p16.3-21 Cistinuria no tipo I (tipos II y III) AR 19q13.1 Síndrome de Bickel-Fanconi AR 3q26 Síndrome de Dent XR Xp11.22 Síndrome óculo-cerebro-renal de Lowe AR Xq26 Cistinosis AR 17p13 Síndrome de Fanconi asociado a alteraciones mitocondriales hereditarias MIT DNA mitocondrial

Enfermedad de Hartnup AR Poligénico Raquitismo hipofosfatémico familiar XD Xq22.1 Raquitismo vitamino D-dependiente tipo I AR 12q13.3

Acidosis tubular renal distal AD 17q21-22 Acidosis tubular renal distal con sordera nerviosa AR 2p13

Osteopetrosis asociada a acidosis tubular renal AR 8q22

AD: autosómica dominante XR: recesiva ligada al sexo AR: autosómica recesiva XD: dominante ligada al sexo

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1) ACIDOSIS TUBULAR RENAL (ATR)

Existen cuatro categorías de acidosis tubular renal: - ATR proximal o tipo 2. - ATR distal o tipo 1. - ATR hiperkaliémica o tipo 4. - ATR mixta o tipo 3. - ACIDOSIS TUBULAR DISTAL (Tipo I)

La acidosis tubular renal distal (ATR tipo I) es un trastorno provocado por un

defecto en la secreción de iones de hidrógeno con incapacidad de reducir el pH

urinario por debajo de 6, a pesar de una acidosis metabólica plasmática. El

ineficiente recambio distal de protones por sodio aumenta la excreción de este

último, lo cual libera aldosterona, con hipopotasemia secundaria.

Se observa hipocitraturia, aumento de la resorción ósea y disminución de la

reabsorción tubular de calcio, con la consiguiente hipercalciuria. La suma de

todos estos factores produce urolitiasis en el 70% de los pacientes, sobre todo

de fosfato cálcico.

La ATR Tipo I es de carácter primario. Se presenta en 1 de cada 10.000

personas y la causa exacta del defecto varía e incluye condiciones hereditarias

y adquiridas. La forma aislada es frecuentemente esporádica, aunque en

algunos casos parece responder a una herencia autosómica dominante. Esta

forma dominante depende de mutaciones del gen SLC4A1.

La clínica se caracteriza por: retraso de crecimiento, signos de raquitismo y

nefrocalcinosis.

Los riñones absorben cloruro en cantidades anormalmente grandes, y el

cloruro sérico aumenta para preservar la electroneutralidad del líquido

extracelular. La producción de vitamina D disminuye, por lo que disminuye el

calcio sérico lo que, unido a la resorción ósea, produce osteomalacia.

Es decir, se evidencia acidosis metabólica, pH urinario mayor de 5,5,

hipercloremia, hipercalciuria, hipocitraturia, litiasis renal y alteraciones óseas.

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Al tener la ATR distal un carácter permanente, el defecto de acidificación no se

modifica a lo largo de la vida; sin embargo, el pronóstico es excelente si el

diagnóstico y el tratamiento son precoces y se previene así la aparición de un

grado importante de nefrocalcinosis. Cuando el tratamiento es tardío no podrá

evitarse la progresión de la insuficiencia renal.

El tratamiento consiste en aporte elevado de bicarbonato sódico, potasio y

calcitriol.

– ACIDOSIS TUBULAR RENAL PROXIMAL (Tipo II)

La acidosis tubular renal proximal (ATR tipo II) es un trastorno provocado por

un defecto parcial en la secreción de iones de hidrógeno en el túbulo proximal,

lo cual ocasiona una reducción en la reabsorción de bicarbonato del túbulo al

torrente sanguíneo. La acidosis tubular renal es una de las causas de acidosis

metabólica.

La ATR tipo II es una forma poco común, pero bien conocida, de acidosis renal

tubular y es menos común comparada con la clásica ATR (Tipo I). Se presenta

con mayor frecuencia durante la infancia y puede desaparecer

espontáneamente. La causa precisa de la anomalía varía y puede implicar

condiciones heredadas o adquiridas.

La ATR tipo II provoca la pérdida del bicarbonato y también está asociada con

la pérdida de glucosa y aminoácidos en la orina. La orina también presenta una

pérdida excesiva de fosfato y calcio, como así también una pérdida notable de

potasio. El cuerpo puede además perder líquido ya que la excreción de estas

moléculas va acompañada de agua.

La condición de acidez del cuerpo hace que el calcio de los huesos se disuelva.

Este calcio se acumula en el torrente sanguíneo y el exceso de calcio sérico es

excretado por los riñones, ocasionando así una pérdida del calcio total del

cuerpo. Por consecuencia, se produce osteomalacia o raquitismo, retardo en el

crecimiento de los niños, deformaciones del esqueleto y debilidad muscular.

Pero no se suele observar nefrocalcinosis debido a que existe hipercitraturia.

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El tratamiento consiste en la administración de grandes cantidades de

bicarbonato y potasio.

- ACIDOSIS TUBULAR MIXTA (Tipo III): Es un híbrido de la ATR tipo I y

II, aunque también se le ha considerado una variante de la ATR distal.

- ACIDOSIS TUBULAR HIPERCALIÉMICA (Tipo IV): Se observa en

pacientes con nefropatía diabética o en enfermedades renales intersticiales. El

daño del parénquima disminuye la filtración glomerular, originando

hiperpotasemia y acidosis hiperclorémica. La disminución en la excreción de

calcio y ácido úrico impide la formación de cálculos.

2) ENFERMEDAD POLIQUÍSTICA

Conlleva a una anomalía renal que se caracteriza por un aumento del tamaño

de los riñones y, como consecuencia, la superficie se llena de numerosos

quistes llenos de líquido. Son frecuentes los pólipos hiperplásicos y los

adenomas renales. El resto del parénquima presenta cierto grado de atrofia

tubular, fibrosis intersticial y nefrosclerosis. En un 70% de los pacientes suelen

aparecer también quistes hepáticos.

En el laboratorio se suele observar un pH urinario bajo, un citrato urinario

reducido y, con frecuencia, cristales de oxalato cálcico y ácido úrico. También

es frecuente la presencia de infecciones y la hipertensión arterial.

Esta enfermedad suele conducir a insuficiencia renal crónica, que suele

progresar de forma lenta.

El tratamiento consiste en tratar las infecciones y la hipertensión, así como

retrasar la progresión de la enfermedad renal.

3) CISTINURIA

Representa un trastorno hereditario del transporte tubular renal e intestinal de

cistina, lisina, arginina y ornitina.

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Es una enfermedad relativamente común, con una incidencia de 1/20.000

nacimientos. Se hereda con carácter autosómico recesivo, pero a nivel de

genética molecular se distinguen al menos tres subtipos ( I,II y III), en base a

que los homocigotos presentan diferencias en el transporte intestinal de

aminoácidos y a que los heterocigotos presentan intensidades variables en la

excreción de cistina y aminoácidos dibásicos.

4) SÍNDROME DE FANCONI

El síndrome de DeToni-Debré-Fanconi, o simplemente síndrome de Fanconi,

designa un grupo de enfermos que presentan en común una disfunción múltiple

del túbulo proximal, caracterizada por un trastorno de la reabsorción de

glucosa, aminoácidos, fosfato y con frecuencia también de bicarbonato.

Hoy día el término de síndrome de Fanconi se utiliza indiscriminadamente para

designar cualquier disfunción tubular proximal compleja, sea completa o

parcial, e independientemente de la etiología responsable.

Puede aparecer con carácter idiopático, ser secundario a enfermedades

genéticas y adquiridas o estar causado por medicamentos y tóxicos.

Los enfermos muestran multitud de anomalías de laboratorio, entre otras,

acidosis tubular proximal, glucosuria con glucosa sérica normal, hipofosfatemia,

hipouricemia, hipopotasemia, aminoaciduria generalizada y proteinuria de bajo

peso molecular. El raquitismo y la osteomalacia también son frecuentes por la

hipofosfatemia. La producción de calcitriol también se altera. La acidosis

metabólica contribuye a la enfermedad ósea.

5) CISTINOSIS

Es un error congénito del metabolismo, heredado de modo autosómico

recesivo, que se caracteriza bioquímicamente por una elevación del contenido

intracelular de cistina libre, que se acumula específicamente en el interior de

los lisosomas. El resultado es la precipitación de cistina en forma de cristales

en todos los tejidos del organismo, con la posible excepción de músculo

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involuntario y cardiaco. La acumulación de cistina acaba provocando la muerte

celular a través de la inhibición de numerosos sistemas enzimáticos.

En la forma infantil o nefropática, el síndrome de Fanconi constituye la

manifestación inicial y se sigue de alteraciones oculares, tiroideas, hepáticas,

pancreáticas, cerebrales, musculares, etc. El defecto básico parece residir en la

membrana de los lisosomas impidiendo la salida de la cistina acumulada en su

interior pero ningún gen candidato preciso ha sido aún enunciado.

6) RAQUITISMO HIPOFOSFATÉMICO FAMILIAR

Esta entidad, también llamada raquitismo vitamina-D resistente hipofosfatémico

o hipofosfatemia familiar ligada al sexo, se caracteriza por retraso del

crecimiento y lesiones radiológicas de raquitismo con deformidades de las

extremidades inferiores.

La calcemia es normal pero existe siempre hipofosfatemia y elevación en

sangre de la fosfatasa alcalina.

La enfermedad se transmite a través de una herencia dominante ligada al sexo,

aunque pueden existir también formas aparentemente esporádicas.

7) RAQUITISMO VITAMINO D-DEPENDIENTE TIPO 1

Estudios moleculares recientes en Japón, USA y Canadá han demostrado la

hipótesis largamente sustentada de que esta entidad dependía de un defecto

funcional de la vitamina D 1a-hidroxilasa. Este es un enzima que forma parte

del conjunto de enzimas mitocondriales P450 y está selectivamente presente

en el túbulo contorneado proximal renal.

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TABLA 2. GENETICA MOLECULAR Y TUBULOPATIAS HEREDITARIAS(II)

ENFERMEDAD TIPO DE HERENCIA

LOCALIZACIÓN DEL GEN

Pseudohipoaldosteronismo tipo I (forma múltiple) AD

16p12

12p13 Pseudohipoaldosteronismo tipo I (forma renal) AD 4q31.1

Síndrome de Liddle AD 16p12 Deficiencia de 11b-hidroxisteroide deshidrogenasa AR 16q22

Síndrome de Bartter neonatal (tipo I) AR 15q15-21 Síndrome de Bartter neonatal (tipo II) AR 11q24-25 Síndrome de Bartter neonatal con sordera nerviosa AR 1p31

Síndrome de Bartter típico (tipo III) AR 1p36 Síndrome de Gitelman AR 16q13

Diabetes insípida nefrogénica hereditaria XR Xq28

Diabetes insípida nefrogénica hereditaria AR y AD 12q13

8) PSEUDOHIPOALDOSTERONISMO TIPO 1

Constituye una entidad poco frecuente, de aparición neonatal, y caracterizada

por deshidratación, retraso de crecimiento, pérdida salina renal, hiponatremia,

hiperkaliemia y acidosis metabólica. Existe una forma clínica más frecuente, de

herencia autosómica dominante, en la que la aparente resistencia a la

aldosterona está limitada al riñón. Muchos casos son esporádicos, pero el

estudio familiar revela niveles elevados de aldosterona en uno de los padres,

aparentemente asintomáticos. Estudios recientes de biología molecular han

demostrado que esta forma dominante está causada por mutaciones en el gen,

localizado en 4q31, que codifica la síntesis del receptor de los

mineralocorticoides.

En una segunda forma clínica, más infrecuente y de mayor gravedad, heredada

con carácter autosómico recesivo, existe una aparente resistencia periférica a

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la acción de los mineralocorticoides en riñón, colon, glándulas sudoríparas y

glándulas salivares.

9) SÍNDROME DE LIDDLE

El síndrome de Liddle es un pseudohiperaldosteronismo, transmitido con

carácter autosómico dominante, y asocia hipertensión arterial con hipokaliemia,

alcalosis metabólica y supresión de las secreciones de renina y de aldosterona.

El cuadro clínico mejora tras la administración de un antagonista del canal

epitelial de sodio como es el triamtereno, pero no tras la administración de

espironolactona, un antagonista del receptor de la aldosterona.

Todos los signos clínicos y bioquímicos son la consecuencia de una

reabsorción tubular renal excesiva e inapropiada de ClNa. El resultado es

expansión del volumen del espacio extracelular, hipertensión arterial, inhibición

del eje renina-angiotensina-aldosterona, hipokaliemia y alcalosis metabólica.

10) SÍNDROME DE BARTTER

El síndrome de Bartter define una enfermedad hereditaria, autosómica

recesiva, caracterizada por un trastorno en la reabsorción de cloruro a nivel de

la rama ascendente del asa de Henle y cursa con hiperplasia e hipertrofia del

aparato yuxtaglomerular.

Se observa alcalosis metabólica, hipokaliemia, hiperaldosteronismo con tensión

arterial normal, hiperreninemia, aumento de prostaglandina.

Puede presentarse hipercalciuria por un aumento de 1,25 dihidroxi-vitamina D,

al parecer ocasionada por la estimulación de la PG E2 sobre la alfa-1-

hidroxilasa, con la consiguiente hipercalcemia e hipercalciuria. La hipercalciuria

disminuye la acción de la ADH en el túbulo colector produciendo poliuria.

La disminución en la reabsorción de ClNa diminuye el gradiente elétrico en el

lumen y la disminución en la reabsorción de calcio y magnesio produce

hipercalciuria e hipomagnesemia.

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Los canales afectados son:

1. Cotransportador Na-K-2Cl (NKCC2): BARTTER TIPO I

Localizado en la rama ascendente del asa de Henle y responsable de la

reabsorción de cloruro y sodio.

2. BARTTER TIPO II: afectado el canal de potasio ATP ROMK, el cual

controla la concentración de potasio para el adecuado funcionamiento

del canal NKCC2, que se localiza en el cromosoma 11q 24-25.

3. BARTTER TIPO III: una mutación en el canal de cloro ClC-Ka y ClC-Kb,

localizado en el cromosoma 1p31 asocia el síndrome de Bartter con

sordera neurosensorial por un defecto en la proteína de membrana

barttin, la cual actúa como una beta subunidad necesaria para la función

adecuada del canal de ClC-Ka y ClC-Kb que está, tanto en el túbulo

renal como en el epitelio secretor de potasio del oido interno, lo que

explica la clínica de los pacientes. El hecho de que en un número de

pacientes no se hayan encontrado anormalidades en el gen ClCNKb

indica que otros genes pueden estar implicados. Esta forma de Bartter

se considera muy grave y de aparición neonatal.

4. Por último, el canal NCCT transportador de Na-Cl a nivel del túbulo distal

se ha descrito asociado al Gitelman, cuyo gen se localiza en el

cromosoma 16q13. A este transpotador también se le conoce como

cotransportador sensible a tiazida. Es importante diferenciar el síndrome

de Bartter observado, por lo general, en el recién nacido o niño pequeño,

del síndrome de Gitelman, observado fundamentalmente en niños

mayores y adultos, y caracterizado clínicamente por episodios repetidos

de tetania y, bioquímicamente, por la presencia de hipokaliemia,

alcalosis metabólica, hipomagnesemia e hipocalciuria.

La mayoría de los casos del síndrome de Bartter se observan en la infancia. Se

produce debilidad y calambres debido a la hipopotasemia. También se observa

poliuria y nicturia, dada la diabetes insípida nefrogénica que se produce.

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El diagnóstico diferencial comprende los vómitos, el abuso de diuréticos y la

deficiencia de magnesio. En estos tres casos se producen síntomas muy

parecidos al Bartter, por lo tanto conviene analizar la orina, en busca de

diuréticos y estudiar la posible deficiencia de magnesio y los vómitos crónicos,

que se diagnostican por la reducida concentración urinaria de cloruro.

11) DIABETES INSÍPIDA NEFROGÉNICA HEREDITARIA

Esta entidad, transmitida en la mayoría de las familias por herencia recesiva

ligada al sexo, se caracteriza por una incapacidad de concentrar la orina, a

pesar de la existencia de niveles circulantes elevados de hormona antidiurética

(o vasopresina) o de la administración de dosis elevadas de esta hormona.

La variante más común de la enfermedad está ligada al cromosoma X y la

mayoría de los enfermos son varones. En la forma autosómica recesiva, ambos

sexos sufren el trastorno por igual.

Para establecer un diagnóstico es útil la presencia de poliuria persistente,

deshidratación y orina hipotónica, en presencia de hipernatremia. Los niveles

de vasopresina se elevan pero no se produce la respuesta renal. La

hipernatremia puede conducir a convulsiones o retraso mental.

OTRAS NEFROPATÍAS TUBULARES MENOS FRECUENTES:

12) SÍNDROME DE BICKEL-FANCONI

Representa un error congénito del metabolismo que incluye la asociación de

una glucogenosis hepatorrenal, con hipergalactosemia, hipoglucemia de ayuno

e hiperglucemia postprandial, y una nefropatía tipo Fanconi, con glucosuria de

intensidad desproporcionada.

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13) ENFERMEDAD DE HARTNUP

Esta enfermedad se caracteriza por una disminución en la abosorción intestinal

y reabsorción renal de los aminoácidos neutros y, por lo tanto, aparecen

elevados en orina. El defecto radica en un transportador de aminoácidos

situado en el borde del yeyuno y del túbulo proximal.

La mayoría de los sujetos no presenta ningún síntoma y entre un 10-20%

manifiesta síntomas clínicos parecidos a la pelagra. Algunos enfermos tienen

talla corta.

Los síntomas se atribuyen a la deficiencia del aminoácido esencial triptófano y

a la síntesis inadecuada de nicotínamida.

14) SÍNDROME DE DENT

Presente únicamente en varones, asocia durante la infancia nefrolitiasis y una

tubulopatía proximal compleja tipo Fanconi con proteinuria e hipercalciuria,

mientras que durante la edad adulta se manifiesta mediante litiasis e

insuficiencia renal crónica.

15) SÍNDROME DE LOWE

Asocia una tubulopatía proximal compleja con un retraso mental grave y

anomalías congénitas oculares y neurológicas. Se hereda con un carácter

recesivo ligado al sexo, por lo que se manifiesta clínicamente en varones.

16) ESCLEROSIS TUBEROSA

Se trata de un trastorno multisistémico en el que aparecen lesiones en la piel y

tumores benignos en el sistema nervioso central. Se acompaña de lesión renal

con aparición frecuente de quistes renales.

17) ENFERMEDAD DE VON HIPPEL-LINDAU

Esta enfermedad se caracteriza por hemangioblastomas en la retina y en el

sistema nerviso central. La mayoría de los enfermos presentan quistes renales,

casi siempre bilaterales.

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18) RIÑÓN ESPONJOSO MEDULAR

Se produce una dilatación quística de los tubos colectores medulares. También

se observa con frecuencia la presencia de cálculos, infecciones, hematuria

recurrente e hipercalciuria. No suele haber proteinuria.

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