cueva adán 13

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Prácticamente hay unanimidad entre los estudiosos, histo- riadores y arqueólogos, en lo que se refiere a la localización del Gólgota o Calvario, que se halla dentro de lo que hoy es la basílica del Santo Sepulcro. El llamado Calvario de Gordon, al norte de la Puerta de Damasco, que con intención mística fue allí localizado por el famoso militar británico, y actualmente es visitado por grupos evangélicos, resulta un lugar evocador y hasta piadoso, pero ciertamente no responde a la realidad histórica de los hechos. El Gólgota de los evangelios, según se ha podido saber por las excavaciones y estudios arqueológicos realizados en la basílica y sus alrededores (Harvey, 1933-1934; Corbo, 1961-1963; Broshi, 1975; F. Diez, 1977-1981), era una roca de unos 5 m de altura, que por la forma de su perfil recordaba vagamente la silueta de una cabeza, y de ahí su verdadero nombre en arameo: Golgoltha, que en griego y en latín se ha traducido por «calavera» (Mt 27, 33; Me 15, 22; Le 23, 33; Jn 19, 17). Era una zona extramuros, donde existían los restos de antiguas canteras, y muy próxima a la muralla. Precisamente por efecto de estas canteras había quedado un mogote calcáreo semicortado, en uno de cuyos flancos se hallaba una pequeña covacha. En frente, a menos de 40 m, otro tajo en la roca se

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Historia

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Page 1: Cueva Adán 13

Prácticamente hay unanimidad entre los estudiosos, histo-

riadores y arqueólogos, en lo que se refiere a la localización

del Gólgota o Calvario, que se halla dentro de lo que hoy es la

basílica del Santo Sepulcro. El llamado Calvario de Gordon, al

norte de la Puerta de Damasco, que con intención mística fue

allí localizado por el famoso militar británico, y actualmente es

visitado por grupos evangélicos, resulta un lugar evocador y

hasta piadoso, pero ciertamente no responde a la realidad histórica

de los hechos.

El Gólgota de los evangelios, según se ha podido saber por

las excavaciones y estudios arqueológicos realizados en la basílica

y sus alrededores (Harvey, 1933-1934; Corbo, 1961-1963;

Broshi, 1975; F. Diez, 1977-1981), era una roca de unos 5 m

de altura, que por la forma de su perfil recordaba vagamente la

silueta de una cabeza, y de ahí su verdadero nombre en arameo:

Golgoltha, que en griego y en latín se ha traducido por

«calavera» (Mt 27, 33; Me 15, 22; Le 23, 33; Jn 19, 17).

Era una zona extramuros, donde existían los restos de antiguas

canteras, y muy próxima a la muralla. Precisamente por

efecto de estas canteras había quedado un mogote calcáreo

semicortado, en uno de cuyos flancos se hallaba una pequeña

covacha. En frente, a menos de 40 m, otro tajo en la roca se

había aprovechado para hacer unas tumbas excavadas en ella,

como era frecuente en todas las afueras de Jerusalén. En este

caso, las tumbas, que pertenecían a un destacado miembro del

sanedrín por lo que llamaríamos el «tercio seglar» (ni sacerdote,

ni escriba), tenían a su alrededor un pequeño terreno acotado,

Page 2: Cueva Adán 13

donde un jardinero acudía allí a cuidar las plantas (Jn 20,15).

No es fácil que aquella roca destacada fuera el lugar habitual

de las ejecuciones, que podían hacerse donde se quisiera,

ya que de otro modo cabe pensar que no tendría allí tan cerca

sus tumbas José de Arimatea, que así se llamaba el rico senador

(Mt 27, 57-58; Me 15, 42-45; Le 23, 50-52; Jn 19, 38). Acaso

por la relativa proximidad al palacio de Herodes, donde tuvo

lugar el juicio, y porque todos los acontecimientos se sucedían

con precipitación en aquellos días de fiesta, se decidió

hincar allí en la roca el patíbulo, consistente en tres gruesos y

altos postes, destinados a soportar los palos travesanos o cruces

de los que penderían los tres reos que iban a ser allí ejecutados,

pues con Jesús había otros dos «ladrones» (Mt 27, 38;

Me 15, 27; Le 23, 33; Jn 19, 18), sin que podamos averiguar si

se trataba de presos políticos o de simples malhechores.

Poco más de cien años después, cuando el emperador

Adriano transformaba la vieja y entonces ruinosa Jerusalén en

una nueva colonia romana, cambiándole su nombre por el de

Aelia Capitolina, decidió realizar reformas urbanísticas importantes

en aquel lugar, que por entonces ya quedaba dentro de

la ciudad. Como sabía que se trataba de un sitio venerado por

los judeo-cristianos, mandó construir en él un templo pagano

dedicado a Júpiter. Este descansaba sobre una gran plaza sobreelevada

que cubría prácticamente hasta la cima de la roca

del calvario, sobre la que se había levantado una estatua a Venus-

Afrodita, y enterraba también dentro del inmenso relleno

la tumba de Jesús, sobre la cual coincidía la estatua de Júpiter

Page 3: Cueva Adán 13

en el templo. Los cuidados muros de contención de la plaza y

parte del arco triunfal de entrada a la misma se conservan aún

en el Hostal Ruso de San Alejandro, cercano al lugar. Estos

restos han sido frecuente y erróneamente considerados de la

época de Cristo, como si se tratara de la puerta de la muralla

que conducía al Calvario. No es nuestro propósito, como el

lector sabe por otros casos, seguir describiendo las vicisitudes

que el lugar sufrió a lo largo de la historia y las importantes

construcciones que en él se hicieron. Digamos simplemente

que el emperador Constantino, a ruegos de su madre santa

Helena, construyó allí una impresionante basílica, dentro de

cuyo recinto figuraban la roca del Calvario y la propia tumba

de Jesús cortada y separada del acantilado. Estas colosales

obras fueron comenzadas en el año 326 y terminadas en nueve

años. La actual basílica es una construcción de estilo románico,

levantada por los cruzados en la primera mitad del siglo XII.