El pintorUn pintor pintaba unos cuadros para el rey de Qi. - Qu es lo ms difcil de pintar? - Pregunt el rey. - Los perros, los caballos y las cosas as dijo el pintor . Entonces, qu es lo ms fcil? - Los fantasmas y los demonios. Cuando un pintor pinta un perro, no puede cometer la menor distorsin, pues todo el mundo ha visto perros. Pero es fcil pintar un fantasma, pues nadie lo ha visto contest el artista .

Es necesario saber distinguir a los expertos de los impostores. El experto puede pintar un fantasma porque sabe pintar un caballo. As, Picasso lleg a ser quien fue en el cubismo por que dominaba el arte de pintar.

El caballo extraviadoUn hombre viva con su padre en la frontera norte de china. Cierto da su caballo se escap y se march al territorio de los nmadas que vivan al otro lado de la frontera. Sus vecinos acudieron a decirle cunto lo lamentaban. Cmo saben que esto no es una cosa buena? dijo el padre. Algunos meses ms tarde, el caballo regres acompaado de un semental nmada. Los amigos del hombre se reunieron para admirar el semental y para felicitar al dueo del caballo. Por qu piensan que esto no es una desgracia? pregunt el padre. El hijo se aficion al semental nmada. Das ms tarde, intentando montarlo, se rompi una pierna. Todos fueron a consolarlo. Cmo saben que esto es necesariamente una cosa mala? volvi a preguntar el padre. Un mes ms tarde, los nmadas invadieron China y todos los hombres sanos tuvieron que ir a la guerra. Nueve de cada 10 soldados murieron. El hijo no tuvo que ir a la batalla porque tena la pierna quebrada.

A veces las bendiciones se convierten en desastres y los infortunios en inmensas bendiciones. La existencia es un invita a tener cuidado con dogmas, prejuicios y las creencias que tenemos sobre las personas y la realidad. En cada problema habita una oportunidad y en cada oportunidad est la posibilidad de obviarla, lo cual representa una tragedia, una prdida.

Las 100 frasesUn joven aprob las oposiciones imperiales en Pekn y le dieron un cargo de funcionario en una ciudad de provincias. Fue a despedirse de su protector, que era un alto funcionario de la administracin. - No es fcil trabajar en esas provincias le dijo su protector . Debers tener prudencia. - S seor. Le agradezco su consejo dijo el joven . Le pido no se preocupe. He preparado mentalmente 100 frases hechas. Cuando tenga que hablar con algn funcionario de all, le dir una. Seguramente le agradar. - Cmo sers capaz de hacer eso? le pregunt consternado su protector . Somos caballeros, personas de principios.

No debemos caer en la adulacin. - Por desgracia, la verdad es que la mayora de la gente le gusta que la adulen dijo el estudiante con aire de impotencia . Somos pocos los caballeros como usted y yo a los que no nos gusta que nos adulen. - Puede que tengas razn - le dijo su protector con una sonrisa. Ms tarde, el joven cont esta conversacin a un amigo suyo. - Ya he gastado una de las frases de mi reserva. Ya solamente me quedan 99 frases hechas.El nio y el elefante

Cao Cao, el monarca del estado de Wei recibi un elefante como regalo de otro rey. Era la primera vez que las personas de su reinado vean un animal tan enorme. Cao Cao sinti la curiosidad de conocer su peso. No haba ninguna balanza tan grande para poner en ella el enorme elefante y ninguno de sus ministros, consejeros o sabios saban cmo pesar al animal. Cao Chong, el hijo menor de Cao Cao, que tena entonces cinco aos, se ofreci a ayudarles. La gente internamente se burl de su iniciativa.

El nio pidi al monarca que hiciera subir al elefante a una barca que estaba amarrada a las orillas del ro. El peso del elefante hizo que la barca se hundiera parcialmente en el agua. Cao Chong se subi a otra barca y se acerc hasta la otra en donde se encontraba el elefante. Se inclin e hizo una raya en la borda de la barca sealando hasta donde llegaba el agua.

Despus hizo que desembarcaran al elefante y que cargaran de piedras la embarcacin. Cuando la braca se hubo hundido hasta la seal que haba hecho antes, Cao Chong, dijo: ahora, saquen las piedras y psenlas una a una. El peso total de las piedras es igual al peso del elefante.

El Detector de MentirasEl que ha hecho algo malo pero teme que lo descubran, todava puede salvarse. El que ha hecho una obra buena pero tiene ansias de darla a conocer, ya esta manchado. En tiempos de la dinasta Song, hace unos mil aos, haba un magistrado llamado Chen Ziang, en la provincia de Fujian, en el sur de China.Cierta noche hubo un robo en una posada y desapareci una cantidad importante de dinero. La polica detuvo enseguida a todos los sospechosos de la posada y de sus alrededores. Eran quince personas en total. Pero ninguna se reconoci como autora del robo.En una primera audiencia, el magistrado Chen no encontr pruebas suficientes para acusar a nadie. Acto seguido anuncio que en un templo que estaba al norte de la ciudad haba una campana de bronce antigua que tenia el poder divino de distinguir a los ladrones entre las personas honradas.Envi a varios agentes de polica a que pidieran prestada la campana y la trajeran. Cuando se coloco la campana en la sala de audiencias, el magistrado le hizo una reverencia y le pidi solemnemente que emitiera su veredicto en el caso presente. Hizo venir a los quince sospechosos ante la campana. Les dijo que cada uno de ellos deba tocar la campana con las manos y que si el hombre era inocente, la campana guardara silencio cuando la tocara. Pero si el hombre era culpable, la campana sonara.Entonces apagaron todas las luces y la sala de audiencias quedo completamente a oscuras. Los sospechosos se fueron acercando uno a uno a la campana de bronce, que estaba colocada detrs de un biombo y apoyaban las manos en ella. La campana no sono, y el publico de la sala se quedo desilusionado, viendo que todos habian superado la prueba.Cuando se volvieron a encender las luces, el magistrado pidi a los sospechosos que ensearan las manos. Entre todas las manos negras haba solo un par de manos limpias.-Tu eres el ladrn- dijo el magistrado Chen, sealando al hombre que tenia las manos limpias.Previamente, el magistrado haba hecho cubrir de holln la campana. El ladrn no se haba atrevido a tocarla por miedo a que lo delatara.El hombre, ya detenido, confeso el robo que haba cometido.Tang, Michael C., Reflexiones del Vencedor, EDAF, 2001.