cuento individual: la infancia de la humanidad
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La infancia de la humanidad:
Cierto día entre ramas y arboles, había un
cavernícola que estaba observando lejos al
horizonte, en ese momento, y de forma
inesperada la rama en la que posaba se
rompió, cayendo desde aquel gran árbol.
El golpe fue tan fuerte que quedo
inconsciente, y no pudo levantarse, allí se quedo por horas,
adormecido por la larga caída.
Finalmente quedo hechizado en un sueño profundo del cual no
podía despertar. El cavernícola comenzó a soñar extraños
sucesos, en eso se halla en un lugar totalmente diferente, en
una fría cima en donde tan solo aves gigantescas podían
alcanzar llegar, camino con precaución hasta llegar a una roca,
donde se quedo observándola por varios minutos, y pudo verse a
sí mismo en aquella roca.
Se pronto el cielo se oscurece, y 5 aves rapaces gigantes,
vestidas con un plumaje negro
descienden surcando los cielos
de las pampas americanas,
aquellas a las que siglos
después llamarían América.
El cavernícola comenzó a gruñirles a aquellas aves, buscando
imponerse como especie, como macho, pero estas se quedaron
inmóviles, observando al cavernícola, de pronto una de ellas
comenzó a hablar, el cavernícola no entendía, y el rapaz ave,
levanto sus gigantes alas, y dejo caer sobre aquel cavernícola
un rayo de luz verde, dándole así la capacidad de comprender la
lengua, y entonces el rapaz ave dejo en el viento un susurro:
“La educación es el desarrollo en la
persona de toda perfección de la que la
naturaleza es capaz” Kant.
Entre tanto aquel cavernícola comprendió lo que le había dicho
de una forma misteriosa, sintió hambre y persiguió y mato a un
siervo, pero no satisfecho, siguió haciéndolo,
entre tanto que una de las aves gigantescas el
abordo y lanzando una ráfaga de viento lo detuvo
susurrando:
“Quien es cruel con los animales, no puede ser buena persona”
Schopenhauer.
El hombre comprendió lo que hacía, y en
su lugar prefirió domesticar a algunos
animales, y en vez de matarlos algunos
producían alimentos de otra manera.
Luego, vio como otro ser se le acerca, y
empiezan a convivir juntos y a ayudarse unos con otros, poco a
poco se multiplicaron y conformaron una pequeña tribu, de
pronto una tercera ave, vino y se abalanzo sobre aquella
pequeña ciudad, lanzado mas ráfagas de viento y luz,
pronunciando con voz celeste las siguientes palabras:
“No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino
por el contrario, el ser social, es lo que determina su conciencia
Marx”.
Aquella muchedumbre entendió y acepto que podían hacer algo
más que darse compañía, comenzaron a comunicarse y a plasmar
aquello que querían expresar con símbolos, y pronunciando una
significación a lo que expresaban, naciendo así el lenguaje.
Entre tanto una de las aves, un tanto desorganizada en las
direcciones de su vuelo, comenzó a rodear aquella pequeña
ciudad, ya transformada por aquel don dado del lenguaje. Y se
poso sobre una de las estructuras arquitectónicas
Y dejo susurrar al viento y a las 4 montañas dejando el eco en
la brisa…
“Los pensamientos son la sombra de nuestros sentimientos”
Nietzsche
Entre tanto aquellos habitantes originarios comprendieron que
todo lo que expresaban, venían de un sentir, y así que siguieron
mejorando sus expresión y apreciando un tanto más su
racionalidad, y transformando su capacidades y habilidades
mejorando su centro de la nueva sociedad, entre tanto aquel
que era cavernícola, ahora es jefe de tribu, y es quien recibió
de primera mano el secreto que les brindaron aquellas aves del
inicio de la humanidad. Las aves al ver que ya no tenían más que
decir y hacer levantaron vuelo firme hacia el firmamento, como
tan solo lo harían las estrellas, dejando una estela y un brillo
que cegó a todos y en ese momento, el cavernícola despierta de
su sueño profundo, y se da cuenta de todo aquello, levantándose
y tomando pasión erguida, caminando hacia la infancia de la
humanidad y la construcción de aquello que había soñado.
Fin
Autor: Arcángel Duran García.