cuento el-conejo-blog

16
La casa del conejo Lewis Carroll (Fragmento)

Upload: paola-silva

Post on 13-Apr-2017

401 views

Category:

Education


0 download

TRANSCRIPT

  • La casa del conejoLewis Carroll(Fragmento)

  • 12

    Era el Conejo Blanco, que volva con un trotecillo saltarn y miraba ansiosamente a su alrededor, como si hubiera perdido algo. Y Alicia oy que murmuraba:La Duquesa! La Duquesa! Oh, mis queridas patitas! Oh, mi piel y mis bigotes! Me har ejecutar, tanseguro como que los grillos son grillos! Dnde demonios puedo haberlos dejado caer? Dnde? Dnde?

  • 34

    Alicia comprendi al instante que estaba buscando el abanico y el par de guantes blancos de cabritilla, y llena de buena voluntad se puso tambin ella a buscar por todos lados, pero no encontr ni rastro de ellos. En realidad, todo pareca haber cambiado desde que ella cay en el charco, y el vestbulo con la mesa de cristal y la puertecilla haban desaparecido completamente.

  • 56

    A los pocos instantes el Conejo descubri la presencia de Alicia, que andaba buscando los guantes y el abanico de un lado a otro, y le grit muy enfadado: Cmo, Mary Ann?, qu demonios ests haciendo aqu? Corre inmediatamente a casa y treme un par de guantes y un abanico! Aprisa!Alicia se llev tal susto que sali corriendo en la direccin que el Conejo le sealaba, sin intentar explicarle que estaba equivocndose de persona.

  • 78

    Me ha confundido con su criada! se dijo mientras corra. Vaya sorpresa se va a llevar cuando se entere de quin soy! Pero ser mejor que le traiga su abanico y sus guantes... Bueno, si logro encontrarlos.Mientras deca estas palabras, lleg ante una linda casita, en cuya puerta brillaba una placa de bronce con el nombre C. BLANCO grabado en ella. Alicia entr sin llamar, y corri escaleras arriba, con mucho miedo de encontrar a la verdadera Mary Ann y de que la echaran de la casa antes de que hubiera encontrado los guantes y el abanico.

  • 910

    Qu raro parece se dijo Alicia eso de andar haciendo recados para un conejo! Supongo que despus de esto Dina tambin me mandar a hacer sus recados! Y empez a imaginar lo que ocurrira en este caso: Seorita Alicia, venga aqu inmediatamente y preprese para salir de paseo!, dira la niera, y ella tendra que contestar: Voy en seguida! Ahora no puedo, porque tengo que vigilar esta ratonera hasta que vuelva Dina y cuidar de que no se escape ningn ratn. Claro que sigui dicindose Alicia, si a Dina le daba por empezar a darnos rdenes, no creo que parara mucho tiempo en nuestra casa.

  • 1112

    A todo esto, haba conseguido llegar hasta un pequeo dormitorio, muy ordenado, con una mesa junto a la ventana, y sobre la mesa (como esperaba) un abanico y dos o tres pares de diminutos guantes blancos de cabritilla. Cogi el abanico y un par de guantes, y, estaba a punto de salir de la habitacin, cuando su mirada cay en una botellita que estaba al lado del espejo del tocador. Esta vez no haba letrerito con la palabra BBEME, pero de todos modos Alicia lo destap y se lo llev a los labios.

  • 1314

    Estoy segura de que, si como o bebo algo, ocurrir algo interesante se dijo. Y voy a ver qu pasa con esta botella. Antes de que hubiera bebido la mitad del frasco, se encontr con que la cabeza le tocaba contra el techo y tuvo que doblarla para que no se le rompiera el cuello. Espero que vuelva a hacerme crecer, porque en realidad, estoy bastante harta de ser una cosilla tan pequea. Y vaya si la hizo crecer! Mucho ms aprisa de lo que imaginaba!

  • 1516

    Se apresur a soltar la botella, mientras se deca: Ya basta! Espero que no siga creciendo... De todos modos, no paso ya por la puerta... Ojal no hubiera bebido tan aprisa!Por desgracia, era demasiado tarde para pensar en ello! Sigui creciendo, y creciendo, y muy pronto tuvo que ponerse de rodillas en el suelo.

  • 17

    Un minuto ms tarde no le quedaba espacio ni para seguir arrodillada, y tuvo que intentar acomodarse echada en el suelo, con un codo contra la puerta y el otro brazo alrededor del cuello. Pero no paraba de crecer, y, como ltimo recurso, sac un brazo por la ventana y meti un pie por la chimenea, mientras se deca: Ahora no puedo hacer nada ms, pase lo que pase. Qu va a ser de m?

  • Por suerte la botellita mgica haba producido ya todo su efecto, y Alicia dej de crecer. De todos modos, se senta incmoda y, como no pareca haber posibilidad alguna de volver a salir nunca de aquella habitacin, no es de extraar que se sintiera tambin muy desgraciada.Era mucho ms agradable estar en mi casa pens la pobre Alicia. All, al menos, no me pasaba el tiempo creciendo y disminuyendo de tamao, y recibiendo rdenes de ratones y conejos.

  • 12

    Casi preferira no haberme metido en la madriguera del Conejo... Y, sin embargo, pese a todo, no se puede negar que este gnero de vida resulta interesante! Yo misma me pregunto qu puede haberme sucedido! Cuando lea cuentos de hadas, nunca cre que estas cosas pudieran ocurrir en la realidad, y aqu me tenis metida hasta el cuello en una aventura de estas! Creo que debiera escribirse un libro sobre m, s seor. Y cuando sea mayor, yo misma lo escribir... Pero ya no puedo ser mayor de lo que soy ahora aadi con voz lgubre. Al menos, no me queda sitio para hacerme mayor mientras est metida aqu dentro.

  • 34

    Pero entonces, es que nunca me har mayor de lo que soy ahora? Por una parte, esto sera una ventaja, no llegara nunca a ser una vieja, pero por otra parte tener siempre lecciones que aprender! Vaya lata! Eso s que no me gustara nada! Pero qu tonta eres, Alicia! se rebati a s misma. Cmo vas a poder estudiar lecciones metida aqu dentro? Apenas si hay sitio para ti. Y desde luego no queda ni un rinconcito para libros de texto! Y as sigui discurseando un buen rato, unas veces en un sentido y otras llevndose a s misma la contraria, manteniendo en definitiva una conversacin muy seria, como si se tratara de dos personas. Hasta que oy una voz fuera de la casa, y dej de discutir consigo misma para escuchar.

  • 78

    Mary Ann! Mary Ann! deca la voz. Treme inmediatamente mis guantes! Despus Alicia oy un ruidito de pasos por la escalera. Comprendi que era el Conejo que suba en su busca y se ech a temblar con tal fuerza que sacudi toda la casa, olvidando que ahora era mil veces mayor que el Conejo Blanco y no haba por tanto motivo alguno para tenerle miedo. Ahora el Conejo haba llegado ante la puerta, e intent abrirla, pero, como la puerta se abra hacia adentro y el codo de Alicia estaba fuertemente apoyado contra ella, no consigui moverla.Alicia oy que se deca para s: Pues entonces dar la vuelta y entrar por la ventana. Eso s que no pens Alicia.

  • 910

    Y despus de esperar hasta que crey or al Conejo justo debajo de la ventana, abri de repente la mano e hizo un gesto de atrapar lo que estuviera a su alcance. No encontr nada, pero oy un gritito entrecortado, algo que caa y un estrpito de cristales rotos, lo que le hizo suponer que el Conejo se haba cado sobre un invernadero o algo por el estilo.

  • 23

    FIN