Cuento de Terror 2: "La ltima Pieza"

LOS DOS AMIGOS se conocan desde la primaria. Una vez al mes se reunan en algn lugar para charlar y jugar a las cartas, mientras sus mujeres se quedaban en casa o salan con otras amigas. Pero en los ltimos tiempos los hombres se haban aburrido de los juegos de barajas, y decidieron cambiar de pasatiempo. Primero probaron con el ajedrez, pero uno de los amigos, llamado Sergio, era bastante superior en inteligencia al otro, Ramiro, por lo cual siempre ganaba el mismo jugador. Entonces optaron por los rompecabezas. Era una diversin bastante buena y pasaban las horas armando pieza por pieza la imagen, mientras beban cerveza o alguna otra bebida con alcohol. Un da Ramiro se apareci con un rompecabezas nuevo, que acababa de comprar en una librera. Tena ms de mil piezas y el modelo consista en un edificio iluminado por el sol, el Burj Khalifa, que segn Sergio era uno de los ms altos del mundo. Pero no tardaron en descubrir que haba algo extrao en el nuevo rompecabezas. El dibujo gua que mostraba la caja no se corresponda con las piezas. Predominaba en el primero el color celeste, mientras que en el segundo todo era blanco y marrn claro.

-Vamos a devolverlo- dijo Ramiro, molesto-. Estos tipos de la tienda me estafaron. -Tengo una idea mejor. Y si lo armamos igual? As iremos descubriendo el dibujo a medida que avancemos. Ambos concordaron que se trataba de una buena idea y comenzaron a armarlo. Empezaron, como era costumbre, por los bordes. Despus de una hora de concentrado trabajo se dieron cuenta de que se trataba de una habitacin pintada de blanco. Se vea un aire acondicionado empotrado en la pared y haba ciertas cosas en el ambiente que les hizo pensar en un cuarto de motel, de esos que se utilizan para las citas clandestinas. El centro del rompecabezas segua siendo un misterio, pero ambos hombres no se sentan impacientes, saban que tenan toda la tarde para terminarlo. Abrieron unas latas de cerveza y siguieron armando la imagen. Se hicieron las seis de la tarde y luego las siete. Ramiro se par para encender las luces y luego volvi a la mesa. Ahora la imagen, adems de la habitacin, mostraba algo que comenzaba a ser perturbador: unos brazos y unos pies atados a la cama con pauelos o cintas de seda. El cuerpo an no llegaba a verse, tampoco la cabeza, pero fue en ese punto que Sergio dijo que no quera continuar con el juego. -Por qu no?- se sorprendi Ramiro. -Hay algo malo ah- respondi Sergio-. Ser mejor que lo dejemos. -Qu puede haber de malo en un rompecabezas? Adems es muy interesante, quizs sea uno de esos rompecabezas pornogrficos o algo as. Ramiro se aprest a seguir con el juego, pero Sergio estaba muy nervioso y trat de impedir que su amigo continuara jugando, aunque no pudo convencerlo. Cuando se hicieron las nueve ambos se encontraban muy borrachos y Ramiro puso por fin la ltima pieza. Se quedaron absortos, contemplando la inquietante imagen de una mujer atada a una cama, desnuda y muerta. Le faltaba la cabeza y de su cuello manaba un arroyo de sangre que empapaba las sbanas, pero pese a ello Sergio crey reconocerla y su borrachera se disip y tom su celular y llam y volvi a llamar a su mujer, pero sta nunca le respondi. Una hora despus, la polica lo ubic y le dio las malas noticias. Mientras Sergio se encontraba armando el rompecabezas, su mujer se citaba en un motel del centro con un tipo que haba conocido a travs de Facebook. El tipo la at a la cama e hicieron el amor, pero como era un demente le cort la cabeza y huy por una ventana.