~Cudles son? La primma es la supuesta deksllarizaa6n del empleo que avanzaria en forma

mxienb~ h s antecedentes estadisticos de 10s &os ochenta indican una tendencia Contraria. Ad-, indican que la eshuctura, distriicibn espacial y ccimpicibn de la masa de habjadores asalarhdos es actualmente m y diferente a la de haw diez, veinte o treinta silos ah&

La segunda er la supuesta expansi6n del sector informal urbano CSIU), enten- dido cum0 un sirtema diferenciado de la @conomfa modem. La evidencia empin’ca indica que el SKJ ha cambiado de compOsiei&n, disminuyendo el pee0 de 10s traba-

nsarloscambiw

dno que pede mHs Men mproducirh. p8p ello e8 qw econ6micos debieran orientam no t4n &lo a b problemas de la distrlbudbn del ingreso y la riqueza, sin0 a aquBlos rehcionados m la manera en be m$hp la desigualdad wial en el propio &sterna produrtivo impante en Cfrib.

en tanto uno de 10s principios reguladm de la din6mica de la economia capitalists. Est0 e5 otra manera de decir que el dinamism de la economir formal chilena ~e fundaria, cad exclu~ivamente, en lo$ mercados extern% dada la compr&n estruc- tural de la demanda intema y’h p&di i de imptancia dd gasto pllblico. Por su parte, la reproducddn de la fuerzo de &abab opemela pw eircuitos id- o por

de una ”nueva claw trrbpiadora” y no la leconstih&n de en 10s seseda. La$ diferencias no son tan d o esfructlvrdes, mculturales,aunque su perfil ycontornoaitn estPenfolmad

y mvimiento5 sociales est& en c u m fen6meno que debe serinvestigado,

Este capitulo se concentra en c i d n e s p a c i a l y c o m p o s i c i 6 n i n t e r n a d e l a ~ ~ d e ~ a b a ~ ~ a ~ l a n ~ ~ . ElanOlisia se limita a la &a& de 10s ochenta, mis aTgunas comparaciones con la eshuctura ex4stente kn 10s setenta. I

6n y Ndite Grande) parece evident& un proozso de

enel Valle Central (hortofrutidtura).

orientado hacia capas de altos y medios ingems, asi wmo el comerao exterior.

c. Lamdarizacih en In industria

El Cuadro 1 indica que no hub0 -bios en la tasa de asalarizad6n Cms) de este sector. Sin embargo, entre 1970 y 1990 h u h una gran reeshucturacitjn industrial de tipo autoriWo? que modific6 la ''arquiktura'' del sector, asi como en fuertes cambios en la propia configuraci6n de las empresas. Esto se confirma indirectamente via la fuerte desigualdad de las taw de credmiento entre ramas. Las cifras de SOFOFA,evidencianunfuerteincremento del peso dela apindustria,dela industria

En el caso del Commio, la asalhaci6n expresa el desarrollo del comercio

madereraydemuebles,delaindustriaq~~pri~riaybecundaria,delaindustria de loza y vidrio. A la vez que indican un claro retroceso en el relativo de la industria siderclrgica y metalmednica, textil, vestuario y cahdo.

Un d s i s de la estructura industrial por tip0 de procesos, p a r e indicar que alimentos en produccih seriada en grandes industria metalmec&nica d a d a en lotes pe- linea bland.

Padelamente, el t a d 0 promdio de la gran empresa p a r e haber disminui- do, dado que la prdctica de la submntratad6n se ha generahado, por externalizaci6n de partes del proceso productivo y especialmente de actividades en seniaos.

Todo est0 determina cambios en la distribuci6n sectorial de 10s asalariados del sector industrial. Se hace evidente el estancamiento del empleo en 10s sectores m&Ipw&ico y textil, a la par de una fuerte expansi6n del emplea aslariado en la agroindustria de todo tipo.

En t M o s generales, 10s cambios m i s notables son la disminwitjn de la impo~arelativadelosasalariadosdeserviciwydelaconstrucci6n,alapardeun incremento de aquellos que laboram en actividades comerdales, agmpecuarias y pesos. Asimismo, disminuye la importancia de 10s asalariadw del sector pdblico, aumentw$o la del sector privado.

2. ' DISTNBlJa6NEPAClALOgLAASALARIZACI6N

Entre1980y1990 huboimportantescambhenla distribuci6nespacialdelam~ade tr&+&madariados, Aprimeravista,paFecienqueelpiocesodereasalarizaa6n s6lohWa existido en las WMS urbanas (cuya TAS aument6 de 57 a 67 por cimto),

doenlasmnas males (CuyaTAS disminuy6 de ma49

Arica (desmantelamientodel poloindushial aprinapiosdelosochenta),bta- Schwager (racionalizad6n de h mineria del Carb6n) y Punta Arenas (desmantelamiento de h zona francs); ii) 10s fuaeJ procesos de asalarizacidn

I en Los AngeleS (@xpansi6n del complejo madera+elulosa) y ciridades como Osomo,PuertoMontt,Copiap6yQlillbn. LacifrasseentreganenelCuadro3.

En t&nninos globales, h TAS en hs m s males cayd de 30 p r donto ei-~ 1970 a 1 6 p o r d p n t o m 1 9 8 O y s i g u i S c a y e n d o e n l o ~ ~ ~ , ~ a ~ ~ ~ ~ , hash Uegar a 11 por dento m 1990. Esto fue s i m u l h a un d q m b l a h t o yunadbminucl6ndela fwraadeh.absjodel.s~~srwrsles~1 norkydd sur. icdmoexplicarh disminucibndelaTASenlas~mrrbes, con unaumto airnultbeo de la asalarizad6n del empleo appxuario? Para la d&ada de 10s ochenta be pueden considerar dos ~ilusa~:

95 -

Pm&W2AIPPI

96

sustantivamente la situad6n. Por otro lado trabajo y 10s mercados laboales en a i l e , psi COW que se ha cowtituido en Chile.

hhms que la comemiales a contratos de trabajo.

b.

La mnomfa chilenavivedesdehacevariosaiiosuna fasedeexpansi6nmn6micaque tieneunadh&dcadesi@d, s@nlasramasymtoresdequese trate. &nificaque este preceso had disminuir autodticamente el empleo asalariado pmcario? En nuestra opini6n est0 noes asi. La flexibilidad en el urn de la fuerza de trabajo es parte constitutiva del regimen de accumula1$5n y el modo de regulaci6n neoliberal

contratista ha decidido no malizar, prefiriendo contratos

Empleo pwmrio y aptadn 1con6mica

con&ionoi de trabajo) en una misma empresz El cas0 de la construcci6n es muy ilustrativo a l respecto. El pluriempleo bieM

un comportamiento prodelico. Sin embargo, las empreMs no se arriesgan a ekvar el pen0~1 con contrato permanente, en prevbi6n de evenmales situacbnes reeesivas en el mcrcado. Esto comtituye UM siluaa6n estructural que deriv6 del cambio en replac&5n del m d o de traLw+ (fin del tarifado) y los p r ~ e s o s de radondimCi6n qw se iniciaron en 10s afios setenta (MonMro 1988).

Un eatudio aciente (Lobn 1991) entree antecedentes sobre tal tendencia para el cam agricola en el Valle Central. Este rector vive un period0 da epn916n y diversificPci6n de su estructura prodmtiva, que tiende a atenuar la% ditewndas eptacionales de demanda de trabajo. Lo antcrior implica que la mas de trabajadores

se habla de 400 mil temporero%?@ .JIL sueede en situaaones M i v a s globales o sectorialer? No 0610 aumenta

la tasa de d-pleo, sino se agrava la situaadn de 10s trabajadores con empleo ppxario. Muchosdeellosyanopodrinhacerelafioyengro~hpor tempordaslas filw del empleo terciario espurio.

99

.19761990(S~uy-d~i~),Docrvarnro

100

Unfu~p~cesode~arizad6n,as icomolaco~~d~espacia1enzonas urbanas, induso de parte signiscativa de la fuex7.a de trabajo que labora en mnasagricolaa Este fen6meno eseshciudmenle muy impor%mte,dado que conmtra la demands efectiva en espacios geo@ficcs y temporales detenni- nados, lo que potencia el tamalio ekctiw de 10s mercados. ,

La f o m d 6 n de n u e m n o m de consumo del trabajador asalariado. Este, al t r s s ladarsea~Msquesc~~ennfonnsaec ien le .de ja~ iv - te de pmducir Mews n d o s para su familia, depmdiendo cada vez mbs del poder de compra que le otorga el salario para ten- acceso a mercandas producides por pequeilas, medianas y grandes e m p a ~ s agroindushiales. Es deck, el cambio en las n o m de consumo K ve acornpailado por un cambio enlasnomsdep~u~6ndelosbiene~salario.Lafeminiuci6nc(elm~ado de trabaio, es8pedalmente ap'cola (X. Val& 1991), acelera este pmcew.

Da ser c k t o lo antgrionnente expasado, y ri a ello se le agreget la tendencia de 10s trabajjdores agricolas a deja? 10s terrenos patronales y habitar en zonas urbana$ p o d e m o s a f i ~ ~ u ~ e n ~ e ~ h a r o t o l i l v i e j . de la fuerzrr de trabajo agricola y se ha cowtituido un mercado de b i w salUi0 en el campo. Esk es abasteddo por pequefios pmductom y, en gad0 aecknte, por empresas modemas, cuya producci6n no &lo se orienta haaa las exportadonm o sectores de altos-medios ingresoJ, sin0 tambih, y cada diu m6s, hada capas popu- lares.

La congtataci6n de este fen6meno para un period0 Mst6rico detemhado, en ningh caw permite afirnur la consolidaa6n de un ''cirCul6 virtuoso" para 10s &os novenka, ni tampoco pmtende invertir la importancia central de la demands ax@- en el &@men de acumuIaa6n prevalecimte en Chile. WS bien intenta destacar la importamia que tuvo despuk de 1986 la recuperacih de la dmmda Menta y, dentro de ella, la importanda que tuvo la "relacih mlarial".

Para el futuro, el pmpio modo de 1egulaa6n neoliberal que existe en la emnomia chilena conshye entrabamientos fundamenth para una extensibn pmgresiva del m a d o interno, debido a que tiende a reproducirse la cancen.traci6n muy desigual del ingre80. Asimismo, en w tihmci6n de baja tpsa de desunpb, bs prinapios de f o m d 6 n del saluio que lo dearinculan de lor incmentos en la p r o d u c t i ~ ~ d e h g a n a n c i P o d e l a ~ n , t i ~ e n a l i m i t a r e n ~ ~ e n t e la importancia de la relacidn sdarid.

,

101

r20.1991

197Oy 1982 informan de una pmgmiva caida &la importancia del SlU a la PEA urbana 0. C0ndd-o o m infoma6n disponible, ea onstruir el Cuadm 4.

C ~ T O 4. Chi&: T + z I ~ ~ c ~ Itl SlLllW*1990 (TasasanuahmcdLcdscraamimto)

Pob. totdl PEAU SIU

1960-m , 2 ~ 4 2 3

1980-90 1% 3,17 277 1970-80 223 4,07 5,Ol

Fusnt.: Maz, nput&de&&m INE y W.

El Cuadro 4 indica que fu@ en k decada del setmta cupndo el SIU amid ndr fuertemente que la PEA urbana. Elb be dio tanto p r la msi6n 1974-73 wmo por el tip0 de recupwad611 1976-80, que en sebm corn el industrial no signific6 aumenM de la ocupadh.” Sin embargo, en la d b d a de 10s ochenta d SIW --en w definicibn reshb@&- arerid B una tam menwque 1p PEAV. En eonsefuencia, d cllgo chilrno w

Gr4fico 3, que, dado 01 criteria qwa ferzosunmse, w utili. suhstima h verdadera evducidn del SIU.

Gdjiico 3. Chlk Sill W ~ W U 1976-1990 CGTIIO pornnfaje de In PEA.

21

20

19 ‘

d 18

17

I6 1976 1979 1982 1985 1998

F u m b : Die& baas dam lN?2

El Gram 3 indicaria que en Chile t i n f o m W 6 n es prociclica y que entre 19% y 1990 estuvo por debap de 10s niveles de 1979-81. Sin embargo, del capitulo

I anterioreaf~concluirqueelSIUest6subestirmdo,entantonoincluyeh~tp~i6n 103

~~yquehibu~,pqueestablecen~laaones la~r~”informales” .I ig decir. a p l e a n trabajadores sin contrato legal, lo que es una pr6ctb muy difundida en la PYME. Est0 es posible por la legislaci6n laboral impuesta en 1979 (considerando lasrefo- minimas introducidas m 1991) y lasdeb~da- des del Estado en cuanto a la reguld6n de 10s rnercados de habajo.

Las empreaas grandes no suelen r m m h a este tipo de pdcticas. Am a’, es generrlizada la estrakgia de disminwddn del p d o de in(egraci6n vertical, IC que implica el ux) extensivo de la subcontrataciSn de PYME. Esto tie dos efectos. Primem, establece un nuevo sistema de relaciones entre grande j pequet- iocppi~ ,det ipoa~~hieoyquepu~~compromigosquevan~ all& del p&, incluyendo canales de comercialhci6n, &dit0 d i m t o traderenchwnold~ estasrelacione sone@nica~modelimlosmercado per0 no son regdadas por el Estado. -do, establlm nuevas rdaciones capital/trabaja inptitwimakada~ no por el Estado xd por un eistema de “egodpdones cdectivas, sin0 por compeomisw entre trabajadom indivi- dudes y mpsarios, to que aumenta h fi&Udad del capital y abarata 108 costosdelalRanodeoblP~laempreraeubeMltratista.~~empnxdPs~en

e6 que M perndton la exishnda de a; tienenunsistetema&todeempleo

el @.do de p w d d a d del empleo del . con y sin contrato

mk &%ma lagro#ndu&ria de

3. CVATXO WEBE LA W A E W C B M A ~ O WPCHUIJ

AI principle del capitulo ss tab16 de un nuevo lm~poo de info~maliuci6n, caracte- rizado por un c a d 0 en la c o w i 6 n del SIU y por la informaliepd6n de un importante segment0 de la$ relaciones capital/trabajo y entre capitala. En ate sentido, la informalidad se expande, per0 con un ca&tw muy difermte ai urn tradiciod de la nod611 infondidad.

Los antecedentes hasta ahora recopilactos penniten hacef cuatm afirrnaflones adicio& acerca de la evoluciBn de la i n f o d d a d en Chile:

(1) LaformamercantildeEainfo~l~ttrsbajadmsrporncerrfrrplopin) noaeaxpmdib, debido a la fuerte intemmciBn del bfado autm’iario en el mercado def hkp, uik p m g r m ~ s de empk de mrorgarckr (PEE). Estos wgim entre 1974 y 1975, Il@o a emplear a mds de medii mill611 de desocupdos en el aiio 1982-83. Si ello no hubiese ocunido, es posible que se hubiese esaUcturado un sator

tdnomo y desvinculado de la economk formal. La mo- dualizado.

105

1991

determinada gmr n u m s dinemicas y que implice IM cambio m le esh’ntWU ‘di?l

Recordando eldeba te r g d o por la Revis fa deb CEPAL’dedidmbWde 19% la nueva evidenaa podria ham p s a r que si la tesis de Anlbal Pinto fut? cierta plnl 1974-83. la tesis vilida uara desuues de 1989, UM vez completada la disminud6n del

sector. ’ T A

empleo.aario esPU;io, pod& ser la de h n o s iSe ida6 un -0 doside la t - h a h del m p l w serfi regida por la demands del sector industrkl?

respuesta &lo podtia enconbrse teorizando el movimiento del conjunto de la anomia &ilena, lo que esti lepsde la pretensi6n de a t e a*h. sin en nuestra opmi6n es inadecuado hablar de un sector terciario &do PO’ ks mismas ‘leyes” an6miCas. Es sabido que este agrupa todo lo que no es clasificable en 10s sectorrs primario y secundario (Gatica 1986), cuya dnica homogeneidad reside en no produar bienes materiales.” M6s bien, este Sector --si alguna vez existi6 como tal- tieneunadinimica muysegmentada,movidaporfactbresdemuydistintanaturaleza. EL an6lisis de 10s cambios ocurridos en la estructura del emplea terciario asi p”ece confirmarlo.

2.

EL empleo terciario puede ser andizado de acuerdo a d i v m s criterios que no son te6ricamenteneu~~yquesiem~serdnaIgoarbibrios. Parael period0 197&90,se identificaron cuabro agrupamientos: i) Empleo “@spurlo”, que agrupa PEE y emplea terciarioinfonnal(enreferrndaalatesisdeAnibalPinto1984);ii)Empleofinanciero; iii) Empleopirblicu;iv)Empleo terciarioligadosa l a d i n h i a d e l o s s e c t o m p ~ y wndar io (una versih modificada de la tesb de Joseph Ramos, 1984) y al sector teraario modem0 no-financiem.

La ventaja de eta clasificaa6n es que permite a m la influencia de factores muy distintos en el movimiento de cada suLwector. A d d s , -ti- continuidad con las pblemas planteados en 10s anplisis de principios de 10s m b .

En efecto, existe una fume sepenMi6n del empleo terciario que ham-. si noimposible,identificar un soloconjunto de factomd-hde su A d d , &OS np son pur-te externos al sector (por ejemplo, d- prep ductividad del sector industrial). Existen facm que son ”md6gem.g al p m ~ o sector, lo que otow fuerte autono& a su d w a .

17 %tono debim h.eu mpmurque h pmhrW(hdc -i*olm- .aind.d .- vb -

EL ~ W L E O T E X C I A R I O ~ ~ ~ G 1983 Y 1990

108

Mux. cepuvlo VI (ie#&lO) mhm Bduonl slglo m. 0,lW

=queyJP.-el aacumulaa6nfinandaa sustenta en la credente

-6ndel ca~~whadaIwnuevosJervidosylasmercandasimaljrariaa Un tacer faaor es la acci6n del Estado, que determin6 tanto la reducci6n del empleo pilblicu c0m0 el empleo de emergencia. Un marto factor pviene de 10s ekaos del desarrol lodelcomerdoexter ior ,que~unw~odenu~o tip. Por Wtimo, ynotm~~~impartante,&teunempleo terciariodependientedeladin6micadelos secto~~primarioysecundario. Setratadelosserviaosalproductor,eltrursporte,las municadom, etc. Esto ocurre prque, a la larga, la acumulaci6n producliva no puede~~sinocuandoparalelamentesedesarrollanlasactivi~destercisrias. Este &is se sin* en el esquema "LXerentes dinandcas del empleo terciario, 1973-90", seentrega al final deesta seca6n Acontinuaci611, u n d s i s d e l a evolua6n de 10s cuatro agrupamientos.

!%gin A d d Pinto, la "terciarha6n espuria" engloba la cesanth disfnzada y Ins diversas d a l i d a d e s de senricios informales de baja productividad." A esta de& Na6n deberia agreghele, para el cas0 chileno, 10s programas de empleos de enmgemb (PEE) que el Estado impuls6 entre 1974 y 1986.

Ahora bien, el &mino "espurio" es sh5nimo de coneahecho, deformado, bastardo; en sum, nos remite a w patologia que se desvia de lo "normal". En este sentido,la~ndeempleoteTdarioespurio(ETE),aunqueimaginativa,esambigua y tienedospsiblesinterpFetadones:una,.queentiendeel empleoenserviciosdebaja productividad como disfuncional al tip ideal de economh; otra, que entiende el ETE como una hiperhufia respecto a las tendencia hist6ricas "normales", un fen6meno p p i o de un period0 de crisis y transicibn de un r4gimen de acumulaci6n a otm.

El primer enfoque es altamente discutible. Los pequdos talleres que reparan autos y camiom, 10s vendedores de helados, 10s plomeros, 10s electricistas, asi como tambib al pequef~ocomerao unbulanteque vende productos fabricados p0r grandes Y medhasempmsasfonnales, soncomplementarios a la granproducci6n y comerdo capitalista, y son indispensables para asegurar las condiciones materiales de exis- tenda de familias de altos, d o s y baps ingresos. LepS de ser "disfuncional", la mayor parte del empleo tffdario informal es d o a la dirdmica econ6mica del

Si lo anterior es derto, siemprc existid un empleo informal de '%ab producti- vi&&"'queexpresar8subemple~ visibleeinvisibIe,inestableypcario.Sinembargo,

tip0 de empleo es imprecindible a la produca6n-circulad6nansumo de mer- e. Su mera existencia no es espuria por definici611, N menos disfuncional, Mw por consideracionea thico-econ6micas (escalas y localhci6n de produe w.

p l ~ e n f o q u e e e d e t i ~ ~ ~ . ~ E T E s e ~ ~ w ~ h i ~ ~ d e l ~~lprdariodebajaproductividad,~u~dur~6nhis~ricaLimitadaque t i e b-demkla posibles. Um,sumnwlidaci6namo unsectores@fico.con 109

s*' V b d M W . ' ylord.rinciQ:domacks4~mdduMdloluiaD.

capitalismo.

- , & v h & ~ 2 4 @ i & n b n IWXp 11-39.

5. I .

mora bien, Lcuites Bon Ira causa8 de la acekmda expAnaibn y con'trrrccidn de un empleo tercindo de baja productividad e ingem? Lor factom explkativoa pueden agruparse en tres ordaes: coyunturnler, que provienen W ciclo d m i q de kwga dumGn, origimdos por la meiropoUzaci&i acelemda que vivid e1 pis; &mctu&s, rebcionados con el cambio en el patrh de acuxnulra6n que samU PI pat dmba la primera dhda de la dictadurr.

Conaiderando el dclo econbndco, lo normal debwra Bw que el ETE se ogwnda ysecontraig.eslcorrespond@nci~~Ira~~dsr~&~bny~~ppladQn.C~mopI4Bde vieupliwse en et gdfico anterior, est0 fu@ &rto para 1982-90, per0 no lo he para ei peiodo 1974-81. En curwecud, e tratl de una explieacidn insufiriente.

E! rim de metropliaci6n y urbanizacibn ""poco constirup una explia- ci6n. La evidenciadisponible indica una tendendadenecienteentre 1960y 1990. La hsa media anual decreci~todelapabla~nenlaregidnme~~litann,hrd*mrinuido desde 3,0 hasta 23 por dento entre 1960-70 y 198090.

Es &lo mediante un mfoque tnis global que cs posible entendm ki avolucih del empleo ferciario espudo. E$te fen6meno est6dsvinCulado a un @ d o hish5rico que correspondeal cambio del r€gimen de acumuLaclbn y el modo de rs@aci6n, que own5 Wicamente entre 1973 v 1983. La temwrclIiW del mvviene tanto de Ia &canedad del mpleo t@rc&o informalp &mo de 10s de empleo de emerpwia. De hecho, el Estado lop6 d g u r a r unverdpdero "ej&citode m a " , que en 1983 Ueg6 a ~ e r d s important@ que d sector terciario i n f o d y que desaparecda rapidamente en h rrmperaubn 1983-89.

b. La disminuci6n p m p h del emplea pdblico

Debido a la implementaa6n sistemitica del neolibe~lismo, el empleo ptibko h e diaminuymdo progmivamente desde 1973 en adelante. En efecto, entre 1972 y 1990 9p du io de 12 a 6 por ciento de la PEA, que en &as absolutas signifid una

11 1

~ ~ 2 0 . IS1

1 Administ. Central (milas) 267 231 215 201 175

3. Em* TBIciprio (miles) 1597 1.948 2.122 2.267 2A74 4. A d h m l / A A (I) 8,4 6,4 5.7 4,7 3,7 5 AdCentmVKmuTerc (2) l6,7 11,9 l0,l 8,s 7,l

2 PEA (miled 3.182 3.636 3.768 4270 4.729

El enydeo priblieo @ciado (no financiero) tuvo una csida persistenk, tmt0 en thnlnps aklutor wmo relatiws. En tgnninos absolutes, cay6 en 34 por aentoentre 1976 y 1990. En t&minos IQIptivoo cay4 desde $,A hasta 37 por aento de la PEA. Su i m p sector terciario se redup a la mitad.

fw un pmeso cwi lineal que no +id de 10s vai- del d o m n h i e o , sin@ de Is duntad y capwidad del p b i m o militar para aplicar un ptoperto WW durante un prolott@o periOa0 de tiempo.

El ctdmienb del e m p b en el sector financiem cernemz6 a mcdiados de IQS etenta, ital h& -to del financier0 se debid a una

c a w tIpim: Is acumutscih de capital much6 a un dtnw sumor al del inmenento

En el pariodo 19764, el empleo fiMnCier0 SI? multiplic6 por m& de tres veces, superando m imporkmcia nl em* minem. De un seetor de i m p o m muginal en el em@ terdacio* psb a kner UM sig11ifica~i6n social &en&.

El Cuadro 7 entie@ lrts &as para el period0 1976-90. &$pub de 1983, el seetor IiMnciero se diversific6 muy ripidamenk, deter-

minando una di6minuci6n del peso mlativo del emplea h & o . Enbe 1978 y 1990, su importancia cay6 de 33 a 16 por cimto.

Q Is producHvided del trawp.

‘

ndelemplw tardarb@lco nciero, considerando las cifns disponibles p a la Adminie~radbn cenhal

Estado. El Cuadm 6 permite apreciar el period0 15’%1m.

C d r r 6. E q h dminismrcidn mind del htuda (ffl76-WJ

&.> 4 " ,

FAcroREsQUE I"

:&lo ecdmico y La poli- ica txonhica

E1 rifmo deacumulaeibn y e1 m b i o trcmldgieo me1 mtor

~CCAIUO GLOBAL

. '%.

PERI0m mom - 1973-1983 1964-1990

%&e aka del rmpleo '147%)

Caida del entplco (-42 %)

Expan&$ncapital finan- Diversificaa6n capital aero finsnciero

AI~umpko(1,9%a3,1 Aha empleo (3.1% fi %PEA) 39% PEA)

Rawdci6nypriva- Psivatizadones tizodOneS

I CddaempIeu(del2% a 6 Estancamiento empko % PEA) (6% PEA)

racionaIizaci6n. si6n

estimw

Fuerte a h (dq 46% a Cafda (a0 52% a 48% 52% PEA) I PEA)

115