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Cuadernos del S ureste

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nº 11

Edita:Colectivo Cuadernos del Sureste

Consejo de redacción:Dora Castillo

Joaquín CaraballoJavier Díaz-Reixa

Luis GuiraoFernando Gómez Aguilera

Ginés Díaz PallarésNatalia Jiménez Marsá

Jorge MarsáCarlos Meca

Mario Alberto PerdomoRamón Pérez NizGloria Valenciano

Dirección:General Goded, 5, 2º C

35500 Arrecife de Lanzarotewww.cuadernosdelsureste.com

[email protected]ño y maquetación:

Jorge MarsáImprime:Bouncopy

Depósito Legal:M-43758-1996

Impreso en papel reciclado y ecológicoSe permite la reproducción citando el origen

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Enero 2003

I N D I C E

EDITORIALES27 de septiembre ............................................................................................. 4Petróleo en Galicia y en Lanzarote......................................................... 8La financiación de la extrema derecha ................................................ 10

IRIS BARRERAAlgo más que un nuevo Life...................................................................... 12

MARIO ALBERTO PERDOMODirectrices: igualito que en Lanzarote ................................................. 17

FAUSTINO GARCÍA MÁRQUEZLas Directrices desde Lanzarote............................................................... 22

JORGE MARSÁArrecife: el espejo insular ............................................................................ 26

HANS MAGNUS ENZENSBERGERCompadezcamos a los políticos .............................................................. 36

Carpeta: CorrupciónCUADERNOS DEL SURESTEEl flujo de la corrupción............................................................................... 48

CARLOTA GUTIÉRREZEl secretario: el quinto poder ................................................................... 70

CARLOS ESPINO ANGULOCiudadanía y corrupción ............................................................................. 78

ALEJANDRO NIETOLa democracia corrompida......................................................................... 92

FERNANDO GÓMEZ AGUILERACreemos redes de comunicación ............................................................ 104

MARIO ALBERTO PERDOMOSalvar Lanzarote: un compromiso político........................................ 112

JORGE MARSÁEl enemigo exterior ........................................................................................ 132

ARUNDHATI ROYNunca más ........................................................................................................... 148

RAMIRO ARBELOContradicciones ciudadanas...................................................................... 151

CARLOS MECARehenes de la desconfianza....................................................................... 152

RICARDO SANTANA SANTANAA los españoles les va regular................................................................... 154

El principio de precaución .......................................................................... 158

JORGE MARSÁEsculturas con denominación de origen ............................................ 162

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Después del 27-S

El malestar que experimenta laconciencia social de Lanzarote sehizo patente en la manifestacióndel día 27 de septiembre convoca-da por Foro Lanzarote y apoyadade forma masiva por la poblaciónde la Isla. Si en torno a 10.000personas salieron a la calle, dandovida a una protesta pacífica, festi-va y muy plural en cuanto a lassensibilidades que la conformaron,es razonable deducir que muchosmás ciudadanos de los presentesse sintieron próximos a la convo-catoria y la apoyaron desde suscasas o desde sus puestos de tra-bajo (así se puso de manifiesto enla Encuesta de Temas Insulares delmes de noviembre, en la que un77% de los encuestados mostrabasu acuerdo con los motivos esgri-midos por los convocantes de lamanifestación). Una inequívocaexpresión popular a favor delfreno al crecimiento turístico y alas agresiones ambientales y terri-

toriales que ha sufrido y estásufriendo Lanzarote, como recogíala consigna que aglutinó a losmanifestantes: “En defensa deLanzarote y su futuro”. Pero tam-bién, sin duda, un grito de disgus-to frente a la corrupción, la inesta-bilidad de las instituciones y la ine-ficacia exhibida por los responsa-bles políticos a la hora de resolverlos conflictos de la Isla en su ges-tión al frente de las administracio-nes, conduciéndola a un punto deno retorno en el que cualquieranálisis de los indicadores estraté-gicos insulares muestra claramenteque la situación no ha hecho sinoagravarse en los últimos años.

Las responsabilidades, en este sen-tido, son concretas y apuntanhacia quienes han tenido enco-mendado el gobierno del Cabildo,a los alcaldes de los municipiosturísticos –muy en particular deYaiza y Teguise, pero tambiénTías–, al Gobierno de Canarias, alsector inmobiliario –apoyado poruna representativa facción delempresariado local turístico–, y alvoto complaciente de un segmen-to significativo de ciudadanos queha otorgado su confianza a lasopciones políticas responsables delos desaguisados contra los queluego ha tenido que levantar suvoz de protesta y censura. Unaparadoja que, de no resolverse através de la coherencia y la res-ponsabilidad del voto reflexivo yconsecuente, puede volver a repe-tirse, inexplicablemente, e inclusoagravarse, en las próximas eleccio-nes de mayo, si atendemos a losresultados de las encuestas másrecientes. Porque parece inevitablereconocer que la asistencia deesos miles de personas a la con-centración no provoca necesaria-

La convocatoriade lamanifestaciónpor ForoLanzarote, eltrabajorealizado y losresultadosobtenidosmerecen elreconocimientode todos

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mente una transformación delsentido de su voto en la próximacita electoral. De hecho, era signi-ficativo el número de manifestan-tes que son votantes tradicionalesde los partidos políticos en buenaparte responsables del desaguisa-do por el que se protestaba.

La convocatoria de la manifesta-ción por Foro Lanzarote, el trabajorealizado y los resultados obteni-dos merecen el reconocimiento detodos. La recuperación de la callecomo espacio de expresióndemocrática supone un paso ade-lante en la formalización de unagran conciencia ciudadana, unmuro de contención social, queplante cara activamente y corrija laincapacidad política tanto a lahora de gestionar el crecimientocero de las camas –ampliamentedemandado por los ciudadanos–como el consumo sostenible delos recursos, sin duda el debateestratégico central no sólo deLanzarote sino de toda Canarias.Pero el verdadero desafío para elpropio Foro y para la sociedad civilcomenzó al día siguiente de lamanifestación.

La administración del éxito es unatarea para la que no suelen estarpreparadas las asociaciones y pla-taformas ciudadanas, más experi-mentadas en la resistencia y lacontestación crítica. Porque de loque se trata, en última instancia,no es de sacar miles de personas ala calle, sino de canalizar suenergía y aprovechar su legitima-ción social para influir en las deci-siones y cambiar el rumbo de laspolíticas relacionadas con las rei-vindicaciones. Y, sin duda también,para reforzar el movimiento ciuda-dano, en su diversidad, de cara acontribuir, con estabilidad, solven-

cia y fortaleza, a la construcciónde la democracia participativadesde las prácticas cotidianas. Unaresponsabilidad y una oportunidadque los convocantes de la mani-festación del 27-S no deben nieludir ni desaprovechar, en lo queles concierne.

Foro Lanzarote ha sabido acrecen-tar y encauzar la tradición de con-ciencia insular que viene forjándo-se en Lanzarote desde hacemuchos años, a cuyo proceso deconformación han contribuido,particularmente en los últimos doslustros, distintas asociaciones, ins-tituciones, agentes de opinión ycolectivos de la sociedad civil. Unasociedad civil relativamente partici-pativa, comprometida, dueña detonos, actitudes y talantes distin-tos, y crecientemente articulada ydeliberativa –en sus contradiccio-nes–, que ha acumulado un capi-tal social común esperanzador,hasta el punto de constituir laoposición democrática al podermás activa y útil, en un contextopolítico pobre y precario, muycondicionado por la inestabilidad,el anquilosamiento y los pactoscontra natura. En fin, desnaturali-zado e insolvente.

De ahí que la primera consecuen-cia que debería haberse derivadode la manifestación del 27-S, bienpudiera haber sido la de un movi-miento de apertura y generosidadpor parte del Foro hacia el conjun-to de la sociedad civil organizada,con el propósito de aprovechar lacircunstancia para profundizar enla construcción del espacio de laciudadanía participativa. Un movi-miento de apertura y de reforza-miento que hubiera sido naturalen quien es consciente de que elpatrimonio del variado respaldo a

Editorial

El verdaderodesafío para el

propio Foro ypara la sociedadcivil comenzó al

día siguiente

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la manifestación era de pertenen-cia común, y en quien tiene unavisión estratégica del papel que elmovimiento ciudadano puededesempeñar en Lanzarote.Lamentablemente, no ha sido así,y se ha preferido entender lamanifestación como un éxito departe que viene a escribir unaespecie de punto final cívico, o,por el contrario, un punto deinflexión hacia la actividad políticapartidaria con vocación electoral.

Sin duda, la manifestación del 27-S –a la que recientemente ha veni-do a sumarse la gran manifesta-ción de Vilaflor en Tenerife, conmás de 100.000 personas en lacalle–, representa una oportuni-dad para la sociedad civil deLanzarote y para el conjunto deCanarias. En el mejor de los casos,el Archipiélago podría estar ini-ciando el camino para la construc-ción de una gran sensibilidad ciu-dadana activa con capacidad depresión para influir en las decisio-nes políticas sobre su territorio.Estaríamos, pues, antes que alfinal, al comienzo de una posibili-dad, por lo que sería recomenda-ble evitar apropiaciones, abando-nar la inclinación a pensar eufóri-camente en clave de victoria, des-terrar las exclusiones del proceso,y, lo que es más importante, supe-rar la tentación de hacer unatransferencia apresurada de lasconquistas de la ciudadanía alejercicio de la actividad política,formando una plancha electoralque concurriese a las próximaselecciones locales.

Entiéndase que este editorial seelabora sin la confirmación explíci-ta de la decisión de participar enlas elecciones por parte del sectordominante en Foro Lanzarote.

Después de las declaracionespúblicas en ese sentido que tuvie-ron lugar el pasado verano, todolo que nos ha llegado son mani-festaciones privadas y conjeturas.Sin embargo, esas conjeturasestán en la mente de muchas per-sonas y se comentan en diferentesespacios públicos, parece que ani-madas por algunos sectores delForo, aunque continúa sin produ-cirse una declaración pública queaclare las intenciones de quienesalimentan la perspectiva de la par-ticipación electoral.

Frente a ese horizonte de riesgos,sería saludable poner en común,ampliar la voluntad de pactosocial y preservar el capital ciuda-dano tan dilatada y colectivamen-te conquistado. Sobre todo, por-que no se administra un patrimo-nio propio y exclusivo, pero tam-bién por los riesgos de desgaste ydescrédito que podrían desplazar-se hacia el resto del movimientode la ciudadanía organizada. Noparece legítimo dar el salto a lapolítica asumiendo implícita yautónomamente la representativi-dad del conjunto de la contesta-ción ciudadana, hegemonizandoen clave electoral su aportación,construida a través de un largoproceso, cuando no se han dadoni el debate ni el acuerdo previospara una decisión de este tipo.

Hoy por hoy no se dan condicio-nes para una operación políticasurgida del movimiento ciudadanode Lanzarote. Conocer el tiempode maduración de los proyectos esdeterminante para iniciar su anda-dura con las mínimas garantías.Que el Foro intente hoy, apresura-damente, encarar la aventura polí-tica sería un error, derivado de unalectura superficial y reactiva del

Editorial

La primeraconsecuenciadebería habersido la de unmovimiento deapertura ygenerosidadpor parte delForo hacia elconjunto de lasociedad civilorganizada

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éxito de la manifestación del 27-S,un paso precipitado que conlle-varía elevadas probabilidades defracaso y de perjuicio para el restode asociaciones y agentes sociales.Una opción de este tipo reclamaser cuidadosamente debatida yvalorada, desde su comienzo y através de un proceso abierto, porel conjunto de la sociedad civilorganizada, que es, en su plurali-dad, la depositaria del capitalsocial que se ha generado enLanzarote.

La diversidad de sensibilidadespresente en la manifestación es lavariedad que debería estar repre-sentada en las conversaciones yplanteamientos previos a la con-formación de una alternativa deeste sesgo, una opción que natu-ralmente está llamada a surgir conla vocación de transformar la reali-dad, esto es, de gobernar, y no departicipar testimonialmente desdedentro de la Administración parainstitucionalizar la crítica. El objeti-vo último se cifra en reunir elpoder legítimo que permita hacerla otra isla que es posible. Desdeluego, el Foro o un grupo de susmiembros tienen el derecho aconstituir una opción política parapresentarse a las próximas eleccio-nes, pero sería ilegítimo que sehiciera usufructuando, de formadirecta o indirecta, el capital socialde la ciudadanía. Porque ese capi-tal pertenece a todos en conjuntoy a nadie en particular.

Desde Cuadernos del Sureste nonos pronunciamos en abstracto nia favor ni en contra de la partici-pación electoral de sectores delespacio político alternativo. Tansólo sostenemos que hoy por hoyy en las actuales circunstanciasque caracterizan a la sociedad lan-

zaroteña, la mejor manera deseguir contribuyendo a que mejo-ren las decisiones sobre la organi-zación del territorio, la gestión delos recursos y la calidad de vida delos ciudadanos de Lanzarote, radi-ca en reforzar y cohesionar elmovimiento ciudadano, y enaumentar la calidad de sus análisisy alternativas, además de su capa-cidad de influencia política y depenetración social. Esto es, seguirconstruyendo el ámbito de la ciu-dadanía participativa e influyente.Ponerlo en riesgo precipitadamen-te sería irresponsable y egoísta,además de injusto. Si alguien estátentado a hacerlo, que valore queen Lanzarote nos sobran proyectosbasados en las aventuras y en lasambiciones personales –todossabemos de sobra adónde condu-cen–, mientras que nos faltanrecursos y oportunidades, comopara desperdiciarlos cuando seatisban en el horizonte. Haymucha esperanza en juego.

Editorial

Hoy por hoy nose dan

condicionespara una

operaciónpolítica surgidadel movimiento

ciudadano deLanzarote

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Petróleo en Galicia y en Lanzarote

El accidente del petrolero ExxonValdez frente a las costas deAlaska se produjo en 1991. Lassecuelas ocasionadas por el verti-do de crudo fueron de tal calibreque obligaron a gastar ingentessumas de dinero durante lossiguientes diez años para tratar deeliminar las huellas del desastre. Lacatástrofe ecológica llevó algobierno de los Estados Unidos atomar medidas drásticas para evi-tar que se repitieran accidentes deeste tipo. Las disposiciones adop-tadas han sido efectivas: no se havuelto a producir ningún acciden-te que provocara nuevos vertidosen las costas de aquel país.

Un año después, en 1992, lamarea negra provocada por elbuque Mar Egeo anegó las costasgallegas. Al contrario que en aquelpaís, en el nuestro no se arbitra-ron las medidas imprescindiblespara evitar catástrofes de estetipo. Es más, no se tomó medidaalguna. Y diez años después lascostas de Galicia vuelven a sercontaminadas por las miles detoneladas de petróleo vertidas porel petrolero Prestige.

Desde el momento del accidente

se presentían consecuenciasdramáticas. Las presagiaba cual-quier observador mínimamenteinformado, salvo las autoridadesgallegas y españolas competentes,que durante los primeros días trataron de alejar el peligro recu-rriendo al infantil mecanismo deignorarlo.

Una vez confirmada la inevitabili-dad de la catástrofe, la actuaciónde la Xunta de Galicia y delGobierno español ha reveladotanto su ineficacia como la caren-cia de medios para combatir o dis-minuir las consecuencias de losvertidos. En palabras de un exper-to: “Las autoridades, una vez más,han estado dando palos de ciegoy han estado paseando el petrole-ro accidentado Prestige por elnoroeste, porque no sabían quéhacer con él. Por fin decidieronremolcarlo hasta alta mar, con loque la mancha de combustible sehizo cada vez más grande, espar-ciendo 10.000 toneladas de fuelpor casi 300 kilómetros decosta”*.

Puede decirse, por lo tanto, que laactuación del Gobierno español haalcanzado un nivel de incompe-tencia tal que no sólo no ha palia-do las secuelas del accidente sinoque las ha agravado notablemen-te. Pues bien, ese mismo gobiernoha sido el responsable –o el irres-ponsable– de autorizar las pros-pecciones petrolíferas frente a lascostas de Lanzarote yFuerteventura. Y es, obviamente,el mismo gobierno que garantizaque no existe riesgo de que lasextracciones provoquen conse-cuencias medioambientales.

Es verdad que no existe riesgo,sino la absoluta certeza de que seproducirán “consecuencias

Las consecuen-cias medio-ambientalesque niegantanto elgobiernocentral como elde Canarias vana producirse

*Manuel Casal Pita, “¿Hastacuándo más catástrofes ecológi-cas?”, El País, 25 de noviembrede 2002.

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ambientales”. Efectivamente, laduda no está en si se ocasionará ono contaminación, sino en cuálserá la gravedad de la misma.

Extraer petróleo del mar es unaactividad que provoca siemprecontaminación: por las explosionesde los sondeos o la propia perfo-ración; por los ácidos utilizadospara perforar o por los lodos tóxi-cos que se generan; por lospequeños o por los grandes verti-dos; por la limpieza de la platafor-ma o de los petroleros que arribanpara transportar el material extrai-do; y un etcétera que es bastantelargo.

A las costas de Lanzarote lleganrestos del piche que dejan lospetroleros al limpiar sus tanques amuchos cientos de kilómetros dedistancia. Imaginemos lo que ocu-rrirá cuando esos petroleros seconcentren a 27 kilómetros de lacosta para cargar el crudo que seextraiga de los treinta pozospetrolíferos que anuncian.

Las consecuencias medioambien-tales y, por lo tanto, turísticas queniegan tanto el gobierno centralcomo el de Canarias van a produ-cirse. Y van a ser graves. Porque laIsla vive exclusivamente del turis-mo, de la comercialización de sucosta y el aprovechamiento delclima. Resulta sencillo prever lassecuelas ocasionadas por algunanoticia publicada en periódicosalemanes, ingleses o peninsularessobre playas contaminadas porpetróleo: disminución de laafluencia turística de forma inme-diata y una imagen de destinoturístico contaminado que perdu-rará en el tiempo.

Otra cuestión es si esas conse-cuencias pueden llegar a ser

catastróficas, en el caso de que unaccidente provocara vertidos de talmagnitud que asolaran duranteunos cuantos años la industriaturística local. No es posible ase-gurar que ese accidente vaya aproducirse; pero tampoco que nosucederá. La historia de la indus-tria extractora de petróleo en elmar tiene ya cerca de un siglo, ylos incidentes que han acarreadouna seria contaminación delentorno constituyen un compo-nente consustancial a esa activi-dad, que se ha repetido con lasuficiente frecuencia como paraque contemplar esa posibilidadsea más que razonable.

Y tras la reciente experiencia de losucedido en Galicia con los verti-dos del Prestige, parece obligadopreguntarse: ¿en caso de acciden-te grave, tendremos en Lanzaroteo en Canarias los recursos huma-nos y los medios técnicos que nohan tenido en Galicia?

Sólo se nos ocurre una respuesta asemejante interrogante: la necesi-dad de que se constituya una pla-taforma política y ciudadana enLanzarote –que incluya partidos,sindicatos, empresarios y colecti-vos sociales– que pueda mostrardentro y fuera de la Isla la radicaloposición de la sociedad lanzaro-teña a la instalación de esas plata-formas petrolíferas.

La sociedad insular lleva años tra-tando de solucionar su gran con-flicto ecológico: el desmesuradocrecimiento turístico. Ahora tieneque hacer frente al otro gran pro-blema ecológico que se anunciaantes de que se convierta en reali-dad. Y sólo una gran movilizaciónunitaria en la Isla podrá evitar laamenaza inmediata que se ciernesobre Lanzarote.

Editorial

¿En caso deaccidente,

tendremos enLanzarote los

recursoshumanos y los

medios técnicosque no han

tenido enGalicia?

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La financiación de la extrema derecha

La xenofobia se ha convertido enuno de los problemas graves queacechan a la sociedad lanzaroteña.Las encuestas así lo ponen demanifiesto en los últimos años, yde manera creciente.

La responsabilidad por las actitu-des xenófobas reside, claro está,en los ciudadanos que las practi-can o defienden. Aunque nopodamos obviar la gravedad de lade los partidos políticos y mediosde comunicación que han contri-buido a alimentar esas actitudes.Responsabilidades que en Canariasson ciertamente significativas.

Esta extensión de la xenofobia, delracismo incluso, caracteriza abuena parte de las sociedadeseuropeas actuales, y explica el cre-cimiento electoral de las opcionespolíticas de extrema derecha.Progresión que se ha visto apoya-da por el hecho de que gran partede la derecha europea haya coinci-dido, en mayor o menor grado, enla defensa de posiciones xenófo-bas contra una inmigración quepromueve tanto las necesidadesde sus propias economías comolas desigualdades globales queesas mismas economías provocan.

No obstante, y pese a lo dicho,resultaría ciertamente sorprenden-te que en cualquier sociedad euro-pea la extrema derecha fuerafinanciada por las institucionespúblicas con las contribuciones delos ciudadanos y apoyada por lospartidos políticos mayoritarios.

Si entendemos que la característi-ca más clara de esa extrema dere-cha es el racismo o la xenofobia–hoy transmutados en fundamen-talismo cultural–, tendríamos queconvenir que la extrema derechalanzaroteña tiene nombre. El de

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La xenofobia seha convertidoen uno de losproblemasgraves queacechan a lasociedadlanzaroteña

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aquellos que se caracterizan poruna actividad continuada e incan-sable destinada a promover laextensión de la xenofobia entre los ciudadanos de la Isla: laFederación Insular de Asociacionesde Vecinos de Lanzarote,Titeroygakat.

El 23 de febrero –curiosa fecha–del pasado año, Titeroygakatcelebró una entrega de premioscon una cena por todo lo altopara varios centenares de personasen el Monumento al Campesino.¿Quién pagó la cuantiosa facturadel restaurante propiedad delCabildo Insular?

De aquel acto se publicó un catá-logo de 36 páginas a todo colorcon el nombre de El Jolatero, queconstituía el número 0 de unarevista que tuvo continuidad elpasado mes de agosto en sunúmero 1, también monográfico,dedicado a la “Ley de laResidencia Canaria”, con el mismocolor y alguna página más. ¿Dedónde están saliendo los fondospara sufragar una revista de esascaracterísticas que se reparte gra-tuitamente?

Parece lógico pensar que los res-ponsables de la financiación de laextrema derecha lanzaroteñapudieran encontrarse entre losque enviaron su cariñoso saluda oentre aquellos a los que laFederación agradecía su colabora-ción: Román Rodríguez, ManuelFajardo Palarea, Miguel Ángel LealCedrés, Juan Carlos Becerra, MªIsabel Déniz de León, MiguelMartín Betancort, José Juan CruzSaavedra, Jesús Machín Duque,José Francisco Reyes Rodríguez,Juan Pedro Hernández, Mª JoséDocal, Luis Arráez, VíctorBetancort, Ángel Ascensión,

Manolo Pérez Gopar, CelsoBetancort, Sergio Machín, MarioPérez, Juan Ferrer, FranciscoCabrera y José Torres Stinga.

Claro que podría pensarse que esafinanciación no la habrían asumi-do estos ciudadanos a título per-sonal, porque en la contraportadadel número 0 de El Jolatero apa-recían los escudos de todas lasinstituciones a las que representanesas personas –salvo la que acogea Francisco Cabrera–: Gobierno deCanarias, Cabildo de Lanzarote,Centros de Arte, Cultura yTurismo, Ayuntamiento deArrecife, Ayuntamiento de Haría,Ayuntamiento de San Bartolomé,Ayuntamiento de Teguise,Ayuntamiento de Tías,Ayuntamiento de Tinajo yAyuntamiento de Yaiza.

Así que la pregunta que nos hace-mos resulta obvia, aunque sepueda formular de distintas mane-ras: ¿están el Gobierno deCanarias, el Cabildo y todos losayuntamientos de Lanzarote apo-yando y financiando las activida-des dedicadas a extender la xeno-fobia en Lanzarote con el dinerode los contribuyentes? ¿Estánfinanciando CC, PIL y PSOE desdelas instituciones públicas a laextrema derecha lanzaroteña?

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Editorial

¿Estánfinanciando CC,

PIL y PSOEdesde las

institucionespúblicas a la

extremaderecha

lanzaroteña?

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Algo más que un nuevo LifeIris Barrera

La evolución de los indicadoresambientales no es nada halagüeñaen Lanzarote. Al igual que hacecuatro años, el tema crucial deLanzarote hoy en día sigue centra-do en el desbordamiento territo-rial, ambiental y social originadopor el crecimiento turístico. Unriesgo de desbordamiento que secierne sobre la isla a pesar de lasmedidas que se han venido adop-tando desde hace lustros.

Con ser grave la situación actual,podría agravarse más en el futuro.La potencialidad del crecimientode las zonas turísticas sigue siendoexcesiva. Actualmente hay censa-das unas 63.000 plazas, sin conta-bilizar la segunda residencia. Pero,una vez transcurra el período de10 años de la moratoria turísticainsular, las cifras anteriorespodrían aumentar hasta alcanzarlas 95.437 plazas turísticas y58.000 de segunda residencia, sino se toman nuevas medidas limi-tativas. Estas cifras no podrían ser

asimiladas por el sistema insular.

Por todas las razones expuestas, apesar de las dificultades surgidasen los últimos años y escuchandoafortunadamente las voces máslúcidas de la sociedad insular, elpresidente del Cabildo deLanzarote ha emprendido unnuevo trayecto encaminado a pro-fundizar en la contención del cre-cimiento turístico y avanzar haciala sostenibilidad insular. Lo hacede la mano de un nuevo proyectoLife aprobado por la UniónEuropea, denominado Lanzaroteen la Biosfera 2 (2001-2004):Exploración de nuevas líneas deactuación, financiación y fiscalidadpara la Reserva de Biosfera.

¿Puede el Plan Insular deOrdenación (PIO) afrontar estacuestión? ¿Se puede seguir avan-zando en la contención del creci-miento turístico en Lanzarote sinuna participación activa delGobierno de Canarias? No, de ahíque se señale hacia el Gobierno deCanarias y sus competencias.

En tal sentido habría que pensaren una especie de autorización opermiso administrativo de plazasturísticas, posterior incluso a lalicencia municipal, sin el cual elresto de autorizaciones, permisosy licencias municipales no adqui-rirían ejecutividad e impediría lamaterialización de la obra corres-pondiente. Hasta que dicha refor-ma legal se produzca, desde laherramienta del PIO poco sepuede hacer ya para evitar el creci-miento turístico después de 2010.En su momento, y con su entradaen vigor en 1991, anuló cerca deuna veintena de planes urbanísti-cos, desclasificó más de 250.000plazas turísticas, introdujo medi-das para reducir el ritmo de creci-

La potenciali-dad delcrecimiento delas zonasturísticas siguesiendo excesiva

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miento, protegió el conjunto delterritorio insular... y desde enton-ces, no sólo no se han aprobadonuevos planes urbanísticos, sinoque se ha profundizado en dichalínea de contención del crecimien-to, hasta la reciente aprobación,en el año 2000, de la denominadamoratoria turística insular median-te una Revisión del PIO, estable-ciendo una nueva programacióndel crecimiento turístico.

El PIO nada más puede hacer por-que la mayor parte del suelo en elque se ejecutarían las nuevas pla-zas turísticas, casi el 90%, es suelourbano (o sea, suelo clasificado ensu día como urbanizable que hoyya se encuentra urbanizado).Impedir la ejecución de esas plazasimplica desclasificar suelo urbano,y eso con la legislación actual enla mano no es posible sin indem-nizar. Ni lo puede hacer el PIO, nise puede hacer sin indemnizar. Poreso, se hace preciso que la legisla-ción urbanística canaria preveaeste tipo de posibilidades y habili-te legalmente a los Cabildos paraque, a través del planeamientoinsular, puedan desclasificar plazasturísticas sabiendo de antemanocuáles serían los conceptos indem-nizables a los que habría de hacer-se frente.

Es imprescindible, pues, incidir enel ámbito regional para que seproduzcan esos cambios aprove-chando la oportunidad que ofre-cen las Directrices Generales deOrdenación y del Turismo que pro-mueve el Gobierno de Canarias.

La contradictoria sensibilidadmedioambientalAdemás de los problemas territo-riales, la Isla sufre las consecuen-cias de otro tipo de problemasestrechamente vinculados con la

sostenibilidad global. Aunque nohay déficit en el abastecimiento deagua, ha aumentado el consumounitario, lo cual genera mayorescostes ambientales y aumenta ladependencia energética del exte-rior y de los hidrocarburos. Al serla desalación de agua de mar elprincipal consumidor de energíaeléctrica, ésta ha crecido en un30%, y un poco más (40%) el con-sumo de productos petrolíferos ylas emisiones de CO2. La terceraparte de las emisiones de CO2 a laatmósfera está ocasionada por lamovilidad motorizada; el restoobedece a la producción deenergía eléctrica y al proceso dedesalación de agua de mar.

Lo mismo ha sucedido con lageneración de residuos. Talesincrementos sólo se explican debi-do al aumento de los consumosunitarios. Es decir, los ciudadanosde Lanzarote somos cada vez másinsostenibles. No es una buenanoticia si se pretende justificar lacontribución de la Reserva deBiosfera de Lanzarote al calenta-miento global del planeta. Muy alcontrario. Seguramente este tipode cosas sustentan que el 40% dela población crea que la situaciónmedio ambiental haya empeoradoen los últimos años.

Un revelador dato lo constituye laevolución de la demanda de elec-tricidad, que arrojó un aumentodel 8% en el primer trimestre de2002 en relación con igual perío-do del año anterior. El citadoincremento del 8% equivale atodo el consumo eléctrico de1986, nada menos. La demandaentre enero y marzo del presenteaño se situó en 154.758 megawa-tios/hora. De seguir esta tendenciase prevé que el consumo de

Iris Barrera

Se hace precisoque la

legislaciónhabilite a los

Cabildos paraque puedandesclasificar

plazas turísticas

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energía por abonado ascienda aunos 11 megawatios/hora, cuandoen 1986 era sólo de 5,16. Losconsumos unitarios sobrepasan lamedia de la Unión Europea, apro-ximándose a los consumos mediosde los Estados Unidos. En la Islahay más de 57.000 abonados.

Puede afirmarse sin temor a equí-voco que algunos aspectos deldesarrollo insular previstos en1997 para un período generacio-nal de 25 años (en 2021) se hanalcanzado en sólo cinco años, locual ofrece una idea certera delvertiginoso proceso de transfor-mación al que está siendo someti-da la Isla. Más allá de la retórica,la isla galopa desbocada hacia lainsostenibilidad.

No obstante, los estudios disponi-bles no ofrecen lugar a la duda: lapoblación se muestra partidariadel cuidado medioambiental, esosí, siempre y cuando no merme lascomodidades alcanzadas. No seestá por hacer sacrificios persona-les a favor del medio ambienteque les reste un ápice del bienes-tar material conseguido, trasladan-do la responsabilidad de adoptarmedidas a las AdministracionesPúblicas. Así, las personas semuestran claramente a favor deuna aplicación estricta de las leyesurbanísticas y medioambientales,pero consideran que comprome-terse personalmente no sirve denada sin la decidida participaciónde las instituciones públicas.

La mayoría de los encuestados enalgún estudio, por ejemplo, diceno estar dispuesta a aceptar unaumento de las tarifas eléctricas yde agua, a pagar más por un litrode gasolina o a abonar másimpuestos por energías no conta-minantes, aunque se muestran

partidarios de clasificar las basurasen casa o pagar más por un cocheno contaminante. El parque devehículos supera hoy las 92.000unidades, resultando una ratio demás de 900 vehículos por cada1.000 habitantes cuando la mediaestatal está en 550. Sin duda unvolumen de vehículos superadopor muy pocos lugares en el pla-neta. En los últimos seis años sehan incorporado a las carreterasinsulares 30.000 vehículos nuevos.

Como se indicó, la sensibilidad delos lanzaroteños hacia los temasmedioambientales sigue patente.Así lo demuestra EcoCanarias2001 cuando sitúan la conserva-ción del medio ambiente como elproblema más importante deCanarias, la acción más urgenteque hay que realizar y la másimportante a ejecutar en los próxi-mos diez años. En general, los lan-zaroteños declaran estar muy pre-ocupados con aspectos tan diver-sos como la destrucción de lacapa de ozono, el cambio climáti-co o la contaminación de los ali-mentos y si eso no se correspondecon sus estilos de vida personales,una posible explicación podría serque no alcanzan a ver que elmedio ambiente, el territorio y lasactividades humanas son un todointegrado, concibiendo los temasambientales como partes aisladasy sin relación entre sí. Ello noimpide que se perciba claramentela relación directa existente entreexceso de construcción y situaciónmedioambiental en la Isla.

Un último dato señala que el por-centaje de flora amenazada hacrecido en un 15%, tratándose ensu mayor parte de flora vascularde litoral, lo cual ofrece una ideade la presión a que está siendo

Algo más que un nuevo Life

Más allá de laretórica, la Islagalopadesbocadahacia lainsostenibilidad

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sometida esta importante y valiosafranja del territorio.

¿Qué hacer con estas cuestiones?La respuesta nos remite a las solu-ciones propuestas en la EstrategiaLanzarote en la Biosfera.

Los turistas también cuentan,y mucho.A la hora de analizar la situaciónde la Isla, por lo general se hacereferencia a la población local,olvidando que sobre el territorioinsular se encuentran de formapermanente algo más de 50.000turistas. Equivalen, prácticamente,a la mitad de la población residen-te y, al igual que éstos, consumenagua y electricidad, generan resi-duos, visitan masivamente espa-cios de alta calidad ambiental ytremendamente frágiles o utilizanmayoritariamente el transporteprivado para recorrer la Isla (seestima que por cada litro de gaso-lina se generan dos kilogramos deCO2), con el añadido de que cau-san mayores impactos que los resi-dentes.

Por lo tanto, la turística es un seg-mento de la población sobre elque es preciso incidir a la hora dellamar la atención sobre conductassostenibles en la Isla y reclamar sucontribución personal en tal direc-ción. Por ejemplo, un turista con-sume unos 100 litros más de aguadiarios que un residente, o entorno a 4 kilowatios/hora más deenergía.

Los estudios de opinión indicanque más de la mitad de la pobla-ción establece una relación directaentre el turismo y los problemasmedioambientales. Así, consideranque el turismo tiene que ver direc-tamente con la generación de resi-duos, la proliferación de edifica-

ciones, el consumo de recursosnaturales, la alteración del paisaje,el daño a la flora y fauna, elaumento del tráfico y la contami-nación, la generación de ruidos oel incremento de las construccio-nes.

El sólo hecho del transporte aéreoy las emisiones contaminantes ver-tidas a la atmósfera hacen delturismo una actividad insostenibledesde una perspectiva globalsobre la que es difícil intervenir,aunque los turistas cuentan a sufavor con una mayor trayectoriade conductas sostenibles en suspaíses de origen: transporte públi-co, separación selectiva de resi-duos... Todo esto acontece en uncontexto de caída del gasto turísti-co por persona, por lo que serecurre a una práctica insostenible:a más cantidad de ellos para man-tener los márgenes de rentabili-dad.

A la vista de estos datos, la lógicasugiere el diseño de políticas desensibilización orientadas haciaeste importante segmento de lapoblación que causa impactossobre el territorio insular, dispo-niéndose de la ventaja de su, engeneral, mayor capacidad de res-puesta puesto que están másacostumbrados a este tipo de polí-ticas en sus países de origen.

Los ejes del cambio.¿Qué se propone en el nuevo Life?Para poder seguir profundizandoen el propio proceso insular, esimprescindible que el GobiernoAutónomo de Canarias cree lascondiciones legales y contribuya aresolver las siguientes cuestiones:

• Impedir la construcción de nue-vas plazas turísticas de las con-templadas por la “moratoria

Iris Barrera

No se está porhacer sacrificios

personales afavor del medio

ambiente queles reste un

ápice delbienestarmaterial

conseguido

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turística” insular después delaño 2010, fecha límite de suvigencia.

• Reducción drástica del resto delalojamiento en las zonas turísti-cas, combinada con medidaspara dificultar su utilizacióncomo oferta turística y paramodular su ritmo de desarrollo.

• Impulsar la aplicación de losprogramas definidos por laEstrategia Lanzarote en laBiosfera.

En relación con las nuevas políti-cas fiscales que serán exploradas através de los estudios puestos enmarcha a través del Life, se propo-nen dos ideas:

1ª. Fondo de rescate y “ecotasa”.

Se plantea el rescate de derechosedificatorios consolidados que nosea posible desclasificar por loscauces administrativos y jurídicosordinarios. El objetivo sería reca-bar fondos mediante un impuestoturístico (u otras vías) con los quefinanciar en parte la recuperacióndel exceso de derechos edificato-rios que no sea posible eliminardel mercado por otras vías, con elfin de impedir más crecimientoturístico después de 2010.

Tanto los estudios del Centro deDatos del Cabildo comoEcoCanarias reflejan que la mayorparte de la población encuestadasería partidaria de una medida deeste tipo, considerando que suintroducción ni perjudicaría nibeneficiaría a la afluencia turística.

2ª. Ambientalización de tributos.

Debe entenderse como un meca-nismo para obstaculizar/disuadirhábitos y conductas insostenibles.

Las asignaturas pendientes delnuevo Life siguen siendo, pues,conseguir que la ComunidadAutónoma modifique el actualmarco legislativo para permitir quela Isla avance en los procesosabiertos desde hace lustros, si sedieran las condiciones políticaspara ello, y, de otro lado, sacar delolvido aquel otro proyecto Lifeque se denominó EstrategiaLanzarote en la Biosfera, tratandode promover la aplicación de sus28 programas. No hay fórmulasmágicas. Se necesita algo más queun nuevo Life y ese algo más seencuentra en el seno de la socie-dad insular y, particularmente, enla política y en los segmentos máscomprometidos y lúcidos.

Algo más que un nuevo Life

Sacar del olvidoaquel otroproyecto Lifeque sedenominóEstrategiaLanzarote en laBiosfera

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Directrices: igualito queen Lanzarote

Mario Alberto Perdomo

En ninguna otra isla iba a encon-trar el Gobierno de Canarias elcalor institucional que requería laaprobación provisional de lasDirectrices de Ordenación Generaly del Turismo. De ahí que fueseLanzarote el lugar escogido paratal acontecimiento, aunque quizáno contaba el Gobierno con quetampoco en ninguna otra isla seiba a encontrar con tal alto nivelde contestación social en deman-da de un crecimiento cero, prota-gonizada por Foro Lanzarote alrecibir a los miembros delGobierno a las puertas de la CasaCabildo, con llamativo desplieguede bienvenida, permitiendo que seescuchara la voz de la FederaciónEcologista Canaria Ben Magec.Entre el calor y la contestación, elConsejo de Gobierno validó untexto de Directrices que, en elmomento de redactar esta cróni-ca, acaba de ser remitido alParlamento, iniciándose así un

incierto debate que culminará conla aprobación y entrada en vigorde lo que resulte de tal trámite.

Incertidumbre en el Parlamento.Incierto por cuanto el Gobierno seencuentra en minoría y necesita elrespaldo de su socio parlamenta-rio, el PP (Partido Popular), parasacar adelante la iniciativa.Aunque quiere hacerlo por unani-midad apelando a la alta respon-sabilidad de los representantesparlamentarios, lo cierto es que elPP comienza a escenificar electo-ralmente su distanciamiento delGobierno monocolor de CoaliciónCanaria (CC), generando incerti-dumbre sobre el resultado final deun proceso al que el PartidoSocialista Canario (PSC) no piensaacudir de convidado de piedra,según han manifestado sus diri-gentes, como tampoco parece dis-puesto a dejarse engatusar por losnacionalistas con el único fin deque éstos obtengan una ventajanegociadora sobre los populares ycierren, finalmente, un acuerdodescafeinado sobre las Directrices.

De una apresurada lectura inicialdel acontecimiento sobresalen trescuestiones. Una. No hace faltaque lo proclame el Gobierno parareconocer que se está, sin duda,ante la Ley más importante de lalegislatura y, probablemente, decuantas legislaturas se han vividodurante los veinte años de vigen-cia del Estatuto de Autonomía.Una Ley que trata de definir elmodelo de desarrollo general y delturismo que debe prevalecer en lasIslas superando arcaicas visionessectoriales o parciales para,esforzándose en enmarcarla enuna visión de conjunto, ordenartodas las actividades humanas

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sobre el territorio. Lo cual debeentenderse, desde la perspectivadel Gobierno, no tanto como labase desde la que debe iniciarseun proceso hacia la sostenibilidaddel conjunto del sistema cuantouna manera de evitar que unacatástrofe económica y ecológicase adueñe de las Islas.

Dos. Con su gesto de aprobar pro-visionalmente las Directrices enLanzarote, reconocía el Gobiernola labor que viene desarrollando laIsla al tratar de racionalizar y zoni-ficar el crecimiento turístico, enprimer término, ralentizarlo, mástarde, y reducirlo drásticamente,en la actualidad. Una labor que,aunque con escasos resultadosprácticos, incorpora antes quenadie en las Islas la cultura de loslímites al aprobar el primer PlanInsular de Ordenación (PIO) deCanarias, en 1991, y revisarlonueve años después, en 2000,acción que limita a 10.707 plazasturísticas las que podrán construir-se, legalmente, en la Isla hasta elaño 2010. Una denostada y con-tradictoria isla de Lanzarote que, apesar de la carga crítica a la quees sometida y autocrítica a la quese somete, con razón a menudo,fue capaz de desclasificar en 1991planes parciales que albergabanun potencial de crecimiento de250.000 plazas, y más tarde, en1998, fue capaz de poner sobre lamesa de debate una Estrategia deDesarrollo Sostenible (Lanzaroteen la Biosfera), pero cuyo altogrado de incumplimiento es desobra conocido. La capacidad deinnovación sigue intacta.

La experiencia de Lanzarote.Tres. Por último, debe subrayarseque las Directrices remitidas alParlamento de Canarias son las del

Gobierno. O un sector delGobierno, mejor dicho. Aunquedebió sortear algunos cambios derumbo, las Directrices nacen sinacuerdos previos por debajo de lamesa. Serán ahora los diferentesgrupos parlamentarios los queexpongan en la Cámara legislativasus visiones sobre el modelo dedesarrollo que debe implantarseen el Archipiélago, pero con luz yante taquígrafos, exponiéndose aser señalados por unos, si lasrecortan y, por otros, si van dema-siado lejos.

Modelos básicos hay dos. El queha dominado hasta ahora, basadoen el crecimiento indefinido ycuantitativo de la oferta alojativa yen la desconsideración de los cos-tes sociales, económicos y ambien-tales que ello acarrea, y, de otrolado, un nuevo modelo, tendenciamejor dicho, en el que debe pri-mar la cultura de los límites y lacontabilización y minimización detodo tipo de externalidades,aspectos que están íntimamentevinculados al escaso territorio útil,al riesgo cierto de desbordamientodemográfico de las Islas y a la pro-pia viabilidad y competitividad delsector turístico a medio y largoplazo.

Las remitidas al Parlamento sonunas buenas Directrices. Las mejo-res posibles dados los delicadosequilibrios de poder existentes.Resumiendo mucho, podría decir-se que el Gobierno se ha inspiradoen la experiencia de Lanzarotepara trasladar al conjunto delArchipiélago, reconociendo quecada isla es un mundo, un paque-te de medidas que se fundamen-tan en dos pilares básicos. El pri-mero es la necesidad objetiva decontener drásticamente el creci-

Directrices

No hace faltaque lo proclameel Gobiernopara reconocerque se está, sinduda, ante laLey másimportante dela legislatura

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miento turístico, introduciendoestrictos límites temporales.Ritmos de crecimiento, es decir.Con ello, se contiene en buenamedida la presión constructiva, losevidentes riesgos de crisis de so-bre oferta y la pérdida de compe-titividad del sector a corto plazo,amenazado, en tal caso, por laposible caída de los precios, unamerma de los ingresos y, conse-cuentemente, una reducción de lacapacidad inversora de las empre-sas y de las rentas salariales en elsector y sus alrededores. Al final,eso se traduce en un estatus espe-cial para las Islas occidentales,bajo el falso alegato de pérdida derentas (en A, falta decir), permi-tiendo la aberración de que lasedificaciones turísticas se desarro-llen sobre suelo rústico, mientrasque para las demás se introducenritmos del 1% interanual hasta2005, rebajables por los PIO,fecha en que será el Parlamentoquien fije por Ley el crecimientoque cada una de ellas podrá admi-tir, revisable cada dos años.

Extinción de licencias.El segundo pilar es la extinción deaquellos derechos edificatoriosque no hayan cumplido sus debe-res urbanísticos. Con esta medida,debidamente ejecutada, se estimaque el Gobierno de Canariaspodría proceder a la caducidad deplanes parciales con un potencialedificatorio futuro de trescientas ocuatrocientas mil plazas, aproxi-madamente el 50% del techo teó-rico que podría construirse en lasIslas si no se adoptan las medidasoportunas. Y ello, con escasos onulos riesgos indemnizatorios.Problema distinto es el potencialde crecimiento restante, del quegrosso modo, podría afirmarse

que está jurídica y urbanísticamen-te consolidado, por lo que sueventual desactivación requiereindemnizar a sus propietarios, conlo que la situación delArchipiélago se equipararía a la deLanzarote y su problema de redu-cir drásticamente el crecimientodespués del año 2010, para locual se estudia la posibilidad deimplementar novedosas medidasfiscales que generen los ingresosextraordinarios que se precisanpara afrontar tamaño desafío.Léase impuesto turístico o ecotasa,como se le conoce popularmente,que nutran un fondo de rescatede esos derechos de manera con-certada con los propietarios desuelo.

Un problema añadido lo constitu-yen las denominadas licenciasvivas. Son aquellas que adquirie-ron plenamente sus derechos edi-ficatorios inmediatamente antesdel inicio de los procesos abiertospor el Gobierno y las consiguien-tes decisiones. Unos hablan de90.000 plazas, el Gobierno de52.000. Con ellas, el Ejecutivopropone un proceso de concerta-ción voluntario de entre tres y diezaños para ralentizar su ejecución yentrada en el mercado. Lo que noresuelve el problema, sino que loaplaza. Eso significa un aumentodel 25% de la actual oferta alojati-va, incremento que muy difícil-mente podrá asumir la industriaturística canaria, máxime cuandocrece a pasos agigantados la com-petencia internacional, la situacióninterna en Alemania no es nadaboyante y el mercado británicotiene un potencial de gasto muyreducido. En otras palabras, nohay turistas en los países emisorestradicionales con los que llenar

Mario Alberto Perdomo

No hay turistasen los países

emisorestradicionales

con los quellenar esos

nuevosincrementos de

la ofertaturística

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esos nuevos incrementos de laoferta turística.

Un potencial inasumible.El gran problema, pues, siguesiendo el potencial de crecimientoturístico consolidado en Canarias,tanto por las licencias vivas oinmediatas como por los planes defuturo. Un problema que proba-blemente no puede ser afrontadoen la actualidad dada la existentecorrelación de fuerzas económicasy políticas, así como la mentalidadtodavía imperante en los círculosdel poder, pero que acabará emer-giendo como una irrenunciablenecesidad a lo largo de la legisla-tura entrante, lo que exigirá laadopción de nuevas medidas, másdrásticas, y un profundo cambioen el marco legislativo imperante.Aquí, de nuevo, será de enormevalía lo que hoy se califica comoliteratura sostenible sin utilidadpráctica o los estudios que no sir-ven para nada que se vienen reali-zando en Lanzarote. La negativadel Gobierno a la implantación deuna ecotasa, potestativa, indicaque no se quiere asumir el proble-ma de la descalificación de lasaproximadamente 700.000 plazaspotenciales que pueden construir-se en Canarias.

Mientras tanto, se detectan dosgrandes asignaturas pendientes.Una, los Presupuestos Generalesde la Comunidad Autónoma para2003 nada tienen de sostenibles,ni muestran intención alguna poradecuarse a las nuevas líneas pro-gramáticas que esbozan lasDirectrices, como tampoco se atis-ba intención alguna por ambienta-lizar el Plan Director de Infraes-tructuras, que tantos estragos estáocasionando en la geografía de lasIslas. Dos, se desconoce el parque

alojativo que viene operando ile-galmente en el Archipiélago, sinque el Gobierno evidencie inten-ción alguna por intentar averi-guarlo y, en su caso, inspeccionar-lo y proceder al cierre de esosestablecimientos, lo cual eliminaríaun porcentaje significativo de laoferta y de la competencia desleal.

Hasta ahora se ha descrito lo másllamativo de las Directrices. Perohay más. Las Directrices deOrdenación General descansansobre seis ejes: recursos naturales(que contempla biodiversidad,atmósfera, agua y recursos fores-tales y geológicos), energía y resi-duos, territorio (que se subdivideen sistema territorial, suelo rústico,densidad urbana, complejidadurbana y vivienda), transportes ycomunicaciones (que recoge infra-estructuras, puertos y aeropuertos,red viaria, transportes colectivos ytelecomunicaciones), patrimoniocultural y paisaje y, por último,actividades económicas y territorio(que recoge el turismo, el agro, laconstrucción y la industria y losservicios). Prácticamente todo. Ysobre todo ello se proponenNormas Directivas (ND) y Normasde Aplicación Directa (NAD).Resumiendo mucho, se obligarápor Ley a los Cabildos y a losAyuntamientos para que desarro-llen gran parte de estos temas,desde ordenanzas sobre ruidos ycontaminación atmosférica a lasdeterminaciones paisajísticas. Lomejor que se puede hacer conellas es leerlas.

Los Cabildos, la llave. ¿Hay capacidad para digerir, cum-plir y hacer cumplir tanta comple-jidad normativa? ¿Hay capacidadpara exigir que la Ley no se quedeen papel mojado si un Cabildo o

Directrices

Los Presupues-tos no muestranintenciónalguna poradecuarse a lasnuevas líneasprogramáticasque esbozan lasDirectrices

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un Ayuntamiento no la cumple (nila hace cumplir)? Las leyes, en símismas, no resuelven nada, aun-que ofrecen garantías a los ciuda-danos. La clave de las leyes resideen la existencia de una decididavoluntad política por cumplirlas yhacerlas cumplir, y en el clarocompromiso civil de exigir su cum-plimiento. Porque a este complejoentramado debe añadirse ahoralas Directrices de Ordenación delTurismo, que descansan sobre trespatas: el modelo turístico, la reno-vación edificatoria y la rehabilita-ción urbana y, por último, las con-diciones del crecimiento.

Es clave la puerta que se le abre alsector de la construcción, que,lejos de colapsarse como algunosagoreros vaticinan, encontraríacartera de trabajos más que sufi-ciente para seguir actuando comomotor de la economía canaria enla renovación de la planta alojativaobsoleta y en la rehabilitación delos espacios públicos de los nú-cleos turísticos, así como en elparque de viviendas para residen-tes y en la obra pública. Novedades la asunción por el Gobierno deque la Reserva de Inversiones deCanarias (RIC) debe poder desti-narse a tales menesteres, constitu-yendo un caudal financiero conuna capacidad de transformacióny modernización realmente impre-sionante (más de un billón depesetas de ahorro empresarial quese sustenta en no pagar impues-tos). De igual modo, parece que elGobierno comienza a asumir quelos Incentivos EconómicosRegionales no pueden seguiraplicándose a subvencionar plantaalojativa nueva.

En resumidas cuentas, el Gobiernoy el Parlamento contextualizarán el

modelo sobre la base de que cadaisla es un modelo, siendo los PIOlos instrumentos materiales de eje-cución de las nuevas políticas. UnPIO puede decidir crecer por deba-jo del 1% anual, o proponer uncrecimiento cero porque los equi-pamientos sociales básicos seencuentran desbordados, o nocrecer en una zona si está satura-da porque su capacidad de cargaterritorial, turística o ambientalestá desbordada, o no crecer si unnuevo crecimiento potencial dese-quilibra el sistema territorial. LosPIO son las piezas claves, una vezadaptados a la nueva legislación ydesarrollados sus Planes Territoria-les Especiales.

Diríamos que quien gobierne en elCabildo de Lanzarote tendrá lallave de lo que pase o deje depasar en la Isla. ¡Claro que no daigual quién mande en el Cabildo apartir de las elecciones de mayode 2003! Sin duda, el grandesafío insular a partir de la entra-da en vigor de la Ley consistirá engarantizar que el gobierno resul-tante en el Cabildo está en sin-tonía política y vital tanto con loscontenidos de las Directrices comocon el crecimiento cero despuésde 2010.

Mario Alberto Perdomo

¿Hay capacidadpara digerir,

cumplir y hacercumplir tanta

complejidadnormativa?

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Las Directrices desde Lanzarote:premonición,contradicción,interacción

Faustino García Márquez

Cuando uno es ya un poco mayor,y le piden una visión de una islacomo Lanzarote, la primera dudaque le asalta es ¿de cuál de lasLanzarotes que creo conocer?¿desde qué perspectiva, desde quétiempo, desde qué dato, desdequé recuerdo?

Ustedes me perdonarán estapequeña digresión; sólo pretendoseñalar que cuando el territorio noes sólo el objeto de un trabajoprofesional, sino el lugar en el quese vive y se siente, que identifica yen el que se refleja, no hay unavisión, sino múltiples visiones queinteractúan, que se complementanentre sí, que se distorsionanmutuamente.

Por eso, cuando uno vuelve a verla Isla, por más que quiera endu-recer y enfriar la mirada, por másque intente ser técnica y científica-mente objetivo, no dejará nuncade aflorar la húmeda presencia delrecuerdo y del sentimiento. Y nose puede renegar de esta formade acercarse a las Islas, a cada Islay a ésta en particular, porque es laforma más compleja y completaposible, con la historia individual ycolectiva por delante, sintiendo elterritorio como algo propio, con elsentimiento que todo lo empaña ylo aclara, que todo lo empequeñe-ce y lo magnifica, que todo lopone en su justo e imprecisolugar.

Pero entiendo que aquí y hoydebo situarme en la visión másreciente que he podido tener deLanzarote desde el proyecto deCompromiso por el DesarrolloSostenible y desde las Directricesde Ordenación: la de unaLanzarote premonitoria, queanuncia, desde su presente, elfuturo del resto del archipiélago, y

Una Lanzaroteadelantada enla ordenaciónterritorialinsular

Este texto es la versión escrita dela intervención del autor conmotivo de la presentación públicadel Gabinete Científico delConsejo de la Reserva de laBiosfera el día 15 de noviembrede 2002.

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la de una Lanzarote contradicto-ria, que anuncia también las tre-mendas dificultades del proceso.

Previsión, premonición,contradicción.Es la visión desde una Lanzaroteadelantada en la ordenación terri-torial insular, que desconcierta alministerio de turno, ya en 1973,obligándole a aprobar comonorma complementaria y subsidia-ria de planeamiento un PlanInsular elaborado 14 años antesde que existieran legalmente losPlanes Insulares; que aprueba en1991 el primero de los Planes quedesarrollaron la Ley 1/1987; queestablece en este instrumento lasprimeras medidas de limitación dela capacidad de carga, desclasifi-cación de suelo y transformaciónde aprovechamientos. Una Islaque asumió antes que ningunaotra el hecho de que la actividadturística era la base económicaindiscutible y que una de las tare-as fundamentales de la ordena-ción territorial era establecer unmarco adecuado para la misma;pero también que era necesariocomenzar a transformar el modelode crecimiento continuado ligadoal negocio inmobiliario en undesarrollo limitado y con estánda-res de calidad.

Pero también, la visión desde unaLanzarote contradictoria, la Islaque presenta el mayor índice demunicipios sin planeamiento gene-ral, y también de corporacionesque combaten la ordenación insu-lar desde una visión municipalprofundamente miope, ilegal einsolidaria. Que aunque prohibiódesde 1991 la construcción resi-dencial en el suelo rústico, ochoaños antes que la Ley deOrdenación del Territorio, ha pre-

sentado durante varios años elmayor índice de infraccionesurbanísticas por habitante. UnaIsla con un alto nivel de concienciaciudadana sobre su paisaje y sumedio ambiente, pero con unabajo nivel de disciplina institucio-nal e individual. Una Isla con unterritorio apreciado, pero que haceun uso terriblemente ineficiente debuena parte de ese territorio,fomentando una dispersión que seargumenta tradicional cuando yano se destina al uso agrícola quejustificó esas formas de ocupacióndel suelo. La primera Isla que poneen marcha una estrategia de sos-tenibilidad, pero también com-prueba en su primera recapitula-ción sobre el proceso que aún noha conseguido invertir sensible-mente la tendencia en los últimoscinco años.

Una Lanzarote premonitoria que,pese a su previsión ordenadora,ha visto explotar su crecimiento enel último quinquenio, ha vistosobrepasada su capacidad decarga territorial y ambiental, turís-tica y demográfica, que ha vistodesbordados sus servicios e infra-estructuras, que ha visto rompersesu tejido social, que ha enseñadoa todo el Archipiélago la peor caradel crecimiento, el peor futuroimaginable. Y cabría imaginar cuálhubiera sido la situación actual si,además, no se hubiera tenido laprevisión de ordenar y limitar elcrecimiento.

Proceso social.Son situaciones y contradiccionesque no se superan mediante nor-mas, sean Planes Insulares oDirectrices de Ordenación; quesólo pueden superarse a través delproceso social que produzca latransformación del modelo de

Faustino García Márquez

Una Isla con unalto nivel de

concienciaciudadana

sobre su paisajey su medio

ambiente, perocon un bajo

nivel dedisciplina

institucional eindividual

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desarrollo, asumiendo que se tratade un proceso contradictorio, conavances y retrocesos, en el quenadie se cae del caballo milagrosa-mente, sino que tiene que serpacientemente desmontado yenseñado a caminar. Y en laenseñanza de ese camino, es esen-cial la participación social,mediante mecanismos como esteConsejo, que provoquen el cambiode las actitudes del poder, de laforma de actuación y decisión delas Administraciones, y en el quelos instrumentos de ordenaciónqueden relegados a su auténtico eimportante papel de herramientaspara la transformación y, todo lomás, de ocasionales animadores eimpulsores de esa transformación.

En este sentido, el debate sobrelas Directrices de Ordenación pre-tende en buena parte centrarse encuestiones accesorias o falsas, enla autorregulación del mercado delsuelo, en la libre circulación decapitales y personas, en las com-petencias estatales en materia depuertos y aeropuertos, en la dis-crecionalidad de los concursospara la adjudicación de autoriza-ciones limitadas o en las dificulta-des de modificación de la Reservade Inversiones. Esos no son losproblemas; el problema es que notenemos derecho a seguir crecien-do, porque somos una sociedaddesarrollada y nuestro crecimientocuantitativo limita la necesidad decrecimiento de los países en víasde desarrollo; el problema es queno podemos seguir creciendo por-que hemos superado nuestracapacidad de carga, y no nos valeque nos comparen con la densi-dad de Hong Kong ni de Singapurni de Gibraltar. La capacidad decarga de un territorio no es un

concepto absoluto, sino quedepende de la función que desem-peña, depende de que una hectá-rea de césped se utilice para jugaral fútbol, en cuyo caso la capaci-dad de carga no puede superar las23 personas, o para celebrar unconcierto, y entonces puedesoportar a 50.000.

Pero nosotros sabemos cuál esexactamente nuestra función, ladel territorio europeo con mayorbiodiversidad, con el 44% de suterritorio protegido y cuya princi-pal actividad es el turismo. Por esonuestra capacidad de carga es tanlimitada, y por eso la tenemos tansuperada que no nos podemospermitir el lujo de aumentar nues-tro consumo de suelo ni de incre-mentar nuestra planta alojativa,sino de transformarla. Tenemosque transformar nuestro modelode desarrollo territorial, cambiarlas competencias, cambiar lasleyes, cambiar las normas, peroconservar nuestra riqueza, hacerduradero nuestro bienestar,aumentar sólo nuestra calidad devida, empezar a invertir en recupe-ración ambiental, comenzandopor el rescate de los aprovecha-mientos urbanísticos y edificato-rios que ya no soporta el territorio.

Interacción.Debe imputarse a Lanzarote unabuena parte de la responsabilidadde la puesta en marcha del proce-so de ordenación del Archipiélagoabierto con el Compromiso y lasDirectrices. No sólo con su ejem-plo de actuación y ordenación, ycon su singular crecimiento explo-sivo, sino también durante la pro-pia redacción de las Directrices,con la presencia y la presión conti-nuadas del Cabildo Insular, que haservido para contrarrestar las pre-

Las Directrices desde Lanzarote

No podemosseguircreciendoporque hemossuperadonuestracapacidad decarga

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siones de otras Administraciones yorganizaciones sociales menospropicias a la transformación delcrecimiento en desarrollo.

Desde esta Isla, las Directrices severán, con seguridad, desde unaóptica ambiental y social más críti-ca que desde las demás. Las Direc-trices sólo resuelven algunos delos problemas planteados desdeLanzarote: la consideración de lascapacidades de carga insular yzonal, la limitación de la segundaresidencia, la previsión de equipa-mientos con alta incidencia territo-rial, la renovación edificatoria y larehabilitación urbana; pero faltanotros, como la posibilidad de des-clasificación del suelo urbano, laprevisión de nuevas clases y cate-gorías de suelo, la tipificación dela segunda residencia, el controlde los flujos de entrada a la Isla.

Pero las Directrices pueden signifi-car, a pesar de todas sus limitacio-nes, un salto cualitativo en el pro-ceso de Lanzarote, y ese salto cua-litativo de la isla podrá significarun avance sustancial del procesodel archipiélago en el futuro inme-diato.

En estos días, precisamente, esta-mos asistiendo a un hecho quedenota el avance real que esteproceso contradictorio ha produci-do en las islas, y que puede teneruna profunda repercusión en elfuturo que ha estado diseñandoLanzarote durante el último año.En 1998, la totalidad de las fuer-zas parlamentarias canarias trans-formaron una Ley de iniciativapopular en la Ley 3/1998, deVeneguera, que calificó su ámbitocomo zona perimetral de un espa-cio natural y siguió permitiendo sudesarrollo turístico, para no incu-rrir en responsabilidades patrimo-

niales e indemnizaciones. Ahora,la totalidad de las fuerzas parla-mentarias acaban de acordar latramitación de una nueva Ley paraVeneguera, basada en su declara-ción como espacio protegido y sureclasificación como suelo rústico,asumiendo las indemnizacionesque comportará. Es un cambiosustancial que pudiera derivar, enla próxima legislatura, en nuevosplanteamientos sobre las desclasi-ficaciones de suelo, las nuevas cla-ses y categorías que cada vez másse van perfilando como las únicasalternativas reales a la limitacióndel crecimiento turístico.

Recapitulación.No es fácil la batalla, y a las pro-pias Directrices me remito, enfren-tadas a una voluntad de consensomás bien escasa, con sobrada pro-babilidad de que puedan terminarno siendo aprobadas en el tiempode la legislatura, o que lo sean acosta de perder contenidos sus-tanciales.

Pero no nos podemos permitir ellujo de que la dificultad nos aplas-te. Para mí, esta reunión es alenta-dora, al permitirme ver, aprender yparticipar de un proceso ejemplary de un momento apasionante:cuando se comienza a reorganizarel trabajo inicial ante la nuevaetapa que parece abrirse a nivelregional, cuando se empieza aenfocar el nuevo modelo territorialinsular, cuando se plantean todauna serie de estrategias legales yeconómicas que hagan posible esemodelo. Poder estar presente, po-der contribuir en la medida de misposibilidades a esta tarea, y concompañeros de equipo de la cate-goría de quienes acompaño en elGabinete, es una oportunidad quenunca les podré agradecer.

Faustino García Márquez

Las Directricespueden

significar, apesar de todas

sus limitaciones,un salto

cualitativo en elproceso deLanzarote

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Arrecife: el espejo insular Jorge Marsá

La demagogia populista constituye un ingrediente fundamental dela política y el debate público en la sociedad lanzaroteña. Y los pla-nes para Arrecife no iban a carecer de esta característica. El último,el Proyecto Maretas, vuelve a ser un ejemplo. Una actuación que sepretendía vender como ecológica, racional e ilustrada ha terminadopresentándose como todo: asadero y verbena popular. Y el argu-mento más repetido por sus valedores ha sido la contraposiciónentre el centro aristocrático y los barrios populares: “¿es que lasclases populares de los barrios no tienen derecho a las ventajas delos ricos de La Plazuela?”

La huida de ArrecifeLa identificación de la zona de La Plazuela como el barrio de losricos resulta incomprensible, porque, a decir verdad, los ricos deArrecife viven, casi todos, fuera de la ciudad. En consecuencia, situviéramos que elegir un lugar representativo en el que incluirles,podríamos decir que el barrio de los ricos de Arrecife es El Cable.Ahora bien, no son sólo los ricos los que viven fuera; lo mismoocurre con la clase media alta y los profesionales, cuyo barrio pre-ferido podría ser Tahiche mientras que la clase media baja ha ele-gido Playa Honda. Y los arrecifeños más pobres, que no pudieroncostearse una casa en ninguna de esas zonas, se desplazaron haciala periferia que hoy se conoce como los barrios.No todos estos asentamientos plantean el problema urbanístico conidénticas consecuencias. Las soluciones de Playa Honda o de los

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La mayoría dela sociedad deArrecife se hacaracterizadopor tratar dehuir de laciudad a laprimeraoportunidad

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barrios, a pesar de sus notables limitaciones, conforman un urba-nismo menos agresivo para el territorio que el modo en que se haocupado el espacio en El Cable o en Tahíche. No obstante, estosdos últimos asentamientos constituirían paradigmas válidos si loscomparáramos con el modelo Mácher, y casi ejemplares si lo hicié-ramos con quienes encuentran paraísos aislados fuera de los cascosurbanos de los diferentes municipios de Lanzarote.En cualquier caso, el denominador común parece claro: la obsesiónpor la vivienda unifamiliar aislada –o lo más aislada posible– y laconsiguiente mudanza hacia los lugares en los que ha sido posibleobtenerla. Por lo tanto, cabe afirmar que la mayoría de la sociedadde Arrecife se ha caracterizado por tratar de huir de la ciudad a laprimera oportunidad. Y de forma tan generalizada que a nadie haextrañado que ni los alcaldes ni buena parte de los concejales delmunicipio durante las últimas décadas vivieran, como tantos otros,fuera del lugar en el que desarrollan su actividad pública.La construcción de esa casa ‘ideal’ ha provocado como consecuen-cia un modelo urbanístico que consume una ingente cantidad deterritorio, promueve un incremento de los costes de las redes de dis-tribución de servicios –agua, electricidad, teléfono, cable–, estimu-la el crecimiento de la movilidad –con el consecuente uso genera-lizado del transporte motorizado privado– y fomenta unos entornosurbanos que facilitan el aislamiento entre los vecinos y, por consi-guiente, dificultan la convivencia ciudadana. En resumen, unmodelo urbanístico, de inspiración norteamericana, en el que elcentro de la ciudad se convierte en un entorno administrativo ycomercial del que huyen quienes pueden y en el que se quedan avivir los más pobres, y una periferia preparada para asentar al homooeconomicus. O sea, el territorio donde el individualista consumis-ta puede aislarse del entorno que le rodea, de esa sociedad que vivemás como molestia o amenaza que como complemento imprescin-dible para la realización personal.Del centro de la ciudad ha huido hasta el Cabildo Insular, que, inex-plicablemente, prefirió trasladarse a un descampado. No hay másque pasear por el centro, una vez que han cerrado las puertas de loscomercios y oficinas, para ver la urbe transformada en un desiertodespojado de actividades, encuentros, interacciones, de vida huma-na. Y lo que ocurre en el centro parece que se producirá inexora-blemente en el entorno que conforma La Medular, donde se cons-truyen casi en exclusiva edificios institucionales y de servicios.Será difícil que el paseo urbano que dibuja esa avenida, tras el

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Será difícil queLa Medular

tenga algún díavida ciudadana

si no puedeacoger su

componentefundacional: las viviendas

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imprescindible retoque del diseño, tenga algún día vida ciudadanasi no puede acoger su componente fundacional: las viviendas. Parece primordial que el nuevo Plan General impida esa segmenta-ción de la vida vecinal, evitando que ninguna zona de la ciudad seasometida a tal especialización por los imperativos del mercado.Como ocurre en los centros de muchas ciudades europeas, deberíacontemplarse en los edificios una planta baja comercial y comomáximo una primera que pudiera alojar oficinas, para dejar el restoobligadamente destinado a viviendas. Porque convertir un área enzona especializada en actividades comerciales o administrativassupone vaciarla del tejido ciudadano imprescindible para generarvida social.Claro que aún resulta más asombroso lo que ocurre con El Charco,uno de los lugares más privilegiados de la ciudad. Imaginemos undomingo por la mañana en cualquier ciudad, y más en una con unclima como éste: un espacio como El Charco estaría repleto de per-sonas que pasean, de bares con sus correspondientes terrazas aba-rrotadas de gente tomando sus cervecitas y pescaditos. Sin embar-go, ¿qué ocurre en El Charco? Prácticamente nada.No obstante, podría pensarse que, por ser un barrio popular, ElCharco hubiera sufrido un abandono inconcebible en zonas urbanasmás apreciadas. ¿Cuál es el área más valorada de Arrecife? La con-testación resulta obvia: la Marina. Pues bien, allí podemos encon-trar nuevas pruebas de la desidia de la sociedad con la capital de laIsla: primero, la conversión del Islote del Francés en una ruinaindustrial y vertedero; y segundo, el mantenimiento del Islote de laFermina durante años como asentamiento de una construccióninconclusa. Que lugares tan privilegiados de una ciudad hayansufrido ese abandono resultaría inexplicable en casi cualquiermetrópoli. En cierto modo, estos dos enclaves, de la que se calificaen ocasiones como la mejor marina urbana de Canarias, deben con-siderarse emblemas de la absoluta incapacidad que ha caracteriza-do a los diferentes gobiernos municipales que ha sufrido Arrecifedurante décadas.Una característica más, que delata el desinterés por el centro deArrecife, la constituye el envejecimiento de la población residente.De hecho, si un conocedor detallado del espacio urbano (comoManolo Perdomo, que me descubrió este matiz) analiza lo que haocurrido con las viviendas del centro, llegaría a la conclusión deque en la mayoría continúan viviendo las mismas familias que hacedécadas. ¿Cuestionaría esta realidad la huida de la que hemos

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Arrecife: el espejo insular

Que lugares tanprivilegiadoscomo el Islotedel Francés o elde la Ferminahayan sufridoese abandonoresultaríainexplicable encasi cualquierciudad

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hablado? No, porque continúan habitando allí, en general, lospadres; fueron los hijos los que abandonaron la ciudad. En conse-cuencia, el centro de la ciudad está habitado por una poblaciónnotablemente envejecida, lo que en nuestra sociedad delata la exis-tencia de un espacio escasamente valorado.En suma, el centro de la ciudad se ha convertido en un lugar tanescasamente apreciado que hoy, en lo que el Ayuntamiento consi-dera casco urbano, sólo viven 9.601 personas de las 48.955 quehabitan en la ciudad. En una Isla en la no se hacía otra cosa queconstruir, el centro de Arrecife estaba plagado de solares vacíosante la ausencia de demanda suficiente para construirlos. Y, aunquese comienza a vislumbrar un cambio, los que se han edificado enlos últimos tiempos muestran unos estándares constructivos de unacalidad sorprendente baja para el centro de cualquier ciudad. Dehecho, el precio de la vivienda en Arrecife, pese a su incremento, ya excepción del frente litoral, ha permanecido notablemente pordebajo del de otras zonas de la Isla. Hasta el punto de que en la víamás central de la capital, la calle Real, descubrimos edificiosdepauperados en los que encuentran acomodo algunos de los inmi-grantes que arriban a Lanzarote –no desde luego los más pobres–.La capital de la Isla ha permanecido al margen de la transformaciónurbanística acontecida en muchas ciudades españolas tras las pri-meras elecciones municipales en 1979. La mayoría de las ciudadesde este país, grandes y pequeñas, han mejorado su entorno urbanode forma apreciable. En términos generales, ese cambio ha sidomás pronunciado y más positivo en las ciudades gobernadas por laizquierda; pero se ha producido también en otras regidas por laderecha. Vitoria es buen ejemplo: una ciudad que en algunos aspec-tos se ha convertido en emblemática en el país, y cuya rehabilita-ción fue dirigida por un alcalde perteneciente a un partido de dere-chas, el PNV.En Arrecife, gobernada durante casi 20 años por el PSOE –ya fueraen solitario o en coalición–, no se ha producido esa metamorfosis.Se han perdido las características propias del antiguo pueblo sinhaber logrado conformar una ciudad. Arrecife continua ofreciendoesa típica imagen del cutrerío desarrollista que dominaba el urba-nismo del franquismo en los pueblos en los que se producía un cre-cimiento rápido: amalgama de las viejas casas, en espera de derri-bo, con la arquitectura miserable que acompaña a la especulacióninmobiliaria de lugares aún en desarrollo.No hay más que echar un vistazo a la ciudad para comprobar lo que

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El centro de laciudad se ha

convertido enun lugar tanescasamente

apreciado quehoy sólo viven9.601 personas

de las 48.955que habitan en

Arrecife

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decimos. Y para entender por qué los arquitectos platican con voztan mortecina en esta ciudad. Claro que si hablamos de arquitectu-ra, resulta obligado mencionar al Cabildo de esta Isla que, comodecíamos, dejó el centro de Arrecife para instalarse en un horripi-lante edificio. Ahora bien, la tarta que aloja a la administracióninsular no es una excepción; supone, desgraciadamente, la confir-mación de una regla. Si muchas administraciones locales de este país iniciaron una carre-ra, a veces alocada, en pos de arquitecturas emblemáticas para susciudades, aquí ha sucedido lo contrario: el ayuntamiento como sino existiera, y el Cabildo de Lanzarote se ha constituido en el lídere inspirador de la implantación de la peor arquitectura: a su sedecentral podemos añadir el conservatorio de música, la nueva biblio-teca insular, la ciudad deportiva... No deja de resultar curioso que,en una Isla donde la decoración de exteriores constituye asignaturaobligatoria, una institución que tanto se preocupa por chorradasestéticas, que tanto esfuerzo dedica a adornar los bordes de lascarreteras, haya naufragado de forma tan estrepitosa en la capitalinsular.En realidad, no es extraño. Durante las últimas décadas la sociedadinsular ha vivido volcada hacia el sector del que vivía: el turismo.Y, en consecuencia, casi todos los esfuerzos de la sociedad, de lasempresas y de las instituciones públicas se han concentrado en laszonas turísticas y en la atención a quienes nos visitan. Las institu-ciones ha actuado a remolque de los intereses de la industria turís-tica y se han mostrado incapaces de desarrollar políticas de inter-vención urbanística que contemplaran los intereses de los ciudada-nos. En este sentido, conviene resaltar que en la broma más recien-te del empresariado turístico, el denominado ‘turismo de calidad’,Arrecife continúa desaparecida. Si se quisiera hablar con seriedadde la necesidad de elevar la ‘calidad’ de nuestros visitantes, lo pri-mero que tendrían que abordar esos empresarios es cuál va a ser sucontribución a la imprescindible transformación del espejo insular,de la capital de la Isla, en una ciudad que cualifique el destino turís-tico y ofrezca la “oferta complementaria de ocio” de la queLanzarote carece.Por otra parte, no podemos obviar la influencia que las carenciasculturales de la sociedad lanzaroteña han tenido en lo ocurrido enArrecife –resulta imposible que los políticos que han gobernado elayuntamiento de la capital o el Cabildo durante las últimas décadassean completamente ajenos a la sociedad que les ha votado–. Como

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El Cabildo se haconstituido enel lider einspirador de laimplantación dela peorarquitectura

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sucede siempre, resultó más sencillo y más rápido enriquecerseeconómicamente que culturalmente. Parece lógico esperar que laprimera generación que accede a la riqueza se preocupe más porobtener un gran automóvil que por cualquier refinamiento cultural.Con mayor razón si esta sociedad insular se encuentra en uno de lospaíses culturalmente más atrasados de Europa.Resumiendo, sostengo que han sido cuatro los factores fundamen-tales que más han contribuido a configurar la ciudad durante losúltimos veinticinco años, y por orden de importancia son: primero,la persecución de la casa individual lo más aislada posible situadaen entornos lo menos urbanos posibles; segundo, el hecho de que elinterés mayoritario de la sociedad haya estado centrado en los espa-cios turísticos, en la atención a nuestros visitantes y en la conser-vación del paisaje como argumento fundamental de la comerciali-zación turística; tercero, el bajo nivel cultural de la sociedad insu-lar; y por último, la ineptitud, la estrechez de miras y la ausencia deun proyecto mínimo para la ciudad de los políticos y los empresa-rios que la han gobernado.

Los indicios del cambioAhora bien, pese al pesimismo al que podría conducirnos la tra-yectoria precedente, lo cierto es que son ya numerosas, aunque aúnminoritarias, las miradas que convergen en la capital. El colectivoCiudadanos por Arrecife inició el camino, y durante el segundo lus-tro de los noventa se dedicó, prácticamente en solitario, a tratar deabordar con racionalidad los problemas de la ciudad. Continuó laFundación César Manrique. Y en la actualidad la preocupación porla configuración de la ciudad ocupa ya a otros colectivos. Tambiénde las instituciones públicas comienzan a brotar los primeros deta-lles, aún escasos y muchas veces contradictorios, que delatan unacierta intención de tratar la urbe como lo que es: una ciudad.Tendremos que esperar a la aprobación del nuevo Plan General deOrdenación Urbana para sopesar el compromiso de la clase políti-ca con un nuevo proyecto de ciudad y la calidad del mismo.El sustrato fundamental de este cambio parece obvio: el fracaso delas políticas de sostenibilidad y de contención del crecimiento turís-tico han convertido a Lanzarote en un destino turístico claramentemasificado. Se desmorona el mito lanzaroteño del desarrollo soste-nible y se intuye la necesidad de contrarrestar el excesivo pesosocial de la industria turística. Lanzarote se hace adulta, desapare-ce la visión idílica, y falsa, que se tenía del desarrollo insular y aflo-ra la realidad: una sociedad desarrollada y conflictiva, que tiene

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Como sucedesiempre, resultó

más sencillo ymás rápido

enriquecerseeconómicamente

queculturalmente

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que afrontar los problemas propios de la sociedad y dejar de estarexclusivamente centrada en las necesidades del negocio turístico.Para ilustrar el fracaso lanzaroteño en la contención del crecimien-to turístico bastan unos pocos datos –aunque sean los escasamentefiables del ISTAC–. En 1991 se aprobó el PIOT, y desde entoncesse repite que Lanzarote es la única Isla del Archipiélago que haabordado la cuestión de la contención del crecimiento. Aún másénfasis pusieron algunos en este asunto tras el establecimiento de la‘moratoria’ en 1998. Pues bien, desde 1992 hasta el año 2000, lasentradas de turistas en el conjunto del Archipiélago crecieron un65%. En el paraíso sostenible lanzaroteño lo hicieron un 75%.Lanzarote creció un 20% más que el ‘desastre’ canarión y un 15%más que los chicharreros. Cierto que el incremento en Fuerteven-tura fue del 106%; pero también que la catástrofe permanente quedesde hace años se vaticina para esa Isla continúa sin ser de laenvergadura de la de aquí. Lanzarote recibe aún un 34% más deturistas que Fuerteventura y tiene un 38% más de plazas turísticas,a pesar de que su territorio es casi la mitad del majorero. Los datosdesmienten por sí solos el mito de la dedicación lanzaroteña aldesarrollo sostenible y a la limitación del crecimiento turístico.Y sólo la capital de la Isla puede constituirse en el contrapesoimprescindible de ese sobredimensionado sector turístico, que tratade continuar imponiendo sus intereses a la sociedad insular. Desdeeste punto de vista, el gran crecimiento demográfico de la ciudad alque estamos asistiendo constituirá en el futuro mucho más unaoportunidad que un conflicto en el proceso de cimentar la preemi-nencia de Arrecife, de la población residente, en el futuro de lasociedad lanzaroteña. Porque para que la convivencia ciudadanasea fecunda y para que aflore la riqueza cultural característica delas ciudades, resulta imprescindible la existencia de una cierta masacrítica ciudadana. Como hace falta que el espacio urbano sea losuficientemente denso como para acercar a esos ciudadanos.Razones por las cuales la incipiente densificación del centro quecomienza a producirse supone una buena noticia. En suma, es nece-saria una política urbanística opuesta a la que se ha promovido enArrecife en las dos últimas décadas: barrios marginales poco com-pactos y un desvalorizado centro urbano escasamente habitado.De hecho, en algunas zonas, entre las que podemos destacar ElReducto, el espacio público, tradicionalmente abandonado porbuena parte de los arrecifeños, está siendo revitalizado por los nue-vos inmigrantes. Dos motivos contribuyen a explicar este fenóme-

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En algunaszonas el espacio públicoestá siendorevitalizado porlos nuevosinmigrantes

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no: la mayor cercanía a modos de vida comunitaria de muchos delos inmigrantes y, sobre todo, las malas condiciones en las queviven aquí. Es decir, las limitaciones de espacio en sus viviendas yla ausencia del arsenal de instrumentos para el entretenimiento delcalibre del que caracteriza nuestros hogares les incitan a la con-quista de ese espacio público, a convertirlo en el ‘cuarto de estar’colectivo que siempre debió ser. Por supuesto, este asunto se con-vierte, como cualquiera que se ponga a tiro, en alimento para el vic-timismo xenófobo que tanto se ha extendido en Lanzarote.Cierto que las pequeñas transformaciones que comienzan a tomarcuerpo muestran líneas contradictorias: junto a las primeras actua-ciones de carácter realmente urbano, aunque de escasa calidad, quese han producido en la ciudad después de la construcción de la ave-nida Medular, como la “peatonalización” de partes del centro o lareforma del paseo marítimo, nos encontramos con irracionalidadestan incomprensibles como entregar un espacio urbano clave de laciudad –el parque Islas Canarias– a un consorcio de empresas paraque construyan el aparcamiento que necesitan para que sea viablesu negocio hotelero.El aparcamiento del parque Islas Canarias es sólo un caso concretode un fenómeno que, en un asunto tan central como el del tráficorodado, marca una dirección preocupante para el futuro de la ciu-dad: la explosión del negocio de los aparcamientos en el centrourbano. Como suele ser habitual, la escasez de ideas de los empre-sarios les lleva a actuar bajo lo que algunos economistas denomi-nan el ‘efecto manada’: todos a construir aparcamientos en elmismo lugar, preparando el futuro atasco de tráfico en esa zona. Lapolítica que se está siguiendo en este aspecto –la ausencia de polí-tica, para ser más exactos– nos conduce a una ciudad diseñada paraatender las necesidades de los automóviles de los ciudadanos porencima de las de los propios ciudadanos. Que este tipo de actua-ciones puedan ser apoyadas por buena parte de los votos de los pro-pietarios de automóviles no añade ni un ápice de racionalidad atales propuestas.El efecto manada tiene también sus manifestaciones en el terrenodel comercio: el desmesurado amor por las grandes superficies queataca a ciertos empresarios, algunos de ellos parte fundacional deaquella fracasada aventura contra el poder empresarial que mono-polizaba ASOLAN, el Círculo de Empresarios. Es decir, el círculode los que, por lo visto, se oponían a la construcción de grandessuperficies comerciales si quedaban fuera de su círculo. Esta forma

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Una ciudaddiseñada para

atender lasnecesidades delos automóviles

de losciudadanos por

encima de lasde los propios

ciudadanos

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de destrozar el tejido comercial disperso por la ciudad y concen-trarlo en pocas áreas, tuvo su primera manifestación en el intentode construir un remedo de centro comercial hortera norteamericanoen el Islote del Francés –en un terreno calificado como parqueurbano; es decir, que expropiarlo debería costar no más de la vigé-sima parte de lo que piden los propietarios–. Después asistimos a laderrotada tentativa de Hiperdino en el barrio de Valterra. En lospróximos tiempos, nos esperan un par de asaltos de cuidado –por-que los promueve capital de casa, y nadie les va a colocar enfrenteuna ‘mesa social’ bien provista–: el de las viejas instalaciones de laconservera Garavilla, por parte de los impulsores del aparcamientoen el Parque Islas Canarias, y la tentativa de conquista de la CiudadDeportiva por parte de los promotores del famoso puerto deportivode Berrugo.Conviene recordar que, a la espera del nuevo Plan General, unaamenaza trascendental que pende hoy sobre la ciudad es el vacia-miento, y por consiguiente empobrecimiento, del casco urbano quese pretende llevar a cabo para intentar dotar de contenido al deno-minado Proyecto Maretas, y la derivada pretensión de concentrarallí casi todas las inversiones futuras de las que pudiera beneficiar-se la ciudad.Una muestra más de la realidad de paso adelante y paso atrás laconstituye lo que está ocurriendo en la ciudad con los árboles.Durante años, unos pocos clamaron en el desierto sosteniendo queel desastre arrecifeño reclamaba una política decidida de arboladode la ciudad. Hace poco que hemos comenzado a presenciar las pri-meras actuaciones del Ayuntamiento en esta dirección. Sin embar-go, parece que la alergia a los árboles no se desvanece, y en lugarde auténticos árboles se dedican a colocar plantas que los evocan.Los palmitos constituyen la elección más frecuente; y la calleTriana el ejemplo más reciente de esta cursilería.De cualquier modo, lo primordial en una ciudad son los ciudada-nos. Y para que el cambio sea posible el crecimiento de Arrecife nopuede ser sólo cuantitativo. Hay que impedir que la ciudad con-tinúe desarrollando el modelo norteamericano, y que se culmine eltrabajo añadiendo al centro comercial y administrativo las carac-terísticas propias de los guetos para los más pobres. Si Arrecifelogra transformarse para bien será porque a los nuevos inmigrantesque acuden a la ciudad se les añada un cierto caudal de retorno degentes más acomodadas. En la sociedad capitalista en la que vivi-mos –y en la que parece que vamos a seguir viviendo un ratito–

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Resultaimposibleconstruir unaciudad de unacierta calidad sien ella nohabitantambién losricos y los másilustrados

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resulta absolutamente imposible construir una ciudad de una ciertacalidad si en ella no habitan también los ricos y los más ilustrados.Porque sin la presión de quienes tienen más capacidad de influir, laciudad no conseguirá ni la atención ni las inversiones suficientespara salir de la mediocridad que la caracteriza.Por esta razón, resulta imprescindible que en Arrecife se produzcalo que ya ha ocurrido en tantas ciudades europeas: el regreso departe de la burguesía y de los sectores profesionales o ilustrados alos centros urbanos. Porque su presencia, su sobrerepresentativadpolítica y su poderío económico han constituido un factor indis-pensable para el mantenimiento y la rehabilitación del centro de lasciudades.Para concluir, conviene insistir en que el ‘problema’ de Arrecife noes un asunto exclusivamente urbanístico. Si la sociedad lanzaroteñaquiere emanciparse de la dominación de la industria turística y cen-trarse en las labores propias de cualquier sociedad –las necesidadesde la población y su relación con otras comunidades– tiene que edi-ficar el ágora pública de la ciudadanía, el emplazamiento desdedonde irradie la cultura ciudadana. Y en Lanzarote ese lugar nopuede ser más que Arrecife, el centro desde donde se debe elaborarun nuevo discurso que contemple la Isla desde una óptica globalque se traduzca en políticas públicas que restablezcan el equilibrioterritorial y primen los intereses de la población y del medio insu-lar por encima del negocio turístico-inmobiliario.Conviene que la sociedad insular comience a tener conciencia deque su futuro como sociedad está inexorablemente unido al deArrecife como ciudad. La sociedad lanzaroteña nunca encontrarálas raíces que la nutran en Puerto del Carmen, Costa Teguise oPlaya Blanca, ni tampoco en las actividades tradicionales o en larecreación de pasados idílicos. La sociedad lanzaroteña será, bási-camente, lo que sea Arrecife.

Jorge Marsá

La sociedadlanzaroteña

será,básicamente, lo

que sea Arrecife

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Compadezcamos a los políticosHans Magnus Enzensberger

Quizás haya llegado el momento de que dejemos de insultar a lospolíticos. Hace tiempo que esta práctica se ha desvinculado de sulugar de origen, el discurso de la oposición, para convertirse entópico de la mayoría murmuradora. Y desde entonces circula comopasatiempo por todos los medios de comunicación. Como siemprecuando ya no queda nada por desvelar, el sacar algo a la luz se con-vierte en una rutina industrial. Produce beneficios siempre que setrate de incrementar ediciones o cuotas de audiencia. Pero inclusoeste beneficio es efímero; el interés da paso al hastío, la indignaciónse consume a sí misma, y el desprecio consensuado se conformacon encogerse de hombros.Las investigaciones de campo de sociólogos diligentes, las pesqui-sas de los fiscales y las indagaciones de periodistas tenaces nodejan ninguna duda de que los reproches son ciertos. Lo que sueledenominarse la clase política, expresión más curiosa que acertada,ofrece un espectáculo nada agradable. No sólo en Alemania, sinoen todo el mundo se afirma, en diferente dosificación pero condeprimente unanimidad, que se caracteriza por el dominio de lamediocridad, el fracaso del discernimiento, el pensamiento a cortoplazo, la ignorancia conceptual, la obsesión por el poder, la codicia,el nepotismo previsor, la corrupción y la arrogancia.Desde el politólogo que diferencia de forma acrítica hasta elSavonarola que gorgotea en las tertulias, casi nadie negará la vera-cidad de este diagnóstico. Lo único molesto en este contexto es la

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Quizás hayallegado elmomento deque dejemos deinsultar a lospolíticos

Este artículo, de 1992, formaparte del libro de Hans MagnusEnzensberger, Zigzag, EditorialAnagrama, Barcelona, 1999

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cicatería con la que se controlan los dispendios de la inmensamayoría de los cargos políticos. Las sumas objeto de crítica son tanirrisorias, por lo menos aquí en Alemania, que hablan por sí mis-mas. Como es sabido, las viviendas de los políticos alemanes mues-tran un fatal parecido con Wandlitz; son el equivalente occidentalde aquel infierno pequeñoburgués que a los dirigentes de la antiguaRDA les parecía la realización de sus sueños. Por lo demás, lasnotas de gastos ficticias y el fraude fiscal tienen en todas las socie-dades occidentales la consideración de divertido deporte popular.Y, en cuanto a los emolumentos del personal político, no permitenla menor comparación con los sueldazos de los directivos de lasrevistas de gran tirada, quienes consideran su propio fariseísmocomo legítima fuente de ingresos.Las acusaciones, formuladas en tono gansteril, de que los políticosse llenan los bolsillos, probablemente digan más de los acusadoresque de los acusados; revelan la secreta envidia al caballero deindustria que vive a costa de los demás y un desconocimiento de larealidad económica. Porque mientras se discute sobre facturas fic-ticias de gasolina y vacaciones a costa del Estado, todo es cuestiónde estilo, y en este sentido resulta difícil decidirse a favor de una uotra de las partes enfrentadas.Kolh no es Mobutu, y la situación que reina en el Estado federadode Baden-Württemberg dista mucho de parecerse a la italiana.Mientras al “bolsillo” de los políticos vayan a parar únicamentesumas irrisorias, se trata de un campo de investigación relativa-mente improductivo comparado con el potlatch generalizado que esel despilfarro en beneficio de los grupos de presión y de los parti-dos. Las aportaciones para campañas electorales, las subvenciones,las cantidades destinadas a las fundaciones políticas, los fondosespeciales y los avales constituyen una destrucción de capital diezmil veces mayor que la suma de todos los planes de jubilación quepuedan tener nuestros políticos.

La indignación moral de nuestros días suele ocultar, en lugar deesclarecer, los verdaderos problemas. Así por ejemplo, no se com-prende por qué los políticos habrían de ser más duros de molleraque las demás personas; pero una y otra vez comprobamos queincluso unos signos unívocos, como graves derrotas electorales, nobastan para que la clase política aprenda la lección. Tras la debacledel referéndum danés sobre la adhesión a la Unión Europea, todoslos cuadros políticos coincidieron: “¡Ahora más que nunca!

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Acceder a lapolítica es

despedirse de lavida, es el beso

de la muerte

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Cerremos los ojos y ¡adelante!” Después de los excesos policialesdurante la llamada cumbre económica de Munich, la brutalidad fueproclamada virtud de Estado. Los ejemplos son numerosos y no selimitan sólo a Alemania. También la administración norteamerica-na cierra los ojos ante los tumultos de Los Ángeles, el gobiernomonocolor del Japón ante la corrupción, y los partidos italianosante la capitulación del Estado frente al déficit, la mafia y la crimi-nalidad gubernamental.Por razones estadísticas resulta improbable que un sector cualquie-ra de la población, en este caso la clase política, se vea aquejado porunos defectos congénitos que sin embargo no afecten al resto de lapoblación. Las características genéticas obedecen a la distribuciónnormal de Gauss. Ello explica por qué los gigantes y los liliputien-ses son mucho menos frecuentes que las personas de talla normal.Y lo mismo ocurre con la inteligencia.Las explicaciones sociológicas ya resultan más explícitas. ¿De quéforma y con qué fin llega uno a la política? Si echamos una miradaa la trayectoria del personal de Bonn, París o Madrid, nos daremoscuenta de que el político profesional es, en general, una persona sinprofesión. Ya durante la adolescencia pasa horas y días enteros enuna organización escolar o universitaria; porque sólo aquel quedescuida sus estudios, es decir, aquel que estudia lo menos posible,podrá llegar a ser portavoz, delegado, presidente. Se trata de unacarrera muy dura, que consiste básicamente en desarrollar la acti-vidad de los codos. Pero una vez superada la ardua tarea de pasarsucesivamente por la agrupación de barrio, el comité local y el con-sistorio municipal, ya no será necesario buscarse el sustento.Podríamos describir este tipo de carreras desde dos perspectivas.Visto desde fuera, se trata de un empleo a tiempo completo, queexige una atención constante. Los continuos forcejeos y las enco-nadas luchas de trincheras no permiten ni un respiro. Las negocia-ciones del grupo político, los debates sobre los estatutos y las intri-gas de trastienda dejan una experiencia singular. Y aquel que final-mente consigue que su nombre figure en la papeleta electoral o quelogre alcanzar la vicepresidencia de alguna organización, por reglageneral tendrá que conformarse con un déficit de realidad quedefenderá frente a cualquier ataque.Este mecanismo de reclutamiento ha sido descrito a menudo. Ypuede estudiarse no sólo acudiendo a las biografías de los políticos.También resulta instructiva la comparación con otros modelos decarrera. Si echamos una ojeada al personal que ocupa los cargos

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La necesidadpermanente dehacersepublicidad es lasituación másembarazosa aque puedaexponerse unapersona

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rectores de la banca o la industria, donde en los últimos diez añosse ha producido un notable cambio generacional, encontraremospersonas ambiciosas y con ansias de poder. Ahora bien, para poderpermanecer en estos círculos es imprescindible ser competente enla materia, tener mundología y facultad perceptiva, ser capaz detomar decisiones y saber pensar a largo plazo. Por lo que se oye,algunas veces también se valoran criterios morales.El hecho de que esta gente hable del personal político con un des-precio apenas disimulado, da que pensar. Y lo hacen no sólo por-que tienen a los políticos profesionales por unos ignorantes, sinoporque consideran que toda su actividad es de un vacío insoporta-ble. Jamás se contentarían con los márgenes de actuación de lospartidos. La construcción de una planta de montaje, el desarrollo deun nuevo avión, e incluso el saneamiento de una agencia de trans-portes de tamaño medio, comportan unos periodos de preparaciónque un político, cuyo horizonte temporal no supera un mandatoelectoral, ni siquiera puede soñar.Si bien el reclutamiento y la trayectoria permiten comprender cier-tas desviaciones de la norma estadística, estos mecanismos no loexplican todo. Al fin y al cabo cualquier profesión conlleva ciertasdeformaciones, pero no por ello las consecuencias –en el caso decerrajeros, empresarios funerarios, veterinarios– resultan tan pocotranquilizadoras. Así pues, en lugar de insultar a los políticos, eshora de que nos pongamos a hablar de su miseria. Esta miseria esde naturaleza existencial. Para expresarlo con cierto patetismo: acce-der a la política es despedirse de la vida, es el beso de la muerte.

Lo primero que salta a la vista de estos seres marcados es el increí-ble aburrimiento al que se exponen. La profesión de la política esel reino de lo eternamente igual, de la despiadada repetición. Todoaquel que alguna vez haya tenido la desgracia de participar en unareunión, conocerá la sensación de paralización que invade inclusoal más voluntarioso cuando en tales ocasiones se ve obligado aescuchar las prolijas exposiciones, disquisiciones, debates y consi-deraciones, donde jamás aparece el factor sorpresa. Y, sin embargo,la principal tarea de todo político consiste precisamente en partici-par en reuniones y sesiones. Todo el mundo se reúne: las cámarasparlamentarias, los grupos parlamentarios, las comisiones, las sub-comisiones, los consejos asesores, los patronatos, los comités cen-trales, los comités ejecutivos, los parlamentos regionales, los con-cejos municipales, las patronales, las asociaciones profesionales,

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El aspectodecisivo, la

miseria básicade todo

político: sutotal

aislamientosocial

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los gremios, las mesas de negociación, las rondas de discusión, lasreuniones mamut. Así pues, un político profesional invierte largosaños, posiblemente incluso décadas, en asistir a reuniones. No es deextrañar que ello acarree graves consecuencias.Segundo. Basta con echar una ojeada al despacho o a la casilla delcorreo de un diputado para darse cuenta de en qué invierte la mayorparte del tiempo en el que no está reunido: la lectura de una riadaincesante de “documentos”, expedientes, circulares, solicitudes,instancias, dictámenes, peticiones de informes, acuerdos, directri-ces, boletines, dossier, resoluciones, actas, resultados de encuestas,proyectos de ley... Sólo quien esté familiarizado con la prosa jurí-dico-administrativa en la que están redactados tales escritos, sabelo que esto significa. Debido a la enorme cantidad de este material,queda excluido cualquier otro tipo de lectura, excepción hecha delBild-Zeitung, periódico muy recomendable debido a su exiguotexto. El político es tan sensato que manda leer para estar por lomenos informado acerca de lo que se escribe sobre él. A este fincuenta con un asesor personal, y en caso necesario puede acudir ala secretaria, a la oficina de prensa o bien a los servicios de recor-tes de prensa.Ahora bien, este sistema de lectura indirecta agrava el problema enlugar de solucionarlo. El jefe sólo se entera de aquellas cosas queel filtro que había contratado para su protección crea convenientepasarle. Cuanto más altos sean los cargos a los que vaya accedien-do, más fieles y eficaces serán los colaboradores de que se rodeará,que le protegerán de forma cada vez más eficiente contra informa-ciones desagradables. Es natural que el político castigue al mensa-jero que le trae malas noticias, y resulta igualmente natural que éstele oculte todo lo que a aquél no le gusta oír.Tercero. Al político no sólo se le escapa mucho, sino que tampocole está permitido exteriorizarse. Únicamente en círculos íntimospuede manifestar lo que piensa, si es que piensa. Pero por otro ladotampoco puede guardar silencio; se le exige que hable continua-mente. Bajo tales circunstancias, la trivialidad de sus palabras noconstituye un defecto, sino un mérito. Ahora bien, ni siquiera elpolítico más curtido es capaz de producir toda esa riada de palabrasvacuas. Para ello existen especialistas que procuran que éstas nuncadejen de fluir. Al orador le incumbe la tarea de revisar minuciosa-mente el manuscrito y tachar todo aquello que podría ser interpre-tado como una idea personal. Si alguna vez se salta algún pasaje, elcastigo es implacable. Los gritos de la opinión pública le impiden

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Cuanto másasciende, másradicalmente sele cortan loscontactossociales

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conciliar el sueño y los compañeros de su propio partido lo tratancomo a un leproso.La disciplina necesaria para evitar este riesgo es digna de mejorcausa. No es de extrañar que bajo estas circunstancias el orador per-manente pierda con el tiempo la capacidad de expresarse de formanormal. La pérdida de la palabra es una de las muchas mermas queconlleva la profesión.Cuarto. La necesidad permanente de hacerse publicidad es posible-mente la situación más embarazosa a que pueda exponerse una per-sona. Entre las obligaciones profesionales de un político está tocar-se la cabeza con los objetos más ridículos, desde un sombreritotirolés hasta las plumas de un indio, acariciar bebés y elefantes,abrir barriles de cerveza, asistir a las reuniones carnavalescas másaburridas y participar en los más repelentes programas de televi-sión. No hay ninguna mujer de la limpieza y ningún mecánico quese deje rebajar hasta tal punto. La abnegación estoica, la sonrisaforzada y la simpatía afectada son tareas totalmente normalesdurante cualquier campaña electoral.El político profesional no puede evitar que le humillen continua-mente, incluso en sus propias filas. Cabe preguntarse qué le capa-cita para aguantar los rituales del orden de picoteo, el omnipresen-te hedor a establo, la justamente llamada disciplina de grupo parla-mentario, en fin, todos estos gestos de sumisión que se le exigen.Quinto. Otro ejercicio de penitencia impuesto al político profesio-nal es la total pérdida de su soberanía temporal. La única percep-ción que se le permite en estado de vigilia es la agenda. Su calen-dario está minuciosamente programado y parcelado con muchosmeses e incluso años de antelación. No contiene hojas en blanco.Incluso las vacaciones son mera ficción: están repletas de entrevis-tas, consultas, apariciones públicas. El jefe, sea pequeño o grande,está sujeto a la obligación de moverse sin cesar; al igual que unapeonza, tiene que girar hasta caerse. No hay sindicato que ante unaexigencia tal no respondiera de inmediato con una huelga general.Desde esta perspectiva, cualquier mendigo goza de una libertadincomparablemente mayor que la del político.

Podríamos proseguir con la relación de adversidades que aquejan alos políticos, aunque con resultados menos rentables, pues no lle-garíamos a captar el aspecto decisivo, la miseria básica de todopolítico: su total aislamiento social. Una situación paradójica, yaque se trata de personas que no tienen permitido permanecer solas.

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Independien-temente de su

capacidadintelectual, porlo general, es el

último encomprender quéestá ocurriendo

en la sociedad

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La sola ausencia de este derecho elemental debería conducir, por logeneral, a graves trastornos psíquicos. Ahora bien, si se obliga auna persona a permanecer continuamente en medio de un gentío y,al mismo tiempo, evitar cualquier comunicación normal, se produ-ce un dilema desesperanzador.Existe una forma científica de tortura denominada privación senso-rial. El individuo es introducido en un tanque de agua insonoriza-do, inodoro y sin luz, con lo cual se le priva de cualquier tipo depercepción. Incluso el sentido del tacto queda anulado debido almedio líquido. Una analogía social de este experimento sería el sin-gular encapsulamiento al que se ve sometido el político. Cuantomás asciende, más radicalmente se le cortan los contactos sociales.Apenas se entera de lo que sucede en la calle. No tiene la menoridea de lo que vale un kilo de azúcar o una caña de cerveza, cómose renueva un pasaporte o cómo se adquiere un billete de metro.Las visitas oficiales constituyen un ejemplo paradigmático de esteproceso forzoso de deshabituación. Tras un largo viaje en su aviónparticular y acompañado siempre del mismo séquito, el jefe cruzaa velocidad vertiginosa las calles desiertas de una ciudad en la quesólo consigue ver el despliegue policial mientras se dirige al pala-cio presidencial, copia de todos los demás palacios presidenciales.Desde este momento se ve obligado a escuchar discursos, pronun-ciar discursos, almorzar, pronunciar discursos, escuchar discursos,cenar, escuchar discursos, pronunciar discursos. A la mañanasiguiente le llevan de regreso al aeropuerto, sin haber podido obte-ner la más mínima impresión del lugar que acaba de visitar.Este ejemplo relativamente inocente apenas nos proporciona unaleve idea del aislamiento al que se ve sometido el político. Es pre-cisamente este aislamiento el que provoca en él la típica pérdida derealidad y que explica por qué, independientemente de su capaci-dad intelectual, por lo general es el último en comprender qué estáocurriendo en la sociedad.Incluso los privilegios de los que goza, y que le suelen reprocharincansablemente, contribuyen a aumentar su infortunio. En estecontexto resulta significativo el ominoso símbolo de estatus querepresenta el escolta. Resulta fácil adivinar que este personaje noprotege al político del mundo que le rodea, sino que protege almundo frente al político e impide que éste logre traspasar la tenuemembrana que le separa de su entorno. El agente de seguridad es,al mismo tiempo, el carcelero.Claro que esta situación no constituye un fenómeno único. Existen

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Sólo empleanun lenguajenotablementedeformado

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diversas analogías. En cierto sentido la vida de un político guardasemejanza con la de su enemigo más peligroso, pues también losterroristas, condicionados por la conspiración, se marginan de larealidad social y sólo emplean un lenguaje notablemente deforma-do. (La pérdida del lenguaje y del sentido de la realidad no son sinodos caras de una misma moneda).Ahora bien, esta comparación nos lleva incluso a un medio menosexótico: el de las “instituciones totales”, como por ejemplo asilos,hospitales, clínicas psiquiátricas y cárceles. En tales institucionesreencontramos numerosos rasgos que también determinan la vidadel político profesional: los internos no pueden disponer de su pro-pio tiempo; la rutina diaria está preestablecida; no existe esfera pri-vada; los internos siempre están aislados, pero no solos; las veja-ciones están a la orden del día; la pérdida de realidad condicionadapor el sistema aumenta con el tiempo de internamiento.Tras largos años de internamiento aparecen daños que clínicamen-te se denominan “hospitalismo”, y cuyos principales síntomas sonlas dificultades para relacionarse, apatía, tendencia al llanto,inquietud y agresividad, trastornos mentales, problemas de lengua-je e impotencia, ocasionalmente incluso alucinaciones. Casi siem-pre los pacientes sufren estados de ansiedad, aunque por lo generalel miedo nace de unas causas muy reales.Al igual que el interno, también el político se ve sometido a unavigilancia permanente, aunque en este caso la clásica mirilla de lapenitenciaría es sustituida por el objetivo de las cámaras, y el car-celero por los periodistas y fiscales. Y puesto que incluso el políti-co más íntegro está obligado a moverse entre las tinieblas de lafinanciación de los partidos, entre la maleza de las subvenciones yde las exportaciones de armas, así como entre el lodazal de los ser-vicios de inteligencia, constantemente se ve dominado por elmiedo.El principal síntoma del “hospitalismo”, sin embargo, es la depre-sión. Suele desarrollarse de forma larvada, puesto que a los políti-cos profesionales no se les permite manifestarla públicamente. Sólopueden dar rienda suelta al reverso de la moneda, es decir, a lasmanías: el afán de notoriedad manifestado en actos públicos que,posiblemente por su insulsez, son anunciados como actos cumbre;la megalomanía casi infantil de todo el personal político; la ingenuavanidad; la tendencia al derroche. Anda equivocado quien pienseque todo ello crea placer o incluso felicidad. Nada más lejos de larealidad. Este torpe circo ambulante que montan los políticos no es

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En el entramadode interesespartidistas,

grupos depresión,

asociaciones yburocracias

apenas puedemoverse unos

milímetros

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más que un fenómeno de compensación. La literatura médica des-cribe el paso de la fase depresiva a la fase maníaca como sigue:“El estado de ánimo morboso tiñe todas las vivencias y el compor-tamiento de los pacientes hasta el extremo de que creen encontrar-se en su mejor estado mental. La falta de discernimiento y unacapacidad exagerada para la actividad llevan a un estado explosivo,en el que el paciente se muestra inquieto, impertinente y pesado, yante cualquier resistencia reacciona con una irritabilidad agresiva.Tanto los pensamientos como los actos son cada vez más ampliosy pueden desarrollar una clara megalomanía. Así por ejemplo, lospacientes pueden estar convencidos de su propio poder y geniali-dad, y temporalmente incluso llegan a adoptar una identidad fas-tuosa. Los maníacos se ocupan de forma impulsiva e inagotable dediversos actos, sin percatarse de los peligros que éstos implican. Encasos extremos desarrollan una actividad tan febril que pierdentoda relación entre estado de ánimo y comportamiento”.Un paciente que intentara superar su desesperado estado anímicopor esta vía, ¿cómo habría de comprender que los demás le echenincluso en cara su actuación desesperada?

Aquel que recomiende colocarse –aunque sólo fuera a modo deprueba– en el lugar de un político profesional, se enfrentará a dosobjeciones tan lógicas que merece la pena desarrollarlas.Por un lado se me objetará que el disfrute del poder recompensa alpolítico profesional por todas las contrariedades que sufre. Hayquien afirma que el poder constituye un afrodisíaco irresistible parael político. Puede que ello fuera cierto en sentido histórico. Losmonarcas absolutos y los gobernantes totalitarios siempre se hanacercado a ese sueño de lactante consistente en que el mundo ya noopone resistencia alguna a la voluntad individual. Sin embargo,resulta difícilmente comprensible que un político instalado enWashington, Bonn o Tokio pudiera sucumbir a una ambición depoder de este tipo. Porque cada uno de estos jefes semeja unGulliver atado con miles de hilos. En el entramado de intereses par-tidistas, grupos de presión, asociaciones y burocracias apenaspuede moverse unos milímetros. Quien ostente el orgulloso títulode jefe supremo de las fuerzas armadas se expone a una denunciaante el Tribunal Constitucional por haber enviado a algún sitio unavión espía sin armas. El debate sobre si un paciente debe contri-buir al gasto sanitario con el cinco o el veinte por ciento del preciode un medicamento, o si bien si se debe modificar la pensión de

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La carrerapolíticafunciona comouna nasa.Resulta fácilentrar, pero casiimposible salirde ella sin sufrirgraves daños

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viudedad, desencadena durante meses gigantescos debates en losaparatos de todos los partidos. La supresión de determinados bene-ficios fiscales sólo se consigue empleando tretas diabólicas y aespaldas de los afectados.A la vista de este bloqueo a la actuación, toda persona realmenteconsciente de su poder emprendería la huida. Como apoderadogeneral de un comercio al por mayor de aceros probablementetuviera mayor poder de decisión. He aquí otra forma con la que larealidad perdida se venga de los políticos.Como último argumento de la acusación podríamos objetar que lospolíticos son los únicos culpables de su situación. Al fin y al cabohan elegido voluntariamente esta profesión, que al mismo tiempoconstituye la negación de una profesión.Ahora bien, ¿no sería taimado insistir en ello? Porque esta afirma-ción maliciosa no tiene en cuenta que la carrera política funcionacomo una nasa. Resulta fácil entrar, pero casi imposible salir de ellasin sufrir graves daños. Todo aquel que se ha metido en ella tienela errónea impresión de que no le queda más que una salida: elcamino hacia arriba. En el supuesto de que logre recorrerlo, ponien-do en ello su mayor empeño, un buen día comprobará que habíasido víctima de una ilusión, puesto que el ascenso no le ha libradode su situación, sino que la ha empeorado. Una constatación que sinembargo sólo puede hacerse cuando ya es demasiado tarde.Peor suerte corre posiblemente el político apartado del aparato deun partido. En el mejor de los casos terminará como parado muybien remunerado en un décimo piso de Bruselas. O bien se le nom-bra, sin haber demostrado nunca el menor interés por las roturas detuberías, inspector jefe de la compañía municipal de aguas. ¿Aquién se le ocurriría contratar a una persona que no ha estudiadonada concreto? De este modo, la perspectiva de una pensión dejubilación suficiente constituye el único aliciente para quienes fra-casan en el abordaje al puente de mando de la sociedad.A buen seguro la mayoría de nosotros pensamos que sería un lujoexagerado compadecer a unos conciudadanos que, sin la menorvergüenza, se califican de políticos de primer rango. Pero al igualque cualquier otro grupo marginal, al igual que los alcohólicos, losludópatas o los skinheads, son merecedores de esa compasiónanalítica necesaria para comprender su miseria.

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Al igual quecualquier otro

grupo marginalson merecedo-

res de esacompasión

analíticanecesaria paracomprender su

miseria

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CORRUPCIÓN

En este país, en este archipiélago o en esta isla, dedi-car a la corrupción espacio en una revista no puedeprovocar ninguna sorpresa. Desgraciadamente, lacorrupción constituye un fenómeno con una innega-ble presencia en nuestra sociedad. Descolla en elámbito de la política y de los negocios (y en su inte-rrelación) de manera especialmente llamativa, perolos efectos contaminantes y sus consecuencias seextienden al conjunto del tejido social.

Se abre esta Carpeta con el artículo colectivo delconsejo de redacción de Cuadernos del Surestesobre esta cuestión. Hemos intentando analizar elasunto con la mayor amplitud de miras posible, paracontribuir tanto a aclararnos nosotros como a loslectores sobre las consecuencias de los comporta-mientos corruptos en nuestra sociedad.

La corrupción no es, obviamente, una característicapropiamente lanzaroteña, pero en un artículo elabo-

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rado para una revista de aquí, la presencia y losejemplos de lo ocurrido en Lanzarote ocupan unespacio notable.

La Carpeta continúa con un artículo de CarlotaGutiérrez dedicado a una figura con una especialsignificación en este campo durante las últimasdécadas en esta Isla: Felipe Fernández Camero,secretario del Ayuntamiento de Arrecife y tenazdefensor de los ayuntamientos y los propietarios desuelo que tratan de evitar que se pongan límites a lairracional extensión de la industria turística enLanzarote. El artículo pretende arrojar luz sobre lastrascendentales actividades de un personaje que enel espacio público suele permanecer en la sombra.

Encontramos después un texto sobre la relación dela ciudadanía con a corrupción Agradecemos lacolaboración de Carlos Espino, que pone de mani-fiesto que también es responsabilidad del conjuntode los ciudadanos evitar la extensión de la corrup-ción en la sociedad, negándose a aceptar y a sopor-tar los comportamientos rechazables en el ámbitode la política.

El último artículo de esta entrega es, en realidad, elcapítulo final del libro de Alejandro Nieto Corrupciónen la España democrática, el más interesante de losque hemos manejado sobre la corrupción en estepaís. El texto describe bien cómo la perniciosainfluencia de la corrupción contamina el sistemademocrático en España.

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El flujo de la corrupciónCuadernos del Sureste

Si nos atenemos a los mensajes de los medios de comunicación, lacorrupción se ha convertido en un fenómeno característico de laEspaña democrática. Los nombres de Sintel, Tindaya, Jinámar,ICFEM y otros más sitúan a Canarias bajo la misma tela de araña.Si escuchamos a la mayoría de nuestros conciudadanos, la corrup-ción constituye un aspecto ineludible para entender el ámbito polí-tico lanzaroteño. Si leemos hoy las secciones económicas de losperiódicos de todo el mundo, comprobaremos que la corrupción esun aspecto central en las grandes corporaciones empresariales. Noobstante, el fenómeno se analiza sin demasiada profundidad, y loscasos que salen a la luz pública más parecen destinados a cumplirel papel de armas arrojadizas entre los diferentes sectores políticoso empresariales en litigio. ¿Qué es la corrupción? ¿Cómo opera?¿Cómo influye en el conjunto de la sociedad? ¿Cómo puede evitar-se? No tenemos respuestas inequívocas y definitivas a estas pre-guntas; hemos tratado simplemente de plasmar en este artículo elresultado de nuestra discusión sobre esta materia.

CaracterizaciónAbuso de poder, apropiación de bienes privados o públicos, enri-quecimiento ilícito, extorsión, prevaricación, favoritismo, nepotis-mo, persecución de ventajas indebidas, tráfico de influencias,soborno, clientelismo político, malas prácticas electorales, manejo

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La corrupciónconstituye unaspectoineludible paraentender elámbito políticolanzaroteño

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ilegítimo de bienes o de fondos públicos o privados, utilización deinformación privilegiada o el ocultamiento de la información,incompatibilidades, blanqueo de dinero, recalificaciones urbanísti-cas irregulares, coacción y persecución, control y utilización de losmedios de comunicación... Son algunas de las formas a través delas que reconocemos hoy día el fenómeno que englobamos bajo eltérmino corrupción. Simplificando la cuestión en exceso, podríamos decir que lacorrupción consiste en obtener ventajas indebidas por parte deaquellos que ocupan una posición de poder en la sociedad. Hay querecordar que la corrupción es un intercambio entre varios actores,es decir, que existe oferta y demanda. Pero estos intercambiosincluyen un elevado factor de incertidumbre sobre el resultado dela transacción, puesto que debido a su ilegalidad o alegalidad nopuede exigirse siempre el cumplimiento de lo acordado. Además,para que estos cambalaches tengan lugar debe existir una discre-cionalidad por parte de quien facilita la compensación que se pre-tende conseguir. Resulta obvio que el secretismo y la falta de trans-parencia en las actuaciones de quienes ejercen el poder constituyenun caldo de cultivo para los comportamientos corruptos. Las consecuencias de la corrupción pueden apreciarse hoy en seg-mentos muy diversos de la sociedad, desde jefes de gobierno a pre-sidentes de asociaciones de vecinos. Como es lógico, la extensióndel fenómeno ha acabado generando sus propias redes organizadas,que en ocasiones se convierten en tramas estables que perduranmás allá de determinadas operaciones concretas y que actúan sobretodo en las áreas de poder o de gestión en las que la discrecionali-dad es una característica: contratación de personal en institucionespúblicas como las lanzaroteñas, concesión de licencias de diferen-tes tipos, concursos para la adjudicación de obras o servicios públi-cos... En suma, son muchas las actuaciones que delatan una aplica-ción tan particular de la normativa que sólo pueden explicarse porla existencia de corrupción.No son pocos los que tratan de equiparar la corrupción al incum-plimiento de la legalidad. O sea, que si no existe condena judicialno hay corrupción. De la misma forma, en esta Isla no se conside-ra corrupción que la empresa de la familia de la consejera deHacienda del Cabildo se esté enriqueciendo con los pedidos de lainstitución, porque, tal como se ha hecho, no es ilegal. Sin embar-go, la corrupción existe. No podemos limitar la corrupción alincumplimiento de la legalidad, puesto que sólo ciertos comporta-

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En esta Isla nose considera

corrupción quela empresa de la

familia de laconsejera deHacienda del

Cabildo se estéenriqueciendo

con los pedidosde la institución

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mientos corruptos están tipificados como delitos en las leyes actua-les. Muchas de las prácticas que todos consideramos intolerablesporque no resisten el contraste con la ética más laxa que pueda ima-ginarse no están penalizadas por nuestro marco jurídico.Suele suceder así con la mayoría de los casos de nepotismo, una delas conductas corruptas más habituales. En Lanzarote, colocar aparientes y amigos en la Administración pública se ha convertidoen una práctica que se asume como normal. La cuestión aquí noradica en saber si se ha cumplido o no la normativa, sino en denun-ciar el hecho cuando constituya una actuación corrupta, por muylegal que pueda ser. Lo mismo ocurre con el muy diferente tratoque reciben los ciudadanos por parte de algunas administracionesen función del lugar que ocupan en la escala del poder: unos al des-pacho, otros a la ventanilla. Esta diferencia puede comprobarseincluso en los momentos más críticos, cuando un ciudadano de apie espera a ser atendido en la sala de urgencia del Hospital Generalmientras contempla cómo determinados políticos o sus familiaresacceden por otra puerta: la del despacho del director.Algo parecido ocurre con la corrupción cotidiana de algunos fun-cionarios de escaso rango, que de tan habitual llega a considerarseparte del paisaje. El silencio habitual de la mayoría de los funcio-narios sobre las pequeñas y las grandes prácticas corruptas es,desde luego, uno de los factores que facilita la expansión de lacorrupción. De igual manera, deben considerarse como un caldo decultivo propicio dos cuestiones: la primera, el abuso de la burocra-cia o el ‘papeleo’, que incrementa las posibilidades de prácticascorruptas, porque a más ‘papeleo’ mayor necesidad de ‘atajos’; y lasegunda, la debilidad del aparato de control de la gestión de laAdministración. En fin, es sabido que una de las características de la corrupción esque se alimenta a sí misma. El problema de la corrupción es quecuanta más hay, mayor probabilidad existe de que se produzca aúnmás. Porque termina afectando a los encargados de velar por labuena salud del sistema y acaba haciendo pensar a los no corruptosque, por el hecho de no serlo, pertenecen al género de los tontos.

Geografía e HistoriaLa corrupción es un fenómeno que ha existido desde que el mundoes mundo. Sin embargo, la percepción de su generalización en lasdos últimas décadas parece acompañar a determinados cambiossociales acaecidos en ese período. En España, por ejemplo, se hadiscutido con profusión sobre si la transformación democrática

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El flujo de la corrupción

Todas las obraspúblicas en estepaís, en estearchipiélago oen esta isla seadjudican poruna cantidad yterminancostando cifrasincreíblementemás altas

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había conllevado un incremento de la corrupción existente en ladictadura. El debate no nos parece muy relevante. Más importantees establecer las consecuencias sobre el sistema de ordenamientode la convivencia. Parece indiscutible que cuando se apela a unordenamiento social basado en el respeto a la voluntad de lamayoría y al Estado de derecho las consecuencias de la corrupciónsobre la convivencia social son de mayor calado. En cualquier caso,uno de los factores que provocan esa sensación de incremento de lacorrupción es la existencia de una prensa con mayor libertad que enépocas pasadas y más dedicada a la promoción de escándalos polí-ticos que arrojar contra el adversario político. Los medios se ali-mentan en este terreno, la mayoría de las ocasiones, de la informa-ción proporcionada por los partidos, que tratan de imponerse en lacompetencia electoral desprestigiando a otros contendientes. Parasufragar esta competencia, tras la llegada de la democracia ha sur-gido una nueva corrupción: la organizada por los partidos políticos,una corrupción que no sustituye a la tradicional sino que se suma aella, incrementando la extorsión en la esfera pública.No puede sostenerse que la corrupción constituya un componentepropio del capitalismo, porque nos encontramos ante una cuestiónque ha afectado a todos los sistemas de producción que en elmundo han sido. Sin embargo, sí parece plausible defender quedeterminados proyectos de sociedad son más proclives que otros asufrir esa contaminación. De hecho, la sensación de que la corrup-ción se ha generalizado coincide con el tránsito de un capitalismomás regulado a otro que podemos denominar neoliberal. Es decir,coincide con el triunfo de la revolución conservadora encabezadapor Reagan y Thatcher a principios de los años ochenta, que ter-minó contaminando también el territorio de la socialdemocracia.Parece lógico pensar que un sistema en el que prima el éxito mate-rial a toda costa y en el que la sociedad es reducida a la suma de losintereses egoístas de cada ciudadano es más proclive al incrementode la corrupción (Thatcher llegaba al extremo de afirmar que lasociedad no existe, que lo que existe son los individuos). En efec-to, no tenemos más que acudir a los índices de corrupción que nosofrece Transparency International para comprobarlo. Según estaorganización independiente, los diez países más ‘limpios’ son:Finlandia, Dinamarca, Nueva Zelanda, Islandia, Singapur, Suecia,Canadá, Holanda, Luxemburgo y Noruega, naciones caracterizadaspor un capitalismo más regulado y por disfrutar de un Estado debienestar de mayor envergadura. Así que resulta razonable creer

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Cuadernos del Sureste

La reciéndesdobladacarretera de

Arrecife a CostaTeguise muestra

que los fondospúblicospueden

destinarse aactuacionesinnecesarias

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que la generalización de la corrupción en muchos países –que en elámbito de la política eclosiona durante la década de los ochenta yen el campo empresarial sale a la luz en los noventa y se convierteen epidemia con el comienzo de siglo– está relacionada con laexpansión del fundamentalismo liberal por la mayoría de las socie-dades del planeta.Ese triunfo del neoliberalismo ha sesgado decisivamente el proce-so de globalización económica en el mundo, agravando la corrup-ción provocada por las grandes compañías multinacionales en suexpansión por el planeta. Los gobiernos del Tercer Mundo –enmuchos casos ya corruptos de por sí– han visto cómo las multina-cionales campaban a sus anchas en sus países añadiendo la nuevacorrupción que venía de fuera a la ya existente. En el Occidenterico hemos asistido también a corrupciones de envergadura provo-cadas sobre todo por los grandes contratos públicos. Desde estaperspectiva globalizadora, no podemos obviar el hecho de que noexisten instituciones que puedan poner coto a esta corrupción‘internacional’, porque las empresas que en los países ricos se pue-den ver presionadas por el poder político o por la opinión pública,no tienen ninguna cortapisa real en la mayoría de las nacionesmenos desarrolladas, donde la aún mayor debilidad de las demo-cracias o la existencia de dictaduras facilita las oportunidades parala utilización de prácticas corruptas en la consecución de los obje-tivos empresariales.Es cierto también que los datos de Transparency Internationalponen fin al mito de que la corrupción es una característica propiadel Sur del planeta, de los países pobres o de los menos ricos entrelos opulentos. Pero, aunque en todos sitios cuecen habas, no es ver-dad que en todos ocurra lo mismo: la corrupción existente enEspaña resultaría intolerable en Dinamarca.

El espacio económicoNo cabe duda de que la corrupción disminuye la eficiencia del sis-tema económico por la vía de incrementar los costes. La eficienciadecrece también porque la corrupción incentiva el ámbito másespeculativo frente al sector productivo de la economía, y desvirtúala competencia del mercado al primar al empresario más corruptoen lugar de al más eficaz. En términos bastante generales, podríasostenerse que los países menos corruptos deberían ser los más efi-cientes desde el punto de vista de la economía. Y los resultados asílo indican: las naciones de mejores resultados económicos a largodel siglo pasado han sido los llamados países nórdicos, que se

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El flujo de la corrupción

En lugares comoLanzaroteparececontinuarexistiendo lacompra delvoto, odirectamente laadquisición delconcejal

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encuentran todos ellos entre los diez países del mundo con menoscorrupción en la lista antes citada.Ese encarecimiento que provoca la corrupción se manifiesta conespecial gravedad en las infraestructuras y servicios públicos, pues-to que los pagos monetarios acaban siempre incluidos en los presu-puestos públicos, normalmente por la vía de modificaciones presu-puestarias posteriores a la adjudicación de la obra o servicio. Endefinitiva, las comisiones las terminan pagando los contribuyentes.Quizá esta conducta permite explicar por qué todas las obras públi-cas en este país, en este archipiélago o en esta isla se adjudican poruna cantidad y terminan siempre costando cifras increíblementemás altas. Los empresarios implicados presentan las ofertas másbajas para garantizarse la adjudicación; luego, los políticos involu-crados se encargan de los reformados presupuestarios. Pero elincremento de los costos provocado por la corrupción en las inver-siones públicas puede ocasionar males aún mayores: acometerobras públicas escasamente prioritarias o incluso innecesarias conel fin de alimentar las necesidades de financiación corrupta. En paí-ses como Italia o España no faltan ejemplos ilustrativos. Y enLanzarote es suficiente transitar por la recién desdoblada y siempredespejada carretera de Arrecife a Costa Teguise para comprobarque los fondos públicos pueden destinarse a actuaciones absoluta-mente innecesarias. Ahora bien, el encarecimiento de los costosafecta también al sector privado. El ejemplo de la increíble finan-ciación proporcionada a los partidos de este país por la banca pri-vada, y consignada en tantas ocasiones como créditos incobrables,revela que la corrupción también disminuye la eficiencia de lasempresas privadas.Tras las obras públicas, si existe un sector económico proclive a laespeculación y a los comportamientos corruptos es el inmobiliario,el sector dominante en la economía lanzaroteña en las últimas déca-das, en el que se desenvuelve la generalizada corrupción existenteentre los políticos y los empresarios que actúan en esta sociedad.Hecho que demuestra que la corrupción no es un fenómeno priva-tivo del ámbito político y que los empresarios son parte fundacio-nal del acto corrupto.Claro que si el éxito a toda costa se ha convertido en un valor exal-tado socialmente, es en el terreno empresarial donde alcanza susmáximas cotas. La actual ola de escándalos de corrupción empre-sarial, que en nuestro país han encabezado los dos grandes bancos(BBVA y BSCH) y en el centro del capitalismo mundial muchas

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Cuadernos del Sureste

Aún estamos ala espera de

que la justiciaactúe en la

denuncia quepresentó AETUR

sobre elllamado caso

FORELAN

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grandes empresas (Enron, Worldcom, AOL-TimeWarner...), ponede manifiesto también el hecho de que la corrupción puede aumen-tar en empresas que debido a su excesivo tamaño carecen de dueño,al estar dirigidas por gestores que tienden a poner sus propios inte-reses por encima de los de la empresa. Esta situación se ha vistoagravada por la tendencia a situar la especulación con las cotiza-ciones en bolsa por delante de los resultados económicos reales delas empresas. Hasta el punto de provocar una caída de los valoresbursátiles que en EE. UU. ya sobrepasa a la del crack del 29. Conla diferencia, eso sí, de haberse producido a lo largo de dos años.AOL-TimeWarner, la celebrada gran fusión que alumbraba el prin-cipal gigante de la comunicación en el mundo, ha perdido en estosdos años el 70% del valor de sus acciones. Pero también en este ámbito sólo trascienden a los medios decomunicación los conflictos más espectaculares, la parte visible deun problema de mayor magnitud, porque son un cúmulo de empre-sas las que utilizan los mismos mecanismos y prácticas corruptas.De hecho, en el espacio de la empresa privada se consideran usua-les y aceptables comportamientos caracterizados como corruptosen la esfera pública: comisiones, regalos, intercambio de favores,utilización de información privilegiada, etc. Por otra parte, la con-tinua transferencia de cargos entre los ámbitos político y empresa-rial dificulta la distinción entre las responsabilidades de uno u otrosector.

El espacio políticoEn la España del siglo XIX encontramos el antecedente más clarode las prácticas corruptas de los políticos de la actualidad: el siste-ma caciquil. Los caciques comerciaban con una mercancía muyparticular y entonces novedosa: el poder político electivo. La polí-tica era un negocio, y el caciquismo un modo seguro de consumar-lo. Se aseguraba la vida de amigos y familiares a través de la ocu-pación de cargos públicos, y se aseguraba el enriquecimiento pro-pio mediante la adjudicación de obras, servicios y suministrospúblicos.Aunque en lugares como Lanzarote parece continuar existiendo lacompra del voto, o directamente la adquisición del concejal, el sis-tema ha variado un poco en la actualidad: el candidato pertenece aun partido, quien le incluye en la lista que le permite resultar elegi-do, de tal manera que el militante sabe que no va a ser elegido porsu valía o sus ideas, sino por el hecho de ir en esa lista electoral. Elpartido, en definitiva, coloca a sus hombres en el poder y allí los

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El flujo de la corrupción

Resulta difícilcreer queveamos un díacomo se vieneal piso elApartotelFariones ocualquier graninversióninmobiliaria

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controla con la amenaza de retirarles la confianza. Por consiguien-te, los gobernantes, aunque tienen lógicamente que trabajar para laAdministración, atenderán con mayor atención los intereses delpartido, porque si los descuidan se quedan sin cargo. Puede decir-se, por tanto, que el sistema de listas cerradas en el proceso electo-ral constituye un elemento más que favorece la corrupción. Aunqueno pueda afirmarse que las listas abiertas garanticen prácticashonestas por sí mismas, como demuestra el caso italiano.Las elevadas necesidades financieras de los partidos, especialmen-te para afrontar costosísimas campañas electorales, se han conver-tido en fuente de corrupción, y contribuyen al descrédito del ámbi-to de la política. Esas necesidades de los partidos políticos mayori-tarios revelan su dependencia de las fuentes externas de financia-ción, que tarde o temprano pasarán su factura de contrapartida.Aunque los partidos recurren también a las fuentes públicas: cuan-tiosas subvenciones, explícitas unas y encubiertas otras. En estesentido, el funcionamiento escasamente democrático y participati-vo de los partidos y la conquista del poder como objetivo exclusi-vo han favorecido la generalización de prácticas corruptas. Porqueningún partido puede financiar su campaña electoral con las cuotasde sus afiliados, pero tampoco renunciará al poder por el hecho deno poder costearse una campaña ‘adecuada’. Los partidos van acu-mulando durante cuatro años los ingresos necesarios para afrontarlos gastos de la campaña, gastos que en muchos casos serán enmas-carados bien con dinero ‘negro’ o bien mediante la emisión de fac-turas por conceptos que nada tendrán que ver con los reales.En consecuencia, la campaña electoral, proceso esencial de lademocracia, se ha convertido en una incitación a la corrupción enesta sociedad. Sin duda, el control real de los gastos electorales ysu drástica disminución parecen medidas tan obvias como impres-cindibles para atenuarla. Como además la posibilidad de la corrup-ción política aumenta en proporción directa al tiempo en que elpolítico permanece en el poder, parece conveniente también aco-meter la limitación de los mandatos en todos los ámbitos de larepresentación política. Las ventajas derivadas de esta medida severán notablemente incrementadas si añadimos la imprescindiblerotación de los altos funcionarios, que controlan también desde suspuestos los múltiples actos de discrecionalidad que le son permiti-dos a la Administración.En España, en Canarias o en Lanzarote los grandes escándalos quenos asaltan desde los medios de comunicación son minucias frente

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En La Graciosase detuvieron

multitud depequeñas obras

mientras lasdestinadas al

negocio de losmejor

relacionadosproseguían sin

problemas

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al conjunto que fluye en el ámbito donde la corrupción es másgeneralizada: el municipal. Y en esa esfera, el urbanismo y laslicencias de construcción forman la madre de todas las corrupcio-nes. Canarias en general, y Lanzarote en particular, han experi-mentado un crecimiento vertiginoso en las últimas tres décadas,durante las cuales las licencias de construcción y la usual corrup-ción que llevan aparejadas han aumentado sin cesar. Ese es el esce-nario idóneo para la extensión de la corrupción. Hasta el punto deque la memoria de la Fiscalía del TSJC no ha tenido empacho enseñalar a los ayuntamientos canarios como los principales violado-res de la normativa urbanística y los grandes ‘delincuentes medio-ambientales’ del Archipiélago.La corrupción ha contribuido notablemente a lo que algunos deno-minan crisis de legitimidad de la democracia, pues es uno de losfactores que intervienen en la desmoralización de amplios sectoresde la sociedad y les lleva a volver la espalda a la política. La con-secuencia más obvia de este comportamiento es que deja las manoslibres a los políticos a los que se rechaza (en Lanzarote el asunto haalcanzado tal gravedad que cerca del 50% de la población adulta novota). Ese abandono masivo de la política por parte de los ciudada-nos facilita también el éxito de iluminados y demagogos políticosde todo tipo. En el caldo de cultivo de la antipolítica cabe todo:cuando se empieza a trazar la raya que divide el Bien (nosotros) delMal (ellos, los políticos) y a decidir con autoridad integrista quiénestá en este lado y quién en el otro, o quién tiene “las manos man-chadas” y quién no, la democracia se vacía de contenido.En Canarias, las encuestas (el sociobarómetro) indican el nivel dehastío de la sociedad respecto de la corrupción, al situar este pro-blema como uno de los que más preocupa a la población, por enci-ma de otros más habituales como la vivienda, la sanidad, etc. Y sien el resto de Canarias están así, qué decir de Lanzarote, la Isla queencabeza las críticas al ámbito político. No creemos que sea con-veniente contribuir aún más al descrédito de la política en nuestrasociedad, pero la realidad impone el reconocimiento de que losprincipales responsables de ese descrédito no son voceros externossino la conducta de la propia clase política.

El espacio socialA la par que la corrupción aparece en el sociobarómetro como unade las principales causas de preocupación de los canarios, las vic-torias electorales de políticos que han sido incluso condenados pordiferentes delitos ponen en tela de juicio el presunto escándalo que

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El flujo de la corrupción

En Lanzarotepuede afirmarseque la extorsiónde buena partede los medios alos políticos esun hecho cierto

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la corrupción parece causar a la sociedad. Más bien se tiene la sen-sación de que existe una cierta indiferencia social ante el fenóme-no, que puede ser debida a la acumulación de escándalos, a la acep-tación de la corrupción como parte consustancial y tradicional delpoder o a la eterna duda personal de muchos ciudadanos: “¿quéharías tú en su lugar?”. Puede hablarse de sociedades más corrup-tas que otras, pero resulta intolerable que quienes se han corrompi-do o han permitido la extorsión desde posiciones de poder acusenal conjunto de la sociedad de haber consentido sus desmanes, odiluyan sus responsabilidades insertándolas en una sociedad dondela corrupción pudiera ser la norma. Además, debe destacarse que elmiedo a significarse en una sociedad como la lanzaroteña, en la quelos políticos y grandes empresarios controlan de cerca parcelas fun-damentales de la vida de los ciudadanos, es un factor a tener encuenta. No resulta fácil mantener la honestidad personal enambientes donde impera la corrupción.Una vía fundamental por la que la corrupción se extiende desde laAdministración, ciertos partidos y algunos empresarios hacia lasociedad civil son las subvenciones. En este aspecto destaca ladependencia de los sindicatos de este país de las ayudas para loscursos de formación. En Lanzarote, aún estamos a la espera de quela justicia actúe en la denuncia que presentó AETUR sobre el lla-mado ‘caso Forelan’, donde los empresarios habituales se encuen-tran curiosamente mezclados con los dos grandes sindicatos, CCOO y UGT. Pero la dependencia o la búsqueda de esas subvencio-nes afectan a muchos otros colectivos de esta isla, cuyas volunta-des permanecen a veces prisioneras del interés de quien puede pro-porcionarles los fondos que buscan o a los que ya se han acostum-brado. Bien es cierto que en ocasiones la dirección de la relación esla inversa: colectivos sociales que, especialmente en períodos pre-electorales, extorsionan a los políticos intercambiando subvencio-nes por apoyo social o, peor, a cambio de evitarles campañas deacoso que tendrían su reflejo mediático.La democracia, al plantear la igualdad, provoca una extensión delos campos y las personas susceptibles de corromperse. Pero comosistema de garantías igualitarias pactadas, la corrupción contribuyea devaluar esas garantías y genera, en consecuencia, un deteriorodel corazón del sistema y del entramado ético que debe sostenerlo.Por tanto, la corrupción termina por cuestionar el pacto de ciuda-danía que sustenta la democracia. Pacto que debería primar o resal-tar los comportamientos honestos, en lugar de, como ha sucedido

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Cuadernos del Sureste

El término‘desarrollo

sostenible’ estásiempre en boca

de losprincipales

responsables dela insostenibili-dad del modelolanzaroteño de

desarrollo

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en España, andar aplaudiendo a personajes como Conde, De laRosa o el general Galindo.

El espacio judicialA lo ya dicho en el primer apartado de este artículo, conviene aña-dir que la justicia, la encargada de evitar parte importante de lacorrupción, no está exenta de ella. Y el comportamiento más carac-terístico de esa realidad lo contemplamos cuando somos testigos decastigos ejemplares a personas pertenecientes a los escalonesmenos pudientes de la sociedad, mientras que se ejerce una notablepermisividad o se dictan suaves condenas ante las conductas dequienes pertenecen a la minoría más poderosa. Puede que un día laJusticia llegue a derribar alguna construcción en un paraje protegi-do de esta Isla, pero resulta mucho más difícil de creer que veamoscómo se viene al piso el Apartotel Los Fariones o cualquier graninversión inmobiliaria. La independencia del poder judicial es rela-tiva, y la separación entre los diferentes poderes notablementemenor de lo que suele decirse. Por otra parte, la lentitud y la com-plicación con que trabaja la justicia de este país supone otro ele-mento disuasorio más para que pocos se aventuren a interponerdenuncias que pueden resultar tan caras como imprevisibles susconsecuencias.La justicia no es la única institución que persigue los incumpli-mientos de las normas. Las Administraciones también cumplen esepapel; y las más cercanas a nosotros, las locales, lo ejercen conmayor discrecionalidad. En el terreno urbanístico encontramosejemplos flagrantes. En La Graciosa han asistido últimamente auna situación típica: multitud de pequeñas obras de particularesdetenidas –por la incapacidad del Ayuntamiento para aprobar unanormativa urbanística para la Isla– mientras las obras destinadas alnegocio de los mejor relacionados proseguían sin problemas. Losmecanismos de control de los que se dotan las Administraciones, laintervención, parecen no obligar a nadie. Puede ilustrarse esta opi-nión con la inutilidad de la Audiencia de Cuentas de Canarias encasi todos los conflictos que aborda, entre los que ha brillado últi-mamente el ‘caso Jinámar’. Igualmente sospechoso resulta queAdministraciones como el Gobierno de Canarias o el Cabildo deLanzarote sean incapaces, por ejemplo, de contar las camas turísti-cas de esta isla o de controlar la situación de ilegalidad de miles dealojamientos turísticos que no se mueven de donde están. Podemosremitirnos nuevamente a la Memoria de la Fiscalía del TSJC, queen su edición del pasado año ponía de relieve la gravedad de los

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Nuestra opiniónes que en la Islala corrupción esgeneralizada

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fallos detectados en todos los mecanismos de control ante posiblesactividades corruptas en las corporaciones locales canarias.Las continuas llamadas a la regeneración desde la esfera políticaparecen haberse convertido en inútil música de fondo de nuestropanorama político. Lo cierto es que la proliferación de la corrup-ción en nuestro país no ha venido acompañada de las medidas lega-les necesarias para combatirla. Los partidos han sido incapaces ono han querido arbitrar medidas que sirvieran realmente para per-seguir la corrupción.

El espacio mediáticoLos medios de comunicación cumplen un papel fundamental eneste campo. Su actuación fue decisiva en el relevo de la presiden-cia del gobierno español en 1996. La multitud de casos fraudulen-tos difundidos en los años anteriores mostraron a la sociedad unejecutivo desbordado por la corrupción. El PSOE acabó perdiendolas elecciones generales después de catorce años de gobierno.¿Existe siempre una correspondencia entre el nivel de corrupciónen una sociedad y el nivel de corrupción publicada? El hecho deque la corrupción fuera, efectivamente, muy importante no ha eli-minado la duda de si asistimos además a una guerra en la que losmedios fueron utilizados como ariete contra el gobierno socialista.Así que los medios son básicos por su papel en la denuncia públi-ca de los comportamientos corruptos; pero también por ser partefundamental de muchas de las corruptelas. Extraña observar cómolos medios se vanaglorian de su papel de guardianes y nos obse-quian con lecciones de moralidad desde unas plataformas que for-man parte, en muchas ocasiones, de la misma trama corrupta y delos intereses más partidistas. La inversión de miles de millones deeuros por parte de Telefónica en la formación y el mantenimientode un deficitario grupo de medios al servicio del PP puede ilustrarese partidismo. En Lanzarote hemos llegado incluso a que un par-tido, el PIL, adquiera un medio de comunicación y sitúe al frentede la empresa a uno de sus más conocidos dirigentes.En esta Isla, como en tantos lugares, la independencia de losmedios es una mera fantasía. En Lanzarote existe una inaudita pro-fusión de medios de comunicación locales (alrededor de treinta)que no podrían sobrevivir sin la arbitraria financiación de las insti-tuciones públicas. Así podemos entender esas continuas campañasde publicidad en las que se nos aconseja volar en Binter en lugar deen no se sabe qué otra compañía, o en las que Inalsa se dedica ainvertir parte de sus ingresos para que no contratemos el suminis-

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Lanzarote esconocida en el

resto delArchipiélago

como la tierrade la compra-

venta devoluntades

políticas

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tro de agua con la empresa rival, o en las que el Patronato deTurismo informa a los lanzaroteños de la existencia de lugarescomo los Jameos del Agua o el Jardín de Cactus.La inmersión de los medios en este panorama que bosquejamos leslleva en no pocas ocasiones a extorsionar a los políticos o a sus par-tidos para conseguir esa financiación extra que les permite sobrevi-vir. A nadie extrañan ya los cambios repentinos de línea editorial olos ataques furibundos de algunos medios en determinados momen-tos, seguidos, una vez se ha cobrado, de la vuelta a la normalidad oincluso al halago desmedido. En Lanzarote puede afirmarse que laextorsión de buena parte de los medios a los políticos es un hechocierto, hasta el punto de que los ayuntamientos pueden ser obliga-dos a sufragar ‘convenios’ que garanticen la publicación de ‘noti-cias’ sobre su actuación municipal. Esta retroalimentación de lafinanciación irregular entre el ámbito político y el de los medios,con sus chantajes mutuos incluidos, alcanza su cenit en las cam-pañas electorales, momento en el que la necesidad de influir en losmedios se revela absolutamente crucial para los políticos, que tie-nen que dirigirse a la sociedad a través de ellos.Por lo que respecta a su función de denuncia de la corrupción, con-viene recordar un comportamiento habitual: los medios suelenconocer cada historia completa, pero se limitan normalmente apublicar una pequeña parte. De hecho, en muchas ocasiones pode-mos encontrar a responsables, y no tan responsables, de mediosalardeando en privado de esos conocimientos. Es decir, que acep-tan la existencia de dos clases de ciudadanos: los que están en con-diciones de saber la verdad y aquellos, todavía inmaduros, a los quehay que proteger del escándalo. En Lanzarote, nos hemos acostumbrado a que no exista periodismode investigación, a que las informaciones sobre estos asuntos ten-gan una discontinuidad que depende de las relaciones entre medios,partidos y subvenciones, y a que se extienda la confusión entre lainformación y la publicidad. En un momento en el que la informa-ción en el mundo va concentrándose en torno a unos pocos gruposmediáticos, alimentados por unas pocas agencias de noticias ‘inter-nacionales’, resulta cada vez más complicado discernir las respon-sabilidades, las causas y los efectos en el conglomerado transver-sal, opaco e indiferenciado que componen empresarios, políticos ymedios de comunicación.Pese a todo lo dicho, y a pesar de todas las limitaciones, los mediosde comunicación cumplen, efectivamente, un papel importante en

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Buena parte delos alcaldes dela Isla se fueronenriqueciendode maneranotoria,generalizándoseel nexo entreterritorio, podermunicipal ycorrupción

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la lucha contra la corrupción. Nos gustaría, desde luego, habitar enuna sociedad donde la independencia de los medios de comunica-ción fuera una realidad, pero no podemos olvidar que en este asun-to, como en tantos, cualquier tiempo pasado fue peor.

El espacio de la palabraAnalizamos en este apartado un espacio cuya inclusión en el campode la corrupción puede generar no pocas dudas, pero que ha ocu-pado buena parte de las conversaciones del consejo de redacción deesta revista al afrontar este artículo: la palabra y las ideas. Creemosque la expansión de las ideas neoliberales, la creencia de que lacompetencia en busca del éxito es el único motor de la sociedad, elmercado la única forma de organizarla y el homo oeconomicus,sólo pendiente del consumo y la defensa de sus propios intereses,el único ciudadano posible, han contribuido a generar un procesoque podríamos denominar de corrupción de las conciencias. Estadepreciación de los valores ciudadanos comunes sobre los que seasienta la ética se ha convertido en el caldo de cultivo en el que seexpande la corrupción.El instrumento que ha posibilitado esta situación ha sido lo quepodemos llamar la corrupción de la palabra. Las ideas, y las pala-bras que utilizamos para expresarlas, se han devaluado en el espa-cio público hasta vaciarse de contenido y, en ocasiones, transfor-marse casi en lo contrario de lo que en principio significaban. EnLanzarote, el ejemplo más significativo lo encontramos en el tér-mino ‘desarrollo sostenible’ o ‘sostenibilidad’, que está siempre enboca de los principales responsables de la insostenibilidad delmodelo lanzaroteño de desarrollo. Los políticos y empresarios quecontinúan promoviendo el insostenible crecimiento turístico adjeti-van cada uno de sus proyectos con la etiqueta del desarrollo soste-nible, que en esta isla ha perdido ya casi todo su contenido.La palabra en el espacio público, en el terreno de la política, ha per-dido gran parte de su significado. Parece ser ya la mayoría de laciudadanía la que considera que la palabra de los políticos carecede valor, que las promesas electorales se las lleva siempre el vien-to, que los programas de los partidos políticos no tienen ningunainfluencia en la forma en la que los elegidos gestionarán la cosapública. En suma, que cuando un político emite un mensaje hay queconcederle el mismo valor que a la propaganda. Y esta falta dehonestidad ha generado ese descrédito del ámbito de la política quecaracteriza a nuestras sociedades. Pedro Lezcano lo expresaba asíel día de su investidura como Doctor Honoris Causa por la

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Cuadernos del Sureste

Algunoscalifican a los

ayuntamientosde Yaiza y Tías

comoayuntamientos

de ASOLAN

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Universidad de Las Palmas el año anterior a su fallecimiento:“Creo que la política en general desprende suficiente pestilenciapara ahuyentar a las personas sensiblemente honestas. El encum-bramiento de los mediocres hasta el escaño de los dirigentes pro-duce un inevitable hastío ciudadano”.

El espacio lanzaroteño¿Qué ocurre en Lanzarote? Nuestra opinión es que en la Isla lacorrupción es generalizada. Parece difícil que hubiera sido de otraforma. Pertenecemos a un país que en el aspecto que nos ocupa seencuentra entre los primeros de Europa. Y una sociedad económi-camente depauperada, que recibe el aluvión de recursos económi-cos que ha concentrado Lanzarote en las últimas tres décadas, en unsector tan proclive a la corrupción como la especulación inmobilia-ria que produce una industria turística con un crecimiento desme-surado, no podía escapar a esa expansión de la corrupción. Así, esageneralización de la corrupción coincide con el comienzo del cre-cimiento urbanístico provocado por el sector turístico, con la espe-culación del suelo y las recalificaciones urbanísticas como base.Si hacemos un breve repaso a la reciente historia insular en esteterreno, podríamos afirmar que el primer personaje emblemático dela corrupción surge en 1971, cuando Honorio García Bravo accedea la alcaldía de Yaiza, desde donde consolidará una de las grandesfortunas del Archipiélago. Esta aparición coincide con la comprade casi toda Playa Blanca por el grupo TRON, con prácticas quepodrían calificarse de corruptas: expedientes de dominio y conni-vencia con el ayuntamiento y los registradores de la propiedad.Entre finales de esa década y principios de los 80, tras el abandonodel Sáhara y, en parte, del banco pesquero, llegan a la Isla ingentescantidades de dinero público destinado a la reconversión de la flotapesquera. Buena parte de esas ayudas fueron desviadas fraudulen-tamente hacia la incipiente industria turística o a la mera especula-ción del suelo.También a comienzos de los 80 asistimos a otro momento funda-cional de la corrupción insular: la empresa Explosivos Río Tintocomienza la operación Costa Teguise. Para apoyar esta operaciónse paraliza el desarrollo turístico del Sur, un territorio con mejorescondiciones turísticas, hasta que se venden las parcelas de estaurbanización. Este negocio siempre contó con el apoyo del PSOE anivel estatal, comprometido con la reflotación de ERT y su privati-zación. Sin embargo, y curiosamente, supone el alumbramientopolítico de Dimas Martín en el Ayuntamiento de Teguise, a cuya

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El poder deASOLAN nopuedesepararse delpoder del grupoRosa,posiblemente elmejorrepresentantede la corrupciónentre elempresariadolocal

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alcaldía accede en 1983 con el voto de un concejal socialista, par-tido que había obtenido la mayoría absoluta. Este asunto, conocidocomo ‘el pacto de las tuneras’ y característico de una corrupcióntercermundista, aparece como el primero de una serie de escánda-los políticos que se convertirán en el pan nuestro de cada día en laIsla durante las dos décadas siguientes. Hasta el punto de queLanzarote es conocida en el resto del Archipiélago como la tierrade la compra-venta de voluntades políticas, el transfuguismo y lainestabilidad política permanente.Múltiples aristas encierra la historia del Complejo Agro Industrialde Teguise, la gran operación de Dimas Martín para dar el saltodesde los límites municipales a la política insular, que le deparó unaaplastante mayoría absoluta en 1991. Financiado por elAyuntamiento, el centro apenas si ha desarrollado sus capacidades.Sociedades interpuestas en paraísos fiscales, ceremonias de entregade ingentes cantidades de dinero en subvenciones a saber con quéfondos, intentos de lanzar producciones que culminaron en estrepi-tosos fracasos (quesería, productos tirados al vertedero, aquél pési-mo vino denominado Marqués de Herrera, sacos de cebolla sin sali-da a los mercados...) y agujeros inexplicables hasta para laAudiencia de Cuentas han desembocado, momentáneamente, en larecompra de las infraestructuras embargadas por parte delAyuntamiento. La acusación del Fiscal en este caso, que se ha con-vertido en judicial, revela el manejo fraudulento y descarado demuchos cientos de millones de pesetas.Vinculado al saco sin fondo del Complejo surgió otro escándalo: elcaso Flumelan, una empresa cuyo cometido era ejecutar el desarro-llo urbanístico del plan parcial de Costa Teguise. Para ello recibióde Costa Teguise parcelas por valor de unos 800 millones de pese-tas con las que financiar la urbanización, desde viales a tratamien-to de aguas. Las parcelas fueron vendidas; pero nunca se ha sabidodonde fueron a parar todos los ingresos obtenidos, puesto queFlumelan no ha llegado a cumplir la totalidad de sus compromisoscon el plan parcial.También los 80 son los años en los que se produce la llegada signi-ficativa de policías nacionales (algunos de los cuales disfrutarían deun notorio enriquecimiento) y surge una delincuencia de mayorporte, entre la que destaca el tráfico de drogas.En esos años, Dimas Martín no es el único estandarte de las corrup-telas urbanísticas. En Tías surge el caso del Apartotel Fariones, yen 1988 la dirección nacional del PSOE se ve implicada en la ope-

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Una vezadquirido el

Gran Hotel, lospropietariosdedicaron el

terreno anejo aun centro

comercial, porlo que

necesitabanotro para el

aparcamiento

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ración de apropiación de la playa de Los Pocillos, cuya empresapromotora, de capital vasco, estaba gestionada por SantiagoHernández, quien a su vez era teniente de alcalde del ayuntamien-to de Tías. Entre los personajes más característicos de la corrupciónlanzaroteña de esta época, junto a Honorio García Bravo y DimasMartín, destacan Luis Perdomo y Juan Ramírez, alcaldes de Tinajoy Haría. Como puede comprobarse, buena parte de los alcaldes dela Isla se fueron enriqueciendo de manera notoria, generalizándoseel nexo entre territorio, poder municipal y corrupción.Esta ligazón, o supeditación del poder político al empresarial, se hamantenido hasta la actualidad. Hasta el punto de que algunos cali-fican a los ayuntamientos de Yaiza y Tías como ayuntamientos deASOLAN, en lugar de adscribírselos a sus respectivos partidos. Dehecho, no son pocos quienes opinan que en la defenestración delanterior alcalde de Tías, Florencio Suárez, y en su sustitución porJosé Juan Cruz, tuvo mayor responsabilidad la organización empre-sarial que el propio partido. El poder de ASOLAN no puede sepa-rarse del poder del grupo empresarial Rosa, en la opinión demuchos, posiblemente el mejor representante entre el empresariadolocal de la corrupción durante la década pasada. Situación que semantiene hoy, cuando a su consolidación en Tías ha añadido unaposición hegemónica en Playa Blanca, se ha expandido por el restodel territorio insular y empieza a extenderse a otras islas de la manode significados miembros de CC con destacado protagonismo en elcampo de la especulación inmobiliaria. Su influencia en el ámbitopolítico, paralela a la de la organización empresarial, se ha podidocomprobar con lo ocurrido con la construcción del puerto deporti-vo de Berrugo. Y en una relación tan especial con el partido quedirige el Gobierno de Canarias y el ayuntamiento de Yaiza, CC, queha llevado a que los responsables del grupo Rosa y de ASOLANaparezcan entre los principales compradores de la nave en la que sealoja la organización de este partido en Lanzarote. No obstante, lalarga mano de Juan Francisco Rosa y Rafael Lasso no acaba con losnacionalistas: los socialistas de Tías aprobaron el campo de golfque promueven en el municipio convocando un pleno a medianoche, aprovechando la información privilegiada que les advertíaque la ‘moratoria’ del Gobierno de Canarias estaría unas horas sus-pendida por los tribunales.El Ayuntamiento de Tías ha aparecido ligado también a otro grupoempresarial, no directamente turístico, cada vez más activo: elgrupo Marcial-Hormiconsa. El intercambio de locales por cantida-

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La grancorrupción dejade ser unaexclusiva delsector turístico,aunque semantiene laprimacía de laespeculacióninmobiliaria

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des económicas que no parecen alcanzar el valor de aquéllos en elcentro comercial Biosfera Plaza de Puerto del Carmen fue denun-ciado por el PP; la contestación del Ayuntamiento dejó sin aclararel asunto. Este grupo empresarial aparece implicado también enuna significativa operación reciente, con la que es difícil no rela-cionar la financiación de algunos partidos. Nos referimos al hechode que una vez adquirido el edificio del Gran Hotel de Arrecife, lospropietarios se propusieron dedicar el terreno anejo a la construc-ción de un centro comercial, por lo que necesitaban otro para elaparcamiento que requería la nueva instalación hotelera.Casualmente, la operación se pudo consolidar cuando elAyuntamiento de Arrecife les adjudicó la concesión del parqueIslas Canarias –un espacio público en la emblemática marina deArrecife– para que pudieran construir su aparcamiento. Comopodemos observar, ante la saturación turística, o la posibilidad deque la detención del crecimiento de las camas sea un día una reali-dad, el capital insular va trasladando parte de sus inversiones y lagran corrupción deja de ser una exclusiva del sector turístico, aun-que se mantiene la primacía de la especulación inmobiliaria.Existe un hecho que delata el funcionamiento corrupto de buenaparte de los ayuntamientos de la Isla: durante décadas la mayoríaprefirió que sus municipios carecieran de planeamiento urbanístico.Así, los permisos de construcción se han concedido siempre en pre-cario, siendo una potestad casi discrecional de los alcaldes, y losvecinos se han visto obligados a suplicar por ellos y a vivir siem-pre con la incertidumbre de que sus viviendas estuvieran amenaza-das por el fantasma de la ilegalidad. Esta situación de ilegalidad semantiene hoy en día en actuaciones como la de la Barriada Tenoriode Arrecife o la Zona Industrial de Playa Honda. En estos casos, lossometidos a esa tensión son empresarios, es decir, personas conrecursos que van a encontrarse en precario y en deuda con los par-tidos. Claro que la corrupción también funciona en el otro sentido:incluir en la normativa, y por tanto legalizar, terrenos y actuacionesmanifiestamente ilegales. La calificación como suelo urbano dePedro Barba, en La Graciosa, supone uno de los ejemplos más exó-ticos y recientes de esta práctica habitual. Lo mismo ocurre cuandolos ayuntamientos se hacen cargo de la urbanización de zonasdonde no se podía construir o sufragan la urbanización de planesparciales que tendrían que haber corrido a cargo de sus promotores.Sobre el buen trato a los familiares de los políticos, los ejemplospodrían ser multitud. Puede hablarse de una red clientelar que se

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Durantedécadas lamayoría de losayuntamientosprefirieron quesus municipioscarecieran deplaneamientourbanístico

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asienta en la contratación de personal en las instituciones públicasde la Isla. Basta como ejemplo la contratación por la Administra-ción de las hijas del político más votado de la Isla, Dimas Martín,o la frecuencia con la que la redacción de los proyectos del Plan deInfraestructuras Turísticas caen en las manos de familiares del con-sejero de turismo, Juan Carlos Becerra. Entre esas estructuras clien-telares destaca la del Cabildo de Lanzarote, pese a la inocencia conrespecto a las corruptelas de la que hace gala el político que duran-te más tiempo ha presidido la institución en las dos últimas déca-das: Enrique Pérez Parrilla. Pero las ventajas se extienden más alláde la familia, a los amigos; en algunas ocasiones las actuacionesrecuerdan a la picaresca tradicional, cuando se perdonaban a algu-nos las tasas por utilización de la grúa en el potrero municipal,práctica habitual mantenida por la concejal Nuria Cabrera, quien ensu defensa casi llegó a afirmar que, en realidad, los ciudadanos quepagaban era porque les daba la gana, pues las tasas que les cobra-ban no estaban claramente avaladas por la ley.A pesar de los enriquecimientos personales, que han sido notables,parece que la financiación de los partidos políticos en la Isla hacumplido un papel importante en todo este entramado corruptoentre políticos y empresarios. Somos bastantes los que al pensar enel ranking de la corrupción insular vemos al PIL y a CC en los luga-res de cabeza, aunque no puede obviarse la presencia casi perma-nente del PSOE en las principales instituciones insulares. De loscuatro grandes partidos que actúan en Lanzarote, el PP es el únicoque no aparece en los episodios insulares de la corrupción. Pese aque este partido ha sido el centro de numerosas corruptelas enmuchos otros lugares, el alejamiento del poder insular o la mayorhonestidad de sus dirigentes locales le ha mantenido al margen delos hechos aquí relatados. No sabemos si esa marginalidad en elacceso a las jugosas y corruptas fuentes de financiación para lascampañas electorales explicaría la sorprendentemente escasa pre-sencia insular de un partido que gobierna el país y que ha estadogobernando la comunidad.Aunque parece obvio que la principal responsabilidad por las tra-mas de la corrupción se encuentra en el ámbito de la política y dela empresa, no puede esconderse que una parte significativa de laciudadanía lanzaroteña asume y participa de esta manera de fun-cionar. Así lo demuestra que desde hace más de una década el polí-tico más votado en esta isla sea Dimas Martín, quien ha sido repe-tidamente condenado por la Justicia. También conviene resaltar que

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Las únicasinstitucionesinsulares a lasque losciudadanos hanconcedidomayoríasabsolutas hansido a losayuntamientosdonde se haproducido elcrecimientoturístico

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durante lustros las únicas instituciones insulares a las que los ciu-dadanos han concedido mayorías absolutas han sido a los ayunta-mientos donde se ha producido el crecimiento turístico. Ahora bien,esta ausencia de tensión moral en sectores significativos de unasociedad afectada por un rápido proceso de transformación socialno permite responsabilizar al conjunto de la sociedad lanzaroteñapor la generalización de la corrupción. Insistimos: los máximos res-ponsables habitan en los partidos políticos y en muchas de lasempresas más significativas de la Isla.

ConclusiónCombatir la corrupción debe convertirse en un imperativo para elconjunto de la sociedad, pues su generalización diluye esa socie-dad. Incluso la sociedad capitalista no podría funcionar si la corrup-ción se extendiese sin fin, pues resulta imprescindible que hayasectores que se nieguen a participar en la búsqueda del beneficioprivado por encima de cualquier otra cosa. Para que el capitalismosea viable requiere de jueces que no vendan sus sentencias al mejorpostor, médicos que pongan el cuidado de sus enfermos por encimade sus ingresos, funcionarios que realicen su trabajo por la satis-facción del deber cumplido, personas que no piensen exclusiva-mente en sus intereses privados y obtengan satisfacción en el ser-vicio a la comunidad... En resumen, gentes que encuentren sentidoy realización personal fuera de las relaciones que impone el merca-do. Porque son estas gentes las que cumplen el papel fundamentalde dotar de cohesión social a cualquier sociedad. Por lo tanto, com-batir la corrupción a todos los niveles y rechazar tanto las grandescomo las pequeñas corruptelas es tarea que nos compete a todos.Cierto que para obtener mejores resultados en esa labor, la sociedaddebe transformar algunas de las reglas del juego en la Administra-ción pública: es preciso reestructurar la relación entre la Adminis-tración y los administrados, eliminando la combinación de mono-polio en la toma de decisiones, discrecionalidad, secretismo yausencia de rendición de cuentas que caracteriza a la actual estruc-tura administrativa. El fortalecimiento de la inspección se ha con-vertido en una necesidad urgente; se trataría de fomentar un cuerpoindependiente de interventores que, sin entorpecer la toma de deci-siones, hagan más probable que cualquier irregularidad en las deci-siones públicas pueda ser descubierta y añadan al proceso una dosisde transparencia. Debe incrementarse la competencia real entre losproveedores de la Administración, respetando las bases de contra-tación y haciéndolas tan públicas como secretas las ofertas.

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En el ranking dela corrupción

insular vemos alPIL y a CC en los

primeroslugares, aunque

no puedeobviarse la

presencia casipermanente del

PSOE en lasprincipales

institucionesinsulares

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Tenemos que evitar, siempre que sea posible, que la decisión últi-ma la tome alguien de forma aislada. El trabajo en grupo, sometidoa revisión jerárquica y con auditores externos para los niveles másaltos, resulta mejor que el experto aislado o el político que decidesin que nadie le controle. Parece necesario acometer tanto la limi-tación temporal del mandato de los políticos como la rotación delos altos funcionarios que dificulte la consolidación de tramas esta-bles de corrupción. Debería ser posible exigir responsabilidadespersonales por determinados despilfarros de fondos públicos...La transformación de los partidos políticos se revela una herra-mienta fundamental. Quizá el primer punto sería terminar con unode los secretos mejor guardados de esta sociedad: las cuentas rea-les de los partidos. Los gastos de las campañas electorales tendríanque ser drásticamente limitados para impedir que los partidos nece-siten buscar fuera los fondos precisos para correr con esos gastosdesmesurados. Difícilmente podrá funcionar de forma transparenteuna comunidad cuando los partidos políticos se caracterizan por laausencia de democracia interna y transparencia. La reformademocrática de estas organizaciones parece una necesidad funda-mental. Debería establecerse una manera de penalizar el incumpli-miento de los programas electorales en sus aspectos más importan-tes, implantar listas abiertas, buscar la forma de que exista la posi-bilidad de revocar a un político...En el campo empresarial tendrían que penalizarse las conductasque se consideran inaceptables en el ámbito público. Y sobre todocomenzar a asumir la dificultad de considerar democrático un sis-tema en el que los ciudadanos pasan la mitad del día sometidos auna dictadura, que no es otro el modo en que funcionan las empre-sas. La democratización del área laboral se configura como unaobligación democrática, y además facilitaría el control de los gas-tos de las empresas por parte de los trabajadores y dificultaría lacompra de voluntades en las instituciones o en los partidos. Sinduda contribuiría también a limitar la corrupción en las empresasun incremento de la inspección fiscal –lo contrario de lo que estáhaciendo el gobierno del PP– que reduzca a su mínima expresiónlos caudales de dinero negro, las cajas opacas de las que sale eldinero para los pagos de acciones corruptas.No se nos esconde que las propuestas contra la corrupción, siendoen muchos casos obvias, tienen una plasmación práctica difícil,porque la corrupción beneficia clara y principalmente a las éliteseconómicas y políticas, que son quienes más beneficio extraen de

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Desde hace másde una décadael político másvotado en estaisla, DimasMartín, ha sidorepetidamentecondenado porla justicia

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unas prácticas que comienzan con la información privilegiada. Enconsecuencia, resulta necesario abordar transformaciones institu-cionales en la democracia representativa que faciliten una mayorparticipación de otros sectores de la ciudadanía, para que contra-rresten la continua imposición de los intereses de los más privile-giados como intereses del conjunto de la sociedad. Si se extiende,por ejemplo, el número de ciudadanos que conocen los secretos delos presupuestos públicos, y cómo y en qué se invierten, las prácti-cas corruptas se dificultan. Por lo tanto, debe promoverse la exten-sión del presupuesto participativo que surgió en Porto Alegre, en elque el destino de una parte de las inversiones de un ayuntamientode más de un millón de personas es decidido en asambleas ciuda-danas. No hace falta ninguna transformación social espectacularpara avanzar en esa dirección, como ya lo hacen algunas ciudadesespañolas (Albacete, Córdoba, Cabezas de San Juan, Rubí...). Porsupuesto, las medidas para reforzar los aspectos participativos ydeliberativos de la democracia, en lugar de quedarse en la meradelegación del poder de decisión en unos representantes elegidoscada cuatro años, son múltiples y de calado, y constituirían tema deotro artículo. Pero debemos tenerlas presentes: se trata de que lademocracia sea cosa de muchos y no sólo de unos pocos políticosprofesionales y de los empresarios que pueden pagarles.Somos conscientes de que el panorama dibujado no resulta muyesperanzador, de que normalmente tratar de combatir la corrupciónparece trabajo y tiempo perdido, es decir, imposible. Sin embargo,es posible. Por supuesto, debe afrontarse desde perspectivas realis-tas. Y no lo sería partir de una hipotética comunidad angelical en laque la corrupción hubiera desaparecido por completo. Las flaque-zas humanas forman parte de nuestra naturaleza; pero también elanhelo de cooperar con nuestros semejantes y de afrontar los retosy conflictos que se nos plantean. El problema no es la existencia decasos aislados de corrupción, inevitables en cualquier sociedadhumana; la cuestión es acabar con la normalización de esa corrup-ción. No se requiere asaltar ningún palacio de invierno, ni ponerpatas abajo todo el entramado social. De hecho, en nuestro entornoexisten sociedades donde la corrupción es tan inferior a la nuestraque en algunos casos nos sorprenderíamos incluso de que le llamencorrupción. Con tan sólo realizar el tránsito que nos lleva deLanzarote a Dinamarca la transformación de esta sociedad resul-taría tan sorprendente que hoy nos parece utópica.

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Con realizar eltránsito que nos

lleva deLanzarote a

Dinamarca latransformación

de estasociedad

resultaría tansorprendente

que hoy nosparece utópica

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El secretario: el quinto poderCarlota Gutiérrez

A lo largo de 2002 y por méritos propios acumulados a lo largo demuchos lustros de ejercicio, el abogado y, a la vez, secretario delAyuntamiento de Arrecife, ha adquirido el rango de personajecuando menos controvertido. Considerado en ciertos círculos ydesde hace años como alcalde in pectore de Arrecife, ha ganadofama como hombre influyente y experto litigante contra lasAdministraciones Públicas en defensa de los particulares que con-tratan sus servicios para pleitear contra las instituciones. Su ámbi-to es lo que se llama el Derecho Administrativo, parcela que ejercetanto en el Ayuntamiento como en su actividad profesional privada. Debe precisarse en primer término que un secretario es, por defini-ción, el funcionario que ocupa la cúspide de la organización admi-nistrativa en un ayuntamiento, dejando de lado los cargos electos.Su tarea consiste en custodiar los documentos, enterarse y resolverlos asuntos en trámite conforme a derecho, tomar actas y expedircertificaciones, y, por último, informar al alcalde y a la Corporacióndel marco legal en el que se desenvuelve la toma de decisionespolíticas. Etimológicamente, es la persona a la que se hace deposi-taria de un secreto. En el Ayuntamiento de Arrecife, este empleadopúblico cobra una peseta menos que la alcaldesa, lo cual ofrece unaidea de la trascendencia e importancia de su función. Unos docemillones de pesetas anuales, aproximadamente.

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Sus tesis comoabogadoprivado suelencoincidir,casualmente,con las de lospromotoresprivados desuelo

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Un actor políticoPoseyendo el don de la ubicuidad, sus tesis como abogado privadosuelen coincidir, casualmente, con las de los promotores privadosde suelo. Sacarlo de la oscuridad significa, hoy en Lanzarote, unacto de responsabilidad con la finalidad de poner en liza a un actordecisivo en el devenir de la Isla y que hasta ahora ha eludido lasreglas del juego político cuando, en realidad, buena parte de su que-hacer tiene una evidente dimensión política. Más complicado resul-ta sostener si sus tesis como secretario coinciden, o no, con las delos promotores privados que operan en la ciudad de Arrecife, dondeejerce como primer funcionario municipal. No obstante, hay variosconflictos en curso que llaman a estar alerta, como el Parque IslasCanarias, el Islote del Francés o la iniciativa de la multinacionalholandesa Ahold-Pío Coronado de construir un centro comercial enValterra, asunto éste último que se encuentra en los tribunales dejusticia y donde actúa el secretario como letrado del Ayuntamientode Arrecife. Su tesis central era, por aquel entonces, que como lospromotores contaban con Licencia Comercial Específica para unagran superficie comercial, el Ayuntamiento estaba obligado a otor-garle la licencia municipal de apertura y de obras. Y luego va algúnignorante, o no tanto, detentador de cargo público, se lo cree y lorepite a los cuatro vientos. Para echarse a temblar. Bajo el titular de Las mil y una caras del secretario, el semanarioIsla Informativa sacó a la luz una situación que era objeto decomentarios (abril de 2002, número 258), pero que antes apenashabía sido tratada en los medios de comunicación, con la excepciónde alguna que otra larga entrevista publicada por el semanarioLancelot y un artículo publicado en la Voz de Lanzarote, en 1995,de Manuel García Déniz, titulado Yo quiero ser un FelipeFernández Camero, en donde aludía a la cifra de 50 millones depesetas que, al parecer, cobró al Ayuntamiento de Tías en concep-to de minuta por la defensa jurídica del Consistorio en el pleito delAparthotel Los Fariones Playa. Tras estos antecedentes, el secreta-rio del Ayuntamiento de Arrecife copaba la portada de un medioinformativo, a la vista de la trascendencia de sus actuaciones en eldevenir de la Isla en los últimos veinte años. Una auténtica conmo-ción para un intocable. Para muchos, se trata de un político en lasombra a quien es muy difícil encasillar en el ejercicio de sus acti-vidades, pero de quien se puede afirmar sin lugar a equívoco que esuno de los obstáculos con que tropiezan los más importantes pro-cesos de racionalización territorial y urbanística que se vienen aco-metiendo en Lanzarote. Para otros, no es más que la expresión de

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Es uno de losobstáculos paralos procesos deracionalización

territorial yurbanística que

se vienenacometiendo en

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un poder personal que se desenvuelve con eficacia en los recovecosde la opacidad, siempre actuando al servicio de, o junto a, los másricos y poderosos. Pero, ¿quién es este hombre? En lugar de responder a la pregunta quién es, que estaría sujeta ajuicios de valor, resulta mucho más gráfico y estimulante describirlo que hace: narrando lo que hace se modela, sola, la respuesta alprimer interrogante.

Supuestas incompatibilidadesEl secretario es secretario del Ayuntamiento de Arrecife desde haceveintidós años. Estaba sujeto a un régimen de incompatibilidadesen virtud de su alto cargo funcionarial que le impedía, por Ley, ejer-cer actividades que requiriesen su presencia ante los tribunales dejusticia en horario de trabajo, de 08:00 a 15:00 horas, por razonesajenas a sus competencias municipales. Es decir, por razones deri-vadas de su actividad profesional privada. A pesar de ello, se leconocen en el pasado comparencias ante los tribunales en esa fran-ja horaria por razones profesionales privadas, a juicio de unaAsociación de Vecinos de la ciudad. Esta circunstancia motivó queesta asociación denunciara las supuestas incompatibilidades delsecretario, revelándose que sus actividades estaban siendo investi-gadas por el Ministerio de Administraciones Públicas, según publi-caba recientemente Isla Informativa. Después de que el pleno de laCorporación adoptara el acuerdo, por unanimidad y tras ser decla-rado el asunto de urgencia, de compatibilizar su cargo público consu presencia ante los tribunales de justicia, el 9 de agosto de 2002,la Asociación citada recurrió el acuerdo. De la información citadase deduce que no es hasta el pasado verano cuando el secretarioqueda exento de las incompatibilidades descritas, autorizándosele adesempeñar su alto cargo con el ejercicio privado de la abogacía...¡con efectos retroactivos al 7 de diciembre de 1988! Esto dio lugara que la misma Asociación se dirigiese a la Dirección Insular de laAdministración General del Estado para que se interesara acercadel verdadero alcance legal de los efectos retroactivos del acuerdomunicipal, hecho que se puso en conocimiento, asimismo, delColegio Insular de Abogados. Un ejemplo. Hace unos años, un particular solicitó al Ayuntamientode Arrecife licencia de obras para construir un edificio en el ámbi-to de influencia del Bien de Interés Cultural de la Iglesia de SanGinés. La respuesta fue positiva. Recuérdese que el secretario delAyuntamiento es el funcionario encargado de velar por el adecuadotrámite legal de las licencias urbanísticas, lo que corrobora con su

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El pasadoverano se leautorizó acompatibilizarsu alto cargocon el ejercicioprivado de laabogacía... ¡conefectosretroactivos al 7de diciembre de1988!

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firma. Pues bien, cuando aquel buen señor comenzó sus obras apa-rece el Cabildo, institución competente en materia de Patrimonio,pidiendo la paralización cautelar de las obras, ya que el promotorcarecía del informe preceptivo y vinculante de la Unidad dePatrimonio de la primera Corporación insular. Es decir, elAyuntamiento de Arrecife y su secretario olvidaron pedir el infor-me a Patrimonio que, en esencia, permitía la edificación, pero conuna planta menos de las que preveía el proyecto original. Lejos de acatar la resolución, el promotor acude a los tribunales dejusticia, contratando los servicios de un abogado que, en horas demañana, ejercía como secretario del Ayuntamiento. La misma per-sona que teóricamente veló en el Ayuntamiento por el adecuado trá-mite del expediente actuó contra el Cabildo en el término munici-pal donde ejerce como secretario del Ayuntamiento. Como aboga-do particular en horario de tarde, debió requerir documentación alAyuntamiento que, en su trabajo público y en horario de mañana, élmismo custodiaba en calidad de secretario municipal. Al final, elTribunal Superior de Justicia de Canarias dio la razón al Cabildo yel edificio se construyó con una planta menos, confirmando la ile-galidad del proceder del Ayuntamiento al conceder la licencia.¿Dónde están los límites? ¿No es acaso este episodio un ejemplo desupuesta incompatibilidad?

Contra el PIODice la Ley que el régimen de incompatibilidad se aplica a los fun-cionarios para impedirles ejercer aquellas actividades profesionaleso privadas que puedan comprometer su imparcialidad o indepen-dencia, impedir o menoscabar el estricto cumplimiento de susdeberes o perjudicar los intereses generales. Es bueno saberlo. Sobre Arrecife sobrevuela otro enigma. Islote del Francés. Despuésde que el alcalde José María Espino, allá por el año 1989, impulsa-ra una revisión del Plan General de Ordenación Urbana, conside-rando el Islote del Francés como zona verde, la propiedad planteóy ganó el pleito al Ayuntamiento sobre la calificación de la parce-la, que resultó urbana, pero limitada a uso industrial. ¿Por qué nose ha ejecutado la sentencia? ¿Por qué no se ha procedido a laexpropiación de un suelo financieramente accesible para las arcasmunicipales a precio de parcela industrial? Recuérdese que nuestrohombre formó parte de aquel impresentable viaje a Miami pagadopor la propiedad del Islote del Francés, al que se apuntaron políti-cos, empresarios y periodistas.En desempeño de su actividad profesional privada, ha sido el abo-

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Ha sido elabogado de

muchos de losrecursos

interpuestospor particulares

contra el PIO de 1991

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gado de muchos de los recursos interpuestos por particulares con-tra el Plan Insular de Ordenación (PIO) de 1991. Su alegato básicoresidía en que el PIO no podría intervenir limitando el crecimientoturístico, porque era inconstitucional. Lo cierto es que el PIO haresistido todos esos embates jurídicos. Cuando se negoció plan par-cial a plan parcial cómo quedaría su situación, en casi todas las reu-niones con los privados aparecía nuestro hombre como el asesorlegal de los promotores. Se acababa la reunión con unos y salían losprivados del despacho, y nuestro abogado con ellos. “¡Que pase elsiguiente!”. Entraban nuevos promotores con su abogado, de nuevoel mismo, que repetía reunión. Y así sucesivamente. También en su dimensión privada, es el abogado de al menos cua-tro recursos privados interpuestos contra la Revisión del PIO de2000 (los perdió los cuatro ante el Cabildo), asesora a algunosayuntamientos en estos temas contrarios a la racionalización terri-torial y urbanística, como Teguise y Yaiza, Corporaciones clara-mente desleales y contrarias a estos procesos. También asesoralegalmente a los ayuntamientos de San Bartolomé, Tías y Tinajo.Por otro lado, el ex consejero del Cabildo Miguel Ángel Remediosle reconoce como el abogado que representó al Ayuntamiento deTeguise, en 1999, por las causas abiertas contra el Complejo AgroIndustrial de Teguise. Salvo en Haría y en el Cabildo, en todo lodemás tiene que ver. Y en el Cabildo hasta el año 97, pues era prác-tica habitual hasta esas fechas que se contratasen sus servicios paradefender al Cabildo en procesos contencioso-administrativos.Hasta esos años, la defensa jurídica del PIO por parte del Cabildopadeció unos bloqueos indescriptibles. Quizá no tenga nada quever, mas, lo cierto, es que tiene este hombre la virtud de alinearsecon los grandes poderes económicos que se enfrentan al interésgeneral, expresado en términos de una mayoría de la población quese pronuncia por contener drásticamente el crecimiento turístico,por ejemplo.

Con Teguise y YaizaEn la Revisión del PIO es el abogado de muchos promotores pri-vados que creen vulnerados sus derechos. Y los defiende. Mástarde, el Ayuntamiento de Yaiza le pide que sea su abogado. Y lodefiende. Si defiende a los promotores, con una línea argumental, ydefiende al Ayuntamiento, con la misma línea argumental, ¿noestán los promotores doblemente defendidos? ¿No actúa elAyuntamiento como parapeto de esos promotores? Por lo tanto, ¿nocoinciden exactamente en estos temas los intereses municipales y

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El secretario: el quinto poder

Es el abogadode al menoscuatro recursosprivadosinterpuestoscontra larevisión del PIOde 2000

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los particulares? Sí, el Ayuntamiento y los propietarios de parcelasturísticas venían a ser lo mismo.Otro caso. El incumplimiento por parte de los Ayuntamientos deTeguise y Yaiza de su obligación legal de comunicar al Cabildo laslicencias urbanísticas con fines turísticos que han concedido. Estacircunstancia dio lugar a que el Cabildo interpusiese sendos pleitoscontra ambos ayuntamientos, actuando como abogado defensor delos demandados nuestro hombre. Alega, para justificar que los dosayuntamientos no cumplan con la Ley, que es inconstitucional laobligatoriedad de comunicar las licencias concedidas, porque vul-nera la autonomía municipal, con lo que permite, al menos al alcal-de de Yaiza, erigirse en intérprete de la Constitución sin que elTribunal Constitucional se haya pronunciado al respecto ni se hayainterpuesto un recurso ante el alto tribunal para dirimir las diferen-cias. Se afirma que es inconstitucional y listo. Afortunadamente, unauto del Tribunal Superior de Justicia de Canarias ha venido a darla razón al Cabildo en primera instancia, aunque aún no ha entradoa valorar la cuestión de fondo. A pesar de los trabajos descritos, todavía le ha sobrado tiempo alabogado privado para ejercer como apoderado de varias empresasturísticas: Las Cucharas SA, Lanzasuiza, SA, Playa Quemada SA,Tamargada SA y Hotel Fariones Playa SA, algunas de las cualesestán domiciliadas en su residencia particular, en Playa del Cable.Asimismo, aparece como administrador solidario de la empresaAdelfas, 24 SL, que es la dirección de su vivienda, una sociedadcuyo objeto primero es la actividad inmobiliaria de tipo turístico.Es decir, estamos a la vez ante un promotor inmobiliario privadocon fines turísticos, ante un gestor de negocios privados que, en vir-tud de su condición de asesor legal de los ayuntamientos turísticosde la Isla, tiene al menos la posibilidad teórica de influir en esasCorporaciones Locales en la marcha tanto de sus asuntos privadoscomo de aquellos que representa legalmente.

El promotor privadoDe estas actividades privadas podrían resaltarse dos. El ApartotelLos Fariones Playa, inmerso aún en un problema judicial quetodavía colea y que, a juicio del abogado de la AsociaciónEcologista El Guincho, podría culminar en la demolición del esta-blecimiento turístico situado en la costa de Tías. Pues bien, ademásde ser el apoderado de la empresa que explota el apartotel, actuócomo abogado defensor de la misma en el pleito judicial que sedesató a mediados de la década de los ochenta cuando era,al mismo

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Carlota Gutiérrez

Salvo en Haría yen el Cabildo,

en todo lodemás tiene

que ver. Y en elCabildo hasta el

año 97

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tiempo, el asesor legal del Ayuntamiento de Tías. Arte y parte. Otro caso. Las Cucharas S.A. Estamos ante una recalificación deterrenos rústicos que posibilitara la construcción de alojamientosturísticos, asunto que, una vez descubierto, dio lugar a que el Fiscalsolicitara diez años para Dimas Martín, entonces alcalde deTeguise, y un ciudadano suizo por una supuesta recalificación acambio de dinero, acto tipificado como un delito de cohecho. Puesbien, el asesor legal del Ayuntamiento es nuestro hombre, a la vezapoderado de la empresa del ciudadano suizo. Un caso éste que aúncolea. Arte y parte, otra vez. Siento que me tratan de intimidar profesionalmente, tituló el sema-nario Lancelot una entrevista realizada al secretario delAyuntamiento de Arrecife poco antes (nº 989, de 5 de julio). En laextensa entrevista, subtitulada El abogado del diablo, el secretarioafirmaba: “...está claro que hay gente concertada y algunos confines menos confesables que otros. En ese concierto hay quieninsinúa, quien señala y quien dispara con la pluma”. En la mismaentrevista se reconocía que defendía a los promotores del PuertoDeportivo Marina Rubicón o que defendió a la propiedad delApartotel Los Fariones, y también a los opositores de la instalacióndel Radar de Aproximación en Montaña Blanca, dejando entrever,quizás, que aceptó prestar sus servicios a los vecinos de MontañaBlanca o a los ecologistas, contrarios a la instalación, pero obvian-do que, en su calidad de asesor legal del Ayuntamiento de SanBartolomé, puso sus conocimientos al servicio de la autoridad polí-tica que se los requirió. Al citar que es el abogado defensor de esta última causa, se des-prende que trata de introducir en su discurso que, como letrado, niescoge a sus clientes (sino que sus clientes lo eligen a él), ni quizápuede permitirse el lujo de escoger a sus clientes o rechazar traba-jos profesionales y, la vez, que en el ejercicio privado de la abo-gacía no se limita sólo a situarse junto a quienes pleitean contra lasnormas de ordenación territorial y urbanística de rango supra muni-cipal, sino que está dispuesto a defender posturas asociadas alinterés general si se lo piden. Causas ecologistas, incluso. Sinembargo, este último episodio sobre el Radar de Aproximación deMontaña Blanca, probablemente anecdótico en su dilatada expe-riencia laboral, no invalida que lo habitual, y por lo que es sobra-damente conocido y reconocido profesionalmente en su actividadprivada, está íntimamente relacionado con la defensa de las tesisque promueven el crecimiento turístico, llámense ayuntamientos

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El secretario: el quinto poder

En el caso delApartotel LosFariones eraapoderado de laempresa, suabogadodefensor yasesor delAyuntamientode Tías

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turísticos o promotores de suelo que se niegan a aceptar que elCabildo o el Gobierno de Canarias tienen competencias legalespara contener y limitar el crecimiento, por muy legítimos que seansus argumentos.Después de tantos años manteniendo una estrecha relación profe-sional con los grandes poderes económicos y con el poder políticoen sus más variadas formas, lo lógico es que lleguen a establecerseincluso algunas relaciones personales entre ellos, al coincidir unamirada sobre cómo debe ser Lanzarote, hasta dónde debe llegar elámbito competencial del Gobierno insular y a partir de qué lugar nodeben ceder los ayuntamientos al reclamar la autonomía municipal.El mercado, entonces, dictaría sus leyes con valor supremo e indis-cutido. Probablemente las antipatías que genera debido a su proceder enrelación con el debate sobre el modelo de desarrollo insular tienenque ver con la casualidad de que aparezca con frecuencia vincula-do a la defensa de intereses privados relacionados con la promocióndel suelo y con el afán de algunos propietarios de suelo por con-vertir en cemento las potencialidades de Lanzarote. Afirma que selimita a defender a sus clientes, con las herramientas de la Ley enla mano, pero no deja de ser sintomático que, tras un alegato deaparente neutralidad, florezca con harta frecuencia su alineamientocon ciertas causas, posiblemente debido a su reaccionaria posiciónideológica; fruto de una elección personal. De ahí que resulte sanopara el debate que acontece en Lanzarote desde hace años que estehombre comience a ser nombrado. No prejuzgado o juzgado, sim-plemente nombrado como un actor más del devenir de esta isla,aunque clara y voluntariamente alineado con la involución: FelipeFernández Camero.

Carlota Gutiérrez

Resulta sanopara el debate

que estehombre

comience a sernombrado:

FelipeFernández

Camero

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Ciudadanía y corrupciónCarlos Espino Angulo

Introducción La corrupción pareciera ser acompañante inevitable y eterno de lapolítica o, al menos, de los políticos. Se diría, incluso, que cada vezse extiende más o, al menos, se detectan más casos. La mediatiza-ción de la política ha llevado a que la corrupción sea, además, ele-mento clave en el debate electoral, pues se presta a proporcionartitulares llamativos, apropiados para los cortos espacios con quetiraniza la dinámica de los medios informativos. No cabe la menor duda de que el fenómeno de la corrupción se pre-senta con tantas caras, que resulta difícil seleccionar el aspectodesde el que abordarlo. Así, se podría hablar de cómo este paso alprimer plano mediático de la corrupción política no actúa de mane-ra neutral sobre todos los actores, presentando diferente incidenciaen función de las posiciones ideológicas y de las exigencias éticasde su electorado potencial.Se podría hablar de cómo se generaliza de forma constante, tantopor la falta de rigor de los medios, como deliberadamente, puestoque los siniestros personajes que la practican tienen el máximointerés en que se les confunda, en un intento de mimetismo inver-so digno de un mayor estudio.Se podría hablar de la tendencia a ganar rapidez de actuaciónbasándose en la creación y utilización de sociedades, que en algu-nos casos cabría definir más como instrumentales que como públi-cas o de la eliminación de controles en aras de la eficacia, que han

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La sumisión a laarbitrariedad delos poderespúblicos esincompatiblecon la condiciónde ciudadano

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devenido ancho cauce para el desvío de fondos públicos bien haciael enriquecimiento ilícito, bien hacia la financiación de los partidos.Se podría hablar de campañas electorales cuyo costo estimado nosoporta comparación alguna con los recursos declarados de los par-tidos que las desarrollan, o sedes, u otros recursos, puestos a dis-posición de partidos de manera cuando menos no correcta.Se podría hablar de fortunas casi repentinas, exhibidas en algunoscasos incluso de forma obscena y ostentórea, y vaya el uso delpeculiar adjetivo en recuerdo de uno de los más palmarios ejemplosde dicho tipo de conductas, situado hoy en una pendiente que lealeja cada vez más del ejercicio efectivo del poder.Se podría hablar, por supuesto, de políticos honrados, ignorantes delas tramas de sus hombres de confianza, confianza que suele surgira lo largo de los años, por lo que sería obligado relacionar estefenómeno con las dilatadas permanencias en el poder que, legisla-tura tras legislatura, favorecen también la aparición de redes clien-telares.Se podría, en fin, enfocar la mirada sobre la corrupción desde dife-rentes puntos de vista y con diferentes objetivos, habiendo elegidoen este caso reflexionar sobre las relaciones que se establecen entrecorrupción y ciudadanía. Esta elección no es fortuita, pues secorresponde con el convencimiento de que prácticas, a menudoconsideradas como banales en contraposición a los grandes escán-dalos, provocan efectos desastrosos en los sistemas de valores delas sociedades en que se desarrollan, poniendo incluso en tela dejuicio la validez moral de los procesos electorales.A modo de aviso previo, habrá que dejar muy claro que no es obje-tivo de estas líneas el realizar un exhaustivo análisis de los mediosutilizados en actividades consideradas como corruptas, entre otrasrazones porque un conocimiento directo de los mismos y la dispo-sición de pruebas fehacientes obligaría a acudir a las instanciasjudiciales. Se trata, únicamente, de utilizar aquellos elementos per-cibidos como ciertos de una manera generalizada por la población,como punto de partida para reflexionar sobre las relaciones esta-blecidas por los ciudadanos con el fenómeno de la corrupción.Esta intención limita la descripción de situaciones y mecanismos aaquellos en los que la corrupción se orienta a la compra, cultivo yconservación del voto, por lo cual no se entrará en el enriqueci-miento ilícito o la búsqueda de financiación de campañas, asuntosindudablemente de mayor calado en cuanto a las cifras manejadas,

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Carlos Espino Angulo

La utilizaciónintensiva de

autorizacionesverbales de

construccióncolocan al

ciudadano enuna intolerable

situación dedependencia

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pero ciertamente de menores efectos al lado de las aparentementemenos importantes corruptelas, toda vez que éstas provocan unamayor devastación en los sistemas de valores sociales.

Gracia vs. derechoUno de los aspectos fundamentales que permiten establecer la cali-dad de una democracia es la medida en la cual las gracias de carác-ter discrecional han sido sustituidas por derechos reglados y objeti-vos, pues la sumisión a la arbitrariedad de los poderes públicos esincompatible con la condición de ciudadano, siendo más propia dela consideración de súbdito.Se podría considerar que figuras como las pensiones no contributi-vas no sólo representan un instrumento solidario y de justiciasocial, sino que adquieren su verdadera importancia por reemplazara una beneficencia de carácter discrecional, heredera de la visión“social” del franquismo. La situación inversa, en la cual el ciuda-dano percibe como gracia aquello a lo que es acreedor, provoca unadegradación de la estructura democrática, que se quiebra en lamedida en que los “favores” sustituyen a los derechos.Por ello, resulta inaceptable el que en la mayor parte de los muni-cipios canarios la ausencia de planeamiento, o la falta de adecua-ción del mismo, haya provocado la utilización intensiva de autori-zaciones verbales de construcción que, al margen de las nefastasconsecuencias de carácter urbanístico y territorial, colocan al ciu-dadano en una intolerable situación de dependencia con respecto ala arbitrariedad del político de turno. La intensa presión del creci-miento poblacional no previsto puede explicar este tipo de com-portamientos en un momento puntual pero, si resulta injustificablesu prolongación en el tiempo por razones de eficacia, legalidad yresponsabilidad, más intolerable resulta la utilización sistemáticade este tipo de autorizaciones con connotaciones caciquiles.No es anecdótico, sino que más bien revela una cierta normalidad,el comprobar cómo los propios técnicos y funcionarios, tras facili-tar información adversa para los fines perseguidos en cualquiergestión ante la Administración, hacen la observación de que esposible la solución política, entendiendo como tal la posibilidad deque el cargo público interfiera en el proceso reglado para forzarlohacia una conclusión favorable a los intereses del solicitante, eso sí,tras pasar por el ritual previo de la petición de cita, la exposicióndel tema y la promesa comprensiva y paternalista de mirar el temacomo propio.De igual manera, tanto el procedimiento de acceso a puestos de tra-

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Ciudadanía y corrupción

El procedimien-to de acceso apuestos detrabajo en lasdiferentesadministracio-nes se percibecomodiscrecional yarbitrario

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bajo en las diferentes Administraciones, como el de asignación defunciones al personal de las mismas, se perciben por parte de la ciu-dadanía como sometidos a una discrecionalidad que se convierte,incluso, en arbitrariedad evidente. La sospecha de nepotismo,clientelismo y pago de favores políticos, es consustancial a la polí-tica de personal en instituciones que han visto multiplicar exagera-damente el porcentaje de su presupuesto dedicado a personal y, sinembargo, no disponen ni de las preceptivas relaciones de puestos detrabajo que sirvan de justificación ni de la disculpa de haber mejo-rado la calidad de los servicios prestados.Podría entrarse a considerar las consecuencias de los comporta-mientos descritos desde diferentes puntos de vista. Sin embargo, alos efectos propuestos, importa por ahora destacar cómo derechosbásicos del ciudadano, tales como lo son el de edificar o el de acce-der como funcionario a una Administración pública, en lugar dereconocerse mediante un proceso reglado, se sustituyen por graciasarbitrarias.

Subvenciones vs. financiación programadaLas asociaciones de vecinos constituyeron un elemento clave en lapráctica política del tardo franquismo y los primeros años de lademocracia. Reconociendo que en la actualidad algunas puedenmantener un alto nivel de compromiso, no deja de ser cierto que, deforma casi generalizada, su actividad ha quedado reducida a laorganización de las fiestas patronales.Por el precio de algunas cajas de refrescos y cervezas, al que se lesuma el coste de los voladores y del alquiler del equipo de sonido,se obtiene una asociación de vecinos débil, dócil y sumisa con elpoder. En época preelectoral, sin embargo, el coste del silenciocómplice y el precio de los aplausos por encargo se elevan, pudien-do incluir el arreglo de la cancha de bolas o el viaje de hermana-miento a caribeños destinos. No queda más que asombrarse por lobarato que ha resultado destrozar un elemento clave de participa-ción ciudadana.Clave en la transición política resultaron también los sindicatos. Sepodría reflexionar hoy sobre su acusada institucionalización y enqué medida su moderación, en una época de máxima inestabilidady deterioro del mercado laboral, se corresponde con un sentido dela responsabilidad o, por el contrario, con la dependencia de losfondos públicos para su funcionamiento. Se debería, también, con-siderar hasta qué punto el acceso a la gestión de los fondos desti-nados a la formación, no ha podido influir en una situación de paz

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La capacidad dedecidir qué

organizacionessociales reciben

subvencionesprovoca unadependencia

malsana deéstas con

respecto alpoder

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social más relacionada con la necesidad de financiar gastos corrien-tes, que con un panorama idílico en el mercado laboral.La capacidad de decidir qué organizaciones sociales reciben sub-venciones, y la cuantía y periodicidad de las mismas, provoca unadependencia malsana de éstas con respecto al poder, el cual escapaz de aprovechar la debilidad financiera de las mismas paracrear un insoportable sometimiento que rebaja la calidad democrá-tica. Sin embargo, una mirada atenta al fenómeno del asociacionis-mo, centrada en aquellas organizaciones susceptibles de prestardiferentes servicios y colaborar con las instituciones, revela lasenormes oportunidades de innovar en la gestión de numerosos ser-vicios públicos, área en la que cada vez surgirán más necesidades acubrir. De manera que no pretende ser exhaustiva, se pueden citara modo de ejemplo las ya mencionadas AA VV, los sindicatos, losgrupos ambientalistas, y diferentes ONGs que hacen de la presta-ción de servicios su razón de ser. Estas organizaciones sociales deben considerarse como actoresfundamentales en un proceso de cogestión que permita avanzar enel mantenimiento y la consolidación del estado de bienestar, sincomplicar ni burocratizar la prestación de servicios, ganando encapacitación, agilidad y proximidad y, por supuesto, sin tener querecurrir a la privatización con la excusa de mejorar y abaratar lagestión.Considerado desde este punto de vista, se revela como improce-dente el que estas organizaciones estén sujetas, en cuanto a suestructura financiera, al criterio cambiante de la administración.Toda vez que se reconoce la importancia de los servicios que pres-tan, han de ser dotadas de los medios oportunos para el desarrollode su actividad, de manera reglada y convenida. Ha de concluirse que la utilización sistemática del mecanismo de lasubvención debe ser sustituido por otro más correcto, que consis-tiría en formalizar convenios que permitan dotar de estabilidadfinanciera a aquellas organizaciones que dependen de las institu-ciones con capacidad presupuestaria, en evitación de que la finan-ciación de las organizaciones sociales devenga instrumento dechantaje institucional.

“Efectividad” vs. normasSi se le comenta a un político en su visita a un centro socio-cultu-ral que se necesita alguna reforma, lo lógico es que la Concejalíaresponsable firme la oportuna orden de trabajo y el correspondien-te mandamiento de pago. El problema surge al considerar que

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El usosistemático dela contraposi-ción entre‘eficacia’ yseguridadjurídica conducea un juegopeligroso

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“tanto trámite burocrático lleva demasiado tiempo”, al margen deque quepa o no en el presupuesto del año. Si, además, la Concejalíaresponsable inicialmente de intervenir la lleva un socio de gobier-no, e incluso un compañero en época preelectoral, es mucho másrentable políticamente mandar efectuar la reforma o reparación encuestión a alguna de las empresas que trabajan habitualmente conel concejal visitante, para luego camuflar el importe del arreglo enalguna de las otras obras en curso. Al final, la pintura del centrosocio-cultural la paga Deportes, o los carteles de la competición delucha los paga Servicios Sociales.De igual manera, se podría hablar de clubes deportivos que recibenchándales sin ningún tipo de mandamiento de pago y sin firmaracuse de recibo alguno, con lo cual, al menos sus directivos, sabenperfectamente que su obtención comporta alguna irregularidad defondo. También se podría comentar que, en ocasiones, los equipa-jes llevan propaganda de marcas comerciales que se sabe que noganan absolutamente nada con esa supuesta publicidad, pues hasido forzada desde el poder político a cambio de no se sabe quéfavores. Se podría continuar con viajes de AA VV, u otros colecti-vos, para los que se retiran los billetes en la agencia indicada por elpolítico de turno, o con los carteles que se recogen en la imprentasin saber a ciencia cierta quien los paga. En cualquiera de los casos,el ciudadano mínimamente avisado tiene la percepción, casi sepodría decir la certeza, de que se le ha pretendido favorecer al pre-cio de eludir las normas y los controles establecidos, los cuales, alfin y a la postre, son la única garantía del uso ajustado a derecho delos fondos públicos.El uso sistemático de la contraposición entre “eficacia” y seguridadjurídica conduce a un juego peligroso, pues recurriendo a esa falsaoposición se pretende convencer al ciudadano de que, si quiere quesus problemas se resuelvan, ha de estar dispuesto a tolerar ciertasdosis de opacidad, cuando no de franca irregularidad, en los proce-dimientos. No se puede dejar de insistir en que los ciudadanos más acostum-brados a lidiar con la Administración son perfectamente conocedo-res en la mayor parte de los casos de los tiempos y trámites que hande seguirse en sus relaciones con la misma, así como de los requi-sitos precisos para acceder a lo demandado. Sin embargo, la ten-dencia habitual a denostar los procedimientos administrativos, con-siderándolos mera burocracia, sirve de justificación para actuacio-nes cuando menos no recomendables, generando incluso una pre-

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La ciudadaníaes partícipe, y

por tantocómplice, de

prácticascorruptas

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sión añadida sobre los cargos públicos menos proclives a incurriren este tipo de prácticas. En ese sentido, el ciudadano llega a cons-tituirse en motor de una cierta tendencia por parte del cargo públi-co hacia comportamientos susceptibles de ser considerados, almenos, como desviaciones y abusos de poder.

Las consecuenciasLa ciudadanía es partícipe, y por tanto cómplice, de prácticascorruptas caracterizadas, tal y como se ha expuesto anteriormente,por la sustitución del derecho por la gracia, por la utilización per-versa de las subvenciones y por el nulo respeto a las formalidadesy garantías propias de un Estado de derecho. No sólo acepta estoscomportamientos por parte de los políticos, sino que los valorapositivamente al enjuiciar la trayectoria de los mismos, pues suce-sivas citas electorales permiten comprobar cómo estos comporta-mientos obtienen un importante rédito en número de votos, en lugarde propiciar el castigo que en buena lógica debieran merecer, almenos por parte de una ciudadanía consciente y exigente de unosmínimos principios éticos. Con ser importante el negativo efecto de la perpetuación en elpoder mediante el uso de prácticas corruptas, no lo son menos losdesastrosos efectos producidos por las mismas en los comporta-mientos y valores de la ciudadanía, siendo preciso destacar a estosefectos dos grandes grupos, caracterizados por constituir las postu-ras extremas con respecto al fenómeno de la corrupción.Primeramente, un amplio sector de la población se ve aquejado deuna progresiva laxitud moral que, a la larga, le incapacita para serjuez consciente de las conductas de sus representantes. Esa laxitudes responsable de que a las pillastrerías se las considere muestra deinteligencia y capacidad para burlar al “enemigo”. Ya no importaque se malverse, pues el botín se reparte con un pueblo al quenunca nadie le había dado tanto, y vuelve a aparecer la gracia, con-trapuesta al derecho. Ya no importa que se dilapide, pues nuncanadie había hecho tanto por el pueblo, y vuelve a aparecer la utili-zación perversa del presupuesto. Ya no importa que las auditoriasreflejen un absoluto descontrol y la mayor opacidad, pues nuncanadie había solucionado los problemas tan rápido, y vuelve a pri-mera línea la falsa oposición entre eficacia y seguridad jurídica.Este sector, además, asume que las administraciones, los serviciospúblicos, mantengan dos niveles de eficacia perfectamente diferen-ciados: uno, el habitual, de baja calidad, y otro reservado a aquellos“que conocen”. Se degrada así la capacidad del ciudadano para exi-

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Un ampliosector de lapoblación se veaquejado deuna progresivalaxitud moralque leincapacita paraser juez de lasconductas desusrepresentantes

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gir el adecuado nivel de calidad en las prestaciones que recibe, puessi no obtiene la atención adecuada es porque no conoce a la perso-na oportuna. Por el contrario, otro importante bloque de poblaciónsiente tal repugnancia ante este tipo de comportamientos, querechaza en su conjunto “lo político”, convirtiéndose en cómplice,por omisión, de los altos porcentajes de voto alcanzados por losdiferentes partidos y personajes que han hecho del recurso a lacorrupción herramienta habitual de su modo de actuar. No se puededisociar la representatividad obtenida por esos partidos y persona-jes del alto nivel de abstención que lo ha posibilitado, pues una par-ticipación mayoritaria reduciría el papel de determinadas fuerzas enel panorama político local.El comentario anterior no presupone crítica a la abstención en símisma, pues la abstención activa, la que se corresponde con unadisconformidad con respecto a los programas y candidatos, merecetodos los respetos, al menos en el plano teórico, ya que no en losresultados prácticos, aunque se pudiera discutir sobre la proceden-cia en dicho caso de votar en blanco. No obstante, se trata en estemomento de evaluar las consecuencias que la abstención provocaen el panorama político, y no cabe la menor duda de que tanto laabstención como el voto en blanco tienen un importante papel encuanto a posibilitar las actuales correlaciones de fuerza entre losdiferentes partidos que operan en el ámbito insular.

La generalización como complicidadComo ya se apuntaba en la introducción, el corrupto utiliza elmimetismo inverso para minimizar los efectos negativos que pudie-ra provocar el conocimiento consciente de sus actividades por partede los ciudadanos. La técnica del mimetismo busca confundir alsujeto con su entorno, a base de modificar rasgos fundamentales desu apariencia física. El mimetismo inverso busca el mismo efectode confusión, pero con un mecanismo mucho más osado y comple-jo, transformando el fondo para que el sujeto no destaque.Esta técnica de camuflaje se apoya en la tendencia innata a con-fundir el todo con la parte, a la simplificación mediante la cual“todos son iguales”, que permite evitar el esfuerzo de discerni-miento entre los comportamientos de unos y los comportamientosde otros. Desde ese punto de vista, la tendencia a la generalizaciónreviste un importante papel a la hora de crear las condiciones en lasque la corrupción se desarrolla, por su capacidad de contribuir a laconfusión y a generar el lodo en el que retozan complacidos aque-llos que se benefician de la corrupción.

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No se puededisociar la

representativi-dad obtenida

por esospartidos y

personajes delalto nivel de

abstención quelo ha

posibilitado

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Para erradicar las conductas corruptas es preciso la correcta y ade-cuada identificación de las mismas. Actitudes que desdibujan elpanorama presentándolo de modo uniforme no sólo son terrible-mente injustas, sino que terminan por ocultar los principales focosa extirpar.

La perversión de la intransigenciaDe forma complementaria a lo expuesto anteriormente, no cabeduda de que el rigor de la norma necesita ser templado por la dis-crecionalidad motivada, que nada tiene que ver con la arbitrariedad.La administración se encomendaría en exclusiva a los funcionarios,en caso de que no hubiera que flexibilizar lo dispuesto, buscandoque se aproxime a lo adecuado y lo deseable. Dicho claramente, seeligen y pagan cargos públicos para que modifiquen la aplicaciónautomática de los reglamentos con la discrecionalidad, siempre queésta sea motivada, y es en ese margen de discrecionalidad dondecabe la crítica. Dicho de otra manera, se puede criticar el resultadoal que lleva la aplicación de la discrecionalidad política, pero nuncala utilización de la misma.Es peligrosa la tendencia a atribuir de manera sistemática interesesturbios y tendenciosos a cualquier decisión que se aleje de lo con-siderado racional por aquel que ejerce su derecho a la crítica. Y espeligrosa porque contribuye, tal y como ha sido comentado, a gene-rar la confusión en la que se mueven los verdaderos corruptos, asícomo a la desmotivación de amplios sectores de la población.Pero es que, además, la crítica desmedida e hipertrofiada corre elriesgo de llegar a constituir un fin en sí misma, puesto que más queconstituir una exigencia de la ética, puede llegar a convertirse enuna pose estética, renunciando a su propósito de transformación yadquiriendo un carácter meramente autosatisfactorio, de caracterís-ticas casi onanísticas, al precio de provocar los efectos ya descritos.

La búsqueda de la tercera víaDoctrinalmente se abren camino nuevos conceptos sobre la partici-pación ciudadana que tratan de definir un lugar para la misma, almargen de los espacios tradicionalmente considerados. No obstan-te, esta reflexión ha de entenderse en el sentido de complementarlos espacios preexistentes, no debiendo ser utilizada como unmecanismo argumental para justificar un alejamiento, que comien-za a ser preocupante, de las instituciones y de los partidos. Es cier-to que los partidos tradicionales están en crisis; ahora bien, reduciresa crisis a un fenómeno interno de los propios partidos y no situar-la en un contexto más amplio de profundos cambios sociales, se

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Ciudadanía y corrupción

La peligrosatendencia aatribuir demanerasistemáticainteresesturbios ytendenciosos acualquierdecisión

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revela como un ejercicio estéril, en tanto en cuanto no será capazde aportar las claves reales con que superar la actual situación.La gestión de lo común se realiza desde las instituciones. Y las ins-tituciones las gestionan cargos públicos que acceden a ellas a travésde elecciones, en las que son determinantes los partidos, al menosen aquellos ámbitos que exceden la esfera municipal. Salvo que seplantee la creación de estructuras paralelas, a modo de udalbiltzas,que no dejarían de constituir nuevas instituciones, no cabe pensaren gestionar lo común al margen de instituciones regladas.Pocas cosas resultan tan degradantes para la democracia como laconstitución de una “clase política”. Sin embargo, es fundamentalconsiderar que en la conformación de la clase política, mediante lasegregación de la misma con respecto al resto del cuerpo social,actúan y son necesarios dos mecanismos. Por una parte, el aleja-miento de los políticos con respecto a la sociedad que pretendenrepresentar. Por otra parte, el abandono del espacio político amanos de los profesionales, merced a la renuncia de los ciudadanosa intervenir en el mismo.

Los fenómenos de contención como agravantesLa realidad insular introduce, además, un importante factor que hade tenerse en cuenta, y es que operar en negativo siempre tiene uncoste anímico. Nunca puede ser igual gestionar proyectos con losque es fácil despertar participación, al menos en el nivel de la ilu-sión, que actuar a modo de freno, de conciencia crítica. Y, en esesentido, los procesos de contención del crecimiento, que han foca-lizado la labor de los elementos más concienciados de la ciuda-danía, tienen un componente capaz de generar un cierto pesimismohistórico. Por más que una visión realista despierte una profundainsatisfacción con respecto al grado de cumplimiento de los objeti-vos marcados, no deja de ser cierto que el simple hecho de quedichos objetivos se hayan asumido como tales por la mayor partede la población local constituye un éxito en sí mismo.Los cielos grises y encapotados, y la lluvia pertinaz parecen provo-car un cierto efecto depresivo en los septentrionales. Las sistemáti-cas violaciones de la moratoria, la percepción de la fragilidad de losinstrumentos que contienen a duras penas un crecimiento desboca-do, tornan peligrosamente pesimistas con respecto a las propiascapacidades de intervención en la gestión de lo común a importan-tes sectores de la población. Ese pesimismo provoca falta de rea-lismo a la hora de evaluar los parciales, pero importantes, pasosdados y se une a la práctica certeza de que tras la especulación

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Carlos Espino Angulo

La críticadesmedida e

hipertrofiadacorre el riesgo

de llegar aconstituir un finen sí misma, deconvertirse en

una poseestética

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inmobiliaria siempre anidan intereses inconfesables y amistadespeligrosas, por lo que contribuye a generar un plus de percepciónde la corrupción.

Oportunidades La corrupción no se circunscribe a los políticos y a las institucio-nes, se difunde por todo el tejido social, al que impregna de estilos,modos y maneras incompatibles con una democracia de calidad.No puede obviarse el hecho de que el ciudadano es, a la vez, suje-to e inductor de la corrupción mediante la aceptación, e incluso laexigencia, de comportamientos perfectamente identificables comocorruptos.Ante estas aseveraciones podría pensarse que se pretende efectuarun reparto de las responsabilidades, de forma que se diluyan. Nadamás erróneo, se trata de reconocer que en la solución del problemala pieza clave es el ciudadano, no sólo porque disfruta de la capa-cidad, y la responsabilidad, de remover con su voto a aquelloscuyos comportamientos no le merecen confianza, sino por su capa-cidad para alentar en el seno de la sociedad valores que provoquenel rechazo de los comportamientos corruptos.Ante el paisaje dibujado podría pensarse que está justificado uncierto pesimismo. Nada más erróneo, pues es el alejamiento delciudadano de la política el que abre espacios de corrupción e impu-nidad. La participación ciudadana de calidad priva de su sentido alas prácticas descritas y contribuye a señalar como inaceptablesaquellas otras en cuya descripción no se ha entrado, pero que for-man parte del bagaje de percepciones que sobre el tema en cuestiónposee el ciudadano. Precisamente para no provocar una sensación de pesimismo, y sinpretender proporcionar un recetario, resulta obligado tratar de pro-poner, al menos, algunas líneas básicas con relación a posiblesoportunidades de intervención. Las propuestas que siguen intentanofrecer, a grandes trazos, mecanismos que ayuden a establecer nue-vas pautas en las posturas de los ciudadanos ante la corrupción.Resulta imprescindible un redimensionamiento de la crítica y lainformación, sin que se entienda esta observación como una víapara generar espacios de impunidad. Aunque la corrupción fuerageneralizada, que no lo es, nunca la crítica puede serlo por eviden-tes razones de efectividad. Una crítica generalizada proporcionaapariencia de “normalidad” con respecto a las situaciones denun-ciadas y resta eficacia a los fines perseguidos, que nunca pueden serla denuncia en sí misma, sino la corrección de las situaciones.

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Ciudadanía y corrupción

La corrupciónno secircunscribe alos políticos y alasinstituciones, sedifunde portodo el tejidosocial

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La crítica y la denuncia, en búsqueda de su mayor efectividad,habrán de manejarse más como un escalpelo, tratando de extirparcomportamientos intolerables, que como un mazo que golpea deforma indiscriminada y sin efectividad real alguna. Más que gran-des focos que aplanen y uniformicen el espacio objeto de la mira-da, se precisa de una iluminación que resalte el detalle, haciéndolodestacarse de su entorno, como manera de combatir ese mimetismoinverso anteriormente comentado.La exigencia del máximo rigor en las denuncias resulta fundamen-tal. Es importantísimo evitar el uso de percepciones subjetivas,válidas para una aproximación al tema, pero totalmente inapropia-das para motivar una respuesta ciudadana y mucho menos de carác-ter administrativo o judicial. Cada denuncia que se revela comoinfundada no sólo hace perder credibilidad al denunciante, sino queprovoca la sensación de que los escándalos no afectan, pues eldenunciado pasa a engrosar la lista de los que escapan sin conse-cuencias.No todas las decisiones que no se entienden o que parecen chocarfrontalmente con el conocimiento que se tiene del asunto vienenviciadas por intereses turbios. La presunción de inocencia es algomás que una mera declaración retórica, a pesar de que se utilicecomo primera línea de defensa por parte de aquel que se sabe cul-pable. Decisiones que a la larga resultan contrarias a derecho, cuan-do no simplemente erróneas, no han de verse siempre como pro-ducto de complicidades inconfesables, pues pueden haber sido pro-ducto de la complejidad del asunto o de la ignorancia sobre elmismo. La presunción de inocencia puede venir acompañada de lade torpeza y la ignorancia, las cuales han de ser “castigadas” por elciudadano de manera diferente. Las hipersensibilidades devienenalergias, transformando un mecanismo defensivo en patología queperjudica al organismo que trata de proteger. Redimensionamiento,rigor y prudencia en la denuncia, constituyen tres claves funda-mentales en el proceso de clarificar el fondo sobre el que se desa-rrollan los comportamientos susceptibles de ser considerados comocorruptos.Desde que la prensa es objeto de consumo masivo, uno de sus prin-cipios básicos consiste en considerar que lo que constituye noticiaes que un hombre muerda a un perro y nunca a la inversa. Tras elatracón de corrupciones y corruptelas, sobornos y cohechos, per-versiones e inmoralidades, sean reales o inventados, el hecho degenerar noticia a partir de la normalidad, destacando los procesos

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Carlos Espino Angulo

La participaciónciudadana nopuede quedar

limitada a laque surge delos colectivos

mássensibilizados o

con mayorcultura

participativa

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llevados a buen fin, se revela como un elemento imprescindiblepara serenar las aguas, máxime teniendo en cuenta el que a algunosles interesa que sigan bajando turbias y cenagosas.No se propone el renacimiento de la utilización de la loa comogénero literario, pero de igual manera que se hace imposible anali-zar cualquier gestión sin recurrir a un balance que refleje la situa-ción real, no es posible formular juicios certeros y veraces sobre larealidad de una sociedad centrándose únicamente en sus disfuncio-nes. Negarse a proporcionar titulares, evitar declaraciones que pue-dan ser malinterpretadas, accidental o intencionadamente, recurrirmás a comunicados claros y concisos. Éstas podrían ser líneas bási-cas de la comunicación a seguir por parte de los colectivos másimplicados en la identificación de comportamientos reprobables.Ya en clave positiva, objetividad, mesura y claridad se revelan puescomo elementos clave de la información. Debe pensarse que lavisión por la cual la labor informativa es coto restringido de losmass media es alicorta, pues, a escala insular, en la generación ydifusión de la información existe una capacidad real de interven-ción por parte de los ciudadanos y sus colectivos, lo cual generauna exigencia de responsabilidad de los mismos como agentes queintervienen en el proceso informativo.Resulta de fundamental interés llevar a cabo una cierta acciónpedagógica y de sensibilización con respecto a la Administración.En ese sentido adquiere especial importancia que organizacionesque perciben subvenciones encaminadas a la ejecución de progra-mas concretos o a la prestación delegada de algún tipo de serviciocoordinen la exigencia de que la financiación de dichas actividadesse realice mediante la suscripción de convenios plurianuales, queeliminen la dependencia de la circunstancia, la persona y elmomento concretos.Por último, no puede dejar de mencionarse la participación ciuda-dana en la toma de decisiones. No obstante, si se ha de hablar departicipación, ésta no puede quedar limitada a la que surge de loscolectivos más sensibilizados, o con mayor cultura participativa.Dejar la participación ciudadana librada a la capacidad o al interésespontáneo del ciudadano puede provocar la aparición de una“clase opinante”, por utilizar el símil con la “clase política”. La participación de calidad ha de ser promovida desde la Adminis-tración, no sólo en sus aspectos formales, sino con programas dedinamización y de formación orientados a los asuntos que requie-ren de esa participación. Las administraciones han de ser capaces

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Ciudadanía y corrupción

Los comporta-mientoscorruptos noencuentran laadecuadasanción porparte de losciudadanos enlos procesoselectorales

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de conformar y formar grupos de ciudadanos con capacidad crítica,como elementos de equilibrio y de cogestión. Nunca como coarta-da o justificación. Anticipando parte de la línea argumental de lo que podría constituiruna nueva oportunidad de intervención, reflexionar sobre la parti-cipación ciudadana abre grandes interrogantes acerca de temastales como la concepción del poder y la legitimidad para ejercerlo,o como el alcance de la representatividad. Baste, por ahora, conenunciar que se precisa de una nueva cultura del poder, capaz depermitir e incentivar la gestión en común del mismo, sin menosca-bo de las propias responsabilidades.

CodaReflexionar sobre la relación entre ciudadanía y corrupción pone demanifiesto que aquélla no permanece neutral ante la corrupción,pues no sólo acepta un cierto grado de corrupción como normal,sino que no pone reparos a percibir los frutos de la misma.De igual manera, los comportamientos corruptos no encuentran laadecuada sanción por parte de los ciudadanos en los procesos elec-torales, debido al doble mecanismo que supone, por una parte, elconservar sistemáticamente los respaldos y, por otra, expulsar fueradel proceso electoral a la parte más crítica de la ciudadanía. Sinembargo, esos mismos ciudadanos podrían contribuir a provocarlos cambios necesarios para erradicar comportamientos inacepta-bles y expulsar del ámbito político a aquellos personajes que reto-zan complacidos en el cieno.La corrupción no es un fenómeno aislado, pues no es más que otroaspecto, tal vez de los más visibles, de la pérdida de calidad de lademocracia, que queda vacía y sin sentido, reducida a la mera ritua-lización del ejercicio del derecho al voto cuando el ciudadanorenuncia a la responsabilidad de la gestión de lo común, aban-donándola en manos de políticos profesionales y permite que lospartidos adopten el rol de maquinaria electoral, en lugar de jugar supapel de elementos transformadores de la sociedad.La democracia sólo encuentra su pleno significado cuando, hacien-do honor a la etimología, el pueblo es protagonista de su propiogobierno. La corrupción, como muestra que es de la baja calidad dela democracia, sólo puede ser erradicada mediante el ejercicio res-ponsable de la ciudadanía.

Carlos Espino Angulo

La corrupciónsólo puede ser

erradicadamediante el

ejercicioresponsable de

la ciudadanía

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La democracia corrompidaAlejandro Nieto

Hora es de despertar de viejos sueños románticos, de abandonarcalificativos de género y de dejar de creer en la “feliz democracia”,el “sabio legislador”, el “justo juez” y el “benéfico Gobierno”. Larealidad es otra; hay que aprender a aceptarla y volver a utilizar losadjetivos individuales: un legislador es sabio y otro ignorante, unosjueces son justos y otros perversos, hay gobiernos benéficos ygobiernos egoístas y corruptos. La democracia es feliz o desgracia-da y en todo caso tiene manchas como defectos sus tres poderes.Sólo los niños pueden creer otra cosa. La España democrática hallegado a la edad adulta y recuperado la facultad de ver la realidadcomo es, sin negar la evidencia ni escandalizarse por ella.Nuestra democracia no es perfecta y es de ilusos esperar que algúndía llegue a serlo, puesto que ninguna lo es. No hay que desani-marse, sin embargo, antes al contrario, es un estímulo más para par-ticipar en la vida política y para no dejarla en manos de los peores.Tampoco hay que negar ni que avergonzarse de que esté afeada porla corrupción. De lo que hay que preocuparse, y mucho, es del nivelque la corrupción ha alcanzado, hasta tal punto que se ha produci-do, desde este aumento cuantitativo, un salto cualitativo que impor-ta examinar ahora con cierto cuidado.Es frecuente oír que democracia y corrupción son términos incom-

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Nuestrademocracia noes perfecta y esde ilusosesperar quealgún día lleguea serlo, puestoque ninguna loes

Como se notará a lo largo de lalectura, este texto tiene ya seisaños. Constituye el último capítu-lo del libro del mismo autorCorrupción en la EspañaDemocrática. Ariel, 1997.

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patibles: donde hay democracia (como en la España actual) nopuede haber corrupción –se dice– o ha de ser mínima. La intenciónapologética de esta tesis salta a la vista y esconde, además, un argu-mento descalificador, dado que imputa a quienes denuncian suexistencia el grave pecado de estar desacreditando a la democraciae incluso de pertenecer a la derecha plutocrática (dando por supues-to que es ésta la que se beneficia de tales situaciones en perjuiciode la izquierda, libre de toda sospecha al cabo de “cien años de hon-radez”). Desde esta perspectiva la corrupción se convierte en unacuestión tabú, que no puede tocarse so pena de perjudicar grave-mente a la democracia, la integridad de cuya imagen –al estilo cal-deroniano– no admite ni siquiera sombras.Yo estoy dispuesto a aceptar la imposibilidad lógica del sintagma“democracia corrupta”, pero con todas sus consecuencias, es decir,si en la democracia “no debe haber” corrupción y es el caso que lahay, tiene que concluirse con el mismo énfasis que donde haycorrupción no puede haber democracia. La corrupción puede cier-tamente ocultarse, pero, si no se elimina, se produce algo muchomás grave que un simple deterioro de imagen: se está destruyendoa la democracia. En definitiva, pues, quienes pretenden silenciar laexistencia de prácticas corruptas públicas preservan quizá la ima-gen de la democracia, pero no su sustancia. Una opinión, por otraparte, absolutamente generalizada en Europa, que me permite haceruna breve y excepcional referencia a testimonios extranjeros.Según Della Porta y Mény (Démocratie et corruption en Europe,1995), “la corrupción pone en peligro los valores mismo del siste-ma: la democracia es herida en el corazón; la corrupción sustituyeel interés público por el privado, mina los fundamentos del Estadode Derecho, niega los principios de igualdad y de transparenciafavoreciendo el acceso privilegiado y secreto de ciertos agentes alos medios públicos”. O en Alemania J. Roth (Der Sumpf, 1995):“la corrupción en todas sus variantes destruye silenciosa y eficaz-mente las instituciones democráticas”. Y por citar a un españolmuy autorizado, para López Calera (1997), “la corrupción política,más aún cuando llega a ser mera delincuencia común, está promo-viendo una crisis de legitimidad en el Estado social y democráticode Derecho; de esa corrupción política provienen muchas de las crí-ticas al Estado democrático; las gentes se quejan –y con razón– delos políticos, pero terminan quejándose del Estado a quienes esospolíticos dicen representar”. Y antes, en palabras de Miralles(1992), “todo ello conforma una red que ahoga la democracia: lavacía de contenido y la reduce a un mero formalismo. Ése quizá es

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Quienespretendensilenciar la

existencia deprácticas

corruptaspreservan quizála imagen de la

democracia,pero no su

sustancia

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el aspecto más peligroso de la corrupción en un sistema democráti-co. Ésa es la variable que aumenta su variedad en relación con lacorrupción de las dictaduras. La dictadura no puede corromperse,pero la democracia, sí. No es un asunto de listos o chorizos, depícaros o ladrones de guante blanco. Es la legitimación del sistemay de sus instituciones básicas lo que está en el aire, lo que el dece-nio socialista ha puesto en cuestión. Porque termina por ser el pro-pio sistema el que induce a la corrupción a quien desea sobrevivir”.Conste, por lo demás, que la cita de esas autoridades de talantedemocrático intachable no es una simple erudición sino una formade salir al paso de una acusación de antidemocracia que sueleimputarse insidiosamente a quienes denuncian estas prácticas, a loque alude de forma expresa Tortosa (1995).La proposición enunciada no significa, naturalmente, la negaciónde la democracia en una realidad política contaminada, ya que laexistencia de prácticas corruptas esporádicas, aunque sean muygraves, es de hecho inevitable en todos los tiempos y circunstan-cias. La única corrupción letal es la sistemática, es decir, la inte-grada en el sistema de tal manera que las instituciones públicasfuncionan habitualmente con ella (e incluso no pueden funcionarsin ella) y, sobre todo, cuando no operan los mecanismos de auto-defensa. Este último dato es el que mejor revela que el sistema tole-ra la corrupción y que la ha absorbido como parte integrante delmismo. Por esta razón puede hablarse hoy de la democracia italia-na, ya que, a diferencia de lo que sucedía con anterioridad, ahora seestá defendiendo. Y por lo mismo, es lícito poner en duda a lademocracia española actual, afectada como está –y mientra sigaestándolo– de una corrupción institucional sin mecanismos de pre-vención ni represión.Más todavía: cuando la corrupción es patrimonio de un grupo iden-tificado, cabe la posibilidad de eliminarla al sustituir electoralmen-te a un grupo por otro y recuperar con ello a la democracia. Ahorabien, cuando la alternativa a un gobierno corrupto es otro igual-mente corrupto, ya no puede seguir hablándose de democracia al nohaber esperanza de regenerar al sistema desde dentro del mismo;una posibilidad que constituye cabalmente uno de los pilares bási-cos de la democracia.En segundo término opera otro argumento no menos contundenteque el anterior: la democracia supone la presencia de unos manda-tarios elegidos por el pueblo para la gestión de los intereses públi-cos. Para que aquélla exista no basta, por tanto, que haya mandata-

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La democracia corrompida

La democraciaes herida en elcorazón cuandola corrupciónsustituye elinterés públicopor el privado yniega losprincipios deigualdad

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rios públicamente elegidos sino que es preciso, además, que traba-jen efectivamente en beneficio del interés general. Con la conse-cuencia de que si actúan en beneficio particular están apartándosede una característica esencial del sistema democrático. Las autori-dades corruptas no sólo están ensombreciendo la imagen de lademocracia o alterando sus contenidos sino que la han abandona-do. Hay reglas esenciales y no esenciales y hay trampas más omenos graves que pueden perturbar el juego, aunque éste continúe;pero si no se respetan las reglas fundamentales nos salimos delterreno propio. Si en un partido manejan los jugadores la pelota conlas manos y los pies y nada hace el árbitro para impedirlo, no puededecirse que se está jugando al fútbol irregularmente sino que se estájugando a otra cosa. Siguiendo con la misma imagen, nadie puede,en cambio, dudar de la naturaleza del juego aunque ocasionalmen-te se quebranten algunas de las reglas, sobre todo si el árbitro tieneenergía para castigar y, si es necesario, para expulsar del campo alinfractor.El régimen de Franco llegó a ser calificado en sus postrimeríascomo una “dictadura atemperada por la ineficacia y la corrupción”.Es posible que, en efecto, fuera dictadura a pesar de la corrupción;pero no puede ahora decirse que el régimen constitucional españolactual sea “una democracia atemperada por la corrupción”, ya queaquí –como se está diciendo– no caben términos medios: cuando enuna democracia la corrupción se institucionaliza no cabe seguirhablando de democracia. La democracia ha sido secuestrada poruna clase política activamente corrupta y que, además, tolera con supasividad las prácticas de este carácter que perpetra el aparatoadministrativo.Hay una forma perversa de entender y de gestionar la democracia,conforme a la cual se admite que los gobiernos sucesivos abusendel poder con tal que subsista la posibilidad de ser desalojados deél por vías electorales regulares. El Gobierno, según esto, quedalegitimado por el procedimiento de su nombramiento y, en conse-cuencia, un gobierno democráticamente elegido es ya democráticopara siempre. Esto, a mi juicio, no es correcto, puesto que no essuficiente la legitimación democrática originaria sino que tieneque confirmarse de manera permanente. Por muy puros que seansus orígenes, un gobierno deja de ser democrático cuando no actúade acuerdo con las reglas de este sistema (por ejemplo, corrom-piéndose o tolerando una corrupción institucionalizada). Y, dandoun paso más, un sistema deja de ser democrático cuando no ofrece

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Cuando laalternativa a un

gobiernocorrupto es otro

igualmentecorrupto, ya no

puede seguirhablándose de

democracia

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una alternativa limpia, o sea, democrática a un gobierno corrupto.La celebración de elecciones no presta, sin más, calidad democrá-tica a un régimen, dando que también las dictaduras –y de ello hayno pocos ejemplos históricos– pretenden fundarse en elecciones oplebiscitos en los que impone de antemano una solución determi-nada. Lo que separa a una democracia de una dictadura es la posi-bilidad de escoger libremente entre varias opciones políticas o per-sonales diferentes. Pero si las opciones ofrecidas son iguales, serompen las condiciones democráticas por muchas elecciones quese celebren y por muy reñidas que parezcan. Aquí es cabalmentedonde interviene la corrupción. Porque cuando ésta llega a unpunto en el que los ciudadanos llegan a la convicción de que “todosson iguales: todos hacen lo mismo”, la esencia del sistemademocrático se desvanece, habida cuenta de que la de la democra-cia representativa es la confianza. Cuando los gobernantes nogozan de la confianza de los ciudadanos, ya no puede hablarse derepresentación legítima.Perdida la confianza, el gobierno democrático –la gestión de losintereses públicos y generales a través de representantes libremen-te escogidos– se convierte en un mero ejercicio de poder y el gober-nar, a su vez, en un oficio y no precisamente un oficio cualquierasino una actividad singularmente peligrosa en cuanto que permitela apropiación personal de dicho poder. Repitiendo viejos juegos depalabras, el gobernante corrupto no sirve al Estado (al pueblo) sinoque se sirve del Estado (del pueblo). La historia nos brinda ejem-plos no raros de dictadores altruistas y también de demócratas per-sonalmente egoístas. Los unos se apropian del poder por la fuerzao por la sangre, pero no se apropian personalmente de sus rentas obeneficios; mientras que los otros formalmente elegidos trasformanel oficio en beneficio. La corrupción no ataca al Estado en general–hasta puede confirmarse que el Estado corrupto es en muchosaspectos singularmente fuerte–, pero sí al Estado democrático. ElEstado corrupto no es un órgano de representación popular ni unaparato de gestión de intereses públicos y generales sino un apara-to de producción de rentas. El consumatum est de la desapariciónde la democracia tiene lugar el día en que a la citada frase de “todoshacen lo mismo”, se añade esta otra de “siempre ha habido corrup-ción y siempre la habrá”: porque la democracia es ilusión, no resig-nación.La legitimación democrática es finalista; no es un mandato en blan-co condicionado. Si su objeto, tal como se ha dicho, es la gestión

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La democracia corrompida

Para que existademocracia nobasta que hayamandatariospúblicamenteelegidos, sinoque es precisoque trabajen enbeneficio delinterés general

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de los intereses generales, a los titulares del poder se les confiereúnicamente un rango vicarial, o sea, el de gestores administrativosde tales intereses. Si los mandatarios incumplen, es claro que elmandato puede serles renovado en los términos electorales; peroesto no añade legitimidad alguna puesto que la no reelección noprecisa justificarse. Los efectos del incumplimiento son otros: laruptura unilateral del pacto democrático, al menos hasta las nuevaselecciones y si después de ellas se mantiene a los corruptos en elpoder, el sistema, aunque sea con la aquiescencia de ambas partes,deja de ser democrático y se convierte en seudodemocrático. Elasentimiento popular no es necesariamente democrático en sentidoestricto: la monarquía absoluta de los Austrias fue jurídicamenteexplicada como un poder delegado del pueblo, que éste podía revo-car si su gobierno no se adaptaba a las leyes divinas, puesto que conesta condición se había realizado. Para nuestra mentalidad no era,sin embargo, un régimen democrático. En el vasallaje medieval losindividuos se sometían voluntariamente a un señor para que éste lesprotegiese: pacto que hoy nadie entiende tampoco como democrá-tico. El poder actual manipula fácilmente la voluntad de los ciuda-danos sin llegar al empleo de la violencia física.El sistema democrático se caracteriza por la “gestión” del poder,que excluye la posibilidad de su patrimonialización incluso aunquesea alternante. Cuando el poder se va patrimonializando alternati-vamente por los distintos partidos o gobiernos que en él se turnan,lo que sucede es que se ha patrimonializado por una casta: la castapolítica fragmentada en varios partidos pero conservando su natu-raleza sustancial única. Del “Estado soy yo” se ha pasado al“Estado es mío”.Es una verdad amarga que el poder nacional (de la nación, del pue-blo) no ha pasado casi nunca de ser una ilusión ideológica. En laEdad Media el poder era patrimonio del rey y de la nobleza (laicay eclesial) cuya estructura se conservó en la Edad Moderna, aunquecon un matiz accidental: si antes guerreaban el “rey” de Castillacontra el “rey” de Aragón, posteriormente empezó a hablarse, hartoimpropiamente, de una guerra entre España y Francia, pongamospor caso, cuando de verdad se trataba de conflictos entre ambosreyes. En los libros de historia se relata cómo los españoles lucha-ron en Flandes y por Flandes, como si de un pleito español se tra-tase, siendo así que lo que en realidad se ventilaba era una discu-sión dinástica personal de los monarcas, que empeñaban sus dine-ros y sus súbditos para decidir cuál de sus herederos iba a ocupar el

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La celebraciónde eleccionesno presta, sin

más, calidaddemocrática a

un régimen

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trono discutido. Flandes nunca fue de España sino de una persona(y una dinastía) que ocupaba el trono de España y defendía aquellaherencia con el dinero y la sangre de sus súbditos españoles comohubiera defendido con sangre flamenca el trono de España, si éstehubiera estado en peligro. Pues exactamente igual sucede con losEstados de ahora. Franco se apropió del Estado en 1936 y no sedesprendió de él hasta su muerte. Con el advenimiento de la demo-cracia creyó el pueblo español que había recuperado ese Estado.Vana ilusión, puesto que el tiempo ha demostrado que el Estado hasido patrimonializado por una casta política, que se va rotando ensu explotación.Patrimonialización significa que los ocupantes sucesivos delEstado y del poder lo consideran como una fuente de rentas y bene-ficios. Digan lo que digan los ideólogos, el ejercicio del poder noes un servicio sino un beneficio, una actividad rentable y el país esun cortijo inmenso que puede ser considerado (en términos delibe-radamente impropios) de propiedad particular.En el Estado siempre ha habido enquistadas castas de dominadoresy forzoso es reconocer que sigue habiéndolas; pero también hahabido cambios profundos. En el Egipto faraónico dominaba lacasta de los sacerdotes que, invocando innumerables dioses, drena-ba en su beneficio personal los recursos económicos del país; perono así en la Grecia clásica. Situación que se repitió en la civiliza-ción cristiana desde Constantino hasta la desamortización de losbienes eclesiásticos y la secularización de las actividades públicas.El pueblo no se deja engañar permanentemente y sabe de sobraquién vive a su costa; pero para expresarse necesita la voz de lospoetas y de los ideólogos, que a veces, sin embargo, falsean desca-radamente sus sentimientos. Más todavía: los fenómenos de domi-nación y de explotación se sirven indefectiblemente de cantoresremunerados que todo lo justifican, ensalzan y, en último extremo,silencian o contribuyen a su silenciamiento.La primera casta desenmascarada fue la de los terratenientes (titu-lares de la riqueza tradicional, a la que no hacían producir), quecayeron del mismo hachazo que decapitó a la Iglesia y a la noble-za. La casta militar, en cambio, nunca ha podido ser desterrada porcompleto, aunque bien es verdad que apenas si conserva hoy susantiguos privilegios personales. El siglo XIX, después de arrinco-nar a los nobles y a los frailes, se las prometía muy felices, pero,ante su consternación, no consiguió que el pueblo conquistara elpoder. Entonces fue cuando se descubrió que el vacío había sido

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La democracia corrompida

Es una verdadamarga que elpoder nacional(de la nación,del pueblo) noha pasado casinunca de seruna ilusiónideológica

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ocupado por una nueva casta –la de los burócratas–, como sedenunció y combatió (inútilmente) tanto en los regímenes socialis-tas como en los capitalistas.A la enorme producción bibliográfica que se dedicó un día a laopresión de la casta burocrática está sucediendo hoy (salvo enEspaña) una bibliografía no menos amplia sobre la opresión de lacasta política, a la que ya se ha empezado también a desenmasca-rar. El pueblo de la península Ibérica tuvo que soportar primero lainvasión romana, luego la bárbara y luego la musulmana; con ellascambiaba el idioma y la religión de los explotadores, pero la obli-gación de tributar –que es lo que importa– no se suprimía. Hoy yano se paga al rey ni a los nobles ni a los frailes, pero el recaudadorsigue en su sitio. ¿De qué vive la casta política actual? No es bara-ta ciertamente a juzgar por las partidas retributivas que se autoa-signan legalmente en los presupuestos; mas no hay que escandali-zarse de que se eleven, y aun multipliquen, sus retribuciones dadoque la ganancia la tienen asegurada en la corrupción, que es lo quede veras importa. En la desclasificación –global y sin matices– deNavarro Pérez (1996), “esta clase política es en nuestro criterio lamás deleznable y corrupta que ha gobernado España desde losReyes Católicos hasta la fecha, y en ella incluimos por méritos pro-pios a los representantes de todos los partidos políticos, entiéndasebien: todos los que han ejercido funciones de gobierno en los ámbi-tos nacional, autonómico y local”. Más prudentes son, en cambio,las palabras de López Calera (1997), quien con acierto señala que“la corrupción política no es consecuencia de que los políticos sonun grupo de degenerados que vienen de un planeta malvado. Hayque huir del maniqueísmo injusto, que señalaría que los malos sonsiempre los políticos y los buenos lo que están fuera de la política.Hay que huir, en definitiva, de lo que Meinecke llamaba la satani-zación de la política, esto es, de la idea de que la política es malapor definición o que es una relación que lleva casi necesariamentea lo inmoral”.En cualquier caso, ahora ha llegado el turno a la casta política,que se defiende con los mismos subterfugios utilizados por quienesla precedieron. Las castas se proclaman defensoras de unos valoresque argumentan con habilidad para demostrar que quien discute susprivilegios personales está atacando tales valores. La casta sacer-dotal se escudaba en Dios y en la religión; la casta noble, en la tra-dición; la casta militar, en la defensa nacional; la casta burocrática,en el servicio público. Hoy invoca la casta política el interés

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Alejandro Nieto

Hoy invoca lacasta política el

interésdemocrático y

utiliza la falaciade que quien

discute sudominio está

erosionando lademocracia

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democrático y utiliza sin escrúpulos la falacia de que quien discutesu dominio está erosionando la democracia.L. Ferrajoli (1996) ha formulado una idea muy aproximada conayuda de las expresiones “empresa-partido” y “empresa-gobierno”.En el mundo moderno los partidos están dejando de ser un lugar deencuentro ideológico y de proyectos políticos para convertirse enorganizaciones cuya existencia se justifica por sí misma, cuyo fines el acceso al poder y cuya supervivencia exige –y, por ende, legi-tima– un aparato y unos medios de financiación absolutamente des-conectados de las ilusiones políticas de las masas. Una desviaciónperversa indudablemente pero que parece inevitable, dado que sinesta forma empresarial de organizarse ningún partido podría nisiquiera mantenerse. Destino ineluctable, maldición bíblica o pre-disposición genética: es lo mismo, pero a nadie puede sorprenderesta evolución, puesto que ya fue anunciada con precisión astronó-mica hace casi cien años por Robert Michels.Pues si esto es así, cabe fundamentalmente dudar de que este tipo,esta degeneración de los partidos políticos tenga un lugar legítimoen un sistema democrático. Porque lo que en todo caso está fuerade dudas es que una organización acompañada de prácticascorruptas no coyunturales sino esenciales en modo alguno es com-patible con la democracia.Por si esto fuera poco, las contradicciones se multiplican con laemergencia de la “empresa-gobierno” porque una empresa tienesus intereses propios y unos modos de actuación que no respondensiempre a las aspiraciones de los ciudadanos. Desde hace muchotiempo se viene utilizando la imagen del Estado-sociedad mercan-til, cuyos accionistas son los electores. Imagen que ha terminadosiendo mucho más realista de lo que se creía y absolutamente fielen sus aspectos negativos en una época en la que ya nadie puedecreer que el Banesto, por ejemplo, realice la voluntad de los accio-nistas. Los gobiernos, al igual que los consejos de administraciónde las grandes sociedades, se encuentran parasitados por unos con-sejos de administración que desplazan con sus intereses personaleslos intereses sociales generales; y, en último extremo, incluso losintereses del consejo de administración pueden ser desplazados porlos individuales de su presidente. Incluso el lector no especializadopodrá entender muy bien lo que se está diciendo con pensar en lasactuaciones, hoy tan popularizadas, de Mario Conde en el Banesto.Con la corrupción se culmina la ruptura del vínculo de fidelidadque une a gobernantes y a gobernados. En el lenguaje común se

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La democracia corrompida

Los partidosestán dejandode ser un lugarde encuentroideológico y deproyectospolíticos paraconvertirse enorganizacionescuya existenciase justifica porsí misma

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habla de electores fieles, de clientelas devotas a un líder o a un par-tido; siendo así que la situación debiera ser inversa, ya que son lospolíticos quienes han de ser fieles a los ciudadanos.La representación democrática se basa en la confianza. Se suponeque el pueblo tiene unos ideales y unos intereses y se designa adeterminadas personas para que los lleven a cabo. Se supone quelos programas de los partidos conjeturan e interpretan los deseosdel electorado, pero que la voluntad y la decisión corresponden aéstos. Pues bien, en el ejercicio cotidiano de la democracia sedemuestra que estos puntos de partida son ficciones ideológicas.Una vez en el poder, el gobernante cierra su cuaderno programáti-co y, con olvido absoluto de él, actúa como quiere o como puede,defraudando sus promesas más enfáticas.Esto es cosa tan sabida que los electores ya han terminado asi-milándolo y no parecen sorprenderse cuando, contra todo lo anun-ciado, se les lleva a la Alianza Atlántica o cuando se les suben losimpuestos en lugar de bajarlos. La vida política se ha desideologi-zado y los partidos más aún. Los ciudadanos ya no sueñan congrandes empresas y lo que quieren es vivir mejor. Para ello eligenbuenos gestores de la cosa pública. Y es aquí donde se produce lasegunda defraudación. Porque los políticos, en su papel de gesto-res, no sólo administran mal sino corruptamente en cuanto que dila-pidan el patrimonio público que se les ha confiado y se lo repartenentre ellos y sus amigos. La gestión estatal se desvela así como otraficción hasta tal punto que hoy casi nadie discute ya que la gestiónpública es peor que la privada. Y si recordamos, en fin, que el ter-cer elemento de la democracia –la responsabilidad– tampoco fun-ciona, he aquí que se derrumba, que se ha derrumbado, todo el edi-ficio político. ¿Qué puede quedar de un sistema si se quiebran lospilares que lo sostienen?Quienes dicen vivir “para” la democracia, y están en realidadviviendo “de” ella, por razones fáciles de comprender, niegan laevidencia y envuelven todo en una espesa nube de propaganda ide-ológica, de estigmatización de críticos y de crucifixión de hetero-doxos. Es la única posibilidad de que superviva el sistema y de que,de paso, se mantengan sus beneficios personales.Por debajo de la publicidad –y de acuerdo con las reglas de juegode ésta– late un pragmatismo descarnado que justifica todas lasinfidelidades. Si los electores son tan simples que no reaccionanante un cambio tan flagrante de los objetivos del programa que hanvotado y, por otro lado, si los electores toleran con indiferencia la

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Alejandro Nieto

La corrupcióndemocrática

surge de dosfenómenos

perversos: laprofesionaliza-ción de la clase

política y la‘empresariza-

ción’ de lospartidos y los

gobiernos

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desviación de los poderes y el enriquecimiento personal de los ges-tores, no hay ninguna razón para que éstos obren de otro modo,puesto que tampoco hay resortes válidos que impulsen lo contrario.La corrupción democrática surge, en definitiva, en la confluenciade dos fenómenos perversos que se apoyan y potencian recíproca-mente: la profesionalización de la clase política y la “empresari-zación” de los partidos y los gobiernos.La democracia, al ofrecer todos los cargos públicos a los ciudada-nos, ha tenido que asumir el compromiso de retribuirles dignamen-te, puesto que, de no ser así, la gestión pública quedaría reservadade facto a los potentados o, al menos, a quienes no tuviesen nece-sidad de trabajar para poder vivir. La retribución “digna” está ase-gurada, desde luego, pero es el caso que por las manos de buenaparte de los administradores públicos circulan fortunas inmensas oservicios que como tal valen y, a diferencia de lo que sucede conlos cajeros de un banco, no tienen que cuadrar sus cuentas. Asíviene la tentación propiciada por sobornadores astutos y favoreci-da por la impunidad. Una situación singularmente vulnerable cuan-do se trata de individuos que han hecho de la política su profesiónvitalicia, que se desdobla en dos planos que no progresan sincroni-zados, ya que los ingresos de la cúspide pueden ser modestos (ylegalmente lo son), mientras que hay puestos inferiores que permi-ten un enriquecimiento personal sin tasa, que ya nada tiene que vercon la retribución digna o congrua a todos debida.Por otra parte, la carrera pública depende del partido, hasta talpunto que las relaciones entre él y los militantes son feudo-vasallá-ticas: el político tiene a su señor y éste le recompensa con un bene-ficio (el cargo público). Hasta aquí nada hay reprochable. Lo maloes cuando el señor hace una expedición con fines económicos yreparte el botín con quienes le han ayudado, exactamente igual quelos nobles feudales saqueaban tierras de moros y tenían que entre-gar al rey una parte de la rapiña. El vasallo generoso entregabaquizá todo lo obtenido; la costumbre, no obstante, era el reparto.En la actualidad, los militantes hacen excursiones en las economíasprivadas (que son precisamente los “moros enemigos”) usando lospoderes del cargo que les ha facilitado el partido, y, aun repartien-do al final, todos salen ganando. Son las reglas del poder y de lafuerza. Así se obraba en la Edad Media y en términos muy simila-res en la Edad Moderna en las capitulaciones de conquista y en laspatentes de corso. En el siglo XIX se mantiene y generaliza esteestado de cosas con el caciquismo. Y ahora, detrás del oropel cons-

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La democracia corrompida

La corrupción esfruta del árbolde la injusticia

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titucional, siguen medrando los mismos perros aunque sea con elcollar democrático; pero –no lo olvidemos– si el hábito no hace almonje, el collar no amansa la voracidad del perro.Tal como están las cosas ya no vale la pena discutir sobre las pol-vorientas cuestiones de si el Estado es un órgano del pueblo o de sies éste el que se autogobierna a través de sus representantesdemocráticamente elegidos. Dejemos estos temas a los ideólogosde verbena y a los profesores momificados. Porque hemos llegadoa un punto en el que ya no interesa saber quién es el Estado ni aquién pertenece. Lo único que importa es quién está utilizando lospoderes estatales en beneficio particular; y en este momento el quese decida a levantar el velo de las fraseologías y a prescindir delpeso de las inercias se encuentra con una casta política que repartecon una casta burocrática y sindical el botín de las expoliaciones yde los negocios que realiza con una casta de empresarios privados.Grupos que en realidad son uno solo, aunque sus individuos jue-guen coyunturalmente papeles distintos.La corrupción es fruta del árbol de la injusticia. Cuando el ciuda-dano se percata de que las decisiones públicas no se adoptan concriterios de racionalidad ni de legalidad sino por pura arbitrariedad,no tiene otra opción que la de jugar con las únicas cartas disponi-bles, es decir, la de la corrupción. Podemos reconocer, entonces,que las cosas funcionan realmente así: pero no es lícito llamarEstado democrático a un garito de fulleros.

Alejandro Nieto

No es lícitollamar Estadodemocrático a

un garito defulleros

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Creemos redes de comunicación y encontrémonos, eso es todo

Fernando Gómez Aguilera

Sabemos que estamos inmersos en un proceso de mundializaciónmuy potente económicamente, pero débil política y socialmente.Una dinámica que acentúa la fractura entre los países ricos y lospaíses pobres (Argentina –la obediente discípula del FMI– ha sidola última víctima sonada), a la vez que se polarizan las desigualda-des en el interior de los propios países ricos, como ha constatadoJoseph Stiglitz en su último libro El malestar de la globalización:“la brecha entre los pobres y los ricos ha aumentado e incluso elnúmero de los que viven en la pobreza absoluta –con menos de undólar por día– ha subido”. El bienestar de las sociedades, la justiciasocial y la democracia no se mundializan, en una era imperialdominada por la lógica de la economía, la ética de la indiferencia yla homogeneidad ideológica. No es de extrañar, pues, que no hace mucho tiempo Umberto Ecoseñalara que “ningún novelista puede imaginar algo más terribleque la verdad”. Esa verdad atroz es la de 5.000 millones de exclui-dos –de ellos, 1.200 millones de personas viven con menos de undólar diario y 2.800 millones, con menos de dos dólares al día–,pero también, la del modelo de nuestra realidad, en buena medidaexpresado, no hace muchos meses, por el expresidente de la Elf, enmedio del escándalo: “el que quiera jugar a la moral, ningún pro-blema, pero negocios y moral son incompatibles”. Una afirmacióninsolente y estremecedora, cuyo alcance ominoso no se hace espe-rar: habida cuenta de que el mundo contemporáneo está gobernadopor los negocios, es el tiempo de la inmoralidad y la injusticia gene-ralizadas. En fin, una época, asimismo, marcada por la opacidad ydesplazamiento de las grandes decisiones públicas mundiales, cuyacompetencia se arrogan los países más ricos localizándola enestructuras financieras y económicas no democráticas que vacían la

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La oportunidadde estimular yarticular unampliomovimentosocial deanálisis, evalua-ción crítica a losmecanismoseconómicos queestán en marcha

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soberanía, como sabíamos y ha confirmado Stiglitz: “En los pro-blemas del FMI y las demás instituciones económicas internacio-nales subyace un problema de Gobierno. Quién decide qué hacen.Las instituciones están dominadas no sólo por los países industria-lizados más ricos sino también por los intereses comerciales yfinancieros de esos países, lo que naturalmente se refleja en laspolíticas de dichas entidades”. Y condicionada, sin duda, por latiranía que ejercen los sistemas de información/propaganda, con-formados como auténticos instrumentos de poder, dominio y ocul-tación, al servicio de una realidad opaca en medio de un crecienteéxtasis de comunicación vacía de saber real, que disocia causas yefectos y practica continuadamente la violación de las palabras y lamanipulación del lenguaje, contribuyendo a reforzar el control dela opinión pública. Pocas dudas caben sobre la oportunidad de estimular y articular unamplio movimiento social de análisis, evaluación crítica y respues-ta a los mecanismos económicos que están en marcha, para que elfuturo de Europa y del mundo no sea tan desolador. Oponer al dis-curso unilateral de los amos del mundo, comandados por EE.UU,una fuerza planetaria de unidad y resistencia civil, que identifiquesu primer nivel de organización y acción en la escala local. Unafuerza y un discurso alternativo, como está planteando el movi-miento antiglobalización, en su diversidad, contradicciones y com-plejidad, que aproveche las potencialidades de la tecno-ciencia y lasociedad de la comunicación para mundializar los derechos huma-nos, la democracia, el bienestar y la justicia social y ambiental. Enfin, un rearme intelectual –de valoración adecuada y respuestassimétricas– y ciudadano; esto es, la recuperación de la política fren-te a la economía. Respuesta social y respuesta cultural –la forma-ción de un intelectual colectivo, surgido de la cooperación entreintelectuales y movimientos sociales–, esta última a partir del reco-nocimiento de que la asepsia y la inhibición pública amparada en laobjetividad científica son, en no pocas ocasiones, formas encubier-tas de censura cívica y de soporte tácito al statu quo. En el umbral de ese escenario emergente, la resistencia en la callediscurre paralela a la incipiente organización ciudadana en redeslocales y a la construcción ideológica de un nuevo discurso queasume la lógica de la complejidad –porque “el futuro será de quienconciba adecuadamente lo mixto, lo complejo y lo heterogéneo”(Daniel Innerarity)– y toma como referencia última la escala pla-netaria, la configuración de un internacionalismo solidario de

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Paramundializar los

derechoshumanos, la

democracia, elbienestar y la

justicia social yambiental

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nuevo cuño, una ética cosmopolita (Francisco Jarauta), conscientede que su proyecto es el de un mundo de redes de diferentes vincu-ladas en torno a la proximidad, susceptibles de integrarse en redesmundiales de diferentes asociados, como recordaba Vidal-Beneyto:“no la norteamericana aldea global de McLuhan, sino millones dealdeas reales y distintas, globalmente accesibles y presentes”. Elgiro hacia la responsabilidad colectiva, facilitado por mediacionessociales, asociativas y culturales más estratégicas y generosas quedisueltas en la ideología, está llamado a construir nuevas condicio-nes colectivas para el impulso de la contestación y la exploraciónde formas inéditas de governance y de redistribución solidaria de ladignidad de vivir, sin perder la referencia de que la diversidad esriqueza compartida antes que fuente de legitimación de privilegioso de exclusiones. Si se trata de desactivar el ideal de los regímenes autoritarios y losmonopolios, “creemos redes de comunicación y encontrémonos,eso es todo”, según expresión del zapatista Marcos. La posibilidad,pues, de ese encuentro activo y de un nuevo horizonte social y polí-tico se apoyará y contribuirá a generar confianza colectiva; a tomarel ámbito local como territorio donde satisfacer las necesidadespropias y colectivas, mientras que, simultáneamente, resultaimprescindible acometer acciones de cooperación supralocal paraacceder a los recursos y la producción de bienes –autonomía einterdependencia simultáneas–; a poner en valor, frente a las mer-cancías, el capital social, a través de la participación, la delibera-ción abierta, la corresponsabilidad en las decisiones y el podercompartido en lo que concierne a los asuntos públicos; a asumircomo fórmula de governance la democracia compleja –política,social, cultural y económica–, abierta y en constante construcción;a apelar a la creatividad como propósito y recurso permanente decara a configurar la realidad socio-política que plantea nuestraépoca; y, en fin, a regenerar el espacio de la ética pública y priva-da. Sin duda, todos y cada uno de estos factores constituyendesafíos esenciales en lo que concierne a construir el pensamientoy la acción solidaria de nuestra época, y, en definitiva, a cambiar elsigno de la globalización. Somos pasajeros de un época despojada de sujeto histórico(rebeldías) para protagonizar la esperanza, colonizada por la metás-tasis del consumidor pasivo. No obstante, lentamente se extiendenprácticas y discursos que buscan la posibilidad de otro mundo.Percibimos que permanecer sin proyecto de emancipación, sin

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Creemos redes de comunicación

Permanecer sinproyecto deemancipación,sin horizonteutópico frenteal proclamadofin de lahistoria, es unsuicidiocivilizatorio

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horizonte utópico frente al proclamado fin de la historia, es un sui-cido civilizatorio. Consolida la unilateralidad y la injusticia en elmundo. Cuando Ignacio Ramonet escribió en diciembre de 1997 suartículo “Desarmar los mercados” –inspirador del movimiento anti-globalización– y sólo seis meses más tarde fundó la ONG ATTAC(Acción para una Tasa Tobin de Ayuda al Ciudadano), aisló dosproblemas centrales: la necesidad estratégica de proponer una res-puesta económica de escala global al verdadero adversario, laarquitectura financiera mundial (OMC, BM, FMI y OCDE), iden-tificado como tal a partir de Seattle; y la localización de la contes-tación en el ámbito de la sociedad civil, de una conciencia ciuda-dana colectiva, que incluye entre sus principios básicos el ideal demovilizar las voluntades sin confundir las conciencias. Así, el sujeto histórico emergente apunta a reconocerse en el espa-cio de la nueva ciudadanía –y hacia el futuro, en la formación dedemocracias participativas, complementarias y no sustitutivas de lademocracia representativa–, ocupada en desarrollar un proyectosocial y cultural que corrija y evite los desajustes y perversiones encurso. Como ha recordado Václav Havel, el elemento fundamentaly más legítimo de la democracia es la sociedad civil, cuya fortale-za y pleno sentido descansa sobre tres pilares: las asociaciones pri-vadas voluntarias, la descentralización del Estado y la delegacióndel poder político en entidades independientes ciudadanas –esto es,la redistribución del poder y la corresponsabilidad–. Mientras tanto, episodios del tipo del protagonizado por los pique-teros en Argentina apuntan, en el marco de la crisis de los sistemasdemocráticos clásicos, al nacimiento de fenómenos como el que yase conoce con el nombre de emergencia de los invisibles. Todo unsíntoma de los mares de fondo y las reivindicaciones de pan y dig-nidad que la injusticia generalizada, la corrupción, la ineficienciapolítica y el yugo de los organismos económicos internacionalespuede poner sobre la mesa incontroladamente, en una dinámicaimprevisible, a la que ha de sumarse no sólo la tendencia dialécti-ca de los Estados occidentales a limitar las libertades civiles, tras el11-S, sino también las acciones terroristas de alta y baja intensidadcomo forma de confrontación o reivindicación frente a los gobier-nos. Un nuevo escenario de conflicto en el que la violencia incon-trolada y arbitraria se abate sobre la sociedad civil, mientras pare-ce generalizarse, en diversos formatos, –manifestándose comorasgo de época–, complementando la violencia tradicional de losEstados. Reacciones impulsadas, en buena parte, por los excluidos,

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Se trata deabordar la

reconstrucción,recuperación y

reorientaciónde la

democracia enla perspectiva

de lademocraciaciudadana

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los miserables, los sojuzgados, que conectan con las condicionesextremas de vida, los límites de la supervivencia y la injusticiasocial, provocando ya miles de muertes y creando polvorines socia-les aquí y allá que ponen en riesgo la seguridad y mueven a losgobiernos a militarizarse y a impulsar políticas restrictivas queamenazan las conquistas históricas de libertad, como está ocurrien-do en Estados Unidos. La reformulación de la democracia, en el nuevo contexto sociocul-tural de las sociedades avanzadas y la crisis del Estado del bienes-tar frente a la privatización, la desregulación y los criterios de efi-cacia –tan controvertidos– del modelo neoliberal, conduce a larevisión del papel de los ciudadanos y a reflexionar sobre las poten-cialidades de una nueva ciudadanía que participe directamente enla gestión y configuración de su propio entorno y recupere su capa-cidad de decisión, mediante fórmulas regladas, aún por diseñar.Una operación que conlleva, correlativamente, la redefinición delpapel y las competencias formales de los representantes políticos,del papel de los Estados –y otros escalones de la Administración–,y de la forma de los cauces de expresión de la concurrencia públi-ca. En fin, se trata de abordar la reconstrucción, recuperación y reo-rientación de la democracia en la perspectiva de la democracia ciu-dadana: debatir y reconfigurar los ámbitos y dinámicas, no de laescucha o la interlocución, sino del poder de decisión y, mientrastanto, de las estrategias sociales y políticas que orienten el proceso.Ciertamente, se trata de invertir la tendencia a la tecnificación yreducción de la democracia estimuladas por las prácticas de gobier-no neoliberales norteamericanas desde comienzo de los setenta,como respuesta a un tiempo histórico en el que las demandas y lacontestación sociales apuntaban la emergencia de sistemas socialescomplejos. Fórmulas y actitudes que han profundizado en el proce-so de extrañamiento de la política, esto es, en la sustitución delpoder del Estado por el poder del mercado y de las empresas, altiempo que se reducía el ámbito de participación de la ciudadanía.Un proceso que está objetivado. Tras las explosiones sociales definales de los sesenta, en 1973 la Comisión Trilateral, creada porRockefeller y otros grandes empresarios de EE.UU., Europa yJapón, encargó a tres expertos universitarios un informe sobre losproblemas de gobernabilidad de los estados. Sus análisis se recogenen el estudio titulado Crisis de la democracia. Informe sobre lagobernabilidad de las democracias, publicado en Nueva York en1975. En un artículo reciente, José Vidal-Beneyto, director del

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Creemos redes de comunicación

Un paisaje en elque la políticaaparece comovíctima y elmercado y lasdemagogiaspopulistas o decualquier otrotipo, comobeneficiarios

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Colegio de Altos Estudios Europeos de París, resumía cuáles fue-ron sus conclusiones: “Su tesis parte del hecho de que las expecta-tivas sociales de los ciudadanos y sus demandas al Estado hanaumentado considerablemente, mientras que la capacidad y losrecursos de éste para satisfacerlas han disminuido, lo que generafrustración y rechazo. En una perspectiva más general, el Informesostiene que la crisis política de las sociedades desarrolladas sedebe a la aceleración del progreso tecnológico y a la complejiza-ción de su entramado social, condiciones a las que la gestión públi-ca es incapaz de dar respuesta suficiente. Por ello, predicar unamayor participación de los ciudadanos en la vida política y exigirmayor responsabilidad y protagonismo al Estado, lejos de hacermás gobernables nuestras democracias, agrava sus deficiencias. Deaquí que la solución consista en disminuir la participación ciudada-na, en tecnificar la conducción de la sociedad y en confiarla a losactores sociales [...] y a unas pocas instituciones”. Aquellas pro-puestas salidas del laboratorio de ideas políticas de la Trilateralhace algo más de un cuarto de siglo son hoy ideología, dogma ypráctica generalizada en el mundo desarrollado. Invertir la direc-ción de esta concepción, consolidando el papel de la ciudadanía, esel desafío del presente.Hoy, el modelo dominante pugna por adelgazar la capacidad deintervención de los estados transfiriendo importantes espacios dedecisión al difuso transnacional y a organismos económico-finan-cieros internacionales de naturaleza no democrática (OMC, FMI,Banco Mundial...). Un paradigma mundial de vampirización yencriptamiento de la política que se sustenta, para imponerse, en“una construcción ideológica que justifique su existencia y legitimesu ejercicio” en los términos más propicios para su hegemonía: “eldeclive del militantismo y la atonía ciudadana; los límites y fun-ciones de los Estados y del poder público [...]; el rechazo del con-flicto y la reivindicación del consenso como base del buen funcio-namiento social; el imperativo de la modernización, siguiendo laspautas de los países occidentales, como condición del progreso; (y)la eficacia y el éxito personal como baremos únicos para evaluar lasacciones individuales y colectivas” (J. Vidal-Beneyto). Todo bienlejos del histórico y eficaz ideal que encierra la “capacidad social ycolectiva de hacer cosas” (Xerardo Estévez), comenzando portomar los ámbitos locales como esfera de esa acción comunitaria.La insuficiencia del actual sistema democrático, acentuada por laglobalización económica, la pérdida de credibilidad de los propios

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Lo político enbuena medida

estásecuestrado por

la maquinariapartidaria y

corporativa dela política

profesional

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partidos políticos y las fracturas cada vez mayores entre partidos yciudadanos, e incluso por el rol desempeñado en la estructura delpoder por los medios de comunicación, hace crecer la desconfian-za y el escepticismo de los ciudadanos en la delegación pública dela voluntad popular. Un paisaje en el que la política aparece comovíctima y el mercado y las demagogias populistas o de cualquierotro tipo, como beneficiarios. Lanzarote, con una vida públicaminada por la corrupción y la endogamia, constituye un buen ejem-plo del alejamiento voluntario de la política, según deja leer el 48%de abstención en las elecciones de 1999. Sin duda, los partidos polí-ticos continúan hoy siendo necesarios, aunque insuficientes paraencauzar las inquietudes y la voluntad de la ciudadanía a la hora departicipar en los asuntos públicos y para representar sus interesescon independencia y justicia. Pero sabemos al mismo tiempo que lacosa pública no es monopolio del sistema. Por lo tanto, la deman-da de mayor participación de la ciudadanía no tiene que ver con laruptura del Estado, sino con la petición de un Estado más social ydemocrático que interprete y ejecute con eficiencia el interés públi-co y la soberanía popular y disponga los mecanismos de delibera-ción y gestión compartida que permitan su consecución. Significa,en última instancia, una reivindicación radical de la política.Pero guarda también relación con la naturaleza del proceso de tomade decisiones y de configuración del gran espacio de la utilidadpública y el interés general, susceptible de ser moldeado hacia elfuturo como un espacio compartido entre Estado y Tercer Sector nolucrativo (asociacionismo) o Estado y ciudadanía organizada –entodo caso, un Estado penetrado por los ciudadanos autónomamen-te–, bajo el impulso de la cooperación y la corresponsabilidad. Ennuestros días, lo político en buena medida está secuestrado por lamaquinaria partidaria y corporativa de la política profesional –y porlas concepciones autoritarias de la práctica democrática formal–,impidiendo, bajo el pretexto de la representación, la participación,la recuperación de la soberanía de los ciudadanos y la producciónde tejido democrático variado. Invertir el modelo liberal de legiti-midad democrática, recuperando la ciudadanía activa y el derechoal ejercicio de la política desde la condición de ciudadano, o sea, lasocialización de la política, es una tarea urgente. De otro modo, ydesde una nueva lectura de la sociedad civil, Marcos lo ha expre-sado sugerentemente: el objetivo es ciudadanizar la política. Y haprecisado alguna dirección de interés: “El revolucionario se plan-tea: tomo el poder y desde arriba transformo las cosas... El rebeldesocial organiza a las masas y desde abajo va transformando sin

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Creemos redes de comunicación

Vivimosmomentos derecorte delibertadespúblicas y deviolenciasinstitucionalesde diversosigno bajo lacoartada de lapersecución delterrorismo

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tener que plantearse la cuestión de la toma de poder”. La fortalezademocrática descansa en la capacidad de los ciudadanos para orga-nizarse autónoma y articuladamente para participar sustancialmen-te en la vida pública. Una organización y articulación que alcanzansu máxima eficacia y su razón de ser en el diálogo y la copartici-pación con las administraciones, superando los hábitos reivindica-tivos, y en la construcción de un tejido de redes abiertas que, desdela proximidad, se asocien en un proyecto de cooperación a travésde la incorporación a estructuras reticulares de ámbito supralocal. La deriva del mundo y las implosiones y explosiones de violenciasnuevas y diversas descartan complacencias. Baudrillard ha adverti-do que “la mundialización liberal culmina en una mundializaciónpolicial”. Somos testigos de ese sombrío panorama. Vivimosmomentos de recorte de las libertades públicas y de violencias ins-titucionales de diverso signo bajo la coartada de la persecución delterrorismo, mientras se consolida un repugnante clima de imposi-ción ideológica apoyado en binarismos morales de legitimaciónmaniqueos y falaces –eje del bien/eje del mal–. Un salvoconductoretórico que sirve para dar cobertura a la militarización y la regre-sión tanto del Estado de Derecho como de las conquistas sociales eincluso la quiebra del Derecho y los organismos políticos interna-cionales (ONU). Y que, sin embargo, se inhibe a la hora de discu-tir la doctrina de los ataques preventivos promovida por EE.UU., ode frenar el terrorismo de Estado, por ejemplo, la indignidad atrozque Israel está cometiendo con el pueblo palestino, ignorando lasresoluciones de Naciones Unidas y los derechos humanos. Pero lasecuencia regresiva de la mundialización no está todavía completa.Por desgracia no estamos aún en el peor de los escenarios, pues lalógica del autoritarismo democrático y la obsesión por la seguridaden los países ricos –la polarización de la democracia en el ordenpúblico–, es decir, la sublimación refinada del control social y laextorsión de la libertad, tienen su penúltimo peldaño, como apun-taba Bourdieu poco antes de morir, en la generalización del Estadopenitenciario. ¿Un Exceso? California ya emplea más presupuestoen cárceles que en recursos destinados a gasto universitario, yBrasil gasta en seguridad el 10% de su PIB, el equivalente al PIBde Chile. El desbordamiento de la injusticia hace emerger la vio-lencia y el autoritarismo como gestos mundializados de la barbarieposindustrial. Si hubiera esperanza, sólo desde la refundación ciu-dadana y solidaria –compleja– de la política sería posible girar elsigno de la época.

Fernando Gómez Aguilera

El desbor-damiento de lainjusticia hace

emerger laviolencia y el

autoritarismocomo gestos

mundializadosde la barbarieposindustrial

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Salvar Lanzarote: un compromiso políticoMario Alberto Perdomo

Lanzarote, invierno de 2002. A cinco meses de las eleccionesautonómicas, insulares y locales. La Isla va fatal y las Administra-ciones Públicas son incapaces de resolver los problemas que tieneplanteados. Entre los partidos políticos tampoco se vislumbransoluciones. ¿No habrá llegado el momento de hacer algo más?¿Qué hacer? ¿Se puede hacer algo más? Conocemos las preguntas,pero no las respuestas. Este trabajo pretende aproximarse al lugardonde se encuentran las respuestas, un lugar seguramente por cons-truir. Colectivamente. En cualquier caso, un lugar quizá coinciden-te con los interrogantes que se formula la izquierda alternativa entoda Europa.El planteamiento que aquí se esboza no es ajeno a los procesos deacomodamiento de la socialdemocracia europea, a la fragmenta-ción de la izquierda y a las nuevas vías que ya se exploran de rede-finición de la izquierda en los últimos años, marcados por un ascen-so de los partidos conservadores. Puede adelantarse, sin embargo, el propósito que anima esta refle-xión al subrayarse que es urgente dinamizar los procesos socialesque pretenden ofrecer alternativas a los problemas que padece laIsla, el crecimiento turístico, así como sus consecuencias de todoorden, un planteamiento éste que entronca con los grandes proble-mas del mundo actual. Crecimiento económico desigual, aumentodemográfico, consumo desproporcionado de recursos no renova-

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Lanzarote seencuentra en elmapa de undebate másamplio marcadopor lasconsecuenciasdel crecimiento,la integraciónsocial y lasostenibilidad

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bles, injusticia social, ruptura del diálogo Norte/Sur o corrientesinmigratorias desde el Sur hacia el Norte, insostenibilidad global oinseguridad en sentido amplio y estricto son algunos problemasparciales vinculados a cierto modelo de desarrollo que preocupanen Europa y en la Isla. Así pues, Lanzarote se encuentra en el mapade un debate más amplio marcado por las consecuencias del creci-miento, la integración social y la sostenibilidad. Siendo la intención de este trabajo reflexionar sobre los procesossociales que se encaminan a contener el crecimiento turístico yavanzar hacia la sostenibilidad, trata de integrar por ello los aspec-tos políticos, sociales y personales.

Un escenario decepcionanteLa situación actual de Lanzarote no invita al optimismo. Más bienparece que ha empeorado en numerosos aspectos. Además de laineficiencia de las Administraciones Públicas, la razón fundamen-tal de que se extienda la percepción de que las cosas hayan ido apeor obedece, quizá, al escasísimo nivel de aplicación de las ocholíneas de acción y 28 programas definidos por la EstrategiaLanzarote en la Biosfera, una propuesta que excede del ámbitocompetencial del Cabildo y, a fin de cuentas, la herramienta meto-dológica y política ofrecida por, digámoslo con claridad, el socia-lista Enrique Pérez Parrilla al conjunto de la sociedad para intentarreconducir los procesos negativos detectados a finales de la décadapasada. Entendida como el marco que define un adecuado proyec-to de isla vinculada a los retos del planeta, es indudable que entorno a la Estrategia no se concitó un acuerdo político y social losuficientemente sólido como para aunar los esfuerzos que se preci-saban para desarrollar los programas propuestos.A la vista de los datos disponibles, no ha sido suficiente la aproba-ción y entrada en vigor de la Revisión del Plan Insular deOrdenación (PIO) para variar las tendencias analizadas en elDocumento Inicial de la Estrategia, en 1997. La medida, populari-zada bajo el nombre de moratoria turística insular, no ha podidoimpedir que gran parte de las 10.707 plazas turísticas programadashasta el año 2010 prácticamente hayan sido construidas ya, en lugarde ejecutarse lentamente a lo largo del decenio. Reconociendo quetal vez llevaban razón las voces que entonces reclamaban creci-miento cero, el resultado es que, al tirar la construcción con desti-no turístico aceleradamente y en tan breve plazo de tiempo del con-junto de la economía insular, la mayoría de los indicadores socialesy ambientales ofrecen resultados peores que hace cuatro años.

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El cambio quese propuso hacecuatro años conla Estrategia sesalda provisio-nalmente con

una decepción

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Las previsiones más pesimistas se han cumplido, lamentablemente,viéndose seriamente amenazada la calidad del desarrollo insulardebido a que la capacidad de carga de la isla se encuentra clara-mente agotada. El cambio que se propuso hace cuatro años con laEstrategia Lanzarote en la Biosfera se salda provisionalmente conuna decepción, aunque no será hasta el año 2010 cuando se debaevaluar definitivamente el proceso. A la hora y en el momento derealizar la evaluación habrá que tener en cuenta la profunda crisispolítica en la que está sumida Lanzarote desde hace años: ni el PPni el PIL ni CC ni el PSC-PSOE han estado ni están a la altura delas circunstancias, con la salvedad de los empujones realizados porEnrique Pérez Parrilla desde 1986. Enorme tarea para un hombresolo, aunque haya sido y sea el presidente del Gobierno insular.

Lanzarote necesita un cambio.El que no hayan fructificado las medidas que la EstrategiaLanzarote en la Biosfera propuso en 1998, incluida la Revisión delPIO, no cuestiona la validez y vigencia de sus planteamientos. Tresrazones pueden explicar la situación actual. La primera es el bajo nivel de aplicación de la Estrategia, como loha corroborado el informe evaluador sobre su grado de ejecuciónsolicitado por el Consejo de la Reserva de la Biosfera. La segundase deriva de la eliminación, a petición de los ayuntamientos turísti-cos, de los dos quinquenios inicialmente incorporados en la nuevaprogramación del crecimiento turístico establecida por la Revisióndel PIO, originando que la mayor parte de las 10.707 plazas aloja-tivas autorizadas hayan intentado construirse de inmediato, lo queocasionó una nueva fase de relanzamiento económico. Y la terceraes que ni las Administraciones Públicas (Gobierno de Canarias,Cabildo y Ayuntamientos) ni los partidos políticos, ni los agenteseconómicos y sociales, ni la propia población, acaban de asumirque el reto de la sostenibilidad es una responsabilidad de todos, sinexcepción. De lo antedicho se desprende que el cambio que precisa la Isla seconcreta, de un lado, en la urgente necesidad de actualizar, volvera debatir y dinamizar la Estrategia, haciendo copartícipe de eseobjetivo al conjunto de las instituciones públicas y la sociedad, y,de otro, que Lanzarote ha agotado sus posibilidades para contenerel crecimiento turístico, prácticamente, con el marco jurídico yadministrativo en vigor en la Comunidad Autónoma. De ahí que sehaya propuesto su modificación para impedir que se construya unacama más después de 2010, una tarea que compete al Gobierno de

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Salvar Lanzarote

Superar viejos yestérilesantagonismospara sellaracuerdos demínimos desdeuna alianzaamplia queofrezca salidasal estancamien-to socio-políticoinsular

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Canarias a través de las Directrices de Ordenación General y delTurismo de Canarias, pero que, de momento, no parece que vaya aser contemplado. La clave del desafío que tiene planteado la Isla no radica en su inca-pacidad para diagnosticar la situación o para ofrecer respuestas alos problemas. No. En el pasado reciente la Isla en su conjunto hadado sobradas muestras de ser capaz de reaccionar con imaginacióny creatividad ante los retos del desarrollo, generalmente desde lasociedad civil, demostrando una enorme vitalidad a la hora de ana-lizar la situación insular y proponer soluciones concretas a los pro-blemas. A pesar de las dificultades que se enumerarán, no hay razón para

no confiar en la capacidad de respuesta de los sectores más progre-sistas de la Isla a los problemas que actualmente tiene planteados,un impulso renovador que compete, cada vez más, a nuevas gene-raciones de lanzaroteños. Los efímeros períodos de esplendor yrápida desaparición de viejos monocultivos como la barrilla y lacochinilla en el siglo XIX, o la pesca en el XX, son experienciastodavía recientes de las que aprender para hacer del turismo unaactividad duradera en el tiempo y sostenible en sus patrones.No obstante, para que el cambio fructifique, se necesita que entrenen juego otros factores, desde la necesaria articulación de los sec-tores sociales comprometidos con dicho cambio hasta una profun-da regeneración de los partidos políticos, pasando por la plasma-ción de nuevos compromisos individuales y colectivos con los retosque tiene planteados la Isla, de modo que aparezcan en escena nue-vas personas, en gran número, que ofrezcan nuevos impulsos aestos episodios. El objetivo no puede ser otro que superar viejos yestériles antagonismos para sellar acuerdos de mínimos desde unaalianza amplia que ofrezca salidas al estancamiento socio-políticoinsular.

Un contexto político-institucional adversoLa tarea que la Isla tiene ante sí requiere delimitar las responsabili-dades públicas y privadas, colectivas e individuales, de todos cuan-tos, de una forma o de otra, tienen algún grado de compromiso enel progresivo deterioro de la Isla ante la imposibilidad de recondu-cir el desarrollo insular hacia cauces más respetuosos con el medioambiente. Por supuesto que, siendo el Cabildo Insular el promotor de laEstrategia y de su acción estrella, la Revisión del PIO, un mínimosentido de la crítica hace que la primera responsabilidad recaiga

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La política y lospolíticos se han

convertido enun problemaobjetivo, en

lugar deerigirse en una

herramientapara resolver

los problemascolectivos

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sobre esta institución. Porque, más allá de los loables esfuerzos rea-lizados por contener el crecimiento turístico, la primeraCorporación Insular no ha sido capaz de poner en marcha lamayoría de los programas definidos en la Estrategia Lanzarote enla Biosfera que son de su exclusiva competencia. Es justo recono-cerlo, como lo es también señalar las responsabilidades que recaenen el Gobierno del Estado, el Gobierno de Canarias y los ayunta-mientos, en general, cada uno en su ámbito competencial, al evi-denciar un nulo interés por reorientar sus políticas hacia fórmulasde desarrollo económico y social más atentas al medio natural,quizá con la única excepción de Tinajo.Difícilmente se pueden reconocer las razones de esta situación si nose las conecta íntimamente con la inestabilidad política e institu-cional que sobrevuela el Archipiélago y, particularmente, aLanzarote en los dos últimos lustros y que se manifiesta de variasmaneras. Seguramente, la primera manifestación es la propia inca-pacidad de las Corporaciones Locales para diagnosticar correcta-mente los viejos problemas, anticiparse a la aparición de otros nue-vos y, consecuentemente, definir y ejecutar las oportunas políticascorrectoras. La consecuencia inmediata es la creciente pérdida decrédito de las instituciones públicas ante una población y sus orga-nizaciones civiles que, en cambio, evidencian una mayor capacidadpara tomar el pulso a los desafíos contemporáneos derivados deldesarrollo. Los más claros exponentes de la creciente desconfianza de lapoblación hacia los partidos políticos, los gobernantes y las institu-ciones públicas son la negativa a incorporarse a la vida pública delos sectores más informados y mejor preparados, que los sucesivosSociobarómetros del Gobierno autónomo revelen que son los lan-zaroteños los canarios que peor concepto tienen de la actividadpública y los partidos políticos, o los que más piden a los políticosmayor honradez y honestidad, o que los estudios anuales del Centrode Datos del Cabildo detecten que la política y los políticos se hanconvertido en un problema objetivo, entre los primeros de la Isla ajuicio de la población, en lugar de erigirse en una herramienta pararesolver los problemas colectivos. La última encuesta de TemasInsulares de diciembre de 2001 arrojaba que ninguno de los ochopolíticos de las cuatro formaciones más votadas alcanzaba el apro-bado. Una población por otro lado, que piensa que con la estrictaaplicación de la legislación vigente se evitarían muchos de los pro-blemas actuales. Son realidades la alta abstención, cercana al 50%,

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Las Corporacio-nes Localeslanzaroteñasocupan losúltimos lugaresdel Archipiélagoen inversión porhabitante

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y la baja participación en el espacio público. Se observa, por último, cierta tergiversación del lenguaje relacio-nado con la sostenibilidad, que se ve sometido a un vacío de suscontenidos, cuando no a un uso perverso, generando confusión ydesconfianza entre los destinatarios de los mensajes relacionadoscon la contención del crecimiento turístico y el avance hacia la sos-tenibilidad. Cuando no un uso claramente interesado y demagógicodel mismo, un doble lenguaje que actúa a modo de máscara tras laque se intentan ocultar las auténticas intenciones de ciertos secto-res políticos y económicos favorables al crecimiento turístico.

El problema de la ineficiente gestión presupuestariaConsideradas en su conjunto, las Corporaciones Locales están encrisis. Una crisis que tiene su corolario en los informes anualessobre el estado de salud económico-financiera de Cabildos y ayun-tamientos que ofrece la Comunidad Autónoma, revelando que lasCorporaciones Locales lanzaroteñas ocupan los últimos lugares delArchipiélago en inversión por habitante, mientras que se encuen-tran en los primeros lugares en endeudamiento por habitante o enla altísima presencia de los gastos corrientes en la estructura gene-ral del gasto. Sin capacidad de maniobra presupuestaria, maniata-das por una gestión ineficiente de sus recursos, la acción política seencuentra a la deriva. Esta realidad se ve agravada por la ausenciade proyectos políticos que sintonicen, en la práctica, con el reto dela sostenibilidad.Este descorazonador panorama se completa con el trato discrimi-natorio que el Gobierno de Canarias viene otorgando a la Isla desdeprincipios de la década de los noventa del siglo pasado. A medidaque Lanzarote registraba altísimas tasas de crecimiento económicoy poblacional, incrementándose espectacularmente las demandasde servicios y equipamientos sociales básicos, al menos desde 1994viene ocupando el último lugar en la relación inversión por habi-tante. Este sistemático maltrato presupuestario, unido al déficitpolítico y presupuestario de las Corporaciones Locales, ha idogenerando tales estrangulamientos y desbordamientos de serviciosy equipamientos básicos que puede afirmarse sin temor a equívocoque en Lanzarote se vive peor que hace diez años. Con todo, elGobierno de Canarias sigue poniendo el acento inversor en lasinfraestructuras duras, frente a inversiones que incidan en la cali-dad de vida real de las personas. Y ello a pesar de que los indica-dores económicos siguen evolucionando inmejorablemente. Así loexpresa el Producto Interior bruto por persona, que es, junto al de

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El Gobierno deCanarias sigue

poniendo elacento inversor

en las infraes-tructuras duras,

frente ainversiones que

incidan en lacalidad de vida

real de laspersonas

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Fuerteventura, el más alto de Canarias, síntoma evidente del enor-me dinamismo que presenta la inversión privada. O que la tasa deparo sea inferior al 7%, aunque en los tres primeros meses del añoen curso se evidencia, todavía de manera incipiente, la incapacidaddel sistema para seguir creando empleo a los ritmos de los últimosaños, manifestándose en ligeros y sucesivos incrementos del paro. Si los presupuestos públicos expresan la verdadera intención polí-tica de un grupo de gobierno, los afectados a las CorporacionesLocales de Lanzarote son deficitarios por escasos y mal gestiona-dos y porque, las partidas resultantes no se destinan a corregir lasconsecuencias negativas derivadas del crecimiento turístico.Siendo el fondo del problema la mala gestión de los ingresos públi-cos, ahora más que nunca se visualiza la necesidad de abordar lamodernización y el saneamiento de las Haciendas PúblicasLocales.

El sector privado, viento en popaEl crecimiento turístico registrado en los últimos cuatro años pare-ce haber tocado techo, habiéndose iniciado un cambio de tendenciahacia la estabilización del sistema que todavía no se detecta conclaridad. Una fase expansiva la registrada que se explica por lacombinación de dos factores: la aplicación del ahorro empresarialacumulado en la Reserva de Inversiones de Canarias (RIC) y laentrada en vigor del euro. Tanto el ahorro empresarial como el aflo-ramiento de dinero procedente de la caja B se ha concentrado sobretodo en el sector inmobiliario, recalentando la actividad económi-ca. En este contexto, y a la vista de los datos disponibles, ha sidomínimo el impacto causado por el efecto llamada de la Revisión delPIO sobre el relanzamiento del mercado urbano-turístico, a pesarde las voces que señalan lo contrario, intentando culpabilizar a estamedida de la expansión registrada. En Fuerteventura, sin morato-ria, el crecimiento turístico ha sido mayor que en Lanzarote, y lomismo aconteció en la costa mediterránea, sin RIC. Esta afirmaciónse ve corroborada por el estudio sobre la edificación reciente enLanzarote, cifrando en unas 2.000 plazas la consecuencia del efec-to llamada de la moratoria. Conviene señalar, por otro lado, que el conjunto del litoral españolse ve inmerso en un auténtico huracán inversor en las principaleszonas del turismo residencial, debido sobre todo a la presión de lasegunda residencia mayoritariamente extranjera. De unos 15 millo-nes de casas en 2001 se espera que el censo se dispare hasta los 25millones en 2003, lo cual significa un incremento de más del 75%

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El crecimientoturísticoregistrado enlos últimoscuatro añosparece habertocado techo,habiéndoseiniado uncambio detendencia

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en el corto espacio temporal de dos años. El banco central alemánestimó hace bien poco que un millón de alemanes tienen la inten-ción de adquirir una vivienda fuera de Alemania y que, de ellos,medio millón miran hacia España. La bonanza económica ha dejado su rastro en las rentas familiares.Así, la media de ingresos de los hogares de la Isla ascendió en 2001a 1.406,26 euros, rebajando la pobreza a sólo el 9,4% de la pobla-ción, exactamente la mitad del conjunto del Archipiélago. Por suparte, la población activa en 2001 ascendía a 46.000 personas, con-centrándose el 42,8% de ellos en Arrecife. Estos datos son bastan-te expresivos de la benigna situación que reflejan los principalesindicadores económicos. Sin embargo, la precariedad laboral siguesiendo preocupante, así como la eventualidad en el trabajo, afec-tando especialmente a los jóvenes. A pesar de todo, la economía insular presenta las mismas debilida-des que hace cuatro años. La primera es la excesiva dependenciadel sector turístico y de los servicios. La segunda es el bajo nivel deinversión pública y su incorrecta asignación, cuyas consecuenciasnegativas suelen manifestarse a medio y largo plazo. Por otro lado,el sector primario sigue su imparable regresión, perdiendo activos(en los últimos cuatro años se perdieron uno de cada dos empleos)y superficie cultivada en el campo. Afortunadamente, la construc-ción ha rebajado la intensidad de su actividad en el último año,como lo demuestra la sensible caída del consumo de cemento en2001, dejando de tirar del resto de los sectores con la fortaleza delos últimos años, aunque, sumido en el rodaje que conlleva todoefecto de desaceleración, sus efectos no se visualizarán hasta den-tro de unos meses. Y, por último, sobre el comercio, en manosmayoritariamente isleñas en el pasado, se cierne un oscuro futuroderivado de una legislación autonómica muy permisiva con lapenetración del capital multinacional. Al hecho de que en los últi-mos años no se haya producido ningún cambio cualitativo en laeconomía insular se le suma cierto estancamiento en la afluencia devisitantes y el incremento del parque alojativo, que amenaza losprecios del sector y la propia competitividad del turismo insular. El conjunto de la economía canaria avanza hacia un escenario dedesaceleración económica. El comienzo de un período de estabili-dad económica conlleva, en definitiva, el sosiego que se necesitapara pensar y actuar adelantándose al futuro, que es el requisitobásico previsto por la Revisión del PIO para alcanzar sus dos gran-des metas: aplicar políticas sostenibles en todos los órdenes de la

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Ciertoestancamientoen la afluenciade visitantes yel incremento

del parquealojativo

amenazan a lacompetitividad

del turismoinsular

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vida insular y buscar la manera de rebajar drásticamente el techoestablecido por el PIO, ya que después del período de vigencia dela moratoria turística insular, en 2010, todavía podrán construirseen la Isla otras 36.000 plazas turísticas, además de unas 56.000 resi-denciales.

Una isla insolidaria que avanza hacia la insostenibilidadLa percepción popular se refiere negativamente al exceso de edifi-cación turística, a la fuerte corriente inmigratoria o al clima de inse-guridad ciudadana. Forman parte de las conversaciones cotidianas.Pero tales percepciones tienen un fundamento real. El crecimientoturístico programado para diez años, hasta 2010 (10.707 plazashoteleras) se ha ejecutado en apenas dos, dinamizando la construc-ción, generando paisajes desoladores y extrayendo ingentes canti-dades de áridos. Entre 1996 y 2002, la edificación turística y noturística ha crecido un 70%, mientras que las extracciones de áridosse han multiplicado por dos en el corto espacio de tiempo de losseis últimos años. Por otro lado, la densidad de la población (habitantes/kilómetrocuadrado) ha aumentado en un 30% y la densidad de vehículos(vehículos/kilómetro cuadrado) en más de un 40% en el mismoperíodo. Lógico que estos datos corroboren la opinión negativa dela población sobre estos temas. Ya en 2000, se contabilizaron 183,5personas por kilómetro cuadrado, cifra que se disparaba espectacu-larmente a 700 habitantes/kilómetro cuadrado en la capital insulary su conurbación (Costa Teguise, Arrecife, Playa Honda y Puertodel Carmen). Debe recordarse que la densidad de población en1987 era sólo de 90 personas/kilómetro cuadrado, lo cual quieredecir que se ha duplicado en el corto espacio de 13 años.Es la explosión demográfica, consecuencia inmediata y directa delcrecimiento turístico, lo que más preocupa, convirtiéndose en elprincipal problema para los isleños. Entre 1996 y 2001, en sólocinco años, la población de la Isla aumentó en casi 35.000 personas(frente a las 22.000 del período 1986-97), hasta el punto de que sien 1996 había 2,5 naturales por cada inmigrante, en 2000 eran sólo1,2. Dicho de otro modo, en 1996, tres de dada diez residentes eraninmigrantes, en 2000 ya sumaban cuatro y en 2002 de cada diezresidentes la mitad no ha nacido en la Isla. En el último decenio (1991-2001), la población creció un 58,76%,el más alto de las Islas con la única excepción de Fuerteventura.Paradójicamente, a pesar de tan potentes incrementos demográfi-cos, en el período analizado no se ejecutó ni una sola vivienda de

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Pese alincrementodemográfico nose ejecutó niuna solavivienda deprotecciónoficial en laúltima década

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protección oficial, incrementándose constantemente el precio delos alquileres y de las viviendas en venta y subiendo de tal manerael precio del suelo hasta rondar el 50% del valor final de lo cons-truido. Otro dato es que en la Isla se produce un delito cada 35 minutos,aproximadamente, aunque el Gobierno de Canarias mantiene que larealidad es peor de la que presentan los datos del Ministerio delInterior. Vistos los resultados de la primera vuelta de las eleccionespresidenciales francesas, no es descabellado proponerse desactivarla siguiente ecuación: fortísima inmigración + inseguridad ciuda-dana = bomba de demagogia política. A la hora de desactivarlaactuando preventivamente, es preciso subrayar que cuando se for-mula a los residentes la pregunta “¿qué entiende por inmigración enla Isla?”, contestan en un 80% lo siguiente: magrebíes, africanossubsaharianos y sudamericanos. Es decir, pobres de otras razas,religiones, costumbres... Asimismo, se identifica el aumento de lainseguridad ciudadana con el auge inmigratorio. El enemigo viene de afuera, para muchos que se detienen sólo enlos síntomas del problema renunciando a analizarlo en su contextoreal, cual es que los inmigrantes ricos están viniendo, y vendránmás, atraídos por el clima benigno y la inserción de la Isla en elmarco político y cultural europeo, mientras que los inmigrantespobres están llegando, y seguirán haciéndolo, legítimamente enbusca de nuevos y más dignos horizontes de vida, atraídos por elcrecimiento económico y la generación de rentas que se registranen la Isla. No es suficiente, pues, señalar que Lanzarote padece un proceso desobre presión demográfica sin aludir a sus causas reales, lo cualobliga a realizar un ejercicio intelectual riguroso que conduce, ine-xorablemente, a considerar el crecimiento turístico y económicocomo el motor de tales procesos. Como tampoco se puede intentaratajar la sobre presión demográfica, siendo cierto que la capacidadde carga poblacional de la Isla es limitada, sin tratar de establecerlímites al crecimiento turístico. Estas reflexiones se enmarcan enuna corriente de pensamiento extendida que propone una mayorapertura de las fronteras europeas, favorecer el desarrollo del tercery cuarto mundos y la aplicación de potentes políticas inversoras enlos países y zonas receptoras, tendentes a favorecer la integraciónsocial de la creciente e inevitable diversidad cultural. Otro aspecto a considerar es que empeora la percepción que lapoblación tiene de algunas cuestiones sociales básicas. El transpor-

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Loslanzaroteños no

alcanzan a verque el medioambiente, el

territorio y lasactividades

humanas son untodo integrado

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te público está peor valorado hoy que hace cinco años y lo mismosucede con la sanidad y la educación. En materia educativa, la Islaregistra el mayor porcentaje de suspensos en BUP y COU de todoel Archipiélago. Pero el caso más llamativo es el sanitario. La valo-ración (de 1 a 10) que le otorgaba la población era de 6 en el año97, cayendo a 5,5 un año después hasta situarse en un 4,4, nota desuspenso, el año pasado. La sensibilidad de los lanzaroteños hacia los temas medio ambien-tales sigue patente, a pesar de todo. Así lo demuestra EcoCanarias2001 cuando sitúan la conservación del medio ambiente como elproblema más importante de Canarias, la acción más urgente quehay que realizar y la más importante a ejecutar en los próximos diezaños. En general, los lanzaroteños declaran estar muy preocupadoscon aspectos tan diversos como la destrucción de la capa de ozono,el cambio climático o la contaminación de los alimentos y si eso nose corresponde con sus estilos de vida personales, una posibleexplicación podría ser que no alcanzan a ver que el medio ambien-te, el territorio y las actividades humanas son un todo integrado,concibiendo los temas ambientales como partes aisladas y sin rela-ción entre sí. Ello no impide que se perciba claramente la relacióndirecta existente entre exceso de construcción y situación medioambiental en la Isla, o que sean incuestionables los datos aportadospor los indicadores socio ambientales, expresando un claro desbor-damiento en materias como agua, energía o emisiones de gasescontaminantes a la atmósfera.

La reiterada deslealtad de dos ayuntamientosPor Ley, la aplicación práctica del PIO depende en gran parte de losayuntamientos de la Isla, que han de velar por su observancia en su propio planeamiento o en la concesión de licencias de obras. Siun Plan General Municipal no es aplicado en el sentido en que hasido aprobado e infringe el PIO, al Cabildo no le cabe más que laimpugnación ante los tribunales de la jurisdicción contenciosoadministrativa.Particularmente graves son las repercusiones de las licenciasurbanísticas supuestamente concedidas en contra del PIO. En laslicencias de obras que los ayuntamientos conceden ante una peti-ción de construcción turística se concreta el cumplimiento delnúmero de plazas o la categoría del establecimiento fijados por elPIO y recogidos por el planeamiento general municipal. Si unayuntamiento contraviene esas disposiciones de cumplimientoobligado, el Cabildo no puede paralizar obras y oponerse a las mis-

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El problema deCanarias resideen que unadocena deayuntamientosturísticos estángenerando másdel 90% delcrecimiento ygran parte de lainsostenibilidad

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mas de manera efectiva: sólo podrá hacerlo recurriendo en los tri-bunales esas licencias infractoras. Esta realidad responde a una cultura urbanística de exceso de celocompetencial por parte de los ayuntamientos que no será desterra-da hasta que arraiguen las nuevas concepciones de la ordenaciónterritorial. Por ello, la legislación canaria debería profundizar en laadopción de medidas que hagan efectiva la adecuación de los inte-reses locales al interés supralocal predominante, desde la conside-ración de la isla como un sistema integrado. El problema en Canarias reside en que una docena de ayuntamien-tos turísticos (dos en Lanzarote) están generando más del 90% delcrecimiento turístico y gran parte de la insostenibilidad de todo elArchipiélago, afectando a casi dos millones de personas. En lugarde aplicar políticas recaudatorias homologadas, estos ayuntamien-tos acuden al recurso fácil de la obtención de ingresos mediante laconcesión de licencias urbanísticas con fines turísticos. Al finan-ciarse mediante esta vía, provocan una perversión en el sistema,cual es, de una parte, que no cobran los impuestos que debieran asus vecinos en busca del voto populista, y, de otra, presionan fis-calmente al inversor turístico. Ello les exige apoyar el crecimientoturístico, pues se financian con el crecimiento del parque alojativoy no mediante los recursos fiscales que la legislación les confiere. Cada vez se plantea con más fuerza, por lo antedicho, la necesidadde reformar las Haciendas Públicas Locales. Resulta esclarecedor,dada esta situación, el camino emprendido por el Ayuntamiento deTías, que, habiendo alcanzado el techo alojativo establecido por elPIO, tiene al día tanto su censo fiscal como la cuantía de sus tasase impuestos. La correcta aplicación de las medidas fiscales mantie-ne a Tías en una situación económico-financiera inmejorable, per-mitiéndole acometer sus necesidades inversoras y sus políticas degasto público con amplia solvencia, sin necesidad de demandarmás crecimiento de plazas alojativas. Sin duda, un buen referentepara el resto de los municipios turísticos. La realidad es que dos municipios turísticos, Teguise (PIL) y Yaiza(CC), vienen siendo reiteradamente desleales con el CabildoInsular y con el PIO. Esos dos municipios albergan casi todo elpotencial de crecimiento turístico (entre ambos podrían construir36.000 plazas nuevas después de 2010), concretándose la desleal-tad en lo siguiente: • Se niegan a ofrecer información sobre las licencias urbanísticas

que han otorgado con fines turísticos como es su obligación

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Mario Alberto Perdomo

Teguise (PIL) yYaiza (CC)

vienen siendoreiteradamentedesleales con elCabildo Insular

y con el PIO

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legal, por lo que el Cabildo se ha visto obligado a exigírselo porvía judicial.

• No sólo no caducan licencias antiguas que pudieran contravenirel PIO, sino que las prorrogan, favoreciendo un crecimientoturístico del que se embolsan los ingresos a la vez que exportana los restantes municipios no turísticos las consecuencias nega-tivas de ese crecimiento.

• Han recurrido ante los tribunales de justicia tanto el PIO comola Revisión del PIO, dando cobertura legal a los promotores pri-vados en contra del interés general y la capacidad de carga de laIsla.

• Supuestamente, ambos han concedido licencias urbanísticascontraviniendo la paralización de dos años en el otorgamiento araíz de la aprobación inicial de la Revisión del PIO y, posterior-mente, contraviniendo la nueva programación del crecimientoturístico, obligando al Cabildo a recurrir ante la Justicia.

• Estando a favor del crecimiento turístico, ambos son los princi-pales responsables de la masiva importación de fuerza de traba-jo, la insostenibilidad insular y de los colapsos de los equipa-mientos sociales básicos.

En esta situación, cobra especial interés y sentido la reciente publi-cación de la Memoria 2001 de la Fiscalía del Tribunal Superior deJusticia de Canarias, cuya principal conclusión en materia urbanís-tica y territorial es que son los ayuntamientos canarios los primerosy principales “delincuentes medio ambientales”. De igual modo, no se puede pasar por alto la existencia de un grupocon fuertes intereses económicos, que, operando sobre todo enYaiza, aspira a dominar el territorio insular, sometiéndolo a su par-ticular visión del negocio privado muy vinculado a la promocióndel suelo.Esta situación choca frontalmente con los sectores que proponencrecimiento cero. Ahora bien, este planteamiento necesita ser gua-recido para que prospere, ya que cualquier cambio político quepudiera producirse tras las elecciones de 2003 pudiera frenar estosprocesos, generando irrecuperables períodos de involución. Cobracada vez más sentido, por ello, la idea de un pacto de amplia basesocial en torno a estos temas, capaz incluso de concretarse en unamayoría política en las principales instituciones insulares.

La sostenibilidad, un reto de rabiosa actualidadEl contexto descrito en la primera parte de este trabajo, político-

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Salvar Lanzarote

Lanzarote siguemostrando,pese a lasadversidades,un grandinamismo ensu tejido social

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institucional público adverso y económicamente benigno, en lugarde aceptarlo como inevitable e insuperable, exige redoblar losesfuerzos de aquellos ámbitos de los agentes sociales y las perso-nas comprometidas con un proyecto de isla radicalmente distinto alactual. Lanzarote sigue mostrando, a pesar de las adversidades, ungran dinamismo en su tejido social y cuenta con el capital humano,la experiencia acumulada y la capacidad de innovación que se pre-cisan para seguir intentando modificar el rumbo por el que discurreel desarrollo insular.A tal fin, la Estrategia de Desarrollo Sostenible Lanzarote en laBiosfera continúa siendo un lugar de encuentro inmejorable desdeel que actualizar un nuevo proyecto de Isla. Inevitablemente orien-tado a satisfacer las necesidades de las personas, aunque compati-bilizándolas con la preservación de los recursos insulares en elescenario mayor de la preservación de la vida en el planeta. A diferencia de otros lugares, en la Isla se ha intentado reconducirel desarrollo por sendas racionales en diferentes épocas. Está claroque no se ha hecho lo suficiente. Lograr sacar a la Isla de su secu-lar miseria y atraso fue todo un logro, para lo cual se optó por apos-tar por la industria turística. Pero lo conseguido será flor de un díaen un tránsito histórico marcado por la pobreza, la ausencia deexpectativas de futuro y la emigración si no se reconduce la situa-ción actual. Piénsese que aunque más de la mitad de la poblaciónconsidera que se vive mejor que hace diez años (atención: un sig-nificativo 30% cree que se vive peor), la mitad vaticina que dentrode diez años se vivirá peor. Parece evidente que hay argumentospara el pesimismo.Hay que volver a intentarlo, aunque el panorama resulte desalenta-dor en apariencia. Entre el 65 y el 90% de la población consultadapor EcoCanarias considera, entre otras cuestiones, que es necesariofomentar el transporte público y restringir el privado, proteger laagricultura tradicional, controlar más las construcciones ilegales,limitar la concesión de nuevas licencias urbanísticas o limitar lainmigración.

Lanzarote: ni mejor ni peorEl de la sostenibilidad del modelo de desarrollo es un debate aso-ciado a las sociedades opulentas, entre las que se encuentraLanzarote tras el fuerte proceso de crecimiento económico experi-mentado en las últimas décadas, a raíz de la introducción y expan-sión del turismo de masas. La Isla forma parte del 20% de la pobla-ción mundial que acapara el 80% de los recursos.

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El de lasostenibilidad

es un debateasociado a las

sociedadesopulentas,

entre las que seencuentraLanzarote

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Al crecer y desarrollarse integrándose entre los países desarrolla-dos, la sociedad insular ha emulado los estilos de vida característi-cos de los países ricos, que son claramente insostenibles y presu-miblemente lo serán más en los decenios venideros. A la par, loslanzaroteños han comenzado a mostrar preocupaciones similares alas de otras sociedades en torno a la sostenibilidad global. Coincidiendo con el despegue de Lanzarote, en los últimos 25 años,la población mundial se ha multiplicado por 1,5, aumentando 10años la esperanza de vida. En Europa se han establecido 15 millo-nes de inmigrantes en la última década. Se ha multiplicación porseis el PIB mundial y se han duplicado las emisiones de CO2,generándose desajustes medioambientales como la pérdida de lacapa de ozono, la lluvia ácida, la desaparición de hábitat o el cam-bio climático. Todo ello fruto de las vertiginosas transformacionesacaecidas en muy corto espacio de tiempo. Problemas con los queLanzarote puede reconocerse con facilidad: la situación de isla noes ni mejor ni peor que en otras partes de nuestro entorno cultural.A pesar de ello, a menudo se percibe alrededor de las propuestasplanteadas para encauzar el desarrollo insular un tono de pesimis-mo tal que parece que lo que sucede en la Isla es más grave que enotras zonas. Cuando Lanzarote se interroga sobre sus patrones de desarrollopresentes y futuros comparte una preocupación de dimensiones pla-netarias y, en el fondo, al proponerse medidas de corte sosteniblesque aplicar en la Isla, se está sugiriendo contribuir a hacer más via-bles las condiciones de vida en el planeta. Por lo tanto, los obstá-culos con que tropieza la sociedad insular en su anhelo de avancehacia la sostenibilidad son los mismos que en otros lugares desa-rrollados del mundo. De ahí que cobre mayor actualidad que nuncala premisa que dice: piensa local y globalmente y actúa local y glo-balmente. No obstante, las dimensiones de la Isla siguen ofrecien-do una escala adecuada para abordar y tratar de resolver los pro-blemas detectados.

Las oportunidades del cambio En las mismas dificultades se encuentran las oportunidades paracambiar, como sería la generalización entre la población de que laisla necesita parar ya y no puede afrontar las expectativas de creci-miento potenciales que permitirían duplicar el desarrollo de laszonas turísticas, si se contabiliza la segunda residencia.Encontrándose agotada su capacidad de carga, la Isla requiere apli-car un régimen urbanístico-turístico excepcional, principalmente en

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La sociedadinsular haemulado losestilos de vidacaracterísticosde los paísesricos, que sonclaramenteinsostenibles

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sus zonas turísticas. De la misma situación se extrae que es lapoblación local la que mejor conoce qué es una moratoria o sabe deecotasas en Canarias. Y los más favorables a su aplicación.El Life Lanzarote (2001-2004), respaldado por la Unión Europea,es asimismo una oportunidad para perseverar en la corrección delrumbo por el que hoy discurre el desarrollo insular. Son una oportunidad las elecciones autonómicas, insulares y loca-les previstas para la primavera de 2003, posibilitando a los aproxi-madamente 80.000 electores de laIsla emitir su voto de forma res-ponsable con opciones políticas que de verdad defiendan los pro-cesos hacia la sostenibilidad, en especial aquel porcentaje del censoelectoral que no acudirá a las urnas si no se pone remedio (unas40.000 personas), de los cuales una porción significativa aguardaproyectos y propuestas políticas ilusionantes. Sigue siendo una oportunidad la vigente Revisión del PIO, que nopermitirá que se construyan más camas de las estipuladas hasta2010. Habiéndose construido prácticamente casi todas las plazasturísticas contempladas en la Revisión del PIO en apenas dos años,hasta el año 2010 hay tiempo suficiente para que, una vez elimina-da la angustiosa presión urbanística, la Isla entre en una fase deestabilidad que ofrezca a la sociedad lanzaroteña el sosiego nece-sario para pensar sobre su presente, definir qué futuro anhela yactuar en consecuencia cuanto antes. Ocho años equivalen a doslegislaturas.También son una oportunidad las propias Directrices deOrdenación General y del Turismo, mediante las que el Gobierno yel Parlamento de Canarias se posicionarán sobre estos temas, evi-tando que Lanzarote siga encontrándose sola, como en el pasadoinmediato. El principal desafío consiste en que el Gobierno y elParlamento innoven el marco legal permitiendo a corto plazo ladesclasificación de suelo potencialmente apto para nuevas edifica-ciones turísticas, que parece que no.Es una oportunidad la desaceleración económica que comienza avislumbrarse y el escenario de estabilidad que se vaticina para lospróximos años. Son oportunidades las reflexiones surgidas en el seno de las orga-nizaciones civiles y su grado de sintonía en numerosos temas, asícomo los materiales generados en la Isla en el pasado inmediato ylas variadas experiencias vividas. Es una oportunidad los numerosos estudios que indican qué piensa

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El primerrequisito es un

nuevo liderazgopolítico entorno a un

nuevo modelode desarrollo

insular

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la población sobre todas estas cuestiones, mostrándose mayorita-riamente a favor de seguir explorando nuevas medidas alrededordel desarrollo insular.Es una oportunidad, quizá la más importante, la exploración decauces de concurrencia electoral desde los sectores más compro-metidos de la sociedad insular.La construcción excesiva es actualmente el tercer problema másimportante de la Isla, valorándose negativamente las construccio-nes turísticas y su crecimiento futuro. Igualmente, más de la mitadde las personas encuestadas consideran que el turismo tiene muchí-simo o mucho que ver con la proliferación de la edificación. Lopeor valorado medioambientalmente por los isleños es el exceso deconstrucciones turísticas y su falta de control; además, la mitadcree que la situación empeorará en el futuro. Seguramente por esarazón, y en relación con el crecimiento de las plazas turísticas, losestudios arrojan que más de la mitad de la población sostiene queno se debe crecer más, mientras que tres de cada diez se inclinanpor un crecimiento muy lento, aunque aumente la afluencia deturistas. Por el contrario, los que consideran que debe crecerse sinrestricciones suman sólo el 2,5%, y otro 9,3% se inclinan por cre-cer a medida y en la proporción que aumente el aumento de losvisitantes.

Los requisitos del cambioVistas las oportunidades del cambio, vuelve a surgir de inmediatola pregunta formulada hace unas páginas: ¿Cómo conseguir que seproduzcan los cambios que se precisan en las personas, organiza-ciones civiles, agentes económicos, partidos políticos y administra-ciones públicas?El primer requisito es un nuevo, activo y decidido liderazgo polí-

tico que centre sus esfuerzos en la búsqueda de apoyos en torno aun nuevo modelo de desarrollo insular, un renovado proyecto deisla cuyos perfiles básicos se encuentran en la Estrategia Lanzaroteen la Biosfera y en el Life Lanzarote (2001-2004). Un liderazgoéste cuya característica fundamental sería el diálogo con la socie-dad en su conjunto (y especialmente con los sectores más recepti-vos hacia la sostenibilidad, también los más desencantados), la per-severancia, la búsqueda de pactos y el cumplimiento estricto de loscompromisos adquiridos. Sentarse una y otra vez a escuchar, enten-der y hacerse entender, aún en la discrepancia, con el compromisode volverse a sentar debe ser un propósito irrenunciable. Este lide-razgo parece sólo podría venir de la mano de un renovado PSC-

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Este liderazgoparece que sólopodría venir dela mano de unrenovado PSC-PSOE, que no sevislumbra acorto plazo, o...

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PSOE, que no se vislumbra a corto plazo, o de un nuevo proyectopolítico insular vinculado con lo que ya se da en llamar la terceraizquierda.La observancia de la legalidad es una condición necesaria a estefin: cumplir y hacer cumplir las leyes, así como acometer la moder-nización y el saneamiento de las Haciendas Públicas Locales,tiñendo de sostenibilidad real cuantas más partidas presupuestariasmejor con arreglo a los criterios establecidos en la Estrategia.Además, el renovado liderazgo político debe centrar sus esfuerzoscon exquisitez en la generalización de convicciones y comporta-mientos democráticos; proponer y conseguir cauces de diálogo,participación y representación en los ámbitos públicos y privadosque robustezcan la sociedad civil; valorar la cultura del proyectocomo instrumento de avance colectivo; y en arremangarse y traba-jar propositivamente.La plural sociedad progresista y sensible hacia la sostenibilidadtiene ante sí un formidable desafío, superar viejos antagonismos y,bajo los mismos requisitos que atañen al liderazgo político, gene-rosamente y atendiendo a lo que une y no a lo que separa, acordarobjetivos básicos de un nuevo proyecto de isla.Es imprescindible dejar de construir en Lanzarote, de acuerdo.Ahora bien, ello no es suficiente. Además se necesita atacar loscomportamientos individuales, en lugar de culpar exclusivamente alos turistas y al propio sector de los males de la Isla y, por último,situar adecuadamente el papel que ha venido desempeñando ydesempeña el Cabildo. También es imprescindible, en suma, supe-rar miradas miopes e interesadas sobre una realidad tan complejacomo la insular. En este sentido, la sociedad plural progresista ysensible es corresponsable de la situación actual, evidenciándose laurgencia de superar los discursos pesimistas o negativos por otrosmás propositivos, reales, concretos y programáticos, así como máscomprometidos con una solución real y efectiva de los problemas.A ser posible una solución político-electoral y con vocación deconformar amplias mayorías: con la ambición de gobernar. Sin embargo, son las actitudes y los estilos de vida culturalmentearraigados los que condicionan la forma en que se gestionan losrecursos y priorizan las necesidades. No habrá progreso sosteniblesin cambios en las actitudes y estilos de vida personales, resituán-dose así el desarrollo en torno a las personas, y no al revés.

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Mario Alberto Perdomo

...de un nuevoproyecto

político insularvinculado con loque ya se da en

llamar la terceraizquierda

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Los actores del cambioA la vista de lo esbozado en el epígrafe anterior, y dada la enormedesconfianza existente hacia instituciones públicas, los partidospolíticos y los gobernantes, tender puentes de entendimiento estrascendental, tanto entre el nuevo liderazgo político verdadera-mente comprometido con los objetivos aquí expuestos con losagentes sociales como entre éstos entre sí.En este contexto, el gobierno insular, el Cabildo, es el actor prota-gonista. Así como lo ha sido en el pasado reciente, con todas lasdeficiencias que se quieran, puede dejar de serlo en el futuro, puesque opte por un camino u otro depende de la(s) mayoría(s) gober-nante(s). No es lo mismo un equipo de gobierno sensible con la sos-tenibilidad y decidido a establecer límites al crecimiento turísticoque otro que no lo está. El Cabildo será pieza clave en los próximosocho años, en especial cuando entren en vigor las Directrices deOrdenación General y del Turismo, que le conferirá (se espera) máscompetencias que las que tiene hoy en día en materia de ordenaciónterritorial y urbanística. Ejercerlas o dejar de ejercerlas, o ejercer-las en un sentido o en otro, no da igual. Y esta situación no depen-de sólo de los equilibrios de poder entre los partidos políticos: lasociedad civil comprometida y la ciudadanía tienen mucho quedecir. Y deben decirlo. Está en juego seguir avanzando o que seproduzca un desmantelamiento de lo poco que se ha alcanzado. El Consejo de la Reserva de Biosfera, en cuanto foro de encuentroy de participación público-privado, se erige en un actor colectivoen sí mismo, permitiendo el encuentro periódico y reglado entregran parte de los agentes más representativos de la Isla y que, porsu dimensión valiosa, es preciso cuidar y robustecer. La sola ideade reflexionar, aportar y debatir en su seno abre unas posibilidadesdemocratizadoras enormes. La Fundación César Manrique, El Guincho - Ecologistas enAcción, Foro Lanzarote, WWF/Adena, Ciudadanos por Arrecife,Colectivos por la Convivencia... así como otras organizacionesciviles, han dado sobradas muestras de su compromiso con la sos-tenibilidad global y local, mereciendo su labor el aprobado (segúnEcoCanarias) de la población de la Isla. Compromiso que no essuficiente. Dispersos, disgregados, diversos y con enormes dificul-tades para alcanzar la unidad de acción sobre temas concretos, tie-nen ante sí el desafío de seguir procediendo como hasta ahora, queha sido y es importante, o dar un salto cualitativo en su capacidadde intervención en la realidad.

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Salvar Lanzarote

Con frecuenciaparece queinteresa másmantener lasposiciones decada cual quesumar apoyosen unadireccióndeterminada

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Con frecuencia parece que interesa más mantener las posiciones decada cual que sumar apoyos en una dirección determinada. Entre lapropia sociedad civil y entre sectores de ésta y los partidos políti-cos o las instituciones públicas más sensibles con los retos de lasostenibilidad. El virtuosismo, la pureza ideológica, el alejamientodel sistema de partidos (que quedan en las manos que quedan), lanecesidad de defender las verdades propias y negar las ajenas, losanálisis sesgados, mantener alejado al otro de las tesis propias...,todo ello son síntomas de un problema que afecta al conjunto de lasociedad civil, a pesar de los avances registrados en los últimos lus-tros. Hay que plantear si no ha llegado la hora de arriesgar más.¿Cuál es la responsabilidad ética de la ciudadanía y la sociedadcivil? Reconociendo los méritos acumulados, ¿es posible hacer másde lo que se ha hecho y se está haciendo?En las personas, cada una en su ámbito, en cuanto seres individua-les pero verdaderos sujetos históricos, reside el verdadero potencialdel cambio, pudiendo intervenir en los procesos sociales de múlti-ples maneras.Finalmente, los partidos políticos verdaderamente comprometidoscon la sostenibilidad y con una ética global precisan sintonizar einteriozar las propuestas de cambio, tanto cuando gobiernan comocuando se encuentran en la oposición. Y si no, habrá que crear unanueva opción. Quizá por la vía de la tercera izquierda. ¿No será éstala única exigencia de modernidad que la sociedad insular tiene pen-diente? Las elecciones de 2003 están a la vuelta de la esquina ymuy bien podrían ser el inicio de un camino para cuya exploraciónse dan condiciones objetivas, para sumar y sumar a los semejantescomprometidos, dar esperanza a los desencantados y ofrecer unnuevo proyecto y praxis políticas. No intentarlo con la intención de conformar una mayoría de pro-greso seguramente sea leído en el tiempo como un fracaso y nosuperar las dificultades como una grave irresponsabilidad.

Mario Alberto Perdomo

¿Será crear unanueva opción,

por la vía de latercera

izquierda, laúnica exigenciade modernidadque la sociedad

insular tienependiente?

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El enemigo exteriorApuntes sobre nacionalismo político y fundamentalismo religioso

Jorge Marsá

Se ha escrito en multitud de ocasiones que los atentados del 11 deseptiembre de 2001 en Estados Unidos instauraban una nuevasituación en el mundo. Se habló de ataque a la civilizaciónOccidental o a los sistemas democráticos, de confrontación entrecivilizaciones, de la transformación de la guerra... Hemos asistidoa una inflación de calificativos para analizar un atentado terrorista;más brutal y execrable que la mayoría, pero un atentado terrorista. El gobierno de los EE. UU. acometió con prontitud las represaliaspor los atentados y provocó una guerra en Afganistán, que ha cau-sado más víctimas que las producidas el 11 de septiembre, y taninocentes como éstas. La continuación de esta política nos sitúaahora ante lo que denominan la crisis de Irak. Pero, como se pre-guntaba Timothy Garton Ash, “¿trata de Irak la crisis sobre Irak?No, trata de Estados Unidos”1. Por lo tanto, para entender lo que está ocurriendo tenemos que ana-lizar el comportamiento y las motivaciones de quien está provo-cando esta crisis: el gobierno de EE. UU. Obviamente, las fuentesdel conflicto son diversas. Entre ellas destaca que Irak posea lassegundas reservas de petróleo más importantes del mundo, trasArabia Saudita. El acceso a esas reservas por parte de las grandescompañías petrolíferas estadounidenses, que constituyeron unapoyo fundamental para que el presidente Bush fuera elegido, lesproporcionaría un significativo incremento de su volumen de nego-

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El enemigoexterior loencarnansiempre losotros, en tantoque pueblo o entanto queinfieles

1. El País, 21de septiembre de 2002.

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cio, a la par que facilitaría a los EE. UU. el control del precio delcrudo y la disminución de la dependencia de un régimen como elsaudí, en cuarentena desde los atentados de Al Queda2.No obstante, la pretensión de este artículo no es abordar el conjun-to de causas que subyacen en el conflicto, sino indagar exclusiva-mente en una de ellas: la reconstrucción del enemigo exterior queestá acometiendo el gobierno estadounidense, y realizar un someroanálisis de los fundamentos sobre los que se asienta este comporta-miento.

Otros pueblos, otras religionesEl enemigo exterior aparece como la justificación de la mayoría delos conflictos entre las sociedades humanas a lo largo de la histo-ria. Hasta el punto de que “los estudiosos de la cultura más pesi-mistas se preguntan si las sociedades humanas pueden existir sinenemigos”3. Obviamente, la adjudicación de ese papel suele res-ponder a criterios poco objetivos. Durante bastante tiempo, laencarnación del enemigo exterior tuvo un nombre: los bárbaros.Ahora bien, “es sintomático que en las historias de Europa lo queunos conocemos bajo el rótulo de la ‘invasión de los bárbaros’ seapara otros ‘la época de las grandes migraciones”4.El enemigo exterior lo encarnan siempre los otros, en tanto quepueblo o en tanto que infieles. Utilizando denominaciones máscontemporáneas, podemos decir que el nacionalismo o el funda-mentalismo religioso se encuentran en la base de la mayoría de losconflictos entre las comunidades humanas. O la conjunción deambos fenómenos, porque “los vínculos entre la religión y la con-ciencia nacional pueden ser muy estrechos. De hecho, la relaciónparece hacerse más estrecha allí donde el nacionalismo se convier-te en una fuerza de masas que en su fase de ideología minoritaria ymovimiento de activistas”5.El desconocimiento del pasado provoca en muchas personasextrañeza por el actual resurgir del fundamentalismo religioso, uncomportamiento que, sin embargo, es característico de la historiade la humanidad. Parecida sorpresa debería causar el renacer delnacionalismo, a pesar de “que la concepción ‘tribal’ de la identidadsiga prevaleciendo hoy en todo el mundo, y no sólo entre los faná-ticos, es por desgracia la pura verdad. Pero hay muchas concepcio-nes que han estado vigentes durante muchos siglos y que hoy ya noson aceptables”6. Y es que si el miedo a los otros forma parte de lahistoria de la humanidad, también el intento de superarlo conformalas alternativas emancipatorias que jalonan esa misma historia.

CdS 133

Jorge Marsá

Nada parecemás lógico quever la atraccióndel nacionalis-

mo y la delsocialismo como

mutuamenteexcluyentes

2. Un lúcido análisis de esta cuestión es el realizado por

Manuel Castells en su artículo“¿Por qué Irak?”, El País, 2 de

octubre de 2002.

3. Geer Hofstede, Culturas y organizaciones. Alianza Editorial,

Madrid, 1999, p. 338.

4. Francisco Fernández Buey, Ética y filosofía política.

Edicions Bellaterra, Barcelona,2000, p. 128.

5. Eric J. Hobsbawm, Naciones ynacionalismo desde 1780.

Editorial Crítica, Barcelona, 1991, p. 76.

6. Amin Maalouf, Identidadesasesinas. Alianza Editorial,

Madrid, 1999, p. 47.

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La oposición entre nacionalismo y socialismoEl nacionalismo se configura como corriente política moderna en lasegunda mitad del siglo XIX, a la par que lo hace el socialismo.“Los socialistas de la época, que raras veces usaban la palabra‘nacionalismo’ sin añadirle la expresión ‘pequeñoburgués’ sabíande lo que hablaban [...] Fuese cual fuere la naturaleza del naciona-lismo que empezó a destacar en los cincuenta años que precedierona 1914, parece que todas sus versiones tenían algo en común: elrechazo de los nuevos movimientos socialistas proletarios, no sóloporque eran proletarios, sino también por ser consciente y militan-temente internacionalistas o, como mínimo, no nacionalistas. Nadaparece más lógico, pues, que ver la atracción del nacionalismo y ladel socialismo como mutuamente excluyentes, y el avance de unade ellas como equivalente al retroceso de la otra”7.Este enfrentamiento se prolongó, de forma más cruenta, en el sigloXX. Los nacionalismos totalitarios que surgen en la primera mitaddel siglo –el nacional-socialismo en Alemania, el fascismo enItalia, el nacional-catolicismo en España, el salazarismo enPortugal, etc.– encontraron siempre el mismo enemigo exterior: elcomunismo, la corriente que se oponía al nacionalismo y al sistemacapitalista. Esta última oposición explica que los comunistas seconvirtieran también en el enemigo exterior –e interior en no pocasocasiones– de las democracias de mercado. Aunque esta oposiciónentre democracias liberales y democracias populares no puedecomprenderse sin tener presente la deriva totalitaria de una ideo-logía que nació como emancipadora.La oposición entre nacionalismo y comunismo o entre capitalismoy comunismo caracterizó la política durante el siglo XX. Y contri-buyó a incrementar la ‘producción de odio’, que, en el ámbito polí-tico, iniciaron los intelectuales europeos que ‘descubrieron’ susnaciones en el siglo anterior. “El imán del sentimiento político es elenemigo. Porque el enemigo existe el ciudadano se compromete,apuesta por la patria, por la ideología, por el proyecto. Del enemi-go de clase al inmigrante, del sujeto étnico al colonizador, del bur-gués al comunista, del árabe al judío, el siglo XX ha construido per-manentemente figuras del Otro frente a las que atraer la pasiónpolítica. El hundimiento del sistema comunista con el consiguienterevoloteo de campanas anunciando el triunfo definitivo del modeloliberal deja pendiente de identificación al enemigo. La pasión polí-tica se tomó vacaciones. La economía se adueñó de la escena públi-ca. Y surgió el sujeto étnico y el sujeto fundamentalista”8.

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El enemigo exterior

El nacionalismo,por definición,excluye a todoslos que nopertenecen a supropia ‘nación’,es decir, a lainmensamayoría de laraza humana

7. Eric J. Hobsbawm, Naciones ynacionalismo desde 1780.Editorial Crítica, Barcelona, 1991,pp. 127 y 132.

8. Josep Ramoneda, Después de la pasión política.Taurus, Madrid, 1999, p. 87.

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La evolución de la sociedad se ha alejado considerablemente de lasprevisiones realizadas en tiempos pasados. “Los grandes utópicoseuropeos no eran patriotas locales. El nuevo orden social que idea-ron no pretendía favorecer a un determinado país, sino a todo elgénero humano. Fue el internacionalismo proletario el que mejorformuló este principio. Pero también esta promesa acabó cum-pliéndose de forma irónica. No la llevaron a la práctica los proleta-rios, sino los capitalistas y técnicos de todos los países. La idea dela sociedad mundial no la implantaron la Primera Internacional nila Segunda o la Tercera, sino el mercado mundial anónimo”9.Y aunque parecía imprevisible, “la era de la globalización es tam-bién la del resurgimiento nacionalista, expresado tanto en el desafíoa los estados-nación establecidos, como en la extensa (re)construc-ción de la identidad atendiendo a la nacionalidad, siempre afirma-da contra lo ajeno”10. Sin embargo, esta situación no resultaparadójica para algunos de los que denuncian los fines de la globa-lización neoliberal, porque piensan que “la herramienta psicológi-ca más útil jamás creada para estos fines es la política de identidad[...] El objetivo es potenciar la fragmentación, poner de relieve lasdiferencias con los demás y crear guetos [...] En lugar de pregun-tarse qué puede hacer, la gente deberá centrarse, sobre todo, enquién es”11.

El nacionalismo como exclusiónOpiniones como la anterior se sustentan también en el hecho de que“todas las matanzas que se han producido en los últimos años, asícomo la mayoría de los conflictos sangrientos, tienen que ver concomplejos y antiquísimos ‘conflictos’ de identidad”12. El resurgirdel nacionalismo induce el de los enemigos exteriores, porque elnacionalismo pierde buena parte de su sentido sin su existencia. Ylos conservadores de la pureza identitaria tienen un amplio abanicodonde elegir, puesto que “el nacionalismo, por definición, excluyede su esfera a todos los que no pertenecen a su propia ‘nación’, esdecir, a la inmensa mayoría de la raza humana”13.Florece de nuevo el sujeto étnico como protagonista de la política.Un sujeto que prolonga la dialéctica del amigo y el enemigo y nosretrotrae al pasado pre-democrático y pre-ilustrado, antes de que seproclamara la igual dignidad de todos los hombres como funda-mento de los derechos humanos. “El sujeto étnico retoma los argu-mentos recurrentes del orgullo y la víctima. El orgullo de la perte-nencia: no soy un ciudadano cualquiera porque pertenezco a unpueblo que no es un pueblo cualquiera. La idea de pueblo se res-

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La vaguedad yla falta decontenido

programáticodel nacionalis-

mo le dan unapoyo

potencialmenteuniversal

dentro de supropia

comunidad

9. Hans Magnus Enzensberger,Zigzag. Editorial Anagrama,

Barcelona, 1999, p. 71.

10. Manuel Castells, La era de lainformación. Vol. 2. El poder de la

identidad. Alianza Editorial,Madrid, 1998, p. 50.

11. Susan George, El informe Lugano.

Icaria Editorial, Barcelona, 2001,pp. 114-116.

12. Amin Maalouf, Identidadesasesinas. Alianza Editorial,

Madrid, 1999, p. 46.

13. Eric J. Hobsbawm, op.cit.,p. 186.

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tringe a aquellos que son de una misma sangre, de un mismo terri-torio, de una misma cultura, de una misma creencia. Volvemos a lasunidades homogéneas en las que todo está previamente escrito ydeterminado. La víctima: la suerte de la etnia siempre se construyefrente a los demás, frente al enemigo, frente al vecino. La etnia sedestruye con la mezcla que asegura el mestizaje biológico y cultu-ral, es decir, progreso. Cuando la etnia es el fundamento de la posi-ción, la paranoia se desarrolla automáticamente. Las desgracias dela etnia se atribuyen siempre a todos aquellos que se acercaron, por-que al acercarse introdujeron el factor de división que es la dife-rencia. Y precisamente el discurso de la diferencia es la equívocarespuesta de cierto progresismo a los furores étnicos”14.Esa obsesión por la diferencia suele ir acompañada de la ‘inven-ción’ de una comunidad primigenia de la que brota la identidad cul-tural que sustentaría la nación. Sin embargo, la historia y la reali-dad indican que el nacionalismo suele ser más una opción políticaque una manifestación ‘natural’. “La etnicidad, la religión, la len-gua, el territorio, per se, no son suficientes para construir nacionese inducir el nacionalismo. Sí lo es la experiencia compartida: tantolos Estados Unidos como Japón son países con una fuerte identidadnacional y la mayoría de sus ciudadanos experimentan y expresanfuertes sentimientos patrióticos. No obstante, Japón es una de lasnaciones más homogéneas desde el punto de vista étnico de la tie-rra, mientras que los Estados Unidos es una de las más heterogé-neas”15. Como se ve, esa experiencia compartida puede ser tanreciente como la de los estadounidenses. Lo que sí parece claro es que en la lengua común del nacionalismola primera palabra es nosotros, la segunda es nuestro y la tercera,desgraciadamente, ellos. Un idioma fácil de entender el que se basaen la defensa de lo nuestro. “El nacionalismo tiene una ventajafrente al fundamentalismo. Su misma vaguedad y su falta de con-tenido programático le dan un apoyo potencialmente universal den-tro de su propia comunidad”16. Sin embargo, esa indeterminaciónno diluye su enorme poder para configurar el enemigo exterior con-tra el que se canaliza el odio de los nuestros. Y es que, como diceAmin Maalouf, “¿acaso no es la principal virtud del nacionalismohallar para cada problema un culpable antes que una solución?”17.

El nacionalismo en el Tercer y el Segundo Mundo¿Es el nacionalismo una corriente política esencialmente reaccio-naria? Existen nacionalistas que se consideran de izquierdas cuyarespuesta a esta pregunta sería, obviamente, negativa. En la mayor

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La construccióndel enemigoexterior típicodel nacionalis-mo, el enemigoétnico, haprovocadoconsecuenciasdevastadoras enÁfrica

14. Josep Ramoneda, Después dela pasión política. Taurus, Madrid,1999, p. 145.

15. Manuel Castells, La era de lainformación. Vol. 2. El poder de laidentidad. Alianza Editorial,Madrid, 1998, p. 52.

16. Eric J. Hobsbawm, Naciones y nacionalismo desde1780. Editorial Crítica, Barcelona,1991, p. 180.

17. Amin Maalouf, Identidadesasesinas. Alianza Editorial,Madrid, 1999, p. 98.

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parte de las ocasiones, aluden al carácter nacional de muchos de losmovimientos que lucharon contra el colonialismo o el neocolonia-lismo en los países del Tercer Mundo. Sin embargo, la realidad con-firma más que niega la apreciación que plantea la pregunta.La lucha por la descolonización en África dio lugar al nacimientode movimientos políticos encaminados a la liberación nacional.Pero entendiendo el criterio nacional, curiosamente, tal y como seentendía en Europa, y aplicándolo a una realidad muy alejada de laeuropea. Los resultados no pueden ser más decepcionantes: “lascondiciones heredadas por los primeros gobiernos independienteseran más favorables que las que éstos legaron a sus sucesores, y ladegradación de la situación económica y social ha llegado a ser laconstante con que se ha saldado hasta hoy la gestión de las élitesdirigentes en el África poscolonial”18. También la construcción delenemigo exterior más típico del nacionalismo, el enemigo étnico,ha provocado consecuencias devastadoras en el continente: las víc-timas de las continuas guerras y matanzas tribales durante las últi-mas décadas se miden en millones de personas.En la primera oleada descolonizadora del continente africano, elcaso más emblemático fue quizá el del Frente Nacional deLiberación de Argelia. La desastrosa situación actual de este país,provocada por la deriva antidemocrática de aquellos nacionalistastras la llegada al poder, hace innecesaria una explicación más por-menorizada. En el más reciente flujo descolonizador, el movimien-to nacionalista que más esperanzas suscitaba era el que liderabaRobert Mugabe en Zimbabue. Hoy la prensa nos acerca de vez encuando sus delirios totalitarios y las tremendas consecuencias de sugobierno para la población de aquel país.La situación en América Latina no resulta mucho más alentadorapara los defensores del nacionalismo como corriente política libe-radora. Las luchas emancipatorias en el continente tuvieron uncomponente mucho más internacionalista que nacionalista. Hasta elpunto de que puede afirmarse que en Sudamérica el nacionalismocasi se identifica con el populismo de derechas. El caso másemblemático lo constituye el peronismo, un nacionalismo populis-ta que durante décadas ha contribuido a desangrar un país que eranotablemente más rico que el nuestro cuando Juan Domingo Perónaccedió al poder. Pese al Fondo Monetario Internacional, las res-ponsabilidades por la crisis se encuentran básicamente en el interiorde la sociedad argentina.El latrocinio de las clases gobernantes de África y Sudamérica se

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El peligro quesuscita la

espiral dereclamacionesnacionalistas

contra losvecinos alcanzóel paroxismo en

la desintegra-ción de

Yugoslavia

18. José María Ridao, Contra laHistoria. Seix Barral, Barcelona,

2000, p. 204.

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ha repetido en la transición de los países del Este europeo. “Larevuelta nacionalista contra la Unión Soviética fue particularmentesignificativa porque era uno de los pocos estados modernos cons-truido de forma explícita como un estado plurinacional [...] Estaconstrucción institucional no era una simple ficción”19. El carácterconservador de la explosión nacionalista en el Este europeo resultainnegable. El peligro que suscita la espiral de reclamaciones nacio-nalistas contra los vecinos alcanzó el paroxismo en la desintegra-ción de Yugoslavia. Ha resultado sorprendente cómo una sociedadque ha convivido durante décadas puede convertirse en un infiernocaracterizado por el genocidio provocado por los nacionalismosenfrentados, cada uno de los cuales tuvo un éxito notable en la con-versión del otro en el enemigo exterior.

El nacionalismo en EuropaEn Europa, el nacionalismo tiene nombres propios. Los más radi-cales: Le Pen, Haider, Bossi...; los moderados: Aznar, Berlusconi...Considerar progresistas a los católicos norirlandeses, a los inde-pendentistas corsos, a los nacionalistas escoceses o a quienes lide-ran los enfrentamientos entre la población francófona y la valonade Bélgica parecería un despropósito. Todo el nacionalismo euro-peo tiene un enemigo común, que viene del exterior pero que seencuentra también dentro: los inmigrantes. Y una justificación tam-bién compartida: la defensa de la identidad cultural.“Los vínculos entre el racismo y el nacionalismo son obvios”20.Pero escasamente presentables en las sociedades actuales. Así queel racismo europeo ha devenido en fundamentalismo cultural. Ésteha sido el camino descubierto por los nacionalistas para hacer dige-rible a sectores más amplios de la sociedad su racismo tradicional.Y a ese trayecto se han sumado también los nacionalistas másmoderados, contribuyendo a que “la xenofobia, que fácilmente dapaso al racismo, sea un fenómeno más general en Europa hoy inclu-so que en tiempos del fascismo”21.Otra característica generalizada del nacionalismo europeo, radicalo moderado, es su oposición a la profundización del proceso deconstrucción europea. Intentan mantener sociedades más homogé-neas que no se diluyan en un espacio político, social y cultural másamplio. Mientras Le Pen, Haider o Bossi se oponen frontalmente ala construcción europea, Aznar o Berlusconi lideran el intento dedescafeinarla entre los conservadores europeos. Como siempre,vuelven a confrontarse en el escenario político las actitudes másprogresistas, que piensan que más Europa significa poner el acento

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El enemigo exterior

En Europa, elnacionalismotiene nombrespropios. Losmás radicales:Le Pen, Haider,Bossi...; los másmoderados:Aznar,Berlusconi...

19. Manuel Castells, La era de lainformación. Vol. 2. El poder de laidentidad. Alianza Editorial,Madrid, 1998, p. 56.

20. Eric J. Hobsbawm, Naciones y nacionalismo desde1780. Editorial Crítica, Barcelona,1991, p. 118.

21. Eric J. Hobsbawm, op. cit.,p. 180.

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en lo que nos une, con las más reaccionarias, que prefieren remar-car las identidades culturales que nos separan. Cierto que la construcción europea muestra déficits democráticosmuy importantes, y que los espacios político y social no han avan-zado a la par que el económico. Pero, pese a ello, resulta difícil-mente comprensible la oposición de algunos sectores de la izquier-da europea. “La oposición que muchos sostienen hacia la integra-ción europea es retrógrada, pues la integración inevitablementeredistribuirá algunas porciones de los ingresos nacionales desde losproductores nacionales más ricos hacia productores más pobres deotras partes de Europa. La oposición a la integración es éticamentedefendible sólo desde un punto de vista chauvinista, que valora lasvidas de los compatriotas más que la vida de los seres humanos. Lafilosofía comunitarista ha intentado justificar esta clase de chauvi-nismo. Sin duda, la izquierda debiera rechazar esa visión de lascosas [...] Esto me lleva a lo que creo que ha sido moralmente equi-valente al talón de Aquiles en la posición de amplios sectores de laizquierda europea y estadounidense: su chauvinismo nacionalista.La desigualdad de ingresos promedio entre las naciones es muchomás grave en sus efectos sobre la autorrealización humana que ladesigualdad entre el ingreso promedio y el ingreso más alto en unpaís avanzado”22.

La excepción españolaSi en la mayoría de los países europeos el nacionalismo político eraheredero de la tradición romántico-naturalista, en España sus orí-genes son anteriores y se apoyan en el legado nacional-católico. Noresulta casual, por lo tanto, que el nacionalismo separatista surgie-ra en las dos comunidades donde la influencia del tradicionalismocarlista tuvo mayor importancia. Y tampoco que el nacionalismoespañol haya sido caracterizado como nacional-catolicismo hastatiempos muy recientes. En la actualidad, los vínculos entre esosnacionalismos –vasco, catalán y español– y la iglesia católica con-tinúan siendo muy significativos.El nacionalismo político surge primero en Cataluña. A mediadosdel siglo XIX, la burguesía no muestra ningún interés por las tradi-ciones locales, y suele considerar el catalán como el lenguaje de loscampesinos o de los sirvientes. Sin embargo, “en 1855 Cataluñavive su primera huelga general. Los trabajadores exigen el derechode asociación y la jornada laboral de diez horas. Entonces, losempresarios catalanes ven que el medio rural, lleno de gente delcampo sin asociación ninguna, sin las exigencias laborales de los

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No es casualque el

nacionalismoseparatista

surgiera en lasdos comunida-

des donde lainfluencia del

tradicionalismocarlista tuvo

mayorimportancia

22. John E. Roemer, “Estrategiasigualitarias”, en Razones para el

socialismo. Ediciones Paidós,Barcelona, 2001, pp. 104 y 105.

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obreros de la ciudad, es mucho más tranquilo. De pronto, el paisa-je bucólico de las cancioncillas líricas se transforma en algo mássustancioso [...] En 1859 se restauran los Juegos Florales con untema muy expresivo: ‘Patria, Fe, Amor’[...] Se observó asimismoun hecho que hubiera sido imposible hacía pocos años: se habíapodido hablar en catalán sin la rechifla de la audiencia [...] Asípues, desde 1855, y en diez años, se había recuperado un puebloque unánimemente hablaba catalán, volvía a sus tradiciones y com-praba las obras del padre Claret para ir al cielo. Un cambio sor-prendente”23.También en el País Vasco la defensa de las tradiciones y de la len-gua se esgrimieron para remarcar las diferencias entre los trabaja-dores industriales, inmigrantes de las regiones más pobres del país,y la burguesía y las clases medias. Con la diferencia de que el eus-kera era una lengua muy minoritaria, que tan sólo se hablaba en laszonas agrícolas más atrasadas. En realidad, se afrontó la invenciónde una lengua, tarea que fue acometida básicamente por la Iglesiacatólica y que no se culminó hasta los años sesenta del siglo XX.El carácter xenófobo y reaccionario del nacionalismo vasco es másevidente aún. Todavía hoy son frecuentes las afirmaciones inequí-vocamente racistas entre los nacionalistas vascos.El nacionalismo en España “se proyecta, idealmente, hacia la res-tauración de las comunidades ‘naturales’ y, por lo mismo, hacia sudiferenciación frente a las vecinas. Más que una tendencia hacia ladiversidad se prepara la homogeneización del nuevo cuerpo nacio-nal, pues lo contradictorio de su discurso es que entiende la dife-rencia como algo que empieza en la frontera (territorial, lingüísti-ca, cultural) de su nación pero difícil de tolerar dentro de ella”24. Dela defensa de la ‘identidad cultural’ se deduce el enemigo exterior:los inmigrantes. Pero con la salvedad de que se considera inmi-grantes también a quienes se califica con desprecio de españoles.Con el nacionalismo español actual ocurre algo parecido: a las dia-tribas contra los inmigrantes, tan frecuentes en los últimos años–desde que hay inmigrantes–, se le suma otro enemigo: aquellosque pretenden separarse de la patria común, esa España que másparece leerse como una prisión que como el producto de un contra-to social.Si como decía John Roemer, el talón de aquiles de algunos secto-res de la izquierda occidental es su chauvinismo nacionalista, enEspaña ese comportamiento se exacerba, hasta el punto de que noresulta descabellado hablar de ‘la excepción española’, porque la

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El enemigo exterior

De la defensade la ‘identidadcultural’ sededuce elenemigoexterior: losinmigrantes

23. Juan Ramón Lodares, Lenguay Patria. Taurus, Madrid, 2002,pp. 105-107.

24. Ibid.

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España de las diferencias y el enemigo exterior que encarnan losinmigrantes –españoles o de fuera– ha sido reivindicada pormuchas gentes progresistas en otros terrenos. Esta posición se legi-timó como reacción al autoritarismo de la dictadura franquista, que,en una mala traducción de las posiciones de los nazis, defendió launiformidad cultural frente a la tradición del pensamiento reaccio-nario español que promovía el mantenimiento de herencias cultura-les diferenciadas, que contribuyeran a frenar la introducción de lasideas ilustradas, primero, y del internacionalismo proletario, des-pués. Así pues, nos encontramos con la paradoja de que la defensade ideas absolutamente reaccionarias, que en otros países europeosson patrimonio de la extrema derecha, son reivindicadas en Españapor gentes que se consideran de izquierda.Bien es cierto que la paradoja suele resolverse cuando la actuaciónen el ámbito político obliga a definirse. En España, ante la dico-tomía izquierda o derecha, los nacionalistas de izquierda escogen lasoberanía, que siempre les lleva a la alianza con la derecha nacio-nalista. En el País Vasco, los objetivos de Batasuna pasan invaria-blemente por el pacto con la derecha reaccionaria que encarnan elPNV y EA. En Cataluña, el largo reinado de Pujol ha sido posiblegracias a los votos de Esquerra Republicana, que le permitieronacceder al poder en la primera legislatura autonómica (el actualpacto de Esquerra con la izquierda parece provisional, y motivadopor haber sido excluidos por las repetidas mayorías absolutas deCiU o su actual alianza con el PP). En Aragón, los sectores radica-les del nacionalismo también confluyeron en su momento con elnacionalismo más carca. En Canarias, la izquierda nacionalista seencuadra en CC (u orbita a su alrededor), donde la alianza con loscaciques de la derecha de cada Isla constituye el pacto fundacional.Incluso cuando se produce alguna experiencia fuera de este parti-do, como sucedió en el Ayuntamiento de Tinajo en Lanzarote, losradicales terminaron forzando una moción de censura que les llevóal habitual pacto con la derecha nacionalista, con CC. En el restode las comunidades del país, los nacionalistas de izquierda puedenmantener la virginidad porque la derecha está representada exclusi-vamente por el Partido Popular. Y ante la inexistencia de alternati-vas de derecha nacionalista, se puede mantener la ficción de que lapreocupación por la identidad cultural podría estar atravesada porlas ideas de la izquierda.La lucha por la diferenciación cultural y el intento de construir pue-blos en oposición a la ciudadanía ‘realmente existente’ ha conduci-

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En España, antela dicotomíaizquierda o

derecha, losnacionalistas de

izquierdaescogen la

soberanía, quesiempre les

lleva a laalianza con la

derechanacionalista

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do a que los inmigrantes –y en la periferia los otros españoles–encarnen el enemigo exterior. Y a que en España se haya extendi-do de forma preocupante la xenofobia. En Canarias, el fenómenoestá alcanzando tales dimensiones que la Coalición Española enContra del Racismo realizó un seminario internacional en GranCanaria, en el mes de noviembre pasado, “al considerar que elArchipiélago es una de las comunidades autónomas españolas másracistas”25. Y Lanzarote es la isla del Archipiélago donde más se haextendido la xenofobia.

El fundamentalismo islámico, la red Al Qaeda y Sadam HuseinEl fundamentalismo, uno de los grandes inspiradores de las socie-dades humanas a la hora de construir su enemigo exterior, naciócon la religión, pero se extendió a otros ámbitos doctrinales. “Enúltima instancia se podría decir que es fundamentalista toda doctri-na que afirma que el conflicto no es constitutivo de la sociedadhumana, sino un episodio pasajero y que al final del camino el bientriunfa sobre el mal [...] Cuando uno tiene la verdad en las manos,todo lo que no sea imponerla a los que no son capaces de verla esuna lamentable manera de retrasar el final feliz. Sobre este empeñose construye en buena parte la pasión política contemporánea”26.No obstante, la primacía de la actualidad y el olvido de la historiahan logrado que en las sociedades occidentales parezca no existirhoy otro fundamentalismo que el de los integristas musulmanes.Éste es el que ocupa y preocupa tanto a analistas políticos como auna buena cantidad de ciudadanos de estas sociedades. Sin embar-go, en países como el nuestro, donde el fundamentalismo religiosoha perdurado hasta hace bien poco, no debería resultar tan sorpren-dente el resurgir del fundamentalismo islámico.Suele convenirse en la palabra resurgir porque se considera unfenómeno atávico que renace, en oposición a las sociedades máslaicas que imperan en los países desarrollados. Esta opinión reflejauna parte de la realidad. Hay quien discrepa: “El fundamentalismoislámico no es un movimiento tradicionalista. A pesar de todos losesfuerzos de exégesis para arraigar la identidad islámica en la his-toria y los textos sagrados, los islamistas, por motivo de la resis-tencia social y la sublevación política, prosiguieron con una recons-trucción de la identidad cultural que, de hecho, es hipermoderna[...] La explosión de los movimientos islámicos parece relacionar-se, tanto con la crisis de las sociedades tradicionales (incluido eldebilitamiento del poder del clero tradicional) como con el fracasodel estado-nación, creado por los movimientos nacionalistas, para

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El enemigo exterior

Cuando unotiene la verdaden las manos,todo lo que nosea imponerla alos que no soncapaces de verlaes unalamentablemanera deretrasar el finalfeliz

25. Canarias7, 5 de septiembrede 2002.

26. Josep Ramoneda, Después dela pasión política. Taurus, Madrid,1999, p. 178.

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lograr la modernización, desarrollar la economía y distribuir losbeneficios del crecimiento económico entre la población en gene-ral. Así pues, la identidad islámica es (re)construida por los isla-mistas en oposición al capitalismo, al socialismo y al nacionalismo,árabe o cualquier otro, que considera ideologías fracasadas delorden postcolonial”27.Al fundamentalismo islámico se le puso un rostro el pasado año: lared Al Qaeda y su lider Osama Bin Laden. Y ese rostro del enemi-go exterior revela la complicidad en el interior. Después de laSegunda Guerra Mundial, Estados Unidos elige a Arabia Sauditacomo el aliado privilegiado en Oriente Medio. A partir de entonces,el fundamentalismo religioso islámico se convierte en un compo-nente decisivo de la estrategia geopolítica norteamericana en sulucha contra el comunismo. “La convergencia de esta estrategia conlos determinantes esenciales de la ideología de Osama Bin Laden–integrismo islámico y anticomunismo radical– explican su coinci-dencia objetiva con la política de EE. UU., que se traducirá en lafrecuente participación de ambos en numerosas acciones concretasdurante las dos últimas décadas. Esta consideración, más relevanteque la incorporación de la familia Bin Laden, primero al GrupoCarlyle y ahora al Fremont, ambos bajo la influencia del clan Bush,es lo que hace de Osama no un agente de la CIA, como con fre-cuencia se pretende, sino un aliado permanente, aunque con espa-cios de autonomía que llegan en ocasiones a contradecir frontal-mente la línea principal”28.Esta confluencia tuvo uno de sus escenarios más importantes enAfganistán, donde Bin Laden se incorporó a la guerra santa contrala Unión Soviética que impulsaba EE. UU. Unos 40.000 integristasislámicos de más de 40 países se sumaron a las fuerzas de losmuyahidin, y constituyeron el sustrato sobre el que Bin Laden, deacuerdo con la CIA, creo la red Al Qaeda y la extendió por 29 paí-ses. El abandono de las tropas soviéticas hizo necesaria una solu-ción que pusiera fin a la inestabilidad política que continuaba impe-rando en Afganistán. “Esta solución se llama talibanes, que son unaauténtica creación de Pakistán, de su servicio secreto y de la CIA,[...] y la casi totalidad de los recursos financieros son obra deArabia Saudí y de otros países del Golfo. Estados Unidos tomaabiertamente posición a favor de la nueva opción, y Bin Laden sepasa a los talibanes, ofreciendo al mulá Omar tres millones de dóla-res y una de sus hijas como esposa. Pero la campaña contra laAlianza Norte se estanca. Ésta vuelve a recuperar posiciones y

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El fracaso de EE. UU. con Bin

Laden y sunecesidad demantener la

tensión bélicahan provocado

el retorno deHusein como el

gran peligro

27. Manuel Castells, La era de lainformación. Vol. 2. El poder de la

identidad. Alianza Editorial,Madrid, 1998, pp. 36 y 387.

28. José Vidal-Beneyto, “Los por-qués del 11-S”, El País, 26 de

octubre de 2002.

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Estados Unidos, que se impacienta, quiere imponer un gobierno deconcentración nacional [...] Pero esto impedirá la creación de unEstado fundamentalista, por lo que Omar y Bin Laden se oponen,mientras los norteamericanos amenazan con una guerra inmediatacuyo plan queda ultimado a principios de septiembre. El ataque alas Torres Gemelas, y al Pentágono, su porqué, es la reacción deBin Laden para perturbar ese plan al sentirse traicionado. Ahorabien, la asociación Bin Laden-EE. UU. no se había limitado aAfganistán, sino que había tenido también como escenarios Bosnia,Kosovo, Macedonia, Albania y Chechenia”29.El fracaso del gobierno estadounidense en su propósito de apresara Bin Laden y su necesidad de mantener la tensión bélica han pro-vocado el retorno de Sadam Husein como el gran peligro. Otroviejo aliado que se transforma en enemigo. Los actuales dirigentesnorteamericanos “apoyaron firmemente a ‘la bestia de Bagdad’cuando usó armas químicas contra Irán en los años de Reagan, ycuando usó gas contra ‘su propio pueblo’: los kurdos. Los actualesplanificadores de Washington continuaron apoyando a la bestiadespués de que cometiera sus peores crímenes, proporcionándoleincluso medios para desarrollar armas de destrucción masiva,nucleares y biológicas, justo hasta la invasión de Kuwait”30.

Estados Unidos: nacionalismo y fundamentalismoLos Estados Unidos constituyen un ejemplo del frecuente maridajeentre nacionalismo y fundamentalismo religioso. “La descripciónque Tocqueville hace de Estados Unidos en 1831, una nación divi-dida entre regionalismo y movilidad, materialismo y religiosidad,privatización y nacionalismo arrogante, siempre está de actuali-dad”31. “El fundamentalismo cristiano es un rasgo perenne en lahistoria estadounidense. Una sociedad constantemente en la fronte-ra del cambio social y la movilidad individual está abocada a dudarde forma periódica de los beneficios de la modernidad y la secula-rización, anhelando la seguridad de los valores e instituciones tra-dicionales basados en la verdad eterna de Dios. En efecto, el mismotérmino de ‘fundamentalismo’ se originó en los Estados Unidos, enreferencia a una serie de diez volúmenes titulados TheFundamentals, publicados entre 1910 y 1915, para reunir los textossagrados editados por los teólogos evangélicos conservadores afinales de siglo. Aunque la influencia fundamentalista ha variadoen diferentes periodos históricos, nunca se ha eclipsado. Y en lasdécadas de los ochenta y los noventa, sin duda experimentó un ver-tiginoso aumento. Las ideas y la visión del mundo de los funda-

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El enemigo exterior

El mismotérmino‘fundamentalis-mo’ se originóen los EstadosUnidos

29. José Vidal-Beneyto, “Los por-qués del 11-S”, El País, 26 deoctubre de 2002.

30. Noam Chomsky, “EE. UU.contra Irak: una humilde propues-ta”, El País, 9 de noviembre de2002.

31. Norman Birnbaum, “Las raícesdel nacionalismo norteamerica-no”, Le Monde Diplomatique, nº84, octubre de 2002.

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mentalistas parecen encontrar un eco considerable en los EstadosUnidos del fin-de-siêcle. Por ejemplo, según una encuesta deGallup, uno de cada tres adultos declaraba que había tenido unaexperiencia de conversión religiosa; casi la mitad de ellos creíanque la Biblia era infalible; y más del 80% pensaba que Jesucristoera divino. Sin duda, los Estados Unidos siempre han sido, y siguensiendo, una sociedad muy religiosa, mucho más, por ejemplo, queEuropa Occidental o Japón. Pero este sentimiento religioso parecetomar un tono cada vez más restaurador, deslizándose hacia unapoderosa corriente fundamentalista”32.Tanto el fundamentalismo cristiano como el nacionalismo agresivose han agudizado hasta unos niveles preocupantes para el futuro deEE. UU. y del resto del mundo con la llegada al poder de GeorgeW. Bush, cabeza visible de esa corriente de los republicanos quebebe en las fuentes del macartismo de los años cincuenta. “El régi-men actual se apoya en los protestantes fundamentalistas, esosfanáticos convencidos de que Estados Unidos tiene un papel centralen la lucha bíblica del bien contra el mal y que se apoyan en la cer-teza de que este país debe dirigir el mundo”33. Hablan de la nacióncomo de la iglesia escogida por Dios, y esa visión se ha plasmadoen un documento muy esclarecedor: La nueva estrategia de seguri-dad nacional de Estados Unidos.La nueva estrategia encuentra raíces en lo que aquí denominaríanla identidad cultural del país, cuya figura emblemática continúasiendo, al parecer, el vaquero: “En Estados Unidos existe la creen-cia de que los conflictos deben resolverse con una buena pelea:‘Que gane el mejor”34. Esa prepotencia y arrogancia impregnan eldocumento citado, en el que el Gobierno de los Estados Unidos seatribuye el derecho a lanzar ataques preventivos contra otras nacio-nes y a actuar aún más al margen de las organizaciones internacio-nales, cuando así lo aconsejen sus propios intereses, y afirma queno volverá a permitir que otro Estado se le acerque en potenciamilitar. La prepotencia no se limita a la seguridad nacional, sinoque se asevera que se trabajará por imponer su modelo de capita-lismo al resto del planeta. Y todo esto en un documento del que elpropio Bush reconocía que se habían suprimido “los pasajes dema-siado arrogantes”35.No es necesario situarse en posiciones radicales para denunciar lospeligros que acarrea la nueva política norteamericana. Al Gore afir-maba que “la estrategia nacional emergente no sólo celebra la fuer-za norteamericana, sino que glorifica además la idea de domina-

CdS 145

Jorge Marsá

La principalamenaza hoy

para la sociedadmundial

proviene de laconjunción denacionalismo

agresivo y fun-damentalismo

religioso del gobierno

de EE UU

32. Manuel Castells, La era de lainformación. Vol. 2. El poder de la

identidad. Alianza Editorial,Madrid, 1998, p. 44.

33. Norman Birnbaum, op. cit.

34. Geer Hofstede, Culturas yorganizaciones. Alianza Editorial,

Madrid, Madrid, 1999, p. 164.

35. El País, 21 de septiembre de 2002.

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ción”. Y concluía que “el planteamiento del actual presidente pro-metía una cadena de guerras”36. Por lo tanto, no podría tacharse desimple ‘antiamericanismo’ sostener que la principal amenaza hoypara la sociedad mundial proviene de la conjunción de nacionalis-mo agresivo y fundamentalismo religioso e ideológico del gobier-no estadounidense, que rige una nación cuya historia reciente noinvita al optimismo: las intervenciones militares norteamericanasdesde 1890 al año 2001 suman 134 en 53 lugares distintos37. Unrecord inigualado.Aunque se agudiza con la llegada al poder de Bush, resulta obliga-do insistir una vez más en “la oposición de EE. UU. a todas las ini-ciativas de la ONU tendentes a crear un marco jurídico-institucio-nal mundial”38. La negativa a asumir el Protocolo de Kioto y lanueva Corte Penal Internacional constituyen los más llamativosejemplos recientes. Pero otros dos comportamientos cobran ahorauna especial relevancia: la denuncia del tratado que limitaba lacarrera armamentística nuclear y la negativa a suscribir laConvención de Armas Biológicas. Justo en el momento en que afir-man que la paz mundial corre peligro por la posibilidad de que Irakpudiera disponer de armas de destrucción masiva, nucleares o bac-teriológicas. Ese mismo doble rasero es el que se utiliza paradenunciar el incumplimiento de las resoluciones de NacionesUnidas por parte de Irak, mientras se apoya incondicionalmente alEstado que más infringe esas resoluciones: Israel.El desprecio por la legalidad internacional ha constituido la carac-terística de un nacionalismo que usualmente ha buscado los enemi-gos en el exterior, puesto que allí los inmigrantes no han podidodesempeñar el mismo papel que cumplen hoy en Europa. No obs-tante, como estamos viendo en Canarias, el hecho de que práctica-mente todos los miembros de la sociedad encuentren sus raíces enla inmigración no evita que los recién llegados puedan encarnar aladversario. En EE. UU. constatamos “la existencia de una corrien-te nacionalista americana que ya en la década de 1850 había ali-mentado reacciones xenófobas. Los nacionalistas manifestabanabiertamente su preferencia por los inmigrantes de origen británicoy de religión protestante, lo que indujo a diversas comunidadesextranjeras a aislarse como defensa contra la discriminación [...]Paradójicamente, la misma sociedad que garantizó a finales delsiglo XVIII la libertad de conciencia, los principios democráticos yla tolerancia, al rechazar la asimilación estructural de los inmi-grantes puso las bases para el fracaso del melting-pot y el definiti-

146 nº 11

El enemigo exterior

Se reconstruyeel enemigoexterior parajustificar losenormes gastosmilitares, laspolíticasinternacionalesagresivas ymodelar laopinión pública

36. El País, 25 de septiembre de 2002

37. Johan Galtung, Searching for Peace. Photo Press,London, 2002.

38. El listado ofrecido por JoséVidal-Beneyto en su artículo“Antiamericanismo” es, aunqueincompleto, ciertamente amplio.El País, 12 de octubre de 2002.

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vo enterramiento del concepto de ‘crisol de razas”39. Pese a todo,los inmigrantes no podían constituir el gran enemigo exterior. Estepapel lo cumplió el comunismo durante casi todo el siglo XX, perola caída de la Unión Soviética había dejado libre ese espacio. La reconstrucción de ese enemigo exterior venía haciéndose urgen-te para justificar los enormes gastos militares, las políticas interna-cionales agresivas y para contribuir a modelar la opinión pública deaquel país, que, aunque poco, vota para elegir a sus dirigentes. Porlo tanto, pese a que los motivos de la guerra prevista contra Irak sonvariados, no podemos olvidar la función de control interior de lapoblación que cumple el enemigo exterior. Conviene recordar que,en los años cincuenta, cuatro de cada cinco norteamericanos apo-yaron las paranoias anticomunistas del senador McCarthy destina-das a la represión de la contestación interna. De la misma manera,los atentados del 11 de septiembre, la guerra en Afganistán y laanunciada contra Irak sustentan la popularidad de quien ganó lapresidencia tras perder las elecciones. Ese ambiente bélico, la exci-tación del patrioterismo típica del nacionalismo y su conjuncióncon el fundamentalismo cristiano, ha contribuido decisivamente alreciente triunfo electoral de los republicanos en las eleccioneslegislativas. Y sólo ese caldo de cultivo puede garantizar la reelec-ción de Bush y, en consecuencia, la permanencia en el poder de lossectores más reaccionarios de la política y la economía estadouni-denses. Desgraciadamente, ese mismo ambiente y las doctrinas quelo alimentan constituyen hoy la principal amenaza para la convi-vencia en este planeta.Por ello, y como siempre, vuelve a ser tarea prioritaria recuperar yahondar en los valores universales que caracterizaron a laIlustración y al movimiento emancipatorio que iniciaron los obre-ros industriales de Occidente, y alimentar la conciencia de especieque emana del pensamiento ecologista, para evitar que la insolida-ridad nacionalista y la irracionalidad de los fundamentalismos reli-giosos logren imponer un mundo en lucha permanente contra cadaenemigo exterior. En lucha permanente para imponer los valores olos dioses de unos frente a los de los otros.

Jorge Marsá

Evitar que lainsolidaridad

nacionalista y lairracionalidadde los funda-mentalismos

religiososimpongan un

mundo en luchapermanentecontra cada

enemigoexterior

39. Luis Seguí, España ante eldesafío multicultural. Siglo XXI,

Madrid, 2002, pp. 12 y 17.

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Nunca másArundhati Roy

Recientemente, quienes han criti-cado las acciones del gobierno delos Estados Unidos (incluida yomisma) han sido llamados “antia-mericanos”. El antiamericanismoestá en camino de ser consagradocomo ideología. El término se uti-liza por el establishment america-no para desacreditar y, no con fal-sedad pero sí, digamos, conimprecisión, para definir a sus crí-ticos. Una vez que alguien es eti-quetado como antiamericano, lomás probable es que sea juzgadoantes de ser oído y que el debatese pierda en la confusión por elhonor nacional mancillado.

¿Que significa? ¿Que usted esantijazz? ¿O que se opone a lalibertad de expresión? ¿Que nodisfruta de Toni Morrison o deJohn Updike? ¿Que tiene un con-flicto con las sequoyas gigantes?¿Significa que no admira a loscientos de miles de ciudadanosamericanos que marcharon contralas armas nucleares o los miles deresistentes a la guerra que obliga-ron a su gobierno a retirarse deVietnam? ¿Significa que odia atodos los americanos?

Esta engañosa confusión de lamúsica y la literatura americanas,la asombrosa belleza física de sutierra y los placeres ordinarios dela gente común con la crítica de lapolítica exterior del Gobierno delos Estados Unidos es una estrate-gia deliberada y extremadamenteefectiva. Es como un ejército enretirada que se parapeta en una

ciudad densamente poblada conla esperanza de que la perspectivade alcanzar blancos civiles detengael fuego enemigo.

Llamar a alguien antiamericano,ser antiamericano en realidad, noes sólo racista, es un fracaso de laimaginación. La incapacidad dever el mundo en otros términosque los que el establishment hadispuesto para usted: si no nosama, nos odia, si no es bueno, esmalo, si no está con nosotros, estácon los terroristas.

El año pasado, como muchosotros, yo también cometí el errorde burlarme de esta retórica post11 de septiembre, despreciándolacomo tonta. Me he dado cuentade que no lo es. En realidad es unastuto efecto reclutador para unaguerra mal concebida y peligrosa.Cada día me sorprendo de cuántagente cree que oponerse a la gue-rra en Afganistán equivale a apo-yar el terrorismo.

Pesa sobre todo en el recuerdo decada uno, especialmente en losEE. UU., el horror de lo que havenido en conocerse como el 11de septiembre. Casi 3.000 civilesperdieron sus vidas en aquel letalgolpe terrorista. El dolor es aúnprofundo. La rabia aún intensa. Yuna guerra mortal y extraña seextiende por el mundo. Aún así,cada persona que ha perdido unser querido seguramente sabe queno hay guerra, ni acto de vengan-za que pueda mitigar su dolor odevolverle a la persona perdida. Laguerra no puede vengar a los quehan muerto. La guerra es sólo unabrutal profanación de su memoria.

Alimentar todavía otra guerra(esta vez contra Irak), manipulan-do el dolor de la gente, empa-

Llamar aalguien antinor-teamericano,ser antiameri-cano, no es sóloracista, es unfracaso de laimaginación

Artículo publicado en elGuardianWeekly del 3 al 9 deoctubre de 2002, bajo el título“Not Again” (Traducción de ÁngelDíaz Méndez para la versiónespañola del boletín electrónicode ATTAC Grano de Arena).

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quetándolo en programas especia-les de televisión patrocinados porempresas que venden detergentees abaratar y devaluar el dolor, pri-varlo de significado. Contempla-mos el saqueo de incluso los másprivados de los sentimientoshumanos por motivos políticos. Esalgo terrible y violento que unEstado haga esto a su pueblo.

El gobierno de los EE. UU. diceque Sadam Hussein es un criminalde guerra, un cruel déspota militarque ha cometido genocidio contrasu propio pueblo. Esta es una pre-cisa y atinada descripción delhombre. En 1988 asoló cientos dealdeas en el norte de Irak y ase-sinó a miles de kurdos. Hoy sabe-mos que aquel mismo año, elgobierno de los EE. UU. le propor-cionó subvenciones por valor de500 millones de dólares paraadquirir productos agrícolas norte-americanos. El año siguiente, des-pués de haber completado conéxito su campaña genocida, elgobierno de los EE. UU. le doblóla subvención hasta 1.000 millo-nes de dólares. También le sumi-nistró cultivos de laboratorio dealta calidad para desarrollar ántraxasí como helicópteros y materialde doble uso que podría ser utili-zado para elaborar armas quími-cas y biológicas.

Resulta que mientras Sadam esta-ba llevando a cabo sus peoresatrocidades los gobiernos británi-co y estadounidense eran sus alia-dos más próximos. ¿Qué es lo queha cambiado, entonces?

En agosto de 1990, Sadam inva-dió Kuwait. Su pecado no fuetanto haber cometido un acto deguerra como haber actuado inde-pendientemente y sin órdenes desus amos. Esta muestra de inde-

pendencia fue suficiente para alte-rar el equilibrio de poder en elGolfo. En consecuencia, se decidióque Saddam debía ser extermina-do, como una mascota que haaburrido a su dueño.

Y si Irak tiene un arma nuclear,¿qué?, ¿justifica un ataque pre-ventivo norteamericano? Los EE.UU. tienen el mayor arsenal dearmas nucleares del mundo. Es elúnico país que las ha utilizadorealmente contra poblaciones civi-les. Si los EE. UU. están legitima-dos para lanzar un ataque preven-tivo contra Irak, cualquier potencianuclear estaría legitimada paralanzar un ataque preventivo con-tra cualquier otra. India podríaatacar a Pakistán o viceversa.

Recientemente, los EE. UU. hanjugado un importante papel enobligar a India y Pakistán a retirar-se del borde de la guerra. ¿Es tandifícil para ellos seguir sus propiosconsejos? ¿Quién es culpable demoralismo irresponsable? ¿O depredicar la paz mientras hace laguerra? Los EE. UU., a quien Bushha llamado “la nación más pacífi-ca de la tierra”, han estado enguerra con un país u otro durantetodos y cada uno de los últimoscincuenta años.

Las guerras nunca se hacen pormotivos altruistas. Se suelen hacerpor la hegemonía, por negocios. Yentonces, por supuesto, está elnegocio de la guerra. En su librosobre la globalización El Lexus y elolivo, Tom Friedman escribe: “lamano invisible del mercado nuncafuncionará sin el puño invisible.McDonalds no puede extendersesin McDonnell Douglas*. Y elpuño invisible que mantiene almundo seguro para que las tecno-logías de Silicon Valley se desarro-

Arundhati Roy

La guerra nopuede vengar a

los que hanmuerto. La

guerra es sólouna brutal

profanación desu memoria

* Gigantesca empresa aeronáutica norteamericana

(Nota del traductor).

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llen se llama ejército, fuerza aéreae infantería de marina de losEstados Unidos”. Quizás esto fueescrito en un momento de vulne-rabilidad, pero es ciertamente lamás sucinta y precisa descripcióndel proyecto de globalización cor-porativa que yo haya leído.

Después del 11 de septiembre yde la guerra contra el terror, lamano y el puño invisibles hanquedado al descubierto y ahoratenemos una visión clara de laotra arma de América, el mercadolibre, abatiéndose sobre el mundoen desarrollo con una sonrisa cris-pada. El Trabajo que NuncaTermina es la guerra norteamerica-na perfecta, el vehículo perfectopara la expansión sin fin del impe-rialismo norteamericano.

Mientras crecen las diferenciasentre ricos y pobres, el puño invisi-ble del mercado ha hecho su obra.Empresas multinacionales ace-chando ‘gangas’ que producenenormes beneficios no puedenabrirse paso en los países en desa-rrollo sin la connivencia efectiva dela maquinaria del Estado. Hoy, laglobalización corporativa necesitauna confederación de gobiernosleales, corruptos y preferiblementeautoritarios en los países máspobres para imponer reformasimpopulares y aplastar las revuel-tas. Necesita prensa que aparenteser libre. Necesita tribunales queaparenten administrar justicia.Necesita bombas nucleares, ejérci-tos movilizados, leyes de inmigra-ción más duras y patrullas costerasque aseguren que sólo el dinero,las mercancías, las patentes y losservicios se globalizan; no el libremovimiento de personas, no elrespeto por los derechos huma-nos, no los tratados internaciona-

les sobre la discriminación racial,las armas químicas y nucleares, lasemisiones de gases invernadero, elcambio climático o la justicia. Escomo si un gesto de responsabili-dad internacional pudiera hacernaufragar todo el negocio.

Casi un año después de que laguerra contra el terror se diese porterminada oficialmente sobre lasruinas de Afganistán, en un paístras otro las libertades se venrecortadas en nombre de la pro-tección de la libertad, los derechosciviles son suspendidos en nombrede la protección de la democracia.Todo tipo de disidencia se definecomo terrorismo. El Secretario deDefensa norteamericano, DonaldRumsfeld, declaró que su misiónen la guerra contra el terror erapersuadir al mundo de que a losnorteamericanos debería permitír-seles continuar con su modo devida. Cuando el rey enloquecidoda un pisotón, los esclavos tiem-blan en sus barracones. Me resultadifícil decirlo, pero el modo devida norteamericano es simple-mente insostenible. Porque noreconoce que hay un mundo másallá de los EE. UU.

Afortunadamente, el poder tienefecha de caducidad. Cuando lle-gue el momento, quizá este impe-rio, como otros que le precedie-ron, se sobreextienda y destruyapor implosión desde su interior.Parece como si ya hubiesen apare-cido grietas estructurales.

El comunismo a la soviética fra-casó no porque fuera intrínseca-mente perverso sino porque eradébil. Permitía a demasiada pocagente usurpar demasiado poder. Elcapitalismo de mercado a la norte-americana del siglo XXI fracasarápor las mismas razones.

Nunca más

El modo de vidanorteamericanoes simplementeinsostenible.Porque noreconoce quehay un mundomás allá de losEE. UU.

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Contradiccionesciudadanas

Ramiro Arbelo

Se repite asiduamente, y desdeámbitos muy diversos, que lasociedad lanzaroteña muestra unamayor conciencia sobre los proble-mas ecológicos que la del resto delas Islas. Y la concreción de esaconciencia la encontraríamos enque la mayoría de los ciudadanosde Lanzarote se declara partidariode detener el crecimiento turísticodesde hace ya varios años.

La última encuesta realizada por elCentro de Datos del Cabildo, en elmes de noviembre, vuelve a con-firmar esa percepción: “Más del77% de los encuestados se mos-traron a favor de los motivos porlos que se convocó la manifesta-ción del 27 de septiembre”*.

Resulta bastante sorprendente, encualquier sociedad actual, quemás de tres cuartas partes de lapoblación suscriban las considera-ciones que inspiran a los sectoresmás radicales y, por lo tanto,minoritarios de la comunidad.

Y en esa sociedad parecería lógicoesperar las inevitables consecuen-cias electorales de esa conciencia-ción ciudadana. Especialmente,cuando los mayores responsablesde impulsar el crecimiento turísti-

co durante esta legislatura estánperfectamente identificados: losayuntamientos de Yaiza y Teguise,es decir, CC y el PIL.

La declaración de guerra deambos ayuntamientos a la posibili-dad de disminuir el ritmo del cre-cimiento turístico que suponía lapseudomoratoria del Cabildo hasido inequívoca; explícita en elcaso de Yaiza, más soterrada en elde Teguise. Las dos corporacionesfueron a los tribunales a por la‘Moratoria’, con los mismos argu-mentos y de la mano del abogadohabitual: el insigne Felipe Fernán-dez Camero.

Así que, como decíamos, resultalógico esperar tanto el fin de lasmayorías absolutas de ambos par-tidos en esos ayuntamientos comoun descenso de sus perspectivaselectorales a nivel insular para elpróximo mes de mayo. Sin embar-go, la lógica en Lanzarote noparece caminar por los derroterosesperables, es decir, lógicos.

En esa misma encuesta, en la queel 77% de los consultados suscri-ben las razones del Foro Lanzarotepara convocar aquella manifesta-ción en contra de la continuidaddel crecimiento turístico, lamayoría se declara dispuesta avotar a los dos partidos queimpulsan ese crecimiento conmayor ahínco: CC y PIL. Si losresultados electorales confirmaranlos datos de la encuesta, los dospartidos que sustentan su idearioen la defensa ‘de lo nuestro’sumarían el 52,5% de los votosemitidos.

Y en la isla de la conciencia ecoló-gica volvería a ganar las eleccionesquien más tiempo haya pasado enlos tribunales de justicia.

En la isla de laconcienciaecológica

volvería a ganarlas elecciones

quien mástiempo haya

pasado en lostribunales de

justicia

* Lancelot, 22-28 de noviembre de 2002.

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Rehenes de ladesconfianza

Carlos Meca

Desconfío de los políticos, despuésde tantas mentiras y miserias.Desconfío de los medios de comu-nicación, que sólo cuentan, si haysuerte, medias verdades.Desconfío de los empresarios,adoradores de beneficios y rentas.Desconfío del tendero cuando mepesa la carne. Desconfío de ladependienta que me dice que mequeda bien. Desconfío del surtidorcuando lleno el depósito.Desconfío de las compañías deseguros y de su letra pequeña.Desconfío de los bancos y de susintereses. Desconfío de Telefónicay sus tarifas piratas. Desconfío deIberia (aún más privatizada).Desconfío de los contadores deUnelco y de los contables deGescartera. Desconfío de losmecánicos y de sus repuestos re-puestos. Desconfío de los taxíme-tros y del horario de las guaguas.Desconfío del médico y de lasrecetas. Desconfío del vecino y sus

compañías. Desconfío de los con-cursos de la tele y de los contertu-lios. Desconfío del poder de lasmultinacionales y del altruismo delas ONGs. Desconfío de los pasosde peatones, de la calle oscura ytambién de la iluminada, por laque nunca he pasado. Desconfíode mis compañeros de trabajo yde mi jefe. Desconfío de quien mesigue y de quien me precede.Desconfío de las esquinas y de losdescampados, de la noche y delviento. Desconfío del alcohol y delos jóvenes. Desconfío de los inmi-grantes. Desconfío de los toxicó-manos y de las prostitutas.Desconfío de los aparcacoches yde los desahuciados. Desconfío delos niños de padres separados y delos padres separados de sus princi-pios. Desconfío de los obstáculos ylos parapetos. Desconfío de lo quenunca antes había desconfiado.Desconfío de la soledad y delasilo, de las cárceles privadas.Desconfío de la democracia y de ladictadura, de la libertad y de laesclavitud. Desconfío de Bush y deAznar, de Sardá y de la Primera.Desconfío de las armas y de lalibertad para comprarlas y vender-las. Desconfío de la droga y de loscamellos. Desconfío de los ilumi-nados y de los salvadores de lapatria, de los nacionalistas y de losno nacionalistas. Desconfío de losmalos y de los buenos, de los quelo enseñan todo y de los que tie-nen algo que esconder. Desconfíode Coca-Cola y de Pepsi, de Nike yde Reebok. Desconfío de los sindi-catos y de los cursos de forma-ción. Desconfío de la agenda y delteléfono móvil, de la memoria ydel despertador. Desconfío del ejedel mal, de los ejércitos y de lospacifistas, de los anarquistas y delos comunistas. Desconfío del

Desconfío de lospasos depeatones, de lacalle oscura ytambién de lailuminada, porla que nunca hepasado

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Opus y de los ateos, desconfío deDios y del diablo. Desconfío de laspuertas de seguridad y de las sali-das de emergencia. Desconfío dela realidad virtual y de la realidada secas. Desconfío del tabaco, delas talas, del amazonas y de lasballenas. Desconfío del ministro ydel funcionario, de la cajera y delos cojos. Desconfío de lo que sé yde lo que no sé. Desconfío de VanGaal y de Ronaldo. Desconfío dela verdad contada por mentirosos,del hombre del tiempo y del árbi-tro. Desconfío de Eurovisión y delredondeo, de la publicidad y deldestino del dinero público.Desconfío de las imágenes del Ter-cer Mundo y de los ruidos de micalle. Desconfío de quien me hacedudar y de quien me quiere ayu-dar. Desconfío de quien mi amigodesconfía. Desconfío de las listasde espera de Binter y del manteni-miento de los aviones de Spanair.Desconfío de las palabras de amory de los poetas. Desconfío deVoltaire y de Hume, de Umbral yde Jiménez Losantos. Desconfío delas estadísticas y de los estadistas.Desconfío de los derrotistas, de lasderrotas y de los nuevos derrote-ros. Desconfío de los famosos y desus comentaristas. Desconfío dequien no se ríe nunca y de quiense ríe siempre. Desconfío del afligi-do y del radiante, del halagador ydel huraño. Desconfío de mi den-tista y de mi psicólogo, que nuncame habla. Desconfío de lasNaciones Unidas y de las peleadas,de la balanza comercial y de loscomercios que se balancean.Desconfío del déficit cero y delendeudamiento abusivo.Desconfío de la legalidad delgasto electoral y de los métodoselectorales. Desconfío de las gar-banzadas y de los mítines.

Desconfío del 0,7 y de la TasaTobin, de los solidarios y de losrevolucionarios. Desconfío de losprincipiantes a quien nadie conocey de los veteranos a quien todosaborrecen. Desconfío de los muyricos y de los que quieren parecermuy ricos, de los muy pobres y delos que quieren dejar de serlo.Desconfío de las mareas negras yde los visones, de las nucleares yde las solares, de la guerra deKuwait y la de Irak. Desconfío dela participación ciudadana y deldesar-rollo sostenible, de las aso-ciaciones de vecinos y de los parti-dos que financian sus banquetes.Desconfío de las juventudes y delas nuevas generaciones, de lasmomias y de los parásitos.Desconfío de los manifestantes yde los antidisturbios, de los globa-lizados y de los antiglobalización.Desconfío de los depresivos y delos antidepresivos, de los amantesy de los calmantes, de la maquina-ria farmaceútica y los delincuentescosméticos. Desconfío del integris-mo capitalista y del fanatismo islá-mico. Desconfío de los errores delmejor y de los aciertos del peor.Desconfío con buenos y malosmotivos. Desconfío por el placerde desconfiar y de decir que des-confío. Resumiendo, sólo queríadecir que de quien más desconfíoes de los beneficiarios de tantadesconfianza.

Carlos Meca

Desconfío delOpus y de los

ateos, desconfíode Dios y del

diablo

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A los españoles les va regular

Ricardo Santana Santana

Aunque en España algunos parez-can tener la impresión contraria, elbienestar de la ciudadanía no semide por la cantidad de broncassobre la soberanía o el tamaño delas banderas que esgrimen unoscontra otros. A los ciudadanos lesva bien cuando tienen empleosdecentes o están a cubierto antelos imprevistos laborales, cuandola riqueza se reparte de formaequilibrada y esa redistribución seemplea para proveer de serviciospúblicos eficientes a la población.

El club de fans del señor Aznarnos ofrece la disminución deldesempleo como el principal argu-mento para demostrar lo bien queles va a los españoles. Cierto queel paro ha disminuido. Aunquecontribuye mejor a describir lasociedad saber cuántos españolestrabajan que cuántos buscan untrabajo: cuando el PP llegó algobierno trabajaba el 50% de lapoblación entre los 15 y los 64años; hoy lo hace el 58%. Es inne-gable tanto la mejora como lo

lejos que continuamos estando delas economías que más trabajoproporcionan a sus ciudadanos:en Islandia trabaja el 84%, enSuiza el 79%, en Noruega el 77%,en Dinamarca y Suecia el 75%...1

Claro que, además de que lagente pueda trabajar, convienesaber cuánto y cómo lo hace. Lacantidad de horas que los españo-les trabajamos cada año, 1.816,no ha disminuido desde que elseñor Aznar alcanzó la cima.Quiere ello decir que aquí tene-mos que consagrar una cantidadde tiempo al trabajo que es un24% superior a la que dedican losalemanes, o un 35% mayor que lade los holandeses o los noruegos,que trabajan unas 1.350 horas alaño. Resulta obvio que en estepaís el trabajo se reparte muy mal:la mayor cantidad de horas traba-jadas por la mayoría contribuye amantener el más alto desempleode Europa. En España hay que tra-bajar bastante más para obtener,además, unos salarios de los másbajos de la Unión Europea, y conunas condiciones laborales peoresque las de casi todos esos países,como lo demuestra el hecho deque tripliquemos el porcentaje detrabajo temporal de la media delos países de la OCDE2.

La afirmación de la derecha deque, en este aspecto, a losespañoles les va bien, sólo cobrasentido si se entiende como unareferencia al sexo. Porque a lasespañolas les resulta mucho máscomplicado trabajar. Si separamoslas cifras por sexos, vemos quetrabaja el 73% de la poblaciónmasculina y tan sólo el 43% de lasmujeres. Y aquí sí que la distanciacon los países más desarrolladoses de escándalo, puesto que en

El bienestar nose mide por lacantidad debroncas sobre lasoberanía o eltamaño de lasbanderas queesgrimen unoscontra otros

1. Todos los datos estadísticos deeste texto, salvo mención contra-ria, corresponden a las cifras másactuales ofrecidas por la OCDE(Organización para la Coopera-ción y el Desarrollo Económico).

2. Manuel Castells, La era de la información. Vol. 1.La sociedad red, Alianza Editorial,Madrid, 2000, p. 325.

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los países nórdicos trabaja entre el71 y el 81% de las mujeres. Perono sólo es que trabajen más muje-res, sino que también la diferenciaentre sus sueldos es menor: enEspaña, ellas ganan un 30%menos que ellos, mientras que esadiferencia oscila entre el 10 y el12% en países como Bélgica,Dinamarca o Francia. Así que enEspaña, el único país del continen-te que carece de derecha, porqueaquí hasta los ultras son de cen-tro, se continúa discriminando alas mujeres más que en el resto deEuropa.

El reparto de la riqueza es otroaspecto fundamental que afecta albienestar de la mayoría de lapoblación. Conviene fijarse encómo se obtienen los ingresospúblicos y cómo se emplean paramejorar las condiciones de los másnecesitados. Sobre el primeraspecto, resulta obligado afirmarque los impuestos han subido.Han disminuido los impuestossobre la renta y los que gravan lasplusvalías del capital, es decir, losimpuestos que pagan los más pri-vilegiados, pero se han elevado losque pagamos todos, los impuestosindirectos. Tanto que, pese a laspromesas de los populares, la pre-sión fiscal en este país ha aumen-tado considerablemente (un 2%del PIB).

No obstante, en España continúanpagándose pocos impuestos. Lapresión fiscal supone el 32,8% delPIB, de la riqueza generada cadaaño en el país, frente al 38,2 de lamedia de los países desarrollados,los de la OCDE. Si la comparamoscon los más civilizados, con losescandinavos –donde los impues-tos suponen del 50 al 60%–, ladistancia es increíble. Así se expli-

ca la precariedad de los serviciospúblicos que presta aquí elEstado. Independientemente delos ingresos, los resultados depen-derán también de las políticasaplicadas. En España se ha plas-mado con claridad, en estos seisaños, cómo se gobierna desde laderecha: una subida de losimpuestos y una disminución delos gastos sociales del Estado,dedicando el superávit de ambaspartidas a disminuir el déficitpúblico. Asunto que les preocupamucho más que el bienestar de lamayoría de la población.

Desde 1994 a 2001, el porcentajede la riqueza destinado al gastopúblico en partidas consideradassociales ha pasado del 24 al20%3. Este dato es uno de los quemás claramente muestra cómo ungobierno de derechas contribuye aempeorar la vida de las clasespopulares. Porque sus consecuen-cias sobre los servicios públicosque presta la Administración a losciudadanos son funestas, más enuna sociedad en la que el Estadodel bienestar era ya raquítico com-parado con el resto de los miem-bros de la Unión Europea.

La salud constituye el primer indi-cador para saber si a los españolesles va bien. Y el hecho de que elgasto público en sanidad haya dis-minuido durante el gobierno delPP ha provocado un deterioro dela calidad de vida de todos aque-llos que no pueden sufragarse lasanidad privada complementaria.La sanidad pública española haempeorado. Por ello resulta lógicoque sólo dispongamos de 4,1camas hospitalarias por cada1.000 habitantes, frente a las 18de Suiza, las 16,5 de Japón o las14,6 de que disfrutan los norue-

Ricardo Santana Santana

Han disminuidolos impuestosque pagan los

másprivilegiados,

pero se hanelevado los quepagamos todos

3. Vicenç Navarro, Bienestar insuficiente, democracia

incompleta, Anagrama,Barcelona, 2002, p. 158.

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gos. Así se explican esas listas deespera que han alcanzado en estepaís proporciones tercermundistas.La precariedad del sistema públicode salud explica también que enEspaña mueran 4,6 niños de cada1.000 que nacen, mientras que enIslandia sólo fallecen 3, en Japón3,2 o en Suecia 3,4.

Con la enseñanza ocurre otrotanto. España es el segundo paísde Europa con mayor fracasoescolar4 y los indicadores interna-cionales muestran la pobreza delos resultados académicos de losestudiantes españoles con respec-to a los de otros países. No esposible que los jóvenes españolespuedan disfrutar de una educa-ción digna cuando el gasto públi-co destinado a este menester esprácticamente la mitad del quededican países como Suecia,Noruega o Dinamarca. Máxime,además, cuando parte de eseescuálido gasto se está dirigiendoa la enseñanza privada en detri-mento de la pública, la que utilizala inmensa mayoría de la pobla-ción.

El otro gran apartado que contri-buye al bienestar de la ciudadaníaes el que en los últimos tiemposse denomina servicios a las fami-lias. Aquí es donde más alejadosnos encontramos de los paísesmás avanzados. La atención a lainfancia es mínima: tan sólo el 5%de los niños de 0 a 3 años dispo-ne de guarderías. Cifra ridícula sila comparamos con el 64% de losniños atendidos en Dinamarca.También la atención a la terceraedad es deplorable: apenas existencentros residenciales y la atencióndomiciliaria es una práctica casidesconocida en nuestro país. EnSuecia, una persona mayor que se

encuentre enferma tiene derechoa cinco visitas diarias a su domici-lio, en las que le hacen la comiday le atienden en lo que necesite;en España, eso parece una utopía.Los jóvenes no pueden independi-zarse debido a un desempleo juve-nil desconocido en el resto de laUnión, a la precariedad del trabajocuando lo encuentran, y a laausencia de vivienda asequible,situación que se ha agravado acausa de la radical disminución deviviendas de promoción públicadesde que la derecha accedió algobierno.

El hecho de que la seguridadconstituye un componente del bie-nestar resulta innegable, perocuando se habla de seguridad ciu-dadana nos deberíamos estar refi-riendo, entre otras, a las cuestio-nes planteadas anteriormente. Sinembargo, a veces parece que laseguridad de una persona se cir-cunscribiera a que no le roben.Los efectos de la política del PPson claros: 6.000 policías públicosmenos, 26.500 privados5 más yun sustancial incremento de lapoblación reclusa, hasta alcanzarlos 110 encarcelados por cada100.000 habitantes. Mientras, lassociedades con políticas socialesmás orientadas a la cohesión y albienestar de la población parecentener menos necesidad de encar-celar gente: en Noruega la cifra esde 47, en Finlandia 55, en Suecia57, en Dinamarca 65...

De estos datos pueden extraersebastantes conclusiones. Algunaspodrían ser las siguientes:

La primera: no todos son iguales.Cierto que los innegables avancesdurante los gobiernos socialistasfueron claramente insuficientes,

A los españoles les va regular

La tarea decualquierizquierda dignade tal nombrepasa por elevarlos impuestospara sufragar lamejora delEstado delbienestar

4. Eurostat, 2002.

5. El País, 26 de septiembre de 2002.

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pero no es lo mismo que gobiernela derecha que la izquierda. Elcolocón ideológico que impidepercibir la diferencia entre el PP yel PSOE, a quienes se sitúan en elreino de los cielos de la izquierda,conduce a ignorar las serias conse-cuencias del gobierno de la dere-cha para las clases populares deeste país.

En segundo lugar, la políticaespañola se sitúa notablemente ala derecha de la de la mayoría delos países europeos. El desmante-lamiento del precario Estado delbienestar hasta el punto en que lolleva el PP no lo ha llevado ningúnotro gobierno de la derecha euro-pea. De la misma forma, las pro-puestas políticas más homologa-bles con las de la socialdemocraciaeuropea parecen entre los socialis-tas españoles radicalismo deizquierdas.

Tercera. En un país donde la pre-sión fiscal es tan escasa como losservicios públicos, la tarea de cual-quier izquierda digna de tal nom-bre pasa por elevar los impuestos,e incrementar su progresividad,para sufragar la mejora del Estadodel bienestar que nos acerque a laconvergencia real con el resto dela ciudadanía europea.

Cuarta. La existencia de gobiernosen Europa que están mantenien-do, e incluso expandiendo, elEstado del bienestar niega laimposibilidad de hacerlo amparán-dose en los límites que impone laglobalización. Es falso que las polí-ticas reaccionarias de la derechaespañola vengan obligadas por lanecesidad de competir globalmen-te. Idea que parece apoyada en nopocas ocasiones por las exagera-ciones que se vierten desde el

movimiento ‘antiglobalización’. Larealidad es que los países más‘globalizados’ del mundo, los paí-ses nórdicos –donde la importan-cia del comercio exterior es mayorpara sus economías–, son los mis-mos que poseen los mejoresEstados del bienestar del planeta.Las políticas nacionales continúansiendo la clave de una políticaeconómica al servicio del bienestarde los ciudadanos.

Por último, en los países másavanzados de Europa se produceun nivel de participación de lasociedad desconocido en España.La participación electoral sueleoscilar entre 10 y 20 puntos por-centuales por encima de la nues-tra. De hecho, la mayoría absolutaobtenida por el PP no se debiófundamentalmente al aumento desus votos –que no crecieron másque un 1% del censo electoral–,sino al importante aumento de laabstención entre los votantes deizquierdas. Asimismo, entre todoslos países de la OCDE, España esen el que los ciudadanos partici-pan menos en cualquier tipo decolectivos o asociaciones.

En consecuencia, mejorar el bie-nestar de los españoles –tratar deevitar la prolongación de las políti-cas del PP– es tarea y responsabili-dad que incumbe a todos los quese consideran de izquierdas, ypasa por un incremento de su par-ticipación en la sociedad, tantoelectoral como ciudadana.

Ricardo Santana Santana

Los países más‘globalizados’

del mundo, lospaíses nórdicos,son los mismosque poseen los

mejores Estadosdel bienestar

del planeta

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El principio de precaución

Frente al deterioro de los ecosiste-mas del planeta y de la salud delos seres humanos que está provo-cando la crisis ecológica global, seafianza la necesidad de extenderla utilización de lo que se hadenominado ‘el principio de pre-caución’. Éste ha sido el empeñode un grupo de investigadores detodo el mundo, catalizados pororganizaciones estadounidensescomo el Science an EnvironmentalHealth Network y el Lowel Centerfor Sustainable Production de laUniversidad de Massachussets.Estos investigadores han celebradodos congresos internacionales, elprimero en Wingspread (Racien,Wisconsin), en enero de 1998, y elsegundo en Lowell (Massachu-ssets), en septiembre de 2001. Eseesfuerzo colectivo ha dado lugar alas dos declaraciones sobre el prin-cipio de precaución que reprodu-cimos a continuación*.

Declaración de Wingspreadsobre el principio deprecauciónLa utilización de substancias tóxi-cas y su emisión, la explotación delos recursos naturales y las altera-ciones físicas del medio ambientehan tenido importantes conse-cuencias involuntarias que afectana la salud humana y el medio

ambiente. Algunas de estas preo-cupaciones son las altas tasas dedificultades de aprendizaje, elasma, el cáncer, las malformacio-nes fetales y las especies en extin-ción; junto con el cambio climáti-co global, la disminución delozono estratosférico y la contami-nación mundial con substanciastóxicas y materiales nucleares.

Creemos que la legislaciónambiental existente y otras decisio-nes que se han adoptado, espe-cialmente aquellas basadas en laevaluación de riesgos, no hanlogrado proteger en forma ade-cuada la salud humana y el medioambiente –el sistema mayor delcual los seres humanos no sonmás que una parte.

Creemos que existe evidenciaabrumadora de que el daño paralos seres humanos y el medioambiente a nivel mundial es de talmagnitud y gravedad que hacenecesario establecer nuevos princi-pios para encauzar las actividadeshumanas.

Al darnos cuenta de que las activi-dades humanas pueden involucrarriesgos, todos debemos procederde una forma más cuidadosa quela que ha sido habitual en el pasa-do reciente. Las empresas, losorganismos gubernamentales, lasorganizaciones privadas, las comu-nidades locales, los científicos yotras personas deben adoptar unenfoque precautorio frente atodas las iniciativas humanas.

Por lo tanto, es necesario poner enpráctica el principio de precau-ción: cuando una actividad seplantea como una amenaza parala salud humana o el medioambiente, deben tomarse medidasprecautorias aun cuando algunas

La legislaciónambientalexistente no halogradoproteger enforma adecuadala salud humanay el medioambiente

* Las dos declaraciones han sidoextraídas del libro El principio deprecaución, coordinado por JorgeRiechmann y Joel Tickner, publica-do recientemente por la editorialIcaria.

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relaciones de causa y efecto no sehayan establecido de maneracientífica en su totalidad.

En este contexto, los proponentesde una actividad, y no el público,deben ser quienes asuman lacarga de la prueba.

El proceso de aplicación del princi-pio de precaución ha de ser abier-to, transparente y democrático, ydebe incluir a todas las partespotencialmente afectadas.También debe involucrar un exa-men de toda la gama de alternati-vas, incluyendo la no acción.

Declaración de Lowell sobre ciencia y principio de precauciónLa creciente conciencia acerca delos potenciales impactos en granescala que la actividad humanapuede tener sobre la salud plane-taria ha llevado al reconocimientode la necesidad de cambiar las for-mas en que se toman las decisio-nes de protección ambiental, y lasmaneras en que el conocimientocientífico influye sobre dichas deci-siones. Como científicos y otrosprofesionales comprometidos enmejorar la salud global, hacemosun llamamiento por el reconoci-miento del principio de precaucióncomo un componente clave en latoma de decisiones de políticaambiental y sanitaria, particular-mente cuando deban considerarseamenazas complejas y aún incier-tas.

Reafirmamos la Declaración deWingspread de 1998 sobre elPrincipio de Precaución y creemosque la puesta en práctica efectivade dicho principio requiere lossiguientes elementos:

· defensa del derecho básico decada individuo (y de las futuras

generaciones) a un ambientesaludable y promotor de lavida, como se establece en laDeclaración Universal de losDerechos Humanos de lasNaciones Unidas;

· acción preventiva cuando existauna evidencia creíble de queestá ocurriendo o puede ocurrirun daño, aun cuando la natu-raleza exacta y la magnitud dedicho daño no sea comprendi-da totalmente;

· identificación, evaluación ypuesta en práctica de los cami-nos más seguros entre los quesean viables para satisfacer lasnecesidades sociales;

· asignar a los promotores de lasactividades potencialmentepeligrosas la responsabilidad deestudiar los riesgos a fondopara minimizarlos, así comoevaluar y elegir las alternativasmás seguras para satisfacer unanecesidad particular, bajo unarevisión independiente del pro-ceso; y

· aplicar procesos de toma dedecisiones transparentes einclusivos que aumenten la par-ticipación de todos los involu-crados y sus comunidades; par-ticularmente aquellos potencial-mente afectados por una deci-sión sobre políticas.

Creemos que la aplicación efectivadel principio de precaución requie-re una investigación científicainterdisciplinaria, así como la expli-citación de las incertidumbresenvueltas en dicha investigación ysus hallazgos. La toma de decisio-nes en forma precautoria es con-sistente con la ‘buena ciencia’(sound science) debido a las gran-des lagunas de incertidumbre e

El principio de precaución

Cuando unaactividad se

plantea comouna amenazapara la saludhumana y el

medio ambientedeben tomarse

medidasprecautorias

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incluso ignorancia que persistenen nuestra comprensión de los sis-temas biológicos complejos, de lainterconexión entre los organismosy del potencial de impacto interac-tivos y acumulativos de peligrosmúltiples. Debido a estas incerti-dumbres la ciencia será, a veces,incapaz de responder en formaclara y concreta a muchas pregun-tas acerca de los potenciales peli-gros ambientales. En estas instan-cias, las decisiones políticas debentomarse a partir de una reflexiónsensata, una discusión abierta, yotros valores públicos, además detoda la información científica quepueda estar disponible. Creemosque esperar a que esté disponibleuna evidencia científica incontro-vertible del daño causado antes deemprender acciones preventivaspuede aumentar el riesgo de erro-res costosos que causen dañosserios e irreversibles a los ecosiste-mas, la economía y la salud y elbienestar humanos.

Algunas de las formas en que seutiliza normalmente la informa-ción científica para establecer unapolítica pueden ser contraprodu-centes para la capacidad deemprender una acción precauto-ria, por ejemplo, tergiversando laslimitaciones en el estado del cono-cimiento científico. Quienes tomanlas decisiones, antes de actuar,suelen buscar pruebas rigurosasde relación causal entre una tec-nología y el riesgo de su aplica-ción, de modo que sus decisionesqueden protegidas de acusacionesde arbitrariedad. Pero a menudono puede obtenerse este rigorprobatorio, ni es factible que sealcance en un futuro previsible.Cuando tanto los riesgos potencia-les como las incertidumbres son

grandes, una forma de incentivarla aceptación de que la idea de laacción precautoria es una estrate-gia prudente y efectiva, por partede los gobernantes y de la opiniónpública, sería que los científicospresentaran de manera más com-pleta y abierta las limitacionesactuales que tienen para compren-der los riesgos ambientales.

Sin embargo, no sólo la comuni-cación entre científicos y diseña-dores de políticas necesita mejora.Creemos que hay formas en quelos métodos actuales de investiga-ción científica pueden contribuir aretardar la acción precautoria. Porejemplo, la investigación se centrafrecuentemente en aspectos limi-tados y cuantificables de los pro-blemas, excluyendo inadvertida-mente la consideración de laspotenciales interacciones entre losdiferentes componentes de loscomplejos sistemas biológicos delos cuales el ser humano formaparte. Además, la compartimenta-lización del conocimiento científi-co dificulta la capacidad de laciencia para detectar e investigarlas advertencias tempranas y desa-rrollar opciones para evitar el dañocuando están implicados riesgos alargo plazo para la salud y/o elambiente. Desafortunadamente,las limitaciones de las herramien-tas científicas y su incapacidadpara cuantificar las relaciones cau-sales son frecuentemente malen-tendidas como una evidencia deseguridad por parte de quienestoman las decisiones políticas, delos mismos científicos y de aque-llos que proponen actividades peli-grosas. Sin embargo, no saber siuna acción puede o no resultarpeligrosa no equivale a saber quees segura.

No saber si unaacción puede ono resultarpeligrosa noequivale a saberque es segura

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Sostenemos que una puesta enpráctica del principio de precau-ción precisa métodos científicosmejorados, y una nueva relaciónentre ciencia y política que enfaticela continua actualización del cono-cimiento, así como una mejora enla comunicación de los riesgos, lascertezas y la incertidumbre. Conestos objetivos en mente, hacemosun llamamiento a la reevaluaciónde los programas de investigacióncientífica, las prioridades de finan-ciamiento, la educación sobre cien-cia y las políticas científicas. Losobjetivos esenciales de este esfuer-zo deberían incluir:

· una articulación más efectivaentre la investigación sobre lospeligros y una investigaciónacrecentada acerca de la pre-vención y restauración;

· una mayor interdisciplinariedaden las aproximaciones a la cien-cia y la política, incluyendo unaintegración mejor entre datoscualitativos y cuantitativos;

· métodos de investigación inno-vadores para poder analizar losefectos acumulativos e interac-tivos de los variados peligros aque se hallan expuestos tantopoblaciones como ecosistemas;para examinar los impactossobre poblaciones y sistemas; ypara analizar los daños sobresegmentos de población espe-cialmente vulnerables y comu-nidades afectadas sobrepropor-cionalmente;

· sistemas de seguimiento y vigi-lancia continua para evitar con-secuencias no intencionales dedeterminadas acciones, y paraproducir avisos tempranos acer-ca de los riesgos; y

· técnicas más amplias para ana-

lizar y comunicar los potencia-les peligros e incertidumbres(qué es lo que se sabe, qué nose sabe y qué puede llegar asaberse).

Sabemos que las actividadeshumanas no pueden estar total-mente exentas de riesgo. Sinembargo, sostenemos que lasociedad aún no ha comprendidoel pleno potencial de la cienciapara prevenir daños a los ecosiste-mas y la salud, al mismo tiempoque asegura el camino hacia unfuturo más sano y con mayor soli-dez económica. El objetivo de laprecaución es evitar el daño, nodetener el progreso. Creemos queaplicando políticas precautorias sepuede estimular la innovación enla búsqueda de mejores materia-les, productos más seguros y pro-cesos de producción alternativos.Urgimos a los gobiernos a adoptarel principio de precaución en latoma de decisiones ambientales ysanitarias bajo incertidumbrecuando existen peligros potencia-les, así como a realizar a tiempoacciones preventivas, o restaura-doras en los casos en los que eldaño ya ha tenido lugar. Los ele-mentos de los procesos de tomade decisiones que incorporan elprincipio de precaución –tal ycomo se esbozaron antes– repre-sentan aspectos necesarios de losprocesos sensatos y racionales quepermitirán prevenir los impactosnegativos que puedan tener lasactividades humanas sobre lasalud de los seres humanos y losecosistemas. Este enfoque com-parte los valores centrales y lastradiciones preventivas de la medi-cina y la salud pública.

El principio de precaución

Aplicandopolíticas

precautorias sepuede estimularla innovación enla búsqueda de

mejoresmateriales,

productos másseguros y

procesos deproducción

alternativos

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162 nº 11

Esculturas condenominación de origen

Jorge Marsá

Han sido varias las peticiones deque se instalen esculturas en algu-nos lugares de la Isla en los últi-mos meses. Las sugerencias hansurgido de distintos partidos polí-ticos, unos denominados naciona-listas, otros no; pero siempre conun punto en común: que fueranobras de artistas de la Isla.

El criterio barajado se ha transfor-mado en lugar común, hasta elpunto de que a casi nadie pareceextrañarle ya la obsesión por ellugar de nacimiento de los artis-tas. Hace algunos años me loexplicaba la entonces DirectoraGeneral de Cultura del Gobiernode Canarias: “somos nacionalistas,y nuestra política cultural está des-tinada a promocionar a nuestrosartistas”. Los artistas serían así losgrandes beneficiarios del esfuerzopúblico, mientras la ciudadaníaresultaría la gran perjudicada. ¿Porqué? Pues porque a los primerosse les mima y se les paga por susesculturas y a los segundos se leslimita su posibilidad de contem-plar obras de arte a las realizadaspor esos artistas.

Grandes artistas hay siempre muypocos. El genio no abunda. Acu-damos a un período de la historiapara aclararnos; cualquiera sirve.Si pensamos en el Siglo de Oroespañol encontraremos que entrela docena, más o menos, degenios de la época se encuentranalgunos españoles. Si nos concen-tramos en el siglo XIX, sólo encon-traremos uno de esa nacionalidad:Goya. El poso del tiempo aclarabastante las cosas y pone a casitodos en su lugar; pero enjuiciarnuestro momento histórico esmucho más arriesgado. ¿Cuántosgenios del arte podrían estar tra-bajando hoy en el planeta?¿Cuántos en España? ¿Cuántos enCanarias? ¿Cuántos en Lanzarote?

Poniéndose optimista, exagerandoen realidad, podríamos aventurarque haya media docena de artistasen este país con algunas posibili-dades de pasar la implacable revá-lida del tiempo. Es seguro que node todos quedarán noticias. Comohay diecisiete comunidades autó-nomas, resulta que no tocamos nia proyecto de genio por comuni-dad. Parece, es mi opinión, queninguno de esos artistas importan-tes de hoy ha nacido en Canarias.Y es meridianamente claro que enLanzarote no hay ningún artistacon una mínima proyección fueradel Archipiélago. Si esto fuera así,una cosa resulta clara: con la exi-gencia de que las esculturas hayansido realizadas por artistas de laIsla garantizamos la ausencia deobras de arte de relieve.

Claro que ante la escasez de artis-tas de auténtico genio, sería unapretensión desmesurada queaspiráramos a colocar en lasrotondas de nuestras carreterasobras de relevancia universal. Es

Grandes artistashay siempremuy pocos. Elgenio noabunda

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CdS 163

más, si sólo nos pudiéramos surtirde obras procedentes de talesartistas, no sería el de Lanzarote,ni mucho menos, el único museode arte contemporáneo quetendría que cerrar sus puertas. Esobvio que hay artistas que sinalcanzar esa genialidad son bue-nos intérpretes del espíritu culturalde su tiempo y que sus obras dia-logan con los problemas y lossueños de muchas de las gentesdel momento. Es decir, que susobras contribuyen también a edifi-car la cultura de la época. Pero,desgraciada o afortunadamente,tampoco son una especie tanabundante.

Podría argumentarse también queuna islita como Lanzarote carecede recursos económicos para asu-mir el coste de las obras de artis-tas cuya cotización en el mercadoes ya excesiva. Aunque cantidadesque alcanzan los ochenta millonesde pesetas son palabras mayores.Efectivamente, esa es la cantidadque nos vamos a gastar paraengalanar una plaza pública enPuerto del Carmen. Tampoco pare-ce que la ausencia de fondos seael problema cuando en Arrecife lasesculturas se compran en paque-tes de tres y a precios muy supe-riores a los del mercado.

Podría, y debería, discutirse cuál esel lugar del arte entre las priorida-des públicas del momento.Algunos sostendrían que para lacultura o el arte cualquier inver-sión es poca. Excelsa opinión; queennoblece a quien la emite. Pero sialgo abunda son las opiniones. Yo,por ejemplo, tengo también lamía: no sólo no es cierto que seinvierta poco en la adquisición deltrabajo de los artistas, sino queuno de los grandes problemas del

arte en la actualidad es el excesode atención social e inversióneconómica que ha transformadoel mundo del arte en una feria oen un desfile de moda. Así que lasinversiones culturales hay que ana-lizarlas con lupa, como cualquiergasto público.

En cualquier caso, se invierta pocoo se invierta mucho, lo que resultaobvio es el empobrecimiento cul-tural que acarrean siempre laspolíticas nacionalistas. Cuandouno está más pendiente de ladenominación de origen de lafirma del autor que de la calidadde la obra, los resultados tienenque ser por fuerza pobres.

Así ha ocurrido en este país.Desde que los nacionalistasespañoles gobiernan las institucio-nes culturales públicas se ha pro-ducido una clara devaluación de lacalidad de su trabajo y, en conse-cuencia, de su prestigio –que tam-poco es que antes fuera para tirarcohetes–. El declive del IVAM y delReina Sofía constituyen los casosmás emblemáticos. Claro que elempobrecimiento cultural no tienepor qué ir ligado obligatoriamentea la reducción de las inversiones.De hecho, en España siguen bro-tando museos de arte contem-poráneo como setas.

Si el localismo estrecha el marcocultural a un espacio en el quehabitan cuarenta millones de per-sonas, malo; si nos vemos obliga-dos a contemplar casi exclusiva-mente a los artistas de una comu-nidad de un millón setecientas milpersonas, peor; pero si el ecosiste-ma artístico se reduce a su dimen-sión lanzaroteña, hemos alcanza-do entonces las más altas cumbresdel ridículo.

Jorge Marsá

Uno de losgrandes

problemas delarte en la

actualidad es elexceso de

atención sociale inversión

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164 nº 11

FUNDACIÓN CÉSAR MANRIQUE

BODEGAS MOZAGA

MEGACENTRO

SOCIEDAD DEMOCRACIA

Concj. Cultura AYUNTAMIENTO DE ARRECIFE

SALA DE ARTE PUNTO DE ENCUENTRO

HARINERA LANZAROTEÑA

LÍNEA

CIBE SPORT

PATROCINADORES

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166 nº 11

EDITORIALESNueva revista para LanzaroteEn defensa del RiscoSí al puerto deportivo... enNaos

IGNACIO RAMONETInformarse cuesta

CIUDADANOS POR ARRECIFEEl Arrecife que queremos

J.A. MARTÍNEZ VILLARLa militarización del Risco

ANTONIO BARREROFórmulas añejas en los nuevosproductos turísticos

CHRISTEL BURGHOFFEl lado negro del dinero

Carpeta:TindayaLUIS DÍAZ FERIATALDAHI. El territorio, un bienintergeneracional

MARÍA ANTONIA PERERABETANCORTTindaya: reflexiones sobre unamontaña agredida

CARLOS NOVALESTindaya, territorio de sueños

RICARDO SANTANA SANTANACrisis de la política y circoconejero

JUAN RAMÓN CAPELLALa problemáticamedioambiental: notas parauna cultura ecosocialista

HERMINIA FAJARDO FEOSáhara Occidental: futuro incierto

Ken Saro-Wiwa y el ecologismode los pobres de la Tierra

NATALIA JIMÉNEZ MARSÁEl cine que nos invade

LIBROSEstrategia Solar

EDITORIALESSegunda entregaEl Guincho, 10 añosEl PEPA: la Marina en entredichoA vueltas con El Risco

CARLOS NOVALESTindaya: el arte como pretexto

JORDI PALOUIndustria turística en el TercerMundo

JORGE MARSÁEl amargo sabor del éxito

Carpeta: ArrecifeJOSÉ RAMÓN BETANCORT MESAArrecife en Tipos de mi tierra

Mª DEL ROSARIO HERNÁNDEZArrecife: aprender a caminar

COLECTIVO FAYNA-ZONZAMASArrecife, 200 años

ENRIC TELLOCiudades sostenibles

CIUDADANOS POR ARRECIFEUna visión alternativa de laMarina

MANUEL LÓPEZ GONZÁLEZEvaluación económica delPuerto deportivo

RICARDO SANTANA SANTANAArrecife: entre la huida y ladesesperanza

CODAPatentar seres vivos

NATALIA JIMÉNEZ MARSÁNuestro ocio

GRUPO AGRICULTORES ECOLÓGICOSLa agricultura ecológica

GRUPO DE RESIDUOS Y RECICLAJEBoicot al PVC

LIBROSLa economía verdeLa cultura de la satisfacción

EDITORIALESCuatro años sin ReservaCabildo, una estrategia para laesperanzaEl legado de César ManriqueEl hombre que hizo visible elmundo submarino

RICARDO SANTANA SANTANACampistas, consumidores yconejeros

CIUDADANOS POR ARRECIFEArrecife, el reto de una ciudad

FERNANDO CEMBRANOS DÍAZBienestar, ecología yparticipación social

Carpeta: Reserva ydesarrollo sostenibleCOLECTIVO GIMARALLanzarote, Reserva de la Bios-fera. ¿Oportunidad o camelo?

ANA CARRASCOLanzarote como Reserva deBiosfera.

JOSÉ MANUEL NAREDOSobre el origen, uso y conte-nido del término "sostenible"

JORGE MARSÁ20 mandamientos para uncrecimiento insostenible

LUIS DÍAZ FERIAEl coqueto aerodinámico rocan-rol de color caramelo de ron

MIGUEL ÁNGEL MARTÍN ROSAGente, ¿cuánta gente?

REINHARD KÜHNLSociedad en transformación

ARANTXA RODRÍGUEZMujeres y el medio ambiente

Veredicto del Tribunal Interna-cional por los crímenes en Irak

EL EXTREMISTA INDISCRETOEl lagarto verde y la profecíade la homologación

LIBROSVivir mejor con menos

Cuadernosdel Guincho

Cuadernosdel Guincho

Cuadernosdel Guincho1 2 3

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CdG 167

EDITORIALESCuadernos, un añoEstrategia, Competitividad yMarketingKioto: el clima al servicio de laeconomía

RAMIRO ARBELO¡Basta ya!

NATALIA JIMÉNEZUn final feliz para el Gran Hotel

LOUIS TURNER Y JOHN ASHLa horda dorada

DOMINGO CONCEPCIÓN GARCÍAHuelga en Medio Ambiente enLanzarote

Carpeta: IdentidadJORGE MARSÁEl pasar del tiempo

ANGEL FERNÁNDEZ BENÉITEZLa identidad reclamada

ERIC J. HOBSBAWMIdentidad

JULIO SANTIAGO OBESOIdentidad lanzaroteña

JORGE MARSÁEl supermercado de laidentidad

ELSA DE LA HOZ GONZÁLEZOtra foma de ver la identidad

MARIO ALBERTO PERDOMOMi identidad

ALFONSO SANZLos ‘sin coche’

RICARDO SANTANA SANTANAPeriodismo de investigación

NATALIA JIMÉNEZ MARSÁImaginemos el Lanzarote quenos gustaría

LIBROSEn paz con el planeta

Cuadernosdel Guincho 4

EDITORIALESPresentaciónEl aparcamiento de TimanfayaCatástrofe en Doñana

ANTONIO VERCHER NOGUERAReflexiones sobre poder ymedio ambiente

PABLO FRUTOS BETANCORTEl Poder Ambiental Insular y el miedo

CIUDADANOS POR ARRECIFEUn futuro para la Bahía deNaos

JOSÉ MANUEL NAREDOConfiguración y crisis del mitodel trabajo

Carpeta: La EstrategiaLanzarote en la BiosferaUna lectura crítica de la Estrategia

Población y convivencia

Cultura y patrimonio

La economía insular

El sistema urbanístico

La ecología insular

Los sectores ambientales clave

Sobre los fundamentosjurídicos de una estrategia dedesarrollo sostenible

Las conclusiones de El Guincho

ÁNGEL SÁNCHEZ¿Qué Canarias quiero?

ÁNGEL FERNÁNDEZ BENÉITEZSobre la utilidad de enseñar yla conveniencia de aprender

ROSA COBO BEDIALa democracia moderna y laexclusión de las mujeres

CIUDADANOS POR ARRECIFEOtra forma de construir ciudad

Cuadernosdel Guincho5/6

EDITORIALESNos conformamos con quecumplan la LeyConsenso político contra elmedio ambienteEl Guincho-Ecologistas enAcción: una nueva etapa

JORGE MARSÁUna obra imprescindible

EL GUINCHO-ECOLOGISTAS EN A.Historia de una farsa: la Moratoria turística

ROQUE CALERO PÉREZLa nuclearización de Marruecosy Canarias

Carpeta: BiodiversidadJOSÉ ANTONIO PASCUAL TRILLO8 preguntas para una situacióndesesperada

CARLOS J. MELIÁN, JOSÉ M.MONTOYA, MIGUEL A. RODRÍGUEZEl equilibrio de la naturalezaen medios insulares

DOMINGO CONCEPCIÓN GARCÍADossier Lanzarote

VANDANA SHIVAEl saber propio de las mujeresy la biodiversidad

EZEQUIEL NAVÍOEl comercio de vida silvestre:un mercado de alto riesgo

ÁNGEL FERNÁNDEZ BENÉITEZLa otra contaminación

JOAQUÍN SEMPERENecesidades y políticaecosocialista

FORO LANZAROTEManifiesto por la detención del crecimiento turístico

JORGE MARSÁEl nuevo aeropuerto: ¿sueño o pesadilla?

LIBROSCuadernos Worldwatch

Cuadernosdel Guincho 7

Page 168: Cuadernos del Sureste · de forma masiva por la población de la Isla. Si en torno a 10.000 personas salieron a la calle, dando vida a una protesta pacífica, festi-va y muy plural

168 nº 11

EL GUINCHOLa misma insostenibilidadEl litoral de Arrecife

NATALIA JIMÉNEZ MARSÁCarta de una ballena canaria aJoaquín Araújo

ENRIC TELLONovedades en Baleares

BELÉN BALANYÁMás allá de Seattle

ANTONIO ESTEVANNuevo desarrollismo ecológico

ÁNGEL FERNÁNDEZ BENÉITEZParaísos naturales y artificiales

Carpeta: NuclearesGREENPEACE¿Energía nuclear? No, gracias

JOSÉ NARANJOEnergía nuclear en Marruecos:Tan Tan es sólo el comienzo

COLECTIVO SURESTEPateras, tomates, pescados y nucleares

JORGE MARSÁConstrucción y medioambiente

FÉLIX HORMIGAMito y realidad del Puerto del Arrecife

FERNANDO GÓMEZ AGUILERALa Marina de Arrecife

CIUDADANOS POR ARRECIFEArrecife: algunos criterios para construir la ciudad

JOSEP MARÍA MONTANEREl modelo Curitiba: movilidad y espacios verdes

JORGE MARSÁUna alternativa irracional: el automóvil

MARIO ALBERTO PERDOMOLa ‘ecotasa’ que ha de llegar

Cuadernosdel Guincho 8

EDITORIALESNueva etapa en CuadernosCon la vista puesta en Berrugo

JORGE MARSÁTindaya: el síndrome de Van Gogh

RAMIRO ARBELOEl trabajo en España

GINÉS DÍAZ PALLARÉS Y JORGE MARSÁCrecimiento turísticoy contestación social

FRANCISCO FERNÁNDEZ BUEYLas mujeres desaparecidasyla cuestión de género

Carpeta: Inmigración

I. La sociedad migratoria

II. Biología y cultura:del racismo alfundamentalismo cultural

III. El crecimiento de ladesigualdad

IV. El desafío de la convivencia

V. Otras voces de aquí

JOSÉ ANTONIO PASCUAL TRILLOEl valor de la vida

FERNANDO SABATÉ BELYendo pa’ la mar a por lapas y burgaos

EZEQUIEL NAVÍOIdentidad

CIUDADANOS POR ARRECIFELitoral de Arrecife:una propuesta de gestión

CIUDADANOS POR ARRECIFEBu Litoral: propuesta decreación de un tranvía

JORGE MARSÁDe la competencia a laeconomía planificada

CuadernosddeellSuurreessttee 9

RICARDO SANTANA SANTANALa demolición del viejo Arrecife

WWW.QUENECESITAARRECIFE.ORGArrecife, una ciudad sinproyecto

CARLOS MECAEl turista de calidad

CARLOS NOVALESAtaque a la civilización

JORGE MARSÁLa cultura de la queja

JORGE RIECHMANNComer Carne

¿Turismo de calidad?CUADERNOS DEL SURESTESobre el turismo de calidad

EL GUINCHO - WWF-ADENAMaciot Sport: las razones deuna oposición

ACHITACANDETurismo de calidad ysostenibilidad

CUADERNOS DEL SURESTEDirectrices para un crecimientoinsostenible

FERNANDO GÓMEZ AGUILERAPaisaje de las visitadas

FEDERICO AGUILERA KLINKCambios sociales einstitucionales para la gestiónambiental

DANIEL RAVENTÓSLa Renta Básica

ÁNGEL FERNÁNDEZ BENÉITEZLos conflictos de la proximidady la excusa del racismo

SUSAN GEORGEUn Contrato Planetario

BRÍGIDA MARTÍNLanzarote comienza en 2003

RAMIRO ARBELOAdicción a la ideología

CuadernosddeellSuurreessttee 10