cuaderno 4 - epistemología y métodos en antropología

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1 Epistemología y métodos en Antropología: integración de métodos científicos y hermenéuticos y crítica epistemológica Aurora González Echevarría Universidad Autónoma de Barcelona

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Epistemología y métodos en Antropología:

integración de métodos científicos y hermenéuticos y crítica epistemológica

Aurora González EchevarríaUniversidad Autónoma de Barcelona

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Mi propio empeño está en la integración de las metodologías científicas e interpretativas en una única metodología antropológica que sea científica en aquel sentido clásico de Popper. Que sea científica no porque busque explicaciones nomológico-deductivas sino porque ponga a prueba cada una de sus proposiciones. Y para ello voy a utilizar dos herramientas básicas:

1. la diferenciación entre una hermenéutica ontológica y una hermenéutica metodológica.

2. la consideración de las etnografías como predicados de estructura que integran interpretaciones y explicaciones relacionales.

La indiscutible influencia de la tradición, de los intereses, de los valores en las construcciones científicas será analizada en la parte final de este artículo, en la que trato de la crítica epistemológica.

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1. El debate entre métodos científicos y hermenéuticos en

Antropología.

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Habría que empezar escribiendo: los debates. Entre ciencias naturales y sociales, entre disciplinas nomotéticas e ideográficas, entre antropología científica e interpretativa, oposiciones que se solapan parcialmente, sólo parcialmente.

Las constantes discusiones metodológicas en ciencias sociales se han explicado de varios modos. En los setenta, al calor de la publicación en 1962 de La estructura de las revoluciones científicas de Kuhn, estuvo de moda sostener que eran consecuencia de un estado preparadigmático. Muchas otras veces se las ha considerado indicio del complejo de inferioridad propio de disciplinas que no alcanzan el estatuto de ciencias. Frente a estas simplificaciones, una tesis de Gustavo Bueno, enunciada en 1982 y recogida sin modificaciones en textos posteriores, entre ellos el primer volumen de su Teoría del cierre categorial y un pequeño libro sobre Ciencia y Filosofía de 1995, me parece muy esclarecedora.

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TEORÍA DEL CIERRE CATEGORIAL

Se trata de ver de qué manera la teoría del cierre categorial intenta dar respuesta a la cuestión acerca de la cientificidad de las ciencias sociales. Resulta esclarecedor este análisis de Bueno, que lleva a considerar las discusiones metodológicas como característica intrínseca de las ciencias humanas (o sociales o del espíritu) y no como expresión de un complejo de inferioridad o de una situación preparadigmática.

Planteamiento 1. Gustavo Bueno distingue entre dos situaciones, en principio muy bien definidas, dentro de los campos operatorios propios de cada disciplina y que se diferenciarían por la inclusión o no inclusión en sus campos semánticos del sujeto gnoseológico.

Conviene ir definiendo algunos de los conceptos presentados, veamos:¿Qué es el sujeto gnoseológico? Es el sujeto corpóreo mediante el cual tienen lugar las operaciones científicas. El sujeto gnoseológico es un concepto complejo, no sustancialista, dado al igual que el campo de las ciencias, in media res, apareciendo en el curso mismo de las construcciones científicas, no antes ni después. El sujeto gnoseológico es así, básicamente, un sujeto operatorio dado en el propio ejercicio de las ciencias, permitiendo distinguir con ello situaciones alfa-operatorias (en las que no aparece en su campo el sujeto gnoseológico ni ningún analogado) y situaciones beta-operatorias (en las que sí aparece). Por tanto, todas las ciencias implican en su construcción un sujeto gnoseológico (SG) que hace sus

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veces de sujeto operatorio, pero el SG no aparece en todos los campos semánticos de las diferentes disciplinas.

Planteamiento 2. La situación primera, α, sería la de aquellas ciencias, como la física, la química, la biología molecular en cuyos campos no aparece formalmente, entre sus términos simples o compuestos, el sujeto gnoseológico (SG) o también un análogo suyo riguroso, pongamos por caso, un animal dotado de capacidad operativa. La situación segunda, β, es la de aquellas ciencias en cuyos campos aparezcan (entre sus términos) los sujetos gnoseológicos o análogos suyos rigurosos. Esta segunda situación sería, sigue Bueno, la de las ciencias humanas, atribuyendo a hombre su significado más preciso, el de sujeto cognoscitivo. Si bien la oposición entre metodologías alfa-operatorias y beta-operatorias fue formulada para dar cuenta de la distinción entre las ciencias naturales y las ciencias humanas o sociales, no necesariamente es siempre así, pues, como veremos, en el proceso de construcción de las diferentes disciplinas humanas o sociales pueden aparecer situaciones o , determinadas por la metodología (estados límite e intermedios). Por tanto, es más riguroso hablar de metodologías alfa-operatorias y metodologías beta-operatorias.

Planteamiento 3. Efectivamente, según la filosofía del cierre categorial, cabe ensayar un criterio de demarcación entre ciencias físico-naturales y ciencias humanas ateniéndose a los diferentes recursos operatorios movilizados en cada caso.Dentro de las ciencias humanas pueden definirse metodologías β-operatorias, cuando el sujeto operatorio se incluye en sus campos con lo que implica: fenómenos, causas finales, etc., y metodologías α-operatorias cuando al SG se lo neutraliza. El límite de estas metodologías α-operatorias serían las metodologías α1, que tienden a hacer de las ciencias humanas ciencias naturales, eliminando por completo las operaciones y los fenómenos humanos.Las metodologías α-operatorias no reduccionistas serian las α2, que consideran los resultados objetivos de las operaciones humanas. Pueden diferenciarse dos tipos, I-α2 y II-α2. Metodologías I-α2 se aplicarán cuando las estructuras o procesos a los que se llega por medio de las operaciones β son de tipo α, pero además comunes (genéricas) a las estructuras o procesos dados en las ciencias naturales (por ejemplo los movimientos brownianos de una multitud).

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Las metodologias II-α2 se emplearían cuando se llega a estructuras o procesos específicos de las ciencias humanas o de la etología, por ejemplo estructuras culturales.

Planteamiento 4. En cuanto a las metodologías β-operatorias, el límite serían los estados β2, donde las operaciones del SG no sólo no son eliminadas de los resultados, sino requeridas por éstos a título de decisiones, estrategias, planes (jurisprudencia, política económica, etc.), mientras que en los estados β1 las operaciones del sujeto gnoseológico no aparecen como determinantes de términos del campo que sólo tienen realidad a través de ellas, sino como determinadas ellas mismas por otras estructuras y otras operaciones.

También en β1 son dos los modos en que puede tener lugar esta determinación, en las metodologías I-β1 a través de contextos objetivos (objetuales) que remiten a la forma en que fueron construidos, por ejemplo, la ciencia de las estructuras tecnológicas, en las que las operaciones resultan determinadas por objetos iguales o similares a las que ellas mismas produjeron, en las metodologías II-β1 las operaciones aparecen determinadas por otras operaciones procedentes de otros SG (por ejemplo, la teoría de los juegos).

Planteamiento 5. Tendríamos así, en el ámbito de las ciencias humanas, seis situaciones, dos de ellas límite, las α1 y β2, en las que las ciencias humanas se convierten en ciencias naturales y praxis, tecnología, respectivamente. Y cuatro estados intermedios, los I-α2 y II-α2, en los que nos enfrentamos a procesos o estructuras objetivas, genéricos los primeros, específicos de las ciencias humanas los segundos, y los I-β1, II-β1, en los que nos enfrentamos a operaciones humanas genéricas o específicas.

Conclusiones.

1. Los estados de equilibrio α2 serían los más característicos de las ciencias humanas, ciencias por la neutralización de las operaciones gnoseológicas, humanas porque hay que contar con ellas internamente; ciencias humanas sui generis porque no es propiamente el hombre lo que ellas consideran, sino procesos o estructuras dadas por mediación de los hombres.2. Las ciencias humanas tendrían una dialéctica propia, al estar integradas por un doble plano operatorio frente a las ciencias naturales, que se moverían sólo en un plano asimilable al plano α. Bueno piensa que la polémica entre estructuralismo y existencialismo podría ser reconstruida a partir de la antinomia entre las metodologías α y β.

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3. Por último (y de ahí mi interés en tomar como uno de los puntos de partida esta caracterización de las ciencias humanas):a) No se trata de que alguien esté decidido a practicar metodologías α o β, es la propia naturaleza de las cosas la que le lleva a una u otra.b) Las ciencias humanas se mantendrían en una oscilación constante, y no casual, en ciertos estados de equilibrio inestable.c) Esta inestabilidad se traduce en una polémica permanente respecto a los fundamentos de su cientificidad.

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Resumiendo: El criterio gnoseológico de demarcación entre ciencias físico-naturales y ciencias humanas y etológicas ensayado por Bueno sería entonces el siguiente: en los campos de las ciencias humanas aparecen, como un término o una relación más del campo, individuos que realizan operaciones; en los campos de las ciencias físico-naturales no aparecen formalmente sujetos operatorios. En estas últimas el único sujeto operatorio es el científico que manipula los términos del campo e intenta establecer entre ellos relaciones físico-contiguas (paratéticas).Para dar signifícado gnoseológico a esta relación reflexiva G. Bueno entiende al sujeto humano como un «sujeto gnoseológico». Se entenderá por «sujeto gnoseológico» a aquel que aparece en la gnoseología general analítica: desde el punto de vista sintáctico se tratará del individuo en cuanto realiza operaciones; desde el punto de vista semántico, en cuanto construye fenómenos; desde el punto de vista pragmático, todas las figuras (autologismos, dialogismos ynormas) afectan al sujeto. De acuerdo con la idea de ciencia del materialismo gnoseológico y para simplificar, se suele considerar el sujeto gnoseológico fundamentalmente como un sujeto operatorio.De este modo, existirán ciencias en cuyos campos no aparezca formalmente el sujeto operatorio. Será el caso de las ciencias físico-naturales, pues en ellas el único sujeto operatorio es el propio científico. Efectivamente, el hombre, considerado como un sólido grave, o como un conjunto de macromoléculas orgánicas, no es un sujeto operatorio, no realiza operaciones. En estas ciencias se establecen relaciones por contigüidad en un sentido físico y el sujeto puede ser totalmente eliminado cuando se dan procesos de confluencia material operatoria. No se puede decir que un neutrón, o un astro, o una sustancia química, realiza operaciones salvo que antropomorficemos.Ahora bien, existirán otras ciencias, las ciencias humanas o etológicas, en cuyos campos aparece formalmente un sujeto en cuanto realiza operaciones. El historiador reproduce las operaciones de un sujeto pretérito partiendo de reliquias y relatos, el psicólogo estudia las operaciones de una rata o de una paloma en un laberinto o en una caja de Skinner, el lingüista analiza las operaciones realizadas por un hablante, el antropólogo cultural se convierte él mismo en un trobiandés o en un indio seneka con el objeto de estudiar las operaciones de los nativos, de modo que puede llegar a darse una continuidad entre las operaciones del científico y las operaciones de los sujetos a los que se estudia: Lorenz camina graznando delante de una hilera de patitos; von Frisch reconoce los mensajes de las abejas.

Esto lleva a distinguir diferentes metodologías operatorias: un científico puede intentar construir una explicación de las operaciones de los sujetos a los que estudia realizando a su vez operaciones sobre las operaciones de dichos sujetos:

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Llamaremos metodologías -operatorias a todos aquellos procedimientos [.,.] que incluyen el intento de organizar científicamente un campo en tanto él produce analógicamente las mismas operaciones [...] que debe ejecutar el sujeto gnoseológico para organizarlo. (Bueno 1978e: 29)

Pero también podrá ocurrir que el científico considere que las operaciones realizadas por los sujetos a los que estudia son meros fenómenos que hay que salvar y que la explicación debe ser elaborada regresando a componentes objetivos o genéricos: las metodologías que:

partiendo de las metodologías -operatorias, regresan a un plano en el cual las operaciones [...] del campo gnoseológico han desaparecido como tales, factorízadas en sus componentes objetivos, serán llamadas metodologías -operatorias (Bueno 1978e: 30)

Pues bien, Bueno caracteriza las ciencias humanas por utilizar metodologías operatorias y mientras que las ciencias físico-naturales y formales utilizarían sólo procedimientos operatorios del tipo donde las operaciones del sujeto queden eliminadas o neutralizadas.

Dentro de las metodologías el materialismo gnoseológico distingue dos tipos:: Las operaciones de los individuos quedan eliminadas totalmente y se regresa a factores anteriores a la operatoriedad de los sujetos que se estudian. Es el caso de la construcción de universales antropológicos del estilo de «todas las casas tienen puerta». La explicación de este universal no radica en la operatoriedad de los humanos sino en una razón termodinámica: el intercambiode energía con el medio. La propuesta de Adams (1981) para elaborar una teoría antropológica libre de la metafísica puede considerarse como 1-operatoria, pues allí los sujetos actúan de acuerdo con las leyes de la energía: la segunda ley de la termodinámica, el principio de Lotka (1922) y la teoría de Prigogine sobre los estados alejados del equilibrio (1977).Estas leyes genéricas actúan absorbiendo las operaciones del sujeto que en la práctica se consideran como no existentes.: Las operaciones de los sujetos que se estudian se eliminan sólo relativamente pues se parte de ellas para explicarlas regresando a estructuras envolventes que las desbordan. Estas estructuras pueden ser genéricas a varias ciencias (por ejemplo, estadísticas): situación I; o ser específicas de los propios campos etológicos y humanos: situación II.

Situación I-: Kurt Lewin (1966: cap. II, 9, cap. VI) explica cómo la trayectoria de los individuos en un teatro que se incendia es similar a la trayectoria de las moléculas de un gas al que se le aumenta la temperatura. Las operaciones de los sujetos afectados por el siniestro son consideradas como fenómenos, pues se explican regresando a relaciones de contigüidad físico-espacial propias de términos

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operatorios en función de formas genéricas que son comunes: las moléculas del gas se mueven en línea recta por el principio de inercia; los individuos se mueven en línea recta como consecuencia de operaciones psicológicas. Los modelos topológicos de R. Thom, aplicables a sistemas geológicos, biológicos o económicos, también serían metodologías I-α2. Estaría también en este grupo la teoría de la evolución cuando se aplica a campos culturales, políticos o sociales: se considera entonces que la evolución cultural tiene causas -operatorías que son independientes de la operatoriedad de los sujetos.Situación II-: Las operaciones de los sujetos que aparecen en el campo son consideradas también como fenoménicas pero la explicación se construye mediante esquemas que son específicos de las ciencias humanas. L. White (1949: cap VI) aboga por explicaciones que él llama culturológicas: no es el hombre el que hace la cultura sino al revés. El estructuralismo francés de Lévi-Strauss sería también un ejemplo de metodología II-α2, en una versión taxonómica formalista, pues las operaciones de los sujetos son explicadas en virtud de esquemas ocultos que se suponen genéricos a todos los hombres.

Dentro de las metodologías el materialismo gnoseológico distingue también dos tipos -operativos: : Las operaciones del científico reconstruyen (de forma esencial) las operaciones realizadas por los sujetos a quienes se estudia, pero no al revés. El científico reexplica las operaciones del sujeto experimental construyendo a su vez otras operaciones, pero no ocurre que éste pueda reconstruir las operaciones del científico (el caso de la etnohistoria fenoménica). A su vez, Situación I-: Las operaciones que reconstruye el científico son construidas efectivamente por él como tales: la ciudad histórica que es reconstruida partiendo de sus ruinas (reliquias) o de relatos. El prehistoriador que, encontrando una punta sílex, reconstruye la lanza o la flecha precisamente porque es capaz de reconstruir las operaciones que realizara un Neanderthal extinto del Pleistoceno Superior, hace 75,000 años.Situación II-: El científico pretende determinar las operaciones del sujeto que estudia para así explicar su comportamiento. Esto sería lo que ocurre en la teoría de juegos (von Neumann-Morgenstem 1953).

: Sería aquella situación en la que existe una continuidad entre las operaciones que realizan los individuos que se estudian y las que realiza el investigador (que deja de ser un científico para convertirse más bien en un técnico). Este técnico reconstruye las operaciones del sujeto operatorio y viceversa. Las operaciones de este técnico manifiestan una continuidad con la praxis categorial: la economía en cuanto praxis política. En antropología esta situación sería la que se da en la técnica colonial misionera de iglesias o estados. En Historia, las metodologías se dan en la historiografía del presente o el periodismo. En estos casos ya no tiene por qué existir asimetría

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gnoseológica entre el sujeto que realiza el estudio y los individuos a quienes se estudia.

Como vemos, las metodologías y son situaciones extremas:

reduce el material a explicaciones físico-químicas, sociobiológicas o termodinámicas, de modo que las operaciones que realizan los sujetos y que aparecen como materiales de campo de una determinada ciencia, casi no se reconocen como existentes. Al contrario, en las operaciones del sujeto que estudiamos se confunden con las del científico, de tal modo que ya sólo se puede hablar de praxis política o conocimientos de carácter tecnológico.Las metodologías y , por el contrario, reconocen la existencia de las operaciones de los individuos dentro del campo de una ciencia: las metodologías operatorias consideran que estas operaciones son fenómenos que hay que trascender para llegar a teorías que las expliquen de acuerdo con esquemas genéricos biológicos o estadísticos (I-) o con esquemas propiamente etológicos, antropológicos o culturológicos (II-). Las metodologías -operatorias consideran que las operaciones del nativo deben ser reconstruidas a su misma escala, elaborando otras operaciones que las reexpliquen en contextos más amplios (I-). En antropología las diferentes culturas aparecen explicadas como resultado de la difusión o de la historia política. También se pueden imponer operaciones a los sujetos que estudiamos para analizar sus desarrollos operatorios (II-).

Según el materialismo gnoseológico las ciencias humanas y etológicas pueden diferenciarse de las ciencias físico-naturales y formales por tener un doble plano operatorio. De este modo, gran parte de las discusiones entre escuelas propias de estas ciencias son reinterpretadas por Bueno como una contraposición de mecanismos operatorios diferentes.

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Hasta aquí las tesis de Bueno. Creo que a partir de este momento es más fácil hablar de metodologías interpretativas o hermenéuticas y metodologías explicativas que de metodologías II-β1 y II-α2, que serían las más propias de la Antropología.

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IMBRICACIÓN DE LA HERMENÉUTICA UTENS EN LA ETAPA CLÁSICA DE LA ANTROPOLOGÍA

En el caso concreto de la Antropología, la etapa clásica, la que se desarrolla entre mediados del siglo XIX y mediados del siglo XX, trató con más frecuencia de fundamentarse recurriendo a métodos científicos que a métodos hermenéuticos. Hablo, evidentemente, del recurso explícito, puesto que la Antropología ha sido siempre, en una parte, al menos, de sus realizaciones, interpretativa, porque los sujetos cuya cultura constituyó tradicionalmente su objeto de estudio eran básicamente “otros” no inmediatamente inteligibles.No quiero decir que los primeros relatos que reconoceríamos como resultado de una observación participante estuvieran libres ni de teoría ni de preconcepciones etnocéntricas. La primera está siempre presente en el etnógrafo, en el antropólogo cuando hace etnografía, que no apunta a otra cosa la distinción terminológica, y de las segundas nunca nos libramos del todo. Lo que sostengo es que si nos situamos en el ámbito de la Antropología académica, la que cuaja en la segunda mitad del siglo XIX, e incluso antes, nos encontramos con un esfuerzo hermenéutico por entender prácticas culturales chocantes.Este esfuerzo interpretativo, como decimos, no fue planteado, a priori, como una «utilidad» contraria a los métodos científicos, más bien se desarrolló como “herramienta” en apoyo de los mismos. De aquí que hablemos de imbricación de la hermenéutica utens1 como recurso en la utilización de los métodos científicos predominantes en esa época.Algunos ejemplos de ese «esfuerzo hermenéutico» los encontramos en las siguientes palabras de Sapir, recogidas, a su vez, por Pike y que iban a servir como argumentario para desarrollar su teoría de los enfoques emic y etic:

1 Así como en la escolástica se hablaba de lógica docens y lógica utens, es decir, la teoría lógica y la aplicación concreta de la misma en el razonamiento, así también se puede hablar de "hermenéutica docens" y "hermenéutica utens". Peirce entendía la lógica docens como sistema y la utens como lógica aplicada o metodología. Aranguren hablaba de una "ethica docens" y una "ethica utens", y decía que no están tan disociadas: "la separación entre la moral vivida o ethica utens y los tratados de ética [i.e. la ethica docens], que para casi nada la toman en cuenta, es incomprensible". Por eso prefiero hablar de una hermenéutica docens, como teoría general de la interpretación; y una hermenéutica utens, viva, que va al caso concreto, adaptando de manera proporcional las reglas que ha derivado de su doctrina y de su práctica, según lo que tiene de prudencia o phrónesis. Así, la hermenéutica es primordialmente teórica y derivativamente práctica, porque el que pueda ser práctica se deriva de su mismo ser teórica. Por eso he dicho antes que es ciencia y arte a la vez. (Mauricio Beuchot, Perfiles esenciales de la hermenéutica, 1977)

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Es imposible decir qué está haciendo un individuo a menos que hayamos aceptado tácitamente los esencialmente arbitrarios modos de interpretación que la tradición social nos está sugiriendo constantemente desde el mismo momento de nuestro nacimiento. Déjese a quien dude de esto realizar el experimento de tratar de hacer un informe laborioso [i.e. etic] de las acciones de un grupo de nativos entregados a alguna actividad cuya clave cultural [i.e. un conocimiento del sistema emic] no posee. Si se trata de un escritor hábil, puede conseguir un relato pintoresco de lo que ve y oye, o piensa que ve y oye, pero las posibilidades de que sea capaz de proporcionar una relación de lo que sucede en términos que sean inteligibles y aceptables para los propios nativos son prácticamente nulas”. (Sapir, 1927, en Selected Writings: 546-547, citado por Pike. Los corchetes son de Pike)

Que el esfuerzo interpretativo del que hablaban Sapir y Pike estaba de alguna manera presente en las viejas etnografías, como por ejemplo la de Morgan de 1851 sobre los iroqueses, o la de Junod de 1898 sobre los baronga, o la de Howitt de 1904 sobre los australianos, se pone de manifiesto en la posibilidad que tenemos ahora de seguir leyéndolas. Tal vez no lleguemos a estar de acuerdo con todas sus conclusiones porque no nos parezcan plausibles, pero tampoco tenemos la sensación de que lo que estamos leyendo sea una caricatura.Un ejemplo referencial de la necesidad de esta imbricación hermenéutica se encuentra en Edward Burnett Tylor. Defensor de la aplicación del modelo inductivista que se venía aplicando a las ciencias naturales, fue consciente de que la Antropología evolucionista no podía aplicar en su totalidad el método, porque el inductivismo de las ciencias naturales se había hecho siglos atrás hipotético–verificacionista, incapaz de resolver el problema que ya había planteado Aristóteles, el del salto intuitivo desde las generalizaciones inductivas a las explicaciones, el inductivismo era consciente de que esas explicaciones que se alcanzaban “inductivamente” necesitaban de corroboraciones adicionales. Y Tylor era consciente por su parte de que las explicaciones sobre los orígenes eran hipótesis difícilmente corroborables por la ausencia de datos.

Este fue uno de los problemas que trató de resolver Radcliffe-Brown al dirigir ala Antropología hacia el estudio de las sociedad primitivas contemporáneas. A sus principios explicativos, como la unidad del grupo de hermanos, o la alternancia de generaciones, también se llegaba inductivamente y también eran hipótesis, pero susceptibles de comprobaciones por el nuevo tipo de sociedades de las que se ocupaba esta Antropología del primer siglo XX.

Por la época en que Tylor aplicaba el método inductivo de las ciencias naturales, Dilthey buscaba en la tradición hermenéutica un método específico para las ciencias del espíritu, a las que consideraba ciencias nomotéticas, como las naturales. En la Antropología culturalista americana encontró más eco la tendencia idiográfica del

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historicismo alemán que la búsqueda de Dilthey, que tuvo una mayor continuidad en la sociología comprensiva de Weber y de Schütz. Sólo a finales de los cincuenta, con la influencia combinada de Winch, 1958 y de Gadamer, 1960, se generalizó el giro hermenéutico en Antropología. En esta clave se lee la introducción de Geertz, (1973) a La interpretación de las culturas:

El concepto de cultura que propugno y cuya utilidad procuran demostrar los ensayos que siguen es esencialmente un concepto semiótico. Creyendo con Max Weber que el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido, considero que la cultura es esa urdimbre y que el análisis de la cultura ha de ser por lo tanto, no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones. Lo que busco es la explicación, interpretando expresiones sociales que son enigmáticas en su superficie…

En antropología o, en todo caso, en antropología social lo que hacen los que la practican es etnografía. Y comprendiendo lo que es la etnografía o más exactamente lo que es hacer etnografía se puede comenzar a captar a qué equivale el análisis antropológico como forma de conocimiento. Corresponde advertir enseguida que ésta no es una cuestión de métodos. Desde cierto punto de vista, el del libro de texto, hacer etnografía es establecer relaciones, seleccionar a los informantes, transcribir textos, establecer genealogías, trazar mapas del área, llevar un diario, etc. Pero no son estas actividades, estas técnicas y procedimientos lo que definen la empresa. Lo que la define es cierto tipo de esfuerzo intelectual: una especulación elaborada en términos de, para emplear el concepto de Gilbert Ryle, "descripción densa"…

Por ahora sólo quiero destacar que la etnografía es descripción densa. Lo que en realidad encara el etnógrafo (salvo cuando está entregado a la más automática de las rutinas que es la recolección de datos) es una multiplicidad de estructuras conceptuales complejas, muchas de las cuales están superpuestas o enlazadas entre sí, estructuras que son al mismo tiempo extrañas, irregulares, no explícitas, y a las cuales el etnógrafo debe ingeniarse de alguna manera, para captarlas primero y para explicarlas después…

Si la interpretación antropológica es realizar una lectura de lo que ocurre, divorciarla de lo que ocurre —de lo que en un determinado momento o lugar dicen determinados personas, de lo que éstas hacen, de lo que se les hace a ellas, es decir, de todo el vasto negocio del mundo— es divorciarla de sus aplicaciones y hacerla vacua. Una buena interpretación de cualquier cosa —de un poema, de una persona, de una historia, de un ritual, de una institución, de una sociedad— nos lleva a la médula misma de lo que es la interpretación. Cuando ésta no lo hace así, sino que nos conduce a cualquier otra parte —por ejemplo, a admirar la elegancia de su redacción, la agudeza de su autor o las bellezas del orden euclidiano— dicha interpretación podrá tener sus encantos, pero nada tiene que ver con la tarea que debía realizar: desentrañar lo que significa… El análisis cultural es (o debería ser) conjeturar significaciones, estimar las conjeturas y llegar a conclusiones explicativas partiendo de las mejores conjeturas, y no el descubrimiento del continente de la significación y el mapeado de su paisaje incorpóreo… De manera que la descripción etnográfica presenta tres rasgos característicos: es interpretativa, lo que interpreta es el flujo del discurso social y la interpretación consiste en tratar de rescatar "lo dicho" en ese discurso de sus ocasiones perecederas y fijarlo en términos susceptibles de consulta…

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LA INFLUENCIA DE LA FILOSOFÍA HERMENÉUTICA EN LA ANTROPOLOGÍA POSTMODERNA

La influencia de la filosofía hermenéutica está presente en la Antropología postmoderna cuando enfatiza que todo discurso no es más que la expresión de una tradición cultural. Pero reforzada por un relativismo de corte kuhniano2, que se atiene a la versión del concepto de “paradigma” de 1962, inespecífica, sin tener en cuenta las autocríticas de Kuhn a partir de 1969, y considera que las aproximaciones hechas desde distintas ópticas, desde distintos paradigmas, son inconmensurables. Ya no se trata de la aplicabilidad del método científico al estudio de la sociedad y de la cultura sino del cuestionamiento general del método científico.

En definitiva, desde la Antropología de la segunda mitad del Siglo XX se ha rechazado la metodología científica por razones diversas:

* Porque incomprensiblemente se sigue teniendo como referencia una concepción ideológica de la ciencia que habla de objetividad y de neutralidad.

* Porque se trabaja con el reflejo de la concepción heredada de las teorías científicas, identificando explicación teórica y explicación nomológico-deductiva.

* Y porque, en consecuencia, se oponen los procesos de explicación a los de comprensión.

Contra la cientificidad de la Antropología se aduce, por una parte, que la relación entre sujetos, que es propia del estudio de los fenómenos socioculturales, no puede ser ni neutra ni objetiva. Y, por otra, que la dificultad de aplicación de la cláusula ceteris paribus3 y la versatilidad del comportamiento humano limitan a pocos casos –en ocasiones

2 El relativismo epistémico se compromete con una idea de verdad particularizada y relativizada a los contextos (histórico, cultural o individual), cancelando así una metodología cuyo fin sea establecer criterios normativos para las actividades cognoscitivas, que busque encontrar certezas universales o fundamentos últimos del conocimiento. El cambio revolucionario que generó Kuhn radicó en concebir a la ciencia como un producto histórico de las condiciones sociales de una determinada comunidad, aspecto que implícitamente ya sugería, de entrada, unrelativismo, pues cada quien podría establecer unos parámetros de formulación, interpretación y evaluación propios respecto a las teorías. 3 Esta cláusula acompaña a las explicaciones nomológico-deductivas sosteniendo que, dadas ciertas condiciones que se especifican, se producirán ciertos efectos si se mantienen iguales todo el resto de las condiciones, situación difícil de asegurar en las sociedades y culturas que estudiamos.

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triviales- el establecimiento de leyes universales. Los argumentos son indiscutibles, pero responden a una concepción de la ciencia y de las teorías científicas que entró en crisis a mediados del siglo pasado.

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TESIS DEFENDIDAS POR AURORA GONZÁLEZ ECHEVARRÍA

Hay dos tesis defendidas por González Echevarría desde 1987:

1. Una es el valor perdurable de la propuesta metodológica de Popper (1934) cuando establece la refutabilidad de una teoría como criterio para hablar de conocimiento científico.Una propuesta que conserva su valor más allá de la metodología hipotético-falsacionista que también propuso en La lógica de la investigación científica.A pesar de los cambios que siguieron a la publicación de La estructura de las revoluciones científicas de Kuhn, que llevaron a las discusiones sobre el método científico a poner el énfasis en los procesos de comparación de teorías, y a pesar de los cambios en las reflexiones sobre la forma de las teorías científicas, que llevaron a sustituir la concepción nomológico-deductiva por una concepción estructural que piensa las teorías como estructuras que se predican de fenómenos.

2. La segunda tesis es que esta concepción de las teorías (concepción estructural que piensa las teorías como estructuras que se predican de fenómenos) resulta especialmente útil para comprender los procesos de teorización antropológica que se realizan en la construcción etnográfica.

Otra tesis, defendida desde 1990 es la siguiente:

3. En Antropología las metodologías hermenéuticas o fenomenológicas se propusieron contra o en relación a las metodologías científicas. Las aportaciones más importantes a la tarea interpretativa que exige la etnografía se produce desde autores que más que negar la teoría antropológica en cierto modo la posponen (Boas, 1896; Goodenough, 1970; Sperber, 1985), y que escriben directamente estimulados por momentos de auge teórico y comparativista. Esta conexión la recogen los títulos de sus obras: The Limitations of the Comparative Method in Anthropology (Boas), Description and Comparation in Anthropology (Goodenough), Interpretative Ethnography and Theoretical Anthropology (Sperber).Desde esta posición pienso que, al menos en los casos de Boas y Goodenough, y tal vez también en el de Sperber, se podría hablar de un desarrollo emparejado de los métodos científicos y hermenéuticos, donde el segundo trata de desvelar la razón de algunos de los escollos que encuentra la aplicación del primero, o de advertir sobre algunos posibles riesgos.

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Y hay otras tesis más que defiende González Echevarría desde hace menos tiempo:

4. Que ciertos desarrollos de los métodos interpretativos permiten diferenciar la filosofía hermenéutica de los procedimientos de interpretación.

5. Que la puesta a prueba de las interpretaciones antropológicas es tan necesaria como la puesta a prueba de las explicaciones de las ciencias naturales.

6. Que la construcción etnográfica supone un proceso dialéctico en el que la comprensión inicial de una cultura supone interpretar significados y establecer relaciones entre fenómenos y la explicación final articular unos y otros en un predicado de estructura.

En este contexto me ha preocupado que las reacciones cientifistas que se enfrentan al postmodernismo traten de hacerlo aplicando de nuevo a la Antropología el modelo de explicación nomológico-deductivo.Por ejemplo O´Meara, que en 1989 vuelve a sostener que en el ámbito de los fenómenos socioculturales se dan relaciones causales pero que la dificultad de su puesta a prueba se debe a la dificultad de la aplicación de la cláusula ceteris paribus que acompaña a las predicciones. Años antes, en 1984, Sayer, basándose en este escollo y en el otro bien conocido de que en el ámbito de los fenómenos socioculturales la propia teoría puede modificar las condiciones de su objeto de estudio, había defendido que la validación de una explicación causal dependería sólo de nuestra capacidad de argumentar acerca de su plausibilidad.

Mi propio empeño está en la integración de las metodologías científicas e interpretativas en una única metodología antropológica que sea científica en aquel sentido clásico de Popper. Que sea científica no porque busque explicaciones nomológico-deductivas sino porque ponga a prueba cada una de sus proposiciones. Y para ello voy a utilizar dos herramientas básicas:

1. la diferenciación entre una hermenéutica ontológica y una hermenéutica metodológica.

2. la consideración de las etnografías como predicados de estructura que integran interpretaciones y explicaciones relacionales.

La indiscutible influencia de la tradición, de los intereses, de los valores en las construcciones científicas será analizada en la parte final de este artículo, en la que trato de la crítica epistemológica.

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2. Del falsacionismo de Popper a la concepción estructural de las teorías.

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DOS TESIS DE POPPER

Popper publicó en Viena, en 1934, la Logik der Forschung. En este trabajo se hacían dos propuestas:

* Propuesta de método científico: Una era caracterizar el método científico por la formulación de hipótesis y la búsqueda de datos que fueran en contra de las deducciones que se pudieran extraer de ellas, de manera que se mantuvieran sólo aquellas hipótesis corroboradas, que hubieran mostrado su temple resistiendo el intento de refutación. La primera de estas tesis había sido objeto de debate en la tradición occidental durante siglos desde que, a finales del siglo XII, se tradujeron al latín desde fuentes árabes y griegas los Segundos analíticos de Aristóteles. En sentido estricto el inductivismo sostendría que la verdad sólo podía alcanzarse cuando se llegaba, por “inducción intuitiva” u otro procedimiento de análisis creador, a establecer axiomas, entendidos como verdades incuestionables (la lógica deductiva garantizaba después la extracción de consecuencias verdaderas de estos axiomas). Pero pronto se impuso, dentro de la tradición inductivista, que los métodos inductivos no eran suficientes para garantizar la verdad de las teorías obtenidas por generalización, y que para establecer la firmeza de las teorías eran necesarias contrastaciones adicionales.La segunda de estas tesis inductivistas, la que caracterizaba a la ciencia por la verificación, era en realidad el desarrollo de la primera, puesto que trasladaba el método inductivista del contexto del descubrimiento al contexto de la justificación: si no podíamos estar seguros de la verdad de teorías formuladas a partir del análisis sistemático de casos particulares podíamos al menos confiar en las teorías verificadas a posteriori por sus consecuencias. Popper niega en 1934 que el inductivismo sea un método capaz de fundamentar el conocimiento porque de la verdad de enunciados singulares no se puede concluir ni la verdad ni la probabilidad de enunciados universales. Por el contrario, una sola predicción fallida nos haría rechazar una teoría, al menos en términos lógicos: para refutar un enunciado universal sería suficiente la negación de un enunciado singular que se dedujera de él.

* Propuesta de criterio de demarcación: La otra era que el criterio para separar ciencia de metafísica consistiera en considerar científicas sólo a las teorías que se pudieran someter a la prueba de la falsación, que fueran falsables.

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Estas dos propuestas vinculadas, la de método científico y la de criterio de demarcación entre ciencia y metafísica, se hacían contra dos tesis calificadas de inductivistas, a su vez vinculadas entre sí: la que pensaba que el método para la construcción de teorías iba de lo particular a lo general y la que consideraba teorías científicas a aquellas que pudieran verificarse.

Veamos una selección de textos de Popper extraídos de su obra La lógica de la investigación científica, (Madrid: Tecnos, 1980):

EN CUANTO A PROPUESTA DE MÉTODO CIENTÍFICO:

Es corriente llamar «inductiva» a una inferencia cuando pasa de enunciados singulares (llamados, a veces, enunciados «particulares»), tales como descripciones de los resultados de observaciones o experimentos, a enunciados universales, tales como hipótesis o teorías.Ahora bien, desde un punto de vista lógico dista mucho de ser obvio que estemos justificados al inferir enunciados universales partiendo de enunciados singulares, por elevado que sea su número; pues cualquier conclusión que saquemos de este modo corre siempre el riesgo de resultar un día falsa: así, cualquiera que sea el número de ejemplares de cisnes blancos que hayamos observado, no está justificada la conclusión de que todos los cisnes sean blancos…

Se conoce con el nombre del problema de la inducción la cuestión acerca de si están justificadas las inferencias inductivas, o de bajo qué condiciones lo están. De acuerdo con la tesis que hemos de proponer aquí, el método de contrastar críticamente las teorías y de escogerlas, teniendo en cuenta los resultados obtenidos en su contraste, procede siempre del modo que indicamos a continuación. Una vez presentada a título provisional una nueva idea, aún no justificada en absoluto —sea una anticipación, una hipótesis, un sistema teórico o lo que se quiera—, se extraen conclusiones de ella por medio de una deducción lógica; estas conclusiones se comparan entre sí y con otros enunciados pertinentes, con objeto de hallar las relaciones lógicas (tales como equivalencia, deductibilidad, compatibilidad o incompatibilidad, etc.) que existan entre ellas.Si queremos, podemos distinguir cuatro procedimientos de llevar a cabo la contrastación de una teoría. En primer lugar, se encuentra la comparación lógica de las conclusiones unas con otras: con lo cual se somete a contraste la coherencia interna del sistema. Después, está el estudio de la forma lógica de la teoría, con objeto de determinar su carácter: si es una teoría empírica — científica— o si, por ejemplo, es tautológica. En tercer término, tenemos la comparación con otras teorías, que tiene por principal mira la de averiguar si la teoría examinada constituiría un adelanto científico en caso de que sobrevivieraa las diferentes contrastaciones a que la sometemos. Y finalmente, viene el contrastarla por medio de la aplicación empírica de las conclusiones que pueden deducirse de ella.Lo que se pretende con el último tipo de contraste mencionado es descubrir hasta qué punto satisfarán las nuevas consecuencias de la teoría —sea cual fuere la novedad de sus asertos— a los requerimientos de la práctica, ya provengan éstos de experimentos puramente científicos o de aplicaciones tecnológicas prácticas.En el procedimiento que acabamos de esbozar no aparece nada que pueda asemejarse a la lógica inductiva. En ningún momento he asumido que podamos pasar por un razonamiento de la verdad de enunciados singulares a

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la verdad de teorías. No he supuesto un solo instante que, en virtud de unas conclusiones «verificadas», pueda establecerse que unas teorías sean «verdaderas», ni siquiera meramente «probables»…

EN CUANTO A PROPUESTA DE CRITERIO DE DEMARCACIÓN:

Entre las muchas objeciones que pueden hacerse contra las tesis que he propuesto ahora mismo, la más importante es, quizá, la siguiente: al rechazar el método de la inducción —podría decirse— privo a la ciencia empírica de lo que parece ser su característica más importante; esto quiere decir que hago desaparecer las barreras que separan la ciencia de la especulación metafísica. Mi respuesta a esta objeción es que mi principal razón para rechazar la lógica inductiva es precisamente que no proporciona un rasgo discriminador apropiado del carácter empírico, no metafísico, de un sistema teórico; o, en otras palabras, que no proporciona un criterio de demarcación apropiado…

Llamo problema de la demarcación al de encontrar un criterio que nos permita distinguir entre las ciencias empíricas, por un lado, y los sistemas «metafísicos», por otro.El hallazgo de un criterio de demarcación aceptable tiene que ser una tarea crucial de cualquier epistemología que no acepte la lógica inductiva. El criterio de demarcación inherente a la lógica inductiva —esto es, el dogma positivista del significado o sentido — equivale a exigir que todos los enunciados de la ciencia empírica (o, todos los enunciados «con sentido») sean susceptibles de una decisión definitiva con respecto a su verdad y a su falsedad; podemos decir que tienen que ser «decidibles de modo concluyente». Esto quiere decir que han de tener una forma tal que sea lógicamente posible tanto verificarlos como falsarlos…

Estas consideraciones nos sugieren que el criterio de demarcación que hemos de adoptar no es el de la verificabilidad, sino el de la falsabilidad de los sistemas.Dicho de otro modo: no exigiré que un sistema científico pueda ser seleccionado, de una vez para siempre, en un sentido positivo; pero sí (que sea susceptible de selección en un sentido negativo por medio de contrastes y pruebas empíricas: ha de ser posible refutar por la experiencia un sistema científico empírico. Mi propuesta está basada en una asimetría entre la verificabilidad y la falsabilidad: asimetría que se deriva de la forma lógica de los enunciados universales. Pues éstos no son jamás deductibles de enunciados singulares, pero sí pueden estar en contradicción con estos últimos. En consecuencia, por medio de inferencias puramente deductivas (valiéndose del modus tollens de la lógica clásica) es posible argüir de la verdad de enunciados singulares la falsedad de enunciados universales. Una argumentación de esta índole, que lleva a la falsedad de enunciados universales, es el único tipo de inferencia estrictamente deductiva que se mueve, como si dijéramos, en «dirección inductiva»: esto es, de enunciados singulares a universales.

De los límites de la falsación como criterio de demarcación y de los límites del falsacionismo como método para el desarrollo de las teorías he tenido siempre clara conciencia, lo que no empequeñece mi gusto por la idea de que se conoce inventando hipótesis y poniéndolas a prueba. Es lo que hacemos, por ejemplo, cuando buscamos en el trazado, o en la calidad del firme, o en la

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señalización, las causas de que en un cierto tramo de carretera se produzcan un número de accidentes superior a la media.Exactamente el mismo proceso nos lleva a comprobar si en los rituales dogon o en los ndembu se reiteran ciertos símbolos. Otra cuestión es que en cada uno de los ejemplos cambien los procedimientos y las técnicas de investigación.Si, como es mi caso, se confía tanto en el valor de la puesta a prueba (de las causas aparentes de una mayor sinestrialidad en un tramo de carretera o de las explicaciones arqueológicas de Foucault) como para tender a atribuir un valor particular al conocimento que se somete a crítica –en la medida, limitada, de lo posible- tan contrastadas son o deben de ser las explicaciones teóricas como las explicaciones interpretativas. O, en otros términos, tan importante es la corregibilidad de los esquemas interpretativos como la de las hipótesis teóricas.

Volvamos al falsacionismo de Popper. Como el de Duhem (1906) que él desarrolla, operó una ruptura entre el contexto del descubrimiento y el contexto de la validación. Esta ruptura no sólo dejó a las teorías sin referentes empíricos que sirvieran de modelo para establecer “principios puente” o reglas de correspondencia entre los postulados teóricos y la llamada base empírica, sino que ocultó la influencia sobre el conocimiento del contexto en el que se desarrolla. La concepción estructural de las teorías, que se desarrolló en los años setenta para responder a algunos de estos problemas restablece, como veremos a continuación, la conexión entre una explicación y el problema del que trata de dar cuenta aunque siga dejando de lado quién define un problema cómo tal y qué contexto cultural condiciona la respuesta o, en términos de Foucault, cuales son las condiciones de posibilidad de que el problema se perciba como tal y de la explicación que para él se propone.

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LAS TEORÍAS COMO PREDICADOS DE ESTRUCTURA

Si hay algún problema —escribe Frederick Suppe en La estructura de las teorías científicas de 1974— en la filosofía de la ciencia que, con razón, se puede proclamar el más céntrico o importante es el de la naturaleza o estructura de las teorías científicas. Porque las teorías son el vehículo del conocimiento científico y de un modo u otro resultan implicadas en la mayoría de los aspectos de la empresa científica.

LA CONCEPCIÓN HEREDADA DE LAS TEORÍAS (Extraído de la obra de Suppe)A partir de los años 20 se convirtió en un lugar común para los filósofos de la ciencia el construir teorías científicas como cálculos axiomáticos a los que se da una interpretación observacional parcial por medio de reglas de correspondencia. De este análisis, designado comúnmente con la expresión: La Concepción Heredada de las Teorías 4se han ocupado ampliamente los filósofos de la ciencia al tratar otros problemas de filosofía de la ciencia. No es demasiado exagerado decir que virtualmente cada resultado significativo obtenido en la filosofía de la ciencia entre los años 20 y 50 o empleó o supuso tácitamente la Concepción Heredada.La Concepción Heredada ocupa un lugar central en el positivismo lógico, filosofía desarrollada por el Círculo de Viena, y muchas otras doctrinas del positivismo fueron consecuencia de la Concepción Heredada. Para mencionar algunas, los miembros del Círculo de Viena se opusieron a la introducción de entidades metafísicas en la ciencia y en la filosofía. Respecto a la ciencia, La Concepción Heredada proporcionaba un medio de evitar la introducción de tales entidades metafísicas. Como las entidades metafísicas no son entidades fenoménicas o de observación, los términos usados para describirlas no pueden ser términos observacionales y, por tanto, deben ser términos teóricos. Pero los términos teóricos sólo se aceptan si se los puede dotar de reglas de correspondencia que den de ellos una definición fenoménica explícita y, por tanto, las molestas entidades metafísicas no pueden ser introducidas en las teorías científicas.Esta doctrina se resumió en el slogan «el significado de un término estriba en su método de verificación», porque los términos teóricos eran definidos en términos de las condiciones fenoménicas por medio de las cuales las aserciones que los empleaban podían ser verificadas. Esta doctrina fue conocida con el nombre de la teoría verificacionista del significado. 4 La expresión Concepción Heredada fue usada por primera vez por Hilary Putnam (1962), en el opúsculo Lo que las teorías no son.

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En lo esencial, la Concepción Heredada concibe las teorías científicas como teorías axiomáticas formuladas en una lógica matemática (L), que reúne las siguientes condiciones:

La teoría se formula en una lógica matemática de primer orden con identidad, (L).

Los términos no lógicos o constantes de (L) se dividen en tres clases llamadas vocabularios: El vocabulario lógico (Vl) que consta de constantes lógicas

(incluidos términos matemáticos). El vocabulario observacional (Vo) que contiene términos

observacionales. El vocabulario teórico (Vt) que contiene términos teóricos.

Los términos de (Vo) se interpretan como referidos a objetos físicos o a características de los objetos físicos, directamente observables.

Hay un conjunto de postulados teóricos (T), cuyos únicos términos no lógicos pertenecen a (Vt).

Se da una definición explícita de los términos de (Vt) en términos de (Vo) mediante reglas de correspondencia (C).

El conjunto de axiomas (T) es el conjunto de leyes teóricas de la teoría. El conjunto de reglas de correspondencia (C) estipula las aplicaciones que pueden hacerse de la teoría a los fenómenos. La teoría se identifica con la conjunción (TC) de (T) y (C).

Desde entonces la conceptualización lingüística se fue modificando en el intento de establecer la correspondencia entre los términos teóricos y los términos observacionales que debían de describir los datos empíricos capaces de poner a prueba las teorías. En este sentido, se deberá observar cuánto difiere su versión final de la inicial. Inicialmente, la Concepción Heredada era un cuerpo de teorías que concedía poca importancia al aparato teórico, TC, siendo su función poco más que un medio de introducir las matemáticas en la ciencia. En su versión final, las teorías se consideran realistamente como descripciones de sistemas de no-observables que se relacionan de modos no especificables del todo con sus manifestaciones observables; en este análisis, el aparato teórico es central, y el énfasis se pone en cómo el aparato teórico se relaciona con los fenómenos.Veamos, pues, como se presenta la teoría en la Concepción Heredada, en su forma final y más sofisticada, a través de la aproximación realizada por Rudolf Carnap: Carnap consideraba que las teorías eran sistemas de axiomas, expresados en un lenguaje formal integrado por términos lógicos y términos teóricos. Su propósito era construir un lenguaje formal observacional, de modo que los términos teóricos recibieran una interpretación empírica por medio de reglas de correspondencia que

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los conectaran con términos observacionales. Éstos debían garantizar el contenido empírico de una teoría, y en consecuencia su verificabilidad, probabilidad o refutabilidad. Así, las teorías científicas se construyen como cálculos axiomáticos a los que se da una interpretación observacional por medio de reglas de correspondencia.

En su Fundamentación Lógica De La Física (1966), Carnap escribe:

Las observaciones que hacemos en la vida cotidiana y las observaciones más sistemáticas de la ciencia revelan ciertas repeticiones o regularidades del mundo. El día sigue siempre a la noche, las estaciones se repiten en el mismo, orden, el fuego siempre es caliente, los objetos caen cuando los soltamos, etc. Las leyes de la ciencia son solamente enunciados que expresan estas regularidades de la manera, más precisa posible…

Las leyes de la lógica y de la matemática pura, por su naturaleza misma, no pueden ser utilizadas como base de la explicación científica porque no nos dicen nada que permita diferenciar el mundo real de cualquier otro mundo posible. Cuando preguntamos por la explicación de un hecho, de una observación particular en el mundo real, debemos utilizar leyes empíricas. Estas no poseen la certeza de las leyes lógicas y matemáticas, pero nos dicen algo acerca de la estructura de mundo…

Sabemos, por supuesto, que todas las leyes se basan en la observación de ciertas regularidades. Constituyen un conocimiento indirecto, a diferencia del conocimiento directo de hechos. ¿Qué justificación tenemos para pasar de la observación directa de hechos a una ley que expresa ciertas regularidades de la naturaleza? Este problema es llamado, en la terminología tradicional, "el problema de la inducción"…A menudo se contrapone la inducción a la deducción diciendo que ésta va de lo general a lo específico o singular, mientras que la inducción recorre el

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camino inverso, va de lo singular a lo general. Pero ésta es una simplificación engañosa. En la deducción hay tipos de inferencia distintos de los que pasan de lo general a lo específico; y en la inducción también hay muchos tipos de inferencia. La distinción tradicional también es engañosa porque sugiere que la inducción y la deducción son simplemente dos ramas de un solo tipo de lógica…En la lógica deductiva, la inferencia conduce de un conjunto de premisas a una conclusión que es tan cierta como las premisas. Si hay razones para creer en las premisas, se tienen razones igualmente válidas para creer en la conclusión que se desprende lógicamente de ellas. Si las premisas son verdaderas, la conclusión no puede ser falsa. Con respecto a la inducción, la situación es muy diferente. La verdad de una conclusión inductiva nunca es segura. Con esto no quiero decir solamente que la conclusión no puede ser segura porque se base en premisas que es imposible conocer con certeza. Aunque las premisas sean verdaderas y la inferencia sea una inferencia inductiva válida, la conclusión puede ser falsa. Lo más que podemos decir es que, con respecto a las premisas dadas, la conclusión tiene un cierto grado de probabilidad.

Una de las distinciones más importantes entre dos tinos de leyes de la ciencia es la distinci6n entre las que podrían llamarse (no hay una terminología aceptada en general) leyes empíricas y leyes teóricas. Leyes empíricas son las que pueden ser confirmadas directamente mediante observaciones empíricas. A menudo se utiliza el término "observable" para designar un fenómeno que puede ser observado directamente; de modo que puede decirse que las leyes empíricas son leyes acerca de observables…Las leyes empíricas, en mi terminología, son las que contienen términos directamente observables por los sentidos o medibles mediante técnicas relativamente simples…No hay un nombre comúnmente aceptado para designar el segundo tipo de leyes, a las que yo llamo teóricas. A veces se las llama leyes abstractas o hipotéticas. “Hipoteticas" quizás no es un nombre adecuado porque sugiere que la distinción entre los dos tipos de leyes se basa en el grado en el cual las leyes están confirmadas. Pero una ley empírica, si es una hipótesis de ensayo confirmada solamente en escasa medida, seguiría siendo una ley empírica aunque pudiera decirse que es hipotética. Una ley teórica no se distingue de una ley empírica por el hecho de que no esté bien establecida, sino por el hecho de que contiene términos de un tipo diferente…Las leyes teóricas, por supuesto, son más generales que las leyes empíricas. Pero es importante comprender que no se puede llegar a las leyes teóricas mediante el simple expediente de tomar las leyes empíricas y luego generalizarlas un poco más…

Esto plantea uno de los principales problemas de la metodología de la ciencia. ¿Cómo puede obtenerse el tipo de conocimiento que permitirá justificar la afirmación de una ley teórica? Una ley empírica puede ser justificada haciendo observaciones de hechos particulares. Pero, no es posible hacer observaciones similares para justificar una ley teórica, porque las entidades mencionadas en las leyes teóricas son inobservables…La afirmación de que las leyes empíricas pueden ser deducidas de leyes teóricas es una simplificación excesiva. No es posible deducirlas directamente porque una ley teórica contiene términos teóricos, y una ley empírica sólo términos de observables. Esto impide toda deducción directa de una ley empírica a partir de una ley teórica…

Lo que nos hace falta es esto: un conjunto de reglas que vinculen los términos teóricos con los términos referentes a observables. Los científicos y los filósofos de la ciencia han reconocido hace mucho la necesidad de tal conjunto de reglas, y a menudo se ha discutido su naturaleza. Ejemplo de una regla semejante es: "Si se produce una oscilación electromagnética de una

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frecuencia determinada, entonces se observará un color azul-verdoso de determinado matiz." En este enunciado se vincula algo observable con un microproceso inobservable.Diversos autores llaman a estas reglas con nombres diferentes. Yo las llamo "reglas de correspondencia". P. W. Bridgman las llama reglas operacionales. Norman R. Campbelll las llama el "Diccionario", puesto que la regla vincula un término de una terminología con un término de otra terminología…

El asunto crucial se centra en la “distinción teórico-observacional”, esto es, en la explicitud que deben ofrecen las reglas de correspondencia para poder incluir, una vez interpretados, los términos observables (fenómenos específicos o a propiedades fenoménicas) en el corpus axiomático de la teoría.Y es aquí que el asunto se torna complejo, pues los términos teóricos acaban en muchos casos por hacerse irreductibles a términos observacionales. En algunos casos, es cierto, algunos términos teóricos se pueden reducir a una conjunción de enunciados empíricos que constituyen su definición explícita, pero otros sólo pueden traducirse por medio de definiciones operacionales que indican que se aplica un término si, realizando determinadas operaciones, se observan determinados resultados, y, otros aún, sólo pueden introducirse por una definición postulacional en el interior de una teoría, hipotetizando la existencia de ciertas entidades y procesos para dar cuenta de ciertos fenómenos observables.

Para solucionar estos inconvenientes, y mejorar la atribución de contenido empírico a los términos teóricos, Nagel propone acompañar al sistema axiomático, manteniendo, eso sí, las reglas de correspondencia, un modelo, esto es, un conjunto concreto de fenómenos que se ajustarán a los axiomas de la teoría y de este modo precisaran su interpretación.

Así, en la concepción de Nagel, (Nagel, Ernest. La estructura de la ciencia. Problemas de la lógica de la investigación científica. Barcelona: Paidós.1978: 131 y ss.) las teorías quedarán definidas de la siguiente manera:1. Un cálculo abstracto —el sistema de axiomas— que constituye el esqueleto lógico del sistema explicativo y que define implícitamente las nociones básicas del sistema.2. Un conjunto de reglas de correspondencia que asignan un contenido explícito al cálculo abstracto, relacionándolo con los materiales concretos de la observación.3. Una interpretación o modelo del cálculo abstracto, que suministra carne al esqueleto, por así decir, en términos de materiales conceptuales o intuibles más o menos familiares.

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A este respecto, Nagel escribe; «En la suposición de que toda expresión empleada en la formulación de un modelo es en algún sentido «significativa», la teoría que tiene un modelo está completamente interpretada, en el sentido de que toda oración que aparece en la teoría es, entonces, un enunciado con significado». Con todo, la agregación del modelo no es condición suficiente en muchos casos para lograr la interpretación final de la teoría: «queremos destacar en este contexto, aunque se presente una teoría en términos de un modelo, de ello no se desprende que la teoría se halle automáticamente vinculada con conceptos experimentales y procedimientos observacionales».

El análisis de Nagel —explica Suppe— incluye en esencia una versión de la Concepción Heredada engrosada con el requisito de que se dé una interpretación semántica de TC en términos de materiales visualizables o conceptuales más o menos familiares.Son muchos los distintos sentidos que se pueden dar a «modelo»; uno de ellos es el de interpretación semántica de una teoría tal que los teoremas de la misma resulten verdaderos en esa interpretación. Denominaré a estos modelos, «modelos matemáticos». Un segundo sentido de modelo es el de modelo a escala, como el de modelo de avión, el de túnel aerodinámico, etc. Escentral a esta noción la idea de que un modelo es un modelo de alguna cosa o tipo de cosa y de que funciona como un ícono de aquello que modela -esto es, la idea de que el modelo es estructuralmente similar (isomórfico) a lo que modela-. A estos los llamaré modelos icónicos.Según Nagel, el modelo que se da de TC será a la vez un modelo matemático y un modelo icónico.

CRÍTICAS A LA CONCEPCIÓN HEREDADAQuiero considerar —escribe Frederick Suppe— si ésta (la Concepción Heredada) tiene alguna plausibilidad como análisis general de las teorías. Empezaré formulando la pregunta general de si todas esas entidades a que normalmente nos referimos como teorías científicas pueden reformularse axiomáticamente; y citaré unas cuantas teorías para avalar la afirmación de que no. Estableceré que no todas las teorías científicas admiten la formulación axiomática canónica requerida por la Concepción Heredada. Para demostrar que no todas las teorías a las que normalmente nos referimos como científicas admiten la reformulación canónica requerida por la Concepción Heredada, será suficiente mostrar que algunas de estas teorías no pueden axiomatizarse fructíferamente.La cuestión aquí no es si todas las teorías pueden axiomatizarse -pues ocurre que cualquier teoría, científica o no, puede «axiomatizarse» de una forma trivial mediante la mera enumeración

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de las simbolizaciones de todos los resultados conocidos-, sino más bien, si todas pueden axiomatizarse fructíferamente.Empezaré considerando lo que caracteriza a una axiomatización fructífera según la Concepción Heredada. Es característico de las teorías científicas que sistematicen un cuerpo de conocimiento empírico por medio de un sistema de conceptos interrelacionados.Con el fin de explicar la estructura de las teorías científicas, la Concepción Heredada pretende claramente que para ser fructífera, la axiomatización de una teoría debe reflejar este carácter sistemático de la teoría y poseer, por tanto, las siguientes características: de los distintos conceptos que aparecen en la versión pre-axiomática de una teoría, sólo un pequeño número se seleccionan como básicos; se introducen axiomas que especifican las relaciones más fundamentales que se mantienen entre estos conceptos básicos; se dan definiciones especificando los conceptos restantes de la teoría, en términos de estos conceptos básicos. Las relaciones especificadas mediante los axiomas y las definiciones no establecen explícitamente el contenido completo de la teoría, pero si la axiomatización es fructífera y adecuada, será posible deducir el contenido restante de la teoría de los axiomas y definiciones mediante un proceso de manipulación lógica. Esto es, una axiomatización fructífera reducirá el contenido de la teoría a una base axiomática compacta de tal manera que se vean las interconexiones sistemáticas entre los diferentes conceptos de la versión pre-axiomática de la teoríaEl método axiomático, en efecto, es un método para introducir el orden en un cuerpo bien desarrollado de conocimientos; en particular, la axiomatización fructífera de una teoría es posible sólo si la teoría que va a axiomatizarse incluye un cuerpo bien desarrollado de conocimientos, en relación con el cual las interconexiones de sus conceptos han alcanzado un alto grado de comprensión. Si estas condiciones no se cumplen, cualquier intento de axiomatización será prematuro y poco fructífero.

Está claro que las interconexiones sistemáticas entre los conceptos que aparecen en cualquiera de las siguientes teorías son actualmente insuficientemente conocidas o entendidas como para admitir una axiomatización fructífera: La teoría de Hebb del sistema nervioso central, la teoría de la evolución de Darwin, la teoría sobre el origen del universo de Hoyle, la teoría tagmémica de la estructura del lenguaje de Pike, la psicología de Freud, la teoría de Heyerdahl acerca del origen de la vida humana en la Isla de Pascua, o la teoría de que todas las lenguas Indo-Europeas tienen una lengua antecesora común, el proto-Indoeuropeo. Además de éstas, está claro que la mayoría de las teorías de la antropología cultural, la mayoría de las teorías sociológicas sobre la familia, las teorías sobre el origen de los indios americanos, las muchas teorías de paleontología, las teorías de la herencia filogenética, la mayoría de las teorías de histología celular y microbiología y anatomía comparada; las teorías de historia natural acerca de la desaparición del dinosaurio y de otros animales prehistóricos; las teorías sobre los procesos superiores en psicología,

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son tales que actualmente cualquier intento de axiomatización sería prematuro y poco fructífero, puesto que están muy poco desarrolladas para permitir su reducción a bases altamente sistemáticas de la forma descrita anteriormente que es la que se requiere para una axiomatización fructífera.Sin embargo, algunas teorías admiten una axiomatización fructífera. Los ejemplos más destacados de axiomatización fructífera nos vienen de la Física, e incluyen las axiomatizaciones de teorías tales como la mecánica clásica de partículas y cuerpos rígidos, la mecánica relativista, etc. de McKinsey, Suppes y otros. Estas axiomatizaciones no tienen la forma que requiere la Concepción Heredada, pero parece claro que podrían modificarse hasta llegar a cumplir los requisitos impuestos por la Concepción Heredada, siempre, desde luego, que estos requisitos sean coherentes. Dentro de la suposición de que los distintos requisitos impuestos a las axiomatizaciones por la Concepción Heredada son coherentes, concluimos entonces que algunas, pero no todas, las teorías que comúnmente calificamos como científicas admiten la formulación axiomática canónica requerida por el análisis de la Concepción Heredada. No hay razón para dudar a priori de que quepa dar de las teorías científicas más matemátizadas formulaciones axiomáticas canónicas del tipo requerido por la Concepción Heredada.Concluimos, por consiguiente, que la Concepción Heredada es un análisis inicialmente plausible para un cierto número de teorías científicas, incluida la clase de teorías científicas exactas. Dado que algunos de nue5tros ejemplos anteriores de teorías para las cuales la axiomatización sería prematura y poco fructífera se calificarían, no obstante, de científicas en otra consideración razonable sobre cuáles de las llamadas teorías científicas lo son realmente, concluimos que la Concepción Heredada no es plausible como análisis de la estructura de todas las teorías científicas.

Algunos de los ataques más fuertes e influyentes a la Concepción Heredada han estado dirigidos contra su dependencia de la distinción teórico-observacional.Estos ataques han sido de tres clases: 1) intentos de demostrar que la distinción analítico-sintético es insostenible y, dado que la Concepción Heredada incorpora esta distinción, es insostenible en tanto que la refleja en su empleo de la distinción teórico-observacional.2) intentos de mostrar que la distinción teórico-observacional no puede establecerse en los lenguajes científicos.3) intentos de establecer tipos de observación que sean incompatibles con la distinción teórico-observacional.

ALTERNATIVAS A LA CONCEPCIÓN HEREDADA

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Las distintas alternativas a la Concepció Heredada que han sido propuestas pueden muy bien agruparse, a mi juicio, en tres clases: a) análisi descriptivos de las teorÃaq ue son escépticor especto a la existencia de caracterÃstica profundas comunes a todas ellas; b) análisi que consideran que las teorÃa o formas de teorizar cientÃfica son relativas a una weltanschauung o perspectiva conceptual de la cual depende el significado de los términosc ) enfoques semánticos

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