crítica al libro de romero

Upload: luis-antonio-oviedo

Post on 01-Mar-2018

215 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/25/2019 Crtica Al Libro de Romero

    1/4

    RESEAS

    de Faber, el protagonista, se conoce

    desde

    el

    principio. Desde que el relato

    empieza, se sabe cmo

    va

    a terminar.

    Lo interesante es cmo transcurre: la

    situacin, las circunstancias, el modo

    de

    enfrentarse a ellas. La sensibilidad

    con

    que Gaviria, el autor, se acerca a

    estos hombres nos permite ver clara-

    mente

    el

    mundo en que se mueven.

    Antes que el encuentro con dos

    ciudades, como lo define su autor, los

    hechos contados por Alexander,

    el

    hermano mayor del pelato , son

    el

    reflejo de la descomposicin social

    que viven

    la

    mayora de los adoles-

    centes

    de

    la clase baja en Colombia.

    Las comunas nororientales de Me -

    delln enmarcan

    en

    nuestro pas un

    perodo declarado de horror por la

    informacin y

    la

    prensa. Sin embargo,

    lo que busca Gaviria, al transcribir el

    relato de Alexander, es compenetrar-

    nos

    con las razones individuales de

    esa situacin

    de

    horror. Busca, al

    adentrarse

    en

    la existencia de uno de

    estos habitantes . del oeste paisa ,

    enteramos de cmo se hace un

    sheriff.

    No es su propsito interpretar so-

    ciolgicamente esta realidad. Simple-

    mente es

    un

    escucha,

    un

    transcriptor,

    un

    ordenador del caos que narra

    su

    interlocutor; habitante de un sector de

    Medelln que

    no

    es otra ciudad, sino

    la misma: la Medelln que viven todos

    sus habitantes, el interior verdadero de

    esta ciudad. La comuna nororiental de

    Medelln no es un fenmeno indepen-

    diente; forma parte de

    la

    vida cotidia-

    na de

    la ciudad y destila el sabor que

    todos los habitantes del valle de

    bu-

    rr

    consumen a diario.

    En

    este relato, Gaviria da

    un

    orden

    claro,

    muy

    cronolgico, a

    la

    gestacin

    y al desenvolvimiento de la muerte en

    un joven que completa

    su

    ciclo vital

    Bolctfn CUhural

    y

    Biblioglitico, Vol. 28, nm. 27, 1991

    entre los

    14

    y los

    17

    aos. Deja notar

    el

    sinsabor

    de

    vida de sus personajes

    y la extraa contradiccin que produce

    el vaco de la muerte entre quienes

    sobreviven sin ninguna seguridad de

    vida. Aqu la muerte es absolutamente

    cotidiana, se tiene la certeza de que se

    la provoca

    con

    cada acto de supervi-

    vencia. Causa terror slo en el mo-

    mento de vivirla, y el apego a la vida

    es agotamiento

    de

    intensidad, es bus-

    car el mximo punto

    de

    desafo y de

    peligro, llevndose lo que haya por

    delante. Provocar la muerte es un reto

    permanente. Son jvenes que saben

    perdida

    la batalla. Perdida desde el

    punto de vista de este reseista, que

    ve

    en la vida la nica certeza con que

    cuenta, ya que la muerte es ante todo

    incertidumbre. Sin embargo, para

    Alexander, por sus recuerdos, por el

    humor con que los recrea y la nostal-

    gia y

    el amor con que relata su histo-

    ria, es claro que la muerte

    de

    su her-

    mano es

    su

    propia ausencia; l,

    el

    narrador, no est en manos de un

    recuerdo,

    no hay un flash back.

    Todo

    l

    es recuerdo y

    toda su

    actitud frente

    a la vida parte

    de

    esa muerte, del

    arrepentimiento por desconocer las

    prevenciones,

    el

    desconcierto por

    un

    lugar comn perdido, la solucin que

    producira,

    la

    tranquilidad de ver

    muerto a quien lo priv de

    la

    compa-

    a de su hermano.

    l pelato que no dur nada es el

    reflejo social y cultural de una reali-

    dad abrumadora

    de la

    que somos

    vctimas todos los colombianos;

    es,

    de

    alguna manera, ese mpetu de justicia

    personal que todos llevamos dentro.

    La

    vida

    en

    un pas que con la carga

    de un Estado impotente nos lleva a

    solucionar brutalmente nuestras razo-

    nes

    de

    vida.

    El

    estado absoluto del

    individualismo humano. Clanes sin

    ningn inters comn; el beneficio

    personal y

    la

    satisfaccin a costa

    del

    mundo entero,

    si es

    necesario.

    Yo creo

    que

    el autor define mal

    su

    propsito, al decir

    que

    es el encuentro

    con dos ciudades:

    creo que

    es

    la

    nica

    ciudad y que no

    hay

    encuentro. Esta

    es la cruda verdad que pretendemos

    explicar a diario como un fenmeno

    lejano, producto

    de la

    anarqua, del

    narcotrfico o de los paramilitares.

    Pero

    no . Esto somos

    en

    el fondo. Hay

    dentro

    de

    cada

    uno

    de nosotros

    un

    pelato , y en casi todos dura

    ms

    que el Faber

    de

    este relato.

    CRITICA UTERARIA

    Vctor Gaviria naci

    en

    Medelln

    en

    1955. Es autor de libros de poesa:

    a

    luna y

    la

    ducha fra premio Universi-

    dad de Antioquia (1981), y Con

    los

    que viajo sueo

    premio Eduardo Cote

    Lamus (1978). Public tambin un

    libro de crnicas,

    El campo al fin

    de

    cuentas no es tan verde

    en 1982.

    Ha

    realizado varias pelculas en super

    8,

    16 y 35 mm

    Buscando trboles

    (1979), Sueos sobre

    un

    mantel vaco

    (1981),

    Los habitantes de la noche

    (1983),

    Los msicos

    (1986).

    En

    1989

    dirigi el largometraje producido por

    Focine Rodrigo

    D

    No futuro pelcula

    que trata un tema que, adems de

    interesante, bien podra ser muy cine-

    matogrfico; infortunadamente, no

    logra desarrollarlo.

    Su

    ltima realiza-

    cin, transmitida por

    la

    televisin, es

    un

    documental sobre las comunas

    nororientales de Medelln;

    Yo te tum-

    bo t

    me tumbas.

    Desde 1985 Gaviria est entre los

    jvenes

    de

    este sector

    de

    Medelln;

    cinco aos de un idioma que

    no

    es

    del

    todo claro para el lector de

    su

    texto, o

    para espectadores de pelculas como

    Rodrigo D. Bien valdra la pena, como

    lo hace con dos de los trminos utili-

    zados, que

    la

    lectura misma diera

    una

    explicacin del significado de palabras

    castizas que dentro del contexto tienen

    acepciones diferentes de las que les

    da

    el

    uso

    normal. El libro, transcrito

    literalmente en trminos orales, se

    vale de un lenguaje coloquial que, por

    la dificultad del significado de los

    trminos, tiende innecesarias fronteras.

    ENRIQUE MEZ

    a ignorancia

    gozosa

    El nadasmo colombiano o

    la

    bsqueda de

    una

    vanguardia perdida.

    Armando Romero

    Tercer Mundo &litores, &liciones Pluma,

    Bogot, 1988.

    Si

    se toma en serio lo que Armando

    Romero dice

    en el

    prlogo

    de

    su libro,

    entonces

    hay que

    suponer

    que

    su

    trabajo persigue demostrar que el

    nadasmo

    fue

    el

    primer movimiento

    de

    vanguardia

    en

    Colombia. Para ello

    99

  • 7/25/2019 Crtica Al Libro de Romero

    2/4

    CRITIC LITER RI

    Romero anuncia un primer captulo

    que ha de ser un recuento del

    acon-

    tecer literario colombiano de este

    siglo'', con el propsito de "demostrar

    que no existi un movimiento de

    vanguardia en la literatura colombiana

    hasta la aparicin del nadasmo"

    (pg.

    9)

    .

    Para ello hubiera sido necesario que

    Romero empezase por clarificar el

    concepto de 'vanguardia' con el que

    trabaja y que justificase el empleo de

    dicho concepto cuya utilidad terica

    no puede darse

    por

    sentada, por lo

    menos desde la publicacin de lA

    estructur

    de a

    lric moderna (1956)

    de Hugo Friedrich, desde la cual todos

    los as llamados ismos pueden,

    como

    escribiera Jurgen von Stackelberg en

    el eplogo a la edicin de 1985

    (Ro-

    wohlt), "ser reconocidos como parte

    de un desarrollo ms general".

    Pero es precisamente

    es

    te

    desarro-

    llo ms general" lo que Romero no

    quiere o no puede tener en cuenta, lo

    cual lo conduce a permanecer, tanto

    en

    su

    tratamiento de la vanguardia

    como en el de lo que l llama "el

    acontecer literario colombiano", en un

    plano difuso, anecdtico y en

    umera-

    tivo.

    El comienzo del primer captulo,

    "Las vanguardias en Colombia",

    muestra que Romero, a pesar de que

    supona

    que

    estaba escribiendo un

    libro sobre un movimiento que l

    consideraba de alguna manera

    van-

    guardista, no pens ni siquiera en

    plantearse el problema de las

    van-

    guardias, ya que, en el nico intento

    de definicin de las mismas que hace

    a lo largo de todo el trabajo, se ve que

    la idea que tiene de las vanguardias no

    difiere para nada de los lugares

    co-

    munes que manejan algunos textos

    escolares que hace tiempo debieran

    estar en desuso.

    Para Romero las vanguardias no

    so

    n

    otra cosa que aquellos movimientos

    (que l llama, por alguna inescrutable

    razn lingstica, "postulados") "que

    vieron amanecer el siglo impulsados

    por el vuelo sugerente del simbolismo,

    las superficies pulidas del parnaso, la

    luz difusa del impresionismo y el

    hlito siempre vivo del romanticismo

    para llegar al cubismo, al dadasmo, al

    surrealismo, al creacionismo, al ul-

    trasmo, etc." (pg. 11). Con esto,

    100

    Romero cree que ha cumplido con su

    deber de clarificarle al lector lo que l

    entiende

    por

    vanguardia y cree que

    puede entonces pasar a hacer el re -

    cuento de islas e

    is

    lotes que manchan

    esa cara de pas catlico y conserva-

    dor por excelencia" que, segn l,

    constituyen los conatos vanguardistas

    en Colombia.

    Antes, sin embargo, anuncia "una

    revisin del panorama poltico social

    en que (los islotes,

    se entiende]

    se

    inscriben" y se lanza a exponer una

    versin mnima de la historia de

    Co-

    lombia, desde la independencia hasta

    el Frente Nacional, en la que logra

    repetir, en poco ms de una pgina,

    todos los tpicos a que

    ha tenido

    acostumbrado al pas desde hace

    tiempo la izquierda ms maniquea,

    dogmtica y reduccionista.

    Y despus de dar su leccin de

    historia de Colombia (en lo que llama

    un "anlisis expresionista", lo cual

    demuestra que ni sabe lo que es un

    anlisis ni ha entendido al

    exp

    r

    esio-

    nismo), pasa a dar

    su

    leccin

    de

    his-

    toria sobre la literatura colombiana en

    el siglo XX, desde Silva hasta el

    gru-

    po

    de Mito. Esta leccin de historia

    literaria oscila entre el ditirambo,

    cuando habla de

    un

    escritor que le

    gusta, y la descalificaci n arbitraria,

    cuando no le gusta,

    sin

    preocuparse

    una sola

    vez

    por fundamentar un

    juicio. Baste, para ejemplificar esto,

    tomar

    el caso de

    su

    juicio sobre la

    generacin del Centenario (sobra decir

    que

    para hacer su "historia literaria"

    trabaja con los parmetros que se

    encontr a mano, como el del concep-

    to de 'generacin',

    y

    no se tom el

    RESE S

    trabajo de cuestionarlos), a cuyos

    miembros califica como "influidos por

    el peor moderni

    smo

    " sin preocuparse

    por explicar cul es el "peor moder-

    nismo" y cul el que l seguramente,

    considera como el menos malo ni por

    precisar en qu consisti esa influen-

    cia sobre el grupo del Centenario.

    Lo

    cual era de esperarse, si

    se

    piensa que,

    a lo largo

    de

    todo el libro, no hay un

    solo asomo de tematizacin del mo-

    dernismo y su recepcin en Colombia,

    lo cual hubiera sido un requisito

    mni-

    mo para un trabajo que, segn

    su

    ttulo y su propsito declarado, tena

    que ocuparse de las vanguardias y

    su

    ausencia en Colombia.

    Por

    otra parte, aunque el recuento

    de la historia de Colombia y la consi-

    deracin de la historia literaria del

    pas se hubiesen hecho con una

    serie-

    dad mediana, stos de cualquier ma-

    nera hubieran sido intiles para el

    presunto propsito del trabajo, ya que,

    al no establecer una relacin, primero,

    entre historia y literatura, y, despus,

    entre el marco histrico que hizo

    posibles las vanguardias europeas y el

    marco histrico latinoamericano, en

    general, y colombiano, en particular,

    se

    hace entonces imposible todo an-

    lisis comparativo serio entre l

    as

    van-

    guardias europeas y los conatos van-

    guardistas hispanoamericanos.

    Y esa imposibilidad para mirar un

    poco ms all del propio patio

    es

    la

    misma que conduce a Romero, en el

    captulo

    II

    ("La violencia"), a hacer

    mitologa cuando cree, o quiere hacer

    creer, que est haciendo histmia. Aun

    haciendo abstraccin de que, con

    respecto a hechos que histricamente

    pueden documentarse, Romero no

    argumenta ni cita documentos que

    avalen sus puntos de vista, podemos

    encontrar el tono mitolgico cuando

    Romero se atreve a hablar, con una

    seguridad digna de un profeta del

    Antiguo Testamento, de lo que hubiera

    ocurrido si la historia hubiese sido de

    otra manera.

    As,

    segn l, si Gaitn

    no hubiera muerto "no los iba a

    enga-

    ar [a los obreros] miserablemente

    como haba sucedido con todos los

    polticos anteriores". Romero,

    enton-

    ces, no

    s

    lo predice el futuro, como

    cualquier adivino vulgar, sino que

    predice incluso un futuro que no fue

    pero, que

    segn

    l, no

    s

    lo hubiera

    Boledn O ltural y Bibliogr6fioo, Vol

    2 ,

    IIIm V 1991

  • 7/25/2019 Crtica Al Libro de Romero

    3/4

    RESEAS

    podido ser sino que hubiera sido

    irre-

    mediablemente si ciertas circunstan-

    cias

    se

    hubieran dado.

    Pasemos por alto el que la afirma-

    cin de que todos los polticos

    ante-

    riores a Gaitn hayan engaado a los

    obreros no vaya avalada por ningn

    respaldo documental y

    se

    quede, por

    tanto, a la altura de un aserto

    dogm-

    tico, lo mismo que es un aserto dog-

    mtico el considerar a Gaitn como un

    inclume mrtir que hubiera estado

    destinado a la redencin de las clases

    ms pobres, sin tener en cuenta, as

    fuera para refutarlos, algunos trabajos

    que se han preocupado por mostrar

    algunos elementos fascistas y

    proto-

    fascistas subyacentes en el

    pensa-

    miento de Gaitn (vase, por ejemplo,

    el trabajo de Juan Guillermo Gmez y

    Jos Hemn Castilla, en el nmero 2

    de la revista Investigar, en el que

    se

    establecen ciertas relaciones entre el

    pensamiento de Laureano Gmez y

    Gaitn), paralelos a los elementos

    protofascistas de otros movimientos

    populistas latinoamericanos, como el

    peronismo argentino. Pero lo que

    ocurre es que a Romero poco o nada

    le interesa Gaitn como figura

    polti-

    ca. Si le interesara se acercara a l

    crticamente. Su inters por el caudillo

    liberal (recurdese que cierto militar

    gallego

    de

    alta graduacin tambin fue

    llamado el caudillo , con lo que sta

    palabra

    se

    convierte

    en

    la traduccin

    ms precisa del trmino alemn

    Fhrer, ya

    que

    recoge, parte de su

    connotacin negativa) es de naturaleza

    esttica y pica, como lo

    ha

    sido para

    Boldin Olllural Bibliogfioo, Vol. 28, nm. 27, 1991

    buena parte de la historiografa

    nacio-

    nal, lo que lo lleva a lo que Walter

    Benjamn llamaba una estetizacin de

    la poltica El arte en la poca de su

    reproductividad tcnica, 1936) y era

    considerado por Benjamn mismo

    como una de las herramientas ideol-

    gicas del fascismo del belicismo.

    Esa estetizacin de la poltica , en

    la que Romero incurre inconsciente

    mente, conlleva una de la accin en

    general y en particular

    de

    la accin

    violenta. El que Romero, que se defi-

    ne a s mismo como nadasta y que

    incorpora incluso algunos textos suyos

    en la antologa con la que cierra el

    libro, incurra en ella es significativo,

    si se piensa que ciertos acontecimien

    tos que ya se han vuelto mticos,

    cuando

    se

    trata la historia del

    nadas-

    mo, no slo incurren tambin en lo

    mismo que Romero sino que tambin

    presentan relacin con ciertos fen-

    menos que con los aos

    se

    han vuelto

    paradigmticos para tratar de explicar

    lo que fueron los fascismos europeos

    y, tambin, lo que han sido ciertos

    fascismos latinoamericanos bastante

    ms recientes.

    La famosa quema de libros realizada

    por Gonzalo Arango, en el parque

    Berro de Medelln, y acompaada por

    un discurso en el que anunciaba la

    nueva oscuridad (pg. 36), por ejem-

    plo, hace pensar irremediablemente en

    las quemas de libros organizadas por

    los nazis o por las dictaduras argentina

    y chilena. Tambin la indiscriminacin

    que haba en los ataques a la elite

    intelectual colombiana (Romero, en el

    subcaptulo A cortar cabezas , pgina

    47 y siguientes, cuenta con orgullo

    omo algunos miembros del

    movi-

    miento eran incapaces de distinguir la

    significacin de Jorge Padilla de la

    que pudiera tener Marta Traba)

    mues-

    tran cmo,

    en

    cierta medida el

    nadas-

    mo fue, o al menos quiso presentarse

    como tal, un movimiento antiilustrado,

    lo cual lo relacionara con los

    caver-

    ncolas de todas las pelambres.

    Naturalmente, sera inadecuado y

    simplista condenar de plano al

    nadas-

    mo al considerar estos elementos, lo

    mismo que sera miope condenar a

    Marinetti y al futurismo italiano por

    su evidente relacin con el fascismo.

    Pero no es menos miope que

    un

    tra-

    bajo, que pretende versar sobre el

    nadasmo en su relacin con las

    van-

    guardias y el marco histrico-social

    CRITIC LITER RI

    que lo hizo posible, pase por alto este

    aspecto del movimiento, cuya

    consi-

    deracin terica podra llevar a

    rela-

    cionarlo con el antirracionalismo de

    todas las vanguardias europeas del

    decenio de los veinte, que, en su

    irra-

    cionalismo militante, expresaban la

    confusin a la que haba llevado la

    crisis del programa liberal en Europa

    que servira de caldo de cultivo para

    el advenimiento del fascismo, y a esta

    crisis, a su vez, con la crisis del

    pro-

    grama liberal en Colombia, a cuya

    tematizacin Romero slo le dedica un

    prrago confuso en la pgina 28, que

    hara posible, lo mismo que en Europa

    haba hecho posibles los fascismos, el

    ascenso vertiginoso de lderes de

    pensamiento estrictamente antiliberal

    como Laureano Gmez y Jorge

    Eli-

    cer Gaitn y, despus de la muerte de

    este ltimo, el advenimiento de la

    violencia.

    El nadasmo como expresin de esa

    confusin, es decir: de la confusin

    producida por la crisis del programa

    liberal cuyo verdadero abanderado no

    era Gaitn sino Alfonso Lpez

    Puma-

    rejo, en relacin con las vanguardias

    europeas tomadas como expresin de

    la confusin y la desazn generada

    por la crisis del programa liberal en

    Europa

    en

    los aos veinte, que fue

    tematizada magistralmente en lengua

    espaola por el historiador argentino

    Jos Luis Romero en el quinto

    captu-

    lo de

    su

    libro

    l

    ciclo de las revolu-

    ciones contemporneas (1956),

    hubie-

    ra podido ser el tema del trabajo de

    Armando Romero, si ste se hubiera

    preocupado por tratar de entender al

    nadasmo como parte de un

    desarro-

    llo ms general para hacer un estudio

    verdaderamente comparativo de ste

    con las vanguardias europeas.

    Pero el planteo de este tema le

    exiga a Romero una actitud crtica y

    desmitificadora que l no quera ni

    poda asumir, ya que estaba totalmente

    imbuido por algo que l mismo llama

    ignorancia gozosa (pg. 9) que lo

    obligaba a mantenerse a la altura de la

    mistificacin y el elogio de sus

    ami-

    gos y a reproducir inconscientemente

    todos los vicios clsicos de la activi-

    dad cultural en Colombia, como la

    actitud acrtica y dogmtica, y

    pres-

    tar una colaboracin ms a la

    incom-

    prensin de la literatura colombiana en

    general y del nadasmo, en particular,

    que todava sigue esperando un

    estu

    1 1

  • 7/25/2019 Crtica Al Libro de Romero

    4/4

    CRITICA LITERARIA

    dio serio. Lo nico que queda del

    libro es la antologa con que termina,

    a pesar de que sta hubiera podido ser

    ms cuidadosa en cuanto a la conside

    racin de diversas versiones de

    algu

    nos textos, y algunos datos tiles

    sobre la historia del movimiento, que

    quedan ah para que algn investiga

    dor menos gozoso e ignorante los

    analice y saque las consecuencias del

    caso.

    edo

    selectivo

    Textos

    Germn Vargas ntillo

    RODRIGO ZULETA

    Pijao Editores, Bogot, 1989, 273 pgs.

    Quisiera destacar, para comenzar, una

    mala costumbre que de lejanas tierras

    ha venido con el tiempo a implantarse

    entre nosotros. La de no firmar, sino

    dejar a un cuerpo annimo que se

    denomina muy pomposamente la

    redaccin , una ser ie de artculos,

    reseas o crticas en las revistas, dia

    rios y otros documentos de amplia

    difusin. El annimo reseista que

    discuti este libro en la revista

    Qui

    mera Latinoamericana nm.

    3,

    pg.

    59), escribi: Uno se pregunta, con

    temor: si estos son los homenajes

    pijaos, cmo sern sus venganzas? .

    Edicin deplorable, ciertamente, sta

    que tenemos entre manos. Aunque a la

    postre, tras una breve puesta en la

    balanza, me atrevo a preguntarme,

    armado de resignacin tercermundista:

    la culpa es de Pijao Editores? No lo

    creo. Finalmente, cada uno hace lo

    que puede, y lo hace lo mejor que

    puede. Yo, que tengo que conservar

    las reseas de Germn Vargas en

    Cromos junto con las fotografas de

    todas las reinas de belleza habidas y

    por haber, desde la del mango de

    hilacho hasta la del frjol de cabecita

    negra, en todo caso agradezco

    que

    exista este libro.

    Al lado de sta, conozco por lo

    menos otra edicin, la de la fundacin

    102

    Simn y Lola Guberek (1985) (para

    no repetir lo que all ya est bien

    dicho, remito al Boletn nm. 4/76),

    que, si

    no es tampoco un prodigio de

    seleccin o de presentacin y por lo

    dems tampoco aporta fechas, s es

    mucho ms cuidada que sta.

    Hay quien cree que la gente nace

    famosa. Hace tiempo sospecho que en

    Colombia la fama -o la exigua cuota

    que de ella se reparte en el modesto

    mercado nacional- es otorgada por el

    dedo selectivo de Germn Vargas.

    Le

    ha tocado ejercer un oficio desagrade

    cido: dispensar gloria y honores. Toda

    casa editora que se respete lo tiene en

    su consejo editorial. Su oficio ha sido

    el de devorador profesional de ingen

    tes raciones de letra impresa.

    El da de hoy -recita Sneca en

    una de sus cartas a Lucilio-, ha sido

    un da pleno, nadie me ha podido

    robar ni una brizna de l. Todo ha

    quedado distribuido entre el lecho y la

    lectura . La frase bien podra aplicarse

    a este curioso biblimano costeo

    dedicado a hacer buena provisin de

    lo que el mismo Sneca llam super

    fl

    uidades literarias . Por lo dems,

    Germn Vargas goza de un privilegio

    no asignado a ningn otro mortal, el

    de primus /ectorem: Cien aos de

    soledad o Los pecados de Ins de

    Hinojosa lo atestiguan.

    Si a l, y solamente a l, le fueron

    confiados tamaos textos para una

    primera lectura, por autores por dems

    tan dismiles y tan celosos de su ofi

    cio, por algo ser. Adems, aunque

    todo el mundo lo sepa, no sobra agre

    gar que Germn Vargas es uno de los

    pocos mortales que pueden jactarse de

    aparecer en el reparto de una de las

    ms grandes obras de la literatura

    RESEAS

    universal, en la cual -agrego confi

    dencialmente- el autor lo acusa de

    ciertas extraas piromanas.

    Vale lo anterior para suscitar ciertas

    reflexiones acerca del oficio del crti

    co: Debe ser un lector ms aten

    to? O, como quiere Octavio Paz

    Corriente alterna,

    1967),

    repitiendo a

    Alfonso Reyes, debe tratar de elabo

    rar una verdadera creacin de la

    tradi

    cin

    l

    relacionar lcidamente unas

    obras con otras? O, en el mismo

    sen

    tido, se tratar, corno lo propone don

    Jos Umaa

    Bemal,

    de un fino

    proce

    so de concordia y discordia entre el

    escritor y el crtico?

    La crtica es

    tQdo

    eso, an en su

    gnero menor, la resea. Es as mis

    mo, difusora de cultura, en la concep

    cin que a esta palabra dio Max

    Scheler: Lo

    que

    queda despus de

    haber olvidado lo que sabamos . Y

    creo entender que as la practica Ger

    mn Vargas.

    Veamos un ejemplo de lo anterior y

    de esa buena asimilacin de lectura.

    Es un ejemplo a lo Sherlock Holmes

    de cmo un crtico desmenuza y re

    crea la misma literatura. Puedo equi

    vocarme. Una comparacin mental

    podra haber sido el origen: Tenemos

    por un lado el ttulo, ya famoso, de

    una obra de Valery Larbaud: se vicio

    impune, la lectura. Por otro lado,

    tenemos una frase suelta por ah en el

    mar de las buenas letras. En Rayuela

    (pg. 28) encuentro este apoyo a una

    cita: Ya lo dijo Shakespeare, por lo

    dems, y si no lo dijo era su deber

    decirlo . Con una muy costea indo

    lencia, no exenta de gracia y, a lo que

    me

    atrevo a conjeturar, algo fingida,

    Germn Vargas se desembaraza fcil

    mente

    de una cita

    que no

    recuerda o

    que se le acaba de ocurrir y construye

    lo que puede ser una parfrasis o una

    parodia, un juego, un episodio ms de

    la rayuela infinita:

    A

    este lector in

    cansable que contina disfrutando de

    los placeres de este vicio solitario de

    la lectura, de que hablara alguien. Tal

    vez

    Andr Gide, quien

    si

    no lo dijo,

    bien pudo hacerlo .

    As lee y comparte Germn Vargas

    con sus lectores; con sencillez, sin

    pretensiones

    de

    sabio o de erudito,

    pero siempre con agilidad y saber

    oculto. He admirado y compartido

    desde siempre su devocin

    insoboma-

    Boletn