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Me permitirán que empiece esta reseña con una exclamación: ¡estamos de suerte! Si Joan Nogué (2005) se quejaba de las escasas traducciones al castellano de tex- tos de Yi-Fu Tuan, la editorial Melusina nos ha regalado la traducción de dos de los últimos trabajos de este geógrafo: pri- mero apareció en el año 2004 ¿Quién soy yo?: Una autobiografía de la emoción, la mente y el espíritu, y en abril de 2005 Cos- mos y hogar: Un punto de vista cosmopoli- ta. De este último libro, se hará la rese- ña. Yi-Fu Tuan es uno de los principales geógrafos del siglo XX; sus obras han supuesto la apertura de nuevas maneras de analizar uno de los ejes centrales de la geografía, a saber, la relación entre la socie- dad y el medio, utilizando de manera novedosa conceptos como persona y lugar. Pero, además de geógrafo, Tuan es un humanista de amplia mirada, y por esta razón sus trabajos son difíciles de clasifi- car: Zelinsky (2006), en una breve nota escribe que hay muchos trabajos que se publican en revistas de geografía, pero, a pesar de que son excelentes e interesan- tes, no son geografía, citando explícita- mente uno de Yi-Fu Tuan (1989), al que clasifica de filosofía. Esto explica que José Enrique Ruiz-Domènec (2000) incluya a Yi-Fu Tuan en una selección de ventiún historiadores a los que considera «el autén- tico humus de la historia del siglo XXI». Así mismo, en las principales librerías de Barcelona, Yi-Fu Tuan nunca está en la sección de geografía (cuando la hay) si no en las de historia, antropología o filoso- fía. Cosmos y hogar tiene cuatro capítulos («Dos escalas y una autobiografía», «China», «Estados Unidos» y «Un punto de vista cosmopolita») en los que se desa- rrolla la dicotomía entre cosmos y hogar. El primer capítulo trata de mostrar las dos escalas de análisis que utilizará a lo largo del libro: hogar y cosmos. Y, para hacer- lo, Yi-Fu Tuan empieza y termina este libro utilizando a Topo, un personaje fun- damental de una de las obras más impor- tantes de la literatura infantil (y no tan infantil): El viento en los sauces, de Ken- neth Grahame (1908). Alberto Manguel (2004, p. 130) dice de este libro que «trata sobre el hogar, de principio a fin», y segu- ramente por esta razón, Yi-Fu Tuan defi- ne qué es el hogar utilizando a Topo: «que agradable es volver a casa» (Tuan, 2005, p. 11); y define qué es el cosmos —«socie- dad, civilización y mundo» (p. 25)— para una persona cosmopolita: «tras haber teni- do la oportunidad de ver parte de la ple- nitud del espacio, no deseará regresar —al igual que Topo—, por lo menos per- manentemente, a la ambigua seguridad del hogar» (p. 216). Para empezar a con- textualizar la dicotomía entre hogar y cos- mos, Yi-Fu Tuan realiza un esbozo de autobiografía (que desarrollará posterior- mente en Tuan, 2004). Los capítulos sobre China y Estados Unidos son una geografía histórica y cul- tural de ambas sociedades complejas. En el ejemplo de China, muestra el cosmos como un conflicto entre heterogeneidad y plenitud (Tuan, 2005, p. 41): el cosmos chino «es producto de una sociedad que cree en una organización ordenada —burocrática— y en procedimientos metódicos» pero «el orden formal —la jerarquía establecida— se ve amenazado por la heterogeneidad y ésta, a su vez, por todos los medios coercitivos legales a dis- posición del orden establecido» (p. 31 y Ressenyes Doc. Anàl. Geogr. 47, 2006 175 TUAN, Yi-Fu (2005). Cosmos y hogar: Un punto de vista cosmopolita. Barcelona: Melusina, 236 p. Traducció d’Ana Duque de Vega. ISBN: 84-9333273-9-5

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Me permitirán que empiece esta reseñacon una exclamación: ¡estamos de suerte!Si Joan Nogué (2005) se quejaba de lasescasas traducciones al castellano de tex-tos de Yi-Fu Tuan, la editorial Melusinanos ha regalado la traducción de dos delos últimos trabajos de este geógrafo: pri-mero apareció en el año 2004 ¿Quién soyyo?: Una autobiografía de la emoción, lamente y el espíritu, y en abril de 2005 Cos-mos y hogar: Un punto de vista cosmopoli-ta. De este último libro, se hará la rese-ña.

Yi-Fu Tuan es uno de los principalesgeógrafos del siglo XX; sus obras hansupuesto la apertura de nuevas manerasde analizar uno de los ejes centrales de lageografía, a saber, la relación entre la socie-dad y el medio, utilizando de maneranovedosa conceptos como persona y lugar.Pero, además de geógrafo, Tuan es unhumanista de amplia mirada, y por estarazón sus trabajos son difíciles de clasifi-car: Zelinsky (2006), en una breve notaescribe que hay muchos trabajos que sepublican en revistas de geografía, pero, apesar de que son excelentes e interesan-tes, no son geografía, citando explícita-mente uno de Yi-Fu Tuan (1989), al queclasifica de filosofía. Esto explica que JoséEnrique Ruiz-Domènec (2000) incluyaa Yi-Fu Tuan en una selección de ventiúnhistoriadores a los que considera «el autén-tico humus de la historia del siglo XXI».Así mismo, en las principales librerías deBarcelona, Yi-Fu Tuan nunca está en lasección de geografía (cuando la hay) si noen las de historia, antropología o filoso-fía.

Cosmos y hogar tiene cuatro capítulos(«Dos escalas y una autobiografía»,«China», «Estados Unidos» y «Un punto

de vista cosmopolita») en los que se desa-rrolla la dicotomía entre cosmos y hogar.El primer capítulo trata de mostrar las dosescalas de análisis que utilizará a lo largodel libro: hogar y cosmos. Y, para hacer-lo, Yi-Fu Tuan empieza y termina estelibro utilizando a Topo, un personaje fun-damental de una de las obras más impor-tantes de la literatura infantil (y no taninfantil): El viento en los sauces, de Ken-neth Grahame (1908). Alberto Manguel(2004, p. 130) dice de este libro que «tratasobre el hogar, de principio a fin», y segu-ramente por esta razón, Yi-Fu Tuan defi-ne qué es el hogar utilizando a Topo: «queagradable es volver a casa» (Tuan, 2005,p. 11); y define qué es el cosmos —«socie-dad, civilización y mundo» (p. 25)— parauna persona cosmopolita: «tras haber teni-do la oportunidad de ver parte de la ple-nitud del espacio, no deseará regresar —al igual que Topo—, por lo menos per-manentemente, a la ambigua seguridaddel hogar» (p. 216). Para empezar a con-textualizar la dicotomía entre hogar y cos-mos, Yi-Fu Tuan realiza un esbozo deautobiografía (que desarrollará posterior-mente en Tuan, 2004).

Los capítulos sobre China y EstadosUnidos son una geografía histórica y cul-tural de ambas sociedades complejas. Enel ejemplo de China, muestra el cosmoscomo un conflicto entre heterogeneidady plenitud (Tuan, 2005, p. 41): el cosmoschino «es producto de una sociedad quecree en una organización ordenada —burocrática— y en procedimientosmetódicos» pero «el orden formal —lajerarquía establecida— se ve amenazadopor la heterogeneidad y ésta, a su vez, portodos los medios coercitivos legales a dis-posición del orden establecido» (p. 31 y

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TUAN, Yi-Fu (2005). Cosmos y hogar: Un punto de vista cosmopolita. Barcelona: Melusina, 236 p. Traducció d’Ana Duque de Vega.ISBN: 84-9333273-9-5

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43, respectivamente). El hogar chino esuna «intimidad a pequeña escala, la afec-tuosidad en el ámbito familiar y la leal-tad hacia el lugar de nacimiento» (p. 86).

Entre las páginas 59 y 66, Yi-Fu Tuanmuestra esta relación conflictiva entre elcosmos y el hogar en el piedemonte tibe-tano de la década de 1930, donde coin-ciden tibetanos, chinos Han y chinosmusulmanes. Mientras que, entre los dosprimeros grupos, las relaciones son de unacierta indiferencia aprovechando algunastécnicas de los otros para la mejora de lavida cotidiana, las relaciones entre loschinos musulmanes y los chinos Han esconflictiva por la religión, ya que, porejemplo, el calendario, la comida o lascreencias sobre la muerte difieren endemasía. Puede suceder que coincidanen el tiempo la fiesta de año nuevo Han—explosión de alegría extrovertida— conel Ramadán musulmán —período de vidaintrospectiva—; el cerdo es un animalindispensable para la alimentación de losHan, mientras que es un animal impuropara los musulmanes; los Han hacen unrito especial con los entierros y los cadá-veres, mientras que los chinos musulma-nes muestran poco respeto por el cadá-ver.

Quizás la pregunta que marca estesegundo capítulo es qué significa serchino. En la página 80 y siguientes, Yi-Fu Tuan hace una interesante reflexiónsobre qué significa ser, identificarse, sen-tirse de una etnia, un grupo, un colecti-vo, y sobre el hecho de no querer perderla esencia de ser, identificarse, sentirse deese colectivo. Así, «la pregunta con la queinvariablemente se inicia una conversa-ción con un extraño es ¿cuál es tu lugarde origen?», ya que este lugar «revela laidentidad de una persona y constituye elorigen de su más profunda percepción delyo» (p. 49).

El tercer capítulo, «Estados Unidos»,parte de la idea que la sociedad de EstadosUnidos, desde su visión etnocéntrica delmundo segura de «su propia superiori-

dad», entra en crisis por el proceso de la«modernización global» y por la «especi-ficidad cultural» de multitud de etnias,grupos y colectivos (p. 89-90). Para mos-trar la dicotomía entre hogar y cosmos enEstados Unidos, Yi-Fu Tuan utiliza elejemplo del Oeste americano, la idea deprogreso y el conflicto entre el todo armó-nico y la diversidad.

«El Oeste es el enfrentamiento con losindios, los cuatreros y otros malvados enmedio de un pasaje desolado de amplioshorizontes» (p. 91). Justamente porquela sociedad estadounidense se considerael centro del mundo, el Oeste es «objeti-vo de un vasto proceso histórico» que Yi-Fu Tuan enlaza con la Grecia antigua ylas columnas de Hércules, con el desiertodel Egipto faraónico (al oeste del Nilo)que «garantiza la inmortalidad de losfaraones», con el Sol de Cristo —que vade Este a Oeste— de autores ingleses delsiglo XVII (p. 93 y s.). Pero el viaje al Oestesupone dejar el hogar y enfrentarse a lanaturaleza: a pesar de que la naturalezafue para los primeros colonos una «fuen-te de desconcierto y temor», «en la natu-raleza […] los amanerados se curtían ylos pobres se enriquecían, aprovechandolas ventajas de este paraíso aún sin explo-tar. Estados Unidos es el país de la liber-tad. Con cuánta frecuencia hemos escu-chado esta afirmación en boca de políticosy panfletistas» (p. 95-96).

Según Yi-Fu Tuan, el progreso tiene,en Estados Unidos, tres vertientes. La pri-mera es el progreso geográfico que supo-ne llevar la religión verdadera hacia elOeste. La segunda es la visión de los inmi-grantes: «llegaron a este país con la espe-ranza de mejorar sus vidas, lo cual hasucedido en la mayoría de casos» (p. 99).La tercera es la colonización y explota-ción de la (supuesta) naturaleza y de losindígenas, tan salvajes como el medioambiente, y que los colonos debíandomesticar. La crítica a esta visión del pro-greso la señala por la incapacidad de redu-cir las desigualdades, especialmente la eco-

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nómica, y por los daños irreparables cau-sados al medio ambiente (p. 101).

La diferencia entre el todo armónico yla diversidad en Estados Unidos tiene untratamiento similar al que sugiere paraChina, al contraponer heterogeneidad yquietud. En Estados Unidos, el todoarmónico viene dado por el paisaje cons-truido a partir del diseño en cuadrículade propiedades agrarias, límites adminis-trativos, pueblos y ciudades. Este sistema«facilitaba la venta de la propiedad», «con-tribuyó eficazmente a un proceso de asen-tamiento eficiente» y «es más fácil orien-tarse», a pesar de que creaba un paisajemonótono y rutinario que describía «unestilo de vida norteamericano» (p. 105).Este estilo de vida es el hogar: es «emplearlos mismos utensilios domésticos, viviren el mismo tipo de casas, comprar en losmismos almacenes o supermercados,comer la misma comida empaquetada dela misma marca, ser aficionados a los mis-mos deportes y fans de los mismos pro-gramas televisivos» (p. 107).

La diversidad en Estados Unidos tieneun doble origen: la esclavitud y los diver-sos orígenes de los colonos e inmigrantesposteriores. Más tarde se han añadidonuevos grupos: aborígenes, mujeres… Lasdesigualdades causadas por el lugar de ori-gen de las personas muestran una diver-sidad conflictiva en Estados Unidos, enla que el estigma de ser negro, o irlandés,o italiano, o chino, o hispano muestra ladificultad de la vida cotidiana de las per-sonas en Estados Unidos (p. 122-136).Pero el sueño americano, el sueño de seramericano, es posible, porque, teórica-mente, se puede «elegir la clase de perso-na que se quiere ser, la clase de identidadque uno desea para sí mismo», ya que estaposibilidad «es una forma de poder enuna sociedad libre y democrática»; peropara que esto sea posible, «debe descan-sar sobre una base de abundancia mate-rial, que resulta posible gracias a la cien-cia […] y a la tecnología» (p. 139). Estoremite de nuevo a la explotación de la

naturaleza, y a la aparición de grupos eco-logistas y críticos que defienden la diver-sidad frente a la homogeneidad, quedefienden los derechos civiles (p. 147). Yasí termina el tercer capítulo: «todas lasculturas son anteojeras imperfectas y, almismo tiempo, fuentes de inspiraciónúnica; que son merecedoras de afecto másque de nuestra idolatría; que son nuestroprimer hogar y no el último» (p. 153).

Y el último capítulo, «Un punto devista cosmopolita», tal como escribe Ruiz-Domènec (2000, p. 309), «es un gran-dioso homenaje al esfuerzo intelectual denuestro siglo por encontrar un camino ala concordia universal». Al principio, resu-me la dicotomía del cosmos y del hogaren China y Estados Unidos, para cen-trarse en la defensa de una visión y unaactitud cosmopolita, a partir de la cultu-ra, la comunidad, la civilización y las rela-ciones humanas.

La cultura «establece límites» (Tuan,2005, p. 164), porque es «la forma ruti-naria de actuar en una circunstanciadada»; pero, desde un punto de vista cos-mopolita, la forma rutinaria, la costum-bre, «es una convención colectiva y que,por lo tanto, es variable» (p. 166). «Y eldesagrado [entre culturas] persistirá amenos que los pueblos sean capaces decomprender que sus costumbres, a pesarde su carácter primigenio y de contar conla aprobación ultrahumana, son una con-vención colectiva» (p. 167).

La comunidad «se caracteriza por lastribulaciones, los grandes esfuerzos y eltrabajo penoso», sea una comunidad tra-dicional como la vida en un pueblo, seanlas redes cooperativas donde conviven loscosmopolitas actuales (p. 168-9). La basede la vida de cualquier comunidad es lareciprocidad, a pesar de la violencia quepuede haber en las relaciones internas(p. 171).

Si la cultura puede entenderse como«el medio a través del cual un puebloobtiene el control del medio natural cir-cundante» (p. 172), este control conlleva

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la creación de un mundo artificial (encontraposición a natural), lo que Yi-FuTuan identifica con civilización: y «la civi-lización es prácticamente sinónimo deciudad […]. La ciudad es la imagen máspoderosa del cosmos, y como tal seencuentra en el polo opuesto de la natu-raleza terrestre» (p. 174). Y aquí, Yi-FuTuan juega con otra idea preciosa: la con-quista de la oscuridad por parte de las ciu-dades cosmopolitas (gracias al gas y a laelectricidad) como muestra de la civiliza-ción más antinatural; así mismo, «la pala-bra iluminación es positiva» y atacarla«conduce al caos y a la noche» (p. 178).

Finalmente, las relaciones humanas: Yi-Fu Tuan reclama que más que la intensi-dad de las relaciones, se valore la calidad.Así, en las sociedades cosmopolitas, lasrelaciones eróticas, las relaciones entrepadres e hijos (la familia), el cuidado delos demás, la generosidad, tienen como«inspiración un mundo justo» y permitenvalorar nuestra cultura y paisaje con inte-ligencia (p. 207 y 210). Y la inteligenciaes lo que permite crear nuestro hogar cos-mopolita, a partir del «conocimiento deotros lugares distintos del que considera-mos como propio», es decir, el conoci-miento geográfico del mundo (p. 210).

Para terminar la reseña de Cosmos yhogar, utilizo unas palabras de Yi-Fu Tuan(2005, p. 17): «para alcanzar una fronte-ra geográfica sólo es necesario contar conun par de piernas fuertes; para alcanzar

una frontera intelectual, se requiere unamente entrenada», y esta mente es la quenos ofrece Yi-Fu Tuan en este apasionan-te libro de Cosmos y hogar.

BibliografíaGRAHAME, Kenneth (1908) (ed. or.). El vien-

to en los sauces. Madrid: Alianza Editorial.MANGUEL, Alberto (2004). Diario de lecturas.

Madrid: Alianza Editorial.NOGUÉ, Joan (2005). «Tuan, Yi-Fu. Escapis-

mo. Formas de evasión en el mundo actual».Documents d’Anàlisi Geogràfica [Bellate-rra], núm. 45, p. 169-171.

RUIZ-DOMÈNEC, José-Enrique (2000). Ros-tros de la historia. Ventiún historiadorespara el siglo XXI. Barcelona: Península (Ata-laya, 45) [especialmente «Yi-Fu Tuan: laTierra y el espíritu humano», p. 299-311].

TUAN, Yi-Fu (1989). «Surface Phenomenaand Aesthetic Experience». Annals of theAssociation of American Geographers [Was-hington], vol. 79, núm. 2, p. 233-241.

TUAN, Yi-Fu (2004). ¿Quién soy yo?: Una auto-biografía de la emoción, la mente y el espí-ritu. Barcelona: Melusina.

ZELINSKY, Wilbur (2006). «How GeographicAre Our Geographical Journals?». AAGNewsletter [Washington], vol. 41, núm.3, p. 14.

Enric MendizàbalUniversitat Autònoma de Barcelona

Departament de [email protected]

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