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CONTORNOS agosto 2005 - diciembre 2006 Vol. XIX Programa de Estudios de Honor Universidad de Puerto Rico Recinto de Río Piedras

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Vol. XIX de la revista literaria del Programa de Honor de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras.

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  • CONTORNOS agosto 2005 - diciembre 2006

    Vol. XIX

    Programa de Estudios de HonorUniversidad de Puerto Rico

    Recinto de Ro Piedras

  • Copyright 2007

    Se prohbe la copia y difusin de todo material incluido en esta edicin sin el permiso escrito de sus autores.

    Contornos es producida por los estudiantes del Programa de Estudios de Honor del Recinto de Ro Piedras y se distribuye gratuitamente en todas las unidades del sistema de la Universidad de Puerto Rico. La Junta Editorial y el Programa de Estudios de Honor no se hacen responsables por las expresiones emitidas por los autores. Ninguno de los trabajos aqu publicados podr reproducirse en ningn medio o forma sin el permiso escrito del autor. Para ms informacin sobre la Revista Contornos o del Programa de Estudios de Honor, favor comunicarse al 787-764-0000 Ext. 3288 y/o acceder nuestra pagina electronica

    La pintura que se muestra en la portada de esta revista es de la autora de Heberto J. Morales Montes, estudiante de la Escuela de Comunicacion Publica, de la UPR Recinto de Rio Piedras.

    CONTORNOSAGOSTO 2005 DICIEMBRE 2006

    Vol. XIX

    Junta Editorial

    EditorLuis A. Lpez Febres

    Editora Auxiliarngela M. Snchez Rivera

    Editora de OrtografaJossie E. Rivera Cruz

    ColaboradoresKats Y. Rodrguez Velzquez

    Mara de Lourdes Martnez Cordero

    Denise Rodrguez Maldonado

    Profesores consejerosCarlos G. Ramos BellidoIdsa E. Alegra Ortega

    Contenido

    Editorial.....................................4Narrativa...................................5 Nudos y tijeras Aida Vega...................................6 De esta travesa nada se ha escrito Daniel Mrquez Rivera...................9 Torrente el gigante ha muerto Daniel Mrquez Rivera..................12 La mquina de mensajes Fernando Castro lvarez..................17 El amor de Laura Airitza Yasmar Cruz...................24Poesa.....................................28 Soneto III Abiezer Rivas Oliveras..................29 Adis mariposa negra Kelvin Durn Berros.....................30 El aborto de una burla absurda como soneto primognito Kelvin Durn Berros.....................31 El rbol Kelvin Durn Berros.....................32 Ausencia Julio N. Alvarado Mattei....................33 Ajeno a tu patria Julio N. Alvarado Mattei....................34 Llueve cayendo Cristian Guzmn Cardona................35 Xanthine-Ethanol Shift Miguel Santos Garca...................36 La promesa Miguel Santos Garca....................38Ensayo....................................39 La subjetividad falsamente acusada de ficcin: A propsito de la microhistoria en El queso y los gusanos, de Carlo Ginzburg Mayra Rivera...........................................40 Te cuento, Julia Mizraim Carrin Ros........................46 Our Ancestral Mother: Mithocondrial Eve Mara Alejandra Nieves....................51 Ruanda: Justicia atrasada o justicia denegada? Mara Alejandra Nieves....................58Reportaje Periodstico..................................68 Manos que hablan Sharon Gonzlez..................................69Seccin de Notas..................................71

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    A continuacin, agradecemos la colaboracin de todas aquellos profesores y profesoras que formaron parte de nuestro Comit Evaluador. Los trabajos que en este nmero se publican fueron tomados en consideracin gracias a su evaluacin.

    Francisco R. Agrait Facultad de Humanidades, Depto. Estudios HispnicosLuis R. Cmara Fuertes Facultad de Ciencias Sociales, Depto. Ciencias PolticasNoemi Cintrn Facultad de Ciencias Naturales, Depto. BiologaLoretta Collins Facultad de Humanidades, Depto. InglsFelix Crdova Facultad de Humanidades, Depto. Estudios HispnicosRal L. Cotto Serrano Facultad de Ciencias Sociales, Depto. Ciencias PolticasEliseo Cruz Vergara Facultad de Humanidades, Depto. FilosofaNilsevady Fussa Ayuso Facultad de Humanidades, Depto. Bellas ArtesYomarie Garca De Jess Escuela de ComunicacionesRosa Mara Juarbe Facultad de Humanidades, Depto. Estudios Hispnicos y Literatura ComparadaHctor J. Martell Morales Facultad de Humanidades, Depto. Estudios HispnicosMiguel ngel Nter Facultad de Humanidades, Depto. Estudios HispnicosCarmen R. Rabell Facultad de Humanidades, Depto. Literatura ComparadaMara Elena Rodrguez Castro Facultad de Humanidades, Depto. Literatura ComparadaEugenio Santiago Facultad de Ciencias Naturales, Depto. BiologaMark Wekander Voigt Facultad de Estudios Generales, Depto. Ingls

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    Narrativa

    Xavier Antonio Medina, Escuela de Comunicaciones

    Editorial

    Saludos! Me complace presentarles este tan esperado nmero de la Revista Interdisciplinaria Contornos, auspiciada por el Programa de Estudios de Honor del Recinto riopedrense de la Universidad de Puerto Rico.

    Este dcimonoveno volumen de la Revista contiene una estupenda variedad de temas y como es nuestra tradicin, presenta los trabajos literarios de nuestros talentosos estudiantes subgraduados del recinto. Contornos, en su afn por mantener el dilogo entre la comunidad acadmica y los alumnos que la componen, viabiliza un espacio de creacin en el cual los estudiantes puedan publicar sus trabajos acadmicos.

    Entre nuestros ms recientes logros, la Junta Editorial ha podido extender una convocatoria para este ejemplar a nivel de todos los recintos de la Universidad de Puerto Rico. Adems, es sta la primera vez que hemos logrado publicar dos nmeros simultneamente y en formato electrnico. Con esto, estamos a la vanguardia de las tecnologas en la publicacin de revistas.

    Por lo tanto, invito a toda la comunidad universitaria a que disfruten de este nmero que s ser del agrado de cada uno de ustedes. Gracias por su auspicio.

    Luis A. Lpez Febres

    Editor

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    - Y te crees eso? Pregunt receloso- De qu muri Carlos Tetun? Increp. Y ante el silencio de Mater, l dijo. - No muri por causas naturales. Yo s lo conoca...y Carlos Tetun del distrito 12, tena slo 24 aos.

    A Mater se le sali un grito y sinti un escalofro que baj lentamente por su espalda. Entonces, su cuerpo que yaca en la caja, rodeado por coronas de flores, no era el de un hombre anciano. Desde el principio, todo le haba parecido extrao a Mater. La barba blanca estaba fuera de sitio, las arrugas eran superficiales y las verrugas parecan pintadas. Por eso la sacaron de all; tan pronto la vieron fijndose en el cadver, la enviaron al cuarto de espera para que meditara la prdida. Pero ahora, escuchando lo que dijo este joven...pens que la haban sacado para que no preguntara.

    - El orden que te venden no existe!- dijo el joven. Ignora las noticias y los mensajes del Primer Ministro. Existe la misma miseria que haba mucho antes de que l llegara al poder, pero al menos antes te dejaban sufrir. Ahora te desaparecen antes de poder quejarte.Mater lo mir fijamente, asustada, porque aunque intentaba ignorar sus palabras sediciosas,

    senta que el joven le estaba diciendo la verdad. Tena la impresin de que ste a diferencia de los que lloraban en el otro cuarto no le estaba escondiendo nada.

    De momento, se escucharon voces en el pasillo. Ambos miraron a travs de la puerta de cristal. Tres oficiales vestidos de negro se apresuraban hacia ellos.

    - Debo irme. Si decides algn da permitrtelo, pregunta por m en el muelle. Me conocen como Martn Rapia.

    El joven se levant de un salto y escap por la puerta al estacionamiento. En seguida llegaron los oficiales y dos de ellos corrieron tras l. El tercero se acerc a Mater que estaba sentada con los ojos cerrados.

    - Nia! dijo bruscamente el oficial. Mater no reaccion. Recordaba cuanto haba callado sus quejas por temor a ser castigada. Evoc el recuerdo de su madre, que le imploraba con los ojos que guardara silencio y no preguntara demasiado.

    - Quin era ese delincuente? Qu te dijo? Mater no respondi. El oficial se enfad y la amenaz por rehusarse a contestar una pregunta

    directa. Los otros oficiales regresaron sin aliento y con las manos vacas.Mater sonri genuinamente, creyendo que el famoso Martn Rapia haba escapado gracias a

    ella. Saba que el joven protagonizara los murmullos en las calles el prximo da. El elusivo activista poda estar ausente en los noticiarios, pero nunca en la boca de la gente. Los oficiales la agarraron fuertemente por la cabeza y murmuraron: violacin a Ley de Obediencia Oficial. Cuntas veces Martn Rapia haba escuchado eso? Se pregunt Mater. Cuntas veces ms lo escuchar yo? Y, acercando una brillante tijera, los oficiales le cortaron por primera vez su cabello.

    Nudos y tijerasAida Vega

    Mater se sec las lgrimas y entr al cuarto de espera. Fue a sentarse en una butaca, pero se percat de que haba un muchacho ocupndola. Mater se sonroj, se alej rpidamente y baj la cabeza.

    - Mis disculpas, perdname por no respetar tu espacio. El muchacho la estaba mirando, pero no contest. Mater guard silencio, le molest que el joven no respondiera a su disculpa. No conocer las reglas?, se pregunt. Deseaba mirarlo para tener una impresin ms clara, pero record una de las reglas de privacidad que prohiba la observacin prolongada de extraos. Quizs no puede hablar, pens y consider disculparse de nuevo.

    De pronto, el muchacho habl.- Por qu lloras?- Porque ha muerto Carlos Tetun del distrito 12. Dijo ella, sin alzar la vista. - Y conocas t a Carlos Tetun del distrito 12? A Mater le pareci que el joven se estaba burlando. Se aventur a mirarle el rostro, pensando que el

    encuentro se haba prolongado lo suficiente. Entonces, not que su pelo estaba cortado peligrosamente cerca del crneo y los pocos mechones que le quedaban estaban atados con muchos nudos de colores. Se qued estupefacta y horrorizada, sabiendo que por cada regla violada se haca un nudo y por cada ley, se cortaba parte del pelo.

    El joven estaba sonriendo, orgulloso de sus infracciones. Mater se pas la mano por su pelo largo, smbolo de su obediencia, que le llegaba casi a los muslos. Su pelo era discutido con honor por los miembros de su familia porque en sus catorce aos, nunca se lo haban tocado. Pero, ante la mirada evaluadora del muchacho, no sinti orgullo alguno. Al contrario, le pareci que su oscura melena era un smbolo de sumisin.

    Mater estaba fascinada por haberse encontrado a alguien tan distinto. Se sent a observarlo con detenimiento. Intent fijarse en los colores de las liguillas para descifrar los tipos de falta que haba cometido. Su cabeza pareca salpicada por el pincel de un artista. La variedad de faltas que revelaba era abrumadora.

    - No me vas a contestar la pregunta que te hice? Acaso no es una regla responder a preguntas directas? Dijo el joven, con evidente cinismo.

    - No...yo...yo no lo conoca.- tartamude, sorprendida.- Y por qu lloras?- Porque...- trat de recordar la frase exacta que haba aprendido en la escuela. A la muerte de

    alguien, se responde llorando. El joven se levant y se sent a su lado, tan cerca, que Mater poda olerlo.

    - Atiende. Eso que con tanto esmero persigues es ficcin. No te conozco, no s tu nombre y no s si me delatars, pero te pregunto: para qu tantas leyes, tantas reglas paralizantes?

    - Para...para guardar el orden. El hombre es un animal salvaje- afirm Mater, desconcertada.

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    De esta travesa no se ha escrito: 1987Daniel Mrquez Rivera

    Quiz en la muerte para siempre seremos, cuando el polvo sea polvo,

    esa indescifrable raz, de la cual para siempre crecer,

    ecunime o atroz, nuestro solitario cielo o infierno.

    -Jorge Luis Borges-

    Sufrir de estar sin mis zapatos viejos. Destellados y completos, mis pies andantes se convertirn en transporte privado de lo que resta de mis muslos y de mis ropas. Sangran mis dedos y se hacen concretos ante la travesa por venir. Desde el profundo monte adentro hasta el lmite circunstancial del entorno urbano y agresivo, ir. En mi mochila llevo verduras, un paquete de cigarrillos a medias, tres limones, y un suministro de lo que qued de agua purificada de manantial. En mi abrigo hay dos bolsillos internos como para guardar los delitos de quien lo posea. Cargo secretamente una confesin que tal vez no se encuentre jams; todo depende de mis amigos marinos y de orilla. De seguro serviremos como alimento para unos cuantos das, yo y mi recin firmada carta, dedicada al primer roedor que respire horas enteras bajo las rocas que sostienen este antiguo faro, que antes sola alumbrar la costa de la isla. Llevo semestres planeando mi partida de este lugar agotador y caluroso, parece ser que el Xab de Dios hizo una coladera eterna en esta tierra, el agua, la corriente y la misma lluvia que se escurre por los techos se pulveriza en slo segundos. Hace tanto calor; las aves se han ido de aqu, las que fueron rpidas en su partida. Triste es el caso de los animales y pajaritos ms perezosos, diariamente suelen caer por montones los canarios que no alcanzaron vuelo prematuro, y se ven reventando como bombas encima de los nios y de sus enclenques padres. Ayer, el bombardeo no intencionado lleg a un punto tristemente exagerado. Uno de los pjaros ms grandes que haba podido soar ver en mi corta vida, no sabra decir cual, cay derechito en el vientre de una muchacha. El pjaro rompi con todo lo que su pico pesado como granizo le permiti, pareca que la pobre mujer haba sido vctima de una cesrea fallida. El lugar de los hechos no fue una sala de partos, sucedi en medio de la calle, al sol de medio da, frente a la barbera Los muchachos, qued tendida all, con mitad de la barriga abierta y regada por la acera, y la otra mitad completamente manchada por aquel volador sin alas debido a la asfixie. As de malas estn las cosas aqu. Por eso, yo me largo, antes de que sude los ojos y desaparezca. Todos estamos flacos y sin fuerzas, el calor hmedo se ha llevado consigo a tantos amigos, que para cuando cumpla mis veintiuno, no va a quedar alma que me acompa a celebrar. Hace poco perd a mi hermanito Agustn, tan delgado y pequeo como una colilla de cigarrillo sin filtro. A diario

    Xavier Antonio Medina, Escuela de Comunicaciones

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    Xavier Antonio Medina, Escuela de Comunicaciones

    las personas atentaban inconcientemente contra su vida, suceda cada vez que daban un paso sin mirar al suelo. As fue como un da el alcalde del pueblo, por prisa o por descuido, lo aplast, qued hecho sopa entre los hoyos y la brea sucia de la calle. Qu se puede esperar, aqu ninguno mide ms de cuatro pies. Son inevitables las teoras y leyendas que popularmente se han formulado muchos a travs de los aos sobre el por qu de nuestro tamao. Muchos, como yo, piensan que la alta temperatura afect el ciclo de vida desde la barriga de nuestras madres, y, se presta para suponer que la esperma que deba fecundar el vulo, como ocurre por naturaleza, nunca toc terreno frtil para su segregacin sin medida. Como si fuera poco, las palabras dejaron de tener significado certero. Los centros educativos cerraron sus filas contra el supuesto pesimismo histrico. Las familias andaban mundializadas y custodiadas, con las manos en los bolsillos y en total estado de descomposicin. Las imgenes frecuentes sobre el color y la economa vestan los pies empalmados entre la vigilancia del discurso y el retrete de llantos, que de madrugada, alcanzaba or en mi habitacin cada vez que trataba de cerrar los ojos para dormir. No quera ser un ermitao pero no haba otra solucin. Hasta el men de los restaurantes de comida haba sido modificado y con ellos nuestro paladar. Ahora, perros, gatos y lagartos sustituan de manera cruel el gusto de las personas, convirtiendo a stos en los platos principales. Los nombres de restaurantes celebraban la especialidad de la casa: La colita del perro de Andrs, Los testculos de Garfield, Lagartijos y algo ms, eran los preferidos. Todo se nos hizo complejo, no s si para fortalecer o arrugar nuestro diminuto corazn. An as, de vez en cuando dejbamos que la sal y el limn se escurrieran por nuestras gargantas junto con el ron viejo; la resaca se converta en husped tullida de la sangre. Quisiera poder decir que no hay lugar exento de tanto desatino de paz, de tanta malicia sin gracia, pero no es as. Ese pedazo de lejana s es alcanzable. Como dije antes, voy a dejar todo sin pedir disculpas ni al mismsimo cura del pueblo, me largo, y se escribe annimamente ante mi un final descendente, empinado y rocoso. Al viento que me acompaa y al pececito aqul, prximo vecino mo, les digo hola.

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    los industriosos y sus caparazones para el calor, limpiando las aceras y los callejones del Centro. -Deberamos dar un discurso para que el pueblo de Cahnaps no entre en estado de pnico, hay que aprovechar que todava estn atontados por lo sucedido.-No, no, no. Un anuncio confirmara nuestra dejadez.-S, pero qu ms podramos hacer para que no se sepa lo que ocurre. Hablar con Torrente?

    Vrtice. No les haba dejado saber que hace aos Torrente haba roto sus cadenas, alegaba que el encierro en el stano del edificio del museo era una tristeza a la cual ya no poda ser fiel. Desde aquel momento lo hemos drogado. Todas las maanas se le inyecta en la comida una yarda de brea fra. De esa manera lo hemos mantenido sumiso y ajeno a sus ideas de liberacin. Esto es lo que ocurre: desde que el convenio fue anunciado (y de esto fui conciente el da en que mi padre mora de asfixie terrenal), me dijo en su ltimo suspiro que jams se revelara pblicamente lo que sucedi. -Hijo, el gigante est atado a cinco piedras debajo del stano, nunca puede escaparse de ah, nunca.

    Al pronunciar estas palabras me hizo entrega de unos planos que llevaban hacia la guarida de Torrente, una camisa color gris que especificaba que la deba traer puesta cuando fuese a encontrarme con el gigante, y termin hacindome entrega de una llave que llevaba por cdigo numrico el ltimo castillo de los G-24 que fue derribado, Trans-alomer resistencia. Desde aquel da en adelante he cumplido con el cargo de la ocultacin del castillo y del paradero del gigante. l no se encuentra en el stano del museo, sino a miles de millas bajo tierra en aquel otro castillo inhumano. El castillo fue el fuerte de millones de inventados rebeldes que masacraron a cientos de familias cahnapianas hace ya 500 aos. He sido yo el responsable del mantenimiento de la paz en este pueblo y hoy, con el rugido de dolor de ese asesino estamos al borde de una crisis. -Lo nico que hay en el stano del museo es una cueva que colinda con la prisin de Torrente, por eso es que se oyen sus lamentos. Digo que la cerremos con piedras y que se ahogue en gritos la prxima vez que decida llorar. -Si hacemos eso no tendremos accesos naturales por donde el fro del invierno se pueda filtrar y nuestra economa se ver afectada en gran manera.-Eso sin contar que las personas comenzarn a preguntar por qu no hay invierno (se re)-Exacto.Yo hablar con el.

    Se me olvidaba lo tenebroso que puede ser estar debajo de la tierra. Los parsitos, las viviendas de los no-humanos que antes las habitaban, convertidas en polvo, se esparcieron por todos los huecos posibles del sub-terreno del Centro. No se puede ver nada si no se utiliza uno de los inventos de esos cinticos y es un asco saber que stos lo llevaban mientras suban a la ciudad-. La guarida de Torrente se encuentra exactamente al lado de lo que antes fue el calabozo del castillo inventado. La comitiva y yo, cada vez que descendemos (auque hace mucho que yo personalmente no desciendo a ver al gigante), nos llenamos de odio y de ansiedad al saber que aqu mantuvieron presas a nuestras familias hasta la muerte. No queda ms que olfatear el olor humano en el frasco de esencia Cahnapiana que, extrado de nuestros cuerpos, ayuda a disipar el mal olor a ficcin. No pareca que el cielo se extinguiera entre las manchas de arena y, slo a unos metros al sur de la desembocadura del viejo acueducto, se poda ver el ocano. Lo admito, las veces que habamos llegado hasta este punto

    Torrente el gigante ha muerto

    Daniel Mrquez Rivera

    The truth, as always, will be far stranger.

    -Arthur C. Clarke-

    Flash-forward Las palabras y la primavera en este punto convergen. Abr la ltima puerta

    despus de la trabajosa caminata. El espanto de encontrar otro cerrojo fue lo que me hizo cambiar de parecer. No haba nios en este lugar, slo nias y sus madres, al menos eso parecen ser, sus madres. La comida es pastilla y guineo, todos los das a la misma hora. No s por qu hay un gigante en el stano del edificio.

    El gigante se llama Torrente, se dice que tiene 220 aos de edad y hace 200 nadie lo ha visto. Se preguntarn entonces cmo podemos dar cuentas de su existencia. Sencillo, cada cierto tiempo -en el primer ocaso del da quinto del calendario maestral-, se celebran las fiestas de la reivindicacin cahnapiana ante los cientficos del ltimo milenio (celebracin a la cual asisto para alardear de mi podero y puesto en la dirigencia de nuestro mundo); en esa noche de celebraciones es cuando Torrente toca una melodiosa cancin acompaado de su guitarra. As lo ha hecho siempre. Esa cancin no lleva letra pero hemos hecho de ella el himno nacional cahanapiano. Los diputados, los nios, los ancianos, en fin, la mayora, lo cantamos con entusiasmo y orgullo. En cada almuerzo del Centro, antes de comer, los visitantes se viven el pastilleo y la binodekada con un men que dibuja lo que a nuestro entender sera Torrente. Lo imaginamos con barba, fornido, siempre sonriente pero con un carcter determinado que remite a la formacin de un gigante ermitao. Cuando nio, mi padre nos sentaba a todos en el comedor y hablaba horas enteras sobre cmo nuestra familia haba sido un elemento importante en la liberacin de los presos no-humanos, y de cmo Torrente haba prometido bajar las armas y darle la bienvenida al nuevo convenio. As fue como Cahnaps, siendo el nico mundo con terrenos orgnicos, pas a la historia como el ltimo lugar en aceptar el cambio. No fue fcil pero al final se logr. No ms asesinatos, no ms censuras, se le dio un alto a la destruccin de los G-24. Como estudiante de la Nacional fui el presidente de la comitiva a favor de la restauracin, por eso hoy soy el segundo al mando en el Centro.

    Todas las festividades eran premiadas con la cancin de Torrente, todas las fiestas, menos la de anoche. Slo se escuch un rumor de llanto que jugaba entre la risa y la locura, era Torrente, el gigante del stano, balbuceando una serenata de gritos y dolor. El pueblo entero qued mudo, por horas slo se escucharon los gritos de Torrente. La fiesta se dio por terminada.

    Los dirigentes llevamos reunidos desde esta maana tratando de entender el por qu del comportamiento tan poco adecuado e intolerable del gigante en una noche tan nuestra como la del vitalicio cahnapiano. Las personas no han ido a trabajar hoy; no hay nadie en las calles, slo se ven

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    en Cahnaps, no en bandeja ajena. S, s, cmo no. Soy hombre y no soporto el calor. Tengo muertos.Hay un esqueleto en mi cabeza.

    Al final de la travesa, aquel hombre tan prestigioso qued solo. Pas algunos aos en la ardua tarea de abrir el cerrojo, que segn l, lo llevara al castillo en donde ms all de su encomienda acadmica y presidencial de hallar al gigante, encontrara su eterno descanso, el gigante ya no importa en lo absoluto para l. No se poda explicar el por qu pues, antes haba podido llegar fcilmente, por el contrario, ahora enloquecido no poda hacer voz ni de una sola palabra. Al abrir la puerta, se adentr a un mundo lleno de escotillas, todas clausuradas con estantes que recogan nmeros incalculables de llaves. Haba puertas gigantescas y otras de menor volumen, miles de ellas. El hombre anda perdido en el no-terreno, lleva cientos de aos desvivindose en la idea de encontrar la llave maestra. Se arrastra lgubre entre unicornios y demonios, los que para l son hoy seres elocuentes.

    haban muerto al menos cuatro despistados, hoy no hay bajas.-Hemos llegado a la estacin del primer viga. Este viga era el primero de tres. Todos tenan la terrible encomienda de vivir sumergidos en la tierra sin contacto alguno con el mundo en la superficie. Uno de mis hombres toc en la ventanilla que oscurecida y hundida a un lado del camino, pareca como si estuviese alardeando de ligeras fugas pero es imposible escapar de este no-lugar. Decid no detener la comitiva. Ya casi habamos perdido de vista la estacin cuando se escucharon (a un tercer plano) los gritos eufricos del viga. -Han regresado! Que viva! La voz haca eco en nuestras espaldas mientras avanzbamos hacia el castillo. Hicimos caso omiso a la segunda estacin, no escuchamos palabra alguna del viga. Era de esperarse, las paredes dejaban de tener forma concreta. Dos jvenes de la comitiva haban muerto aplastados por la tierra (este lugar solo ha trado desgracias), ya cientos haban perecido a travs de los aos por las incongruencias del sub-suelo, este lugar est encantado. Se camin por ms de dos semanas. Al fin llegamos donde el tercer viga reposaba sus lamentos. No podamos creer que ste haba vivido ms de veinte aos tan cerca del castillo de Torrente, el mal olor ha de haber sido una pesadilla. El viga. -Yo no quiero volver a vivir, slo quiero seguir mi camino. Qu horas son stas, vienen a hablar conmigo? Yo no estoy. Mira el suelo. Yo soy el ultim de los vigas, pero ya no, no estoy en turno. Desean algo de l? Estar aqu por si tienen hambre. Una nia de esas que se arrastran por el castillo me visita a diario. No, no, no, est media viva as como yo. Entienden? Tienen hambre? Yo s (se re), l s ha muerto de hambruna, yo. - Muy bien, arrodllese mirando al suelo.- Cmo? - S, ya puede imaginar usted. Vamos a darle unas vacaciones para que encuentre un lugar tranquilo en la superficie donde poder descansar.- Gracias! El viga llora de la emocin. Sigue el protocolo que se le ha indicado.- Esta preparado usted para ser libre nuevamente?- S, mi seor. Dos disparos en la espalda del viga sofocan de institucin sus pupilas. Un tercer balazo en la nuca asegura el pasaje. - Qu ms podamos hacer? Yace ante nosotros la anomala de lo que fue un hombre sano. Torna la mirada hacia el nico sobreviviente de la comitiva.-Logramos derribar todas las puertas que precedan la entrada principal al castillo. Todas menos la ltima. Lo abraza. Dispara. Mientras el compaero pierde los sentidos, aquel celoso diputado recita dulcemente a la oscuridad del tnel la lectura de lo que fue para l, el inicio de la encomienda. Se ha perdido en canciones lo que fue la idea del gigante. Llueve ceniza en zumbidos que amenazan nuestra sanidad. Es terrible como tantos seres pueden arremeter contra la tierra sus bocas. No creo en muertos. Tengo hambre. Tienes hambre? Soy el director. T. Nac una tarde de abril,

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    La mquina de mensajesFernando Castro lvarez

    Manolo Aznar se encontraba solo y en el punto ms oscuro y ms triste de toda su vida. Lloraba como nunca haba llorado y como nunca habra de llorar, sintiendo [en] su mxima expresin verbal, la mismsima mugre de la carga de estar vivo.

    Eran las seis de la tarde y el cielo ya haba anochecido. Sentado en su cama echaba lgrimas de manera profusa desahogndose de su lamento y su melancola. Haba cerrado la puerta con seguro, apagado todas las luces, y tapado todas las ventanas de su apartamento. No se poda ver nada. Lo nico que se escuchaba en la oscuridad latente era el gemido menguado de su dolor. La catarsis de lgrimas corra por su perfil, como tratndolo de purificar de todo lo lbrego que corrompa su ser. Su cuerpo permaneca anclado en el matre sufriendo en carne propia la silente pesadumbre del momento. Giraba la cabeza de lado a lado y murmuraba palabras incoherentes entre dientes. Permaneca sentado, dbil, inerme, y dado por vencido ante el peso colosal de todo lo desdichado que le haba pasado. Se preguntaba [infinidad] de cosas en su mente, como para tratar de encontrarle la lgica a este patrn ilgico de miserias Pero ya era muy tarde.

    Ahora slo esperaba, llorando como se supona que los hombres lloraran; a puertas cerradas, a solas, como ltimo recurso intil contra la insensibilidad del presente y de lo ocurrido. Ahora slo era cuestin de minutos para que todo se dilu

    Son el telfono. Manolo lo ignor por completo. Indiferente, dej que la mquina de mensajes lo contestar por

    l. Despus de cuatro [timbres], la mquina realiz su tarea. Inmediatamente, Manolo call su

    llanto para no dejar que nadie escuchara su afliccin. Gir el cuello hacia la mesita donde estaba el telfono, y dirigi sus ojos a la lucecita roja de la mquina de mensajes, que al prenderse, iluminaba todo el cuarto.

    Piiiii!Hola es Manolo, ahora mismo no puedo ir al telfono, pero por favor, deja tu nmero, tu

    nombre y tu mensaje y yo te llamo. Bye!Piiiii!S, buenas noches Seor Aznar, (Voz masculina. Sonidos en el trasfondo de gente caminando

    y hablando) le habla el Capitn Maldonado del cuartel 18; lo estoy llamando porque tenemos buenas noticias. Encontramos su guagua en un solar abandonado no muy lejos de donde la report robada, y no lo va a creer Tambin encontramos todas sus pertenencias; su coleccin de monedas antiguas, las copas espaolas de su abuela, sus cuatro diarios, la foto de Carlitos Coln autografiada, su novela indita, su acta de nacimiento, sus fotos de cuando era beb, su Gameboy blanco ese... Cmo es que se llama? (3 segundos de silencio) I-Pod! S, su I-Pod nuevo, su celular, y hasta el dinero en efectivo que haba sacado del banco para pagar el pronto de su nuevo hogar.

    Xavier Antonio Medina, Escuela de Comunicaciones

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    Manolo se qued un poco perplejo. Se limpi las lgrimas de su cara y se puso a contemplar estos dos fenmenos que acababa de escuchar ah sentado en su cama.

    Las probabilidades de lo ocurrido eran inconcebibles. Para l esta coincidencia inslita era una novedad agria, pero a la misma vez, desde cierto punto de vista distorsionado, algo graciosa. Le quit la vista a la lucecita y ech un pequeo suspiro, que por un breve momento lo hizo sonrer

    Pero repentinamente, la realidad de lo que l haba hecho lo golpe duramente en el escroto, y la pequea sonrisa se esfum. Ya nada importaba.

    Manolo agarr la superficie del matre con una rabia tenaz, alz su cabeza hacia arriba como si estuviese retando a Dios a un duelo, y prosigui llorando an ms violentamente que antes. La rabia estaba trag

    El telfono volvi a sonar. Manolo call inmediatamente. El telfono ahora le daba terror. Despus de cuatro [timbres]

    an ms omnipotentes que los de la llamada anterior, la mquina de mensajes contest nuevamente. Lentamente, Manolo gir su cuello tembloroso haca la mesita donde estaba el telfono, y dirigi sus ojos una vez ms a la lucecita roja.

    Piiiii!Hola es Manolo, ahora mismo no puedo ir al telfono, pero por favor, deja tu nmero, tu

    nombre y tu mensaje y yo te llamo. Bye!Piiiii!(Voz femenina entre llanto profuso. No se oyen sonidos en el trasfondo por el volumen del

    llanto) Perdn, perdn, perdn, perdn, perdn, mi amor perdname. Si ests ah por favor cgelo, por favor Coge el telfono por favor (5 segundos de silencio. El telfono no es [contestado]) Mi amor perdname Fue culpa ma lo s, lo s, (palabras entre an ms llanto femenino) no te expliqu nada; s como te debes sentir. No te dije; no te dije que mi amigo de la universidad lleg de viaje, y, y se estaba quedando conmigo l es gay mi amor, es una loca revent, y es fotgrafo artstico. (Voz masculina pero afeminada en el trasfondo diciendo con un tono serio y un poco agitado: Es verdad, soy una loca revent.) No te lo haba dicho, perdname Tampoco, tampoco te dije que l estaba con su novio fisiculturista y pues, cuando entraste (Se oye una segunda voz masculina an ms afeminada que la primera en el trasfondo diciendo con un tono de urgencia: Yo soy una loca revent tambin!) Perdname (Entre ms llanto todava) Mi amor, ellos me estaban enseando como lo hacan, nunca haba visto a dos hombres juntos, y, y de verdad estaba curiosa, ya yo te lo haba dicho anteriormente, la, la cosa ma esa de ver. Te lo juro que era curiosidad nada ms (Entre an ms llanto) No fue mi intencin que entraras en medio de la posicin del ganso hind! Me la estaban enseando! Slo les estaba tomando las fotos como un favor para mi amigo! S que se oye raro, y, y el ngulo que yo estaba tambin se vea raro, pero me tienes que creer mi amor, me tienes que creer. (Llanto disminuye considerablemente) Te amo. Te amo ms que nada, y de verdad quiero or tu voz otra vez, quiero saber como te sientes, quiero hacerte el amor, mi amor hblame. (5 segundos de silencio, llanto cesa completamente) Perdn mi amor. Te amo. Te amo y quiero ms que nunca vivir contigo en la casa nueva que vas a comprar! Y te quiero hacer el amor. (Gritando) Te quiero hacer el amor! Quiero encerrarme contigo en un cuarto y hacerte el amor por un mes entero!... (Tono baja de

    Aparentemente todo estaba en orden. Nada estaba roto, y oiga esto Parece que el individuo que rob su guagua; la lav por dentro y por fuera, le ech gasolina, y le cambi el aceite, Qu cmico verdad? JA! Bueno, de todas maneras por favor comunquese con el cuartel para tramitar la entrega de su guagua y sus posesiones, y espero que se alegre porque esto de encontrar vehculos hurtados en condiciones intactas es una cosa bien pero que bien rara, imagnese, que aqu en el cuartel estamos todos bien sorprendidos por el incidente. Le digo de todo corazn que usted Aznar, tiene bien buena suerte. Bueno eso es todo. Buenas noches.

    Piiiii!Por un breve momento Manolo ponder lo escuchado Pero ya nada importaba, ese era el

    menor de sus problemas. Le quit la vista a la lucecita roja, y prosigui con su llanto como si nada hubiese pasado. Se

    preguntaba si aquella llamada haba sidEl telfono son otra vez. Manolo se sorprendi pero no lo contest. Dej una vez ms que la mquina de mensajes

    contestar por l. Manolo call; gir el cuello haca la mesita donde estaba el telfono, y dirigi sus ojos nuevamente a la lucecita roja.

    Piiiii!Hola es Manolo, ahora mismo no puedo ir al telfono, pero por favor, deja tu nmero, tu

    nombre y tu mensaje y yo te llamo. Bye!Piiiii!

    (3 segundos de silencio) Manolo (Voz masculina. Tono bajo y muy sincero) Es Navarro Este (Sonidos en el trasfondo de las noticias por televisin e insectos) Primero que nada, este, tengo que decirte perdn Perdn por achacarte la culpa. En veld me ajor Me enfogon, y no me di tiempo a m mismo pa pensar. T me entiendes?... La cosa es Manolo que Pablito confes l fue el que se rob la mercanca del almacn y l fue el que le prendi fuego a mi carro... l tambin fue el que se llev los chavos. Ya la polica lo tiene y este Este Tenas razn... Pablito se rob tu tarjeta y tu uniforme... Este... Y pues Te estoy llamando pa [darte] las ms sinceras disculpas, por... Por culparte, por todo lo que te insult, y por botalte del trabajo de la forma que hice Este, tambin te pido perdn por las tres pualadas que te met en las costillas y, por escupirte en la cara, y dejarte ensangrentado en la acera Y por decir todas esas cosas de tu mam En verdad no sabes cuanto lo lamento (Dos segundo de silencio).

    (Tono ms animado que antes) Tambin te estoy llamando pa darte la bienvenida nuevamente al trabajo. Y mira, decid que te voy a dar la posicin de asistente primario y tambin te prometo que voy a doblarte la paga pa que tengas chavitos extras pa la casa nueva y pa que te compres un carro nuevo mejor que el que te robaron. Tambin te voy a dar crdito en la tienda por el resto de tu vida. Pero eso no es to Manolo. Tambin he decidido que te voy a dar too este mes, y el prximo, libre y con paga pa que te recuperes Qu crees muchacho? Ah? Bueno Manolo Ven pac el lunes parreglar toesto y borrn y cuenta nueva, as es, borrn y cuenta nueva muchacho. Te voy a traer hasta un bizcochito pa celebrar. Pues Buenas noches y cudate Manolo.

    Piiiii!

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    buenas noches; y de parte de toda la gente aqu en el hospital, perdone el pequeo inconveniente. Bye!

    Piiiii!Manolo qued paralizado. No poda pensar. Las cantidades de ira, de frustracin, de confusin,

    de tristeza, de arrepentimiento, y de pusilanimidad eran demasiado exorbitantes como para dejar que su sistema nervioso funcionase eficientemente. La amalgama de emociones era demasiado fuerte para Manolo, y este patrn anatematizador de eventos que haba ocurrido era ms difcil de entender que clases de clculo en chino con un libro en Braille.

    La soledad lo envolva como una madre a su recin nacido, y las tinieblas de su apartamento eran su nico consuelo para prepararlo para lo que vena. Manolo parpade. Le doli parpadear. Su agobio se amplific al sentir un fro candente soplndole en su cuello, el cual poco a poco, como un parsito, fue apoderndose de l, dndole a conocer el error craso de sus acciones. Ahora todo haba cambiado, pero an as, ya nada importaba

    Manolo Aznar ech a llorar por ltima vez. Diez segundos despus, el telfono son otra vez. Manolo ya no poda controlar su cuerpo. Despus de cuatro [timbres] que para Manolo sonaban

    como ecos distantes, la mquina de mensajes contest el telfono nuevamente. Justo cuando la lucecita roja alumbr el cuarto, Manolo cay de su cama fuertemente en el piso. Trat de pedir ayuda, pero ya haba perdido el control de su voz. Pero, an tirado, bocabajo, y semiconsciente, el organismo de Manolo le permiti experimentar el mensaje entrante, sin la ms mnima idea de quien poda ser.

    Piiiii!Hola es Manolo, ahora mismo no puedo ir al telfono, pero por favor, deja tu nmero, tu

    nombre y tu mensaje y yo te llamo. Bye!Piiiii! (Mensaje en formato de grabacin. Voz femenina artificial) Hola, Manuel Aznar, le llamamos

    de Multi - House Clearing Internacional, y nos [complace] decirle que usted, Manuel Aznar (Cesa grabacin abruptamente, y empieza a hablar una voz masculina real) ES NUESTRO NUEVO GANADOR DE TRES MILLONES DE DLARES! (Sonidos en el trasfondo de fuegos artificiales electrnicos seguidos por sonidos de gente celebrando y aplaudiendo) As es! Nos [da gusto] decirle que usted Manuel Aznar, ha sido seleccionado entre 60 millones de personas al azar para recibir este fabuloso premio de... (3 segundos de silencio y el tono de voz sube grandemente) TRES MILLONES DE DLARES! (Nuevamente, los mismos sonidos de celebracin anteriores) Lo estamos llamando para avisarle que pasaremos maana por su casa con cmaras, con flores y globos, con tres modelos en traje de bao, y con su cheque gigante de... (3 segundos de silencio y el tono de voz sube otra vez) TRES MILLONES DE DLARES! (sonidos de celebracin) Regularmente no acostumbramos llamar a los ganadores, pero como usted es nuestro ganador nmero 200 en nuestra larga historia, creemos apropiado informarle las buenas noticias de su victoria. Felicidades y nos vemos maana! Cuando reciba Sus TRES MILLONES DE DLARES! (Nuevamente, los sonidos electrnicos anteriores. La llamada cesa).

    Piiiii!

    volumen. No hay llanto) Te amo y siempre lo [har] no importe que, llmame por favor (Tono baja ms) Adis Te amo...

    PiiiiiSimplemente no lo poda creer. No poda creer lo que haba hecho. Sus ojos aguados se abran

    ampliamente y rastreaban de lado a lado para verificar si esto era la realidad, o alguna fantasa de mal gusto. Pero sus ojos slo avispaban las ms fuscas tinieblas acariciadas por la neblina rojiza de la mquina. Luego se acerc las manos a su boca y pudo probar el sabor salado de sus lgrimas. Se toc la cara y su torso y sentado, hundi su peso en la cama para ver si rebotaba... S rebotaba. Fue entonces que el arrepentimiento empez a relucir en l. Manolo se dio cuenta que todo era muy muy real. Par todo movimiento y su cara aturdida se convirti en una mscara deforme de sufrimiento, agona y locu

    El telfono son otra vez. La estupefaccin era muy grande y muy violenta, Manolo an no lo poda creer. Despus de

    cuatro [timbres] que para Manolo ahora eran como chorros de magma en sus tmpanos, la mquina de mensajes realiz su tarea nuevamente. Manolo call, y dolorosamente, presintiendo lo que iba a venir, gir el cuello haca la mesita donde estaba el telfono como si fuese un altar con un dolo poderoso, y dirigi sus ojos una vez ms a la maldita lucecita roja como si fuese una rutina que l ya saba de aos y aos de experiencia...

    Piiiii!Hola es Manolo, ahora mismo no puedo ir al telfono, pero por favor, deja tu nmero, tu

    nombre y tu mensaje y yo te llamo. Bye!Piiiii! (Voz femenina mayor) Buenas noches Manuel Aznar, (sonidos en el trasfondo de gente hablando

    y caminando) Mi nombre es Iraida y le estoy llamando del laboratorio clnico del hospital regional; le estamos llamando para indicarle que hubo un pequeito errorcito en nuestras computadoras antes de ayer cuando sali del hospital por las tres pualadas en sus costillas. Le dimos accidentalmente la lectura clnica equivocada UPS! Verdad? (Risa corta) Confundimos sus muestras de orina y sangre con las de un paciente de la zona de enfermedades terminales del hospital; por eso es que su lectura sali tan psima respecto a su salud. Pero no se preocupe; el caballero con el cual usted fue confundido falleci ayer... Un poco obvio por la lectura que tiene usted verdad? Era slo cuestin de das Es ms, la lectura deca Terminally ill, death imminent. HAY (3 segundos de silencio) Espero que no le hayan dicho eso a usted (3 segundos adicionales de silencio) Lo dudo, (Risa corta).

    De todas maneras tengo que admitirle, que ese hombre fue la persona ms enferma que yo he visto en este hospital; y yo llevo trabajando aqu ya 30 aos... Lo que quiere decir esto Manuel, es que usted no tiene ninguna de esas enfermedades que salen en el papel que tiene. Ni la sfilis aguda, ni la tuberculosis, ni la gingivitis, ni el VIH+ avanzado, ni tampoco los tres tipos de cncer, ni mucho menos el virus ese que sale en el papel con la calaverita de pirata como UNKNOWN. Djeme decirle, aqu tengo su lectura en mis manos, y le puedo decir con certeza que su lectura indica que usted disfruta de una salud envidiable; y completamente libre de enfermedades... Bueno, espero que est bien y pase

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    Xavier Antonio Medina, Escuela de Comunicaciones

    Haba espuma saliendo de su boca, sus ojos estaban blancos, y su cuerpo estaba sufriendo un ataque epilptico.

    Manolo estaba insalvable. No poda ni fsica ni mentalmente responder al mensaje, pero si l hubiera podido hacerlo, hubiese maldecido todas las formas de vida habidas y por haber como nadie nunca antes lo haba hecho, y como nadie nunca despus hubiese sido capaz de hacerlo. Manolo Aznar haba sido completamente tintiado. El destino lo haba ultrajado violenta e injustamente concedindole el plato fro de una tarda y horrible ilustracin.

    Cinco minutos despus, el telfono volvi a sonar. Despus de cuatro [timbres] solitarios, la mquina de mensajes contest el telfono nuevamente.

    La lucecita roja alumbr el cuarto donde el cuerpo inmvil de Manolo Aznar estaba tirado en el piso, con sus ltimas lgrimas an pegadas a su rostro exnime.

    Piiiii!Hola es Manolo, ahora mismo no puedo ir al telfono, pero por favor, deja tu nmero, tu

    nombre y tu mensaje y yo te llamo. Bye! Piiiii! (Voz masculina) Buenas noches, Manolo, Eeee, mira es Javier de la ferretera. Te llamo porque

    dejaste tu wallet aqu cuando viniste a comprar las capsulitas de veneno esas que me dijiste que necesitaba pa bregar con los ratones en tu apartamento. Nada ms pasa por ac maana y yo te lo doy... Por si acaso Manolo, vi tus fotos, y tu novia est bien buena, (Entre risa) Ah!? Desgraciao! (Ms risa) Chequiamos Manolo, Adis.

    Piiiii!

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    que pudo y cerr la puerta con pestillo tratando de ganar tiempo; rompindose la cabeza, ideando de qu manera podra evitar a su marido. Al ver que no regresaba, Axel abri la puerta del dormitorio, se escurri por el pasillo y gir precavidamente la puerta del bao.-Ests bien, te pasa algo?-S-Entonces? La cabeza le daba vueltas, mir a su alrededor tratando de localizar algn objeto con el cual defenderse, pero no hall nada.! Laura, abre! El cerrojo de la puerta volvi a adquirir su posicin horizontal y Axel la tom en sus brazos hasta regresar a la alcoba. Ahora s, murmur l mientras saciaba su sed en un pozo que pareca no agotarse Entonces, la cubri con su cuerpo, agitndose como un tormentoso oleaje que chocaba contra ella una y otra, y otra vez. Axel se par de la cama, se visti, y la dej all. Le tir un beso que muri en el aire, y se march. Inmediatamente se llen de suspiros la habitacin, el llanto revent, y retumb hasta el techo. Rebot en las paredes, y regres como espiral a su pecho. No lo entenda, lo amaba, la amaba, era lo nico que saba. Sus ojos recorran nerviosamente lo que encerraban aquellas cuatro paredes, cuando se toparon con un gran espejo. Se acerc a l, buscando reconocer a aquella mujer que le observaba ahora. Era irreconocible. Trat de borrar la imagen que vea, de desvanecer aquel desgaste, aquel dolor que se apoderaba de los diminutos poros invisibles. Restreg aquella imagen insistentemente con su camisa, la rasg con sus dedos, pero no se iba. Continu, hasta que astill aquel espejo. Sus grandes pedazos resonaron contra el suelo. Pens en huir, justo cuando la sombra de Axel se dibuj detrs de ella. Abri la puerta del cuarto y cristales rotos chocaron con sus pies. Qu diablos es esto? Te volviste loca otra vez? Dej la marca de sus dedos grabada en sus mejillas, en su pecho, en sus costillas, y despus se ech a dormir. Laura mir a su alrededor con espanto. No era ms su cuarto, no era ella, no lo mereca. Un ngel baj a su lado a consolarla, a encaminarla. Era su dignidad. Aquella que habitaba dentro de pedazos quebrantados de cristal. En ms de una ocasin la haba dejado tirada en una esquina, pero esta vez esa dignidad se par frente a ella y la estremeci de tal forma, que sacudi todos sus huesos. Luego de darle vueltas a su pensamiento, reg por el piso de su ropa. Se dirigi hacia el anaquel de la cocina, sac una pequea cajita de cartn y volvi al cuarto. Recorri con la mirada, una vez ms, el desastre. Encendi una cerilla, que dej caer por instinto ms que por conviccin, y contempl las brasas que se consuman junto aquel hombre. Que lo consuman todo. Se arregl como pudo, cogi su cartera temblando, se mir en uno de los vidrios del espejo e intent sonrer. Sali, cerr la puerta de salida, y jams la volvi a abrir.

    El amor de LauraAiritza Yasmar Cruz

    Mir con su nerviosismo habitual, con su miedo. Axel ni tan siquiera repar en el terror de sus ojos. Agarr sus cabellos con su mano para acariciarlos. Poco a poco, las finas hebras se entrelazaban en sus dedos. Laura se mantena inmvil, sin palabras. Su nombre se le escapaba de la memoria en estos instantes. Era inservible pedirle que parara. Busc una de sus poses preferidas, como sola hacer, esperando que ella lo saboreara poco a poco. Pero Laura no reaccion.Vamos amor, como la ltima vez, te tengo que recordar? vocifer. Ella, contestando ms con un suspiro que con una voz, dijo, no. Ahora fueron dos manos las que sostenan su cabeza, manipulndola como mayor gusto encontraran Las rodillas de Laura se magullaban insistentemente contra el suelo, comenzaron a agrietarse. l empezaba a extasiarse. La levant del suelo, sonri, y susurr algo en su odo. De momento, la mirada de Laura corri hacia la ventana que permaneca medio abierta, y se percat de que la luna haba perdido su brillo. Axel quit de un slo tirn su camisa y desabroch su sostn. Desliz su lengua por sus labios, y pas a su cuello, sin que sintiera cosquillas. Se detuvo en sus senos, redondos y tiernos. Los agarr con tensin, circul su lengua por sus pezones una sola vez, y los succion encarecidamente hasta sacarles el jugo; primero el derecho, luego el izquierdo, repetidamente. Laura an no sala de su asombro. Aquel hombre, con el que haba compartido siete aos de su vida, de repente se converta en un ser indescifrable.

    La atemorizaba slo con el pensamiento, pero si hablaba, nadie le creera. Por qu tienes puesto el pantaln?, pregunt Axel melosamente. Lo desaboton y lo desliz rpidamente por sus piernas. Laura temblaba. La puso de espaldas a l, dobleg su torso y comenz a deslizar sus manos sobre su cuerpo en movimientos verticales. Continu, hasta que se percat que nada consegua con sus agasajos, que el cuerpo de su compaera no se excitaba, transpiraba slo por los movimientos, no por deseo. Luego, puso sus manos sobre la delgada espalda, hasta que el rostro de Laura casi toc el suelo slo entonces se llen el cuarto de sonidos, de gemidos, de llanto. Las palabras se atropellaron en su garganta, el atollamiento evitaba que inhalara el aire. Apenas unas slabas lograron escapar, YA! Fue lo que alcanz a balbucear, pero Axel no la escuch. Ya! Por un instante cerr sus ojos, deseando que todo aquello fuera un mal sueo. Pero no era as. Estaba all, postrada junto al hombre que haba jurado amar hasta que la muerte los separara. Tal vez aquello era su muerte, pertenecerle. Ya ests lista cario?, cuestion l. Laura intent sonrer, pero su cuerpo la traicion. Un chorrito silencioso se desliz entre sus piernas y, en esta ocasin, no logr contenerlo. Axel no lo supo. Slo hasta cuando se dispuso a saborearla y se dio cuenta del sabor. Qu rayos es esto? Vete y scate. Laura corri al bao, habiendo deseado correr hacia la puerta que daba a la salida. No le hubiese importado andar desnuda, cualquier humillacin externa era diminuta, comparada con la que sufra diariamente en su hogar. Se sec con el papel lo mejor

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    Xavier Antonio Medina, Escuela de ComunicacionesXavier Antonio Medina, Escuela de Comunicaciones

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    Soneto IIIAbiezer Rivas Oliveras

    Si slo este hoy ya no fuera hoyy mi penumbra se desvaneciera.Si tan slo un rayo de sol viera,

    o dejara de ser quien siempre soy.

    Si hoy fuera adonde nunca estoyo, en cambio, nada de esto hubiera.

    Si en mis fras noches no llovieray no diera estos versos que les doy.

    De aqu deseo muy pronto salirO, en la nada poder sentir nada,O, al menos, no sentirme ahora!

    Pero no, olvidaba, eres ADAy te empeas en hacerme sufrir,

    y muy tonto yo, quien hoy te aora.

    Poesa

    Fotografa tomada por: Xavier Antonio Medina, Escuela de Comunicaciones

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    IVEs as [es] como te celebro

    en cada muerte que se me lanzaEs as es como te recuerdo

    desde el borde de mis pensamientos Desde el ave de mis palabras

    que repite despus de m esta delirante evocacin:Mi mano esquizofrnica

    Danzaba hasta llegar a tu cuerpoDel cual apagaba su universoY regresaba llena de victoria.

    Adis mariposa negradisfruta de mis huellas

    en la isla perdidadel confn espacial.

    El aborto de una burla absurda como soneto primognitoKelvin Durn Berros

    Los pjaros comienzan a rerprivndose de un protocolo divino

    en su distribucin paraltica de fructferas invasiones que se lanzan sobre la razn.

    La posibilidad no entretiene a la pregunta con toda su eterna, ilusoria

    y permuta costumbre de baara los usuales rayos del fracaso infantil,

    de ruta maltrecha, de semana pintorescacomo artista crucificado en su preciosa retrica

    tratada sin madera de ceniza terica,

    con el acento de su idioma mezquinodesde su aproximada naturaleza demonaca,

    su lgica invertebrada es su fragmento de abismo.

    Adis mariposa negra

    Kelvin Durn Berros

    ITe despido con un rquiem que dure por siempre,

    entre vidas y fantasmas desarrollados en flor.Tan natural tu cada de aviso prematuro

    como tus das de eclipse que dispersan a la realidad, en una sombra exacta de mentalidad surrealista

    por gatos descendientes tus rboles columnas sern.Adis mariposa negra

    mi grito lunar la noche ser tu gua en esta espera fatal.

    IIBusco la peor de las maneras para tragarme la imaginacinque ataca al viejo castillo con abrazos y tejido sanguneo.

    Inmortal suceso sin color, protagonista es esta mujer tan infinitamente petrificada en el misterio ms prximo,

    que se desprende en la intimidad de los alrededorescon jardines de cemento, la coalicin de los perdedores.

    Donde todos los ciegos son el objeto perfecto

    y los miserables defectos acuden al pasado.

    III Constituyendo un nuevo holograma

    En la desdicha que nace de la maana.Retrato el suelo donde me esperas

    y te encuentro desertora del aire me resigno a que jams vuelvas a inspirarme

    a que nuestro amor sea una falsedad de telenovelas.

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    AusenciaJulio N. Alvarado Mattei

    Cundo llegars tan fragante como el aroma de mil rosales que se evaporan forjando un slo ptalo? ptalo que baila al vaivn de tu aliento, de tus suspiros y se desva para as acariciar mis heridas, sanar mis espinas.

    Dnde estars cuando el fro que la noche tena desvanezca el torbellino de cristal que es mi vida?

    Dnde quemar la arena que es tu vida, tan efmera, tan frgil, que se escurre por la curvatura del tiempo, por la curvatura de mi espacio, por la curvatura de mi soledad?

    Si estuvieras en mis brazos, te escribira todo mi ser. Si estuvieras en mis brazos, escribira mis versos en tu piel. Slo deseo tu deseo. Slo espero en tu espera.

    Slo mi alma sabr aguantar el dolor de ver, a la distancia, el amanecer de tu partida.

    Slo mi alma sabr descansar en el atardecer de su vida.

    El rbol

    Kelvin Durn Berros

    El eviterno conducto de una conciencia malhumoradaha resultado ser la distincin predilecta

    de quienes han adquirido la indispensable capacidadde esquivar a las confusiones

    sin querer menospreciar a las ramas empricas, y de aquellos que se han estremecido

    con el curso que se invierten el oscuro paisajede carnavales atmosfricamente intiles.

    Si por error o por placer se insertaran dudas insensataslo ideal sera arrastrarse decapitando al espritu.

    No por esto dejaramos de ser hormigas: obreras, fuertes y pordioseras. Al contrario araaramos meticulosamente

    A todas aquellas insinuaciones de una perversa y [amas] aun paciente sed.Logrando as con una amplificacin inextinguible

    mortificar a un camino cualquiera, al hombre que lo entierray a su medio de eyaculacin urbana.

    Finalmente fraccionndonos

    a travs del colapso del tmpanosin obedecer a un ejrcito de peces incestuosos

    se llegara a plantar (dentro de lo que nos parezca ms seductor)las semillas metaloides arrinconadas entre oraciones

    como vacuna sustituta de un inhspito dadonde se prestara un instante en el cual el comienzo nos deleite

    con su imitacin teolgicacultivando las infecciones que el rbol nos ofrecer.

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    Llueve cayendo Cristian Guzmn Cardona

    Y sobre el suelo de una alfombra De espigas y gotas cadas Salpican de tu boca Pequeas gotitas Como aves martimas De renombre Avaricia

    Ella calumnia a modo de sonrisas, encrespados labios y cabellos Como estruendosos aplausos, dulce enemistad e hipocresa De injusta y vctima Afrodita, joven criatura De pura y sorpresiva belleza de doncella y ninfa Musa de compulsiva y recada lluvia sobre Senos como desplumados traseros de gallina.

    Ajeno a tu patria

    Julio N. Alvarado Mattei

    Hoy me he enamorado de ti, extranjera.Hoy he deseado tu figura ajena.

    Deseo ser exiliado a tu patria, para as caminar en los desiertos de tu piel;saciar mi sed en el oasis de tus labios.

    Y si tus ojos me llevasen a tu patria; ah morir.Si tus ojos me recogiesen en su mirada, ah estar, esperando tu calor.

    Quin ser tu dueo? oh extranjera!Por qu no hacerme ciudadano de tus pechos de clavel?

    Quin vivir en tus brazos, hermosa extranjera?Quin sentir el placer de tu figura, de tus besos?

    Quin se fundir en tu pasin?

    Slo la memoria de una figura ajena a mi patria me hace volar.Slo la memoria de una sonrisa ajena me hace suspirar.

    Y tus recuerdos me fulminan el alma al saber que slo eres una extranjera. Y tus recuerdos me fulminan al saber que slo soy un expatriado del amor.

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    I pick up a knife [how she screams] I pull down my pants [after I gulp down some more rum] And I slice off my phallus [everything goes red]

    Here sweetheart, this is my last token of our love [I hand my dripping fortitude] The last crescendo of adoration. No more indifference for me, no more. [her screaming, its somewhat delightful] I sit in the oceans of redness as [] I pour another round of rum [Its all fading, what have I done] In my exceptional room of paradigm horrors.

    Xanthine- Ethanol Shift

    Miguel Santos Garca Pouring rum into a cup of coffee Just abundant emptiness In this, my special room of paradigm horrors. She still lingers in my perception. Oh how she walked, how she laughed. How she talked, how she used to suck me off.

    I remember every joke, every argument And the smell, that smell of peaches and love. Now she is ever playful, she is ever playful Uncertainty, entropy, ambiguity.

    And her spirit wont let me go And my will shall not discharge. Months pass, and she chooses when to taste me And like a vagabond, I pick up the leftovers she She. She. She. Throws my way.

    I see that understanding was Never her prerogative. She struggled to conceal it She. she. She never said what she felt. And I was her exquisite fool [I never saw the fissures the crisis]

    And months and months And months and months Have led me to this moment She arrived [Stunning as ever] Arrived, like a tourist into my bed And I waved hello and took a picture.

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    Ensayo

    Fotografa tomada por: Xavier Antonio Medina, Escuela de Comunicaciones

    La Promesa

    Miguel Santos Garca

    El problema ms difcil sobre el uso del lenguaje, surge en la fsica cuntica. En este caso no tenemos una gua viable para correlacionar los smbolos matemticos con los conceptos del lenguaje ordinario: lo nico que sabemos desde el principio es el hecho que nuestros conceptos comunes no pueden ser aplicados a la estructura del tomo.

    Werner Heisenberg

    El Tao que puede nombrarse no es el Tao eterno. El nombre que puede nombrarse no es el nombre inmutable. La no existencia es el principio del cielo y de la tierra. La existencia es la madre de todo lo que hay. Desde la eterna no existencia contemplamos en calma el misterioso principio del Universo. Desde la eterna existencia vemos con claridad las distinciones superficiales. No existencia y existencia son uno y lo mismo en su origen; slo se separan cuando se manifiestan. Esta unidad se denomina profundidad. La infinita profundidad es la fuente de donde se origina todo lo que hay en el Universo.

    Lao Zi

    Promesa de musas que anuncian el Apocalipsis en cada gemido,donde las lneas binarias que dividen el bien del mal desaparecen,all te espero. Donde el grito no es ms que polvo en el viento,donde los volcanes estn mudos y el sudor de la sangra patriase pudre,como la carne de cristo en aquella fosa. No existen los milagros,Slo ilusiny promesa, la promesa es todo.

    En aquel abismo de la Nada donde Shiva y Sartre fornican hasta el desgaste, all estar, esperando sentir algo de nuevo. Hemos descubierto que el Espacio y el Tiempo son dos actores ms, simples vctimas de un verdugo an ms potente, ms furioso y curioso que no se puede apreciar con la razn, slo experimentar. (Santos, 1996)

    El sper-yo y el sper-t suponen una suprema estupidez que no tiene final superfluo. En el misticismo cuntico existe la esperanza, hecha probabilidad, la probabilidad manifiesta la comunin, esa entrega fugaz que se derrite y se hace promesa de accin actualizada. Prometo descargar mi fuerza sobre ti, eyacular luz sobre tu costado y tragar los ros que me regales. Ven a m, ven a m deidad irracional, besa mi frente con el desgaste y la promesa. (Santos, 2005)

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    a la verdad. No obstante, creo que a partir de la integracin de la antropologa a la historia se han venido a desestabilizar beneficiosamente estos criterios de orden en la historia. Con su poltica de ser y permitir a los dems que sigan siendo otros3, la antropologa abre las puertas a las posibilidades epistemolgicas de la multiplicidad abierta. La revalorizacin de los conceptos de cultura ha permitido la aceptacin de la existencia de rdenes relativos y verdades distintas, mas no excluyentes. La historia se convierte, entonces, en espacio de lucha entre la accin individual y el orden colectivo. La microhistoria es una de las respuestas a esta tensin. Giovanni Levi seala en su ensayo Sobre microhistoria4 que la microhistoria pretende articularse como coyuntura entre estas dos dimensiones en pugna. El examen experimental del detalle pretende revelar dinmicas inaccesibles a la microhistoria generalizadora y de esta manera aportar informacin que ample -y en el mejor de los casos reformule significativamente- la perspectiva macro de la historia. En su situacin intersticial, la microhistoria se convierte en el estudio de las relaciones entre estos dos mundos. Carlo Ginzburg, en El queso y los gusanos asume precisamente el intersticio como su lugar de accin; por necesidad. En su prefacio al libro, Ginzburg nos hace claro el carcter de su tarea: hacer til para la historia la serie de datos disponibles sobre la vida de Menocchio. El acceso a la historia de este molinero del Friuli del siglo XVI nos presenta, no obstante, varias dificultades: las fuentes de informacin son escasas y adems son transcripciones de procesos inquisitoriales que llegan a nosotros a travs de una cultura dominante. Ms all -y esto Ginzburg no lo problematiza en trminos historiogrficos, sino ms bien en Menocchio como personaje; pero es algo que se desprende de todos modos de su proyecto historiogrfico- las palabras de Menocchio que nos llegan, an suponiendo una transcripcin exacta, ya han sido previamente traducidas por el propio Menocchio. ste, como recuerda insistentemente Ginzburg en su relato, recurri a la adaptacin de elementos de una cultura escrita para traducir sus ideas -originarias de una tradicin eminentemente oral- para darse a entender ante sus procesadores. Parecera entonces imposible tener acceso al personaje de Menocchio. Sin embargo, Ginzburg recurre - no s cun conscientemente-5 a una maniobra terica que lo salva del vaco: se acoge a las teoras de Mikhail Bakhtin sobre la cultura. Bakhtin propone una visin dialgica de la cultura en las que las as llamadas cultura dominante y cultura popular en lugar de ser clasificaciones mutuamente excluyentes, se funden en una frontera ambigua e indeterminada. De esta forma se rodea el gran dilema de la inaccesibilidad a la historia de las clases subalternas, puesto que se hace posible acceder, si bien de forma limitada, a cualquiera de estas dos caras culturales por medio de la otra. La ausencia de testimonios sobre una no representara un problema de inaccesibilidad total, puesto que algunos rastros de ella podran ser recuperados en las huellas de la otra. Slo esta conviccin (o principio o hiptesis) nos permitira esperanzas de alcanzar a tocar en algn momento la historia de los subalternos. Abierto este espacio, es posible entonces sumergirse en el personaje (histrico?) de Menocchio. Es posible el contacto con la historia. El marco material de esta obra6, como texto al fin, hace justicia a este lenguaje de trnsito. La locuacidad oral de un cuadro de motivo campesino se funde con la palabra escrita en una zona trasluciente -y cromticamente neutral- de transicin grfica; o ms bien, de transaccin. La tipografa

    La subjetividad faLsamente acusada de 'ficcin':A propsito de la microhistoria en El queso y los gusanos,

    de Carlo Ginzburg1

    Mayra Rivera Rivera

    - Jan Brueghel

    Una mosca cambia la historia. Una mosca en un inmenso cuadro floral de Jan Brueghel. Sus cuadros de flores son una explosin de precisin articulada hasta el delirio. Estaba yo en el xtasis de la contemplacin del cuadro, en su apabullante espesor grfico, cuando me asalt la vista la manchita en la esquina del cuadro; inmutable, con el desparpajo que caracteriza a la especie. Es deseo de espantarla, ms que una responsabilidad civil, se torn en una profunda necesidad personal. Me acerco discretamente a la intrusa, ntidamente destacada sobre el fondo gris del cuadro. En efecto, estaba ntidamente pintada sobre el fondo gris del cuadro.

    i. buscando lingua franca La historia moderna ha sido siempre una zona de fronteras difusas. O ms bien, esta historia existe en virtud de la imprecisin de fronteras. Atrincherada en la incmoda tierra de nadie entre la ciencia-verdad y la literatura-ficcin, es a ratos amenazada con ser absorbida por uno u otro bando. Asumir la historia es luego, asumir una esttica de la contaminacin. Es decir, la historia como una zona intermediaria; intersticio confuso entre individuos y sistemas, entre leyes e infracciones, entre la palabra hablada y la palabra escrita. En fin, la contaminacin de espacios y la contaminacin de lenguajes. Justo por aqu han quebrado las lneas de la resistencia disciplinaria: la historia, siendo arte renegado o ciencia adulterada, deja de ser ambas2. Y la ambigedad se ha considerado una falta

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    duda, de un proceso de narrativizacin que en modo alguno tiene que ver con merely to invent; it is not to make [...] and even less to make it up....Sin embargo, stas afirmaciones, que tan adecuadas podran parecer para describir la historia, son palabras que Caryl Emerson emplea en alusin a la novela realista.9 Debemos asumirlo como pura coincidencia? O nos acercamos a la difusin de las fronteras entre dos tipos de narrativa que comparten un carcter comn? La microhistoria, por ejemplo, pretende aadirle realismo a la historia. Este acercamiento historiogrfico pretende, mediante la reduccin del campo del lente histrico, revelar aspectos y procesos que pasan inadvertidos -por inaccesibles o por aparentemente irrelevantes al contexto general- al paso de la historia grande. Estas historias de pequea escala aspiran a perfilar el cuadro de esta historia grande al hacerla ms realista y menos mecanicista.10 En el ms sutil de los casos, aspiran a reformularla dramticamente... Mikhail Bakhtin11 (no en vano Ginzburg lo asume como modelo) tema igualmente al exceso de abstraccin y despersonalizacin al momento de acercarnos a otras culturas. Ello le hara injusticia al trabajo muy duro y especializado que se requiere de cada uno de nosotros para asumir una posicin responsable en el mundo. Con esto en mente, Ginzburg se dirige, por medio de Menocchio, a recuperar el espacio individual dentro de la cultura. Este acto de asumir el espacio personal Bakhtin lo llama firmar. Y firmar sera -como suele ser su propsito- acceder a rellenar un espacio vaco con nuestra presencia de hecho; digamos, dejar nuestra propia marca histrica en lo real acontecido. Escribir historia es entonces acceder a dejar, sobre rastros anteriores, la propia huella. Menocchio, otra vez, nos lleva la delantera.

    iii. Historia excesiva.Como de costumbre, Menocchio deformaba agresivamente el texto

    (de forma involuntaria, por supuesto).El borbotn de preguntas que l le haca a los libros, iba mucho ms all de la pgina impresa.

    -Ginzburg, El queso y los gusanos

    Y las huellas histricas aguantarn el borbotn de preguntas que nosotros les hacemos? O se encontrarn tan desorientadas como Menocchio ante las preguntas de sus jueces sobre la justificacin y la predestinacin? (Que no es casualidad que ya se haya comparado a los historiadores con los jueces...) Debemos esperar respuestas tan desviadas como las de Menocchio? Quizs la historia requiera de nosotros, como sin duda requiri de los inquisidores frente a este acusado, a medio camino entre la cultura letrada, en la que se haba iniciado por su cuenta y el medio predominantemente oral de donde provena, un poco de creative understanding. Segn Bakhtin, esta comprensin creativa12 consiste en la capacidad de internarse en una cultura distinta sin renunciar a la propia. sta sera una maniobra indispensable para la produccin autntica de conocimiento (comprensin, understanding) sobre la otredad. Tratar de sustituirse por el sujeto que se pretende entender no conllevara nada nuevo o enriquecedor. Ginzburg, sin duda, puso esta maniobra en prctica. Al imbuirse en Menocchio -en sus propias lecturas, en sus rastros

    liviana, subordinada espacialmente, se encuentra de todos modos superpuesta (aunque precariamente) al (con)texto grfico. El peso simblico de la palabra escrita contiene dudosamente el desbordamiento semntico del cuadro. Tampoco parece casualidad este vaivn entre la letra y la voz libre, una de las grandes zonas de transgresin del Menocchio de Ginzburg. El subttulo, El cosmos segn un molinero del siglo XVI, impone por otro lado, un orden epistemolgico a la obra: el relato en primera persona (El cosmos segn...), tan elevado en las categoras de la evidencia histrica. Pero este es un orden que se fuga precisamente por el peso de su afirmacin: me parece que (no de forma fortuita), la certeza de esta correspondencia real entre lo narrado y lo acontecido, es la misma que reclama la novela realista.7

    El cuadro qued contaminado. El museo completo qued contaminado. La solemnidad aristocrtica de los cientos de obras maestras colaps, de una vez y para siempre, en la inmediatez prosaica de la mosca. Ya nunca ms se podr separar la aristocracia de la lengua-letra de la elocuencia democrtica de la voz personal. No es casualidad entonces que Jan Brueghel sea el embajador grfico del libro. Y Ginzburg-Menocchio, instalado en el intersticio vivo, ser nuestro traductor. La mosca se par en el queso. Encontramos lingua franca.

    ii. traducciones. transcripciones. narraciones.La escritura se presenta entonces como testigo.

    Como huella de lo infinitamente borrable. Entonces, como fracaso.

    -Juan Carlos Quiones, El uno, el otro, Alejandra.

    El concepto de huella, como indicio de un pasado reconstruible a partir de sus trazos, presenta una interesante incgnita historiogrfica. Una huella es en s la marca de una ausencia, el signo de una presencia que nos elude. Es una marca virtual que slo cobra significado al rellenarse nuevamente con alguna presencia. El reclamo de la historia dura es que esta presencia restituida mediante la intervencin del/la historiador/a es, en efecto, la presencia del pasado real. La historia, sin embargo, comparte en verdad el mismo problema de la huella: su existencia es virtual; existe en tanto nosotros, sujetos humanos, la invocamos. Me parece que hay consenso general en la disciplina de la historia contempornea en afirmar que los acontecimientos histricos (y las evidencias que los representan) carecen de significado intrnseco, que stos no significan nada mientras no sean interpretados y organizados concienzudamente por un/una historiador/a. Pero qu tipo de significado adquiere, cmo se crea? Y para quin? Entre los historiadores ms duros8 se coincide en que la historia, para construirse, exige de la atencin ms abnegada a la evidencia, a sus conexiones y a sus situaciones en un contexto, de forma que se pueda extraer de ella, con la mayor precisin posible, el retrato del pasado. En otras palabras, el proceso de la escritura de la historia requiere del historiador lingering intently y excruciating attention to detail en el estudio de la evidencia, para extraer de ella una verdad. En este caso se tratara, sin

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    RefeRencias

    Emerson, C. (1996). Keeping the Self Intact During the Culture Wars: A Centennial Essay for Mikhail Bakhtin. New Literary History, 27, 1 (pp. 107-126). Recuperado el 29 de noviembre de 2004 por Project Muse

    Ginzburg, C. (2001). El queso y los gusanos. Barcelona: Ediciones Pennsula.

    Himmelfarb, G. (1994). Postmodernist History. On Looking Into the Abyss: Untimely Thoughts on Culture and Society (pp 131-161). New York: Vintage Books.

    Levi, G. (____). Sobre microhistoria. Formas de hacer historia, J.L. Gil Aristu, editor (pp. 119- 143). Alianza Editorial.

    Quiones, J.C. (2004). El uno, el otro, Alejandra. El Nuevo Da: Palabra presente (pp. 7-8).

    Serna, J. y Pons, A. (____). AntiWhite. Cmo se ecribe la microhistoria. Recuperado el 26 de

    noviembre de 2004 de http://www.uv.es/jserna/AntiWhite.htm

    de mundo- con la conciencia de su presente histrico y con el temor y la conciencia de las huellas perdidas, Ginzburg hace precisamente eso. El re-corrido por las lecturas de Menocchio -las cuales Menocchio deformaba agresivamente-, las re-construcciones del carcter espiritual y emocional de Domenego Scandella, desbordan el gesto meramente conjetural para abrirse como un gesto de apropiacin; la impresin de la firma personal.

    It is an unfortunate misunderstanding, the legacy of rationalism -cita Emerson a Bakhtin- that the truth of a situation is precisely that which is repeatable and constant in it. It is precisely the absence of such preexistent order or cosmogony that obligates us to attend so carefully to particulars in their immediate, responsive network of relations; it is the absence of Platonic essences that legitimizes the work we put in to achieve harmony amid the plenitude (often undeservedly called chaos) of the sublunary world.13

    La verdad se convierte entonces en el gesto de la conexin. En las relaciones multiplicadas, en la onda expansiva del significado personal. Que se contamine el museo completo. Que se subleven todos los detalles y las moscas insignificantes. Es en el gesto de apropiarnos de la historia, de asumir el trazo personal -acto que hemos dado en llamar ficcin- donde la historia articula finalmente su significado. Quizs la historia consiste en conectarnos con unas huellas vacas para que stas -unindose a los logros de la ficcin- puedan conversar con nosotros-sujetos14. Por eso la preocupacin siempre presente -y sealada tambin por Serna y Pons15- de cmo contar historia: se reconoce el poder de la palabra seductora para vincularnos con un pasado ajeno y elusivo, pero necesario. La historia se legitima, pues, en el trabajo riguroso y consistente -nunca final, sino multiplicador- de procurarle significado, de retrazar nuestro parentesco con esos rastros que nos hablan. Y esta es una tarea que lleva a cabo, en ltima instancia, cada uno de nosotros. Estos son los excedentes en la historia totalizadora; los trazos que contaminan la realidad unvoca. Menocchio se procur su historiografa personal. Carlo Ginzburg tambin. Ahora nos toca a nosotros aadir nuestra parte primera-persona-singular a la verdadera y contaminada historia que nos requiere. De todos modos, toda la historia que podemos hacer es, necesariamente, excesiva.

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    y la salud me lo permitan. Persist en el hacer artstico y en mis intentos de publicar mis cuadernos poticos. Me cas con un arecibeo, Armando Marn, que nuevamente me volvi el todo al esttico, menos la sangre ma y la voz ma y el recuerdo volando. Obtuve un premio en el periodismo, fui homenajeada, le para Llorns Torres, Neruda, Huidoboro y no me hund en la desesperacin ni en la miseria! Me levant una y otra vez aunque con impulso fallido. Julia, si no pude proseguir y vencer mi enfermedad fue por un conjunto de razones que poco tienen que ver con mi voluntad!

    Milagro yo? Claro que s! fui mil voces para una nota sin paz. Me form un rompeolas con mi alegra pequea porque no quise que el mar supiese que en algn momento por mi pecho iban penas. Ya no quiero que llore el mar un nuevo aguacero en mi puerta, todos los vientos ya me lloraron por muerta ac en la isla del Welfare! ***** Ay, Ay, Ay, soy yo la grifa negra! Tranquila! Recurdate que nac en un barrio rural de Carolina, donde desde pequea el mar mo comenz a nadar en m. Triste que mis seis hermanitos murieron ante los ojos cados de esa frontera del hambre que va apretndose a gritos! Pero ya antes de cumplir mis quince, mi padre Francisco Burgos y mi mam Paula Garca se vieron obligados a mudarnos a un arrabal de Ro Piedras. Desahuciados por la pobreza, ellos reclamaron ayudas y para m pequeas becas. Gracias a mis padres, pude obtener el derecho de estudiar griego, latn, francs, biologa, antropologa, sociologa, psicologa, higiene mental y didctica. A Julia de Burgos,Ahora te digo yo de la cafrera de mis labios. Dcenme que el abuelo fue el esclavo por quien el amo dio treinta monedas, oste mija? pero yo, sin embargo, cuando era chiquita viva en un xtasis por la contemplacin del bello paisaje que me pintaba mi Isla. Mi flor de juventud fue todo un poema en el ro y un ro en el poema de mis primeros sueos. Mi gran deseo de ser literalmente abrazada y sumergida en su seno protectivo me devuelven a la virginidad de su naturaleza. La necesidad profunda de mi tierra la siente slo el que ha vivido en contacto con ella pero tambin ausente de su grandeza. Mi niez en aquel ro recuerdas? Iba a diario, como todo amigo mo hijo de campesino pobre, a baarme de su riqueza. Fue mi nica diversin y libertad. Era jugar, nadar y evocar mis fantasas ntimas en todo lo que deseaba y no tena, el Ro Grande de Loza era todo lo que se esperaba de mi desconocido por venir. ***** It has to come from here, right this instance, my cry into the world! Morir conmigo misma, abandonada y sola en la ms densa roca de una isla desierta, mis ojos todos llenos de sepulcros de astros y mi pasin, tendida, agitada y dispersa. Yo quise ser como los hombres quisieron que yo fuese, un intento de vida y aunque mi vida literaria merm por mi inestabilidad psquica, todos los ros me compusieron a la muerte temprana de mi vida. En ese hospital no creen que fui maestra, poeta o periodista no se

    Te cuento Julia Mizraim Carrin Ros

    Una lucha, el alcoholismo! Un slo sntoma, pero una ms entre las fuerzas negativas que la acercaron y la oprimieron desde que vino al mundo... ...Entre mi voz y el tiempo, presente!La pobreza ocasionada por el desempleo frecuente, la falta de oportunidad para ejercer su profesin de maestra y escritora, la persecucin poltica y el prejuicio tnico y racial! De oficinista a traductora, de vendedora a operadora y finalmente costurera!...Entre mi voz y el tiempo, presente!Una ambicin de ser artista y lo que tradicionalmente se crea. Una independentista terca y optimista, indignacin ante la injusticia que la lleva afiliarse al partido Nacionalista!...Entre mi voz y el tiempo, presente!No segua caminos trazados por otros, pugn por abrirse paso con sus propias decisiones y experiencias, fue su ruta, camino, sendero!...Entre mi voz y el tiempo, presente!Luis Llorns Torres, Pablo Neruda, Luis Pals Matos, Evaristo Rivera Chevremont, Juan Ramn Jimnez, Vicente Huidobro, Rafael Alberti, Armando Marn, Rubn Rodrguez Beauchamp ...se cas mil veces con todos los hombres de todas las pocas en su talento, inteligencia y libertad! ...Entre mi voz y el tiempo PRESENTE aqu, PRESENTE! *****Y cuando se acab nuestro enlace amoroso, hu a Nueva York, la famosa tierra del Welfare, con el propsito de mejorar mis finanzas y regresar algn da a Puerto Rico. Quera escribir y publicar varios libros, quera regresar triunfante, pero dursimo me fue el ambiente de los americanos. Recorr trabajos de oficinas, serv como traductora, vendedora, operaria y costurera pero nada era estable slo por cortas temporadas. Perd muchas oportunidades de empleo debido a la grifera en mi pelo y mi chata nariz mozambiquea. Reducida a la miseria me trituraron de frialdad y el prejuicio pretendi entonces negarme hasta la honra de mi nombre. Termin enfermndome y le cant un poema a mis lgrimas como el descanso tibio del ms simple crepsculo, naturalmente trgico, magistralmente herida! No quiero que toque el mar la orilla ac de mi tierra, se me acabaron los sueos locos de sombra de arenas. A Julia de Burgos, Pero a m no! Aunque raro que no me sigan centenares de pjaros picoteando canciones sobre mi sombra blanca. Realic mis proyectos y me gan el sustento; Claro, cuando las condiciones de empleo

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    Contemporary Civilization. Mis pies planos sobre la tierra promisoria no resistan caminar atrs, cada paso adelantado en mi ruta haca el frente! A Julia de Burgos,T, flor de aristocracia y yo la flor del pueblo, t, dizque lo tienes todo, pero a todos se lo debes mientras que yo mi nada a nadie se lo debo, cabalgando segu por la sombra del tiempo y me hice paisajes lejos de mi visin. Crec en sptimo y octavo grado y termin con honores oste? con HONORES! Entre mi voz y mi pueblo estuve presente! Ingres en la escuela superior y luego recib la primera comunin del Pensionado Catlico de Ro Piedras. Peregrina en m misma, me anduve en la estrella un largo instante. Culmin la universidad y recib el certificado de maestra normalista y trabaj en el P.R.E.R.A. en Comero y luego en Naranjito. Para aquel tiempo El Imparcial public una serie de mis poemas como El Ro Grande de Loza, Poema al hijo que no llega, Inquietud y Cortando distancias. Ahora, en mis veinte y en un regio desfile de los troncos viejos, se me torci el deseo de seguir a los hombres y su homenaje se qued esperndome. En este verso perdido, en mi nuevo mundo, me encontr con Rubn Rodrguez Beauchamp y me prolongu en el rumbo de aquel camino errante que se abra en mi interior y me llegu hasta m, ntima.

    ***** Por mis manifestaciones en favor de la independencia de Puerto Rico me despidieron de muchos empleos. Fui testigo ay, ay, ay, de los pecados del rey blanco! Me indign ante la injusticia de mi pueblo y opt por escribir en verso y prosa los problemas socio-polticos de mi isla. Cooper con revistas y peridicos dndole algunos de mis ensayos y siempre quise publicar un libro que recogiera mis preocupaciones polticas. Adems, prepar un discurso La mujer ante el dolor y la patria cuando encarcelaron a mis hermanos, marginaron a mi pueblo, abusaron de mi Isla y explotaron su suelo. Bajo mi estrella literaria resalt lo fuerte que fue mi pueblo, aquel que se abre y aunque, quemado de injusticias, no lo apagan los ros, los charcos, ni el apetito de las nubes, ni el de los pjaros. Ay, ay, ay, los pecados del rey blanco, lvelos de perdn el ro grande, usted, el ms grande de todos nuestros llantos isleos, sino fuera el ms grande el que de m sale por los ojos de mi alma para mi esclavo pueblo. A Julia de Burgos,Cuando hubo huelgas, no votbamos, se redujo el ingreso y las multitudes corrieron alborotadas dejando atrs cenizas de injusticias quemadas. Pero cuando con la tea de las siete virtudes tras los siete pecados corran las multitudes, contra ti y contra todo lo injusto y lo inhumano yo ir en el medio de ellas con la tea en la mano. Julia, somos fuertes hermanos, la brasa est en el pecho robusto de nuestras races! Tierra adulta madura para el salto y para que desemboque en tus ojos las estrellas ignoradas y recibir a Dios en tus barrios y playas. A mi isla tuve que secarle las tormentas de su cuerpo entumecido y ponerles el guardarraya a los amos. Para m, patria y paisaje es lo mismo y en ella manifiesto mi dolida protesta por su estatus colonial. Por esto, cuando Albizu fue encarcelado y Elas e Hiram acribillados, me di cuenta que ser siervo no es tener derechos y amo es no tener conciencia.

    dan cuenta que el negro trozo en el que me esculpo fue definiendo mi rumbo, que me sinti brote en todos los suelos de la tierra, de los suelos sin historia, de los suelos de hombres y de todas su pocas. Fui toda en m tal y como lo fue mi vida y ahora aqu escapada por un rato sentada en este banco slo deseo la muerte como un descanso. Y en este momento una dulce sonrisa se hizo horizonte triste en mi cielo angustiado. Ac emborrachada de la vida, a mi madre la veo, no s si estoy viva? estoy muerta? PRESENTE aqu PRESENTE! A Julia de Burgos,Este destino mo, de asesinar claveles, de romper soledades, de doblarme sin flor, ahora adicta al saborcito del alcohol y a la fiestecita que hace en mi cuerpo la locura. Pero no te creas todo me duele, la tentacin, la calma, la orillita de un sueo. Ya no queda ninguna rosa luz en mi sombra. Pero aunque sufro prolongados accesos depresivos recobro mi lucidez y mi dignidad. A pesar de mis cadas siempre supe lo que era y nadie me lo pudo quitar! En mi casa no existi la amnesia y no me dej controlar. Fui una gran estrella y con todos los pjaros me hice cantar. Ahora es julio de 1953, es hora de escaparme ya. Las paredes de este hospital me enredan y no me dejan pensar. Un rato ac en la isla del Welfare y ya me emborracho una vez ms. Ahora sentada en este banquito antes de irme sentencio a Julia y te digo, que nadie profane mi muerte con sollozos ni me arropen por siempre con inocente tierra. Que en el libre momento me dejen libremente disponer de la nica libertad del planeta para que nadie pueda detenerme con ensueos intiles cuando mi alma comience a cumplir su tarea! No llores Julia! Porque en esta barca yo ser el escndalo, yo ir a mi destino como una alondra cantando. Por el ro rimar mil poesas agradables y llevar a la barca mi perfume salvaje. Irradiar en las ondas del arroyo sombro como una azul linterna que alumbrar en el viaje. Ya ac estoy lista, mientras se me nubla la vista de esta mortal existencia, mi nombre destorcindose, amarillos en las ramas y mis manos crispndose para darme las yerbas...pero cmo habr de llamarme cuando slo me quede recordarme en la roca de una isla desierta? Un clavel interpuesto entre el viento y m sombra, hijo mo, y de la muerte me llamar poeta! *****Yo fui la ms callada de todo soar que muri en mis pupilas y mi rostro iba tomando la expresin que le vena de adentro, la expresin definida que asomaba un sentimiento de liberacin ntima. Mi voz casi sin eco recuerda lo delgada y mal vestida que era. Lo intranquila, solitaria y cubierta de pobreza real. Todos en la escuela me miraban y yo me mora de pena. Estudi en la escuela superior y en la Universidad de Ro Piedras y contra mi desventaja obtuve en 1933 el diploma de maestra normalista para comenzar a trabajar. Me volv de sitio en sitio a Comero, a Naranjito, a San Juan, a donde quiera que me ofreciesen trabajo. Las plazas escaseaban y yo prcticamente era el sostn de mi familia. Mi mam se enferm y luch fuerte para ganarme el dinero. Trataba de publicar mis poemas pero no era nada fcil! Tuve que nadar en la fe de m misma para despus de rendir una jornada de trabajo en lugar de descansar y divertirme, huir a componer versos. En la calle Luna, complet Poemas exactos a m misma, Llamita quiere ser mariposa, Paisaje marino, La parranda del sbado y Coplas jbaras para ser cantadas. Me matricul en varios cursos como Survey of English Literature y

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    Our Ancestral Mother: Mitochondrial EveMara Alejandra Nieves

    The desire to understand mankinds origins has captured our imaginations since time immemorial. In the beginning, we looked for explanations in legends and myths. But ever since Darwin proposed his controversial theory of human evolution, we have begun to look for evidence and facts. Some of the most groundbreaking evidence has been found by paleontologists, but the study of fossils is not the only resource used nowadays to find out who we are and where we came from. The contribution of genetics to evolutionary research is greater as the years go by (Jorde, Bamshad & Rogers, 1998), especially in the field of population genomics. Through research in molecular genetic data, scientists have been able to observe impressing similarities between human populations (Olson, 2002). Most impressive is that all living humans in the world today share the same mitochondrial DNA (mtDNA). Thanks to its peculiar characteristics (which I will explain later on), mtDNA acts as a phylogenic record or genetic family tree of humankind. By measuring the variations in mtDNA, some scientists have concluded that we all descend from a common, female ancestor, who lived in Africa between 100,000 and 300,000 years ago (Gore, 1997). Therefore, this pa