Hoy se reconoce ampliamente que los territorios necesitan construir estrategias de desarrollo enfocadas en crear ventajas competitivas sostenibles que se alimenten de sus propios singulares recursos, competencias y capacidades junto con información sobre actuales tendencias tecnológicas y de mercado. En Europa este debate se ha formado alrededor de lo que se llama ‘estrategias de investigación e innovación para la especialización inteligente’ (RIS3), pero los principios detrás de este concepto tienen relevancia para los territorios de América Latina y en realidad de todo el mundo. El concepto de especialización inteligente surgió originalmente de la observación que muchos gobiernos regionales han estado duplicando inversiones en ciertas áreas de la ciencia, tecnología e innovación (CTI) sin realmente tomar en cuenta la pluralidad y diversidad de sus contextos específicos. Se argumenta que lo que se requiere son estrategias regionales para CTI que sean inteligentes en el sentido de especializarse en áreas en donde existen claras sinergias con las capacidades productivas actuales y potenciales y las capacidades de la región.

La base teórica para el concepto de especialización inteligente ha surgido en los últimos años y ha sido convertida muy rápidamente en una agenda de políticas promovida en Europa por la Comisión Europea. La velocidad de esta traducción de teoría a política quiere decir que el concepto mismo sigue siendo explorado y refinado al mismo tiempo que los legisladores lo adoptan y lo ponen en práctica. Por lo tanto ha habido relativamente poco tiempo para reflexionar sobre cómo se vincula con otras iniciativas de política ya establecidas, incluyendo las llamadas ‘iniciativas de clúster’ que se han convertido en especialmente importantes herramientas de desarrollo territorial en las últimas dos décadas después del trabajo de Michael Porter. En efecto, en Europa la mayoría de las regiones

han establecido políticas de clúster que buscan facilitar las relaciones de cooperación entre las empresas y otras instituciones que trabajan en áreas relacionadas y que tienen mucho en común con los principios básicos de la especialización inteligente. Basados en nuestra experiencia con los clústers, sugerimos en este corto artículo que queda mucho por aprender para las emergentes estrategias de especialización inteligentes. Estas lecciones son igualmente relevantes en el contexto de América Latina, en donde muchas regiones buscan articular sus propias estrategias territoriales, con frecuencia partiendo de una base de clústers y políticas de clúster construidas en años recientes.

¿Qué es una Estrategia de Especialización Inteligente?

El concepto de especialización inteligente tiene sus raíces en el trabajo del grupo de expertos de ‘conocimiento para el crecimiento’ establecido en 2005 por la Comisión Europea para ofrecer consejos sobre la contribución del conocimiento en el crecimiento sostenible y la prosperidad en la Unión Europea. Un análisis de la brecha de productividad UE-EEUU, y en particular del rol de las diferencias en intensidad de I+D, condujo a argumentos basados alrededor de la doble premisa que: (i) I+D en Europa fue fragmentada a lo largo de líneas nacionales; y (ii) hubo una tendencia tanto para países como regiones de intentar emular el éxito en otras partes en vez de explorar ideas originales. Esto condujo a una propuesta inicial de ‘especialización inteligente’, la idea de que “el Área de Investigación Europea sólo beneficiará a países y regiones con visiones y estrategias claras para desarrollar áreas de especialización distintivas, originales y modernas para el futuro”. Estos argumentos embrionarios fueron rápidamente adoptados por los legisladores europeos, han continuado siendo desarrollados por los académicos, y hay

Conectando Estrategias de Especialización Inteligente y Clústers: ¿Un reto clave en América Latina?

Por Mari José Aranguren, Susana Franco y James R. Wilson

ahora aceptación fundamental del argumento que las regiones deben enfocar sus inversiones de innovación basadas en la evidencia y la inteligencia estratégica sobre sus propios recursos y capacidades.

Gran parte del análisis y debate en curso alrededor de las estrategias de especialización inteligentes tiene que ver con el proceso a través del cual surgen la inteligencia estratégica y la relacionada identificación de prioridades regionales. En efecto la característica principal de una estrategia de especialización inteligente en teoría es que debe surgir de un ‘proceso de descubrimiento empresarial’ a nivel territorial que involucre una amplia gama de actores (empresas, universidades, centros de investigación, agencias de gobierno, inventores independientes e innovadores, etc.). En este sentido se visualiza una estrategia de especialización inteligente no como ‘estrategia de gobierno’, sino como una verdadera ‘estrategia territorial’ en la que participa el gobierno en un proceso de descubrimiento junto con los otros elementos de la llamada ‘cuádruple hélice’ (gobierno más negocios, universidad y sociedad civil).

Sin embargo, como fue reconocido por Dominique Foray, uno de los principales proponentes iniciales del concepto de especialización inteligente, cualquier priorización de actividades que favorezcan ciertas tecnologías, campos y, por lo tanto, empresas, es difícil. Mientras que la manera de enfocar la inversión pública para apoyar prioridades emergentes es finalmente una decisión de política tomada por el gobierno, el reto real es cómo informar esta decisión de política desde un proceso empresarial que reúna el conocimiento diverso sobre capacidades y posibilidades, el cual se encuentra incrustado y en constante evolución entre una gran variedad de agentes en la economía, y que también logre conseguir el compromiso de recursos con las prioridades emergentes. Es en este proceso que nosotros sugerimos que queda mucho por aprender de la práctica actual y en evolución en los clústers. Los Clústers y la Especialización Inteligente

El concepto de clúster ha sido popularizado en las últimas dos décadas en gran parte a través del trabajo de Michael Porter, aunque las ideas teóricas detrás del concepto tienen una

trayectoria mucho más larga de análisis. En efecto, desde el trabajo trascendental de Alfred Marshall sobre los distritos industriales, los economistas han intentado explicar los efectos derivados de la concentración geográfica de la actividad económica. Porter define los clústers como “concentraciones geográficas de compañías interconectadas, proveedores especializados, proveedores de servicio, empresas en industrias relacionadas e instituciones asociadas (por ejemplo, universidades, agencias de normas y asociaciones de comercio) en campos particulares que compiten pero también cooperan”. Es el nexo de cooperación junto a la competencia en un contexto de proximidad geográfica que es distintivo tanto en el concepto de distrito industrial como en el de clúster, y esto ha llevado a una proliferación de políticas que buscan alimentar y apoyar relaciones cooperativas entre las empresas y con otros agentes relacionados con la producción. Entre estas políticas de creación de redes, las llamadas ‘políticas de clúster’ normalmente buscan establecer y/o apoyar alguna forma de ‘institución para la colaboración’ u ‘organización de clúster’ como punto focal para las actividades de cooperación entre un grupo definido y generalmente en evolución de empresas interrelacionadas y otros agentes.

Hay por lo menos tres distinciones claras que se pueden hacer entre los conceptos de especialización inteligente y clúster. La primera es con respecto a la escala sobre la cual se articula la política. Las políticas de clúster buscan apoyar procesos de cooperación entre grupos específicos de agentes, y por lo tanto operan a nivel de ‘clúster’. Las estrategias de especialización inteligente son por naturaleza más amplias en su alcance, ya que buscan fomentar procesos de priorización en inversiones CTI que conducirán a la región en su conjunto hacia ventajas competitivas sostenibles. La segunda concierne el foco de interés de la política. Las políticas de clúster buscan promover la cooperación entre empresas relacionadas y otros agentes que puedan extenderse sobre una gran variedad de áreas (internacionalización, estándares de calidad, capacitación, I+D, innovación, etc.) al mejorar la competitividad general del clúster. Las estrategias de especialización inteligentes por otro lado son más enfocadas, concentradas en descubrir las inversiones regionales más apropiadas en CTI y capital humano relacionado. La tercera tiene que ver con las herramientas de

política empleadas. Las herramientas empleadas por las políticas de clúster están bien definidas y son bastante reducidas en su alcance. Están explícitamente orientadas hacia el fomento de la cooperación, normalmente a través del establecimiento y apoyo de instituciones particulares a nivel de clúster. Las herramientas específicas de política para fomentar estrategias de especialización inteligentes, sin embargo, son menos bien entendidas.

La esencia de estas diferencias clave en escala, enfoque y herramientas entre las dos políticas sin embargo apunta a un ámbito importante para el aprendizaje y el apoyo de una a otra. En efecto, en esencia las estrategias de especialización inteligentes tienen que ver con la expansión de los límites y la realización de conexiones entre agentes, actividades, tecnologías y oportunidades de mercado. Durante muchos años los clústers han intentado trabajar más allá de los límites tradicionales, y los siguientes puntos en común pueden ser identificados entre los conceptos:

• Ambos implican formas de cooperación entre las empresas y otros agentes que trabajan en áreas relacionadas/complementarias

• Ambos son sistémicos y requieren nuevas formas de liderazgo y gobernabilidad

• Ambos requieren recursos específicos a un lugar, contexto e instituciones

• Ambos buscan ser transformativos y requieren procesos de priorización

• Ambos están sujetos a debate sobre el papel adecuado del gobierno

• Ambos están caracterizados por los retos en evaluar su efectividad

Estos elementos compartidos indican fuertes potenciales sinergias entre ambos en la práctica. En efecto, Foray y sus colegas reconocen que los “clústers innovadores dinámicos” son un “resultado clásico” o una “propiedad emergente” de una política de especialización inteligente. Nosotros le daríamos la vuelta a esto para sugerir que de hecho los clústers actuales y las políticas de clúster en muchos casos (pero ciertamente no en todos) personifican elementos importantes del proceso de descubrimiento empresarial que las estrategias de especialización inteligentes buscan fomentar. Es por lo tanto importante preguntar qué podríamos aprender de las experiencias y prácticas que existen actualmente dentro de muchos clústers para el ‘difícil’

proceso de descubrimiento empresarial que es central para las estrategias de especialización inteligentes. En efecto nuestra capacidad de aprender y construir a partir de las experiencias actuales es especialmente crítica considerando la inercia de las políticas. Las nuevas políticas siempre son introducidas en el contexto de las políticas existentes, con sus propias historias específicas, proponentes y beneficiarios. El éxito de cualquier nuevo enfoque de política por lo tanto está condicionado en una medida importante sobre cómo se relaciona con el actual panorama de política. Debido a que estos elementos de políticas de clúster son una parte tan extensa y bien reconocida del panorama de políticas de competitividad de hoy, y a que encarnan procesos cooperativos que comparten fuertes sinergias con los procesos de descubrimiento empresarial en demanda por las estrategias de especialización inteligentes, parece esencial que pongamos más atención en examinar en detalle qué lecciones pueden ser aprendidas de los clústers y de las políticas de clúster para la especialización inteligente.

Con este aprendizaje en mente hemos hecho una reflección sobre lo que más de veinte años de experiencia con el clústering en la región del País Vasco de España nos puede enseñar de relevancia para el desarrollo de las estrategias de especialización inteligentes. Esta reflección está estructurada alrededor de cada uno de los seis pasos hacia una estrategia de especialización inteligente especificada por la Comisión Europea en su Guía de Investigación y Estrategias de Innovación para la Especialización Inteligente, y se encuentra resumida en el cuadro de abajo.

http://www.orkestra.deusto.es/index.php?option=com_phocagallery&view=cate-gory&id=54%3A130627-conferencia-de-competitividad-2013&Itemid=237&lang=en

¿Repensando los clústers en la era de especialización inteligente?

El análisis de la experiencia con los clústers y la política de clúster en el País Vasco, como fue resumida en el cuadro anterior, ilustra muchas de las sinergias que existen entre estos dos conceptos. Lo que es más, subraya un punto importante de partida que muchos territorios, tanto en Europa como en América Latina, tienen ya establecido al embarcar en los procesos hacia una estrategia territorial para la especialización inteligente. También plantea algunas preguntas sobre la necesidad de repensar nuestro entendimiento de los clústers y la política de clústers para que puedan proporcionar las fundaciones más fuertes posibles para estas estrategias territoriales.

En particular, está claro que las fronteras entre los

clústers se están volviendo más porosas conforme surgen nuevas oportunidades en el nexo de actividades económicas, tecnologías y oportunidades de mercado. Esto sugeriría que la colaboración interclúster está adquiriendo una nueva importancia para los procesos de descubrimiento empresarial en este contexto, tanto dentro de un cierto territorio como de un territorio a otro (una dimensión con frecuencia ignorada en los debates sobre estrategia territorial). En este sentido los clústers rígidos pueden presentar barreras a la fertilización cruzada de ideas, implicando que en algunos casos las políticas de clúster mismas tendrán que adaptarse y volverse más flexibles a las fronteras móviles. Sin embargo, sobre todo las estrategias de especialización inteligentes y el futuro desarrollo de clústers deberán ir de la mano, abrazándose en un contexto de aprendizaje y mejoría y creciendo de sus sinergias.

Pasos para el diseño de RIS3 Contribución de la experiencia de clústeringPaso 1: Análisis del contexto regional y potencial de innovación• Estrategia arraigada en las especificidades

regionales• Más allá de los límites regionales • Dinámicas empresariales: perspectivas para

un proceso de desarrollo empresarial

La existencia de una política de clúster e iniciativas funcionales de clúster pueden proporcionar una fuerte base para el análisis y conocimiento sobre el contexto regional, a través de por ejemplo existentes procesos de diagnóstico dentro de los clústers, ejercicios de mapeo de clústers y análisis a profundidad de casos de clústers

Paso 2: Gobernabilidad para asegurar participación y propiedad• “Cuádruple hélice”• Liderazgo colaborativo• Trascender límites

Los clústers ellos mismos exhiben una larga experiencia en asegurar la participación y la gobernabilidad efectiva, y hay un potencial importante para aprender de y mejorar estas estructuras y procesos de gobernabilidad en el desarrollo de RIS3

Paso 3: Elaboración de una visión general para el futuro de la región • Construyendo la visión: escenarios…• Comunicando la visión

Los procesos de reflección estratégica de los clústers actuales pueden ofrecer lecciones en la construcción de una visión común, y los clústers mismos son vehículos importantes para la construcción y comunicación de una visión regional

Paso 4: Identificación de prioridades• Combinar un enfoque de arriba-abajo y

abajo-arriba• Prioridades de tipo verticales y horizontales

Aproximaciones interclúster y la colaboración entre los actores y clústers de Tecnologías Facilitadoras Esenciales pueden jugar un papel importante en facilitar la coordinación de los insumos de abajo-arriba y arriba-abajo en los procesos de priorización

Paso 5: Definición de una mezcla coherente de política, mapas y plan de acción • Posibilidades de experimentación

Las políticas de clúster han seguido un camino similar, y la experiencia demuestra la importancia de la flexibilidad de las políticas y mecanismos para asegurar una inteligencia de políticas sofisticada

Paso 6: Integración de mecanismos de monitoreo y evaluación • Monitorear para seguir el proceso de

experimentación • Evolucionar y ajustarse según los cambios en

las condiciones económicas y estructurales

La experiencia con la evaluación de las políticas de clúster sugiere la importancia de metodologías mixtas y un enfoque de aprendizaje de políticas

Fuente: Propia elaboración