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Abordaje de la problemática del alumno con TDAH en las clases de informática VILLA LA ANGOSTURA – PROV. DEL NEUQUEN - ARGENTINA El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), se inicia normalmente en la infancia y se caracteriza por 3 comportamientos distintivos: dificultades para mantener la atención, hiperactividad e impulsividad. Según estudios realizados, afecta a entre un 3% y un 5% de los niños y adolescentes en edad escolar; y dado que la escuela es -fuera del hogar- el ámbito en donde más tiempo pasan, será el contexto en el que más dificultades evidenciarán, teniendo en cuenta que las características mencionadas de distracción, impulsividad e hiperactividad producen una serie de problemas en la integración del alumno al contexto escolar que lo conducirán al fracaso si no se adoptan estrategias específicas al respecto. Existen técnicas simples que los docentes pueden utilizar para abordar esta problemática y lograr sensibles mejoras en el rendimiento del alumno. En el presente trabajo se las describe en forma genérica, y se detallan las características específicas del alumno con TDAH en las clases de informática y las técnicas que los docentes de las asignaturas de esta área pueden aplicar en estos casos. EL TDAH Y LA ENSEÑANZADE LA INFORMATICA El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), es un trastorno que se inicia en la infancia y se caracteriza por comportamientos distintivos: dificultades para mantener la atención (déficit atencional), hiperactividad (o exceso de movimiento) e impulsividad (o dificultades en el control de los impulsos). La APA (Asociación Americana de Psiquiatría), ubica al TDAH en el grupo de los trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador (DSM-IV). De acuerdo con ésta clasificación, se establecen 3 subtipos del TDAH, según el/los síntoma/s predominante/s:

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Abordaje de la problemática del alumno con TDAH en las clases de informática

 

VILLA LA ANGOSTURA – PROV. DEL NEUQUEN - ARGENTINA

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), se inicia normalmente en la infancia y se caracteriza por 3 comportamientos distintivos: dificultades para mantener la atención, hiperactividad e impulsividad.Según estudios realizados, afecta a entre un 3% y un 5% de los niños y adolescentes en edad escolar; y dado que la escuela es -fuera del hogar- el ámbito en donde más tiempo pasan, será el contexto en el que más dificultades evidenciarán, teniendo en cuenta que las características mencionadas de distracción, impulsividad e hiperactividad producen una serie de problemas en la integración del alumno al contexto escolar que lo conducirán al fracaso si no se adoptan estrategias específicas al respecto.Existen técnicas simples que los docentes pueden utilizar para abordar esta problemática y lograr sensibles mejoras en el rendimiento del alumno. En el presente trabajo se las describe en forma genérica, y se detallan las características específicas del alumno con TDAH en las clases de informática y las técnicas que los docentes de las asignaturas de esta área pueden aplicar en estos casos.

EL TDAH Y LA ENSEÑANZADE LA INFORMATICAEl trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), es un trastorno que se inicia en la infancia y se caracteriza por comportamientos distintivos: dificultades para mantener la atención (déficit atencional), hiperactividad (o exceso de movimiento) e impulsividad (o dificultades en el control de los impulsos).La APA (Asociación Americana de Psiquiatría), ubica al TDAH en el grupo de los trastornos por déficit de atención y comportamiento perturbador (DSM-IV). De acuerdo con ésta clasificación, se establecen 3 subtipos del TDAH, según el/los síntoma/s predominante/s:

· Tipo con predominio del déficit de atención. · Tipo con predominio de la impulsividad-hiperactividad. · Tipo combinado, donde se aglutinan la falta de atención y la impulsividad-hiperactividad.

La característica básica del TDAH consiste en un patrón persistente de desatención y/o hiperactividad-impulsividad, más frecuente y grave que el habitual en personas de un nivel de desarrollo similar. Algunos autores destacan las dificultades de autocontrol como eje del trastorno. NOTA: la sigla TDAH es la utilizada en español. En inglés, son usadas las siglas ADHD y ADD.

¿Por qué es importante conocer al TDAH?Según estudios realizados en este campo, este trastorno afecta a entre un 3% y un 5% de los niños y adolescentes en edad escolar; y dado que la escuela es -fuera del hogar- el ámbito en donde más tiempo pasan, será el contexto en el que más dificultades evidenciarán –fundamentalmente debido a la estructura de las instituciones educativas y a la falta de conocimiento de los docentes de este trastorno-.

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El trío integrado por distracción, impulsividad e hiperactividad produce una serie de problemas en la integración del alumno al contexto escolar. El porcentaje dado precedentemente, no es un dato menor: indica una altísima probabilidad de que un docente tenga al menos un alumno con TDAH por aula.

Características generales del niño-adolescente con TDAH· La falta de atención y concentración (déficit atencional) Las dificultades de atención, pueden manifestarse en situaciones sociales, académicas o laborales. Las mismas se traducen en:

· Problemas para establecer un orden en sus tareas o actividades. · En relación a lo anterior, dificultades para seguir en orden una secuencia de instrucciones o consignas. Inconvenientes para "arrancar" sus actividades (vestirse, hacer los deberes,...), ya que se distrae fácilmente con estímulos irrelevantes. Limitaciones para mantener la atención hasta finalizar sus tareas, tendiendo a dejar una actividad por otra al poco rato de haberla empezado, e incluso dejando varias inconclusas. Pérdida u olvido de cosas necesarias (abrigo, mochila, carpetas, documento, etc.) u olvido de sus obligaciones cotidianas (cepillarse los dientes, ir a buscar algo, etc.). Apariencia de “no escuchar” cuando se le habla, dificultades para seguir la conversación adecuadamente, así como para seguir las reglas o consignas de un juego o actividad propuesta, o para obedecer -ya que no está atento cuando se dan las indicaciones-. Problemas para establecer prioridades. Comisión de errores por descuido en las tareas escolares u otras actividades, al no prestar suficiente atención a los detalles. Inconvenientes para prestar atención a dos estímulos alternativos o simultáneos (por ejemplo: escuchar al profesor y tomar notas al mismo tiempo) Evasión o resistencia ante tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido y/o un grado de organización mayor que el habitual.

Algunos autores (Barkley, 1995) sostienen que estos chicos se aburren más rápidamente de su labor y sienten mayor atracción por los aspectos más gratificantes o divertidos de cualquier situación Por eso, se distraen fácilmente interrumpiendo sus tareas para dedicarse a lo grato, sin terminar lo importante.Cabe inferir la existencia de un déficit atencional si el alumno –de manera frecuente- no puede atender durante todo el tiempo requerido para realizar una actividad, en relación a otros de su misma edad, capacidad y nivel de escolarización. Podría decirse que su tiempo de atención es un lapso relativamente breve. La capacidad atencional breve de una persona, implica que su manera de volcar su atención hacia las actividades es variable y tal vez no permanece atendiendo a una fuente de información el tiempo suficiente como para procesarla. Por eso, puede llegar a no comprender temas que están a su alcance, no seguir adecuadamente instrucciones, dejar incompletas sus tareas y ofrecer resistencia a actividades que requieran atención constante.En este sentido, se ha comprobado que el rendimiento de alumnos con TDAH disminuye notoriamente ante tareas repetitivas o monótonas. Si la actividad es innovadora, su rendimiento inicial es bueno, pero irá decreciendo a medida que se le haga aburrida y aumentará la probabilidad de que abandone su ejecución (Orjales, 1998). La atención del niño/adolescente con TDAH, suele ser dispersa y modificarse en base a cualquier estímulo irrelevante: en las condiciones normales de una clase, puede resultar bastante dificultoso que el chico centre su atención en la tarea.Sin embargo, muchos chicos con TDAH pueden permanecer atentos por mucho tiempo, si el foco

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atencional es de su interés, por ejemplo, frente a una película o un videojuego. Es en este contexto donde se tornan comprensibles expresiones tales como "mi hijo puede estar horas mirando televisión" o "sólo se distrae cuando algo no le interesa". Pocos niños/adolescentes con TDAH realmente “se distraen”, sino que en vez de ello les gusta "prestar atención a todo", en particular a lo novedoso. Su comportamiento es el de atender al ambiente que lo rodea, yendo de un objeto a otro de manera incansable. Eso sí, se cansa o abandona el objeto seleccionado a medida que lo conoce o se aburre de él.

Indicadores de déficit atencional

· Tiempo de atención corto en las actividades · Dificultad en completar las tareas. · Aspecto exterior de “ensoñación” (actitud de “soñar despierto”) · Fácilmente proclive a la distracción. · Mucho despliegue en sus actividades, pero con resultados por debajo del mismo. · Gran entusiasmo inicial y pobres resultados finales, en la realización de sus tareas.

Es de déficit de atención es el síntoma de más difícil detección, ya que no van asociados a problemas de comportamiento. Este tipo de alumnos son catalogados como “despistados” o “desordenados”, y si bien no molestan en el aula, tampoco aprenden, ya que su rendimiento no resulta satisfactorio.Lo IMPORTANTE: los chicos con TDAH se distraen por su imposibilidad o dificultad de concentrarse, y no por desgano, pereza o desinterés deliberado. Si no atienden “más o mejor”, es porque NO PUEDEN HACERLO y no porque NO QUIERAN.

· La impulsividad (falta de control inhibitorio)

La impulsividad consiste en una falta de autocontrol o de capacidad para inhibir una conducta. Estos casos presentan dificultades para inhibir-impedir una respuesta o acción espontánea. Evidencian dificultades para controlar su conducta, sus emociones y sus pensamientos. En síntesis, les resulta imposible –o muy difícil- evitar su espontaneidad: expresan lo que sienten y piensan, sin un freno consciente.Clásicamente se asocian a este rasgo, tres conceptos básicos que interactúan en la configuración del comportamiento impulsivo: el actuar sin pensar, la velocidad excesiva en la respuesta y la impaciencia. Al analizar la unión de estos elementos, debemos incorporar 2 factores más, que se vinculan estrechamente con ellos: un bajo control de sus impulsos y poca tolerancia a la frustración.La interacción de estas cinco características concurrentes, hace que un chico impulsivo, sin poder evitarlo, llame la atención de manera negativa. Puede convertirse en el foco de los comentarios desfavorables del docente; sus compañeros de clase comenzarán a evitarlo ya que no desearán sentarse junto a él o realizar actividades con él -dentro o fuera de la escuela-. La preponderancia de este síntoma se evidencia entonces en los siguientes parámetros o indicadores:

· Problemas para pensar antes de actuar. · Precipitación al hablar diciendo cosas en momentos inoportunos o respondiendo a preguntas incluso antes de que se le hayan acabado de formular. · Falta de previsión y organización dado que no planifica, no se organiza (por ej.: inicia las tareas sin tener el material necesario). · Interrupción o incursión frecuente en las charlas, juegos o actividades de los demás.

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· Impaciencia, y dificultades para aplazar una gratificación inmediata. · Baja tolerancia a la frustración. · Excitabilidad · Dificultades en situaciones grupales en las que se requiere paciencia para actuar según turnos.

Debido a dichas características, estos chicos realizan comentarios fuera de lugar, tocan o se apropian de cosas ajenas sin permiso, etc. Además tienen reacciones impulsivas (no premeditadas) de ira ante pequeñas frustraciones o situaciones que sienten como amenazantes. Tienen muchas dificultades para esperar, guardar turno en los juegos, hacer una fila para recibir o hacer algo; y evidencian su incomodidad al tener que esperar mediante quejas o conductas inapropiadas. Si se les promete una actividad agradable es muy probable que insistan, exigiendo su inicio antes de tiempo. Estos problemas que se originan en la impulsividad hacen que el niño-adolescente con TDAH parezca exigente y egoísta, lo cual le acarrea consecuencias negativas en su adaptación social y escolar.Respecto a su rendimiento escolar, debido a la impulsividad, empiezan las tareas sin acabar de leer las instrucciones correctamente, deben controlar los impulsos para no abandonar una tarea aburrida y para persistir en actividades cuya recompensa se obtenga a largo plazo. Con frecuencia, cuando realizan tareas aburridas, emplean el menor tiempo posible y parece que hacen un esfuerzo mínimo.

· La hiperactividad

La hiperactividad consiste en la realización de acciones excesivas o inadecuadas, ya sea motoras (movimientos con el cuerpo) o vocales (emisión de ruidos con la boca, tarareos, silbidos, etc.). Estas expresiones corporales o vocales se producen en momentos en los que no deberían ser realizadas (por ejemplo, durante una clase) y por lo general son actividades motrices o verbales que no se relacionan con la actividad que en ese momento debería realizar el chico (por ejemplo, escribir su nombre o dar golpecitos en el pizarrón con una tiza, mientras da una lección)Las principales manifestaciones o indicadores de hiperactividad en un chico con TDAH son:

· Movimientos frecuente de sus pies y manos (balanceo de pies o piernas, golpeteo con el lápiz o los dedos, juegos con pequeños objetos, etc.). · Movimiento frecuente o inquietud en su asiento (cambiando de postura, balanceándose, parándose cuando debería permanecer sentado o cambiándose de asiento). · Con frecuencia va de un lugar a otro, corre o salta sin motivo aparente, o se retira intempestivamente del aula ante un estímulo externo. · Si -con esfuerzo- contiene su necesidad de moverse, exterioriza verbalmente su inquietud. · Exceso de charla en clase (no puede permanecer callado) o emisión de ruidos con la boca. · Inquietud o aparente ansiedad general.

En muchos casos, a medida que el niño crece, la hiperactividad motriz en el aula se manifiesta por medio de excusas constantes para levantarse (mostrarle la tarea al profesor, ir a buscar algo, ir al baño) y exceso de actividad motriz fina (rascarse, cambiar la manera de estar sentado, jugar con el lápiz) o vocal (hablar con el compañero, preguntarle cosas innecesarias al docente, etc.).En las niñas, el grado de hiperactividad suele ser más leve y se manifiesta por actividad motriz fina, no obstante exagerada respecto a su sexo y edad. Estudios realizados en este campo indican que la cantidad de casos de TDAH del sexo femenino es mucho menor que en los varones (la proporción es de 1/4: una niña/adolescente por cada 4 varones con TDAH) La hiperactividad es el síntoma más evidente y llamativo del trastorno y sus consecuencias incomodan

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a la mayoría de los docentes, ya que es el que más afecta negativamente al resto de la clase. Si la conducta hiperactiva es muy exagerada, puede interferir ostensiblemente en el aprendizaje y la adaptación escolar y/o social del chico con TDAH.

Lo IMPORTANTE: los chicos con TDAH se mueven o hablan por su imposibilidad o dificultad para evitarlo y no por falta de respeto o por disfrutarlo en forma deliberado. Si no se “quedan más quietos” o “no se callan”, es porque NO PUEDEN HACERLO y no PORQUE QUIEREN

Problemas asociados

Además de lo expuesto precedentemente, cabe señalar que las manifestaciones del TDAH van cambiando con la edad, reduciéndose sensiblemente a medida que avanza la adolescencia y la adultez. Sin embargo algunos autores (Barkley, 1995) afirman que más del 80% de los niños con TDAH en edad escolar, seguirán presentando el trastorno en la adolescencia (y un 30 a 65% lo hará también en la vida adulta). En ocasiones se detectan conductas agresivas o desafiantes (mentiras, pequeños robos, desafío a la autoridad, etc.), a medida que incursionan en la adolescencia. Entre un 20 y un 60% de estos niños y adolescentes, presentan asimismo conductas antisociales y pueden evidenciar baja autoestima, tristeza y en algún caso, depresión. Entre los demás factores asociados a las características del TDAH, podemos citar:

Problemas de tipo emocional (labilidad emotiva, llanto fácil, baja autoestima, inseguridad). Problemas de rendimiento escolar (poca motivación, rendimiento variable, fracaso escolar). Problemas de adaptación escolar y/o social (baja tolerancia a la frustración, dificultades para seguir las normas). Problemas en las relaciones con los compañeros (comportamiento agresivo, rechazo). Dificultades en las relaciones familiares (desobediencia, dificultades para adquirir hábitos, irritabilidad) Mayor propensión a sufrir accidentes, debido a su impulsividad y a la falta de atención.

Tratamiento del niño/adolescente con TDAHNo existe un tratamiento que cure el TDAH aunque este trastorno es tratable mediante un abordaje multimodal y multidisciplinario (National Institute of Health, 1994). El tratamiento debe ser multimodal, ya que requiere la participación de profesionales clínicos, pero fundamentalmente debe contar también con la participación activa de padres, docentes e incluso el mismo afectado. Por ello se considera imprescindible para el abordaje del TDAH la necesidad de una cooperación estrecha entre padres, pacientes, y escuela, siendo el profesional clínico una especie de coordinador. Dicho tratamiento multimodal incluye:

· Entrenamiento a padres. · Intervención escolar. · Tratamiento médico (psicológico y/o farmacológico)

Lo IMPORTANTE: a pesar de la incredulidad de algunos docentes, la institución escolar y sus integrantes PUEDEN HACER MUCHO para contribuir al tratamiento de un chico con TDAH. Muchas veces, con técnicas simples y constancia en su aplicación, pueden lograrse resultados sorprendentes.

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SINTESIS DE LA PROBLEMATICA ESCOLAR DEL ALUMNO CON TDAH

El conjunto integrado por características tales como falta de atención, impulsividad e hiperactividad “no encaja” en una institución escolar tradicional, estándar. Esta personalidad en un alumno, produce una serie de desajustes en su desempeño escolar, que conducirá irremediablemente a su fracaso, si se lo mide bajo los mismos parámetros que se utilizan con un alumno promedio, es decir el alumno “común y corriente”.A continuación se transcriben algunas opiniones de especialistas en el tema, a través de las cuales puede conformase una síntesis expositiva respecto de los principales inconvenientes que se generan en el aula cuando se cuenta en ella con un alumno con TDAH:"... estos niños tienen problemas para mantener la atención durante las tareas que requieren un esfuerzo significativo y para completar sus trabajos de manera independiente en el aula. Su rendimiento en clase puede verse afectado por su falta de atención a las instrucciones que posibilitan la ejecución de las actividades. Son otros posibles problemas asociados con la distracción un desempeño pobre en las evaluaciones; deficientes habilidades de estudio, cuadernos y trabajos escritos desorganizados y falta de atención a la exposición del docente y/o discusiones grupales. Los alumnos con TDAH frecuentemente perturban las actividades en el aula y pueden perjudicar el aprendizaje de sus compañeros. Por ejemplo, su impulsividad puede exhibirse de formas variadas, incluyendo frecuentes expresiones en voz alta y sin permiso del docente, hablando a sus compañeros en momentos inapropiados, enojándose cuando deben enfrentar reprimendas o tareas frustrantes. La precisión en las tareas, tanto en el aula como en el hogar, también puede ser una labor compleja para ellos, debido a su estilo impulsivo y descuidado de abordarlas. Problemas relacionados con la hiperactividad pueden evidenciarse cuando dejan sus asientos sin permiso, juegan con objetos inapropiados (por ejemplo, materiales en el escritorio no relacionados con la tarea en ejecución –útiles escolares, etc.-), golpeteo con manos o pies y movimientos o bamboleos en el asiento" (G. DuPaul & G. Stoner, 1994) "...la escuela comienza demasiado a menudo con un fracaso... y desde allí (el niño con TDAH) continúa cuesta abajo" (R. Reeve, 1994)El hecho es que durante la realización de las actividades escolares, los alumnos con TDAH se revelan como desorganizados, impulsivos e ineficaces, ya que las dificultades de atención, motivación, y de mantener el esfuerzo mental ante tareas más repetitivas y monótonas, interfieren en su ejecución. Por lo tanto su rendimiento escolar se ve afectado a pesar de que su inteligencia sea normal o superior. A partir de la afirmación anterior, un chico con TDAH tiene más posibilidades de fracasar en una escuela convencional que otro de similar capacidad intelectual, ya que por lo general rinden académicamente por debajo de sus posibilidades (G. Weiss y col., 1971 y R. A. Barkley, 1998). La prevalencia de fracaso escolar entre la población con TDAH es significativamente alta, ya que el bajo rendimiento escolar afecta al 40% de los estudiantes con TDAH (Barkley, 1998). Por otra parte, la incomprensión en las instituciones escolares de las características de este trastorno, llega a provocar que un 15% de los alumnos que lo padecen sean expulsados –al menos una vez- en algún momento de su vida escolar (al creer que se trata de inconductas deliberadas).Además se ha constatado que alrededor de un 30% de los niños con TDAH tienen habitualmente dificultades en el aprendizaje de habilidades relacionadas con la lectura, la escritura, la ortografía, el cálculo y la resolución de problemas matemáticos (S. Zentall, 1993). Aunque se acepta que el niño con TDAH tiene un déficit inhibitorio que le dificulta adaptarse –en general- a los requerimientos de la escuela tradicional, en cuanto a los niveles de atención, autocontrol y seguimiento de las reglas que conducen al desarrollo de una capacidad creciente de trabajar en forma organizada y autónoma, también es cierto que casi todos los especialistas coinciden en aceptar que gran parte de las dificultades surgen por un desajuste entre el chico y el contexto institucional (A.

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Pelligrini, A., & M. Horvat. 1995), siendo este último quien –en virtud del profesionalismo y compromiso de su plantel docente- debería abordar estrategias diferentes y creativas para abordar la situación. En este contexto es sumamente deseable que los docentes, además de conocer las características neurocomportamentales del TDAH, identifiquen las causas y el modo en que el alumno entra en conflicto con el sistema escolar. ABORDAJE ESCOLAR DE LA SITUACION DEL ALUMNO CON TDAH

Teniendo en cuenta lo mencionado al final del apartado anterior, la institución escolar PUEDE Y DEBE buscar en sí misma aquellas causas que dificultan la integración del chico con TDAH, procurando dar solución a las mismas. Existen distintos factores que deben considerarse al iniciar una estrategia institucional o docente activa y positiva, frente a un alumno con TDAH:

Lo primero y fundamental es CONOCER EL PROBLEMA: no puede iniciarse una metodología de trabajo seria y efectiva, si se desconocen las características de este trastorno y la forma en la que el mismo afecta el comportamiento y rendimiento de quien lo padece. Téngase en cuenta que si se desconoce este trastorno y los padres no lo informan al colegio expresamente, el docente NO DETECTARA la situación por su cuenta, y la consecuencia inevitable de este desconocimiento será el fracaso escolar del alumno. A partir del punto anterior, cambiar el enfoque hacia el alumno involucrado, abordando su situación desde una perspectiva profesional tendiente a un equilibrio que evite los extremos perjudiciales: no considerarlo un “enfermo” o alguien “diferente” (en un sentido peyorativo o discriminador), es decir, alguien “anormal”; pero tampoco debe asumirse que al tener necesidades distintas a las del resto, debe actuarse con él en forma permisiva o tolerante, aceptando todo lo que haga o diga, por el sólo hecho de que “no puede evitarlo”. En otras palabras, conociendo el trastorno, deben aceptarse las dificultades que implica, pero con una actitud activa del docente, dirigida a colaborar en el proceso de mejoramiento del rendimiento escolar del alumno. Por otra parte, es insuficiente que uno o dos profesores inicien una estrategia pedagógica con el alumno, si no se suman los demás integrantes del plantel docente: el chico tal vez actuará de una manera con ese o esos docentes (ya sea porque le dedican más atención, disminuyen las situaciones de conflicto o distracción, les permiten canalizar positivamente su hiperactividad, etc.) pero no con el resto; lo cual sólo servirá para crear “islas” dentro de la organización escolar, que probablemente incrementen la incomodidad o rechazo –inconsciente o no- del alumno hacia las clases o asignaturas de aquellos docentes que no implementen ninguna estrategia en relación a su problemática. Por lo tanto, se requiere un abordaje colectivo e integrado de los docentes del curso con el/los alumnos con TDAH, a fin de generar estrategias de trabajo y de evaluación homogéneas que faciliten la labor en clase y –en consecuencia- el mejor rendimiento del alumno. Un aspecto realmente clave en toda estrategia institucional radica en llevar a cabo una labor mancomunada con los padres del alumno. Sería deseable que éstos ya se hubieran informado adecuadamente sobre la situación de su hijo y/o iniciado un tratamiento terapéutico al respecto, pero en caso de no ser así, se requiere un trabajo integrado y participativo entre padres y escuela para obtener los mejores resultados posibles. En estos casos, la intervención de algún profesional psicólogo y/o asesor pedagógico cumpliendo un rol de coordinación puede resultar muy positiva para encaminar el proceso y evaluar sus resultados.

ESTRATEGIAS DE ABORDAJE

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A continuación, se sugieren distintos aspectos a considerar para abordar la problemática escolar del alumno con TDAH. El listado siguiente no es taxativo sino orientativo, y podrá ser ampliado en base a la experiencia y conocimiento de cada docente, y las características específicas de cada alumno:

Lo primero y fundamental... ¿se tiene la certeza de estar ante un caso de TDAH? No debe caerse en el error –e irresponsabilidad profesional- de creer que, ante el menor indicio de distracción, hiperactividad o inconducta de un alumno, se está ante un caso de TDAH. Al detectar en clase alguno/s de los síntomas típicos de este trastorno, el docente deberá reunirse con los padres del alumno a fin de que éstos –si aún no lo han hecho- efectúen la consulta médica pertinente que determine si se está ante un cuadro de TDAH o no. A partir de ese diagnóstico, se elaborarán las estrategias correspondientes. El alumno necesita mayor estructura y organización de las clases que los demás chicos. Asimismo, se requiere mayor supervisión del docente, más fragmentación de las tareas, más estrategias positivas (tendientes a valorar sus logros y acciones favorables) y un manejo adecuado –firme, pero no represivo- de las situaciones negativas, a fin de mantener su conducta dentro de los parámetros deseados. Por eso, un aspecto muy importante es poner más énfasis en valorar y resaltar las conductas positivas que en reprender las negativas. A fin de tener un desempeño profesional adecuado, es sumamente deseable que los docentes se entrenen en las técnicas de manejo de situaciones de los alumnos con TDAH (tanto las positivas como las negativas). Al efecto, puede recurrirse a instancias formales de capacitación (que lamentablemente no son tan abundantes), o bien a la autocapacitación mediante bibliografía o material específico sobre la problemática y –fundamentalmente- intercambiando opiniones y experiencias con otros docentes y profesionales médicos, psicólogos y asistentes pedagógicos. El contexto positivo y favorable que pueda crear en el aula el docente, es fundamental, especialmente en lo atinente a las relaciones sociales entre el chico con TDAH y los demás alumnos. Desde el momento en que aquel tiene dificultades en el control de su conducta y sus emociones, la condición sine qua non para un control interno de las mismas, es la existencia de un control externo de su situación y esta dependerá del uso adecuado de las estrategias educativas que los docentes apliquen con coherencia y cotidianeidad. Con el correr del tiempo este control externo se va tornando un factor habitual que el niño/adolescente interioriza adquiriendo mayor autocontrol, ya que le aporta mayores beneficios en relación a su adaptación familiar, social y escolar (el chico descubre y valora las ventajas de este control, al recibir aprobación social, aumentar su sensación de autoeficacia –a través, por ejemplo, de un mejor rendimiento académico- y una elevación de su autoestima: todo ello lo motiva para ejercer un autocontrol autónomo. Varias técnicas de abordaje pedagógico de esta problemática incluyen el refuerzo y potenciación de las habilidades sociales del chico (a fin de mejorar su autoestima y favorecer la integración), y otras incorporan el fomento del uso de las técnicas de resolución de problemas (a fin de reforzar el pensamiento reflexivo). En este último aspecto, la informática proporciona poderosas (y novedosas) herramientas instrumentales TECNICAS E INSTRUMENTOS APLICABLESAlgunos de los factores que contribuyen a la construcción de un ámbito más favorable en el aula para el alumno con TDAH son: Confeccionar listados con las reglas básicas de trabajo en clase, a la vista del alumno. Reducir al mínimo posible el nivel de distractores y/o estímulos presentes en el aula. Sentar al alumno en una posición cercana al docente y tener frecuente contacto visual con él. Seleccionar compañeros de trabajo y/o asiento que sean calmos y solidarios. Organizar los horarios de modo previsible y ponerlos en un lugar visible del aula. La calidad de las relaciones con los compañeros es de gran importancia para la autoestima del

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niño/adolescente, por ende, si se producen problemas de rechazo por parte de sus compañeros, dedicar una charla tranquila y breve, explicándole qué sentimientos pueden tener los otros frente a su comportamiento y planteando las posibles solucione Entre los aspectos que contribuyen a una mejor relación entre el alumno y el docente, y a un mejor rendimiento escolar de aquel, se cuentan: Asegurarse de que el alumno sabe cuáles son sus problemas y explicarle cómo se lo ayudará. Proporcionarle instrucciones breves, simples y claras, repitiéndolas –de ser necesario-. Captar su atención al inicio y durante el desarrollo de los temas de clase. Fomentar el mayor contacto visual posible de parte del alumno hacia el docente. Proporcionarle suficiente información audio-visual para mejorar su rendimiento al analizar instrucciones escritas (pero cuidando su diseño para que no distraerlo). Acortar los períodos de clase y/o fraccionar la hora de trabajo en dos o tres bloques. Verificar frecuentemente su desempeño, informándole -en cada ocasión- su opinión sobre el mismo. Generalmente el alumno con TDAH necesita una respuesta inmediata al motivo de su preocupación (saber “cómo está trabajando hoy”), y si no es satisfecha, se convierte automáticamente en un motivo de distracción en su pensamiento que lo afecta negativamente. No penalizar sus errores, sino alentar la autocorrección de los mismos. Efectuar evaluaciones más breves y frecuentes. Fraccionar sus tareas y/o proyectos, o permitirle entregas parciales. Evaluarlo no sólo en forma escrita, sino también orales. Asesorarlo en la planificación y organización de sus actividades y material de estudio, enseñándole –asimismo- a tomar apuntes. Supervisar el uso de cuadernos, carpetas, apuntes, etc. Tolerar los movimientos ociosos que no perturben el trabajo propio o ajeno. Facilitar el despliegue físico y salidas del aula como forma habitual de "descompresión" (por ejemplo, para ir al baño); pero tratar de habituarlo a reducir la frecuencia y cantidad de estas acciones. Lo esencial es no reprimir las necesidades del alumno en cuanto a las características de su trastorno: estando atento a la forma en que exterioriza su tensión, stress, excitación y/o aburrimiento, podrá actuarse preventivamente, canalizando positivamente tales necesidades Ayudarlo a enfrentar su impulsividad cognitiva, exigiéndole que revise sus trabajos. Como ya se ha expresado, el rol de la familia es fundamental dado que mediante acuerdos entre sus integrantes y la institución escolar, se podrán instrumentar procesos sumamente positivos para el niño/adolescente con TDAH: Explicitar claramente a los padres cuál es el plan de trabajo escolar y cuales son las características de las estrategias que se implementarán, a fin que comprendan los objetivos de esta planificación y puedan contribuir a su concreción. Consensuar con los padres las acciones que ellos pueden llevar adelante en su hogar para proporcionar un ambiente favorable y tranquilo cuando el alumno deba abordar sus tareas. Acordar con ellos rutinas en común para que el chico realice tanto en su hogar y como en el colegio, fomentando en ambos ámbitos hábitos en común de orden, organización y conducta. Existen algunas técnicas específicas para abordar esta problemática en el ámbito escolar, cuya finalidad es concretar procesos simples de acomodación vinculados al accionar en el aula y el comportamiento del alumno e involucran estrategias probadamente eficaces. Las más frecuentes son: Contratos comportamentales: son documentos análogos a cualquier otro tipo de contrato, ya que establecen una relación entre dos partes: el alumno y el docente. El primero se compromete a realizar -o no- determinados comportamientos o acciones; y el docente, si esto se cumple, responderá de una forma específica (por ejemplo, informándole su desempeño). Suelen ser escritos, abarcar no más de tres ítems, de aplicación sencilla con una frecuencia diaria o semanal.

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Economía de fichas: es una forma de contrato más compleja. Consiste en un listado de comportamientos –más extenso que en el caso anterior- que pueden ser premiados con una "ficha". Luego el alumno puede cambiarla por premios o privilegios, debiendo aprender a comportarse de cierta manera y a desarrollar una estrategia apropiada para obtener la cantidad de fichas necesaria para cada premio (implica mayor nivel de organización que en el caso anterior) Programas de administración de contingencias:están destinados a integrar el accionar del chico dentro de la escuela con el hogar. En estos casos es posible que el docente llene una planilla o tarjeta en función del comportamiento y/o rendimiento del alumno y la entregue a sus padres para su conocimiento y la continuación de actividades o refuerzo de hábitos en su casa. Sería un sistema en el cual obtiene "fichas" tanto en la escuela como en el hogar y se deposita en sus padres la administración de los premios o privilegios que se intercambiarán por las fichas. Automonitoreo: el niño/adolescente está acostumbrado a que otros lo supervisen, y por ello a veces delega en otros el control de sus actividades, desentendiéndose de sus obligaciones (ya que alguien se las recordará). Entonces, se busca enseñarle conductas de autoevaluación y autocontrol sobre su comportamiento. Estas técnicas son útiles para conseguir una mejoría en el rendimiento académico y en el perfil atencional. Entrenamiento para la resolución de problemas: se ha comprobado que la organización escolar de "talleres" para la resolución de problemas es una técnica muy eficaz en mejorar el comportamiento y el desempeño social del niño. En los mismos, se lo entrena utilizando distintas técnicas para enfrentar situaciones problemáticas siguiendo un método determinado. Enseñanza a cargo de un compañero: un par, bajo la supervisión directa del docente, colabora en la instrucción del alumno con TDAH. Los objetivos de esta “sociedad” pueden ser tanto académicos como sociales. Tenga en cuenta que un alumno con TDAH, necesita un docente que...: sea equilibrado, justo y ejecutivo en la resolución de problemas. esté claramente a cargo del aula, pero siendo un líder democrático que promueva procesos de aprendizaje activos y participativos. genere un ambiente agradable, seguro y motivador, con un nivel de estímulos controlado. le preste atención positiva y le brinde respeto y confianza. fije objetivos y reglas claras y explícitas, y sea previsible, coherente y consistente en su accionar. no lo prejuzgue, calificándolo de vago, desinteresado o “inquieto”, o interprete –erróneamente- que sus inconductas son actos deliberados de desobediencia, rebeldía y o desafío. no lo subestime y lo aliente a rendir acorde a su capacidad no se concentre en sus aspectos negativos, ni lo ridiculice frente a sus compañeros. forme un equipo de trabajo con sus padres, en lugar de aislarse de ellos. comprenda que las formas “tradicionales” de resolver inconvenientes en el aula son –por lo general- de poca utilidad en los casos de TDAH. valore y fomente sus aspectos positivos: pensamiento rápido, originalidad, sentido del humor, intuición, sinceridad, creatividad y gran expresividad afectiva, entre otros. no crea que problema es del alumno y su familia: la escuela también es parte del problema. tenga el amor y vocación por su profesión, que le proporcionen la tenacidad, la voluntad y el compromiso necesarios para llevar a cabo estrategias de mediano a largo plazo en los casos de TDAH, y cuyos resultados no son inmediatos y –muchas veces- pueden llegar a ser desalentadores, pese a lo cual se sobreponga a ellos y no abandone el camino iniciado. se de cuenta que el alumno y su familia lo necesitan, y que él puede hacer mucho por ellos.

LA PROBLEMÁTICA ESPECIFICA EN LAS CLASES DE INFORMATICA

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La Sala de Computación de un establecimiento escolar, es un ámbito educativo muy específico, que lo convierten en un espacio único y diferente al resto de los espacios institucionales. En este contexto, la presencia de un alumno con TDAH en él, produce una serie de situaciones que el docente debe controlar y manejar para atender las necesidades de dicho alumno, sin desatender las del resto de los estudiantes. En principio, cada uno de los 3 aspectos característicos del trastorno, se evidencian de manera distinta en este ámbito, e influyen de distinta manera en el rendimiento del alumno en función de las peculiaridades de las asignaturas que en él se dictan:

Falta de atención: en general, este síntoma se manifiesta a través de las dificultades en la lectura e interpretación de las consignas de los trabajos (especialmente en aquellos que requieran un nivel más profundo de análisis, como las fórmulas en una hoja de cálculo), también le resulta complejo generalmente seguir el orden de dichas consignas y respetarlas si éstas implican algún grado de “imitación” respecto de un modelo dado (aplicar determinados formatos para que responda a un ejemplo dado como modelo). En ocasiones, alguna pregunta de un compañero es motivo suficiente para dispersar su concentración (por ejemplo, si alguien hace una pregunta sobre un punto al cual aún no llegó, se puede disparar su desatención “¿ya vas por ahí?” “¡Qué rápido!”), y en otros casos, una operación que observe en el monitor del compañero de al lado, si es diferente a la propia, generará probablemente preguntas e inquietudes, haciendo que desatienda su propio trabajo). Hiperactividad: si el docente no lo limita en tal sentido, el alumno con TDAH irá hasta la PC de un compañero para “preguntarle algo”, luego se trasladará a otro equipo “para ayudar a Juan”, y así sucesivamente, para satisfacer su necesidad de moverse. Una represión de tal comportamiento generará en él otras acciones de descompresión: pedirá permiso para ir al baño o a buscar algo fuera de la Sala y –de no ser satisfecho- expresará su hiperactividad verbalmente. Impulsividad: las consecuencias evidentes de este síntoma se manifiestan, por ejemplo, cuando sale de un programa sin haber grabado su archivo, simplemente por “apurarse”, o a veces, sin darse cuenta, apaga la PC desde la llave eléctrica sin haber cerrado los programas que estaba utilizando. En otras ocasiones, al comenzar la clase, accede al mismo programa que el utilizado en la clase anterior, sin esperar a que el docente indique la tarea del día, y en otras, “inventará consignas”, creyendo que había que hacerlas (sólo porque en alguna clase precedente se realizó una similar). En función de lo expuesto anteriormente, sus mayores problemas giran en base a los siguientes aspectos:

Una clase demasiado estructurada y monótona, lo aburrirá rápidamente, pero una demasiado estimulante, lo distraerá. La cantidad e impacto de elementos distractores debe ser muy atendida. Demanda permanente de retroalimentación del docente (pedidos de explicación u observación del cuaderno de apuntes, solicitud de corrección de un ejercicio, y aún comentarios irrelevantes para captar la atención del profesor, preferentemente con el fin de obtener comentarios favorables) Dificultades para cumplir consignas escritas y enumeradas: salteará algunas por olvido o creyendo que ya las cumplió, o cambiará su orden de realización. Su impaciencia lo llevará a terminar su trabajo lo más rápidamente posible para que el profesor le diga “cómo le fue”, sin revisarlo o corregirlo en forma autónoma. Su impulsividad lo llevará a no leer detenidamente o analizar una consigna, esperando que el docente se la explique (él necesita “saber ya mismo” cómo se hace determinada operación), pero no anotará la explicación si no se le indica expresamente. Ese mismo carácter impulsivo lo llevará en ocasiones a la pérdida de información, borrado o no guardado de archivos, etc., por no detenerse a reflexionar sobre la acción que lleva a cabo.

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La presencia de un alumno con TDAH en la clase de informática tendrá –en cuanto a sus características y efectos- la impronta del docente a cargo, quien deberá implementar las estrategias que juzgue más adecuadas para aprovechar los aspectos comportamentales e intelectuales positivos de dicho alumno, a la vez de restringir o limitar sus manifestaciones negativas (fundamentalmente la hiperactividad e impulsividad) en especial cuando afecte al resto de los alumnos.

UN CASO TESTIGO

A través de un caso concreto y real, se detallará una estrategia implementada exitosamente, para abordar el trabajo en clase de informática con un alumno con TDAH. Como nombre ficticio, lo llamaremos Leonardo (ya que según investigaciones realizadas, Leonardo da Vinci padeció de TDAH).Leonardo cursó durante el ciclo lectivo 2001 su 1º año de nivel secundario en un colegio público de la provincia del Neuquén y el 2º año del ciclo en otro establecimiento de la misma localidad, en el 2002. Durante su 1º año, tuvo un rendimiento irregular, con picos positivos y negativos, destacándose sus rasgos de hiperactividad y déficit de atención, en razón de los cuales el equipo docente –que desconocía mayormente las características del TDAH, a pesar de saber que Leonardo lo padecía- estaba preocupado en que su comportamiento afectara lo menos posible al resto del curso. A fin de año, y gracias al apoyo de sus padres, logró recuperar las asignaturas en las que tenía dificultades, y pasó al año posterior. Ya en el nuevo colegio, encontró mayor comprensión y su desempeño mejoró respecto del año anterior Pese a ello, había una asignatura en la cual Leonardo no encajaba: el Taller de Computación. Durante los 2 primeros bimestres reprobó el mismo, dado que su desempeño no alcanzaba a las metas mínimas establecidas por el docente. Pero el gran error de éste fue aplicar –involuntariamente- a Leonardo criterios de evaluación similares a los del resto de los alumnos, y si bien detectaba que su capacidad intelectual era satisfactoria, creía que su comportamiento en clase y sus distracciones permanentes eran los elementos perjudiciales que le impedían aprobar las evaluaciones. Al preparar los informes de mitad de año, el docente se dio cuenta que salvo comprender que el comportamiento de Leonardo era fruto del trastorno que padecía y –por ende- no era intencional, no había hecho otra cosa por él, esto es, salvo “comprenderlo” no había implementado ninguna estrategia pedagógica para intentar alguna mejora en su rendimiento. En su autocrítica, el profesor comprendió que esa inacción era fruto de su desconocimiento de dicho trastorno, y en virtud de ello –durante el receso invernal- comenzó a buscar bibliografía, consultó en Internet e interrogó a profesionales, descubriendo una “nueva lupa” con la cual ver la realidad de Leonardo: todos los síntomas del TDAH que detallaban las fuentes consultadas, describían casi a la perfección su comportamiento en clase.El docente decidió hacer algo al respecto: investigó posibles estrategias, habló con la directora del establecimiento y luego con los padres de Leonardo, para formularles un plan de acción. Si bien sabía que éstos últimos, fundamentalmente su madre –también docente- habían trabajado muchísimo para apoyar a Leonardo y contribuir a mejorar su rendimiento escolar, se sorprendió de su actitud: estaban visiblemente emocionados –así lo expresaron- de que un docente se interesara por el TDAH y quisiera aportar su esfuerzo para ayudar a Leonardo. No sólo se mostraron de acuerdo con el plan propuesto, sino que lo apoyaron con entusiasmo, hecho esencial ya que el mismo incluía su activa participación.El mismo consistió, sencillamente, en un contrato comportamental firmado el 01/08/02 entre Leonardo y el docente (sin la presencia de sus padres –pero con la anuencia de éstos- a fin de comenzar a fomentar la responsabilidad de Leonardo -quien “delegaba” habitualmente sus obligaciones en su madre, sabiendo que ésta se ocupaba de recordárselas-). En este contrato, se comprometía a realizar sus trabajos completos –y corregirlos en forma autónoma, sin que el docente se lo dijera-, a no charlar

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con sus compañeros hasta que concluyera su labor y se lo autorizara, y a tomar apunte de las explicaciones del profesor, cuando éste se lo indicara. A su vez, el éste asumía el compromiso contractual de atender los requerimientos de Leonardo indicándole sus aciertos y errores durante la realización de los trabajos y a entregarle un informe semanal de su rendimiento (el mismo incluía el detalle del cumplimiento por parte de Leonardo de cada una de las cláusulas durante esa semana, los aspectos positivos y los problemas detectados en ese período y un resumen u opinión general. Sorprendió al docente la seriedad con la que Leonardo se tomó este tema: guardó una copia del contrato y a la primer semana parecía otra persona: parecía haber revertido todos los aspectos negativos de su comportamiento.La familia recibía el informe y contribuía –en el hogar- apoyando a Leonardo en el repaso de los temas allí indicados o en la realización de los trabajos exigidos. A la segunda semana, todo pareció derrumbarse: Leonardo volvió a ser el de siempre. Pero una charla con él y su familia, y la demostración de que el contrato “seguía en pie” e “iba en serio”, fueron suficientes para que retornara gradual y firmemente por el sendero de la recuperación. Semana a semana Leonardo fue cumpliendo con los compromisos asumidos y el docente también, y poco a poco, las conductas que Leonardo parecía ir reprimiendo –por su cuenta- en un comienzo (no hablar, no pedir permiso para ir al baño, no distraerse y completar sus trabajos) se fueron haciendo cada vez más naturales. Su comportamiento se revirtió notoriamente y su desempeño comenzó a ser muy satisfactorio. Comenzó a controlar su impulsividad, sabiendo que debía aguardar a los días viernes para recibir su informe semanal, alegrándose cuando éste reflejaba su buen desempeño de esa semana.Sólo quedaba por solucionar el tema de las consignas: para ello, el docente comenzó a exigir a Leonardo que luego de cumplir cada consigna, la fuera tachando en la lista de enunciados (y pidió a sus padres que en el trabajo hogareño hicieran lo mismo, para ir creando el hábito). Luego de alrededor de un mes y medio de labor tenaz, Leonardo ya cumple con la totalidad de las consignas e incluso ha aplicado el sistema en otras asignaturas, mejorando su rendimiento en ellas.Como consecuencia del trabajo realizado, Leonardo ha aprobado –merecidamente- el 3º bimestre y la aplicación del contrato continúa vigente. Este éxito se ha logrado gracias al apoyo de los padres, a la voluntad de Leonardo y a la actitud del docente quien –partiendo de admitir su ignorancia en un tema específico como el TDAH- comprendió que de los nuevos aprendizajes y de la vocación docente pueden surgir propuestas que cambien positivamente la realidad escolar de un alumno. Precisamente, la satisfacción de ese docente por los resultados logrados, ha generado en él la necesidad de compartirlo con sus colegas redactando este artículo.

CONCLUSIONEl presente trabajo tiene la humilde intención de compendiar con un espíritu informativo las principales características del TDAH, poniéndolo a disposición de todos los interesados en conocer este trastorno, poco divulgado, pero cuya existencia en chicos en edad escolar es más que importante (3 a 5%). Además, se relata un caso real, llevado a cabo con éxito durante este año, con un alumno que lo padece.

Si bien hay que ser optimista, no siempre cabe esperar resultados tan rápidos o satisfactorios: una vez iniciado este proceso, se lo debe continuar con un horizonte de mediano a largo plazo, apoyando al niño/joven hasta lograr los mejores resultados posibles. En este contexto, es fundamental el respaldo de su familia y de la institución escolar.

Como cierre, rescato el valor de esta experiencia profesional y personal: muchas veces, los docentes no somos plenamente conscientes del papel fundamental que podemos cumplir en el desarrollo evolutivo

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de un chico, y las consecuencias positivas que pueden producir en su formación el diseño e implementación de estrategias pedagógicas, a veces simples, pero efectivas, si a la capacidad y experiencia profesional le sumamos la vocación por la docencia y el amor a nuestra labor.

Fuentes informativaswww.tdah.org.ar (site de la Fundación TDAH Argentina)www.f-adana.org./home_cast.htm (site de la Fundación Adana – España)www.chadd.org (Children and Adults with Attention Deficit / Hiperactivity Disorder) Barkley, A. - “Niños Hiperactivos. Cómo comprender y atender sus necesidades especiales” - Ed. Paidós (1999)Scandar, R. - “Consejos breves para el docentes” – Fundación TDAH