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Prof. Ovidio Correa F. Alumno: _______________________________________ Lee atentamente el siguiente texto. UN RELATO DE LAS MIL Y UNA NOCHES Cuando reinaba el califa Al-Mahdi, se presentó un hombre llamado Isaac Saíd ante el portero del palacio y le dijo: -Anúnciame al emir de los creyentes. Y Rebi, el portero, le preguntó: -Dime quién eres y qué es lo que pretendes. Y Saíd le respondió: -Yo soy un hombre que ha tenido una visión relacionada con el emir de los creyentes y querría contársela. Y el portero Rebi le replicó: -¿Vaya con éste! Si la gente no suele dar crédito a lo que ve, ¿cómo va a dárselo a lo que otros le cuentan? Discurre otra treta mejor que ésta. Pero Saíd le dijo al portero: Está bien; pero te prevengo que si no pasas a anunciarle mi presencia al califa, me valdré de otro que me haga llegar hasta él, y entonces le contaré que te rogué que me anunciases y te negaste. Pasó luego Rebi a la cámara del califa y le dijo: Comprensión Lectora

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Prof. Ovidio Correa F.

Alumno:_______________________________________

Lee atentamente el siguiente texto.

UN RELATO DE LAS MIL Y UNA NOCHES

Cuando reinaba el califa Al-Mahdi, se presentó un hombre llamado Isaac Saíd ante el portero del palacio y le dijo:

-Anúnciame al emir de los creyentes.

Y Rebi, el portero, le preguntó:

-Dime quién eres y qué es lo que pretendes.

Y Saíd le respondió:

-Yo soy un hombre que ha tenido una visión relacionada con el emir de los creyentes y querría contársela.

Y el portero Rebi le replicó:

-¿Vaya con éste! Si la gente no suele dar crédito a lo que ve, ¿cómo va a dárselo a lo que otros le cuentan? Discurre otra treta mejor que ésta.

Pero Saíd le dijo al portero:

Está bien; pero te prevengo que si no pasas a anunciarle mi presencia al califa, me valdré de otro que me haga llegar hasta él, y entonces le contaré que te rogué que me anunciases y te negaste.

Pasó luego Rebi a la cámara del califa y le dijo:

Comprensión Lectora

-¡Oh, emir de los creyentes! A la puerta hay un hombre que pretende haber tenido una visión buena relacionada contigo y desea contártela.

-Pues hazle pasar -díjole Al-Mahdi.

Pasó Saíd a la presencia del califa. Y dicen que era Saíd hombre de buena planta y buena cara, y tenía unas barbas muy largas y una lengua muy suelta. Y, al verlo, le preguntó el califa:

-¿Qué visión fue esa que tuviste, así Alá te bendiga?

-Vi a alguien que venía a mí en un sueño y me decía: "Anúnciale al emir de los creyentes que se sentará en el trono por espacio de treinta años y, en señal de eso, verá la próxima noche en su sueño un rubí y luego treinta rubíes más".

Al oír aquello exclamó Al-Mahdi:

-¡Qué bello sueño! He de probar lo que dices en mi sueño esta noche, y si se confirma tu anuncio, te daré más de lo que pudieras ambicionar; y si no fuera así, no te he de castigar, pues los sueños dicen unas veces la verdad y otras nos engañan.

Luego que acabó de hablar el califa, le dijo Saíd:

-¡Oh, emir de los creyentes! Cuando yo vuelva a mi casa y le cuente a mi familia que tuve el honor de llegar hasta el califa (Alá le colme de mercedes) y me vean que vuelvo con las manos vacías, ¿qué dirán? ¡Creerán que es mentira!

-¿Pues qué quieres que haga? -le dijo Al-Mahdi.

Y le contestó Saíd:

-¡Oh, emir de los creyentes! Anticípame algo a cuenta de lo prometido. Mandó entonces el califa que le diesen diez mil monedas y le pidió un fiador de que había de volver al día siguiente.

Tomó Saíd el dinero y Al-Mahdi le preguntó:

-Bueno; ¿quién es tu fiador?

Miró Saíd a su alrededor y se fijó en un mozo que allí estaba, y dijo al califa:

-Este será mi fiador.

Al-Mahdi preguntó al muchacho:

-¿Sales fiador por él?

Y el muchacho exclamó:

-Sí, emir de los creyentes. Yo seré su fiador.

Fuese luego Saíd de allí con las diez mil monedas. Y sucedió que, llegada la noche de aquel día, tuvo el califa en su sueño la visión que Saíd le había anunciado, todo al pie de la letra, como él le había indicado.

Al amanecer, Saíd se levantó y se dirigió a la puerta del califa, y pidió que le anunciasen su venida. Dio luego Al-Mahdi orden de que lo introdujeran y, no bien posó en él su mirada, le dijo:

-¿Dónde está la verdad de lo que me dijiste?

Y Saíd le replicó:

-¿Pues qué fue lo que vio el emir de los creyentes?

Demoró el califa la respuesta y dijo:

-En verdad tuve la visión que me dijiste, tal y como me la describiste.

Y en el acto mandó que le diesen tres mil dinares y diez arcas de ropas de todas clases y tres caballerías de las mejores que en sus cuadras había.

Cargó Saíd con todo aquello y se retiró muy contento. Y he aquí que, en la puerta, se tropezó con aquel muchacho que le había servido de fiador.

Y el mozo le comentó:

-Por lo visto ese sueño tenía su fundamento.

Y Saíd le contestó:

-¡Por Alá, que no!

Pero el chico le replicó:

-¿Cómo es eso si el emir de los creyentes tuvo el sueño que le anunciaste con todos sus detalles?

-Sí -dijo Saíd-; pero esos son delirios que no tienen padre. Pues todo se debe a que al decirle yo al califa esas palabras impresioné su espíritu y cautivé su corazón y ocupé su imaginación, y al echarse luego a dormir, seguía preocupado con aquello que tenía en su corazón y en su sueño lo vio.

Maravillado se quedó al oírlo el muchacho y Saíd le dijo:

-Ya sabes el secreto; te lo he revelado en atención al favor que me hiciste saliendo mi fiador. Pero, por Alá, te ruego que no lo dejes salir de tu pecho.

Y es el caso que, a partir de aquel día, pasó Saíd a ser comensal del califa, el cual se encariñó con él y lo nombró juez y no le retiró su favor y atenciones mientras vivió. ¡Pero Alá es más sabio!

Ahora, responde a estas preguntas:

1.- ¿Cómo se llamaba el califa?

a) Al-Mahdi. b) Isaac Saíd. c) Rebi.

2.- Al califa también le llamaban:

a) El hijo de Alá. b) El bienaventurado de los cielos. c) El emir de los creyentes.

3.- El portero Rebi no dejaba entrar al principio a Saíd porque:

a) Tenía mal aspecto. b) La gente no suele dar crédito a lo que cuentan.

c) No se creía el sueño.

4.- Isaac Saíd tenía:

a) Una barba corta. b) Una barba puntiaguda. c) Una barba larga.

5.- El sueño consistía en que el emir ocuparía el trono durante:

a) Treinta años. b) Veinte años. c) Diez años.

6.- La señal de la veracidad del sueño es que el emir vería:

a) Veintiocho rubíes. b) Un rubí y luego treinta rubíes más.

c) Un rubí y veinte rubíes más.

7.- Al-Mahdi dio a Saíd en anticipo:

a) Diez mil monedas. b) Diez arcas de ropas. c) Tres caballerías.

8.- ¿Tenía fundamento el sueño?

a) Sí. b) No. c) A veces.

9.- ¿Por qué el emir tuvo el sueño anunciado?

a) Porque los sueños son siempre realidad.

b) Porque Saíd era brujo.

c) Porque se acostó pensando en lo que le dijo Saíd.

10.- El califa Al-Mahdi nombró a Saíd:

a) Juez. b) Intérprete de sueños. c) Amigo oficial.

11. ¿Qué opinas acerca de las personas que creen que los sueños siempre se hacen

realidad?

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12. ¿Te parece honesto el comportamiento de Isaac Saíd? ¿Por qué?

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I. Lee atentamente este texto y luego resuelve las actividades que vienen a continuación.

ODISEA (Homero)

Apenas el sol se puso y vino la oscuridad, Circe me cogió de la mano, me hizo sentar

separadamente de los compañeros y,

acomodándose cerca de mí, me preguntó

cuánto me había ocurrido; y yo se lo conté en

orden. Entonces me dijo estas palabras:

-Oye ahora lo que voy a decir y un dios en

persona te lo recordará más tarde: llegarás

primero a las sirenas, que encantan a cuantos

hombres van a su encuentro. Aquellos que

imprudentemente se acercan a ellas y oyen su

voz, ya no vuelven a ver a sus esposas ni a sus hijos rodeándoles, llenos de alegría, cuando

vuelve a su hogar; las sirenas los hechizan con el sonoro canto, sentadas en una pradera

en el centro de un enorme montón de huesos de humanos. Pasa de largo y tapa las

orejas de tus compañeros con cera blanca; mas si tú deseas oírlas, haz que te aten los pies

y manos a la parte inferior del mástil del barco, y que las sogas se aten a él: así

podrás gozar escuchando a las sirenas. Y en caso de que supliques o mandes a los

compañeros que te suelten, amárrate con más lazos todavía.

Así dijo; y al punto amaneció. La divina entre las diosas se internó en la isla, y yo,

ordené a mis compañeros que subieran a la nave y desataran las amarras. Embarcáronse

acto seguido y, sentándose por orden en los bancos, comenzaron a batir con los remos el

espumoso mar. Por detrás de la nave soplaba fuerte viento que inflaba la vela; buen

compañero que nos mandó Circe, la de lindas trenzas, deidad poderosa, dotada de voz.

Gramática 1

Nos sentamos en la nave, que era conducida por el viento y el piloto. Entonces alcé

la voz a mis compañeros, con el corazón triste, y les hablé de este modo:

-¡Oh amigos! No conviene que sean únicamente uno o dos quienes conozcan los

vaticinios que me reveló Circe, la divina entre las diosas; y os los voy a contar para que,

sabedores de ellos, o muramos o nos salvemos, librándonos de la muerte. Nos ordena

primero huir de la voz de las sirenas y el florido prado en que éstas habitan. Sólo yo debo

oírlas; pero atadme con fuertes lazos, en pie y arrimado a la parte inferior del mástil para

que me esté allí sin moverme. Y en el caso de que os ruegue o mande que me soltéis,

atadme con más lazos todavía.

Mientras hablaba, la nave llegó muy rápido a la isla de las sirenas, pues la empujaba

un viento favorable. Desde aquel instante calmó el viento y reinó sosegada calma, pues

algún ser adormeció las olas. Levantáronse mis compañeros, amainaron las velas y

pusiérolas en la nave; y, habiéndose sentado nuevamente en los bancos, emblanquecían

el agua, agitándola con los remos. Tomé al instante un gran pan de cera y lo partí con el

agudo bronce en pedacitos, que me puse luego a apretar con mis robustas manos. Pronto

se calentó la cera, porque hubo de ceder a la gran fuerza y a los rayos del soberano Sol, y

fui tapando con ella los oídos de todos los compañeros. Atáronme éstos en la nave, de

pies y manos en la parte inferior del mástil; ligaron las sogas al mismo; y, sentándose en

los bancos, tornaron a batir con los remos el espumoso mar. Hicimos andar la nave muy

rápidamente, y, al hallarnos tan cerca de la orilla que allá pudieran llegar nuestras

voces, no les pasó inadvertido a las sirenas que la ligera embarcación navegaba a poca

distancia y empezaron un sonoro canto.

-¡Ea, célebre Odiseo, gloria insigne de los aqueos! Acércate y detén la nave para que

oigas nuestra voz. Nadie ha pasado en su negro barco sin que oyera nuestra voz suave; se

van todos, después de recrearse con ella; Los deleitamos porque sabemos cuántas fatigas

padecieron en la guerra de Troya. Esto dijeron con su hermosa voz. Sintióse mi corazón

con ganas de oírlas, y moví las cejas, mandando a los compañeros que me desatasen;

pero todos se inclinaron y se pusieron a remar. Y, levantándose al punto Perimedes y

Euríloco, atáronme con nuevos lazos, que me sujetaban más reciamente. Cuando dejamos

atrás las sirenas y ni su voz ni su canto se oían ya, quitáronse mis fieles compañeros la cera

con que había yo tapado sus oídos y me soltaron las ligaduras. Sí, habíamos escapado.

1. Extrae del texto anterior las palabras en negrita y colócalas en las categorías

correspondientes.

a) Verbos:

____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

b) Sustantivos: ____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

c) Adjetivos: ____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

d) Adverbios: ____________________________________________________________________

____________________________________________________________________

e) Artículos: ____________________________________________________________________

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f) Pronombres:

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g) Preposiciones: ____________________________________________________________________

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I. Completa con “ll” o “y” según corresponda. Te sugiero que utilices el diccionario.

●Hubo que pasar el rodi_o al borde de la carretera.

●Tuvo que permanecer ca_ado al ser amenazado con un ca_ado.

●La miri_a de la puerta tenía una reji_a pequeñita.

●En el casti_o, las si_as eran todas de estilo caste_ano.

●Cuando se ca_ó se hizo daño en el ca_o del pie derecho.

●Atorni_a bien esos torni_os para que no fa_en.

●Cerca de la ori_a encendimos una hoguera con ceri_as.

●Le dejaría la _anta para jugar.

●Aquel chiqui_o tan pi_o resultó ser el monagui_o.

●En el corri_o todos comían barqui_os _ rosqui_as.

●Se hizo un ovi_o _ saltó por encima de la mesi__a.

●Tuvo que ra_ar toda la hoja para escribir derecho.

●El golpe resultó fa_ido.

●Fa_eció a los noventa años por un fa_o cardiaco.

●Se sentó en el po_o mientras desplumaba un po_o.

●Quedó desma_ado al ver la impresionante fa_a del terreno.

●El sofá de los mue_es rotos lo dejamos en el pasi_o.

●En la pla_a había bo_as que indicaban peligro.

● Hu__o del lugar del crimen

Ortografía

II. Completa con “b” o “v” según corresponda. Te sugiero que utilices el diccionario.

Siempre fue no_le y ama_le con su pueblo.

Las comunicaciones del po_lado quedaron _loqueadas.

Las _rasas del _rasero le quemaron la _lusa.

Las _rillantes estrellas cu_rían todo el cielo.

En a_ril, la nie_la no era tan intensa como en diciem_re.

La pala_ra sustanti_o esta_a su_rayada.

Aquella _roma le costó una _ronca.

Siempre me gustaron los paseos en _urro.

En la película se _eían grandes manadas de _úfalos.

Nos _urlamos un poco de su _ufanda tan _urda.

De la _otella salían a_undantes _ur_ujas.

_uceando hasta el fondo hallaron un _iejo _uque hundido.

Su _ufete le da_a para _i_ir _ien desahogado.

En la _i_lioteca hallamos a_undante _i_liografía.

Con su lengua _ífida y _iperina hacía más daño que una _í_ora.

El acuerdo _ilateral duró escasamente un _ienio.

El a_ión _iplano era tam_ién _imotor.

La armadura quedó a_om_ada y a_ollada por los golpes.

Sus reuniones eran _imensuales y sus informes _ilingües.

A_ominar y a_orrecer es algo parecido.

A_usa_a en exceso de su a_undante y a_ultada musculatura.

Logran _ien_i_ir los que gozan de cierto _ienestar.

Es un placer dar la _ien_enida a tan _enefactores amigos.

En _eneficio de todos de_emos ser _ienha_lados.

Practicar la _eneficencia es propio de almas no_les.

En aquella ocasión fueron muy _ené_olos con nosotros.

Aquel señor _enezolano reci_ió una herida en el _ientre.

Lo que tú _eas puede diferir de lo que _ean los demás.

Todos i_an y _enían y nadie sa_ía por dónde anda_a.

Cada _ez que i_a a ha_lar todos le grita_an.

Unos salta_an, otros _aila_an y otros se a_raza_an.

Aunque a todos cura_an y _enda_an, no siempre sana_an.

Ha_ita_an en chozas que compra_an a _ajo precio.

Hasta las campanas que toca_an sona_an tristes.

El profesor opina_a que calcula_as mal y por eso te equi_oca_as.

Sa_ía _ien que me _ol_ería a escri_ir.

Esta_a prohi_ido su_irse a los ár_oles.

Suscri_irse a algunas re_istas interesantes es _uena idea.

Descri_ía mara_illosamente las _ellezas de la naturaleza.

El _andido distri_uía entre los po_res lo que ro_a_a a los ricos.

El ser preca_ido le sir_ió mucho en la _ida.

Algunas hier_as her_idas sir_en como medicina.

Lle_a_a la conta_ilidad con una ha_ilidad extraordinaria.

Nos reci_ió a todos con gran ama_ilidad y cortesía.

En las grandes ciudades a_undan los _aga_undos.

Su mo_ilidad ponía furi_undo al fotógrafo.

Con toda pro_a_ilidad hará el _iaje en a_ión.

Sa_ía muy _ien las reglas de la di_isi_ilidad.

En ningún momento quiero eludir mi responsa_ilidad.