colegio niÑo jesÚs de vitoria

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EXPERIENCIAS COLEGIO NIÑO JESÚS DE VITORIA Dario Nasili El punto de partida El Colegio Niño Jesús de Vitoria-Gasteiz es un centro escolar concertado, de inspiración religiosa, como muchos en nuestro país, y tiene como referencia la Propuesta Educativa Vedruna, cuyo objetivo, entre otros, es el de “ofertar una educación fundamentada en los valores del evangelio, que tiene como centro Jesús de Nazaret y su mensaje”. Para ofertar esta propuesta evangélica, intentamos promover una acción pastoral que abarque los tres ámbitos fundamentales de la vida cristiana: el anuncio de la fe, el testimonio de la solidaridad y la experiencia celebrativa. Ahora bien, si nos resulta difícil encontrar formulas, más o menos acertadas, para concretar los dos primeros ámbitos, en lo que se refiere a la celebración, nos encontramos ante dificultades aún mayores. Por una parte, estamos convencidos, como educadores cristianos, que la celebración es un ámbito privilegiado donde poder encontrar a Jesús y hacer experiencia viva de su presencia, que habla al corazón de las personas, reunidas en su nombre, según sus mismas palabras: “Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18,20). Por otra parte, vivimos una realidad socio-religiosa que no favorece este tipo de experiencia. La ausencia de la fe como elemento integrador de las familias y del alumnado, ha gestado una sociedad no creyente que ha abandonado su dimensión trascendente. En consecuencia, a nuestro colegio vienen muchos alumnos que no tienen casi ninguna experiencia religiosa, limitada en la mayoría de los casos a la catequesis de la infancia para preparar la primera comunión. Con lo cual, muchos adolescentes de la ESO no tienen ninguna referencia celebrativa desde hace años. Considerando la misión de un colegio religioso y el profundo cambio de la realidad social, nos planteamos dos preguntas. La primera: ¿tiene sentido hoy en día seguir ofertando una experiencia celebrativa a personas que no tienen experiencia de fe? La respuesta sigue siendo afirmativa. Pero esto supone una segunda pregunta: ¿cómo seguir proponiendo una oferta celebrativa en este nuevo contexto socio-religioso? De esta forma, tenemos que replantear continuamente la propuesta celebrativa, adecuándola a la realidad de los alumnos de hoy, en especial en la etapa de la ESO, puesto que en Educación Infantil y Primaria parece que las cosas no presentan tantas dificultades. La propuesta Hasta hace unos pocos años solíamos celebrar eucaristías de masa con todo el alumnado, que de hecho se convertían en motivo de caos para los alumnos y de enfado para los profesores, que ejercían de vigilantes más que de educadores. Estos tipos de celebraciones ya no son viables en muchos casos. Por eso, cada vez más proponemos celebrar según un nuevo modelo, siguiendo estas orientaciones:

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EXPERIENCIAS

 

COLEGIO NIÑO JESÚS DE VITORIA

Dario Nasili

 

El punto de partida

          El Colegio Niño Jesús de Vitoria-Gasteiz es un centro escolar concertado, de inspiraciónreligiosa, como muchos en nuestro país, y tiene como referencia la Propuesta Educativa Vedruna,cuyo objetivo, entre otros, es el de “ofertar una educación fundamentada en los valores delevangelio, que tiene como centro Jesús de Nazaret y su mensaje”. Para ofertar esta propuestaevangélica, intentamos promover una acción pastoral que abarque los tres ámbitos fundamentalesde la vida cristiana: el anuncio de la fe, el testimonio de la solidaridad y la experiencia celebrativa.Ahora bien, si nos resulta difícil encontrar  formulas, más o menos acertadas, para concretar losdos primeros ámbitos, en lo que se refiere a la celebración, nos encontramos ante dificultades aúnmayores.

          Por una parte, estamos convencidos, como educadores cristianos, que la celebración es unámbito privilegiado donde poder encontrar a Jesús y hacer experiencia viva de su presencia, quehabla al corazón de las personas, reunidas en su nombre, según sus mismas palabras: “Dondeestán dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18,20).

          Por otra parte, vivimos una realidad socio-religiosa que no favorece este tipo de experiencia.La ausencia de la fe como elemento integrador de las familias y del alumnado, ha gestado unasociedad no creyente que ha abandonado su dimensión trascendente. En consecuencia, a nuestrocolegio vienen muchos alumnos que no tienen casi ninguna experiencia religiosa, limitada en lamayoría de los casos a la catequesis de la infancia para preparar la primera comunión. Con lo cual,muchos adolescentes de la ESO no tienen ninguna referencia celebrativa desde hace años.

          Considerando la misión de un colegio religioso y el profundo cambio de la realidad social,nos planteamos dos preguntas. La primera: ¿tiene sentido hoy en día seguir ofertando unaexperiencia celebrativa a personas que no tienen experiencia de fe? La respuesta sigue siendoafirmativa. Pero esto supone una segunda pregunta: ¿cómo seguir proponiendo una ofertacelebrativa en este nuevo contexto socio-religioso? De esta forma, tenemos que replantearcontinuamente la propuesta celebrativa, adecuándola a la realidad de los alumnos de hoy, enespecial en la etapa de la ESO, puesto que en Educación Infantil y Primaria parece que las cosas nopresentan tantas dificultades.

 

La propuesta

          Hasta hace unos pocos años solíamos celebrar eucaristías de masa con todo el alumnado,que de hecho se convertían en motivo de caos para los alumnos y de enfado para los profesores,que ejercían de vigilantes más que de educadores. Estos tipos de celebraciones ya no son viablesen muchos casos. Por eso, cada vez más proponemos celebrar según un nuevo modelo, siguiendoestas orientaciones:

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1.Mantener algunas celebraciones para todo el alumnado sólo en algunos momentos puntualesy significativos a lo largo del año, es decir aquellos momentos que garanticen un ambientefavorable, por las razones que sean. Por ejemplo, solemos preparar una celebración deacogida a principio de curso para todos los alumnos y profesores de la ESO; en ocasión de laNavidad, proponemos una celebración de la eucaristía fuera del horario escolar, paraalumnos, padres y profesores que deseen participar; finalmente, celebramos otra eucaristíaen ocasión de la fiesta de nuestra fundadora, Santa Joaquina de Vedruna, que correspondeprácticamente con el final de curso (22 de mayo). Hemos podido comprobar que en estosmomentos se crea un buen ambiente: los chavales participan y, además, hay un climageneral de silencio, de escucha, de respeto…

2.Privilegiado un tipo de celebración breve, en pequeños grupos y en momentos fuertes delcurso. Por eso, en adviento y cuaresma solemos bajar a la capilla del colegio, clase por clase,para que los alumnos puedan vivir los aspectos peculiares del tiempo litúrgicocorrespondiente. Además, aprovechamos las jornadas de convivencias que solemos realizartodos los años con las clases, para celebrar la eucaristía; es un momento privilegiado, porqueel contexto es diferente y favorece un clima de oración, indispensable para celebrar bien ycon dignidad.

3.Hemos decidido implicar más directamente el profesorado, en especial a los tutores, en lapreparación y desarrollo de la celebración. Antes de la celebración solemos preparar a loschavales en clase de religión o en tutoría, con dinámicas o actividades sobre le tema de lacelebración. Esta preparación es decisiva y permite que los alumnos entren en el clima de lacelebración, sabiendo lo que significan palabras, símbolos y gestos que, de otra forma, hoyno dicen nada o suenan como extrañas.

 

La forma

          No sólo vemos importante cambiar la estructura, sino que también nos parece fundamentalremodelar la misma forma de celebrar. En nuestras celebraciones, además de la preparación, comoya hemos dicho, intentamos valorar cuatro elementos indispensables.

1.El espacio físico: preparamos el ambiente de la celebración, cuidando los detalles, desde lacolocación de las sillas hasta la decoración de la capilla. Normalmente los alumnos entran enla capilla y encuentran las luces encendidas, una música ambiental, los signos o símbolos yapreparados. Un espacio físico cuidado facilita la vivencia religiosa.

2.La Palabra de Dios: es el elemento central que nunca falta en nuestras celebraciones.Siempre colocamos una Biblia abierta, como símbolo de la Palabra que Dios nos dirige hoy.Pero, además de esto, elegimos un texto del evangelio que haga de hilo conductor en lacelebración. Si el texto lo lee un alumno, procuramos ensayar con él, para que la lecturaresulte comprensible para todos. A veces, el evangelio es narrado o escenificado; otrasveces, se acompaña con un cuento o parábola que comunique de forma más inmediata elmensaje del evangelio.

3.Un símbolo o signo, complemento indispensable para dar visibilidad al tema elegido. Elsímbolo tiene que ser sencillo, comprensible y que comunique algo significativo a la vida delos alumnos. Solemos introducirlos con una breve explicación y, a veces, con un gesto. Porejemplo, al principio del curso, unas cajas forradas simbolizan el regalo que cada uno de losalumnos quiere ser para los demás; en la celebración de adviento, unas velas de distintoscolores representan unos valores (amistad, constancia, paz, esperanza…); en navidad, unapintura repartida a cada uno de los participantes es el signo de la alegría y de la fiesta quehay que vivir en las familias; en cuaresma, un corazón roto y luego reparado expresa laconsecuencia de nuestros pecados y el perdón de Dios.

4.El compromiso para la vida: solemos terminar siempre con un compromiso concreto quelos chavales eligen para que la celebración cambie algo de la vida personal y no sea sólo un

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paréntesis, aunque bonito. Entramos en la capilla, que es un espacio sagrado, pero sin dejarla vida fuera: también la vida es sagrada. Por eso, el compromiso que asumen, y quesiempre pedimos que escriba, representa esta continuidad entre lo que se celebra y lo que sevive en el día a día.

 

Los resultados

          Es difícil valorar los resultados de las celebraciones en la vida de los alumnos. Estamosconvencidos que los frutos de esta labor no se ven inmediatamente, sino a largo plazo.

          Lo que sí podemos constatar es que la mayoría de los chavales participan directa yactivamente en las celebraciones. Esto se puede notar, por ejemplo, en la misma actitud con la queentran en la capilla: si están preparados previamente, como procuramos hacer, se conciencian delsitio al que se dirigen y se crea más fácilmente un clima de silencio y de escucha.

          Es significativo que en las jornadas de convivencia, uno de los momentos que más suelegustarles, es el de la celebración, porque es emotivamente más fuerte y se vive en un contextofavorable y en un lugar especial, como puede ser un oratorio.

          Al acercarse los momentos fuertes del año, hay alumnos que preguntan cuándo se va acelebrar, porque tienen un buen recuerdo de las celebraciones del año anterior.

         

El camino que nos espera

          En el ámbito celebrativo vamos dando pasos, como se puede ver. Pero, la sensación es quequeda mucho por hacer. Sobre todo, hay una tarea indispensable hoy en día: educar a los jóvenesen la interioridad. Es una labor previa al anuncio de la fe y a la misma celebración. En nuestradiócesis, últimamente, en el ámbito de la pastoral con jóvenes y de la pastoral educativa, se estátrabajando mucho este tema. Hay colegios donde ya se ha puesto en marcha un proyecto deeducación en la interioridad. En nuestro colegio, de momento, nos estamos concienciando sobre laimportancia de este nuevo camino y algunos profesores nos estamos formando en este sentido.Creemos que ha llegado el momento de apostar por una nueva acción pastoral que priorice lainterioridad, porque pensamos que ésta va a ser una clave importante para poder, entre otrascosas, celebrar con los jóvenes. Tenemos pensado dedicar un curso entero de Secundaria a talleressobre la interioridad, con el objetivo de trabajar la corporalidad, la integración emocional y laapertura a la trascendencia. Todos ellos elementos que nos pueden abrir nuevos caminos de carade cara a las celebraciones con nuestros alumnos.

 

Dario Nasili