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1 Claudia Tatiana Peña Ledón. Proyecto: AUTO-ORGANIZACIÓN COMUNITARIA EN SAN FRANCISCO TLALNEPANTLA- XOCHIMILCO, UNA RUTA PARA CONSTRUIR OTRO AMBIENTE. BECARIA DEL PROGRAMA DE INVESTIGACIÓN EN CAMBIO CLIMÁTICO UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO. TESISTA DE LA MAESTRÍA EN EDUCACIÓN AMBIENTAL UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE LA CIUDAD DE MÉXICO.

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Page 1: Claudia Tatiana Peña Ledón. · Capítulo 4. La parte social del ambiente de San Francisco Tlalnepantla. Introducción 1. El territorio xochimilca, entorno de San Francisco Tlalnepantla

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Claudia Tatiana Peña Ledón. Proyecto:

AUTO-ORGANIZACIÓN COMUNITARIA EN SAN FRANCISCO TLALNEPANTLA-XOCHIMILCO, UNA RUTA PARA CONSTRUIR OTRO AMBIENTE.

BECARIA DEL PROGRAMA DE INVESTIGACIÓN EN CAMBIO CLIMÁTICO

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO.

TESISTA DE LA MAESTRÍA EN EDUCACIÓN AMBIENTAL

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE LA CIUDAD DE MÉXICO.

 

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Índice

Introducción

De qué se trata la investigación.

Acerca de una posible hipótesis.

Preguntas en torno a esta investigación

Capítulo 1. La Esencia: La Educación Ambiental.

Introducción

I. Aportes a la educación ambiental desde diferentes posturas de teóricos latinoamericanos.

1. La educación ambiental que bosqueja Enrique Leff

- Algunos desafíos para la EA, que se leen en Leff. - Otras ideas importantes de la epistemología de Leff. 2. Recuperando a González Gaudiano con su punto de vista desde la pedagogía. 3. La visión crítica, compleja y contra-hegemónica de intelectuales y constructores del pensamiento ambiental sobre Latinoamérica. II. El punto de vista propio la educación ambiental. 1. Breve panorama de una educación ambiental polisémica y poli-discursiva.

2. Un pequeño ejemplo de dos visiones académicas sobre la EA. 3. La Educación Ambiental, un campo de conocimiento dinámico.

4. Una educación ambiental en construcción.

- La teoría de la EA adoptando la complejidad y la interdisciplina. - Una educación ambiental que se construye en la búsqueda de erigir otras realidades. 5. La práctica en la educación ambiental, una oportunidad para construir procesos de enseñanza-aprendizaje.

III. La educación ambiental acercándose a la comunidad.

1. Algo qué se puede hacer con la EA, en el contexto de la Ciudad de México.

2. La práctica de la educación ambiental en un estudio de caso.

Capítulo 2. Sobre la teoría.

Introducción

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I. Ambiente y complejidad.

1. Ambiente.

- Una idea de ambiente desde una vertiente de la educación ambiental. - La reconfiguración de ambientes, un reto para la educación ambiental. 2. Complejidad

II. Complejidad y diversidad biocultural.

Capítulo 3. La parte biofísica del ambiente de San Francisco Tlalnepantla

Introducción.

I. El entorno biofísico cuando hay actividad humana.

1. Una posible comprensión del fenómeno de la urbanización.

i) La teoría acercándose al proceso de urbanización.

- Interpretaciones del papel capitalista dominante en la urbanización

- La complejidad del proceso urbanizador.

ii) Las particularidades en la teoría por construir.

iii) Algunas categorías teóricas que ponen en contacto lo rural y lo urbano.

2. Características de la urbanización en México.

3. Manifestaciones de la periurbanización.

4. La regulación estatal en México frente al crecimiento urbano.

i) El Suelo de Conservación como instrumento regulatorio en la gestión del territorio del DF.

ii) La importancia del SC en la Ciudad de México.

II. El escenario natural del caso de estudio.

1. Datos sobre la conformación del sistema hidrológico y geológico que está presente en el Suelo de Conservación.

2. San Francisco Tlalnepantla en el Suelo de Conservación.

i) Diversidad biológica en San Francisco Tlalnepantla.

3. Amenazas a la diversidad biológica de la parte de SC que está en SFT.

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4. Alternativas de protección de la diversidad biológica frente a los embates antropogénicos.

Capítulo 4. La parte social del ambiente de San Francisco Tlalnepantla.

Introducción

1. El territorio xochimilca, entorno de San Francisco Tlalnepantla.

2. Algunos comentarios sobre los pueblos originarios

3. Antecedentes históricos del poblamiento de Xochimilco y de SFT.

4. El ambiente de SFT entre la ruralidad y la rururbanización. 5. Población originaria y suelo de conservación.

6. Población originaria y avecinada en SFT.

7. Amenazas para el ambiente de SFT.

- Asentamientos irregulares1

- Megaproyectos

- Conflictos sociales

- La actividad productiva en SFT.

- La explotación ilegal de los productos de la naturaleza de SFT.

                                                                                                                         1 “Entendidos éstos como el establecimiento de un conglomerado demográfico, con el conjunto de sus sistemas de convivencia, en un área físicamente localizada, donde la normatividad sobre el uso del suelo expresamente señala como prohibido el uso habitacional”. Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). p.84-85.

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De qué se trata la investigación.

Este proyecto se inscribe en la propuesta de fortalecer la organización comunitaria en pueblos del sur de la cuenca del valle de México (particularmente de la Ciudad de México), con la idea de allanar el camino en la implementación de estrategias educativas, enfocadas a grupos comunitarios, que bajo cierto toque de sensibilidad ayuden a construir alternativas en el cuidado del ambiente las cuales sirvan de contrapeso a la acelerada inducción antropogénica del cambio climático y reduzcan el impacto de los factores que amenazan la pervivencia de la diversidad biológica y cultural.

En particular éste es un estudio de caso con el cual se pretende avanzar en la ruta hacia ese gran proyecto. Aquí el tema que subyace es el ambiente como construcción humana. La propuesta es discernir un ambiente que gracias a la mente y a la acción humana individual y colectiva, puede poner en condición de vulnerabilidad la diversidad biológica y cultural, o por el contrario, generar resiliencia.

Este planteamiento que se hace desde la educación ambiental, cobra sentido con la noción de reconfiguración del ambiente, en el entendido de que se puede reconstruir un ambiente toda vez que quienes lo recrean detectan una condición crítica en el mismo y pueden modificarlo, a partir de un pensamiento diferente y de acciones alternativas consecuentes.

Lo anterior implica intentar un acercamiento a “eso que llamamos lo real”, diría Morín, de un ambiente en particular, mediante la identificación de sus características biofísicas, sociodemográficas, políticas y culturales entre otras; y dar cuenta, a través de la interpretación cómo ellas interactúan y han configurado históricamente ese ambiente, quiénes han hecho posibles esas interacciones y qué características tienen, para propiciar que actualmente se encuentre en determinadas condiciones.

De modo que lo anterior se planteó para un estudio de caso que se acota en uno de los poblados del sur de la Ciudad de México, el pueblo de San Francisco Tlalnepantla -SFT-, Xochimilco. Para lograrlo, se hace necesario primeramente tener información acerca de este lugar, a partir de las voces de algunos de sus pobladores, en un intento de conocer cómo está conformado su ambiente. Después, esgrimir algunos elementos de reflexión, para que la comunidad del lugar genere, de ser posible, una forma de organización propia que tenga como objetivo el sostenimiento de su modelo particular de ambiente. Esto, porque la intención no es imponer a la comunidad, en ningún momento, un criterio personal sobre un modelo de ambiente y de auto-organización, aun cuando se hace necesario que desde su cotidiano actúen para atenuar aquello que en su proceso de apropiación de la zona boscosa, pudiera representar una amenaza a la diversidad biológica y cultural e induzca variaciones en el clima de la ciudad.

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De varias convicciones deriva este estudio acerca del pequeño poblado de la ciudad de México. La primera de ellas es tener claro que se puede colaborar desde la educación ambiental -como campo de conocimiento y de acción-, a través de un modelo educativo ya sea formal o no formal, para que comunidades como la de SFT busquen transformar las condiciones no deseadas de su ambiente mediato. La segunda es pensar que se hace necesario propiciar reflexiones entre algunos actores que intervienen en el ambiente local, y ensayar herramientas, que coadyuven a forjar una visión crítica, bajo la cual se reconfigure su ambiente, porque hacer partícipes a las personas como lo dicen Esteva & Reyes es “…sólo a condición de que cada ser humano y grupo social se transformen en sujetos históricos y libres para pensar por sí mismos, y en consecuencia sean capaces de decidir de manera crítica ante las opciones de sociedad.” Una tercera y última convicción, es apostar a que un estudio de caso permite reflexionar no sólo acerca del objeto que se analiza, sino además, alrededor de la teoría y metodología que se ensaya para ese fin.

También es importante mencionar que este proceso de investigación, adopta un tema que no es exclusivamente local, pues muchas de las condiciones en que se encuentra el ambiente de San Francisco Tlalnepantla, que lo ponen en una situación de crisis y no se reducen a la contaminación, están manifiestas en el escenario mundial al que no escapa México y, particularmente su ciudad capital. Estas van del agotamiento de los productos de la naturaleza a la pérdida permanente de culturas; pasando por la escasez de agua, el sobreconsumo, y, la limitación o franca exclusión de oportunidades educativas y laborales, entre una larga lista de situaciones que laceran las distintas realidades cotidianas.

El contenido de la investigación que se plantea en este documento, se hace con miras a formular en otra etapa, un proceso intervención con el objetivo, entre otros, de desarrollar un proceso de auto-organización comunitaria con una parte de la comunidad de San Francisco Tlalnepantla. Pues intervenir en la comunidad no sería posible, si antes no se realiza una caracterización de aspectos de la zona como: sus condiciones biofísicas y sociodemográficas; sus estructuras organizativas comunitarias e incluso de las actividades que se vienen desarrollando para la protección del territorio en términos generales. Con la idea de conocer más a fondo el ambiente de este pueblo en el cual se detectan algunas expresiones que podrían considerarse críticas, desde la perspectiva de un grupo del ámbito académico.

Para problematizar su condición ambiental actual e intentar su posible reconfiguración, se pretende llevar a cabo de principio a fin, con el esfuerzo conjunto de algunos actores internos y externos al territorio. De ahí que se plantee como punto de partida, un nuevo acercamiento a algunos grupos de la comunidad para definir una caracterización que permita ser el insumo de análisis para la etapa de intervención. Esa primera aproximación se pretende lograr dando continuidad a una serie de entrevistas a profundidad, que anteriores a la formulación de este proyecto, se venían realizando con algunos habitantes cuya actividad en la zona ha sido impulsar desde el ámbito de la organización comunal y

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vecinal, diversas acciones para la protección de esta zona enclavada en el llamado bosque de agua.

La tarea de emplear algunas herramientas teórico-metodológicas que confluyen al interior de la educación ambiental, en este proyecto se enfocará en construir una caracterización a través de una lectura compleja de la condición ambiental, en ese sentido, se recurre a la complejidad como método que permita articular en esa lectura las posibles relaciones que el pensamiento produzca -tanto de los actores de la zona como de quien investiga-. Esto con la convicción de que la complejidad como forma de pensamiento2, es un camino que permite representar las interrelaciones existentes que se dan en medio de la interacción de los habitantes de SFT con su entorno natural mediato, y por ende en la configuración actual del ambiente del lugar.

Cómo materializar las acciones propuestas para reconfigurar el ambiente de SFT en la siguiente etapa del proyecto que corresponde a la intervención, no es algo que esté claro aún; sin embargo, tendrá que ver con la planeación, modificación, significación, focalización entre otras cosas de esquemas de organización comunitaria, de mecanismos de protección y conservación de áreas naturales, quizá hasta de la adecuación del espacio físico por mencionar algunas.

Por ahora, para resolver el análisis de la información compendiada, se recurre a la hermenéutica como un camino interpretativo, que pueda ensayarse a manera de metodología, de manera adicional al hecho de aludir a esta como teoría3. Es a través de ella que se pretende hacer posible una correspondencia o adecuación entre el texto -el discurso escrito de los actores del ambiente estudiado, documentos oficiales como programas y proyectos, reportes de investigación, etc.- y el mundo que designa -en este caso, las situaciones o problemas sentidos por la mayoría de los actores-. Eso, siguiendo la idea de Beuchot, quien aclara que mundo, “no necesariamente [refiere] realidad, sino que puede ser un mundo posible”4. Para efecto de esta investigación, en esa noción de mundo posible, es donde tiene lugar la prospectiva de los actores relacionados con el ambiente de San Francisco Tlalnepantla, en el proceso de reconfiguración del ambiente en el cual actualmente viven.

                                                                                                                         2 También recuperando que emana de una postura crítica al método tradicional de la ciencia por autores como Morín y Leff, quienes abonan al tema desde las ciencias sociales y lo aterrizan en el terreno ambiental. En la educación ambiental el discurso crítico no ha faltado, y teóricos como Leff, Carvalho, Sauvé entre otros, pues se aduce que dicho método reduce la riqueza intrínseca de los objetos de estudio -entre ellos la naturaleza, así como la relación humano-naturaleza-, entre otras cosas, debido a que su comprensión se busca a partir de la disgregación. 3 Ahí cabrían algunas de las reflexiones surgidas del proceso que puedan nutrir al método y quizá a la teoría.  4 Beuchot, M….

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Acerca de una posible hipótesis.

Es importante señalar, que desde una vertiente de la educación ambiental, la definición de una hipótesis en el proceso de investigación, pasa a ser a ser secundaria, no porque signifique de menor utilidad en la ruta que puede trazar quien investiga, sino, porque el riesgo de plantearla, es darle una dirección al proceso de manera acotada y renunciando a la inevitable contingencia, al azar y hasta a la misma complejidad del pensamiento humano. No obstante, el intento de hacer este ejercicio, puede ayudar en alguna medida, a no perder de vista el interés de investigación con que se inicia, para contrastarlo, de ser necesario, con posibles cambios de interés y perspectiva a lo largo del proceso. Y así, las reflexiones derivadas de dicho ejercicio, resultarían enriquecedoras en la formación de quien investiga.

En ese sentido, en algún momento de la formulación de este proyecto, apareció a manera hipótesis, el siguiente esbozo que no deja de desarrollarse y modificarse, muchas veces en función de lo adquirido en la bibliografía. Se trata de:

Si algunos de los miembros de una comunidad reconocen las condiciones que conforman su ambiente, bajo una lectura compleja del mismo, donde ubiquen la situación en que se encuentra la diversidad biológica y cultural contenida en él, así como el saber humano que contribuye a sostenerla. Pueden generar un proceso de reflexión, indagación, adquisición de posturas y de toma de decisiones, que coadyuve a fortalecer un proceso de auto-organización existente, e incluso, a la construcción del mismo si no lo hubiera.

Este fortalecimiento, puede derivar en la puesta en marcha de acciones que reduzcan la situación de vulnerabilidad de la diversidad biológica y cultural, o robustecer su condición favorable -aún ante los embates de los fenómenos atmosféricos y meteorológicos extremos asociados al cambio climático-.

Preguntas en torno a esta investigación ¿Qué es la Educación Ambiental? ¿Por qué hay muchas formas de ejercer esta educación? ¿Es pertinente retroalimentarla teóricamente?5 ¿Qué tipo de aportes

                                                                                                                         5 Se trata de retroalimentar a la teoría, reflexionando sobre los temas, las estrategias, los métodos; y produciendo ideas para debatir los alcances y los límites interpretativos, conceptuales y categoriales para la intervención. En suma, ver la pertinencia de la relación teoría y práctica en el contexto del estudio de caso. Ello es parte de una inquietud y a la vez desafío que se desprende de la vivencia en el posgrado de Educación Ambiental en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. En la búsqueda de allanar el camino para el inagotable quehacer que tiene por delante la educación ambiental -en constante construcción igual que otros campos de conocimiento-, no sólo en su práctica sino también en su producción teórica, hubo varias reflexiones. En un principio, convencida de que la teoría debiese servir para mejorar una realidad particular, pensaba que la esencia en la construcción de la educación ambiental, residía en una producción intelectual que se preguntase únicamente acerca cómo materializar la teoría, y que para ello, ensayara estrategias sobre cómo emplear x o y teoría en las situaciones de esa realidad.

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metodológicos se requieren hacia este campo de conocimiento, a partir de un estudio de caso? Son algunas de las preguntas que dieron pauta a este capítulo. Y otras que quedan en el tintero, son:

-Puede este proyecto abonar a la construcción misma de la educación ambiental, desde el ámbito académico como lo es un posgrado en EA. -En cuanto a la argumentación teórica, se puede con el diseño e implementación de metodologías incorporar el pensamiento ambiental de Leff en distintos escenarios de la vida social; desarrollando algunos mecanismos para materializar categorías teóricas que el mismo autor postula, tales como: la ética ambiental, el saber ambiental y la racionalidad ambiental.  

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   Ahora bien, hasta el empleo de nociones, como la de realidad, me ha puesto en constante reflexión y hasta en conflicto, pues los términos que aprehendí en el quehacer académico, como este en cuestión, cuando trato de emplearlos conscientemente, me topo con una multiplicidad de propuestas teóricas que no necesariamente van acorde a las ideas que fui forjando entre los diálogos realizados con los autores y entre ellos, algunas de ellas incluso en determinados momento y circunstancias escapan a mi comprensión. Pero este ejercicio permanente, es lo que guía la búsqueda en la elección de pedir prestadas ciertas representaciones teóricas y conceptuales, que quizá en otro momento de reflexión sean insuficientes.

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Capítulo 1. La Esencia: La Educación Ambiental.

La educación ambiental se inscribe en esta transición histórica que va del cuestionamiento de

los modelos sociales dominantes (neoliberalismo económico, el socialismo real) hacia la emergencia de una nueva sociedad, […]

Esto plantea la necesidad de revisar críticamente el funcionamiento de los sistemas educativos, así como, los métodos y prácticas de la pedagogía. Leff (1998).6

INTRODUCCIÓN

¿Por qué se aborda en un primer capítulo a la EA en el presente proyecto de investigación? Se trata de plantear los argumentos que permitan mostrar un poco de cómo se ha constituido como campo de conocimiento; algunos de los temas que se cree que pueden ser de sus interés por considerarse fundamentales en el desarrollo de un pensamiento crítico que desde ella se procura fomentar. Además, cuál es el papel que se piensa que juega la EA en las sociedades modernas y, por supuesto, en el tenor del estudio de caso que se pretende.

He aquí pues una posible mirada a este campo de conocimiento que emerge en el ámbito científico y que busca el trabajo articulado de diferentes disciplinas, las cuales tienen pendiente en su quehacer, repensarse a partir de una mirada crítica hacia la forma en que han construido y reproducido el conocimiento y reinventar cómo pueden hacerlo en adelante a partir de la interdisciplina.

Esta comprensión es importante mencionar lo que se considera la esencia de la educación ambiental -EA-. Para interiorizar en ello, el punto de partida en este capítulo, es dar cuenta de cómo ésta ha sido conceptuada y objetivada por algunos estudiosos de este campo de conocimiento-acción, y también bajo el criterio personal. Por ello se exponen nociones de autores que en su recorrido por el estudio y/o la praxis de la EA, en el contexto latinoamericano, han hecho aportaciones desde su realidad específica y de acuerdo a la comprensión que logra de ésta, las cuales parece pertinente resaltar para sustentar el presente proyecto. Ellas se enmarcan en un conjunto de posturas acerca de la educación ambiental, las cuales se enuncian a manera de contexto.

La concepción personal sobre la educación ambiental que se hace manifiesta, es resultante de un proceso constante de aprendizaje que ha sido posible gracias a la inmersión tanto el aspecto de revisión e interés por generar teoría, como en la puesta en marcha de estrategias educativas con miras a lograr transformaciones en la organización social para el cuidado del ambiente.

                                                                                                                         6  Leff Zimmerman, Enrique. (1998). La pedagogía del ambiente En: Saber ambiental. Sustentabilidad, racionalidad, complejidad, poder. PNUMA-Siglo XXI p. 273  

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Como parte de esa comprensión, se pone de relieve a lo largo del capítulo, el hecho de que la educación ambiental se asume a como campo de conocimiento, y, de acción, que se encuentra en un proceso de constante construcción, por lo cual y para lo cual ha desarrollado variadas formas de materializarse -recurriendo al conocimiento científico y a otros saberes-. Se asume también, que éste campo se ha definido a sí mismo, en virtud, de la polisemia y la poli-discursividad que lo acompaña dentro y fuera del contexto científico; e incluso, en buena medida, en virtud de una teoría multi, inter y trans-disciplinar que le permite puntualizar sus prácticas, y una praxis que le permite nutrir sus teorías.

Es de este modo, como se interpreta la esencia de la educación ambiental. Por ello, se hace mención casi al final, de la existencia de una variedad de sentidos conferidos a la EA, por colectividades e individualidades que la piensan y la ponen en práctica, es decir la construyen, y lo hacen en función, de múltiples factores que van de lo geográfico a lo cultural; y también en función, de diferentes tipos de escenarios, sea al interior o exterior del ámbito institucional, gubernamentales o no, procuradores del aspecto educativo o ambiental. Pero además, esa esencia tiene posibilidades de configurarse sustancialmente, con el trabajo interdisciplinar del ámbito académico, particularmente del ciclo superior y de posgrado7, que desarrolle teoría y práctica de manera paralela, con la idea de acercarse a las distintas realidades de los seres humanos8.

Finalmente, en todo caso, cualesquiera que sean los elementos a los que se les atribuya ser la esencia de la EA, no estaría completa si no se plantea aquello que se espera hacer con la EA, como parte de la investigación. Por ello en la parte final del capítulo, se aborda esta idea.

IV. Aportes a la educación ambiental desde diferentes posturas de teóricos latinoamericanos.

                                                                                                                         7 El trabajo interdisciplinar no lo concibo como la sola acumulación de conocimiento de distintas disciplinas, basándome en la idea de Leff, quien opina que “la interdisciplinariedad ambiental no es ni la sumatoria, ni la articulación de disciplinas”. En esa lógica, entiendo la interdisciplina como la configuración de conocimiento gracias a la problematización, investigación e intervención conjunta, que puede hacerse a partir de la interrelación de las diversas posturas teóricas y visiones de mundo, mediante lo cual se pueden interpretar realidades ambientales específicas. El reto es desarrollar “la capacidad de las ciencias para articularse, ofreciendo una visión integradora de la realidad”, pues, “sus objetos propios de conocimiento, no se articulan por un solo dictado metodológico en torno a los procesos socioambientales”. Citas de Leff: Educación Ambiental y Desarrollo Sustentable. En op cit Leff, Z. E. (1998). 8 La propuesta es asumir que no existe una sola realidad, sino múltiples realidades, gracias a la variedad de escenarios que se generan de acuerdo a las circunstancias particulares (fenómenos) que se manifiestan en un espacio y tiempo determinado. Ahora bien, vista “la realidad” en términos de percepción humana, mejor dicho como construcción cognitiva acerca del conjunto de esas circunstancias, habría diversidad de percepciones de acuerdo a la cultura de grupos humanos (no descarto, pero no me refiero a individuos). Esto tendría su fundamento al interior de la Epistemologíacon en el relativismo, pero de manera particular en la conjugación del constructivismo y el construccionismo sociales.

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De qué se trata la educación ambiental según los intelectuales que construyen la educación ambiental9, es una pregunta que quisiera responderse e espacio, no obstante el desarrollo puede llevar a muchos caminos y se tiene el riesgo de perder de vista elementos que resultan importantes para argumentar este proyecto. De ahí que sólo se mencione que en el marco de los estudios de la EA que revisan la historia de ésta en el mundo, y con ello, el contexto en el que se han generado distintas ideas que han sido asimiladas, tanto en el discurso oficial como en el académico, hay también evaluaciones de los avances y estancos de la EA en términos de la forma precisa o imprecisa en que se define a ésta en lo teórico; e incluso, hay los que argumentan la conveniencia de incorporar la EA en las políticas educativas y en los programas educativos y ambientales gubernamentales o de las ONG, y en algunos casos se generan propuestas para ello.

En medio de la diversidad de enfoques y temas abordados por algunos de los constructores latinoamericanos de la educación ambiental como: Caride, Ángel-Maya, Gudinas, Reygota, Carvalho, Reyes, Sauvé, González y Leff, quienes generan interés por conocer su trabajo, aquí no se ahonda en sus aportes, se mencionan de manera general. A excepción de los dos últimos, de quienes se recuperan algunos de los elementos que conforman su pensamiento teórico en una parte del capítulo, por considerar que ayuda a fundamentar algunos de los argumentos que se busca estructurar como parte del proyecto de tesis.

Las reflexiones en cuanto a las posibilidades de la educación para resolver, mejorar o atenuar los problemas que se dicen ambientales en el ámbito mundial tanto como en el local, en el caso de Enrique Leff Zimmerman, una autoridad en el ámbito de la teoría ambiental contemporánea de Hispanoamérica, se hacen manifiestas en su teoría. Pues aun cuando se reconoce la trayectoria de una educación ambiental desde las últimas tres décadas del siglo pasado -Leff (1999); González (2001)-, que ha buscado responder a las necesidades educativas, así como a las situaciones críticas de índole política, económica, social, cultural -y por supuesto de carácter biológico-, particularmente de América Latina, las sociedades latinas tienen un gran reto por delante en la construcción de la educación ambiental. Si bien se han logrado avances de la educación frente a la condición crítica del ambiente en la historia reciente de Latinoamérica, con la propagación y recreación del pensamiento ambiental latinoamericano que señala Leff, el cual en su perspectiva se ha nutrido de  

                                                                                                                           9 Me refiero a la “construcción de la EA”, porque la entiendo como constructo humano. Esto, no sólo por ser producto de los seres humanos, sino porque en el momento que éstos instauran a la EA como campo de conocimiento sobre el ambiente, construyen para ella un contenido propio, que va de los objetivos que “se cree que pudiese o debiese” tener este campo a la abstracción de la realidad que interpreta; pasando por los objetos de estudio, que “se piensa que puede o debe” enfocar la EA con la ayuda de la teoría y la praxis. Y por supuesto, en relación a métodos de trabajo y a ciertos principios a mantener por parte de la EA. Aclaración: utilizo los verbos “poder” y “deber”, bajo la idea de que el primero lo relaciono con la posibilidad de hacer algo, y por lo tanto se sugiere actuar; mientras que “deber”, creo que lleva implícito un sentido prescriptivo, por lo tanto, se “impone”. El sentido de carácter prescriptivo, con frecuencia se ubica en el discurso oficial de ahí aterriza en las instituciones, y pone a la EA en una condición de donde se le constriñe.

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ideas que transitan sincrónicamente entre José Martí, Mariátegui, Freire, Boff y Gadotti; de los aportes de la corriente económica CEPALiana de Prebisch, Súnkel y Gligo; del trabajo de administradores de instituciones ambientales -tanto en México como en Latinoamérica-, cuyas contribuciones han tenido el ánimo de responder desde la región a las formulaciones y propuestas que han dado forma a una agenda global de desarrollo enfocado a sostenibilidad y sustentabilidad; así como, con los argumentos de corte social y humanístico de Sachs, Canguilhem y Derrida, entre otros.10 Los problemas ambientales en la región no están resueltos, de hecho aumentan, y se recrudece cada vez más la degradación socioambiental con la sobreexplotación de la naturaleza –si se puede decir que incluido el ser humano- y los conflictos humanos bélicos y de inequidad, entre otros. En esa lógica, el pensamiento ambiental que en la apreciación de Leff es la materia prima de la educación ambiental, tiene un gran camino por recorrer. De manera obvia la EA por ser la que busca inculcar dicho pensamiento, tiene grandes desafíos, especialmente cuando Leff considera que ésta dista mucho de haber penetrado en la sociedad y de haber aportado una nueva comprensión del mundo11; y porque además comenta este teórico que la EA no ha conseguido transformar los regímenes educativos institucionales, y continúa siendo marginal dentro de las prioridades de la comunidad educativa de la región latinoamericana12 -lo enuncia en la primera década de este siglo y la condición de ésta no ha cambiado mucho desde entonces-. Las tareas pendientes de la educación ambiental se deducen en el sentir de varios autores, incluso de otras latitudes continentales hispanas, algunos advierten que la EA siendo “…consecuencia del cambio de lectura que el hombre empieza a realizar a fines de la década de los sesenta en el escenario de su vida”13, -aun hoy en día-, no ha hecho posible “la liberación de la naturaleza que ha sido dominada”14 -esto con todo y que la connotación de la naturaleza sea distinta (benéfica), con relación a otras épocas de la historia de la cultura occidental-. Pues el cambio no ha sido hasta hoy suficiente para llegar a la raíz de los problemas ambientales que se manifiestan en el mundo, con todo y el sustento científico de los modelos educativos, -máxime cuando estos se soportan en visiones de mundo cuyos criterios son economicistas y de explotación intensiva de los productos de la naturaleza15 para la subsistencia humana-.                                                                                                                          10 Leff, Z. E. (2009).   Pensamiento Ambiental Latinoamericano: Patrimonio de un Saber para la Sustentabilidad. ISEE, Sección Filosofía Ambiental Sudamericana. Publicación Ocasional, No. 6. p.15. 11  Esa nueva comprensión en Leff se puede leer a partir de varios elementos tanto del proceso cognitivo humano como del actuar mismo. Ejemplos de ello pongo en principio la visión compleja sobre el funcionamiento del mundo (desde el cosmos hasta la organización biológica y social). Otro aspecto sería la aprehensión, comprensión y construcción de la relación sociedad-naturaleza, lo cual puede hacerse, con base en las ideas de Leff, lejos de la racionalidad económica e instrumental dominante en el mundo que “devasta la naturaleza, invade la vida, rompe los ciclos económicos y degrada el ambiente”, para hacerlo desde una “racionalidad ambiental” que permita la “reapropiación social de la naturaleza”. La cita en: Leff, Z. E, (2004), Racionalidad Ambiental: La Reapropiación Social de la Naturaleza. México: Siglo XXI. 509 Pp. .  12 Paráfrasis de Op cit, Leff, Z. E. (2009). p.13. 13 Sureda y Colom, (1989). Citado en Novo, M. (2009) La Educación Ambiental, una genuina educación para el desarrollo sostenible. Revista de Educación, número extraordinario. p.202, pp.195-217. 14 Novo, María. En Op cit., Novo, M. (2009), p. 199. 15 Me referiré a productos de la naturaleza y no a recursos naturales como comúnmente se denominan, con la idea de no fomentar desde la educación ambiental aquella visión economicista de la naturaleza que hoy resulta predominante.

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La educación ambiental que bosqueja Enrique Leff. Leff, como científico social, le confiere a la educación en lo general -pero es pertinente que sea asumida por la educación ambiental-, un papel estratégico en “la transformación de las conciencias y comportamientos de la gente”.16 La propuesta de este economista y sociólogo resulta atractiva para incorporar en la reflexión que se procura en el marco del presente proyecto. Y aunque a veces puedan leerse como abstractas sus ideas -focalizadas en la epistemología frecuentemente-, lo apreciable de su abordaje es que contiene una perspectiva integral que requiere la EA tanto en el contexto educativo formal como no formal, lo mismo en el contexto mundial que regional, bien sea en el ámbito científico o fuera de él; así como en el aspecto teórico o práctico. Cómo conceptúa Leff a la educación en el campo de lo ambiental, no implica dar una definición precisa de educación ambiental. El objetivo aquí, es recuperar ideas que desde la perspectiva personal, se consideran esenciales en la contribución que hace el autor a la EA, en el marco de los objetivos de este proyecto. Lo primero que viene decir de la propuesta de Leff, es que más que concebir un formato específico de educación ambiental, propone desarrollar un saber ambiental que problematice los paradigmas modernos del conocimiento para construir una racionalidad ambiental -que se opone a aquella de índole economicista-. En esa lógica, vislumbra a la educación ambiental como el vehículo para introducir dicho saber en distintos escenarios de la sociedad que necesita tomar conciencia no sólo sobre el cuidado del ambiente, sino además actuar para “transformar el orden económico, político y cultural.” 17 Lo relevante de este teórico es que proyecta una educación ambiental que se puede interpretar colmada de desafíos. Complejidad, cambio de paradigmas, interdisciplina, pensamiento ambiental entre otros, son algunos de los posibles nichos de acción que desafían el quehacer de la educación ambiental en la región latinoamericana, y en otras partes del mundo, donde los paradigmas modernos han afectado profundamente la naturaleza y comprometido su pervivencia.

- Algunos desafíos para la EA, que se leen en Leff.

                                                                                                                         16 Op cit Leff, Z. E. (1998). p.268 17 Op cit, Leff, Z. E. (1998). p 265.

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Del autor del libro Saber Ambiental…, se puede reivindicar la idea de que la educación ambiental tiene como desafío el desarrollo de un proceso de aprendizaje que fomente el en el aprendiz capacidades para que “forje su saber personal en relación con su medio a través de un pensamiento crítico.”18 Cabe precisar que ese saber personal en la propuesta de Leff, aun cuando implica una “apropiación subjetiva de saberes”19, es un ejercicio cognitivo individual, y a la vez social, por lo tanto no está disociado de la “reconstrucción colectiva” que el mismo autor sugiere estimular. En la perspectiva educativa del sociólogo, el pensamiento crítico parece que es clave para producir “significaciones” acerca del mundo -del conocimiento de éste y por supuesto del entorno mediato de los actores sociales-. Esto particularmente cuando se busca el “cambio de paradigma social”20 que propone. Pero antes de seguir, es necesario decir que la propuesta de Leff no se entiende si no se especifica que ésta surge de sus reflexiones sobre la crisis ambiental, la cual considera “una crisis civilizatoria [que] es ante todo, una crisis del conocimiento”21. En ese sentido, crítica al “proyecto epistemológico positivista unificador del conocimiento y homogeneizador del mundo”22, -que cultiva la ciencia en y desde el hemisferio occidental del planeta- y al proyecto de modernidad que encierra. El cuestionamiento de “los paradigmas del conocimiento y los modelos societarios de la modernidad”23; así como la construcción de “…otra racionalidad social, orientada por nuevos valores y saberes; por modos de producción sustentados en bases ecológicas y significaciones culturales…”24, que propone Leff, también revelan grandes desafíos para la educación ambiental desde los distintos escenarios donde ésta se construye -de manera fundamental en aquellos de carácter académico-. A los anteriores retos, se suma la lucha de trabajar de manera necesaria por hacer cambios del mismo sistema educativo, -desde su interior-. Pues quien fuera coordinador de la Red de Formación Ambiental para América Latina y el Caribe, arguye que dicho sistema se ha movido en función de las imposiciones del mercado -en un contexto geográfico que no se limita a la región, porque se puede entender en el entorno global-.

                                                                                                                         18 Ibid 19    Ibid 20 Ibid 21    Su argumento se esgrime reiteradamente en los escritos de su producción intelectual, pero un ejemplo de ello aparece en las siguientes palabras: “La degradación ambiental es resultado de las formas de conocimiento a través de las cuáles la humanidad ha construido el mundo y lo ha destruido por su pretensión de universalidad, generalidad y totalidad; por su objetivación y cosificación del mundo.” La construcción del conocimiento con tales características, Leff la atañe a la ciencia, la cual desarrollo el humano para aprehender, para entender el mundo. Véase más en Leff, E. (2006). Complejidad, racionalidad Ambiental y Diálogo de saberes. Ponencia presentada en el 1er Congreso Internacional Interdisciplinar de Participación, animación e intervención socioeducativa. (Barcelona, noviembre de 2005). 22 Op cit, Leff, Z. E. (1998). p.257 23 Ibid. 24 Op cit, Leff, Z. E. (1998). p.258

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Leff exhibe así la vulnerabilidad de la educación, sobre todo cuando observa la fuerte injerencia de la visión economicista sobre el mundo -propia de la cultura occidental-, la cual traspasa muchos de los escenarios sociales, entre ellos el educativo. Esto con el hecho de identificar que son las políticas económicas las que orientan los apoyos hacia la producción de conocimientos y la formación profesional, de modo que los recursos que se les otorgan a las instituciones educativas están en función del valor que tiene la “producción” del conocimiento en el mercado25. En el caso particular de la educación enfocada a lo ambiental, Leff hace notar que lo anterior sucede cuando “el utilitarismo, el pragmatismo y el eficientismo que rigen la racionalidad del orden económico mundial, están trastocando los principios de la educación ambiental…”26 Estos principios que se definieran en la Conferencia Intergubernamental de Tbilisi sobre Educación Ambiental (Georgia,1977), para conferirle desde entonces a la EA un papel fundamental en el proceso de construcción,27 entre otras cosas también de “una nueva ética”, de “una nueva concepción del mundo como sistema complejo” y de “una reconstitución del conocimiento”, Leff asegura, que en la actualidad esos principios “se han trivializado”28, y con ello, se ha limitado la intervención de la educación ambiental a “acciones de concientización ciudadana y a la inserción de “componentes” de capacitación dentro de proyectos de gestión ambiental guiados por criterios de rentabilidad económica”29. De modo que la crítica de Leff a la racionalidad economicista y el modelo homogeneizador que subyace al orden moderno social, político, cultural, educativo y ambiental en general, pone en evidencia que hay siempre un gran trecho por recorrer en la dedicación de las sociedades para lograr el cambio de paradigma (social, económico, educativo, etc.). Y hay que resaltar que aun cuando se está a casi una década de la producción impresa más fuerte que haya tenido el autor, es innegable, que sus observaciones están vigentes en el contexto mexicano y mundial; y que hay un espacio por llenar que se convierte en un desafío para la educación ambiental -en particular, desde el ámbito académico de las instituciones de la llamada educación superior-. En resumen se puede decir que Leff plantea como desafío, rumbo a una racionalidad ambiental a la que apuesta, el de desarrollar epistemología, metodología y pedagogía -todas ellas necesarias para dar sustento a la EA en programas de estudio, con perfiles diversos de acuerdo a las condiciones de contextos particulares-. Así como el de diseñar políticas educativas y ambientales.                                                                                                                          25 Véase el capítulo Conocimiento y Educación Ambiental. En Op cit Leff, E. (1998). p.245-256 26 Op cit, Leff, Z. E. (1998). p.245 27 La UNESCO en 1980 publica sobre la educación y formación ambientales, que estas fueron concebidas en la Conferencia de Tbilisi, como un proceso de construcción, tanto de un saber interdisciplinario como de nuevos métodos, estos últimos los refiere con la cualidad de “holísticos”, con la idea de que sirvan para “analizar los complejos procesos socioambientales que emergen del cambio global”. Paráfrasis de Leff. Véase Op cit, Leff, Z E. (1998). p. 246 28 Ibid. 29 Ibid.

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Las instituciones encargadas de la generación de conocimiento como las universidades, desde programas educativos focalizados en el aspecto ambiental, pueden -y deben- asumir como una tarea impostergable, el reto anterior para “reconstituir el conocimiento” que propone Leff, y trabajar en la “significación” y en la “reconfiguración” que los distintos actores le pueden dar a su concepción del mundo y de la naturaleza -entre otras cosas como sistemas complejos, de acuerdo a la propuesta de este teórico-. Por último, cobra particular relevancia en el presente proyecto que se dirige a una comunidad desde la educación no formal, no pasar por alto que en las ideas de Leff se detecta también la existencia de una educación comunitaria. Esta idea surge de interpretar en el autor de la obra Ecología y Capital, su percepción de que “…son incipientes los esfuerzos por generar un proceso de capacitación, que permita a las autoridades locales y a las comunidades ejercer las facultades y derechos que en muchos países la ley les otorga para […] poner en práctica un proceso participativo de autogestión y cogestión en el manejo productivo de los recursos naturales”.30 Esa educación comunitaria la señala Leff como el escenario no escolar, donde debe tener lugar la “inseminación de una racionalidad ambiental” que lleve consigo una capacitación técnica, que no se aborda aquí, pero que implica también “la formación de una conciencia crítica sobre las formas de inserción de las comunidades en la globalización, afirmando sus derechos culturales y definiendo nuevas formas de aprovechamiento sustentable de sus recursos”31.

- Otras ideas importantes de la epistemología de Leff. Si bien podría hacerse una larga lista de categorías que pueden ser trascendentes en el desarrollo de la teoría que da sustento a la EA y en la práctica de la misma, las ideas que se recuperan de la producción intelectual del Leff, resultan importantes de considerar en la tarea de profesionales que se forman en la educación ambiental, pero de manera particular para fundamentar el presente proyecto. Motivo por el cual antes de concluir este apartado, se recobran las últimas ideas del autor que resultan pertinentes en la construcción de la educación ambiental dentro de muchos escenarios. Se trata en principio de su idea de encumbrar la “diversidad cultural” como parte del proceso de construcción del conocimiento y del aprendizaje mismo en el que es importante tener en cuenta que existen “racionalidades diferenciadas”. Esto se explica…. Otro elemento presente en la producción teórica de Leff, que también es pertinente instar, es el de la relación entre educación ambiental y complejidad, señala de éste el aspecto aún pendiente del desarrollo de contenidos sobre la complejidad, la cual casi prescribe, cuando dice:

                                                                                                                         30 Op cit, Leff, Z. E. (1998). p.261 31 Op cit, Leff, Z. E. (1998). p. 269

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Los principios y valores ambientales que promueve una pedagogía del ambiente, deben enriquecerse con una pedagogía de la complejidad, que induzca en los educandos una visión de multicausalidad y las interrelaciones de los diferentes procesos que integran su mundo de vida en las diferentes etapas de desarrollo psicogenético; que genere un pensamiento crítico y creativo basado en nuevas capacidades cognitivas.32

Como punto final, no hay que olvidar que en ese proceso de construcción y apropiación de conocimientos que puede producir la educación ambiental, Leff asegura que “se generan sentidos divergentes”, él menciona que estos son en torno a la sustentabilidad.33Pero cabe decir que no únicamente, también y de manera fundamental, se producen variedad de sentidos alrededor del ambiente y de la propia educación, lo que ayuda a definir de una u otra manera la forma de pensar y de llevar a la práctica al campo de conocimiento en cuestión. De ahí la diversidad de discursos que pueden surgir alrededor de la EA, independientemente de las convergencias o divergencias del sentido que ésta tiene para distintos actores sociales según sus contextos -tema que más adelante se aborda-. Recuperando a González Gaudiano con su punto de vista desde la pedagogía. Es importante tener en cuenta que el trabajo intelectual de varias personas ha contribuido a la construcción de la educación ambiental desde la reflexiones acerca de los impactos ambientales que han generado cierto pensamiento y acciones humanas, así como Enrique Leff quien se ha dedicado en términos generales a la construcción de una teoría en torno al ambiente, lo han hecho también otros científicos sociales y humanistas, por ejemplo, Edgar González Gaudiano desde la producción de la teoría educativa. Las ideas de González, permiten ubicar la aparición de la educación ambiental en la década de los setentas en el contexto latinoamericano, y apreciar que ella se ha desarrollado en la región como en otras partes del mundo, bajo ciertas condiciones sociales, políticas, económicas y culturales -generadas en buena medida por criterios, modelos y políticas de la cultura occidental moderna-, que constituyeron elementos propicios para fortalecer distintas expresiones de este campo de conocimiento y acción. Ejemplo de ello la visión de Paulo Freire sobre la necesidad de una relación dialógica en la educación y el destierro de la “educación bancaria". Este aporte al discurso de la EA, desde el pensamiento latino, se enriquecía también con el de otras latitudes -v.g. el concepto de "intelectual orgánico" de Gramsci; los enfoques humanistas de Carl Rogers, Erick Fromm y Edgar Fauré; el funcionalismo vs la racionalidad instrumental de la Tecnología Educativa, entre otros referentes que ofrece González-. 34                                                                                                                          32 Op cit Leff, Z. E. (1998). p. 276 33 Op cit Leff, Z. E. (1998). p.265 34 González, G.E. (2001). Otra lectura a la historia de la educación ambiental en América Latina y el Caribe. En: Desenvolvimento e Meio Ambiente, n. 3, p.p. 141-158. Editora da UFPR.

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De este teórico de la EA, es importante también señalar su opinión de que los países de Latinoamérica pudieron haber tenido en común el influjo de dichas corrientes intelectuales, pero que el discurso en cada nación no necesariamente fue el mismo, si se considera que nada es igual en ellas -ni en sus subregiones-, esto aun cuando los países de la región comparten raíces históricas y culturales. Esto conjuga un panorama de heterogeneidad en las condiciones en que se desarrollara la educación en la región, y la EA en particular; con todo y la contundente influencia, cuasi generalizada, que el mismo autor señala de “las improntas decenales” -tratándose de serios inconvenientes político-militares en los años setenta; el rezago económico en los ochenta; la globalización y variadas crisis que caracterizan tanto a los noventa como al periodo que corre del siglo XXI-35. De modo que hoy, se delinean varias vertientes de la educación ambiental, de ahí que dicho pedagogo refiera el “polifonía” existente en la EA. La visión crítica, compleja y contra-hegemónica de intelectuales y constructores del pensamiento ambiental sobre Latinoamérica. Leff y González entre otros intelectuales de Latinoamérica se han movido en instancias oficiales internacionales, regionales y nacionales. Su trayectoria les ha permitido construir una visión sobre la educación ambiental desde diferentes posturas. Su potestad sobre este campo de estudio es diferente entre ellos. No obstante, sus redes de trabajo confluyen regularmente, aun cuando sus perspectivas sean a veces comunes y también disímiles. La visión de complejidad del ambiente, de los problemas en él, de la vida social y del pensamiento humano, regularmente es asumida desde una postura crítica. Desde esa visión se considera también que los problemas ambientales son diferentes en cada contexto; y desde ahí se enfatiza además que la aparición de ellos, en el caso del territorio latinoamericano, fue detonada por la relación colonial que hace cinco siglos fincó Europa en América, gracias a la cosmovisión que impusieron los colonizadores en las diversas culturas de la región -entre otras en el mundo- la cual contribuyó a crear una escisión del ser humano respecto a la naturaleza; asimismo, a la serie de prácticas “modernas” para “aprovechar” los productos de la naturaleza que devienen de una forma utilitaria de concebir la vida - e comprometiendo su pervivencia Esa relación colonial, que varios intelectuales contemporáneos como Dussel (1994), Leff (1998), Goncalves (2009) han señalado que está edificada en una visión y actuación dominante del humano sobre la naturaleza -actitud producto del modelo de conocimiento cartesiano como advertía Heisenberg ya desde 195536-; al igual que en el “evolucionismo sociológico” de mediados del siglo XIX que justifica la colonización, constituye muchos de

                                                                                                                         35 Ibid. 36 Véase Werner Heisenberg, (1985). La imagen de la naturaleza en la física actual. [Título original: Das Naturbild der heutigen Physik (1955)]. España: Ediciones Orbis, S. A.

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los problemas ambientales de América y en particular del territorio latino, los cuales transitan entre la explotación intensiva de los productos de la naturaleza, la expoliación de los mismos y el abatimiento de culturas -relacionados todos entre sí-. Esta perspectiva de cómo el conocimiento humano ha impactado a la naturaleza y a las culturas minoritarias, se ha desarrollado desde algunas áreas del conocimiento de la ciencia las cuales constituyen en su conjunto -e interacción- a la educación ambiental latinoamericana, tales como: la economía ecológica (Martínez-Alier), la geografía humana (Porto Goncalves), la sociología y economía ambiental (Leff), la etnobiología (Toledo Manzur), la ecología social (Gudynas). Asimismo desde las humanidades con la filosofía y pedagogía (Ángel Maya, Reigota) e incluso desde la literatura (Galeano). Desde aquí se avizoran los efectos del modelo económico capitalista infiltrado en la región pero además en gran parte de la población del globo, gracias a la expansión de la visión de la cultura occidental. Este discurso, que puede entenderse como contra-hegemónico, le otorga un sello particular a una parte de la educación ambiental que se construye en la región latina de América.

V. El punto de vista propio la educación ambiental. Vale la pena aclarar, que existe riesgo en el definir a la educación ambiental, dado que se le puede encasillar, limitar su campo de acción, deformar su sentido, configurársele con un criterio tendencioso, en fin. Sin embargo, hay que atreverse a expresar cómo se concibe, en medio de la diversidad de conceptos y posturas existentes alrededor de ella, esto, en aras de poner en común un motivo para el diálogo interdisciplinar y de saberes -impulsados por ella-.37

La noción propia de la educación ambiental que aquí se enuncia, está influida por la vivencia académica, pero también, por la del trabajo comunitario. Y además de lo dicho en el apartado anterior, cabe plantear que, ya sea que la educación ambiental se recree dentro o fuera del entorno académico, ésta, se ha construido y lo seguirá haciendo, gracias a la correlación de múltiples epistemes38, formuladas, tanto en ámbitos escolares como comunitarios. Esas contribuciones epistémicas, han buscado permear planes de estudio, programas y proyectos institucionales o de la sociedad organizada, transitando entre el activismo, la concientización y el cambio de paradigmas; igualmente, entre formatos educativos                                                                                                                          37 Desde la educación ambiental se valora e impulsa la producción del saber humano en general, es decir, tanto el que se identifica como conocimiento científico, como los saberes tradicionales. Esto es, pienso, porque ambos constituyen el baluarte con el que cuentan los grupos humanos para desarrollar una cultura propia, que se configura, a partir del conjunto de condiciones y facultades humanas que permiten percibir y aprehender las cosas del mundo, así como organizarlas. 38 Con epistemes, me refiero al saber humano en lo general, el cual abarca tanto saberes tradicionales como el conocimiento emanado del ámbito científico -distinción que hace la ciencia-.

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tradicionales o alternativos; y entre sistemas de educación no formal e informal, o educación formal que atraviesa grados de enseñanza de preescolar a posgrado. Pero al final, convergiendo en el escenario poli-discursivo y polisémico que conforma a la educación ambiental.

Breve panorama de una educación ambiental polisémica y poli-discursiva.

Más de cuarenta años de existencia de la educación ambiental en el mundo,39 han permitido, entre otras cosas, que más gente tome conciencia y adquiera una postura frente a los problemas del ambiente; pero la experiencia acumulada no ha sido suficiente para reducir la brecha entre la teoría que sustenta a una educación ambiental, y las realidades en crisis que se pueden percibir en cada región del planeta. Lo cierto es que en la búsqueda por disminuir esa distancia se ha producido una diversidad discursiva en la EA; y con ello aparece una polisemia conceptual que en cierta perspectiva sólo resulta funcional, en la medida en que da origen a rutas alternas para estudiar y atender la problemática ambiental desde distintos contextos. La diversidad discursiva -y conceptual- de la educación ambiental puede ubicarse en el escenario mundial, en el potencial europeo como en el latino, en la formación de educadores ambientales como en la producción de programas y proyectos que incorporan la EA en la currícula de los diferentes ciclos educativos; e incluso, en la creación y desarrollo de esquemas de trabajo en materia ambiental dentro y fuera del ámbito educativo formal. De modo que la educación ambiental se ha conformado a partir de diversas contribuciones epistémicas -y puede decirse que también prácticas- que se han dado en la geografía occidental, y en Latinoamérica de manera peculiar.

Alrededor del binomio educación-ambiente existe una multiplicidad de connotaciones derivadas de contextos, interpretaciones, intereses, objetivos, etc. que siempre resultará enriquecedor conocerlas y reflexionar entre otras cosas acerca de su alcance y límite para acercarse a las realidades que se pretende. Considerar la pluralidad de ellas, es el primer ejercicio que puede ser de utilidad en la formación ambiental, particularmente, de quienes se especializan en ella.

Una parte de las concepciones de la educación, que en opinión propia, definen significativamente la ideología y la práctica que se disemina a través de este campo de conocimiento y acción, se da desde organismos internacionales mundiales y regionales que trabajan bajo fines diversos pero que convergen en el objetivo de desarrollar los aspectos educativo y ambiental inclusive el económico, v.g.: en el tema educativo: la

                                                                                                                         39 La alusión que se hace a este periodo obedece, a que además de la existencia, a finales de los 60´s, de un movimiento social que señalaba la crisis ambiental en estrecha relación con el formato occidental de apropiación de la naturaleza, a través del modelo económico capitalista. Frente al estado latente de la problemática ambiental, la Organización de las Naciones Unidas contrajo una postura, y definió acciones universales para atenuar los impactos que eran identificados. Muestra de ello, son los pronunciamientos desde las diferentes Conferencias y Cumbres decenales de la ONU, desde 1972 en Estocolmo- Suecia, hasta el año 2012 en Río- Brasil. Sin descartar, otros eventos mundiales que adoptan el contenido del discurso oficial, aunque quizá, no siempre conjunte los sentires de cada nación en relación a los problemas del ambiente que enfrenta el planeta.

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Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Tecnología (UNESCO, por sus siglas en inglés) y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura. En el tema ambiental: el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA); y con enfoque económico: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, o “club de los países ricos”40), así como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), entre otros.

De estas instituciones supranacionales, que construyen acuerdos de actuación entre los representantes de las naciones, emanan discursos que inclusive pueden identificarse en el orden de lo prescriptivo. Se trata por lo general de objetivos, metas, estrategias y hasta indicadores, que en el plano de la educación y del ambiente, sirven como principios rectores a políticas nacionales para afrontar los problemas ambientales y del orden social -comúnmente enfocados desde una perspectiva económica-. Estas orientaciones, de acuerdo a las instituciones, deben atender a las condiciones geográficas, demográficas, económicas, culturales, etcétera, de cada país; empero, lo cierto es que responden a la visión de un mundo homogeneizado por acciones político-económicas y culturales, como parte de un modelo de orden global. Esta clase de proclama, adquiere identidad como discurso oficial.

Y como oficial, este discurso, da cobijo a autoridades y organizaciones tanto educativas como ambientales, que de manera habitual no cuestionan los discursos y quehaceres de esas instituciones supranacionales. Un ejemplo es que se acepta que detrás del pregón de mejorar las condiciones de la población mundial están instituciones internacionales buscan optimizar todos los medios para dar continuidad al sistema político-económico que opera de manera dominante en cada continente del globo y en cada rincón en él – de lo cual se benefician unas cuantas naciones y pocas personas en ellas-. Esta escasa deliberación que se muestra, tampoco permite dilucidar los argumentos que pudo haber tenido o no el PNUMA cuando soterró la educación ambiental en pro del desarrollo sustentable, -programa que debiera ser el promotor insoslayable de la EA a través del Programa Internacional Educación Ambiental, con corta vida como lo expone González41. El proceso de desmantelamiento de la EA implicó dejar atrás el objetivo de promoverla de manera transversal en los contenidos educativos de las naciones, a enunciar una educación para el desarrollo sustentable -pasando antes por la denominación de sostenible-, educación que ha trascendido como la panacea en la afronta de la crisis del

                                                                                                                         40 Término referido en http://es.wikipedia.org/wiki/OrganizaciónparalaCooperaciónyelDesarrolloEconómico. Consultado en agosto del 2013.  41 González, G. Edgar. (s/f) La emergencia de la educación ambiental en: anuario.upn.mx/….php/anuarios-y-total-de-ensayos. Consultado en septiembre de 2014. El mismo autor ilustra este cambio otro texto, lo hace con relación al territorio latinoamericano, donde la UNESCO comenzó a desplazar el término educación ambiental por el de educación para el desarrollo sustentable, a partir del proyecto “Ambiente, Población y Desarrollo” (EPD, por sus siglas en inglés). Esto fue más claro en los objetivos del Taller Regional sobre Educación e Información en Medio Ambiente, Población y Desarrollo Humano Sustentable, convocado por la UNESCO y el Fondo de las Naciones Unidas para Actividades en Población (FNUAP), que se celebró en noviembre de 1994 en la sede de la Oficina Regional de la Unesco en Santiago, Chile. Véase González, G.E. Op cit. (2001).

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ambiente -que por cierto no ha cambiado, los problemas bio-sociales se han agravado, y los mecanismos de la educación para advertirlos y transformarlos no han coadyuvado mucho en atenuarlos, ya no digamos en resolverlos-.

En este horizonte, la legitimidad de la educación ambiental, sea que se proyecte desde la sostenibilidad o la sustentabilidad, tampoco es cuestionada por muchas autoridades e instituciones educativas y ambientales -particularmente de México-, en el aspecto de que esté a favor de un nuevo modelo de desarrollo -que es básicamente económico-42, cuyo discurso establece políticas supranacionales, tanto ambientales como educativas, que se espera aterricen en cada país, pero, que no renuncian a su propósito homogeneizador,43 cobijado por un principio integrador como el “desarrollo”. En esta encomienda, el PNUMA ha trabajado buscando posicionar el modelo de “desarrollo sustentable” como ideal, esto, mediante orientaciones educativas que no dejan de ser “prescripciones estandarizadas y universalmente válidas, independientemente de realidades y sujetos pedagógicos plurales específicos y con características e identidades distintivas…”44.

En este discurso, se han movido algunos intelectuales de la educación ambiental en México, incluso entre ellos autoridades académicas en el tema como los mismos Leff y González, quienes han transitado entre éste y otra clase de sustentos teóricos para la EA, sólo que González contadas veces ha enunciado crítica alguna a este discurso, seguramente porque su formación en la UNESCO lo pone del lado de una postura más europea (Novo, Caride45). De ese lado del discurso, el oficial, se deja entrever una

                                                                                                                         42 El desarrollo sostenible y hoy en día sustentable, se convierte en el proyecto en boga que desde la perspectiva oficial (ONU, UNESCO, PNUMA y Gobiernos en sus diferentes niveles, instituciones educativas, etc.) pretende ser la panacea para elevar el nivel de vida de las comunidades humanas en todas las naciones del planeta, no obstante, entre sus contrariedades se ubica la intención de proteger al ambiente, pero como modelo de desarrollo, no logra hacer ninguna ruptura con la visión economicista de la naturaleza, donde el desarrollo es entendido en términos de crecimiento económico basado en el uso de los “recursos” de la misma. Este modelo emana del propio sistema capitalista, y sus pretensiones de “sustentabilidad” en el desarrollo, se desdibujan con la reproducción tanto de mecanismos de explotación ilimitada de los productos de la naturaleza, como de modelos de producción que contaminan, que distribuyen inequitativamente no sólo el ingreso que genera el propio sistema, sino los bienes naturales que debieran ser comunes, entre otras condiciones que ponen en crisis al ambiente. Esta situación, lleva en sí misma, desde desequilibrios ecológicos hasta diferencias sociales, pasando por la crisis de un conocimiento científico fraccionado; todas ellas, manifestaciones de una racionalidad economicista, insustentable, propia de la modernidad, como lo enuncia en diferentes textos Enrique Leff. Quien expresa esto como factor de la crisis ambiental, y que en sus términos, es necesario desconstuir. 43 En elementos como los siguientes creo que está el propósito homogeneizador del discurso oficial. En principio, en el hecho de que organismos supranacionales como PNUMA, UNESCO conciban de manera global los problemas ambientales, como un padecimiento supuesto de todo el planeta, así también, en su cometido de fincar una responsabilidad humana generalizada. Adicionalmente, en el hecho de que las políticas que originan estos organismos, pretenden intervenir sin diferenciar las condiciones propias de cada nación (que pueden ser diversas); condiciones que constituyen en cada cultura un problema ambiental diferenciado, y frente al cual, el grado de responsabilidad que tiene la población de cada nación también es diferenciado - e incluso lo es, el conjunto de los recursos y estrategias que tiene a su alcance cada nación para afrontar sus situaciones críticas de carácter ambiental-. La homogeneización también reside en que cuando se llega a dimensionar que el origen de los problemas ambientales está en el modelo de desarrollo capitalista, predominante, no se concibe que también está aquellos de índole educativa u otra, con los cuales está entramado. De hecho los mecanismos que se crean para afrontar la problemática ambiental, se elaboran desde políticas públicas estandarizadas que difícilmente contribuyen a la transformación de las realidades ambientales particulares. 44 González, G. Edgar. (s/f), p.5  

45 María Novo es actualmente catedrática de Educación Ambiental y Desarrollo Sostenible de la UNESCO y productora de una amplia bibliografía con relación a la construcción histórica de la EA. Por su parte, José A. Caride es catedrático de la Universidad de Santiago de Compostela, y ha desarrollado la pedagogía social como camino al cambio social en torno a la sustentabilidad, es ahí

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redención al mismo por sus aportes a la educación ambiental, esto con la reiterada alusión que hacen especialistas como ellos a los encuentros de naciones convocados por el PNUMA y la UNESCO, los cuales consideran que constituyen las directrices no sólo de la práctica de la EA, sino de la teoría de esta también, encuentran básicamente fundacionales de la EA a las declaraciones internacionales emanadas de eventos como: el Seminario de Belgrado de 1975; la Conferencia Intergubernamental de Educación Ambiental de 1977 en Tbilisi; además, aquellas enunciaciones que perfilan la educación enfocada al desarrollo sostenible y a la sustentabilidad, como es el caso de los documentos surgidos en las Cumbres de la Tierra a partir de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo -Río de Janeiro, 1992-; y hasta de la proclama de la Década de la Educación para el Desarrollo Sostenible (2005-2014), decretada en 2002 por la Asamblea General de la ONU.

Lo cierto es que el discurso ambiental forjado a partir de estos eventos, imprime un sello a las políticas y prácticas educativas y ambientales de las naciones, al parecer en todos los continentes, los cuales se encontrarán discursivamente unidos y a la vez escindidos por una realidad que no es universal, bueno, pero pretende serlo a través de lo que dice Leff que se traza con estos documentos: “los ejes de una nueva geopolítica del desarrollo sostenible”46

Esta línea discursiva que es importante tenerla de referente, pero dándole sólo un peso contextual relativo al estudiar los elementos constitutivos de la EA. Comparte escenario discursivo en la actualidad, con las contribuciones de Ángel, Carvalho, Eschenhagen, Gudynas, Leff, Reyes e incluso Sauvé. Quienes desde otra forma, otros espacios y tipo de condiciones, aunque todos desde latitudes americanas, y la mayoría latina, se mueven en un marco crítico ante la perspectiva anterior y ponen un énfasis fundamental en la simplificación que se ha hecho de los problemas ambientales, ante lo cual proponen un abordaje complejo de los mismos.

Al anterior criterio, se vinculan teóricamente aquellas perspectivas que señalan la incongruencia de la racionalidad del conocimiento científico, en el sentido en que éste otorga las bases para el desarrollo económico y tecnológico mediante el cual es posible explotar de manera irracional a los productos de la naturaleza. Desde el contexto asimismo académico, también se analizan los efectos nocivos de las manifestaciones humanas en el ambiente, más allá de sólo apuntalar su impacto en el deterioro de ecosistemas, como lo hicieran activistas ambientales al exterior de dicho contexto. Ahí, se encuentra de nuevo Leff, Gudynas, Ángel, quienes identifican la relación entre este problema con la política económica neoliberal, globalizante; con la inequidad en la distribución de los bienes. Algunos de los teóricos agregan a ello, las deficiencias

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   donde tiene lugar la educación ambiental. Ambos evidencian una particular perspectiva europea que no está disociada de la latina con relación a los problemas del mundo, pero no evidencian una postura frente a la heterogeneidad que constituye la situación social de la geografía planetaria. 46 Op cit. Leff, Z. Enrique. (2009).

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estructurales y conceptuales de los sistemas educativos y de la totalidad del conocimiento científico, como lo hace el mismo Leff además de Carvalho, Sauvé y Eschenhagen.

Un pequeño ejemplo de dos visiones académicas sobre la EA. La condición polisémica y poli-discursiva que representa a la educación ambiental en el mundo, como se ve, se hace latente en Latinoamérica. Esta circunstancia que además tiene lugar por la existencia de discursos emanados de diversas entidades gubernamentales, empresariales, de acuerdo a los contextos en los que éstas se mueven, puede evidenciarse en el ámbito académico. Desde este último, dicho sea de paso, también pueden distinguirse discursos distintos que hasta cierto punto devienen de posturas comunes, las cuales, se manifiestan por ejemplo en los posgrados sobre educación ambiental (v.g. la currícula de la Universidad Pedagógica Nacional -UPN- vs la Universidad Autónoma de la Ciudad de México -UACM-). Una muestra de ello, es que mientras en UPN prevalece la observación sobre el peligro en que se encuentra el planeta con relación al agotamiento de los “recursos naturales”, y, se conduce el discurso y la práctica de la educación ambiental como una dimensión educativa que ayude a generar conciencia alrededor de ello. La postura desde la UACM, es la de no perder de vista el colapso de la naturaleza ni omitir la creación de estrategias para afrontar la problemática ambiental, pero, ante todo fomentar una visión crítica desde los argumentos de la perspectiva latina -en mucho pero no únicamente-, fundamentalmente contra-hegemónica hacia el pensamiento y la cultura occidentales, con miras a generar análisis -y propuestas- integrales. Este matiz crítico, pretende una concepción de “la problemática ambiental” más allá de una condición que homogeneice al globo y que simplifique su origen -como lo asume el discurso oficial, quizá adoptado predominantemente por la UPN-; busca entender y actuar bajo la idea de que existe una conjunción de factores (social, cultural, políticos, económico y educativo) que constituyen diversas realidades, lo cual requiere, consolidar un pensamiento y alternativas de solución a partir de la perspectiva de la complejidad, además de un compromiso social –que no acote la intervención de la EA al ámbito escolar-.

La Educación Ambiental, un campo de conocimiento dinámico.

Otra parte de cómo se conceptúa personalmente a la EA, es su aspecto dinámico, porque transita por constantes asimilaciones, incorporaciones y descartes, creaciones y significaciones.

Los objetos de estudio y los propósitos de un campo de conocimiento como la educación ambiental, presentan cambios acordes a épocas y lugares en los que se recrean contextos culturales específicos. Estos contextos se definen entre otras cosas, por

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condiciones sociales (normativas, educativas, políticas, etc.) que permiten plantear temas de interés, principios, objetivos y métodos para alcanzarlos. Con lo anterior, se acentúan vertientes desde las cuales se aborda a la EA bajo expresiones muchas veces disímiles de lo que “puede” o “debe” “ser” y “hacer” este campo de conocimiento y acción. Ejemplo de ello, es que, seguramente no será del todo análoga la idea sobre los fines de la EA y de lo que significa el ambiente y la educación, entre las personas que experimentaban ciertas condiciones y cambios culturales en las últimas décadas del siglo XX, y aquellas, que coexisten hoy, iniciado el siglo XXI. Tampoco, será igual la forma de conceptuar la EA, si quienes la construyen y promueven se ubican en espacio geográficos diferentes, por una parte, continentales y nacionales, incluso, según la latitud económicamente determinada (norte rico y sur pobre); por otra parte, dentro y fuera de los espacios institucionales, donde también puede ser diferente la forma de concebir y de poner en marcha a la EA.

Aun cuando exista el mismo interés en la gente que se mueve al interior de los distintos lugares geográficos y de espacios gubernamentales y civiles -comunitarios y privados-, acerca del mejoramiento de las condiciones ambientales y educativas de un entorno en particular y del planeta entero, la educación ambiental como campo de conocimiento y de acción, se ve matizada en cierta medida, por los contextos de las distintas comunidades humanas, pero también, por el beneficio que obtienen de ella unas cuantas o muchas personas, y, por los objetivos que se atribuyen a la EA. Todo ello influye, en las decisiones y acciones relacionadas con cómo se entiende a la EA, si como un tipo de educación o una dimensión de la misma, y, con cómo se lleva a la praxis. De ahí que la EA tenga lugar en muchos escenarios y bajo variadas acepciones y formas de materializarse, constituyendo así, lo que Eschenhagen llamaría el lugar de enunciación de la educación ambiental.47

Los aspectos anteriores, generan convicciones que se traducen en una multiplicidad de discursos sobre la EA. Éstos, transitan entre la defensa de una ideología verde, eco-acciones, sustentabilidad y otras racionalidades científicas sobre la mirada humana hacia el ambiente. Todos, buscan responder a problemas que se consideran de índole ambiental -en esencia, bio-sociales-, aunque su perspectiva sobre el ambiente y la educación, así como de lo que implica una problemática en ellos, pueda ser diferente. De este modo la diversidad conceptual, y por ende discursiva, bajo la cual se ha logrado constituir la educación ambiental, desde las últimas décadas de los años 60´s del siglo XX, “responde a distintas luchas en diferentes esferas tanto de lo educativo como de lo ambiental, y tanto en el terreno internacional como en el regional y nacional”, así lo insinúa González Gaudiano48.

                                                                                                                         47 Véase Eschenhagen, D. M. El Estado del arte de la educación ambiental y problemas a los que se está enfrentando en Memorias del II Encuentro Metropolitano de Educación Ambiental en Toluca, México; Noviembre del 2003 p.18. p.p. 48 González, G. E. (2003), Atisbando la construcción conceptual de la educación ambiental en México, en: Bertely B. M. (Coord). Educación, Derechos Sociales y Equidad. La investigación educativa en México 1992-20002. Tomo I: Educación y Diversidad Cultural y Educación y Medio Ambiente. México, Consejo Mexicano de Investigación Educativa. p.243-275. p.p 463.

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Así, la diversidad de discursos y prácticas en torno a la EA aunque para algunos educadores ambientales resultar ser un problema conceptual; para otros, es un caudal de posturas que hacen complementarios su sentido y su praxis -diría Sauvé-.49

En este panorama plural, también está de por medio la definición del origen de la EA. Y aún con la convergencia o no de ideas de los promotores de la educación ambiental, lo que es indubitable, es el hecho de que ésta como campo de práctica y de conocimiento, emerge en el seno de la cultura occidental, tanto en el ámbito de la sociedad civil como en el académico. Además, con una perspectiva científica que ve la necesidad de abordar a los problemas ambientales desde el conjunto de las disciplinas. Desde ambas partes, se pone en la misión de la educación ambiental el replanteamiento de la correlación humano-naturaleza, aunque el enfoque y el método se hagan divergentes de acuerdo al ámbito desde el cual se busque atenderlo, ya sea científico o no, académico o gubernamental, etc.

Una educación ambiental en construcción.

En la atmósfera de pluralidad que se expone, el sector académico contribuye a construir una educación ambiental que se mira inagotable. En el nivel profesional y de especialización, se encuentra, a veces, una labor multi, trans o inter-disciplinar de docentes y estudiantes, así como de egresados. Esta labor, se torna amplísima ante la necesidad de construir objetos de estudio, de elegir elementos teóricos para comprender e intervenir una realidad específica que se pretende entender y transformar; así como, de generar más teoría (esto también a partir de la sistematización de estudios de caso).

- La teoría de la educación ambiental y algunos temas en los que puede versar.

En esa construcción permanentemente en la que la educación ambiental se encuentra, a través de la producción teórico-práctica, el abordaje y la reflexión de aspectos como los que adelante se enuncian son la materia prima, teórica. Esto, a la par del empleo de insumos metodológicos que busquen cambios en las poblaciones objetivo y en las condiciones de su contexto, permite producir más material para la reflexión y para la práctica.

La educación ambiental, puede trabajar en el marco de la educación tanto formal como no formal, reflexionando y produciendo teorías alrededor de temas como:

§ El análisis de diferentes proposiciones tradicionales y teóricas acerca de la existencia y funcionamiento del universo, recuperando la perspectiva sistémica que relacione la funcionalidad dependiente de sus componentes (en el ámbito científico, diríase de la interacción de componentes físico-químicos con aquellos de índole biológica y social).

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    49 Sauvé, L. 1999. La Educación Ambiental entre la Modernidad y la Posmodernidad en Tópicos en Educación Ambiental 1 (2). p. 11. p.p. 25.

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§ El saber humano, reconociendo las formas en que se ha forjado en distintas culturas de la historia de la humanidad,50 y cómo, se ha llevado a la práctica en relación al contacto que el humano establece con la naturaleza, por un lado sacralizándola, por otro, forjando una mirada utilitaria de ella, todo ello en contextos específicos (v.g. la diversidad de culturas de Mesoamérica, incluso hoy en día).

§ La cosmovisión que han fraguado distintas culturas del planeta -desde las primeras sociedades líticas hasta las hípertecnologizadas de hoy-. Incluso, cómo, y a través de qué, ha sido posible preservar, y a la vez, trastocar sus visiones de mundo.

§ Las dinámicas históricas que en diferentes contextos los humanos han generado, en torno, a la apropiación tanto intensiva como moderada de los componentes de la naturaleza.

§ El diálogo plural -interdisciplinar y de saberes-, su pertinencia y viabilidad en diferentes contextos académicos y fuera de ellos, para la reflexión y la construcción colectiva de conocimiento.

- La teoría de la EA adoptando la complejidad y la interdisciplina.

La postura que diríase que clama por la complejidad, es regularmente propugnada en entornos académicos, donde se ejerce día a día el conocimiento y sólo unos cuantos intelectuales que fueron forjados por el pensamiento científico desde las distintas disciplinas del conocimiento, deliberan sobre la necesidad de desarrollar un pensamiento crítico. Éste está comúnmente relacionado con el cuestionamiento, entre otras cosas, de los contenidos y el método que emplea la ciencia para aprehender y comprender el funcionamiento del mundo, así como los problemas que de él se pueden percibir.

Esto resulta fundamental, cuando estas personas observan en la educación, la obsolescencia de la ideología y del método analítico de la ciencia -de herencia cartesiana-, y en consecuencia, señalan su ineficacia cuando se trata de un sistema de conocimiento cuyo proceder se basa en la disección del mundo -que es en sí una totalidad-, a través de la parcelación disciplinar con la que se pretende inteligir “la realidad”.

Desde esta postura se objeta la facultad de una “Ciencia” que en principio se observa dividida, cuya pretensión es conocer e interpretar un mundo en segmentos con ayuda de disciplinas que trabajan de manera aislada; y que en segundo lugar, sostiene que existe una sola realidad -porque diversas realidades significan un relativismo poco aceptado-.

                                                                                                                         50 Se trata de identificar, cómo a través del tiempo y los diferentes contextos, los intereses humanos por ampliar el espectro de lo que se desea “conocer”, generan cambios en la percepción del mundo. Este abordaje permitiría aclarar, por ejemplo, que la existencia de la noción de “conocimiento”, nace en un momento específico de la historia humana, en el ámbito de una cultura identificada como “occidental”.

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La reflexión crítica que se requiere para construir las bases del pensamiento ambiental y de la educación a cargo de él -la EA- encuentra aquí un pilar, máxime cuando se experimenta que el conocimiento científico se muestra insuficiente para atender los desafíos que impone habitar el universo del siglo XXI, bajo condiciones de profundas crisis de la naturaleza y de la humanidad que la habita.

Esas crisis que algunos pensadores contemporáneos relacionan con el conocimiento científico, no es aludiendo a un estadío de éste -el cual se ha enseñado como el único camino para inteligir el mundo-. Se trata de evidenciar las anteriores debilidades de un pensamiento y un método hegemónicos que lo han sostenido, de desaprobar -en algunos casos- el hecho de que se siga imponiendo con estas fallas y, por encima de otras cosmovisiones y mecanismos para resolver la subsistencia del ser humano, en pocas palabras, relegando otros saberes. También se trata de comprobar, cómo la reproducción de los preceptos científicos ha impactado la concepción del mundo y de la vida en él, particularmente en la relación humano-naturaleza -donde prevalece una visión del homo sapiens utilitarista acerca de ella y una actitud de dominio-.

Es posible que el método de la complejidad, que se propugna en medio del señalamiento de las fallas ideológicas y metodológicas del conocimiento científico, no sea la solución a los problemas que presenta el mundo, pero ayuda en buena medida, a una comprensión integral de los mismos, sin que sea únicamente la interpretación lineal y causal la que permita al humano “el conocer”. Por ello, puede decirse que recuperar las reflexiones alrededor de lo que ha constituido al conocimiento científico que hoy conocemos, es lo que contribuye a introducirse en las entrañas de lo que Leff señala como el núcleo de la crisis ambiental: “la crisis del conocimiento”.

Quizá tampoco solvente las fallas, abordar el mundo a través de un conocimiento interdisciplinar, pero la propuesta de académicos y de organismos supranacionales (PNUMA, UNESCO) está hecha, y no hay vuelta atrás, sino retos por delante para vivenciar una forma de conocimiento distinta, bueno relativamente distinta, si se piensa que los principios científicos en cada disciplina persisten, que lo que cambia, es la forma de pensar y de construir el conocimiento: en esencia pero no únicamente, en colectivo.

- Una educación ambiental que se construye en la búsqueda de erigir otras realidades.

Detrás de los paradigmas interpretativos y quizá prescriptivos que puede elaborar el educador ambiental, para la interacción teoría-realidades, permanece la cuestión de para qué puede emplearse la educación ambiental.

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En opinión personal, la educación ambiental puede ser medio y fin. Emplearse para transformar una realidad percibida como no deseada por los seres humanos, y a la vez, ser el objetivo de la transformación en una comunidad. Por lo que es además proceso.51

La búsqueda de la EA por transformar realidades, cobra sentido en el hecho básico de que la educación en lo general cubre los aspectos de ser medio y fin, así como también, proceso; esto por ejemplo, si se piensa que en el proyecto educativo de las Naciones Unidas, desarrollado por la UNESCO, la educación es pensada como “un elemento clave del desarrollo […] de la paz y estabilidad en cada país y entre las naciones”52. Y desde la postura de dicho organismo, la educación coadyuva entre otras cosas, a la “reducción de la pobreza y de las desigualdades”53 dentro de una misma sociedad y entre países. En este sentido, dicha organización de naciones, trabaja para que el tipo de educación que se desarrolle sea aquel que permita a los sujetos “aprender a ser” y “a hacer”, así como “a vivir con los demás”54.

La educación ambiental tanto en el contexto científico como fuera de él, puede ser el medio para lograr cambios en los paradigmas social, económico y educativo (Leff, Novo, Gudynas, Caride, Reyes, Reygota, etc.) y, fin, cuando se trata de la transformación de la propia educación. Pero también, dicha transformación implica proceso, esto es, construcción continua de conocimiento, retomando el ejemplo del quehacer formativo y especializado que concretamente tiene un posgrado -en este caso dedicado a la educación ambiental-, ahí se busca esa construcción mediante la retroalimentación por dos vías, a saber: una, la de la teoría,55 -posible, gracias a la lectura crítica y reflexiva que logren quienes se están formando en la EA, y de ser posible, también los sujetos con quienes se lleva a la práctica un tipo de EA que atienda a una realidad específica-. Dos, a la metodología, posible a partir de la práctica de estrategias educativas que resulten pertinentes en ciertos contextos, para coadyuvar, a que individuos y colectivos interioricen nuevas ideas, actitudes y aptitudes.

                                                                                                                         51 Esta idea de la EA como proceso, la retomo un tanto de Javier Reyes, quien sostiene que puede verse como: “proyecto y proceso más allá de asumirla como actividad y resultado”. Véase Reyes, Javier. (s/f).La espiral de la educación ambiental: De las resonancias de lo ajeno a la aspiración de un estatuto científico propio. p.p. 32 52 UNESCO, 2000. Marco de Acción de Dakar: Educación para Todos, cumplir nuestros compromisos comunes. Dakar –Senegal.p.8 Disponible en: http://www.unesco.org/new/es/education/themes/leading-the-international-agenda/education-for-all/efa-goals/. Consultada en julio de 2013. 53 Ibid. 54 Véase portal de la UNESCO. Disponible en: http://unesdoc.unesco.org/images/0012/001211/121147s.pdf. Consultada en julio de 2013. 55  Se trata de retroalimentar a la teoría, reflexionando sobre los temas, las estrategias, los métodos; y produciendo ideas para debatir los alcances y los límites interpretativos, conceptuales y categoriales en una investigación- intervención. En suma, ver la pertinencia de la relación teoría y práctica en el contexto del estudio de caso. Ello es parte de una inquietud y a la vez desafío que se desprende de la vivencia en el posgrado de Educación Ambiental en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Experiencia que generó una comprensión propia de la EA y la necesidad de contribuir a allanar el camino para el inagotable quehacer que tiene por delante la educación ambiental -en constante construcción igual que otros campos de conocimiento-, no sólo en su práctica, sino también en su producción teórica.  

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Otras acciones para transformar una realidad, tienen que ver, con el hecho de que la educación ambiental debe desarrollarse para ir más allá de la concientización para la separación y reutilización de residuos, al igual que para el ahorro del agua y otros insumos de la naturaleza. En ella debe primar la necesidad de hacer cambios en el pensamiento y en la actitud de las personas, frente a muchas de las ideas y patrones transmitidos por herencia de una cultura hegemónica, como la occidental (muestra de esas representaciones son: la infinitud de los elementos de la naturaleza, el determinismo de la condición biológica; y en el caso de los patrones culturales, puede hablarse del dominio cultural de algunos grupos sobre otros -colonizaciones-, de la configuración de estratificaciones raciales y de clases, así como del esquema de consumo de bienes y servicios impuesto por el modelo económico capitalista).

En síntesis, la educación ambiental se construye como campo de conocimiento y de acción en el ámbito científico, generando reflexiones, estrategias pedagógicas y de comunicación, retroalimentaciones teóricas, etc. Todo como parte de un proceso que implica, contribuir a que individuos y colectivos sean conscientes del tipo de relaciones que los humanos establecen entre sí y con la naturaleza56, así como de los problemas derivados de esas relaciones, y se preparen, para enfrentar de manera reflexiva y crítica, los conflictos que se tornan ambientales en la sociedad contemporánea. Problemas que en mucho, son resultado de un sistema mundial en dónde los subsistemas cultural, político y económico entre otros, se dinamizan bajo patrones dominantes de la cultura occidental, y ello ha dado lugar, a expresiones de crisis en el ambiente, que no se reducen a la contaminación, sino que, abarcan el agotamiento de los productos de la naturaleza; la escasez, el hiperconsumo; la migración forzada de seres vivos; la exclusión de oportunidades educativas y laborales; la pérdida permanente de culturas, entre una larga lista de situaciones que laceran las realidades cotidianas.

La práctica en la educación ambiental, una oportunidad para construir procesos de enseñanza-aprendizaje.

Un desafío para la educación ambiental, en el escenario del ciclo de formación de posgrado, retomando el ejemplo, es formar investigadores, pedagogos divulgadores y gestores, frente al tipo de complicaciones que conlleva la existencia humana y la relación humano-naturaleza. Para ello, proveer de las herramientas que ayuden a generar estrategias, contenidos y espacios, que permitan intersectar constantemente la teoría con la práctica. De ser posible, efectuar gran parte de ello, con un trabajo interdisciplinar.

                                                                                                                         56 Esta noción de la EA como vehículo para fomentar una conciencia en el sujeto, acerca de las relaciones que los humanos establecen entre sí y con la naturaleza, se expresaba ya en el escenario latinoamericano hacia 1976, en un encuentro de naciones sudamericanas en torno a la educación ambiental en relación con la educación en nivel secundaria. Véase Taller Subregional en Chosica, referido en: Op cit de González, G. E. (2001).

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Una formación académica que rete a los estudiantes a realizar algunas tareas como el desarrollo de pedagogías reflexivas y críticas -también auto-críticas-, para comprender entre otras cosas, la relación humano-naturaleza. Buscando con ello, que en su persona y en los sujetos con quienes lleva a la práctica la educación ambiental, se generen procesos de enseñanza-aprendizaje encaminados entre otras cosas a:

§ La conformación de una postura ante la importancia de la vida, y, el robustecimiento de actitudes de respeto y protección hacia las distintas formas de ella en los organismos vivos. Una postura que además, demande la valorización y defensa de la organización biológica y cultural que los seres desarrollan para su subsistencia.

§ La materialización de pequeños y grandes ajustes o transformaciones en las formas de relación entre humanos y entre ellos con la naturaleza, formas que no tengan como finalidad la hegemonía, sino la pluralidad.

§ El fortalecimiento de los saberes tradicionales57existentes, incluso, de sus estrategias de construcción colectiva, apelando a la valorización e importancia de ellas.

La responsabilidad que lleva a cuestas el estudiante, docente y egresado de un posgrado que profundiza en la educación ambiental, es la de contribuir al mejoramiento de su entorno mediato, e implica, tener una conciencia crítica sobre la situación ambiental, en el contexto mundial y local; lo cual le permita ocuparse de avanzar en el desarrollo de una praxis didáctica -tanto tradicional como crítica, lúdica y no-, que apunte a la transformación de ambientes; al tiempo que procura, generar rupturas -en lo individual y en lo colectivo-, hacia patrones de pensamiento y de acción que originan ciertas condiciones críticas en un ambiente en particular. Para ello, habrá que explorar rutas que permitan recuperar y/o construir metodologías de investigación e intervención, que pueden tener cualidades como las siguientes.

§ Investigaciones realizadas por colectivos interdisciplinares de trabajo, que problematicen al ambiente y la educación. Labor que más allá de reunir distintas ópticas disciplinares, acerca de cómo puede entenderse el objeto de estudio en común, busque construir colectivamente el objeto a estudiar y su problemática, así como elegir, e incluso generar, la teoría que dé cuenta de la complejidad del mismo.

§ Modelos de intervención que respondan a las realidades complejas, en la que se imbrican el ambiente y la educación con otros elementos. Y que además, se nutra de evaluaciones hechas de manera colectiva y autocrítica -esta última, será visualizando los alcances y límites de cada disciplina, y del conjunto de las mismas que pretenden ejercer la educación ambiental-.

                                                                                                                         57 Me refiero a aquellos saberes que en la sabiduría popular, han pasado de generación en generación y se conservan como un acervo que ayuda a la sobrevivencia cotidiana de grupos humanos. Los asumo como una construcción simbólica acerca del mundo, a partir de la percepción humana y asumo que configuran el pensamiento y las prácticas que en el cotidiano tienen los seres humanos.

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Finalmente cabe decir, que el objeto de estudio de la EA se construye constantemente. Esto en buena medida se puede lograr a partir de la observación, interpretación, sistematización, reflexión y todo lo demás que se proponga un estudio de carácter interdisciplinar alrededor de las interacciones que tienen lugar en contextos históricos específicos, entre el saber humano, la sociedad y la naturaleza. La complejidad que lleva implícita, requiere una perspectiva que puede decirse sistémica, para entender la realidad estudiada y para generar estrategias de intervención que mitiguen, solucionen en alguna medida, e incluso transformen dicha realidad, si ésta, es percibida como no deseada por una comunidad en particular.

VI. La educación ambiental acercándose a la comunidad.

El objetivo de la práctica de la EA en el marco de este proyecto, es recuperar algunos elementos teóricos que la perfilen como el campo de conocimiento y de praxis cuyo interés de intervención no se agote en las comunidades escolares; sino que, traspase su ejercicio hasta entornos comunitarios, como en el caso del proyecto cuya particularidad de la comunidad es un carácter vecinal.

Se pretende allanar el camino para una práctica de la educación ambiental en el cual se asuma el papel activo de las comunidades en el reconocimiento de sus realidades y en la transformación de las mismas, y en ello ayudan los siguientes enfoques:

A) Educación social, “en tanto que práctica emancipadora [y] opción de reflexión crítica y concientización”58, en un contexto social y cultural en que la idea de la educación requiere direccionarse conforme a las exigencias del cuerpo social, y por supuesto su praxis también, máxime cuando las condiciones de marginación y opresión han detonado diferentes propuestas educativas desde la década de los setentas, como muestra la formación desescolarizada de Ilich, como aquella basada en el diálogo que ejerce Freire.

B) Educación para adultos, que parte de la idea de que la educación no se limita a un periodo de la existencia, sino que atraviesa toda la vida humana, por lo tanto, asume el papel de “ofrecer oportunidades a los ciudadanos a lo largo de la vida”.

C) Educación popular, de la cual es útil su perspectiva de trabajar para la “participación de los sectores populares en los distintos niveles de decisión social”, cuyo ejercicio político les permita “avanzar colectivamente en la lectura sociopolítica de la realidad y relacionar cuestiones parciales de intereses sociales con dimensiones más amplias propias de la

                                                                                                                         58 García Minguez, Jesús (2000). El Método interactivo de la Educación Social. El qué y el por qué de la Educación Social. Documento de trabajo del Seminario de ES y Desarrollo Comunitario. Septiembre del 2000. Universidad de Colima-Facultad de Ciencias de la Educación. Colima, México. p.11

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construcción de un proyecto popular alternativo”, asimismo, en la búsqueda de “un estilo de desarrollo alternativo sustentado en una distribución equitativa de bienes y beneficios sociales”,59 entre otras acciones. Algunos elementos ideológicos de estos enfoques están contenidos en la investigación acción participativa, que no hay que dejar de lado, pues metodológicamente nutre la presente propuesta de intervención cuyo objetivo es promover la formación de sujetos, con ayuda del trabajo colectivo - intelectual y físico-, el cual permita forjar habilidades para que problematicen su entorno, y construyan socialmente caminos que les permitan afrontar su realidad ambiental -constituida por lo natural y lo social-. Esto a partir de lo que García Minguez llama “entendimiento emancipatorio”, que se basa en distintos tipos de saber y en decisiones informadas60. En la puesta en marcha de una educación ambiental nutrida de dichas propuestas y de aquellas que las distintas disciplinas aporten, se aspira también, a que los sujetos construyan su concepción del ambiente comprendiendo “la naturaleza compleja del medio derivada de la interacción de sus aspectos biológicos, físicos, sociales y culturales en el espacio y en el tiempo, así como la interdependencia económica, política y ecológica del mundo moderno”61, es decir, manteniendo una percepción integrada del entorno mediato y el mundo, para responder a necesidades sociales específicas, así se visualiza a la EA desde lo que podrá decirse que son sus orígenes, la Declaración de la Conferencia de Tbilisi (1977). Este criterio, hace parte de una de las tantas perspectivas con las que se construye la EA y, aunque es parte del discurso oficial, en su momento fue planteado acertadamente. En dicha Declaración, aparece también la noción de una EA que no se limite al plano reflexivo -como frecuentemente se dibuja en el ideario, incluso latinoamericano-, sino una EA que se encamine a “la solución de problemas concretos, que suponga no sólo la adquisición de conocimientos y técnicas, sino el despliegue de prácticas comunitarias a ejercer sobre medios determinados…”.62 La idea de que es a través de la educación que se desarrollen sujetos con una visión integradora de su realidad, así como el hecho de que lleven a la práctica comportamientos que les permitan transformar su realidad -mejor dicho, las situaciones problemáticas de su entorno-, ha estado presente desde los 70s en Latinoamérica. La filosofía educativa de Paulo Freire (ponerse en el lugar de los oprimidos, el diálogo como metodología, una

                                                                                                                         59 Gajardo, Marcela. Comp. (1985) Teoría y práctica de la educación popular. Pátzcuaro, Mich., México: CREFAL-PREDE/OEA-IDRC. En: http://www.crefal.edu.mx/crefal25/images/publicaciones/retablos_papel/retablo_papel15.pdf . Consultado en mayo de 2015. 60 Op cit García Minguez. p. 16 61 UNESCO 1980, citado por González, G. E. en op cit. (2001). p. 149 62 Ibid.

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enseñanza y aprendizaje en el docente y el alumno que son mutuos), permeó muchos de los escenarios educativos de la región, y de manera clave, iluminó una ruta que podría tomar la educación ambiental. Como coincidencia o no, en 1976, se llevó acabo en Chosica Perú un taller subregional de educación ambiental en el contexto de la enseñanza secundaria participaron educadores, alumnos y miembros de la comunidad Cuba, Panamá, Perú, Venezuela, Argentina y Brasil), ahí, se proyectaba una educación ambiental que permitiera a las comunidades educativas tomar conciencia de “su realidad global”, además, desarrollar “un comportamiento dirigido hacia la transformación superadora de esa realidad, tanto en sus aspectos naturales como sociales, desarrollando en el educando las habilidades y aptitudes necesarias para dicha transformación”. Algo que se puede hacer con la EA, en el contexto de la Ciudad de México.

En el marco de una noción propia sobre la educación ambiental -forjada desde un pensamiento, emanado básicamente de las ciencias sociales-, se encuentra la idea de que con la EA se pueden poner en marcha dos cosas esenciales: la primera, estudiar tanto ambientes específicos63, como modelos de construcción y transmisión del saber humano (conocimiento científico, y saberes tradicionales)64. Se piensa que ello se logra, a través de la puesta en marcha de la investigación, la cual comprende la interpretación de la información compendiada, con ayuda de la teoría65.

La segunda, plantear intervenciones en grupos, con esquemas educativos tanto formales como no formales, con el objetivo de fomentar en sus integrantes nuevas actitudes, aptitudes y formas de interpretar su existencia en un contexto particular.

                                                                                                                         63 Aludo a ambientes en plural, porque considero que la acción humana en el marco de cada cultura, configura distintas formas de relación entre los elementos económicos, políticos, sociales, etc., y éstos, con las diversas manifestaciones de la vida. Esto, en una búsqueda por la sobrevivencia, lo que conforma ambientes particulares. De modo que, puede interpretarse que en medio de esa trama de relaciones, figuran entre otras cosas, los componentes que constituyen los sistemas educativos, y evidentemente los que son producto de ellos dan lugar a múltiples determinaciones, como la del ambiente y la educación entre sí y con otros elementos de las formas de vida humana, animal, vegetal, etc.  64    Hago la distinción entre ellos, atendiendo a la demarcación que en la cultura occidental, el positivismo marca, ponderando al “conocimiento científico” y desconociendo los “saberes tradicionales”. El papel dominante del primero ante las demás formas de concebir y explicar el mundo, la ciencia lo ha demarcado. Leff alude a ello, de la siguiente manera: “En nuestra proclamada sociedad del conocimiento, la ciencia avanza arrojando sombras sobre el entendimiento del mundo y subyugando saberes”. Op cit Leff, E. (2006). p. Aun cuando conocimiento y saberes se han incorporado a la memoria humana, por su utilidad para la sobrevivencia y para el mantenimiento de un orden, tanto natural como social, del entorno en el que ser humano se desenvuelve; la relación asimétrica entre estos (Carrillo, 2006; Velazco, 2009) ha sido marcada y se ha subvalora por mucho tiempo la riqueza cultura que conlleva una posible relación complementaria.  65 La teoría asumo que se elige, pensando en que ayude a problematizar los fenómenos ambientales-incluyendo los educativos- de una realidad específica, así como, a observarlos en la perspectiva de otros y la propia Sin hacer caso omiso a lo que plantea Morín acerca de ella: “Una Teoría no es el conocimiento que permite el conocimiento. Una teoría no es una llegada, es la posibilidad de una partida. Una teoría no es una solución, es la posibilidad de tratar un problema”. Morín, E. et all (2002). Educar en la era planetaria en El pensamiento complejo como método de aprendizaje en el error y la incertidumbre humana. España. UNESCO-Universidad de Valladolid.  

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De estas elucidaciones, se desprende un interés predominante por trabajar en entornos educativos no formales para generar un conocimiento colectivo en torno a: uno, estudiar los fenómenos bio-sociales del entorno mediato; dos, ejercitar procesos donde se (re)configure el entorno -referido desde ahora como ambiente-.

En la Ciudad de México, donde el acelerado proceso de urbanización está desdibujando a los entornos rurales que son esenciales para funcionamiento biocultural que se da en el marco del sistema campo-ciudad y en su funcionalidad económica. Esta conjunción de situaciones, hacen de la EA, un instrumento que se vuelve una necesidad inminente.

En este contexto, la EA tiene el desafío de reunir la participación de grupos de la sociedad civil, en particular adultos (sin descartar niños y jóvenes) que tienen en común la cohabitación de un territorio, así como, la convivencia a través de organizaciones comunales y barriales que en gran medida, están enfocadas en la planeación y la acción para mejorar las condiciones del espacio físico que los articula.

Ahí la EA tiene la oportunidad de poner en marcha sus herramientas teóricas y metodológicas, para que algunos grupos de personas de la ciudad, identifiquen las condiciones de su ambiente actual, valoren entre otras cosas los elementos naturales que tienen a su alcance, los saberes que les han permitido subsistir en el lugar; y a partir de ello, detonen un trabajo de proyección comunitaria y de prospectiva de su ambiente.

Con lo anterior se pretende contrarrestar, aquellos impactos negativos en un ambiente específico, derivados de los patrones de pensamiento y conducta humana que han penetrado como modelo universal de cultura -organización social, enseñanza-aprendizaje, producción y consumo de mercancías entre otras cosas-. La apuesta es trabajar por preservar y de ser necesario re-estructurar los ecosistemas afectados, integrar en ello los saberes de culturas representadas por grupos humanos diversos -género, filiación política y religiosa, procedencia, formación académica, saberes lingüísticos, técnicos, etc.-, en otras palabras, luchar por desacelerar el abatimiento de la diversidad bio-cultural.

Dado que la educación ambiental es mucho, pero no lo es todo para cambiar una realidad específica, lo que se hace en el marco de este proyecto, si bien no transforma, sienta bases; con el tiempo acumula experiencias, fomenta reflexiones, invita tener voluntad para cambiar, y el éxito puede ser cualquiera de estos logros.

Esto a partir de una educación ambiental que tiene la posibilidad de ser (re)significada desde los contextos de quien la ejerce y la puede convertir en la arquitecta de otra clase de historia, desde una educación que en el presente estudia el ambiente y se propone (re)configurarlo.

La práctica de la educación ambiental en un estudio de caso.

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El ejercicio de educación ambiental al que se aspira en otra etapa del presente proyecto, que busca impulsar aprendizajes prácticos y promover la participación social en actividades que vayan más allá de la conservación, por ejemplo y entre otras cosas, el manejo integral de suelos en el áreas naturales, como el Suelo de Conservación del Distrito Federal (D.F.), no estaría completo si no fuera contextualizado el territorio que se eligió para ser estudiado. El espacio es pertinente entenderlo con las condiciones sociales, políticas, económicas y educativas que presenta bajo el proceso urbanizador, como esquema mundial, de la propia nación Mexicana, de la megalópolis donde se ubica y de su condición de lindero entre la urbe y el campo del D. F.

El pueblo xochimilca de San Francisco Tlalnepantla -SFT-, en principio se asume en términos teóricos, como territorio que adopta el sentido que Montalvo y Chávez le otorgan al espacio terrestre, en el sentido de que éste es: “una apropiación construida socialmente con un significado y sentido propio para las personas que lo perciben, reconstruyen y viven en él”,66 y no sólo, “un contenedor de las características y cualidades terrestres”67.

En términos de contexto, se concibe, que SFT está inmerso en una de las mayores concentraciones poblacionales del mundo, la Ciudad de México; y que en la actualidad, habitan en él descendientes de pobladores indígenas, como sucede en varios de los pueblos que se mantienen hoy en la ciudad, desde su gestación en la época colonial, e incluso, prehispánica. Esto habla de que sus habitantes originarios, han asimilado -también resistido los embates- una forma dominante de ver el mundo y de organizarlo, como es el sistema político-económico y social capitalista. Y refleja además, que aún con los cambios posibles que se pueden suscitar a través del tiempo, dicho sistema hegemónico se ha mantenido por más de cinco siglos como el esquema ideal de muchos humanos, entre otras cosas para la organización social, territorial, productiva, etcétera, dando lugar a condiciones políticas, culturales y educativas muchas de las cuales desfavorecen la subsistencia de comunidades, de sus formas particulares y tradicionales de concebir el mundo y de organizarse, como ha sucedido en SFT.

De ahí que se pretende desarrollar en un futuro no lejano, una propuesta de educación ambiental cuyas estrategias permitan desde la escala local y, desde la autonomía y autodeterminación de la comunidad, contrarrestar aquellos impactos negativos sobre el ambiente, derivados de los patrones de pensamiento y de acción que han penetrado en la cultura de la región, los cuales, han vulnerado la diversidad biológica y la cultura propias de la zona en estudio. Lo anterior viene a lugar, después de que la preocupación primordial, en un inicio, se enfocara a generar respuestas a la pregunta de investigación de cómo fortalecer un proceso de auto-organización comunitaria, en un ambiente específico de la Ciudad de México, que coadyuvara a reducir la vulnerabilidad hídrica en que se encuentra la zona estudiada.                                                                                                                          66 Montalvo Vargas, Ramos y Chávez Reyes, Miriam. (2011). La resignificación del espacio y la identidad genérica en la región agrícola de Tepeyanco Tlaxcala en: Conde F. A. et all. El Medio ambiente como Sistema Socio Ambiental. Reflexiones en torno a la relación humanos-naturaleza. México. Universidad Autónoma de Tlaxcala. p. 145 67 Ibid.

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Las posibles respuestas, siempre convergieron en la definición de que habría que efectuar una investigación acerca de las condiciones sociales y naturales del ambiente en cuestión, y construir con ello la base para la posible reconfiguración del ambiente68 de San Francisco Tlalnepantla.

Con relación a esta reconfiguración, se descartó de inmediato la posibilidad de que fuera quien investiga, la persona que definiera los problemas y generara una estrategia de manejo de los “recursos naturales” del lugar. Esto en principio, por la convicción de que la educación ambiental concebida como describe antes, no tiene contemplado imponer a la población objetivo las propias interpretaciones sobre la condición problemática de su ambiente, ni los mecanismos para cambiarla; sino, facilitar elementos para que las personas de una comunidad, como es el caso, reflexionen sobre su situación a partir de información sistematizada y herramientas que proporcione quien investiga; y de ser posible, que la comunidad detone su propio proceso de acción, frente a lo que consideren una necesidad o situación problema de su ambiente.

Cabe decir, que esta idea se mantuvo a lo largo del proceso de concepción del proyecto, aun cuando, se decidiera no focalizar el proceso en el mejoramiento de la condición hídrica del lugar, sino canalizarlo a otros elementos que redundaran en dicho beneficio. De ahí que se planteara abocarse en que la población identificara y reflexionara en torno a los elementos de la diversidad biológica y cultural constitutivos de su ambiente, con la idea de que pudiera generar propuestas de trabajo comunitario, para reducir lo que se entenderá como vulnerabilidad ambiental, esto incluso en el contexto de cambio climático, el cual tímidamente se esboza.69

Para que dicho proceso fuese posible en conjunto con la comunidad de SFT, el planteamiento que se hace es reunir herramientas teórico-metodológicas de las

                                                                                                                         68 La reconfiguración de un ambiente, en mi propuesta, se da en el entendido de que se puede reconstruir un ambiente, toda vez que quienes lo recrean en una comunidad, detectan una condición crítica de algunas situaciones que conforman al mismo, y deciden, modificarlas. Esto implica, desarrollar un pensamiento que busque una lectura compleja de la relación entre personas y de ellas con la naturaleza, como la base constitutiva del ambiente; así como, una (re)significación del ambiente en cuestión; incluso, la complementariedad de los saberes tradicionales con el conocimiento científico. Esto, se materializa en formas alternativas de apropiación y conservación de los productos de la naturaleza -predominantes en esta zona del sur de la Cuenca del Valle de México, donde se ubica SFT-.

 69 Este tema se planteará de manera muy somera, pero se aborda no sólo por el compromiso ante el Programa de Investigación en Cambio Climático de UNAM, de quien recibí recursos para la elaboración del proyecto de tesis; sino además, porque en la experiencia como becaria del mismo, llegué a la comprensión de que nuestra sociedad mexicana actual, requiere generar investigación en torno al tema de cambio climático, en su relación con variables como la diversidad biológica y cultural. Por lo tanto, sería no sólo interesante sino también socialmente pertinente, para la toma de decisiones de la sociedad en su conjunto, tener elementos para la reflexión acerca de las posibles interacciones entre las variaciones de temperatura, los eventos meteorológicos y atmosféricos extremos, y en el caso que me atañe, la vulnerabilidad de la diversidad biológica y cultural. Estos aspectos, en principio y muy someramente, los puedo relacionar si pienso en los desplazamientos forzados de especies -incluyendo la humana-; así como, en las posibilidades de adaptación bajo otras condiciones o en el abatimiento de éstas, que en el caso humano, conllevaría la pérdida de saberes, de lenguas y prácticas relacionadas con la diversidad biológica -aunque se generen otras nuevas-.

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disciplinas que convergen en la educación ambiental, y en el marco de un esquema educativo no formal para personas adultas, que reconozcan la complejidad de su condición ambiental y la diversidad biológico-cultural.

Sin embargo, esta comprensión del ambiente local no sería posible sin caracterizarlo en su parte biofísica y socio-demográfica; y en medio de esas cualificaciones, identificar, aquellos aspectos que estén generando una condición ambiental problemática, como parte de la relación históricamente construida entre las personas, y, entre éstas con el entorno natural -del que se han apropiado y han aprovechado sus productos-.

Por lo que el papel de quien sustenta este proyecto es generar este proceso investigativo como punto de partida, ello constituye la primera etapa del proyecto la cual se presenta en este documento de tesis, donde sistematiza la información proveída por las personas entrevistadas de la comunidad -una base organizativa existente en SFT- y, por fuentes documentales, mediante una lectura de su complejidad. Luego entonces, en otra etapa, se buscará devolverla a la comunidad, con la intensión educativa de que hagan una lectura semejante. Cumpliendo hasta entonces, la función de facilitar en las personas, tanto la interiorización de la condición ambiental como la detonación de nuevas posturas y de un proceso de auto-organización comunitaria -cuyo camino sea planteado por ellas mismas-, como parte de la reconfiguración a la que se apuesta frente a las condiciones del ambiente que vulneran la diversidad biológica y cultural

Lo anterior fue resultado de la pregunta de investigación de ¿qué puedo hacer yo con la EA, para buscar reducir la vulnerabilidad de la diversidad biológica y cultural, a partir de la auto-organización comunitaria en SFT? Ahí, surgieron varias respuestas con el transcurrir del tiempo, pero en particular, una se definió con mayor interés que las otras. Y la elección fue, que podría hacerse a través de una construcción del ambiente de SFT, lo que implica, una mirada e interpretación compleja de las condiciones ambientales de la zona, incluyendo la situación vulnerable o fortalecida -según la perspectiva- de su diversidad biológica y cultural; así como, poner dicha mirada, en el saber humano con que cuenta la comunidad para preservar tal diversidad.

Finalmente, antes de concluir las precisiones que se consideran necesarias para exponer lo que se cree que se puede hacer con la educación ambiental, en este estudio de caso, cabe aclarar un aspecto importante, y es que ésta tesis identifica la situación en la cual se encuentra la diversidad biológica y cultural del ambiente de SFT, así como la relación que ésta diversidad guarda con el saber humano70 partiendo de la idea de que la situación de vulnerabilidad de la diversidad bio-cultural deviene de un inadecuado enfoque del                                                                                                                          70  Primero aclaro que la referencia al saber humano, comprende el conocimiento científico y los saberes tradicionales. Segundo, que estos entran cotidianamente en diálogo, tanto cordial como en tensión -por aquello de los choques epistémicos que haya-. Tercero, es importante estudiarlos en contextos específicos, dados por condiciones culturales, educativas, sociales, económicas y políticas particulares, como las que presenta este estudio de caso. Cuarto, referir las interacciones entre el saber humano y el manejo de los recursos, como una interacción compleja que implica estudiar cómo se transforma el saber a partir de la relación humana con el entorno físico -natural y antropogénico-; cómo se modifican las relaciones sociales, que a su vez generan conocimiento; y asimismo, las necesidades del ser humano -que pueden variar según la cultura de diferentes grupos-. En todo ello, observar cómo se determinan recíprocamente.  

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saber que ha orientado el manejo de los “recursos naturales” -tanto para su apropiación como resguardo-, en SFT como en otras partes del mundo.

 

Capítulo 2. Sobre la teoría.

Una teoría no es una solución, es la posibilidad de tratar un problema71.

Para dar cuenta de la complejidad de la educación y del ambiente, la visión sistémica es útil. Como resultado, su objeto de estudio puede contemplar las interacciones entre el conocimiento humano (cómo se nutre, cómo se transforma en la relación humanacon el entorno físico natural y antropogénico), las relaciones sociales (que a su vez generan conocimiento) y las necesidades del ser humano (que pueden variar según la cultura de diferentes grupos). En todo lo anterior, observar cómo se determinan recíprocamente

En principio, son dos los enfoques que se dan sustento teórico a lo que se pretende hacer con este proyecto de investigación e intervención: el ambiente como construcción humana y la complejidad. La idea es transitar con ellos entre lo teórico y lo práctico, en la búsqueda de reconfigurar un ambiente, y que al hacerlo se tome en cuenta la complejidad del mismo, tanto al interpretar la información para leer sus condiciones históricas y actuales; como al intervenir en ese ambiente, diseñando los mecanismos para modificar aquellas condiciones no deseadas que amenacen la diversidad biocultural e incluso acrecienten los factores antropogénicos que inducen el cambio climático.

Todo lo anterior se teje en el discurso que desde cierta vertiente de la educación ambiental se quiere recuperar en este proyecto. El ambiente contiene la vida natural y social, y, se constituye gracias al pensamiento y la acción humana. En la vida como en el pensamiento está intrínseca la complejidad. Interpretar a ambas requiere de una visión compleja, es decir, un enfoque que permita dilucidar que los elementos que componen el ambiente están interrelacionados entre sí naturalmente, pero además, por un pensamiento humano que desde el ámbito científico relativamente reciente -un poco más

                                                                                                                         71 Morín, E. (2002). Educar en la era planetaria En: Morín, Edgar. et al. El pensamiento complejo como método de aprendizaje en el error y la incertidumbre humana. UNESCO - Universidad de Valladolid. ISBN 84-8448-178-6

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de medio siglo-, clama por ser ejercitado sin escindir ni simplificar las manifestaciones de la naturaleza que se mantienen en vínculo con la humanidad. Esto se plantea en una primera parte de este apartado teórico.

En medio del tejido anterior, se entrelaza la amenaza a la diversidad biológica y cultural por la actividad antrópica. Las preguntas en torno a ello, seguramente innumerables, pueden ir desde si en el escenario de que la población mundial en su totalidad mantuviera el mismo esquema de producción y consumo de bienes y servicios que la cultura occidental impone, cuáles capacidades tendrían los elementos de la naturaleza para afrontar el abatimiento de la diversidad biológica en el planeta, que conlleva una reducción de culturas, pensando en que su desarrollo lingüístico y cognitivo se da en función, entre otras cosas, de la aplicación de saberes sobre el manejo de una variedad de ecosistemas y de especies en ellos.

III. Ambiente y complejidad.

Ambiente.

IV. Una idea de ambiente desde una vertiente de la educación ambiental.

El ambiente no sólo es el espacio de articulación entre sociedad y naturaleza. Puede verse además como una construcción humana. Para explicarlo así, hay dos planteamientos que parece pertinente hacer. El primero es asumir que el ambiente se erige gracias al pensamiento humano, o sea, a la abstracción y la representación de escenarios, cosas y situaciones; así como gracias a la acción que transforma tanto al espacio físico natural, como a las situaciones de índole social a través de la puesta en marcha de modelos de convivencia, de organización del espacio, de apropiación de los productos de la naturaleza, de consumo para la satisfacción de necesidades tipificadas; de re-producción, transmisión y aplicación del conocimiento; de producción y uso de tecnologías entre otras tantas creaciones que se orientan por la retrospectiva y prospectiva de una cultura y patrones de ella definidos.

La idea de construcción del ambiente, deviene en principio de la idea de que grupos de seres conscientes que determinan la estructura de su realidad específica, también la definen, es decir participan de la creación de los fenómenos sociales, así como de la institucionalización de los mismos y de las tradiciones, pero también de la creación de una percepción social de su realidad, en otras palabras, de una intrepretación de la misma a partir de su conocimiento.

Esta noción también apela a que un grupo humano puede hacer una re-invención cuando revisa su propia condición social y su relación con la naturaleza, atendiendo hasta cierto punto, a lo que plantea la teoría de la construcción social de la realidad, lograr

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“…procesos consensuales por los cuales los seres humanos establecen marcos de entendimiento dentro de los cuales hagan sentido de sus vidas e interacciones”72.

El énfasis de retomar sólo ciertos elementos de esta teoría, es porque, para efectos del enfoque que se adopta en esta investigación, se descarta el hecho de que esos marcos de entendimiento se tomen por hechos objetivos, verdaderos y eternos, como asume Femenia al recuperar la propuesta teórica de Berger y Luckckmann; pues no se comparte la idea de que tal objetividad exista, por el contrario, se resalta la cualidad de que entran en juego un colectivo de subjetividades para la construcción de un ambiente en este caso; tampoco, se concuerda en que se trate de marcos verdaderos en la medida en que sean fieles a “la realidad” -como el positivismo lógico sostiene-; y mucho menos, que éstos deban considerarse eternos, dado que la proclama es justamente el cambio. Por último, no hay tal eternidad, dado que la reconfiguración de los marcos de entendimiento, que en términos de este trabajo estarían representados por elementos de índole biológica y social que constituyen el ambiente, se reconoce que son dinámicos porque “…son producto de procesos sociales generados por circunstancias históricas específicas”, -el hecho de que la teoría refiera a procesos, basta para entender su carácter dinámico-.

Pasando al segundo planteamiento, se quiere hacer notar que la amplia referencia al medio ambiente en los entornos académicos como en los de carácter gubernamental, empresarial y de la sociedad civil, puede reflejar una pluralidad de escenarios donde el sentido con que se emplea el término varía en función de los objetivos, intereses e ideologías que se persiguen en estos ámbitos. Sin embargo, en el conjunto de estos, también puede haber una adhesión a un sentido específico del ambiente, como es el caso de aquel que lo define bajo la lógica capitalista y en torno a ello coexisten discursos críticos al mismo, o defensores de este modelo de orden económico y político-social, que por lo tanto, marcan los sentidos del concepto de ambiente. De todo ello, deviene una polisemia del concepto y una diversidad discursiva en torno al mismo.

En ese escenario, la educación ambiental se desarrolla, acogiendo una diversidad de contribuciones epistémicas y prácticas, elaboradas por diferentes actores; por ende, asumiendo la polisemia que acompaña al término, independientemente, de que en ocasiones, sólo se aluda a él con el vocablo “ambiente”.

En medio de esa multiplicidad, una concepción de ambiente que resulta elemental que la educación ambiental siga esculpiendo en aras de comprender e interpretar la relación sociedad-naturaleza, y, que este proyecto de investigación recupera, es aquella que identifica que el ambiente no es estático, por lo tanto, reconoce el aspecto dinámico de la naturaleza y de las sociedades que contiene; además, que admite su origen tanto biológico como social, por ende, la interacción permanente que existe entre las

                                                                                                                         72 Femenia, Nora, recuperando a Berger P. y Luckckmann T. Recuperado de: http://www.mediate.com/articles/teoria_postmoderna.cfm. Consultado en enero de 2015. Acerca de estos autores, quienes desde la sociología del conocimiento postulan la tesis de que la realidad se construye socialmente, véase su obra La construcción social de la realidad (1968), Buenos Aires por Ed. Amorrortu.

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manifestaciones naturales (químico-biológicas) del espacio físico de la Tierra y las de índole social (pensamiento y acción humana).

Bajo estas características, podría aludirse al sentido de ambiente que manejan Esteva & Reyes y Enrique Leff. Los primeros sostienen en su discurso de la educación popular ambiental, que el ambiente hace referencia al entorno natural y cultural73. Por su parte Leff, en su propuesta del saber ambiental, no sólo admite que esté integrado por “…procesos tanto de orden físico como social…”74, sino que concibe su esencia dinámica cuando lo plantea como: “…el campo de las relaciones entre la naturaleza y la cultura, de lo material y lo simbólico, de la complejidad del ser y del pensamiento…”75.

Los anteriores postulados permitirían dilucidar al ambiente, no sólo como el entorno biofísico que usualmente se alude, también, en su carácter bio-social. Ello, abre la posibilidad de estudiarlo desde una perspectiva compleja, que permita concebirlo como: un entramado de interrelaciones históricamente dadas en el espacio físico, entre los elementos naturales (suelos, flora y fauna, elementos hídricos, etc. que presentan manifestaciones químico-biológicas) y los de origen antrópico (estructuras de índole social, económica, cultural, etc., que devienen del proceso de apropiación de la naturaleza).

V. La reconfiguración de ambientes, un reto para la educación ambiental.

En el entendido que un ambiente se configura como se ha dicho, por interrelaciones de índole social y biológica en un espacio, puede decirse que lo logran en una megalópoli o en un área rural, con una cultura u otra, con instituciones de diversa índole; gracias a la concepción general que las personas crean del espacio, y, por las condiciones específicas que generan sus acciones cotidianas, modificándolo a él y a sus relaciones humanas. Lo que entonces hace la diferencia de su configuración, en uno u otro escenario, es el tipo de relaciones sociales que se dan bajo condiciones particulares del espacio -natural- artificial-, y a la inversa, de las características que el espacio adquiriera por efecto antrópico.

En esa participación humana, es donde la educación ambiental, puede jugar un papel importante en la transformación de las condiciones de ambientes específicos, a través de la formación ambiental de colectivos, conformados por sujetos crítico-reflexivos, quienes, pueden reconfigurar ambientes76 alternativos a los existentes, cambiando aquellas

                                                                                                                         73 Op cit. Esteva & Reyes. 2000. 74 Leff. 2004 “Conocimiento y Educación Ambiental” en Saber Ambiental: sustentabilidad, racionalidad, complejidad, poder. Siglo XXI Eds.-PNUMA. México.p.246-248. 75 Leff, E. (2006). Complejidad, racionalidad ambiental y diálogos de saberes. Ponencia del I Congreso Internacional Interdisciplinar de Participación, Animación e Intervención Socioeducativa. Barcelona, España. p.4 76 Aludo a ambientes en plural, porque considero que la acción humana en el marco de cada cultura, configura distintas relaciones de los elementos económicos, políticos, sociales, etc., y de estos, con las diversas manifestaciones de la vida. Esto, en una búsqueda por la sobrevivencia, lo que conforma ambientes particulares. De modo que puede interpretarse que, en medio de esa trama de relaciones, figuran entre otras cosas, los componentes que constituyen los sistemas educativos y evidentemente, los que son producto de ellos, dan lugar, a múltiples determinaciones como la del ambiente y la educación entre sí y con otros elementos de las formas de vida humana, animal, vegetal, etc.

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condiciones no deseadas77, como el caso de las que hoy se conjuntan en las sociedades occidentalizadas v.g. la explotación intensiva de los productos de la naturaleza y de la fuerza de trabajo; el desabasto de alimentos y agua; la marginación y la violencia por decir de algunos.

Uno de tantos retos para este campo de conocimiento, es el desarrollo de investigación participativa mediante la cual se abra paso a la acción conjunta de comunidades y educadores ambientales que pueden reconfigurar ambientes,78 atendiendo a las características del contexto tanto global como local. Lo que implicaría, re-significar y poner en marcha tareas para: construir sentidos, símbolos, sentimientos, valores, ideas, actitudes, etc. En palabras de Leff, se trataría de “Una reinvención de nuestras identidades y sentidos [que] no podría darse fuera de los procesos socio-educativos y de participación ciudadana en los cuales se forja el ser humano de nuestro tiempo.”79

Esa reinvención, se hace necesaria para forjar otras formas de interacción entre humanos y con la naturaleza que contribuyan a la reconfiguración de ambientes -sustentables en la perspectiva de alguna vertiente de la educación ambiental, y para esta investigación, entendidos como ambientes que garanticen la continuidad de la vida y la cultura con la diversidad que las caracteriza-.

Ambientes concebidos desde una visión cósmica80 como punto de partida, pero, que se cristalicen en sociedades colonizadas por la cultura occidental, tomando en cuenta que sus condiciones sociales, político-económicas y también físico-biológicas amenazan la vida -en sus manifestaciones desde vegetal hasta humana- y la cultura, como resultado en buena medida de acciones que emanan del pensamiento hegemónico, asimilado por una proporción significativa de grupos que pueblan el planeta -ej. algunos de los patrones de relación humana y con la naturaleza como el extractivismo, en cuestión de los llamados recursos naturales-.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     77 Es decir condiciones que podrían ser mejores que las existentes, es decir más favorables a la relación, por decir respetuosa, entre seres humanos y con la naturaleza, en un momento y un contexto específico. Y pensando en términos de complejidad, otras formas de interacciones o de tipos de elementos que pudieran generar condiciones que favorezcan la pervivencia de la diversidad biocultural. 78 Esteva y Reyes proponen reconocer y valorar el tipo de interpretación del mundo que poseen los sectores con los que se desarrollan los procesos educativos; y que “…una actitud de inconformidad y de cuestionamiento frente a los problemas socioambientales, no deben estar definidas a partir del saber que poseen los educadores, sino que debe prevalecer la intención de construirlas en conjunto con los y las participantes de los procesos educativos.” Op cit. Esteva & Reyes. 2000. p. 229 79 Op cit. Leff, E. (2006). p. 6 80 Esta visión es recuperando la idea Morín quien alude a una condición cósmica que la reflexión sobre la condición humana debe procurar, desde los procesos educativos. Ello implica pensarnos como seres que somos parte de “…un gigantesco cosmos en expansión constituido por miles de millones de galaxias y miles de miles de millones de estrellas… Las partículas de nuestro organismo habrían aparecido desde los primeros segundos de nuestro cosmos hace (tal vez ?) quince mil millones de años…” Morín, E. (1999) Capítulo III: Enseñar la condición Humana en Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Francia. Santillana UNESCO. Tr. Vallejo, M. y colabs. Consultado en la web: unesdoc.unesco.org/images/0011/001177/117740so.pdf El autor lo maneja como una condición necesaria para desarrollar un arraigo al espacio que habitamos, sin embargo, lo que entre otras cosas permite esta visión, es dimensionar lo que está implicado en nuestra conformación y existencia como especie humana, pero también lo ínfima que resulta nuestra existencia con relación al sistema solar y lo muy reciente de ella en el planeta que nos alberga –como parte de la toma de conciencia del antropocentrismo que profesamos-.

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Es donde hoy se hace pertinente que la educación ambiental -formal y no formal-, intervenga en la reconfiguración de ambientes, con miras, a garantizar la diversidad biológica y cultural. Desde lo local, desde la valoración de saberes tradicionales, desde el trabajo y proyección colectiva; asimismo, desde la autonomía y autodeterminación de comunidades, para contrarrestar aquellos impactos negativos en ambientes específicos derivados de la penetración de un modelo universal de pensamiento y conducta humana en diversas culturas, que han inducido la desestructuración de ecosistemas, la desintegración de la cultura de diversos grupos humanos y, por ende, un acelerado abatimiento de la diversidad bio-cultural -transitan del tipo de organización social al de producción y consumo de mercancías, pasando por un arquetipo de enseñanza y aprendizaje-.

Complejidad.

Es el momento en que en este documento se retoma una categoría que tímidamente se ha venido mencionando. La cual en el ámbito de la ciencia surge con la intención de comprender de otra forma al mundo, se trata de la complejidad. Y viene a bien en las reflexiones que este proyecto de investigación procura, cuando se pretenden conocer elementos de la condición ambiental de un sitio específico de la ciudad de México e interpretarlos de modo que se advierta que la situación actual de ese ambiente, deviene de interrelaciones que a través del tiempo han tenido la población humana y diversas especies del entorno natural, las cuales han estado mediadas por condiciones políticas, sociales, económicas y culturales entre otras, propiciadas por los humanos.   A través del sentido de articulación que contiene esta categoría, la idea es otorgar a los elementos analizados que constituyen el ambiente San Francisco Tlalnepantla, la cualidad de estar interrelacionados como sugiere Edgar Morín que se constituye la complejidad, por “…una cantidad extrema de interacciones e interferencias entre un número muy grande de unidades.81 En este proceso de reconfiguración de un ambiente específico, resulta sustancial para la educación ambiental, antes que ofrecer soluciones a problemas ambientales y educativos, el problematizar la situación del mismo con un enfoque complejo, y atenderlos cuando sea posible actuar, bajo la misma óptica. Pensando en que así lo demandaría la complejidad intrínseca tanto a la vida82como a la construcción social que de ésta se hace.

                                                                                                                         81 El autor refiere la existencia incluso de billones de esas unidades, y por supuesto, de cantidades mayúsculas de interacciones entre ellas, por lo cual precisa que la complejidad, a primera vista pareciera ser una noción de carácter cuantitativo. Morín, E. 2001. “El diseño y el designio complejos” en Introducción al pensamiento complejo. Barcelona. Ed. Gedisa. p.59 82 La discusión acerca de la vida, ha sido muy polémica. Sin embargo, más allá de acercarse a alguna definición, puede pensarse en una noción de la misma, desde la perspectiva de la ciencia, que ha generado algunos modelos que ayudan a entender la naturaleza, por ejemplo de la termodinámica, interpreta a la vida como un flujo permanente de materia y energía en sistemas abiertos, o sea, en sistemas cuyas paredes o fronteras permiten ese flujo. Schneider & Sagan, 2008, La termodinámica de la vida. Barcelona. Ed Metatemas Tusquets. En la óptica de la biología, se alude a condiciones internas de las células, de índole físico-química –pH, humedad, concentraciones de sustancias químicas, temperaturas, etcétera–, generadas, en buena medida, gracias a las membranas que hacen la tarea de paredes

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Antes de plantear la relación de la complejidad con la vida y el pensamiento humano, se ha de aclarar que la idea no es plasmar una definición del término complejidad, pero sí, recoger de Morín algunos elementos que proporciona para comprender que lo que está contenido en ella son interacciones. Uno de esos elementos es que recupera el sentido de la etimología complexus, cuyo significado lo asume como “lo que está tejido en conjunto”. Y luego, para ejemplificar la aplicación de su idea, refiere a la complejidad como “el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que constituyen nuestro mundo fenoménico.” La complejidad como esencia de la vida y del pensamiento.

Hablar de complejidad como esencia de la vida, así como del ambiente -tema de este estudio-, es suponer que las interacciones que tienen lugar tanto en la generación y preservación de la vida como en el pensamiento humano, están dadas en las unidades a las que alude Morín: “moléculas en una célula, células en un organismo, células en el cerebro humano”. Pero ahí no se agota tal complejidad, aunque esta sea una base para interpretar la complejidad en la perspectiva de Morín.

Si por otro lado se dialoga sobre complejidad en el contexto de la reconfiguración de ambientes como se propone, además de traer a cuenta lo que se ha dicho acerca de que estos son construidos por el pensamiento y la acción humana; se hace indispensable, al menos en la perspectiva de la educación ambiental que aquí se sostiene, reconocer que existe una complejidad inherente a la vida y a la intelección, que de hecho Morín revela cuando al aludir al funcionamiento del mundo y del conocimiento que trata de aprehenderlo, refiere una complejidad que se halla “inscrita en los fenómenos” y en “los límites de nuestro entendimiento”83. Para ese mismo argumento, se encuentra también que el sociólogo declara que “el orden de lo viviente no es simple…sino que éste “postula una lógica de la complejidad.” 84

Ahora bien, al hacer un acercamiento al tema de la complejidad inherente a la vida, corresponde señalar que la conjugación de factores físico-químicos constituye una complejidad, desde ese sistema fundamental y universal de la vida que es la célula. A ello se suman los procesos que tienen lugar en cada unidad y en la relación entre muchas de ellas. Muestra de esa complejidad está en el genoma que siendo único e irrepetible en cada especie y en cada individuo, genera un proceso selectivo sin igual en cada gene de cada ser viviente que existió y existe.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   para este sistema abierto. Con el sólo hecho de hablar de células es suficiente para identificar la complejidad, en otras palabras, la enormidad de interacciones que en ella tienen lugar a través de componentes físicos y químicos y estas a su vez mantienen relación con otras células que llegan a millones en un solo organismo y que multiplicado por millones de organismos en el planeta, entre ellos humanos que adicionalmente con su actuar generan más elementos que ponen en interacción. 83 Op cit. Morín (2001). p.60. 84 Ibidem. p. 56

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Esa maravilla que es la vida y que ha tomado 3,500 millones de años forjarse, variarse y transformarse, según la geología y biología evolutiva, lo ha logrado gracias a la capacidad de autoreplicación, autoregulación, autoreparación y autoorganización de las células, así como a la participación de otros elementos que también señala Morín guardan relación con la complejidad. Se trata del azar, la contingencia, el orden a partir del caos, las incertidumbres, indeterminaciones y fenómenos aleatorios. Y sin embargo la complejidad no se reduce a la forma, organización y funcionamiento de lo biológico. Morín lo tiene claro, cuando plantea que parte de los retos que tiene su teoría es que debiese considerar la complejidad organizacional y la complejidad lógica85. Entonces, hay que advertir también la complejidad en el pensamiento humano, que busca comprender los fenómenos que percibe más allá de calcular las cantidades de interacciones; aunque en realidad ambas intenciones representan un desafío para el pensamiento humano, lo cual posiblemente indujo a una complejidad en el pensamiento y, a este como paradigma -en términos de kuhnianos- de construcción del conocimiento científico. El objetivo, es apartarse del modelo matematizador con pretensiones de certeza que junto al método cartesiano disyuntor, se ha consolido como un modelo cognitivo dominante en el ámbito de la ciencia clásica de occidente, desde el siglo XVII hasta nuestros días. De modo que el paradigma de la complejidad -que Morín se esfuerza por plantear como “teoría abierta”, surge de una postura crítica frente al modelo que ha buscado aprehender el mundo, sin reconocer sus características de caótico y mutante. Confrontando su forma de pensamiento y de proceder a través del cual se han explicado las manifestaciones físicas y biológicas de la naturaleza -y posteriormente de la sociedad-, a través de mediciones, con la disección de las partes de un todo, y a la luz de la causa-efecto; con lo que ha reducido “…la complejidad fenoménica a un orden simple y a unidades elementales”,86 como lo señala Morín. No obstante, el modelo alternativo de pensamiento para la construcción del conocimiento87, ha coexistido con otros paradigmas emanados de la ciencia clásica, desde la segunda mitad del siglo XX; García de hecho comenta que no ha desplazado a la forma proceder de la física clásica88. Es posible que no tuviera la intención de anular al modelo clásico, pero si llegase a pasar, hay muchas inquietudes por resolver, entre ellas: si ¿existiría algún riesgo de que la complejidad ocupe el lugar dominante? ¿Se seguirían subvalorando a las formas tradicionales de pensar, conocer y aprehender el mundo que existen ajenas a la cultura occidental y al ámbito científico?                                                                                                                          85 Ibidem. p. 60 86 Op cit. Morín (2001). p.33 87 No es la idea en este momento, dilucidar si el pensamiento humano pasa por un proceso de desarrollo, para percibir las manifestaciones complejas de la naturaleza y de las relaciones humanas, que se dan como parte del proceso de apropiación de la misma. Incluso, si es una necesidad del pensamiento humano, aprehender el mundo de formas diferentes a las experimentadas en algún momento y entre ellas, por la vía de la complejidad. Aunque resulta interesante profundizar en el tema. 88 García, R. (2000). El conocimiento como sistema complejo en El conocimiento en construcción. Barcelona. Ed. Gedisa.

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Morín plantea la necesidad de un pensamiento complejo cuya dificultad es que debe enfrentar lo que está entramado, y aunque no es sencillo entender en su discurso donde se precisa el pensamiento, el paradigma y la realidad, a quienes acompaña la complejidad, en una interpretación propia, se asume que para construir el paradigma de la complejidad se requiere de un pensamiento complejo que conciba las manifestaciones de la naturaleza y de la sociedad en una forma articulada. De modo que el método para construir conocimiento, podría decirse que es pensar y actuar articulando, de alguna manera lo señala el autor de El Método cuando su experiencia sobre lo siguiente:

“…mis estudios fenoménicos que intentaban aprehender la complejidad de una transformación social multidimensional en una comunidad de Bretaña o, los estudios en vivo del florecimiento de los acontecimientos de Mayo del 68. Yo no tenía por método nada más que tratar de aclarar los múltiples aspectos de los fenómenos, e intentar aprehender las relaciones cambiantes. Relacionar, relacionar siempre, era un método más rico, incluso a nivel teórico…”89

VI. Complejidad y diversidad biocultural.

En algún momento del planteamiento de esta investigación existió la pregunta de si el paradigma de la complejidad como modelo de pensamiento y construcción del conocimiento, ayudaría a vislumbrar posibles relaciones entre la afectación humana a la diversidad cultural y biológica y el cambio climático, en un ambiente específico como el de San Francisco Tlalnepantla, en donde se asume como punto de partida, que la configuración actual de su ambiente deviene de la interrelación de muchos factores a lo largo del tiempo, y haciendo cambios desde la acción humana en esas interacciones, puede reconfigurar otras condiciones para el mismo. Antes de proseguir, es momento de poner en el foco del estudio al concepto de diversidad biocultural, y para dar una idea a qué hace referencia cuando es empleado a lo largo de este documento, se revisan algunos elementos constitutivos del mismo y su definición por parte de unos autores; en el punto final, se expresa lo que significa para la investigación y el esbozo de la intervención. Cabe aclarar, que aún cuando, en ocasiones, se emplea la expresión de diversidad biológica y cultural, el sentido trata de ser el que encierra la locución: diversidad biocultural. En principio, hay que decir que el término de diversidad -con el que se hace referencia a las muchas formas y/o cualidades variadas de lo que constituye algo-, comúnmente se emplea en asociación con los seres vivos. Se considera que es una condición de la vida, pero no se limita a las características biológicas y físicas que están presentes en el ser humano. De acuerdo al planteamiento de Toledo & Barrera-Bassols en su libro La                                                                                                                          89 Op cit. Morín (2001). p. 59

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memoria Biocultural, también es posible, concebir la diversidad en ese compendio de saber humano materializable, que es la cultura. Los autores aportan información de lo que se entiende por diversidad tanto biológica, como cultural, lo que permite construir la noción de la diversidad biocultural, más adelante expresada.

Acerca de la diversidad biológica, sugieren que la vida está asociada a los cambios que la Tierra ha tenido. Pues insinúan que en este planeta, que se caracteriza por registrar en su historia varios eventos de extinción masiva, los organismos vivos han experimentado periodos de condiciones adversas. Declaran que, existen evidencias científicas, de que en el último gran fenómeno de extinción -ubicado en el Paleoceno hace 54 millones de años-, “…ocurrió un proceso de diversificación de organismos a lo largo de todo el planeta, el cual produjo toda una serie de relaciones intra e inter-específicas y, por ende, una gran riqueza medida en número de especies […] dando lugar a lo que hoy en día conocemos como diversidad biológica”.

En lo que concierne a la diversidad cultural, cuando Toledo & Barrera-Bassols exponen en otras palabras, que la colonización del planeta por parte del ser humano, permitió que al establecerse los grupos -descendientes de homínidos-, en los diferentes hábitats, aprendieran a utilizar de manera específica los recursos disponibles en su entorno inmediato. Esto pudiera interpretarse, como un factor constitutivo de la diversidad de la cultura, al que se suman la expansión de la agricultura -con el consecuente cambio del nomadismo de los cazadores-recolectores al sedentarismo de los agricultores-; y más tarde, la revolución neolítica -agrícola-, que se acompaña además de la creación de nuevos paisajes. Dado que estos etnobiólogos, señalan los dos primeros aspectos, como aquellos que permitieron que la especie humana experimentara una amplia y rápida diversificación; el tercer aspecto, lo apuntan como la contribución humana a la biodiversidad actual del mundo, gracias a la domesticación de plantas y animales, así como, a las modificaciones en la estructura, funcionamiento y devenir de los ecosistemas.

Además, aportan la idea de que la diversidad cultural se ha constituido por “expresiones de la diversificación de lo humano”, tales como: la genética, la lingüística y la cognición. Así, la expresión genética de la diversidad, la asumen como “producto de la colonización del planeta y de la consecuente adaptación y aislamiento de los grupos humanos”. Parafraseándolos, es en ella que se deposita una “clave para apreciar la variedad del género humano”, puesto que al descifrar el código genético o genoma humano se reconocen entre 30 y 50 mil genes que cada ser contiene, este genoma es idéntico en un 99,9%, en los más de 6 mil millones de seres humanos; de modo que, en la interpretación de esa pequeña fracción, está lo que hace único a cada individuo.

En el caso de la lingüística, dichos académicos, refieren la gran variedad de lenguas como evidencia de la diversidad cultural, indican casi 7 mil lenguas, según Gordon 2005. Y observan, que se llegaron a considerar 12 mil antes de la expansión colonial europea en África, Asia y América, iniciada en el siglo XV.

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Antes de concluir el abordaje que Toledo & Barrera hacen de la genética y a la lingüística, cabe destacar que en su perspectiva, estas constituyen un núcleo en la estructura de la diversidad cultural, alrededor del cual se manifiestan expresiones tangibles e intangibles, las cuales se enlistan a continuación, citando a los autores:

“…creencias, conocimientos, instrumentos y herramientas, arte, arquitectura, vestimentas y la amplia gama de alimentos que conforman las cocinas locales y regionales. Por ejemplo la diversidad de las creencias religiosas, son representan toda la gama de elementos que el hombre deifica como las montañas, las plantas, los animales, los hongos, los manantiales, los vientos, las tormentas, las estrellas. Así, hay deidades del amor, la belleza, la fecundidad, la fidelidad, la sexualidad, la cosecha, el aprendizaje, la sabiduría, la magia, la música, la salud, la guerra, los desechos y la muerte, entre otros.”

Por otra parte, al respecto de la cognición, Toledo & Barrera argumentan la importancia de los conocimientos sobre la naturaleza que los grupos humanos han sostenido. Para ello, mencionan en principio, que éstos “…reflejan la acuciosidad y riqueza de observaciones sobre el entorno realizadas, mantenidas, trasmitidas y perfeccionadas a través de largos períodos de tiempo…”; y enseguida, hacen alusión a que este proceso cognitivo, que se afina o perfecciona, permite la supervivencia de los grupos; añaden, que hoy en día éste proceso se evidencia “…en las mentes y en las manos de los hombres y mujeres…”, particularmente en aquellos que: “…conforman los llamados pueblos tradicionales y en especial los pueblos indígenas.”

Entonces, en función de las nociones que brindan dichos autores, traer a voz la diversidad biocultural, conlleva pensar, en términos de ellos mismos, en un “proceso coevolutivo” de procesos, a su vez, de “diversificación de los seres humanos” y de “diversificación biológica agrícola y paisajística”. “Todas [estas diversificaciones] en su conjunto conforman el complejo biológico-cultural originado históricamente y que es producto de los miles de años de interacción entre las culturas y sus ambientes naturales.”

Así pues, para efecto de las reflexiones planteadas en este documento, el término no sólo alude a la variedad existente tanto en la vida, manifiesta en las diferentes especies, como en el abanico de culturas desarrolladas por la especie humana. Sino que, contiene implícito, ese proceso de “carácter simbiótico” construido a lo largo de la existencia humana en la tierra.

Habiendo expresado las ideas en torno al sentido que adquiere la diversidad biocultural, este trabajo retoma dicho sentido como base teórica y, de ser posible, para llevarlo a la práctica. El esfuerzo de la investigación es enfatizar los aspectos que indiquen dónde y cómo se halla amenazada la diversidad biológica y cultural de la zona de San Francisco Tlalnepantla; luego plantear a grupos de pobladores lo que significa esta diversidad en la continuidad de la vida, y buscar que ello se convierta en el motivo de trabajo colectivo para generar los mecanismos de cuidado y preservación.

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Capítulo 3. Caracterización biofísica de San Francisco Tlalnepantla

INTRODUCCIÓN.

El espacio físico y el mundo biológico contenido en él (plantas, animales, microorganismos), están en interacción constante y sus interrelaciones constituyen el “ecosistema”90, y éste es el escenario de la acción humana. Ambos se determinan mutuamente, pero en ese proceso, además suceden múltiples interacciones. McClung, en relación a la ecología y la cultura, diría que se trata de “las variables medio ambientales en interacción dinámica con las variables socioculturales, políticas y económicas”91. Esa visión sistémica, es la que se pretende reflejar en el presente proyecto, de ahí que se muestren los componentes biofísicos y, se busque hacer un ejercicio interpretativo, que explore cualquier posibilidad de interacción entre estos componentes y los de índole social (los concernientes al ser humano).

En esa apreciación sistémica, de la complejidad ambiental, es posible plantear el contexto de las características históricas y actuales del escenario donde se ubica el caso de estudio. De modo que se puedan inferir todas las posibles relaciones entre los elementos del espacio biofísico, que han existido y seguirán existiendo. Esas interacciones están dadas algunas de manera natural, otras muchas son inducidas gracias a las acciones humanas, entre las cuales se encuentra el fenómeno de la urbanización.

Este significa una dinámica de enormes cambios de las ciudades del mundo, particularmente entre el siglo XX y XXI, debido a una modalidad globalizante de poblamiento: grandes urbes. Cambios que pueden verse como un proceso, en donde la urbanización se nutre de otros fenómenos como la industrialización, la especulación inmobiliaria, la sobre-acumulación de plusvalía, el uso ilimitado de los recursos naturales, etc. Todos ellos, son consecuencia y causa a la vez, unos de otros, y con ellos se acentúan los constantes flujos de personas, del campo a los escenarios citadinos -dentro y fuera de cada país, de modo que también hay migración a otros países-, al tiempo que la población de las ciudades crece naturalmente.

Estos fenómenos, son caminos que el Distrito Federal ha recorrido en los últimos 50 años, y con ellos han venido otros, que han detonado el incremento de la ciudad alrededor de 6 veces, en un breve periodo.

En la actualidad, de los cerca de 120 millones de habitantes del país, casi 9 millones residen en la capital del país. En el rápido crecimiento urbano, la ciudad capital fue devorando los pueblos originarios que se asentaron alguna vez alrededor del lago de la

                                                                                                                         90 Sanders y Price 1968, cit. por NcClung de Tapia, Emily. (1984). Marcos teóricos y sistemas”. En: Ecología y Cultura en Mesoamérica (2ª Ed), Cuadernos serie antropológica. México: UNAM. 15. 15

91 Op cit McClung (1984).  

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antigua ciudad, posteriormente las ciudades que en su momento fueron periféricas como Tlalpan y Tacubaya, hasta convertirse en la inmensa megalópolis que es actualmente. Las cadenas montañosas al sur y al oeste de la Cuenca de México, por ejemplo, poco afectadas por el crecimiento de la ciudad por mucho tiempo, en los últimos treinta años sufren ya las consecuencias del desarrollo urbano explosivo.

A partir de la década de 1970 una gran parte del crecimiento urbano del Distrito Federal92, se dio sobre el suelo rural, afectándolo irreversiblemente y comprometiendo la existencia del bosque. En aras de afrontar el crecimiento del Distrito Federal -DF- y el deterioro de este tipo de suelo que ello conlleva, el territorio de la entidad ha sido dividido por su gobierno, en dos grandes categorías de uso del suelo: urbano y de conservación.

El suelo que se conserva, hoy en día representa el escenario de los ecosistemas naturales, y donde aún se realizan actividades agropecuarias y forestales en el contexto de la metrópoli. Este espacio, comprende cerca del 60% del territorio del DF y en él coexisten zonas urbanas y rurales. Cada una de estas zonas, cuenta con una historia diferente que ha producido entornos, condiciones sociales y medioambientales específicas.

El poblado de San Francisco Tlalnepantla -SFT- donde se centra este estudio, está ubicado en una parte del llamado Suelo de Conservación del DF, con una población mayor a 2.5 habitantes y que no excede los 5.0, bajo ese criterio, pudiera decirse que en una condición de semi-ruralidad.

El proceso de urbanización y de las estrategias que se han generado para cuidado de la zona natural en la que se encuentra SFT, es lo que se procura en el capítulo, con el propósito de estudiar su ambiente.

Para ello, en principio se revisa el fenómeno urbanizador como propio de las sociedades actuales, al cual no es ajeno el territorio comprendido en el Distrito Federal, interpretando que el incremento de infraestructura y de población que conlleva, así como la gran presión que ejercen sobre el suelo rural, es parte de un proyecto civilizatorio de la modernidad que se ha propagado por la cultura occidental en muchos rincones del planeta sea capitalista o socialista su esquema económico. En esa revisión, se recurre a algunas categorías que se han creado en el marco de estudios de carácter social del espacio físico como: periurbanización y rururbanización, con la idea de discernir una parte de los procesos tanto sociales como físicos, que tienen lugar en el entre el campo y la ciudad, donde se ubica el territorio de SFT93. A partir de ellas se describen algunas circunstancias

                                                                                                                         92 El término de Distrito Federal lo empleo para referir el territorio político-administrativo que fuera capital del territorio nacional. La alusión a la Ciudad de México es para el conglomerado urbano que creció dentro de dicho territorio. Ambas denominaciones las mantuve, aun cuando la redacción del presente documento se concluyó después de que una reforma política modificara el estatus administrativo del territorio, ubicándolo ahora como una más de las entidades federativas de la nación mexicana y, el nombre de DF haya desaparecido para identificar la entidad como Ciudad De México. 93    Por Territorio se entenderá, en este capítulo, en los términos de Bernardo Mancano, como “la construcción a partir del espacio” realizada por “cada institución, organización [y] sujeto”. “Como espacio de gobernancia y propiedad”, la primera, aludida por el geógrafo, como “gobernancia en escalas nacional, regional, provincial [estatal], municipal, distrital”; la segunda, como “propiedad

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económicas, políticas y culturales que históricamente han generado los pobladores del lugar como parte del proceso de apropiación y significación del mismo, así como cambios derivados del contacto del sitio rural que se estudia con la Ciudad México.

Complementario a lo anterior, se aborda el tema del Suelo de Conservación -SC- como instrumento de política pública para el manejo protegido, “sustentable” -en palabras de una retórica oficial-, de las áreas aún naturales que se preservan en dicho espacio. Esto debido a que el territorio en estudio, se ubica en esta zona delimitada por el Gobierno del Distrito Federal. Y en medio de ello, se pretende evidenciar lo que constituye el interés para el Estado, administrar “bajo protección” las áreas que componen el SC, con la idea de contrastarla con la perspectiva de la población local que se aborda en el siguiente capítulo.

II. EL ENTORNO BIOFÍSICO CUANDO HAY ACTIVIDAD HUMANA.

5. Una posible comprensión del fenómeno de la urbanización.

La urbanización como fenómeno de las sociedades modernas, se revela en el incremento del equipamiento de una ciudad, para prestar servicios y proveer de grandes cantidades de bienes a sus residentes y visitantes, así como, en el aumento poblacional que presenta ésta -por el desdoblamiento natural y la migración-. Este proceso comprende un círculo de crecimiento de la población y por ende de infraestructura para satisfacer sus necesidades, lo que a la vez detona la expansión de poblamientos que buscan acceder a la infraestructura, servicios y bienes. Motivo por el cual, comúnmente la política de planeación del territorio y la normatividad que se desprende de ella, se ve superada por el crecimiento y éste redunda en poblamientos que demandan organización difícil de alcanzar a plenitud; pero ante todo, hacen latente una presión constante para cambiar los posibles usos en el suelo y acrecentar la oferta de bienes y servicios -lícitos e ilícitos-.

En ese panorama, albergar a la totalidad de la población que reside en un territorio como el Distrito Federal, en condiciones ambientales dignas, es un reto inagotable. Entre otras cosas, porque geográficamente la expansión del área identificada como urbana sobre el área rural que contiene suelo para la producción agrícola (sustento alimentario), y áreas forestales -protegidas o no- (proveen oxígeno, agua, minerales, etc).

A la luz de una economía capitalista globalizante, este fenómeno de asentamiento humano, que teóricos como Ávila identifican como uno de los más representativos del

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   individual y colectiva, capitalista y no capitalista”. Esta noción, incluye la idea de que el territorio es un espacio físico transformado y significado. Macano F. B. (s/f). Artículo Territorio, teoría y política.  

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siglo XX, reorganiza el espacio y las actividades productivas que en él se dan, y trastoca profundamente, no sólo el uso del suelo, sino la cultura de las comunidades humanas que se han apropiado de él. Lo que redunda en serios problemas ambientales que más adelante se verán, y en términos sociales, parafraseando a Arias, implica la generación de nuevas formas de vivir y relacionarse, de apropiarse y de aprehender los espacios que se forjan con la expansión de las urbes94.

i) La teoría acercándose al proceso de urbanización.

Los estudios sobre el fenómeno de la urbanización, surgida a raíz de la revolución industrial, tienen diferentes enfoques que explican su manifestación a partir de lo demográfico, arquitectónico, económico, etc.

Si hablamos de un fenómeno que cambia la dinámica socioeconómica de los asentamientos humanos a partir del crecimiento de la actividad industrial, lo elemental es ubicar el surgimiento de la teoría alrededor de las formas de poblamiento urbano en los “países industrializados”. Como también lo es, decir que ante la expansión de los patrones de un modelo económico homogeneizador, como es el capitalismo, cuya base reside en una producción industrial aumentada, el fenómeno de urbanización ocurre también en países donde la industria tiene lugar aunque sea de menor escala; y, por ende, la producción teórica sobre la urbanización se ha generado a partir del estudio de distintos escenarios y de las circunstancias que permiten explicar la creciente manifestación.

En tal expansión, Ávila señala una producción prolija de la teoría a partir de las últimas décadas del siglo XX. En medio de esa búsqueda por la comprensión del fenómeno, lo que es notorio, es que las explicaciones que se han generado sobre la urbanización inician en la tipificación de dos escenarios: el urbano y el rural; así como con la caracterización de algunas de las circunstancias bajo las cuales se puede explicar lo que esta encierra en uno y otro escenario (tendencias de crecimiento en la actividad industrial, en el poblamiento de las ciudades, mega-infraestructura, cambios en el uso del suelo; e incluso los fenómenos culturales y económicos que ello conlleva).

Ahora bien, en las formas de concebir lo rural y lo urbano, se encuentran posturas diferentes de los científicos -particularmente los sociales-, algunos estudiaron el campo y la ciudad como dos ámbitos separados, mientras otros los han relacionado, independientemente de que ambos casos tomen de base el criterio de la cantidad de población que habita uno y otro,95 el tipo de actividades sociales y hasta económicas, esto ha variado en las épocas y los contextos bajo los cuales han sido observados los entornos. Ejemplos sobre estudios que distinguieron lo rural y lo urbano, lo aportan Park

                                                                                                                         94    Arias, 2005, citado por Ávila, S.H. (2009) en Periurbanización y espacios rurales en la periferia de las ciudades en Revista de Estudios Agrarios, N° 41. México. Procuraduría Agraria-SRA. p. 95.  95 Es importante tener presente, que la clasificación de lo rural y lo urbano tiene detrás diversidad de criterios, más allá de sólo la cantidad de población (que de hecho constituye un criterio oficial para la autoridad en materia de demografía, en México, el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática [INEGI]). Las variables que definen lo rural y urbano, dependen en buena medida de enfoques del conocimiento científico, desde la geografía, sociología, economía, etc.  

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(1925,1937)96 y Wirth (1938) en E.U.; Redfield (1947) y Lewis (1951,1965) en México97], todos de alguna manera caracterizaron ambos escenarios por su dinámica social más que física, y analizaron normas, valores y creencias que ahí recreaban, así como formas de organización y de distribución de la población en el espacio físico.

Lo cierto es que antes de los estudios realizados por dichos autores ya existía una división del campo y la ciudad, que se percibió por Marx y Engels, quienes planteaban que en algún momento se disolvería tal contraposición, y que se pasaría a la unidad98. Otras posturas que sugieren la relación campo-ciudad estuvieron en Max Weber, quien en los 20´s, aún sin enfatizar en la existencia de tal relación, dejó entrever una interacción básicamente económica en su tipología de las ciudades, cuando caracterizó a las “ciudades agrarias”.99 Una década más tarde, Sorokin y Zimmerman, desplergaron el concepto de continuum urbano-rural como: “el espacio en el que se desarrollaban relaciones de reciprocidad entre la sociedad urbana y su entorno rural”100.

También se generaron posturas que analizaron los pro y contra del continuum urbano-rural y de la posición dicotómica de éstos -posición que pudiera decirse fue esbozada por Tönnies y luego por Durkheim, ambos a finales del siglo XIX-, el trabajo de Ralph Pahl, a mitad de los 60´s, en la observación de los procesos sociales que se suscitaban en las zonas urbana y rural, y que entraban en contacto en la periferia de Londres.

Mientras en Francia, un lustro después, Lefebvre, Mendrás y Jollivet, desarrollaron estudios que pusieron énfasis en el ámbito rural, el cual observaron como elemento complementario de lo urbano. Y aunque plantearon el peso dominante de la ciudad sobre el campo, los autores reconocieron un “intercambio creciente entre ambos espacios, en términos de la economía, la movilidad, la naturaleza, la cultura, los avances tecnológicos y las nuevas relaciones entre el trabajo y el territorio”101. De manera más reciente, Baigorri, define el ámbito rural, a partir de la concepción de que es un escenario donde las formas de intercambio y de relación “no son de tipo capitalista”, no por ello sugiere una división con el entorno urbano, sólo que en su discurso “ideal” el campo estaría lejos de la industrialización que está intrínsecamente relacionada al entorno urbano.102  

Finalmente, el hecho que es importante destacar, es que los enfoques teóricos que en algún período aislaban al campo y a la ciudad, adquirieron un sentido de

                                                                                                                         96 Véase sobre la Escuela de Chicago a la que perteneció este sociólogo urbano. Referido en: Bettin, G. (2011) “IV. Park, Burgess y MaKenzie: la ecología de la Ciudad, en Los Sociólogos de la Ciudad. Colección Arquitectura/Perspectiva. #18. España. Ed. GG 97 Véase Hannerz, U. (1986). “III. En busca de la ciudad” en Exploración de la Ciudad. México, Fondo de Cultura Económica. p.p 73-92 Op cit Ávila, S. H. (2009), p. 98    99 Weber, M. (2000) “Sociología de la Dominación” en Economía y Sociedad. México, Fondo de Cultura Económica. 100 Op cit Ávila S. H. (2009), p. 93 101 Ibid 102 Véase Baigorri, A. (1995). De lo Rural a lo Urbano. Hipótesis sobre las dificultades de mantener la separación epistemológica entre Sociología Rural y Sociología Urbana en el marco del actual proceso de urbanización global. V Congreso Español de Sociología. GRUPO 5. SOCIOLOGÍA RURAL. Sesión 1ª. La Sociología Rural en un contexto de incertidumbre. Granada, España. En: http://www.eweb.unex.es/eweb/sociolog/BAIGORRI/papers/rurbano.pdf. p.p.14. Recuperado el 20 julio de 2015.

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complementariedad. Esto gracias al estudio de “nuevas estructuras espaciales, complejas”,103 que no emergen de un momento a otro. Ávila de hecho señala como una “evolución del pensamiento y del análisis” en torno al ámbito de contacto entre la ciudad y el campo. Pero en apreciación personal, es que estos cambios de enfoque obedecen a las diferentes formas de ver los contextos que les toca vivir a quienes hacen de su objeto de estudio a estos escenarios de la vida social y teorizan acerca de ellos, en ello va de por medio el sello cultural, el bagaje personal, las preocupaciones de quienes observan, las necesidades sentidas de los pobladores, etc.

De modo que se han generado múltiples representaciones en la historia de los estudios sociales, tanto en América como en Europa, acerca de lo que se piensa que relaciona al campo y la ciudad más allá de la sola condición física del espacio, como son las relaciones sociales, políticas y económicas que se recrean entre ambos escenarios. La asimilación de dicha relación en las teorías sociales, constituye, desde el punto de vista personal, un gran acierto. Los enfoques que se logran desde diferentes latitudes del planeta y desde los campos disciplinares configuran un nutrido panorama imaginario del fenómeno urbanizador que se recrea en la subsistencia humana.

Así tenemos en la historia del humano moderno, estudios de la urbanización desde la geografía, ecología, antropología social, sociología (urbana y rural), etc., y también enfoques que relacionan disciplinas.104

-Interpretaciones del papel capitalista dominante en la urbanización

La perspectiva social sobre la codependencia económica que erigen el campo y la ciudad, da la pauta a múltiples enfoques teóricos, según se dijo. Entre ellos, pueden ubicarse aquellos que analizan la relación como resultado del sistema de producción capitalista. El pensamiento de Lefebvre se ubica aquí, quien ve de manera crítica los efectos de ese sistema, detectando que imprimen una tendencia urbanizadora a las sociedades, la cual significa “la absorción de la producción agrícola por parte de la producción industrial, para que la primera quede subordinada a los imperativos y exigencias de la segunda105. Esa orientación producto de la modernidad, para el filósofo afín al pensamiento marxista, se traduce entre otras cosas, en una asimilación en pro del crecimiento económico de las sociedades y en una concentración tanto de medios de producción como de población.106

                                                                                                                         103 Cita de Ávila en Op cit. Ávila S., H. (2009). p.94 104 Existen lecturas disciplinares alrededor del tema. Como también existen interpretaciones de los impactos que genera la urbanización en las poblaciones, en espacio biofísico, etc. Un ejemplo en el ámbito de lo social, es la ruptura de elementos de la cotidianidad y de la identidad en los territorios tanto urbanos como rurales, que se estudia desde la antropología social.  105 Ibid. 106 Véase Lefebvre, H. (1978) “Introducción” en Gaviria, M. De lo rural a lo urbano. Las relaciones entre el campo y la ciudad, la luz crítica de la filosofía y la sociología marxista. Antología. Serie universitaria de Historia/Ciencia/Sociedad, #79. Ediciones Península. Al respecto, del enfoque marxista, Ramírez señala, que ésta hace parte de una discusión teórica de los setentas, incluso ochentas, donde se veía la relación campo-ciudad, “mediada por posiciones teóricas claras dentro del marxismo, para el cual es supuesto fundamental era la existencia de una relación estrecha entre el desarrollo del capitalismo en la agricultura y la disminución de la población ocupada en esa actividad en el campo, a expensas del crecimiento de la dedicada a la industria, a los servicios y del ejercito industrial de reserva que sin duda se ubicaba en las ciudades”. Véase Op cit Ramírez, V. B. (2003). p.65

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La interpretación del proceso de urbanización a partir del efecto dominante del factor económico, adquiere auge, en la medida en que la postura crítica frente al sistema capitalista se ha fortalecido. De manera muy básica se plantea aquí, en qué reside su importancia. Piénsese, que es el cambio en el modo de satisfacer las necesidades humanas lo que induce las diferentes formas de asentamientos humanos en el espacio físico. Así, mientras muchos asentamientos en la antigüedad se generaban cercanos a las fuentes hídricas, lo más básico del sustento; en los modernos, hay una tendencia de proporciones significativas, a que éstos se hagan en función de tener al alcance un conjunto de bienes y servicios propios de la era107.

De modo que las sociedades contemporáneas, impregnadas de la visión moderna de desarrollo -que emana del pensamiento occidental-, persiguen ciertas formas de satisfacer sus necesidades, en el cual, la sensación de insuficiencia pareciera ser la base de la subsistencia.

Se trata de un esquema cuyas necesidades humanas no tienen límite, como no lo tiene la búsqueda por la adquisición de ganancias. De ahí deriva una acción constante de propagación de opciones para generar utilidades, que incluye, ocupar extensas partes de un territorio donde se irradia la instalación de prestadores de servicios y proveedores de bienes. Este esquema de crecimiento de las necesidades y las ganancias -que acrecienta en proporciones aún mayores las afectaciones al ambiente-, responde al proyecto económico, político y cultural dominante, identificado como capitalismo; en él, hay un modelo de orden social que coadyuva a la permanencia del mismo, a través de la estrecha relación entre asentamientos y el desarrollo de nuevas y diversas actividades económicas -sobre todo servicios-, así como de infraestructura urbana y del transporte. Se crea así, una dinámica en donde la cercanía de las personas hacia las zonas donde se concentra la oferta, trae consigo el desarrollo de vivienda, y a la inversa.

Dicho modelo, puede decirse que ha convertido al homo sapiens particularmente desde la segunda mitad del siglo XX a la fecha, también en un homo urbanus, como lo refiere Dussel108. La transformación de sus ideas, incluye por ejemplo, aquellas acerca de las necesidades humanas y diferentes formas de satisfacerlas, lo que revolucionó sus formas de subsistencia; y hoy en el siglo XXI, una creciente cantidad de sociedades del planeta cambia su fuente de sustento -producción y consumo- disminuyendo drásticamente la actividad agrícola y dando enorme espacio a una actividad industrial cada vez más intensiva, lo que caracteriza a las ciudades.

Hay quienes sostienen que lo urbano ya no está únicamente en las ciudades. Baigorri apunta que cuando se ha hablado de la urbanización del mundo campesino y en ello refiere a Lefebvre 969, y a Gaviria, 1975, “…se ha querido expresar ese proceso que

                                                                                                                         107 Hay que decir, que no son únicamente aquellos bienes y servicios que satisfacen las necesidades básicas de alimentación, vestido y vivienda (con energía, agua, drenaje, etc.), atención a la salud, acceso a la educación y el trabajo, recreación, etc. En la actualidad, incluye el acceso a la tecnología -propia de la era-, que cada vez adquieren un carácter más suntuoso. 108 Dussel, E. (2014). 16 Tesis de Economía Política: interpretación Filosófica. México, Siglo XXI Editores. p.p.424

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entonces se veía como de colonización cultural, y que no es en realidad sino la extensión del núcleo civilizatorio -capitalista e industrial durante los siglos XIX y XX- a la totalidad del territorio social”. La urbanización tiene lugar en uno u otro escenario, como el mismo autor lo dice, recuperando a Lefebvre: “allí donde triunfan el intercambio de mercancías, el dinero, la economía monetaria y el individualismo”. Y lo visualiza como un fenómeno con un efecto negativo, entre otras cosas, porque “la comunidad se disuelve, es reemplazada por la exterioridad recíproca de los individuos y el libre contrato de trabajo”.109

La urbanización como “proceso indisociable del capitalismo”, dijera el mismo Baigorri, se puede explicar, cuando para producir los bienes de sustento humano, por una parte, concentra la fuerza de trabajo. Ésta, es puesta en el mercado como mercancía a disposición del Otro, como producto intercambiable por dinero, se trata como plantea Dussel, de “trabajo humano objetivado en el valor de un producto”110 el cual puede ser acumulado para producir ganancias.

Por otra parte, la dinámica de este proceso de producción globalizador, acumula también ganancias a partir del empleo indiscriminado e ilimitado de los productos de los procesos de la naturaleza, para que las ciudades subsistan a costa del campo. Ganancias que no son distribuidas entre ambos entornos, de manera que permitan la vida humana con acceso a los mismos bienes y servicios públicos, a ingresos que permitan un nivel de vida digno, a condiciones socioambientales sanas, entre otras cosas.

-La complejidad del proceso urbanizador.

Hay que decir que el aspecto económico no puede entenderse como la única causa de la urbanización y de la periurbanización que más adelante se aborda. Además, no basta quedarse en una larga lista que podría haber en la interpretación del papel dominante que juega el capitalismo en la urbanización moderna y en el dominio humano de la naturaleza. De acuerdo a la defensa de la complejidad que procura este trabajo, se entiende que son múltiples los factores se ven implicados en el proceso de apropiación de la naturaleza y de instauración de las ciudades como parte de la subsistencia humana en la cosmovisión moderna.

Además, que la complejidad de estas manifestaciones se presenta con variantes territoriales en las escalas nacional, regional y local de cada país del globo, en función de los factores de cada contexto. Esto, con todo y que la mundialización del capitalismo y el modelo homogeneizador de urbanización como parte de él, marcan tendencias semejantes de concentración de la población y de crecimiento de la oferta de bienes y servicios en las ciudades de los diferentes continentes.

Con seguridad que son muchos los factores que han intervenido en diferentes escenarios para la conformación de los conglomerados urbanos (metrópolis y megalópolis) que se

                                                                                                                         109 Op cit. Baigorrri, (1995). Quien cita a Lefebvre (1971:27), y especifica que, la primera versión de ese artículo es de 1949. p. 3 110 Véase Op cit, Dussel (2014), p. 39 y 70.

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han acentuado desde la década de los 70´s. En donde a pesar de la existencia de patrones, hay particularidades.

De estas concentraciones puede decirse que dejaron de ser exclusivas de los países industrializados y en mejor condición económica, para hacerse cada vez más comunes en aquellos de industria en crecimiento -no necesariamente con economía en aumento-. Y aunque sólo ocupen un porcentaje mínimo de la superficie planetaria, el 2%, se ha previsto que en ellas se registre el mayor crecimiento de la población mundial, durante los primeros treinta años del siglo XXI.111 Paradójicamente, estos escenarios que constituyen potenciales económicos en el marco del capitalismo, se tornan a la vez en espacios de hacinamiento y de marginación -en gran medida para los inmigrantes-, respecto a oportunidades de empleo y acceso a servicios básicos (vivienda digna, atención médica, educación, etc.), condiciones que complejizan aún más la dinámica de vida en ellos, y por ende los objetos de estudio que proveen a quienes los estudian.

ii) Las particularidades en la teoría por construir.

En un aspecto muy general, se hace necesario decir que los factores que inciden en el fenómeno de urbanización en cualesquier país, son diferenciados. Tener en cuenta que no siempre es útil el homogeneizar mediante la teoría las características del fenómeno, y si lo es, cuestionarla cuando ésta lo haga, así como proponer reflexiones a partir los estudios específicos, con la idea de nutrir y construir a ésta. Un ejemplo de un planteamiento generalizante, es aquel que establece que la periurbanización aunque se entiende diferenciada en los países que se categorizan por su condición económica,112 se asume que hay patrones universales, que se observan en los territorios, ello está expresado en la siguiente idea de Ávila:

“…mientras que en los países industrializados el fenómeno obedece a la relocalización espacial de las actividades productivas y al mejoramiento del hábitat y de los espacios para el ocio, en los países pobres, el periurbano se expresa de manera diferente, en su dinámica se interrelacionan fenómenos como la expansión incontrolada de las urbes, las migraciones del campo a las ciudades, el mercado ilegal de tierras y el precarismo urbano, entre otros.”113

Al aceptar la heterogeneidad, en principio, permite asumir que lo mencionado en esta cita no constituye un conjunto de factores únicos que intervienen en el fenómeno de                                                                                                                          111 Véase la referencia de Pisanty, I. et al (2009), sobre datos del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés) y del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1994 y en el año 2000, respectivamente. Cap. 17. El reto de la conservación de biodiversidad en zonas urbanas y periurbanas, en Sarukan, J. (Coord. Gral.), Dirzo, R. et al (Comp.), Capital Natural de México: El estado de conservación y tendencias de cambio, Vol. II., México, CONABIO. p. 720-721. 112 “Pobres o ricos”, “industrializados o no industrializados”, “desarrollados o subdesarrollados”, potencias económicas o con economías emergentes”, por decir de algunas categorías. 113 Ávila, S. H. (2000). Ideas y planteamientos teóricos sobre los territorios periurbanos. Las relaciones campo-ciudad en algunos países de Europa y América. México. Revista Digital SciELO de Investigación Geográfica. N°.45. Ago. 2001.

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crecimiento de las ciudades y del desborde de sus actividades productivas, recreativas, culturales, etc. En segundo lugar, que en los países de mejor situación económica el orden no siempre impera, a diferencia de donde hay condiciones más precarias como dice la cita. Tercero, que en cualquier parte del mundo pueden coexistir las características que el autor de la cita acoge como exclusivas de uno u otro conjunto de países.

Se trata de una invitación a no homologar los factores de índole cultural, política y económica, que de acuerdo a los estudios sociológicos, antropológicos y hasta geográficos, se asegura que están manifiestos en “todos” los procesos de periurbanización y rururbanización con los cuales se busca explicar -y en el mejor de los casos comprender- el contacto entre el campo y la ciudad, como resultado del crecimiento de ésta. Además, porque las situaciones manifiestas han cambiado y cambiarán, e incluso, las formas de percibirlas.

iii) Algunas categorías teóricas que ponen en contacto lo rural y lo urbano.

La transformación que sufren tanto el campo como la ciudad en el proceso urbanizador, y los elementos que surgen de la relación que establecen entre sí, hace impostergable, discutir sobre las diferentes formas en que se pueden descubrir, conceptuar o analizar los procesos implicados en esa relación, con el fin de mejorar la comprensión y organización de las ciudades y del campo, recuperando a Ramírez.114

Como parte del presente proyecto, incursionar en las categorías que facilita la teoría tiene el objetivo de desvelar algunas condiciones culturales, económicas, políticas, etc. que conforman el ambiente en estudio, como es el caso de San Francisco Tlalnepantla -sitio que sin dejar de ser rural ha adquirido características de la urbe-, las cuales se piensa que hacen latente la interacción entre ambos.

En el caso de periurbanización o periurbano, es decir, ya sea que tenga sentido como proceso o como espacio físico de contacto entre la ciudad y el campo allegado, son categorías en la teoría social, que surgen en aras de explicar cómo en el fenómeno urbanizador se mantienen en contacto el entorno rural y urbano, y cómo aún con la expansión de este último, lo rural no se desdibuja, desde una perspectiva sistémica en la cual la ciudad no se entiende sin los elementos para la subsistencia que le brinda el campo, y éste, aunque pueda hasta cierto punto persistir sin la ciudad, se dinamiza muchas veces en función de las necesidades de la población urbana (alimentos, agua, madera, minerales, etc.); de modo que su vocación se torna complementaria. Esto, considerando que la periurbanización se ha concebido como: “proceso de transformación espacial, pero también como un modo de vida; como un espacio de vida y de innovación

                                                                                                                         114 Ramírez, Velázquez. Blanca. (2003) La vieja agricultura y la nueva ruralidad: enfoques y categorías desde el urbanismo y la sociología rural. Revista Digital: Sociológica. Vol. 18 N° 51, enero-abril de 2003. México, D.F. Universidad Autónoma Metropolitana p.p. 49-51. Consultada en http://www.revistasociologica.com.mx/

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social, más que en términos morfológicos y funcionales”, dice Ávila, recuperando a Banzo (2005)115.

La interacción entre la ciudad y el campo también se ha explicado desde las nociones de rururbanización o nueva ruralidad (Sobrino, 2003)116, buscando definir cómo en el proceso de intercambio de elementos culturales y económicos, entre otros, el campo se ve trastocado en muchos aspectos ante la expansión desbordada de los elementos constitutivos de la ciudad. A diferencia de estas propuestas que interpretan la interacción como proceso, las categorías de interfase (Calenge y Jean, 1997), periferia urbana (Aguilar, 2003) y franja de transición rural-urbana (Delgado, 2003), tienden a definir el espacio creado a partir del encuentro, pero la ciudad siempre en su papel dominante ante el campo.

Acerca de la periurbanización, es útil traer a cuenta la definición de Ávila, quien desde el punto de vista del estudio del espacio, es decir la geografía, alude a ésta como proceso y la define como sigue:

La expresión territorial más clara del proceso de periurbanización, lo constituye la conformación de coronas o espacios periféricos concéntricos, en los cuales se entrelazan actividades económicas y formas de vida que manifiestan características tanto de los ámbitos urbanos como rurales. Este fenómeno, tiene lugar en numerosas ciudades del mundo, independientemente del nivel de desarrollo económico del país al que pertenezcan.117

El mismo autor, señala que la noción emerge durante la década de los setenta en la teoría sobre los entornos rural y urbano de los países denominados desarrollados, “aparece con regularidad en literatura especializada, asociada a la necesidad de identificar nuevas formas de organización espacial”118. Y añade que el fenómeno, se convierte en “objeto de estudio” de lo que es perceptible ya no sólo en las grandes ciudades de Canadá, Japón, Australia y del continente europeo, también, en escenarios de “países en desarrollo” como: México, Brasil y Argentina.119

Vale la pena aclarar que en la elucidación que se hace en este proyecto, se elude adoptar algunas categorías, como la de periferia, evitando otorgar un sentido de marginación, en congruencia con el cómo algunos teóricos entienden la relación dominante de la ciudad sobre el campo. También aquella de franja o frontera, porque desde la perspectiva personal se piensa que, expresa límites entre lo que contiene y aporta tanto el campo como la ciudad, cuando en realidad establecen una relación de mutualidad; además,

                                                                                                                         115 Véase Ávila S., H. (2009). p 116  Ávila menciona que Sobrino y otros autores, hacen un manejo indistinto de la noción rurubanización o nueva ruralidad. Op cit Ávila (2009). p. 108. Esto ayuda a aclarar que en el presente trabajo, también se emplean indistintamente.  117 Ibid. 118      Ibid.  119 Véase Op cit Ávila (2009). p. 100. El autor ilustra geográficamente el fenómeno de la periurbanización, retomando a Hicks (1980) con información Barrere, (1948:48).

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estos términos, pueden dar idea de que se habla únicamente de un espacio, incluso estático -quizá menos el de franja en transición120-.

Lo cierto es que, puede no haber definiciones perfectas, dado que ninguna queda exenta de una connotación a veces no deseada. No obstante, en este trabajo las nociones de periurbanización y nueva ruralidad ayudan a expresar algunas de las condiciones económicas, culturales, políticas, etc. de este fenómeno de poblamiento “característico de la sociedad postindustrial”121 -y no exclusivo de los países de un continente o de su condición económica- , que se hacen manifiestas en el territorio de San Francisco Tlalnepantla, en la transformación de su espacio físico y en la dinámica social (abordada en el capítulo sobre la caracterización sociodemográfica).

6. Características de la urbanización en México.

En cuanto a los elementos que caracterizan a la urbanización, en otras palabras, que hacen posible su manifestación, se alude frecuentemente a la movilidad poblacional como un factor elemental, que incluso, se ha buscado distinguir entre los “países industrializados” y los “emergentes o pobres”. Parafraseando a Ávila, señala que en las naciones potenciales, ocurre tanto por la descentralización de los sectores industrial y comercial hacia la periferia de las ciudades, como por un éxodo poblacional hacia el campo, que representa una alternativa en cuanto a obtener una mejor calidad de vida. Mientras, que en los países con una industria creciente, obedece a un flujo continuo de migrantes rurales hacia las urbes, quienes ocupan legal o ilegalmente las zonas

periféricas debido al bajo costo que se tiene del suelo122. La situación de la urbanización en México ciertamente se ha explicado a partir de un desarrollo industrial al cual el país no fue ajeno en el siglo XX. Este acontecimiento generó que las ciudades aumentaran de tamaño y que su densidad poblacional se incrementara notablemente debido a la migración desde el campo en busca de “la oferta urbana de oportunidades de empleo, educación, atención médica y acceso a servicios” 123 y, la ausencia de las mismas en el campo, lo cual se aunaba “al deterioro y a la consecuente depauperización de las zonas rurales”124. Un detonante trascendental de la migración, en particular hacia la Ciudad de México, fue la Revolución Mexicana y a la dinámica económica que posteriormente se genera, dado que “…se ofrecían grandes incentivos económicos, como las tarifas especiales para la energía eléctrica y el agua…” Esto motivó la instalación de muchas industrias, y conllevó

                                                                                                                         120 La idea de transición revela movimiento, cambios, evolución, aunque en realidad su transformación no siempre es gradual, pues siempre estará implicada la contingencia. 121 Véase Ávila S.H. (2009). p.99 Quien señala que hay consenso teórico en esta idea que asocia al proceso de poblamiento con el desarrollo industrial. 122 Op cit Ávila (2009). p. 103 123    Op cit. Pisanty, et al, (2009). p. 724  124 Ibid.

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la creación de empleos “que representaban el atractivo de un ingreso fijo con el que no se contaba en las regiones rurales”.125

La elucidación sobre el fenómeno de la periurbanización en el México actual, implica un contexto latinoamericano, desde ahí se ha entendido esa “penetración urbana, sea en un valle o en una vertiente de zonas predominantemente rurales”, según refiere Ávila este fenómeno,126 como proceso que en la región se ha configurado bajo el patrón de “avance de la urbanización a lo largo de los ejes de salida de las ciudades y, por […] poblamientos difusos”127.

Independientemente de que este patrón sea el común denominador en Latinoamérica, el ámbito periurbano se ha fortalecido en las áreas metropolitanas del país, piénsese en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México y en sus principales rutas hacia las metrópolis que la rodean (Puebla, Toluca, Cuernavaca), y otros núcleos urbanos de gran dinamismo (Pachuca, Texcoco).128

El tema mercantil, en el acelerado proceso de urbanización, no hay que pasarlo por alto. Hay que recordar que en el marco de la aparición de las políticas neoliberales en México, a principios de la década de los noventas, la orientación político-económica del neoliberalismo se inoculó en una cierta capa de la población -por supuesto en los tomadores de decisiones-. En México y en América Latina esto generó una visión de valor de la tierra y el agua, entre otras cosas; en el país, esto se materializó en reformas a la legislación agraria que develaron un gran valor de cambio de las tierras rurales129.

Esta concepción, abrió plenamente las puertas al proceso de incorporación de las tierras del entorno rural en el mercado, convirtiéndolas hoy en día en el blanco perfecto para el sector inmobiliario, que ha crecido exponencialmente en las tres últimas décadas. Ello representa una gran presión para la ocupación del suelo -legal o ilegalmente- en las entidades federativas.

En el contexto de la Ciudad de México, tal situación Blásquez la ilustra cuando menciona que antes de la irrupción del pensamiento neoliberal, las tierras ubicadas en la periferia se contemplaban de una manera conservadora, como “la reserva de suelo que necesitaba la urbe en expansión”; lo que coincidía, con un disminuido interés de procurar la agricultura en esas tierras, dado que dicha actividad, dentro de la ciudad y desde la perspectiva de la modernización, era considerada como “residual y poco rentable”.130

Manifestaciones de la periurbanización.                                                                                                                          125 Ibid. 126 Ibid. 127 De nuevo Ávila (2009) en la Revista de Estudios Agrarios, capítulo sobre Periurbanización. 128 Ibid. 129 Blásquez, Martínez. L. (2012). La ciudad de México y sus fronteras ecológicas: reformulaciones espaciales, representativas y de poder en Nueva antropología [online], vol.25 no.77. México. SciELO Revista Electrónica Semestral. pp. 155-177 130 Op cit. Blásquez M. L. (2012). p. 2

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El periurbano, Ávila lo define como: “la extensión continua de la ciudad y la expansión paulatina de los espacios rurales que le rodean”. 131 Las áreas del periurbano -aludido como espacio- son tierras legales e ilegales, sociales y particulares, industriales y habitacionales, agrícolas y forestales, que conforman el complejo panorama de la periurbanización.

La idea es recuperar sólo algunas de las manifestaciones que un par de autores señalan como parte del proceso de periurbanización. De Ávila rescato la idea de que “un elemento fundamental en la conformación del periurbano latinoamericano lo constituye la transacción de las tierras (legales e ilegales)”. Ahí, la dinámica en la modificación del esquema de asignación de usos sobre el suelo, que el Estado hace, deriva de la masificación tanto de la actividad productiva -que se diversifica cada vez más-, como de la vivienda, aun cuando la leyes eviten que las tierras sean susceptibles de entrar al mercado -particularmente las del suelo social-. Pero el fenómeno económico de la especulación de tierras, no reconoce límites y los agentes inmobiliarios lo saben, convencen de alguna manera a los gobiernos en turno para poner a disposición del mercado los terrenos contiguos a la ciudad. Ávila da cuenta del poder del mercado de tierras legales o no, y de su impacto sobre aquellas de índole comunitario: “el espacio agrícola periurbano enfrenta como principal amenaza la intensa especulación de la tierra, sobre todo las de propiedad social, cuyo valor es por lo general mayor a la producción que ahí se genera”

A ello se suma el hecho de que los productos de la naturaleza: agua, tierra, flora, etc., son susceptibles de privatizar, y también de convertirlos en mercancías. y principalmente, porque las reglas que rigen el acceso al uso los mismos, son dinámicas -como lo es la naturaleza y todo aquello creado por el humano-, pero regularmente, demasiado flexibles para que escaparse rápidamente de las manos el control administrativo sobre esos “recursos naturales”. Y no es de obviar las querellas que se suscitan entre el Estado administrador y los aspirantes a hacer uso de éstos -por la vía legal o ilegal-; así como, entre los pobladores originarios del lugar y migrantes. De nuevo Ávila, permite ilustrar dicha situación:

Los mecanismos formales y tradicionales y las reglas que rigen el uso del acceso a la tierra (y al agua) quedan en ocasiones al margen y más bien se realizan de manera informal, sin contratos de por medio. Los habitantes originales del ámbito periurbano y los recién llegados pueden tener perspectivas diferentes sobre las reglas de operación y pueden conformar sus propias redes. En ese sentido se pueden producir conflictos entre grupos de campesinos periurbanos pobres (por ejemplo, los que trabajan la tierra con fines agrícolas y los que quieren construir sus casas) y las personas de clase media de la ciudad que compran tierras para construir una vivienda de descanso y tener la posibilidad de dedicarse a la agricultura los fines de semana […], hay además una amplia disputa por el uso de

                                                                                                                         131    

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los recursos, principalmente el agua. Para unos, los campesinos, son principalmente

para sobrevivir, mientras que para los otros, son para el ocio o el descanso.132

Este panorama que Ávila plantea, da la pauta a reflexiones en varios aspectos, en el marco de esta investigación que se identifican en el contexto de la periurbanización y están latentes en el sitio de estudio (ver capítulo caracterización sociodemográfica).

Otros aspectos también importantes que Ávila apunta, es que en dicho contexto la producción agrícola está siendo desplazada como actividad básica para el sustento familiar. Lo cierto es que si es determinante el fenómeno sobre la producción, esto, con todo y que existen escenarios donde a veces se generan mecanismos para el fortalecimiento productivo que sirve para el consumo local y, en el mejor de los casos para el abasto regional.

Como parte de esos mecanismos, Ávila expone el papel creciente que ha adquirido la práctica agrícola y pecuaria de los alimentos orgánicos en muchas ciudades del mundo, lo que garantizaría abasto para ellas; sin embargo, con todo y las bondades de esta posibilidad alimentaria fresca, cercana a los consumidores, que emplea poca tecnificación, el autor señala la fragilidad en la que esta queda, a raíz de la relación que se genera entre el campo y la ciudad en el proceso de periurbanización, con motivo de que el espacio cuyas condiciones biológicas permite la producción, se ve presionado por la urbe hasta el grado de abatir los sistemas naturales que ayudan en la producción.

Esta contradicción que pone en condición de riesgo la seguridad alimentaria de los pobladores de la ciudad y del campo, conlleva la vulnerabilidad de culturas, que en torno al medio natural y su manejo integral han desarrollado un conocimiento ancestral, en Ávila se esboza esta idea: “la expansión de las urbes ha alcanzado a los espacios rurales, donde se han asentado históricamente las comunidades campesinas con cultura y procesos propios, con una forma específica de vincularse con la ciudad y el espacio inmediato que le rodea...”133

A lo anterior, se suma el hecho de comprometer “la permanencia de formas de tenencia de la tierra ejidal y comunal”, que Ávila recupera de Sobrino. Pues con el acelerado incremento del formato privado de propiedad se desdibuja la tenencia social de la tierra, cuyo objeto es estar al servicio de las comunidades.

La delgada línea en la que se encuentra la tierra de uso social, que aporta a Sobrino a la reflexión, se ahonda en el contexto del mercantilismo imperante, haciendo cada vez más común que estas tierras se compren por particulares a los comuneros o ejidatarios que no pretenden conservarlas. Pero además, tienen la amenaza de ser expropiadas para megaproyectos de carácter industrial, habitacional, recreacional, de explotación de

                                                                                                                         132    133 Op cit. Ávila, S.H. (2009). p. 94-95

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“recursos naturales” (agua, minerales, maderas, pigmentos, plantas medicinales, etc.), incluso para la instalación de sistemas de transporte público, por decir de algunos.

Desde la propuesta interpretativa de Jaime Sobrino, que es la rururbanización, se pueden identificar otras características de la relación que se establece entre el campo y la ciudad, su enfoque se basa en identificar elementos del ámbito rural que se impregnan de la dinámica económica de la urbe. De ahí las situaciones mencionadas, pero también, aspectos como la diversificación ocupacional,134 que es la variedad que se genera en el tipo de actividades productivas. Sobre ella apunta, en otras palabras, que tal diversidad no sólo se da en el tipo de actividades para la subsistencia, sino también en las formas de producir bienes y servicios, así como la oferta de éstos. De modo que cohabita el comercio con la producción agrícola-ganadera, lo mismo con los servicios gastronómicos y recreativos, que con la producción industrial y artesanal, así como la inserción de las personas en los mercados urbanos de trabajo.

Una última situación que a criterio de Sobrino origina la rururbanización, y que se hace necesario mencionar, es el acrecentamiento en la demanda de servicios públicos y particulares (transporte, comunicaciones, salud, educación, alimentación, recreación, etc.), bajo el formato de habitabilidad particular de las urbes.

7. La regulación estatal en México frente al crecimiento urbano.

Las leyes y normas, así como políticas públicas, orientan la postura del Estado en una nación e incluso en un conjunto de naciones -a través de tratados internacionales-, frente a los impactos al ambiente que resultan de las actividades de una sociedad.

La regulación que ejerce el Estado, como garante de un ambiente sano para los ciudadanos -ambiente tanto en los términos indicados en este documento, como en su concepción limitada al entorno físico-, lo logra entre otras cosas, gracias al ordenamiento del territorio, a la definición de las actividades productivas y la organización de los medios para desarrollarlas; así como a la administración de los recursos de la naturaleza.

Ante la periurbanización, esa forma en que algunos teóricos glosan la relación que se establece entre la ciudad y el campo a partir de la tendencia al crecimiento de los territorios, su población, su infraestructura y la oferta de bienes y servicios –públicos y privados-. Tiene lugar la existencia de instrumentos legislativos y normativos, que pretenden la planeación y gestión integral del territorio en las diferentes escalas de gobierno.

En México, como en otros países, esos instrumentos van de la Constitución Política al conjunto de leyes y de planes y programas, estos sirven para dar directriz a dicha tarea, y en ellos queda plasmada la política ambiental y los mecanismos para materializarla. Estos

                                                                                                                         134 Concepto de Sobrino (2003), citado por Ávila en Op cit. Ávila (2009). p.108

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sirven de marco a las diferentes estrategias que se ponen en marcha para concretar las acciones en torno al mejoramiento y cuidado del ambiente. En el quehacer de la investigación académica, como es el caso del presente trabajo, se hace indispensable considerar en el contexto a los documentos que abrazan la regulación de la actividad humana en este caso en torno al aspecto ambiental.

En esa lógica, derivado del ejercicio de contextualizar con algunas de las leyes relacionadas al tema ambiental, se exploró la noción de ambiente que promueve el Estado mexicano. En la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA) del año 1998 -ley marco a nivel nacional en materia ambiental-,135 se identifica la definición ambiente como “El conjunto de elementos naturales y artificiales o inducidos por el hombre que hacen posible la existencia y desarrollo de los seres humanos y demás organismos vivos que interactúan en un espacio y tiempo determinados”.136

La interpretación de esta definición, permite entrever, que la visión estatal contempla los elementos tanto naturales como antropogénicos, pero no asume en la composición del ambiente a la condición social que recrea el ser humano en el entorno físico -natural y artificial-. Esto permea a la legislación ambiental mexicana en su conjunto,137 donde se detona que el ambiente sólo es el entorno físico donde tienen lugar las interacciones humanas y humano-naturaleza.

Lo anterior si se toma en cuenta que, se alude entre quienes pueden ser objeto de las afectaciones ambientales, así como de la protección, conservación y mejoramiento, al agua, a la tierra, al aire, y al espacio que habitan la flora, la fauna y los humanos; no se menciona, al sujeto humano como el posible afectado, menos a las relaciones generadas entre homo sapiens- aunque se pueda descifrar que al alterarse el entorno físico, los h. sapiens en consecuencia-. La Ley Federal de Responsabilidad Ambiental refuerza este enfoque, si se lee que el “daño al ambiente” implica la “pérdida, el cambio, el deterioro, menoscabo y afectación o modificación”, a los hábitat, los ecosistemas, los recursos naturales, también a las condiciones químicas, físicas o biológicas y a las relaciones de interacción que se dan entre éstos; incluso, a los bienes y servicios ambientales que estos proporcionan;138

                                                                                                                         135 Publicada en el Diario Oficial de la Federación (D.O.F.) en 1988, y con una última reforma a finales del año 2013. La finalidad de la LGEEPA es reglamentar las disposiciones de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que se refieren a la preservación y restauración del equilibrio ecológico, así como a la protección al ambiente, en el territorio nacional y las zonas sobre las que la nación ejerce su soberanía y jurisdicción. Según queda establecido en la misma Ley. [D.O.F., 2013]. 136 Esta misma definición la adopta el Gobierno del Distrito Federal en la Ley Ambiental y de Protección a la Tierra del Distrito Federal -antes sólo Ley Ambiental-. 137    De acuerdo a la Ley Federal de Responsabilidad Ambiental [D.O.F., 2013], identifica como leyes ambientales para el territorio nacional, a: “La Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, la Ley General de Vida Silvestre, la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable, la Ley de Navegación y Comercio Marítimos, la Ley de Aguas Nacionales, la Ley de Cambio Climático, y la Ley General de Bienes Nacionales; así como aquellos ordenamientos cuyo objeto o disposiciones se refieran a la preservación o restauración del equilibrio ecológico y la protección del ambiente o sus elementos”. Conjunto de legislaciones de las últimas tres décadas. 138 El concepto de bienes y servicios ambientales parece ser de reciente uso, aunque las sociedades desde sus orígenes se han beneficiado de los ecosistemas. Por bienes se entienden los productos tangibles de la naturaleza (madera, frutos, agua, suelo, plantas

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De modo que la connotación bio-social del ambiente que aquí se propone, cuyo enfoque difiere de la estatal, en el aspecto de incorporar la existencia de las relaciones entre los seres humanos, obliga a pensar en la conceptualizaciones y los mecanismos que se requieren para garantizar permanentemente las condiciones óptimas en la pervivencia de las especies con las que el humano cohabita el territorio; ello, a través de su política pública y de instrumentos para ejercerla. Lo que llevaría a la revisión de leyes, normas, programas, etc. desde el ámbito cultural hasta económico, y por supuesto la gestión del territorio, todo en el contexto que va de lo federal al municipal. Pero ese no es el objetivo en este proyecto. La idea central en este apartado, es tener presentes algunos de los instrumentos legislativos, planificadores y operativos que el gobierno del Distrito Federal (D.F.) emplea para regular las actividades que generan un impacto “ambiental”, en este caso producido por el crecimiento acelerado de la megaciudad en la que se ha convertido la capital del país; e incluso, para definir acciones tanto preventivas como correctivas ante dicho impacto.

Lo que sí es de interés ahora, es identificar los instrumentos en los cuales está expresada la política pública del gobierno del DF con relación al crecimiento de la Ciudad de México y la regulación de éste, entre ellos se encuentran, la Ley de Planeación del Desarrollo del Distrito Federal,   la  Ley de Desarrollo Urbano, la Ley de Desarrollo Agropecuario, Rural y Sustentable, la Ley Ambiental de Protección a la Tierra en el D.F.;139 todas ellas, tienen su base en leyes generales como la LGEEPA y en la Ley General de Asentamientos Humanos. También existen las figuras de delimitación de suelos, en función de una vocación que les asigna el gobierno en turno del D.F., “siempre apegado” a las leyes. Dentro de estas figuras aparecen aquellas que ayudan a visualizar en este proyecto, la tutela de dicho gobierno sobre las áreas que pueden ser susceptibles de ocuparse para extender la dinámica habitacional, productiva y de servicios de la ciudad. Se trata de las Áreas Naturales Protegidas (ANP) -no todas se administran y conservan desde el ámbito federal, cuando están en suelo urbano, corresponde esta tarea a la Delegación o a la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA), incluso a ambas si el ANP se encuentra en el

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   medicinales) de los que se benefician directamente los seres humanos. Los servicios, tienen que ver con los procesos y las funciones de los ecosistemas que, además de influir directamente en el mantenimiento de la vida, generan beneficios intangibles y bienestar para las personas y las comunidades, ya sea de manera natural o del manejo sustentable de los productos de la naturaleza y de los ecosistemas que conforman. Se trata de • la regulación del clima y el amortiguamiento del impacto de los fenómenos naturales. • La provisión de agua en calidad y cantidad suficientes. • La generación de oxígeno. • El control de la erosión, así como la generación, conservación y recuperación de suelos. • La captura de carbono y la asimilación de diversos contaminantes. • La protección de la biodiversidad, de los ecosistemas y las formas de vida. • La polinización de plantas y el control biológico de plagas. • La degradación y el reciclaje de desechos orgánicos. • La belleza del paisaje y la recreación. Secretaría de medio Ambiente y recursos naturales (2004), Introducción a los Servicios Ambientales. México. SEMARTNAT-Hombre Naturaleza, A.C. http://www.inecc.gob.mx/descargas/publicaciones/583.pdf. Consultado en enero de 21015. 139 La primera, publicada en la Gaceta Oficial del Distrito Federal (GODF), en enero de 2000 y reformada en el mismo mes de 2008. La segunda, creada en 1996 y actualizada por última vez en julio de 2013. La tercera, GODF diciembre del 2011 y con antecedentes en la Ley de Desarrollo Rural Sustentable de enero del 2008. La cuarta, publicada en enero del 2000 y aún vigente, aunque su antecedente fue la Ley Ambiental del DF de 1996. La última, es de abril del 2001.

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territorio de dos o más demarcaciones-;140 de manera muy particular, el Suelo de Conservación (SC) es de la jurisdicción exclusiva del gobierno del D.F.

Acerca de este último, cuya administración es competencia de la Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno del Distrito Federal, posee una gran importancia ambiental para la vida de las diversas especies -incluyendo la humana- que cohabitan al interior y exterior de él. Pues el Suelo de Conservación dinamiza y regula biológica y químicamente la vida. Pero además, tiene un papel semejante en la vida social de las comunidades humanas, como se verá más adelante. i) El Suelo de Conservación como instrumento regulatorio en la gestión del territorio del DF.

Antes de ahondar en las características del Suelo de Conservación del D.F., que representa más de la mitad de la superficie territorial de la entidad, cabe decir que el contexto en el que se ha delimitado a éste, es en el de restringir y regular su apropiación humana, así como proyectar su conservación, protección y restauración de ser necesario, debido a que la actividad antrópica para la subsistencia y la recreación afectan en gran proporción, cada vez más, a los productos de la naturaleza, por ejemplo, irrumpiendo en sus ciclos de producción y reproducción, lo que ha inducido un deterioro de éstos hasta llegar a su agotamiento en algunos casos. Esto se incrementa, si se toman en cuenta las afecciones ya de por sí naturales de los procesos (químico-biológicos) y los fenómenos atmosféricos, los cuales impactan la existencia de las especies -desde bacterianas hasta animales, y por supuesto, a la humana-.

El impacto antropogénico particularmente, se ha dado como un fenómeno casi planetario, en todo caso diferenciado, que preocupa y ocupa a iniciativas gubernamentales, civiles, académicas y de organismos internacionales, las cuales, desde la década de los 70´s han generado propuestas de diversa índole para hacer frente al acelerado proceso de deterioro ambiental que está induciendo la propia supervivencia del ser humano en el planeta.

Pero, ¿qué aspectos humanos han acelerado el deterioro ambiental? Sin aludir a una idea causal y/o secuencial, pero sí, a un planteamiento que permita dejar claro que los fenómenos naturales y antropogénicos están imbricados y, que en su conjunto pueden redundar en el proceso de deterioro de la biodiversidad y la diversidad cultural -relacionadas entre sí-, se enuncia la economización de la naturaleza y la urbanización, como aspectos entre otros no menos importantes, que guardan relación con la forma en que se habita el espacio físico, y lo que ello implica en términos ambientales. Pues la                                                                                                                          140 Las ANP que quedan bajo la jurisdicción del GDF, están establecidas en la Ley Ambiental de Protección a la Tierra en el Distrito Federal. Se trata de “zonas sujetas a conservación ecológica, parques locales y urbanos establecidos en el Distrito Federal para la conservación, restauración y mejoramiento ambiental”. Y como dice la SEDEMA del DF, “son espacios físicos naturales en donde los ambientes originales no han sido significativamente alterados por las actividades antropogénicas (humanas)…”, y por “sus características ecogeográficas”, les permite contener diversas especies de flora y fauna, así como “bienes y servicios ambientales”. http://www.sedema.df.gob.mx/

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urbanización, como fenómeno casi planetario, conlleva la demanda de bienes y servicios, y con ello, un tipo de producción masiva de éstos que emplea cada vez más recursos de la naturaleza: madera, agua, minerales, gases, compuestos orgánicos como el petróleo, en la producción de bienes (alimentos, calzado, vestido, insumos domésticos etc.) para los cuales se sintetizan compuestos, es el caso del plástico que requiere emplear grandes cantidades de agua, y a la vez, coloca en la naturaleza exorbitantes sumas de desecho, que por si fuera poco, son de larguísima y difícil degradación.

En todo este proceso antropogénico, se incluye también la provisión de servicios como energía, agua y el confinamiento de ésta y otros desechos, que requieren de una enorme cantidad de energía, calorífica principalmente, para producirse y reconvertirse, cuya necesidad de disponer de dichos productos de la naturaleza se hace cada vez inconmensurable. Todo ello, altera los procesos naturales existentes, v.g., acortando los tiempos necesarios para la reproducción y regeneración de los llamados recursos naturales141. En dicha provisión de servicios, otro ejemplo de importancia medular en la ciudad y áreas periurbanas, está relacionado con el agua.

En principio, el problema del abasto del agua va desde la conservación de los procesos ecológicos que garanticen su existencia, hasta el de la distribución, “que es además un reflejo de la estratificación social de nuestro país”,142 esto por un lado. Porque la otra parte, el problema en sus dimensiones social, económica, de salud para los diferentes organismos vivos, etc., lo constituye la recolección y disposición segura del agua residual.

En el abasto, van implicados conflictos por la transferencia del recurso hídrico de zonas relativamente distantes a los asentamientos urbanos, que además de representar un gran gasto energético y económico, constituye un descobijo del recurso hacia las comunidades donde se genera naturalmente el agua. A ello se suma, “…la constante sobreexplotación de los acuíferos, la transformación de las áreas naturales que permitan su recarga es un problema frecuente y persistente que enfrentan todas las ciudades mexicanas, caracterizadas por la falta de planeación…”143 Y ni que decir de la calidad del agua que se emplea en las zonas periurbanas, cuyo tratamiento adecuado, comúnmente escasea.

Respecto al tratamiento de este elemento natural, se observa entre otras cosas, que “En México, como en otros países en desarrollo, el crecimiento poblacional precede al desarrollo de infraestructura para manejar agua residual, lo que permite la dispersión de la contaminación por residuos domésticos e industriales”144.

La lista de impactos antropogénicos al ambiente, podría hacerse muy extensa, pero el punto ahora es enfatizar que las zonas en condición de periurbanización de la Ciudad de

                                                                                                                         141 Para la comprensión de estos procesos, y de los impactos que ellos mismos generan, la termodinámica ofrece elementos teóricos que ayudan incluso a desarrollar una perspectiva sistémica del funcionamiento de la naturaleza y de la relación que en ella representa la presencia humana. 142 Op cit. Pisanty, I. et al, (2009). p.727. 143 Ibid. 144 Op cit. Pisanty, I. et al, (2009), citando a Foster, et al., (1998). p.735.

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México, en donde se conservan áreas aún naturales, no es ajena a esa realidad de ver amenazados los “recursos” de la naturaleza. De acuerdo a la Secretaría del Medio Ambiente y a la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial del Gobierno del Distrito Federal, en el Suelo de Conservación:

Convergen actores y situaciones que están generando cambios de uso del suelo en detrimento de los ecosistemas y los servicios ambientales que en este territorio se generan. Se estima que anualmente se pierden entre 150 y 200 ha de bosque y zonas agrícolas, principalmente por el avance de la mancha urbana. Otros problemas son la tala clandestina, incendios y plagas forestales, pérdida de biodiversidad, avance de la frontera agrícola, uso de agroquímicos en las actividades agrícolas, presencia de ganadería extensiva, sobrepastoreo; pérdida de identidad, costumbres y tradiciones de poblados rurales, entre otros.145

Y estos problemas están relacionados, de alguna manera, con el manejo del agua y de otros elementos de la naturaleza, como se expuso antes, tanto en los procesos de producción de bienes y servicios para el ser humano; como en el de desechar muchos de esos bienes, cuando cumplen su vida útil -que se acorta intencionalmente por parte de los productores, se trata de la obsolescencia programada-, o simplemente, quien los posee decide ponerlos en desuso.

Ahora bien, retomando la idea de lo que representa el Suelo de Conservación del Distrito Federal (SCDF), para la dinámica social, económica, cultural, política y biológica entre otras cosas, de la Ciudad de México. Se puede decir, que es la categoría más que opuesta, complementaria a la del Suelo Urbano (SU). Ambos son demarcados y administrados por el Gobierno de la Ciudad de México (GCDMX o GDF), para lo cual desarrolla una planeación, que entre otras cosas, proyecta el formato productivo, habitacional y en general de crecimiento controlado de estos espacios, tanto en el presente como para el futuro, -aunque frecuentemente lo planeado desborde a uno y a otro tiempo- . Al respecto, el GDF menciona:

Para optimizar el ordenamiento territorial, el aprovechamiento del suelo y el respeto al medio ambiente, el territorio del Distrito Federal se clasifica en suelo urbano y suelo de conservación, a lo que se denomina zonificación primaria del territorio. El primero cuenta con una extensión de 61,082 ha que representa el 41 % de la superficie total, mientras que el segundo incluye 88,442 ha, es decir un 59 % del territorio.146 [Fig. 1.]

                                                                                                                         145 Secretaría del Medio Ambiente y Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial, (2012). El Suelo de Conservación del Distrito Federal en Atlas Geográfico del Suelo de Conservación del Distrito Federal. México. Gobierno del Distrito Federal-SEDEMA-PAOT. p.11.  146 Asamblea Legislativa del Distrito Federal [31 de Diciembre de 2003]. Decreto por el que se Aprueba el Programa General de Desarrollo Urbano del Distrito Federal. Gaceta Oficial del Distrito Federal.  

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Figura 1. TEMA: El Suelo del Conservación de Distrito Federal. FUENTE: Atlas Geográfico del Suelo de Conservación del Distrito Federal. [2012]. Nota: El área dela parte superior con color más claro, corresponde al Suelo Urbano.  

”El territorio clasificado por los Programas de Desarrollo Urbano, que comprende las áreas fuera de los límites del centro de población” -como define al Suelo de Conservación la Ley Ambiental de Protección a la Tierra en el Distrito Federal-, alberga su importancia, en la visión del GDF, por ser “un aporte a la biodiversidad de flora y fauna indispensable para la sustentabilidad…”147, y proporciona “servicios ambientales, necesarios para el mantenimiento de la calidad de vida de los habitantes de la Ciudad de México”148 -sin mencionar al conjunto de especies habitan el territorio del DF-149.

El SC es valorado por el GDF, en función de que “produce todo un conjunto de servicios ambientales sin los cuales resultaría impensable la permanencia de la ciudad”150, porque

                                                                                                                         147 Definición de la Secretaría del Medio Ambiente del Gobierno del Distrito federal. Consultado en http://www.sedema.df.gob.mx/sedema/index.php/temas-ambientales/suelo-de-conservacion. 148  Op cit.  Secretaría del Medio Ambiente y Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial, (2012). p.10  149 Se hace necesario reflexionar acerca de que en el discurso de las Secretarías del estado Mexicano, en sus diferentes niveles, se incorpora la noción de los llamados “servicios ambientales” -incluso “la sustentabilidad”-, la cual puede leerse como un planteamiento con una orientación antropocéntrica; si se piensa que prima el interés de salvaguardar las zonas naturales para el beneficio humano, dejando en segundo plano, a las especies con quienes se cohabita la Tierra y con las que existe una relación de co-dependencia -donde la pervivencia humana está en función de las diversas especies y de los productos en general de la naturaleza; las de estas, depende en gran medida, de que el humano no irrumpa sus procesos, ni agote su existencia-. 150 Op cit. Secretaría del medio Ambiente y Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial, (2012). p. Presentación SEDEMA.

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proporcionan: suministro de agua debido a la condición permeable del suelo, la cual permite recargar los acuíferos; generación de oxígeno, mejoramiento de la calidad del aire y regulación del clima local, gracias a la capa vegetal que puebla esta zona; incluso, la retención del suelo con ayuda del agua y de la corteza vegetal; producción de bienes y servicios agropecuarios para el consumo local y regional; escenarios de esparcimiento y recreación.

La Secretaría del Medio Ambiente y la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial del GDF, plantea cifras relacionadas con la provisión de dichos servicios ambientales, como sigue:151

- Al respecto del suministro de agua, menciona en otras palabras, que aproximadamente del 60 al 70% del agua que se consume en el Distrito Federal, proviene del acuífero alimentado por el SC. Y que en este suelo, “se aprovechan 76 manantiales con un caudal de 850lt/seg, los cuales permiten suministrar agua a los poblados rurales y zonas urbanas del sur-poniente de la Ciudad de México”.

- En cuanto a la disminución de los niveles de contaminación, el argumento del GDF es que “se estima que la cantidad de carbono aéreo almacenado en la cubierta vegetal del SCDF oscila entre 2 y 2.5 millones de toneladas”. Lo que hace de éste, un sumidero importante de gases que promueven el efecto invernadero -entre ellos el bióxido de carbono-.

- En la conservación de la diversidad biológica, que es importante para mantener las funciones y la salud de los ecosistemas, el reservorio de biodiversidad que constituye el SCDF, representa “menos del 1% del territorio nacional”; sin embargo, la diversidad de flora y fauna que alberga, “es equivalente al 2% de la riqueza biológica mundial y al 11% de la riqueza biológica nacional”.

- La regulación del microclima en la región, se da gracias a que la cubierta vegetal del SCDF, en conjunto con el corredor Chichinautzin-Las Cruces, consienten la absorción de una importante cantidad de radiación solar. Esto permite tener un clima templado en la región, y cierta disminución de las ondas de calor y de los eventos extremos de temperatura.

- La cubierta vegetal del SCDF también “evita o disminuye los procesos de erosión eólica e hídrica”. De manera complementaria, el agua y la tierra mantienen dicha cubierta, y a su vez, permiten suelos fértiles para la producción (forestal, alimentaria -tanto de fauna como de humanos- entre otras), y, para la recarga de acuíferos. Además, la retención de suelo y agua, ayuda a disminuir la cantidad de partículas que se volatilizan y que van a la atmósfera y al drenaje.

Las afectaciones a la salud humana que se evitan con estos procesos naturales, son una parte de los llamados “servicios” que proporciona la naturaleza. A ellos se suman, desde                                                                                                                          151 Op cit. Secretaría del Medio Ambiente y Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial, (2012). p.10 -11.

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la perspectiva economicista de la naturaleza, la disminución de costos que representa menos incorporación de infraestructura y mantenimiento de la misma, para resolver problemas como las inundaciones que se producen en esta zona de origen lacustre, pues se puede concentrar una gran capacidad de carga en el SCDF.

La otra parte de los “servicios ambientales”, la constituyen las cualidades de la zona que permiten al ser humano satisfacer sus necesidades desde alimentarias hasta de recreación. Las posibilidades que ve el GDF en esta zona son netamente de carácter económico.

- En principio se cuenta la producción agropecuaria de esta zona rural -clasificada así por el GDF-. La cual, se basa en la agricultura y ganadería y representa una fuente importante de productos para la subsistencia de los pueblos y comunidades de la zona. Esta actividad ocupaba en los datos de la primera década del presente siglo, alrededor de 21 mil habitantes152, y se trata del cultivo de nopal, maíz elote, avena, romerito, amaranto, hortalizas, avena, forrajes y flor de ornato; además, de la producción de bovinos principalmente.

- Enseguida, están las posibilidades de recreación, valores escénicos y culturales en los escenarios naturales y de historia cultural del SCDF. Estos conforman “nichos de turismo alternativo”, que incluye, el turismo ecológico y de aventura; el turismo de fiestas, ferias y exposiciones; así como, el turismo especializado en medicina tradicional, que está “enfocado a la prestación de servicios cuya principal actividad es la curación, relajación y disfrute por medios tradicionales que utilizan la práctica curativa prehispánica”. Sin obviar el turismo que se desarrolla en torno a los “bienes arqueológicos e históricos”.

Aunque el Gobierno del Distrito Federal valora el SC tanto por su patrimonio natural y arquitectónico, como por el patrimonio intangible que representa a “las expresiones artísticas y los conocimientos tradicionales, entre otros”, éste constituye primordialmente el recurso para mantener y de ser posible incrementar la actividad económica del territorio, que se revela incluso, en su política de pago a las comunidades localizadas en el suelo de conservación, con frecuencia ejidatarios y comuneros, que realizan labores de protección y preservación de las áreas naturales, con la idea de que contribuyan en el sostenimiento de los “servicios ambientales” que estas proporcionan. Estando latente con ello, la idea mercantilista de la propia naturaleza.

Pero antes de cerrar esta parte del documento, se hace necesario tener en cuenta de manera general, que los anteriores “servicios” que proporciona el ambiente a los pobladores de la Ciudad de México, se generan en las hectáreas de SC localizadas principalmente al sur del Distrito Federal - a lo ancho del territorio oriente-poniente -; y una parte minúscula al norte del mismo. Y se encuentran distribuidas, en las delegaciones que integran la estructura político-administrativa del territorio, de la siguiente manera: Milpa

                                                                                                                         152 Op cit, SEDEMA y PAOT. (2012).

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Alta (32.2 %), Tlalpan (29.4 %), Xochimilco (11.9%), Cuajimalpa de Morelos (7.5 %), Tláhuac (7.2 %), La Magdalena Contreras (5.9 %), Álvaro Obregón (3.1 %), Iztapalapa (1.4 %) y Gustavo A. Madero (1.4 %)153.

ii) La importancia del SC en la Ciudad de México.

La Ciudad de México, está situada a 2 240 m sobre el nivel del mar, en una cuenca endorreica. En parte esto significa, que se encuentra construida en una zona que conforma un complejo sistema natural tanto geológico como hidrológico, cuya morfología conjuga en la superficie de la tierra planicies y depresiones que las circundan.

El valle que estas regiones altas conforman, es posible pensar que existe desde hace 20 millones de años aproximadamente -considerando que se referencia a él, en la escala temporal geológica, al Mioceno Inferior-. Los relieves que emergieron aquí, fueron cerrando la Cuenca de México, que durante más de medio millón de años, permaneció como paisaje de escasas planicies de tierra firme en comparación con un predominante conjunto de lagos alimentados por la lluvia y los escurrimientos de ríos

De ahí que sea polémico en la actualidad, el empleo de la noción de “Cuenca del Valle de México”, para referirse al espacio geográfico donde se ubica la Ciudad de México, pues de entrada, se habla de una cuenca de la cual se tiene referencia que existió como sistema lagunar durante 700 mil años antes de la era cristiana, y aún casi milenio y medio de la era que corre, y no se trataba de una superficie terrestre que implica un valle154.

Lo cierto es que este complejo sistema natural, dadas las condiciones de concentración y circulación del agua, en las cuencas hidrográficas e hidrológicas155, ha funcionado con escurrimientos y almacenaje natural de agua -de materiales pétreos también- que hoy en día dan lugar a un espacio donde convergen: una variedad de materiales que conforman los suelos; climas diferentes, y con ello, condiciones atmosféricas que permiten el desarrollo de ecosistemas, compuestos éstos por una diversidad de especies de organismos vivos, que en su conjunto, interactúan con el entorno físico, y de manera recíproca, dan lugar a ciertas condiciones atmosféricas; es el caso de las especies vegetales, que coadyuvan en el funcionamiento del ciclo hidrológico y en la captura y procesamiento de gases que componen                                                                                                                          153 Op cit. Secretaría del medio Ambiente y Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial, SEDEMA-PAOT, (2012). p.10. 154 Una aclaración al respecto que ofrece Wikipedia, es que “originalmente se trataba de una cuenca endorreica que albergaba los lagos Texcoco, Xochimilco y Chalco, cuerpos de agua que eran alimentados por los escurrimientos y filtraciones provenientes de las montañas aledañas. Hoy en día, el valle de México en sí sólo, es uno de los cuatro valles que forman la Cuenca de México con el Valle de Cuautitlán, Valle de Apan y Valle de Tizayuca”. En dicha fuente, se alude a la Cuenca de México como el nombre dado a la reunión de esos cuatro valles en la parte central del territorio mexicano. Y se aclara que dada la amplia extensión del Valle de México, podría confundirse, incluso en el discurso gubernamental, con que abarcara la totalidad de la Cuenca de México. Esta cuenca, en la actualidad está dividida política y administrativamente entre las entidades federativas del Estado de México, Distrito Federal, Hidalgo, Tlaxcala Puebla -enunciadas de mayor a menor área-. Véase: https://es.wikipedia.org/wiki/Valle_de_México y https://es.wikipedia.org/wiki/Cuenca_de_México. Consultadas en mayo de 2015. 155 Diferenciadas porque la primera se refiere exclusivamente a las aguas superficiales, mientras que la cuenca hidrológica incluye las aguas subterráneas, es decir, acuíferos.  https://es.wikipedia.org/wiki/Cuenca_hidrográfica. Consultado en abril de 2015.

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la atmósfera -y otros que se emiten por la actividad humana- y que existen ahí, justo en ese lugar, gracias a las condiciones atmosféricas que generan.

Ese sistema natural que desde hace cientos de miles de años se mantiene funcionando, aún con las enormes modificaciones que ha representado el proceso de intervención humana en la apropiación del mismo, lo ha logrado hasta cierto punto, gracias a una actividad humana que lo ha procurado a lo largo del tiempo en que el centro del país se ha habitado -según fuentes históricas, incluso antes del siglo XIV de la era cristiana-. Parte de esa acción protectora, está en la planeación que el Estado contemporáneo, a través de su gobierno Federal y Distrital, ha desarrollado sobre el uso del espacio físico y de los “recursos naturales” que en él se encuentran. La delimitación de un área, prevenida de una apropiación humana incontrolada, es una de varias estrategias que el gobierno, del siglo XX y XXI, se ha visto en la necesidad de poner en marcha.

El Suelo de Conservación del Distrito Federal al que se ha aludido, es como se conoce al área que alberga en la entidad una proporción significativa de dicho sistema natural complejo. Su delimitación por el gobierno del DF, obedece no sólo a su valor paisajístico para la Ciudad de México, sino además, porque tanto la ciencia como los saberes tradicionales refieren que las zonas naturales como el SCDF, juegan un papel biológico importante en la subsistencia de los humanos y de las diversas especies (animales, vegetales, bacterianas, etc.) con quienes cohabita, dada su función reguladora de las condiciones atmosféricas como el oxígeno, la temperatura, la lluvia entre otras cosas.

Esta figura normativa de administración del territorio, que aparece en el marco de la planeación para el ordenamiento del mismo, es el Suelo de Conservación. Este se convierte de acuerdo a los propósitos de este proyecto, en una unidad de estudio que permite identificar en ella características físico-biológicas y sociales que reúne en su demarcación, y observarlas, como el contexto ambiental que le otorgan un gran valor biocultural a la Ciudad de México, a cada rincón boscoso, lacustre o encementado de ella.

Por sus cualidades, el SC es el espacio idóneo para albergar una gran biodiversidad de la humana.

Y gracias a ello, esta última, puede contribuir de distintas maneras al sostenimiento de los bienes que esta zona, desde un pequeño entorno como el de San Francisco Tlalnepantla, del cual más adelante se hablará.

II. EL ESCENARIO NATURAL DEL CASO DE ESTUDIO.

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3. Datos sobre la conformación del sistema hidrológico y geológico que está presente en el Suelo de Conservación.

El sistema hidrológico y geológico que constituyó en su plenitud la Cuenca y el Valle de México, y que hoy en día mantiene un poco de él en el Suelo de Conservación,  se  puede  decir  que  se  conformó  como  una  “unidad hidrográfica cerrada de carácter lacustre”, gracias a que en el Mioceno Superior, la Sierra de Pachuca cerró la salida de aguas fluviales que tenía la cuenca al noreste; y durante el Pleistoceno, 700 mil años aprox., la formación de la Sierra del Chichinautzin, hizo lo mismo en la parte sur.156 De   modo   que   las   aguas   fluviales   quedaron     encajadas,   formando   un   conjunto   de   lagos  bordeados    al    sureste    por    la    Sierra    Nevada;  al    sur    por    las    sierras  Chichinautzin  y  Ajusco;  al   suroeste   por   las   sierras   de   Las   Cruces,  Monte   Alto   y  Monte   Bajo;   hacia   el   noreste   por   la  Sierra  de  Tepozotlán  y  al  norte  por  las  sierras  de  Tezontlalpan  y  Tolcayuca  y  las  eminencias  geográficas   de   la   Sierra   de   Pachuca157.     En   el   interior   de   la   cuenca,   quedaron   algunas  formaciones  orográficas,  la  Sierra  de  Guadalupe  al  norte;  la  Sierra  de  Santa  Catarina  al  oriente,  etc.    La Cuenca de México, debido a lo anterior, “quedó conformada, por la subcuenca de la Ciudad de México y por otras como la de Cuautitlán, Chalco, Churubusco, Teotihuacán, Tezonco, Xochimilco y Pachuca parcialmente”158. Y en su interior, la superficie de alrededor 7 500 km2159, llegó a albergar un sistema de lagos y pantanos que ocupaban una superficie de aprox. 1 000 km2. Tres de esos lagos, los de Xaltocan, Zumpango y Texcoco, eran salados, mientras que los de Chalco y Xochimilco eran de agua dulce160.

En lo general, la Cuenca de  México   se encuentra entre la zona intertropical, a una gran altitud. La parte más baja de ella corresponde a la planicie lacustre (2,2 msnm), la más alta corresponde a las cumbres Popocatepetl e Iztaccíhualtl que alcanzan alturas cerca de los 5 500 m. La   topografía   de   la   cuenca   revela   que   su   ubicación   entre   las   provincias biogeográficas Neártica, al norte del Eje Neovolcánico Transversal, y la Neotropical, al sur del mismo, así como su estructura lacustre hacen de ella un sitio naturalmente rico en diversidad biológica de modo que “convergen en ella especies de filiación templada y tropical adaptadas a las variaciones microclimáticas, edáficas y bióticas que caracterizan las diferentes regiones, además se encuentran endemismos relativamente numerosos, sobre todo si se considera la extensión de la cuenca.”161.

                                                                                                                         156 Imaz, M., (1989) y Aguilar, M. A. (2000) Citados por González de Arce, A. (s/f) en Apuntes para la Historia Medioambiental del Valle de México. Publicado en http://www.rafaellopezrangel.com/nuevomenu.htm. Consultado el 20 de julio de 2015. 157 López de la Rosa, E. (2003) citado por González de Arce (s/f). Op cit. 158 Op cit. González de Arce (s/f), citando a Imaz, M. (1989). 159 Se contempla su superficie hasta por 9 600 Km2, si se incluyen las cuencas endorreicas del noreste de Apan, Tochac y Tocomulco, de acuerdo con Aguilar (2000), op cit Arce (s/f). 160 Op cit McClung (1984). p. 22 161 Así lo refiere Pisanty I. et al, (2009), citando a Halffter y Reyes Castillo 1975; Ceballos y Galindo 1984; Jauregui 1987; Mooser 1987; y Rzedowsky 2001. Op cit. Sarukhán, J. (Coord. G), (2009). p. 738.

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Así,   en   la   cuenca   converge   una   composición   litológica   diversa,   desde   suelos   de   origen  volcánico   con  materiales   como   “lavas   y   piroclásticos   intercalados   con   aluviones   y   cubiertos  por  arcillas  lacustres”-­‐éstas  últimas  en  la  parte  central  del  valle-­‐.  En  el  caso  de  las sierras del Chichinautzin y Las Cruces, integradas por volcanes inactivos como: Tláloc, Cuautzin, El Pelado, Teuhtli, Chichinautzin, Texcoco, Malacatepetl, y Ajusco,162 el sustrato  geológico  es  de   tipo   ígneo extrusivo;163 mientras que rocas sedimentarias conforman la Sierra de Guadalupe; también hay suelos lacustres o aluviales en Tláhuac y Xochimilco, como resultado de lagos que se extinguieron.164.  

En cuanto a la estructura hidrológica del Valle de México, esta funciona con el drenaje natural que corre de la Sierra de las Cruces hacia la llamada zona lacustre metropolitana, mientras que el escurrimiento superficial de la Sierra Ajusco-Chichinautzin -que comprende las entidades del Estado de México, D.F. y Morelos- se dirige, hacia la zona lacustre de Xochimilco.165 Pero también funciona, con el almacenamiento y la conducción artificial del elemento hídrico, a través de presas (Anzaldo y Mixcoac), lagos artificiales (San Juan de Aragón y Chapultepec); canales (General, Nacional, Del Desagüe, Chalco, Apatlaco, Cuemanco); ríos entubados (Mixcoac, Churubusco, La Piedad, Consulado)166.

Por último, hay que decir que la cubierta forestal que albergan la sierras, permite que el sistema natural en cuestión pueda funcionar adicionalmente como un almacén de carbono; y con ello, contribuya a reducir las concentraciones de CO2 de la atmósfera167 - de origen antrópico en gran medida-.

De este modo, la importancia del sistema delimitado en el Suelo de Conservación del Distrito Federal estriba en buena parte, en el funcionamiento del sistema hidro-geológico de la Cuenca de México, ayudando a la existencia de la vida misma. En donde además,  la  mayor  parte  de  las  rocas  y  materiales  que  forman  el  subsuelo  son  permeables168    y  posibilitan  

                                                                                                                         162 El INEGI sólo refiere los cinco primeros y el Ajusco lo menciona como cerro de mayor altitud entre estos. Véase: http://www.cuentame.inegi.org.mx/monografias/informacion/df/territorio/relieve. Consultado en mayo del 2015. Mientras el Atlas geográfico del Suelo de Conservación del Distrito Federal, referencia la existencia del volcán Ajusco como integrante de las elevaciones conocidas como Cumbres del Ajusco. Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). 163 Se refiere a que se forman cuando el magma o roca derretida sale de las profundidades hacia la superficie de la Tierra, producto de la formación de volcanes. 164 Ibid. 165 Paráfrasis de la sección Regiones Hidrológicas y Microcuencas, en Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). p.28 166 http://www.cuentame.inegi.org.mx/monografias/informacion/df/territorio/agua 167 Con relación al almacenaje de carbono, se trata de un proceso en que los organismos vegetales desarrollan su fotosíntesis y respiración gracias al bióxido de carbono CO2, el cual pueden transformar, junto con el agua, en compuestos alimentarios como glucosa y oxígeno, que son la base de su desarrollo. El beneficio atmosférico de este proceso natural, consta de que este gas abunda en la atmósfera, reduzca sus índices y con ello el efecto invernadero que produce, no altere sustancialmente la temperatura de la zona -y del planeta-, asimismo, la de diversas formas de vida. Respecto a la reducción del CO2, la Secretaría del Medio Ambiente y la Procuraduría Ambiental del Gobierno del Distrito Federal, en 2012, estimaban que dicha reducción se podía lograr en un porcentaje entre el 20 y 50%, con el diseño e implementación de esquemas de conservación forestal, así como proyectos de reforestación y de pago por servicios ambientales. Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). 168 Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). p.18.

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la   recarga   de   mantos   acuíferos,   de   donde   se   obtiene   el   agua   para   abastecer   a   los  asentamientos  humanos,  en  este  caso  del  Distrito  Federal.  

4. San Francisco Tlalnepantla en el Suelo de Conservación.

El Suelo de Conservación  -­‐SC-­‐ visto en cifras, permite decir que éste representa el  11  %  de  la  superficie  de  la  Cuenca  de  México.169  También,  que  cerca  del  12  %  del  SC  lo  aporta  una  de  las   16 demarcaciones político-administrativas Distrito Federal, que es   la   Delegación Xochimilco, territorio donde se encuentra el poblado de San Francisco Tlalnepantla-SFT. Xochimilco, con sólo 122 km2 de superficie, que significa el 8 % de la extensión del D.F.,170 posee en su totalidad un alto valor cultural y biológico entre otras cosas por la riqueza natural que propicia su composición geológica, orográfica, hidrológica, forestal y poblacional. Este es a grandes rasgos un “mosaico de paisajes diferenciados por el gradiente altitudinal que le es característico”.171 Desde una planicie en la parte norte, que hoy comprende el área urbana y cuya altitud media es de 2,240 msnm; hasta un conjunto de elevaciones en la parte suroriental y suroccidental, que constituyen una delimitación natural entre las delegaciones de Milpa Alta y Tlalpan, gracias a los cerros de Xochitepec, Tzompol, Tlacuallelli y Teuhtli (localizados específicamente sobre la parte media de la Sierra Chichinautzin)172. Además, “el 30 % del terreno de la Delegación corresponde al antiguo lecho lacustre de la Depresión Xochimilco”173.

Esta suerte de complementariedad en la composición del territorio xochimilca le otorgó fama, por sus canales que trazan el paisaje del valle de México, pero ante todo, porque le ha brindado un valor biológico al igual que cultural, que posicionan este espacio como necesario para la preservación de la vida en sus diversas manifestaciones, y por lo tanto, se le ha incorporado a los instrumentos normativos nacionales e internacionales que permiten su conservación, tal es el caso al ser parte del Programa Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO (1987), y Suelo de Conservación del Distrito Federal.

Ahora bien, SFT es uno de los 14 pueblos que conforman el territorio xochimilca. Éste poblado se localiza en la parte sur, es “el último lugar de Xochimilco” 174 como se muestra en la Figura 1. SFT, es uno de los pocos pueblos de la Delegación Xochimilco que cuentan con una superficie natural extensa y fértil, cualidad que le otorga una condición altamente apreciable en cuanto a diversidad biológica se refiere, el significado de Tlalnepantla lo dice: “significa en medio de la tierra que remite a su origen de planicie fértil

                                                                                                                         169 Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). p.20 170 Ibid 171 El mismo Programa Delegacional también señala que la variedad de ecosistemas y microclimas, así como la complejidad de las topoformas, dan cobijo a una diversidad biológica con varios endemismos. GODF, p.11 172 Ibid. 173 Asamblea Legislativa del Distrito Federal (6 de Mayo del 2005). Decreto que contiene el Programa Delegacional de Desarrollo Urbano para la Delegación del Distrito Federal en Xochimilco. Gaceta Oficial del Distrito Federal -GODF-. p.8 174 Página web de la Delegación Xochimilco: http://www.xochimilco.df.gob.mx/pueblos-y-barrios.html. Consultado en Mayo de 2014.

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entre las montañas de la sierra, donde fue construido el poblado con un centro religioso”175.

Esa condición del territorio permite a SFT, ubicado en la zona montañosa xochimilca, estar en una zona con un conjunto de climas con un alto porcentaje de humedad que favorece la existencia de la amplia zona forestal que rodea a la mancha urbana en expansión. En la Figura 2 se aprecia la mancha urbana y, a la vez, los climas de la zona se ilustran como la primera cualidad del ambiente biofísico que se expone en esta caracterización del área en estudio.

MANCHA URBANA DE SFT.

Figura. 2. TEMA: Climas FUENTE: Atlas Geográfico del Suelo de Conservación del Distrito Federal, [2012]. Posible cambio de imagen para mancha urbana con imagen de zonas de almacén de carbono

En dicha zona montañosa, el clima prevaleciente es el templado subhúmedo con una precipitación en verano mayor a 55 mm, seguido de una amplia superficie que presenta igual condición de lluvia, pero con un clima semifrío. Cabe decir que la precipitación anual que se presenta en la zona, es pertinente que se estudie con sus características (frecuencia, intensidad, flujo, etc.), en el contexto de los cambios de temperatura que se han venido registrando en el planeta en las últimas décadas. Dado que “la lluvia depende de tres factores: la presión atmosférica, la temperatura y, especialmente la radiación solar”, y todos ellos se han alterado de alguna manera por efecto de lo que se conoce en el ámbito científico como: “cambio climático antropogénico”. En el registro de esos cambios, ha contribuido la estación climatológica operada por el Sistema Meteorológico Nacional -SMN- que se ubica en el territorio de SFT, la cual en conjunto con otras

                                                                                                                         175 Ibid.

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estaciones, producen mediciones concretas y estadísticas que permiten determinar la precipitación media anual por cada delegación del Distrito Federal176.

Los datos de precipitación particularmente en San Francisco Tlalnepantla, se representan en la Figura 3 por isoyectas, es decir, líneas que delimitan las zonas con igual registro de precipitación. Y aunque la imagen (fig. 2.) no abarca el total del territorio xochimilca para ilustrar el contraste de la presencia de lluvia en el área de SFT, con relación a la parte más baja de Xochimilco (el centro, con 2300 msnm aprox.), vale decir, que en el territorio de SFT (cuya altitud oscila entre los 2700 y 3100 msnm)177, se registra la mayor precipitación anual de la delegación (801 a 1200mm)178, -considerando el régimen de lluvias, del verano, como en todo el SCDF, así como la que mínimamente se presenta en otros meses como febrero-.

De la contribución de esta zona al ciclo hidrológico, es que se identifica a SFT como parte del llamado “Bosque de Agua”179. Esta posibilidad de “producir agua”, en los términos de contribuir a condensar la humedad y de ser el receptáculo de la lluvia en la capa terrestre así como permeando al subsuelo, le añade a esta zona contenida en SFT un valor geo y bio-estratégico, al tiempo que acrecienta su potencial hídrico y forestal.

El área de mayor precipitación que se ilustra en la figura 3, no necesariamente coincide con aquella de mayor aptitud de infiltración (Figura 4). La zona de suelo permeable es reducida, y de hecho se ubica en las partes limítrofes con el poblado de San Salvador Cuauhtenco de la Delegación Milpa Alta, al oriente, y con San Miguel Topilejo de la Delegación Tlalpan, al poniente; con ambos territorios existe una antigua querella por la propiedad de la tierra, de carácter comunal. No obstante, concurren varios escurrimientos -procedentes de la Sierra del Chichinautzin y del volcán inactivo Cuautzin- que al ser manejados adecuadamente, permiten la disponibilidad del elemento hídrico en la superficie (Figura 5) para diversos usos, desde alimentar los caudales de los arroyos Tepapantla y Santiago, que cruzan y linderan el área urbana de SFT respectivamente, hasta conservar los ecosistemas locales, incluso para la actividad agrícola de pequeña y mediana escala, al igual para el uso doméstico.

                                                                                                                         176 En el 2010 se publicaron los datos arrojados por el conjunto de estaciones del SMN ubicadas en el Distrito Federal, esto por parte de la Dirección de Ordenamiento Ecológico del Territorio y Manejo Ambiental del Agua de la Secretaría del Medio Ambiente del Distrito Federal, en conjunto con la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). p.15 177 Ibid.  178    Ibid.  179 Este bosque se ubica entre las ciudades de México, Cuernavaca y Toluca. “Abarca las sierras de Las Cruces, el Ajusco, el Chichinautzin, Zempoala y el sistema Cadera”. “Proporciona tres cuartas partes del agua que se consume en la ciudad de México, el total de la que se consume en Cuernavaca, parte del agua de Toluca y abastece a dos de los ríos más importantes del país: el Lerma y el Balsas”. http://www.greenpeace.org/mexico/es/Campanas/Bosques/Geografia-de-la-deforestacion/El-Gran-Bosque-de-Agua/. Consultado en enero de 2014.  

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Figura 3. TEMA: Precipitación media Anual. FUENTE: Atlas Geográfico del Suelo de Conservación del Distrito Federal, [2012].

Fig 4 aptitud de infiltración

Fig 5 escurrimiento superficial

i) Diversidad biológica en San Francisco Tlalnepantla.

La pervivencia de los ecosistemas locales, es posible también gracias a la temperatura de la zona de SFT, que oscila entre los 10° y los 14° y está presente con la menor temperatura en las laderas de montañas, y con la mayor en el piedemonte compuesto de

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lava, ceniza y depósitos epiclásticos.180 Aportando las condiciones para el desarrollo de especies, como las que a continuación se enuncian.

- Anfibios. De ellos se estima que pueden llegar a encontrarse en ciertas áreas de la zona de SFT, entre 19 y 21 especies, que es el rango máximo del estudio.181 Algunas de ellas, representativas, son: Hyla alicata (rana de árbol), Rana montezumae (rana Moctezuma), Ambystoma mexicanum (ajolote).

- Reptiles. Al igual que la estimación de los anfibios, se calcula la cantidad de especies dadas las características del clima, la vegetación, el uso del suelo, la altitud y pendiente, la precipitación, geomorfología y edafología, e incluso el grado de perturbación del medio ambiente en nichos ecológicos. Estas se referencian geográficamente tantas veces como se repiten el mismo tipo de condiciones en el territorio estudiado. De estos organismos, se referencian en la mayor parte de la zona de SFT, entre 7 y 11 especies, pero se cuenta con un área en la que se calcula que se albergan hasta 28 variedades. Algunas de ellas que son representativas: Barisia imbricata (falso escorpión), Sceloporus aeneus (lagartija llanera), Phrynosoma orbiculare (lagartija mexicana o falso camaleón), Crotalus triseriatus (cascabel enana). 182

Personas de la comunidad, mencionan con su nombre común no sólo a los anteriores sino también al tepecohuisco (es como lagartija), la víbora chirrionera y el zincoate183.

- Aves. Bajo el mismo criterio anterior, la zona de SFT se detecta como poseedora de un área con ciertas características que permiten equipararla a aquellas zonas del Suelo de Conservación donde se registran los rangos más altos de variedad de nichos ecológicos. Derivado de ello, se puede inferir, que tanto en el caso de las aves como de otros seres vivos, reside en SFT una alta diversidad biológica. La existencia de por lo menos 31 especies, y en cierta área, donde se llega alcanzar el rango de 138 a 152, son una muestra de dicha diversidad. Dichas zonas equiparables son los volcanes, tanto los de la Delegación Tlalpan (Pelado, Chichinautzin y Malacatepec), como los de Milpa Alta (Tláloc, Cicayo y Cuautzin). Este último, muy cercano a la zona de SFT, cuenta con características de grado máximo de representación de biodiversidad. Algunos ejemplares                                                                                                                          180 Estos depósitos son fragmentos derivados de rocas preexistentes (sedimentarias, ígneas y/o metamórficas), que se reubican por la acción del intemperismo y la erosión. Así como de minerales silicatados. Definición publicada en: gaia.geologia.uson.mx/academicos/amontijo/detriticas/clasificacion.htm. Consultado en mayo de 2015. 181 Estudio a cargo de la Dirección de Ordenamiento Ecológico del Territorio y Manejo Ambiental del Agua de la Secretaría del Medio Ambiente del Distrito Federal, en conjunto con la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. El estudio se basa en caracterizar el nicho ecológico de cada especie, localizar todas las áreas que tengan cualidades y condiciones semejantes y georeferenciar los registros del cálculo. Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). p.38-39 182 Se trata del mismo método empleado por las entidades que hicieron el cálculo de anfibios y de los mismos autores. Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). p. 40-41. 183 Los nombres de especies que aparecen aquí y en los siguientes apartados como información proporcionada por la comunidad, corresponde a datos aportados por el Sr. Víctor Flores, Comisario Comunal y Presidente de la Mesa Directiva de la Asociación de Comuneros, en el periodo 2011-2013 (también en el año 1977). Se mencionaron durante un recorrido por la área comunal de SFT, cuya finalidad era mostrar las acciones de conservación en ella, apoyadas por el Programa de Fondos de Apoyo para la Conservación y Restauración de los Ecosistemas a través de la Participación Social (PROFACE), entre otros proyectos que se mencionaron. Enero 22 de 2012. También durante una entrevista en su casa, el 15 de enero del 2012. Cabe decir que esos nombres, también están presentes en el discurso de otros habitantes de la zona, pero al surgir en medio de eventuales pláticas no se referencian aquí.  

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de aves con las que se comparte las características de nicho son: Ergaticus ruber (orejas de plata), Xenospisa baileyii (gorrión serrano), Dendrortyx macroura (gallina de monte) Buteojamaicensis (aguililla cola roja), Cynanthus sordidus (colibrí obscuro), entre otros. De hecho, las aves en el Suelo de Conservación, “son los vertebrados terrestres con mayor número de especies descritas”.184 En la comunidad de SFT dan referencia de estas y además, del búho.

- Mamíferos. El recurso metodológico es el anterior, y, coincide que el área de alta biodiversidad que existe en SFT, también es el hábitat de criaturas que alimentan con leche a sus crías y que residen en el medio terrestre, acuático o subterráneo, al igual que en los árboles y cuevas, independientemente de sus hábitos son diurnos o nocturnos. En dicha zona, como en aquellas de semejante condición de las delegaciones aledañas, se pueden georeferenciar hasta 58 especies como máximo, y, 30 como mínimo. Peromyscus astutus (ratón de monte), Bassariscus astutus (cacomixtle), Romerolagus diazi (zacatuche), Silvilagus floridanus (conejo de monte), Cratogeomys merriami (tuza), son algunos de los ejemplares mamíferos185.

Gente de la comunidad refiere éstos, y además ardillas varias, gato montés, coyote, armadillo, zorrillo y tlacoache, al parecer extintos. De ellos, se alude como especies comestibles por el humano, al cacomixtle, la tuza y una clase de ardilla. También a otros animales no mamíferos como el zopilote, el águila y una especie de víbora.

- Vegetación Forestal. Aun cuando existe en su mayoría el Bosque Perturbado -como lo asume el gobierno del DF a través de las entidades ambientales (SEDEMA, PAOT)-, es decir, el bosque con un grado de alteración que da origen a especies secundarias arbustivas y arbóreas, en ocasiones producto de actividades de reforestación con especies exóticas. Se localiza también, un área de Bosque Conservado, que es aquella que se viene señalando como de alta diversidad biológica. Aquí, en el bosque sin perturbar, se encuentran entonces especies de pino, oyamel, pino-encino y encino, como: Pino montezumae, Pino hartwegii, Pino rudis, Pino teocote, Pino Leiophylla, Abies religiosa, Quercus rugosa, Querqus laurina, Querqus crassipes, Querqus obtusata, y Armus firmifolia. Y las especies introducidas, que coexisten con éstas en el bosque perturbado, son: Arbutus xalapensis, Cupressus lindleyi, Salix paradoxa, Buddelia Cordata, Senecio cinerarioides, Garrya laurifolia, Ribes ciliatum, Cestrum anagyris, Solanum cervantesii, Alchemilla procumbes, Arenaria lycopodioides. En ambos bosques, de forma mínima, además hay presencia de matorrales (xerófito y crasicaule) y de pastizales de alta montaña, cuyas especies representativas son: Eysenhardtia polystachya, Pittocaulon praecox, Acacia schaffneri, Bursera cuneata, Ipomoea murucoides, Dodonaea viscosa, Montanoa tomentosa Verbesina virgata, y Wigandia urens.186

                                                                                                                         184    Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). p. 42-43.  185 Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). p.44-45. 186    Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). p. 34-35.  

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También son reportados algunos ejemplares de flora local, por gente de la comunidad. Su nombre común los identifica como: el capulín, tejocote, zarzamora silvestre, aile, chaulisia, poleo, jarilla blanca y negra, ayacahuite, cedro blanco, madroño, tepehuejote, así como el zarahuache que se considera maleza pero no se elimina.

- Vegetación no forestal. En toda la zona de SFT que no es de asentamiento humano, existen áreas con pastizal inducido, se dice que se introdujo para el sostenimiento de ganadería extensiva y que se presenta principalmente en las áreas limítrofes de la agricultura y los bosques. Casi en la totalidad de la zona se emplea el suelo para la agricultura, de hecho coincide que aquella área que registra una densidad forestal y por ende un alto índice de biodiversidad, es aquella exenta de esta actividad humana, de manera invasiva, no obstante, es de llamar la atención, la existencia de pastizales inducidos al interior de ella.

3. Amenazas a la diversidad biológica de la parte de SC que está en SFT.

El potencial natural del territorio de SFT es un hecho, no obstante, existen amenazas naturales (sequías, aumento de temperatura, erosión, plagas y enfermedades) y de carácter antropogénico (incendios forestales, tala, sobrepastoreo, avance de la frontera agropecuaria hacia las zonas boscosas, asentamientos humanos, infraestructura) que sitúan a las áreas en una condición hídrica vulnerable por lo tanto biológica. Por un lado, está la posibilidad de que la cubierta forestal arbórea se modifique, de tal modo que se fracture la densidad de los bosques continuos y/o disminuya el índice de esta cubierta, con ello, se reduzcan las zonas que proveen hábitat.

Un estudio de la PAOT, realizó un comparativo de la cubierta forestal en el Suelo de Conservación entre los años 1986 y 2010, que muestra una disminución de 5.7 ha en la primera década y de otras 5 ha en los siguientes catorce años;187 adicionalmente, la prospectiva entre el 2010 y el 2030, es de una tendencia creciente a la fragmentación de los bosques, y la PAOT infiere una pérdida de cobertura forestal en un promedio de 219 ha anuales188. En dicho estudio, la zona aledaña a SFT aparentemente se ve poco afectada de esta merma, pues la escala de valores de vulnerabilidad para la pérdida de cubierta forestal arbórea se ubica entre el 0.1% y el 13%, lo que representa rangos de vulnerabilidad189 de menor a media. Figura 11, índice de cubierta forestal Figura 12 zonas de provisión …vulnerable a cambios de suelo

Pero este dato no es para confiarse, porque las amenazas que constituyen esta transgresión, son múltiples, , y la conjugación de ellas, aumenta la probabilidad de impacto y la dimensión del mismo.

debe tenerse en cuenta este riesgo ante el cambio de uso del suelo, la pervivencia de la diversidad biológica y genética, y con ello, a los ecosistemas que proporcionan al ser

                                                                                                                         187 Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). p.74-75 188 Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). p. 82-83 189    Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). P.76 y mapa.  

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humano los llamados “bienes y servicios ambientales”; en realidad, deja vulnerable la vida misma en sus diferentes manifestaciones (vegetal, animal, microbiana, humana).

La amenaza a la cobertura forestal y lo que ella significa, también está representada por los asentamientos humanos la urbaniz, los a h irreg y el tipo de actividades que realizan para la subsistencia del sistema económico del que son parte, como se verá en el siguiente capítulo.

4.Alternativas de protección de la diversidad biológica frente a los embates antropogénicos.

De cara al problema de afectación de la diversidad biológica y lo que conlleva en los ecosistemas que proveen los servicios ambientales desde el área rural en la que se ubica a SFT, el GDF mantiene desde principios de este siglo, una política pública ambiental a través

Se trata del Programa General de Ordenamiento Ecológico del Distrito Federal -PGOEDF- publicado en la Gaceta Oficial del Distrito Federal en Agosto del 2000. De él emana una zonificación del SC, que delimita el tipo de actividades productivas que se permiten de manera regulada. Esto permite vislumbrar que en SFT hay una proyección de que el suelo se emplee en una superficie predominante para la actividad agroforestal. Una parte está prevista que tenga tratamiento especial, lo que significa poder desarrollar en ella actividades agrícolas y pecuarias en forma intensiva, junto con métodos “agrosilvopastoriles”, pero bajo una normatividad ambiental específica que evite la expansión de la frontera agropecuaria sobre terrenos forestales.

El suelo de preservación forestal, ocupa el segundo donde adicionalmente, se pretende fomentar la protección y restauración junto con prácticas tradicionales de aprovechamiento no maderable, con el propósito de asegurar la permanencia de estas áreas de bosque. Y una muy diminuta área se visualiza como de conservación dentro de lo forestal. Aun cuando son los espacios más importantes debido a que por sus características ecogeográficas y otras favorecen el mantenimiento de la biodiversidad y la recarga de acuífero.

Una parte significativa del territorio de SFT, se pone además disponible para la actividad agroecológica, pero con la característica de que se integren técnicas apropiadas para mejorar la calidad y rendimiento productivo del suelo y sus productos, que sean ambientalmente amigables, y esto se concreta en el sostenimiento de prácticas agropecuarias llamadas tradicionales que prescinden de tecnologías modernizadas, invasivas, de gran impacto a la capacidad física y productiva del suelo y de los “recursos naturales”. Fig. 15

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Capítulo 4. Caracterización sociodemográfica de San Francisco Tlalnepantla.

INTRODUCCIÓN

Este capítulo tiene el objetivo de plasmar una caracterización sociodemográfica del territorio xochimilca de San Francisco Tlalnepantla, que complemente la información planteada de índole biofísica, con la idea de reflejar cómo está configurado el territorio. Se alude al proceso de apropiación del espacio físico y el mundo biológico, a cómo han constituido socialmente éste, lo que incluye cómo lo han equipado y el acceso que tienen sus pobladores para hacer su vida cotidiana (vialidades, drenaje, vivienda, centros educativos y para la salud, espacios la práctica religiosa, etc.). Bustamante hablaría del espacio territorializado190, ante la intervención de los seres humanos; en los términos de este proyecto, se sugiere la construcción del ambiente, detrás de lo cual se sostiene que se encuentra una cosmovisión de la relación humana con la naturaleza, así como, ciertos patrones de lo que significa una mejor calidad de vida.

El abordaje social que se busca en el estudio del ambiente de SFT, comprende una mirada a lo tangible e intangible construido por el conjunto humano que habita este territorio -incluso quienes no residen en él-.

Se hace una descripción de algunas características demográficas, sociales y económicas  de determinados grupos de pobladores, a partir de lo que se percibió en el acercamiento con ellos, no de convivencia pero sí de intercambio básico de información con la ayuda de un cuestionario aplicado a una población muestra. Dicha descripción se genera con la interpretación del discurso de la gente con quienes se estableció contacto y, se completa con las observaciones directas alrededor del aspecto físico, biológico y social del territorio.

Lo anterior pretende dar pauta a la dilucidación de algunas de las condiciones bajo las cuales está constituido el ambiente del lugar y quiénes hacen parte de él; detectar qué elementos se cambiaron o perdieron del ambiente local que afectan a la comunidad, para mostrarlo mostrárselo a ésta y que vislumbre qué elementos son susceptibles de ser modificados o adoptados para obtener mejores condiciones del ambiente -atendiendo al planteamiento del capítulo teórico que refiere al ambiente como una construcción humana-.

El territorio xochimilca, entorno de San Francisco Tlalnepantla.

Xochimilco es el territorio donde se localiza San Francisco Tlalnepantla -SFT-. En la actualidad, éste existe en calidad de delegación como parte de la organización político-administrativa del Distrito Federal, y se vincula en la parte norte con las delegaciones de Coyoacán e Iztapalapa; así como con Tláhuac en el oriente, Milpa Alta al sur y Tlalpan al poniente.

                                                                                                                         190 Bustamante, López Carlos (2011). Una lectura de la relación sociedad-naturaleza desde la historia ambiental mexicana.

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La población de Xochimilco en la primera década del presente siglo representaba el 5 % del total de la Ciudad de México, con 415,007 habitantes. Parte de esta población, la constituyen los llamados “pueblos originarios”, cuya presencia se pone en evidencia en estudios etnográficos del DF.

Algunos comentarios sobre los pueblos originarios

Debido a que se hace mención a los llamados “pueblos originarios”, se hace necesario mencionar algunos detalles acerca de ellos. En principio, hay que decir que de acuerdo al Atlas del Suelo de Conservación del Distrito Federal, en ésta área natural, se ubica el mayor porcentaje de la población de la entidad que se identifica como originaria.

En cuanto a qué define a los pueblos originarios. Puede mencionarse que la categoría de no escapa a la polisemia, ni a la diversidad de posturas que genera su reconocimiento en el planeta. En México, algunos documentos hablan de “pueblos originarios” como los lugares de la actual Ciudad de México, habitados desde antes de la colonización hispánica191 o a partir de ella192, pues como evento histórico determina además de la estructura sociopolítica y económica del país, la organización del territorio.

Lo cierto es que el término no sólo se emplea para aludir al espacio, sino también y principalmente, a los pobladores identificados como “grupos de nativos que aún se reconocen como descendientes de los primeros pobladores y que recuerdan los límites originales de su pueblo o barrio193

La alusión a dicha población, puede significar en México como en varias partes del mundo, también población indígena. En el contexto institucional y de la sociedad civil se llega a utilizar indistintamente la denominación de “pueblos originarios” o “pueblos indígenas”. Uno de los criterios para determinarlos bajo esta última acepción, es su “conciencia de la identidad indígena”,194 es decir su auto-adscripción fundamentalmente.

                                                                                                                         191  Mora Vázquez Teresa. (2007), Los pueblos originarios en los albores del siglo XXI. En T. Mora (Coord.) Los pueblos originarios de la ciudad de México: Atlas etnográfico, (pp.23-41). México: INAH y Gobierno del Distrito Federal. p. 23  192 El Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México -COPRED-, menciona en su página de internet, que se trata de pueblos que “descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas”. Consultado en: http://copred.df.gob.mx/por-la-no-discriminacion/pueblos-indigenas-y-originarios-y-sus-integrantes/ 193 Para ilustrar esta auto-adscripción, resulta útil la explicación que Mora Vázquez realiza acerca de la génesis de los pueblos originarios en la Ciudad de México, donde plantea que fue un grupo de nativos de los pueblos asentados en la Delegación de Milpa Alta, quienes en el contexto sociopolítico de la emergencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional -EZLN- (1994) y el reconocimiento a la presencia de los movimientos indígenas en el país y en el mundo, se autodenominó con el término de “pueblo originario”, manifestando incluso su convicción de filiación indígena. Mora señala que posterior a un foro que realizó dicho grupo en 1996, el Gobierno del Distrito Federal, “como aceptación a la validez de la demanda, desarrolló políticas públicas específicas para los pueblos originarios”. Aclara además, que aunque no todos los pobladores del lugar hayan asumido la denominación, para efecto de la obra que ella coordina, viene bien emplear el concepto de “pueblos originarios”, debido a que “refleja mejor que otros el origen prehispánico de sus poblaciones, al tiempo que las ubica como integrantes de la ciudad de México”. Op cit Mora. 194 Op cit Mora (2007) y COPRED (2015, fecha de consulta).

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Bajo cualquiera de estos términos, hay un reconocimiento internacional de los mismos, que derivan incluso en tratados entre naciones -de los cuales México es signatario-195, y en una legislación nacional que marca las obligaciones gubernamentales de las entidades federativas con relación a la población indígena196; el Distrito Federal, no es la excepción en materia de Leyes que procuran condiciones de igualdad para este sector poblacional.

La Administración Pública del Distrito Federal, reconoce la existencia en el territorio de los “Pueblos y Barrios Originarios”, los cuales admite que se han autodefinido de conformidad con el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo. En este grupo identifica a quienes:

“Son descendientes de las poblaciones indígenas que habitaban el territorio de la Ciudad de México antes del proceso de colonización española, que han conservado sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas o parte de ellas, que habitan un territorio determinado y reconocen autoridades propias”197.

Desde 1997, el gobierno de esta entidad, estableció una serie de políticas públicas para garantizar los derechos colectivos de dichos pobladores. En ese marco se crea el Consejo de Pueblos y Barrios Originarios del Distrito Federal, como órgano del gobierno para la participación ciudadana enfocada al fomento, preservación y difusión de la cultura originaria y tradicional de éstos.

En la actualidad, dicho Consejo, así como la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades del Gobierno del Distrito Federal, reconocen alrededor de 142 pueblos y barrios en la entidad. Dentro del padrón, consideran como “pueblos originarios” a los 15 pueblos constitutivos de Xochimilco y, por ende, San Francisco Tlalnepantla entre ellos.

El uso de la categoría de pueblo originario para SFT, en este proyecto representa a una población que desciende de pobladores indígenas y mestizos que a lo largo del tiempo han procurado la práctica de tradiciones y saberes, algunos de ellos en torno al aprovechamiento de la naturaleza buscando su preservación.

El sentido que cobra dicha categoría, como se ve, puede variar desde los organismos supranacionales hasta diferentes instituciones de gobierno y, en las organizaciones de la sociedad civil198 de cada nación, incluso en la teoría con la que se intenta comprender la

                                                                                                                         195 Algunos de esos convenios son la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas (2007), el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (1991).  

196 Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, el Convenio sobre pueblos indígenas y tribales y la Declaración sobre los derechos de las personas pertenecientes a minorías nacionales o étnicas, religiosas y lingüísticas. En cuestión legislativa: Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, Ley de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Op cit CONAPRED 197    Administración Pública del Distrito Federal Jefatura de Gobierno (2007, 21 de marzo). Acuerdo por el que se reforma el similar por el que se crea el Consejo de los Pueblos y Barrios Originarios del Distrito Federal. México: Gaceta Oficial del Distrito Federal.  198 Parece recomendable no perder de vista, para el entendimiento de la condición que viven en el planeta los grupos de pobladores indígenas –en algunos casos llamados indistintamente originarios o nativos-, el hecho de que son objeto de las caracterizaciones que hacen personas externas a sus comunidades, acerca de ellos. Existe una postura crítica frente a esta realidad, en la cual se argüye que estos grupos son “definidos” y “etiquetados” de acuerdo a la visión de mundo de quienes dinamizan los gobiernos, las organizaciones y organismos internacionales, entre otros, así como en función de los intereses de éstos. Parte de la determinación

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existencia de estas poblaciones en el mundo de ayer y hoy. Pero lo elemental en esta investigación, son las reflexiones alrededor del vínculo que se plantea que guardan las poblaciones originarias con la preservación de la biodiversidad en las áreas naturales que las albergan, de acuerdo a algunas propuestas teóricas (Boege, Toledo). En ese contexto, se busca generar argumentos sobre la necesidad de valorar y aprovechar la existencia de comunidades originarias como la existente en SFT, para reforzar el sentido que su quehacer puede tener en el manejo de áreas naturales que es necesario preservar como base de la vida, del conocimiento y de la organización comunitaria para reducir la vulnerabilidad biológica y cultural, la cual puede verse agravada con la actividad antrópica no consciente y el comportamiento de los procesos naturales alterados a su vez por dicha acción.

Antecedentes históricos del poblamiento de Xochimilco y de SFT.

En el territorio de Xochimilco, se tiene registro de asentamientos humanos muy antiguos, que se ubican en el ya avanzado periodo clásico, que inicia en 2500 aC. Pero a manera de referente temporal, es importante pensar en la presencia humana en México hace 35 000 años (grupos de cazadores-recolectores)199; y en la Cuenca de México, al centro del país, los hallazgos evidencian tal existencia 10 mil años más tarde. No obstante, los asentamientos en esta área, se identifican a partir del 5 000 aC, ante el surgimiento de la vida sedentaria200.

En la comprensión de las diferentes sociedades que bajo esa nueva forma de vida desarrollaron rasgos culturales específicos, es que existe Mesoamérica.201 En esta

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   incluso a nivel planetario, acerca de los grupos de población originaria, indígena o como quiera que se denomine según los diferentes contextos, es que, ésta existe en algunos territorios del globo de manera minoritaria. Así que ante ambas situaciones que viven estos pobladores en el intento de caracterizarlos y definir su presencia, resulta pertinente una postura crítica. Otros elementos a analizar en torno a la definición de los pueblos originarios en el contexto que sea, es la visión occidental de concederles “derechos”. En fin, la postura crítica sobre la condición humana actual de estos grupos puede resultar inagotable, si se consideran otros elementos de la denominación, y el trato que estos reciben por parte de la “mayoría” poblacional, que va desde su asimilación como un reducto poblacional hasta la desvalorización de éstos como seres humanos; como parte en gran medida, del imaginario heredado a las sociedades modernas por parte de la cultura occidental. 199 López Austin, Alfredo y López Luján, Leonardo (2014). El pasado Indígena. México: Fondo de Cultura Económica.3ª. Ed., p.23 200 Niedeberguer (1976), citado por Serra Puche, Mari C. (1988). En: Los recursos lacustres de la cuenca de México durante el formativo. México: UNAM-Coord. Gral. de Estudios de Posgrado/Inst. de Investigaciones Antropológicas. p. 19 201 López-Austin y López-Luján, plantean en su estudio histórico acerca del desarrollo cultural y poblacional del territorio mexicano, un modelo de estos procesos en el México antiguo, el cual puede comprenderse, a partir de la existencia de tres superáreas culturales que suponen “la existencia de grupos humanos ligados por un conjunto complejo y heterogéneo de relaciones”, éstas últimas, generadas por los intercambios constantes de bienes; desplazamientos transitorios y permanentes de grupos; intereses compartidos de las élites gobernantes; el dominio de unas sociedades sobre otras; los conflictos y alianzas, entre otras cosas. De modos que las diferencias entre Oasisamérica, Aridamérica y Mesoamérica, “comenzaron a gestarse hace 7 000 años, con la domesticación del maíz”. La superárea mesoamericana estuvo constituida, en dicha representación, por la mitad meridional de México y lo largo de la actual Centroamérica (Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica). A su vez esta superárea, se ha estudiado a partir de seis áreas caracterizadas por sus particularidades étnicas, lingüísticas, geográficas, etc. que constituyen su peculiaridad cultural, ellas son Norte, Occidente, Oaxaca, Golfo, Sureste y Centro de México. Op cit. López & López (2004). p. 19, 23 y 75.

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superárea cultural está contenida la Cuenca de México, cuyo paisaje lacustre ha aportado vestigios que evidencian poblamientos de entre el 1 500 y el 800 aC202.

La posibilidad de esa temprana subsistencia en la parte sur de la cuenca, particularmente en la zona xochimilca, la aportó en buena parte la existencia de recursos de carácter acuático y de los ecosistemas circundantes. Estos fueron aprovechados en la vida cotidiana, como sostiene Serra cuando alude al sitio de Terremote, para la construcción, la fabricación de implementos y por supuesto para la alimentación. Sin descartar, que los recursos del bosque fueran también empleados con los mismos fines (agricultura, caza, recolección; construcción del islote; e incluso, para manufacturar productos que podían intercambiar los con los pueblos vecinos, gracias a la condición geográfica).203

Así, la tierra donde habitaron los Xochimilcas, evidencia su riqueza natural desde épocas antiguas y una gran cultura desplegada en torno al manejo de los productos de la naturaleza, de este modo, se consolidó la actividad agrícola que desarrollaron en las llanuras aluviales, lomas de los cerros y en los lagos de agua dulce204, mediante el sistema de terrazas, y de manera peculiar con el sistema de chinampas205.

Hacia el siglo VIII dC, Xochimilco era reconocido por su tradición agrícola, al igual que otros asentamientos como: Chalco, Iztapalapa y Culhuacán, así como por las ventajas que presentaba para la comunicación acuática206.

                                                                                                                         202 Serra Puche alude que el recorrido de Parsons en 1972 por el sur del Valle de México (sobre el valle de la cuenca del mismo nombre, se ha hablado en el capítulo 3), le permitió ubicar en dicho periodo la existencia de cuatro sitios, dos de ellos “en el lecho del antiguo lago de Xochimilco”. También menciona a Tolstoy, quien un año antes que Parsons, estableció una secuencia cronológica de los sitios de la Cuenca de México en el periodo en cuestión (llamado Formativo Temprano), y su estudio geolocalizó a Terremote y Santa Catarina como poblamientos cercanos a la ribera del antiguo Lago de Chalco-Xochimilco. Los vestigios que estos y otros investigadores hallaron durante la década de los 70´s fueron: montículos de aparente existencia como plataformas para casas, material cerámico, e instrumentos y materia prima para la manufactura de cestería. Op cit Serra, p.15, 109, 111 y 147. 203 Op cit Serra. p. 14, 22 y 131. La misma autora sugiere que Terremote obtiene sus materias primas básicas del Lago de Xochimilco-Chalco, y, que se convierte en un lugar específico donde se concentra la especialización en la explotación de recursos lacustres (un centro regional lo llama ella), hacia el periodo Formativo Tardío (400 a 200 aC). No obstante, admite que este tipo de apropiación no fue exclusiva, sino complementaria a la del aprovechamiento de los bosques y de sus diferentes climas. p. 18 y 28 204 Ibid 205 Las chinampas son “islotes artificiales con materiales orgánicos locales, conformando una especie de balsa rectangular que era fijada al fondo del lago con estacas de ahuejote. Al crecer, estos árboles sujetaban el islote al fondo del lago, y además fomentaban el grado óptimo de humedad de la tierra para cultivar” (Blásquez, 2012). Las chinampas como huertos lacustres, estaban rodeadas de canales y zanjas (apantles y acalotes en lengua náhuatl), asegura Pérez (2007); y permitían un alto rendimiento y diversidad de cultivos que posibilitaron un abasto importante para Tenochtitlan, el principal de acuerdo a Rojas-Rabiela (1993:197, citada por Blásquez). Pérez Espinosa, José (2007), Chinampas: entre apantles y acalotes. En: En T. Mora (Coord.) Los pueblos originarios de la ciudad de México: Atlas etnográfico, (pp.97-101). México: INAH y Gobierno del Distrito Federal. Blásquez Martínez, Lidia (2012). La ciudad de México y sus fronteras ecológicas: reformulaciones espaciales, representativas y de poder en Nueva antropología [online], vol.25 no.77. México: SciELO (Scientific Electronic Library Online). Revista Semestral. pp. 155-177. 206  Mora Vázquez, Teresa. (2007), Origen y fundación de la Ciudad de México y sus pueblos. En: T. Mora (Coord.) Los pueblos originarios de la ciudad de México: Atlas etnográfico, (pp.23-41). México: INAH y Gobierno del Distrito Federal. p .43  

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Este desarrollo y condición favorable para la subsistencia de las comunidades humanas existentes en Xochimilco y otros núcleos poblados, para el siglo XIV de esta era, ubicó a los productores de esos lugares bajo el control del Señorío de la Triple Alianza (Tenochtitlan, Texcoco y Tacuba), lo que significó, que tributaran con los productos de sus tierras, al tiempo que se expandió la construcción de las chinampas y la explotación de estas para viviendas y cultivo de hortalizas.

Lo anterior junto con la construcción de un sistema hidráulico (acueductos), así como de un sistema de control de los lagos y sus rivera (diques, albardones, acequias), para la transportación de mercancías a través de canales de navegación, fueron parte de los mecanismos que impulsarían el desarrollo económico del imperio mexica207.

Después de consumada la Conquista de México por los Españoles (1521), la Ciudad de México, habitada en su parte central por ellos, conservó los canales y calzadas al lado de una traza de calles y manzanas; asimismo la zona periférica, fue sitio de residencia de la población india, lejana de la naciente ciudad, entre ellos el Señorío de Xochimilco. Hasta cuando continuó.

Se reconoce que SFT fue poblada en el siglo XVII208 después de la conquista de los españoles.

SFT entre la ruralidad y la rururbanización. En algún momento se mencionó que San Francisco Tlalnepantla se consideraba un espacio rural, tal clasificación puede estar dada no sólo por su reducida cantidad de población, sino por la presencia en el territorio de actividades de carácter agrícola con las cuales los habitantes subsisten, y aunado a ello, por el predominio de áreas forestales en el territorio.

Lo cierto es que SFT, por mucho tiempo mantuvo características de entorno rural, hoy en día, en conjunto con ellas presenta también algunas condiciones de una zona que ha sido impactada por el vertiginoso proceso de urbanización de la Ciudad de México, lo que se refleja es modificaciones a su ambiente en el aspecto físico del territorio demográfico, , biológico, social, cultural y económico, lo que hace de él un espacio con condiciones muy particulares en el contexto del sur de Xochimilco y relativamente al sur de la ciudad. Es así que el proceso urbanizador en SFT, más que generar la indefinición sobre su condición rural o urbana - situación que institucionalmente se resuelve bajo la categoría de semi-ruralidad -, produce nociones como periurbanización y rururbanización, para la comprensión de lo que implica dicho proceso desde algunas perspectivas teóricas.

                                                                                                                         207 Op cit Mora, p.44 208 Programa General de Desarrollo Urbano de Distrito Federal -PGDU/DF- (2003).

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San Francisco Tlalnepantla cuenta con una extensión territorial de …., la cual está constituida por un núcleo central de viviendas combinadas con establecimientos que brindan bienes y servicios a la población, asimismo, por una amplia extensión de áreas forestales y agrícolas en menor proporción. …

En el microcosmos que representa SFT, también se ubican las categorías de suelo de conservación y urbano, clasificación que permite a los habitantes planificar los usos del suelo y preservar aquellos cuyo valor está basado en el bienestar que generan al humano con el solo funcionamiento de sus ecosistemas, de acuerdo a la administración del Distrito Federal.

En el caso del área que se considera Suelo Urbano, conjunta tiendas de abarrotes, misceláneas (sitios de abasto desde víveres, ropa y medicamentos, hasta alimento para aves y ganado, insumos escolares, etc.), uno que otro lugar que expende alimentos preparados, oficinas de la administración pública (la Coordinación Territorial), sedes de partidos políticos, centros educativos y de carácter religioso, etc.

De modo que los habitantes del “área urbana de la localidad”, tienen una mayor cercanía a la asequibilidad de los insumos y servicios como el transporte público -que permite el traslado de la gente fuera del pueblo para obtener éstos y su fuente de ingreso-. Los demás servicios públicos provistos en este núcleo son la energía eléctrica, el alumbrado público, el agua potable y drenaje, la recolección de residuos sólidos.

Mientras tanto, las áreas boscosas y de cultivo (hortalizas, flores, forraje entre otras cosas), integran el llamado Suelo de Conservación. Ahí, sus residentes se encuentran en una condición diferente, muchos de ellos, requieren invertir recursos económicos para el transporte, y más tiempo, para acercarse a la provisión de bienes y de algunos servicios locales básicos como la educación y la salud.

Los servicios como la energía y el agua potable, presentan una condición no equitativa en esta zona, que se basa en una limitada infraestructura para el abasto generalizado de los pobladores. No está por demás decir, que de hecho, ambos servicios iniciaron en las últimas dos décadas del siglo pasado con un abasto clandestino, y en lo que va del siglo XXI, han emprendido en colectivo la lucha por obtener, de manera formal, acceso a las redes de distribución -de energía básicamente, porque el agua potable es dotada de una manera peculiar-; en cuanto al drenaje, no ha sido concedido a las colonias extendidas en la zona; y la recolección de residuos se tiene de manera incipiente. Esta situación, se debe principalmente a la indefinición de si varios de los predios de la zona son propiedades regularizadas, en términos de la legislación agraria federal y de la administración Distrital.

Esta es una parte del contexto en el que “último de los pueblos de Xochimilco”, no ha alcanzado el intenso crecimiento urbano que tienen los poblados cercanos a lo que se conoce como el centro, pero es el blanco perfecto para edificar vivienda en terrenos por un lado altamente cotizados, por representar un lugar de descanso en la montaña para los residentes de la Ciudad de México; por otro, con bajo valor por su condición marginal en el acceso al conglomerado de bienes y servicios que provee la zona urbana de la ciudad -aunque esto que es cuestión de óptica sobre lo que ofrece el espacio, pero se topa con la

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realidad por ahora, quién sabe por cuánto tiempo más, de mantenerse como Suelo de Conservación-.

En tales condiciones SFT es un espacio rural, que observado en el contexto del fenómeno de crecimiento urbano, se convierte en un espacio que transita a una nueva forma de ruralidad.

Población originaria y suelo de conservación.

La relación entre el suelo natural que contiene regularmente una alta diversidad biológica y la conservación de la misma, a través prácticas productivas tradicionales y el manejo integral del aprovechamiento de los “recursos naturales” ha sido estudiada por algunos etno-biólogos que atribuyen a la población nativa estas acciones, y con ello, el cuidado de áreas naturales. Boege y Toledo por ejemplo, proponen estudiar la convivencia de los pueblos indígenas con la biodiversidad de ciertas regiones de México, este último en particular, observa que este tipo de comunidades ensayan con la prueba, el descarte y el desarrollo, el uso de plantas, insectos y animales para alimentarse, curarse, vestir, habitar y limpiar el cuerpo y el espacio que habitan, como resultado de un proceso de conservación de la memoria humana. Y deduce que la conservación del conjunto de estas prácticas, muchas de ellas respetuosas con los procesos de la naturaleza, pueden asumirse, como parte de las estrategias encaminadas a la organización sustentable de la sociedad actual.

De hecho Boege señala la importancia de este vínculo en la sociedad a nivel planetario, pues recupera el hecho de que dichas prácticas realizadas por grupos asentados en zonas con altos índices de biodiversidad o en las inmediaciones de ellas, motivaron que el Convenio sobre Diversidad Biológica de la Organización de las Naciones Unidas, en su artículo 8j, así como en las respectivas Conferencias de Partes post Río de Janeiro -de las cuales México es signatario-, mencionara que: “los pueblos indígenas y las comunidades locales han sido reconocidos como sujetos sociales centrales para la conservación y el desarrollo sustentable”.

La teoría que supone este vínculo, se materializa en SFT. Ahí, una pequeña parte de la población originaria, se vincula al suelo de conservación, en el sentido de que es aquella que está al frente del cuidado del mismo, aun cuando no es una constante el hecho de que habiten en él.

Población originaria y avecinada en SFT

Quienes residen en una gran proporción en el área de Suelo de Conservación que está dentro de los límites de la Delegación Xochimilco, son los “avecindados”, con todo y que se impide el desarrollo de vivienda -y en general de actividades de gran impacto ambiental como sería el cultivo a gran escala e industria- en el SC.

Esta última situación, ha conducido a los distintos grupos de pobladores a confrontarse, de acuerdo a la condición social, económica y política que mantienen, incluso por su visión de mundo. Y en las diferencias, parecen situaciones peculiares que se transforman en conflictos. Como muestra, la red de distribución de agua potable está administrada por gente originaria del lugar, algunos de ellos comuneros, y le suministran el recurso hídrico

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a las colonias de avecindados, varias de ellas ubicadas en suelo de conservación, una cantidad minoritaria de este, sólo una vez a la semana o incluso a la quincena, mediante una manguera que está conectada a una llave abastecedora, ubicada en la vía pública que en algunas colonias o parajes llega a cada domicilio, mientras en otras, se acude al punto de distribución -como antiguo pozo de agua-; esto, en el caso de las colonias cercanas al núcleo urbano por el terreno plano, no representa problemas de flujo, pero en aquellas cuya topografía es accidentada, representa un problema en el volumen. Es decir que el abasto de agua representa un problema no sólo por lo eventual, y por la cantidad a la que tienen acceso, ni qué decir de la calidad que decrece por la condición en que se encuentran muchas veces las mangueras, sino también porque genera posturas de poder en el manejo del recurso natural y confronta a los grupos de habitantes de SFT.

Amenazas para el ambiente de SFT.

La cualidad de los suelos del bosque de SFT para filtrar agua, los manantiales existentes en la zona, así como la diversidad de productos vegetales y animales que se pueden conservar y cultivar en la zona (frutos, hortalizas, tubérculos, plantas medicinales; al igual que fauna comestible), se ha está viendo amenazada, cada vez más, por situaciones naturales y también por actividades humanas que extralimitan el funcionamiento natural de los sistemas biológicos en la zona209. Algunos de ellos toman forma bajo las siguientes situaciones, que se conjugan en una problemática ambiental y sitúa en condición de vulnerabilidad a la vida en esta zona.

- Asentamientos irregulares210

En este aspecto, la delegación Xochimilco, tiene el mayor número de este tipo de asentamientos (314 registrados); y representa después de Tlalpan, los más altos valores de superficie de suelo que contiene tales asentamientos (625.78 ha).211 Esto aún en el contexto de Suelo de Conservación, donde SFT en una zona donde se registran colonizaciones de esta naturaleza -contrario a la hipótesis de la PAOT de que el terreno más agreste limita la expansión de la mancha urbana-.

El pueblo de SFT no ha sido la excepción para el avance inmobiliario en zonas que no se contemplaban para ello en el Programa Delegacional de Desarrollo Urbano para la Delegación Xochimilco -incluye sus poblados rurales-. Tales asentamientos en SFT se

                                                                                                                         209 La pérdida del suelo de conservación, que en una buena proporción hoy en día está presente en SFT, impacta la situación ambiental local, pero también la de Cuenca de la Ciudad de México y el funcionamiento de los asentamientos humanos de la región central del país y hasta del continente. Las autoridades dicen que pone en riesgo la sustentabilidad al disminuir “la producción de recursos y servicios ecosistémicos”. El Programa General de Desarrollo Urbano del Distrito Federal 2013-2018, menciona como graves afectaciones ambientales a “la disminución de la capacidad de recarga del acuífero”, en términos de dejar de proveer una parte sustancial del agua a la Ciudad; también señala el aumento de la contaminación ambiental, así como los efectos del cambio climático.  210 “Entendidos éstos como el establecimiento de un conglomerado demográfico, con el conjunto de sus sistemas de convivencia, en un área físicamente localizada, donde la normatividad sobre el uso del suelo expresamente señala como prohibido el uso habitacional”. Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). p.84-85. 211 Ibid.

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ubican en buena parte de las tierras de carácter comunal, como lo insinúan el Comisario de Bienes Comunales y el Coordinador Territorial (2014) 212  Figura 13 Asentamientos…  

Frente a esta condición, se ha propuesto por parte del GDF una política de crecimiento cero, y su puesta en marcha para las autoridades locales (Coordinador y Comisario), es entendida como el hecho de limitar la construcción de vivienda fuera de las 60 hectáreas que corresponden a la zona urbana de SFT. Mientras el gobierno capitalino asume esta política bajo la visión estatal, que significa mantener una población en equilibrio, en otras palabras, que haya tantos nacimientos e inmigraciones como defunciones y emigraciones. Lo cual hace difícil el trabajar en avances de una política que depende de la conjugación de muchas voluntades y que pone en juego varios factores en el comportamiento demográfico. Verbigracia: la ampliación del umbral en la esperanza de vida; el desdoblamiento natural de la población, el incremento en los índices de embarazos en población muy joven; aunado a ello, la presión por la especulación del suelo pone en riesgo a la zona con la posible implementación de proyectos de vivienda masiva y de vivienda de descanso (gracias al contexto natural de la zona).

El Comisario de Bienes Comunales y el Coordinador Territorial señalan que entre las colonias se encuentran en dicha condición, están La Mora y Encinos.

- Megaproyectos

No obstante, los asentamientos humanos fuera o dentro de la Ley, no constituyen la única fuente de agresión al bosque de SFT, aún con las prácticas de abandono de desechos en las barrancas o la quema de los mismos, por parte de los pobladores.

También existe la amenaza de los proyectos modernizadores de la sociedad mexicana, que se buscan desde los diferentes niveles de gobierno, y generan acuerdos entre la Federación y el Distrito para la creación de obras viales, hidráulicas, de explotación de recursos, etc., que en algunos periodos administrativos llegan a tener más aceptación, por encima de la protección y la conservación de las zonas naturales. Tal es el caso del Acuaférico213 que ya ha afectado al SC, reduciendo parte de la zona más importante de recarga acuífera, así como el Arco Sur214 que se proyecta Figura 14 trazo arco sur.

                                                                                                                         212 La información con relación al tema de los asentamientos irregulares proporcionada por el Comisario Comunal y el Coordinador Territorial, se detalla en el apartado …., en el contexto de lo que se considera una problemática no sólo del entorno biofísico, sino también social. 213 Este es junto con el Macrocircuito, la obra de distribución de agua para la zona metropolitana del valle de México, alcanza perimetralmente 120 kilómetros. Hacia el norte y el oriente (municipios conurbados del Estado de México), se denomina Macrocircuito, y las obras están a cargo de la Comisión Nacional del Agua. Hacia la parte sur de la ciudad se le denomina Acuaférico y su responsable es Gobierno del D. F. 214 Este proyecto carretero impulsado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes del Gobierno Federal, en su totalidad pretende una extensión de más de 230 kms., según datos de la SCT, conectaría La Venta – Topilejo, para lo que contará con 6 carriles de circulación y podría registrar aforos de hasta 30 mil vehículos diarios. El tramo Topilejo-Chalco será de 4 carriles y tendrá una longitud de 51 kilómetros. El ramal a Atlixco y a San Martín Texmelucan será también de 4 carriles y medirá 114 kilómetros. El libramiento sur de Puebla, parte del proyecto, será de 45 kilómetros y contará con 2 carriles. Ante esta irrupción al entorno natural, se acelera por supuesto, el abatimiento de la posible continuidad física y biológica de los ecosistemas del área. A él que se han opuesto varios especialistas y grupos de pobladores originarios del sur de la Ciudad de México, principalmente de Milpa Alta aunque tratando de hacer eco en los pueblos del sur de la cuenca del Valle de México, debido a que su construcción está planeada sobre terrenos de

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- Conflictos sociales

Avecindados- originarios [crecimiento cero, denuncia, diferentes culturas y por ende visiones de mundo formas de resolver]

Entre los propios comuneros [no todos son comuneros originarios, la venta ilícita de terrenos comunales, los proyectos individuales que rompen la dinámica comunal] La comunalidad en el marco teórico.

Entre pueblos de la delegación y entre pueblos de las delegaciones aledañas

Entre vecinos por el agua, la energía, el tratamiento de residuos, el robo de materiales (cableado), la colaboración en proyectos colectivos barriales

Con la iglesia, si no aportan no hay derechos

Con el gobierno federal porque no toman en cuenta las necesidades, la cultura y cosmovisión de los originarios.

- La explotación ilegal de los productos de la naturaleza de SFT.

La tala ilegal, y la inoperatividad de las instituciones de protección al ambiente. A propósito del tema, el Comisario de Bienes Comunales dio a conocer que hizo una denuncia con su equipo de trabajo a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), del problema de la tala clandestina.

“…las instituciones locales, le rodean. Que a CORENA, que a SAGARPA, que a la Delegación, que a Medio Ambiente, finalmente no hacen nada. Nos fuimos directamente a la PROFEPA, que es una institución federal, y pues lo mismo, vino a hacer una inspección ocular con toda su gente. Hicimos una denuncia desde 2010. Hasta la fecha, me notifica que no puede hacer nada; que probablemente; que solicite toda la logística de un operativo. Y les pedí, pero no han hecho nada. Y el daño está al cien por ciento, a diestra y siniestra”. “Nos afecta. Yo creo que a todos, porque es el medio ambiente de todos. No nada más a nosotros. A la fauna. No hacen nada y estamos totalmente atorados con esa gente…”215

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   propiedad comunal y ejidal; el argumento es que tal proyecto no responde a las necesidades e interés de los pueblos asentados en la zona y, transgrede el proyecto de protección y conservación de su patrimonio natural, histórico y cultural. Véase http://www.afectadosambientales.org/arco-sur/ 215 Entrevista citada al Comisario de Bienes Comunales. Fecha: 19 de Diciembre de 2011.

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La actividad productiva en SFT.

Un diagnóstico que entre otras cosas comprende el inventario de especies como el que en el anterior capítulo se ha enunciado de SFT, da la oportunidad de proyectar actividades de subsistencia humana “sin afectar” a los ecosistemas y los servicios ambientales que estos proveen. Eso ha buscado hacerse a través de los instrumentos de planeación y de gestión del territorio del Distrito Federal216 incluyen la delimitación de suelos por sus diferentes usos, en este caso el Suelo de Conservación comprende a su vez una variedad de posibilidades de uso, también para SFT.

El GDF reporta que en el SC, se desarrolla agricultura de riego (floricultura y hortalizas) y de temporal (maíz, avena, calabaza, haba y papa), incluyendo el perenne, que se basa en la fruticultura y producción de nopal.217 Dentro de los límites de la Delegación Xochimilco, en la zona de SFT, hay evidencia de ambas actividades, esto, con información proporcionada de fuente directa por los habitantes y con la observación de los productos que se expenden los domingos en la cabecera del poblado, además de los anteriores: variedades de frijol y maíz, rábano, zanahoria, lechuga, brócoli, chícharo, cebada, capulines, peras,

Se puede decir que la zona de San Francisco Tlalnepantla en función de la fertilidad del suelo (considerando el material que compone el sustrato), de la pendiente de éste, y de la precipitación anual, es un espacio con aptitud para el desarrollo de actividades agrícolas, que incluyen el cultivo de hortalizas, cereales y leguminosas entre otros. Esta actividad se viene realizando de manera no planificada, pero el Atlas del SC, muestra que ésta puede desarrollarse en mayor proporción, específicamente en el perímetro de la mancha urbana, fundamentalmente en la parte sur de ésta. Figuras 6. Sin embargo, esa zona, no tiene exclusividad para este tipo de aprovechamiento, de acuerdo al estudio de la Secretaría del Medio Ambiente del DF y la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, en el cual se basa el Atlas, hay posibilidades de que ahí pueda llevarse a cabo labor ganadera (básicamente ovina, porcina y avícola, dada la reducida extensión de tierra). Figura 7.

Es importante que se mantengan mecanismos para que el área delimitada no exceda su frontera, en aras de preservar las condiciones óptimas de los tipos de suelos según sus distintas vocaciones, máxime, cuando es viable que en la zona mediata a la anterior se realice producción agroforestal (cultivo especies agrícolas junto con una o más especies arbóreas). Figura 8

Una parte de esta última área, que comprende una extensa parte del sur y del nororiente del territorio de SFT, se traslapa con aquella que posee condiciones para el ecoturismo. Ahí los espacios naturales presentan potencial para visitas con fines recreativos (rapel, tirolesa, cabalgatas) y de estudio (observación de ecosistemas); además, coincide con

                                                                                                                         216 Me refiero a los programas general, parciales y delegacionales de desarrollo urbano, así como de ordenamiento ecológico del Distrito Federal. Donde la visión del gobierno de la entidad, es mantener información diagnóstica “actualizada, y confiable que permita que se tomen decisiones adecuadas en el desarrollo de acciones de manejo sustentable”. Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). p. 32.   217    Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). p. 36.  

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tener las cualidades para desarrollar un aprovechamiento forestal tanto maderable como no maderable (musgo, hongos silvestres, tierra de monte, etc.), idealmente, desarrollado en el marco de la normatividad vigente. Figuras 9 y 10.

El mismo estudio, identifica que el área en cuestión presenta condiciones, en un mediano índice, para desarrollar un esquema de reproducción de flora y fauna silvestre con fines de comercialización. Actividad que pretende beneficios ambientales -bajo una idea integral de ambiente, hasta cierto punto-, a través de una Unidad de Manejo Ambiental (UMA), administrada por pobladores de la comunidad de SFT, quienes también realicen la producción agraria. Y efectivamente existe una UMA en la actualidad, que le permite a un grupo de comuneros locales, tener un ingreso a partir de la venta de plantas medicinales y del venado cola blanca (en pie y en cárnico)218, al tiempo que realiza otras actividades de protección del bosque …

Por lo anterior y otros aspectos culturales, el territorio de SFT, contiene las condiciones para preservar y reproducir la biodiversidad. como la posibilidad de recarga de acuífero, de almacenamiento de carbono y de producción de humus, que lo convierten en un escenario con un nivel de importancia entre medio y muy alto como “área prioritaria para el mantenimiento de los bienes y servicios ambientales” Figura 10. Esto por ser un área, entre otras del Suelo de Conservación, que concentra de los mayores índices de servicios ambientales que benefician a los habitantes de la Ciudad de México. Hecho que en el esquema administrativo del ambiente, por parte de la entidad en materia del GDF, “constituye una herramienta para orientar la toma de decisiones y asignación de recursos para los programas de pago por servicios ambientales”.219

                                                                                                                         218 La información sobre la existencia de la UMA fue compartida por el representante de bienes comunales, antes citado, quien mencionó el proyecto en una entrevista que sostuve con él, además de mostrar en otra ocasión durante el recorrido por la zona comunal, las instalaciones para el cultivo de plantas y la estancia del venado en cautiverio. Fechas de entrevistas: 19 de diciembre del 2011, 15 de enero de 2012 y 22 de enero, recorrido.  219 Op cit. SEDEMA-PAOT, (2012). p. 78. A propósito del Programa de Pago por Servicios Ambientales (PSA), vale la pena mencionar algunos aspectos de éste con la idea de reflexionar más adelante sobre su efecto social. Se trata de un instrumento dentro de las políticas públicas en materia ambiental, a nivel internacional. Martínez (2012), apunta que éste mecanismo económico “está cobrando auge en los países en vía de desarrollo, ya que pretende resolver dos de los varios fenómenos que condicionan la salida del atraso de éstas naciones […] el combate a la pobreza en el ámbito rural, y las prácticas productivas y comerciales insustentables (tala inmoderada, tráfico de especies, vegetales y animales, venta de tierra para la floricultura, etcétera).” Su implementación corre a cargo de los gobiernos de los países, y su patrocinio corresponde al Banco Mundial (BM), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), así como la Organización de las Naciones Unidas a través de sus organismos, entre ellos, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés). En México, este formato para la conservación de los “servicios ambientales”, para Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) representa la “retribución directa a quienes se ocupan de manejar, resguardar conservar y mejorar los ecosistemas que brindan servicios ambientales necesarios para el bienestar de la sociedad”. Opera desde el año 2003, y lo administra la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), a través, de un programa enfocado a los servicios ambientales hidrológicos, y otro, direccionado a la protección de la biodiversidad, la captura de carbono y el mejoramiento de sistemas agroforestales de cultivos bajo sombra. Pero también la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, mantiene un programa que impulsa el PSA mediante proyectos productivos y empleo temporal. Referencias en Martínez, R. S. (2012), “El pago por servicios ambientales como instrumento económico de conservación ambiental: aproximaciones de evaluación en México”, en Campuzano, P. E. et all (Coords.) ¿Hacia un manejo sustentable del suelo de conservación del Distrito Federal? México. IPN-Porrúa.                                                        

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Una vertiente de los estudios alrededor del ambiente comprende la actuación humana en el espacio. Como insinúa Bustamante220, el espacio se territorializa ante la intervención de los seres humanos. Algunas perspectivas, contemplan no sólo a la apropiación del medio físico, sino la mutua determinación que se genera en la relación sociedad-naturaleza. Ecología humana

Una parte considerable de los posibles análisis que toman en cuenta la incidencia humana sobre el ambiente, pueden abarcar entre otras cosas, desde la degradación de los recursos naturales, derivada de las modalidades de uso de éstos; hasta el deterioro de la actividad agrícola, igual que el de las relaciones sociales, en ambos casos por ejemplo, como resultado de un modelo económico en particular que puede ser el de libre mercado o capitalismo. En el caso las relaciones humanas, es posible adentrarse en los sentires que emanan como parte del proceso de apropiación del espacio y de la naturaleza que éste incluye, así como, de la configuración del ambiente que se logra en un escenario específico. En dicho proceso, es posible considerar “las presiones, disputas y desacuerdos de los actores sociales…” que según Tortolero221, hacen parte del control que éstos ejercen sobre el espacio.

De ahí que en este capítulo se retome el tema que en otro momento se enunció sobre los asentamientos humanos que han tenido lugar en el territorio de San Francisco Tlalnepantla-Xochimilco, en particular resultan de interés aquellos ubicados en las tierras que se consideran de índole comunal. Ello con la idea de caracterizar el tipo de relaciones sociales que se han generado en el proceso de apropiación.

                                                                                                                         220 Bustamante, López Carlos (2011). Una lectura de la relación sociedad-naturaleza desde la historia ambiental mexicana. 221 Ibidem. Bustamante citando a Tortolero (1996).