clases sociales hereditarias. estructura de los hogares españoles
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CLASES SOCIALES HEREDITARIAS
ESTRUCTURA DE LOS HOGARES ESPAÑOLES
Educación y Sociedad
Educación Infantil, 2º A
CLASES SOCIALES HEREDITARIAS
El término movilidad social hace referencia al desplazamiento de individuos o grupos
de una posición a otra en un sistema de estratificación social.
Los tipos de movilidad social son:
1) Movilidad horizontal, (o geográfica), es cuando un individuo cambia el lugar en la
estructura social sin cambiar de clase. Un trabajador es traslado de localidad en el
trabajo; un maestro pasa de profesor a director....
2) Movilidad vertical, (o de clase), es cuando el cambio de posición entraña un
cambio de clase social. Un albañil se convierte en constructor-promotor; el hijo de un
obrero sin cualificar se convierte en director de una empresa multinacional….
Este movilidad puede ocurrir de modo ascendente (Un modesto niño de suburbio se
convierte en una estrella del fútbol); o de modo descendente (Un millonario se arruina
en la Bolsa,...)
3) Movilidad intrageneracional, cuando el individuo se desplaza arriba o debajo en la
escala social en el curso de su vida laboral. Un auxiliar administrativo de una empresa
asciende a director general de una multinacional.
4) Movilidad intergeneracional, se dará si la movilidad se produce a través de
generaciones. La hija de un albañil se convierte en directora general de Google para
toda Europa.
La raza y el género influyen en la movilidad social. Desde hace tiempo los sociólogos
vienen constatando el hecho de que el sistema de clases es más rígido con los miembros
de las minorías raciales y con las mujeres.
Relacionada con la movilidad social está la movilidad educativa, los logros educativos
que alcanza una generación en comparación con una generación anterior de referencia.
(CALERO, 2008). Por ejemplo, los hijos respecto de sus padres. El enfoque de
movilidad educativa supone que el nivel educativo alcanzado por los hijos en buena
medida está condicionado por el que tienen sus padres. Todos los análisis sobre
movilidad educativa (Carabaña, Sánchez, Calero, etc.,…) hablan de una fuerte
dependencia entre los logros educativos de padres e hijos, aunque detectan una fuerte
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variabilidad entre Comunidades Autónomas. Para realizar un análisis de movilidad
educativa, por lo tanto, necesitaremos dos referencias básicas: el logro educativo de la
generación que estudiamos y el logro educativo de la generación con la que
comparamos. El enfoque de movilidad educativa supone que el nivel educativo
alcanzado por los hijos en buena medida está condicionado por el que tienen sus padres.
La medición de la movilidad educativa puede realizarse mediante distintas técnicas
estadísticas. Entre las más utilizadas se encuentra el análisis de correlaciones, las
matrices de transición y los análisis de regresión.
España se revela como un país con una importante movilidad educativa ascendente,
pero todavía con fuertes desigualdades en la distribución de las oportunidades: las
probabilidades de alcanzar un nivel educativo elevado dependen en buena medida de
que los padres hayan alcanzado también un nivel educativo similar.
Como ideas principales del texto destaco lo siguiente:
- Los hijos de los obreros y agricultores tienen pocas posibilidades de mejorar la
posición social que tuvieron sus padres y, probablemente sus abuelos. El 50% de
ellos repetirán esas profesiones y solo un 25% llegará a tener estudios superiores
y elevar sus posibilidades vitales. Las probabilidades educativas aumentan a
medida que la clase social de pertenencia es más alta, es decir las personas que
pertenecen a la clase social alta tienen mayor probabilidad de alcanzar un mayor
nivel educativo, probabilidad que desciende en las clases sociales más bajas, ya
que se dedican la mayoría a tener un trabajo para ayudar con un sueldo en casa o
seguir realizando el trabajo familiar. El sistema educativo tampoco parece que
consiga compensar esa carencia.
- Efecto suelo: “cuando los padres vienen de lo más bajo cualquier mejora calma
sus aspiraciones”. Los padres que no tienen estudios quieren que sus hijos
tengan más formación académica que ellos, con cualquier estudio superior que
realicen sus hijos se conforman porque para ellos es un logro.
Efecto techo: “si un padre se doctoró en Medicina vive como un fracaso que su
hijo se conforme con una carrera universitaria”. Según la escala social del padre
quiere que el hijo la tenga igual o superior.
- Los deseos crecen a medida que estás más cerca y el coste de oportunidad no es
el mismo para todos. Las clases bajas, no tienen la misma igualdad de
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oportunidades que la clase alta debido a su nivel económico ya que sus hijos no
pueden estudiar si no reciben algún tipo de ayuda como las becas se conforman
con que sus hijos sus ayuden con ingresos económicos en casa y las clases
medias se esfuerzan con el poco aporte económico que tengan para la formación
académica de sus hijos. Aunque hay que decir que esas clases medias hoy en día
están desapareciendo poco a poco y se van empobreciendo como consecuencia
de las reformas que se están llevando a cabo en el Estado del Bienestar. Esto nos
lleva a que los ricos son pocos y las clases medias se van empobreciendo, a la
vez que crecen los sectores marginales (subclases).
- Muchos hijos de las familias humildes abandonan sus estudios por el aumento
de tasas y endurecimiento del acceso de las becas. Estamos volviendo a la
escolarización de antes con faltas de profesores de apoyo y el abandono a los
estudios por no poder recibir esa ayuda, por lo que van a poder estudiar los hijos
de los ricos que no necesitan de esa ayuda para que puedan seguir sin embargo
al hijo de una familia humilde se le complica si no tiene ese apoyo porque no
puede pagarse ese aumento de tasas. Deberían dar más ventajas a los más
desfavorecidos no lo que están haciendo en la actualidad que es dar esas ventajas
a los más aventajados.
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Analizando la gráfica que compara España, la UE y los otros países, observamos por
ejemplo, que en la Unión Europea, el nivel educativo bajo de los padres hace que haya
un 18% de adultos con un nivel alto mientras que hay un 34% de adultos con un nivel
educativo bajo. Respecto al nivel educativo medio de los padres hay un cierto aumento
de adultos con un nivel alto con un porcentaje del 33% respeto al 8% de los adultos con
un nivel educativo bajo, en cuanto a los padres con un nivel educativo alto vemos un
gran aumento en el porcentaje con un 63% en relación con el nivel educativo alto de los
adultos. En cuanto a la República Checa, podemos analizar que el nivel educativo bajo
de los padres produce un 7% del nivel educativo alto de los adultos mientras que hay un
11% de los adultos con un nivel educativo bajo. En el nivel educativo medio de los
padres analizamos como ese porcentaje crece a un 27% en el nivel educativo alto de los
adultos con respecto al 1% del nivel educativo bajo de los adultos. Por lo tanto, en el
nivel educativo de los padres alto se ve un claro incremento de un 55% en relación al
nivel educativo alto de los adultos. En el caso de España, el nivel educativo bajo de los
padres con respecto al nivel educativo alto de los adultos es de un 27% frente al 50%
del nivel educativo bajo de los adultos, mientras que en las familias con un nivel
educativo medio aumenta al 52% en relación al 16% del nivel educativo bajo de los
adultos y en el nivel educativo alto de los padres se incrementa al 75% en relación al
6% del nivel educativo bajo de los adultos. Por último, en Malta observamos en las
familias de un bajo nivel educativo de los padres un 10% en cuanto al nivel educativo
alto de los adultos que hace que haya un 73% en el nivel educativo bajo de los adultos,
así en el nivel educativo medio de los padres el porcentaje en el nivel educativo alto de
los adultos aumenta a un 28% con respecto al 43% del nivel educativo bajo de los
adultos, y por último vemos cómo en el nivel educativo alto de los padres se incrementa
al 50% en el nivel educativo alto de los adultos frente al 26% del nivel educativo bajo
de los adultos. Por lo tanto podemos concluir que analizando la gráfica se observa la
gran diferencia de tener unos padres con niveles educativos diferentes.
Finalmente como conclusión del texto debemos garantizar una educación de calidad e
igualdad de oportunidades para todos, garantizando ayudas para los menos aventajados.
Deberíamos apostar por una educación competente y pública para todos en igualdad de
condiciones y en la actualidad esto no es así. Además no tendríamos que dejar que
desaparezcan las clases sociales medias. Los niveles educativos tienden a transmitirse
de padres a hijos. Es decir, los padres con mayores niveles educativos se preocupan más
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por los estándares educativos de sus hijos, mientras que las familias con escasos
recursos económicos tienden a transmitir estas características a sus descendientes. Me
ha parecido una noticia muy interesante porque nos muestra como está la educación de
hoy en día, recortando y poniendo cada vez más difícil el acceso a esas ayudas
esenciales para que los hijos de esas familias humildes puedan sacarse una carrera,
además he descubierto cosas que no sabía como por ejemplo lo del efecto suelo y el
efecto techo.
BIBLIOGRAFÍA:
Apuntes de Sociología
http://www.uned.es/125028/images/Bibliografia/
Calero_y_otros_Sociedad_Desigual_educacion_desigual.pdf
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ESTRUCTURA DE LOS HOGARES ESPAÑOLES
El Instituto Nacional de Estadística publica los cambios que se han producido entre
2001 y 2011 en cuanto a la estructura de los hogares españoles. El número total de
hogares aumenta hasta 18.083.692. Pero el número de miembros por hogar ha
disminuido pasando de cuatro personas en la década de los setenta a 2,86 en 2001 y a
2,58 en 2011. Esta tendencia se debe al descenso de la natalidad y al mayor peso de los
hogares de una persona (monoparentales), una persona menor de 65 años supone un
13,7% cuya variación sobre el 2001 aumenta con un 63,7%, y una persona de 65 años o
más hay un 9,5% dando lugar a un aumento del 25,8% desde 2001, en conjunto llegan a
representar el 23,2% del total.
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El hogar más frecuente es el formado por pareja sin hijos con un 21% del total, que ha
crecido un 55,4% desde 2001; ahí se incluyen también parejas que han tenido hijos,
pero que ya no viven con sus padres. En cuanto a las parejas con un hijo supone un
16,3% cuya variación sobre el año 2001 crece con un 34,8%; los que están a cargo del
padre y los que están a cargo de la madre. De estas madres, son viudas, separadas o
divorciadas, casadas y solteras. En las parejas con dos hijos hay un 15,5% con un
aumento desde 2001 del 11,6%, sin embargo, el típico de familia numerosa, de pareja
con 3 o más hijos, supone un 3,2% del total, con un descenso de 32,8%, por lo tanto el
total es del 35%.
En los hogares de un adulto con hijos encontramos madre con hijos con un 7,5% que
crece desde 2001 con un 44,8% y el padre con hijos supone un 1,8% cuya variación
sobre 2001 aumenta con un 59,7%, por lo que el total de estos hogares es de un 9,3%.
Y por último, en cuanto a otros hogares destacamos al grupo no familiar que cuenta con
un 1,4% y crece desde el año 2001 a un 77,3%, mientras que otro tipo de hogar tiene un
10,1% pero en cambio su variación sobre 2001 disminuye con un 9,9%, cuyo total de
estos otros hogares es de 11,5%.
Las familias que han experimentado un mayor aumento desde 2001 han sido las parejas
de hecho con un incremento de 196% en las que ambos son solteros o parejas de hecho
de otro tipo. Además, en el año 2011 el número de las familias reconstruidas se ha
duplicado con un 111% más que en 2001 por efecto de las rupturas matrimoniales.
El número de personas mayores de 65 años ha ido creciendo a un ritmo muy superior al
crecimiento de la población española, haciendo que la proporción que representan los
mayores de 65 años sobre el total de la población haya ido incrementándose a lo largo
de todo el siglo, pero sobre todo a partir de 1970. Cada mujer concebía
aproximadamente 1,2 niños. Si se mantiene este nivel durante un largo período de
tiempo, el descenso de la tasa de natalidad se vería acelerado en un futuro relativamente
próximo. El motivo es simple: a medida que los grupos que están en edad de
reproducción se reducen, el número de madres potenciales también es menor. Sin
embargo, de aquí en adelante el número de madres potenciales disminuirá a pasos
agigantados. Teniendo en cuenta que no hay evidencias de que la esperanza de vida
vaya a dejar de crecer, la consecuencia de semejante desarrollo es que el proceso del
rápido envejecimiento de la población española podría seguir durante gran parte de este
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siglo. Por lo tanto, podemos decir que los datos tenderán a cambiar, varían a partir de
dicha población y de la composición de la misma según su composición por edades a lo
largo del periodo analizado.
El sistema educativo ya está experimentando una implosión demográfica como
consecuencia del fuerte y persistente descenso de la fecundidad. Es difícil valorar las
consecuencias que puede causar un descenso del número de estudiantes de todas las
edades. Por un lado, se supone que el sistema educativo español está, o estará en un
futuro, sobredimensionado en términos de profesorado universitario y aulas por número
de estudiantes. Por otra parte, en España el gasto destinado a la educación se encuentra
entre los más bajos de la Unión Europea. Por lo tanto, en lugar de recortar gastos como
consecuencia de un número menor de estudiantes, los diseñadores de políticas de
educación y escolar tendrán que hacer frente al desafío de distribuir los recursos
económicos de una forma más eficaz, impedir una caída en la calidad y preservar la
pluralidad y diversidad de la enseñanza española en un contexto en el que disminuye
tanto el número de estudiantes como la competitividad entre ellos por elegir las carreras
y las universidades de mayor prestigio.
La evaluación del impacto del creciente número de personas mayores requiere una
reflexión sobre las diferencias existentes entre los grupos de mayores en la población.
Desde el censo de 1991 el continuado crecimiento de la esperanza de vida ha provocado
un relativo aumento en el grupo de personas mayores. Puesto que el aumento en el
grupo de mayor edad es consecuencia de una esperanza de vida cada vez mayor y no
existen claras señales de que esta esperanza se vaya a equilibrar, se puede prever que
este grupo continúe aumentando en los próximos años.
El envejecimiento de la población es considerado un problema social en tanto que
plantea la necesidad de respuestas sociales: exige un aumento del gasto en pensiones,
hace crecer inevitablemente el gasto sanitario y genera la demanda de nuevos servicios
de atención, en la medida en que las mujeres están cada vez menos disponibles para el
cuidado de las personas. Es decir, el envejecimiento plantea los que podemos considerar
los problemas centrales de nuestras sociedades: el problema de la igualdad, de la
solidaridad del papel que el Estado tiene que jugar en el mantenimiento de la solidaridad
intergeneracional.
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El creciente aumento de personas mayores repercutirá en la sociedad española. España
dispone de un sistema de pensiones en el que las contribuciones de los trabajadores de
hoy sufragan las pensiones de los jubilados de hoy. Así, la población activa de hoy en
día disfrutará, a su vez, de los mismos derechos una vez alcanzada la edad de jubilación.
Este sistema de redistribución requiere un cierto equilibrio de la proporción entre la
población activa y los jubilados con el fin de permitir una financiación adecuada del
sistema de pensiones. Si el número de personas jubiladas aumenta en proporción a la
población activa, será necesario inyectar más capital en dicho sistema para evitar el
colapso. Hasta la fecha, España ha evitado desequilibrar la balanza, ya que a lo largo de
la última década la población activa ha crecido al mismo ritmo que el número de
jubilados. La cuestión es si este equilibrio se mantendrá en el futuro. La respuesta es
simple: no. La transición demográfica española, con una disminución de la fecundidad y
un aumento de ancianos, hará que la población activa comience a disminuir cuando los
grupos más pequeños de jóvenes entren a formar parte de la población activa. El cambio
demográfico es un proceso muy lento que requiere varios años. En el caso de España, la
fecundidad comenzó a disminuir después de 1976, sin embargo es ahora, cuando los
grupos compuestos por los niños que nacieron en aquella época comienzan a formar
parte de la población activa.
Al margen de otros factores, un sistema continuo de pago de pensiones proporciona un
“bien colectivo” que nadie cuestiona. En ausencia de una transición demográfica es
probablemente una óptima solución. Sin embargo, aquí es donde subyace el problema;
la fase de la transición demográfica que afecta a la sostenibilidad del sistema de
pensiones se encuentra en una fase inexorable. Mientras tanto, las personas siguen
contribuyendo con sus ingresos a las pensiones de otros ciudadanos convencidos de que
disfrutarán de las pensiones de la misma forma que hoy en día. No cabe duda de que se
decepcionarán cuando llegue la hora de obtener sus pensiones, salvo que se introduzcan
medidas para compensar el déficit. A día de hoy no existe información alguna sobre
cómo afrontará el gobierno esta difícil ecuación, y consecuentemente, gran parte de la
población activa/contribuyente está contribuyendo a un beneficio futuro cuya dimensión
e importancia se desconoce por completo o se ve reducida a la mera especulación.
Incluso un ligero aumento de este grupo tiene consecuencias trascendentales,
especialmente en los costes de la sanidad pública puesto que es este grupo el que
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requiere asistencia sanitaria con mayor frecuencia y necesita de más cuidados
intensivos, con periodos de convalecencia más largos que el grupo de jóvenes. De ahí
que, un cambio en la estructura de la población que suponga un aumento del número de
personas mayores en detrimento de los grupos más jóvenes implica un incremento de
los recursos sanitarios per cápita con respecto a una población de tamaño constante. Si
el incremento del número de personas mayores es significativo y constante,
inevitablemente significará que para mantener el mismo nivel de calidad se generarán
costes mayores en el sector sanitario. Otra cuestión a tener en cuenta es la creciente
demanda de residencias como consecuencia de un número cada vez mayor de personas
mayores.
El descenso de la población activa podría significar que España finalmente puede
combatir los altos niveles de desempleo. Además, podría llegar a afectar al bajo nivel de
participación en ciertos grupos de la población, empleando a más gente como mano de
obra, especialmente mujeres. El descenso del desempleo y unas tasas de participación
más altas contrarrestarían algunos déficits estructurales causados por el envejecimiento.
No obstante, el problema radica en que el proceso de envejecimiento en España será tan
rápido y significativo que a largo plazo estos efectos beneficiosos serán marginales.
Otro problema que surge de la inclusión de grupos que tradicionalmente han estado
fuera del mercado laboral es que la sociedad se adapte a un nuevo estilo de vida
familiar. Una mayor tasa de participación de las mujeres para cuidar de sus mayores y
niños. Tal desarrollo a su vez puede aumentar la demanda de servicios subvencionadas
por el Estado, como por ejemplo, guarderías y residencias para las personas mayores
con el fin de compensar este déficit.
A corto plazo, presumiendo que la edad de jubilación no variará, la inmigración es la
única solución para compensar el descenso de la mano de obra con respecto de las
personas jubiladas. Sin embargo, las consecuencias de compensar los efectos del
envejecimiento de la población provocarán insostenibles niveles de inmigración a largo
plazo. Por lo tanto, aunque la inmigración es un factor importante, y se haya
experimentado el notable aumento de las cifras de inmigrantes en los últimos años no es
la solución para afrontar los cambios estructurales que están experimentando la mayoría
de las sociedades europeas, incluida la española. La mayoría de los estudios sobre los
efectos del envejecimiento concluyen que a pesar del efecto positivo de la inmigración,
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la única vía factible para solucionar este problema es la reevaluación del sistema de
bienestar, que, en el caso del sistema de pensiones, necesita una nueva forma de
financiación o un aumento sustancial de la edad de jubilación.
En cuanto a las incidencias que implicaría para el sistema educativo dicha estructura, es
que si predominan los hogares monoparentales en los cuales los hogares tienen cada vez
menos hijos esto afecta bastante al sistema educativo. Si hay menos niños, el número de
alumnos por aula disminuiría, muchos de los profesores se quedarán sin trabajo porque
al haber menos niños se necesitarían menos profesores, se cerrarían colegios. La
tendencia hacia la individualización de las relaciones familiares y el crecimiento de la
inestabilidad matrimonial, traen consigo la reducción de nuevas formas de convivencia
y el aumento del pluralismo de los tipos de hogar. El crecimiento de la diversidad
familiar exige una mayor atención a la existencia de posibles diferencias en el bienestar
de los menores que viven en distintos tipos de hogar, con el fin de evitar que situaciones
de partida excesivamente dispares puedan llegar a malograr su necesaria igualdad de
oportunidades ante el sistema educativo. Las condiciones de vida, las tasas de abandono
escolar y las expectativas de desarrollo futuro del menor en España dependen, en gran
medida, de la tipología de núcleo familiar en el que se desarrolla su infancia. El escaso
gasto en prestaciones y servicios destinados a las familias en general perjudica más a las
más vulnerables -como es el caso de las monoparentales- que a otras unidades
familiares y constituye uno de los factores que se encuentran asociados a los elevados
niveles de pobreza infantil.
Como comentario final destacar que España se encuentra en medio de una transición
demográfica caracterizada por un rápido envejecimiento de la población y descenso de
la natalidad, los hogares tienen cada vez menos hijos, la decisión de tener hijos no solo
depende de la economía familiar sino también que la madre deja de estudiar para
atender a sus hijos o deja de trabajar por un tiempo. El envejecimiento incide en todos y
cada uno de los grupos de la sociedad, independientemente de la edad, e influirá sobre
la provisión de los servicios de bienestar público financiados por el Estado español. El
envejecimiento repercute en las instituciones educativas, en el sistema de pensiones, en
el sistema sanitario y en el mercado laboral, pero principalmente ha afectado a sectores
del sistema educativo. Muchos de los jóvenes quieren independizarse pero no pueden
porque no tienen un trabajo y las ayudas se están recortando.
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WEBGRAFÍA:
http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/5705/1/ALT_09_02.pdf
http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano/contenido?
WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/zonas_es/ari+64-2003
http://www.isadoraduncan.es/es/node/344
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