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Theoria ISSN: 0717-196X [email protected] Universidad del Bío Bío Chile Genghini, Rosa; Tiranti, Iván; Zamorano, Enrique Estudio citogenético y citomolecular de la vacuna contra la Peste Porcina Clásica. Theoria, vol. 14, núm. 1, 2005, pp. 103-123 Universidad del Bío Bío Chillán, Chile Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=29900110 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Theoria

ISSN: 0717-196X

[email protected]

Universidad del Bío Bío

Chile

Genghini, Rosa; Tiranti, Iván; Zamorano, Enrique

Estudio citogenético y citomolecular de la vacuna contra la Peste Porcina Clásica.

Theoria, vol. 14, núm. 1, 2005, pp. 103-123

Universidad del Bío Bío

Chillán, Chile

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=29900110

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Revisión

Theoria, Vol. 14 (1): 103-123, 2005 ISSN 0717-196X

ESTUDIO CITOGENÉTICO Y CITOMOLECULAR DELA VACUNA CONTRA LA PESTE PORCINA CLÁSICA

CYTOGENETIC AND CYTOMOLECULAR STUDY OF VACCINEAGAINST CLASSIC SWINE FEVER

ROSA GENGHINI1, IVÁN TIRANTI1 Y ENRIQUE ZAMORANO-PONCE2

1Laboratorio de Citogenética, Departamento de Producción Animal, Facultad de Agronomía y Veterinaria,Universidad Nacional de Río Cuarto, Córdoba-Argentina.

2GENETOX, Laboratorio de Genética Toxicológica, Departamento de Ciencias Básicas, Facultad de Ciencias,Universidad del Bío-Bío, Chile. Casilla 447, Chillán-Chile

Correspondencia: Dra. Rosa N. GENGHINI, Genética, Oficina 66, Planta Baja, Facultad de Agronomía y VeterinariaUniversidad Nacional de Río Cuarto 5800, Río Cuarto, Pcia. Cba. Argentina. Fax: 0358-4680280 Tel.: 0358-4676192.

e-mail: [email protected]

RESUMEN

La Peste Porcina Clásica (PPC) es la enfermedad virósica de los cerdos más importante por ser muy contagiosay causar altas tasas de morbilidad y mortalidad. El virus causal puede inducir mutaciones cromosómicas en losanimales enfermos, como así también en los inmunizados con vacunas a virus vivo atenuado. Éstas fuerondurante mucho tiempo un medio eficaz para el control de la enfermedad; sin embargo, en 1990 la UniónEuropea prohibió la vacunación debido a la imposibilidad de distinguir serológicamente a los cerdos enfermosde los vacunados. En los países que aún controlan la PPC mediante la inmunización, es relevante el estudio delpotencial mutagénico de estas vacunas. Dado que en Argentina no existían antecedentes en dicha temática,iniciamos en 1997 una línea de investigación en tal sentido. Se realizaron 5 tipos de ensayos: I) Empleandocerdos experimentales del Servicio Nacional de Sanidad Animal, pertenecientes a las pruebas oficiales de inocuidady potencia de vacunas. II) Utilizando cerdos criados a campo en las condiciones en que los productores de cerdosinmunizan habitualmente a sus animales. III) Ensayos in vitro con sangre de lechones no vacunados. IV)Ensayos in vitro para medir daño directo sobre el ADN. V) Efecto de la vacuna sobre la fertilidad de cerdaspreñadas. Todos los ensayos efectuados permitieron determinar que el virus vacunal de la PPC conserva supotencial genotóxico cuando se encuentra atenuado, efecto que se manifiesta tanto a nivel citogenético comocitomolecular y que es fuertemente dependiente de la dosis del inmunógeno utilizado.

PALABRAS CLAVES: Peste Porcina Clásica, vacunas, capacidad mutagénica, efecto clastogénico.

ABSTRACT

Classic Swine Fever (CSF) is the most serious viral pig disease as it is highly contagious and produces highrates of mortality and morbidity. The causal virus can induce chromosomal mutations in diseased animals aswell as in those inoculated with attenuated live virus vaccines. This kind of vaccine was used for quite anextended period of time until 1990, when its use was forbidden in the European Union due to the impossi-bility of discriminating serologically diseased animals from immunized ones. Nevertheless, in those countrieswhere vaccination is still in general use to control CSF, it is pertinent to study the mutagenic outcome of thattype of vaccine. This is the case for Argentina where there is a lack of previous information about its effects.Therefore, in 1997 we began to study the matter. We performed five different trials: I) With experimentalpigs of the National Service of Animal Health, which were subjected to the official tests of innocuousnessand potency. II) Using swine of farms routinely immunized. III) In vitro blood analysis of non-vaccinatedpiglets. IV) In vitro tests to measure direct damage on DNA. V) Effect of the vaccine on the fertility ofpregnant sows. Results of these trials indicate that the attenuated live virus vaccine against CSF keeps its

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genotoxic potentiality, which can be detected at the cytological and cytomolecular levels. Its effects arestrongly dependent on the inoculation doses.

KEYWORDS: Classic Swine Fever, Vaccines, Mutagenic Ability, Clastogenic Effect.

Recepción: 29/03/05. Revisión: 02/05/05. Aprobación: 29/06/05

I. INTRODUCCIÓN

La Peste Porcina Clásica (PPC), también co-nocida como Cólera Porcino, es una enfer-medad viral de los cerdos altamente conta-giosa y con gran impacto económico en lasexplotaciones donde se presenta, debido a queproduce alta tasa de morbilidad y mortali-dad.

La PPC es sin lugar a dudas la enferme-dad de mayor impacto para el comercio in-ternacional de porcinos y sus productos deri-vados, ya que impide la exportación de carnea los países y/o regiones libres de la enferme-dad.

Asimismo, representa el mayor desafíopara los Servicios de Sanidad Animal deAmérica Latina, porque, de acuerdo a la OIE(2000), el 50% de la población porcina delcontinente mantiene la PPC en forma en-démica, a través de programas de control(vacunación), constituyéndose en un serioriesgo para los países libres de PPC.

El origen geográfico de la PPC es discu-tido, sin embargo, de acuerdo a Hanson(1957), el primer registro de una enferme-dad de los cerdos que se correspondería conlo que ahora conocemos como PPC habríasido en USA (Tennessee) en 1810, infor-mándose brotes posteriormente en Ohio en1833. En Europa, la enfermedad apareciópor primera vez en Inglaterra en 1862 y, apartir de allí, se habría diseminado por elcontinente (Fuchs, 1968, citado por VanOirschot, 1992). Sin embargo, otros auto-res documentaron en Francia en 1822 unaepizootia con las características de la PPC(Cole et al., 1962, citado por Edwards et al.,2000). En cualquier caso, las evidencias in-

dicarían que la enfermedad pudo haber sidointroducida en América a través de cerdosprocedentes de Europa y su diseminaciónhabría sido facilitada por el desarrollo demedios de comunicación, como los ferroca-rriles a mediados del siglo XIX (Edwards etal., 2000). En Sudamérica, fue descripta porprimera vez en 1899.

Aunque en la actualidad la PPC está di-seminada en muchas partes del mundo, laerradicación fue exitosa en países de Améri-ca del Norte, Australasia y el norte de Euro-pa. La situación, en cambio. es incierta en lamayor parte de Africa.

II. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICADE LA ENFERMEDAD

A continuación se resume la distribucióngeográfica de la PPC en distintas áreas delmundo:

a) América y Caribe

Canadá está libre de PPC desde 1963 y enEstados Unidos, el programa de erradicacióncomenzó en 1961, habiéndose registrado elúltimo caso en 1976 y considerado libre dela enfermedad desde 1984 (Wise, 1986). Elhecho de que no hayan ocurrido más brotesde PPC en estos países, se debe a la rigurosapolítica de control sanitaria aplicada tantoen la importación de cerdos como en la ela-boración de productos cárnicos.

México posee áreas epidemiológicamen-te bien delimitadas, la parte norte está librede la enfermedad sin vacunación, la partecentral es un área de erradicación, donde la

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vacunación fue prohibida y la parte sur seconsidera área de control, con infección en-démica y vacunación para el control (OIE,1999).

En cuanto a los países de América Cen-tral, sólo Panamá se considera libre, estandoel resto endémicamente infectado con con-trol mediante vacunación. Con respecto a lasislas del Caribe, en Cuba se produjeron gran-des pérdidas económicas (Díaz de Arce et al.,1999; Edwards et al., 2000) entre 1993 y1997 cuando se presentó una importanteepizootia luego de 20 años de vacunar regu-larmente con una vacuna a virus vivo atenua-do. A partir de ese momento no hubo nue-vos casos. En Haití, la PPC es reciente, regis-trándose en 1996 el primer caso (Edwards etal., 2000).

Según la OIE (1999), la PPC permanececomo enzootia en la mayor parte de Américadel Sur, con la excepción de Uruguay y Chi-le. No se registra en Uruguay desde 1991 y elpaís está oficialmente libre. Chile erradicó laPPC en abril de 1998, después de 17 añosde aplicar programas de control sanitario(Pinto y Urcelay, 2003) y se declaró libre sinvacunación, habiéndose registrado el últimocaso en agosto de 1996 y prohibiéndose lavacunación a partir de 1997.

De acuerdo con la OIE (2000) se estánimplementando programas de control dePPC en Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecua-dor y Paraguay. Las medidas adoptadas in-cluyen vacunación, control de laboratorio,aniquilación masal, cuarentena, control detránsito y restricciones a la importación. Lospaíses que integran el Mercosur están enproceso de levantar barreras comerciales, porlo que se espera que aumenten los esfuerzosconjuntos tendientes a erradicar la PPC(Edwards et al., 2000).

b) Europa

Con respecto a los países de la Unión Euro-pea (UE), aunque los planes de erradicación

de la PPC comenzaron en 1980, la enfer-medad no pudo erradicarse completamen-te, ya que en los últimos años se produjeronfocos en países que eran considerados libresde la enfermedad, tales como: Holanda, Bél-gica, Italia y España (Terpstra y De Smit,2000; De Smit et al., 2000; Edwards et al.,2000; Stegeman et al., 2000; Biagetti et al.,2001). Uno de principales factores que con-tribuye a que el virus de la PPC permanezcaendémico, es la persistencia de la enferme-dad en poblaciones de suinos salvajes que ac-túan como reservorios del virus (Laddomada,2000).

La UE mantiene una política de no va-cunación contra la PPC y los brotes de laenfermedad se controlan mediante el sacri-ficio de todos los cerdos enfermos (“stampingout”) y de aquellos sospechosos de estarlo,lo que lleva a grandes pérdidas económicas(Edwards, 2000).

En los países de Europa Central y Orien-tal, los intentos para controlar y erradicar laPPC varían considerablemente (Edwards etal., 2000). Algunos, como República Checay Hungría están adoptando los estándaresrequeridos por la Unión Europea, con mirasa facilitar el comercio internacional, mientrasque otros están muy lejos de este punto.

c) Japón y sudeste de Asia

En Japón, el primer brote de PPC se regis-tró en 1888 (Kumagai et al., 1958). Duran-te muchos años la enfermedad se controlómediante el empleo de vacunas inactivadas,pero debido a su baja potencia fueron reem-plazadas a partir de 1969 por vacunas a vi-rus vivo atenuado. En 1996 se inició un pro-grama de erradicación de la PPC, sin que sehayan registrado nuevos focos (Edwards etal., 2000).

En los países del sudeste asiático ocurrenregularmente brotes de PPC, siendo Indone-sia, Malasia, Filipinas, Taiwan y Vietnam lospaíses más afectados (Edwards et al., 2000).

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Considerando que la PPC es un serio pro-blema para el sector porcino por las devasta-doras pérdidas económicas que ocasiona ypor la epizootia que origina su mecanismode diseminación, la Organización Interna-cional de Epizootias (OIE, 1998) definió lossiguientes requerimientos para que un paíspueda considerarse libre de PPC:

–Ausencia de la enfermedad al menos pordos años.

–Debe transcurrir un año después de habersesacrificado al último animal afectado, enaquellos países que apliquen el sacrificiosanitario asociado a la vacunación.

–Deben transcurrir seis meses después delsacrificio del último animal afectado, enaquellos países que apliquen únicamenteel sacrificio sanitario ante la presencia defocos de PPC.

III. AGENTE ETIOLÓGICO

La PPC es producida por un pequeño virus(12.284 nucleótidos) endoteliotrófico,miembro del género Pestivirus de la familiaFlaviviridae (Wengler, 1991). La naturalezaviral de la PPC fue revelada a principios delsiglo XX cuando Schweinitz y Dorset (1904)informaron que la enfermedad podía trans-mitirse a través de fluidos que habían sidoextraídos del cuerpo de cerdos enfermos yfiltrados a través de “finísimos filtros de por-celana”.

El genoma del virus de la PPC consistede una única cadena de ARN de aproxima-damente 12.5 kb y polaridad positiva, cu-yos extremos 3´ y 5´ contienen regiones nocodificantes de 373 y 228 bases, respectiva-mente (Meyers et al., 1989, Moormann etal., 1990). El genoma completo fue secuen-ciado y en varios laboratorios se produjo elácido desoxiribonucleico complementarioinfeccioso (ADNc) (Meyers y Thiel, 1996;Moormann et al., 1996; Björklund et al.,

1998; Liu et al., 1998, Wong et al., 1998;Díaz de Arce et al., 1999; Paton et al., 2000).

Las partículas virales tienen de 40 a 60nm de diámetro, son esféricas, están envuel-tas por una cubierta glicoproteica y contie-nen una estructura central electrónicamentedensa con un diámetro de 30 nm (Moennig,2000).

El genoma viral actúa como ARN men-sajero con una fase de lectura abierta quecodifica una poliproteína de 3898 aminoá-cidos, la que es procesada co y postraduc-cionalmente y clivada por una combinaciónde proteasas virales y celulares, originando4 proteínas estructurales y 7 no estructura-les (Meyers y Thiel, 1996). Hacia el extre-mo N-terminal de la poliproteína, se encuen-tra una proteasa (Npro) con actividad auto-proteolítica, no encontrada en otros flavivirus,seguida por las proteínas estructurales del“core” (C) y tres glicoproteínas de la envoltu-ra (proteínas E): E1, E2 y Erns. En los dostercios C-terminal de la poliproteína, alta-mente conservado en los Pestivirus, se locali-zan las proteínas no estructurales: p54, p80,p10, p30, p58 y p75.

El Laboratorio de Referencia de la UniónEuropea desarrolló una base de datos com-putarizada con toda la información genómicadisponible concerniente a las cepas del virusde la PPC aisladas en distintos países delmundo (Greiser-Wilke et al., 2000). Dichabase cuenta con más de 600 entradas, in-cluidas tres cepas aisladas en Argentina, lasque constituyen una poderosa herramientaepidemiológica para establecer relacionesentre secuencias genómicas del virus de laPPC aislados de brotes ocurridos en distin-tos puntos del mundo.

Aunque no se conoce en forma detalladael ciclo de replicación del virus de la PPC, lasecuencia general de replicación de los Pestiviruspuede resumirse como sigue (Leyssen et al.,2000): primeramente el virus interactúa conla célula para unirse con alta afinidad y es-pecificidad a receptores desconocidos. En-

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tonces, se produce la endocitosis celular,donde los cambios de pH endosomales pro-ducen la fusión entre la envoltura viral y lamembrana endosomal, provocando la libe-ración al citoplasma de la nucleocápside ypermitiendo que el genoma viral se dirijahacia los ribosomas, donde es traducido enun precursor poliproteico que es procesadoco y postraduccionalmente, originando pro-teínas individuales y funcionales. Entre lasproteínas no estructurales sintetizadas seencuentra la ARN polimerasa dependientede ARN, que cataliza la síntesis de ARN(-)que sirve de molde para la síntesis de nuevascadenas de ARN(+). Después de la replica-ción, el genoma viral es encapsulado y sedirige al retículo endoplasmático, lugar enel que las partículas virales son premunidasde una cubierta fosfolipídica, antes de pasara la vía secretoria de la célula huésped y libe-rarse al espacio intercelular.

El virus de la PPC puede sobrevivir du-rante períodos prolongados en condicionesambientales favorables. Es relativamente es-table en la mayoría de productos de carnefresca, jamones y salames, siendo la carnecongelada el sistema más estable de conser-vación pudiendo sobrevivir más de 4 años.Se inactiva rápidamente con calor, solventesorgánicos, detergentes, proteasas y desinfec-tantes comunes (Edwards, 2000). Al igualque otros Flavivirus, es inactivado rápida-mente a pH bajo (menor que 3), siendo re-lativamente estable en el rango de pH neu-tro a ligeramente alcalino (Edwards, 2000).

IV. EPIDEMIOLOGÍA

Los únicos huéspedes naturales del virus dela PPC son los miembros de la familiaSuidae, es decir el cerdo doméstico y el jaba-lí (Wensvoort et al., 1986; Moennig, 2000).Esta característica epizootiológica facilita elcontrol de la enfermedad, ya que la luchadebe dirigirse únicamente a los suinos.

Uno de los factores más importantes encontribuir a la difusión de la enfermedad esla diferencia en el grado de virulencia entrelas distintas cepas del virus, adquiriendo granimportancia en las cepas de alta virulencialos vectores mecánicos, biológicos y no bio-lógicos, puesto que se requieren menos do-sis infectivas (Liess, 1987). Para cepas de bajavirulencia la principal vía de transmisión esel ingreso de cerdos infectados en la piara,dado que por el mayor período de incuba-ción el riesgo de transmitir la enfermedad esmayor mediante el movimiento de anima-les vivos infectados y sin sintomatología clí-nica aparente (San Martín y Vidal, 1998).

Los cerdos infectados con cepas virulen-tas pueden eliminar grandes cantidades devirus durante 10-20 días, mientras que lasinfecciones postnatales con cepas de bajavirulencia se caracterizan por períodos cor-tos de excreción del virus. Consecuentemen-te, las cepas virulentas se diseminan rápi-damente en un criadero e inducen mayormorbilidad y mortalidad que las menos viru-lentas. Los cerdos infectados crónicamente eli-minan virus hasta su muerte en forma con-tinua o intermitente.

Bajo condiciones naturales la ruta más fre-cuente por la cual el virus de la PPC entra alhuésped es la oronasal (Moennig, 2000) entanto que las heridas en la piel pueden seruna importante vía de contagio posnatal(Dunne et al., 1959). Una vía de infecciónde importancia para la hembra es el contac-to genital con machos infectados, pudiendoproducirse infección directa del producto dela concepción o infección transplacentariadel feto (Trautwein, 1988).

El transporte del virus de la PPC puederealizarse también a través de vectores bio-lógicos, como tábanos que son capaces detransmitir la enfermedad en las dos horassiguientes a la picadura del animal infectadoy moscas que pueden llevar el virus al menos72 horas (Tidwell et al., 1972; Morgan yMiller, 1976).

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Hasta la fecha, existe poca informaciónreferida a la situación epidemiológica de laPPC en América. Sin embargo, análisis filo-genéticos de cepas del virus aisladas de bro-tes ocurridos en Sud y Centroamérica, per-miten especular que en el continente Ameri-cano, el virus de la PPC apareció independien-temente en varias regiones y su diseminaciónhabría sido un efecto secundario (Paredes etal., 2005).

V. SIGNOS CLÍNICOS Y PATOLOGÍA

El cuadro clínico de la PPC es altamentevariable dependiendo de la edad y/o raza delos animales afectados y de la virulencia dela cepa viral (Moennig y Plagemann, 1992;Sierra et al., 1998; Van Oirschot, 1992, 1999),lo que hace que el diagnóstico basado en sig-nos clínicos sea a menudo dificultoso.

Las lesiones macroscópicas e histopato-lógicas causadas por la cepa Sudamericana“Quillota” fueron caracterizadas en Chile porQuezada et al. (2000) y no difieren en lageneralidad de los aspectos morfopatológicosdescriptos para las cepas europeas.

Los síntomas dependen de la edad y con-dición sanitaria de los cerdos, como así tam-bién de la virulencia de la cepa viral infec-tante. Los cerdos adultos son igualmente sus-ceptibles que los lechones, pero presentangeneralmente signos de la enfermedad me-nos severos y tienen mayores probabilidadesde sobrevivir. Otro factor que condiciona laexpresión clínica de la enfermedad es el esta-do inmunitario de la población afectada. Así,la forma de curso clínico hiperagudo sólo seobserva cuando el virus de la PPC se intro-duce en una población porcina no inmuni-zada.

Cuando se expone una cerda preñada alvirus de la PPC, la infección pasa inadverti-da inicialmente, pero el virus puede trans-mitirse al feto en el útero (Meyer et al., 1980).Esta infección congénita resulta en: muerte

fetal, reducción del tamaño de camada,momificaciones, infertilidad y aumento demortalidad perinatal de los lechones. Los quesobreviven son portadores del virus y fuentede diseminación de la enfermedad.

VI. INMUNOPATOLOGÍA

El sistema inmune resulta severamente com-prometido durante la infección aguda conel virus de la PPC, siendo la consecuenciainmunopatológica más significativa la drás-tica disminución de linfocitos B, principal-mente en el sistema circulatorio, pero tam-bién en los tejidos linfoides (Susa et al., 1992;Narita et al., 1996, 1999). En cambio, ladisminución de linfocitos T es menos signi-ficativa (Susa et al., 1992).

Al principio de la enfermedad la replica-ción viral ocurre en los centros germinales delos tejidos linfoides (tonsilas, bazo y nóduloslinfáticos) y cuando ésta progresa se produ-ce la desintegración morfológica de la estruc-tura folicular. La disminución de linfocitosB sería una consecuencia de la destrucciónde los centros germinales (Susa et al., 1992),considerando dos alternativas: a) los linfo-citos B podrían ser blanco directo del virusde la PPC en alguna fase de su maduracióndentro del folículo: centroblastos, centrocitose inmunoblastos llevando a un bloqueo ensu maduración; b) los linfocitos podrían es-tar privados de citoquinas esenciales al pro-ducirse la infección de la red de soporte decélulas dendríticas foliculares. De cualquiermodo, el bloqueo en la maduración de loslinfocitos B por infección y destrucción delos centros germinales es el mayor evento enla patogénesis de la PPC aguda.

Contrariamente a lo observado por Susaet al. (1992), otros autores detectaron unadisminución de linfocitos T, tan significati-va como la de los B durante la infección conel virus de la PPC, probablemente porqueusaron una cepa viral de mayor virulencia

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(Summerfield et al., 1998). Por otro lado,propusieron un mecanismo distinto paraexplicar la disminución linfocitaria ocasio-nada por el virus, atribuyéndolo a la induc-ción de apoptosis o muerte celular progra-mada. Asimismo, obtuvieron evidencias ex-perimentales de que la inducción de apop-tosis sería una consecuencia indirecta de lainfección viral, ya que observaron que el in-cremento de células apoptóticas ocurrió conanterioridad (1-3 dpi) a que se detectarancantidades significativas de ARN viral en cé-lulas hematopoyéticas de la médula ósea delos cerdos infectados (7 dpi) (Summerfield etal., 2000, 2001), concluyendo que la induc-ción de apoptosis no se produce cuando elvirus se inactiva por UV o se bloquea la in-fección con anticuerpos anti-E2 .

Sato et al. (2000) también observaronfragmentación del ADN en núcleos linfoci-tarios del timo, bazo y nódulos linfoides delechones inoculados con el virus de la PPCa los 3, 5, 7 y 10 dpi, confirmando que laapoptosis está involucrada en la patología dela PPC, aunque sugieren que interleuquinasliberadas durante la infección serían media-dores potenciales de la apoptosis linfocitaria.

Por otro lado, se ha atribuido a la glico-proteina Erns de la nucleocápside viral unefecto inmunosupresivo sobre los linfocitosin vitro y también se demostró su capacidadde inducir apoptosis linfocitaria, ya que lue-go de incubarlos con dicha proteína se ob-servó un incremento significativo en la can-tidad de mono y oligonucleosomas, eviden-cia de apoptosis celular (Bruschke et al.,1997), que se produciría por secreción de laglicoproteína en la sangre de los animalesinfectados.

VII. LA PPC EN ARGENTINA

A pesar de que la situación zoosanitaria deAmérica Latina ha mejorado, la PPC es la

única enfermedad de la lista A del CódigoZoosanitario Internacional de la OficinaInternacional de Epizootias (OIE) que per-siste en Argentina, lo que significa que estácatalogada en el grupo de las enfermedadesmás severas y que pueden definirse de acuer-do a la OIE como: Enfermedades transmisi-bles con gran poder de difusión y especial gra-vedad, que pueden extenderse más allá de lasfronteras nacionales, cuyas consecuencias so-cioeconómicas y sanitarias pueden ser graves ycuya incidencia en el comercio internacionalde animales y productos pecuarios es impor-tante.

La PPC constituye una barrera sanitariainfranqueable en el Mercosur, limitando lasposibilidades comerciales y el desarrollo ple-no del sector porcino (Mercosur, Res. N°20/97). También influye negativamente enla rentabilidad de las explotaciones, aumen-tando los costos de producción.

Con respecto a la densidad porcina enlas distintas regiones de Argentina, el Servi-cio Nacional de Sanidad Animal (SENASA)considera dos zonas:

a)Alta densidad porcina:–Provincia de Buenos Aires: zonas centro

y norte–Provincia de Santa Fe: zonas centro y sur–Provincia de Córdoba: Marcos Juárez,

Río Cuarto, Unión, Zona centro al su-deste.

b) Baja densidad porcina: resto del país.

Con el propósito de controlar y erradi-car la PPC en Argentina, el SENASA inicióen 1998 el Plan Nacional de Control y Erra-dicación de la enfermedad (SENASA, Res.N° 392/98), el que se basó en la vacunaciónobligatoria, el monitoreo del virus de cam-po, en mataderos y en explotaciones a tra-vés de la técnica de inmunofluorescenciadirecta (IFD) sobre muestras de tonsilas.

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VIII. EFECTO MUTAGÉNICOINDUCIDO POR VIRUS

Muchos virus poseen propiedades mutagé-nicas, principalmente de tipo clastogénicasy, en algunos casos, conservan dicha capaci-dad en las cepas atenuadas empleadas en laelaboración de vacunas a virus vivo (Stich yYohn, 1970). Los primeros datos de daño cro-mosómico asociado a infección viral, pro-vienen del virus del sarampión (Nichols etal., 1962), del Herpex simplex (Stich et al.1964a), del Adenovirus humano tipo 12(Stich et al. 1964b) y del virus de la fiebreamarilla (Harnden, 1964).

En Argentina, los estudios de efecto ci-togenético asociado a virus, se limitan al vi-rus Junín por su importancia regional comoagente causal de la Fiebre Hemorrágica Ar-gentina (Pistol de Rubel y Teyssie, 1970;Hasson et al. 1983, Dulout et al., 1983,1985).

Los primeros indicios de que el virus dela PPC puede inducir cambios citogenéti-cos fueron obtenidos por Gustafson yPomerat (1957), cuando observaron cam-bios citológicos causados por el virus denódulos linfoides embrionales de célulasporcinas.

El primer trabajo referido estrictamenteal efecto citogenético del virus de la PPC serealizó en Rusia (Krut, 1974) en cerdos in-fectados experimentalmente con la cepa vi-rulenta Dorset. El análisis de células de lamédula ósea de cerdos infectados reveló queposeían el doble de células aneuploides y elcuádruple de poliploides que los controles.Además, había 5 veces más células con anor-malidades estructurales del tipo: disolucióncentromérica (33.7%), fracturas de cromá-tidas (31%), “stickiness” (20.4%), cromo-somas en anillo (4%), múltiples anormali-dades (2.8%) y pulverizaciones (10%). Tam-bién se observó que la infección viral pro-ducía una drástica disminución del índicemitótico. Posteriormente, Soldatovic et al.

(1981), encontraron las mismas alteracionesen cerdos infectados con la cepa PAV delvirus de la PPC. Los animales fueron anali-zados citogenéticamente a los 7 días posti-noculación (antes de que aparezcan los sín-tomas) y en los días 1, 3 y 5 después de laaparición de los síntomas, observándose queel índice mitótico disminuyó continuamentecon el transcurso de la enfermedad, siendoesta disminución más pronunciada en elperíodo de incubación. La frecuencia de cé-lulas poliploides y heteroploides aumentósignificativamente, aunque el mayor incre-mento se produjo en aberraciones cromosó-micas, tales como, fracturas y fragmentacio-nes que alcanzaron un máximo de 13,5%que, que condujeron a la eliminación de al-gunas células de la población entre las 72 y96 horas después de la manifestación de lossíntomas de la enfermedad. Asimismo, encerdas preñadas la vacuna contra la PPC tie-ne efecto teratogénico en la descendencia(Sautter et al., 1953; Cowart y Morehouse,1967; Johnson et al., 1974; Baez Ruiz et al.,1995).

El potencial mutagénico de las vacunas avirus vivo contra la PPC fue demostrado porprimera vez por Lodja y Rubes (1977), quie-nes evaluaron la capacidad mutagénica delvirus vacunal empleado para proteger los cer-dos de la enfermedad en República Checa.En este estudio, se analizaron 30 cerdos deentre 30 y 40 kg de peso que fueron inmu-nizados con la vacuna utilizada en dicho país,empleándose como controles 30 cerdos novacunados. Los resultados demostraron demanera contundente, que la vacuna a virusatenuado produce varias clases de cambioscromosómicos, habiéndose registrado casi 9veces más cambios estructurales y 6 vecesmás poliploidías en los cerdos vacunados queen los controles. Los cambios estructuralesobservados fueron fracturas de cromátida yde cromosoma, los que a su vez originaronotros tipo más severos de daño. Este hallaz-go, llevó a Gustavsson (1990) a considerar

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una línea de investigación de particular im-portancia el estudio de la capacidad muta-génica del virus de la PPC atenuado en lavacuna, particularmente en aquellos paísesque continúan aplicando planes de vacuna-ción para el control de la enfermedad. Sinembargo, esta temática no tuvo desarrolloposterior, probablemente porque la UniónEuropea prohibió la vacunación como estra-tegia de control de la PPC a partir de 1990,atribuyendo la medida a la imposibilidad dediscriminar serológicamente animales enfer-mos de los vacunados (EU, 1993). La políti-ca de control de la enfermedad seguida desdeentonces, se basa en el sacrificio de todos losanimales afectados o sospechosos de estarlo,causando severas pérdidas económicas en laindustria porcina, particularmente en paí-ses con alta densidad porcina. Por ello, el“Scientific Veterinary Committee” (SVC, 1997)recomendó el desarrollo y control de “vacu-nas marcadas” o a subunidades, que podríanemplearse en el futuro como una herramien-ta adicional para el control de la enfermedaden situaciones emergencia en áreas de altadensidad porcina (Volker, K. y Langl, E.2004; Uttenthal, A. et al., 2001) .

La más avanzada y de la que se tienen másdatos experimentales y posibilidad de utili-zarse en un futuro cercano, es una vacunaformada exclusivamente por la proteína es-tructural E2 del virus, siendo la más inmu-nogénica y capaz de inducir altos títulos deanticuerpos neutralizantes (Moormann et al.,2000; Maurer et al., 2005).

En la actualidad, la Unión Europea im-plementa y financia un programa que inclu-ye un gran número de ensayos realizados endistintos países europeos para evaluar la efi-cacia de dos marcas comerciales disponibles(Porcilis Pesti‚ de Bayer y Bayovac‚ de Intervet)y determinar la conveniencia o no de imple-mentar nuevamente programas de control dela PPC basados en la inmunización con va-cunas marcadas.

IX. VACUNA CONTRA LA PPCEMPLEADA EN ARGENTINA

Hasta mayo del año 2004 se utilizaron va-cunas a virus vivo atenuado de la cepa “Chi-na”, también conocida como “Suvac”, “C”o “K” modificada en su virulencia por suce-sivos pasajes en conejo. La inmunidad con-ferida por la vacuna comienza dentro de laprimera semana posvacunación y se man-tiene por 2-3 años, protegiendo contra laenfermedad al disminuir eficazmente la re-plicación viral de cepas virulentas frente aexposición al virus de la PPC.

La hembra vacunada provee de anticuer-pos maternos (inmunidad pasiva) a los lecho-nes a través del calostro, los que protegendurante 5-8 semanas contra la mortalidad porel virus de la PPC. Estos anticuerpos interfie-ren con la vacuna en el desarrollo de la inmu-nidad activa, por lo que es necesario que cadaestablecimiento establezca el momento deausencia de anticuerpos maternos antes derealizar la vacunación.

El Servicio Nacional de Sanidad Animal(SENASA) realizó los controles oficiales deautorización sobre el producto terminado,envasado y estampillado presentado por loslaboratorios que producen la vacuna desdeque se inició el plan de control hasta el 28de mayo de 2004 (Resolución del SENASAN° 308/04) fecha en que se prohibió la va-cunación.

X. POTENCIAL MUTAGÉNICODE LA VACUNA CONTRA LA PPC

EMPLEADA EN ARGENTINA

Considerando que en Argentina no existíaningún tipo de antecedente sobre si las va-cunas que se utilizaron durante más de tresdécadas poseían capacidad mutagénica, seinició en 1997 una línea de investigación en

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tal sentido (Tiranti et al., 1998; Genghini etal. 1998; 2000; 2001a, 2001b, 2002b,2004a, 2004b, 2004c, Palacios et al., 2003).

El plan de trabajo se ejecutó en cuatroetapas, que incluyeron; el análisis citogené-tico de cerdos vacunados, el efecto de la va-cuna sobre el ADN linfocitario y el controlde parámetros reproductivos de cerdas va-cunadas.

El potencial mutagénico de las vacunasempleadas en Argentina fue demostrado porprimera vez por Genghini et al., 1998. Elestudio se realizó en el marco de un conve-

nio de Cooperación entre la UniversidadNacional de Río Cuarto y el SENASA; de-terminándose, que tanto en cerdos inocula-dos con 1 como con 10 dosis, pertenecientesa las prueba de Potencia e Inocuidad de la va-cuna respectivamente, se indujeron aberra-ciones cromosómicas; siendo la magnitud yel tipo predominante de daño cromosómi-co inducido muy diferente para ambos tra-tamientos. En cambio, en los cerdos con-troles los cromosomas linfocitarios se ajus-taron al cariotipo estándar internacional paraSus scrofa doméstica L. (Fig. 1).

Figura 1. Cariotipo normal de una hembra (2n=38) representativo delobservado en los animales controles. La barra indica 10 µm.

Los tipos de alteraciones cromosómicasinducidos fueron: fracturas de monocromá-tida e isocromátida: B’+B” (Fig.2), figurastrirradiales y cuadrirradiales: RB (Fig. 3),

múltiples anormalidades: Mu (Fig. 4), cé-lulas poliploides: Po (Fig. 5) y pulverizacio-nes cromosómicas: Pu (Fig. 6).

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Figura 2. Cromosomas linfocitarios porcinos con fracturas (B’+B’’) inducidas por la vacunacontra la PPC.

Figura 3. Intercambio de cromátidas (RB) inducidas por la vacuna contra la PPC. a-Trirradiales; b - Cuadrirradiales

Figura 4. Células con múltiples anormalidades (Mu) inducidas por la vacuna contra la PPC.

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Figura 5. Células con número cromosómico superior al diploide (Po).

Figura 6. Diferentes grados de pulverizaciones cromosómicas.

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El tipo de alteraciones observadas revelaque el efecto primario del virus vacunal dela PPC consistió en originar fracturas cro-mosómicas, que posteriormente derivaronen diferentes tipos de aberraciones más se-veras. El tipo predominante fue claramentedependiente de la dosis, prevaleciendo a ba-jas dosis tipos menos severos como fracturasde mono e isocromátida y a dosis más eleva-das las pulverizaciones. Dado que para quese produzca cualquiera de estas alteracionesse requiere de la ocurrencia previa de roturascromosómicas, el virus de la PPC podría cla-sificarse como un agente clastogénico, térmi-no propuesto por Shaw (1970) para referir adistintos tipos de agentes físicos, químicos obiológicos que pueden producir rupturascromosómicas visibles al microscopio ópti-co en células metafásicas.

También se observaron células con alte-raciones cromosómicas numéricas, específi-camente poliploidías, aunque su frecuenciano difirió estadísticamente de la registradaen los controles, indicando que no son in-ducidas por el virus vacunal.

Estos resultados permiten aseverar que lacapacidad del virus de la PPC de inducir al-teraciones cromosómicas, no se pierde en elproceso de atenuación de la cepa virulentapara obtener la cepa vacunal inmunogénica yque probablemente se asocia a su interaccióncon la maquinaria biosintética de la céluladurante la estrategia de replicación que reali-za en el huésped por un mecanismo molecu-lar aún desconocido (Leyssen et al., 2000).

XI. EFECTO DE LA DOSISVACUNAL SOBRE LA FRECUENCIADE CÉLULAS CON ALTERACIONES

CROMOSÓMICAS

El efecto de la dosis de vacuna sobre la in-ducción de alteraciones cromosómicas seevaluó in vivo (Genghini et al., 1998, 2000)e in vitro (Genghini et al., 2001a, b; 2004a,

b, c). Los resultados de ambos ensayos evi-denciaron que el efecto citogenético induci-do es marcadamente dosis-dependiente, in-dicando que al aumentar el inóculo viral seproduce un efecto sinérgico en la capacidaddel virus de interaccionar con los receptoresde la célula huésped.

Las dos dosis extremas de vacuna utiliza-das por el SENASA en las pruebas de Poten-cia e Inocuidad, es decir 1 y 10 dosis, respec-tivamente dieron diferencias altamente sig-nificativas en la capacidad de inducir altera-ciones cromosómicas (p<0.01). Así, con 10dosis se registraron aproximadamente 20veces más cambios cromosómicos que con1 dosis. Las diferencias también fueron alta-mente significativas al comparar los trata-mientos de 1 y 10 dosis con sus respectivoscontroles.

El marcado efecto de la dosis vacunal, fuemucho más evidente en los cerdos que fue-ron desafiados con 100.000 DL

50% de la cepa

virulenta, ya que se produjo un elevado índi-ce de citotoxicidad, que se tradujo en escasoslinfocitos en proliferación (Genghini et al.,1998). Esta observación coincide con la deSoldatovic et al. (1981), en el sentido de queel virus de la PPC produce en los animalesinfectados una drástica disminución del ín-dice mitótico y disminución linfocitaria.Coincidentemente, Van Oirsch et al., (1981,1983) determinaron que el virus de la PPCdisminuye la proliferación linfocitaria en res-puesta a mitógenos. Susa et al. (1992) yNarita et al. (1996) mediante estudios histo-patológicos, arribaron a la conclusión quela propiedad del virus de suprimir la divi-sión celular linfocitaria se debe a su capaci-dad de destruir los centros germinales de losnódulos linfoides, lo que consecuentemen-te lleva a una disminución linfocitaria en elsistema circulatorio.

Mediante ensayos in vitro realizados apartir de sangre de cerdos no vacunados yexponiendo los cultivos linfocitarios a la va-cuna se pudo determinar que de las 3 dosis

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probadas 5, 10 y 20 µl/ml, sólo con la me-nor de ellas (5 µl/ml) no hubo diferenciasestadísticamente significativas con los con-troles no expuestos a la vacuna (Genghini etal., 2002, 2004a, b, c).

La capacidad del virus de la PPC de in-ducir alteraciones cromosómicas en sistemasin vitro en los que no se empleó ningún tipode activador metabólico, indica que su po-tencial mutagénico es directo, es decir queno depende de vías de activación metabólicamicrosomal y/o productos intermedios quese presentan en los sistemas in vivo y que con-ducen en muchas oportunidades a diferentesrespuestas celulares (Evans y O’Riordan,1975). La extrapolación de los datos obteni-dos in vitro a las condiciones fisiológicas delanimal requiere precaución; sin embargo,pueden utilizarse como “indicadores” para es-tablecer, conjuntamente con el SENASA, sila mínima concentración viral que no pro-duce efecto genotóxico in vitro (5 µl/ml)induce inmunidad en el animal. Disponer ala brevedad de esta información será de sumautilidad, ya que permitiría en caso de regis-trarse nuevos brotes de PPC en el país, apli-car la vacuna, sin inducir en los animales aefectos mutagénicos.

XII. CINÉTICA DE LASALTERACIONES CROMOSÓMICAS

EN DIFERENTES PERÍODOSPOSVACUNACIÓN

El daño cromosómico inducido es de natu-raleza inestable (Genghini et al., 2000), yaque la frecuencia de células con aberracio-nes cromosómicas varió en diferentes perío-dos posvacunación evaluados (días post-va-cunación: dpv). La cinética en los distintosdpv se ajustó al siguiente patrón general: lascélulas con alteraciones se incrementaron sig-nificativamente desde los 3 hasta los 10 dpv,fecha en la que alcanzaron la máxima fre-cuencia. A partir de entonces comenzaron a

disminuir, hasta alcanzar a los 22 dpv valo-res que no difirieron de los basales. El mis-mo patrón general descripto para 1 dosis serepitió con 10 dosis de vacuna, aunque pre-sentó mayor dinámica en las distintas fechas.Así, el incremento en la frecuencia de ano-malías cromosómicas fue muy abrupto en-tre los 3 y 5 dpv, alcanzándose antes la máxi-ma frecuencia de linfocitos con alteraciones(7 dpv), para posteriormente disminuir hastala última fecha evaluada (20 dpv) en la quetodavía las alteraciones cromosómicas se en-contraban significativamente incrementadascon respecto a los controles, cosa que no su-cedió en los inoculados con 1 dosis. La com-paración de la cinética de las alteraciones cro-mosómicas inducidas en los dos tratamien-tos evaluados, marca un claro efecto sinérgicoentre el aumento de la dosis y la inducciónde efecto citogenético, hecho que podría atri-buirse a que al inocular un mayor númerode partículas virales, estas alcanzarían máscantidad células linfocitarias en menor tiem-po.

XIII. EFECTO DE DISTINTOSAMBIENTES SOBRE LA

INDUCCIÓN DE ALTERACIONESCROMOSÓMICAS

Se trabajó con 4 ambientes distintos (Geng-hini et al. 1998, 2000, 2001a, b), uno co-rrespondiente a las condiciones experimen-tales en que se mantienen los cerdos desti-nados a las pruebas nacionales oficiales decontrol de vacunas que se realizan en Bue-nos Aires (SENASA) y los tres restantes, fue-ron establecimientos de la región de RíoCuarto en los que los cerdos eran criados alaire libre e inmunizados de acuerdo a la re-glamentación fijada en el Programa Nacio-nal de erradicación de la Peste Porcina.

Previo a la vacunación (control del día 0)los cerdos de los 4 ambientes presentabancariotipos normales, registrándose sólo el

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daño cromosómico basal propio de cualquiercultivo linfocitario (Rubes, 1987; Rubes etal., 1992; Genghini et al., 1995, 1997); he-cho que permite aseverar que al iniciarse losensayos no había alteraciones cromosómi-cas en los cerdos pertenecientes a ningunode los ambientes. Con posterioridad a la va-cunación, no hubo diferencias significativasen la frecuencia media de células con alte-raciones cromosómicas entre 2 de los criade-ros (A y C) y el SENASA, considerando to-das los períodos posvacunación en forma con-junta, indicando que estos tres ambientes noinfluyeron en la inducción de alteraciones. Encambio, el Criadero B se diferenció significa-tivamente de los otros ambientes por tenermayor frecuencia de células con alteracionescromosómicas, lo que podría atribuirse a unbrote de pleuroneumonía (causado porActinobacillus pleuropneumoniae) diagnostica-do en el establecimiento a los 5 días de ini-ciado el ensayo (Ambrogi, 2002). Esta en-fermedad, caracterizada por inicio súbito yevolución corta, es altamente contagiosa(Sebunya y Saunders, 1983) y podría haberaumentado la susceptibilidad de los cerdosa la inmunización con la vacuna a virus vivopor encontrarse inmunológicamente depri-midos (Genghini et al., 2000).

La frecuencia máxima de células con al-teraciones cromosómicas fue superior en loscriaderos (6.76 ± 0.36; 10.4 ± 0.49 y 7.23 ±0.31 para A, B, y C, respectivamente) queen los cerdos experimentales del SENASA(4.14 ± 0.05). Esta diferencia plantea el in-terrogante referente a por qué en las condi-ciones de campo en las que los porcicultoresaplican regularmente las vacunas, la frecuen-cia máxima de células con alteraciones cro-mosómicas es mayor que la observada encerdos experimentales criados en confina-miento. Un factor que probablemente ha-bría contribuido a esta diferencia es que loscerdos utilizados en las pruebas oficiales decontrol de vacunas presentaban garantías deno haber entrado en contacto con antígenos

de la PPC, circunstancia que no puede ga-rantizarse a campo y que de acuerdo a Evansy O’Riordan (1975) podría alterar el núme-ro de células con alteraciones cromosómi-cas. Además, para el caso del Criadero B lapatología mencionada anteriormente podríaexplicar la mayor frecuencia de células conalteraciones.

XIV. ENSAYOS DE PROLIFICIDAD

Los resultados de los ensayos de prolificidadrealizados por técnicos del SENASA a hem-bras que habían recibido distintas dosis devacuna (Genghini et al., 1998), como asítambién en cerdos pertenecientes a distin-tos criaderos (Genghini 2002, 2004 a y b),indicaron que la vacuna no disminuyó laaptitud reproductiva de hembras preñadas,ni produjo alteraciones en los distintos pa-rámetros evaluados en los lechones nacidosde dichas madres. Estos resultados sugierenque el material hereditario de las células ger-minales no fue afectado por el virus vacunal.Estas evidencias apoyan la hipótesis que se-ñala que el “blanco” de replicación del virusde la PPC son los nódulos linfoides, lo queconsecuentemente se manifestaría en efectoclastogénico sólo a nivel de los linfocitos. Sinembargo, para corroborar esta hipótesis serequeriría realizar los estudios citogenéticos,directamente sobre células de los tejidosgonadales.

XVI. MECANISMO DE ACCIÓNDEL VIRUS VACUNAL

El “ensayo del cometa” resultó un métodosensible para evaluar el efecto genotóxico dela vacuna y permitió progresar en el cono-cimiento del mecanismo por el cual el virusvacunal de la PPC ejerce su acción genotóxi-ca.

La exposición de cultivos linfocitarios

Estudio citogenético y citomolecular de la vacuna contra la peste porcina clásica / R. GENGHINI ET AL.

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porcinos a la vacuna in vitro indujo incre-mentos significativos de las dos variablesindicadoras de daño de ADN sometidas aevaluación cuantitativa: “tail moment” (TM)y “tail length” (TL). El aumento fue marca-damente dependiente de la dosis, tal comoocurrió con las alteraciones cromosómicas yaque el valor medio de “TL” de los cultivostratados con 20 µl/ml de vacuna fue 6 vecesmayor que el de los controles; en tanto queen los tratados con 100 µl/ml el incrementofue 21 veces mayor. Haciendo la misma com-paración para “TM” los incrementos fueronde 5 y 24 unidades, respectivamente. Con-siderando que “TM” resulta del productode la longitud de la cola por la intensidad deADN en la cola del cometa, se deduce queel aumento de “TM” con la dosis de vacunase debe principalmente al incremento de laprimera de las variables, dado que se regis-traron incrementos proporcionales de “TM”y “TL” en función de la dosis.

Si se comparan los resultados del ensayocitogenético in vitro con los del cometa, re-sulta evidente la mayor sensibilidad de esteúltimo en detectar la genotoxicidad de lavacuna, dado que la frecuencia de células convalores de “TM” indicadores de daño fuemayor que la frecuencia de células con alte-raciones cromosómicas considerando unamisma dosis de vacuna (20 µl/ml). Así, enel primer estudio la frecuencia media de cé-lulas con daño cromosómico fue de 11%,mientras que los cometas con TM >2 (indi-cadores de daño), fueron el 67% de la po-blación linfocitaria analizada. Estas diferen-cias podrían atribuirse a que los linfocitosen los cuales se midió el daño con el ensayodel cometa se encontraban en la fase Go delciclo celular, dado que la técnica no requiereestimulación con mitógenos, en tanto que elanálisis citogenético se realizó sobre célulasen proliferación, las que tienen mayor capa-cidad de reparar el daño del ADN (Kalweitet al., 1988; Villarini et al., 1998). Así, el dañoinducido por el virus vacunal estaría sujeto

a un proceso de reparación más eficiente enla fase G1 de los linfocitos estimulados, loque se reflejaría en una menor frecuencia decélulas con alteraciones cromosómicas encomparación con la frecuencia de linfocitosque presentaron patrones de migración delADN indicativo de fragmentación en el en-sayo del cometa.

Los resultados obtenidos demuestran queel ensayo del cometa, ampliamente utilizadoen genética toxicológica para detectar geno-toxicidad inducida por diferentes agentes fí-sicos y químicos (Zamorano-Ponce, 2004)también es útil para evaluar efecto genotóxi-co inducido por virus, siendo este estudio elprimero en el cual el procedimiento se aplicaa cultivos linfocitarios porcinos para evaluarla genotoxicidad de una vacuna.

Aunque el mecanismo molecular por elcual el virus interacciona con el ADN de lacélula huésped para ejercer el efecto genotóxi-co no puede deducirse de este estudio, losresultados obtenidos en los distintos ensa-yos realizados respaldan la siguiente hipóte-sis: cuando el virus de la PPC, atenuado enla vacuna, llega a las células linfocitarias parareplicarse, produciría fragmentación delADN, daño que a nivel citogenético se vi-sualiza como una serie gradual de fracturascromosómicas que aumentan su severidad enlos distintos períodos posvacunación parafinalmente terminar en pulverizaciones cro-mosómicas que consecuentemente llevaríana la muerte celular, probablemente por apop-tosis. Esta hipótesis sería respaldada por laconocida capacidad de la glicoproteína Erns

de los Pestivirus de fragmentar el ADN linfo-citario produciendo mono y oligonucleoso-mas por apoptosis linfocitaria (Bruschke etal., 1997), fenómeno reiteradamente asocia-do a la infección con el virus de la PPC (Susaet al., 1992; Summerfield et al., 1998, 2000,2001; Sato et al., 2000; Romanini, 2001).

Considerando que la completa atenua-ción del virus de la PPC requeriría del blo-queo de la actividad de la glicoproteína Erns

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viral (Meyers et al., 1999), los resultados su-gieren que en las vacunas contra la PPC em-pleadas en Argentina, dicha proteína estaríaactiva produciendo genotoxicidad, fenóme-no que se manifiestaría a nivel citogenéticoen la inducción de alteraciones cromosómi-cas y en el plano molecular en la fragmenta-ción del ADN.

Futuras líneas de investigación que prue-ben mediante microscopía electrónica la pre-sencia del virus dentro de los linfocitos, po-drían resolver el controvertido tema de lapatogenia de la enfermedad (trabajo en eje-cución).

El vertiginoso avance de la biología mole-cular durante las dos últimas décadas, llevó aun significativo incremento en el conocimien-to de la estructura y función de los genes y adisponer de nuevas tecnologías eficientespara estudiar secuencias genéticas muy pe-queñas como las de los virus. Estos avancescondujeron al desarrollo de una nueva sub-disciplina de la Genética Toxicológica de-nominada “toxicogenómica”, definida porAardema y MacGregor (2002) como: “el es-tudio de la relación entre la estructura y acti-vidad del genoma y los efectos biológicos ad-versos de agentes exógenos”. Estas nuevas ypoderosas herramientas, que ya han permiti-do avances significativos en la evaluación delas respuestas moleculares de diferentes célu-las y tejidos dañados por agentes físicos yquímicos, probablemente contribuirán en unfuturo cercano a un mayor desarrollo en elcampo de la genotoxicidad inducida por vi-rus y podrían esclarecer cuál es el mecanismode interacción entre el virus vacunal de la PPCy el ADN linfocitario que conduce al efectogenotóxico detectado.

XVII. AGRADECIMIENTOS

La parte experimental del este trabajo fue fi-nanciada por los siguientes proyectos:1)PICTO, BID1201/OC-AR- Proy. 08-

114039 (Argentina) y 2) DIUBB-0551093/R. (Chile).

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