ciencia con la gente 1

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SILVIO O. FUNTOWICZ]EROME R. RAVETZ

LA CIENCIA POSNORMALCIENCIA CON LA GENTE

Icaria ~ An trazytECOLOGfA

ÍNDICE

Presentación: Epistemología política: ciencia con lagente, Marti Boada 7

Este libro fue editado inicialmentepor Centro Editor de América Latina. Buenos Aires. 1993

Prólogo a la edición española,[oan Martinez Alier 11

ISBN: 84-7426-442-1Depósito legal: B-22.106-2000

Prólogo a la edición argentina, CeciliaHidalgo 17

1. Riesgo global, incertidumbree ignorancia 23Introducción 23La re-invasión del laboratorio por partede la naturaleza 26La centralidad de la incertidumbrey la ¿alidad 31Estrategias de resolución de problemas 36Ciencia Aplicada 37La Consulto ría Profesional 42Ciencia Posnormal 46Conclusión 56

Diseño de la colección: Josep BagaIlustración: Laia Olivares

© Silvio O. Funtowicz y Jerome R. Raverz. © de esta edición

Icaria editorial. s.a.Ausias Marc, 16. 3.° i»¡ 08010 Barcelonae-mail.icariaepé'rerrabir.ícmer.es

Primera edición: mayo del 2000

Impreso por Rornanya/Valls, S.A.Verdaguer l. Capellades (Barcelona)

Forocornposición: Texr Grafic

Todos los libros de la colección Anrrazyr están impresos en papel recicladoImpreso m España. Prohibida la reproducción total o parcial

II. El valor de un ruiseñor:La economía ecológica como CienciaPosnormal 57Introducción 57Valoraciones 58Elementos de la ciencia posnormal 61Conclusión 78

PRESENTACIÓN:EPISTEMOLOGÍA POLÍTICA:CIENCIA CON LA GENTE

Martí Boada

1II. La Tecnología Posmoderna, el Bieny la Verdad 79Posmodernidad 79La calidad 81La posmodernidad como un fenómenode masas 87Posmodernidad y matemáticas 91Caos y modelos de computadora 94Tecnología posmoderna 99Realidades maleables 103Conclusión 105

Para empezar y para evitar malos entendidos, hago una abiertaconfesión de profanidad rotunda en la temática central de estaobra: la ciencia pos normal, por lo menos en lo que se refiere asu génesis y su construcción conceptual. En cambio y sin nin-gún rubor, quiero manifestar mi adscripción convencida a cuantoformula, una adscripción yo diría primaria, mejor dicho obrera,en el mejor sentido del término, no de malentendida sumisión,sino desde aquel valor basal del aprendizaje positivo y fabril, queencuentra en determinados escenarios dialécticos una doblernorricidad intelectual: de un lado el aprendizaje como un ins-trumento para avanzar hacia las necesarias destrezas y, del otroel sentido emancipador que adquieren desde esta dimensión, laspropuestas transgresoras al establishment, como es el caso de laobra que nos ocupa.

Sin duda uno de los escasos elementos positivos surgidos dela crisis civilizatoria actual ha sido la reciente aparición de la cien-cia posnormal, formulada por Funtowicz y Raverz, que de for-ma aparentemente poco notoria cuestiona los fundamentos dela noción utópica de la sociedad sostenible, organizada en tornoa una visión fantasmática de la naturaleza, y que, como cual-quiera de las utopías anteriores, probablemente tenga el mismodestino. Incluso el casi paradigma de la sostenibilidad podría

Bibliografía 107

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constituir una forma posmoderna de confianza, que se resistiríaa reconocer el carácter desequilibrado y turbulento de la natu-raleza y que ninguna fantasía ideológica puede impedir que lanaturaleza vuelva siempre a su lugar. Un medio donde, cuandose buscan constancias, se encuentran cambios. Algunos de losrecursos posmodernos de carácter políticamente balsámico sonla adoración a los artefactos modernos y a los avances científi-cos, que incluso podrían representar una forma moderna de des-piste.

Para Funtowicz y Ravetz no es posible encontrar una tradi-ción cultural que pueda armar un conocimiento suficiente quedé las respuestas predictivas que demandan los problemas am-bientales globales. Algunas dificultades de esta complejidad ra-dican en el carácter elitista de la ciencia, en la unívoca suprema-cía otorgada a los científicos, con unas propuestas que soninsuficientes para dar salida a la crisis ambiental, el ideal de ra-cionalidad de la ciencia normal es no sólo insuficiente sino enmuchos casos inapropiado.

No puede serio, en parte, por ser la metodología científicaimperante la que ayudó a crearlo. Los beneficios humanos deesta ciencia han contribuido a la dislocación ambiental, es decira producir unas situaciones de límite del crecimiento, la expan-sión económica y la demanda energética, límites impuestos porel propio escenario natural. La gran paradoja consiste en que di-chos beneficios no pueden ser compartidos por toda la humani-dad. Para nuestros autores el reconocimiento de los riesgos am-bientales globales, revela que el ideal de racionalidad científicaya no es universalmente apropiado. La ciencia habría entrado endeclive como generadora de verdades.

Desde el nuevo postulado de la ciencia posnormal, la cien-cia con la gente, se abre un estimulante camino hacia la demo-cratización del conocimiento y se advierte del fin de la verdadcientífica absolura. Se convoca la formulación de nuevos parti-cipantes en los nuevos diálogos, dando cabida a diferentes pers-

pectivas y formas de conocimientos, a un nuevo diálogo desaberes como indica Víctor Toledo.

Unos nuevos escenarios de participación donde incluso el an-tagonismo deviene un valor intelectualmente motriz, y los des-acuerdos deben ser considerados no sólo inevitables sino salu-dables, nadie debe dominar sobre los demás, trabajando lasuperación de cualquier variable de despotismo sutil. La parti-cipación posnormal significa una nueva forma de equidad fren-te a los riesgos ambientales globales.

Debo confesar, que ante esta presentación del libro deFuntowicz y Ravetz, me he encontrado con una incomodidadestimulante que en el tramo final quiero evidenciar. Me he sen-tido, como aquel campesino montano, al que de golpe se le in-vita a arar una llanura tan amplia y ancha como inconmesurable,pero que sabe de la fertilidad de este nuevo espacio, cuyas si-mientes están basadas en la calidad y la multiplicidad, y que alsurco del arado lo conforma un necesario compromiso ético.

Montseny, 9 de enero del 2000

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PRÓLOGOA LA EDICIÓN ESPAÑOLA

Joan Martínez Alier

A veces he comentado con Silvio Funtowicz y Jerry Ravetzque no pasa año sin que exista un episodio de «ciencia posnor-mal» que llega a la prensa y a la televisión y entra en el debatepúblico. Parece como si alguien lo preparara. Éste ha sido el casode los cultivos transgénicos en Europa y no sólo en Europa en1999. ¿Por qué hasta este año el debate no era más intenso? Nolo sabemos. Pero el debate se ha desbordado a partir del nume-ro de la revista The Ecologist sobre Monsanto que la imprentahabitual se negó a imprimir, número que finalmente se difun-dió con enorme impacto internacional (y con traducción al es-pañol por un consorcio de grupos ecologistas y editoriales), a par-tir de las noticias sobre la tecnología Terminator de Monsanto(semillas que están genéricamente manipuladas para no repro-ducirse), que no ha llegado a comercializarse, a partir de la pro-hibición de semillas transgénicas en Río Grande do Sul en Bra-sil y de las normas europeas regulando su importación yetiquetado, a partir de la acción directa de algunos miembrosde la confederación campesina francesa contra las multinacio-nales de las semillas, a partir de las protestas en la India contraesas mismas mutinacionales. Hay urgencia en decidir qué ha-cer, hay incertidumbre respecto de los efectos de los cultivostransgénicos sobre el ambiente natural y sobre la salud huma-

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nao Urgencia. Incertidumbre. Conflictos de Valores. Son carac-terísticas de la «ciencia posnorrnal», que no es ciencia elitista,por encima de la gente; no es tampoco bienintencionada cien-cia para el pueblo. Es, de hecho, ciencia con la gente.

¿Otros episodios recientes? La crisis de las «vacas locas» enEuropa. Las polémicas sobre incinerado ras de residuos urbanosy la producción de dioxinas. El debate sobre la inseguridad delos métodos de almacenamiento de residuos nucleares (YuccaMountain, en los Estados Unidos). El debate sobre cuántabiodiversidad silvestre y agrícola conservar en el mundo, y dón-de. El debate sobre el ritmo al cual debería reducirse la emisiónde gases con efecto invernadero, para asegurar un aterrizaje suave.

Yo conocí a Funtowicz y a Ravetz en septiembre de 1987 enBarcelona, en una reunión sobre economía y ecología en la quese decidió fundar la Sociedad Internacional de EconomíaEcológica. Aquí llego un grupo no muy grande pero influyente.Herman Daly,.Richard Norgaard, Bob Costanza, Bruce Hannon,Charles Perrings, Rene Passet, John Proops, Martin O'Connor,Mario Giampietro, Ann Mari Jansson, Mick Common ... algu-nos eran ecólogos, de la escuela de H.T. Odum, o discípulos deDavid Pimentel, otros economistas disidentes, todos éramos yaeconomistas ecológicos aunque el nombre de la Sociedad lo pu-simos a votación. La reunión fue en el Pati Manning de la Casade la Caritat. Los únicos que no eran ni ecólogos ni economis-

<. tas, y los únicos que no son aún hoy en día propiamente eco-nomistas ecológicos (como ellos mismos dirían), son Funtowiczy Ravetz, filósofos, matemáticos, supervivientes de batallas aca-démicas y políticas a ambos lados del Atlántico, de fuerte tradi-ción racionalista y analítica en filosofía y sociología de la ciencia.No son amigos de Feyerabend pero tampoco de KarI Popper, loserían si acaso de Otro Neurath. Pocos regalos le han complaci-do tanto a Silvio Funtowicz como una camiseta que algunosestudiantes informales suyos le dieron con la inscripción «te-rapeuta episternológico». Su papel, de ambos, en los círculos de

la economía ecológica, también en los de la evaluación ambien-tal integrada, ha sido ayudar a la navegación entre las rocas deldadaísmo anricienrífico y las ortodoxias falsacionistas karl-popperianas. Su noción de «ciencia pos normal» ha sido la brú-jula.

En efecto, en muchas situaciones que tienen que ver con nue-vas tecnologías (nuclear, ingeniería genérica) pero que tambiéntienen que ver con la revalorización de antiguas tecnologías(como la agroecología o en la etnoecología que tanta importan-cia tienen para la discusión del valor de la biodiversidad agríco-la in situ, en oposición a la conservación ex situ), la ciencia nopuede ser servidora del poder. No puede no porque esté malosea feo serIo, sino porque no puede aunque quiera. Lo intenta,pero no lo consigue. La ciencia de laboratorio, es decir, la cien-cia aplicada normal (normal en el sentido de Kuhn) continúasiendo importante. No se trata de cambiar el paradigma cientí-fico, menos aun de renunciar a la racionalidad occidental. Nohay por qué atacar a Newton o Galileo o Descartes, en nombrede no se sabe exactamente qué, una religiosidad difusa tal vez.No, por el contrario, el laboratorio sirve para establecer distan-cias genéticas entre variedades agrícolas, o para corroborar lashipótesis de la física de las radiaciones. Pero, para juzgar el valorde la conservación de la biodiversidad, para decidir si usar laenergía nuclear, la ciencia aplicada normal no sirve. Tampocosirven los consultores profesionales, del tipo ingeniero nuclearo ingeniero agrónomo. Los temas son demasiado urgentes y laincertidumbre es excesiva. Entramos pues en el terreno de laciencia posnormal, de la ampliación del campo de evaluadores.Ojalá -dirían Funtowicz y Ravetz con un guiño de ironía-pudiéramos resolver todo con la certeza del laboratorio. Ojalátuviéramos estadísticas de daños de las radiaciones nucleares quenos permitieran poner umbrales seguros, ojalá supiéramos losriesgos probabilísticos de dañar la salud humana comiendo car-ne con hormonas y además alimentada con saja transgénica. El

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argumento es sutil. Se basa en buena parte en la distinción téc-nica entre riesgo e incertidumbre, que Funtowicz y Ravetz apren-dieron de los economistas Knight, Shackle y Georgescu-Roegen.El conocido libro de Ulrich Beck, La sociedad del riesgo, deberíallamarse técnicamente «La sociedad de la incertidumbre».

Eso tiene que ver con la complejidad de los sistemas ecoló-gicos, particularmente cuando intervienen reflexivamente loshumanos. Al investigar el cambio climático, la incertidumbre nose despeja con el aumento de investigaciones, al contrario. Porejemplo, se dieron cuenta hace unos cinco años que el dioxidode azufre (cuya política va a remolque del debate sobre lluviaácida y de los movimientos populares contra ese molesto gas: esdecir, nada que ver con cambio clirnático), en la práctica ha es-tado contrarrestando el cambio climático. Y no saben los cientí-ficos si Europa Occidental se va a calentar o se va a enfriar, por-que tal vez la corriente del Golfo cambie de trayectoria o sedebilite mucho. Eso no lo sospechaban. Si se aplica, como de-bería aplicarse, el principio de precaución en vez del principiodel avestruz (que esconde la cabeza en la arena para no enterar-se de lo que ocurre), entonces hay que actuar a pesar de esasincertidumbres y complejidades.

De ahí que observemos el hecho de que numerosos actoressociales que en principio no tendrían legitimidad para partici-par en las decisiones (reservadas a los políticos, escudados en elpoder que da la ciencia), sin embargo intervienen. Eso está bien,desde el punto de vista democrático. Pero no es este el argumentode Funtowicz y Ravetz. Ellos no dicen si está bien o mal, aun-que se les nota la sonrisa. Ellos constatan esa intervención am-pliada en el terreno de las decisiones, esa extensión de la comu-nidad de evaluadores, y muestran cuál es la lógica de que ocurratal cosa. No es sólo que un análisis costo-beneficio del efectoinvernadero sea absurdo como aplicación de la ciencia econó-mica (véase en este libro el artículo sobre Nordhaus), es quemuchos de los datos físicos son inseguros. Por tanto, entren us-

redes sin reparo al debate del cambio climático, no dejen que losecuestren los economistas ni incluso los científicos. Opinenustedes. Eso seguramente llevará a una mejor decisión. Opinentambién ustedes sobre las incineradoras urbanas, aunque no se-pamos mucho de dioxinas: así lo ha hecho el movimiento deepidemiología popular en Estados Unidos, vinculado al movi-miento de eco-justicia. Ciertamente, se les puede preguntar aFuntowicz y Ravetz si esas comunidades extendidas de evalua-dores incluyen a todos por igual, ONG del Norte pero tambiénmujeres rurales pobres del Sur. Pregunta válida, para estudiospostenores.

Al proceder del campo de estudio del riesgo tecnológico nu-clear y químico-industrial, ambos autores han estado alejados delos temas agrarios, pero se están percatando en los últimos tiem-pos de la importancia que sus tesis tienen también para elecologismo popular de quienes defienden la agroecología cam-pesina (como Víctor Toleclo en México, Anil Gupta en la India)frente a la «modernización» uniformizadora. Con la noción de«ciencia pos normal» uno puede avanzar en estudios retrospecti-vos de cómo se introdujeron los pesticidas (cómo se dio o comose suprimió el debate), cómo se introdujeron sin debate las se-millas seleccionadas, cómo ha surgido la reacción agroecológicaen el Sur del planeta, una clara muestra de ciencia posnormalhoy en día tan firme en algunos países del Sur y en algunos mo-vimientos (como el MST [Movimento dos Trabalhadores Ruraissern-Terra] en Brasil) frente a las tecnologías transgénicas. Y algoparecido podría decirse tal vez en el campo de la medicina, aun-que sea más comprometido decirlo.

Hay episodios de «ciencia posnorrnal» que Funtowicz yRavetz, que viven en Europa, ni llegan a conocer. Por ejemplo,¿cómo argumentar contra la expansión de las camaroneras y ladestrucción de los manglares en Ecuador? Si se da por sentado,como tal vez pueda darse, pero no estamos científicamente se-guros, que existe una relación entre cambio climático y la fre-

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cuencia e intensidad de los Niños -ya que el manglar defiendela línea de la costa contra la entrada del mar y cuando hay Niño,llueve muchísimo en la costa ecuatoriana y si además entra elmar, las inundaciones son terribles-, la incertidumbre de la re-lación, no calla a los actores sociales contrarios a las camaroneras,al contrario, les ayuda. ¿Por qué van a callarse, si hay ademástantos otros argumentos en defensa del manglar? O sea que sialgún año no llega el episodio europeo de ciencia posnormal, nohay más que viajar un poco y en otras partes se encuentran.

Muchos pensamos que, más allá del papel utilísimo queFunrowicz y Ravetz han tenido como asesores epistemológicosde la nueva economía ecológica, sus ideas de la «cienciaposnorrnal» y la «comunidad extendida de evaluadores», con fir-mes raíces (repito) en la filosofía analítica más que en débilesideas posmodernas sobre la caprichosa construcción social o cul-tural de la realidad, se convertirán posiblemente en pasto de lossuplementos culturales de los periódicos, y en enseñanzas de pri-mer año de Facultad, cuando no incluso en tema de los exáme-nes de selectividad. Esperemos que eso ocurra sin gravesdistorsiones. De ahí la oportunidad de la publicación de las tra-ducciones al castellano de tres o cuatro artículos importantes deambos autores.

PRÓLOGOA LA EDICIÓN ARGENTINA

Cecilia Hidalgo"

En 1981 Silvio Funtowicz se fue a Inglaterra. Matemático de in-quietud humanística vasta, compartió hasta entonces los añosde las «catacumbas» con un extenso grupo de epistemólogos ar-gentinos reunidos alrededor de la Sociedad Argentina de Análi-sis Filosófico. Su principal formación en filosofía de la ciencia-y en especial en filosofía de las matemáticas- se debe sin dudaa Gregorio Klimovsky, maestro de maestros como Félix Schustery Thomás Moro Simpson, entre tantos otros.

Al decidir la partida, pretendió continuar en Inglaterra losestudios que sobre Imre Lakatos y su filosofía dialéctica de lasmatemáticas había iniciado en Buenos Aires. Quiso su suerte queencontrara a un antiguo amigo de Lakatos, Jerome Ravetz (tam-bién epistemólogo y matemático) en el departamento de Histo-ria y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Leeds. Con élpodría canalizar su óptica crítica respecto a las limitaciones delas concepciones entonces corrientes en filosofía de la ciencia .

• Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

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Jerry Ravetz, formado en Swarthmore y en Cambridge, in-tentaba articular una epistemología que se fundara en su propiaexperiencia como investigador matemático, historiador de la cien-cia y analista crítico de pseudociencias del tipo de la estrategianuclear. En este sentido, luego de publicar en 1971 El conoci-miento científico y sus problemas sociales, Ravetz había resueltoaplicar sus conclusiones fuera del ambiente académico, dedicán-dose al tema de la aceptabilidad de los riesgos en el Council forScience and Society y el Genetic Manipulation Advisory Group(muchos años antes que estallara la polémica pública sobre losOMG), ambos con sede en Londres.

La complementariedad de ambos no tardó en demostrarse.Abocados a enfocar epistemológicamente los problemas relati-vos a la evaluación de riesgos y caracterizar a la ciencia contem-poránea, comenzaron a desarrollar un programa de reforma delpensamiento cuantitativo. En él dejaría de enfatizarse lo que sesabe (el conocimiento) para dar lugar sistemático a lo que no sesabe (lo que se ignora, lo que es incierto) y a las conexiones en-tre ambas esferas. Crearon así el sistema notacional NUSAP quepermite exhibir los aspectos cualitativos de los enunciados cuan-titativos y lo expusieron en detalle en un libro editado en 1990al que llamaron Uncertainty and Quality in Sciencefor Policy.

Como colega y amiga de Silvio tuve el privilegio de seguir yhasta de participar parcialmente en los desarrollos intelectualesque se describen es este volumen. Compartí muchas discusio-nes con Funtowicz, y también con Ravetz, y he llegado a creerque la noción de «diálogo interactivo y creativo entre los queponen algo en juego en una situación dada» -crucial en la nuevametodología de la ciencia posnormal-, embrionariamente seveía ejemplificada en aquellos debates. En ellos, las intuicionesde los literatos, los artistas y la gente común intentarían ser re-cogidos.

Aunque las raíces de una formación común a la mía podíanrastrearse sin dificultad en los trabajos de lo que en este volu-

men presentamos como epistemología política, confieso que alprincipio me costaba muchísimo salir de los esquemas inter-pretativos, de estilo más lógico-formal, aprendidos en BuenosAires. La noción de calidad Funtowicz-Ravetz tenía que ver conla validación del conocimiento científico, pero abarcaba de ma-nera esencial elementos de carácter extralógico. Todo lo que Silvioy Jerry afirmaban recibía en mí una traducción en términos decontrastaciones popperianas o confirmaciones hempelianas. Pero,como ahora queda en claro luego de una mejor comprensión desus ideas, tal traducción era parcial en la medida en que los cri-terios de justificación mencionados sólo aseguran la calidad in-terna y procedimental de porciones muy reducidas de conoci-miento científico.

El título que hemos puesto al volumen editado en Argenti-na reconocía esa raíz en la formación epistemológica inicial altiempo que señalaba el rumbo posterior de la indagación siste-mática de sus autores. El subtítulo «ciencia con la gente» se debeal economista Joan Martínez Alier, profesor de la UniversidadAutónoma de Barcelona, porque lo que Funtowicz y Ravetz pro-ponen va más alla de la «ciencia para la gente» (sciencefor thepeople). En la «ciencia posnorrnal», la comunidad de evaluadores,expertos y peritos se amplía muchísimo. Hoy Funtowicz traba-ja en el Institute for Systems Engineering and Informatics delJoint Research Centre de la Comunidad Europea (1-21020 Ispra,Varese, Italia) y Ravetz en The Research Methods ConsultancyLtd. (13, Temple Gardens, Londres NW 11 OLP, Gran Breta-ña). Su producción tiene amplias implicancias para la actividadcientífica propiamente dicha pero fundamentalmente para el ac-cionar colectivo, responsable ante los problemas planteados porel riesgo ambiental y tecnológico, global y local, y la equidadentre pueblos, especies y generaciones. La complejidad de talesproblemas involucra de manera ahora explícita a muchos agen-tes hasta hace poco ignorados. Todos los que ponen algo en juegoen las decisiones públicas tienen su lugar en el diálogo que

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tenderá a hallar respuestas y soluciones y su participación ad-quiere el carácter de esencial. Los expertos científicos o los ad-ministradores gubernamentales ya no son los únicos participan-tes legítimos. Tal situación es de singular relevancia pues laprédica de las ciencias sociales, de la agroecología y laernoecología, de la ética y de los activistas civiles hace tiempoenfatizaba el lugar de autonomía y de conocimiento de agentesen algún sentido «legos». Sin embargo, recién aparecen en lostextos que hoy presentamos los lineamientos para el desarrollode un marco institucional y cognoscitivo que pueda abarcarlos.

La versión castellana ha presentado algunas dificultades queespero haber resuelto con propiedad. En primer lugar, porqueen inglés hay distinciones que en castellano deben expresarse congiros más rebuscados. Así, los términos bazard y risk son tradu-cidos como riesgo potencial y riesgo, respectivamente. Decisionstakes aparece indistintamente como «lo que se pone en juegoen una decisión», «lo que se apuesta en una decisión» y aún «loque se arriesga ...». Del mismo modo, stakeholders serán los agen-tes involucrados en tales juegos, apuestas y riesgos. En segundolugar, porque en el texto se alude a muchos ejemplos que hansido debatidos con amplitud sobre todo en Europa y los Esta-dos Unidos pero escasamente en nuestro país y en español. Em-pero, espero que su inclusión resulte clara por las referencias demayor detalle que acompañan su mención. En tercer lugar, por-

o. que aparecen nuevos términos que son acrónimos corrientes enla jerga en inglés sobre esta problemática. Así, NIMBY (no en elpatio trasero de mi casa) queda como NIMBY, con la aclaraciónreiterada de que abrevia la posición dispuesta a admitir cualquierpolítica, siempre y cuando los basureros nucleares, los centrosde atención de infectados de SIDA, o lo que fuera, no sea insta-lados en sus proximidades.

Estoy segura de que este libro causará un gran impacto inte-lectual en públicos muy diversos. Puedo pronosticar que en loscampos de las ciencias sociales y de la filosofía, sus propuestas

se verán como una manera de dar forma a intuiciones, malesta-res y críticas prefiguradas desde hace mucho tiempo. Asimismo,aquellos apasionados por la defensa de las especies animales yvegetales, por los derechos humanos, por escuchar la voz de aque-llos cuya palabra no se atiende, por el periodismo de investiga-ción, por producir un arte diferente, una ciencia alternativa ycontribuir a resolver los acuciantes problemas de la época, en-contrarán en estas páginas la inteligencia y la sensibilidad quetales desafíos exigen.

2021

I. RIESGO GLOBAL,INCERTIDUMBRE EIGNORANCIA

IntroducciónLa ciencia evoluciona en la medida en que es capaz de respon-der a los principales desafíos de cada época, cambiantesa travésde la historia. La tarea colectiva más grande que hoy enfrenta lahumanidad concierne a los problemas de riesgo ambiental glo-bal y a los de la equidad entre los pueblos. En respuesta, ya seestán desarrollando nuevos estilos de actividad científica. Así, seestán superando las oposiciones tradicionales entre disciplinaspertenecientes al campo de las ciencias «naturales» y «sociales»,entre ciencias «duras» y «blandas». La cosmovisión reduccionistaanalítica que divide a los sistemas en elementos cada vez máspequeños, estudiados por especialidades cada vez más esotéricas,es reemplazado por un enfoque sistémico, sintético yhumanístico. Reconocer a los sistemas naturales reales comocomplejos y dinámicos implica moverse hacia una ciencia cuyabase es la impredictibilidad, el control incompleto y una plura-lidad de perspectivas legítimas.

Hoy somos testigos de que quienes se ven envueltos en ries-gos globales son cada vez más conscientes de que no existe nin-guna tradición cultural, no importa cuán exitosa haya sido enel pasado, que pueda prever por sí sola todas las respuestas que

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exigen los problemas del planeta. Las formas de conocimientodistintas de aquellas que se nutren en la civilización occidentalmoderna también son relevantes para un diálogo exploratoriotendiente a la resolución de problemas. Más aún, ya no cabepretender un desapego olímpico cuando lo que está en juego esel destino de nuestras propias especies, nuestros vecinos o, porcierto, los problemas especiales de quienes se vuelven más vul-nerables al cambio ambiental en virtud de su nacionalidad, raza,clase, género o discapacidad. Cuando como ahora se reconocela interdependencia de los pueblos y la vinculación de las regio-nes, los problemas de la equidad entre los distintos pueblos ygeneraciones ya no se ven como «externalidades» con respecto alas decisiones o a la ciencia. Antes bien, con todas sus dificulta-des, se los aprecia como centrales para la solución de los proble-mas globales del ambiente.

El surgimiento de un nuevo tipo de ciencia se conecta estre-chamente con una nueva tecnología que refleja y ayuda a guiareste desarrollo. En ella, la incertidumbre no desaparece sino quese la maneja, y los valores no se presuponen sino que se

(g explicitan. El modelo para la argumentación científica ya no esla deducción formalizada sino el diálogo interactivo. La nuevaciencia paradigmática ya no puede permitir que sus explicacio-nes no se relacionen con el espacio, el tiempo y el proceso; ladimensión histórica, incluyendo la reflexión humana sobre elcambio pasado y futuro, se transforma en una parte integrantede la caracterización científica de la naturaleza y de nuestro lu-gar en ella.

Nuestra contribución a esta nueva metodología se centra endos aspectos de la ciencia que está surgiendo. Uno es la calidadde la información, analizada en términos tanto de diferentes ti-pos de incertidumbre en el conocimiento, como de las funcio-nes pretendidas de la información. El otro aspecto se refiere alas estrategias de resolución de problemas, analizadas en térmi-nos de las incertidumbres tanto cognoscitivas como éticas. Cuan-

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do la ciencia se aplica a temas políticos no puede proporcionarcerteza en las recomendaciones públicas y los valores en conflic-to, en cualquier proceso de decisión, no pueden ser ignoradossiquiera en la propia resolución de problemas.

Para la calidad de la información hemos desarrollado un sis-tema transparente de notaciones (NUSAP), por el cual se pue-den expresar y comunicar, tanto entre las comunidades de parestradicionales como las extendidas, los diferentes tipos de incerti-dumbre que afectan a la información científica. Esto surge delprincipio de que la incertidumbre no puede desaparecer de laciencia y por ello, la buena calidad de la información dependedel buen manejo de las incertidumbres científicas (Funtowicz yRavetz 1990).

Usamos la interacción de las incertidumbres de los sistemasy lo que se pone en juego en las decisiones (decision stakes), paraproporcionar una guía en la elección de estrategias apropiadaspara la resolución de problemas. Nuestra herramienta heurísti-ca es un conjunto de presentaciones gráficas de tres estrategiasrelacionadas, desde la definida de manera más acotada, hasta lamás abarcadora. Dos de ellas son familiares a la experiencia pa-sada de la práctica científica o profesional; la tercera, en la queson muy significativas las incertidumbres de los sistemas o muyalto lo que se pone en juego en la decisión, corresponde a la prác-tica ?e las ciencias hoy en surgimiento que tratan con el riesgoambiental global (Funtowicz y Ravetz 1985, O'Riordan y Rayner1990). Aquí los problemas de asegurar la calidad de la informa-ción científica son particularmente agudos y requieren nuevasconcepciones de la metodología científica.

En este nuevo tipo de ciencia, la evaluación de los inputs cien-tíficos para la toma de decisiones requiere una «comunidad depares extendida» (Funtowicz y Ravetz 1991a). Esta extensión dela legitimación hacia nuevos participantes en los diálogos políti-cos tiene importantes implicaciones tanto para la sociedad comopara la ciencia. Con el respeto mutuo entre las diversas perspec-

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tivas y formas de conocimiento, hay posibilidad de desarrollarelementos democráticos genuinos y efectivos en la vida de lasciencias. El desafío de los riesgos ambientales globales puedeentonces transformarse en el sucesor del que precedió las gran-des «conquistas», como la enfermedad y posteriormente el es-pacio, al proporcionar un significado simbólico y un sentido re-novado de aventura para una nueva generación de reclutas de laciencia en el futuro.

tes invisibles tales como los microbios, los átomos, los genes ylos quásares. Así como Galileo usó su telescopio para transfor-mar la luna familiar en un objeto de geometría aplicada (en elque la luz y la sombra se transformaron en cumbres y valles), elcontrol de los instrumentos y de las teorías se ha transformadoen el poder de definir la realidad tanto para los especialistas comopara el público. Aunque esto es formalmente democrático (pueshoy no hay barreras formales para que alguien que quiere serexperto en estos ítems tome el entrenamiento correspondiente),de hecho está preservado para aquellos que pueden vincularseen un curso proceso educativo prolongado y protegido.

La suposición de que el mundo puede convertirse en un ex-tenso laboratorio da primacía a la ciencia, en tanto conocimien-to efectivo, y a los expertos científicos, en tanto sus intérpreteslegítimos. La racionalidad de la toma de decisiones públicas debeparecer ser científica; y por lo tanto los científicos sociales y hu-manos (en especial los economistas) han llegado a ser vistos comoautoridades conductoras. Se supone universalmente (por acríticay superficial que tal suposición sea) que el experto científico esel componente crucial en la toma de decisiones, tanto en lo queconcierne a la naturaleza como a la sociedad.

Empero, los mismos poderes que la ciencia ha creado con-ducen a una nueva relación de la ciencia con el mundo. La ex-tensión del laboratorio ha ido más allá de la intervención en pe-queña escala tipificada por la conquista del antrax por parte dePasteur. No sólo aparecen los ya familiares disturbios del am-biente natural provocados a gran escala por las prácticas indus-triales y agrícolas modernas. Cerca del corazón mismo de la cien-cia tenemos los nuevos «experimentos», de escala inclusoregional, que resultan en una interferencia destructiva con la na-turaleza causada por la tecnología. Ejemplos clásicos sonHiroshima, Chernobyl, Bhopal, Exxon Valdez y ahora Kuwait.En algún sentido importante del término, cada uno de ellos es«artificial» pero, de todos modos, proporcionan datos acerca del

La re-invasión del laboratorio por partede la naturaleza

El lugar de la ciencia en el mundo industrializado fue biendescripto por Bruno Latour (Latour 1988) cuando imaginó aPasteur extendiendo su laboratorio a toda la campiña francesa yde este modo conquistándola para la ciencia y para sí mismo.La propia naturaleza ya no necesitaba ser concebida como sal-vaje y amenazadora. La metodología científica podía domes ti-

. caria y transformada en útil para la humanidad. El milagro dela ciencia natural moderna consistió en que la experiencia de la-boratorio, el estudio de una porción aislada de naturaleza quese mantiene pura, estable y reproducible, pudiera extenderse conéxito a la comprensión y el control de la naturaleza en crudo.Nuestra tecnología y medicina juntas han tornado predecible lanaturaleza y por ello han permitido a la vida humana ser mássana, confortable y agradable de lo que nunca antes se había si-quiera imaginado.

El triunfo del método científico, que ha usufructuado el co-nocimiento técnicamente esotérico de sus expertos, ha llevadoal dominio de la ciencia sobre otros modos de conocimiento, denaturaleza y mucho más aún. La experiencia del sentido comúny las destrezas para hacer y vivir han perdido su pretensión derealidad; han sido reemplazadas por los objetos teóricamente ela-borados del discurso científico, necesarios para tratar con agen-

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comportamiento de los sistemas naturales (y de los sistemas so-ciales también). Sin embargo, difieren de los experimentos clá-sicos de las ciencias en un número de aspectos cruciales. Unavez que han comenzado no pueden ser detenidos a voluntad.Además, los acontecimientos no son aislados, puros o repetibles.Para su estudio científico no contamos con un equilibrio entrelos datos experimentales cuantitativos controlados y la teoríamatemática, equilibrio que ha sido paradigmático para las cien-cias naturales clásicas. En cambio, los datos surgen de experi-mentos de laboratorio análogamente débiles y estudios de cam-po ad hoc, informes anecdóticos, y opiniones expertas; y lasprincipales herramientas teóricas de que se dispone provienende las simulaciones y modelos de computación no testeables.

La supremacía de los expertos científicos ya no es tan obviacomo en el caso de este nuevo tipo de «experimentos» que haproducido la tecnología con base científica. En primer lugar, losexpertos (en tanto una clase que incluye a sus propios adminis-tradores) están asociados con las causas de los desastres; y nosiempre son exitosos en sus intentos de mejorar o paliar los efec-tos no esperados o no deseados de los acontecimientos. Las téc-nicas aplicadas en estos casos, heredadas de las experienciasexitosas de! método científico inspirado en el laboratorio, soninadecuadas en diversos grados. Aquellos expertos que las usanacríticamente y luego las defienden públicamente como «cientí-ficos» corren e! peligro de debilitar la credibilidad y legitimidadde la ciencia.

Estos nuevos «experimentos» proporcionan pruebas en favorde la tesis de que la ciencia de laboratorio tradicional debe evo-lucionar en respuesta a los desafíos que plantean los riesgos queestán acaeciendo en una escala global. La metodología científicapara abarcar estos nuevos problemas no puede ser la misma queayudó a creados. Gran parte de! éxito de la ciencia tradicionalyace en su poder para abstraerse de la incertidumbre en e! co-nocimiento y los valores; se ha mostrado en la tradición educa-

riva dominante, creando un universo de hechos incuestionables.En la actualidad la expertise (el carácter de experto) científica esincapaz de resolver por sí sola los dilemas políticos a que nos hallevado. No sólo hemos perdido control y predictibilidad; en-frentamos una incertidumbre radical e incluso ignorancia, asícomo incertidumbres de carácter ético que yacen en el corazónmismo de los problemas de política científica.

Para comprender las nuevas tareas y métodos de la ciencia,podemos invertir con fecundidad la metáfora de Latour y pen-sar que es la naturaleza la que ahora reinvade e! laboratorio pueslos riesgos que enfrentamos son globales en alcance y complejosen estructura. Las ficciones fértiles de la naturaleza que nos pro-porcionan las condiciones experimentales de laboratorio y losmodelos computacionales ahora pueden convertirse en meras ca-ricaturas o simulacra (Baudrillard 1988). El laboratorio no avanzahacia el campo; antes bien lo salvaje ha penetrado en el labora-torio. Vemos esto en muchas maneras; por ejemplo, si los bene-ficios humanos creados por la tecnología basada en la ciencia hande ser compartidos por toda la humanidad, dependen de unaexplotación de! ambiente que e! planeta no puede soportar. Es-tos temas urgentes y profundos acerca de la equidad, que soncada vez más importantes en la política internacional, han sidocreados por aplicaciones de la ciencia aparentemente benéficas.

Los problemas ambientales globales son muy diferentes delos tipos de problema en los que la resolución de problemas cien-tíficos tradicionales podía ser exitosa. La teoría del caosdeterminístico de los sistemas no lineales ha proporcionadoinsights con respecto a la unicidad e inestabilidad de los siste-mas ambientales globales. Contra las expectativas previas, estateoría no provee las herramientas para el conocimiento y e! con-trol en el modelo de la ciencia física clásica; antes bien abre e!camino para una nueva concepción de la ciencia, en la que e!conocimiento y la ignorancia siempre interactúan de maneracreativa, Los aspectos sociales de la ciencia están transformán-

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~ dose en la medida en que sus practicantes pierden el carácter deexpertos exclusivos. Una vez que está fuera del laboratorio, elcientífico es un ciudadano como cualquier otro, contribuyendocon su conocimiento especial, diferente pero no dominante en-tre otros tipos también involucrados en un diálogo político. Lacomplejidad esencial de los problemas ambientales globales obligaa que la ciencia se presente como un enfoque complementarioentre otros, todos ellos legítimos y necesarios. Cuando adverti-mos que los riesgos globales no son sólo sistémicos, sino tam-bién acumulativos, nuestra perspectiva de la ciencia cambia aúnmás. Pues en la evaluación de los riesgos acumulativos nuestroconocimiento se ve devorado y completamente sobrepasado pornuestras incertidumbres e ignorancia. Por lo tanto los inputscientíficos para cualquier proceso político son peor que inútilesa menos que sus incertidumbres sean manejadas de manera efec-tiva; y ellas incluyen las incertidumbres éticas, el peso de la prue-ba y los principios de prudencia y precaución.

Históricamente han habido otros episodios de transforma-ción científica en los que una actividad particularmente exitosade resolución de problemas ha desplazado a las antiguas formasconvirtiéndose además en ejemplo paradigmático de la ciencia.Esta transformación se ha identificado con grandes científicostales como Galileo, Darwin y Einstein. Ellos han afectado prin-cipalmente la ciencia teórica, porque hasta hace muy poco la tec-nología y la medicina no se veían influenciadas de manera ge-neral en el corto término por los resultados de la investigacióncientífica. Los desafíos a la ciencia se planteaban en gran medi-da en el reino de las ideas. Ahora que los poderes de la cienciahan dado lugar a amenazas con respecto a la supervivencia mis-ma de la humanidad, la respuesta radicará tanto en la prácticasocial de la ciencia como en sus estructuras intelectuales.

Las metas de la ciencia ya no serán las tradicionales de al-canzar la Verdad y eventualmente conquistar la naturaleza. An-tes bien reflejarán primariamente la necesidad de una relación

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armoniosa entre la humanidad y la naturaleza. La interacciónactiva del conocimiento y la ignorancia también será un elementocentral de las estructuras teóricas de la nueva ciencia; y la admi-sión de otras formas de pensamiento será inherente a su prácti-ca social. '.

La centralidad de la incertidumbre y la calidadAhora que el desafío más importante para la ciencia de nuestrosdías radica en las cuestiones ambientales globales, en la meto-dología científica la incertidumbre y la calidad se mueven haciaadentro desde la periferia -o podríamos decir desde las som-bras- hasta transformarse en conceptos centrales integrado res.Hasta aquí se han mantenido los márgenes de la comprensiónde la ciencia tanto para los legos como para los científicos. Mien-tras que con anterioridad la ciencia fue entendida como avan-zando con firmeza hacia la certidumbre de nuestro conocimien-to y el control del mundo natural, ahora es vista comoenfrentando muchas incertidumbres en las decisiones ambien-tales y tecnológicas urgentes a escala global. Un nuevo rol paralos científicos involucrará el dominio de estas incertidumbrescruciales; allí yace la tarea de asegurar la calidad de la informa-ción científica que se proporciona como base para la toma dedecisiones políticas.

Los nuevos problemas ambientales globales tienen rasgos co-munes que los distinguen de los problemas científicos tradicio-nales. Son globales en escala y de larga duración en su impacto.Los datos con respecto a sus efectos, e incluso los datos para loslineamientos básicos de los sistemas «sin disturbios», son radi-calmente inadecuados. Al ser complejos, novedosos y variables,estos fenómenos no son bien comprendidos. La ciencia no siem-pre puede proporcionar teorías basadas en experimentos paraexplicarlos y predecirlos y frecuentemente en el mejor de loscasos sólo logrará modelos matemáticos y simulaciones

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cornpuracionales, que son esencialmente no testeables. Sobre labase de tales inputs inciertos, deben tomarse decisiones bajo con-diciones de urgencia. En consecuencia, como la ciencia no pue-de proceder sobre la base de predicciones fácticas, apelará tansólo a pronósticos políticos.

Los modelos informáticos constituyen el método más am-pliamente usado para producir enunciados acerca del futuro enbase a datos del pasado y del presente. Para muchos aún hay algomágico en las computadoras, pues se cree que realizan opera-ciones de razonamiento sin errores y con rapidez. Pero lo quesurge al fin del programa no es necesariamente una prediccióncientífica; puede incluso no ser siquiera un pronóstico políticoparticularmente bueno. Los datos numéricos usados como en-trada pueden no derivar de estudios experimentales o de cam-po; los mejores números de que disponemos, tal como se ob-serva en muchos estudios sobre riesgos industriales, puedensimplemente ser corazonadas recogidas entre expertos. En vezde teorías que ofrecen alguna representación más profunda delos procesos naturales en cuestión, pueden simplemente ser pa-quetes de software estándar aplicados para el mejor ajuste de losparámerros numéricos. Y en vez de pruebas experimentales, decampo o históricas, supuestas normalmente para las teorías cien-tíficas, pueden ser sólo la comparación de las salidas calculadascon salidas distintas producidas por otros modelos de computa-ción igualmente no testeables.

A pesar del gran esfuerzo y de los muchos recursos que sehan destinado a desarrollar y aplicar tales métodos, se ha dedi-cado poco interés a ver si realmente contribuyen de manerasig-nificativa ya sea al conocimiento o a la política. En la investiga-ción vinculada a las políticas de riesgo y ambientales, que sontan cruciales para nuestro bienestar, se ha aplicado muy pocoesfuerzo a reasegurar la calidad que las ciencias experimentalestradicionales daban por sentado en su práctica ordinaria. Aun-que las computadoras en principio pueden ser usadas para acre-

centar la destreza humana y la creatividad haciendo rápido y sinesfuerzo todo el trabajo rutinario, han tendido en cambio a trans-formarse en sustitutos del pensamiento y el rigor científicos.(Mac Lane 1988).

Está claro que los dilemas de la modelización computacionalen la investigación relacionada con la política no pueden resol-verse sólo a nivel técnico. En realidad nadie pretende que losmodelos computacionales por sí solos sean herramientas adecua-das; pero sin embargo, la ciencia tradicional no puede propor-cionar nada mejor. Los críticos los juzgan básicamente a travésde los estándares de la ciencia matemático-experimental, y porsupuesto, en tales términos resultan prácticamente vacuos. Susabogados los defienden sobre la base de que son lo mejor de loque podemos disponer (Keyfitz 1988). Pero no aprecian cuándiferentes son estas nuevas ciencias ecológicas con respecto a susincertidumbres complejas, nuevos criterios de calidad y compro-misos sociopolíticos. Se necesitan esfuerzos excepcionales dedi-cados al manejo de la incertidumbre, al reaseguro de la calidady también el desarrollo de las destrezas necesarias para empren-der estas tareas. Tales destrezas no se desarrollarán fácilmentedentro del antiguo marco de suposiciones acerca de los méto-dos, las funciones sociales y los participantes calificados en laempresa científica.

Incluso los datos empíricos que le sirven como inputs direc-tos al proceso político pueden ser de dudosa calidad. Sus incer-tidumbres frecuentemente no pueden manejarse usando las téc-nicas estadísticas tradicionales. Tal como J. C. Bailar expresa:

Toda el álgebra estadística y todas las computaciones esta-dísticas son de valor sólo en la medida en que se agreguen alproceso de inferencia. A menudo no ayudan a realizarinferencias sensatas; por cierto pueden funcionar a la inver-sa, y en mi experiencia esto es así porque los tipos de varia-bilidad aleatoria que vemos en los grandes problemas del día

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tienden a ser pequeños en relación a otras incertidumbres.Esto es verdad, por ejemplo para los daros acerca de la po-breza y el desempleo, el comercio internacional, la produc-ción agrícola y las mediciones básicas de la salud y la super-vivencia humanas. Más cerca de casa, la variabilidad aleatoria-materia de los valores p y de los límites de confianza-simplemente se ve deglutido por otros tipos de incertidum-bre en la evaluación de los riesgos sanitarios por exposicióna los productos químicos, el rastreo del movimiento de uncontaminante ambiental, o al predecir los efectos de las acti-vidades humanas sobre la temperatura global y la perfora-ción de la capa de ozono (Bailar 1988).

desarrolladas para campos particulares. El nivel metodológicoaparece cuando son relevantes aspectos más complejos de la in-formación tales como los valores o la confiabilidad. Cuando luegose requieren juicios personales que dependen de destrezas de altonivel, la práctica en cuestión es una consultoría profesional, un«arte aprendido» del tipo de la medicina o la ingeniería. Final-mente, el nivel episrernológico aparece cuando la incertidumbreirremediable está en el centro del problema, tal como cuandolos modelistas reconocen las «incertidumbres de cornpletitud»que pueden viciar al ejercicio todo, o cuando la «ignorancia dela ignorancia» (o «ignorancia al cuadrado») es relevante para cual-quier solución posible del problema. En NUSAP estos niveles deincertidumbre son expresados por las categorías de alcance,(Spread), evaluación (Assessment) y pedigree (Pedigree).1respec-tivamente. (Las primeras letras N y U, corresponden a los tra-dicionales Numeral y Unidad usados para expresar magnitudescuantificadas, tal como en 150 kilómetros).

El asegurar la calidad es tan esencial para la ciencia como parala industria; mientras que en la investigación científica tradicio-nalla calidad podía ser manejada de manera informal por la co-munidad de pares, en los nuevos problemas de riesgo ambientalglobal la calidad de la ciencia debe enfrentarse como una cues-tión de urgencia. La inadecuación de la comunidad de pares tra-dicional ha sido extensamente analizada en relación a la cienciacentral (Turney 1990), la ciencia «por encargo» (Salter 1988), yla ciencia «regulatoria» (jasanoff 1991), ¿Cómo se podrían ma-nejar las incertidumbres múltiples de las nuevas ciencias ecoló-gicas a través de los antiguos métodos y conceptos? Veremos quela evaluación de la calidad en este nuevo contexto científico nopuede restringirse a los productos sino que también debe incluirel proceso y en última instancia también a las personas. Esteenfoque "P al cubo» con respecto al reaseguro de la calidad dela ciencia necesariamente involucra la participación de agentesdistintos de los investigadores técnicamente calificados. Por cierro

Así desde cualquier ángulo que se mire, el estatus científicode la investigación sobre los problemas relacionados con la tomade decisiones públicas es en el mejor de los casos dudoso. Enesta nueva área las tareas de manejar la incertidumbre y asegu- .rar la calidad, dominadas en la ciencia tradicional a través de ladestrezas individuales y prácticas comunitarias quedan en la con-fusión. Deben desarrollarse nuevos métodos para hacer que nues-tra ignorancia sea usable (Ravetz 1990). El camino hacia estoyace en abandonar radicalmente la confianza total en las técni-cas y la exclusión de consideraciones metodológicas, societariaso éticas, que hasta aquí han caracterizado a la ciencia tradicional.

El sistema NUSAP ha proporcionado un enfoque integradode los problemas de la incertidumbre, la calidad y los valoresinformación científica. Tenemos que distinguir entre los nivelestécnicos, meto do lógicos y epistemológicos de la incertidumbre;que corresponden a la inexactitud, no confiabilidad y «límitescon la ignorancia», respectivamente (Funtowicz y Ravetz 1990).

La incertidumbre es manejada en el nivel técnico cuando lasrutinas estándar son adecuadas; éstas usualmente derivarán dela estadística (que en sí misma es esencialmente manipulaciónsimbólica) así como de técnicas y convenciones suplementarias

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todos los que ponen algo en juego en un problema constituyenuna «comunidad de pares extendida» para una estrategia efecti-va de resolución de los riesgos ambientales globales.

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CienciaPosnormal

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Nuestro diagrama presenta tres rasgos distintivos. Primero(y ésta es una innovación para la metodología científica), mues-tra la interacción de los aspectos epistémicos (conocimiento) yaxiológicos (valores) de los problemas científicos. Se los ubicacomo ejes de! diagrama, representando la intensidad de la in-certidumbre y de lo que se pone en juego en las decisiones(decision stakes), respectivamente. Advertimos que la incertidum-bre y lo que se pone en juego en la decisión son los opuestos delos atributos que tradicionalmente se pensaba que caracteriza-ban a la ciencia, a saber, su certeza y neutralidad valorativa. (Éstees e! segundo rasgo innovador de nuestro análisis). Finalmente,cada una de estas dimensiones se presentan abarcando tres in-tervalos discretos. Por esos medios logramos un diagrama quetiene tres zonas que representan y caracterizan tres tipos de es-trategia de resolución de problemas. (Fig. 1)

La frase «incertidumbre de los sistemas» transmite e! princi-pio de que e! problema no concierne al descubrimiento de unhecho particular sino a la comprensión o e! manejo de una rea-lidad inherentemente compleja. En la frase «lo que se pone enjuego en las decisiones» abarcamos todos los diversos costos, be-neficios y compromisos valorativos que e! problema involucra através de las diversas personas que toman posiciones en e! juegoy arriesgan algo en él. N o es necesario que intentemos ahora efec-tuar un mapa detallado de ellas, tal como el que surge en losaspectos técnicos y sociales del diálogo acerca de cualquier temapolítico particular. Es suficiente para e! análisis conceptual pre-sente que sea posible en principio identificar qué elementos sonlos principales o los dominantes, para luego caracterizar los sis-temas totales a partir de ellos.

Estrategias de resolución de problemas

Para caracterizar un problema que conlleva riesgos ambientalesglobales, podemos pensarlo como uno en el que los hechos soninciertos, los valores están en disputa, lo que se pone en juegoes alto y las decisiones son urgentes. En tales circunstancias esprobable que una metodología lineal simple basada en el ejem-plo de la ciencia de laboratorio «pura» no nos proporcione de-masiadas guías. Sin embargo, los nuevos problemas no tornanirrelevante a la ciencia tradicional. La tarea consiste en elegir eltipo apropiado de estrategia científica de resolución de proble-mas para cada tema particular.

Alto

Ciencia Aplicada

La explicación del diagrama de las estrategias de resolución deproblemas comienza con la estrategia más familiar. A ésta la lla-Figura 1. Incertidumbre de los sistemas

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En este diagrama, la ciencia tradicional «pura», «básica» o«central» puede considerarse centrada alrededor de la intersec-ción de los ejes. Por definición, en la investigación orientada porla curiosidad no hay intereses internos en juego, de manera quelo que se apuesta en la decisión es de bajo nivel. Del mismomodo, el ejercicio de la investigación normalmente no se lleva acabo a menos de que haya confianza en que las incertidumbresson bajas y en que el problema probablemente podrá resolverse.Así la ciencia «pura» ordinaria, tal como la Ciencia Aplicada quediscutimos aquí, es «normal» en el sentido de estar dedicada aresolver enigmas de investigación que se supone tienen respues-tas (Kuhn 1962). Claramente, la investigación altamenteinnovadora o revolucionaria, ya sea pura o aplicada, no pertene-ce a esta categoría, pues las incertidumbres del sistema soninherenternente elevadas, y por diversas razones también es altolo que se pone en juego en las decisiones. Así, las investigacio-nes astronómicas de Galileo involucraban todo un rango de pro-blemas que iba desde la técnica astronómica hasta la ortodoxiareligiosa; y por eso hasta que no encontraron aplicación directaa los problemas industriales o ambientales, fueron definitivamen-te extremas tanto en lo que se atiene a sus incertidumbres comoa lo que se apostaba en las decisiones. Lo mismo podría decirsedel trabajo de Darwin en El Origen de las Especies. En este as-pecto hay una continuidad entre la «filosofía de la naturaleza»clásica y la ciencia posnormal que está surgiendo.

Podemos comparar de manera fructífera a la Ciencia Pura ya la Ciencia Aplicada en relación con el reaseguro de la calidad.Cuando las incertidumbres y lo que se pone en juego en las de-cisiones externas son de bajo nivel, los procesos normales de re-visión de los proyectos por parte de los pares y el referato de losartículos han funcionado bastante bien a pesar de sus conoci-dos problemas (jasanoff 1990, Turney 1990). Sin embargo, cuan-do los resultados del ejercicio de investigación se tornan impor-tantes para alguna función externa, la comunidad de pares

mamos Ciencia Aplicada. Aparece cuando tanto las incertidum-bres de los sistemas como lo que se pone en juego en las deci-siones son de bajo nivel. Las incertidumbres de los sistemas es-tarán en el nivel técnico y serán manejadas por las rutinas yprocedimientos estándar. Ellas incluirán técnicas particulares paramantener confiables a los elementos que están operando y tam-bién a las herramientas estadísticas y los paquetes para el proce-samiento de los datos. Lo que se pone en juego en las decisio-nes será simple y también pequeño; se han asignado recursos parael ejercicio de investigación porque sus resultados cumplirán al-guna función externa particular directa. La información que surjade allí será usada en una empresa más amplia que ya no es deinterés del investigador que trabaja en ella. Ilustramos esto enla figura que sigue (Fig. 2).

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CienciaPura

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CienciaAplicada

Técnica

Figura 2. Incertidumbre de los sistemas

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relevantes se extiende más allá de una comunidad de investiga-ción particular, hasta incluir usuarios de todos los tipos, y tam-bién administradores. La situación se torna bastante más pare-cida a la de los productores y consumidores que traen distintasagendas y diferentes destrezas al mercado. Para ilustrar con unejemplo de cómo pueden diferir los criterios de calidad entre losproductores y los consumidores, podemos considerar la seguri-dad (safety)de un producto: un accidente raro puede no ser con-siderado significativo en la ejecución general de un plan (espe-cialmente si las leyes acerca de la confiabilidad de los productosson laxas), pero puede ser muy importante para los consumido-res, en tanto individuos y en tanto clase. En el caso de la Cien-cia Aplicada, un resultado producido válidamente bajo un con-junto de condiciones puede ser inapropiado cuando se aplica aotras; así si las mediciones de un tóxico se dan como un prome-dio a lo largo del tiempo, las poblaciones o el espacio expuesto,el resultado puede ser adecuado para los propósitos regulatoriosgenerales pero podría ignorar una alta concentración de los da-ños o de los grupos vulnerables.

Puede ocurrir que el resultado de la Ciencia Aplicada no sea«conocimiento público», disponible libremente para todos losusuarios competentes, sino más bien «saber cómo corporativo»(corporate know how), propiedad de compañías privadas o deagencias estatales que subsidian la investigación. Entonces lastareas de reasegurar la calidad pueden tornarse controvertibles einvolucrar conflictos sobre la confidencialidad y lo que se arriesgaen las decisiones, fundadas en este aspecto no científico. Si estoocurre, la estrategia de resolución de problemas ya no es la de laCiencia Aplicada, pues puede implicar luchas sobre el poder ad-ministrativo y político y los principios del «derecho a saber» delos ciudadanos (por ejemplo, en lo que concierne a los riesgospotenciales, hazards ambientales o los riesgos, risks tecnológi-cos). La comunidad de pares relevante se ve entonces extendidamás allá de los productores directos, los que financian y los que

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usan la investigación, para incluir a todos los que tienen algoque poner en juego en el producto, proceso, con implicacionestanto locales como globales. Esta extensión de la comunidad depares puede incluir a los que hacen periodismo de investigación,a los abogados y a los grupos de presión. Así un tema que pue-de parecer totalmente directo desde un punto de vista científicopuede transformarse en un problema que trasciende los límitesde la Ciencia Aplicada, dando lugar a una u otra de las estrate-gias de resolución de problemas más complejas que discutire-mos a continuación.

Hasta la actualidad la Ciencia Aplicada generalmente ha sidoaceptada como una estrategia de resolución genuina de proble-mas tanto ambientales como sociales. En base al ejemplo delheroico éxito al estilo de Pasteur, se supone que los inputs cien-tíficos son el elemento dominante en cualquier proceso dondeesté presente la precisión y en consecuencia, los expertos cientí-ficos aparecen como las autoridades principales. Podemos apre-ciar el estatus difundido y hasta hoy incuestionado de esta su-posición, considerando las recientes re-evaluaciones de los tiposde políticas para el desarrollo y para el ambiente a las que talsuposición ha conducido. La «revolución verde», que se presen-tó como un ejercicio de investigación que resolvería los proble-mas de la agricultura tropical campesina sobre la base de la Cien-cia Aplicada de las zonas de agricultura templada, llegó a serefectivamente criticada por su insensibilidad a las condicioneslocales y sus consecuencias sociales y ecológicas adversas. Comoresultado, en tales casos, la gente con conocimiento local, enparte implícito y muchas veces no letrado, llegó a ser tratadacomo participante legítimo en los procesos de decisión. En nues-tros términos la comunidad de pares para asegurar la calidad delas políticas y de la investigación, que originariamente parecíasimple Ciencia Aplicada, se ha extendido mucho más allá de losexpertos tradicionales y de sus fuentes de financiación.

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La Consulto ría ProfesionalEl diagrama para la Consulto ría Profesional (Fig. 3) presenta doszonas con la Ciencia Aplicada encajada adentro. Esto significaque la Consultoría Profesional incluye la Ciencia Aplicada, peroconcierne a problemas que requieren una metodología diferen-te para su resolución completa. La incertidumbre no puede sermanejada en el nivel rutinario, técnico, porque son relevantesaspectos más complejos del problema, tales como la confiabilidadde las teorías y la información. Entonces se requieren juicios per-sonales que dependen de destrezas de alto nivel y la incertidum-bre aparece en su nivel metodológico.

Lo que se pone en juego en la decisión también es más com-plejo. Tradicionalmente la tarea profesional se realizaba para uncliente cuyos propósitos debían de ser servidos. Éstos no pue-den reducirse a una meta clara y perfectamente definida, los se-

Lo que sepone enJuego enla decisión

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res humanos no son máquinas o burocracias, y son conscientesde sus propios propósitos. En el caso de los problemas de riesgoy problemas ambientales, los profesionales pueden experimen-tar una tensión entre su rol tradicional y las nuevas demandas.Pues los propósitos relevantes para la tarea ya no son simple-mente los de los clientes, sino que entran en conflicto,involucrando diversos sistemas naturales y seres humanos queponen algo en juego.

La relación entre las incertidumbres de los sistemas y lo quese apuesta en la decisión, se ve bien ilustrada por la tarea de in-corporar los costos del error en la decisión. En los ejercicios deCiencia Aplicada generalmente se los subsume implícitamenteen los métodos estadísticos estándar. Para las constantes se em-plean, normalmente sin mayor reflexión, los límites de confian-za y se permiten dos tipos de error inferencial. Pero en la tareaprofesional, los costos del error pueden ser grandes e inclusopueden poner en peligro la continuación de una carrera. Por lotanto, deben ser tratados como riesgos, donde aunque se em-plee algún cálculo, necesariamente predominará el juicio. Cuandoestamos en una situación de tipo forense, el profesional necesi-tará tomar en cuenta el peso de la prueba respecto de un pro-blema particular, que reflejará los valores de una sociedad parti-cular (¿A quién corresponde el daño más importante?). Así unproblema de contaminación ambiental será manejado de mane-ra diferente mientras el proceso se considere seguro y cuando sedemuestre peligroso, o viceversa. Tal oposición simple no pue-de acompañar todas las situaciones prácticas y por lo tanto lastareas profesionales requieren una apreciación de las sutilezas enel uso del peso de la prueba.

La Consulto ría Profesional comparte muchos rasgos con laCiencia Aplicada, que las distinguen de la Ciencia Pura. Ambasoperan bajo restricciones de tiempo y de recursos, con proble-mas definidos por intereses externos y sus productos, general-mente, no recaen en el dominio del «conocimiento público». En

ConsultaríaProfesional

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CienciaAplicada

Metodo/ógica

Figura 3. Incertidumbre de los sistemas

gran parte de! tiempo las tareas profesionales se reducen a ejer-cicios de investigación aplicada, en la medida en que la rutinade trabajo se ve estandarizada por la técnica y por los manejosde la incertidumbre. Pero la Ccnsultoría Profesional exige crea-tividad así como una disponibilidad para captar las situacionesnuevas e inesperadas y asumir la responsabilidad por sus resul-tados. La ingeniería está en los límites entre ambos, pues granparte de! trabajo de ingeniería se realiza dentro de organizacio-nes más que para clientes individuales, y como los problemasno pueden ser reducidos completamente a una rutina, e! «juicioingenieril» es un aspecto bien conocido de! trabajo.

En tanto estrategia de resolución de problemas, la Consul-toría Profesional tiene importantes diferencias con respecto a laCiencia Aplicada. El resultado de los ejercicios de Ciencia Apli-cada, como aquéllos de la Ciencia Pura, presentan los rasgos dereproductibilidad y predictibilidad. Es decir, cualquier experi-mento debería, en principio, ser capaz de ser reproducido encualquier lugar y por cualquier practicante competente; puesoperan sobre sistemas naturales aislados y controlados. En con-secuencia, los resultados equivalen a predicciones con respectoal comportamiento de los sistemas naturales bajo circunstanciassemejantes. En contraste, las tareas profesionales conciernen asituaciones únicas, por ampliamente semejantes a otras situacio-nes que puedan parecer. Correlativamente, el elemento perso-nal se transforma en importante; aSÍ, es legítimo pedir una se-gunda opinión sin impugnar la competencia de un médico o deotro profesional, o implicar que uno de ellos está simplementeequivocado. Después de todo, ¿quién esperaría que dos arqui-tectos produjeran diseños idénticos dada una consigna única? Dela misma manera no sería realista esperar que dos ingenieros deseguridad produjeran el mismo modelo para un análisis de.ries-go potencial de una instalación compleja.

Cuando aparentemente un problema involucra sólo a la Cien-cia Aplicada, e! público puede verse confundido o desilusiona-

do al constatar que los expertos no concuerdan y hasta lo hacende manera muy intensa (y los expertos mismos pueden sentirseconfundidos). Pero cuando se aprecia que estos problemas su-ponen una Consulto ría Profesional, los desacuerdos deberían servistos como inevitables y saludables. Ocasionalmente, sin em-bargo, se siente que es necesario el consenso entre los expertosprofesionales, tal como en el caso de los inputs cuantitativos paralos modelos de riesgo potencial industrial o ambiental. «Los jui-cios de los expertos» aparecen como un sustituto de los datosexperimentales o de campo. Cuando se reconoce que tal susti-tución es altamente problemática, e! reaseguro de la calidad seve conducido a un nivel más alto. El problema se convierte en-tonces en el de asegurar la calidad de los propios expertos. Talproceso se reitera sin fin, llevando a lo que podríamos denomi-nar el «problema de los expertos a la n», Ello indica que las ta-reas profesionales no pertenecen a la Ciencia Aplicada y no pue-den ser resueltas como si lo hicieran.

Este último fenómeno nos recuerda las diferencias en elreaseguro de la calidad que surgen cuando vamos de la CienciaAplicada a. la Consultaría Profesional. Podemos visual izar trescomponentes en la tarea de resolución de problemas: el proce-so, el producto y la persona. Éste es el enfoque "P al cubo» men-cionado antes en relación al reaseguro de la calidad. En la cien-cia pura el foco principal en la evaluación de la calidad inmediatayace en el proceso; pues el producto (el resultado de la investi-gación) usualmente no es reproducido por los referees de laspublicaciones periódicas. Por lo tanto, los informes escritos acercade los materiales, la instrumentación y las técnicas son los úni-cos objetos del escrutinio de los árbitros. Es por ello que la eva-luación de la calidad exige a pares expertos; y en consecuenciade manera necesaria tal evaluación se convierte en una activi-dad técnicamente esotérica. En el caso ideal, las personas (o susinstituciones) no son relevantes para la evaluación de la calidad.En la Ciencia Aplicada, el foco de evaluación se extiende hacia

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los productos y es realizado por los usuarios; pues son ellos losbeneficiarios de los ejercicios de investigación. El reaseguro dela calidad es entonces menos esotérico, pues los usuarios tienenmenos necesidad de comprender e! proceso de investigación; ypor lo tanto, hay una extensión automática de la comunidad queparticipa legítimamente en la evaluación.

Hemos discutido previamente la preminencia que asume elfactor personal en la Consultoría Profesional y hemos observa-do cómo allí la calidad de! proceso se reduce en última instan-cia a la calidad de las personas que ejecutan las tareas. Esto con-trasta con e! caso de la Ciencia Pura, con un consenso acercadel proceso, y de la Ciencia Aplicada con sus usuarios externosy sus criterios pragmáticos para juzgar los productos de! ejerci-cio de investigación. En la Consultoría Profesional no puedehaber criterios o procesos objetivos y simples para asegurar lacalidad; se exige un «conocimiento personal» en e! sentido dePolanyi, en la elección y evaluación de los expertos (Polanyi1958). La comunidad de los participantes legítimos en la eva-luación se ve extendida aún más allá. Los aspectos técnicos dela ciencia se ven entonces subordinados (aunque pueden ser usa-dos como pruebas acerca de la calidad de los expertos particula-res). y dado que el «conocimiento personal» puede ser tan va-riado como la gente y sus intereses, nadie debería dominar sobrelos demás.

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Epistemológica / Ética

Figura 4. Incerridumbre de los sisremas

Ciencia Posnormal

en conflicto. Sin embargo, las tareas profesionales o los ejerci-cios de investigación aplicada no pueden dominar e! proceso detoma de decisiones (Figura 4).

Los problemas posnormales pueden incluir un amplio com-ponente científico en su descripción, algunas veces al punto deser pasibles de ser expresados en e! lenguaje científico. En estesentido son análogos a los problemas de «transciencia» enuncia-dos primero por Alvin Weinberg (Weinberg 1972a). Pero pare-ce mejor distinguir los problemas analizados aquí de aquella claseprevia; pues Weinberg imaginaba problemas que tan sólo dife-rían de los de la Ciencia Aplicada en escala o en accesibilidadtécnica. Eran muy poco diferentes de los de la Consultorfa Pro-fesional tal como la definimos (Weinberg 1972b). En términosde nuestro diagrama, la Ciencia Posnormal aparece cuando lasincertidumbres son ya sea de tipo epistemológico o ético, o cuan-

Ahora podemos considerar el tercer tipo de estrategia de resolu-ción de problemas donde las incertidumbres de los sistemas ylo que se pone en juego en las decisiones son de alto nivel(Fig. 4). Cuando nos dedicamos a un problema en la CienciaPosnormal, tanto la Consulto ría Profesional como la CienciaAplicada pueden ser parte de la actividad general, pues no to-dos sus aspectos involucrarán una incertidumbre alta o valores

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do lo que se pone en juego en las decisiones refleja propósitosen conflicto entre aquéllos que arriesgan algo en el juego. La de-nominamos «posnorrnal» para indicar que los ejercicios de reso-lución de problema de la ciencia normal (en el sentido kuhniano)que fueron tan exirosarnente extendidos desde el laboratoriohasta la conquista de la naturaleza, ya no son apropiados para lasolución de nuestros problemas ambientales globales.

Advertimos que en las figuras 2, 3 Y 4, la Ciencia Aplicadaaparece tres veces y la Consultaría Profesional dos. ¿Estos rótu-los se refieren las mismas cosas al ser incluidos en una estrategiade resolución de problemas más amplia que cuando estaban so-los? En el sentido de su práctica rutinaria, sí. Pero cuando estánincluidos en una estrategia de resolución de problemas más am-plia, toda la actividad debe reinterpretarse. Los problemas seplantean y las soluciones se evalúan a través de criterios de co-munidades más amplias. Aquí podemos trazar una analogía conla evolución de las teorías científicas, tal como cuando, por ejem-plo, la mecánica de Newton no fue tanto refutada como inclui-da y reinterpretada por la relatividad de Einstein.

El tipo epistemológico de incertidumbre se ha tornado fa-miliar para los expertos, incluso cuando dominan los métodoscomputacionales para la estrategia de resolución de problemas.Ya estaban acostumbrados a la incertidumbre técnica en los erro-res de los datos de entrada y a la incertidumbre meto do lógicaen la respuesta de los modelos a esos inputs (tal como se «mide»en los análisis de sensibilidad o en la comparación de modelos).Pero cada vez más toman conciencia de preguntas que son inso-lubles para sus modelos, si es que algo tienen que ver con elmundo real externo, pues sus outputs son generalmente notesteables. Así estos expertos descubren en su propia práctica unaforma extrema de incertidumbre con límites en la ignorancia lisay llana. Este tipo de incertidumbre no puede reducirse a las otrasy por lo tanto no puede ser tratada con técnicas matemáticas ocomputacionales estándar. En este caso, podemos apreciar cuán

difundida está la incertidumbre epistemológica en todos los cam-pos científicos que involucran riesgos ambientales globales. Hastaaquí tales problemas han sido despreciados porque parecía queno había una solución sistemática para ellos. Pero ésta es unaforma de ignorancia de la ignorancia, el tipo de estado más pe-ligroso.

Ejemplos de los problemas que combinan alto nivel de lo quese pone en juego en una decisión y sistemas de incertidumbreselevados, son familiares a partir de los problemas ambientalesglobales de reciente aparición. Por cierto cualquiera de los pro-blemas de las incertidumbres tecnológicas más importantes y dela contaminación a gran escala pertenecen a este tipo. Un casoparadigmático de problema pos normal podría ser e! diseño yemplazamiento de un depósito para desechos nucleares de largaduración y para su seguridad en los próximos 10.000 años enNevada, EE UU. Aquí encontramos un gran número de ejerci-cios de investigación aplicada involucrados, así como tareas pro-fesionales de diversos tipos. Sin embargo, el resultado de todoese esfuerzo ha sido de hecho sobrepasado por la lucha políticacon respecto a la decisión de dónde emplazado. Previamente sereconoció que las técnicas estándar de evaluación de riesgoestándar eran inadecuadas para el problema de! emplazamientoy la legislación original de 1982 se expidió en favor de la equi-dad tanto en e! procedimiento como en lo sustantivo (resulta-do). Pero esto fue abolido en 1987, con e! resultado de que laciencia quedó eliminada de! debate (Parker et alt. 1987).

El problema del sitio en Nevada se polarizó completamente.Para sus promotores, e! interés principal era la resolución de unproblema cada vez más urgente de eliminación de los desechosnucleares. También estaba en juego su compromiso profesionalcon respecto a una solución científica o «ingenieril» a todos losproblemas que surgen en conexión con e! poder nuclear civil.Para sus oponentes, e! problema no incluía meramente las rús-ticas incertidumbres en el comportamiento de cualquier estruc-

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tura hecha por el hombre a lo largo de un intervalo temporal.Además, había un intenso sentido de injusticia en ese grupo degente sobre la que se habían impuesto forzadamente tales habi-lidades. También, el factor de terror ante los materiales nuclea-res, por exagerado pueda parecer desde una perspectiva científi-ca tradicional, es un aspecto muy real y poderoso del problemapolítico. En este caso, aún los servicios de los mediadores profe-sionales no eran efectivos, pues no había bases para la negocia-ción y los acuerdos. En este problema particular, las estrategiasde resolución de problemas más directas que se apoyan en inputsmás objetivos y cuantitativos, resultaban ineficaces para el logrode una solución. El desafío de una Ciencia Posnormal es impe-dir la recurrencia de tales luchas en todos los problemas queinvolucran incertidumbres grandes y altas apuestas en la de-cisión.

La Ciencia Posnormal tiene el rasgo paradójico de que en suactividad de resolución de problemas se invierte el dominio tra-dicional de los «hechos duros» por sobre los «valores blandos».En virtud de los altos niveles de incertidumbre, que se aproxi-man a la ignorancia crasa en algunos casos, y a que lo que sepone en juego en las decisiones es muy extremo, podríamos in-cluso intercambiar los ejes en nuestro diagrama, haciendo de losvalores la variable horizontal independiente. Un buen ejemplode tal inversión lo proporcionan las acciones que necesitan eje-cutarse en la prevención para mitigar los efectos de la elevacióndel nivel del mar, que es una consecuencia del cambio c1imáticoglobal. Aquí, la «cadena causal» comienza con los diversos outputsde la actividad humana que producen cambios en la biósfera,llevando a cambios en el sistema c1imático, y luego a cambiosen el nivel del mar (todos estos interactuando de maneras com-plejas con diversos períodos de rezago). De esto resulta un con-junto de pronósticos que serán los inputs para los procesos dedecisión; éstos resultan en recomendaciones políticas que debenluego ser implementadas en una escala más amplia. En juego

puede estar gran parte del ambiente actual y de los patrones deasentamiento de los pueblos; tarde o temprano se requeriránmigraciones masivas desde los distritos que están muriendo pocoa poco, con las consecuentes complicaciones económicas socia-les y culturales.

Tales políticas sociales de alto alcance se decidirán sobre labase de información científica que es inherenternente incierta enun grado extremo. Más aún, dado que los planes de mitigacióndeben comenzar con mucha antelación, a menos que las tierrasy la gente que las habitan se vean sumergidas. Podría surgir unanueva forma de crisis de legitimación si las autoridades tratarande basar su atractivo y credibilidad en las certezas tradicionalesde la Ciencia Aplicada o en las destrezas de los consultores pro-fesionales, pues seguramente fracasarán. Los acuerdos públicosy la participación que derivan esencialmente de compromisosvalorativos, serán decisivos para la evaluación de los riesgos y eldelineamiento de una política. Así los inputs científicos tradi-cionales se han transformados en «blandos» en el contexto decompromisos valorativos «duros», que determinarán el éxito delas políticas para mitigar los efectos de una posible elevación delnivel del mar.

La distinción tradicional hechos-valores no sólo ha sido in-vertida; en la Ciencia Posnormal ambas categorías no pueden serseparadas de manera realista. Las incertidumbres van más alláde los sistemas, hasta incluir también a la ética. Todos los ries-gos ambientales globales involucran nuevas formas de equidad,que previamente habían sido consideradas como unas «exter-nalidades» a las cuestiones principales de la empresa cientí-fico-técnica. Esto conlleva el bienestar de los nuevos agentes queponen algo en juego, tales como las generaciones futuras, lasotras especies y el ambiente planetario en su totalidad. El estu-dio de la ética de pronto ha recibido un nuevo estímulo, en lamedida en que estos temas no tradicionales han entrado en elfoco de atención. La conexión íntima entre las incertidumbres

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cognoscitivas y éticas se ve bien ilustrada por el problema de laextinción de las especies, ya sea en particular o a una escala glo-bal. Es imposible producir una racionalidad simple para atribuirlaa los derechos de la gente que se beneficiaría con algún tipo dedesarrollo y de una especie animal o vegetal que podría resultardañada. Sin embargo, las incertidumbres éticas no deberían di-suadimos contra la búsqueda de soluciones; y quienes tomandecisiones no pueden dejar de considerar la fuerza política deaquellos seres humanos que tienen un interés apasionado porlos que no pueden alegar o votar.

Todas estas complejidades no impiden la resolución de losproblemas en la Ciencia Posnormal. El diagrama no debería servisto de manera estática sino dinámica, con los diferentes aspectosdel problema localizados en diversas zonas interactuando y con-duciendo a su evolución. Hay un patrón de evolución de losproblemas, con diferentes estrategias de resolución de problemasque entran sucesivamente en prominencia, Ir¡ que proporcionaun medio por el cual el diálogo eventualmente puede contribuira encontrar una solución. Pues en la medida en que se desarro-lla el debate desde una fase inicial confusa, las posiciones se venclarificadas y esto estimula una nueva investigación. Aunque ladefinición de los problemas nunca es completamente libre de lapolítica, un debate abierto garantiza que tales consideracionesno sean sesgadas ni encubiertas. Y en la medida en que los ejer-cicios de investigación aplicada eventualmente ocasionen nue-vos hechos, las tareas profesionales se transformarán en más efec-tivas. Un buen ejemplo de este patrón de evolución es el delplomo en la gasolina, donde a pesar de la ausencia de una infor-mación ambiental y epidemiológica concluyente, se ha alcanza-do un consenso en el sentido de que los riesgos potenciales noson aceptables.

La dinámica de la resolución de los problemas en la CienciaPosnormal involucra la inclusión de un conjunto cada vez máscreciente de participantes legítimos en el proceso de reaseguro

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de la calidad de los inputs científicos. Tal como hemos visto, lascomunidades de pares ya han sido extendidas mucho más alláde los límites tradicionales para la Ciencia Aplicada y laConsultoría Profesional. En virtud de las incertidumbres múlti-ples tanto en los productos como en los procesos, en el diálogoposnormal se incrementa la importancia relativa de las personas.Ya hemos advertido cómo la elección de los expertos, que supo-ne se reasegure también la calidad de los propios expertos, nopuede resolverse en los confines de la Consultoría Profesional.Por lo tanto, el establecimiento de la legitimidad y la compe-tencia de los participantes inevitablemente involucrará institu-ciones sociales y culturales y movimientos más amplios. Porejemplo, personas directamente afectadas por un problema am-biental tendrán una conciencia más profunda de sus síntomas yun interés más apremiante, con respecto a la calidad de losreaseguros, que aquéllos que no tienen ningún rol. Así, desem-peñan una función análoga a la de los colegas profesionales enla revisión de pares o en los procesos de arbitraje de la cienciatradicional, que por el contrario podrían no aparecer en estoscontextos.

En ocasiones el trabajo legítimo de las comunidades de pa-res extendidas, puede ir incluso más allá de tareas reactivas enla evaluación de la calidad y el debate político. El nuevo campode la «epidemiología popular» implica a ciudadanos interesadosque hacen un trabajo disciplinado que bien podría, o quizás de-bería, haber sido realizado por las instituciones reconocidas, perono lo fue. (Brown 1987). En tales casos encontramos lo quepodría denominarse una «incertidumbre institucional», cuandose los critica ya sea por carecer del carácter de expertos certifica-dos o por estar personalmente interesados en el problema. Elconflicto creativo entre la epidemiología popular y la experta,no sólo lleva a mejorar los problemas de control ambiental: tam-bién mejora el conocimiento científico. Un clásico ejemplo esel del «Mal de Lyrne», donde ciudadanos locales identificaron

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un patrón a partir de un conjunto vago de síntomas que luegofue caracterizado como una enfermedad previamente descono-cida, aunque no infrecuente.

El nuevo paradigma de la ciencia posnormal, que involucracomunidades de pares ampliadas como participantes esencialesse ve claramente en el caso de! SIDA. Aquí los científicos inves-tigadores operan a todas luces en la publicidad que abarca a losinfectados, los portadores, los periodistas, los éticos, los activis-tas y los grupos de autoayuda, así como a las instituciones tra-dicionales de financiarniento, regulación y aplicación comercial.La elección de los problemas y la evaluación de las solucionesde los investigadores son sujetas del mismo modo al escrutiniocrítico y las disputas sobre prioridades son del mismo modo lle-vadas a consideración en la arena pública.

Sin embargo, tales casos son todavía la excepción. Las co-munidades de pares extendidas generalmente operan en aisla-miento, en temas especiales en localidades aisladas, sin mediossistemáticos de sostén financiero y poco entrenamiento en lasdestrezas especiales requeridas. En muchas ocasiones quienesponen algo en juego en las decisiones muestran una insuficien-te competencia en e! diálogo y la comunicación (Salter 1988).El reconocimiento de su rol es muy variable; en los EE UU, consus tradiciones populistas, los «interventores» en algunos proce-sos de decisión son financiados; en otros lados pueden ser igno-rados o activamente hostigados. Dentro de tales comunidadesde pares ampliadas hallaremos tensiones usuales entre los quetienen demandas simples de tipo NYMBYl, y los activistas ex-ternos con una agenda mucho más más amplia, conjuntamentecon las divisiones inevitables a lo largo de líneas de clase,etnicidad, género y educación formal. Sin embargo, toda estaconfusión es inevitable, y por cierto saludable, en un movimientoembrionario que está forzando la transición hacia una nueva era.

Tal como en cualquier transición profunda, e! presente con-tiene tanto las semillas de la destrucción como las de la renova-

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ción. Muchos participantes en las luchas ambientales llegan aver a los científicos meramente como armas cargadas, que pro-porcionan los datos que «nosotros» necesitamos, e ignoran uocultan e! resto. Otros serán inmunes con respecto a los argu-mentos y las pruebas que contradigan su manera de prejuzgare! caso. ¿Tales participantes son miembros legítimos de una co-munidad de pares ampliada? Incluso la ciencia tradicional haincluido siempre tales tipos, pero ha sellado un compromiso éticoimplícito con respecto a la integridad, por e! cual la comunidadera un todo que mantenía la calidad de su trabajo (Ravetz 1971).El mantenimiento de la calidad, sin la cual todos los esfuerzospor resolver los problemas ambientales globales están condena-dos al fracaso, es la tarea más importante para la metodologíade la ciencia de! futuro.

Las comunidades de pares ampliadas son esenciales para e!tipo de ciencia por e! cual han de manejarse los riesgos ambien-tales globales. Todos sabemos que el pensamiento global debeser complementado por la acción local; pero «local» significa «co-munidad». Y para ello, todos los miembros de la comunidaddeben transformarse en pares para dar forma al nuevo tipo deciencia. Esto no implica decir que todos los trabajos deban serrealizados por toda la gente; en la Ciencia Posnormal hay un lu-gar para e! trabajo técnico de la Ciencia Aplicada y también parala destreza de juicio de los Consultores Profesionales. La dife-rencia es que mientras que estos componentes aún son necesa-rios, son considerados insuficientes en sí mismos. Vistos en e!contexto de los problemas posnormales, las estrategias de reso-lución de problemas especiales se ven reinterpretadas de unamanera enriquecida.

Nuestro análisis se apoya en la capacidad de percatarse de laincertidumbre y de la ignorancia; y este principio se aplica igual-mente a nuestros propios argumentos. No podemos predecir laforma exacta de la Ciencia Posnormal, ni qué problemas o ins-tituciones serán los focos importantes para e! desarrollo de las

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comunidades ampliadas. Sin embargo, podemos asegurar que losejemplos que hemos discutido, así como muchos otros que pue-den encontrarse en la literatura del activismo y la protesta acer-ca de los problemas ambientales, son una anticipación de la for-ma que adoptará esa ciencia del futuro.

ConclusiónEn todas las épocas la ciencia se ha conformado alrededor de pro-blemas considerados principales y ha evolucionado con ellos. Losnuevos riesgos ambientales son globales no meramente en su ex-tensión sino también en su complejidad, difusión y novedad entanto temas de investigación científica. Hasta ahora, con lapreminencia de la Ciencia Aplicada, la racionalidad de la inves-tigación científica ha sido tomada como modelo de racionalidadde la actividad intelectual y social en general. Sin embargo porexitosa que haya sido en el pasado, el reconocimiento de los ries-gos ambientales globales muestra que este ideal de racionalidadya no es universalmente apropiado.

La actividad científica ahora abarca el manejo de las incerti-dumbres irreductibles en el conocimiento y en la ética, y el re-conocimiento de las diferentes perspectivas y maneras de cono-cer legítimas. De este modo, su práctica se torna más cercana alfuncionamiento de una sociedad democrática, caracterizada poruna participación extensiva y por una tolerancia de la diversi-dad. Así como el proceso político ahora reconoce nuestras obli-gaciones con respecto a las generaciones futuras, a las otras es-pecies y por cierto al ambiente global, la ciencia también expandeel alcance de sus intereses. Estamos viviendo en medio de unatransición rápida y profunda, de manera que no podemos pre-decir su resultado. Pero podemos ayudar a crear las condicionesy las herramientas intelectuales por las cuales el proceso de cam-bio podrá manejarse para mayor beneficio de la humanidad ydel ambiente global.

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lI. EL VALOR DE UN RUISEÑOR:LA ECONOMÍA ECOL6GICACOMO CIENCIA POSNORMAL

Introducción

¿Cuánto vale un ruiseñor? Esta pregunta que hasta hace sólo unageneración podía aparecer exclusivamente en las discusiones defilosofía académica es en la actualidad materia de apasionadosdebates políticos. Pues incluso cuando argumentamos que algoestá más allá del valor ordinario parecemos exigir unacuantificación de su valor y nos involucramos en una búsquedaconceptual destinada a establecer un precio para su existencia.Valuar un ruiseñor, por lo tanto, es un epítome de los proble-mas de desarrollar y aplicar la economía ecológica como mediopara lograr una toma de decisiones racional y efectiva con res-pecto al ambiente.

La economía, tradicionalmente, ha sido capaz de mantenersu credibilidad relegando con firmeza las incertidumbrescognoscitivas y las complejidades éticas a los márgenes de su in-dagación. Ha proporcionado enigmas, teóricos y prácticos, quepodían resolverse dentro de un paradigma modelado explícita-mente sobre la física clásica. De esta manera, ha sido una cien-cia «normal» en el sentido articulado por Thomas Kuhn (Kuhn1962). Pero cuando nos enfrentamos a los enigmas científicos ya los acertijos políticos que conciernen a la toma de decisiones

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