chile y el sufragio de las mujeres

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Historia Pontificia Universidad Católica de Chile [email protected] ISSN (Versión impresa): 0073-2435 ISSN (Versión en línea): 00717-7194 CHILE 2005 Javiera Errázuriz Tagle DISCURSOS EN TORNO AL SUFRAGIO FEMENINO EN CHILE 1865-1949 Historia, julio-diciembre, año/vol. 2, número 038 Pontificia Universidad Católica de Chile Santiago, Chile pp. 257-286 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México http://redalyc.uaemex.mx

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Chile y El Sufragio de Las Mujeres

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  • HistoriaPontificia Universidad Catlica de [email protected] ISSN (Versin impresa): 0073-2435ISSN (Versin en lnea): 00717-7194CHILE

    2005 Javiera Errzuriz Tagle

    DISCURSOS EN TORNO AL SUFRAGIO FEMENINO EN CHILE 1865-1949 Historia, julio-diciembre, ao/vol. 2, nmero 038

    Pontificia Universidad Catlica de Chile Santiago, Chile

    pp. 257-286

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y el Caribe, Espaa y Portugal

    Universidad Autnoma del Estado de Mxico

    http://redalyc.uaemex.mx

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    DISCURSOS EN TORNO AL SUFRAGIO FEMENINO EN CHILE1865-1949**

    JAVIERA ERRZURIZ TAGLE*

    Instituto de HistoriaPontificia Universidad Catlica de Chile

    HISTORIA No 38, Vol. II, julio-diciembre 2005: 257-286ISSN 0073-2435

    El sufragio femenino no fue un tema que interesara solo a las mujeres, sino queinvolucr a todos los sectores de la vida poltica nacional, convirtindose en unhito de la historia poltica de Chile. Este trabajo analiza los discursos femeninos ymasculinos en torno al tema, desde finales del siglo XIX hasta mediados del sigloXX (1865-1949). Hemos podido constatar que el voto de la mujer se transform enun asunto de real importancia para las organizaciones femeninas cuando se dancuenta de que, sin participar de la esfera poltica, poco podran hacer por susreivindicaciones civiles.En ese sentido, el discurso femenino evoluciona de un claro rechazo al sufragio,expresado hacia 1865 en El Eco de las Seoras de Santiago, a su apasionadareivindicacin, en las dcadas de 1930 y 1940. El discurso masculino tambinevoluciona de un silencio (que podemos considerar como negacin a discutir eltema) a lo largo del silgo XIX y en las primeras dcadas del XX, a una unnimeaceptacin hacia la dcada de 1940, cuando se ve que el problema del sufragiofemenino est atentando contra la imagen democrtica de Chile, al tener excluidade la poltica a la mitad de la poblacin por razones de gnero.Es por esto que consideramos que los discursos son fuentes importantes de anli-sis, ya que permiten observar la evolucin que sufre la sociedad chilena en esteperodo. Los argumentos que se esgrimen a favor o en contra del sufragio femeni-no nos hablan de una determinada forma de ver el mundo, a la mujer y a la polticaen el Chile de esos aos, formas que tendrn que ser redefinidas y repensadas a laluz de los procesos de modernizacin y democratizacin.

    Palabras clave: Sufragio, movimientos femeninos, teora poltica.

    This paper presents a study of the evolving discourse surrounding womenssufragge from the time debate on the subject began in the 1860s to the time it wasfinally granted in 1949. The primary question is why did it take as long as it tookfor women to obtain the right to vote in Chile. We think that women had to wait solong because neither the political class nor public opinion considered womenssufragge of sufficient importance to devote energy to it. In the 1930s, womensvote was already a political issue but most of the political partys stance reflected

    * Licenciada en Historia por la Pontificia Universidad Catlica de Chile. Correo electrnico:javiera.errazurizgmail.com

    ** Este artculo es un extracto de la Tesis de Licenciatura Voces sobre sufragio femenino. Evolu-cin de los discursos masculino y femenino, 1865-1949, que forma parte del Proyecto FondecytNo 1020929 La incorporacin de la mujer chilena a la opinin pblica: de la educacin a los derechosciviles y polticos, 1877-1949, a cargo de la profesora Ana Mara Stuven Vattier.

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    their perception of whether or not they stood to benefit or lose from it. Thus, theCoservative Party advocated the vote for women because it thought that if womengot the vote, they would strengthen the party. Following the same criterion, theRadical Party opposed to womens vote, at least until 1930s.Finally, the argument that convinced the political class that women sholud obtain thevote had to do more with the broader political context than the justice of womenselectoral participation. In orden to counter the imagen of an anti-democraticgovernment that Gonzlez Videlas sponsorship of the 1948 Ley Maldita created, hisgovernment pushed the vote for women. The political became aware that itsdemocratic image was at risk because 50% of the Chilean population didnt have theright to vote only for a gender issue, and the pressure of that argument finalyobtained the vote for women.

    Key words:

    El derecho a voto de la mujer en Chile es un tema complejo y rico en interpre-taciones, que permite observar desde un punto de vista diferente los cambios quese fueron produciendo en la sociedad chilena de fines del siglo XIX y mediados delXX. Su lento proceso puede atribuirse a mltiples razones, todas ellas signos deuna sociedad en proceso de evolucin, de la aparicin de nuevos actores polticos yde un sistema que necesitaba democratizarse sin perder el orden y la estabilidadque lo caracterizaba.

    Pese a que Chile haba sido pionero en Amrica Latina en otros aspectos rela-cionados con la mujer, como por ejemplo, permitir su ingreso a la Universidad en1877, respecto del derecho a voto, se qued atrs. Este se aprob en forma amplia-da recin en 1949, bajo la presidencia del radical Gabriel Gonzlez Videla, cuandoel gobierno pasaba por una fuerte crisis poltica debido a la Ley de Defensa Perma-nente de la Democracia, dictada en julio de 1948, en la cual se declaraba la ilegali-dad del Partido Comunista. En medio de las mltiples crticas al gobierno por sucomportamiento antidemocrtico, la ley de sufragio femenino, luego de dormir porcasi diez aos en el Congreso, fue aprobada. En este contexto, los argumentos de lahistoria poltica de Chile fueron ms determinantes en la consecucin del votofemenino ampliado que la accin de las propias mujeres.

    Podemos preguntarnos, ciertamente, por qu la aprobacin de esta ley se demo-r tanto, cuando en algunos pases la mujer ya tena el voto antes de la PrimeraGuerra Mundial. Hay mltiples respuestas a esta pregunta, que sin duda tienenrelacin con las permanencias y los cambios que vivi la sociedad chilena duranteel perodo estudiado. La desarticulacin del mundo femenino, o mejor dicho, la noexistencia de grupos de mujeres cohesionados que lucharan por este derecho retra-s el proceso1; la idea de que la lucha por los derechos civiles era ms urgente quela lucha por los derechos polticos y ms an, la desconfianza y posterior desidiadel mundo poltico masculino fueron barreras difciles de derribar.

    1 Estos movimientos recin se forman en la dcada del 20, pero la lucha por el voto femeninocomienza con verdadera fuerza en los aos 30.

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    Este trabajo postula como hiptesis que la principal razn por la cual el sufra-gio femenino fue aprobado tan tardamente es porque la clase poltica chilena y laopinin pblica no lo consideraron un tema importante hasta la dcada del 30. Dehecho, antes de esa dcada apenas se lo consideraba un tema. Tanto el mundomasculino como el femenino consideraban que existan otros asuntos que el pasdeba resolver antes de dar el voto a las mujeres, como la ampliacin del sufragiomasculino o la consecucin de derechos civiles para las mismas mujeres.

    El perodo que abarca este estudio comprende desde 1865, cuando se hace laprimera referencia pblica al sufragio femenino, hasta 1949, cuando se aprueba laley nmero 9.292 que concede el voto nacional a la mujer chilena. Sin embargo,por la amplitud del perodo, se destacarn algunos hitos, como el primer discursoen el cual se hace referencia al voto femenino (1865); la inscripcin de mujeres enlos registros electorales (1875); la aparicin del sufragio femenino como tema enla opinin pblica (dcada de 1920); la aprobacin de la Ley de sufragio femeninoen las elecciones municipales (1934) y la aprobacin de la Ley de sufragio femeni-no amplio (1949).

    El tema del voto femenino no puede tratarse aisladamente, como un procesoque atae solo a las mujeres. Es ms bien un proceso que concierne a la sociedadentera: desde el momento en que se niega hasta aquel en que unnimemente seaprueba, el voto femenino es reflejo de los problemas y transformaciones quesucedan en la sociedad de esa poca. Es por esto que el proceso de evolucin deldiscurso respecto del sufragio femenino tiene directa relacin con los cambios quevan ocurriendo en la sociedad chilena desde finales del siglo XIX hasta mediadosdel XX.

    La defensa de los intereses de la Iglesia y luego la llamada Cuestin Socialjugaron un papel fundamental en la incorporacin de la mujer en la esfera pblica.Las mujeres de clase alta, en su mayora catlicas, se hicieron cargo de la benefi-cencia y la caridad, y desde esa posicin abogaban por mejores condiciones parasus congneres. Las mujeres de clase media y baja necesitaron incorporarse almundo laboral para sustentar el hogar y desde ese espacio tambin comenzaron areivindicar sus derechos. Es en este contexto en el que surgieron las luchas femi-nistas por los derechos, primero civiles y luego polticos. Cuando las mujeres sefueron organizando en grupos y movimientos para exigir ciertas atribuciones queconsideraban justas, se dieron cuenta de que el voto era un arma importante que lespermitira entrar al sistema poltico y presionar desde dentro por los derechosque les correspondan. En este contexto, el voto poltico no es un fin en s mismo,sino un medio a travs del cual las mujeres podan lograr la solucin a problemasque ellas consideraban urgentes y, al parecer, la clase poltica masculina no.

    Pero el derecho a voto tambin tiene una carga simblica importante porqueconstata y hace real la calidad de ciudadanas de las mujeres chilenas. La amplia-cin de la ciudadana es un proceso que no ocurre solo con las mujeres, sino condistintos grupos sociales dentro de la Repblica liberal, sin embargo, esto es poste-rior al proceso de individuacin de cualquier grupo social. Cuando la mujer sereconoce como individuo, sujeto de derechos y deberes, comienza tambin a sentir-

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    se ciudadana, y a exigir sus derechos. De esta manera, la mujer transita desde laciudadana pasiva, que es aquel estado en el que el individuo ejerce sus derechosciviles y se expresa en canales distintos del voto, como la prensa, a la ciudadanaactiva, que es aquella en la que los miembros de la sociedad tienen participacinreal en el sistema poltico, es decir, derecho a voto.

    En ese sentido, las mujeres eran parte del proyecto de nacin que se constituya partir de 1810 (como fecha simblica) como ciudadanas pasivas; sin embargo,con el paso de los aos se fueron dando cuenta de que necesitaban participaractivamente del sistema para hacer valer sus propios derechos. Y en este contexto,la ciudadana activa requiere necesariamente del ejercicio de los derechos polti-cos, que implican tanto elegir a los representantes como poder ser elegido. Es ascomo el voto se convirti, para las mujeres, en el elemento que les otorgara lacalidad de ciudadanas activas.

    Con todo, es necesario hacer notar que el movimiento femenino que luch porel derecho a sufragio fue un movimiento de elite. Asuncin Lavrn explica que enChile las organizaciones femeninas nacidas despus de 1915 fueron creadas pormujeres educadas, para promover entre las mujeres de clase media los intereses eneducacin femenina, igualdad ante la ley y otros derechos2. Sin embargo, no todaslas chilenas estaban interesadas en el derecho a voto; esto se puede ver reflejado enla lenta inscripcin en los registros electorales y en los bajos niveles de participa-cin en las elecciones, una vez obtenidos los derechos polticos. Es as como lassufragistas chilenas tuvieron que vencer tanto a la oposicin masculina como aldesinters femenino por las cuestiones polticas. Fue una tarea difcil y muy exten-sa, que demor dcadas.

    Durante el perodo estudiado por este trabajo, los discursos respecto del votofemenino cambian y se hacen ms complejos. La evolucin del discurso femeninosobre el sufragio de la mujer hace que este pase de ser una concesin de parte delmundo poltico masculino, a ser un derecho que deviene de la calidad de ciudada-nas que tenan las mujeres y de la igualdad de los gneros, establecida en laConstitucin. Es decir, existe un cambio de lenguaje y de mentalidad en las muje-res, que transitan desde el conceder (como un regalo, una gracia del mundopoltico) hasta el otorgar (un derecho que en justicia les corresponda).

    Sin embargo, en el mundo poltico masculino el tema del voto de la mujer fuetratado con mucha cautela. Nunca hubo un discurso de resistencia abierta a laconcesin de este derecho, pero s se evada su discusin y, cuando el tema setrataba en la Cmara, se daban argumentos triviales para no concederlo, como porejemplo, que el voto femenino supondra un mayor gasto para el Estado por lanecesaria creacin de nuevos registros. Ya desde la dcada del 30 exista consensoen que la mujer era perfectamente capaz de participar en el sistema poltico, sinembargo la ley que finalmente le da el derecho amplio de sufragio, demor casi 20aos ms. Esto, porque en los polticos exista el constante temor a los efectos que

    2 Asuncin Lavrn, Women, feminism, and social change in Argentina, Chile and Uruguay,1890-1940. University of Nebraska Press, 1995, 286.

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    podra tener el voto femenino en el panorama de partidos. Los polticos suponan,y no dejaban de tener razn, que las mujeres votaran mayoritariamente por elPartido Conservador3. Esta es una de las razones por las que en 1934 se les conce-di el derecho a voto solo para las elecciones municipales, como un experimento,casi un sondeo de cmo votaran las mujeres.

    Es as como el voto femenino, visto desde la mirada masculina, fue ms bien untema de oportunidad que de justicia; por un lado estaba el permanente temor deque desequilibrara el sistema poltico, pero por otro, el proceso de democratiza-cin4 de la sociedad estaba en marcha y no se le poda negar a la mujer estederecho sin pasar a llevar los valores republicanos y democrticos. De esta forma,la aprobacin de la ley que concedi el voto a la mujer chilena supuso un impor-tante cambio en la sociedad. El tema del sufragio femenino tiene directa relacincon los procesos de democratizacin llevados a cabo por el Estado a partir de latercera dcada del siglo XX, pero tambin y quizs ms importante, tiene relacincon la forma en que la sociedad se ve a s misma, en cuanto la mujer constituye lamitad, por aos silenciosa, de esa sociedad.

    Finalmente, el tema del sufragio femenino se concret cuando se logr superarla discusin sobre a qu partido poltico beneficiara y se estableci la pregunta dequ tipo de sociedad se quera para Chile. Pese a que los intereses poltico-partidis-tas siempre interfirieron en la discusin, lleg un momento en el que seguir negan-do este derecho a las mujeres era optar por ser una sociedad poco democrtica yexcluyente, en contra de todos los discursos y de todos los procesos que empujabanhacia la democratizacin del sistema poltico.

    DISCURSOS Y REPRESENTACIONES

    Entendemos por discurso, el arte de la argumentacin y de la exposicin deideas a travs de la palabra. Los discursos sobre lo femenino han creado mltiplesrepresentaciones, es decir, modelos, paradigmas, nociones preconcebidas de lo quees o debera ser la mujer. Estas representaciones femeninas son, mayoritariamente,hechas por los discursos masculinos y corresponden a las visiones histricas del rolde la mujer dentro de la sociedad. Las representaciones femeninas evolucionan enel tiempo, y as se van acomodando a los cambios producidos en la sociedad. Sinembargo, pese a ser construcciones masculinas, las representaciones femeninastienen tambin eco en las mismas mujeres, quienes muchas veces no las refutansino que las comparten.

    En este contexto, y a partir del contrato social, el mundo poltico masculinoconstruye una representacin femenina que se relega a lo privado, a lo domstico,como una forma de exclusin. Las concepciones de pblico y privado vienen del

    3 Esto, porque las mujeres catlicas fueron las que primero entraron en la vida pblica, cuandosalieron en defensa de los intereses de la Iglesia, que tambin eran los suyos.

    4 Entendemos como democratizacin el proceso en el que se van incluyendo sectores socialesantes marginados, al sistema poltico, principalmente a travs del ejercicio del derecho a voto.

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    liberalismo5, que crea estos espacios abstractos como una forma de ordenar ynormar a la sociedad. Sin embargo, las delimitaciones entre estos espacios no estnclaras, porque son conceptos rgidos que no corresponden con la realidad. Paraefectos de este trabajo, entenderemos esfera pblica como el espacio en el que laspersonas hacen un uso pblico de su razn6. Tambin como el espacio en el cualse actualiza el intercambio de opiniones, y en donde se resuelven los conflictossobre la base de la argumentacin7. De esta forma, la esfera pblica tendra que veresencialmente con lo poltico y lo estatal, la esfera privada se entiende como lasociedad civil, que es privada si mira hacia lo pblico, pero es distinta de la esferadomstica. En esta tercera esfera estara relegada la mujer8.

    Todas las representaciones ilustradas de la mujer tienden a confinarla en laesfera domstica, de esta forma, la mujer es incapaz de actuar en la esfera pbli-ca y mucho menos, en la poltica. Se la relega a lo privado fundamentalmenteporque el contrato social9 supone la convencin de individuos iguales y raciona-les, y la racionalidad de la mujer se pone en duda debido a que se la asocia con lanaturaleza, en contraposicin con el hombre, que se asocia con cultura (enten-diendo cultura como razn). En este discurso ilustrado, la mujer aparece mscerca de lo animal que de lo racional debido a sus funciones biolgicas pro-crear, y debe ser excluida del orden poltico porque constituye una amenaza, entanto ser poco racional. Esta dicotoma naturaleza / cultura es la base de laexclusin de la mujer de la esfera pblica, ya que al ser naturaleza, la mujer debeser gobernada por la cultura, es decir, por el hombre. Y, como la ciudadana estesencialmente configurada desde la razn, la mujer no puede ser ciudadana, porlo tanto delega esta funcin en su padre o su marido. Los hombres, al confinara las mujeres al espacio de la reproduccin (a la naturaleza), se liberaron a s

    5 La definicin de liberalismo es muy compleja, porque, segn Norberto Bobbio, a veces serefiere a un partido poltico, otras a un movimiento poltico, a una ideologa o a una tica poltica. Eneste trabajo seguimos una definicin de liberalismo dada por el mismo Bobbio, segn la cual este serauna ideologa que relaciona la filosofa iusnaturalista y la contractualista, en el sentido de que ambasponen como fin absoluto la realizacin del hombre y la existencia de derechos anteriores a l. En esesentido, el Estado liberal es un Estado que termina por garantizar los derechos del individuo frente alpoder poltico, y por esto exige formas ms o menos amplias de representacin poltica, aunque estoltimo vara entre los distintos pases. En Amrica Latina (para el caso chileno) es posible reconocerla ideologa liberal en los diversos procesos independentistas, aunque no se da en su forma puradebido a las variadas inspiraciones doctrinarias de los lderes, a las particulares conexiones de laselites criollas con los sectores subalternos, y especialmente al grado en que se concibiera la relacinentre liberalismo y democracia. Norberto Bobbio, Nicola Matteucci, Gianfranco Pasquino, Diccionariode Poltica, Siglo XXI editores, 7 edicin, Madrid, 1997, tomo II, 876, 878, 897.

    6 Roger Chartier, Espacio pblico, crtica y desacralizacin en el siglo XVIII, Gedisa editorial,Barcelona, 1995, 33.

    7 Ana Mara Stuven, La Seduccin de un orden, Ediciones Universidad Catlica, Santiago,2000, 17.

    8 Judith Squires, Gender in Political Theory, Polity Press, Cambridge, 1999, 25.9 Entendemos como contrato social aquella teora poltica que ve el origen de la sociedad y el

    fundamento del poder poltico en un contrato, es decir, en un acuerdo entre varios individuos quesignificara el fin de un estado de naturaleza y el inicio de un estado social y poltico. El mayorexponente de esta teora es Jean Jaques Rousseau, y nos basaremos fundamentalmente en l al hablarde contrato social. Bobbio et al. ob. cit., tomo I, 351.

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    mismos para los negocios del mundo y de esta forma crearon y controlaron lacultura10.

    LA INSERCIN DE LA MUJER EN LA VIDA PBLICA EN CHILE, 1865-1948

    El proyecto de nacin que se quiso construir en Chile despus la Independen-cia, haca una clara distincin entre aquellos que constituan la nacin y aquellosque la gobernaban. La idea de soberana popular estaba condicionada por la idea deprogreso, es decir, cuando la sociedad estuviera preparada, civilizada, recin ahpodra participar del sistema poltico. Y esa preparacin tena directa relacincon la educacin y la propiedad, que funcionaban como mecanismos de exclusin.Es por esto que se haca una distincin entre ciudadanos activos y pasivos. Activoseran aquellos que tenan las rentas y la educacin para participar dentro del sistemapoltico, es decir, para gobernar. Los ciudadanos pasivos eran aquellos que, si bienformaban parte de la nacin, no participaban de la construccin de esta. As segener un sistema de exclusin consciente que dej fuera de los grupos de poder ala gran mayora de la poblacin.

    Sin embargo, la situacin de la mujer era distinta. Cuando los polticos deprincipios del siglo XIX pensaban la nacin, saban que estaban excluyendo a parteimportante de la poblacin, pero en ella no se encontraban las mujeres, es decir, enel discurso ilustrado chileno del siglo XIX, la mujer no formaba parte de la socie-dad conscientemente excluida porque no se supona que ella deba votar. En trmi-nos legales, en 1874 se extendi el sufragio masculino a todo aquel que tuvierams de 21 aos y que supiera leer y escribir, entonces, por qu el sufragio femeni-no se demor tanto tiempo ms? Este trabajo postula que la lentitud del procesotiene que ver con que la insercin de la mujer en la poltica es dificultosa y lenta,porque debe transitar desde lo domstico, hacia lo pblico y ya validndose en lopblico puede comenzar a transitar hacia la esfera poltica.

    La primera irrupcin de la mujer en la esfera pblica fue en 1865, para defenderla mantencin de su fe y de la Iglesia Catlica como la nica verdadera11. Estairrupcin en el espacio pblico se hizo fundamentalmente a travs de un medio deprensa, El Eco de las Seoras de Santiago, fundado en 1865. Al usar un peridicocomo medio de expresin de sus ideas y defensa de sus intereses, las mujeresasumieron una herramienta que les entregaba la modernidad, para ir labrando suespacio en la opinin pblica. Pese a que dur solo doce nmeros, El Eco esemblemtico porque simboliza el primer intento de parte del mundo femenino departicipar en la esfera pblica.

    10 Carole Pateman, Crticas feministas a la dicotoma pblico/privado, en Carmen Castells(comp.), Perspectivas feministas en Teora Poltica, Paids, 1996, 40.

    11 Cuando se discuta en el Congreso el artculo 5 de la Constitucin, que declaraba ilegal la noprctica de cultos distintos al catlico.

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    Por qu, pues, permaneceremos fras espectadoras del drama poltico-relijio-so que ha principiado a representarse en la Cmara de diputados, i que podrmui bien tener por teatro a toda la repblica?Porque somos seoras? N () Tenemos derecho para escribir; I ESCRIBI-REMOS. S, vamos a defender las instituciones amagadas, los derechos relijio-sos violados, el decoro de la patria mancillado12.

    La voz del Eco de las Seoras de Santiago corresponda a la voz de un grupoespecfico de mujeres de clase alta, catlicas y educadas, cercanas al Partido Con-servador. Las otras mujeres, las anticlericales o las mujeres trabajadoras, no tenanespacio en la opinin pblica porque no estaban organizadas como las mujerescatlicas. En ese sentido, las organizaciones femeninas catlicas fueron las prime-ras en aparecer y en abogar por algunos derechos para la mujer.

    La lenta insercin de la mujer en la vida pblica comenz a agilizarse gracias alas mejoras en la educacin y principalmente, despus del Decreto Amuntegui,aprobado en 1877, el cual permiti a la mujer acceder a la universidad. Este decre-to no estuvo exento de polmicas, que finalmente sirvieron para poner en el tapeteel rol social femenino y su derecho a la igualdad13. La educacin de la mujer es untema que tiene directa relacin con el derecho a sufragio femenino: los sectoresanticlericales se oponan a aprobar este derecho principalmente porque considera-ban que las mujeres estaban educadas bajo el alero de la Iglesia Catlica, y en esesentido, su voto iba a ser favorable a los conservadores. Las mujeres ya habandemostrado su apego a la Iglesia en la discusin del artculo 5 de la Constitucin(1865). En ese sentido, los sectores anticlericales preferan esperar hasta que laeducacin laica se hubiera extendido antes de dar el voto a la mujer.

    Otro catalizador de la integracin de la mujer en los asuntos pblicos fue laCuestin Social, proceso econmico y social que sufri Chile a fines del siglo XIXy principios del XX. Pese a que la brecha entre ricos y pobres siempre haba sidoalta, en este perodo se agudiz, principalmente por las migraciones de campesinos alas ciudades, atrados por la ilusin de una vida mejor. Sin embargo, en las ciudadesse encontraron sin empleo y viviendo en psimas condiciones de hacinamiento ehigiene. Los problemas econmicos y sociales por los que atravesaba el pas a finesdel siglo XIX llevaron a muchas mujeres a organizarse. Las mujeres catlicas lohicieron en asociaciones de beneficencia, las mujeres laicas, en organizaciones decorte liberal, y las mujeres trabajadoras, en mutuales y sociedades obreras.

    Tanto las organizaciones femeninas laicas como las catlicas de esta pocacompartan algunas ideas en cuanto a los principales roles de la mujer: el demadre y esposa. Segn Diana Veneros, ambos feminismos fueron de tipo do-mstico o relacional14 y no cuestionaron seriamente las estructuras sociales pro-

    12 El Eco de las Seoras de Santiago, Santiago, 13 de julio de 1865, 1.13 A. M. Stuven, Historia del feminismo en Chile: avances en la consolidacin republicana.

    Indito, 20.14 Se habla de feminismo relacional cuando este aboga por derechos que son de bien comn, para

    toda la sociedad. Se habla de feminismo individual cuando se aboga por derechos especficos para lasmujeres en tanto individuos.

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    ductoras de la discriminacin social contra las mujeres15. Sin embargo, de estosroles sociales que se le asignan a la mujer desde tiempos inmemoriales, se des-prender una representacin fundamental de la mujer como madre de toda lahumanidad. En efecto, acorde con lo ya sealado, hubo entre ambos sectoresuna sealada convergencia en un tipo de feminismo que busc extrapolar elespritu maternal a todos los problemas sociales de la poca. A travs del refor-zamiento del tema de la maternidad, las feministas de ambas vertientes (catlicay laica) se atribuyeron una mayor sensibilidad frente al sufrimiento y un ms altosentido del deber y la moralidad y aspiraron a actuar como colaboradoras de loshombres al erradicar el vicio, remediar la injusticia y contribuir a un mayorbienestar social16. Este rol asumido por la mujer vendr a reforzar las represen-taciones masculinas que vean a la mujer como reserva moral, como salvadora dela sociedad, como ser incorruptible.

    La dcada del 20 marc un punto de inflexin en el movimiento feministachileno. Las mujeres se integraron en mayor nmero al mundo del trabajo, laeducacin llegaba cada vez a ms de ellas y la situacin internacional tambininfluy en un incipiente cambio de mentalidad de la sociedad. La Primera GuerraMundial acab con el orden internacional que imperaba desde el siglo XIX y seabrieron espacios a nuevos actores polticos, entre ellos a las mujeres. Es as comoa partir de la dcada del 20, la mujer transit desde la defensa de su naturaleza ysu accin, hacia la reivindicacin de derechos civiles que hasta ese momento nohaba exigido17.

    En Chile, la eleccin de 1920 y el triunfo de Arturo Alessandri, que inclua a lamujer dentro de su programa de reformas, puso el tema de la ciudadana femeninaen la palestra pblica. Es as como en 1922 se fund el Partido Cvico Femenino,que reivindic especialmente entre las mujeres educadas de la ciudad la aspira-cin por lograr derechos civiles ms amplios para su sexo18. A partir de los aos20, innumerables proyectos de ley pidiendo el voto femenino durmieron en elCongreso, principalmente porque no tuvieron un respaldo slido de parte de lasorganizaciones femeninas y por la profunda incertidumbre existente en el mundopoltico masculino respecto del comportamiento electoral de las mujeres19.

    La crisis econmica de 1929 sacudi al mundo y con especial profundidad anuestro pas. Sumado a eso, los problemas polticos por los que atravesaba Chilehicieron que las mujeres pudieran intervenir con ms fuerza en el espacio pblico.La crisis econmica produjo una elevada inflacin y un aumento de la cesanta, loque, unido a las restricciones de libertades pblicas, hizo insoportable el panorama

    15 Diana Veneros, Sufragismo y Roles Femeninos. De las paradojas de La Mujer Moderna1946-1952, en Nomadas. Series Monogrficas. Editorial Cuarto Propio, Santiago, 1999, 242.

    16 Diana Veneros y Patricia Ayala, Dos vertientes del movimiento proemancipacin de la mujeren Chile: feminismo cristiano y feminismo laico, en Perfiles Revelados, Historias de Mujeres enChile, s. XIX-XX, Editorial Universidad de Santiago, Santiago, 1997, 51.

    17 A.M. Stuven, Historia del feminismo, 34.18 D. Veneros y Ayala, op. cit, 53.19 Edda Gaviola et al. Queremos votar en las prximas elecciones, Coedicin Centro de anlisis

    y difusin de la condicin de la mujer, La Morada, Fempress, Ilet, Isis, Librera Lia, Pemci, Centrode Estudios de la Mujer, Santiago, 1986, 37.

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    y las mujeres lo manifestaron mediante un desfile de protesta contra el gobiernodel general Ibez, que asumi como un estallido de indignacin ante los repeti-dos atropellos de que eran vctimas los hijos, esposos y hermanos de aquellasdamas20. Una vez superada la crisis, las mujeres no estuvieron dispuestas a entre-gar los espacios ganados21.

    En 1934, luego de arduas campaas y debates, se aprob el voto municipalfemenino, argumentando que la administracin municipal era muy parecida a la deuna casa grande. El voto municipal fue un primer paso en la conquista de losderechos polticos para las mujeres, y a la vez, para el mundo poltico masculino,fue una buena manera de observar el comportamiento electoral femenino, sin hacerpeligrar el equilibrio entre los partidos.

    En la dcada del 30 aparecieron mltiples organizaciones femeninas, pero lams importante fue el Movimiento pro Emancipacin de Mujeres de Chile, Memch,fundado en 1935. Las directoras del Memch lograron lo que ninguna otra agrupa-cin feminista haba conseguido: organizacin, masividad y continuidad. A media-dos de los aos 30, el sufragio para las mujeres se haba convertido en temaprioritario para las organizaciones femeninas. Dos dirigentes del Memch, ElenaCaffarena y Flor Heredia redactaron un proyecto de ley sobre voto femenino am-plio que fue presentado por el presidente Aguirre Cerda al Congreso en el ao 41.Sin embargo, la repentina enfermedad y muerte del Presidente fren la iniciativa.En 1944 la Federacin Chilena de Instituciones Femeninas, Fechif, inici una grancampaa a nivel nacional por la conquista de los derechos polticos para la mujer.En julio de 1945, senadores de diversas tendencias presentaron un proyecto de leysobre voto femenino. El proyecto recin se aprob en 1948 y se public en elDiario Oficial el 14 de enero de 1949.

    Esta fue la coronacin de un proceso muy largo y complejo, que supuso uncambio importante en la sociedad chilena, tanto desde el mundo masculino comodesde el femenino. Las voces femeninas se hicieron cada vez ms fuertes y lasrepresentaciones sobre la mujer fueron variando con el tiempo y con el trabajo que,desde fines del siglo XIX, hicieron algunas mujeres por lograr un espacio en laesfera pblica. El sufragio de la mujer no siempre fue un tema prioritario para lasorganizaciones femeninas, la educacin, la defensa de la moral, los derechos civi-les y otros temas fueron ms importantes para muchas mujeres que el derecho avoto. Este recin comienza a aparecer en la agenda pblica de forma ms constantea partir de los aos 20, y ya se hace prioritario en las dcadas del 30 y del 40.

    Trazado el panorama general de los movimientos feministas chilenos en elperodo que comprende este trabajo, nos interesa analizar los discursos tanto delmundo femenino como del masculino, para poder entender la evolucin de unproceso que demor casi un siglo.

    20 E. Gaviola, ob. cit., 40.21 Es interesante observar cmo en situaciones de crisis, la mujer aparece con ms fuerza en los

    espacios pblicos que en situaciones de normalidad. Quizs, esto se deba a que en la crisis, la mujersiente amenazadas sus posesiones ms preciadas, su familia y sus hijos.

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    1865 Y 1875, DOS AOS EMBLEMTICOS PARA EL VOTO FEMENINOEN EL SIGLO XIX

    El primer hito destacado en el contexto de este trabajo es el discurso en defensadel voto femenino dado por Abdn Cifuentes en la Sociedad de San Luis, el 16 deagosto de 1865. Este es el primer registro pblico en el cual es tratado el tema delsufragio femenino. Pese a que hay una intencin poltica de favorecer a su partido,el Conservador, el discurso de Cifuentes deja entrever una interesante propuestapara que las mujeres se inserten en la vida poltica (ya actuaban en la vida pblicaa travs de sociedades de beneficencia y de algunas publicaciones, generalmentede corte conservador-catlico).

    Abdn Cifuentes hace hincapi en que las sociedades polticas modernas des-cansan sobre una base injusta, que excluye a la mitad del gnero humano, y preci-samente a la mitad ms dbil, la que ms inters tiene en el bienestar y progreso dela sociedad, y la que necesita mayor proteccin. En este punto, Cifuentes se estrefiriendo claramente a las mujeres, y las sita en una situacin de inferioridadfrente al hombre, no en trminos intelectuales o biolgicos, sino sociales.

    Preguntad a los filsofos y a los legisladores, preguntad a la ciencia y al buensentido por qu el Creador supuso que el hombre viviera en sociedad ()porque el hombre no puede vivir sin auxilio extrao, porque en la humanidadhay dbiles que necesitan proteccin, desvalidos que requieren amparo22.

    El autor tambin hace hincapi en el aporte que la mujer podra hacer a lapoltica, refirindose a ella como una reserva moral de la sociedad. Cuntasmatronas venerables, cuntas respetabilsimas seoras hay, ante cuya ilustraciny ejemplares virtudes, pblicas y privadas, se sonrojaran confundidas y humilla-das la depravacin y la ignorancia de millares que van a la urna a decidir losdestinos de la patria!23.

    A lo largo de su discurso, el autor sita el tema del voto femenino como unasunto de justicia social, de proteger a los individuos ms desvalidos de la socie-dad, que segn l, seran las mujeres. De esta forma, Cifuentes alega que, al estarmenos protegida por las leyes y por las instituciones, las mujeres deberan tenerderecho a voto para procurarse la proteccin que necesitan. Construye un argumen-to lgico interesante y ciertamente novedoso para sus oyentes: Cifuentes proponeque la mujer podra transitar desde lo domstico hasta lo civil.

    Abdn Cifuentes defiende la idea de la igualdad intelectual entre el hombre y lamujer, y por eso hace la diferencia entre la incapacidad absoluta para ejercer losderechos, que tendran los nios y los dementes, y la incapacidad relativa, quetiene que ver con las circunstancias accidentales, como el acceso a la educacin.En este argumento, deja entrever que la educacin sera un componente esencial

    22 Abdn Cifuentes. Acerca del Derecho Electoral de la Mujer en Coleccin de discursos dedon Abdn Cifuentes, Escuela Tipogrfica La Gratitud Nacional, Santiago, 1916, 233.

    23 Cifuentes, ob. cit., 242.

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    para otorgar el derecho a sufragio y propone un voto femenino restringido, a lasmujeres educadas.

    () que las que renan tales o cules condiciones tengan siquiera derecho dedepositar en la urna el voto de un entendimiento cultivado y de una concienciarecta; el voto de una inteligencia que conoce el bien de su pas infinitamentemejor que muchos hombres a quienes la ley concede ese derecho; el voto de uncorazn que puede amar a la patria sin rival, que puede vivirla hasta la heroici-dad, que puede cual ninguno interesarse por su suerte24.

    Cabe preguntarse quines eran las mujeres educadas en esa poca: en su mayo-ra, las mujeres catlicas, de clase alta, cercanas al Partido Conservador. En esesentido, el discurso de Cifuentes tiene una fuerte intencionalidad poltica. Sin em-bargo, esto no lo invalida ya que todos los discursos sobre voto femenino estarnteidos de intencionalidad poltica de una u otra ideologa. Pese a lo anterior,podemos destacar que Cifuentes fue el primero en tratar un tema de fundamentalimportancia para la sociedad, y en intentar derribar ciertas nociones preconcebidasde la mujer, como por ejemplo, que su nico campo de accin era el hogar y queno estaba capacitada para participar de la vida pblica. Finalmente, Cifuentes creauna representacin de la mujer como justa poseedora de derechos y como miembroactivo e interesado en el devenir de la sociedad, idea que ser sostenida por elPartido Conservador durante todo el proceso de consecucin de derechos polticospara la mujer.

    La nica reaccin pblica del mundo femenino frente al discurso de Cifuenteses la del Eco de las Seoras de Santiago. La respuesta no es tajante, existe unarelacin ambigua con el tema del voto: por un lado consideran un deshonor notenerlo, pero por otro dicen no quererlo. Hay una molestia consciente con el mundomasculino por dejarlas fuera de la vida poltica, sin embargo pareciera que elderecho a voto no es, para ellas, la forma de participar. El carecer del derecho avoto no les impide a las mujeres de El Eco, sentirse ciudadanas, y as lo expresan:En pocas anormales, en das de vrtigo todo ciudadano25 tiene el deber de contri-buir con sus esfuerzos a prevenir los males de la patria, i nosotras vamos a pagar aChile ese tributo26.

    Ante el discurso de Abdn Cifuentes, las mujeres de El Eco destacan que lapropuesta del diputado reafirma la idea de que la misin de la mujer no se circuns-cribe a la esfera de lo privado. Pero respecto del voto dicen no consideramos lacuestin por el lado de esos derechos que no apetecemos, sino por el lado pura-mente cristiano i racional27. En este sentido, dejan claro que ellas quieren partici-par de la vida pblica, se sienten ciudadanas y van a luchar por proteger losintereses que consideran vitales para la patria, pero que no necesitan el derecho a

    24 Ibd., 24125 El subrayado es mo.26 El Eco de las Seoras de Santiago, 13 de julio de 1865, 127 Ibd.

  • 269JAVIERA ERRZURIZ TAGLE / DISCURSOS EN TORNO AL SUFRAGIO FEMENINO

    voto para lograrlo. No podemos extender la respuesta del Eco a todas las mujeres,sin embargo esta es la nica voz femenina que responde al discurso de Cifuentes.La respuesta del Eco representa solo a un sector de las mujeres, sin embargo es elsector ms activo (si no el nico activo) en la esfera pblica.

    La discusin sobre el sufragio femenino no se profundiz en esa poca. Proble-mas ms urgentes dominaban la esfera pblica, principalmente los temas doctrina-rios. Sin embargo, en 1875 se produjo un acontecimiento que volver a poner eltema del sufragio femenino en la agenda pblica. Ese ao, un grupo de seoras enla ciudad de San Felipe y otro en La Serena intentaron inscribirse en las JuntasCalificadoras de Elecciones, amparndose en la ambigedad de la Constitucin,que otorgaba el voto a todos los chilenos mayores de 21 aos, que supieran leery escribir.

    Algunas seoras fueron calificadas, lo que caus una polmica que se vio refle-jada en los peridicos de la poca. Los comentarios fueron ms bien ambiguos,algunos se limitaron a reproducir lo establecido por las Juntas Calificadoras, otroscomentaron el hecho con irona, pero ninguno asumi una postura clara. Del trata-miento que los peridicos le dieron al sufragio femenino podemos constatar queeste no significaba un problema dentro de la sociedad, se lo ve como un aconteci-miento inslito, sobre el cual se puede ironizar, pero no se lo trata como a undebate pblico serio.

    El 18 de noviembre de 1875, El Mercurio de Valparaso, publica la noticia deuna seora inscrita en Casablanca.

    Hoy han sido cerrados los registros despus de haber inscrito en la primeramesa de este pueblo a la seora Clotilde Garretn de Soffia. La mesa acordunnimemente que la lei no la exima, y por lo tanto no haba inconveniente dellamarla ciudadano, puesto que contaba con todos los requisitos que aquelladispone.El crculo gobernista est profundamente abatido y cada vez que piensan en lanueva lei de elecciones se les escapa un suspiro recordando su pasado poder.Llueven acusaciones al jurado electoral28.

    En la Cmara de Diputados, en la 24 sesin extraordinaria del 13 de noviem-bre, el Ministro del Interior, Sr. Altamirano hace la primera referencia al tema:

    A propsito de calificaciones he recibido un telegrama en que se me dice queen San Felipe se ha calificado una seora.Algunas personas creen que si no se toma alguna medida sobre esto podrancalificarse un gran nmero de seoras. As, yo quisiera que la Cmara manifes-tara alguna opinin, la cual sera naturalmente mui respetable i podriamos darlacomo guia para todos29.

    28 El Mercurio de Valparaso, 18 de noviembre de 1875.29 Cmara de Diputados, Sesin 24 extraordinaria en 13 de noviembre de 1875.

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    Pese al llamado, la Cmara sigui discutiendo en torno al financiamiento de lapublicacin de los registros en los diarios y no emitieron comentario al respecto.Este silencio puede interpretarse como una forma de evitar un tema que vendra acomplicar an ms el panorama poltico de fines del siglo XIX, o tambin como laconstatacin de que el sufragio femenino no constitua un problema y que lossucesos de San Felipe y La Serena eran puntuales y por cierto, inslitos. Finalmen-te las seoras calificadas no pudieron ejercer su derecho a sufragio porque losjuristas opinaron que, si bien la Constitucin no prohiba explcitamente este dere-cho a las mujeres, este iba en contra del espritu de la Carta Fundamental de 1833.Esta interpretacin de la Constitucin vuelve a constatar el nulo inters o la negati-va existente en la clase poltica hacia el sufragio femenino.

    Pasada esta polmica, en 1880 se comienza a discutir la nueva ley electoral. Enese contexto un grupo de jvenes diputados de distintos partidos present un pro-yecto de ley en el que se les reconoca a las mujeres su derecho a voto, sinembargo, este no fue recogido por el Congreso, y la ley aprobada en 1884 lesnegaba de modo expreso el derecho a voto, como dice Martina Barros de Orrego,en la HONROSA compaa de los dementes, los sirvientes domsticos, los proce-sados por crimen o delito que merezca pena aflictiva y los condenados por quiebrafraudulenta30. Esta situacin provoc que algunas mujeres progresistas, comoMartina Barros, se desilusionaran del mundo poltico y comenzaran a creer que lanica forma de cambiarlo era desde dentro, convirtiendo as al voto en su mximaaspiracin. Esta amarga experiencia me ha hecho afiliarme entre las defensorasdel derecho a sufragio como nico medio de hacernos or y llegar a obtener hechosy no solo buenas palabras31.

    LA DCADA DEL 20 Y LA APARICIN DE NUEVOS DISCURSOS

    Despus de la desilusin sufrida por algunas mujeres sufragistas en la dcadade 1880, el tema del voto femenino pareci desaparecer de la discusin pblica,especialmente porque el pas atravesaba momentos complejos. La Guerra del Pac-fico, la Guerra Civil de 1891 y los problemas sociales y econmicos, coparon laagenda pblica por varios aos. La Cuestin Social, sin embargo, trajo de vueltael tema del voto femenino, principalmente por la inclusin de la mujer en el mundolaboral. Los problemas sociales y econmicos fueron un catalizador para la inser-cin de la mujer en la vida pblica y para ir aumentando su radio de accin en ella.

    En 1917, el diputado conservador Luis Undurraga, present al Congreso unproyecto de ley sobre sufragio femenino. El diputado inici su discurso anunciandoque iba a tratar un tema extrao, lo cual nos indica que durante esos aos el votofemenino no era parte de la discusin pblica.

    30 Martina Barros de Orrego, El Voto femenino en Revista Chilena, Ao 1, tomo II, Num. IX,diciembre, 1917, 392393.

    31 Ibd.

  • 271JAVIERA ERRZURIZ TAGLE / DISCURSOS EN TORNO AL SUFRAGIO FEMENINO

    Traigo a los debates de la Cmara un proyecto de lei de derecho pblico quepara muchos va a ser una estraa cuestion poltica i social; tan estraa que si nofuera porque en ella estoi acompaado de mis honorables colegas, cuya claraintelijencia nadie pondr en duda, habra merecido, presentado por m nica-mente, los mas alegres comentarios, las mas espirituales interrupciones32.

    El discurso de Undurraga est basado en el de Abdn Cifuentes del ao 1865,en ese sentido, la evolucin del discurso masculino conservador ha sido mnimadesde 1865 hasta 1917, lo que se explica porque fueron ellos los primeros en tratarel tema y porque la conveniencia poltica que vean en el voto femenino existatanto en 1865 como en 1917. Es decir, la mayora de las mujeres que estaban en laesfera pblica en las primeras dcadas de 1900, al igual que en las ltimas del sigloXIX, eran las mujeres catlicas, de clase alta, que defendan los postulados de laIglesia y que polticamente adheran al Partido Conservador.

    El punto ms interesante de este discurso es el relativo a la democratizacin delvoto. El diputado Undurraga pone nfasis en que los derechos que da la Constitu-cin son ejercidos por una mnima parte de los habitantes del pas, lo que ira endesmedro de la Repblica Democrtica que Chile se jactaba de tener.

    Hai mas de la mitad de nuestros conciudadanos que con aptitud fsica y moralmayor que muchos a quienes hemos acordado por lei el derecho del sufrajio, lehemos quitado por lei injusta, a mi juicio, el derecho claro i determinado deinfluir en el Gobierno de la Repblica; el mas primordial de los derechos de unEstado democrtico: el derecho de ciudadano elector33.

    Este argumento es central y con los aos ir cobrando fuerza. En este sentido,el discurso del diputado Undurraga parece ser el primero en preguntarse sobre quclase de sistema poltico tiene o quiere tener el pas. El tema de la ampliacin de lademocratizacin no es menor, ya que incide directamente en cmo se consideranlos temas de soberana, ciudadana y finalmente, la idea de nacin que se tiene. Esinteresante el discurso del diputado Undurraga ya que en l combina la tradicionalrepresentacin de la mujer como pilar de la sociedad y sostenedora de los valores,con el tema de la democratizacin. Tambin hay que destacar que en su proyectoliga los derechos civiles de la mujer con los polticos, y pide reformas tanto delCdigo Civil como de la ley electoral. En ese sentido, el diputado Luis Undurragaes el primer hombre en hacer esta reivindicacin completa de los derechos de lasmujeres.

    Paralelamente, a principios del siglo XX apareci un nuevo feminismo catlicoinfluenciado por la Encclica Rerum Novarum y por la Cuestin Social, que reivin-dicaba los derechos de la mujer en un sentido relacional, es decir, buscando el biencomn y el beneficio de la sociedad. Las mujeres de clase alta se hicieron cargo delas obras sociales y de beneficencia, pero no con un fin puramente caritativo sino

    32 Luis Undurraga, Boletn de Sesiones Extraordinarias, Cmara de Diputados, 1917-1918, 56.33 Ibd.

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    tambin con el objetivo de engrandecer a la mujer y pedir para ella derechos queconsideran justos. Sin embargo, el feminismo catlico no propiciaba la emancipa-cin de la mujer, ni mucho menos el abandono de sus roles principales, el de madrey esposa; pona el nfasis en la consecucin de derechos civiles, especialmente enlos que tienen relacin con la familia y los hijos. En la ponencia de Isabel Irarrza-val de Pereira en el Congreso Mariano de 1918, se objetan ciertos privilegios queel Cdigo Civil daba al hombre en perjuicio de la mujer:

    Entre estos, el derecho que niega a las madres el mismo derecho que da a lospadres que llamamos patria potestad. El padre tiene el derecho de administrarlos bienes de sus hijos y hace suyo el fruto de sus bienes. La madre necesitasiempre formalidades previas, casi como un extrao para administrar los bienesde esos mismos hijos () Esto no puede llamarse Cdigo Civil, sino Incivil,conjunto de injusticias para la mujer34.

    Respecto del derecho a voto femenino, la expositora no es una clara defensorade este pero s lo considera un asunto de justicia e igualdad.

    Yo no s, pensando ntimamente si algn bien podra traernos ese derecho,pero s proclamo con todas las fuerzas de mi alma, que deberamos por justiciatener esa facultad pues somos seres conscientes tal como el hombre y sufrimosy se nos hace sentir el peso de las leyes que ellos votan35.

    En este contexto, el feminismo catlico ha avanzado desde las mujeres de ElEco, que decan no querer el voto, hasta una postura ambigua, que es la que reflejala ponencia de Isabel Irarrzaval, en la cual el tema no es principal, pero s es unasunto de justicia.

    Al igual que las mujeres catlicas, las mujeres laicas se agruparon para lograrsus objetivos. A mediados de la dcada del 10, las mujeres comenzaron a organi-zarse imitando los clubes masculinos, para discutir temas de su inters. As nacie-ron el Club de Seoras y el Crculo de Lectura, ambos fundados en 1915. Laprincipal caracterstica de estas organizaciones era que sus lderes eran mujeresque no seguan las orientaciones de la Iglesia Catlica e incluso se oponan a suconsiderable influencia en la poblacin femenina. Ellas procuraban discutir ciertasmedidas, en especial los beneficios de una ley de divorcio que la Iglesia y losconservadores rechazaban por ser una cuestin de dogma36. Estas asociacionesfemeninas laicas organizaban debates en torno a temas de actualidad, de derechosde la mujer, etc. Algunas eran bastante radicales en temas como el divorcio y lacontracepcin, sin embargo, en lo referente a los derechos civiles y polticos, su

    34 Isabel Irarrzaval de Pereira, Sobre algunos derechos a los que la mujer debe aspirar, enRosa Rodrguez de la Sotta, Relaciones y documentos del Congreso Mariano Femenino, EscuelaTipogrfica La Gratitud Nacional, Santiago de Chile, 1918, 278-279.

    35 Ibd., 279.36 Erika Maza, Liberales, radicales y la ciudadana de la mujer en Chile (1872-1930), Estudios

    Pblicos, n. 69, verano 1998, 323.

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    discurso era muy similar al del feminismo conservador.La gran diferencia fue el apoyo del mundo masculino en ambos sectores: mien-

    tras el feminismo catlico contaba con el apoyo del Partido Conservador en cuantoa los derechos de la mujer, el feminismo laico no obtuvo igual respuesta de lospartidos anticlericales, especialmente en lo que se refiere al sufragio. Esto porquelos lderes anticlericales teman que el voto femenino favorecera al Partido Con-servador. Con todo, cuando el sufragio femenino comienza a extenderse por elmundo, especialmente despus de la Primera Guerra Mundial, los lderes anticleri-cales se declaran dispuestos a respaldarlo siempre que se reformen los derechosciviles de las mujeres primero, para asegurar su independencia de los maridos yuna educacin laica. De esta forma, los lderes liberales y radicales se eximen delproblema del voto femenino por un tiempo, mientras se toman con mucha calmalas reformas al Cdigo Civil.

    En 1917, Martina Barros de Orrego dio una conferencia en el Club de Seorastitulada El voto femenino, en donde se manifestaba abiertamente partidaria delderecho a voto. Respecto de las razones que los polticos haban aducido para nodar el voto a las mujeres, Martina Barros se encarg de refutarlas una a una. Lafalta de preparacin para ejercer este derecho era, segn la autora, una excusa en lacual se amparaban los polticos y en la cual subyaca una idea de superioridadmasculina y sumisin femenina.

    Se ha dicho y se repite mucho que no estamos preparadas para esto. Qupreparacin es esta que tiene el ms humilde de los hombres, con solo el hechode serlo, y que nosotras no podemos alcanzar? La he buscado mucho y no lapuedo descubrir. Si preparacin alguna se nos entrega al matrimonio, para sermadres, que es el ms grande de nuestros deberes, y para eso ni la iglesia ni laley ni los padres, ni el marido, nos exigen otra cosa que la voluntad de aceptar-lo37.

    Tambin critic las opiniones que aseguran que el voto femenino va a favoreceral Partido Conservador, considerndolas antojadizas y mezquinas:

    Se ha alegado tambin que el voto de la mujer en Chile va a favorecer apartido determinado. Aparte de ser esta una objecin completamente infundaday antojadiza, que podra producir grandes sorpresas a los que as lo creyeran,suponiendo esto verdico y bien fundado, hara bien poco honor al esprituliberal de este pas que primara un inters mezquino y transitorio sobre unaexigencia de justicia reconocida38.

    El discurso de Martina Barros es muy interesante, porque, pese a ser una pre-cursora en el tema del sufragio femenino, representa una posicin intermedia. Esliberal pero no fomenta la emancipacin de la mujer, considera los roles de madre

    37 Martina Barros de Orrego, ob. cit, 393.38 Ibd., 394.

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    y esposa como los principales de la mujer pero tambin exige lo que ella cree quees justo, para todas sus congneres, sin distincin. Martina Barros, siguiendo loque dijo Abdn Cifuentes en 1865, considera que el voto femenino puede servirpara que el desarrollo de la sociedad sea ms humano, y la conduccin de lanacin, ms elevada: precisamente creo que la influencia del voto femenino puedeser muy benfica en el sentido de alejar al hombre de esa clase de luchas, paraservir los altos intereses sociales a que la mujer interesada en ellos, sabra arras-trarlos39. Seala que se estn desaprovechando las virtudes femeninas que podranestar al servicio del pas y que, el inters por la patria es al mismo tiempo, elinters por el propio hogar. En ese sentido, Martina Barros es la primera mujer quecombina en su discurso el feminismo individual (los derechos por s mismas) conel relacional (los derechos por el bien comn). Despus de ella, la corriente indivi-dual del feminismo va a primar por sobre la relacional, es por eso que podemosconsiderar a Martina Barros como una figura de transicin en la lucha por losderechos de las mujeres.

    LAS VOCES DE MUJERES ORGANIZADAS, EL PARTIDO CVICO Y ACCIN FEMENINA

    En 1922 se cre el Partido Cvico Femenino, organizacin que integraba amujeres laicas o catlicas moderadas Sus objetivos eran los derechos sociales,econmicos, polticos y legales de la mujer. En este contexto, el Partido Cvicofund el peridico Accin Femenina, que fue su principal medio de difusin deideas. Eran defensoras del derecho a voto y criticaban severamente a quienes de-can que la mujer perdera su feminidad si se involucraba en el mundo poltico.

    Hay quienes niegan a la mujer los derechos polticos, fundndose en que ellaes el ngel del hogar, un ngel de inocencia y candor y no puede permitrseleque tome parte activa en la lucha de mezquinas pasiones, que se llama poltica.Por qu la mujer perdera su inocencia y su encanto al exteriorizar su manerade sentir en el Gobierno de su pas? Por qu dejara de ser la reina del hogar alinfluir con sus sentimientos generosos en el destino de su patria?40.

    Desde Accin Femenina se lanzaron las mayores crticas al mundo poltico he-chas hasta el momento. Consideraban que los argumentos contra el sufragio femeni-no eran mezquinos y faltos de visin, ya que la mujer era capaz de participar de laesfera pblica sin descuidar su casa, y ms all, su inclusin era necesaria porquepodra elevar el nivel de la poltica: La poltica es como el hombre que la hace, y elque tiene su alma rebosante de pasiones mezquinas hace poltica mezquina. La mujerque siempre abriga nobles sentimientos, har poltica noble y elevada41.

    39 Ibd., 393.40 Accin Femenina, Ao I, No. 8, Santiago, abril de 1923, 7.41 Ibd., 8.

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    Ya instaladas en el espacio pblico a travs de peridicos y revistas, a partir delos aos 20 y sobre todo en los 30 y 40, las mujeres comenzaron una ardua luchapor conquistar sus derechos civiles y polticos. Ya se haba dado el paso que lleva la mujer desde lo privado a lo pblico pero faltaba el trnsito hacia lo poltico.Con la perspectiva del tiempo y el avance de los estudios de gnero en la actuali-dad, podemos entender que las esferas pblicas y privadas son construccionessociales del mundo masculino como formas de exclusin. Ambas esferas se tocanconstantemente, el mundo est compuesto por hombres y mujeres que se relacio-nan e interactan, tanto en lo privado, como en lo pblico. Sin embargo, las muje-res de los aos 30 en Chile tuvieron que transitar de lo privado a lo pblico, porqueel discurso poltico masculino, el dominante, utilizaba el argumento de la separa-cin de las esferas, y en tanto discurso, creaba la experiencia de exclusin de lamujer.

    LOS AOS 30 Y EL SUFRAGIO MUNICIPAL: EL APRENDIZAJE CVICO

    El debate sobre la ampliacin del voto a las mujeres tom un carcter distintoen los aos 30. Este ya representaba un problema para la sociedad, haba organiza-ciones femeninas que luchaban y exigan sus derechos (tanto civiles como polti-cos), pero para el mundo masculino, la decisin tena que ser muy bien pensada, yaque conceder el voto a las mujeres duplicara la cantidad de votantes potenciales yposiblemente, alterara el equilibrio de fuerzas de un sistema poltico con partidosde derecha, centro e izquierda bien definidos42.

    En la discusin sobre la nueva Ley de Elecciones Municipales, un senador delPartido Radical, asegura que su partido est cierto de que el elemento femenino,con su sagacidad, con la inteligencia y preparacin especial con que cuenta, habrde ser un cooperador eficiente en todas las actividades masculinas que se refieren aesta clase de luchas y torneos cvicos43. Y termina diciendo que confa en que lamujer har un apropiado uso de este derecho y eso ser la mejor plataforma paradarle el sufragio ampliado en el futuro. Es interesante que un miembro del PartidoRadical apoye el voto femenino ampliado ya en 1933, pero siempre supeditado a loque segn l es el apropiado uso de este derecho. Eso puede significar que, para l,el apropiado uso del derecho a voto femenino haya sido votar por el Partido Radi-cal. En este discurso parlamentario podemos observar cmo se supedita el tema delsufragio de la mujer al oportunismo poltico.

    En 1934 se dict la Ley 5.357 sobre Elecciones Municipales, en la cual la mujerpoda tanto elegir como ser elegida para cargos municipales. Para los sectoresliberales y radicales esta fue una buena solucin al tema del sufragio femenino,porque podran observar los efectos electorales de este, y a la vez iniciar la crea-cin de las facciones femeninas dentro de los partidos. Es as como la ley de 1934

    42 Erika Maza, Catolicismo, anticlericalismo y la extensin del sufragio a la mujer en Chile.Estudios Pblicos, n. 58, otoo 1995, 173.

    43 Boletn de Sesiones Ordinarias, Senado, 13 de junio de 1933, 309.

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    vino a constatar que el sufragio femenino ya se haba constituido en tema, y msaun, en problema de la sociedad chilena. La Ley 5.357 finalmente es aprobada porel mundo poltico masculino para dar solucin a un tema latente en la sociedad,pero tambin tuvo vital importancia en esto la insistencia de las organizacionesfemeninas y las manifestaciones que realizaron a partir de 1931. De esta forma, elvoto municipal fue un avance en trminos legislativos para las mujeres, pero porotro lado dejaba ver los prejuicios existentes en la sociedad respecto del rol de lamujer, y el temor que todava tena la clase poltica por el efecto que el sufragiofemenino tendra en las elecciones.

    La eleccin de 1935 no produjo un movimiento masivo de mujeres por inscri-birse y votar. De hecho, fueron pocas las que lo hicieron: de un total de 850.000potenciales nuevas votantes, se inscribieron apenas 76.049, esto es, apenas un 9%de las mujeres que podan votar44. Casi la mitad de la votacin femenina fue parael Partido Conservador, con lo que este se convirti en la mayor fuerza electoraldel pas. De las 98 candidatas presentadas, salieron elegidas 25; 16 de ellas adhe-ran al Partido Conservador. Esta clara preferencia de las mujeres por el PartidoConservador, pese a la baja participacin femenina, vino a confirmar los temoresde los parlamentarios liberales y de izquierda, y les dio razones para retardar laaprobacin del voto femenino ampliado. En 1935 Accin Femenina entrevist allder radical Pedro Aguirre Cerda y le pregunt cundo se dara el voto a la mujeren las elecciones nacionales. Respondi que el partido segua estando a favor, enprincipio, del sufragio femenino, pero que haba cierta tendencia a querer poster-garlo [] para realizarlo cuando sea oportuno45.

    Estas elecciones sirvieron a modo de ensayo y fueron las primeras, por lo tanto,caba esperar una baja participacin de la mujer. Sin embargo, la revista AccinFemenina critic a quienes decan que el voto femenino municipal haba sido unfracaso, y culp principalmente a los partidos de izquierda de no interesarse porincluir a las mujeres en sus campaas.

    La preferencia de los votos femeninos por el Partido Conservador no necesaria-mente tiene que ver con el hecho de que las mujeres hayan sido educadas por laIglesia. En los aos 30 ese argumento ya estaba obsoleto porque la educacin laicase haba extendido hacia las mujeres de clase media y baja. Pero s podemosafirmar que el Partido Conservador llevaba aos hacindose cargo del tema delsufragio femenino, y haba organizado asociaciones femeninas cercanas a l. Desdefinales del siglo XIX, las mujeres catlicas actuaban en la vida pblica a travs dela beneficencia y organizaciones de caridad, por lo que era de esperar que ellasestuvieran ms dispuestas a participar en poltica. Adems, el Partido Conservadorcre una campaa destinada especialmente a las mujeres para la eleccin de 1935.

    En este contexto, el resultado de las elecciones de 1935 es ms bien lgico, si sepiensa que la izquierda o el Partido Radical apenas integraron a las mujeres en suslistas; esto signific que solo dos candidatas radicales salieran elegidas. Para lahistoriadora Edda Gaviola, lo que finalmente triunf en las elecciones de 1935 fue

    44 Datos extrados de Edda Gaviola, ob. cit., 61 y de Erika Maza, Catolicismo, 174.45 Accin Femenina, Ao IV, n. 6, Santiago, mayo de 1935, 3

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    la indiferencia del mundo femenino por participar en este evento. Condicionadaspor su rol domstico, muy pocas mujeres se interesaron por esta primera prueba46.

    Es interesante esta aseveracin porque ya en la dcada del 30 vemos que elsufragio femenino se ha convertido en un problema para la clase poltica: se discu-te en torno a l, se temen sus consecuencias pero no se puede seguir evitando. Sinembargo a nivel de participacin femenina en las elecciones, su propio derechopareciera no ser todava un tema, salvo para las mujeres de elite, tanto social comointelectual, que haban luchado por aos para conseguir el sufragio.

    Luego de la eleccin de 1935, los partidos polticos abrieron sus puertas a lasmujeres, creando las divisiones femeninas, ciertamente con afanes polticos. Sinduda, el Partido Conservador fue el que tuvo ms xito en inscribir mujeres y darleun rol importante dentro de l. Los partidos de izquierda, viendo los resultados dela eleccin, optaron por ignorar a la mujer, sin embargo con los aos tambin lasvan a ir integrando. En esto va a ser fundamental la labor del Memch.

    En las posteriores elecciones municipales, ms mujeres se inscribieron. Obvia-mente la proporcin favorable al Partido Conservador declin, mientras que elPartido Radical consegua ms votacin femenina. Del 13, 1% que obtuvo en 1935,lleg al 24, 4% en 1941. Esto significaba que, en 1941 el Partido Radical casiigualaba en votacin femenina al Conservador47. En el ao 1938, cuando ya habasido elegido Presidente, Accin Femenina volvi a entrevistar a Pedro AguirreCerda y le pregunt sobre el voto femenino ampliado: Vamos a reconocerle tododerecho. Todo, exactamente igual que al hombre. Es una especie de deslealtad,para con la mitad del gnero humano que de tal modo la mantengamos entrecadenas48. Al parecer, las elecciones municipales de 1938 haban hecho cambiarde idea al presidente electo o quizs, como haba dicho en 1935, haba llegado elmomento oportuno de otorgar el voto femenino.

    Ya hacia la dcada de los 40, la votacin femenina por el Partido Radical era muyparecida a la que obtena el Conservador. En este contexto, el argumento tantasveces esgrimido por los parlamentarios de que el voto femenino favorecera al Parti-do Conservador estaba obsoleto. Sin embargo, por qu tuvo que pasar casi unadcada ms para que la ley del voto femenino ampliado se aprobara? Este trabajopostula que, hasta que no pone en riesgo la imagen democrtica de la Repblica, elproblema del voto femenino amplio no va a ser recogido por los parlamentarios.

    EL VOTO FEMENINO AMPLIADO Y LOS PROBLEMAS DE DEMOCRATIZACIN

    Los 15 aos que separan la aprobacin del voto municipal del voto ampliadodemuestran un importante cambio en los discursos, tanto femeninos como masculi-nos. Las mujeres se organizaron mejor, hicieron campaas a nivel nacional, yutilizaron todas las herramientas de la poltica moderna: propaganda en prensa

    46 Edda Gaviola, ob. cit. 61.47 Erika Maza, Catolicismo, 185.48 Accin Femenina, Ao IV, num. 35, Santiago, octubre y noviembre de 1938.

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    escrita y radios, concentraciones, manifestaciones, etc. Los discursos de los parla-mentarios evolucionan desde una minoritaria a una unnime aceptacin del sufra-gio femenino ampliado. Sin embargo, lo interesante en este caso, son los argumen-tos que se esgrimen.

    Ms all de las clsicas razones de justicia y de beneficio social que tendra laparticipacin de la mujer en la esfera poltica, hacia fines de la dcada del 40adquieren importancia los argumentos respecto de la democratizacin del sistemapoltico y de los compromisos internacionales. La clase poltica se hace cargorealmente del tema recin cuando ve que la imagen democrtica de Chile estpeligrando, tanto a nivel interno como externo. Cmo seguir llamando democrti-co a un sistema que excluye a la mitad de la poblacin, solo por razones degnero? Cmo Chile, que se consider siempre un precursor entre los paseslatinoamericanos, podra sostener su imagen democrtica si todava no daba el votoa las mujeres, pese a las innumerables recomendaciones de los compromisos inter-nacionales que haba firmado? Solo en este momento el problema del voto femeni-no ampliado recibi el apoyo unnime de los parlamentarios, aunque las dudas ytemores respecto del comportamiento electoral de la mujer persistieron, lo quepuede ser comprobado en la lentitud de la aprobacin de la ley.

    El liberalismo, entendido como aquel pensamiento que promueve las libertadesdel individuo, la igualdad de derechos entre los hombres y la progresiva democrati-zacin de la sociedad, haba sustentado, por lo menos en teora, el sistema republi-cano en Chile desde su independencia. Con matices, la mayora de los partidospolticos adheran a esta ideologa, lo que se traduca en una defensa de la demo-cracia y de las libertades individuales; sin embargo, respecto del voto femenino, seproduce una paradoja. Pese a que, en teora, el liberalismo debera haber acogidolas reivindicaciones polticas femeninas como una forma de ampliar la base electo-ral del pas y de incluir a ms individuos en la ciudadana activa, en Chile esto nosucede sino hasta mediados del siglo XX. Anteriormente, la relacin entre lascorrientes liberal y feminista se da ms bien de manera antagnica. Sin embargo,dentro de la misma ideologa liberal estn los principios y argumentos que utiliza-rn las mujeres para exigir sus derechos. En realidad, la ideologa de la libertadindividual la idea de que todos los hombres nacen con igualdad de derechosmotiv la accin poltica de las mujeres tanto como la de los hombres. Al insistiren que a pesar de las diferencias fsicas las mujeres eran iguales, las feministasplantearon un desafo a las ideologas democrticas de los derechos individua-les49. Es por esto que podemos afirmar que el sufragio femenino se transforma enun problema cuando pone en riesgo la democracia, porque la cuestiona con losmismos argumentos con los que se la haba defendido.

    En 1935 se fund el Movimiento pro Emancipacin de la Mujer Chilena,Memch, agrupacin que centr su lucha en el logro de la independencia econmi-ca, social y jurdica de la mujer. El Memch fue la primera organizacin que utilizla movilizacin masiva de las mujeres y realiz innumerables actos pblicos. De

    49 Joan Scott, El problema de la invisibilidad de la mujer, en Carmen Ramos Escandn, Gne-ro e Historia, Instituto Mora, UAM, Mxico, 1992, 63.

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    esta forma, desde mediados de los aos 30 el voto de la mujer comenz a serreivindicado por las nuevas organizaciones femeninas como un tema de justicia eigualdad. Es decir, ellas ya no lo vean como una concesin del mundo masculinosino como un derecho propio de las mujeres que el Estado les deba reconocer50. ElMemch cont adems con otra importante arma, su revista mensual La MujerNueva. A travs de ella se hizo un llamado a todas las mujeres, de cualquiertendencia ideolgica o clase social, para interesarse por sus derechos. Postulabanque si las mujeres no luchaban por sus propios derechos, nadie lo hara por ellas.La Mujer Nueva fue tenaz en su crtica hacia el mundo poltico: lo acusan deinstrumentalizar a la mujer y de usarla cuando les convena, pero de no darle loque en justicia le corresponda por temor a los efectos que esto pudiera tener.

    Ya en la dcada del 30 las organizaciones femeninas estaban convencidas deque la nica forma para lograr los cambios que ellas queran obtener era a travsdel voto. Aunque el Memch promova la emancipacin general de la mujer, elsufragio formaba parte de sus temas principales. En una entrevista realizada porGeorgina Durand a Elena Caffarena, fundadora y dirigenta del Memch, esta lepregunt por el logro ms importante para la mujer, a lo cual Elena Caffarenacontest que era el voto poltico:

    No porque sea en s el ms importante sino porque lo considero el instrumen-to, la llave para conseguir las dems reivindicaciones. El voto permitir a lasmujeres estar presente en el laboratorio de las leyes, influir para modificar lasque cercenen nuestros derechos o limiten nuestras posibilidades51.

    Pese a que muchos parlamentarios se haban manifestado a favor de hacerreformas al Cdigo Civil primero, para que la mujer estuviera en pie de igualdadfrente al hombre, ya la obtencin del voto municipal haba convencido a las muje-res de que deban luchar por el voto ampliado. Esto, porque la nica forma delograr las reivindicaciones sociales, econmicas y jurdicas que ellas necesitabanera desde dentro del sistema poltico, y para eso necesitan ser consideradas ciuda-danas activas.

    El Memch fue la organizacin mejor estructurada y la que logr un plan deaccin ms concreto: su preocupacin era la situacin de la mujer integral. Sinembargo, pese a declararse pluralista, el Memch tena una tendencia izquierdistaclara y lo hizo ver en su peridico, intentando orientar el voto femenino en laselecciones municipales de 1938. El Memch se ali rpidamente al Frente Popularsurgido en 1936 y apoy todas las candidaturas radicales.

    50 Hay una diferencia fundamental en el cambio de discurso, entre las palabras otorgar y recono-cer. A fines del siglo XIX y durante las primeras dcadas del XX, el tema del sufragio femenino seconsideraba como una concesin, una donacin o una gracia del mundo masculino hacia la mujer. Yaen los aos 30 esto cambia drsticamente. El cambio del conceder al otorgar supone una redefinicindel republicanismo, porque supone incluir a las mujeres en la nacin como iguales, con los mismosderechos que el hombre, que el Estado debe reconocer y no conceder como un regalo.

    51 Paz Covarrubias O. Movimiento Feminista Chileno: 1915-1949, Instituto de Sociologa de laPontificia Universidad catlica de Chile, Santiago, 1974, 36.

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    1941 pareci el ao adecuado para ampliar el voto de las mujeres, ya que ese aola votacin femenina del Partido Radical haba igualado a la del Partido Conserva-dor. Ese mismo ao, el Presidente Aguirre Cerda present en el Congreso un proyec-to de ley redactado por Elena Caffarena, sobre ley de sufragio femenino. En sudiscurso, el Presidente Aguirre Cerda introdujo el tema como un asunto de justicia yde espritu de la Constitucin. Adems, evalu positivamente el trabajo de las muje-res en las elecciones y en los cargos municipales: la actuacin de las mujeres en losMunicipios ha constituido, desde que se implant, un ensayo edificante. En laselecciones en que han intervenido han demostrado gran cultura cvica y en loscargos municipales que han desempeado se han destacado por su dedicacin einteligente labor52. En este prrafo queda claro que el voto municipal fue un ensa-yo, un examen, que luego de 6 aos, se consideraba aprobado por las mujeres.

    Es posible afirmar entonces, luego de leer la presentacin del Presidente Agui-rre Cerda, que el tema del sufragio ampliado ya no poda ser obviado. Los argu-mentos de incapacidad femenina para ejercer este derecho eran insostenibles eincluso los argumentos que devenan del oportunismo poltico, tampoco eran posi-bles de esgrimir. Ya hacia la dcada del 40 el problema del sufragio femeninoestaba poniendo bajo cuestionamiento a la democracia chilena, porque pese aldiscurso democrtico, la mitad de la poblacin estaba excluida de la participacinpoltica. La mitad de la poblacin chilena no poda elegir a sus representantes en elCongreso, y por lo tanto, tampoco poda ser representada. Y es en ese momentocuando se produjo unanimidad frente al tema y se aprob la ley, en 1949. Losargumentos parlamentarios que se dan entre 1941 y 1949 a favor del sufragiofemenino ampliado fueron bsicamente los mismos: la justicia de este derecho, elbeneficio que la mujer puede hacer a la sociedad, el ejemplo de los otros pases delmundo en los que este derecho se ha aprobado, etc.

    Ahora, cabe preguntarse por qu, si en 1941 la mayora de los parlamentariosdeca estar de acuerdo con el voto femenino ampliado, este se demora 8 aos en seraprobado. Es interesante destacar que existe una notable diferencia entre el discur-so y la accin del mundo poltico masculino. Ningn poltico se opuso pblicamen-te a ampliar el voto de la mujer, sin embargo, luego de la sorpresiva muerte delPresidente Pedro Aguirre Cerda nuevamente oper el silencio. Recin en 1945volvi a presentarse un proyecto de ley sobre voto femenino ampliado, promovidopor parlamentarios de distintos partidos polticos. La justificacin del proyecto fuela misma que haba utilizado Aguirre Cerda el ao 41 y la present el senadorRudesindo Ortega, del Partido Radical: No se escapa al criterio del HonorableSenado la injusticia que significa mantener al margen de la ciudadana activa de lanacionalidad, al sector femenino, que alcanza al cincuenta y uno por ciento denuestra poblacin. Sabemos, adems, en qu forma, por su cultura, sensibilidad,abnegacin y claro sentido de responsabilidad, puede la mujer contribuir a la supe-racin de la vida nacional53.

    52 Boletn de Sesiones Extraordinarias, Senado, 8 de enero de 1941, 1745.53 Boletn de Sesiones Ordinarias, Senado, 20 de junio de 1945, 476.

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    Vuelven a repetirse las ideas de equidad, de justicia y del beneficio que lamujer hara a la patria a travs de su incorporacin a la poltica nacional. Sinembargo, tambin se repiten incluso con ms fuerza, los argumentos de democrati-zacin: El derecho a sufragio en Chile ha sido ejercido en 1945 solo por 419.930votantes que representan el 70% de los inscritos en los registros electorales, y el8,4% de la poblacin total del pas; bases polticas harto estrechas, que urgen serampliadas para asegurar la solidez de las instituciones republicanas. Tanto comoes necesario cuidar de la salud de nuestro pueblo, proveer a su vivienda y bienes-tar, extirpar el analfabetismo mediante la multiplicacin de escuelas y una enrgi-ca campaa de alfabetizacin y cultura de adultos, as tambin es indispensableincorporar a la ciudadana poltica a la mujer que constituye el 51% de la pobla-cin chilena54.

    Es notable observar cmo el discurso masculino respecto de sufragio femeninose hizo urgente solo cuando sinti que pona en riesgo a las instituciones republica-nas. De este modo, el voto femenino se instal en la discusin pblica tanto poraccin, como por omisin, esto quiere decir que junto a los clsicos argumentos dejusticia, equidad y beneficio que tiene el sufragio femenino, en la dcada del 40adquiri mucha fuerza el argumento de que si no se le reconoca el derecho a votoa la mujer, la democracia y sus instituciones estaban en riesgo. Es as como elproblema del voto femenino oblig a redefinir las nociones de republicanismo ydemocracia. Si el sistema poltico chileno exclua a la mitad de la poblacin,poda considerarse democrtico? En razn de qu se estaba excluyendo a lasmujeres? Qu suceda con los conceptos de soberana y participacin en el casode las mujeres?

    Todas estas preguntas apuntaban al centro del problema: la persistente negativao el silencio en torno al voto femenino cuestionaba fuertemente a la democracia.En este contexto, y contrariamente a los discursos polticos de principios de siglo,el Partido Radical, el Comunista y el Socialista fueron los ms fuertes defensoresdel sufragio femenino, ya que este se enmarcaba dentro del proyecto de estospartidos de ampliar las bases electorales. Las corrientes izquierdistas, desde lasms moderadas hasta las ms extremas queran promover la participacin popularen el sistema democrtico, por eso en los aos 40 apoyaron tan fuertemente elproyecto de ley de sufragio femenino ampliado. Por otra parte, es notoria la dismi-nucin de influencia del Partido Conservador. Pese a que llevaba aos apoyando elsufragio femenino, en la discusin de los ltimos aos no hizo mayores aportes. Enese sentido, el Partido Conservador intervino menos en la discusin porque yaestaba claro que los beneficios electorales del sufragio femenino no seran mayori-tariamente para l.

    El argumento de la democratizacin va de la mano con otro que aparece porprimera vez en el proyecto de ley de 1945: los compromisos internacionales. En1924, Chile acept las recomendaciones sobre derechos polticos femeninos da-das por la V Conferencia Panamericana realizada en Santiago. En la VIII Confe-

    54 Ibd., 477.

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    rencia Panamericana realizada en Lima, en 1938 Chile adhiri a la ComisinInteramericana de Mujeres (creada en 1928), cuya labor era conseguir la plenitudde los derechos civiles y polticos de las mujeres del continente. Es as comoChile, que ha hecho siempre honor a los tratados internacionales se sienteligado a estas recomendaciones interamericanas aprobadas para beneficio yprogreso de todas las naciones del continente55. Sin embargo, las recomenda-ciones internacionales se hicieron desde la dcada del 20, y recin en los aos 40comenzaron a tomarse en cuenta. Nuevamente vemos cmo el tema del votofemenino se transforma en problema cuando pone en riesgo la imagen democrti-ca de Chile ante el mundo, al tener a la mitad de su poblacin excluida de laparticipacin poltica.

    Finalmente, el proyecto presentado en 1945 destacaba el anhelo de ampliar labase democrtica del pas que era compartido por todos los sectores polticos.Recin en diciembre de 1946, la Comisin de Constitucin, Legislacin y Justiciaanunci que el voto femenino sera obligatorio, para dejarla en absoluta igualdadcon el hombre, y propuso que comenzara a regir a partir del 1 de enero de 1948,para que la mujer tuviera plazo de un ao para prepararse para el cumplimiento deeste nuevo deber cvico56. Otra vez es posible observar incoherencias en los discur-sos de la clase poltica en favor del voto ampliado. Se supona que el voto munici-pal era el primer paso para que la mujer se educara cvicamente, y ya habanpasado ms de 10 aos desde que este fuera aprobado, entonces por qu decidenretrasar un ao ms la aprobacin de la ley de sufragio ampliado? Los temoresproducidos por lo que significaba duplicar el electorado aun estaban presentes enlos parlamentarios, a pesar de sus discursos a favor del proyecto.

    Tuvo que pasar un ao ms para que la Cmara de Diputados aprobara elproyecto de ley. El 15 de septiembre de 1948, y ante las tribunas y galeras llenasde mujeres, los diputados se hicieron cargo del proyecto. Parlamentarios de distin-tos partidos se disputaban la palabra para recordar que todos haban apoyado estainiciativa, que todos consideraban el sufragio femenino como un justo derecho delas mujeres, sin embargo, no se logr explicar el retraso de la aprobacin de estaley, en la cual todos concordaban (o decan concordar).

    Est claro que las discusiones parlamentarias estn siempre cruzadas por dife-rencias ideolgicas y por intereses partidistas, pero es interesante recalcar quevarios parlamentarios, de diferentes partidos acusaron al mismo gobierno de retra-sar la ley, o por lo menos, de no hacer nada para que esta se aprobara, principal-mente, por temor a los efectos que surtira en los resultados electorales de laselecciones de 1949. Debi haber sido a lo menos sorprendente para las mujerespresentes escuchar a todos los parlamentarios declararse a favor del voto femenino,elogiar las cualidades de las mujeres, recalcar la injusticia que supona haberlasexcluido, y declararse cada uno como el primero en comprender la necesidad deotorgar a la mujer una ley que jams debi haberse postergado en ms de un

    55 Ibd.56 Boletn de Sesiones Extraordinarias, Senado, 3 de diciembre de 1946, 135.

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    centenar de aos57. Sobre todo si pensamos que las mujeres llevaban aos lu-chando por esto, el tema se vena discutiendo pblicamente desde haca ms de 20aos y la ley aun no se haba aprobado. Ya en su ltimo trmite, el proyecto de leyvolvi al Senado y se discuti en Sesin Extraordinaria del 21 de diciembre de1948 y finalmente se aprob. La nueva ley fue publicada en el Diario Oficialrecin el 14 de enero de 1949.

    Es interesante observar cmo en la discusin parlamentaria fueron surgiendolos distintos argumentos que se esgrimieron a favor del voto de la mujer: su capa-cidad incuestionable, su sensibilidad por los problemas sociales, su calidad deciudadana, etc., sin embargo, luego de leer las discusiones parlamentarias puedeinterpretarse que nuevamente el sufragio femenino fue vctima del oportunismopoltico. El proyecto fue presentado en 1945, y durmi en la Comisin de Constitu-cin, Legislacin y Justicia hasta 1947. De ah, el Senado lo despach a la Cmarade Diputados para su discusin y aprobacin, la cual demor ms de un ao, y setrataba de un proyecto sobre el cual todos los parlamentarios decan estar de acuer-do y considerar de mxima importancia. Sin embargo, el Ejecutivo le dio carcterde urgencia recin en diciembre del ao 48, luego de dictar la Ley de DefensaPermanente de la Democracia, en julio de ese mismo ao, que declaraba la ilegali-dad del Partido Comunista. Finalmente, la ley de sufragio femenino ampliado fueaprobada en diciembre de 1948 pero promulgada en enero de 1949, lo que impidique las mujeres pudieran votar en las elecciones parlamentarias de marzo de 1949.

    Podemos ver que el sufragio femenino ampliado recin se concret cuando elgobierno pasaba por una crisis de inestabilidad, en donde la democracia estabasiendo cuestionada a raz de la llamada Ley Maldita de 1948. As, el gobierno deGonzlez Videla apoy firmemente el sufragio femenino cuando se dio cuenta deque con l poda contrarrestar en parte las crticas que se hacan sobre el deteriorode la democracia en Chile. Debido a esto, podemos afirmar que la situacin polti-ca chilena fue ms efectiva que las campaas de propias las mujeres, para laconsecucin del voto femenino.

    En este contexto, podemos postular que el tema del sufragio femenino fueinstrumentalizado por parte del mundo poltico masculino. Esto no significa que nocreyeran en que la mujer deba participar en el sistema poltico, ya que tena lascapacidades suficientes y aportara un beneficio a la sociedad, sin embargo, estosargumentos no haban sido suficientes para lograr la aprobacin de la ley. Hay querecordar que estos mismos argumentos haban sido utilizados por Abdn Cifuentesen 1865. Recin cuando el tema del sufragio femenino se convirti en problema, seagiliz su discusin. Y sobre todo, cuando la clase poltica comenz a preguntarsequ tipo de democracia y de repblica quera tener, el tema del sufragio cobr realimportancia. Finalmente se concret en ley cuando ya no se poda seguir excluyen-do a las mujeres de la esfera poltica sin poner en riesgo la democracia de la que sejactaba el mundo poltico masculino.

    57 Felicitas Klimpel, La mujer chilena (el aporte femenino al Progreso de Chile) 1910-1960,Editorial Andrs Bello, Santiago, 1962, 104.

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    CONCLUSIN

    La evolucin en los discursos tanto femeninos como masculinos respecto delvoto de la mujer es evidente, a la luz de los textos analizados. Sin embargo, lointeresante es ms bien cmo y por qu evolucionan. El sufragio femenino no es untema de debate pblico hasta los aos 20, y de ah pasarn otros 20 aos para quese concrete en una ley de sufragio amplio.

    Claramente, la sociedad se transform desde finales del siglo XIX hasta media-dos del XX, y en esa evolucin, el sufragio femenino fue teniendo cada vez msimportancia. De no ser siquiera un tema, en los aos 40 el voto femenino setransform en un problema para la clase poltica, porque pona en duda el sistemademocrtico chileno. Para las organizaciones femeninas tambin se transform enun problema, cuando se dieron cuenta de que sus aspiraciones de justicia y equidaden trminos civiles no se concretaran si ellas no participaban del sistema poltico.En ese momento podemos observar cmo se hace realidad la frase de Joan Scott,de que lo personal es poltico: lo personal sera la obtencin de la patria potestadde los hijos, el derecho a administrar sus propios bienes, los derechos civiles. Sinembargo, estos no se concretaran para las mujeres si ellas no se insertan en elmundo poltico.

    El discurso de poder, el discurso que se impone, en este caso, el del mundomasculino era tan fuerte que limit las aspiraciones polticas de las mujeres. Paralos hombres estaba tan claro que las mujeres no podan votar, que la calificacinde algunas seoras en San Felipe y La Serena, en 1875, fue considerado como unhecho inslito, incluso divertido pero jams peligroso o suficientemente intere-sante como para generar una discusin. En la concepcin de nacin que tenanlos polticos del siglo XIX, la mujer estaba relegada al mbito privado. Estosignificaba que, debido a su naturaleza pasional, emotiva, irracional, las mujeresdeban estar sometidas a los hombres; por lo tanto su lugar era lo domstico. Elmundo masculino consideraba que deba ocupar de forma exclusiva la esferapblica, pero gobernar tanto en lo pblico como en lo domstico. Pese a que laideologa liberal deca que el contrato social se estableca entre personas libres eiguales, la mujer no estaba considerada en l: La familia es, por tanto, si sequiere, el primer modelo de las sociedades polticas: el jefe es la imagen delpadre; el pueblo, la de los hijos, y todos, habiendo nacido iguales y libres, noalienan su libertad ms que por cierta utilidad58. Y la madre? No apareceporque no era considerada ni libre, ni igual, debido a su naturaleza. En base aesto, son excluidas de la categora de individuos, y por lo tanto, del mundopblico de la igualdad y del consenso59.

    La crtica feminista a la dicotoma entre pblico y privado rechaza la separa-cin de ambas esferas en virtud de las caractersticas naturale