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    EL YO

    La ocupacin con la psicologa de lo inconsciente ha hecho que meencontrase rente a hechos que requieren el establecimiento denuevos conceptos. Uno de estos conceptos es el dels-mismo. Sedenota con l una magnitud que no sustituye a lo que hasta ahora

    se denotaba con el concepto del yo, sino que, antes bien, lo inclu-ye como trmino genrico. Debe entenderse por yo el actorcomplejo al que se reeren todos los contenidos de la consciencia.Constituye en cierto modo el centro del campo de la conscienciay, en la medida en que este campo comprende la personalidad em-prica, el yo es el sujeto de todos los actos conscientes. La relacinde un contenido psquico con el yo representa el criterio de laconsciencia, pues no sera consciente ningn contenido que no sehiciera presente al sujeto.

    Con esta denicin se describe y delimita ante todo la dimen-sin del sujeto. Tericamente no pueden ponerse lmites al campode la consciencia, ya que puede ampliarse en una medida indeter-minada. Pero empricamente encuentra siempre sus lmites en elterreno de lo desconocido, constituido por todo cuanto no se cono-ce, es decir, por todo lo que no est relacionado con el yo comocentro del campo de la consciencia. Lo desconocido se divide endos grupos de objetos, a saber, los experimentables por los senti-dos, exteriores, y los experimentables de manera inmediata, inte-

    riores. El primero de estos grupos representa lo desconocido delmundo exterior; el segundo, lo desconocido del mundo interior. Aeste ltimo terreno lo denominamos inconsciente.

    El yo como contenido consciente en s no es un actor sencillo,elemental, sino un actor complejo, y en cuanto tal no puede des-

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    cribirse exhaustivamente. De acuerdo con la experiencia tiene dosundamentos: unosomtico y otropsquico. La base somtica se

    desarrolla a partir de las percepciones endosomticas, que son yapor su parte de ndole psquica y estn unidas al yo, es decir: sonconscientes. Tienen su base en estmulos endosomticos que sloen parte atraviesan el umbral de la consciencia. Una parte conside-rable de los mismos se produce de manera inconsciente, es decir,subliminal. Su carcter subliminal no tiene por qu signifcar unacondicin meramente siolgica, como tampoco un contenido ps-quico. Pueden llegar a ser supraliminales, es decir, convertirseen sensaciones. Pero no cabe duda de que, en gran parte, los pro-

    cesos constituidos por estmulos endosomticos no son en abso-luto capaces de llegar a la consciencia, y son de una naturalezatan elemental que no hay ningn motivo para otorgarles ndolepsquica, a menos que se mantenga la opinin flosfca de quetodos los procesos vitales son psquicos. Contra este supuesto dedicil demostracin hay que objetar sobre todo que ampla uerade toda medida el concepto de la psique, e interpreta el procesovital en un sentido que los hechos no justican necesariamente. Losconceptos excesivamente amplios suelen resultar instrumentos in-

    apropiados, ya que son demasiado vagos e imprecisos. Por ello, yohe propuesto que se utilice el concepto de lo psquico nicamenteen aquel mbito en el que una voluntad es todava capaz de alterarel proceso de carcter refejo o instintivo. A este respecto tengo queremitir al lector a mi artculo El espritu de la psicologa1, en elque expongo con ms detalle esta denicin de lo psquico.

    La base somtica del yo consta, como hemos dicho, de actoresconscientes e inconscientes. Y otro tanto cabe decir de la base ps-quica: por una parte el yo se basa en todo el campo de la conscien-

    cia, y por otra en la totalidad de los contenidos inconscientes. stosse dividen en tres grupos: en primer lugar los contenidos temporal-mente subliminales, es decir, reproducibles a voluntad (memoria);en segundo lugar, los no reproducibles voluntariamente, inconscien-tes, y en tercer lugar, los que no pueden en absoluto acceder a laconsciencia. El segundo grupo puede deducirse a partir de la exis-tencia de irrupciones espontneas de contenidos subliminales en laconsciencia. El tercer grupo es hipottico, es decir, es una conse-cuencia lgica a partir de los hechos en los que se basa el segundo

    grupo: lo componen los contenidos que todava no han irrumpidoen la consciencia, o que no irrumpirn nunca en ella.

    1. Eranos-Jahrbuch, 1946. [Publicado posteriormente como Consideraciones te-ricas acerca de la esencia de lo psquico (OC 8,8).]

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    Cuando antes he dicho que el yose basa en todo el campo dela consciencia no quiero decir que est compuesto por ste. Si ue-

    ra ste el caso, no podra dierenciarse en absoluto de dicho cam-po. Es nicamente el punto de reerencia del mismo, undamenta-do y delimitado por el actor somtico al que antes aludimos.

    El yo, con independencia del relativo desconocimiento y ca-rcter inconsciente de sus undamentos, es un actor por excelenciade la consciencia. Es incluso una adquisicin emprica de la existen-cia individual. Surge inicialmente, al parecer, del choque del actorsomtico con el medio y, una vez que existe como sujeto, se desa-rrolla a partir de nuevos choques con el mundo circundante y con

    el mundo interior.A pesar del alcance inabarcable de sus undamentos nunca es elyo ms ni menos que la consciencia en general. En cuanto actor dela consciencia, podra, al menos en teora, describirse de una mane-ra completa. Pero esta descripcin no orecera nunca ms que unaimagen de lapersonalidad consciente, en la que altaran todas lascaractersticas desconocidas o inconscientes para el sujeto. Ahorabien, la imagen completa de la personalidad tendra que compren-der estas caractersticas. Una descripcin total de la personalidad

    es imposible, incluso en teora, porque la parte inconsciente no pue-de incluirse. sta, como la experiencia demuestra sobradamente, nocarece ni mucho menos de importancia. Al contrario: hay a menudocualidades decisivas que son inconscientes y que slo pueden ob-servarse desde el exterior, o incluso tienen que detectarse penosa-mente con ayuda de tcnicas apropiadas.

    Es evidente que el enmeno total de la personalidad no coin-cide con el yo, es decir, con la personalidad consciente, sino queconstituye una dimensin que hay que dierenciar de l. Una ne-

    cesidad tal se da slo, naturalmente, para una psicologa que seocupa del hecho de lo inconsciente, Pero, para sta, la dierencia-cin tiene la mayor importancia. Incluso para la prctica jurdicasignica algo que determinados estados psquicos sean conscienteso inconscientes, por ejemplo para juzgar la responsabilidad.

    Por eso yo he propuesto denominars-mismo a la personalidadtotal, que existe, pero no puede abordarse por completo. Por de-nicin, el yo se subordina al s-mismo, y se comporta en relacincon ste como una parte con el todo. En el mbito del campo de

    la consciencia posee, como suele decirse, libre albedro. Con esteconcepto no aludo a una cuestin losca, sino al hecho psicol-gico de la llamada libre decisin o sentimiento subjetivo de liber-tad, de todos conocido. Pero, del mismo modo que nuestra librevoluntad tropieza con las necesidades del mundo exterior, tambin

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    encuentra lmites ms all del campo de la consciencia en el mun-do interior subjetivo, es decir: all donde entra en conficto con los

    hechos del s-mismo. De igual modo que las circunstancias exte-riores chocan con nosotros y nos limitan, tambin el s-mismo secomporta en relacin con el yo como un hecho objetivo, en el quela libertad de nuestra voluntad no puede cambiar nada sin ms. Esincluso sabido que el yo no slo no puede hacer nada rente al s-mismo, sino que puede darse el caso de que sea asimilado y alteradoen gran medida por partes de la personalidad que experimentanuna evolucin.

    Por su propia naturaleza no puede hacerse del yo ms que una

    descripcin general de carcter ormal. Toda otra orma de contem-plarlo debera tener en cuenta la individualidad, que se adhiere al yocomo una caracterstica principal. Aunque los numerosos elementosque componen este actor complejo son en s los mismos en todoslos casos, varan innitamente por cuanto se reere a su claridad,su tono emocional y su dimensin. El resultado de su composicin,esto es, el yo, es por lo tanto, por lo que puede constatarse, unaunicidad individual que en cierta medida se mantiene idntica a smisma. Esta durabilidad es relativa, puesto que en determinados

    casos pueden producirse cambios proundos en la personalidad.Estas alteraciones no son siempre, en modo alguno, patolgicas,sino que estn condicionadas por una evolucin y entran en con-secuencia en el mbito de lo normal.

    Como punto de reerencia del campo de la consciencia es elyo el sujeto de todas lasadaptaciones, en la medida en que las hayallevado a cabo la voluntad. En la economa anmica el yo desempe-a por tanto un signicativo papel. La posicin que ocupa en ellaes tan importante que no carece de buenas razones el prejuicio

    segn el cual el yo es el centro de la personalidad, o el campo de laconsciencia es la psique en s. Si hacemos abstraccin de las alusio-nes de Leibniz, Kant, Schelling y Schopenhauer, y de los bosquejosloscos de Carus y von Hartmann, es la nueva psicologa la que,desde nales del siglo xix, con su mtodo inductivo, descubre lasbases de la consciencia y demuestra empricamente la existencia deuna psique extraconsciente. Con este descubrimiento se ha relati-vizado la posicin absoluta que hasta entonces ocupaba el yo, esdecir, ste conserva su carcter de centro del campo de la conscien-

    cia, pero se le pone en cuestin en cuanto punto central de la per-sonalidad. Si bien participa en ella, no es su totalidad. Como ya hemencionado, resulta del todo imposible estimar cmo es de grandeo de pequea la parte que le corresponde o, dicho de otro modo,hasta qu punto tiene libertad o depende de las condiciones de la

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    psique extraconsciente. Tan slo podemos armar que su libertades limitada y que su dependencia se ha demostrado de manera de-

    cisiva. De acuerdo con mi experiencia, hacemos bien en no subva-lorar su dependencia respecto a lo inconsciente. Claro est que nodebemos decir esto a quienes ya sobrevaloran la importancia de loinconsciente. Un cierto criterio para la justa medida lo orecen lasconsecuencias psquicas de una estimacin equivocada, algo sobrelo que volveremos ms adelante.

    Antes dividamos lo inconsciente, desde el punto de vista de lapsicologa de la consciencia, en tres grupos. En cambio, desdeel punto de vista de la psicologa de la personalidad, tenemos

    una divisin en dos partes, a saber: una psique extraconsciente cu-yos contenidos son de carcterpersonal, y otra cuyos contenidostienen carcter impersonal o colectivo. El primer grupo se reere acontenidos que representan partes integrantes de la personalidadindividual y que, en consecuencia, podran ser tambin conscientes;el segundo viene a ser una condicin o base de la psique en generalque existe universalmente y que es del todo idntica a s misma.Esta proposicin no representa desde luego ms que una hipte-sis, pero nos vemos orzados a adoptarla por las caractersticas que

    presenta el material emprico, con independencia de que es alta-mente probable que la semejanza general de los procesos psqui-cos en todos los individuos tenga que basarse en una regularidaduniversal, y por tanto impersonal, del mismo modo que el instintoque se manifesta en el individuo supone solamente un enme-no que orma parte de una base instintiva general.

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