cercana a tu tacto
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Cuento de mi autoríaTRANSCRIPT
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Cercana a tu tacto
Mi cuerpo te recuerda, no s cmo diablos lo haces! Cmo tus manos me tocan y
deshacen en un momento? Sin importar el tiempo malgastado entre nosotros, el que
estuvimos separados, aunque a ellas pareciera no importarles, me recorren como antes,
tiernas, seguras, agiles. Es enloquecedor e irnico pero lo adoro, me molesta y me inquieta
casi hasta el delirio. La precisin de sus movimientos, la seguridad con la que me toman,
me hace amarlas y odiarlas a la vez por no olvidar la forma exacta de adentrarse en m, por
posarse justo sobre los lugares dnde las imaginaba cuando no estabas conmigo, por
saberse las dueas de este cuerpo aunque yo misma lo niegue.
Me gusta pensar en tus manos como las ejecutoras de tus deseos ocultos. Ellas al
igual que tu no hablan, no utilizan palabras, solo se mueven, me tocan y acarician para
hacerme sentir su presencia. Se comunican a la perfeccin con el rgano ms grande de mi
cuerpo, saben desrmalo e internarlo en la decadencia con unos cuantos roces, dejan sobre
mi piel lo embriagante de tu ser, tu amor.
Por qu no eres cmo ellas? Amo tus manos, las quiero a cada segundo a mi lado,
recorrindome, mimndome, tocndome. Estoy a un paso de la locura, quiero amarlas solo
a ellas. Sabes lo absurdo de todo esto? No puedo tener una relacin sentimental con un par
de manos. Es imposible pero esa boca tuya no me dice nada a pesar de no ser muda. Ella
me enloquece! Eres su dueo, sala, hblame! A ellas las mueves a tu gusto pero te
desconozco. Necesito escucharte.
Por decisin propia eres sordomudo. An as me tienes presa de tus manos, lo cual
me desespera. Para tener una vida contigo tendra que volverme como t. Olvidar mi
capacidad para comunicarme pronunciando palabras o a expresar mis ideas con el habla.
Cegar mi mundo, al tuyo. Volverme esclava de un solo sentido, aquel con el que me siento
y me haces sentir tu amor. Vivir a travs de la piel y el tacto. Me escuchaste? Antes de que
me abraces, djame terminar. Necesito decirte ms. Espera, sabes que si pones tu mano en
mi cuello se me va la
Derechos Reservados. Luis Alonso Ordoez.