celia amorós, filosofia en la era de la globalización. existe una filosofía feminista

Upload: rosa-luxemburg

Post on 03-Apr-2018

215 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/28/2019 Celia Amors, Filosofia en la era de la globalizacin. Existe una filosofa feminista

    1/10

    . Revista Internacional de Filosofa, n 50, 2010, 21-30ISSN: 1130-0507

    La filosofa en la era de la globalizacin

    Existe una filosofa feminista? La filosofa como polmica

    Philosophy in the Age of GlobalizationIs there a feminist philosophy? Philosophy as controversy

    CELIA AMORS

    Resumen: Se presenta la filosofa, de acuerdocon Michele le Docuff, como poner el mundocomo la tesis del otro, como un habitarlo parala polmica y para la crtica. Poner as el mundosera la condicin para elaborar una ontologadel presente en sentido foucaultiano, pero tras-cendindola en un sentido ms acorde con el ima-ginario de la globalizacin. Para ello recurrimos

    a la antropologa cyborg de Donna Haraway,desde donde podemos determinar los parmetrosde una nueva conciencia de la especie. Y aquse pone de manifiesto que las prcticas tanticasde los humanos determinan puntos ciegos para elproyecto de un conocimiento situado de nuestraespecie. Hay que revisar as, ms all de Kant, larelacin entre la tica y la epistemologa.Palabras clave: Polmica, ontologa del pre-sente, Imaginario de la globalizacin, Antro-pologa cyborg, Conciencia de la especie, tica,Epistemologa.

    Abstract: Philosophy is presented, according toMichele le Docuff, as setting the world as thethesis of the other, as a way of inhabiting it forthe sake of controversy and criticism. Setting theworld this way would be the condition to developan ontology of the present in the foucaultiansense, but going further in a way that is more inaccordance with the imaginary of globalisation.

    To do so we have turned toDonna Harawayscyborg anthropology from which it is possible todetermine the parameters of a new awareness ofthe species. And here it is revealed that the thanaticpractices of humans determine blind spots for theproject of a situated knowledge of our species. Itis therefore necessary to review, beyond Kant, therelationship between ethics and epistemology.Key words: Controversy, ontology of thepresent, Imaginary of globalisation, Cyborganthropology, Awareness of the species, Ethics,Epistemology.

    Estoy plenamente de acuerdo con Michle Le Doeuff cuando afirma que fundamen-talmente, la filosofa no tiene vocacin (al menos en principio) de dirigirse a un pblicolimitado por cualquier criterio extra-intelectual. En cuanto al feminismo que filosofa, es elque intenta dirigirse a hombres y mujeres conjuntamente, como en otro tiempo al pblicoy al legislador a la vez... Con este planteamiento nos situamos en una tradicin racionalistaque escribira la palabra razn con minscula, como lo propone Javier Muguerza, y asumiraese mnimo en que la hace consistir Michle Le Doeuff: Buscar un sentido bajo el controldel Otro. Es una nueva manera de decir que la filosofa es dilogo? S y no. La filosofaes un discurso que necesita virtualmente a todos los otros para sostenerse, que los suponeen el propio discurso como formando parte de su estructura... Porque la filosofa y aquel proyecto filosfico y el proyecto feminista se encuentran es un contra-decir, decir en

  • 7/28/2019 Celia Amors, Filosofia en la era de la globalizacin. Existe una filosofa feminista

    2/10

    22 Celia Amors

    Damon. Revista Internacional de Filosofa, n 50, 2010

    contra de las opiniones acrticamente asentadas, de los prejuicios, entendiendo por tales,con Le Doeuff, las ideas anteriores al esfuerzo intelectual, la mera traduccin en pre-sunto pensamiento de las propias necesidades o intereses. Se supone entonces un t o unvosotros cuyo decir est enraizado en un juego de intereses o de cegueras y se polemizacon l o con ellos para visibilizar esos intereses e iluminar esos puntos ciegos. El pensarel propio tiempo en conceptos, como quera Hegel, el objetivar y analizar los pensamientosde y sobre la poca sometindolos a la contrastacin crtico-reflexiva pasa de este modo porponer el mundo, afrontar una situacin o una realidad como si fuera la doctrina o la tesisde alguien1. En eso, podramos decir, se distingue la filosofa de la religin: el mundo, parael creyente, es puesto como obra de alguien que lo ha hecho en funcin de un designio sise cree en un Dios personal o que se ha explanado y plasmado en l si se es pantesta. Lareligin sirve por ello, de una u otra manera, para aceptar el mundo. Pero la filosofa sirve,debe servir, para pensarlo, y slo pensamos filosficamente cuando hacemos pasar el mundopor el pensamiento del otro que piensa mal en sentido epistemolgico y tico y contra elque, por tanto, debemos pensar para pensar bien.

    Por otro lado, para pensar bien, no nos basta con decir que l piensa mal y pensar contra l:necesitamos convencerle de que piensa mal para que, con nosotros, empiece a pensar tambincontra s mismo. Por su parte, Le Doeuf entiende que slo una concepcin de la filosofa comola suya explicara el apego que podamos sentir por ella: hay realidades y situaciones a lascuales puedo enfrentarme. Tiene razn: el filsofo/a slo se enfada y se enfrenta con el mundopor mediacin humana. Filosofar, pues, es pensar el mundo contra ti y contigo, pues no renun-cio nunca a atraerte a mi causa. Lo conseguir o no se es otro asunto-, pero es por lograrlopor lo que razono. Le Doeuff, de este modo, relaciona la filosofa con una intersubjetividadintranquila. Desde luego, bastante distinta de la intersubjetividad trascendental kantiana. Pueses cierto que, si no hay polmica apasionada, si no hay bronca con ese obstinadamente erradopensamiento del mundo el del otro no hay filosofa. Pero tampoco la hay si no pongo reglasa la bronca, aunque estas reglas puedan ser objeto de bronca a su vez. Pues las reglas, aqu,no se pueden poner a priori ni ser establecidas de una vez por todas. Ponindole reglas a labronca sobre la marcha la limito para el otro y para m, la encauzo para m y para la otra hastaque en algn momento, en algn tramo, resulta que nos encontramos razonando. Del destinode la filosofa depende de este modo, como lo seala Le Doeuff, que las generaciones futurastengan un mundo en el que toda oposicin no sea ahogada. Pues si la filosofa es un modo deenfrentarse a algo como si fuera la teora de alguien, entonces hace falta un trabajo crtico queidentifique esa teora existente como tal o, en su defecto, que la reconstruya. Encontramos estaltima operacin, segn la interpretacin de Le Doeuff, en Utopa de Toms Moro: para abrirel debate sobre la propiedad privada y sus corolarios, el autor pone en escena unos personajesque hacen la apologa de la misma y un viajero que polemiza testarudamente contra ellos.Entonces, hay que detectar en el discurso del adversario todos los vicios lgicos posibles, ascomo demostrar que remite a una realidad ella misma incoherente. Por nuestra parte, pode-mos recordar aqu que, incluso en una filosofa tan impregnada de religin como la medieval,San Anselmo articula su argumento ontolgico para demostrar la existencia de Dios contrael insensato, cuya tesis es la inexistencia del Ser Divino. El propio Marx permtaseme este

    1 Cfr. M. Le Doeuff,El estudio y la rueca, trad. Oliva Blanco, Madrid, Ctedra, Feminismos, 1993, pp. 53-54.

  • 7/28/2019 Celia Amors, Filosofia en la era de la globalizacin. Existe una filosofa feminista

    3/10

    23La filosofa en la era de la globalizacin. Existe una filosofa feminista? ...

    Damon. Revista Internacional de Filosofa, n 50, 2010

    salto de siglos escribiEl Capital no slo contra el capitalismo existente en su mundo comosistema depredador, sino contra Adam Smith y la economa poltica clsica. Significativamente,la monumental obra clsica de Marx lleva como subttulo Crtica de la economa poltica.Pues bien, para seguir con las afinidades entre el proyecto filosfico y el proyecto feminista, laautora deLimaginaire philosophique2 afirma que poner el mundo como tesis del otro es preci-samente lo que hizo Mary Wollstonecraft cuando escribi su Vindicacin de los derechos de lamujer en 1792. En efecto, nuestra filsofa britnica busca (y encuentra sin dificultad) textosque traducen en palabras las actitudes y las prcticas sociales que pretende criticar. Podemosaadir aqu que el libro V deEl Emilio de Rousseau, La educacin de Sofa, es paradigm-tico en este sentido. Escrito contra Poullain de la Barre, su referente polmico silenciado, norefleja sin ms su poca. Cuando afirma que la subordinacin de las mujeres no se basa enprejuicios sino en la razn est contradiciendo, diciendoen-contra de aqul que afirmaba en

    De Lgalit3: La desigualdad de los sexos no est basada en la razn, sino en el prejuicio.De modo general, en la medida en que refleja su poca un filsofo no es filsofo, y

    mal nos podemos enfadar con l como tal. El reflejar su poca es, justamente, el lmite deun filsofo, en modo alguno su filosofa. Pero, por alguna extraa razn, cuando el discursotematiza la cuestin de las mujeres, el referente polmico se silencia, el mundo aparece comosiendo el mundo sin ms y entonces... entonces el discurso filosfico se aproxima al delautismo o la demencia. Porque la pelea directa con el mundo es el discurso del demente entanto que, justamente, habla solo. Rousseau, por su parte, hace aqu como si se fuera el caso,como si no discutiera con nadie, siendo as que la qurelle des femmes segua estando en supoca en comn y en el centro: con estos trminos se referan los ciudadanos griegos alas cuestiones de inters pblico que se debatan en lapolis. Por eso, precisamente, el autor de

    El Emilio hace huelga de filosofa cuando trata esta cuestin. Los filsofos, cuando hablan delas mujeres, hacen huelga de filosofa porque en este asunto se da por sentado el consenso porcomplicidad: como lo deca Poullain de la Barre, el vulgo los varones del vulgo se apoyaen sus opiniones sobre las mujeres en la opinin de los sabios, sin darse cuenta de que, a suvez, los sabios en este punto no tienen sino al vulgo como regla de los suyos. Vamos, quelos varones de base tienen aqu en los filsofos a sus intelectuales orgnicos en el sentidode Gramsci. As se establece el crculo Poullain, el reforzamiento de las ideas previas alesfuerzo intelectual propias del vulgo por las ideas, asimismo previas al esfuerzo intelectualen lo concerniente a esta cuestin, de los sabios lo que es ms grave. De ah no puede salirsino el bloqueo epistemolgico... As, cuando de las mujeres se trata, la filosofa que no ellenguaje, en el sentido de Wittgenstein se toma vacaciones. Si algn varn, como Poullain dela Barre, discute la subordinacin social real de las mujeres transustancindola en los argumen-tos de autoridad de la tradicin filosfica, se trivializa totalmente la interpelacin remitindolaal gnero galante: Rousseau dice de este modo argumentar contra los galantes partidariosdel bello sexo que se pierden en declamaciones vagas. Podramos decir as que feminizanal contrincante. Pues bien, Mary Wollstonecraft, en la estela de nuestro cartesiano feminista,comenta simultneamente el texto de Rousseau y la efectividad social de su sentido. As, elautor deEl Emilio, al igual que Milton y, a veces, Hume, se convierten en portavoces de la

    2 M. Le Doeuff,Limaginaire philosophique, Paris, Payot, 1980.3 Franois Poullain de la Barre, La igualdad de los sexos, ed. crtica de Daniel Cazs, Mxico, UNAM, 2007.

  • 7/28/2019 Celia Amors, Filosofia en la era de la globalizacin. Existe una filosofa feminista

    4/10

    24 Celia Amors

    Damon. Revista Internacional de Filosofa, n 50, 2010

    vida social que ella critica. La filosofa se las entiende con el mundo as metabolizado. Marxquiso en algn momento una filosofa hecha mundo y ah no estuvo precisamente su fuerte.No es que prefiramos un mundo hecho filosofa: el mundo no se reduce, obviamente, a loque piensan de l los filsofos. Pero s en el que la filosofa quepa. Porque, a ambos lados deella, slo estn la demencia o la religin: o el mundo impuesto tal como es, cnicamenteindigerible, o en el lmite fanticamente aceptado o destruido. O las dos cosas a la vez.Creemos, pues, con Le Doeuff y tantas otras y otros, un mundo para las generaciones futurasen que quepa la filosofa. Pues slo si cabe ella, cabremos todas y todos.

    1. La filosofa como propuesta

    1.1. De las promesas ilustradas a Las promesas de los monstruos

    La primera parte de este trabajo ha consistido en reflexiones acerca de la filosofa yel feminismo. Como conclusin de la misma podramos aceptar la plena convalidacinfilosfica del feminismo, por una parte: hay, de hecho, un feminismo filosfico, una temati-

    zacin en clave filosfica de los problemas que el feminismo plantea con toda legitimidad,por tanto, de derecho debe haberlo. Por otra, nos resistimos a adjetivar una filosofa comofeminista: sera inadecuado o, en el mejor de los casos, redundante. La filosofa que se hacedesde el compromiso feminista es filosofa tout court. Hemos presentado hasta aqu nuestrocompromiso filosfico como crtica y como polmica. Pero, una vez ms cito a Michle LeDoeuff, el compromiso filosfico consiste, tambin y sobre todo, en pensar algo.

    1.2. Una nueva ontologa-tentativa del presente?

    Michel Foucault, en su ltima etapa, asuma su trayectoria de investigacin sobre elsujeto y el poder como el programa de una ontologa del presente, ontologa de nosotrosmismos y de los lmites que nos constituyen. Era acaso esta ontologa la adecuada al imagi-nario de la globalizacin? Podramos caracterizar este imaginario no tanto por la figuracinde los lmites constitutivos de nosotros mismos como por la fluidificacin de estos mismoslmites, la transgresin de las fronteras o, como Deleuze lo dira, por la desterritorializa-cin y descodificacin de todos los flujos. Es cierto que Foucault caracteriz tambin suproyecto ontolgico como diseando un lugar limtrofe para ver a la vez ms ac y ms all

    de nosotros mismos, a la vez dentro y fuera, en una indagacin paciente impulsada por laimpaciencia de la libertad. Como lo afirmara Jorge lvarez, la tarea foucaultiana de elaboraruna ontologa del presente, ontologa de nosotros mismos se ha llevado a cabo desde lamirada distante, de etnlogo, que la caracteriza. Foucault era perfectamente consciente dela dificultad de pensar aquello que nos piensa, de objetivar y tematizar los presupuestosmismos desde los que se piensa sin que sean, a su vez, pensados. Si, no obstante, observacon agudeza Jorge lvarez, tal tarea poda emprenderse era acaso porque ese pensamientoque nos sustenta haba empezado a dejar de hacerlo, porque nuestra episteme amenazabaresquebrajarse y nuestras formas de experiencia empezaban a ser otras4. Pues bien, la pen-

    4 Cfr. Jorge lvarez,Michel Foucault: Verdad, Poder, Subjetividad, Madrid, ediciones pedaggicas, 1995, pp. 191-192.

  • 7/28/2019 Celia Amors, Filosofia en la era de la globalizacin. Existe una filosofa feminista

    5/10

    25La filosofa en la era de la globalizacin. Existe una filosofa feminista? ...

    Damon. Revista Internacional de Filosofa, n 50, 2010

    sadora feminista Donna Haraway intenta ser quien dar cumplimiento, ms all de Foucault,a un programa ontolgico de difuminacin de aquellos lmites y aquellas fronteras que lareflexin filosfica ha canonizado tradicionalmente. Puede hacerlo as en la medida en quenuevos inputs cientficos (la primatologa, tal como ha sido revisada por el feminismo, lamicroelectrnica, la biologa y la ingeniera gentica), por un lado, y nuevas instanciasutpicas, como las diseadas desde la ciencia ficcin, por otro, han sido articulados de talforma que han hecho saltar los marcos desde los que se operaba la conceptualizacin de larealidad. Vamos a ilustrar aqu sumariamente en qu sentido Donna Haraway intenta ir msall de Foucault en su adecuacin al imaginario de la globalizacin, trayendo a colacin sucomentario a uno de los anuncios que aparecen en las revistas de tecnociencia: Realizael potencial de tu lnea celular, propone Bioresponse. La autora de Las promesas de losmonstruos5 ve aqu la biotecnologa propuesta como narrativa de salvacin. Podemos obser-var, por nuestra parte, cmo, a diferencia de los anlisis de Foucault, la verdad se desplazadel sexo: nuestra verdadera naturaleza es nuestra lnea celular.

    La autora de Feminismo y tecnociencia6 sita sus figuras cyborg en un rgimen espacio-temporal transformado al que (llama) tecnobiopoder. La incorporacin de la realidad y elimaginario de la tecnociencia redefinen y transcienden en aspectos significativos los reg-menes de biopoder foucaultianos. La ontologa del presente harawayana se elabora, por unaparte, desde el imaginario de la globalizacin como fluidificacin de todas las fronteras y,por otra, desde los parmetros de la tecnociencia, que determinan aquello que ser conside-rado como real. As, en la naturaleza empresarializada de finales del Segundo Milenio,donde los proyectos de la biotecnologa son financiados por corporaciones transnacionalesque mueven flujos de capital antes inimaginables, las especies se transforman en la marca.

    1.3. Para una antropologa cyborg

    Donna Haraway asume en sus anlisis de la tecnociencia en el Nuevo Orden Mundial,S.A.7 la mirada etnolgica foucaultiana, el proyecto de hacer etnologa de nosotros mismos.Su antropologa cyborg se propone como investigadora de parentescos entre humanos, otrosorganismos y mquinas especficos. Entiende que la reconstruccin de estas peculiares relacio-nes proporciona un excelente terreno para la investigacin etnogrfica, pero, a diferencia deFoucault, explicita, desde el vientre del monstruo, su compromiso militante con la construccinde mundos vivibles, y considera una investigacin tal como una eficaz herramienta de empo-deramiento colectivo. No pretende ser original en sus descripciones de la permeabilidad de lasfronteras entre las diversas entidades con las que trabaja: en un mundo de flujos financieros, flu-jos migratorios, flujos de mano de obra, donde impera el todo fluye heraclteo en unas dimen-siones inslitas, no es de extraar que los entrecruzamientos, las mezclas y las transgresiones

    5 Las promesas de los monstruos: una poltica regeneradora para otros inapropiados/bles, en Poltica y Socie-dad, n 30, Madrid, 1999.

    6 En aras a la brevedad, citaremos as el libro de Donna Haraway cuyo ttulo completo es Testigo Modest@ delSegundo Milenio. HombreHembra Conoce Oncorratn , Feminismo y Tecnociencia, UOC, Barcelona,2004. Traduccin de Helena Torres.

    7 Es as como denomina en Feminismo y Tecnociencia lo que caracteriza nuestra contemporaneidad. En elManifiesto para cyborgs era la informtica de la dominacin.

  • 7/28/2019 Celia Amors, Filosofia en la era de la globalizacin. Existe una filosofa feminista

    6/10

    26 Celia Amors

    Damon. Revista Internacional de Filosofa, n 50, 2010

    de fronteras se hayan convertido en un tpico para los comentadores estadounidenses a finalesdel segundo milenio. Podemos afirmar que nos encontramos aqu con el rasgo dominante denuestro imaginario8. La ontologa de Haraway es deudora de ese imaginario, pero, en la medidaen que desde el mismo configura una ontologa, es porque no slo piensa en l en el sentidode encontrarse sumergida en su interior, sino en el de que intenta pensarlo. Y si lo puede hacerobjeto de su pensamiento es en la medida en que su ubicacin en el nuevo paradigma cientficoconfigurado por la informtica y la biologa, sobre todo la biotecnologa y muy especialmente laingeniera gentica, le da los instrumentos y la perspectiva necesarios para volverse conscientede las metforas y de las tecnologas asume aqu hasta el lmite este concepto foucaultianodesde las que se construye aquello que se ha considerado como realidad.

    La ontologa de Donna Haraway es alrgica a los cordones sanitarios entre sujetos yobjetos y a las higinicas separaciones de categoras. Asume as la ontologa cyborg comouna ontologa sucia. La ilustra presentndonos en sociedad como sus entidades paradig-mticas a Oncoratn marca registrada y a Hombre-Hembra, que tiene el copy rightde smisma/o, protagonista de la clebre novela de ciencia ficcin de Russ9. La ratona diseadapara investigar el cncer de mama, primer animal patentado del mundo, contiene un bit deADN, llamado oncogen, que causa esta enfermedad, derivado del genoma de otra criaturae implantado por medio de tcnicas de ingeniera gentica. Producto de la implosin entrenaturaleza y cultura, Oncorratn, definido por un genoma empalmado, con su patente ysu marca registrada ilustra por excelencia lo que es la naturaleza empresarializada. Estasfiguras cyborg son mercancas a la vez que obscenidades naturales. No es de extraarque espanten a los ontlogos clsicos de la historia de la filosofa. Emblemticas de latransgresin de fronteras, pertenecen al imaginario queer. Su constructividad, sus siempreinacabadas articulaciones no son opuestas a su realidad, sino condicin de la misma. Son,as, entidades abiertas. Pensando desde ellas se puede diagnosticar la ansiedad con respectoa la contaminacin de linajes como lo que est en la base del imaginario racista de laslites estadounidenses, as como la angustia sexual ante la confusin de los gneros. Losdiferentes discursos de la transgresin aparecen mezclados en estas entidades bastardas, queseguramente no seran legitimadas por el nombre del padre lacaniano.

    Russ transcribe el cogito de una de las heronas de su The Female Man en las siguien-tes palabras: Quin soy? S quien soy, pero cul es mi nombre de marca?. Los tipostaxonmicos de las especies se transforman as en su marca, hasta el de nuestra propiaespecie, que llega a encontrar la garanta de su autenticidad en la base de datos del genomahumano. Una mutacin semejante tiene lugar cuando el tipo o la clase que da autoridadviene a transformarse en la reificacin de sus propios poderes creativos.

    La autora de Las promesas de los monstruos discrepa del diagnstico del presentedel postmodernismo segn el cual este perodo se caracterizara por la crisis de los gran-des relatos y el fin de las metanarrativas. La tecnociencia de la era global se presenta a s

    8 Cfr. D. Harvey, The condition of Postmodernity: An Enquiry into the Origins of Cultural Change, Oxford, BasilBlackwell, 1989, pp. 147 a 197. Cit. por D. Haraway en Feminismo y tecnociencia, p. 105. Cfr. tambin Martin, E.Flexible Bodies: Tracking Immunity in American Culture from the Days of Polio to the age of AIDS, Boston, BeaconPress, 1994. Para la descripcin y conceptualizacin de los imaginarios polticos, Cfr. F. Quesada, Hacia un nuevo

    imaginario poltico, enCambio de paradigma en la filosofa poltica,

    Cuaderno No. 7, Fundacin Juan March, 2001.9 J. Russ, The Female Man, Nueva York, Bantan Books, 1975.

  • 7/28/2019 Celia Amors, Filosofia en la era de la globalizacin. Existe una filosofa feminista

    7/10

    27La filosofa en la era de la globalizacin. Existe una filosofa feminista? ...

    Damon. Revista Internacional de Filosofa, n 50, 2010

    misma como cargada de virtualidades soteriolgicas en tanto que radical secularizacin dela narrativa cristiana: la promesa de la tecnociencia es su principal peso social. Pasamosde las proclamaciones de tremendos desastres a las de fantsticos remedios. Nuestra ratonacyborg, que aparece coronada de espinas en uno de los cuadros de Lynn Randolph, es as laherona de una historia de salvacin: redime a las humanas al asumir su dolor, pues tambinla figura de Cristo tiene aqu su versin cyborg. El gen, asimismo, puede ser asumido comoalfa y omega del drama secular de salvacin de la vida misma.

    1.4. De racismos y misoginias: mestizajes y vampiros

    Sobre el horizonte de la sucia ontologa cyborg planea el imaginario del mestizaje, ntima-mente vinculado por contraposicin al imaginario racista estadounidense (y, por supuesto,no slo estadounidense). Haraway analiza con penetracin los subtextos del anuncio de unamutua para mdicos que aparece en una revista cientfica. Presenta la imagen de una bodaentre un mdico blanco impecablemente vestido con su bata de dem con sus manos enla-zadas con las de su novia, vestida de blanco tambin, que oculta bajo las galas nupciales unrostro de gorila negra. No cabe una forma ms pregnante de alertar a los mdicos contra lospeligros de tener que atender a una indeseable clientela negra femenina y enfangada en laanimalidad. As, una liaison tal, que representa las consecuencias imprevistas de pertenecer amutuas ingenuas, es una alianza impa. Mestizaje es todava un sinnimo nacional racista[y misgino] de infeccin, de una falsa descendencia para llevar el nombre del padre.... En elcorazn de este imaginario se encuentra significativamente la figura del vampiro. El mdicono avisado corre el riesgo de ser su vctima, de que le chupen la sangre. Dmosle la palabra aDonna Haraway: La figura (del) vampiro (es) la que contamina linajes en la noche de bodas;la que afecta las transformaciones de categoras a travs de pasajes ilegtimos de sustancia, laque bebe y hace infusiones de sangre en un acto paradigmtico que consiste en infectar todolo que se presenta como puro; la que evita el oficio del sol, haciendo un trabajo por la noche;la que es animada, no natural10, y perversamente incorruptible. Tiene un lugar preeminenteentre los vectores de infeccin que contaminan los tipos puros.

    1.5. Los parmetros de una nueva conciencia de la especie

    La filosofa, en su sentido fuerte, ha tratado de modo recurrente de dar forma a la concien-cia de s misma que ha podido tener la especie humana en diversos contextos histricos. Sinembargo, esta curiosa especie, como lo deca Sartre, ha sido siempre ese club tan restringido.De modo recurrente, tambin, una parte de la misma se ha hecho pasar por el todo metonmi-camente y se ha autoinstituido en la representante de ese todo metafricamente. La historia dela filosofa puede asumirse as tambin como la historia de las exclusiones de la especie, en elorden de las metforas y de los conceptos, de la mitad de la especie humana: las mujeres; y,entre los varones, de razas enteras o de clases sociales a los que se sumerga ideolgicamenteen la animalidad. A su vez, la animalidad era pensada de forma tal que la especie humana

    10 Como la Pandora de Hesodo. Cfr. I. Cubero, Poder sexual o control de la reproduccin en la Teogona deHesodo. Tesis indita, Universidad Complutense, 1987. Cfr. captulo VII.

  • 7/28/2019 Celia Amors, Filosofia en la era de la globalizacin. Existe una filosofa feminista

    8/10

    28 Celia Amors

    Damon. Revista Internacional de Filosofa, n 50, 2010

    pudiera emerger de ella en una discontinuidad ontolgica radical, imprimiendo as a la con-ciencia que en esta operacin se configuraba un sesgo un tanto chauvinista. Pues bien, quizsdespus de un perodo de duras crticas y desconstrucciones de las formas de conciencia de laespecie as configuradas, convendra intentar algunos pinitos reconstructivos. Pero para elloes necesario atender a las nuevas condiciones que tanto la ciencia de nuestro tiempo el queHegel quera que los filsofos pensaran en conceptos como sus transformaciones socialesimponen como una plataforma que no se puede obviar, un desde que se instituye en la nicalocalizacin idnea a partir de la cual podamos preguntar quines somos. Quines somos comoespecie entre otras especies. Cul es nuestra identidad en tanto que seres humanos. Y hacerlocon la obsesin cuidadosa de no excluir a nadie y de que si, a pesar de todo, las exclusiones seproducen, estaremos dispuestas a hacernos la necesaria autocrtica. Pues, en un mundo en pro-ceso de globalizacin como el nuestro, ya no puede haber ninguna excusa para que no estemostodas y todos. Somos plenamente conscientes de que el proceso de globalizacin neoliberales en su propia dinmica excluyente, como tan bien lo ha analizado Manuel Castells 11. Pero,justamente por eso,pensar de forma cabal este proceso, como la filosofa lo exige, implicaadoptar, con las necesarias mediaciones, el punto de vista de los excluidas/os.

    La globalizacin implica hasta literalmente, como su condicin sine qua non, la percep-cin del mundo como un globo controlable y manipulable. En esta dimensin del proceso,nuestra autora nos remite al Renacimiento, con sus tcnicas cartogrficas, como antecedenteidentificable del mapa del genoma humano y sus implicaciones para la conciencia de sde nuestra especie. La genmica globaliza a partir de unos modos muy especficos,afirma. La existencia de la especie es producida semitica y materialmente en las prcticasde cartografiado del gen de la misma manera que tipos particulares de espacio y humanidadfueron el fruto de anteriores delimitaciones (...).

    El proyecto del Genoma Humano, con tonos picos un tanto mistificadores, ha sido com-parado con la llegada del hombre a la luna. En este proyecto parece culminar y concentrarsede manera privilegiada la tarea de la biologa. Pues la tarea epistemolgica y tcnica {deesta ciencia}, afirma Haraway, ha consistido en producir un tipo histricamente especfico deunidad humana: a saber, la afiliacin a una especie nica, la raza humana, el homo sapiens.La biologa establece y performa de forma discursiva lo que ser considerado como humanoen los poderosos dominios de la tcnica y el conocimiento12.

    Nuestra autora lleva a cabo en Feminismo y tecnociencia una periodizacin de la historiade la biologa, reconstruyendo todos sus contextos y, de forma especial, el imaginario quelos envuelve. Distingue as lo que podramos llamar tres paradigmas: el de la raza (1900-39),el de la poblacin (1940-1979) y el del genoma (1975-1999). Le interesa fundamentalmenteidentificar lo que en cada uno de estos paradigmas va a ser asumido como lo especfica-mente humano, fundamentalmente para los estadounidenses del siglo XX. Pues bien, en elparadigma de la raza aparece una particular obsesin por las taxonomas. El tipo puro, queanim sueos, ciencias y terrores, continuaba escabullndose entre las taxonomas tipolgi-cas, multiplicndose infinitamente.

    11 Cfr. M. Castells, El nuevo modelo mundial de desarrollo capitalista y el proyecto socialista, Seminario deJavea, septiembre 2, 1986.

    12 D. Haraway, op. cit., p. 249.

  • 7/28/2019 Celia Amors, Filosofia en la era de la globalizacin. Existe una filosofa feminista

    9/10

    29La filosofa en la era de la globalizacin. Existe una filosofa feminista? ...

    Damon. Revista Internacional de Filosofa, n 50, 2010

    1.6. La escena primordial de los homnidos

    El paradigma de la raza fue luego sustituido por el de poblacin como el objeto cien-tfico pertinente. Se considera una poblacin un grupo relativamente permeable dentro deuna especie (que) difiere de los otros grupos por uno o ms genes. Ya no se trataba deordenar jerrquicamente los tipos, sino que la investigacin se focalizaba en los complejosde adaptacin relativos a las diferentes funciones biolgicas. Estudiosos relevantes de lapoblacin desde distintas perspectivas disciplinares dieron lugar as a lo que se llam lasntesis moderna de la teora evolucionista neodarwiniana.

    Al hilo de estos replanteamientos en la biologa emerge un humanismo cientfico y anti-rracista, que va a converger con los designios de los organizadores de las declaraciones sobrela raza de la UNESCO de 1950 y 1951. El objetivo bsico de estas declaraciones era romperel enlace biocientfico de raza, sangre y cultura subyacente a las prcticas del nazismo.

    Este paradigma antropolgico antirracista era, sin embargo, tpicamente sexista. Harawayidentifica su expresin quintaesenciada en el cuadro del ilustrador anatmico Matternes,Loscreadores de huellas fsiles de Laetoli, as como en la exposicin fotogrfica de EdwardSteichen en el Museo de Arte Moderno de Nueva York que lleva por ttulo La familia delhombre. En la imaginacin adnica de nuestro fotgrafo, la hembra que lleva al bebcamina detrs, mirando a un lado, mientras el macho lidera, mirando al futuro. El germende la socialidad humana era la pareja y su descendencia, no un grupo merodeador mezclado,ni un grupo de hembras emparentadas con su prole, o dos machos, llevando uno de ellosun beb, ni cualquier otra de las posibilidades combinatorias entre individuos humanos eneste momento fundacional de la humanidad. De ah su funcin normativa.

    La exposicin de nuestra autora del paradigma del genoma arranca de un planteamientofoucaultiano: La mejor manera de describir la naturaleza humana dentro de los actualesregmenes de saber y poder es como virtual. La encontramos encarnada, literalmente,en una extraa cosa llamada base de datos gentica contenida en unas pocas localiza-ciones internacionales como las tres grandes bases de datos pblicas del mapa gentico yla secuenciacin de datos: el Gen Bank de los Estados Unidos, el Laboratorio BiolgicoMolecular Europeo y el Banco de datos de ADN del Japn. La autora de Las promesasde los monstruos trata de reconstruir los avatares del estable gen mendeliano, amante dela familia, al entrar en la base de datos producto del maridaje entre la ingeniera gentica yla informtica. As, a partir de los aos setenta, banca y cartografa parecen ser los nombresdel juego gentico, en los intentos de corporativizar la biologa para hacerla encajar en elNuevo Orden Mundial, S.A.. La ontologa de este nuevo orden parece desbordar, tambinaqu, la ontologa foucaultiana de los lmites que nos constituyen. Pues si la sntesismoderna, ideolgicamente hablando, tenda a que cada persona fuera more foucaultianovigilante de su hermano, la sntesis biolgica, en sus versiones de la seleccin de la especiey las estrategias inclusivas de la maximizacin de las capacidades avanza rpidamente parahacer de cada persona un banquero de su hermano13. Pues son las grandes corporaciones,multinacionales farmacuticas, gigantes agrcolas, compaas de capital de riesgo quienesauspician directamente una investigacin biolgica en la que la biologa y la gentica

    13 Cfr. D. Haraway, op. cit., p. 277. Subrayados e interpolaciones mas.

  • 7/28/2019 Celia Amors, Filosofia en la era de la globalizacin. Existe una filosofa feminista

    10/10

    30 Celia Amors

    Damon. Revista Internacional de Filosofa, n 50, 2010

    moleculares casi se han transformado en sinnimos de la biotecnologa en tanto disciplinasde ingeniera y rediseo. Esta biotecnologa puesta al servicio del beneficio corporativo esuna fuerza revolucionaria para volver a crear a los habitantes del planeta tierra, desde virusy bacterias hasta la cadena del ser desde el Homo sapiens en adelante.

    1.7. Un proyecto sesgado

    Haraway plantea en este contexto la pregunta relevante de la antropologa filosfica,preada de implicaciones ticas y polticas Quin o qu es el humano que ha de serrepresentado de manera exhaustiva? Los genetistas de la poblacin estaban preocupadosante la posible extincin de muchas poblaciones humanas alrededor del mundo, ya fueraliteralmente o a travs del mestizaje y la negacin de su diversidad en medio de las grandespoblaciones colindantes, con la consecuente prdida de informacin gentica, empobre-ciendo para siempre las bases de datos de la especie. La definicin del ser humano tendraagujeros de informacin irremediables14. El precio de nuestras prcticas tanticas, entremuchos otros, es el condenarnos para siempre a una definicin sesgada de la humanidad.

    Desde un proyecto de conocimiento presuntamente universalista como lo es el Proyectopor la Diversidad del Genoma Humano, parece constatarse una vez ms la afirmacin sar-treana de que la especie humana es un club muy restringido. Las atrocidades histricas quela tica condena tienen por consecuencia duras frustraciones para los proyectos de conoci-miento que, en la medida en que lo son, tienen una vocacin ineludiblemente universalista.La relacin entre Verdad y Libertad que Sartre estableci en su escrito pstumo, Verdad yexistencia15, se replantea en este contexto como ntima interdependencia entre tica y episte-mologa. Ms sencillamente: para conocer no se puede matar. Aunque slo sea para conocer,hay que restituir y reparar, recuperar lo que se pueda rebuscando en los fondos comunes delgen humano. Quizs Kant objetara que el quehacer moral, en este planteamiento, estara enfuncin de un deseo de conocimiento que sera en s mismo extramoral. As, el imperativotico, que debera ser categrico, quedara rebajado a imperativo hipottico. Pero, por nuestraparte, no podemos entender el afn de conocimiento si no est atravesado en s mismo porun nervio moral. As, investigadoras como Donna Haraway confiesan que, en la base de suquehacer, se encuentra el deseo de producir una base de datos de la especie humana quesurja de un concepto de humanidad tan amplio como sea posible. Quisiera que existierauna forma de reconfigurar este deseo y el humanismo que de l se deriva. Virtualmente,pues, una razn pura y una razn prctica globalizadas, asintticamente, convergen. Quizspodamos reconstruir entonces un camino que nos lleve de las promesas ilustradas a Laspromesas de los monstruos16.

    14 Cfr. D. Haraway, op. cit., pp. 280-81. Subrayados mos.15 J. P. Sartre, Verdad y existencia, Trad. Alicia Puleo, Introduccin y revisin de Celia Amors, Barcelona, Pai-

    ds, 1996.16 D. Haraway, Las promesas de los monstruos: Una poltica regeneradora para otros inapropiados/bles, en

    Poltica y Sociedad, n 30, Madrid, 1999.