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  • 7/24/2019 Cartas__desde__la__lista__negra_(5411).pdf

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    CBA GUIONISTAS 23

    A Sam Sillen, editor de Masses & Mainstream Magazine, 19461

    Durante mucho tiempo estuvo de moda en todos los crculos, tan-to de la derecha como de la izquierda, acusar a Hollywood decorrupcin antes de pasar a analizar medios ms respetables comola novela o el teatro.

    La respuesta a este problema la encontramos, por supuesto, en elmodo de produccin de Hollywood. Nadie se molestar, creo, enintentar refutar la idea de que la libertad del artista para expresarsedisminuye proporcionalmente al incremento de la inversin de capi-tal requerida para producir su obra. La obra de arte ms libre es elpanfleto (e insisto en que un buen panfleto es arte) porque su pro-duccin no cuesta nada. Una novela se publica por unos 2.000 dla-res, una obra de teatro se produce por unos 15.000. No es difcilentender por qu el teatro aborda temas progresistas con menor fre-

    cuencia que la novela. Pero en el caso de las pelculas, hablamos decifras estratosfricas: desde medio milln de dlares por una pro-duccin barata hasta tres millones de dlares por una gran produc-cin, un autntico diamante de 14 quilates. Y el problema del artistaque conscientemente emplea su arte como un arma para el progresode la humanidad se hace proporcionalmente ms agudo. []

    La industria cinematogrfica representa un capital monopolistaque controla y desarrolla hasta el extremo una forma de arte. Cincoproductoras controlan prcticamente todo el espacio escnico deHollywood. Controlan tambin 2.800 salas clave en todo el pas. Dosempresas producen el 90% del material con el que se fabrican laspelculas. [] El resultado de esta estructura de capital tan organi-zada es el trastoque de la relacin entre el artista creativo, es decirel escritor, fuente y correa de transmisin de las ideas, y su patrn.

    Es una relacin que difiere drsticamente de la que mantienen elnovelista y su editor, o el dramaturgo y su productor. No es casualque los trabajadores de Hollywood hablen siempre de la industria,nunca del medio. Los escritores cinematogrficos son obrerosindustriales, sujetos a muchos de los males econmicos de los obre-ros de otras industrias. Hay 1.200 escritores en Hollywood, pero slohay empleo permanente y estable para 350. En un ao normal, 700de ellos trabajarn a tiempo parcial, mientras 500 no trabajarn enabsoluto. Dos quintos de esos 700 ganarn menos de 5.000 dlaresal ao. La mitad, menos de 10.000. El ao pasado, los seis con mstalento o ms suerte, o ms arteros, ganaron ms de 100.000 cadauno. La competencia existe, es comprensiblemente intensa y, enocasiones, sin escrpulos. Pero el argumento de que los escritores

    En 1947, Dalton Trumbo, escritor y guionista, autor de la clebre novelaJohny cogisu fusil (1939) y director de su adaptacin al cine en 1971, fue incluido junto con otrosnueve guionistas y cineastas conocidos como los Diez de Hollywood, en la famosalista negra del senador MacCarthy y su Comit de Actividades Antiamericanas.Tras pasar once meses en prisin, Trumbo se vio obligado, durante aos, a firmarcon seudnimo los guiones de sus pelculas. A continuacin recogemos algunosfragmentos de su extensa e intensa correspondencia, indita en castellano.

    cartas desde la lista negraDALTON TRUMBO TRADUCCIN Y NOTAS ANA USEROS

    Dalton Trumbo. Cortesa de la familia Trumbo

    1 La revistaMasses & Mainstreamera la heredera deMassesy deNew Masses, dosveteranas publicaciones comunistas estadounidenses. Este fragmento, anterior alenjuiciamiento de Dalton Trumbo, transmite el estado de nimo que el final de laSegunda Guerra Mundial dej en el ambiente intelectual de izquierdas de Holly-

    wood: optimismo ante lo conseguido y urgencia de nuevos logros. Un ao ms tar-de, la mayora de ellos recibira una citacin.

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    de Hollywood nadan en la rique-za en comparacin con los escri-tores de otros medios y que, portanto, son necesariamente mscorruptos, es una formulacinbasada en la ignorancia, contra-ria a los hechos e inadmisibleen cualquier discusin sensatadel problema. []

    Cmo, entonces, logra el es-

    critor, en tanto empleado de unaindustria, garantizar su derechoa la libre expresin? Cmo em-plea su arte como un arma para ladestruccin del fascismo, o del racismo, o de la opresin econmica,o del impulso blico? En primer lugar, por supuesto, viene la batalladel escritor individual para defender su argumento y su desarrollo enun guin terminado. Esto es fundamental. Cada guionista asegura susalario a su manera, en una especie de guerra de guerrillas literaria.Pero pocas veces la victoria del escritor individual eleva el nivel delibertad de sus camaradas escritores, al igual que el individuo queobtiene un salario alto no eleva el nivel salarial del grupo.

    La batalla por un uso ms libre de la pantalla como arma para ladecencia humana recae fundamentalmente sobre la organizacin de

    los escritores de Hollywood, que funciona como su sindicato. La luchapor la libertad de expresin en Hollywood est inextricablementeunida a la lucha por la seguridad econmica. Esta batalla dual adop-ta para los escritores la forma de una reivindicacin de la propiedadde sus ideas, del libre desarrollo de sus guiones, as como de un mayorcontrol sobre el material que han creado. Es la lucha comn de todas

    las organizaciones obreras y pro-gresistas, as como la lucha por lapaz y la seguridad que stas desa-rrollan es tambin la lucha detodos los guionistas.

    Naturalmente, hay quien opi-na que dada la enorme aglomera-cin de capital que se invierte enlas pelculas, el medio en s no tie-ne remedio y nunca podr em-

    plearse para propsitos progresis-tas. Aceptar esta opinin significaabandonar la lucha. Ese razona-miento especioso y derrotista

    abandona el medio ms influyente del mundo para el uso exclusi-vo de reaccionarios y, en algunos casos, de fascistas convencidos.Pero lo ms importante es que se basa en una asuncin falsa, por-que las pelculas han mejorado en contenido y pueden, en condi-ciones adecuadas, seguir mejorando. []

    Ahora bien, no es un trabajo que pueda lograr en soledad ni elindividuo ms dotado, ni tampoco el concepto del artista ms all

    y por encima de la lucha, que se regodea en su virtud a travs de laniebla perfumada y venenosa del aislamiento cultural. Lo harnescritores organizados, que batallen individual, organizativa y pol-

    ticamente en una relacin lo ms estrecha posible con las grandesmasas de trabajadores que representan la nica fuerza decente,democrtica y antifascista en el mundo de hoy. Con ellos, como par-te de ellos, seremos capaces de usar el arte como un arma para elfuturo de la humanidad, ms que como un adorno para la vanidadde los estetas y farsantes.

    24 GUIONISTAS MINERVA 9.08

    La batalla por un uso ms libre de la

    pantalla como arma para la decencia

    humana recae fundamentalmente sobre

    la organizacin de los escritores de

    Hollywood. Hay quien opina que el

    medio en s no tiene remedio y nunca

    podr emplearse para propsitos progre-

    sistas. Aceptar esta opinin significaabandonar la lucha.

    Los Diez de Hollywood. En primera fila, de izquierda a derecha: Herbert Biberman, Martin Popper (abogado), Robert W. Kenny (abogado), Albert Maltz yLester Cole. Segunda fila: Dalton Trumbo, John Howard Lawson, Alvah Bessie, Samuel Ornitz. Tercera fila: Ring Lardner Jr., Edward Dmytryk, Adrian Scott.

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    A un novelista y amigo, 15 de junio de 19512

    Querido Nelson Algren:Te escribo esta carta por si pudiera interesarte ganar algn dinerillosucio. Te resumo lo ms brevemente posible las posibilidades:Siempre se me ha dado muy bien saber qu historias originales quie-re comprar esta ciudad. Tras mi inclusin en la lista negra, durantelos aos 1948 y 1949, para mantener a mi familia y a un nmero bas-tante costoso de parientes ancianos, as como para pagar los costeslegales y el ao de vacaciones forzosas, escrib cinco argumentos ori-

    ginales para el cine. Dos de ellos los vend por 40.000 dlares cadauno; otro por 35.000, otro por 11.000 y el ltimo no se vendi. Entodos los casos emple el nombre de algn amigo que fuera, al menos,algo conocido en la industria cinematogrfica: l se llevaba un terciodel precio y yo, dos tercios.

    Cuando me soltaron de la crcel descubr que la mayora de losamigos que me hacan el apao bien haban abandonado la ciudad obien estaban en la lista negra o bajo algn tipo de nube (es enorme la

    variedad de nubes que hay hoy en Hollywood). Tambin mi agente hasido despedido. Me apresuro a aadir que ninguna de las desgraciasacontecidas a esta gente tiene nada que ver con los tratos que hacanconmigo en el mercado negro, pues todo el asunto era secreto.

    Pensando en cmo volver a retomar las operaciones, se me ha ocu-rrido que este acuerdo te podra resultar aceptable. El procedimien-

    to sera muy sencillo. Yo escribo una historia que me parezca vendi-ble y te la mando por correo. T se la envas a tu agente en Hollywoodcomo si fuera tuya. Si se vende, transfieres mi parte del dinero a unacuenta abierta con el nombre de soltera de mi mujer. Tendrs quedeclarar la totalidad del dinero recibido y deducir de ah la cantidadenviada a mi mujer, ya sea como pago por sus servicios literarios odirectamente por adquisicin de una propiedad literaria. Mi mujer,en nuestra declaracin de impuestos, declarar a su vez el dinero queha recibido y as se cumple con la legalidad.

    Tengo que advertirte por adelantado de que un argumento original,diseado para su venta en el mercado local, implica una combina-cin de prosa, estructura, sentimentalismo y vulgaridad que me abru-ma incluso a m, que estoy acostumbrado, y que a ti te abochornaran ms. La nica circunstancia que permite que un escritor que se

    respete se embarque en esta empresa es que la historia no se publi-ca jams y slo se lee en Hollywood. Una buena regla, que yo siem-pre he seguido en la venta de este tipo de material, es no dejarse nun-ca enredar para desarrollarlo para la pantalla, porque estas historiasno estn realmente pensadas para convertirse en pelculas, slo estnpensadas para venderse.

    Por lo dems, frente a los 126.000 dlares que gan por las histo-rias que vend con este mtodo en 1948 y 1949, hoy los precios estna la baja y las compras han disminuido. Por tanto, mientras que enesos dos aos vend cuatro de cinco, imagino que ahora el porcenta-

    je de aciertos bajar, y el precio de venta ser menor. Pero incluso enlas presentes circunstancias, creo que podemos esperar razonable-mente unos ingresos brutos de 50.000 al ao.

    Cuando se me ocurren ideas para este tipo de historias, las escri-

    bo muy rpido, nunca tardo ms de dos semanas. Mi idea es queeste acuerdo me deje unos diez meses al ao para trabajar en cosasserias empec un libro en la crcel, sin agobios de dinero. Creoque tu parte del lote (si te parece satisfactorio ese porcentaje) podrahacer lo mismo por ti.

    Ni que decir tiene que el secreto es la clave del xito de este plan. Site envo una historia, puedes estar seguro de que nadie la habr ledo.Estoy seguro de que t querrs ser igualmente discreto por tu parte.

    Si tienes algn tipo de reparo moral sobre estos procedimientos,por favor, olvdalo. Hollywood es un inmenso burdel, y cualquierplan por el que hombres tolerablemente honrados puedan extraerdinero de ah para sus propios fines es ms que elogiable. Sin embar-go, si tienes reparos relacionados con tus propias convicciones per-sonales, me olvidar por completo de ello y contars, por supuesto,con mi total comprensin.

    En cualquier caso, me gustara conocer tu reaccin ante estapequea sugerencia de latrocinio. Y sea sta cual fuera, aado mismejores deseos a este tedioso mensaje.

    Dalton Trumbo.

    A William Faulkner, 24 de enero de 19573

    Estimado seor Faulkner:En otoo de 1947, tras una serie de audiencias del Comit de Activi-dades Antiamericanas, se estableci una lista negra en la industriacinematogrfica americana. Durante los tres aos siguientes, ms de

    trescientos escritores, directores, actores, msicos, artistas y tcni-cos han sido apartados de su profesin y se les ha negado un pasapor-te que les hubiera permitido trabajar en otros pases.

    Los que continan en la industria trabajan bajo vigilancia de gru-pos privados de presin, de un representante permanente del comi-t en Hollywood, y con un sistema de permisos que certifica que sonartistas americanos y patriotas. La lista negra, que una vez se creyque sera el reflejo temporal de unos tiempos turbulentos, se ha ins-titucionalizado. Las pelculas, vigiladas y censuradas por la autoridadfederal, se han convertido en arte oficial.

    Usted, como escritor americano cuyo trabajo ha sido trasladado ala pantalla (tal vez por alguna de las personas en cuyo nombre le hagollegar esta peticin), me enviara una declaracin de condena de lalista negra de Hollywood? Me permitira difundir esa declaracin

    en la prensa si me pareciera que encaja en un nuevo esfuerzo por des-truir este odioso negocio antes de que nos ahogue a todos juntos?

    Atentamente,Dalton Trumbo.

    CBA GUIONISTAS 25

    2 Una de las prcticas ms comunes entre los escritores incluidos en la lista negra era emplear nombres de otras personas para poder vender sus trabajos. Esta prctica era conocida ytolerada por los productores que se beneficiaban as de un mercado a la baja. Tras dcadas de silencio y especulaciones, se est haciendo ahora un esfuerzo por devolver los crditoscorrespondientes a los guionistas represaliados. Nelson Algren era un novelista simpatizante de la causa de los Diez de Hollywood que aos ms tarde obtendra un gran xito conElhombre del brazo de oro. Accedi a la propuesta de Trumbo, pero, finalmente, el trato no se materializ.

    3 La misma carta se envi a A. B. Guthrie, Ernest Hemingway, William Saroyan, John Steinbeck, Thorton Wilder y Tennessee Williams. Trumbo no recibi ni una sola respuesta [notade Helen Manful procedente de la edicin original].

    Tengo que advertirte de que un argumen-

    to diseado para su venta en el mercado

    local, implica una combinacin de prosa,

    estructura, sentimentalismo y vulgaridad

    que me abruma incluso a m, que estoy

    acostumbrado. Estas historias no estn

    pensadas para convertirse en pelculas,

    slo estn pensadas para venderse.

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    A Aubrey I. Finn, 4 de agosto de 19594

    Esta carta se refiere a recientes conversaciones que ha mantenidocon el seor Mendel Silberberg acerca de la Legin Americana y sobrela peticin de que suministre al Sr. Silberberg una declaracin razo-nada en torno a mis afiliaciones pasadas y presentes. []

    Si hoy no alzo mi cansada voz para condenar los ataques y la repre-sin a la que los soviticos someten al escritor Boris Pasternak, esporque unas doscientas personas han sido represaliadas por la indus-tria cinematogrfica de Hollywood, y me interesa mucho ms corre-

    gir los males de mi propio pas, donde puedo tener alguna influen-cia, que aullar por motivos publicitarios a una luna rusa sobre la queno tengo ningn poder.

    Los productores emplean a gente que est en la lista negra, mas nopor razones caritativas, sino porque las prefieren para determinadosencargos, ya que su trabajo tiene una cualidad que en ocasiones loshace, no slo deseables, sino necesarios. Todos lo han hecho en unou otro momento, lo estn haciendo ahora y lo harn en el futuro mien-tras siga habiendo competencia entre ellos; y no hay nada malo en ello.

    Una lista negra sistemtica haba sido algo inaudito en Amricahasta estos ltimos doce aos. Degrada la independencia, dignidad

    y la humanidad del productor tanto como la de las personas contralas que est dirigida. Es lgica y moralmente indefendible, y hoy slola apoya y defiende un puado

    de lunticos, autoritarios y fan-ticos. Durante estos aos se hademostrado en muchos proyec-tos cinematogrficos, y no slopor los escritores vetados sinotambin por los productores,que la lista negra no puede apo-

    yarse y no puede defenderse. Y siste es el caso, es hora de quedesaparezca. []

    En cuanto a la informacinque el seor Silberberg me hahecho llegar y segn la cual soy elprincipal objetivo de la campaa

    de la Legin, no me afecta enabsoluto. La Legin es tan impo-tente contra m como lo es contra los productores. La diferencia estri-ba en que yo lo s, mientras que los productores slo ahora estnempezando a tomar dbil conciencia de ello. Con Legin o sin ella,tengo en estos momentos suficientes encargos contratados como paraseguir con mi trabajo durante los tres prximos aos. Si transcurri-do este tiempo veo que me es imposible encontrar empleo en Holly-

    wood, me trasladar con mi familia a Europa. All, sin los problemasfiscales con los que aqu me encuentro, ganar ms dinero escribien-do pelculas para competir contra la industria norteamericana en elmercado mundial del que he ganado jams escribiendo para ella. []

    Quiz sea esta sensacin de seguridad, junto con la positiva con-viccin de que la fuerza para fastidiar de la Legin disminuye en estos

    tiempos de cambio, lo que me inhibe ante la idea de escribir cual-quier declaracin sobre mis creencias polticas presentes o pasadasmeramente para asegurarme un empleo. Pero pensndolo con cal-ma, seguro que hay razones ms importantes.

    Nac en una familia que ha vivido en Estados Unidos lo bastantecomo para sentirse cmoda dentro. Creyendo como creo que los hom-bres que renuevan cada da sus votos matrimoniales resultan inmedia-tamente sospechosos de adulterio, nunca he sentido la necesidad decomentar mi lealtad, ya sea a Dios, patria, gobierno o sistema.

    Tampoco estoy orgulloso de ser americano, aunque me da laimpresin de estar rodeado de gente que lo est de forma estentrea.Siempre me pareci que quien se enorgullece del accidente geogr-fico de su nacimiento debera tambin pavonearse del accidentegentico que le dio ojos verdes y no azules, o seis dedos donde loshombres corrientes se las apaan con cinco. []

    Lo curioso y lo feo sobre este asunto de la revelacin obligatoriaradica en que, de hecho, la mayora de la gente preferira ser sincera

    y abierta sobre sus creencias y afiliaciones. Creer en algo que no pue-de expresarse con libertad es un absurdo, y lo saben. Yo nunca he

    hecho un secreto de mis afiliaciones polticas. Cuando surgan dis-cusiones polticas entre amigos y compaeros, siempre sealaba laplataforma poltica exacta desde la que hablaba. Durante mi ltimocontrato pblico en la MGM (que termin abruptamente en 1947)escrib para tres productores distintos. Dado que una relacin logra-da escritor-productor implica intimidad intelectual, me pareci natu-ral informarles de antemano de mis posturas polticas.

    Pero cuando un comit del Congreso, en franca violacin de la Pri-mera Enmienda de la Constitucin, busc obligarme a revelar algode lo que siempre haba hablado voluntariamente, me negu a res-ponder y pagu el castigo que tal negativa implicaba. []

    Creo que hay precedentes filosficos, histricos, legales y mora-les de peso para una posicin as. Pero incluso si no los hubiera,

    mucha gente resistira an esa

    obligacin. Pura cabezonera, sise quiere: pero un tipo de cabe-zonera que le ha venido bien aeste pas en los momentos oscu-ros de su historia. []

    No quiero volver la espalda acasi doscientos escritores, direc-tores, productores, actores, actri-ces, msicos, artistas y tcnicoscuyo innato respeto por s mis-mos no les permite ofrecer unadeclaracin poltica que no guar-da relacin alguna con sus habi-lidades creativas a cambio de un

    trabajo que debera, en una socie-dad libre, ser un derecho inheren-te y no un objeto para el chalaneo poltico.

    Resulta que s que, de esas doscientas personas que an se resis-ten a la confesin obligatoria, muchas nunca fueron miembros delpartido comunista. De los que fueron comunistas en un momento uotro, me sorprendera mucho si un 3% lo siguen siendo hoy.

    Entonces, por qu hombres y mujeres que no han pertenecido auna organizacin desde hace aos se niegan an a firmar una decla-racin de no pertenencia a ella, cuando ese sencillo acto les devolve-ra sus carreras? Es por devocin al partido comunista? No. Si sin-tieran algo parecido a esa devocin, no seran el tipo de personas queabandona el partido. Tiene algo que ver con el partido comunista?No. Nunca lo tuvo ni lo tiene ahora.

    Tiene que ver con ellos como seres humanos, con su conceptode ciudadanos libres americanos, con su idea de la nacin. sa esla razn de esos largos aos de negativas, la nica razn para ello.La mejor prueba es que, aos despus de que se haya interrumpi-do su vinculacin con el partido comunista, su vinculacin con lamejor de las tradiciones americanas contina y seguir as, estoyconvencido, hasta el fin de sus das. []

    Pero resulta que, aunque estuviera dispuesto a declarar mi afilia-cin poltica y mis opiniones, ni siquiera eso zanjara el asunto, por-

    26 GUIONISTAS MINERVA 9.08

    4 Trumbo trabaj sin descanso para exponer en artculos y entrevistas las contradicciones de la lista negra (su conversin en un mercado negro). En 1959 Kirk Douglas y Otto Premin-ger tomaron la decisin de revelar el nombre del verdadero guionista de sus respectivas superproducciones:Espartacoyxodo. Esto provoc una tormenta poltica que los abogadosde las productoras entre ellos Mendel Silberberg, a quien se refiere esta carta trataron de amainar pidiendo a Trumbo, una vez ms, una retractacin de su pasado (y presente)poltico. Esta carta, dirigida a su abogado, es su respuesta.

    Hoy, cuando se me sugiere que denunciea un conjunto de naciones y sistemas,

    la idea me asusta. Como a la fuerza se

    me ha hecho ver los cambios que trae

    el tiempo, cmo puedo adivinar qu

    cambios tendrn lugar si Eisenhower y

    Kruschev se entienden? Cmo estar

    seguro de que, si bien hoy satisfecho, las

    opiniones de mi patrn no cambiarn de

    nuevo en el futuro?

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    que se me sugiere que junto con mi declaracin, denuncie, por ejem-plo, la represin de la revuelta hngara por la Unin Sovitica. []

    Este asunto de que se exija denunciar a gobiernos, gentes y siste-mas sociales para obtener trabajo suscita dos preguntas. Primero, escorrecto que un hombre tenga que hacer eso? y, segundo, es sensa-to por su parte hacerlo, es prctico?

    La respuesta a la cuestin moral es negativa y comparativamen-te sencilla. Profundamente imbricada en el tejido del derechoanglosajn y de la tradicin constitucional americana est el prin-cipio de que a un hombre no se le niega el trabajo por sus opinio-

    nes; que ningn patrn tiene derecho a preguntar por esas opi-niones ni a pedir, como condicin previa de empleo, una decla-racin escrita de que las opiniones del empleado coinciden en losdetalles importantes con las de su futuro jefe. Es una proposicinque no admite discusin.

    En cambio, si es o no sensato acceder a hacer esas denunciascomo condicin para un empleo, es una cuestin ms desconcer-tante. Yo mismo, en aos ms ardientes, jvenes y libres, pasmucho tiempo denunciando la Alemania de Hitler, la Polonia deBeck, la Hungra de Horthy, la Italia de Mussolini, la Francia deLaval, la Espaa de Franco, la Repblica Dominicana de Trujillo yla Argentina de Pern por la brutal represin sobre sus pueblos.Entonces se produjo un cambio y, de repente, me encontr vetado

    y en la crcel. Una de las razones de que me encontrara en tan tris-

    te estado fueron esas denuncias pblicas que, en tiempos pretri-

    tos, se consideraban un deber cvico y una prueba floreciente delespritu democrtico en accin.

    Hoy, cuando se me sugiere que denuncie a un conjunto totalmen-te distinto de naciones y sistemas, la idea me asusta. Como a la fuer-za se me ha hecho ver los cambios que trae el tiempo, pondero si midenuncia presente se ver de forma distinta en el futuro. Cmo pue-do adivinar qu cambios tendrn lugar si Eisenhower y Kruschev seentienden? Cmo estar seguro de que, si bien hoy satisfecho, lasopiniones de mi patrn no cambiarn de nuevo en el futuro? Si acep-to las declaraciones escritas como condicin para el empleo, me

    encontrar entonces en la ridcula posicin de tener que denunciarmi antigua denuncia para conservar el trabajo que sta me procur.Y si entonces he perdido la agilidad mental para comprender estasvolteretas, me encontrar de nuevo arrojado a las tinieblas, en mediode un clamor tumultuoso de indignacin patritica. []

    Siento mucho no poder darle al seor Silberberg la declaracinque desea, pues me gustara por cualquier medio a mi alcance termi-nar con el problema de sus clientes. Me llevara slo diez minutosredactarla y puede que me resolviera dos dcadas de problemas eco-nmicos y profesionales. Pero destrozara tambin mi alma. Y aunqueno me interese demasiado el destino de ese alma tras la muerte, s meparece enormemente importante el conservarla mientras viva. []

    Muy atentamente,

    Dalton Trumbo.

    BIBLIOGRAFA EN CASTELLANO

    La noche del uro, Barcelona, Plataforma, 2008

    Johny cogi su fusil, Barcelona, Aleph, 2005

    FILMOGRAFA COMO GUIONISTA

    Always, Steven Spielberg, Estados Unidos, 1989

    Papillon, Franklin J. Schaffner, Estados Unidos, 1973

    Executive action, David Miller, Estados Unidos, 1973

    F.T.A., David Miller, Estados Unidos, 1972

    The horsemen

    , John Frankenheimer, Estados Unidos, 1971The fixer, John Frankenheimer, Estados Unidos, 1968

    Hawaii, George Roy Hill, Estados Unidos, 1966

    The sandpiper, Vincente Minnelli, Estados Unidos, 1965

    Lonely are the brave, David Miller, Estados Unidos, 1962

    The last sunset, Robert Aldrich, Estados Unidos, 1961

    Espartaco, Stanley Kubrick, Estados Unidos, 1960xodo, Otto Preminger, Estados Unidos, 1960

    El bravo [The brave one], Irving Rapper, Estados Unidos, 1956

    Roman Holiday, William Wyler, Estados Unidos, 1953

    He ran all the way, John Berry, Estados Unidos, 1951

    Gun crazy, Joseph H. Lewis, Estados Unidos, 1950

    Our vines have tender grapes, Roy Rowland, Estados Unidos, 1945

    Thirty seconds over Tokyo, Mervyn Le Roy, Estados Unidos, 1944

    A gay named Joe, Victor Fleming, Estados Unidos, 1943

    Tender comrade, Edward Dmytryk, Estados Unidos, 1943

    The remarkable Andrew, Stuart Heisler, Estados Unidos, 1942

    Kitty Foyle, Sam Wood, Estados Unidos, 1940

    A bill of divorcement, John Farrow, Estados Unidos, 1940

    Curtain call

    , Frank Woodruff, Estados Unidos, 1940Five came back, John Farrow, Estados Unidos, 1939

    A man to remember, Garson Kanin, Estados Unidos, 1938Fugitives for a night, Leslie Goodwins, 1938

    The devils playground, Erle C. Kenton, Estados Unidos, 1937

    Love begins at 20, Frank McDonald, Estados Unidos, 1936

    Road Gang, Louis King, Estados Unidos, 1936

    COMO DIRECTOR Y GUIONISTA

    Johny cogi su fusil, Dalton Trumbo, Estados Unidos, 1971

    CBA GUIONISTAS 27

    Textos publicados originalmente en Helen Manful (ed.),Additional Dialogue. Letters of Dalton Trumbo 1942-1962 [Nueva York, M. Evans & Company, 1970].Minerva agradece a Christopher Trumbo su autorizacin para publicar estos fragmentos.