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Dirección General de Divulgación de la Ciencia UNAM • Número 1 Antonio Heredia Bayona y Pedro Gómez Romero Carta abierta por un compromiso En este texto, tomado del suplemento El futuro del diario español El país (8 de mayo de 2002), presenta un punto de vista decidido sobre la importancia de comunicar la ciencia al públi- co, discurso que a pesar de repetirse insisten- temente, aún no parece haber penetrado en las molleras de nuestros funcionarios y políticos. Valga este nuevo intento como muestra de áni- mo renovado. Como científicos nos cuesta reconocer- lo, pero la ciencia nunca ha estado abierta al público. Que el avance científico se haya gestado a menudo de espaldas a las modas imperantes y con independencia frente a las instituciones gobernantes ha resultado positivo, visto con perspectiva de siglos. Que el desarrollo tecnológico se haya podido desentender en algunas ocasiones de las demandas de los pode- rosos y los mercaderes tampoco ha sido malo. Pero que la comunicación de los avances científicos y los desarrollos tec- nológicos se haya limitado a un diálogo inter pares ya va siendo más cuestionable. La comunicación científica especializada es necesaria e insustituible para el desarro- llo de la ciencia, pero en los tiempos que corren se está quedando insuficiente. Nuestras vidas como individuos nunca han estado tan vertiginosamente ligadas al desarrollo de las tecnologías que ali- mentan nuestro crecimiento colectivo. En nuestra sociedad industrializada es difí- cil encontrar algún aspecto de la vida cotidiana que no se vea influenciado por tecnologías enraizadas en la ciencia de- sarrollada durante los últimos cien años. Y esa influencia, que seguirá creciendo, abarca desde detalles minúsculos de nuestra vida privada hasta fenómenos de escala global. Por ello es imprescindible que los ciudadanos de hoy y del futuro sean conscientes del poder (y también de las limitaciones) de la ciencia, de las ca- ras y las cruces de una sociedad tecnoló- gicamente avanzada. De ahí la necesidad de desarrollar vías para la comunicación social de la ciencia, una actividad felizmen- te desarrollada por un número creciente de periodistas a la que los científicos no de- beríamos ser ajenos. Esta emergente relación entre ciencia y sociedad hace necesaria la definición de un nuevo ethos, de un modo de ac- ción y participación del científico que consideramos podrían sustentarse en los siguientes puntos. 1. El profesional de la ciencia, y la so- ciedad de la que procede, deben asumir, de una vez por todas, que la ciencia es una actividad creadora de primera mag- nitud; una actividad que se basa en una actitud: el mundo que nos rodea es inte- ligible y en un método, que ha perdura- do por encima de corrientes ideológicas, de revoluciones industriales y sociales y de tendencias y modas artísticas y que, en- tre otras cosas, nos recuerda que no hay ninguna verdad absolutamente establecida. 2. El científico, en la mayoría de los casos sujeto público, debe rendir cuen- tas a la sociedad, devolverle lo mejor que ha obtenido de ella. Una forma de hacer- lo sería a través de la divulgación y co- agosto / octubre 2002

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Page 1: Carta abierta por un compromiso - Divulgación de la ... · Dirección General de Divulgación de la Ciencia UNAM • Número 1 Antonio Heredia Bayona y Pedro Gómez Romero Carta

Dirección General de Divulgación de la Ciencia� UNAM • Número ��

1

Antonio Heredia Bayona y Pedro Gómez Romero

Carta abierta por un compromiso

En este texto, tomado del suplemento El futurodel diario español El país (8 de mayo de 2002),presenta un punto de vista decidido sobre laimportancia de comunicar la ciencia al públi-co, discurso que a pesar de repetirse insisten-temente, aún no parece haber penetrado en lasmolleras de nuestros funcionarios y políticos.Valga este nuevo intento como muestra de áni-mo renovado.

Como científicos nos cuesta reconocer-lo, pero la ciencia nunca ha estado abiertaal público. Que el avance científico sehaya gestado a menudo de espaldas a lasmodas imperantes y con independenciafrente a las instituciones gobernantes haresultado positivo, visto con perspectivade siglos. Que el desarrollo tecnológicose haya podido desentender en algunasocasiones de las demandas de los pode-rosos y los mercaderes tampoco ha sidomalo. Pero que la comunicación de losavances científicos y los desarrollos tec-nológicos se haya limitado a un diálogointer pares ya va siendo más cuestionable.La comunicación científica especializadaes necesaria e insustituible para el desarro-llo de la ciencia, pero en los tiempos quecorren se está quedando insuficiente.

Nuestras vidas como individuos nuncahan estado tan vertiginosamente ligadasal desarrollo de las tecnologías que ali-mentan nuestro crecimiento colectivo. Ennuestra sociedad industrializada es difí-cil encontrar algún aspecto de la vidacotidiana que no se vea influenciado portecnologías enraizadas en la ciencia de-sarrollada durante los últimos cien años.

Y esa influencia, que seguirá creciendo,abarca desde detalles minúsculos denuestra vida privada hasta fenómenos deescala global. Por ello es imprescindibleque los ciudadanos de hoy y del futurosean conscientes del poder (y también delas limitaciones) de la ciencia, de las ca-ras y las cruces de una sociedad tecnoló-gicamente avanzada. De ahí la necesidadde desarrollar vías para la comunicaciónsocial de la ciencia, una actividad felizmen-te desarrollada por un número creciente deperiodistas a la que los científicos no de-beríamos ser ajenos.

Esta emergente relación entre cienciay sociedad hace necesaria la definiciónde un nuevo ethos, de un modo de ac-ción y participación del científico queconsideramos podrían sustentarse en lossiguientes puntos.

1. El profesional de la ciencia, y la so-ciedad de la que procede, deben asumir,de una vez por todas, que la ciencia esuna actividad creadora de primera mag-nitud; una actividad que se basa en unaactitud: el mundo que nos rodea es inte-ligible y en un método, que ha perdura-do por encima de corrientes ideológicas,de revoluciones industriales y sociales yde tendencias y modas artísticas y que, en-tre otras cosas, nos recuerda que no hayninguna verdad absolutamente establecida.

2. El científico, en la mayoría de loscasos sujeto público, debe rendir cuen-tas a la sociedad, devolverle lo mejor queha obtenido de ella. Una forma de hacer-lo sería a través de la divulgación y co-

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municación de los resultados de su tra-bajo en estrecha colaboración con otrosprofesionales. Aunque sea utópico, seríabueno recordar las palabras del libro dela Sabiduría (7, 13): «Sin engaño la apren-dí y sin envidia la comunico y a nadieescondo sus riquezas».

3. La investigación científica tiene, hoymás que nunca, una incidencia inmedia-ta en el mundo y sobre los seres que lopueblan. Es por ello que el científico einvestigador debe ser absolutamente res-ponsable de sus investigaciones y de lasposibles consecuencias de las mismas.

La ciencia es poder. Según los sociólo-gos de la ciencia actuales, la ciencia mo-derna está mayoritariamente aliada conel poder. Probablemente siempre lo estu-vo. San Alberto Magno, el patrón de lasciencias en nuestras facultades, ya adver-tía al alquimista de no depender de lospríncipes y poderosos. La situación ape-nas ha cambiado hoy día.

4. El científico, en cuanto sujeto públi-co independiente, debe participar activa-mente en la política de la sociedad de laque forma parte ejerciendo públicamen-te una crítica intelectual sobre aquellostemas que afectan a la sociedad y que tie-nen que ver con su disciplina científica.

Obviamente, nos gustaría que estas bre-ves reflexiones pudieran contribuir a nor-malizar una relación entre ciencia ysociedad, que en nuestro país ha sido tra-dicionalmente deficitaria. Y como primerpaso, esta declaración de intencionesquiere servir de punto de partida para po-ner en contacto a una nueva generación decientíficos activamente conscientes delnecesario compromiso del científico conla sociedad. Desde aquí invitamos a quie-nes se sientan identificados con ese nue-vo ethos a unirse a nosotros en esta tarea.Es una tarea tan dura y difícil como la quetienen, dentro de este complejo mundo,los profesionales de la información y lospolíticos de buena fe. Para animarnos aencontrar el camino adecuado podemosrecordar las palabras finales de Spinozaen su Ética: «Todo lo que es hermoso estan difícil como raro».

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no divulgarás

Vuelva usted sobre sí. Investigue la causa que le impele a

escribir; examine si ella e xtiende sus raíces en lo más

profundo de su corazón. Confiese si no le sería pr eciso morir

en el supuesto que escribir le estuviera vedado. Esto ante

todo: pregúntese, en la hora más serena de la noche, ¿debo

escribir? Ahonde en sí mismo hacia una profunda respuesta;

y si resulta afirmativa, si puede afrontar tan seria pregunta

con un fuerte y sencillo “debo”, construya, entonces, su

vida según esta necesidad.

Rainer Maria Rilke, “Carta a un joven poeta”

¿Por qué una nueva columna en este abigarrado boletín?Quizá porque ser editor a veces es tarea solitaria, en que setiene voto pero no voz. Quizá también, espero, porque haycosas que decir. Pero sobre todo por esa profunda necesi-dad de compartir que constituye para mí la esencia de lalabor de divulgación.

El nombre de este espacio puede despertar suspicacias.Se trata no de negar –sería impensable– el derecho a di-vulgar, sino precisamente de llamar la atención sobre lalabor; tal vez de cuestionarse el compromiso con ella.Preguntarse qué haría uno si enfrentara una prohibicióno mandamiento como el del título.

Cuando, hace más de dos años, un pequeño grupode divulgadores nos reunimos para concebir este bo-letín de aspiraciones comunitarias, una de las prime-ras cuestiones sobre las que debatimos larga peroplacenteramente fue el nombre que debía recibir. Elmuégano divulgador fue la elección final, pero Nodivulgarás era el apelativo que en realidad estabamás cerca de nuestro corazón. Nos parecía una afir-mación polémica, retadora, dispuesta a despertarla cavilación. Así que hoy me atrevo a retomar esteolvidado título para reflexionar sobre la divulga-ción y sus alrededores.

“No divulgarás”. La respuesta surge automáti-ca: “¿cómo que no? ¡Sí divulgaré!, ¿por qué no?”

Sólo que lo importa es por qué sí divulgar: paraqué, con qué concepción de la ciencia y de sucomunicación; para lograr qué objetivos. Y meconsta que, aunque las preguntas se han formu-lado una infinidad de veces, tanto en nuestropaís –en mesas redondas, congresos de laSOMEDICYT y otros foros– como en otros –valgala experiencia del reciente congreso “La cien-cia ante el público”, en Salamanca–, las res-puestas distan mucho de estar claras.

Exploremos, pues, qué, por qué y cómo di-vulgar. Y discutamos, y discrepemos y disfrute-mos (quizá es lo mismo). De eso es finalmentede lo que se trata la ciencia, ¿o no?

No divulgarás

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por Martín Bonfil Olivera

Antonio Heredia Bayona trabaja en la Universi-dad de Málaga, España, y Pedro Gómez Rome-ro en el consejo superior de InvestigacionesCientíficas de España (CSIC).

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Siempre quise ser poseedor de información pri-vilegiada para poder regalársela magnánima-mente al mundo, el cual, en agradecimiento,me aclamaría como su héroe. Por lo tanto, escon gran placer que uso mis páginas de Elmuégano divulgador para bramar (metafóri-camente) “¡paren las prensas!” e informar a lacomunidad de un descubrimiento episte-mológico fundamental: he llegado a la conclu-sión de que la ciencia no es completamenteobjetiva y que las creencias filosóficas de suspracticantes, pese a todo, sí influyen en los re-sultados que obtienen o que no obtienen.

(¿Por qué se quedan tan callados? No me di-gan que ya lo sabían...)

La originalísima conclusión que aquí repor-to me vino un día de inspiración, luego de con-siderar el descubrimiento de fármacos paraaliviar la mente –ansiolíticos, antidepresivos ydemás. Por espacio de muchos siglos un gru-púsculo minoritario y sin importancia conoci-do como noventa y nueve por ciento de lacivilización occidental creyó que, mientras elcuerpo era una cochinada corruptible y malo-liente cuyo destino bien merecido era pudrirseen las entrañas de la tierra, la mente era unhálito espiritual y puro, don de los dioses, quesólo se juntaba con el asqueroso cuerpo por-que no le quedaba más remedio, y que se iba aparajes más etéreos en cuanto el cuerpo colga-ba los tenis. Esta creencia retrasó las cienciasde la mente, como demostraré en seguida.

Los médicos de la mente ya habían tenidoocasión de observar con envidia que sus riva-les, los médicos del cuerpo, conseguían mu-chas veces curar a su repugnante objeto deestudio poniéndole una inyección al paciente.Dispuestos a no ser menos, se dieron a la tareade inventar sustancias que, inoculadas a lamente, la curaran de todos sus males, desde elde amores hasta el de Alzheimer. La empresafalló cuando los médicos participantes no pu-dieron encontrarle a la mente las pompas paraponerle las inyecciones.

Por suerte, la serendipia, esa aliada de loscientíficos, vino al rescate. Quiso el destino que,en su desesperación, el líder del proyecto, bien

conocido por su esquizofrenia galopante y suempeño en pensar durante sus ataques que losproductos de su imaginación eran los señoresde batas blancas en vez de los enanitos verdescon cascabeles y trajes de colores, quiso eldestino, decía, que el líder del proyecto se sen-tara sin darse cuenta sobre la jeringa que con-tenía el fármaco que el equipo pretendíainyectarle a la mente, hecho lo cual profirió un“¡ay!” (que era lo más lúcido que se le habíaoído decir en su vida). Acto seguido, se curóde la esquizofrenia. Con eso los médicos quehabían pensado que la mente era independientedel cuerpo se dieron cuenta de su error mile-nario: creer en la separación del cuerpo y lamente les había impedido imaginarse que parainyectarle una medicina a la etérea psique bas-taba inoculársela al paciente en las mundanasy materiales posaderas.

Los señores de batas blancas celebraron eldescubrimiento como si en éste no hubiera te-nido nada que ver la casualidad, con publica-ción y todo. Los enanitos verdes hicieron huelgade cascabeles caídos, pero nadie les hizo caso.

¿Hasta dónde habríamos llegado si estos se-ñores no hubieran vivido cegados por el con-cepto de una mens eterea presa contra suvoluntad en un corpore asqueroso? ¿Habríadescubierto Galeno el Prozac desde la antigüe-dad? ¿Seríamos por ello una raza más feliz?¿Qué descubrimientos deslumbrantes del futu-ro nos están velados por culpa de nuestros pre-juicios? ¿Qué fértiles caminos de investigaciónnos oculta de momento nuestra ignorancia?¿Qué sustancias curativas podríamos sacar-les, por ejemplo, a los corales, esas “bellas plan-tas marinas”, si los ambientalistas no fueranunos aguafiestas y nos dejaran asolar el plane-ta en paz?

¡Paren las prensas!por Sergio de Régules

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Hace tiempo un par de alumn@s del Di-plomado en Divulgación de la Ciencia dela DGDC me comentó que en una de lasclases se hicieron la siguiente pregunta:¿qué tiene que ver el desarrollo de la in-vestigación científica con la democracia?Ponían como ejemplo a los Estados Uni-dos, país líder en muchas ramas de la in-vestigación científica tanto pública comoprivada. Sus ciudadanos en masa puedenllegar a ser tan o más intolerantes que losfundamentalistas a quienes acusan de serlos enemigos de la democracia y los valo-res occidentales, y tener unas eleccionesdonde no es el voto ciudadano, sino lostribunales de justicia, los que determinanel triunfo de su presidente.

Ciertamente Estados Unidos quizá no esel mejor ejemplo para reflexionar sobrela relación investigación científica-demo-cracia. Y en todo caso, la investigacióncientífica no tiene tanto impacto en el sis-tema social como la divulgación (que, ojo,no es sólo información).

En mi opinión, un mejor ejemplo ilus-trativo sobre el tema es España. Hace va-rios meses, la Gaceta UNAM del 21 defebrero nos dio cuenta de celebración deconvenios de colaboración entre el Ban-co Santander Central Hispano, la Univer-sidad de Salamanca y la UNAM paradiseñar un programa académico, tecno-lógico-gerencial y financiero, y el estable-cimiento de una cátedra extraordinaria dedocencia e investigación en humanidades,con sede en la Facultad de Filosofía y Le-tras. El banco español se ha caracterizadopor ser un impulsor de programas ibero-americanos en educación, ciencia y cul-tura. El rector de la Universidad deSalamanca resaltó al respecto que “sólolos países con gente inteligente inviertenen educación, no para obtener resultadosa corto plazo, sino como seguro y garantíapara el futuro.”

Ideas

Que el banco español invierta en edu-cación, ciencia y cultura más allá de sunacionalidad tiene su contexto en el pro-ceso de transición española, donde elimpulso social a la cultura científica hatenido su lugar. Ubiquemos que hasta1977 España vivía una dictadura dondelas libertades democráticas y los derechosciudadanos eran prácticamente inexis-tentes o arriesgados, y cuya idea de laciencia era “que investiguen otros”.

En 1982 sucede lo impensable. Des-pués de unas complicadas negociaciones,queda establecida la legalidad y plurali-dad de los partidos, y los socialistas ac-ceden al gobierno por la vía del voto. Sonlos socialistas quienes tienen en su pla-taforma el impulso a la investigacióncientífica como una política de estado,planteando en su programa político elestablecimiento de una Ley de Fomentoy Coordinación General de la Investiga-ción Científica y Técnica (o “ley de cien-cia”, como se le conoció popularmente),donde no bastaba aprobarla en el con-greso de los diputados, sino involucrar atodos los actores sociales. Por otra parte,dentro de este proceso de transición a lademocracia, algunos periodistas comoManuel Calvo Hernando, Manuel Tohariay Vladimir de Semir, entre otros, asumie-ron la responsabilidad de luchar dentrode sus medios por hacer de la ciencia unafuente importante de información y unbien socialmente útil, con la voluntad derevertir los parvos resultados españolesen investigación científica.

Dicha ley fue consensuada y aproba-da en abril de 1986. Como un reflejo delimpulso social a esta política de estado,las noticias que mayor difusión tuvieronen los diarios y noticieros de mayor co-bertura en los primeros meses de ese añofueron sobre política científica, sólo su-peradas por la tragedia del Challenger.

A partir de 1986 hubo un incrementonotable en el número de noticias sobreciencia y tecnología. Entre 1981 y 1992la producción científica española de ar-

tículos científicos en revistas arbitradasde impacto internacional aumentó de 3mil 900 a 14 mil artículos, lo que repre-sentó un incremento del 360 por ciento.En ese mismo periodo la produccióncientífica en Estados Unidos experimen-tó un crecimiento del 216 por ciento.Estos datos significan que la investiga-ción española creció a una tasa anualde un 67 por ciento superior a la mediamundial entre 1981 y 1991 [datos to-mados de Ísita, R., Ciencia y propagan-da en España, tesis de doctorado,Universidad Complutense de Madrid,1995]. La experiencia demostró que elprogreso científico y tecnológico no essólo cuestión de innovación y difusión;también es asunto de aceptación social.La política de estado sobre investigacióncientífica y desarrollo tecnológico conmovilización social permeó a todas lascapas sociales españolas. La oferta deproductos culturales de contenido cien-tífico es abundante y al alcance de lasociedad. De ahí que tras este procesono resulte extraño que la burguesía fi-nanciera española invierta en el proyec-to de bibliotecas digitales de la UNAM,colabore en el desarrollo del Portal Uni-versitario Universia.net y contribuya aldesarrollo de actividades, proyectos yservicios académicos, tecnológico-gerenciales y financieros.

Me hubiera gustado que los actores dela noticia fueran sí, la UNAM, pero tam-bién el Banco de México y la Secretaríade Hacienda, con base en una políticade estado aprobada por mayoría califi-cada del congreso mexicano, y enterar-me en el noticiero de López Dóriga, elde Guitiérrez Vivó, o hasta con Brozo. Yque la divulgación universitaria de laciencia no anduviera mendigando un pe-queño espacio en alguna radiodifusora,aunque sea universitaria.

Rolando Ísita es doctor en ciencias de la comu-nicación y jefe del depto. de radio de la DGDC.

rtornell@universum�unam�mx rtornell@universum�unam�mx rtornell@universum�unam�mx rtornell@universum�unam�mx rtornell@universum�unam�mx

¿Investigación científica y democracia?

Rolando Ísita Tornell

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La experiencia española sobre la influencia pue-de tener el periodismo científico, en el marcode una política de estado, para fomentar el de-sarrollo de la ciencia.

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A lo largo de mi carrera profesional hevisitado Brasil ya cuatro veces. He asis-tido a un congreso internacional, a unaescuela de semiconductores, a un con-greso nacional de mecánica estadísticay como profesora invitada en la Univer-sidad Federal de Ceara. Soy por lo tantouna vieja conocida y, desde luego, ami-ga de Brasil. Sin embargo, este últimoviaje fue la primera vez que participé enuna reunión, la 54a, de la Sociedad Bra-sileña para el Progreso de la Ciencia(SBPC, www.sbpcnet.org.br). Y créanme:es algo diferente a todo.

En esta reunión se mezclan como enninguna otra que yo haya visto los temascientíficos con temas sociales y políti-cos, rodeados por actividades artísticas.Esto se vio claramente reflejado en la ce-remonia inaugural, en la que hubo unpoco de todo. Inclusive tuvo algunasemociones, con una protesta estudian-til, pero terminó tranquilamente, con unexcelente grupo de danza.

Lo primero que llama la atención esque es la reunión número 54. Eso hablade una gran tradición, poco común enLatinoamérica. Me contaron que duran-te la dictadura militar estos congresos sevolvieron casi el único lugar en que sepodía hablar con libertad. Además deesta extensa sociedad científica que re-úne a todas las disciplinas, existen enBrasil, desde luego, las sociedades espe-cíficas de cada tema. Poco a poco, lostrabajos más especializados de investi-gación se han ido dirigiendo a los con-gresos ad hoc (como al que asistí en otraocasión, de mecánica estadística) y lareunión de la SBPC se ha convertido en

Julia Tagüeña

La reunión anual de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia

Ciencia a ritmo de samba

la más importante para educación y di-vulgación de la ciencia. Es también, porsu propia esencia, una reunión inter-disciplinaria, y es interesante ver que eneste nuevo milenio, donde la interdi-sciplina es tan importante, Brasil tienecamino avanzado en esa dirección.

Lo que me parece más original y rele-vante de esta reunión es la participaciónde los jóvenes. Simultáneamente se diola 10a SBPC Joven, que cumple un papeleducador y vocacional impresionante. Megustó mucho escuchar a los jóvenes ex-plicando sus trabajos. Además, en todaslas actividades de la reunión adulta, con-ferencias, simposios y minicursos, la asis-tencia mayoritaria es estudiantil. Megustaría resaltar aquí que es una gran res-ponsabilidad de los científicos ya forma-dos de Brasil ofrecerle a esta enormecantidad de estudiantes (no sé cuantoseran, pero eran muchos) pláticas de cali-dad, una organización clara, discusionesbien estructuradas y una visión inteligen-te de la ciencia y la tecnología.

El impacto de esta reunión afecta nosólo a los estudiantes, sino a la sociedaden su conjunto. Me consta que a laExpociencia asistió la gente de Goiainia(esta ciudad, donde se realizó el evento,es cercana a Brasilia y sólo tiene unos 60años de edad). Por el stand de la Estaciónde Ciencia de la Universidad de Sao Paulo(mis anfitriones) vi pasar escuelas, fami-lias y muchos niños y niñas. Seguramen-te estas reuniones tienen más impacto enuniversidades más alejadas de las princi-pales ciudades de Brasil, y es fantásticoque la sociedad vea a la ciencia comouna actividad divertida. Hay que resaltartambién la presencia de la divulgaciónescrita, con libros y revistas editados enBrasil, en una gran feria de libros.

Otro acierto de esta reunión es laExpoeducación, que tiene un programaespecial de actividades. También ahí exis-

te el convencimiento de que sólo por elcamino de la educación nuestros paísespodrán llegar a construir sociedades jus-tas y sustentables. En esta reunión la edu-cación, la divulgación y la investigación,que son las actividades sustantivas deluniversitario, conviven y se enriquecenjuntas.

Mi participación consistió en una con-ferencia invitada sobre la divulgación dela ciencia en los museos de México y enuna mesa redonda (ahí como directoraejecutiva de la Red de Popularización dela Ciencia y la Tecnología para Latinoa-mérica y el Caribe, o RedPop) sobre elpróximo congreso mundial de centros deciencia, que se celebrará en Río deJaneiro en 2005. Tuve la precaución dellevar una presentación con imágenes enportugués, y yo hablé en español “diva-gar” (lento). Nos entendimos muy bien,en muchos sentidos.

Desde luego que todas estas ventajastienen varios inconvenientes organiza-tivos: grandes distancias, muchos asisten-tes, falta de transporte, búsqueda decomida. Pero el esfuerzo vale la pena. Esosí, no creo que cualquier extranjero, sinel entrenamiento cotidiano que daLatinoamérica, pueda sobrevivir sin ayu-da una de estas reuniones.

La importancia de las sociedades científicaspara el desarrollo y la divulgación de la cien-cia es indudable. Aquí, nuestra directora demuseos nos da sus impresiones de lo que su-cede en un país hermano.

Julia Tagüeña Parga es doctora en física y direc-tora de museos de la DGDC.comentarios: jtag@servidor�unam�mxcomentarios: jtag@servidor�unam�mxcomentarios: jtag@servidor�unam�mxcomentarios: jtag@servidor�unam�mxcomentarios: jtag@servidor�unam�mx

conozcámonos

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En números anteriores de esta serie abor-damos el problema de la indefinición delquehacer y de los motivos del divulga-dor. Sucede que queremos definir conprecisión un concepto que ha variado enel tiempo, que es diverso y multidis-ciplinario. Que no se estudia como dis-ciplina, que no tiene un método, que separece más al arte, que es una labor cu-yos resultados no podemos conocer concerteza. Una labor que se ejerce, ya si-tuándonos en nuestro entorno, en lospaíses latinoamericanos donde, segúnMarcelino Cereijido, ni siquiera tenemosciencia (Por qué no tenemos ciencia,México, Siglo XXI, 1997).

Hay una diversidad de divulgacionesporque hay una infinidad de motivos parahacerla y, por tanto, de formas de reali-zarla: como subversión, como tarea de-mocrática, como labor cultural, con finesde propaganda, como arte. Para apoyara la ciencia, promover vocaciones; comoeducación no formal para rellenar lagu-nas escolares, para brindar informaciónnecesaria, lograr una vida mejor, influiren las decisiones políticas; por el deseode compartir, como labor crítica.

La imposibilidad de definir la divulga-ción se debe también a que no es unadisciplina. Muchos aprendices y practi-cantes de la divulgación se enfrentan ala inseguridad que causa la ausencia deuna definición, cosa que no ocurre engeneral con las ramas de la ciencia y delas humanidades. Definir termodinámi-ca o sociología, en cuanto a sus objetosde estudio, no presenta problemas. En lavida académica esta claridad se plasmaen métodos, en materias, carreras y gra-dos, en profesiones y en vehículos espe-cializados para comunicar resultados; en

Evolución y diversidad de la divulgación

Presentamos, luego de un paréntesis, la entre-ga final de esta serie donde una de lasdivulgadoras que más ha reflexionado sobreesta actividad en México nos da un mensajecontra el desaliento.

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Ana María Sánchez Mora

Mivisión

Guía para el divulgador atribulado III

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resultados inmediatos. No sólo eso; pre-tendemos del público un cambio rápido,universal y sin retroceso, en su manerade pensar. Como no vemos ese cambionos declaramos, si no derrotados, al me-nos en crisis: ¿sirve de algo lo que hace-mos?, ¿para qué lo hacemos?, ¿qué es loque hacemos?

Para aliviar en algo nuestra crisis ten-dríamos que ver y ejercer la divulgacióncon perspectiva histórica; dicho de otromodo, aceptar la diversidad y la evolu-ción. Al reconocer los obstáculos, losdivulgadores sabemos que tenemos que darmuchas batallas, y la más difícil es la inter-

na: convencernos de que la vida (laverdadera vida del ser interior)

se enriquece con el placerintelectual de la ciencia.

Para no dejar hilossueltos: la dentista de mientrega anterior decidióque su vocación original

era la administración, y aella se dedicó. Y las femi-

nistas sabemos que, si algo haapoyado nuestra causa, es el pen-

samiento científico. Una razón más paraseguir divulgándolo.

el desconocimiento de un proceso evo-lutivo, de un desarrollo histórico de ladivulgación. En otras palabras, las tribu-laciones surgen de la confusión sobrela escala de tiempo que rige a la culturahumana.

Para evidenciar el problema que supo-ne entender la escala de tiempo de ladivulgación, recurriré a un símil: la libera-ción femenina. La historia de la humani-dad tiene millones de años: la civilización,miles. Las primeras sufragistas aparecencasi con el siglo XX y es hasta la décadade los setenta cuando se empieza a abor-dar seriamente el feminismo. Entre los ex-tremos de las quemas de ropa interior yel advenimiento de la píldora anticon-ceptiva, algunas mujeres (y también hom-bres, por fortuna) dan la lucha, peropretenden cambiar en unos cuantos añosuna historia de sujeción y discriminaciónque se remonta a la prehistoria. Comoesto no sucede así, cunde el desánimo,aprovechándolo de inmediato los gruposreaccionarios. Lo que fue una de muchasbatallas por venir se toma como la defi-nitiva. Lo que se perdió no fue la gue-rra, sino la perspectiva deltiempo histórico.

Algo semejante ocurrecon la divulgación, y lasemejanza se destacamás cuando utilizamosel término “subversivo”,pues la divulgación de laciencia se inicia (y siguesiéndolo, en cierto sentido)como una subversión contra elconocimiento acumulado como poder. Laciencia moderna surge apenas en el sigloXVII, y cobra su carácter institucional hastabien entrado el siglo XIX. La influencia dela ciencia en la vida humana, ahora in-negable, no fue evidente sino hasta esesiglo. La labor de divulgación cuyo estilohemos adoptado no tiene más de cin-cuenta años, y sin embargo pretendemosuna definición diáfana y concisa, y unos

un conjunto de textos reconocido portoda una comunidad. La divulgación dela ciencia carece de todas esas conven-ciones y conveniencias, pues al no ser unadisciplina, no posee un objeto de estudio,ni un método, ni un corpus textual; se tra-ta de una multi o interdisciplina. No hayun consenso sobre la definición de di-vulgación; es un continuo que va desdeuna fuerte relación con la enseñanza has-ta un arte semejante a la literatura.

Esta multiplicidad puede abordarse,como ya lo he dicho en otro momento,forzando una definición operativa, tanambigua como práctica: la divulgaciónes una recreación del conocimiento cien-tífico para hacerlo accesible al público.Las palabras clave son recreación, cien-cia y comunicación; de éstas se puedeninferir tanto los ejes rectores de la laborcomo el complejo de disciplinas que in-tervienen en la divulgación.

La diversidad, por un lado, y la even-tual especiación (¿habrá algún día, paradarle por su lado a la academia, un “doc-torado en divulgación”?) están ligadas asu vez al origen y a la evolución de estequehacer. En última instancia, la causade la crisis existencial del divulgador es

Ana María Sánchez Mora es divulgadora ymaestra en física y literatura comparada. Ha pu-blicado varios libros, entre los que destaca Ladivulgación de la ciencia como literatura(DGDC-UNAM, 1998) y actualmente prepara unlibro sobre divulgación y feminismo.comentarios: amsm@servidor�unam�mxcomentarios: amsm@servidor�unam�mxcomentarios: amsm@servidor�unam�mxcomentarios: amsm@servidor�unam�mxcomentarios: amsm@servidor�unam�mx

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El otro día leí la “Guía del divulgador atri-bulado” que escribió mi querida Ana Ma-ría Sánchez, y como estoy convencida deque una de las cosas más importantes quetodo divulgador debe cuidar, es su imagen,se me ocurrió escribir este comentario so-bre el buen vestir.

A lo mejor ustedes se preguntarán por quése me ocurre hablar de este tema. Bueno,me siento autorizada, y además la última

vez que fui a visitar a una amiga a Universum,la verdad me quedé bastante impresionada.Vi gente muy fachosa. Bueno, eso es más o

menos normal entre los jóvenes. Creo que másentre los de la UNAM que los de las universidades

privadas como el Tec, donde estudia uno de mishijos, pero de todos modos parece que el look

“grunsh” (o algo así se llama, según mi querido hijo)sigue de moda. La verdad, a mí me rechocan esas trenzas

“rastas” y esas barbitas de 3 días que parecen como de jippy.Y bueno, no soy persignada, pero no sé si está bien que las

muchachitas anden enseñando el ombligo con esas camisetitaspegadas. En fin, si a ellos les gusta, ¿qué le vamos a hacer?

Pero incluso entre algunos divulgadores (¡y divulgadoras!) deedad más respetable vi unas cosas... Hay quien, por ejemplo,sigue creyendo que las mallas de color blanco y los zapatosbajitos, como de lady Di, siguen de moda ¡y se los pone! Ojeans y zapatos rojos puntiagudos sin tacón... ¡Chicas, el guar-darropa no puede quedarse igual que hace 10 años!

Claro que también están las que se ponen algo más discreto,como unos jeans y botitas. ¡Pero que los jeans que sean de sutalla, y por favor, que los tacones de la botitas no estén todoschuecos de gastados! Todavía existen zapateros remendones quepueden cambiarle el tacón a los zapatos.

Otra cosa difícil, es la combinación. No se trata de parecermodelo de pasarela, pero por favor si su pantalón y su saco sonnegros, ¡no se pongan una camisa negra y una corbata rosa,señores divulgadores! Alguien que siempre he visto bien vesti-da, por ejemplo, es mi admirada Julieta Fierro. Y otras, que nomenciono para no crear rencores. Pero yo sí creo que si va auna a tomarse en serio su trabajo, lo menos que puede haceres mostrar el respeto que les tiene a los colegas vistiéndoselo mejor que una pueda, ¿no creen?

Una idea: ¿por qué no hacer un concurso para elegir ala mejor vestida y darle el título de “Miss Universum”?

¡Estaría interesante ver quién gana!

Guía del divulgador bien vestido

por Opina Peralta

Piscolabis

«[El escritor], al tomar la pluma para es-

cribir sobre un tema que ha estudiado lar-

gamente, debe pensar que el lector medio,

que nunca se ha ocupado del asunto, si le

lee, no es con el fin de aprender algo de

él, sino, al revés, para sentenciar sobre

él cuando no coincide con las vulgarida-

des que este lector tiene en la cabeza.»

José Ortega y Gasset

La rebelión de las masas

¡Aburcito y buen provecho!

comentarios: opinaperalta@hotmail�comcomentarios: opinaperalta@hotmail�comcomentarios: opinaperalta@hotmail�comcomentarios: opinaperalta@hotmail�comcomentarios: opinaperalta@hotmail�com

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¿Qué hace a un divulgador? La práctica, po-dríamos quizás responder, sobre todo toman-do en cuenta la experiencia que aquí se narra.

Sueño hechorealidad

Desde que llegué a la Dirección Gene-ral de Divulgación de la Ciencia, mi cho-fer Víctor Raya me acompaña a mis clasesy conferencias. Escucha con atención, eincluso es crítico; me indica cuáles demis presentaciones hacen que uno sequede dormido y si de plano no se en-tienden. Poco a poco participa más. Sivamos a algún poblado remoto, él yasabe instalar el equipo, cambiar las trans-parencias, controlar las luces, colocar losacetatos, repartir las revistas ¿Cómo ves?y formar a los niños a la hora de los au-tógrafos. En la temporada durante la cualtuve el brazo roto, él hacía las demostra-ciones, desde el efecto Doppler, hacien-do girar un despertador dentro de unmorral (por cierto, mejorando mi técni-ca), hasta retirar un mantel por medio deun tirón sin que se caigan un florero, uncandelabro y una copa de vino. Dominala producción de burbujas, el volteadode un vaso con agua boca arriba sobreuna coladera sin que escurra y la suspen-sión de globos en la salida de aire de unasecadora. Víctor escuchaba con atencióncuando, al salir por la noche, MiguelÁngel Herrera nos explicaba la ubicaciónde las estrellas y planetas en la bóvedaceleste; observa por el telescopio si Joséde la Herrán nos invita a ver los eclipsesde las lunas de Júpiter y conoce los mo-tivos de las fases lunares.

Alguien me platicó que algún científi-co famoso iba dando charlas por el mun-do y al cabo del tiempo su chofer eraquien las dictaba: las había escuchado

tantas veces que se las sabía de memoria.Si a la hora de la verdad el público le ha-cía una pregunta difícil, se dirigía al cien-tífico y decía: “esa pregunta es tan trivialque la contestará mi chofer”.

Resulta que Víctor nos llevó a ConyDoddoli –jefa de la Sala del Universo, pie-dra lunar y demás espacios galácticos deUniversum– y a mí a un hotel en el esta-do de Hidalgo para dar una entrevista. Sinquerer, buscando el lobby, ingresé al barcomo a la una de la tarde y me encontréa Víctor explicándole al cantinero boquia-bierto los atributos de los hoyos negros.No sólo eso, sino que mientras se tomabaun sorbito de tequila le dijo al empleado:“esa pregunta la contestará la maestra”.

Post scriptum:Voy llegando de impartir una plática; su-cedió algo increíble. Una cadeta, estu-diante de médico naval, me preguntósobre las mareas. No había pizarrón nimanera de hacer un dibujito y proyectar-lo, así que, con palabras, una pelota y undisco láser, traté de explicarle cómo lafuerza de gravedad depende de la distan-cia y que la zona de la tierra más cercanaa la luna siente mayor atracción que lamás lejana. En eso, se apareció Víctor conuna revista ¿Cómo ves? abierta, mostran-do un recuadro y declaró a viva voce:“aquí viene explicado, también lo de lasmareas vivas y muertas”. La joven y porsupuesto yo, nos quedamos atónitas: thechauffeur has stunned the master!

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Julieta Fierro

Julieta Fierro es astrónoma y también la divul-gadora de la ciencia más famosa de México. Esdirectora general de divulgación de la cienciade la UNAM.

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Lourdes Arenas BañuelosNemesio Chávez ArredondoSergio de RégulesJuan Tonda MazónRedacción

Alejandra [email protected]ño y diagramaciónelectrónica

Julieta Fierro GossmanDirectora General

Juan Tonda MazónSubdirector de Mediosde Comunicación

Martín Bonfil OliveraEditor

Ma. del CarmenMercadoDiseño original

El muégano divulgador, boletín mensual editado por la subdirecciónde medios de comunicación de la Dirección General de Divulgaciónde la Ciencia de la UNAM; 3er. piso de Universum, zona cultural de CU,Coyoacán. Tel: 5622-7292 y 93. E-mail: [email protected] Las opiniones expresadas en los textos firmados son responsa-bilidad de sus autores y no necesariamente reflejan el punto devista de la institución. El material se publica con propósitos de di-fusión y sin fines de lucro. Para cualquier aclaración, favor de po-nerse en contacto con el editor.

DIRECCIÓNGENERAL

DE DIVULGACIÓNDE LA CIENCIA

EL MUÉGANO

DIVULGADOR

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Ana María Sánchez Mora

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Cartas a Tríbulo

Salve, Melómana Mentora

He seguido puntualmente sus sabios y bienintencionados consejos tocan-tes a no abandonar mi cultura musical. Ya hace cuatro semanas que estoyabonado a la temporada de conciertos de la Orquesta Sinfónica CarlosChávez. Todos los domingos a las seis de la tarde acudo puntual a la citacon expectantes oídos y corazón dispuesto.

Ocupo un asiento, ni muy cercano al escenario, para apreciar laestereofonía del sonido, ni tan lejano que el vértigo me descomponga elestómago (la sala Blas Galindo es un fino ejemplo de arquitecturaescalatoria).

Los programas son variopintos, pero en esencia están dirigidos a la co-bertura inmediata de los gustos populares: oberturas brillantes, conciertosdesmelenadores, temas que uno siempre sale silbando. El arte musical estan noble que satisface hasta los gustos menos exigentes.

Pero quiero hacer notar la indisciplina grupal. ¿Dónde quedaron aque-llos distinguidos tiempos cuando los miembros de la orquesta ocupabanpuntualmente sus sitios en completo silencio, salvo por pequeños repasosa la afinación? Hoy llegan los atrilistas al darse la tercera llamada, hablan-do en voz alta; se desparraman en su silla para repasar estridentementesus notas, todos al unísono, sin la menor observancia de las reglas deconvivencia acústica

¿Y dónde quedaron las épocas cuando los músicos, correctamente ata-viados, eran ejemplo de pulcritud y decoro? Los hay mal planchados, lasbarbas descuidadas, los zapatos sin lustre. Y ellas, sin asomo de dignidadvestuaria: huaraches, blusas que dejan ver el ombligo, cabezas por lasque el peine jamás ha transcurrido.

Hablando de las músicas: ¿qué fue de esas eras respetables, cuando lacomposición de la orquesta era decididamente masculina? Son incompa-tibles las faldas y el violonchelo; la trompeta y el lápiz labial; el violín ylos rulos largos y enredosos. Si acaso, el arpa… Debería usted ver losbíceps de la percusionista. Pero ahora más de la mitad de los instrumentistasson del género femenino. ¡Dios nos libre de que llegue la hora de verdirectoras en el podium, cumbre de la autoridad masculina!

Lo anterior no es nada comparado con la actitud de los atrilistas. Se haperdido indudablemente la mística orquestal; transmiten la sensación cons-tante de que quisieran estar ya fuera de la sala, en otra actividad menosdemandante y menos intelectual quizá; una mezcla de hastío y desgano.Tocan calculadoramente, con el mínimo esfuerzo y disposición ausente.Una especie de encono invisible flota en la sala y se consuma cuando,tras los aplausos, se paran de inmediato y salen en tropel para ganar sulugar en la fila del estacionamiento. Los miro de reojo: han perdido elhalo espiritual que caracterizaba a los seguidores de Euterpe.

Suyo, Tríbulo

Crítico Alumno Mío:Es una pena que vayas a conciertos y sólo te fijes en cuestiones secunda-rias. Además, de tu acerba reseña no sé concluir si eres misógino o si teestás volviendo viejo.

A pesar de todo, quedo tranquila. Por un momento pensé que ibas acomparar a los músicos con los divulgadores.

Besitos

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José de la Herrán

recuperando la memoria ••••

Durante las reuniones que nos conduje-ron a la creación de la Sociedad Mexica-na para la Divulgación de la Ciencia y laTécnica (SOMEDICYT), en el siglo pasado,y para autorizar en la forma más descrip-tiva nuestra bella lengua, quedamos deacuerdo en manejar los conceptos cien-cia, técnica y tecnología atendiendo a lasdefiniciones siguientes:

Ciencia: este concepto es el más am-plio de los tres; representa la búsqueda (yobtención) del conocimiento, y por lo tan-to trata de describir el porqué de las cosas.

La técnica la hemos definido como lamanera de realizar (convertir en realidad)y demostrar los resultados derivados delquehacer científico o los del quehacerinventivo (no necesariamente científico)mediante ingenios y prototipos que de-muestren su validez; en resumen, la téc-nica trata de cómo hacer las cosas.

La tecnología la relacionamos con elcuándo y el cuánto del quehacer tecno-lógico; esto es, con el logro en la conver-sión de los ingenios y prototipos aproductos acabados y producibles enmasa, sus detalles constructivos y sus fun-ciones, así como sus costos de produc-ción y los tiempos para producirlos. Porlo anterior, pensamos que las tecnologíasno son divulgables, ya que encierran pro-cesos industriales, tal vez más patentables,que representan ventajas de competenciaentre empresas, ventajas que éstas nodesean compartir.

Así, en la SOMEDICYT, dedicada a la di-vulgación científica y técnica, considera-mos que nuestro quehacer tiene que vercon los dos primeros conceptos, mas nocon el último.

A pesar de que no falta quien está cansado deviejas discusiones, aclarar los términos que uti-lizamos en nuestra labor nunca es inútil. Porello se propone aquí la distinción entre dos con-ceptos que muchas veces se confunden.

La ciencia, la técnica y la tecnología agos

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José de la Herrán, además de destacado astró-nomo e ingeniero, es uno de los divulgadoresmexicanos con más tradición y labor continua-da. Acaba de publicarse su libro Mosaico as-tronómico (Fondo de Cultura Económica,colección “La ciencia para todos”).

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Ciudad de México (27 noviembre 2001).-¿Te ha pasado que hay algunas perso-nas con las que te sientes súper bienen el primer minuto que las conoces,pero hay otras que sólo con verlas teinfunden un profundo rechazo?El psicólogo Ernesto González Covarru-

bias comenta que esto se debe a la ener-gía que el ser humano transmite, dependiendo

de cómo sea canalizada, que es lo que se co-noce como buenas o malas vibras.

“Todo ser viviente genera un tipo de energía, por ejem-plo, un animal que se acerca más a lo domesticable, comolos perros o gatos, genera un tipo de energía positiva, y unanimal que es carnívoro y salvaje genera energía negati-va”, dice.

Esto ha existido desde hace mucho tiempo, comenta, sólobasta con recordar el feng shui, que está tan de moda en laactualidad, pero que tiene una antigüedad de 7 a 10 milaños.

“Todo este tipo de cosas, como el acomodo de los mue-bles o los elementos de la tierra, van a generar energíapositiva”, explica.

En las personas es diferente, dice González Covarrubias,aquí tiene qué ver cómo te sientas. Si estás deprimida, conansiedades o trastornos en el cuerpo, vas a generar energíanegativa y la gente lo va a percibir.

“Cuando te dicen ‘te noto algo extraño’, generalmenteno tenemos totalmente resuelto algo de nuestro medio, onuestro cuerpo está generando una especie de energía que,obviamente, el camino de esa energía es la recuperaciónde la salud”.

¿Qué es la energía?González Covarrubias señala que la energía consiste envibraciones, una fuerza que, dependiendo cómo la canali-cemos, puede ser positiva o negativa.

El psicólogo asegura que la percepción de la energía tie-ne un fundamento, ya que todas las células del ser humanola producen y en conjunto generan una acción, como cuan-do se levanta un vaso; todo eso es gasto de energía.

“En realidad, las buenas y malas vibras no existen comotal, simplemente es energía cósmica que el cuerpo huma-no recibe y transforma, y si es negativa, aunque andes debuen humor de nada te va a servir”.

Aunque confiesa que la energía sí puede cambiarse, peroes un proceso que requiere de mucha disciplina, y conocerla influencia de los astros sobre las personas.

Esmeralda Martínez / Grupo Reforma

¿Irradias enerrrrrgía positiva o negativa?

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por Scott Adams

DILBERT

El Feng shuien su oficinaes terrible.

¿Sí?

¿Oye ese sonido..?Es su energía al serabsorbida por elinternet.

¿Quién le dijo que elventilador de su com-putadora lo está ma-tando?

Tomado del diario Reforma, 27 de noviembre de 2001.

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H en gaussHumor involuntario